La necesidad de comerciar (contrabando) hace que Inglaterra ocupe algunas islas de las Antillas y territorios en tierra firme de América. Desde el siglo XVII los ingleses lograron dominar algunas tierras de la región centroamericana, como los territorios de Honduras Británicas (actual Belice) y la Costa Mosquito (donde establecieron el reino de los Misquitos, quienes eran los habitantes de esta costa), que se extendía desde el cabo Gracias a Dios en el sur de Honduras, hasta la zona limítrofe con Nicaragua.