La mirada invisible

Page 1


Catálogo de La mirada invisible basado en la publicación original de la Universidad de California-Riverside (ARTSblock) en ocasión de la exposición Sight Unseen: International Photography by Blind Artists, mayo 2009, en el Museo de Fotografía de California de la Universidad de California-Riverside (UCR/CMP) Curador: Douglas McCulloh Director ejecutivo de UCR ARTSblock: Jonathan Green Director de UCR/CMP: Colin Westerbeck Editores de la presente versión: Benjamín Mayer Foulkes y Francisco Roberto Pérez Diseño editorial de la presente versión: Claudia Rodríguez Borja, Ónix Acevedo Frómeta Las fotografías se reproducen aquí con permiso de los artistas. Todos los derechos, derechos de autor y de reproducción, son propiedad de los artistas. Textos © 2009 Douglas McCulloh © 2010 Benjamín Mayer Foulkes Agradecimientos del montaje original: Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, Oaxaca, México Inverleith House, Royal Botanic Garden, Edinburgo, Escocia Jonathan Ferrara Gallery, Nueva Orleáns Palo Alto Art Center, Palo Alto, California Universidad del Claustro de Sor Juana, Ciudad de México Alberto Constantino, Ciudad de México Gina Badenoch, Ciudad de México Mark Daly, Palo Alto Tom Donahue, Riverside Andrea Duplessis, Nueva Orleáns Jonathan Ferrara, Nueva Orleáns Ted Fisher, New York City Susann Gandolfo, Nueva Orleáns Larisa González, Ciudad de México Kelly Hill, Riverside, California Patrice Hughes, Los Ángeles Beatriz Mejia Krumbein, Riverside Sarah Lappe, San Francisco Christine Leahey, Los Ángeles Iris Lee, Nueva York Donlyn Lyndon, Berkeley Benjamín Mayer Foulkes, Ciudad de México Signe Mayfield, Palo Alto Charles Megnin, Nueva Orleáns Pedro Meyer, Ciudad de México Ana Karen Muciño, Ciudad de México Joe Mazariegos, Victorville Paul Nesbitt, Edinburgo Kristina Newhouse, Los Ángeles Peter Benevidez, Riverside Rozenn Quéré, París Chris Rourke, Londres Ryan Swoverland, Tokio Madoka Takahashi, Tokio Anayatzin Trejo, Ciudad de México Joanne Trujillo, Ciudad de México

Agradecimientos del presente catálogo y la exposición La mirada invisible: Hewlett-Packard (México), por su generoso patrocinio de las impresiones digitales de la exposición Embajada de Estados Unidos en México, por su generoso patrocinio del presente catálogo. Bertha Cea, Embajada de Estados Unidos en México Luis Gamez, Embajada de Estados Unidos en México Douglas McCulloh, Los Ángeles Jonathan Green, UCR ARTSblock, Riverside Colin Westerbeck, UCR/CMP, Riverside Alejandro Castellanos, Centro de la Imagen Cecilia Hidalgo, Centro de la Imagen Valentín Castelán, Centro de la Imagen Martha Patricia Gómez, Oaxaca Gerardo Nigenda (1967-2010) Guillermo Fricke, Fausto Nahúm Pérez y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, Oaxaca Alberto Resendiz y el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, Ciudad de México Joanne Trujillo, Wendy Hidalgo y Victoria Contreras, 17, Instituto de Estudios Críticos


la mirada invisible

BenjamĂ­n Mayer Foulkes Ceguera que alumbra

7

Douglas McCulloh fotografiar a ciegas

11

Ralph Baker

20

Bruce Hall

24

Henry Butler

34

Rosita McKenzie

40

Annie Hesse

46

Alice Wingwall

52

Gerardo Nigenda

58

Kurt Weston

66

Peter Eckert

74

Michael Richard

80

Seeing with Photography Collective

92

Evgen Bavcar

102



La mirada invisible es la primera exposición colectiva internacional de fotógrafos ciegos. Reúne el trabajo de quince invidentes de Escocia, Eslovenia, Estados Unidos, Francia y México. Curada por el fotógrafo norteamericano Douglas McCulloh e inaugurada como Sight Unseen en el California Museum of Photography en mayo de 2009, la muestra ya ha tenido un fuerte impacto en la Unión Americana y más allá. Su gira mundial será prolongada. No es casualidad que su itinerario internacional inicie en México: La mirada invisible hace eco de las exposiciones, eventos y publicaciones concretadas en el país hace más de diez años, promovidos con el Centro de la Imagen y otras instancias por Benjamín Mayer Foulkes.* Así lo revela el ensayo presentado en seguida por McCulloh, quien alude generosamente a diversas ideas vertidas entonces sobre la importancia de la fotografía de ciegos. El inicio de la gira mexicana de La mirada invisible coincide con la entrega de un Doctorado Honoris Causa por 17, Instituto de Estudios Críticos al más célebre de los fotógrafos ciegos: Evgen Bavčar. La ocasión marca el comienzo de una amplia iniciativa para impulsar dispositivos de colaboración con ciegos en centros de formación visual, como escuelas de fotografía, cine, televisión, diseño, artes plásticas y demás. Con afecto dedicamos el presente montaje de La mirada invisible a la memoria de nuestro amigo Gerardo Nigenda, fallecido sólo un mes antes de su inauguración, dejando tantos emprendimientos pendientes.

5

*Nos referimos en particular a la exposición El espejo de los sueños de Evgen Bavčar, Centro de la Imagen, 1999, que viajó ampliamente por el país, llegó incluso a Costa Rica y cuya versión digital, en ZoneZero (www.zonezero.com), tuvo desde el inicio una amplia acogida. También al coloquio Vista, ceguera, invisibilidad, Centro de la Imagen, septiembre, 1999, México. Las reflexiones escritas se vertieron en la revista Luna Córnea, no. 17, eneroabril, 1999, México y en la revista Fractal, no. 15, año IV, vol. IV, octubre-diciembre, 2000, México. Estos y otros materiales serán reeditados próximamente en: Mayer Foulkes, Benjamín (coord.), El fotógrafo ciego. Evgen Bavč ar en México. 17, Instituto de Estudios Críticos / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, 2010.



Benjamín Mayer Foulkes

ceguera que alumbra

La mirada invisible demuestra que escribir con luz a ciegas no es actividad exclusiva de uno o dos invidentes, sobresalientes pero aislados. El listado internacional de fotógrafos invidentes sigue creciendo.* La fotografía de ciegos es un campo cuya amplitud y diversidad ya se sugieren comparables a aquellas de la fotografía ordinaria. Así lo confirma la descripción más somera de la exposición que aquí nos ocupa. Ralph Baker explota el exotismo que la fotografía de ciegos suele evocar a los videntes: sus imágenes circunstanciales registradas en Nueva York interesan por la precisión de sus azares. Bruce Hall utiliza la fotografía y diversos medios ópticos como prótesis para remontar su (casi total) incapacidad ocular y aproximarse a su entorno personal. Henry Butler capta los ribetes del mundo de la música, su actividad fotográfica bien podría considerarse como una prolongación de su talento musical. Rosita Mckenzie reduplica sus fotos con gráficas táctiles: su propuesta tiene un carácter razonante destinado a combatir los prejuicios acerca de la relación supuestamente inexistente entre la ceguera y las imágenes. Annie Hesse nos propone imágenes orientadas por la extrañeza que producen las impresiones, más mentales que ópticas (su ojo derecho conserva alguna capacidad

7

* Además de los fotógrafos ciegos reunidos por La mirada invisible, registramos a Alex de Jong (Holanda), John Dugdale (E.U.A), Flo Fox (E.U.A.), Paco Grande (España), Toun Ishii (Japón), Tim O’Brien (E.U.A.), el grupo reunido en torno a blindphotographers.org y Eladio Reyes (Cuba). También hay un número significativo de ciegos que se han adentrado en la fotografía a través de proyectos como el llevado a cabo por Daniela Hornickova en el internado Jaroslav Jesek en Checoslovaquia ([1990] registrado en The Unseen, Dir. Miroslav Janek, 1998), Sound Shadows (E.U.A., 1992-1997) a cargo de Tony Deifell (registrado en Seeing Beyond Sight: Photographs by Blind Teenagers [2007]), Aborígenes (Argentina, 1998) conducido por Amancio Alem, el Primer taller de fotografía para ciegos (México, 2002) a cargo de Gerardo Nigenda, Taller de fotografía para ciegos (Bolivia, 2004) a cargo de Christian Lombardi, Blind with Camera (India, 2006) a cargo de Partho Bhowmick (del que derivó la Fundación Beyond Sight), The Blind Photographer (Israel, 2006) propuesto por Kfir Sivan e Iris Darel-Shinar, Los ojos del alma (República Dominicana, 2007) de María del Carmen Silva y Fernando Figheras, Ojos que sienten (México, 2007) de Gina Badenoch, Ver no es mirar (México, 2008) de Ricardo Guzmán y Creer para ver (Argentina, 2009) por Juan Alecsovich. (Censo actualizado por Joanne Trujillo).


para percibir), durante sus continuos viajes. Alice Wingwall construye imágenes sobre la base de una lógica arquitectónica, ensayando visualizaciones personales que abrevan en su íntima memoria visual. Gerardo Nigenda celebra sus propias percepciones de vivencias personales y seres cercanos plasmándolas simultáneamente en dos lenguajes –el fotográfico y el braille– según el cruce de su doble traducibilidad e intraducibilidad. Kurt Weston retrata personajes enfermos y rechazados en una tónica en igual medida documental y espectacular. Peter Eckert se enfoca fuertemente en las atmósferas visuales y su trabajo se deja describir fácilmente como “foto escultura”. Michael Richard propone composiciones altamente precisas de paisajes urbanos. El colectivo Seeing with Photography ha producido durante más de veinte años elaborados retratos que evocan afectos y situaciones personales. Evgen Bavčar pone en juego una obra orientada por lo que denomina el “tercer ojo” –simultánea fuente y ruina de todo acto de visión y ceguera– que interroga sin cesar sus propias condiciones de posibilidad. De sí misma, la variedad estética de la fotografía de ciegos es significativa, en particular en función de la sorpresa –y las resistencias– que aún causa. Es usual en contrarse todavía con reacciones que consideran el binomio ceguera-imagen como algo descabellado, chistoso, disparatado e incluso repulsivo, lo que sólo refuerza nuestra impresión de que la fotografía de ciegos toca toda suerte de significativas fibras personales, culturales y sociales. Más allá de su enorme variedad estética, el despliegue de la fotografía de ciegos nos permite tomar nota de la gama en las relaciones lógicas con la ceguera (a su vez como articulación de lo imposible). Si “ceguera” es el nombre del desfallecimiento de la imagen, en el campo fotográfico la invidencia no puede ser un tema entre otros, ni la fotografía de ciegos un género más. Porque la actividad de los invidentes revela nada menos que la naturaleza general del dispositivo fotográfico. El fotógrafo ciego no es la excepción entre los fotógrafos, es su paradigma. Por eso, el deseo de fotografiar, no puede tener como punto de partida y destino más que una u otra forma de ceguera. Lo invisible es constitutivo de lo visible. Lo que sorprende, entonces, no es que un ciego tome fotos, sino la propia sorpresa ante tal hecho. Contra las apariencias, el malestar que produce el ciego entre los videntes no se debe a la diferencia que guarda respecto a aquéllos, sino a su inquietante identidad. El ciego devela la ceguera de quienes prefieren permanecer ciegos a ella. Lo que está en juego en una exposición como La mirada invisible es la mostración misma del mostrar, a la cual los videntes solemos permanecer sistemáticamente ciegos. La reunión y presentación de una exposición como La mirada invisible conlleva el reconocimiento esencial de que la ceguera –una suerte de sustancia activa fotográficamente no captable– se ubica consistentemente en el lugar de una causa, con un sinnúmero de efectos que atañen en igual medida a ciegos y videntes.

8


9

Con el Jacques Lacan de los cuatro discursos, podemos suponer que la gama de las relaciones lógicas con la ceguera consta de cuatro variantes: religión, ciencia, arte y psicoanálisis. Su operación puede observarse entre los artistas aquí reunidos, así como en el modo que el conjunto aparece –y aparecerá– reunido, narrado, comentado y estudiado, dentro y fuera de la exposición. ¿Cómo caracterizarlas? La religión asigna a la ceguera un sentido trascendental (teológico o secular) a partir del cual el ciego podrá ser sujeto de redención o condena, inclusión o exclusión. Sus operadores se llaman: pecado, caridad, emancipación, derecho, justicia… La ciencia codifica la ceguera con independencia de la subjetividad del ciego, a fin de proscribirla más efectivamente: sus operaciones tienden a la devolución de la vista plena, reubicando al ciego en una ecuación en la que, por fin, la vista y la ceguera serían reversibles. El arte pone en relación la subjetividad del ciego con algún ideal, de tal suerte que éste figura como un mártir, un bondadoso, un poeta, un puro o un iluminado. Por su parte, el psicoanálisis hace de la ceguera algo que alumbra, en al menos tres sentidos: esclarece las relaciones entre la vista, la ceguera y la invisibilidad; incendia las obcecaciones y lugares comunes que sobre ella suelen repetirse; da a luz a la posibilidad de renovadas prácticas y perspectivas. La relación psicoanalítica con la ceguera no busca asegurarle un significado, ni la codifica para mejor proscribirla, ni fija relaciones entre la subjetividad del ciego y un ideal. El psicoanálisis se concierne con la experiencia concreta de la ceguera –entre ciegos y videntes por igual– para interpelar los sentidos ordinariamente asociados con ella, refutar sus falsas asimilaciones y derribar las ilusiones que contribuyen a su inmovilización. Si ordinariamente el ciego y la ceguera aparecen como un remanente de insuficiencia o exceso frente a la normalidad vidente; si las relaciones religiosa, científica y artística con la ceguera pretenden moderar la anomalía y reestablecer la norma; por contraste, la desconstrucción psicoanalítica aborda la invidencia partiendo de dicho remanente hacia la impugnación del status quo de sus significados asignados y su normalización con el doble fin de reabrir un espacio a la singularidad de cada sujeto ahí donde la estandarización torna invivible la vida... y renovar formaciones discursivas, personales e institucionales… Veamos. Si entre ciegos la actividad fotográfica a veces es promovida con un cier to aire redentor, por ende religioso; si la retórica fotográfica de Kurt Weston (la imagen como testimonio moral y denuncia) encarna la lógica religiosa aquí descrita, en cambio caracterizaría como científica la relación con la ceguera establecida por Bruce Hall (la fotografía que da a ver), Rosita McKenzie (la imagen como argumento de la capacidad de intelección visual entre los ciegos) y Michael Richard (el ícono como evidencia de la precisión posible en la relación de la ce-


guera con el espacio visible). En cuanto a la lógica de la ceguera que aquí he descrito como artística, la mayor parte de los fotógrafos aquí reunidos parecen ceñirse a ella (lo que no sorprende, tratándose de creadores): Ralph Baker (quien ubica al ciego como el proveedor de una experiencia “especial” para los videntes), Henry Butler (quien se vale de la fotografía como un medio para traducir en sonido la imagen ausente), Annie Hesse (donde la imagen opera a modo de una paráfrasis de diversas impresiones mentales y sensoriales), Alice Wingwall (quien dispone a través de la fotografía una serie de imágenes interiores), Gerardo Nigenda (quien sugiere una obra que opera como el cruce de caminos entre vivencias subjetivas heterogéneas), Peter Eckert (donde la fotografía es un medio para traducir en luminosas esculturas lo visible ausente) y el colectivo Seeing with Photography (quienes convierten la imagen en una metáfora afectiva y situacional). Por lo que toca a la lógica psicoanalítica, ésta sería reflejada por la producción de Evgen Bavčar en la medida en su producción sería permanente interpelación de sí misma al enfocarse en esa radical invisibilidad en que la diferencia entre la luz y la obscuridad ha lugar por vez primera. Desde esta lógica psicoanalítica reconocemos que la ceguera también puede constituir un don: de los ciegos a los videntes como quienes permanecemos ciegos a nuestra ceguera, de los fotógrafos invidentes a la historia y estructura de la fotografía. Afirmarlo no es suscribir a Demócrito, quien se habría sacado los ojos por considerar a la vista como un nublamiento, y quien de ese modo convertiría la ceguera en una nueva modalidad de vista plena. Es precisamente tal plenitud lo que no da lugar, ni del lado de la vista, ni del lado de la ceguera. La generosidad de la ceguera es la generosidad de lo parcial. Empero, si el gesto de la fotografía de ciegos de entrada queda asociada con esa desconstrucción que no cesa de causar efectos a todo lo ancho y largo del mundo de la fotografía, no podemos dejar de notar que éste siempre puede ser reconducido por las sendas de la religión, la ciencia o el arte, cuya existencia presupone. De modo que las más radicales preguntas planteadas por la fotografía de ciegos siempre pueden ser debilitadas, en primer lugar por quienes nos ocupamos de ella: artistas, promotores, comentadores, investigadores. La fotografía de ciegos puede fungir como el más eficaz de los antídotos contra la propia fotografía de ciegos. Lo que remite de nueva cuenta a esa enigmática topología –primordial ceguera– que no cesa de trenzar a la ceguera con la ceguera a la ceguera.

10


douglas mcculloh

fotografiar a ciegas Traducción del inglés de Francisco Roberto Pérez

11

La mirada invisible presenta el trabajo de algunos de los más destacados fotógrafos ciegos del mundo. Es la primera exposición importante en un museo sobre un tema lleno de paradojas y revelaciones. La zona cero de la fotografía es el tema que aborda la exhibición. El trabajo de los artistas, inherentemente conceptual, propone una tesis central: los fotógrafos ciegos poseen la visión más clara del mundo. “El cielo brinda vislumbres sólo a aquellos / que no están en posición de mirar demasiado cerca”, escribe el poeta Robert Frost. Los artistas de La mirada invisible, tan diversos y singulares como los que integran cualquier otra colección de artistas, producen su trabajo básicamente desde tres posturas. A riesgo de simplificar, propongo un marco conceptual para analizar la producción de las imágenes que integran esta exposición. Un primer grupo de artistas construye, mantiene y protege sus galerías de imágenes privadas e internas; después utilizan las cámaras para traer sus imágenes internas al mundo de los videntes. “Fotografío lo que imagino”, escribe Evgen Bavčar. “Podría decirse que soy un poco como Don Quijote. Los originales están en mi cabeza”. Bavčar, Pete Eckert, Alice Wingwall y los muchos artistas del colectivo Seeing with Photography operan de este modo la mayoría de las veces. Sus imágenes son primeramente visualizaciones internas, detalladas minuciosamente; las fotografías ocupan un segundo lugar. Una porción de la obra de Gerardo Nigenda y Kurt Weston también puede mirarse bajo esta luz. Para estos artistas, fotografiar es el proceso de creación de manifestaciones físicas de imágenes que existían como ideas puras. De hecho, Bavčar pide disculpas a los espectadores videntes porque deben conformarse con mirar reproducciones, no podrán ver los originales, se encuentran en la galería de su mente. Un segundo grupo despliega sus cámaras para capturar el mundo exterior. En tanto ciegos, operan libres de una selección centrada en la visualidad y la auto censura. Marcel Duchamp escribió del “arte no retinal”: un arte de la mente, del


concepto, de la casualidad. Estos artistas están comprometidos con la fotografía no retinal. Los resultados son puros, sin filtro e inherentemente conceptuales. Ellos operan más allá de la lógica de la composición o de la tiranía del momento decisivo. Ralph Baker, Henry Butler, Rosita McKenzie y Gerardo Nigenda trabajan principalmente de este modo. Naturalmente, estos artistas emplean sentidos distintos a la vista como sendas a la visión. Por ejemplo, Henry Butler, un aclamado pianista de blues en sintonía con el mundo auditivo, utiliza indicaciones sonoras como retroalimentación para guiar sus fotografías de las calles de Nueva Orleáns. Gerardo Nigenda interviene sus imágenes con descripciones de experiencias sensoriales en braille: el olor, el tacto o el sonido. Rosita McKenzie habla de fotografías provocadas por el sonido y el olor en el Jardín Botánico de Edinburgo. El tercer y más pequeño grupo es legalmente ciego, conservan una visión limitada o muy atenuada. La mayoría de los fotógrafos ven para fotografiar. Estos artistas fotografían para ello. Bruce Hall, Annie Hesse, Michael Richard y Kurt Weston dependen de dispositivos para ver, principalmente de las cámaras. Viven en un espacio visual creado por una visión mejorada. Cuando Bruce Hall te mira a los ojos, lo hará en su monitor Sony de cuarenta pulgadas y alta definición. “Pienso que todos los fotógrafos toman fotografías para ver –dice Hall– para mí es una necesidad”. Susan Sontag llama a las fotografías objetos “que constituyen y densifican, el ambiente que reconocemos como moderno”. Estos artistas construyen su mundo a la usanza moderna: una fotografía a la vez. Sus fotografías surgen en la brecha entre sus limitaciones visuales y su deseo de imagen. Kurt Weston lleva esta estrategia un paso más allá. Él fotografía para ver pero elige temas con connotaciones políticas para incitarnos a mirar los temas de importancia: el VIHSIDA, los seres marginados, la ceguera, el envejecimiento. En torno a los tres enfoques hay una pregunta central: “La cuestión no es cómo fotografía una persona ciega –escribe Evgen Bavčar– sino por qué posee un deseo de imágenes”. La respuesta sencilla es la necesidad humana básica de imágenes. “Lo que quiero decir con el deseo de imágenes es que cuando imaginamos, existimos”, dice Bavčar. “No puedo pertenecer a este mundo si no lo imagino a mi manera. Cuando una persona ciega dice ‘imagino’, quiere decir que posee representaciones internas de realidades externas”. “El cerebro humano está conectado para entradas ópticas, para visualizar” dice Pete Eckert. “El nervio óptico es enorme. Incluso sin estímulo, o especialmente sin estímulo alguno, el cerebro se mantiene creando imágenes. Soy una persona muy visual, sólo no puedo ver”. La visión, incluso en la ausencia de mirada, es una adicción, una necesidad. “… sobre todo visualizo”, escribe Jacques Lusseyran, un ciego héroe de la resistencia francesa. “Era encantador ver apariciones en la pantalla dentro de mí y después ver la pantalla desenrollándose como

12


un interminable rollo de película… Después de todo, ¿las realidades de la vida interior parecen maravillas sólo porque vivimos tan lejos de ellas?”. Algunos de estos artistas sugieren que su búsqueda es aún más metafísica. “Trato de encontrar otra luz detrás del cuadro negro de Malevich, para superar las sombras de los objetos de un universo que no es sino la ficción de otro, una realidad más auténtica", escribe Bavčar. Por su puesto, para una persona ciega, presionar el obturador es un acto político. Al hacerlo reivindican el mundo visual y obligan a replantear nuestras ideas sobre la ceguera. “Para una persona ciega, hacer una fotografía es una opción, una opción radical, una acción política –dice Alice Wingwall–. Estaba cansada de que la gente me dijera, ‘¿cómo puedes tomar una fotografías si no ves nada?’ Pienso que no preguntaban eso, me cuestionaban: ‘¿cómo puedes hacer esto? Es impensable’. Bueno, puedo hacerlo. Les digo que la imagen comienza en el cerebro”. Estos actos creativos de formulación de imágenes permiten a los ciegos ser más “visibles” a los videntes, una cuestión importante para una minoría pequeña y marginada. Al final, por supuesto, el poder de estos fotógrafos no es metafísico o político, es visual. Atestiguar es la forma más pura de creación. En su lecho de muerte, George Orwell descubrió que podía acallar su angustia si hacía un reportaje y escribía un detallado y preciso inventario de su habitación del hospital. Al final de cuentas, decir sólo lo que es, es un acto heroico. ¿Cómo se ven los lugares cuando no han sido transformados por una mirada? ¿Cómo actúan las personas cuando la cámara es operada por una ciega oscuridad? ¿Qué sucede cuando artistas ajenos a la influencia de la cultura visual deciden fotografiar? En su novela Ensayo sobre la ceguera, José Saramago escribe “Probablemente, sólo en un mundo de ciegos serán las cosas lo que realmente son”. Ciegos a nuestra propia ceguera

13

La mirada invisible inevitablemente cuestiona la mirada de los videntes. La mirada es omnipresente y tan poderosa que no nos permite tener consciencia de nuestra propia ceguera. Dicho de otra forma, la vista se ampara en la ceguera. Vemos y esta acción es tan fuerte que pensamos que entendemos. Nuestras mentes son un Groucho Marx interno: “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”. Una revelación central de La mirada invisible es: los fotógrafos, considerados videntes especializados, son quizá las personas más ciegas. La lógica es innegable. La fotografía moderna es una labor muy sencilla. Consigue una cámara, ponla en automático y presiona el obturador. El resultado: fotografías. Entonces ¿cuál es el propósito de un entrenamiento fotográfico, del trabajo duro, de los cursos, de las tareas, de la crítica, de los préstamos económicos a


estudiantes, de los posgrados, de la curaduría, de las exposiciones fotográficas tan meticulosamente cuidadas? El fotógrafo británico Terence Donovan pone el dedo en la llaga: “La capacidad real de la fotografía es organizar una mentira visual”. Una mentira convincente requiere práctica. Por lo tanto, los fotógrafos interiorizan una gran cantidad de convenciones: los temas tradicionales (o los contraataques rebeldes), los ángulos adecuados, los lentes apropiados, las mismas profundidades de campo, el equilibrio de colores conveniente, las técnicas de composición correctas (y sus vagos contraataques), los balances geométricos, los gestos efímeros, los momentos decisivos. Esta lista es, clic por clic, una disminución progresiva, un estrechamiento de la visión. Es una ceguera progresiva. Para complicar esto, vivimos en una era visual. Estamos tan inundados de imágenes que las utilizamos para construir nuestro mundo. En consecuencia, los fotógrafos esparcen su ceguera en todos nosotros. Ahora su ceguera es contagiosa. Entonces, la fotografía profesional es un extraño sacerdocio que inunda al mundo con imágenes fijas y en movimiento. La gente confía que este clero les brindará una mirada (e incluso una visión), pero sólo les ofrece ceguera. Este es el motivo por el cual viajar es un shock. Elija algún lugar icónico y visítelo. Compare la imagen a la realidad. ¿El coliseo romano? Es un remanente varado en el agitado tráfico romano. ¿Disneylandia? La versión que la fotografía ofrece es la de un grupo de niños étnicamente balanceado y feliz posando con Mickey Mouse frente a un castillo. La realidad es concreta: multitudes controladas y personas formadas para hacer compras. Mientras tanto, las cámaras proliferan. La fotografía es conciencia en su talante codicioso, escribe Susan Sontag. Como tal, es la tecnología perfecta para la población ávida. A finales del 2008, Facebook cruzó el umbral de subir hasta 15 mil millones de fotografías diarias. “Para celebrar”, dijo Doug Beaver, ingeniero de Facebook, “tuvimos un montón de pastelillos y los compartimos con la gente de ingeniería y operaciones. Uno de nuestros ingenieros calculó que si obtuviéramos un pastelillo por cada foto y los alineáramos uno sobre otro, la fila sería la mitad del camino a la luna”. Surgen las preguntas. ¿Cómo puede tanta gente fotografiar y mostrarnos tan poco? ¿Puede una tormenta de fotografías mostrar todo y revelar nada? ¿La práctica actual de la fotografía –en verdad un increíble medio de adquisición– se ha confundido con el acto de ver? ¿Somos videntes o ciegos? Las fotografías son la piedra angular de la memoria de nuestra cultura. Jacques Derrida, en su libro sobre ceguera y arte, conecta memoria, ceguera y ruinas. “La ruina es... esta memoria abierta como un ojo, o un agujero en la cavidad ósea que te permite ver, sin mostrar nada en absoluto, nada de el todo. Esto, para mostrarnos nada en absoluto, nada de nada”.

14


Las cámaras producen clichés. De hecho, la palabra francesa cliché tiene dos significados: una expresión trillada y un negativo fotográfico. Crecí viajando a los Parques Naciones del Oeste. Mi familia buscaba cuidadosamente las señales de Kodak que indicaban a los visitantes donde debían colocarse con sus cámaras. Esta ayuda ya no es necesaria. Las personas han internalizado los clichés fotográficos de tal manera que se someten a la convención sin ninguna ayuda. Sabemos dónde pararnos. Los fotógrafos expresan su débil rebelión sólo dando un paso atrás e incluyendo la señal. Estamos ciegos a otras opciones. “Fui a Flickr y sólo había miles de pedazos de mierda, no lo podía creer”, dice el fotógrafo Stephen Shore. “Todo es simplemente convencional, son todos clichés, es sólo un prejuicio visual tras otro”. En Ruido de fondo, Don Dellilo describe la vista al “granero más fotografiado” de Estados Unidos. Caminamos al mirador reservado por un camino de ganado para ver y fotografiar. Toda la gente tenía cámaras, algunos llevaban trípodes, teleobjetivos, estuches de filtros. En una cabina un hombre vendía tarjetas postales: fotos del granero tomadas desde el mirador. Nos quedamos cerca de una alameda a mirar a los fotógrafos. Murray mantuvo un silencio prolongado, de vez en cuando tomaba notas en un pequeño libro. “Nadie ve el granero”, dijo finalmente. Siguió un largo silencio. “Una vez que has visto las señales sobre el granero, es imposible ver el granero.” Se quedó en silencio una vez más. Las personas con cámaras abandonaron el mirador, inmediatamente fueron sustutuidos por otros. “No estamos aquí para capturar una imagen. Estamos aquí para mantener una. ¿Puedes sentirlo, Jack? Una acumulación de energías sin nombre.”

15

“Los fotógrafos tradicionales son los que están ligeramente ciegos debido a que han sido bombardeados constantemente con imágenes –dice Evgen Bavčar. En ocasiones les pregunto qué ven, pero es difícil que me respondan. Para ellos es muy difícil encontrar imágenes genuinas, más allá de los clichés. Es el mundo el que está ciego: hay demasiadas imágenes, una especie de contaminación. Nadie puede ver nada. Tienes que adentrarte entre ellas para descubrir las verdaderas imágenes”. Ensayo sobre la ceguera, la gran novela de José Saramago, describe una ciudad en la que todos han sido asolados por la ceguera. En la última página de la novela, el premio Nobel portugués resume: “Por qué nos hemos quedado ciegos,


No lo sé, quizá un día lleguemos a saber la razón, Quieres que te diga lo que estoy pensando, Dime, Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven”. Ver más allá de la vista Es una creencia atemporal y común a diversas culturas que existe una vista más allá de la mirada. Los artistas que integran esta exposición proponen la conexión entre dos mundos: el de la mirada exterior y el de la visión con el ojo interior. “Deslizo fotos del mundo de los ciegos por debajo de la puerta para que sean vistas a la luz de los videntes”, dice Peter Eckert. No estoy inclinado hacia la metafísica. Los fotógrafos por necesidad se concentran en el mundo tangible. La cámara capta la luz reflejada por los objetos. No es necesario ampliar este misterio con esquemas espirituales imaginarios. Y los fotógrafos de La mirada invisible, en su mayoría, vacilan en atribuir significados profundos a sus imágenes. Sin embargo, el fotógrafo Duane Michals escribe: “La fotografía trata de las apariencias, pero nada es lo que parece”. El arte en sí mismo se ha sustentado en la idea de que las simples realidades físicas están ocultas bajo significados misteriosamente complejos. Además, la literatura sobre la ceguera está llena de pistas y susurros que nos sugieren prestar atención a estas destacadas fotografías que unen los mundos invisible y visible. En primer lugar, los ciegos quizá son inmunes a la profunda y escondida ceguera que aqueja a los fotógrafos. Si los videntes son ciegos debido a que han visto demasiado, los fotógrafos ciegos, por el contrario, no están obstaculizados por la discapacidad de la vista. Ellos se acercan al mundo libres de la inmersión en los medios de comunicación visuales. “Comienzo en el punto cero de la fotografía –dice Evgen Bavčar–, no estoy influido por otros fotógrafos porque no puedo ver y por lo tanto no puedo estar bajo su influencia”. Jacques Derrida llega a una conclusión similar: “Por una vocación singular, el ciego se convierte en un testigo; debe dar fe de la verdad o de la luz divina. Él es un archivista de la visibilidad”. “Es una gracia conferida a los ciegos”, escribe Karl Bjarnhof en sus memorias de la ceguera, “tener un ojo para lo invisible”. Jacques Lusseyran escribe sobre el intenso mundo interno de los ciegos: “Como las drogas, la ceguera intensifica algunas sensaciones, brindando una repentina e inquietante agudeza a los sentidos del oído y el tacto. Pero, sobre todo, como una droga, se desarrolla el interior mermando la experiencia externa, en ocasiones en exceso. En esos momentos el mundo que se despliega frente a una persona ciega es peligroso porque es más reconfortante que las palabras y tiene la belleza que se encuentra en los poemas

16


17

o cuadros de los artistas con alucinaciones, como Edgar Allan Poe, Vincent Van Gogh y Arthur Rimbaud”. De todo el tiempo que poseemos registro histórico, la gente ha creído que los ciegos poseen una visión que ve más allá del mundo físico. Tiresias, el profeta ciego que podía ver el futuro, era consultado por todo el panteón de la mitología griega. Demócrito, se dice, se cegó a sí mismo para ver sólo con su intelecto. El gran chamán de la mitología Lapona es un hombre ciego que ve más allá de las distracciones de la luz o la oscuridad para convivir con sus ancestros y los espíritus. Las tumbas del antiguo Egipto están adornadas con artistas ciegos que, se pensaba, estaban suspendidos entre los dos mundos y podían comunicarse con las deidades. En el antiguo Israel los ciegos se convertían en sabios, memorizaban vastos textos y se les adscribían poderes milagrosos de percepción y oración. “El Señor abre los ojos de los ciegos”, afirma el Midrash. El Talmud se refiere a los ciegos como sagi nahor, en arameo quiere decir “gran vista”. Estas figuras representan al ciego como visionario. Ellos personifican la dialéctica inherente a la mirada: la vista hacia el exterior en contraste con la visión del ojo interior. Ninguno de los artistas de esta exhibición afirma ver el futuro. Pero vale la pena señalar que en el descenso a algunas formas comunes de ceguera, la visión más aguda permanece en la periferia de la vista. Recordemos que fue un Milton ciego el que evocaba los paisajes de lo barrido de los cielos en el Paraíso perdido y el ciego Homero fue quien detalló las almas perdidas en el infierno. El escritor ciego Jorge Luis Borges paseaba todos los días con una amiga por las galerías de Buenos Aires relatando lo que veía con los ojos de su mente (pájaros fantásticos y criaturas carnavalescas) y contando historias que tramaban su camino a través del mundo de lo invisible como significados a través de la mitología. Los fotógrafos de La mirada invisible son paseantes y hay diferentes modelos para ese tipo de exploración. “A la mitad de camino de nuestra vida, me encontré conmigo mismo en un bosque oscuro, donde el camino recto estaba perdido”, escribió Dante. Contrastemos a Dante con los comentarios del caricaturistas del New Yorker James Thurber quien, después de quedar ciego, según dice, “pasé el resto de mis días paseando sin rumbo alrededor de los mares del sur, como un personaje de Conrad, silencioso e inescrutable”. Las dos afirmaciones sobre los paseos difieren en algo más que el tono. Dante descubre repentinamente que está en un bosque oscuro. “Me encontré conmigo mismo” escribe, como si se despertara después de andar como sonámbulo durante la primera mitad del viaje de su vida. Lo que viene súbitamente a Dante no es un bosque, tampoco la oscuridad, sino la revelación de su verdadera condición: solo en un bosque oscuro, donde el camino recto no puede ser descubierto. El suyo no es un acto volitivo, una elec-


ción, una decisión tomada. Él ha estado perdido en la oscuridad todo el tiempo. Para Dante simplemente estamos en un bosque oscuro. James Thurber, por otra parte, plantea el paseo sin ver cómo cualquiera podría considerar practicar tenis o patinar en hielo. Hay una pícara audacia en esto: ahora estamos ciegos, ¿dónde pasearemos? El agradable mar del sur quizá es lugar adecuado para pasear: silencioso e inescrutable, ciego y creativo. La declaración de Thurber propone que, aun ciegos, podemos andar por caminos creativos.


fotografĂ­as



Ralph Baker Estados Unidos

Sin título

Fotógrafo callejero de Nueva York. Fotografía eventos y paseantes y vende las impresiones para ganar dinero. Las imágenes que integran esta exposición son aquellas que no le fueron compradas.

20


Sin tĂ­tulo


Sin tĂ­tulo


Sin título

Sin título


Bruce Hall

Bruce Hall

Estados Unidos

Ha construido el mundo visual a partir de fotografías. Hall es un débil visual severo. Nació con varios problemas en los ojos: nistagmo, miopía, astigmatismo, ambliopía, degeneración macular y exotropía. Desde la infancia depende de dispositivos para la visión: cámaras, lentes, lupas, telescopios, monitores de computadora. Para él, fotografiar es una necesidad, la única manera de ver. Su mirada se compone de un doble proceso de visión: primero, de lo que cree ver; después, de lo que puede percibir a través de las imágenes en sus dispositivos.

24


Aberración Parece que él no puede bajar de la montaña rusa, la frenética danza parece no tener fin, hasta que rompe el patrón y cambia de dirección. Estos necesarios cambios de dirección suelen enfurecer a James... patalea y grita mientras lo arrastramos de nuevo a nuestro mundo. “más allá de su alcance, a la luz, tiempo en el sol, tratando de escapar de las sombras, niega la existencia, adorando al dios sol (que no reconoce)” “Tal vez ésta sea la manera en que James ve las gotas de agua, porque sabemos que los niños autistas experimentan el mundo en maneras diferentes que las de los niños con desarrollo normal. ¿Esta imagen es una idea de su mundo o es el mundo de un niño autista?”


La hora del baño Él sabe que estoy presente y me involucra cuando quiere jalar el tapón de la coladera o verter una copa de agua sobre su cabeza o la mía. El autismo nubla su mundo y sus interacciones con todos. En estado casi constante de auto estimulación, James encuentra placer sensorial en la sensación, en los sonidos y en la apariencia del agua. A James le encanta el agua o ¿qué será? Quizá algún día podrá decírmelo, pero por ahora lo observamos en búsqueda de pistas y en aprender a participar en sus términos cuando es posible. “Los niños con autismo generalmente aman el agua. La sensación y la libertad en ella parece poner de manifiesto la alegría y el abandono, algo que a menudo elude en la vida cotidiana.” “…la vida suspendida, entre mundos, un momento en el tiempo.”


Frenético James tiene ocho años, no puede hablar ni decir cómo se siente o qué desea. Te lo comunica de otras maneras. James generalmente está sobre estimulado. Le gusta el agua, ¿le gusta? “James vive en dos mundos.” “parpadea, felicidad simple, viviendo el momento (aquí, en ninguna otra parte), jugador frenético, concentrado en su interior, solo (sin compartir).”


Manos y dedos Manos y cuerpo siempre en movimiento, las manos se golpean mientas James brinca y corre y toca, y se involucra con el mundo de una manera difícil de entender. Agua, agua, agua, estimulación de los sentidos y sobre estimulación. Algunos argumentan que es así como “las personas con autismo” se calman a sí mismas. No todos están de acuerdo. Algunos creen que esa estimulación daña al cerebro. “El autismo desciende, el autismo aterriza en el planeta, invade hogares y familias, insidioso, distorsiona la realidad.”


Salida Paciente y atento, espero que el mar revele algo nuevo. Siempre lo hace, siempre. Estos breves viajes por debajo del agua nunca son iguales, siempre son sorprendentes. Siempre debo confiar en la brújula para regresa al bote después de cincuenta minutos sumergido, pues mi visión es pobre y poco confiable. Veo la soga del ancla…tiempo de volver.


Silueta Solo y relajado, mirando cómo el bosque de algas se desplaza lentamente mientras la luz se desvía y pasa a través del dosel, espío la borrosa silueta de una damisela-pez, la garibali de California, mientras se coloca a la vista. Tomo mi cámara, espero y fotografío sin perturbar la escena. Enseguida vuelvo a la placentera soledad.


Golpe de sol Ascendiendo despuĂŠs de bucear en la Isla Catalina, mirando una hoja de alga marina, rayos de sol cercan la superficie.



Lapa ¿Me estás mirando? Una criatura simple y estable, como un guía a un lugar donde estoy bajo control, tranquilo, serenamente relajado. Tengo licencia para tomar todas las decisiones. Ahora yo manejo. Manejo. Esta criatura extraña, se aferra bajo el agua a los arrecifes, a 20 pies de profundidad, siempre se percibe como un guía que cuida al siempre curioso que fisgonea alrededor de este mundo prácticamente no mirado. Caleta de Shaw, Laguna Beach, CA.


Henry Butler Estados Unidos

Ciego por glaucoma desde su nacimiento, es un conocido jazzista con formación clásica en piano. Se inició en la fotografía en 1984, después de una larga y tediosa sesión de fotografías para su promoción. Por su cercanía con la música, sus fotografías son guiadas principalmente por el sonido. Lo que vemos en sus imágenes son sugerencias sonoras, rastros de sonido.

El cocodrilo Gar y amigos

34



Cuentas y pechos

Beso grande y viejo


Showgirl

Polka de los lunares


Pies alegres


SostĂŠn de llaves


Universidad de Aberdeen

Rosita McKenzie Escocia Las fotografías de Rosita McKenzie son una extensión de su activismo a favor de los discapacitados en su país natal. Su labor como fotógrafa no inició a través de la colisión habitual entre inclinación artística y oportunidad, sino como una manera de reforzar un reclamo ante el mundo oculocéntrico. Se ha desempeñado como asesora de diversas instituciones concernidas con los discapacitados, ciegos y débiles visuales. Su propuesta incluye versiones táctiles, en relieve, de sus fotografías.

40


Colina de Calton

Carro rojo en Waterloo


Colonias


Meconopsis con alambrado metรกlico

Hinojo y arbustos


TĂşnel de sombra y tractor


Luces de crecimiento


Annie Hesse Francia

India, 2002, (SeĂąora Singh)


Su debilidad visual es fuerte, sólo tiene algún resto de visión en su ojo derecho. Hesse se inició en la fotografía obteniendo un título del Instituto de Arte de San Francisco y una rápida carrera como fotógrafa de rock. Es una mujer inquieta, ha vivido en California, Guatemala, España, El Cairo, zonas de África, Londres y París, donde reside desde 1985. Camina y fotografía las calles para experimentarlas. Ha construído su mundo visual, pedazo por pedazo, a partir de sus propias fotografías. Su memoria es la memoria de la cámara.

India, 2002


India, 2002


India, 2002


India, 2002


India, 2002


Autógrafo del piloto

Alice Wingwall Estados Unidos Estudió escultura en la Universidad de Berkeley. Fue directora del programa de estudios de arte y profesora de escultura en el Wellesley College. Perdió la vista a causa de una retinitis pigmentosa. Wingwall previsualiza totalmente la imagen antes de disparar, para ello construye imágenes en su mente y después dispara. Estás imágenes son la materia prima, no el producto final. Wingwall continúa la interiorización de los comentarios de las imágenes y comienza su visualización interna, imaginando nuevas posibilidades. Sólo después de combinar, reordenar y reinventar libera su trabajo al mundo de los normovisuales.

52


Rumba en Dendur


Lapidarium


Autorretrato en San Trovaso


Joseph en el templo de Dendur


Las X marcan el lugar


Autorretrato (En medio del reposo)

Gerardo Nigenda México Es el más importante fotógrafo ciego mexicano. Perdió la vista a los 25 años y se inició en la fotografía en 1999, a los 32 años. Fotografiaba con una cámara de bolsillo que le regaló la documentalista norteamericana Mary Ellen Mark. Nigenda intervenía las impresiones con textos en braille. En ellas conjuntaba descripciones ajenas y recuerdos propios, la información gráfica y la escritura cifrada. Participó en exposiciones colectivas e individuales en México y el extranjero, e impartió el “Taller de percepción no visual” en varios estados de la República. Murió el pasado 9 de mayo, dejando inconcluso un proyecto sobre las mujeres de Juchitán. Acompañando la obra de Gerardo Nigenda en La mirada invisible, se exhibe el cortometraje documental “Susurros de Luz” del director mexicano Alberto Resendiz.

58


En espera de ser vista

...Entre lo invisible y lo tangible... llegando a la homeostasis emocional


La convivencia de una frontera natural avasallada por el viento


Dรณcil y sedosa coincidencia de las sensaciones

La sutileza del perfil se antepone a lo impetuoso


El cauce del camino hĂşmedo es limitado por la tierra


La fragilidad del referente inicial induce a la evocación sensual

Aventurado hacia un clímax de calidez táctil


La armonía del silencio con el movimiento del agua conduce al sosiego

Primer patio. CFAB (Centro Fotográfico Álvarez Bravo). Pilares de color blanco. La pared tiene una enredadera de color verde y las flores son moradas. La unión entre pilares está compuesta de plantas y macetas de color también verde. Las plantas son cactáceas en su mayoría. En el fondo se ve el vigilante, don Tino, y al fondo la entrada principal. El piso del primer patio es de cantera verde. La toma se realizó desde la parte posterior hacia el frente, por lo que se muestra la entrada.



¿Miras la gran E?

Mirando a través de la oscuridad

Kurt Weston Estados Unidos

Perdió la vista por citomegalovirus. Es totalmente ciego del ojo izquierdo y sólo tiene ligera visión periférica en el derecho. Antes de perder la vista, trabajó como fotógrafo de modas en Chicago. Ya ciego, obtuvo una maestría en fotografía por la Universidad del Estado de Fullerton, California. Las fotografías de Weston se empapan en la ira, la pérdida y el estigma de la enfermedad y la decadencia. En tanto gay, enfermo de VIH-SIDA y ciego, su arte ha estado regido por su ubicación como “el otro”. Con su obra busca evidenciar que todos somos otros y que nos dirigimos hacia la decadencia y la discapacidad. Como fotógrafo, se ocupa del mundo de lo marginal y lo estigmatizado.

66


Visiรณn


Vida callejera


Carne extraĂąa


TeorĂ­a de las cuerdas: el espacio entre nosotros



Ăšltimo apuro


El silencio final


Pete Eckert Estados Unidos

Estudió escultura en el Instituto de Arte de Boston y también cursó estudios en arte y diseño en la Universidad Estatal de California en San Francisco. Se inició en la fotografía después de perder la vista por completo. Eckert considera que su modo actual de crear imágenes es una especie de cinematografía en un solo cuadro. Su objetivo es crear narraciones abiertas y capturarlas en un único fotograma. Crea sus fotografías en total oscuridad para “pintar” con luz lo que ve en su mente.

74


Misterios


Hombre elĂŠctrico


SueĂąo nocturno


Catedral


Cantina


Michael Richard Estados Unidos

Su producción se realizó principalmente durante un periodo de cuatro años después de enero del 2002, cuando le fue removido un tumor maligno detrás de los ojos. Dicha operación lo dejó con una visión muy borrosa. En agosto de ese año se inscribió a un curso de fotografía en el Instituto Braille de Los Ángeles. Las fotografías de Richard son ejercicios de una intensa concentración en lo visual por un artista cuya vista se encontraba a punto de desaparecer. Están llenas de descubrimientos improbables, extraños equilibrios geométricos, puntos de vista formales a los que les da un giro y pequeños detalles vistos muy deliberadamente. Murió en 2006 a consecuencia del cáncer por el que perdió la vista.

80


Doble toma


Strata Various


Ventaja


Conectado



Salida



OminosoAnรณnimo


Ahí


Revelaciรณn


FunD’Mental


Colectivo Seeing With Photography

Estados Unidos

Es un destacado colectivo de artistas norteamericanos que han colaborado durante más de veinte años, entre cuyos miembros sobresalen Mark Andres, Steven Erra, Victorine Floyd Fludd y Sonia Soberats. Sus fotografías han figurado en varias exposiciones internacionales. Desde su nacimiento en 1988, el colectivo ha tenido varios miembros, todos con alguna deficiencia visual, de ceguera legal hasta total. Fotografían en la completa oscuridad, iluminando los sujetos con linternas. Bajo este método, sus imágenes se construyen lentamente, por fragmentos. Las imágenes se forman en su cabeza, a la vez que físicamente, ante el obturador abierto de la cámara.

92


Retrato en papel


Hijos de la maldiciรณn


Desde el interior


Jacques, retrato con caja de cartรณn


John, retrato con caja de cartรณn



Abismo radiante


Autorretrato braille como antigĂźedad / Steve Erra


Retrato de Alan


Evgen Bavcar Eslovenia/Francia

Es el fotógrafo ciego más conocido. Se inició en la fotografía a los 16 años, tras perder la vista unos años antes a consecuencia de dos accidentes. Estudió filosofía e historia en la Universidad de Liubliana y se doctoró en la Universidad de París con una tesis sobre estética. A los 30 años ingresó como investigador al Centre National de la Recherche Scientifique. Es autor de ensayos y relatos. Expuso sus fotografías por primera vez en 1987. En 1988 fue nombrado Fotógrafo oficial del Mes de la fotografía en París. Desde entonces, ha participado en más de cien exhibiciones internacionales.

102


Gallina ciega


Imagen de infancia

Tiempo pasado


Mirada de cerca


Umberto Eco


Hanna Schygulla



Un sueĂąo de movimiento


Los ojos de la noche


El fluir del mundo


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.