Día de la Catequesis 2010

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SECCIÓN DIOCESANA DE EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARA

Folleto de Reflexión

“LA CATEQUESIS, PARA TODOS Y EN MANOS DE TODOS”

30 de mayo


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PRESENTACIÓN Muy estimados catequistas:

Reciban mi saludo, y sepan que a diario les tengo presentes en mis oraciones. Como en años anteriores me dirijo a Uds. con motivo de la celebración del “Día de la Catequesis”, que en esta ocasión tendrá lugar el domingo 30 de mayo. Fecha que de manera especial dedicamos a “impulsar la conciencia catequística de la comunidad y valorar el ministerio de los catequistas” (GPCM 151). ¡Ha de ser un día de fiesta para nuestra Arquidiócesis! El folleto que tienen en sus manos es fruto de una reflexión intensa y que corresponde a uno de los aspectos centrales de nuestro ministerio: La Catequesis es para todos, pues acompaña la vida humana por edades y la vida cristiana por niveles. Destinatarios, por tanto, de este hermoso ministerio, son todos los hombres y mujeres, de cualquier raza, clase social, etc. Además, la Catequesis está en manos de todos, pues todos somos responsables de que la profundización en la persona de Jesucristo y en su mensaje llegue a todo el mundo. Quiera Dios que nos organicemos de modo tal que en cada comunidad parroquial logremos sensibilizar acerca del ministerio de la catequesis, así como del apoyo solidario y efectivo a esta tarea pastoral por medio de la cooperación económica en la colecta diocesana, según lo dispuesto por el Emmo. Sr. Cardenal D. Juan Sandoval Íñiguez. En el marco de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, pidamos al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, que fortalezca nuestro ministerio y bendiga nuestra misión. Servidor en Cristo:

Pbro. Antonio Godina Tejeda COORDINADOR DIOCESANO

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LA CATEQUESIS, PARA TODOS Y EN MANOS DE TODOS “Jesús se acercó y se dirigió a ellos con estas palabras: Dios me ha dado autoridad plena sobre cielo y tierra. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 18 - 20).

OBJETIVO Sensibilizarnos y conocer qué es la catequesis, a quiénes va dirigida y quiénes son responsables de ella, para motivarnos e involucrarnos en la catequesis de nuestra comunidad parroquial. NOTAS PEDAGOGICAS Preparar un cartel con el lema: “LA CATEQUESIS, PARA TODOS Y EN MANOS DE TODOS”. Elaborar un periódico mural donde se vean reflejadas escenas de los distintos grupos de la catequesis de la parroquia (infantil, adolescentes, jóvenes, adultos, presacramentales, etc.), incluyendo aquellos que tal vez aún no atendemos (personas con discapacidad, ancianos, etc.). Hacer un cartel con el dibujo de una carretera o calle en la que se vean señales viales. VEAMOS Las señales que vemos en las carreteras y calles por donde circulamos nos indican hacia dónde nos dirigimos y por qué lugares vamos pasando. ¿Alguna vez nos hemos extraviado por no tomar en cuenta esas señales? ¿Nos hemos apartado del camino? Cuando una persona inicia un viaje, o recorre un camino, es casi seguro que alguien le orientó sobre la manera de llegar de modo más fácil y directo. Y si se extravía, habrá algunos que le orienten sobre cómo retomar el camino, por dónde regresarse. ¿Recuerdan algún momento así? La vida del creyente también es un camino. En ella encontramos señales e indicaciones que nos ayudan a avanzar hacia Jesús y personas que nos orientan en el modo de interpretarlas y en cómo facilitar el camino para llegar en el modo más rápido y directo de llegar a Cristo. La catequesis y los catequistas hacen en nuestra vida esa función. Es momento de preguntarnos: ¿Qué es la catequesis para ti? ¿Quiénes han de participar en ella? ¿Quiénes son responsables de que se lleve a cabo?

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PENSEMOS EL MOMENTO EN QUE VIVIMOS Los recientes cambios que experimenta la humanidad en todo sentido, en lo económico, político, social, moral y familiar, en realidad comparten una misma raíz, el radical cambio de valores. Este cambio, que por un lado ha generado una mayor conciencia y sensibilidad en torno a los derechos humanos, la preocupación por los grupos marginados, el reconocimiento a la dignidad de la mujer y el cuidado de los recursos naturales, etc., al mismo tiempo ha dejado de lado la apertura a la religiosidad y el aprecio al legado de la fe en Cristo Jesús. Vivimos en un mundo inmerso en la indiferencia religiosa, la baja estima de la fe y la insensibilidad hacia la catequesis. Un buen número de padres de familia se han alejado afectiva y efectivamente de la Iglesia, aunque sigan recurriendo a ella para pedirle que sus hijos celebren la Primera Comunión o la Confirmación, sin cuestionarse sobre su papel como primeros educadores en la fe, pero eso sí, pretendiendo que la parroquia le ofrezca itinerarios de catequesis de corta duración y poca implicación personal por parte de ellos. Estamos, pues, en un punto de nuestra historia como Iglesia en que hemos de preguntarnos si la catequesis tal y como la mayoría la concibe y, por qué no decirlo, tal como la practicamos en varias de nuestras parroquias: ¿Es aún válida? O, por el contrario, ¿debemos buscar nuevas formas, nuevos objetivos y nuevos catequistas? Momento histórico en que también hemos de reconocer a aquellos sacerdotes, catequistas y comunidades parroquiales donde la catequesis se vive como una oportunidad de hacer crecer el anuncio de Jesús en cada persona de la edad que sea y del ambiente donde se desarrolla, para muchos de ellos, será la única oportunidad para oír a otro creyente hablar del Señor. LA CATEQUESIS… La catequesis nació en la primavera de la vida de la Iglesia y es desde entonces el arte de poner a cada persona “no sólo en contacto, sino en comunión, en intimidad con Jesucristo” (Ver CT 6) y por consiguiente, con el misterio de Dios Uno y Trino. Es una tarea prioritaria de la Iglesia y, como tal, debe entonces dársele un lugar importante dentro de la vida de fe de una familia y dentro de las acciones pastorales de una comunidad parroquial. Por la catequesis el cristiano es capaz, con sus palabras y sus hechos, de llegar a conocer, celebrar, expresar y compartir la fe.

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El Papa Juan Pablo II nos invita a entender la catequesis como “un proceso de formación en la fe, la esperanza y la caridad que informa la mente y toca el corazón, llevando a la persona a abrazar a Cristo de modo pleno y completo. Introduce más plenamente al creyente en la experiencia de la vida cristiana que incluye la celebración litúrgica del misterio de la redención y el servicio cristiano a los otros” (Ver EA 69). Entender primero, por tanto, lo que es la catequesis, nos ha de guiar al entendimiento de quiénes necesitan de catequesis y quiénes son los responsables de catequizar. … PARA TODOS En una colina a las afueras de Jerusalén, Jesús Resucitado envía a sus apóstoles, y en ellos hoy, a los padres de familia, sacerdotes, religiosas, evangelizadores, misioneros, catequistas, etc., a ir a todo el mundo y hacer discípulo suyo a cada persona. La misión es clara, todo el que ha conocido al Señor y se ha bautizado tiene el deber de evangelizar a los demás y, a su vez, el derecho a crecer en la fe recibida, es decir a ser catequizado (Ver Mt 28, 19). Cuando cada uno comenzó a vibrar tras escuchar la proclamación del evangelio y tras pedir para sí misma, o para sus hijos, y celebrar el sacramento del Bautismo, ahí comenzó el primer giro de la catequesis en su vida, que, como una creciente espiral, le ha acompañado al crecer en edad y al desarrollarse como creyente. Por medio de la catequesis, la fe bautismal debe crecer y la vida de la persona ha de vivirse y celebrarse desde el entendimiento de esa fe. Por tanto, la catequesis se dirige, entre otros, a:

a) Los adultos La atención al adulto desde la catequesis parte de tener en cuenta sus experiencias, alegrías, problemas, situación cultural y formación espiritual; valorarlos desde su condición de laicos; mostrarles el interés de la comunidad por acogerlos y ofrecerles una propuesta orgánica, gradual y progresiva donde la catequesis se vincule con la liturgia y el servicio de la caridad (Ver DGC 174). A esta catequesis están invitados todos los adultos: Creyentes, que viven con coherencia su fe, bautizados que no recibieron en otras edades una adecuada catequesis y, aquellos que se han alejado de la fe y se muestran indiferentes a la misma catequesis.

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b) Los jóvenes y adolescentes La Iglesia les ve, a un mismo tiempo, como esperanza y desafío. Ante ellos, la catequesis ha de estar atenta a las luces y sombras de su propia condición, tanto por cuestiones de edad como por aquellas que se desprenden del ambiente y momento cultural en que viven (Ver DGC 182 - 183). La catequesis con jóvenes y adolescentes ha de integrar aspectos tales como el análisis de la situación, la atención a las ciencias humanas, la promoción vocacional de su ser como persona y creyente, y el respeto a su condición laical (Ver DGC 184).

c) Los niños Esta edad es la que tradicionalmente más se atiende desde la catequesis, en la mayoría de los casos de un modo reducido y dirigido a la preparación para celebrar un sacramento; esta situación estamos invitados a superarla. La catequesis para los niños ha de ser considerada de un modo más integral, dentro de un proceso que abarque todo el arco de la vida y tenga como referencia a la catequesis con adultos. Durante la infancia la catequesis ha de orientarse al despertar religioso de los pequeños, el encuentro con el Padre amoroso del Cielo, la amistad íntima con Jesús, sentir el impulso fortalecedor del Espíritu Santo, la iniciación a la vida de la Iglesia, el conocimiento y expresión de la fe, y la vivencia de nuestro ser de creyentes como testigos de Cristo en la Iglesia y en el mundo.

d) Los ancianos Las personas de esta edad son un don de Dios a la Iglesia y a la sociedad. A ellos hay que dedicarles una catequesis adecuada, igual que a las otras edades y situaciones.

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Esta catequesis, ha de asociar al contenido de la fe, la presencia siempre cordial del catequista y de la comunidad parroquial, misma a la que han de estar invitados a participar de modo pleno (Ver DGC 186). “El anciano puede haber llegado a esta edad con una fe sólida y rica: Entonces la catequesis ayudará a seguir recorriendo el camino en actitud de acción de gracias y de espera confiada; otros viven una fe más o menos oscurecida y una débil práctica cristiana: Entonces la catequesis aportará una luz y experiencia religiosa nuevas; a veces el anciano llega a su edad con profundas heridas en el alma y en el cuerpo: La catequesis le ayudará a vivir su situación en actitud de invocación, de perdón, de paz interior. En cualquier caso, la condición del anciano reclama una catequesis de la esperanza que proviene de la certeza del encuentro definitivo con Dios” (Ver DGC 187).

e) Las personas con discapacidad Toda parroquia ha de considerar como predilectos del Señor a aquellos que, particularmente entre los más pequeños, experimentan en su vida alguna discapacidad. “Actualmente, a causa de una mayor conciencia social y eclesial, y también debido a los innegables progresos de la pedagogía especial, se ha conseguido que la familia y otros ámbitos educativos puedan ofrecer hoy a estas personas una catequesis apropiada, a la que por otra parte tienen derecho como bautizados, y si no están bautizados, como llamados a la salvación. El amor del Padre hacia sus hijos más débiles y la continua presencia de Jesús con su Espíritu dan fe de que toda persona, por limitada que sea, es capaz de crecer en santidad” (Ver DGC 189). f) “Que todos sean mis discípulos” No pudiendo, por la limitante del espacio y del tiempo, describir a todos aquellos a quienes el Señor nos ha enviado a llevar su mensaje y en consecuencia a catequizar, debemos ser conscientes de que la catequesis parroquial está, o debiera estar, dirigida a todas las edades y situaciones que se presentan en la vida de una persona, pues, recordemos lo ya dicho, todo bautizado tiene el derecho de ser catequizado y toda comunidad parroquial tiene el deber de catequizarle. … EN MANOS DE TODOS La comunidad cristiana: Origen, lugar y meta de la catequesis (Ver DGC 254). De la comunidad cristiana nace el anuncio del Evangelio, invitando a los hombres y mujeres, a los pequeños y a los mayores, a los sanos y a los enfermos, a los sencillos y a

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los instruidos, a los paisanos y a los extranjeros, a los de una discapacidad y a lo de otra, en fin, invitando a todos a convertirse y seguir a Cristo. La misma comunidad es la que ha de acoger cariñosamente, en la catequesis, a los que desean conocer al Señor y adentrarse en el caminar por una vida nueva. Con el afecto de una padre/madre ha de tomarles de la mano y acompañarles en sus primeros pasos y balbuceos de fe, compartirles su propia experiencia de Dios e incorporarles plenamente en su seno. Y son, los que fueron acogidos en la catequesis, quienes luego van sumándose, como piedras vivas, en el remozamiento o la construcción de la comunidad que inicialmente les recibió. En la comunidad cristiana la catequesis es siempre la misma. Es en los espacios y modos de catequizar que ella, la catequesis, se va coloreando con los matices propios de cada lugar y la huella propia de cada artesano de la catequesis. En cada persona, en cada espacio de la comunidad se comparte una responsabilidad para con la catequesis, responsabilidad que es común a todos los bautizados, pero a la vez es específica a cada uno de ellos. Conozcamos más de carca algunas de esas responsabilidades a) Los padres de familia, primeros responsables de la catequesis (Ver DGC 255). Los padres de familia son los máximos responsables en la educación integral de sus hijos, incluida la formación en todo lo relacionado con nuestra fe, por lo que su papel en la catequesis es insustituible. El testimonio de vida cristiana, ofrecido por los padres en el seno de la familia, llega a los niños envuelto en el cariño y el respeto materno y paterno. Los hijos perciben y viven gozosamente la cercanía de Dios y de Jesús en la relación con sus papás, hasta tal punto, que esta primera experiencia cristiana deja frecuentemente en ellos una huella decisiva que dura toda la vida. Este despertar religioso infantil en el ambiente familiar tiene, por ello, un carácter "insustituible". Son ellos, los que han de hacer un acompañamiento sencillo y cercano de fe, ayudando a sus hijos (sean pequeños o ya mayores) a descubrir al Padre Bueno del Cielo en la vida cotidiana; respondiendo sus preguntas acerca de Dios; enseñándoles, con su ejemplo y compañía, a hacer oración; participando juntos en la celebración de los sacramentos, de modo especial en la Eucaristía dominical. Esta responsabilidad no pueden derivarla en los grupos parroquiales o en las escuelas católicas, aunque es muy conveniente que se apoyen en ellos y acepten las propuestas de itinerarios de catequesis que les ofrecen. Esta aceptación, incluye el involucrarse y participar en las acciones catequísticas y de organización, que en la parroquia o escuela les pidan.

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JESUCRISTO


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b) La parroquia, espacio privilegiado de la catequesis (Ver DGC 257). Para nuestro pueblo creyente el espacio de referencia con la fe, que ha dejado indudablemente una huella significativa en la vida, es la parroquia. Hacia ella caminamos o, mejor dicho, nos encaminaron de pequeños para formarnos en la fe a través de la catequesis parroquial. Ahí nos encontramos, sacramentalmente, con el infinito y maravillo amor de Dios Trinidad. En sus atrios, plazoletas o jardines fuimos creciendo a la vida como personas y compartimos con los cercanos las alegrías y las penas. La parroquia se volvió como nuestro segundo hogar, casa fraternal y acogedora donde los catequistas, cual hermanos mayores en la fe, nos fueron iniciando en nuestro camino como Pueblo de Dios. Hoy, la parroquia no deja de reconocer su responsabilidad para con la catequesis, mas se reconoce como uno de los muchos espacios de la catequesis, de gran importancia es indudable, más no el eje sobre el que la catequesis ha de dar sus giros de vida y fe. Seguirá siendo fuerte motor de impulso catequístico, pero se complementará con los otros espacios de la catequesis. Por todo esto, la parroquia, ha de dedicar sus mejores esfuerzos por lograr la catequesis que se requiere en nuestros días, proporcionándole: • • • • • • •

los recursos humanos de mayor calidad (catequistas, coordinadores, formadores, asesores, etc.), el acompañamiento en el crecimiento espiritual de los catequistas (hora santa, dirección espiritual, retiros, etc.), la promoción de una mejor capacitación de los catequistas (cursos, jornadas, centros de formación, etc.), el propiciar relaciones fraternas entre los catequistas (momentos de encuentro y diálogo, convivencias, paseos, etc.) los espacios adecuados para la atención de cada grupo de catequesis, ya sean propios de la parroquia o prestados por los fieles (salones, patios, cocheras, etc.). los apoyos didácticos que enriquecen la labor del catequista (pizarrón, carteles, crayones, medios audiovisuales), y los apoyos económicos necesarios para su desempeño (becas para cursos de formación, compra de guías y textos de catequesis, etc.).

c) Los movimientos y asociaciones laicales, destellos luminosos en la catequesis (Ver DGC 261). Cada movimiento o asociación ha de involucrarse de manera notable en la catequesis, ofreciendo a los fieles, desde la riqueza de su carisma, acciones pastorales que fortalezcan

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a la catequesis familiar y parroquial, caminando siempre en sintonía con ambas, hacia la construcción de la comunidad cristiana. Los movimientos han de ayudar a sus integrantes a crecer como creyentes, solidificando su fe, mediante un itinerario de catequesis que se vaya desarrollando gradual y consistentemente a lo largo de los encuentros y sesiones que de ordinario se realicen. d) Los catequistas Al estar ahora reflexionando sobre la catequesis, viene de inmediato a nuestra mente la persona del catequista. Sin que dudemos que toda la comunidad cristiana es responsable de la catequesis, la realidad que ocurre en nuestras parroquias es que dicha responsabilidad recae casi exclusivamente en un reducido grupo de personas, casi exclusivamente femenino, de edad madura, con ciertas dificultades para adaptarse a las actuales generaciones de catequizandos, con un buen número de años de servicio y en espera de un relevo que, a veces, se ve difícil que llegue. Con todo, es en la comunidad cristiana donde surge la vocación de estos catequistas. Comunidad de la que han de sentirse parte importante, comunidad de la que han de saberse enviados. Sólo así podrán ser testigos de Cristo y compartir con otros su experiencia de fe. e) Los fieles en general Por el Bautismo todos los fieles, estamos llamados a compartir la misión encomendada por Cristo a sus apóstoles, ser evangelizadores (Cfr EN 59) colaborando en las distintas acciones pastorales de nuestra comunidad parroquial. De ellos, algunos serán llamados a ser catequistas, bien sea para acompañar el crecimiento en la fe de un grupo de alguna edad en especial, para atender algún área específica de la catequesis, para las catequesis ocasionales que se ofrecen en la comunidad o para tantos otros espacios y momentos que la catequesis ha de ofrecer a los fieles en cada parroquia. ACTUEMOS Guía para la reflexión: 1. Reflexionar sobre los momentos de nuestra vida en que dimos importancia a nuestra participación en los grupos de catequesis. 2. ¿Cuáles fueron los empujones y ayudas más fuertes que recibimos? ¿Quiénes influyeron o influyen positivamente en nosotros? 3. ¿Qué lugar ocupa el deseo de ser catequista en mi vida? Compartimos nuestras respuestas con los demás.

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CELEBREMOS Agradecemos a Dios por la oportunidad que nos da para reflexionar sobre la importancia de la catequesis en nuestra comunidad parroquial y sobre la responsabilidad que cada uno tenemos en la catequesis, cantando juntos “Pescador de hombres”:

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1. Tú, has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos. Tan sólo quieres que yo te siga.

3. Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse, amor que quiera seguir amando.

Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo, has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.

Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.

2. Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espada, tan sólo redes y mi trabajo.

4. Tú, pescador de otros lagos, ansia eterna de hombres que esperan. Amigo bueno que así me llamas.

Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.

Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar


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SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD ESQUEMA PARA LA CELEBRACIÓN EUCARISTICA DEL DÍA DE LA CATEQUESIS MONICIÓN DE ENTRADA Hoy estamos celebrando la fiesta de la Santísima Trinidad. Como bautizados, hemos sido llamados a participar de este amor íntimo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Nuestra Comunidad Diocesana celebra el Día de la Catequesis bajo el lema "LA CATEQUESIS DE TODOS Y EN MANOS DE TODOS”. Ponemos en manos de Dios todas nuestras ilusiones, todos nuestros trabajos, todas nuestras dificultades, para que Él nos ayude con su fuerza a desempeñar con alegría y acierto nuestra labor. MONICIÓN LECTURAS PRIMERA LECTURA: Prov 8, 22-31 (La sabiduría existe antes del mundo). Esta primera lectura, tomada del libro de los proverbios, habla de la eterna sabiduría de Dios creador. Esta sabiduría de Dios alcanza su plenitud en Cristo Jesús, sabiduría y palabra del Padre. También la Iglesia ve en ella la personificación del Espíritu Santo. Escuchemos. SEGUNDA LECTURA: Rom 5, 1-5 (Caminamos hacia Dios por Cristo y el Espíritu). San Pablo, en su carta a los romanos, nos dice que las tres personas de la Trinidad trabajan para nuestra justificación. Estamos en paz con Dios Padre por medio de Jesucristo y compartimos el amor del Padre porque el Hijo ha derramado el Espíritu Santo sobre nosotros. En las tribulaciones tenemos esa ayuda permanente. Pongamos atención. EVANGELIO: Jn 16, 12-15 (Todo lo que tiene el Padre es mío: el Espíritu recibirá de mí lo que les irá comunicando). Jesús nos promete el envío del Espíritu Santo. Los discípulos y nosotros tenemos la misma misión de Cristo: atraer a todos al Padre y hacer que le conozcan. El Espíritu Santo cumplirá esta tarea en nosotros. Antes de escuchar esta Buena Noticia, cantemos el aleluya. Todos de pie. HOMILIA PRESENTACIÓN DE CATEQUISTAS (SE SUGIERE QUE EN ESTE MOMENTO EL SACERDOTE NOMBRE A QUIENES COLABORAN EN LA CATEQUESIS DE UNA MANERA MUY ESPECIAL EN LA COMUNIDAD Y RENUEVEN SU COMPROMISO DE CATEQUISTAS).

Sacerdote: Queridos hermanos: En primer lugar, me dirijo a ustedes, catequizandos. Son muchas las dificultades que lleva consigo esta labor. Y mucho más cuando nos olvidamos de nuestras responsabilidades. Por eso, les pido que acompañen a los catequistas en su formación cristiana.

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En segundo lugar, ustedes, catequistas, alégrense de la tarea que les ha encomendado la Iglesia. Los catequizandos les necesitan, pero nosotros también. Por eso, les agradecemos su generosidad y su trabajo. Un día, a cada uno de ustedes lo sacaron de una cuna para venir a la Iglesia a recibir la gracia del Bautismo. Hoy, ante esta cuna situada delante del altar, queremos recordar ese día en que nacimos todos a la fe. Por lo tanto, todos juntos vamos a proclamar el Credo. Es la fe de la Iglesia en la que todos hemos nacido. Pero hoy, vamos a proclamar nuestra fe con la fórmula que usamos en el Bautismo: * Les pregunto a todos: ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? R= Sí, creo. ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? R= Sí, creo. ¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los Santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? R= Sí, creo. Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro. Amén * Les pregunto a los catequistas: ¿Quieren, por tanto, ser testigos de esta fe de la Iglesia que todos han recibido? R= Sí, quiero. ¿Se comprometen a transmitir la fe de la Iglesia, que hemos proclamado juntos, y a educarla en los miembros de nuestra comunidad? R= Sí, me comprometo. Que el Espíritu de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor, les fortalezca y les guíe en el ejercicio de esta tarea y de esta responsabilidad que han contraído ante la Iglesia. R= Amén CULMINAN LOS CATEQUISTAS CON ESTA ORACIÓN Señor Jesús, hemos sentido la llamada que nos has dirigido para ser catequistas en esta comunidad cristiana de...

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Ayúdanos a regalar nuestro tiempo a los demás. Danos el gusto de intimar contigo. Haznos comprender la necesidad de la oración. Llénanos de la paz que prometiste a los apóstoles el día de la Resurrección. Exhala también sobre nosotros la fuerza del Espíritu que enseña la Verdad. Señor Jesús, que sepamos amar este hoy que nos toca vivir, que sepamos comprender a las personas y aceptarlas tal como son y donde están, que sepamos esperar serenamente la germinación de la semilla que sembramos en el corazón de los que te buscan. Señor Jesús, llena nuestras vidas de la alegría y del gozo que brota del anuncio del Reino; inspíranos las palabras, los gestos, las iniciativas que mejor abran los ojos de los que no te ven, de los que te buscan sin muchas ganas, de los que ni saben que existes, de los que se asoman con ganas, como Zaqueo, para rastrear tus pasos y abrirte la puerta de sus corazones. Señor Jesús, gracias por llamarme a ser hoy apóstol y catequista en tu Iglesia. ORACIÓN DE LOS FIELES

Por la Iglesia, presente en todo el mundo, para que no cese en su empeño por anunciar el Evangelio a todos los hombres. Roguemos al Señor. Por el Papa, los Obispos, los Presbíteros, los Diáconos y demás ministros de la Palabra, para que sean fieles transmisores de la misma y testigos de su fuerza salvadora. Roguemos al Señor. Por todos los que trabajan en la obra de la evangelización y la catequesis, para que ni el fracaso los desanime, ni el éxito les envanezca. Roguemos al Señor. Por todos los que han de ser catequizados, para que el Espíritu Santo los ilumine y los asista. Roguemos al Señor. Por todos los que nos hemos reunido, para que el Señor despierte y sostenga en nosotros el sentirnos Iglesia. Roguemos al Señor.

SACERDOTE: Escucha, Padre de todos los hombres, nuestra oración esperanzada. Te pedimos que todos seamos, cada vez más, servidores de la vida que Tú has sembrado en nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. PRESENTACIÓN DEL PAN Y VINO (Dos catequistas acercan el pan y el vino al altar) Este pan y vino, Señor, serán tu Cuerpo y tu Sangre. Siempre nos prometiste estar junto a nosotros en cada momento de nuestra vida. Nosotros, catequistas, sólo ponemos hoy en tu altar la ilusión y el esfuerzo de nuestro trabajo para que Tú, Jesús, lo transformes en buen alimento: en encuentro contigo, en camino de fe y alegría, en vida nueva para toda la Parroquia. MONICION PARA LA COMUNIÓN El Señor Jesús se nos da como alimento para renovar nuestro caminar misionero, acerquémonos a recibir el Pan de la Vida.

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ÍNDICE Presentación

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Tema: “LA CATEQUESIS PARA TODOS Y EN MANOS DE TODOS” Objetivo

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Notas Pedagógicas

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Veamos

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Pensemos

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El momento que vivimos La Catequesis… … Para todos … En manos de todos

Actuemos

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Celebremos

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Esquema para la Celebración Eucarística del Día de la Catequesis

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Índice

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“LA CATEQUESIS, PARA TODOS Y EN MANOS DE TODOS” SECCIÓN DIOCESANA DE EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARA

Ante la mirada de tantas oportunidades para hacer fructificar la catequesis, recordemos que esta tarea nos la encomendó el Señor a todos y a cada uno de nosotros (Obispo, sacerdotes, religiosos y laicos), según las circunstancias propias de vida y según los dones y carismas particulares, contribuyendo a la vez todos a la misma misión: “Hacer discípulos del Señor a todo el mundo”. (Ver CT 62 – 71)

Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis Román Morales 517, Guadalajara, Jal., Tels. 3618 6666 / 3617 5456


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