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OFENSIVA GENERAL
Ofensiva De 1981
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El 10 de enero de 1981, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional lanzó lo que llamó una “ofensiva final”, después rebautizada como “ofensiva general”, contra el régimen salvadoreño, encabezado por la Junta Revolucionaria de Gobierno. El objetivo declarado era la toma del poder antes de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, que ocurriría el 20 de enero de ese mismo año.
Aquel día se dio a conocer un corto comunicado de las fuerzas izquierdistas con el que se iniciaba la lucha armada. “A las 5 de la tarde de hoy se inició la ofensiva general. El enemigo está perdido; lo tenemos rodeado; la justicia popular ha llegado”.
Con este acontecimiento se cumplen 39 años que el FMLN realiza su primera acción militar de gran impacto con la que fue reconocido como fuerza beligerante a nivel nacional e internacional, y con la que se inicia la llamada guerra civil o guerra popular revolucionaria en El Salvador.
Los combates comenzaron con el ataque a varias de las guarniciones más importantes del país, como la de San Francisco Gotera, en Morazán, y las de San Miguel, Santa Ana, Zacatecoluca y varias de San Salvador.
La Ofensiva General del FMLN del 10 de enero de 1981 marca el inicio de la Guerra Popular Revolucionaria, la cual concluye el 16 de enero de 1992 con la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec. Es la primera acción militar a nivel nacional del FMLN, precisamente un año después de la fundación de la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM y tres meses después de la fundación del mismo FMLN Se produce a casi cincuenta años de la insurrección indígena-campesina de 1932. Y lo que se esperaba iba ser una “ofensiva final” en una serie de rápidos combates decisivos urbanos de naturaleza insurreccional, se convierte en una larga guerra rural de doce años. Y el FMLN se transforma de una guerrilla urbana en un ejér- cito popular con terri- torios ru- rales bajo su control, al norte del país.
En enero de 1992, la guerra terminó con la firma de los Acuerdos de Paz, en el Castillo de Chapultepec, entre el gobierno salvadoreño y el FMLN. En esos años murieron 75,000 salvadoreños aproximadamente y salieron del país más de un millón, la gran mayoría hacia Estados Unidos.
El Salvador cambió -aunque algunos de uno y otro lado- no estuvieron del todo conformes con lo que se había acordado. Fueron los menos. Entre otras cosas, antes no ocurría así, se hizo posible la real disputa por el poder en un marco institucional de procesos electorales que contó los votos y respetó los resultados dados hasta la fecha, el poder civil se impuso al poder militar, sin duda un cambio de fondo.
Los militares volvieron a los cuarteles y ya no tuvieron lugar en la política. Se puso fin y para siempre a los frecuentes golpes de Estado a cargo del Ejército desde 1932 hasta octubre de 1979.
Según diferentes valoraciones, fueron varios los factores que determinaron el fracaso de la “ofensiva final” u “ofensiva general”. La más importante fue la desarticulación de las dirigencias de los movimientos de masas y el traslado de sus cuadros más eficaces a las instancias militares. Luego, las organizaciones político-militares declararon dentro del FMLN una cantidad mucho mayor de sus fuerzas reales, y los planes se hicieron con base en esto; se confiaba en que la población insurreccionada compensaría la falta de efectivos guerrilleros. Además, por la desconfianza existente entre las propias canismos de coordinación sobre el terreno, y cada una actuó por su lado, sin mantener informadas a las demás. No se establecieron mecanismos de logística, y los incipientes comités de barrio no contaban con líderes, planes de acción concretos ni mecanismos de lucha prestablecidos. Meses después de la ofensiva, el FMLN-FDR no descartó la posibilidad de llegar a un acuerdo pacífico con el gobierno salvadoreño.
El FMLN, en fin, jugó a la carta de la “ofensiva final” toda la energía organizativa acumulada a lo largo de una te. Este replanteamiento llevó no solo a un reforzamiento militar del FMLN, con un énfasis menor en el movimiento popular y político, sino también a pugnas entre y dentro de las organizaciones político-militares. Una de las consecuencias extremas de las discusiones sería el asesinato en Managua, el 6 de abril de 1983, de la comandante Mélida Anaya Montes, “Ana María”, y el posterior fallecimiento del comandante Salvador Cayetano Carpio, “Marcial”, los principales dirigentes de la más poderosa organización del FMLN, las Fuerzas Populares de Liberación “Fara
Antecedentes
El FMLN se había fundado el 10 de octubre de 1980, y en diciembre se había integrado el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC). Por lo menos desde enero de ese mismo año se estaba preparando la plataforma para un Gobierno Democrático Revolucionario (GDR), que se instrumentaría tras la toma del poder. El GDR fue presentado el 24 de febrero de ese año por la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM).
Mientras la Dirección Revolucionaria
Unificada (DRU) preparaba los aspectos militares, políticos y diplomáticos de la ofensiva, desde el 22 de enero, a través de la CRM, la izquierda comenzó un intenso trabajo de lucha de calle con una gigantesca manifestación (entre 200.000 y 350.000 personas), que fue reprimida por los cuerpos de seguridad del gobierno, el DRU lanzó un comunicado anunciando la ofensiva. En este punto la DRU seguía publicando comunicados instando a la población a unirse a la guerrilla.
Desde el 30 de marzo, tras la matanza ocurrida durante los funerales del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado el día 24 de ese mes, las organizaciones de masas comenzaron a replegarse de las calles, pero muchos de sus militantes y cuadros pasaron a engrosar las filas de las organizaciones político-militares, con miras a la “ofensiva final”. Los sindicatos afiliados a la CRM también efectuaron diversos “ensayos” de huelga general; se activaron grupos de choque para proteger las manifestaciones y hubo un auge de los comandos urbanos. Por su parte, con la mayor parte de sus dirigentes exiliados, el Frente Democrático Revolucionario, en alianza con el FMLN, lanzó una campaña diplomática en Europa, América Latina, Estados Unidos y el norte de África destinada a lograr simpatía internacional hacia el movimiento revolucionario. Entre otras medidas, se presentó una moción para que se reconociera como fuerza representativa y beligerante al FMLN ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Aunque no fructificó, el 30 de agosto de ese año llevó a la Declaración México-Francia de reconocimiento del FMLN como representativa del pueblo salvadoreño, un tanto tarde ya para los objetivos de la ofensiva.
La respuesta del régimen fue implacable. Además del asesinato de figuras políticas y morales de gran peso, como el arzobispo Romero, los llamados “escuadrones de la muerte” fueron activados al máximo, y buena parte del movimiento popular fue descabezado, sin contar con los asesinatos de militantes de base y de sus familias. Fue el año en que se lanza ron las mayores y más frecuentes ofensivas militares contra las zonas de influencia de la guerrilla y se crearon los primeros batallones de élite. La culminación de esta campaña fue el asesinato, en noviembre de 1980, de seis de los principales dirigentes del FDR: Enrique Álvarez Córdova, presidente de la alianza; Juan Chacón, secretario general del Bloque Popular Revolucionario; Manuel de Jesús Franco, dirigente de la Unión Democrática Nacionalista; Enrique Escobar Barrera, del Movimiento Nacional Revolucionario; Humberto Mendoza, del Movimiento de Liberación Popular, y Doroteo Hernández, líder de la Unión de Pobladores de Tugurios, dependiente del BPR.