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XVIII Olimpiades de la Consolació a Benicarló amb participació vinarossenca

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Entrevista a fondo con Joaquín Simó Federico (II)

Breve historia de mis años en el Pósito de Pescadores “San Pedro” de Vinaròs

Salvador Quinzá

Iniciamos nuestra conversaciñon que el entrañable Joaquín Simó, tal y cómo ya anunciamos la pasada semana en el preámbulo de la “Breve Historia de mis años en el Pósito de Pescadores San Pedro de Vinaròs”

¿Cuándo entraste a trabajar en la Cofradía?

Era el año 1945. Cumplidos los trece años entré a formar parte de los funcionarios de la Cofradía, como “xiquet del Pòsit”.

Sin sueldo, hasta el mes de julio en que, por mediación de Don Joaquín Vidal Gargallo, Inspector General del Instituto Social de la Marina, me fueron concedidas cien pesetas al mes.

Recuerdo que el primer mes, habiendo firmado el correspondiente recibo, el secretario, Sr. Forner, me dijo que me fuera y se olvidó de pagarme.

Al llegar a casa mi madre, esperando con toda ilusión, quedó defraudada al ver que no llevaba el importe de mi primer sueldo. Me insistió entonces para que fuera a casa del Sr. Forner y le recordara su olvido. Yo me negaba, lleno de vergüenza, pero al final no tuve más remedio que ir.

Llegué a la casa del Sr.Forner, salió su esposa, la sra. Josefina, quien se extrañó de mi llegada.

Al oírme el Sr, Forner dijo que el importe lo tenia guardado en caja y que el lunes me lo daría. La Sra.Josefina dijo: ”El lunes me lo darás tú a mi, “perque lo xiquet cobrarà ara”. Acto seguido de dentro de su bolso sacó las 100 pesetas de mi sueldo y yo salí contento “a toda marcha” rumbo a mi casa, donde estaba mi madre esperándome muy inquieta. De aquellas 100 pesetas mi madre compró una magnífica imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

Y así pasó mi primer “mes con sueldo”

¿Conociste a mucha gente?

Al ser “lo xiquet” tenia que ir a todos los recados y por eso conocí a mucha gente y también mucha gente me conoció a mí. De ahí el mote de “Joaquinet lo del Pòsit”.

Cuéntanos cómo era el Pósito cuando comenzaste a trabajar en él.

Cuando entré se llamaba Pósito, después Pósito-Cofradía, luego solamente Cofradía y por último Cofradía-Sindical.

Las primeras oficinas estaban ubicadas en el edificio que está en el Paseo. En aquella época estaban las oficinas en la parte superior y en la parte inferior había un almacén, solamente de productos para la pesca y más tarde se incluyeron tejidos y calzado. De cuando en cuando se concedían productos gratis o de precio muy bajo. Una de las veces, la mercancía que se ofrecía a bajo precio fue azúcar y como anécdota contaré que me designaron a mí para atender las demandas. Teniendo en cuenta que el peso se calculaba en una báscula de al menos 100 kilos, “la pesadita” que yo llevaba a cabo siempre era bastante superior a la petición, y cuando se hizo el arqueo faltaban al menos dos sacos de azúcar. Este fue el motivo por el que yo dejé de ser el encargado del almacén.

Fue entonces cuando se decidió contratar a una persona adecuada, lo “sinyó Batistet” y se le compró una báscula pequeña se unos 3 o 4 kilos.

¿Quiénes estaban en las oficinas cuando entraste en el Pósito?

Creo recordarlos todos, eran los siguientes: Director: Don Enrique Tapia-Ruano. Secretario: Domingo Forner.

Oficiales: Agustín Chaler, Bautista Aragonés “Bota”, Agustín Morales y José Tena. En la Lonja: Sebastian Juan, como cobrador de las cuentas de los arrieros y “lo tío Visen l,Arbolari” como subastador. Como Patrón Mayor o Presidente: Don Rafael Puigcerver. Yo me sentía muy feliz en compañía de todos ellos.

¿Cuántas embarcaciones había en aquella época?

Había unas 70 u 80 embarcaciones. 33 de ellas se dedicaban a la pesca de la “mamparra”, o sea a la sardina, y el resto a la pesca de “arrastre”, o sea al “bou”; había también unas 3 ó 4 embarcaciones que todavía usaban la vela.

Cuando llegaban todas estas barcas cargadas de sardina procedentes de Las Columbretes, en la lonja no cabía el pescado. Cada embarcación de “mamparra” llevaba a bordo enrolados un promedio de 15 a 20 marineros y las de arrastre de 5 a 10.

Las barcas del “bou” llevaban a bordo un chiquillo de al menos 13 años, que realizaba las compras para las comidas y debía vigilar que el bidoncillo de agua estuviera siempre lleno.

También llevaban un perro, que servía de guardián cuando a bordo ya no quedaba nadie.

Asimismo, como todas las embarcaciones atracaban de proa, era necesario un “batallón” que servía de pasarela para entrar y salir de la barca.

Cuando se pescaba en las islas Columbretes había una o dos barcas que llevaban una paloma mensajera, que hacía llegar a la familia algún menester o, por ejemplo, informaba si la pesca había sido buena y bajaban a puerto con buen número de cajas llenas de sardina, o si la red se les había roto al ser atacada por los defines...

Te diré que las barcas que se dedicaban a la pesca de la sardina, debido al número de tripulantes, a hacer dos “ranchos”: “el rancho de proa” y “el rancho de popa”.

Te diré que habían una 60 o 70 remendadoras, que se dedicaban al arreglo de los desperfectos que sufrían las redes de la pesca de la sardina y del arrastre.

Cuando la luna llena, todas las embarcaciones sacaban “la peça” (la red) y la extendían por todo el puerto; necesitaban tanto espacio que se llegó a ocupar todo el Paseo Marítimo y el del Cop de Mar.Hay una anécdota al respecto: resultó que como estaban cubiertos todos los sitios de los distintos muelles y los paseos, los hermanos “Cañero”, que tenían un camión,

Y

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