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Calle de la Purísima

Bajando por la calle Mayor nos encontramos, la tercera a la derecha, con la calle de la Purísima, en pleno casco antiguo de la población. Sus viejas casas han ido ya desapareciendo pero todavía queda algún ejemplo con sus viejas portadas de antaño. La calle comunica con la calle Socorro, conservando en su esquina una antigua casa, levantada sobre el foso de las antiguas murallas, y que hoy acoge la conocida cafetería Mandrágora.

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Antaño se la conocía como carrer d'En Prima, posiblemente porque aquí vivía Joan Onofre Prima, regidor del Consell municipal (ayuntamiento), personaje notable de la ciudad en el siglo XVI y que ostentó el cargo de lugarteniente de Justicia, o Juez local.

Aquí en dicha calle se encontró a finales del XIX una lápida-dintel árabe, aunque se duda si es de Vinaròs o traída posteriormente. Solo se conserva una antigua foto.

La calle debió tomar su actual nombre a finales del siglo XVII. De devoción franciscana, su culto se extendió por la población al instalarse los frailes en el convento de la calle San Francisco. En Vinaròs ya existía una cofradía de la Purísima o Virgen de la Concepción establecida desde el XVI, aunque su culto tomo auge en el XVIII gracias a los frailes del convento y sobre todo a la labor impulsora de Juan Bta. Febrer de la Torre (1676- 1752). Se la conocía oficialmente ya como calle de la Purísima en el año 1731.

En estos años las procesiones, sobre todo de rogativas, iban desde la iglesia hasta el convento pasando por la calle Purísima. En el año 1731, a instancias del Dr. Faustino Cruz dejaron de pasar por la misma y se desviaron por la “nueva” calle Socorro, a instancias del alcalde Pasapera, dada la estrechez de la calle.

Aquí vivía en los años 1560 Cosme Ferrer, propietario de los hornos de cocer bizcocho que se suministraban a las flotas que atracaban en la playa –puerto. Y aquí se encontraba la casa familiar del notario Cristóbal de Ledesma.

Y en el XVIII vivía el pintor Juan Bta. Pasapera, el cual había trabajado en la iglesia Arciprestal como pintor artístico en los frescos. Era vecino del platero Pascual Piñol.

A finales del XIX se encontraba la redacción y administración del periódico “El Mediterráneo”, en el nº 25. Y también un horno de cocer pan, ya documentado en 1880, en la casa nº 11, propiedad de Amado Vizcarro.

En 1921 la calle sufrió un desagradable suceso al desplomarse por una tempestad varias casas de la misma. Fueron cinco ó seis casas (pares) las que se vieron afectadas ya que al derribarse una, arrastró las siguientes creando un gran pánico en la población por el estruendo. Por fortuna no hubo que lamentar ningún herido de consideración ya que fue por la mañana. Las casas antiguas fueron demolidas del todo por orden municipal, a tenor que pudieran arrastrar más incluso afectar a las pegadas que daban a San Isidro.

Entre sus comercios y establecimientos podemos citar, en la esquina con la calle Mayor, la afamada casa de los chocolates Gombau, donde posteriormente se ubicó la camisería de Pedro Giner Fora, que todavía subsiste como “Ginerba”. Su antigua casa, derribada en los años 80, poseía “una ventana a la calle Purísima y una ventana unida al balcón, elementos altamente notables de la arquitectura medieval”. Posiblemente fuese la casa señorial de los Prima, citada anteriormente y que daba nombre a la calle.

En la esquina de enfrente estaba la hojalatería de Salvador Bosch. En esta casa se estableció luego la imprenta Soto, hasta que se trasladó a la calle Socorro, y posteriormente la tienda de ropa de Elena Eroles. Aquí estaban en los años 20 la consulta de la cirujana-comadrona Dolores Juan Cañada (nº 31), los transportes de Domingo Bover (años 30 – nº 21), el taller de hojalatería y lampistería de Emilio Limorte (nº 19, años 60), la consulta femenina del dr. José Sabaté (nº 6, años 50), el taller de electricidad de Gaspar Redó (nº 14, años 50), los muebles Pascual (nº 9, años 50), la peluquería de Rosita Mir (años 40), la panadería de Pere Vigón y el estudio del pintor Antonio Doménech “Fabrilo”, conocido por pintar decorados para el Teatro Ateneo.

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