CUANDO UNO QUIERE Y EL OTRO NO Marco Vargas & Chloé Brûlé Premio Mejor Dramaturgia y Mejor Espacio Sonoro en la Feria de Teatro en el Sur. Premio del público al Espectáculo Más Innovador en Gira en la XX Feria Internacional de Teatro y Danza de Aragón.
Encuentro y desencuentro, agravio y desagravio, pasión y rutina, la relación cotidiana de una pareja con su carga de amor y desamor, contada a través del compás y el baile. Sin duda, una interesante propuesta cuajada de originalidad y frescura. Coreografías delicadas y muy bellas, verdaderos diálogos de cuerpo. Una obra fresca, sencilla y excitante. Dirección: Marco Vargas y Chloé Brûlé-Dauphin Creación e Interpretación: Marco Vargas y Chloé Brûlé-Dauphin Escenografía: Producciones Artísticas Pelícano41 Vestuario: Mai Canto Diseño de iluminación: Juan José del Pozo Espacio Sonoro: Fernando Reyes Selección Musical: Marco Vargas Grabación banda sonora: Mouse dj. Diseño gráfico: Cube creativos Fotos: Luis Castilla Producción: 8co80 gestión cultural Impulso x Distribución: Elena Carrascal Amor y odio en silencio. El día a día de dos que a veces quieren ser uno y otras… Encuentro y desencuentro. Fusión y desintegración. Dos que viven la pasión del amor y la hiel del desamor.
TRAYECTORIA MARCO VARGAS & CHLOÉ BRÛLÉ Han formado parte de las programaciones más relevantes en diferentes disciplinas artísticas, como Bienal de Sevilla, Festival de Jerez, Mercat de Les Flors, Festival de Teatro Clásico de Mérida... Siendo exponentes claros en ferias, festivales y circuitos de toda nuestra geografía. En su continua búsqueda de innovación han sido compañía artística residente en Francia (“Le 104” en París, y “Centre Nacional de Danse de La Rochelle”), han coproducido en dos ocasiones con el Tanzhaus de Dusseldorf y colaborado en otras como Alejandrías, la mirada oblicua de 8co80 Producciones o La solitude dans un champ de coton de L’échapée lyrique sobre un texto de Bernard Marie Koltés. Siempre haciendo gala de un recorrido coherente y orgánico, destacando su labor en cada una de las producciones. Desde 2005 Vargas y Brûlé conforman un equipo en permanente sintonía creativa con un lenguaje propio desde el flamenco y la danza. Marco Vargas & Chloé Brûlé son Premio Mejor Dramaturgia y Mejor Espacio Sonoro en la Feria de Teatro en el Sur y Premio del público al Espectáculo Más Innovador en Gira en la Feria Internacional de Teatro y Danza de Aragón por “Cuando uno quiere y el otro no”. Premio Giraldillo a la Innovación de la XV Bienal de Flamenco de Sevilla y Premio Escenarios Mejor Espectáculo de Danza por TI ME TA BLE o el tiempo inevitable. Premio Escenarios Mejor Coreografía por Me va gustando.
Marco Vargas nace en Sevilla en un ámbito flamenco, de joven comienza a actuar en el tablao "el patio sevillano" que abandona para incorporarse a la Cia. Mario Maya y después a la Cia. Andaluza de danza, mas tarde a "la Cuadra de Sevilla" de Salvador Távora, todo ello alternando el aprendizaje con actuaciones y enseñanza tanto a nivel nacional como internacional. En 2005 conoce a la bailaora Chloé Brûlé con la que crea su propia compañía Marco Vargas & Chloé Brûlé desde entonces han ido desarrollando un lenguaje artístico propio y de gran riqueza expresiva.
Chloé Brûlé nace en Montreal, Canadá. Después de licenciarse en danza clásica en la escuela de Les Grands Ballets Canadiens, viaja a España para aproximarse al flamenco. Recibe la enseñanza de maestros como Manolo Marín, Andrés Marín, Javier Latorre y Rafaela Carrasco entre otros. La asimilación de este lenguaje le conduce a trabajar y formar parte de compañías como Javier Latorre, “Rinconete y Cortadillo”, Ángeles Gabaldón, “Inmigración”, Israel Galván, “Torero alucinógeno”, y bajo la dirección de Fernando Lima, dónde empieza un trabajo de investigación y búsqueda que la lleva a engendrar un lenguaje propio. En 2005 conoce a al bailaor Marco Vargas con el que crea su propia compañía Marco Vargas & Chloé Brûlé comenzando así una larga y sustancial relación artística.
Juan José Amador ha acompañado a figuras como Antonio, Mario Maya, Farruco, Matilde Coral, Cristina Hoyos, Manuela Carrasco, Diego Carrasco y Manuel Soler. Entre sus trabajos discográficos: ‘Dame veneno’, acompañado por Raimundo Amador y Paco Cepero, ‘Suite Sevilla’ de Rafael Riqueni y ‘Rock gitano’ de Pata Negra, entre otros. Se ha convertido en una figura indispensable del cante en la Bienal de Flamenco de Sevilla desde hace años. Asimismo su faceta se complementa como compositor musical como en el espectáculo “Capricho” para el Ballet Nacional de España en 2007. Comparte escena como cantaor con figuras como Israel Galván, Eva la Yerbabuena y desde 2006 colabora con la compañía Marco Vargas & Chloé Brûlé pasando a convertirse casi en parte integrante de la misma. Su trabajo arriesgado, su fuerza y presencia en la escena y su adaptación a los nuevos lenguajes del flamenco, le han llevado a estar presente en todos sus siguientes espectáculos. Si hay algo que caracteriza a la Compañía Marco Vargas & Chloé Brûlé es su apuesta en buscar los límites del flamenco. El resultado de esta búsqueda siempre desemboca en un carácter humano que se traduce con mucha nitidez y llega a cualquier espectador. De allí el interés que ha suscitado ante un público muy diferente, tanto de flamenco como de danza o de teatro.
EXTRACTO DE CRÍTICAS DE CUANDO UNO QUIERE Y EL OTRO NO Diario de Jerez …dos bailarines sublimes y absorbentes, elásticos, que serpentean por el suelo, que juegan con la forma hasta hacerla infinita, que permanecen en perfecta comunión entre ellos mismos y el público expectante. Marco Vargas y Chloé Brûle son los protagonistas de la que probablemente sea hasta el final del XII Festival de Jerez la propuesta más hipnótica, edificante y seductora de cuanto se ha programado en esta edición de la muestra… el espectáculo tiene al cantaor sevillano Juan José Amador como artista invitado, en la que es quizás una de sus interpretaciones más sorprendentes… Vargas y Brûle atrapan, no dejan que nadie mire la hora y pierda el hilo discursivo de su rompedora invitación a la danza. Con giros radicales y poses imposibles. Con un planteamiento coreográfico sorprendente y una calidad en su ejecución, en su sincronía y en su milimetrada puesta en práctica, sencillamente perfecta… Que el espectáculo no acabe nunca, que se detenga el tiempo y la pareja siga danzando… (Francisco Sánchez Múgica) Artez 112. Algo más que danza Marco Vargas y Chloe Brule acompañados del cantaor Juan José Amador, presentaron su trabajo Cuando uno quiere y otro no, por primera vez en interior, y lograron darle una coherencia en el añadido previo y el epílogo a lo que presentan en la calle que resultó uno de los trabajos más completos, de mayor calidad, con una bella expresión en todos los elementos empleados, consiguiendo atrapar a los espectadores tanto por el cante como por el baile, así como por la puesta en escena y la gran fuerza de los dos bailarines. (Carlos Gil) El dia de Córdoba. XXIII feria de teatro en el sur …los bailaores Marco Vargas y Chloé Brûlé, que fueron los ganadores de los premios a la mejor dramaturgia y mejor espacio sonoro por su montaje Cuando uno quiere y el otro no; (Marisa Montes) El Norte de Castilla. CULTURA. DANZA Amor y olvido en silencio. Una pareja vive la pasión del amor y la hiel del desamor. Uno quiere, la otra no, después al revés. Marco Vargas y Chloe BruleDauphin demuestran que no hacen falta palabras ni guiones. El gesto, el movimiento, en suma el rito corporal, no necesitan complementos. NOTICIAS MANTA. ECUADOR. La Hora. Red Ecuatoriana de Festivales Los bailaores cautivaron con su historia y movimientos. Chloé Brulé Dauphin y Marcos Vargas brindaron un buen espectáculo de flamenco. “Cuando uno quiere y el otro no” atrajo al Chusig más público que las noches anteriores. El circo de “Vivos” utilizó la estrategia de gancho, convocó a cientos de seguidores del programa televisivo, que desde las 18h00 pugnaban por las entradas, el gentío ocupó más de una cuadra. Los bailaores Marcos Vargas y Chloé Brulé Dauphin, de España, lograron por primera vez en este Festival arrancar los aplausos del público que en su mayoría se puso de pie. La propuesta del continente Europeo fue catalogada como buena, en la que el amor y olvido en silencio se puso de manifiesto. Una pareja que mostró la pasión del amor y la hiel del desamor.
CRÍTICAS COMPLETAS
DIARIO DE JEREZ – FESTIVAL DE JEREZ FRANCISCO SÁNCHEZ MÚGICA
Un minuto puede durar una eternidad. El compás, el jaleo, hace las veces de pulsaciones, de latidos del corazón, de tictac de un tiempo inagotable pero modulable, que se altera y que sufre interferencias constantemente. Se escuchan gemidos bajo el manto de la total oscuridad. Blanco y negro, claroscuros, tenebrismo, fogonazos, distintos estados de ánimo. Cuando uno quiere y el otro no se construye dese la dialéctica, confrontación y convergencia, de dos bailarines sublimes y absorbentes, elásticos, que serpentean por el suelo, que juegan con la forma hasta hacerla infinita, que permanecen en perfecta comunión entre ellos mismos y el público expectante. Marco Vargas y Chloé Brûlé son los protagonistas de la que probablemente sea hasta el final del XII Festival de Jerez la propuesta más hipnótica, edificante y seductora de cuanto se ha programado en esta edición de la muestra. Ayer en La Compañía ambos artistas danzaron al amor y al desamor, pero también al tiempo, irrefrenable y agotador, y a la incomunicación, espita que salta en la olla a presión que es la vida rutinaria. Los bailarines, como hizo Bergman en Secretos de matrimonio desde el prisma del lenguaje cinematográfico, se encargan de diseccionar el día a día de las relaciones de pareja desde un punto de vista íntimo y minucioso, abriendo al público su rico universo sentimental. La cotidianeidad de dos enamorados que deviene en una vasta galería de pulsiones, estímulos y sentimientos incontrolables: pasión, ternura, ilusión, escepticismo, inseguridad, desamparo… Construido en tres grandes bloques, Lo que me alimenta me mata, Las casas sienten y La diferencia, el espectáculo tiene al cantaor sevillano Juan José Amador como artista invitado, en la que es quizás una de sus interpretaciones más sorprendentes. Y eso, teniendo en cuenta que ha trabajado con artistas tan transgresores como Israel Galván y personales como Javier Barón. Sin acompañamiento musical alguno, Amador canta a capella y canta a sus propios silencios. Canta sobre la mesa, desde un balcón de La Compañía, ejerce de voz interior de la pareja, sin rozarles, como conciencia íntima que actúa de centro de gravedad de los bailarines. Es solvente en los tientos, donde se mezcla el enamoramiento y lo sensitivo. Expresión máxima en la soleá, mientras el bailarín sostiene en brazos a su pareja. Los rostros fundidos y el dúo como si fuese un todo orgánico. Surge Sabicas y su soleá, y suena Ne me quitte pas. Sensación de abandono. Discusión, golpes en la mesa. Llega el desgaste, la erosión en las relaciones por la condenada rutina, por querer amar y acabar saltando con la retransmisión de un partido de fútbol. Eso también se retrata en escena con absoluta imaginación y perfecto juego de luz y sonido, dos elementos imprescindibles y cuidados celosamente durante la hora que dura el montaje. Con una nariz de clown, con una linterna en total intimidad, alrededor de la mesa, reconciliándose y con la vuelta a la guerra fría, Vargas y Brûlé atrapan, no dejan que nadie mire la hora y pierda el hilo discursivo de su rompedora invitación a la danza. Con giros radicales y poses imposibles. Con un planteamiento coreográfico sorprendente y una calidad en su ejecución, en su sincronía y en su milimetrada puesta en práctica, sencillamente perfecta. Desde la sobriedad de una puesta en escena austera pero inteligente. Jugando con los mínimos recursos pero con sobrado talento para provocar y zarandear al espectador para hacerle reflexionar, identificarse con lo que ve sobre las tablas. Una intención, obviamente, digna de alabanza y agradecimiento. Y Marco corre, acelera el paso como si no hubiese mañana. Y Chloé, desde su individualidad, le da la réplica reivindicando su autonomía. El break-beat y la samba brasilera, como si fueran alegrías de Cádiz, dan un último golpe de timón al montaje. Pero el cierre por toná suena severo y agridulce, y la pareja vuelve a fundirse en la oscuridad. La obra concluye: ellos dos, exhaustos, quieren, pero nosotros no. Que el espectáculo no acabe nunca, que se detenga el tiempo y la pareja siga danzando, removiéndonos con la miel en los labios el placer de hacernos sentir mediante la sugestión en lugar de con el alarido de lo explícito, de lo mediocre y lo vulgar. Eso que actualmente campa a sus anchas, con la pobre excusa de la comercialidad, y que tantos se atreven a considerar como arte.
Pasión y odio se casan en la vida imaginada de Vargas y Brûlé-Dauphin. LA VOZ – FESTIVAL DE JEREZ ANTONIO CONDE
Siguiendo un eje argumental basado en la vida que puede llevar cualquier pareja en cualquier lugar del mundo, se da cabida a las fases por las que pasan los sujetos a través de elementos formales del baile, consiguiendo ahondar en los sentimientos a través de la jondura del baile. Marco Vargas da vida a la pareja en el escenario de la canadiense Chloé Brûlé-Dauphin, donde se suceden situaciones que bien nos recuerdan a escenas de matrimonio televisivas de los últimos tiempos. La pasión, el amor incondicional, las riñas que se suceden en cualquier casa donde habita una feliz pareja es el argumento de una obra que trata el amor y el desamor desde el flamenco contemporáneo, de la vanguardia de los tiempos que corren. Juegos de luces, que dejan entrever a los actores de la pasión que se daría a continuación, dan paso al cante de Juan José Amador, que interpreta y palmea inmejorablemente en tanto en cuanto ameniza la historia. El cuerpo de los bailaores habla, transmite emociones, refleja las sensaciones que están sintiendo el uno por el otro, hasta el momento del encuentro donde Cupido lanza sus ardientes lanzas que se traducen en intensos latidos que hacen temblar las columnas de la Sala Compañía, lugar de celebración de la citada reunión. Diálogo de pareja, peleas en la mesa y pasión por el fútbol son algunos de los detalles que amenizan las vidas de la pareja. “El amor que alimenta mata”, reza la voz en off que sentencia el cambio de cada escena. Vuelta a la rutina, a la sucesión de riñas y reconciliaciones que llevan al desate de pasión en el fuego interior que producen las reacciones químicas de ambos. La cálida llama que surge de la linterna es convocada como único nexo hasta que se rompe por las ondas del UHF y gol de futbolista anónimo. Original guión musical, en la voz de Juan José Amador y sones latinos, salseros además de fragmentos afrancesados en la música de Ne me quittes pas. El paso de tiempo versa sin control; un minuto puede ser una eternidad y la diferencia vuelve al cíclico ritmo del amor en todas sus manifestaciones. Coreografía absorbente que provoca que el hilo no se pierda hasta el final del único pase que provoca los aplausos del casi lleno de la sala. Últimos sonidos desde el balcón de una casa cercana dan fin a la historia de amor. DIARIO DE SEVILLA JUAN VERGILLOS
Lo mejor de Jerez ha estado también este año en los márgenes. En una edición marcada por grandes nombres como Yerbabuena o Carrasco, lo mejor ha sido un espectáculo íntimo, con sólo tres intérpretes, llamado Cuando uno quiere y el otro no. La obra que ha visitado varios certámenes de danza y teatro contemporáneos, pero que apenas se ha visto en el circuito flamenco, es un verdadero tour de force de tres intérpretes, dos bailaores y un cantaor. Los primeros, Marco Vargas y Chloé Brûlé, escenifican los vaivenes de toda relación de pareja, de toda relación. Con eficacia, humor, pasión, melancolía y verdad. El cantaor Juan José Amador puntea, comenta, subraya o sirve de paño de lágrimas a los dos protagonistas con el sólo instrumento de su voz y su presencia física, demostrando un dominio rítmico, un timbre vocal prodigioso, un registro único, una potencia abismal y una presencia escénica asombrosa DIARIO DE JEREZ MANUEL RÍOS RUIZ Se trata de un espectáculo muestra de las últimas tendencias escénicas del arte flamenco, desarrollada desde el prisma del baile y la danza. Chloé Brûlé-Dauphin se licenció en danza clásica por Les Grands Ballets Canadiens, para seguidamente formar parte de los elencos de Javier Latorre. Israel Galván y María Angeles Gabaldón, con los que recorre diversos e importantes festivales, adquiriendo un amplio dominio del baile flamenco, que le lleva a ser figura del tablao El Flamenco de Tokio. Su formación y trayectoria son por lo tanto de indudable calidad. Por su parte, Marco Vargas se ha formado como bailarín y bailaor, por lo que lo mismo interpreta danza clásica o danza contemporánea que unas cantiñas. Sus comienzos profesionales también tuvieron lugar en las más significativas compañías de baile flamenco, entre ellas las de Mario Maya, La Cuadra y la Andaluza de Danza, y ha demostrado su arte en escenarios nacionales e internacionales.Dos artistas viviendo una etapa de gran trascendencia en sus respectivas carreras, que en “Cuando uno quiere y el otro no”, desean aportar peculiaridades al género, con la base argumental que definen así. “Amor y odio en silencio. El día a día de dos que a veces quieren ser uno y otras… Encuentro y desencuentro. Fusión y desintegración. Dos que viven la pasión del amor y la hiel del desamor”.
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