Revista AJM Nª 2 ABRIL 2021
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EDITORIAL
Bienvenida sea la revista AJM Juan José Rodríguez Sendín. Presidente de la AAJM. Médico de Familia. Master en Administración de Servicios Sanitarios. Presidente de la OMC 2009 - 2017. Presidente de la Comisión Deontológica del ICM Toledo y vocal de la Comisión Nacional de la OMC. Vicepresidente de la Confederación LatinoIberoamericana de Entidades Médicas (CONFEMEL). El principal objetivo y preocupación de la AAJM tiene un gran componente moral, reivindicamos que todos los ciudadanos, tras la injusta distribución de la riqueza y unos sistemas públicos de salud cada vez más debilitados e intervenidos por los intereses mercantiles, tengan acceso justo a los medicamentos necesarios para preservar su salud La aparición de la revista AJM es un motivo de gran satisfacción y alegría para todos los que creemos posible mejorar el acceso universal y justo al medicamento. El espacio estaba vacío, parece que estaba esperando a nuestra joven Asociación. Es de alegría en tanto que supone un rito de paso en aquel proyecto que ya hace 5 años iniciamos, creyendo que un mundo mejor es posible o al menos evitar su deterioro. Vivimos tiempos vertiginosos. La crisis económica y las políticas presupuestarias de estabilidad propiciaron desde el 2009 medidas de reducción en los programas sociales de España, que no se han desarrollado paralelamente con políticas de ajuste eficaz sobre el gasto en medicamentos, especialmente sobre los precios de las moléculas más novedosas. Por si fuera poco, aparece la COVID19 y complica muchísimo más la situación y con ella las amenazas y las situaciones abusivas que utilizan y especulan con la necesidad urgente de responder contra la Pandemia y proteger a todos con vacunas y medicamentos de forma justa. Lo que predomina es la lógica de los mercados y la incapacidad de los gobiernos para controlarlos
Juan José Rodríguez Sendín
eficazmente, permitiendo precios y ganancias abusivas de la IF. Apenas 300 personas tienen más renta que el 40% de la humanidad. 1.200 millones de seres humanos viven con menos de un dólar al día. Han vuelto a aparecer enfermedades que se creían desterradas. Qué podemos decir de la actual pandemia que nos asola, tanto por las muertes que causa la enfermedad como por la pobreza que provocan, en parte ocasionada por los gastos sanitarios que la misma origina. El “si Dios ha muerto todo está permitido” de Dostoievski lo ha hecho cierto un sistema económico que convierte en mercancías y dinero todo lo que toca. Y esto es precisamente lo que ocurre con la actual pandemia. Mientras una buena parte del mundo se retuerce de dolor, miedo y sufrimiento, las g randes industrias farmacéuticas (IF) y sus dueños pretenden extraer de ellos el máximo beneficio posible, aunque ello suponga incrementar más y más la gravedad de los riesgos en los que la humanidad esta sumida. Utilizan para ello su gran justificación que le ofrecen las prerrogativas de las patentes sobre sus moléculas de medicamentos y la manida y falsa disculpa de que necesitan esas ganancias -sin límites- para investigar. Ocurre al contrario, las expectativas de grandísimos beneficios en torno a una nueva molécula desaconsejan la investigación en otras para atender aquellas necesidades de salud que ofrecen menos oportunidades de negocio. Por