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Hacia las Pasturas Top en ganadería
Mónica Graciela Agnusdei (1) y María Alejandra Marino (2) (1)Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Estación Experimental Agropecuaria Balcarce. (2)Facultad de Ciencias Agrarias, UNMP.
“En sintonía con la creciente transformación tecnológica que experimenta la agricultura nacional, vislumbramos un horizonte de crecimiento tecnológico muy alentador para la ganadería. Tal transformación tiene un pilar sólido en conocimientos básicos y aplicados, integrados en paquetes tecnológicos confiables de aplicación masiva y rasgos especializados para los diferentes ambientes…”.
Palabras Claves:
pasturas, forraje, ambientes marginales, producción, manejo
Las regiones templado-húmedas/subhúmedas son ambientes especiales para que las Pasturas perennes expresen su potencial productivo, con un ciclo de crecimiento que aporta forraje no menos del 60-70% del período anual (7-9 meses) cuando se eligen y combinan las especies y cultivares adecuados para cada situación edafo-climática. Esta potencialidad de las Pasturas Perennes, la cual ofrece ventajas comparativas claras con respecto a los recursos anuales, difícilmente es alcanzada a nivel de los sistemas productivos.
¿Son productivas las pasturas de los ambientes ganaderos?
La duda que primero surge es si las Pasturas pueden alcanzar altos niveles productivos en los suelos marginales donde mayormente se ubica la ganadería en la actualidad. Lamentablemente no hay una respuesta general para esta pregunta en razón de la amplia variedad de ambientes marginales que existe en cuanto a pH, profundidad del horizonte superficial, profundidad y tipo de impedancia subsuperficial - Bt, tosca -, etc. Lo que sí podemos afirmar es que la vegetación natural de dichos ambientes, abarcando desde el “barro blanco” dominado por “pelo de chancho” hasta el límite con los suelos más propios para la festuca tradicional, no producen más de 1-3 tn MS/ha año. En cambio, las producciones de forraje alcanzables en esos mismos ambientes con Pasturas de agropiro alargado puede rondar las 6-12 tn MS/ha año, lo que constituye un gran aporte a la ganadería.
Una de las características que tienen estos suelos marginales es la alternancia marcada entre períodos de exceso y falta de agua. Esto naturalmente determina fluctuaciones en la oferta de forraje que requerirán estrategias ágiles y de tipo “oportunistas” para lograr un aprovechamiento razonablemente eficiente del forraje producido. Para ello es imprescindible contar con cadenas forrajeras bien estructuradas, que incluyan una proporción de cultivos forrajeros anuales, como los verdeos de invierno y verano, para ayudar a estabilizar la oferta de forraje y disponer en tiempo y forma de la carga animal necesaria para aprovechar el potencial productivo de las Pasturas Perennes. Las reservas como heno también son una opción a considerar en muchos modelos productivos.
Todo el sistema depende de la producción de pasto
Las Pasturas perennes tienen un potencial productivo que puede ser sustancial aún en suelos marginales. Por lo tanto, es imprescindible saber cómo producirlo. En otras palabras, el productor ganadero debe ser en primera instancia un “productor experto de pasto”. Este es un punto realmente importante porque establece una prioridad muy clara: si el eslabón primario del sistema no funciona bien, el resto estará tarde o temprano en problemas. El “productor experto de pasto” tiene además que convertirse en un “cultivador experto…” ya que una buena Pastura perenne no es ni más ni menos que un cultivo de hojas. Tal como en agricultura hablamos de Índice de Cosecha (% grano=biomasa de granos/ biomasa total), en el cultivo de pasturas debemos aplicar un criterio equivalente que nos focalice en nuestro objetivo central: maximizar el porcentaje de “láminas” que produce la pastura. ¿A qué nos referimos con “láminas? A la porción de la hoja que tiene mayor calidad y la que básicamente consumen los animales.
La otra parte de las hojas corresponde a lo que se llama “vaina” y cuya función básica es sostener a las “láminas”. Por eso son más fibrosas, tienen menos componentes proteicos y, por ende, son de baja calidad nutritiva. Lo ideal es que la pastura sea literalmente forzada a producir tan sólo la cantidad mínima de vainas como para sostener una masa de “láminas” entre 1-1,5 tn MS /ha (Agnusdei y col., 1998; Agnusdei y col., 2007; Lemaire y Agnusdei, 2000). Más adelante daremos algunas pautas sobre como alcanzar este objetivo.
Vale aclarar que, cuando el clima lo permite, una Pastura productiva puede producir esas 1-1,5 tn MS /ha alrededor de 2 veces en otoño, 3 veces entre fin de invierno y primavera, y 1 vez en verano dependiendo de la disponibilidad hídrica (Agnusdei y col., 2001).
Todo el resto de la biomasa que se produzca, ya sea vainas innecesarias, material muerto, tallos e inflorescencias, no son el objetivo de un “cultivador experto de pasto”, excepto claro en potreros destinados a reservas de forraje de baja calidad destinadas al mantenimiento de vacas de cría.
¿Dónde apuntar en el manejo de Pasturas?
Para contestar esta pregunta primero hay que tener una concepción clara de lo que debe ser una buena Pastura y cómo funciona para producir forraje de calidad y persistir en el tiempo. De esta forma podremos alcanzar los objetivos productivos que nos propongamos.
En muchos casos nos encontramos con algo que pudo haber sido en su momento una Pastura de festuca o agropiro, pero que ahora es un recurso muy degradado en cuanto a especies, densidad de plantas y fertilidad edáfica….Esto nos lleva a reflexionar que el sólo hecho de haber sembrado en algún momento semillas con el objetivo de tener una Pastura no otorga un título “honoris causa” en términos de lo que se entiende por una pastura bien lograda, como la que definiremos más abajo.
Luego vienen naturalmente las frustraciones porque la supuesta Pastura no produce demasiado. Lo peor es que en ese estado generalmente no hay Tecnología de Pasturas que valga para revertir la situación. ¿Por qué? Porque sólo pueden esperarse buenas
respuestas al manejo, a los insumos y, obviamente, al buen clima, cuando la Pastura es suficientemente foliosa como para capturar de manera eficiente los recursos que se encuentran a su disposición
(radiación, agua, nutrientes).
De acuerdo con lo que comentamos antes, queda claro que tanto el mejor genotipo como las mejores condiciones ambientales tienen gran probabilidad de defraudarnos cuando lo que creemos que es una Pastura es un conjunto de matas aisladas produciendo estructuras de bajo valor productivo y nutricional para el ganado.
¿Cómo luce una buena Pastura?
En función de lo expuesto surge por consiguiente la pregunta de ¿cómo debe ser la estructura de una Pastura en óptimo estado, o sea, nuestra Pastura Top? Al igual que ocurre con los cultivos de cosecha, es necesario que tengamos “in mente” un ideotipo o modelo de Pastura que cumpla con las condiciones requeridas para alcanzar el techo productivo de cada ambiente. En la Imágen 1 a) y b) puede observarse el detalle y vista general de una Pastura Top de festuca alta de 5 años. La Imágen 1 c) y d) muestra otro ejemplo, pero con una Pastura muy longeva (más de 20 años) de agropiro alargado. Podríamos seguir mostrando nuestras Pasturas Top de cualquier especie forrajera, incluso las megatérmicas, y su aspecto sería muy semejante. Inclusive semejante a cómo luce una buena Pastura de raigrás perenne en Tandil, Australia o Nueva Zelanda.
Imagen 01
Detalle (a y c) y vista general (b y d) de pasturas bien manejadas de Festuca alta y Agropiro alargado.
a c
b d
Imagen 02
Detalle (a) y vista general (b) de pasturas degradadas de Festuca alta y Agropiro alargado
a b
¿Cuáles son los rasgos comunes a todas ellas? Se trata de estructuras con alta densidad de individuos y alta cobertura (escasos espacios vacíos u ocupados por especies no sembradas), sin formación de matas y muy foliosas. La palabra que las define mejor es cespitosas (Agnusdei y col., 2010). Esto es válido para todas las especies, incluyendo las de alto porte como grama rodes y agropiro alargado (Agnusdei y col., 2007). Todas pueden tomar esta fisonomía si se las maneja adecuadamente.
¿Qué podemos esperar de una Pastura Top?
Los resultados de producción animal que se obtienen con lo que llamamos Pasturas Top son muy atractivos, con ganancias de peso que superan normalmente los 500 g/animal día y producciones de carne que pueden alcanzar valores de 500-700 kg de PV/ha año. Para explotar esta potencialidad es imprescindible contar con recursos forrajeros complementarios como el maíz o sorgo para pastoreo directo y conservación, de modo de amortiguar las variaciones anuales e interanuales de la producción de las Pasturas.
Comentarios generales sobre Buenas Prácticas de Manejo
Seguramente algunos lectores a esta altura están pensando que el modelo Top de Pastura no necesariamente va a ser la panacea en los aspectos que a él le interesan. Pero en el caso de las Pasturas, la fisonomía Top no es el resultado del azar sino de la aplicación de algunas pautas de manejo que, afortunadamente, permiten obtener de manera simultánea: alta producción, adecuada calidad, buena respuesta animal y larga persistencia productiva. Esta es una muy buena noticia. Podemos estar tranquilos que la estructura de Pastura a la que nos referimos, sea cual fuere la especie y el genotipo, es algo que se construye. Tal construcción implica un proceso virtuoso que arranca con la siembra. La vieja idea de que se puede sembrar una Pastura así nomás y luego “dejarla que venga” debe desterrarse por completo.
El ciclo virtuoso de producción, calidad y persistencia es el resultado primario de una siembra ejemplar que deberá tener en cuenta entre los aspectos principales:
- Cultivo antecesor y limpieza del lote. - Genotipo. - Calidad de semilla. - Momento de siembra en función de la temperatura del suelo y del tiempo térmico requerido a emergencia (criterio corriente en cultivos de grano y ausente para Pasturas). - Fertilización de arranque. - Densidad y profundidad de siembra.
Todo lo que se mencionó antes deberá acompañarse por una acción de manejo clave que raramente se hace en la práctica:
Pastorear la Pastura lo antes que sea posible en el año de implantación, una vez que las plantas estén arraigadas, de modo de favorecer el macollaje temprano y evitar la formación de matas.
Esta medida es esencial para que las Pasturas logren una conformación cespitosa, de fácil manejo y aprovechamiento. En nuestra zona, si el año viene bien, el primer pastoreo liviano puede llegar a realizarse el mismo otoño de la implantación, seguido de al menos una utilización importante la siguiente primavera. Una vez establecida la Pastura:
Tener en cuenta los requerimientos de nutrientes de las plantas para favorecer el uso eficientemente los recursos disponibles (radiación, agua y nutrientes), obtener altas tasas de crecimiento de forraje y cuidar la fertilidad edáfica.
Del mismo modo que hoy en día no hay dudas que el rendimiento del trigo, la soja o de cualquier cultivo de cosecha depende de la disponibilidad de nutrientes, no deben quedar tampoco dudas que en una Pastura ocurre exactamente lo mismo. De ahí a que se fertilice o no, la decisión dependerá de otras cuestiones como el clima o razones económicas.
No mencionamos entre las razones la contaminación ambiental porque hoy tenemos un buen cuerpo de conocimiento sobre diagnóstico nutricional, momentos de aplicación, particiones y dosis, entre otros, como para controlar este tipo de riesgos.
La idea de que las Pasturas construyen fertilidad edáfica es correcta, pero hasta cierto punto. Si la Pastura es productiva, al cabo de unos años se observa generalmente un aumento considerable del contenido de Materia Orgánica del suelo; pero si no lo es, hasta puede haber una caída de dicho contenido. Y esto es degradación ambiental.
El proceso de degradación ambiental antes comentado lamentablemente es poco percibido. Lo que si se percibe claramente es la degradación de las Pasturas, hecho que parece algo indefectible y que, para peor, puede ocurrir muy tempranamente.
Son muchas las causas aceptadas culturalmente como determinantes de estos fenómenos, tales como compactación del suelo, uso excesivo, sequía, enfermedades, etc. Sin embargo, las principales causas de esos fenómenos degradativos, entre las que se destaca en primer grado la baja disponibilidad de nutrientes como fósforo y nitrógeno en el suelo, son normalmente soslayadas.
Algunos criterios para el Manejo del Pastoreo Las Pasturas como agropiro alargado y festuca alta son relativamente fáciles de manejar en la medida que se sigan ciertos criterios relativamente simples.
Manejo al inicio de la primavera
Ello determinará lo que ocurrirá el resto del año, tanto en términos de la Pastura como de la producción animal. Para ello es esencial empezar el pastoreo lo más tempranamente que sea posible, ni bien se detecta que las tasas de crecimiento se aceleran. Esto evitará que las Pasturas se hagan altas, perdiendo foliosidad y calidad, y que más tarde encañen, formen matas y se raleen.
Cortes de limpieza
Esta práctica resuelve sólo parcialmente los inconvenientes que generan las matas fuertes y las inflorescencias, particularmente en cuanto a reducir en alguna medida la superficie de rechazo de los animales en el pastoreo subsiguiente.
Sin embargo, no son efectivos en cuanto a favorecer la conformación de una Pastura cespitosa y predominantemente foliosa debido a que no actúan sobre el origen del problema.
Velocidad de rotación durante los períodos de activo crecimiento
No debe exceder una acumulación térmica de 400-500 ºC (equivalente a unos 35-45 días en un período con temperatura media de 15 ºC y considerando una temperatura base de crecimiento de 4ºC). Obviamente, el ritmo se desacelerará en los períodos en que el crecimiento se vea afectado por sequías u otros factores limitantes (Agnusdei y col., 1998; Lemaire y Agnusdei, 2000).
El ritmo de rotación deberá acelerarse respecto de lo mencionado previamente cuando se observe que la rápida acumulación de forraje sombrea la base de la Pastura. En esos casos, la decisión para guiar la velocidad de rotación consiste en evitar acumulaciones de forraje por encima de los 2,5-3,0 tn MS/ha, que es la cantidad aproximada de biomasa requerida para cubrir totalmente el suelo en las Pasturas no encañadas (Lemaire y Agnusdei, 2000; Chapman y col., 2011).
Si el fenómeno está ocurriendo masivamente, ello indica que se está trabajando con una baja carga animal. La opción más directa cuando no se dispone de animales adicionales es clausurar potreros con destino a reserva de forraje y continuar la rotación en una superficie más reducida.
Biomasa remanente pos pastoreo.
Debe estar conformada por una proporción de hojas verdes ya que de ello dependerá fuertemente la vitalidad de la Pastura y la velocidad del rebrote.
En el único momento en que se puede evitar dejar remanente foliar es al realizar los pastoreos severos de fin de invierno destinados
a controlar la floración de la Pastura (intervención denominada “control temprano de la floración”) (Agnusdei y col., 1998; Lemaire y Agnusdei, 2000).
En el resto del año dejar un remanente adecuado de hojas deberá ser un objetivo principal de manejo, particularmente cuando las temperaturas descienden o cuando hay riesgo de sequía.
Comentarios finales
El sector agropecuario transita por un momento profundamente jerarquizado. En este contexto, vislumbramos un alentador horizonte de crecimiento tecnológico para la ganadería, en sintonía con la creciente transformación tecnológica que experimenta la agricultura nacional. Dicha transformación tiene un pilar sólido en conocimientos básicos y aplicados, integrados en paquetes tecnológicos confiables de aplicación masiva y rasgos especializados para los diferentes ambientes. Para entrar en esta transformación, los sistemas ganaderos de base pastoril deben concebir a las pasturas como un cultivo susceptible de ser manejado con los mismos criterios y precisiones que los cultivos de cosecha. Esa es la meta a la que hoy estamos apuntando y es el lema de la Jornada PASTURAS 2012 que organizamos desde la Unidad Integrada Balcarce para el 23 de Marzo en el Hotel Costa Galana de Mar del Plata. Los esperamos.
Encuentre el presente trabajo en www.aapresid.org.ar
Bibliografía - AGNUSDEI M.G., MAZZANTI A., COLABELLI M., LABREVEUX M. 1998. Fundamentos para el manejo del pastoreo de pastizales y pasturas cultivadas de la Pampa Húmeda Bonaerense. Boletín Técnico N° 147. CERBAS, INTA EEA Balcarce .16 p.- AGNUSDEI M.G., COLABELLI M.R. y FERNANDEZ GRECCO R.C. 2001. Crecimiento estacional de forraje de pasturas y pastizales naturales para el sudeste bonaerense. Boletín Técnico N° 152. CERBAS, INTA EEA Balcarce. 16 p.- AGNUSDEI M.G., DI MARCO O.N., MARINO M.A., ERRECART P., INSÚA J. 2010. Festuca alta: Una mirada ecofisiológica para entender y manejar la producción, calidad y eficiencia de utilización del forraje. XII Reunión Anual de Forrajeras INTA Pergamino: Pasturas base Festuca alta, Producción y Manejo. 16 p.- AGNUSDEI M.G., ASSUERO S.G., FERNANDEZ GRECCO R.C., CORDERO J.J., BURGHI V.H. 2007. Influence of sward condition on leaf tissue turnover in tall fescue and tall wheatgrass swards under continuous grazing by cattle. Grass and Forage Science. 62: 55-65.- CHAPMAN D.F., THARMARAJ J., AGNUSDEI M.G, DOW B. 2011. Regrowth dynamics and grazing decision rules: further analysis for dairy production systems based on perennial ryegrass (Lolium perenne L.) pastures. Grass and Forage Science (en prensa).- LEMAIRE G., AGNUSDEI M.G. 2000. Leaf tissue turn-over and efficiency of herbage utilization. En: Lemaire, G; Hodgson, J.; de Moraes, A.; Nabinger, C. y Carvalho, P.C. de F. (eds.) Grassland Ecophysiology and Grazing Ecology. CABI, Oxon. pp.265-287.- MARINO M.A., AGNUSDEI M.G. 2010. Nutrición nitrogenada de verdeos y pasturas: manejo de alto impacto productivo. Revista Fertilizar. 14: 9-14.