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Un bisturí para el control de malezas

Por: Ing. María Eugenia Magnelli

Con un ahorro del 70% en herbicidas y menor impacto ambiental, las aplicaciones selectivas de herbicidas ganan terreno de norte a sur.

El problema de malezas se expandió ampliamente en distintas regiones del país. Este escenario, llevó a encontrar estrategias de manejo más eficientes. Con la precisión de un bisturí, las aplicaciones puntuales o selectivas ganan terreno con una adopción en continuo crecimiento.

Para conocer más detalles de esta tecnología, conversamos con la Ing. Agr. María José Galdeano, asesora en el Chaco Santiagueño, y el Ing. Agr. Estaban Bilbao (Regional Aapresid Necochea, Agroestudio Viento Sur SRL) del sudeste de la Provincia de Buenos Aires.

Los comienzos

A 10 años de las primeras experiencias, María José Galdeano indicó “En el año 2012 los problemas de malezas habían avanzado muchísimo en lotes agrícolas, es por eso que, desde el Grupo Los Gatos buscamos tecnologías que nos ayuden a reducir el uso de herbicidas, mejorar los controles y minimizar el impacto sobre el ambiente”. Y continuó “El primer equipo llegó en la primavera de 2012, un sensor Weed Seeker montados sobre la pulverizadora”.

Yendo al sudeste de la Provincia de Buenos Aires, Esteban Bilbao comentó “Desde 2015 comenzamos a estudiar con mi hermano Agustín sobre aplicaciones puntuales. En ese momento tomamos la información disponible que provenía de Chaco y Santiago del Estero”. Según explicó Bilbao, en ese entonces, la inversión en equipos selectivos no se justificaba, dado la baja presión de malezas problema. No obstante, ese escenario cambió rápidamente “El raigrás resistente a glifosato se instaló en toda la zona con presencia en el 99% de los lotes; también avanzó la “nabolza” (nabo resistente a glifosato y als) y el yuyo colorado”, disparó el Ingeniero. Esa situación complejiza los sistemas de producción, complicando y encareciendo el manejo de malezas, además de aumentar el impacto ambiental. “Estábamos haciendo lo mejor que podíamos y las malezas seguían avanzando en nuestros campos”, aseveró.

Todo esto los llevó a meterse de lleno en el tema desde 2017, estudiando con los técnicos referentes del norte de Argentina. Tal es así que, en 2019 formaron un grupo de intercambio con usuarios de Weed It, desde el centro de Córdoba y Santa Fe hasta el sudoeste de Buenos Aires, sumando el primer equipo de aplicaciones dirigidas en el sudeste de Buenos Aires en la zona de Necochea y Lobería, generando información para impulsar la adopción de esta tecnología. Actualmente ya hay 25 equipos (entre Weed It y Weed Seeker 2) en la zona de Mar y Sierras (sudeste de Buenos Aires), trabajando principalmente en control de malezas en barbecho.

Todo esto los llevó a meterse de lleno en el tema desde 2017, estudiando con los técnicos referentes del norte de Argentina.

Funcionamiento de los equipos

Según explicó Galdeano, los equipos de pulverización selectiva tienen una luz roja que brilla constantemente en dirección al suelo. Cuando la luminiscencia se encuentra con material vegetal vivo, la clorofila de la planta absorbe parte de esa luz roja y otra parte la emite como infrarroja, que se convierte en la señal que activa los sensores y los mecanismos de pulverización. Una vez identificada la planta de maleza, el sensor envía una señal eléctrica a la válvula que se debe abrir, y un sistema inteligente calcula el retraso necesario para aplicar el producto exactamente sobre la planta, de acuerdo con la velocidad de avance del equipo. Al aplicar el herbicida sólo en las plantas detectadas por el sensor, no se desperdicia el producto en las zonas donde no hay presencia de malezas.

Los herbicidas

El asesor de Viento Sur comentó que en barbecho utilizan principalmente herbicidas post-emergentes de la maleza como glifosato, hormonales (2,4 D, picloram, dicamba, etc), ppo de contacto (saflufenacil, carfentrazone, pyraflufen, etc), graminicidas (cletodim, haloxifop) y desecantes (como paraquat y glufosinato de amonio).

Advirtió que también están realizando algunas experiencias aplicando residuales de forma dirigida para controlar malezas con semilla pesadas (por ej raigrás, nabolza), pulverizando alrededor de las plantas verdes para no utilizarlos en los lotes completos en situaciones de baja presión de la maleza. En lo que es cultivos, las principales pruebas son con pinoxaden para control de raigrás y avena en estadios tempranos de trigo y cebada, cletodim o haloxifop en soja y girasol para control de maíz guacho y HPPD para el control de nabolza en estadios tempranos de maíz.

Por su parte, Galdeano comentó “Si bien casi no tenemos aplicaciones en post emergencia, con la aparición de amaranthus resistente en la zona, los nuevos desafíos vienen de la mano de aplicaciones sobre cultivos”. Además, advirtió que les está costando mucho reducir la superficie en censos con malezas de hoja ancha, no logran detener borreria y amaranthus resistentes.

Los equipos de pulverización selectiva tienen una luz roja que brilla en dirección al suelo que, al encontrar material vegetal vivo, activa un sensor que abre la válvula de descarga de producto sobre la planta.

"Llevamos adelante ensayos en micro parcelas probando todo tipo de mezclas y productos recomendados por los laboratorios para llegar a las mejores combinaciones para cada especie problema, y con esos datos realizamos las mezclas en aplicaciones selectivas. La ventaja de las aplicaciones puntuales, es que podemos optar por herbicidas más caros, dado la menor cantidad de producto que se utiliza”, aseveró.

Ambos Ingenieros explicaron que también realizan aplicaciones puntuales verde sobre verde en lotes con cultivos recién emergidos, para controlar escapes.

Los resultados

Según reportó la Ingeniera, tras siete años de trabajo con pulverización selectiva en el Chaco Santiagueño, combinada con cultivos de servicio, lograron un ahorro en el uso de herbicidas del 73% en promedio y una reducción de costo en el control de malezas del 33% en dólares. Simultáneamente, alcanzaron a disminuir la superficie con malezas problemáticas del 37 al 13 %, mediante el uso de herbicidas específicos aplicados de manera focalizada a las malezas.

Esos números son muy similares a los que comentó Bilbao tras 50.000 hectáreas aplicadas en la zona, además agregó “Usamos 71% menos de agua para realizar las aplicaciones y un 72% menos de envases de fitosanitarios”.

Muchas veces, el campo ha sido acusado de contaminar el ambiente con el uso desaprensivo de fitosanitarios para controlar malezas y plagas. Un ejemplo que muestra todo lo contrario es la implementación de pulverizaciones selectivas. Tomando el índice EIQ como valor de referencia, el asesor de Viento Sur dijo “Tenemos un 72% menos de impacto ambiental”. Respecto a ello, Galdeano agregó “El uso de cultivos de servicios, junto con pulverización selectiva, tienen un coeficiente de impacto ambiental de 55,6, lo que permitiría una disminución del 66,7% del impacto respecto al tratamiento tradicional”.

Desafíos y recomendaciones

En la implementación de las aplicaciones dirigidas tenemos que ir superando diferentes situaciones.

La primera que listó Bilbao es la factibilidad de comprar un equipo o contratar un servicio, poniendo en la balanza la inversión necesaria, fortalezas y debilidades de lo que existe en el mercado. Otro punto muy importante que mencionó es intensificar el monitoreo de los barbechos, y así, definir en cada caso si es conveniente hacer una aplicación dirigida o cobertura total.

A la hora de aplicar, indicó tener los pulverizadores verificados y en óptimo estado, limpios y calibrados. Comprobando la calidad de las aplicaciones mediante el uso de tarjetas hidrosensibles. Y como pata fundamental, subrayó la capacitación de todo el equipo de trabajo y mejorar la comunicación entre las personas.

Verificar el estado óptimo del equipo es clave para maximizar la eficiencia y realizar aplicaciones de calidad.

Por último, recomendó registrar lo que logramos en cada aplicación, incluyendo el porcentaje del lote que se aplicó y a posteriori si cumplimos el objetivo planteado o no y cuáles son las oportunidades de mejora en función de esto.

Hablando de las fortalezas argumentó “disponemos de una herramienta validada, que si la dimensionamos bien se nos paga en unos dos años, nos empuja a seguir profesionalizando la producción, podemos elegir cuánto herbicida vamos a aplicar y qué malezas son mi objetivo en cada barbecho”.

El futuro

De cara a lo que se viene, el asesor bonaerense explicó que lo próximo en innovación son cámaras en lugar de sensores para detección e identificación de malezas en cultivos y otros métodos de control de malezas (físicos, eléctricos, térmicos, etc.) que, indudablemente, deben estar asociados a tecnologías de detección y aplicación dirigida a las malezas.

Hoy en Argentina hay aproximadamente el 3% de los pulverizadores equipados con aplicaciones dirigidas. En ese sentido, Bilbao disparó “Tenemos que romper la inercia para que la adopción siga la curva exponencial que vimos los últimos años”. Llamó a los ingenieros agró- nomos, asesores e investigadores a generar información para aprovechar al máximo esta herramienta. Indicó que no es difícil y depende de nosotros. “En nuestra zona por generar información y difundirla, pasamos de un equipo armado en 2019 a veinticinco equipos en tres años, y esto sigue creciendo. Si seguimos mirando para otro lado, las malezas van a seguir ganando la batalla”, concluyó.

Las aplicaciones selectivas vinieron para quedarse. Resulta clave impulsar su adopción para lograr un mejor control de malezas, reducir los costos de la producción y el impacto ambiental.

AGRADECIMIENTO

Agradecemos a María José Galdeano y a Estaban Bilbao por la excelente predisposición para realizar esta nota.

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