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Cada árbol se conoce por su fruto… … lo que rebosa del corazón lo habla la boca… Lc 6, 44.45b

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1.

La narración oral, «un arte tan antiguo como la humanidad»

¿Qué es la narración oral? La voz de algunos narradores…  Francisco Garzón Céspedes define la narración oral como “un acto de comunicación, donde el ser humano, al narrar a viva voz y con todo su cuerpo, «con el público» y no para el público, inicia un proceso de interacción en el cual emite un mensaje y recibe respuesta, por lo que no sólo informa sino que comunica, pues influye y es influido de inmediato en el instante mismo de narrar, para que el cuento crezca con todos y de todos, entre todos”, afirmó el narrador cubano. Según Francisco Garzón Céspedes “la narración oral es una conducta expresivocomunicadora del ser humano que puede ser dimensionada hasta convertirse en un arte, y que tiene su origen en la característica humana, necesaria e imprescindible, de comunicarse, en la práctica tan cercana de la conversación que contiene al acto no artístico de narrar oralmente; y en el ámbito íntimo que propicia y define a las conversaciones…

 Gustavo Pérez, narrador oral, afirma que la narración oral es “un acto de transparencia, que trasluce como el cristal desde la propia personalidad del narrador, la personalidad del cuento y de todos los personajes de cada cuento”, así mismo aseveró que para narrar oralmente es necesario “leerlo o escucharlo varias veces, seleccionar un cuento sencillo, interesante, con diálogos cortos y con pocos personajes; dividirlo en partes para identificar su inicio, desarrollo, clímax y desenlace”, aseguró el narrador.

 Suzanne Platiel es una etnolingüista que descubre a los Sanan, un grupo étnico de Burkina Faso, que en esos años no sabe escribir. Para los Sanan, la educación se realiza través de la narración de historias. Pero la educación es integral, conlleva aprender a soñar, a concentrarse, a escuchar y luego, gradualmente, a contar. Las historias se utilizan para transmitir los valores del grupo, los códigos de conducta pero también para resolver los conflictos. Los cuentos, dentro de los Sanan, solo suceden durante la temporada seca. Mientras los niños son pequeños, solo escuchan, pero poco a poco, sus madres, durante la temporada de lluvias, les enseñan palabras nuevas, hasta que finalmente, alrededor de los seis años, el niño pasa a contar. El ritual indica que debe esperar unas semanas de esa temporada seca, hasta que se sienta listo, y entonces, se pondrá en pie y contará. En ese momento comienza su vida en la comunidad, porque solo el hecho de ser oído es lo que hace que un Sanan exista realmente. Y solo se es oído, cuando se tiene una historia que contar. Basándose en esa experiencia, Platiel comienza a desarrollar una serie de investigaciones todas dirigidas a lo que ella llama, "el vehículo de la vida, la palabra dicha". Defiende que sin dominio del lenguaje oral y corporal, nuestro desarrollo es incompleto y para ello imitando los círculos de narración de los Sanan, crea la hora del cuento. Actualmente, Platiel, está trabajando con el Centro Mediterráneo de Literatura Oral en la creación de un grupo de reflexión y trabajo para restaurar el uso de la palabra, como


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vehículo de comunicación directa en la educación y formación de niños y jóvenes de Francia.

 Contador de cuentos, Paco Abril

– ¿Qué hay en los cuentos, tanto orales como escritos, que te llame tanto la atención? ¿En verdad aportan tantas cosas a los niños? Todavía no hemos llegado a tomar conciencia de lo que los buenos cuentos nos aportan. Los seres humanos necesitamos de esas ficciones para vivir, nos son tan necesarias como la comida. Podemos decir, sin exagerar, que son el mejor alimento para nuestra mente. En realidad, todos somos cuentos de cuentos que vamos contando cuentos. Llevo mucho tiempo tratando de averiguar qué les ofrecen los cuentos a los niños y niñas y he llegado a la conclusión de que les dan una serie de dones o regalos extraordinarios.

Los resumiré con algunas frases. Desarrollé la teoría de los dones: 1. Don del afecto: «Sé que me quieren porque me cuentan cuentos». «Los cuentos son caricias con palabras. ¿A que todos necesitamos caricias?». 2. Don del consuelo: «Las palabras de los cuentos son las mejores medicinas para curar las tristezas». «¿De qué estarán hechos los cuentos que nos ponen tan contentos?». 3. Don de la palabra: «Los cuentos me dan las palabras para explicar lo que necesito contar». 4. Don del pensamiento: «¡Cuánto me dan que pensar los cuentos que parece que no son de pensar!». 5. Don de la identificación: «Me veo en ellos como si me mirara en un espejo». 6. Don de la imaginación: «¿A que hasta lo imposible es posible en los cuentos?». 7. Don de la fuga: «Siempre que me cuentan cuentos me salen alas y vuelo a otros mundos. Dadme alas». 8. Don de la lectura: «Cuando me cuentan cuentos me entran muchas ganas de saber a leer». 9. Don de la empatía: «Cuando me cuentan cuentos vivo lo que les pasa a los protagonistas como si a mí me pasara». 10. Don de la atención: «Escucho los cuentos que me cuentan con los oídos, con los ojos, con la boca, con el cuerpo entero». 11. Don del conocimiento: «Siempre que me cuentan cuentos voy al país donde aprendo cosas sin que nadie me lo ordene».


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12. Don de la verdad: «No quiero mentiras, quiero cuentos con verdades». Por eso, a los regalos reseñados hay que añadir otro más, el de la prevención. Prevenir es tratar de evitar un mal. Los cuentos, insisto, les dan a los niños y niñas afecto, capacidad para conocer la realidad, a los demás y a ellos mismos, les otorgan consuelo en los momentos tristes, les ayudan a pensar, les ofrecen la llave para huir de realidades opresivas, les abren el apetito lector, les fomentan su atención y su imaginación. – ¿Todos los cuentos tienen que tener moraleja al final o pueden ser simplemente entretenidos? Una naranja contiene vitamina C, pero no tomamos sólo esa vitamina, sino toda la naranja. En los buenos cuentos todo el relato es importante, todo en sí es moraleja, aunque no me guste esa palabreja. En los buenos cuentos vemos la moral en acción. Y lo que importa en ellos no es la lección que puedan darnos, sino el destilado de verdad que se saca de toda la historia narrada. Los cuentos tienen que atraernos, fascinarnos, emocionarnos, conmovernos. Quien escribe un cuento para meter una moraleja o para entretener ignora la potencia, la fuerza de la ficción, que reside, nada más y nada menos, que en contar bien una historia. Por lo tanto, la única moraleja que me interesa es la de una buena historia bien escrita. – ¿De dónde sacas las ideas para crear tus historias? De la realidad. El aire que respiramos está compuesto de oxígeno, nitrógeno e historias. Puede salir de una frase oída al azar, de una palabra que alguien dice, de una noticia leída en un periódico, de una experiencia… En fin, si tienes las antenas de recepción bien abiertas, los estímulos llegan con sólo inspirar. De esa inhalación de aire atento, nace, para mí, la inspiración.


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 RODARI, Gianni. Italia, 1920-1980 «Un señor maduro con una oreja verde» Un día, en el expreso Soria-Monteverde, vi subir a un hombre con una oreja verde. Ya joven no era, sino maduro parecía, salvo la oreja, que verde seguía. Me cambié de sitio para estar a su lado y observar el fenómeno bien mirado. Le dije: Señor, usted tiene ya cierta edad; dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad? Me contestó amablemente: Yo ya soy persona vieja, pues de joven solo tengo esta oreja. Es una oreja de niño que me sirve para oír cosas que los adultos nunca se paran a sentir: oigo lo que los árboles dicen, lo que los pájaros cantan, las piedras, los ríos y las nubes que pasan. Así habló el señor de la oreja verde aquel día, en el expreso Soria-Monteverde.

2. Las Palabras y Dios… las palabras de Dios… la PALABRA DE DIOS: Jesús A diario hablamos, nos expresamos por medio de las palabras sin darnos cuenta el maravilloso poder que éstas tienen en sí mismas, pues si lo vemos con cuidado son las palabras las que permiten que otros nos comprendan, es como si las palabras pudiesen abrir una parte del ser, de nuestros pensamientos y darlos a conocer. Pero es que hasta en la Biblia, cuando Dios quiso crear el mundo, todo cuanto va haciendo se hace por medio de la voz, de las palabras, así encontramos al inicio del Génesis, “dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz”. Todo cuanto fue creado según nos lo cuenta el libro del Génesis en este pasaje fue creado por las palabras. Y es que si Dios nos hizo a su imagen y semejanza, entonces es posible que nosotros tengamos la habilidad para crear por medio de la palabra y lo vemos en las situaciones más sencillas, es por medio de nuestras palabras como creamos amistades y también enemistades, es por medio de las palabras como creamos ambientes agradables o desagradables. Ahora bien es cierto que las palabras solo son el reflejo de lo que hay en nuestro interior, tal como lo encontramos en el evangelio de Lucas 6, 45b “…porque de lo que rebosa el corazón habla su boca”.


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Sintonizar con la voz de Dios: «pedagogía de la escucha activa» En los relatos del Antiguo Testamento, cuando Dios llamó al profeta Samuel, aún niño, éste respondió a su llamada, pero desconociendo inicialmente toda su significación y contenido, fue necesario que aprendiera a escuchar, y acudió a otra persona más experimentada en los caminos de Dios, para que le ayudara y le adiestrara en el arte de escuchar para ser él mismo, para desarrollar su vocación (1 Sam 3). El consejo de Elí fue sencillo: «Habla, Señor, que tu siervo escucha.» Cuando Samuel lo hizo, el mensaje del Señor quedó patente. La escucha lo había clarificado. No es fácil sintonizar con la voz de Dios que, claramente y sin duda, nos transmite su voluntad acerca de nuestras vidas. Existe mucho ruido y muchos parásitos internos y externos, en nuestras agobiadas existencias, que debilitan nuestra percepción de dicha voz hasta límites insospechados. Muchas emisoras, de frecuencia distinta a la divina, pugnan por captar nuestra atención con programas cada vez más atrayentes, que nos fascinan, nos entretienen y embotan nuestra sensibilidad perceptiva. La escucha de relatos, narraciones, experiencias de vida, puede, sin duda alguna ayudarnos, como a Samuel, a sintonizar con el dial de la sabiduría que viene de Dios. La voluntad de Dios sobre nosotros es que alcancemos la plenitud de realización de nuestro potencial humano, de la misma manera que su intención es que el mundo llegue a ser su reino de justicia, amor y paz. La concreción de ambas finalidades, sin embargo, dentro de dicha intencionalidad, nos la deja a nosotros mismos.

La narración, es una herramienta, en medio de otras que construyen el proceso de humanización, el sentido de la vida, y a través de ella, escuchar los ecos, los sonidos propios del Misterio, de Dios. Nosotros, en concreto, a través de los relatos del evangelio donde vemos, oímos, seguimos… a Jesús. La narración oral es un vehículo para los procesos de apertura a la experiencia de Dios, en Jesús, para internalizar la propuesta de la Buena Noticia, de los valores evangélicos, como propuesta de sabiduría, de la “buena vida del Evangelio”.


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