Los Tres Magníficos

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LOS

TRES

MAGNIFICOS



LOS

TRES

MAGNIFICOS ABIGAIL CAMPOS


Abigail Campos Primera Edición Numero de ISBN Número de Depósito Legal Impreso en México Reservados los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc., sin el permiso previo de los titulares de los derechos de propiedad intelectual.


H

abía una vez un lugar muy lejano llamado Porvum, una pequeña villa de Gnomos en la que vivían tres amigos duendes, Pusilli, Elm e Índigo, a quienes les gustaba salir a jugar. La madre de Índigo y Pusilli siempre les advertía que no hablaran con extraños ya que desde que el rey del bosque, había muerto, Porvum Locum se había convertido en un sitio peligroso y triste, pues un hada del bosque le había lanzado un hechizo al rey y al pueblo. No obstante, Índigo y sus amigos no quisieron escuchar. Una tarde mientras jugaban Gnomo-Frisbee, Elm lanzó el disco, este cayó demasiado lejos de donde los amigos jugaban e Índigo se ofreció a ir por él. Mientras Pusilli y Elm la esperaban, escucharon un gran alarido. Sus amigos corrieron asustados en su



busca, sin embargo, cuando llegaron, la encontraron en el suelo, desmayada. Desesperados c l a m a ron p or ay uda, pero nadie sabía que hacer para ayudar. Entonces en medio de una radiante luz, se apareció un hada bondadosa llamada Beneste, ella les explicó a sus amigos que en el bosque rondaba un hada terriblemente mala, ésta había hechizado no solo al pueblo y al rey, sino, a Índigo también. La había envenenado con el jugo de una mora venenosa. El único antídoto era hacer un té de Anisa, una extraña flor que crecía en la cima del


camino


monte Terran, advirtiéndoles que aquel sitio era el hogar del Mank, criatura enorme y de mal humor que comía duendes. Para ayudarlos, el hada los armó con un lazo y una espada mágicos. Todo iba bien, hasta que tuvieron que cruzar el río que se encontraba a las afueras del bosque, no solo les daba miedo el tamaño de este, sino las horribles historias que se contaban acerca de las criaturas que se encargaban de resguardarlo. Pues se trataba de nada más y nada menos que terribles horcos tragones. Quienes comían a todo aquel que intentara cruzar el puente. Así que, armándose de valor, Pusilli y Elm, cruzaron camino de piedra, sin embargo, al llegar casi al final de éste, una figura enorme se hizo presente, frenándolos de golpe y sin previo aviso.


horco


La criatura se acercaba cada vez más a nuestros héroes, gruñendo y babeando, comenzó a perseguirlos. En una desesperada huida, corrieron detrás de los árboles y usando la capa que el Hada Beneste les había regalado se hicieron invisibles, confundiendo al horco, quien se volvió a internar en el bosque para buscarlos. Elm y Pusilli, por otro lado, aprovecharon esta distracción para escapar rumbo a la escarpada montaña Terra. Después de días escalando, finalmente, llegaron a la cima de Terra, en donde la cura para Índigo esperaba, pero antes de poder tomarla, el Mank se hizo presente, rugiendo y soltando peligrosos arañazos con sus enormes garras,Aquella cosa era realmente grande, con extensas patas verdes, brazos cortos y una gran barriga.



acorralando a Elm Y Pusilli, quienes en un intento por huir, fueron embestidos por la criatura, quien al verlos heridos en el piso, se abalanzó sobre ellos para devorarlos. Fue en ese momento que Elm recordó la espada que Beneste le había obsequiado, sacándola en el momento justo, antes de ser brutalmente masacrados por el monstruo. Sorprendentemente, el cuerpo inerte del Mank comenzó a derretirse, como si estuviera hecho de una viscosidad negra que flotaba en medio del helado aire de montaña. Aquel liquido oscuro y pegajoso quedó suspendido en el espacio, convinviendo con los repentinos destellos que comenzaron a salir de la cria- tura bajo el pelaje, Una vez que aquel líquido se hubo evaporado reveló a nada más y nada menos que el rey Huckleberry, señor de los bosques.



Y así El Rey Huckleberry, Pasilli y Elm, llegaron a Porvum, Justo a tiempo para que el Hada Beneste lograra salvar la vida de la bella Índigo, preparándole el Té de Anasia. Por otro lado, El Señor del bosque, castigó al hada malvada, encerrándola para siempre en el limbo y recompensó a nuestros héroes por haberle salvado la vida, al pelirrojo Pusilli, le dio la espada del honor, al valiente Elm lo bendijo con el escudo de la protección y finalmente a la pequeña Índigo, le obsequió el suero de la vida, convirtiéndolos en protectores de aquellos seres indefensos. Y así comenzaron las aventuras de los Tres magníficos del bosque.

FIN







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