VIVIR EN LA INFOXICACION Actualmente estamos en una etapa muy interesante de todo lo que es el espacio digital, de todo lo que es la tecnología en general, que es el de la búsqueda de una eficiencia en la productividad personal. De lo que voy a hablar, es al respecto que si vivimos en la “infoxicación”, también conocido como “sobrecarga informativa”, que consiste en un estado de contar con demasiada información, tanto que el cerebro humano es incapaz de abarcarla, retenerla y mucho menos aún analizarla. Por tanto, es indispensable saber que la infoxicación no es información, sino un proceso de ruido informacional que dificulta a la mente humana el acceso a la información deseada. Sobre esto, surge el análisis de la idea de que la tecnología hasta ahora nos ha ayudado, vivimos en todo momento en conexión y conectados con una gran cantidad de datos, a los cuales debemos procesar y teniendo en cuenta que no hay mucho tiempo. “Un síntoma peligroso de los nuevos tiempos es la impresionante cantidad de información que genera la humanidad y que se multiplica cada vez más rápido.”Alfons Cornella
La explosión de las redes sociales, la fotografía y el video digital, el auge de la telefonía móvil, el e-mail y la navegación web han expandido la información digital hasta límites insospechados. El límite para la información actualmente se ha desbordado, tenemos todo lo referente a lo digital, los libros y una gran galería de información almacenada en nuestras bibliotecas, esto está haciendo y provocando mucha confusión llegando al punto que nuestro alcance de análisis y procesamiento no dan más.
Y aun así existe en nuestra sociedad una ansiedad por informarse más bien llamada “Infomanía”, la cual hace que en todo momento nos encontremos buscando información que nos estimule y nos quite esa angustia de no tener en nuestros conocimientos más información. Por lo tanto, la idea a la que nos vamos a tener que acostumbrar es que gestionar información va a ser una parte cada vez más importante de nuestra vida. Y es que necesitamos métodos y herramientas para gestionar la información, para hacer nuestra vida diaria mucho más cómoda, mucho más fácil de llevar. Es importante saber que ahora existen medios por los cuales se investiga la incidencia de la tecnología en los hábitos de las personas y sabiendo que el exceso de estímulos informativos genera estrés, aturdimiento y anulando la capacidad de empatía y de discernimiento moral que requieren las decisiones humanas. Pero hay que tener primero que todo muy claro que la infoxicación se refiere a la sobresaturación de información, ruido-interferencia, la cual incluso puede llegar a generar angustia en el usuario por no sentirse en condiciones de encontrar la información buscada. “Todo este fenómeno de multiplicación de la cantidad de información que existe en el mundo se ha venido a llamar la ‘explosión de la información’, aunque más bien debería llamarse la ‘explosión de la desinformación’, indigerible y confundidora”. Es tremendamente curioso descubrir que la Infoxicación no sólo es un tema de preocupación de documentalistas, bibliotecarios y comunicadores, sino que se puede ir más allá y descubrir que la red de redes también es capaz de intoxicar con su enorme cantidad de saberes a los filósofos y pensadores.
Entonces la palabra red no nos sugiere algo que difunde sino algo que más bien retiene; no nos suena tanto a acumulador o difusor como a filtro o malla que captura ciertos elementos (peces o datos) y permite a otros pasar.
Y lo decisivo es entonces la trama más o menos tupida de nuestra red; de una red que nos permita atrapar todos -y sólo- los datos o informaciones relevantes para el caso que nos ocupa. Hoy en día sufrimos un exceso de información que, a veces no es correcta y, la mayoría de las veces, simplemente es publicidad que no sirve para nada. La consecuencia de esto es que, cada vez nos es más difícil encontrar información específica y de calidad.
La infoxicación está produciendo en el individuo un sentimiento de pérdida, de angustia, en el sentido de no poder-saber, seleccionar dichas fuentes informativas. Podemos concluir que nosotros, como usuarios de red, somos en parte culpables de que la infoxicación alcance niveles altísimos, ya que no estamos siendo capaces de leer ni siquiera un contenido para saber si es justificable que este sea reenviado o retwittear a la comunidad.
En cada una de las personas queda el poder de adquirir la información necesaria para actuar o para aclarar ideas, la “útil” para dejar a un lado ese bombardeo indigesto de tanta información, en buena parte gracias a la tecnología. Así como son numerosas las situaciones cotidianas que nos impulsan a guardar o reencontrar información personal, son pocas las que impulsan a organizarla. Esta información en un estado total de descontrol puede acarrear un fuerte e irónico estado de desinformación propiciada por el alto nivel de infoxicación.
Bibliografía: MORAL, F.; IGARTUA, J.J. “Psicología social de la comunicación: Aspectos teóricos y prácticos”.2005 16. A.A.V.V. Dr. CAMPOS, F. “Las redes sociales trastocan los modelos de los medios de comunicación tradicionales” 2008 .