Abrazo Ediciones Presenta
Prologo Tengo tantos buenos recuerdos de estas fechas navideñas que me sería imposible llegar a sentir ese sentimiento generalizado de odio a estos días de intenso consumismo. Es cierto, la gente olvida el supuesto verdadero significado de la Navidad, pero a mí eso no me preocupa porque tampoco creo mucho en esas historias religiosas de ciencia ficción. Recuerdo muy bien cuando me dijeron que el Viejito Pascuero no existía; yo me enojé un montón y me levanté indignado de la mesa de mi Awelita Chuby. Inolvidable también fue el momento en que decidí poner a prueba esta triste revelación que mataba la leyenda del Viejo Pascual. Le escribí una carta al “Papa Noel” donde le pedía un Super Nintendo, pero le diría a mis padres (quienes supuestamente compraban los regalos) que quería un Sega Génesis. Finalmente, me llegó un Sega y la verdad, me olvidé del plan: me la pasé jugando Sonic The Hedgehog día y noche. Siempre me cuestioné las cosas, siempre quise poner a prueba las aparentes realidades. Cuando era más chico aún, le dejaba vasos de bebida y papas fritas al Viejo Pascuero, todo para ver si existía. Otras veces, mi papá dejaba una escala en la ventana y unas marcas de bototos en mi velador para hacer más verosímil toda la escena, cual C.S.I. Al final, tuve que asumir que Santa Claus era un puto invento , y hoy en día, no me gusta que le mientan a los niños, porque seguro hay muchos como yo que se pasan los medios rollos sacando deducciones sobre si realmente un tipo gordo y anciano puede entrar por una angosta chimenea. Lo único que sé es que en Navidad siempre lo paso bien, y no tiene que ver con los regalos, tiene que ver con que hay una buena onda volando en el cielo y no la pienso echar abajo por culpa de quienes me recuerdan que estas fechas la gente se vuelve descriteriadamente consumista, o que olvidamos al niño Yisus; es como si después de haber sabido la verdad hubiera tirado el Sega por la ventana. Ni en tus sueños, Mario Bros. “Tillo”
Colectivo Grietagarbo
La noche se hizo de pronto en la pequeña ventana de acero rectangular, las estrellas estaban ahí como siempre medias borrosas por el humo que exhala día y noche la ciudad, la luna era simple y blanca con su cara media ladeada y ella intentó calzar su rostro sobre los ojos del gran satélite blanco y sonrío. Las maderas podridas de la pandereta amenazaban con venirse al piso por causa de los gatos malheridos que deambulaban por las endebles muros , su vestido azul marino era de ensueño, casi una mentira hecha de trapitos viejos y blondas blancas. Jugar a no ser pobres, jugar a que las casitas de maderas son palacios y que la comida es ostentosa todos las noches del año al ritmo de las campanas de un inexistente hombre gordo inventado para mentir y jugar, también, a cumplir los sueños de los niños, materiales sueños invisibles durante la mayor parte del tiempo, las abuelas oliendo mejor que nunca y el árbol de navidad de plástico repleto de pequeños ornamentos dorados y rojos, en la tarde mirando por esos agujeros que suelen tener las tablas, aun barnizadas, descubrió cómo su madre rompía un cerdito de greda azul, contaba las chauchas y salía a la calle con los tubos de base puestos, volviendo más tarde con una muñeca y un juego de tazas. Las envolvió con esmero y los escondía de la niña de vestido azul marino .No supo bien qué pensar, cerró los ojos y guardo el secreto. Fingió oír las campanas y ver volar el trineo en los cielos, se asombró al ver la misma muñeca bajo el árbol y se deleitó con el calor de su madre protegiendo su frágil cuerpo. Los dulces de los cumpleaños no apaciguan la amargura de los días grises, intentar ser felices un día tragando la saliva y aguantando el dolor de huesos de los explotados que rompen los cerditos de greda por una sonrisa momentánea mientras se pasan las horas de manos y perfumes compartidos bajo la cortinas de una fría industria, engañarse con un regalo mientras los días pasan y la posibilidad de compartir las caricias, la cotidianidad y los almuerzos son arrebatadas por el sucio dinero que engorda al cerdito de greda que espera la navidad todo el año. “Pia Aspia”
Cuando uno era chico habían árboles de verdad y había un olor semi rico en la casa, mi mamá le colocaba cerezas al árbol, algodones , e incluso, globos enanos. Pienso que el adorno más bonito, eran las cajas de fósforos que envolvíamos con papeles de colores de esos metálicos y quedaban como regalos, quedaban todos súper feos, pero según mi mamá nos quedaban lindos. Mi nona siempre adornaba el árbol más cuico que nosotros, les colocaban chocolates con formas lindas, y era nuestra entretención robárselos, jurábamos que nadie lo iba a notar, pero era tan obvio, después de unos días ya no habían adornos... Cuando era más grande tuve un gato, era lindo, y bebé, claro , se dormía en la panera y amaba dormirse también en la mitad del maldito árbol, cuando se bajaba, botaba todo y se cortaban las luces, también jugaba con todos los adornos y más de uno, sino bien muchos, se rompían. Aunque armé como 10 veces el árbol esa navidad, yo siempre quiero un gato de nuevo. Ahora mi árbol es de plástico, ni siquiera sé qué adornos tiene, porque son todos iguales y lo más chistoso y “lindo” , es que mi hermano chico puso a bart simpson en el pesebre, un chanchito luminoso, un oso de peluche con gorro y bufanda de lana y yo puse un gnomo con una bola mágica, mi hermano tiene 17 y yo tengo 22. Que fome que se pone la navidad cuando uno crece...
Camila Cielo Ruidioso
Siempre quise que mi navidad fuera como las navidades europeas, con mucho frío y trineos. Como los de mi pobre angelito ó incluso como los de Jack Skelleton, lleno de cosas locas y adornos navideños que se comen a la gente. Es que a mí la navidad si me gusta, aunque comparto la crítica a la gente que compra y compra y le regala a sus hijos y nietos puras leseras (pistolas, los muñecos de los mineros, perros de $300.000, etc) no me gusta ser grave y verle el lado malo a la navidad todo el tiempo.. si al final gente se deja crecer la barba para trabajar esta fecha, gente construye falsas casas de Santa Claus (San Atroz) en las plazas y las mamás se insolan junto con sus hijos para divertidos y todos manchados con helado, sacarse una foto con el viejito Pascuero de su ciudad. La verdad no tengo muchos recuerdos de las navidades pasadas, tenemos en la pared de la casa una foto en donde salgo amurrado porque me regalaron un muñeco de Magneto (x men) que tenia mala una pierna y a mis hermanas les daban puras cosas grandes. Pero aun así no creo que hayan sido todas tan malas … Podria ahora hacer recomendaciones sobre que regalar, pero hay gente que quiere fanzines y otros play station 8, muñecas o pistolas, otros la paz mundial y algunos otros la destrucción total de la humanidad, asi que lo de los regalos queda a su (des) criterio pero yo cumplo con decir que para mi lo del niño Jesús y las colas en las grandes tiendas es lo de menos…
Chinoö
Aportaron en este numero Tillo (Grieta Garbo) Pía(aspía) Atachö (Discultura) Bastían B (Pandemia) Yayo (Zobako) Jim Pluk Chinö Cristian Toro MalaImagen Camila CieloRuidoso
Dise単o e Ilustraciones Chiquitas
Abrazo Ediciones
Diciembre 2011