Resumen
El presente trabajo realiza una revisión crítica de algunas investigaciones hechas sobre numerosas autoras que en distintos episodios del siglo XX orientaron sus obras literarias a los tres temas universales de la literatura (vida, muerte, amor) desde una perspectiva novedosa y vanguardista como producto de las guerrillas urbanas, intervenciones extranjeras y esquemas de explotación del campesinadoen el territoriocentroamericano. El análisis literariodesus trabajos excedelos límites del ensayo, por lo contrario, habrá de rescatarse las construcciones sociales y prácticas culturales concretas que rodearon sus procesos de formación y creación literaria a manera de proporcionar su contexto histórico, así como destacar la estructura político personal de sus obras que a su vez delatan las circunstancias que las interpelan íntimamente, así como sus posturas políticas y accionar público, pues bien debe reconocerse que, en su mayoría, las escritoras centroamericanas aquí presentadas dedicaron su vida y obra a numerosas causas. Llámese la obrera, la de las maestras, los obreros, la guerrilla, hasta llegar al desencanto: estas mujeres deben ser leídas desde sus propias palabras hasta las narraciones que posteriormente dedicarían diferentes esferas de la académica latinoamericana. En este sentido, nos siguen hablando y es imperativo escucharlas desde la perspectiva de género cuanto menos, más preferiblemente feminista.
Palabras clave Centroamérica, literatura, mujeres, siglo XX, modernidad, guerrillas, United Fruit Company, intervencionismo americano, intercambio trasatlántico, boom latinoamericano, autoras
“Mi vida propia es mi único documento”
Yolanda OreamunoIntroducción
El presente trabajo consulta investigaciones de distintas disciplinas vinculadas a la vida y obra de escritoras centroamericanas que desarrollaron su artededistintas maneras, así sepresente unorden narrativo sobre las condiciones en que escribían y los contextos históricos que condicionaban la producción editorial, así como las particularidades de su escritura Debe aclararse que el ensayo no se enfocará en un solo tipo de escritora, pues las mujeres mencionadas dedicaban sus horas a la creación de cuentos, pasando por la poesía y la novela tradicional, hasta la novela histórica, dando un total de cuatro autoras.
Por otro lado, un elemento donde convergen todas es el posicionamiento en sus escritos sobre su género adelantándose a los juicios que probablemente realizaron sus mismos editores y lectores y el geográfico A partir de esta premisa es que parte el diálogo de este ensayo. Recordando a Julio Cortázar en su entrevista en “A Fondo”, “Cada vez sabemos mejor que somos latinoamericanos”. Por sí sola, la literatura Latina implica tanto un misticismo como epistemologías endémicas bastante particulares. Pero retomando las historias en las que se enfocará el texto, el elemento más característico de las mujeres latinoamericanas que escriben es quizás lo imprescindible de enunciar el sitio y condiciones desde donde escriben. Reconocer esto implica relativizar todo aquello que se desprenda de su narrativa, es renunciar a los innatismos. Ellas lo saben, los universalismos pertenecen a otras latitudes, a otro género. Entre los nombres de las autoras y poetas encontramos a Lucila Gamero de Medina (Honduras 1873 1964), Carmen Lyra (Costa Rica, 1888 1949), Alaíde Foppa (Guatemala, 1914 1980) y Gioconda Belli (Nicaragua, n. 1948). Sus escritos, luces de sus tiempos silenciadas por suficientes años, son también ventanas hacia las sociedades patriarcales que determinaban el estilo de vida de hasta las mujeres más privilegiadas y letradas en este caso , por eso es importante destacar del siglo XX, lo siguiente:
(La escritura de las mujeres surge) en el conjunto del panorama centroamericano, en un periodo que va de finales del siglo XIX hasta las primeras tres décadas del siglo XX. Surge comprometida con la condición de género, aún en aquellas autoras cuya preocupación
central radica en otros grupos sociales como el campesinado o los grupos urbanos populares, algunos de los textos expresan la condición de la mujer dentro de esos estratos.1
Me tomaría el atrevimiento de regresar a la cita de Cortázar, indicaría pues, que estas autoras sabían cada vez mejor que eran centroamericanas. O bien, en términos más precisos, “Nos referimos a la confirmación de una identidad femenina que se construye mediante la subversión deunarealidadsocial regidaporcriteriosandrocéntricos.”2 Suescrituraentodo momento significó una irrupción en el orden, así escribieran sobre los ya explorados temas del amor, la familia, y posteriormente, la guerrilla.
Literatura centroamericana en el siglo XX
Sería imposible mencionar todas las condiciones que influyeron en la creación literaria de tantas mujeres, más aún pretender generalizarlas. No obstante, vale la pena destacar los cambios que implicó la integración de la mujer al ámbito público, producto del crecimiento de las ciudades, la politización de las clases media y baja, así como la apertura de los centros educativos como universidades o escuelas para señoritas. Por otro lado, la producción literaria y las novelas especialmente se ven afectadas por las luchas de obreros y el flujo de ideas en distintas escalas: tanto entre continentes como en diferentes sectores de la sociedad en la realidad nacional: “El siglo XX ha sido un constante ir y venir de escritores y escritoras de un lado al otro del Atlántico. Inclusive presentó cambios a raíz (de Europa a América Latina) gracias al episodio del boom latinoamericano en los años 60s.”3 Barella y Bados continúan, “Un rasgo determinante de la literatura centroamericana es su carácter trasatlántico.”4 Mas no debemos adelantarnos, pues las condiciones que permitirían la escritura femenina del siglo XX le pertenecen a los finales del siglo que le antecedió.
En toda Latinoamérica eran palpables las nuevas dinámicas de interacción de las mujeres en relación con su entorno. Sin embargo, para Centroamérica sería imposible entender de participación femenina en el ámbito público sin dar mención a los eventos sociales y económicos
1 Consuelo Meza, Panorama de la narrativa de mujeres centroamericanas, (VI Congreso Centroamericano de Historia, Panamá), 2002.
2 Ibíd., 13.
3 Julia Barella, Concepción Bados, Voces de mujeres en la literatura centroamericana, (Universidad de Alcalá, España, 2012)
4 Ibídem
que acontecieron desde 1870 y que cambiarían la estructura social. Se trató de la modernización liberaldelosgobiernoslocales,asícomodesusmercadosbananerosycafetaleros;dondeempresas como la United Fruit Company, la Cuyamel Fruit y la Standard Fruit and Steamship Company desempeñaron papeles protagónicos en este nuevo episodio colonialista. Implicó el crecimiento de ciudades y redes de interconexión ente los territorios gracias a las carreteras y líneas ferroviarias5 a costa de gobiernos autoritarios y resistencia explícita en numerosas esferas sociales, incluyendo la literatura en el contexto cultural. A estas teorías (la teoría vitalista de Alberto Masferrer en El Salvador, al ideario liberal nacionalista de Sandino en Nicaragua, al criollismo indigenista del guatemalteco Carlos Wyld Ospina o al proyecto de “nación multicultural” de Fernando Juárez Muñoz, conectados a partir de redes intelectuales teosóficas con las ideas de la “raza cósmica” de Vanconcelos, y con el aprismo de Haya de la Torre en Perú) les une el intento de revalorización de las raíces indígenas, su lucha contra las dictaduras y el imperialismo, y una conciencia de la necesidad de fundar una identidad nacional. Asimismo, abogaban por el unionismo centroamericano y por el acceso a la educación, al trabajo y a la ciudadanía sin restricciones de género o cultura.6 Aunque en esta cita se hable de los 20s 30s como tal, no debe olvidarse la influencia de la Revolución Mexicana y las ideas de Karl Marx a inicios de siglo, pues impactaron fuerte y rápidamente los ingenios de autores centroamericanos. No obstante, sería injusto restarles brillantez si se les considerara imitadores o iluminados por ideas extranjeras, en el mejor de los casos. Por el contrario, las resistencias particulares se hicieron visibles desde finales del siglo XIX y se potenciaron gracias a este intercambio. Ahondando más profundamente, el problema Centroamericano reside en una doble marginalidad en relación con los centros de poder mundiales y después de espacios como México, Argentina y Brasil, o así lo mencionan autores como Arturo Arias y Alejandro Losada, recuperados en el trabajo de Lina Buriticá. Estos tintes de subversión habrán de extenderse mucho más tiempo, hasta la Guerra Fría para ser precisos. La cual marcó una dinámicadevigilancia recelosaeintervención ilegítimaquepermearonhondamente enlasociedad
5 Víctor Acuña, Recuperación de la Depresión, (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,1994)
6 Gabriela Quitante, La novela histórica escrita por mujeres en Centroamérica durante la primera mitad del siglo XX, (Universidad de Alicante, 2017), 165.
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como por supuesto, en la cultura. Dicho de otra manera, la literatura era definida por la dinámica polarizante impuesta por Estados Unidos en su constante ocupación.
Desde los tiempos de la conquista, América Latina ha sido homogenizada bajo la observación del discurso del desarrollo para el cual ésta no deja de ser una región que debe alcanzarlo, siendo sometida a una teleología del progreso (…) La literatura, la cual no dejó de estar subordinada a los requisitos de una política fuertemente polarizada durante ese período, sumándole a ello un escaso desarrollo de su economía.7 Mientras, y como se mencionó anteriormente, las nuevas redes de transporte facilitaron el tránsito del campo a la ciudad. Con el paso del tiempo el capital extranjero se encargó de introducir a los países centroamericanos dinámicas de producción distintos a los empleados para la agroexportación Esto significó una apertura, aunque precaria, a puestos de trabajo en fábricas, talleres y oficinas potenciando el interés social porque las mujeres se instruyeran al menos a nivel técnico. La movilidad social y la integración en el espacio público figura como una transgresión para las prácticas tradicionales de la ocupación de los espacios. Estas irrupciones contenían cambios en la literatura, por supuesto.
Para la mayoría de los escritores centroamericanos “Uno de los pasos importantes hacia la diferenciación del sistema literario regional se reconoce con la fundación de Casa de las Américas que se dio posterior a la Revolución cubana (bajo dirección de Haydee Santamaría) de 1959.”8 Buriticá deja muy claro que esta diferenciación implicaba identificarse con ideales revolucionarios. Escribir en este contexto era, en muchos niveles, una resistencia, una confesión porlos idealesnacionalistascontenidos enfiguras como ladel guerrilleroentantasobras narrativas por mencionar un ejemplo. Proceso que se vio detenido después del balance del costo humano y del desencanto hacia las personalidades revolucionarias. Entonces se habla de una literatura de la posguerra. Habrá quienes apunten que estas circunstancias determinarían un nuevo episodio en la escritura femenina. Esto no es suficiente, deberíamos tomarnos el atrevimiento para reconocer que las mujeres escritoras fueron pioneras en el nuevo entramado generado después de las guerrillas.
Lina Buriticá, La narrativa femenina en la posguerra literaria centroamericana: una semántica emergente en un orden desdiferenciado, (Límites, fronteras e intersecciones en América Latina, Cahiers d’études romanes, 2014), 3. 8 Ibídem.
La década del sesenta hasta los noventa estuvo dominada por la semántica nacionalista, donde operaron formas literarias como el testimonio de denuncia y la poesía, principalmente. (…) La narrativa femenina de la posguerra emerge justo en ese momento de transición entre las “grandes narrativas” cuya representación de la violencia tenía un sentido político ideológico (…) la semántica femenina de la posguerra centroamericana (apuntaba) hacia una codificación más personal, donde emerge la historia privada como motivo individual de narración.9
Antes de abordar a las autoras y sus historias una por una, es conveniente cerrar el apartado con una postura contundente sobre la escritura femenina. Y es que no deberá sorprendernos si algunos textos reproducen concepciones tradicionales del amor romántico y otras relaciones desiguales, por ejemplo. O si su análisis de la realidad social careciera de herramientas epistemológicas sofisticadas. Juzgar el contenido de los textos y sus alcances porque son emitidos por sujetos socialmente situados debería estar fuera de los objetivos de cualquier trabajo que pretenda aportar algo a la discusión. En cambio, el propósito de este y otros escritos orientados a la denuncia de las condiciones desiguales en la formación integral de las mujeres es reconocer la amplia labor no solo en la literatura sino sus impactos en comunidades y causas políticas.
Lucila Gamero de Medina (1873 1964)
Nacida en Honduras, Lucila Gamero es llamada la primera mujer centroamericana novelista. Comenzó con un cuento en 1894 y su primera novela es finalizada en 1897. No solo el acto de escribir como mujer, sino optar por hablar desde la voz femenina en protagonistas mujeres es suficientemente disruptivo. En un primer momento parece recibir aceptación, tal es el caso que su trabajo es distribuido fuera del país, hasta nuestro territorio nacional. La herencia a otras autoras hondureñas y centroamericanas podría sintetizarse en lo siguiente que escribe Consuelo Meza: La escritura de mujeres se refiere a aquellos textos escritos desde la experiencia de una mujer, en un intento por autodefinirse y salvar la identidad, frente al restringido ámbito que
somete a las mujeres al espacio de la reproducción biológica y la domesticidad: esposa, madre y ama del hogar.10
En su novela “Odio”, hace una invitación tanto profunda como disruptiva, y es que: La escritora propone a las lectoras romper el espejo que refleja el supuesto deber ser femenino, haciendo visibles las desigualdades sociales entre los varones y las mujeres, la valoración inferior de las actividades realizadas por las mujeres en lo productivo y reproductivo, la concepción de poder como característica masculina, y las manifestaciones de subordinación de la mujer respecto del varón.11
Mientras la modernidad y sus grandes narraciones, la verdad positivista aún imperante en algunas esferas académicas y productoras de conocimiento, aparecen faros de otro tipo de iluminaria. Escritos como los que realizó Lucila Gamero significan un volver a lo íntimo, lo eternamente callado. En constantes ejercicios por la dignidad, las mujeres escriben por y para ellas.
Carmen Lyra (1888-1949)
María Isabel Carvajal Quesada, el verdadero nombre de Carmen Lyra, nació Costa Rica, el 15 de enero de 1888. Hizo de su activismo político un entramado de prácticas que se extendían hasta la educación y la literatura; pues era pedagoga e inclusive había recibido una beca del gobierno para formarse en el método Montessori en Francia. Años después formó junto con Luisa González, el Sindicato Único de Mujeres Trabajadoras y propuso la creación de la Organización de Maestras Costarricenses. Lyra comenzó a involucrarse políticamente contra el nacionalismo e ingresó al Partido Comunista Costarricense en 1931, lo que le trajo consecuencias en su puesto de directora de la Escuela Maternal, de la que fue destituida. Además, dejó la literatura de lado y se abocó a luchar por la igualdad salarial entre hombres y mujeres y el derecho a voto.12 Falleció el 14 de mayo de 1949 en México después de haber sido exiliada a dicho país. Murió en la pobreza y sus textos fueron repatriados y reconocidos el 20 de mayo del mismo año. Fue declarada Benemérita de la Patria el martes 26 de mayo de 2016.
10 Consuelo Meza, “Presentación: Lucila Gamero Moncada, primera novelista centroamericana e iniciadora de una tradición disruptiva en la escritura de mujeres”, En Odio de Lucila Gamero de Medina. (Novelas en la frontera, UNAM, 2020), pp. 6.
11 Ibíd., p. 7.
12 Mujeres Bacanas, Carmen Lyra (1887 1949), (Mujeres Bacanas, s.f.)
El trabajo que la consolidó como escritora, Cuentos de mi tía Panchita, estaba orientada a un público infantil donde parecía adaptar narraciones europeas al contexto costarricense. Aunque continuó escribiendo cuentos mayormente, también dedicó su tiempo al ensayo político, ampliamente respaldado por su arduo activismo y convicciones incorruptibles.
Alaíde Foppa (1914-1980)
Nació un 3 de diciembre de 1914 en Barcelona; hija de padre argentino y madre guatemalteca. A los 19 años se mudó a Guatemala; donde participó activamente en la Revolución de 1944.13 Era poeta, traductora y luchadora social, fundó en México la Revista Fem. y creó del programa Foro delaMujertransmitidoporRadioUNAMentre1976y1982.Fuesecuestradaen1980enlaCiudad de Guatemala durante el gobierno de Lucas García. Sus restos aún no han sido encontrados.
Marta Lamas, en algún homenaje que realizaron en memoria de Foppa compartió: “Alaíde era una señora bien vestida, muy suave en su trato, tenía un corazón impresionante y un gran compromiso político. Un personaje de una gran riqueza y complejidad. Muy pronto que se nos fue.”14 Elena Poniatowska agregaría momentos más tarde en ese mismo evento, “El de ella era un feminismo sonriente”. Foppa es un claro ejemplo de aquellas mujeres letradas formadas en el extranjero que, no sin menos urgencia o relevancia, comparten saberes y forman círculos otorgando de una continuidad trasatlántica a la lucha feminista y a la labor de la traducción, la poesía y el estudio en general.
Gioconda Belli (1948)
Considerada como la escritora más completa de Nicaragua en las últimas décadas por muchos críticos. Originaria de la ciudad de Managua, es poetisa, ensayista y narradora. Para Ingrid Gamboa, tanto Belli, como Ana Istarú (n. 1960, Costa Rica) con sus trabajos de poesía y dramaturgia, y Carolina Escobar Sarti (n. 1960, Guatemala), escritora, catedrática universitaria e investigadora social; escriben y marcan la aparición de:
“…el arquetipo femenino de la guerrillera artístico intelectual (…) revelan una insurrección poética contra el arquetipo de la madre abnegada y la opresión de la mujer al
13 Melisa Rabanales, 5 mujeres que revolucionaron la literatura guatemalteca, (Sophos en Línea, 2018) 14 Marta Lamas citada por René Chargoy, Alaíde Foppa, un feminismo sonriente, (Gaceta UNAM. 2020)
subvertir las imágenes primordiales que atan a la mujer dentro de las normas patriarcales impuestas durante siglos.”15
Entre sus trabajos más reconocidos están la novela “La mujer habitada” (1988) y el poemario “El ojo de la mujer” (2009). Sus estudios los realizó en el extranjero, como nuestro ejemplo pasado. En su caso, España y Estados Unidos. “Alrededor de 1970 empezó a participar clandestinamente en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza con el Frente Sandinista, al mismo tiempo que atendía a su hija pequeña.”16 Siendo ésta apenas una de las numerosas semejanzas de las protagonistas de sus obras. Los trabajos de Belli son por lo menos, brutales en sinceridad. Pues “(Su poesía es) una totalizadora combinación de la experiencia amatoria y la práctica al servicio de la transformación revolucionaria. Sus novelas fusionan lo erótico, lo político, lo mítico y lo poético.”17 Nos recuerda cuán importante es hacer de la libertad una práctica cotidiana.
Conclusiones
Leer e indagar sobre los proyectos y vidas de mujeres destacables debería siempre despertar un compromiso particular. Por otro lado, desempeñar el gran acto de escribir implica conocerse ampliamente. Las líneas que trazaron, en más de un sentido, dejan entrever que también tenían la capacidad de (re)conocerse en las otras. Acaso se trataba de un acto de fe más cercano a la sororidad, pensando que, por más distintas, las circunstancias impuestas nos han empujado a vernos como iguales.
Quizás el elemento que llama más mi atención del episodio de consolidación de una literatura femenina en Centroamérica es el amplio vínculo con otras luchas. De inmediato la primerareflexión al respecto podríaversarsobrela formaenqueculturalmentelasmujeres asumen roles de protección hacia el resto de la población ergo extienden su activismo a otras causas. Aunque pareciera un juicio severo y contradictorio, esto es doblemente positivo (aún si la lucha es erradicar comportamientos patriarcales y alienantes), pues permitieron brindar visibilidad de la mujer en diferentes entornos y luchas de tal manera era innegable su integración tanto en la vida pública, así como en los asuntos políticos.
15Ingrid Gamboa, Autoras centroamericanas: guerrilleras de pluma y papel, (Universidad de Auburn, 2011), 18.
16 Ibíd, 39.
17 Ibíd, 41.
Para explicar el punto debería remitirme a críticas desde el feminismo comunitario, donde el compromiso no sólo apunta a que “(Debemos) construir un feminismo útil para la lucha de pueblos de los que somos parte. (…) “No basta un feminismo de las explicaciones, hay que proponer y construir un proyecto político, esto implica reconocer que ser negra, ser lesbiana, ser joven, ser indígena, es una posición política pero no un proyecto político de mundo.”18
De ninguna manera debería entenderse los esfuerzos de estas autoras y su carrera como activistas políticas como feminismo comunitario eso sería un anacronismo bastante severo y equivocado. No por eso deja de ser importante reconocer su insistencia en transformar las condiciones materiales y simbólicas. Se trate de la clase obrera o el campesinado, el lenguaje o las tradiciones. Actualmente, la mayoría de ellas son reconocidas en sus naciones de origen, pero pareciera ser una constante la necesidad durante vida de exiliarse. Y el país al que más recurrían era México por supuesto, donde seguían escribiendo o bien, donde pasaron sus últimos días. En este sentido, hay otra responsabilidad desde la academia mexicana, pues son de sumo interés las condiciones quepropiciaban el exilio y amparo(ono)depersonajescomo ellas.Enpocas palabras, es otra deuda histórica.
Referencias
1. Acuña, Víctor. (ed.). “Recuperación de la Depresión”. En Historia General de Centro América Vol. 4: Las repúblicas agroexportadoras. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. 1994. Pp. 354 362.
2. Barella, Julia; Bados, Concepción. Voces de mujeres en la literatura centroamericana. Universidad de Alcalá. España. 2012.
3. Buriticá, Lina. La narrativa femenina en la posguerra literaria centroamericana: una semántica emergente en un orden desdiferenciado. Límites, fronteras e intersecciones en América Latina. Cahiers d’études romanes. 2014.
4. Chargoy, René. Alaíde Foppa, un feminismo sonriente. Gaceta UNAM. 2020. Disponible en: https://www.gaceta.unam.mx/alaide foppa un feminismo sonriente/
18 Adriana Guzmán, Feminismo Comunitario. Un feminismo útil para la lucha de los pueblos, (Revista con la A, 2005)
5. CNDH. Nace María Isabel Carvajal Quesada Activista, escritora, pedagoga y política costarricense. CNDH. https://www.cndh.org.mx/index.php/noticia/nace maria isabel carvajal quesada activista escritora pedagoga y politica costarricense
6. Gamboa, Ingrid. Autoras centroamericanas: guerrilleras de pluma y papel. Universidad de Auburn. 2011.
7. Guzmán, Adriana. Feminismo Comunitario. Un feminismo útil para la lucha de los pueblos. Revista con la A. no. 38. Feminismos en América Latina. 2005. Disponible en: https://conlaa.com/feminismo-comunitario-bolivia-feminismo-util-para-la-lucha-de-lospueblos/
8. Meza, Consuelo. Panorama de la narrativa de mujeres centroamericanas. [Ponencia]. VI Congreso Centroamericano de Historia. Panamá. 2002.
9. Meza, Consuelo. “Presentación: Lucila Gamero Moncada, primera novelista centroamericana e iniciadora de una tradición disruptiva en la escritura de mujeres”. En Odio de Lucila Gamero de Medina. Novelas en la frontera, UNAM. 2020. Disponible en: https://www.lanovelacorta.com/novelas en la frontera/odio.pdf
10. Mujeres Bacanas. Carmen Lyra (1887 1949). Mujeres Bacanas. S.F. Disponible en: https://mujeresbacanas.com/carmen lyra 1887 1949/
11. Quitante, Gabriela. La novela histórica escrita por mujeres en Centroamérica durante la primera mitad del siglo XX. Universidad de Alicante. 2017.
12. Rabanales, Melisa. 5 mujeres que revolucionaron la literatura guatemalteca. Sophos en Línea. 2018. Disponible en: https://www.sophosenlinea.com/2018/03/08/5 mujeres literatura guatemala/