117.1C.26 Origen del apellido Ochoa en España

Page 1

El apellido Ochoa proviene de la palabra vasca “Otso, Otxo” que significa lobo. De ahí deriva Ochoa como nombre propio de varón, usado en la edad media y principios de la moderna, que a su vez da origen el patronímico Ochoa, que podemos encontrar por toda la península y en muchos lugares de América. Los Ochoa de Antioquia descendemos de un madrileño: Lucas de Ochoa, nacido en la capital de España, pero que tenía sus raíces familiares en La Rioja y el País Vasco. Lo que vamos a intentar aquí es un acercamiento a la persona de Lucas de Ochoa y a su familia, a sus antepasados más directos. La intención de estas notas es situar a nuestros ascendientes en su contexto, es decir, en el momento y el lugar en el que nacieron y vivieron, ellos y sus familias. Una larga lista de antepasados proporciona unos apellidos pero se queda vacía si no se la llena con unos perfiles personales, situados en un momento y en un lugar determinados. La familia de Lucas de Ochoa se manifiesta como una familia de funcionarios venidos de provincia y asentados en Madrid, al servicio del rey y de la Corte Pero antes de hablar de la familia de Lucas de Ochoa es necesario hacer antes un poco de historia. En los reinos de España y a partir del reinado de Felipe II, una nueva costumbre empieza a imponerse dentro de los engranajes de la administración de la monarquía española. Con la enorme extensión del territorio que domina la Corona hace falta mucha gente que se dedique plenamente a mover la enorme maquinaria que es necesaria para administrar correctamente el “imperio donde no se pone el sol”. Felipe II es ante todo un “rey de despacho”, el primer monarca que comprende que un soberano no tiene por qué ir a las batallas, y que un reino se gobierna desde el escritorio del monarca. Su idea es ir reemplazando paulatinamente a los nobles en el gobierno de sus estados, e incorporar gente nueva a su servicio. Así, poco a poco, miembros de familias que no pertenecen a la nobleza empiezan a ocupar los puestos intermedios en la administración y en la Corte. Son lo que llamaríamos “mandos intermedios”: los primeros funcionarios. Normalmente son miembros de familias de provincia, en especial del país vasco y de Santander, que se asientan en Madrid y que van formando “genealogías” de funcionarios al servicio del rey y de las instituciones de gobierno. Con el paso del tiempo, el número de empleados de la administración aumenta. Todos los escritores de la época de Carlos II coinciden en que hay demasiados funcionarios en España. En 1.686 Foscarini, el embajador de Venecia informa que hay más de 40.000 en la administración financiera. Sin duda esta cifra es exagerada, pero sí eran probablemente demasiados. Las guerras, fuente de trabajo para muchos hijos sin herencia, son menos abundantes, y de algo hay que vivir. Un pariente bien colocado busca empleos a sus parientes y éste a su vez hace lo mismo con otros, en una cadena sin fin. Los cargos relacionados con la Corte solían ser de tres tipos: el más importante y menos numeroso de ellos era el de la “jerarquía letrada”, porque exigía formación universitaria. A estos seguían la clase de los funcionarios “de capa y espada”, integrada por nobles y pequeños hidalgos de formación militar. Finalmente venían los cargos de la Casa Real, muy variados y abundantes. Es muy curiosa la interminable lista de oficios que se ordenan alfabéticamente en el archivo del Palacio Real de Madrid, y que va desde abaniqueros hasta zapateros, pasando por furrieles, sumillers de corps, guanteros, trinchantes, limosneros, etc. La familia que vamos a tratar aquí, la de Lucas de Ochoa, es, como hemos dicho antes, una de esas familias que viven y se mueven en Madrid, al servicio de los reyes. Es una “burguesía” de oficio, una nueva clase emergente, antecedente del moderno sector terciario de servicios. Henry Kamen, que estudia precisamente la época a la que nos referimos, ya llama burguesía a esta clase, y González de Cellórigo escribe sobre ellos en el mismo siglo XVII: “Los medianos, que han hecho un estado de gente de por sí, que sin ser de los ricos ni de los pobres...”


Aquí no se va a tratar solamente de Lucas de Ochoa sino de su familia: su padre, sus tíos, etc. Nos serviremos de documentos como hilo conductor para destacar la clase a la que pertenecía, sus oficios y formas de vida y el transcurrir diario de la época. El primer eje de nuestro tema es el padre de Lucas: el madrileño Francisco de Ochoa y Burgos, Portero de Cámara del Rey Carlos II, de origen vasco y riojano. Francisco de Ochoa nació en Madrid en 1.623 y fue bautizado en la muy madrileña iglesia de San Ginés, en la calle del Arenal: Bautismos de otubre Sepan quantos la presente viajaren como yo Alonso Bustamante, por el señor cura de San Ginés y San Luys de la villa de Madrid, en los reynos y señoríos de las Españas, que en el año de mil y seiscientos y veinte y tres años del nacimiento de Iesuchristo nuestro Señor, a los veinte y dos de otubre baptizé a Francisco, hijo de Jusepe de Ochoa y de Catalina Burgos, su muger, del qual fueron padrinos domingo de Alea y María de Burgos estando presentes por testigos Domingo Hernández y Jerónimo García y Francisco Concha, en fee de lo qual lo firmé de mi mano en el dicho más y año Alonso Bustamante. (Archivo de la Parroquia de San Ginés. Madrid. Libro 20 de bautismos, folio 283)

Era hijo, como podemos ver por la partida anterior, de Jusepe de Ochoa y de Catalina de Burgos. Jusepe o Joseph López de Ochoa era a su vez hijo de Sebastián López y nieto de Juan López de Mure y Elvira de Lesa, según probanza levantada en Calahorra en 1.592. Como puede verse, en estos datos no aparece ningún apellido Ochoa, de lo que podría deducirse que le llega a través de la esposa de Sebastián López. Conviene recordar aquí que en esos tiempos los apellidos no obedecían al orden que usamos actualmente y la familia podía escoger entre los, digamos “apellidos familiares” el que querían usar, según su conveniencia. Por el documento de amonestaciones de Diego de Burgos, hermano de Catalina, madre de Francisco, se puede ver que dichos Diego y Catalina eran hijos de Andrés de Burgos y María de Cuevas, que por lo tanto eran los abuelos de Francisco y bisabuelos de Lucas. Como luego veremos la madre de la esposa de Francisco: María de Alday, se llamaba también de Cuevas: Manuela de las Cuevas. Es posible y hasta probable que estas dos mujeres fuesen parientes. Estos matrimonios entre parientes eran muy frecuentes, como una manera de preservar la poca o mucha herencia dentro de la familia. De la vida de Francisco no sabemos nada hasta que, en 1.664, con 41 años, su tío materno Diego de Burgos se retira del servicio y le cede el cargo de Portero de Cámara del Rey, cargo que Diego poseía a perpetuidad, y como tal portero es recibido Francisco por Real Despacho (se adjunta documento) el 12 de octubre de 1.665.

Francisco de Ochoa, que assentó en lugar d Diego de Burgos, portero de Cámara que fue de su Magestad. Por su parte fue mostrado el Alvalá de su Majestad del tenor siguiente: Nos, Don Carlos Segundo, por la Gracia de Dios rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalem, de Portugal, de Nabarra, y de las Indias y la Reina Doña Mariana de Austria, su madre, como su tutora y curadora y gobernadora de los dichos reinos y señoríos. Mayordomo Mayor y


contador de la despensa y raciones de nuestra casa, saved que don Diego de Burgos , nuestro portero de cámara, por escritura que otorgó en la villa de Madrid a veinte y siete de Julio del año pasado de mill y seiscientos y sesenta y quatro, que signada de Juan López de Pallares, mi escribano del número de ella en el myo consejo de la cámara fue presentada, ha cedido, renunciado y traspasado el dicho asiento de portero de cámara en Francisco de Ochoa y me ha suplicado seamos servidos de darle Albalá del, o como la mi merced fuese y yo lo he tenido por vien, y por la presente es nuestra voluntad de recibir como por la presente recivimos al dicho Francisco de Ochoa por nuestro portero de Cámara en lugar del dicho Diego de Burgos, y que tenga este asiento como el lo tenía por juro de heredad perpetuamente para siempre jamás y con las demás calidades y preheminencias contenidas en una cédula del quatro de octubre de mill y seiscientos y cuarenta, por donde el rey mi señor mi padre que está en gloria hizo esta merced a Gonzalo Hortiz, la qual mandamos se estienda con el dicho Francisco de Ochoa y con las demás personas que adelante subcedieren en el dicho asiento, y que haia y tenga de mí en el cada un año otros tantos maravedíes de ración y quitación havida de costa y crecimiento della, como han y tienen cada uno de los otros mis porteros de cámara, y asíos mando que qitando y testando de los mis libros a el dicho diego de burgos, pogais y senteis en su lugar a el dicho Francisco de Ochoa y le libreis los dichos maravedises este presente año desde el día de la fecha deste mi albalá, lo que dellos huviere de haver, prorrata hasta fin del, y dende en adelante enteramente en cada un año a los tiempos según y quando libraredes a los otros mis porteros de cámara los semejantes maravedises que de mí tienen y asentad el traslado deste mi albalá en los dichos libros y original sobreeç escrito y labrado y librado de vosotros le volbed originalmente a el dicho Francisco de Ochoa para que le tenga por título del dicho asiento por virtud del qual mandamos le sean guardadas todas las onras, gracias, mercedes, franquezas, libertades y todas las otras cosas que por razón del debe haver y gozar y le deven ser guardadas entera y cumplidamente sin faltarle cosa alguna y esta merced le hago no embargante que el dicho oficio exceda del número que por cédula del rey mi visabuelo y señor que estáen gloria está mandado que aia y que conforme a ella se había de consumir vacando por el dicho Diego de Burgos y declaro que desta manera a pagado el derecho de la media anata que ymportó trece mill setecientos cincuenta maravedíes el qual an de pagar todos los sucesores en este asiento, así por razón de la perpetuidad como del valor de dicho oficio antes de ser admitidos a su uso u ejercicio. Fecho en Madrid a doce de octubre de mill y seiscientos y sesenta y cinco años. = Yo la reina = Por mandado de su Majestad. Bartolomé de Legasa. Es necesaria una explicación sobre este tipo de cargos, que en esta época se vendían, compraban, traspasaban y heredaban, y hasta se podía nombrar un reemplazo como veremos más adelante: “y que tenga este asiento por juro de heredad perpetua, para siempre jamás”. Esta flexibilidad hacía que una viuda o un menor, sin otra herencia que el cargo de su marido o padre, pudiese seguir teniendo un ingreso. El nuevo propietario debía pagar los gastos de sucesión y además la “media annata” establecida como impuesto, que en el caso de Francisco de Ochoa ascendió a la nada despreciable cantidad de 13.750 maravedíes. Porque, aunque parezca mentira, la Corona siempre andaba corta de dinero y cualquier fuente era buena para llenar un poco las


arcas. Una vez un cargo quedaba vacante o salía a la venta, se estudiaban los méritos de los candidatos: su honradez, buen comportamiento, etc. Y el candidato que superara mejor la prueba, se quedaba con el puesto. Los avatares de esta portería en concreto pueden seguirse a través de 130 años. Los porteros de Cámara de la casa Real eran muy abundantes: eran necesarios varios para el Rey, pues tenían que estar al lo menos dos de servicio permanentemente, y lo mismo ocurría en el caso de la Reina, los infantes, además de algunos de los Consejos que funcionaban dentro del mismo Palacio Real. Los porteros del Rey eran 44 en 1.590 y disminuyeron hasta 36 en 1.631. Eran nombrados por el Mayordomo Mayor, del que dependían y la investigación sobre sus personas se hacía así: “...constaba dicha información de media docena de testigos fidedignos y de algunos instrumentos que probasen ser el nombrado natural de estos reynos de Castilla, Christiano viejo, limpio de toda mala raza, y que no tubiese oficio mecánico, ni tienda abierta ni otros oficios indecentes y que fuese de buena fama, opinión, vida y costumbres, y los mismo se hacía por los tenientes que servían por los propietarios (reemplazos)...” (Documentos sobre Portería Real. Archivo del palacio Real. Madrid) En el expediente de Francisco de Ochoa se guardan los recibos de los pagos de los años que van entre 1.670 y 1.684. Se pagaba en dos medias anualidades, y en este caso particular, el sueldo no se sube ni una sola vez en estos 14 años, a pesar de la fuerte inflación, que es la pesadilla del siglo. Se le pagan 19.538 maravedíes anuales. Sería muy largo extenderse aquí sobre las vicisitudes monetarias de España en este siglo, pero podemos decir que la inflación llegó hasta el extremo de que la moneda se cambiaba por su peso y no por su valor y que determinados alimentos se compraban por el peso de una bolsa de moneda de vellón. Incluyo la trascripción de uno de los recibos incluidos en su expediente: El signo extraño al final, en las cifras, es un “cuento”, símbolo de mil en el momento. En Madrid a doce de abril de mill y seiscientos y setenta y nueve años se dieron a Francisco de Ochoa diz mill quattrocientos y cinquenta y dos maravedises que huvo de haver. Los nueve mill setecientos y setenta y nueve dellos del medio año postrero de mill y seiscientos y setenta y cinco, y y los seiscientos y ochenta y tres maravedises restantes por la conduçion a rraçon de siette por ciento. Y lo firmo Francisco de Ochoa IXӘDCCLXIX (9.769) ӘDCLXXXIII (1.683) XӘCCCCLII (10.452) A todas estas desgracias se sumaba el atraso en los pagos de los sueldos. A Francisco de Ochoa se le paga puntualmente hasta 1.678, pero en adelante los apuros económicos de la Corona repercuten en sus empleados. En su testamento podemos ver como se incluye el derecho a un cobro de parte de un sueldo de 6 años atrás, pendiente de la recaudación de los llamados “millones de Jaén”. Así vemos también en el mencionado testamento que el pobre Francisco ha tenido que gastarse la herencia que a su hija María le había dejado el tío Diego de Burgos, a fin de poder seguir viviendo.


Declaro que estoy deviendo a mi hija doña María de Ochoa cuatrocientos ducados que le devo de una manda y legado que le dejó en su testamento mi tío Diego de Burgos, por haverla sacado de pila, como parecerá por el testamento que otorgó al tiempo de su fallecimiento, que para en poder del tesorero o Mayordomo de la cofradía del Santísimo Sacramento de la Parroquia de San Ginés destta corte, que es donde está enterrado, la qual dicha cantidad la tengo gastada. Mando se le pague a la dicha mi hija de lo primero y más bien pagado de mis bienes, para ayuda a tomar estado. Item declaro que me debe el Rey Nuestro Señor de los gajes caídos de la dicha portería, y hasta el año passado de seiscientos y setenta y ocho, mill ochocientos y quarentta y quatro reales de vellón de que tengo despacho para la cobranza de la dicha cantidad en el servicio de millones de la ciudad de Jaén y su partido. Mando se cobren.

Pero volvamos a la vida personal y familiar de Francisco de Ochoa. Por las informaciones que dejó su hijo Lucas sabemos que estuvo casado con María de Alday, en otros sitios llamada Ortiz de Alday. Tanto la partida de bautismo de María como la de matrimonio se encuentran también en la citada parroquia de San Ginés, en Madrid: Sepan quantos la presente vieren como yo el Licenciado Jerónimo de Argaiz, tiniente cura de San Ginés y San Luys de la villa de Madrid, en los Reynos y señoríos de las España: que en el año mil y seiscientos y treinta y quatro del nacimiento de Iesuchristo nuestro Señor, a los treinta y uno de diciembre baptizé a María, hija de Domingo de Alday y de Manuela de las Cuebas, del qual fueron padrinos Andrés de Arroyo y Mariana Muñoz, estando presentes por testigos Francisco Fernández y Francisco Gómez, en fee de lo qual lo firmé de mi mano el dicho día, mes y año. El licenciado Jerónimo de Argaiz (Archivo de la Parroquia de San Ginés. Libro 23 de Bautismos, folio 429) Francisco y María se casaron también en San Ginés, que al parecer era la iglesia elegida para todos los acontecimientos religiosos familiares. Amonestaciones de Francisco de Ochoa y María de Alday.

Enero de [16] 52 Francisco de Ochoa, natural destta villa, ijo de Jusepe López de Ochoa y de Catalina de Burgos = con doña María de Alday, natural de dicha villa, ija de Domingo de Alday y de Manuela de las Cuebas (Archivo de la Parroquia de San Ginés. Madrid. Libro 5º de amonestaciones. Folio 66 del año 1.652) María de Alday pertenecía también a una familia de funcionarios, en este caso escribanos reales, según se desprende de una probanza de nobleza y servicios de Lucas de Ochoa, levantada en la villa de Madrid el 10 de mayo de 1.673, a la que se acompañan otros papeles referentes a su familia materna. Su madre, María Ortiz de Alday era hermana de Francisco Ortiz de Alday, Escribano Real y familiar y notario de Santo Oficio de la Inquisición. En esa probanza se hace alusión a diversos parientes maternos de Lucas de Ochoa, desde sus abuelos, asentados en el


país vasco. Francisco y María de Ortiz de Alday eran hijos legítimos de Domingo Ortiz de Alday y de Manuela de las Cuevas, Ocaña y Pantoja. Este Domingo Ortiz de Alday y su hermano Juan eran vascos, naturales del valle de Oquendo, perteneciente actualmente a la provincia de Álava. Su familia estaba al parecer muy relacionada con los valles de Oquendo, Llodio y Gordejuela, valles muy cercanos entre sí y situados todos al norte de la actual Álava. En la probanza se habla de diversos lugares situados en dichos valles, pero que son muy difíciles de identificar en al actualidad. Ya en el siglo XVIII sus descendientes seguían la tradición familiar de escribanos: en 1.737 Agustín de Alday, vecino de Oquendo, solicita el título de Escribano Real, por el que ya ha pagado el derecho. María de Alday fallece antes que su marido pues ya aparece como difunta en el testamento de su marido. Tuvo al parecer tres hijos que se reflejan en el testamento: Francisco, Lucas y María. De Francisco no he podido conseguir más noticias y de María hablaremos más adelante. Se incluye aquí la partida de bautismo de Lucas: Sepan quantos la presente vieren como yo el licenciado Francisco de León Malo teniente cura de San Ginés y San Luys de la villa de Madrid, en los Reynos y señoríos de las España: que en el año mil y seiscientos y cincuenta y nueve del nacimiento de Jesucristo nuestro Señor, a los ventisiete de otubre baptizé a Lucas, hijo de Francisco de Ochoa y de doña María de Alday, su muger, del qual fueron padrinos Ignacio de Oyarbide y Manuela de las Cuebas, estando presentes por testigos Francisco de Alday, escribano Real, y Diego de Burgos y otros , en fee de lo qual lo firmé de mi mano el dicho día, mes y año. El licenciado Francisco León Malo ( San Ginés. Libro 23 de Bautismos, folio 112 vuelto) ¿Cómo era la vida de Francisco de Ochoa como portero de Cámara? ¿Cómo era ese Madrid en el que Lucas vivió su infancia? De esta época tenemos abundantes fuentes escritas y una fuente gráfica inestimable: es el mapa de Pedro Texeira, levantado en “perspectiva caballera” en Madrid en 1.659. Este mapa nos permite seguir las calles y casi caminar por ellas, ver los edificios, sus fachadas y multitud de detalles. Con él en la mano es posible seguir muchos de los lugares claves para la vida de esta familia. La iglesia de San Ginés, por ejemplo, que existía desde le siglo XIV y acababa de ser reconstruida en 1.645. Por su parte el palacio Real, donde Francisco prestaba sus servicios, era el antiguo Alcázar de Carlos V y Felipe II, el que se incendiaría posteriormente en 1.734. Es de suponer que Francisco viviría en Palacio cuando estaba de guardia y en su casa de la calle de los Peligros, con su familia, cuando estaba libre de servicio. Casi podemos imaginar su camino desde su casa, pasando por la Puerta el Sol, la calle Mayor hasta la antigua Puerta de Guadalajara y de allí por la calle de Santiago hasta la Plazuela de Santiago, y de allí, por la antigua calle de San Juan, hasta llegar Palacio Real. En el palacio mismo, que estaba situado en el mismo sitio que el actual, pero orientado de forma diferente se realizaban muchos de los actos de gobierno: en la sala que seguía a la de los porteros de Cámara se reunía los viernes el Consejo de Castilla para discutir con el rey los asuntos del momento. En el mencionado mapa podemos ver también la iglesia y convento de San Felipe Neri, hoy desaparecida, situada en la actual esquina de la calle Mayor con la de Bordadores, donde Lucas de Ochoa ordena en su testamento ser enterrado, concretamente en el jardín de la cofradía de San Nicolás de Tolentino. Este jardín, como otros de las parroquias de Madrid, servía de cementerio a los fieles, en una sociedad donde los entierros dependían solamente de las Iglesias. Como esos jardines eran en general pequeños, se dividían en cuadrantes y a medida que se acababa el espacio en un cuadrante, se pasaba a otro. Periódicamente se llevaban a cabo las famosas “mondas”: se sacaban todos los huesos de una zona, que iban a parar a una fosa común. Así se perdieron los restos de Lope de Vega, Velásquez y tanto personajes de la cultura y de las artes.


Este convento de San Felipe Neri era célebre en Madrid por su espaciosa “lonja alta” que daba a la fachada de la calle Mayor. Debajo de esta lonja se alojaban 34 pequeñas tiendas de juguetes y menudencias conocidas por el nombre de “las covachuelas”. Toda la zona, la alta y la baja, era un importante lugar de reunión de los desocupados y callejeros, y era el sitio donde se propagaban y ampliaban todos los chismes de la ciudad y de la corte. A esa zona se la conocía como el “mentidero de la villa”y allí se cometieron muchos delitos, como el asesinato de don Juan de Tassis, conde de Villamediana, del que decían que tenía amores con al reina. Como podemos ver por el testamento de Francisco, que insertamos al final de estas notas, éste vivía con su hija María en la calle de los Peligros, en las casas del escribano Don Francisco Rodríguez Altamirano. Todavía hoy subsiste un trozo de esa calle de los Peligros, perteneciente a la cercana parroquia de San Sebastián, donde está la partida de defunción de Francisco de Ochoa. Si leemos con atención el testamento de Francisco de Ochoa, podemos ver el retrato de un hombre y de una época. Uno de los aspectos más destacados es el marco religioso en el que se mueve el hombre medio del siglo XVII. La religión es una de las claves de la vida diaria. En torno a la parroquia se forman las cofradías y hermandades. Como ejemplo podemos decir que entre 1.702 y 1.807 de crean en Madrid 105 cofradías, congregaciones y hermandades. Francisco era miembro de la cofradía de San Nicolás de Tolentino, de la de Nuestra Señora del Rosario y de la de Nuestra Señora de la Humildad. En esas instituciones se hace realidad la mezcla de lo religioso con lo social y lo corporativo. Las cofradías presta ayuda a sus miembros necesitados, le sirven de marco para la representación de su persona en la sociedad y finalmente lo entierran de acuerdo con su posición social y en presencia de los demás. ¡El entierro de Francisco debió parecer toda una procesión! Mando que quando la voluntad de Dios Nuestro Señor fuere servido llevarme desta presente vida, mi cuerpo sea sepultado en el conbento de san Phelipe el Real desta cortte, en el jardín de la cofradía de San Nicolás de Tolentino de quien soy cofrade y doce religiosos de dicha relixión acompañen mi cuerpo y se entierre con misa de cuerpo presente si fuere ora para ello, y si no el dia siguientte, todo lo qual está obligada dicha cofradía azer por cualquier de sus hermanos, con doce achas de dicha cofradía. Mando acompañe mi cuerpo la cofradía de nuestra Señora del Rosario, de quien soy cofrade, y declaro que soy esclavo de la cofradía de Nuestra Señora de la Humildad, y dicha cofradía tiene obligación hacer se digan por mi alma setenta y dos misas rezadas por ser esclavo, como se a echo con otros.= Y mi cuerpo sea sepultado con el ávito de Nuestro Padre San Francisco y se pague la limosna. = Mando que mi entierro se haga en público y acompañen mi cuerpo la Cruz de la parroquia con dieciocho sacerdotes y su capa.= Y así mismo doce religiosos de Nuestro Padre San Francisco y dieciocho niños de la doctrina.= Y que quando vaya por la calle mi cuerpo y entierro se digan sus responsos cantados y de todo se pague la limosna acostumbrada...” Francisco murió en Madrid el 13 de octubre de 1.684, como se puede observar por su partida de defunción, que se guarda en la parroquia de San Sebastián, en la calle de Atocha: Yo, Isidro Francisco Rodríguez Altamirano, escribano del rey nuestro Señor y vecino de esta villa de Madrid = certifico y doy fee que oy día de la fecha de este, el licenciado Don Pedro Mellado, theniente cura de la iglesia parrochial de san Savastián de esta villa, a quien doy fee conozco, exhibió ante mí un libro original donde se sientan los que fallecen en dicha parrochia, que empieza en


primero de henero del año pasado de mill y seiscientos y ochenta y tres. Y a folio ciento y noventa y seis del, segunda partida, ay la del thenor siguiente: Francisco de Ochoa, viudo de doña María de Alday, calle de los Peligros, casas de don Francisco Rodríguez Altamirano. Murió en treze de octubre de mill y seiscientos y ochenta y quatro años. Rezivió los santos sacramentos. Testó ante Miguel Vizente de Villanueva, escribano real, en veinte y cinco de jullio del año pasado de ochenta. Dexa cien misas de limosna de a tres reales. Y por sus testamentarios a Doña María de Ochoa su hixa, que vive en dicha casa y a el licenciado Don Joseph Sánchez Jaramillo, que vive en la red de San Luis, casas de Mauro Gómez de Rivera. Y por sus herederos a la dicha su hija y a Lucas Francisco de Ochoa sus hijos y de la dicha su muxer. Enterrose en el convento de san Phelipe el Real desta corte, por dexarlo así mandado en dicho testamento. Dio de fábrica siete ducados. La qual dicha partida va zierta y berdadera y concuerda con la del dicho libro original que volví y entregué a el dicho licenciado don Pedro Mellado a que me remito. Y para que dello conste donde conbenga di el presente. En Madrid a………..ocho días del mes de marzo año de mill seiscientos y ochenta y cinco = y lo signé y firmé en testimonio de verdad Isidro Francisco Rodríguez Altamirano

La hija de Francisco, María de Ochoa, es, a su muerte, la heredera mejorada en el testamento y la que hereda por lo tanto la propiedad del cargo de ayuda de cámara, que por supuesto no puede desempeñar por su condición de mujer. María contrajo matrimonio con un viudo navarro: Pedro de Iturralde. Da la impresión de que dicho matrimonio es posterior al testamento de Francisco, pues no menciona nada de esto en este documento. Debía ser ya por lo tanto una mujer de cierta edad y de este matrimonio no hubo hijos. Don Pedro tenía ya al menos un hijo de su primer matrimonio: Juan Bautista de Iturralde y Gamio, nacido en Arizcun (Navarra) el 28 de octubre de 1.674. Don Juan Bautista será el heredero universal de doña María y entra en posesión de la Portería de cámara el 29 de octubre de 1.716. Don Juan Bautista nunca ejerció dicha portería. Sus actividades lo llevaban por otros rumbos: fue un hábil hombre de negocios y "ministro" de Hacienda del rey Felipe V, quien le nombró marqués de Murillo de Cuende. Es curioso pensar que quien obstenta un cargo semejante al de ministro de hacienda, también podría haber ejercido de "Portero de Cámara" del rey. A pesar de que parecía predestinado a heredar de su padre el oficio de portero, o a ser Escribano Real como sus parientes maternos, Lucas de Ochoa parece haberse inclinado por otro tipo de vida. Como demuestra la probanza a la que antes hicimos alusión, muy joven se decide por la vida militar. Probablemente para ingresar en ella se levanta la probanza antes mencionada, realizada en mayo de 1.673, cuando el joven Lucas no ha cumplido todavía los 14 años. Por la repetida probanza sabemos que Lucas de Ochoa se alistó como soldado en una compañía de la Infantería Pagada en la provincia de Costa Rica el 1 de mayo de 1.674. Allí permaneció 5 años como soldado, al cabo de los cuales fue ascendido al cargo de Alférez de la misma compañía, en diciembre de 1.679. Estuvo en los combates contra los ingleses en los puertos de La Caldera y Matina, cuando aquellos intentaron invadir la citada provincia. Dice así la posterior certificación de sus servicios: “...y en el dicho tiempo se ha hallado en las ocasiones que se han ofrecido por los puestos de Matina y La Caldera y particularmente en las dos invasiones que el enemigo intentó hacer en esta provincia con mucho grueso de gente los años de setenta y seis y ochenta y uno, que ambas veces se apoderó del valle de


Matina e hizo prisioneros todos sus vecinos y vigías, de donde fue rechazado hasta obligarlo a embarcar con pérdida de mucha gente, armas y municiones...” También estuvo en la batalla contra los piratas en el río Colorado en 1.678. Obtiene la licencia en 1.683, después de haber servido en el ejército “nueve años y cinco meses”, como acredita su certificación de licencia, dada en Cartago (Costa Rica) el 14 de septiembre de 1.683. Parece que Lucas deseaba regresar a España, o al menos eso aduce al solicitar la licencia en Costa rica: “que desea continuar sus servicios en los ejércitos de España”. No sabemos qué le hizo cambiar de opinión y que motivo le llevó a nuestra Villa de la Candelaria. El caso es que allí entrega los originales de las probanzas y certificaciones a la que nos hemos referido y que actualmente se guardan en los Archivo Histórico. Sea como sea, don Lucas ya está en la villa de la Candelaria en 1.690, porque es elegido para el cargo de Alférez Real el 2 de enero de 1.691, cargo para el que es reelegido en 1.692. Ese mismo año contrae matrimonio con Isabel Zapata de la Serna. Pablo Rodríguez en su obra “Cabildo y vida urbana en el Medellín colonial” dice que Lucas de Ochoa fue uno de los varios peninsulares contactados en Cartagena o en Mompox para contraer matrimonio con mujeres jóvenes de Medellín, ante la promesa de una buena dote. Este último punto hace necesaria una explicación: Medellín era una población muy aislada, que contaba a finales del siglo XVII con cerca de 5.000 habitantes. A un lugar tan lejano y de difícil acceso no era frecuente que llegaran muchos españoles que se unieran a las familias ya asentadas en el valle. Entre estas familias la endogamia llegó a ser muy alta debido a los frecuentes matrimonios entre parientes, como se ve por las numerosas dispensas por parentesco. Esta característica, unida a los pujos de nobleza de las familias principales de la villa hizo que necesitaran urgentemente varones jóvenes, novios potenciales, que cumplieran ciertas características. ¿Dónde buscarlos? No cabía esperar que llegasen ellos solos a un valle de tan recóndito. Así que había que buscarlos en la fuente, a pie de barco, donde muchos hombres jóvenes desembarcaban con sus papeles y certificaciones recién obtenidas en sus pueblos de origen. Allí se les prometía una buena dote a cambio de acompañar hasta la villa al futuro suegro o al amigo designado para el encargo. Según Pablo Rodríguez en la obra citada, de este modo llegaron a Medellín Juan Tirado Cabello, Francisco de Escobar y Lucas de Ochoa, entre otros. No parece que este sistema matrimonial diese malos resultados. ¡Ya se cuidaría el recién llegado de tener un buen comportamiento, so pena de enfrentarse solo a todos los parientes de su esposa! En el caso de Lucas de Ochoa, los papeles y recomendaciones presentados eran impecables: hijo de un hombre cercano al Rey y a la Corte, pariente de escribanos Reales, soldado ya licenciado y que además sabía leer y escribir, cosa que no se veía todos los días. En consonancia con estas características estuvo la esposa que le tocó en suerte: Isabel Zapata de la Serna era hija de Don Juan Zapata Gómez de Munera y de doña María de la Serna Palacio, ambos hijos de españoles y miembros de las familias más importantes de la villa. El suegro, el Alférez don Juan Zapata Gómez de Munera, un rico comerciante, era hijo de un hidalgo de Albacete y de Ana María de Toro Zapata, heredera de una fortuna hecha con la minería. Los Zapata fueron, junto con los Castrillón y los Molina, las familias más poderosas del momento y coparon los cargos más importantes durante muchos años. Don Juan fue Alcalde y Regidor en varias ocasiones. Lucas de Ochoa compró el cargo de Alférez Real, el más ilustre y de mayor importancia social en el Cabildo, con 1.500 pesos que eran parte de la dote que recibió por su matrimonio. Por su parte doña María de la Serna era hija del español Pedro de la Serna Palacio, quien casó en Santa Fe de Antioquia con Andrea Vásquez de Espinosa, descendiente del riquísimo minero Don Juan de Espinosa y heredera de parte de esta fortuna a través de su madre. Don Pedro le compró a Lucas de Ochoa, también por 1.500 pesos-oro, el cargo de Alférez, para su


hijo, otro Pedro de la Serna, quien lo tuvo durante 28 años. ¡Así todo quedaba en la familia! Ambos consuegros, don Juan y don Pedro, tenían negocios comunes. En 1.675 el gobernador Aguinaga les había concedido a ambos una licencia para que “ se puedan beneficiar vendiendo la hacienda de ropa y géneros de Castilla que han conducido de la ciudad de Cartagena” Lucas de Ochoa ya no tuvo muchos más cargos en el Cabildo de la villa. Solo una vez, en 1.698, fue Alcalde Ordinario de primer voto, aunque sus parientes si que siguieron detentando numerosos cargos. Don Lucas y doña Isabel tuvieron 6 hijos, según don Gabriel Arango Mejía: José Nicolás, Manuela, María, Juan Manuel, Rita y Rosalía. Muerta su esposa casó en segundas nupcias con doña Bárbara Mazo, el 20 de noviembre de 1.732, a los 73 años. De este matrimonio no hubo sucesión. Don Lucas murió al parecer poco después. Todos los Ochoa de Antioquia, muy abundantes, descienden de este matrimonio originario, en el que, como se ve, solo hubo dos hijos varones, con el añadido de que don Juan Manuel, casado con doña Juana Nicolasa Londoño, solo tuvo dos hijas, por lo que el apellido se perdió muy rápidamente por esta rama. Don José Nicolás Ochoa y doña Ignacia Tirado fueron padres de 6 hijos, entre los que se contaba el célebre y más que prolífico don Lucas de Ochoa Tirado, el famosos “Taita Lucas”. Este segundo don Lucas fue vecino de Envigado y contrajo 4 matrimonios, de los cuales nacieron nada menos que 20 hijos. Sobre su persona se cuenta muchas anécdotas, más o menos apócrifas, entre sus descendientes. Dicen que todos los Ochoa heredamos de Lucas el insomnio, la nariz larga y el mal carácter. También se cuenta que cuando, con ocasión de algún disturbio, las autoridades intentaron requisar los caballos de su propiedad, Lucas accedió a que se los llevaran todos, menos su favorito, el que él usaba personalmente. Como quisieran forzarlo a entregar el animal, sacó un arma y disparó contra el caballo diciendo: “¡donde pone el c... Lucas de Ochoa no lo pone nadie más!”

Testamento de Francisco de Ochoa: In Dey nomine amen. Sépase por esta publica scriptura de testamento y última y postrimera voluntad vieren como yo Francisco de Ochoa, portero de cámara de su Majestad, vecino desta villa, estando sano de mi cuerpo y entendimiento natural qual Dios Nuestro Señor a sido servido de darme y creyendo en todo lo que cree y confiesa la Santa Madre Iglesia Católica Romana, y tomando como tomo por mi intercesora y abogada a la gloriosa Virgen María para que interceda con su prezioso hijo quando deste mundo baya ponga mi alma en carrera de salvación y temiéndome de la muerte que hes cosa natural a toda criatura viviente y deseando dejar dispuesto mis cosas hago y hordeno mi testamento con la forma y manera siguiente. Lo primero encomiendo mi alma a dios Nuestro Señor que la crió y redimió con su preziosa sangre y el cuerpo a la tierra de que fue formado.= Mando a las


mandas forzosas y acostumbradas medio real a cada una por una vez, con que las aparto del derecho de mis bienes. Mando que quando la voluntad de Dios Nuestro Señor fuere servido llevarme desta presente vida, mi cuerpo sea sepultado en el conbento de san Phelipe el Real desta cortte, en el jardín de la cofradía de San Nicolás de Tolentino de quien soy cofrade y doce religiosos de dicha relixión acompañen mi cuerpo y se entierre con misa de cuerpo presente si fuere ora para ello, y si no el dia siguientte, todo lo qual está obligada dicha cofradía azer por cualquier de sus hermanos, con doce achas de dicha cofradía. Mando acompañe mi cuerpo la cofradía de nuestra Señora del Rosario, de quien soy cofrade, y declaro que soy esclavo de la cofradía de Nuestra Señora de la Humildad, y dicha cofradía tiene obligación hacer se digan por mi alma setenta y dos misas rezadas por ser esclavo, como se a echo con otros.= Y mi cuerpo sea sepultado con el ávito de Nuestro Padre San Francisco y se pague la limosna. = Mando que mi entierro se haga en público y acompañen mi cuerpo la Cruz de la parroquia con dieciocho sacerdotes y su capa.= Y así mismo doce religiosos de Nuestro Padre San Francisco y dieciocho niños de la doctrina.= Y que quando vaya por la calle mi cuerpo y entierro se digan sus responsos cantados y de todo se pague la limosna acostumbrada. Mando se digan por mi alma y por la de mi mujer y personas que tubiere obligación ciet misas rezadas y se da limosna a tres reales por cada una, y encargo a mis testamentarios las manden decir luego sacando la quarta para la parroquia. Ítem declaro que estoy debiendo a Juan Bautista Roxo, mercader en el portal de Santa Cruz que hace esquina a la plaza, trecientos y veinte reales de que le tengo hecho papel a su voluntad, mando le paguen.= Ytten declaro que esto deviendo a Juan Díaz Rodero, mercader de la Puerta de Guadalajara seiscientos reales poca más o menos de que le tengo hecho papel, o se la juste lo mejor que se pudiere y se recoja dicho papel. Declaro estoy debiendo a Juan de Aranjuez, mercader de especería, duzientos reales y tiene perzivido a quenta veinte, mando le paguen y se le coja dicho papel. Declaro estoy deviendo a Thomás, mercader en la calle de Postas, ciento y tantos reales, mando se le pague lo que dijere y se ajuste la quenta. Declaro que no me acuerdo si devo otrass deudas y si alguna pareciere y se justificare lexitimamente, se pague de mis vienes. Declaro que estoy deviendo a mi hija doña María de Ochoa cuatrocientos ducados que le devo de una manda y legado que le dejó en su testamento mi tío Diego de Burgos, por haverla sacado de pila, como parecerá por el testamento que otorgó al tiempo de su fallecimiento, que para en poder del tesorero o Mayordomo de la cofradía del Santísimo Sacramento de la Parroquia de San Ginés destta corte, que es donde está enterrado, la qual dicha cantidad la tengo gastada. Mando se le pague a la dicha mi hija de lo primero y más bien pagado de mis bienes, para ayuda a tomar estado. Item declaro que me debe el Rey Nuestro Señor de los gajes caídos de la dicha portería, y hasta el año passado de seiscientos y setenta y ocho, mill ochocientos y quarentta y quatro reales de vellón de que tengo despacho para la cobranza de la dicha cantidad en el servicio de millones de la ciudad de Jaén y su partido. Mando se cobren.


Declaro me está deviendo don Feleiciano Ontiveros, por un papel que tengo en mi poder suyo, ciento cuarenta y seis reales de vellón, el qual fue mercader en la calle de Postas y el susodicho está en las Yndias y se haga la diligencia si se pudiese cobrar. Decharo me está debiendo Joseph de la Fuente que bibe en la calle de la Madera Alta ducientos y nobenta reales de vellón que pagué por el susodicho como consta de un papel que tengo en mi poder de mano de Thomás Bautista. Mando se cobre la dicha cantidad. Declaro me debe el dicho Feliciano Ontiveros veinte reales de vellón en virtud de papel que tengo del susodicho. Mando se cobren. Ittem mando y es mi voluntad y valiéndome de lo dispuesto por las leyes destos reynos, mejorar como desde luego mejoro en el tercio y remanente del quinto, a la dicha doña María de Ochoa, mi hija, por el mucho amor y voluntad que le tengo, como también la dejó mexorada en su testamento Doña María de Alday, su madre, y yo en virtud el poder para testar que me dio, hice y otorgué su testamento ante el presente escribano y en virtud de lo que me comunicó entre otras cosas fue la voluntad de la dicha difunta el mejorar como mejoro a la dicha nuestra hija yo en el tercio y remanente del quinto para que, sacadas lo que importaren las dichas dos mejoras, de los vienes que quedaren, pagadas deudas, funerales y entierro y dichas dos mejoras, lo que importaren los demás vienes que quedaren se partan entre la dicha doña María y sus hermanos por iguales partes. Y cumplido y pagado este mi testamento, manadas y legados en él contenido y sacados lo que importaren las dichas dos mejoras de los demás vienes y hazienda, dejo y nombro por mis únicos y universales herederos a Lucas, Francisco y doña María de Ochoa, hermanos, mis hijos lexitimos y de la dicha doña María mi muger, ya difunta, mis únicos y universales herederos en todos mis vienes, para que los ayan y gocen por yguales partes con la vendición de Dios y la mía. Y nombro por mis testamentarios a Gregorio Sánchez Luis, Juan Bautista Roxo, y a el Licenciado don Joseph Sánchez Jaramillo, presbítero Capellán del convento de la varonesa, Phelipe Perdiguero, vecinos desta villa, Juan Zapata y a la dicha mi hija doña María de Ochoa, a todos y a cada uno yn solidum para que entren en mis vienes y los vendan y rematen en publica almoneda o fuera de ella, y de su valor cumplan y paguen este mi testamento, a los quales doy poder cumplido para lo susodicho y les dure todo el tiempo que fuere necesario, aunque sea pasado el año de albaceazgo. Mando y hes mi voluntad declarar como declaro que dejo hecho inventario de tos mis vienes, que lo hice luego que falleció la dicha mi mujer =y reboco y anulo otros cualesquier testamentos, codicilos y poderes para testar que antes deste aya hecho por scripto u de palabra, que quiero que no valgan ni hagan fee en juicio ni fuera del, salbo el que ahora hago y otorgo, que quiero que balga por mi última y postrimera voluntad y en aquella vía y forma que más aya lugar de derecho lo digo y otorgo ante el presente escribano y testigos llamados y rogados. En esta villa de Madrid, a vente y cinco de Jullio de Mill y seiscientos y ochenta años. Siendo testigos Juan de Cuenca = Jerónimo de Gómez = Ignacio de Guzmán = Juan Antonio Vicente y Bartolomé Fernández, residentes en esta corte, y el otorgante a quien yo el escribano doy fee conozco, lo firmó = Francisco de Ochoa = ante mi Miguel Vicente = e yo el dicho Miguel Vicente Villanueva,


escribano del Rey Nuestro Señor, receptor de sus Consejos, pressente fui que lo signé. En testimonio de verdad- Miguel Vicente Villanueva. Concuerda con el testamento original que para este efecto exhibió ante mí Isidro Francisco Rodríguez Altamirano, escribano del Rey Nuestro Señor y vecino desta villa de Madrid. La dicha doña María de Ochoa, como tal testamentaria y heredera de dicho Don Francisco de Ochoa, su padre, a quien se le volví y a ello y a leer, sacar, corregir y conzertar. Fueron testigos Don miguel de Olender y Alonso Álvarez, vecinos desta villa de Madrid. En ella a veinte y un días del mes de Marzo, año de mill y seiscientos y ochenta y cinco. = y en fee de ello lo signé y firmé. En testimonio de verdad (Firma y rubrica)

Bibliografía: --Archivo del Palacio Real de Madrid. Sección de Personal. Porteros de Cámara. Francisco de Ochoa. --Archivos parroquiales. Parroquia de San Ginés. Madrid. --Archivos parroquiales. Parroquia de San Sebastián. Madrid. --Archivo Histórico de Antioquia. Probanza de Nobleza y Servicios de Don Lucas de Ochoa --Arango Mejía, Gabriel. Genealogías de Antioquia y Caldas. 2 vols. Medellín, 1973 --Beneyto Perez, Juan. Historia de la administración española e hispanoamericana. Madrid 1.958 --Bennasar, Bartolomé. Los españoles, actitudes y mentalidad. Barcelona, 1976 --Domínguez Ortiz, Antonio. La sociedad española en el siglo XVII, 2 vols. Madrid, 1.964- 1.970. --Domínguez Ortiz, Antonio “La venta de cargos y oficios públicos en Castilla y sus consecuencias económicas y sociales” Anueario de historia económica y social., 3 (1.970), pp.105 a 137. --Kamen, Henry. La España de Carlos II. Barcelona, 1.981 --Rodríguez, Pablo. Cabildo y vida urbana en el Medellín colonial. Medellín, 1.992. --Sainz de Robles, Federico Carlos: Madrid, teatro del mundo. Madrid, 1.981


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.