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Valores de siempre
Texto: Fernando Iriarte, pastor de jóvenes en la Iglesia de Florida, Buenos Aires, República Argentina.
Creer para ver
Claves para desarrollar la fe en el Creador
Cuenta una historia que, cierta noche, se prendió fuego la casa de una familia. El hijo menor se encontraba jugando en su habitación, ubicada en el segundo piso de aquella vivienda de madera. Cuando el niño se percató de la situación, descubrió que las llamas le impedían bajar por las escaleras, y por eso se vio forzado a abandonar su cuarto y subir al techo de su hogar. Desde allí, comenzó a gritar desesperadamente para que alguien lo rescatara. Los bomberos se demoraban en venir, las llamas avanzaban rápidamente y cada segundo que transcurría hacía más compleja la situación.
Al escuchar los gritos, su padre se paró afuera con los brazos extendidos y comenzó a gritarle: “¡Salta, hijo! Yo te atajaré”. Él sabía que, para salvar su vida, el niño tenía que saltar. Pero la única cosa que su hijo podía ver eran las llamas del fuego, el humo y la oscuridad, por lo que tenía miedo saltar desde el techo. Su padre continuó gritando: “¡Salta, hijo! ¡Yo te agarro!” Pero su hijo protestó, diciendo: “Papá... es que no te veo...” El padre respondió: “Hijo, lo único que importa aquí es que yo sí te puedo ver”.
“Ver para creer” no solo es una frase popular, sino además es un principio en el que muchas personas se apoyan para fundamentar sus creencias. Según este razonamiento, si algo no puede ser visto, tocado o experimentado, entonces no existe. Esta manera de pensar, obviamente, excluye la existencia de Dios de la realidad cotidiana, debido a la incapacidad humana de poder “tocarlo y verlo”.
¿ES FÁCIL CREER EN DIOS?
Desde el ingreso del pecado al mundo, la naturaleza humana se vio afectada y la incredulidad es una característica propia del hombre caído. Por lo tanto, para creer en la existencia de Dios necesito un ingrediente fundamental llamado fe. El apóstol Pablo la define como “la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve” (Heb. 11:1, NVI).
Esta fe tampoco es algo que podamos producir naturalmente, pues la Biblia dice que es un don de Dios. Si alguna vez te sentiste mal por dudar de la existencia de Dios, no te preocupes, porque creer en él no es un asunto sencillo.
Para creer en Dios y desarrollar fe en él, necesitas conocerlo. Y eso solo se logra a través de la lectura de la Biblia y de la oración. La fe viene por el oír de la Palabra de Dios, declara el libro de Romanos. A medida que pases más tiempo a solas con tu Creador, tu fe se verá fortalecida.
Cuando Jesús estuvo aquí, en la Tierra, algunas personas le exigían que realizara milagros para así tener fe en él. Sin embargo, en la lógica de Dios, el principio “Ver para creer” funciona de manera inversa: “Creer para ver”.
A Abraham le indicó que dejara su familia para recibir luego la Tierra Prometida. Él creyó, y Dios le entregó aquella tierra.
Ordenó a Moisés que avanzara frente al Mar Rojo. Moisés creyó, y vio cómo las aguas se abrían a su paso.
A Naamán le mandó, a través del profeta Eliseo, lavarse en el río Jordán para curarse de su lepra. Naamán creyó, y fue limpio.
Jesús mandó al ciego de nacimiento a lavarse en el estanque de Siloé. El ciego creyó, y pudo ver.
Si Abraham no hubiera creído, habría muerto en Ur de los Caldeos. Si Moisés no avanzaba, los egipcios hubieran borrado de la faz de la Tierra al pueblo de Israel. Si Naamán no se hubiera bañado en el Jordán, habría muerto de lepra. Si el ciego de nacimiento no hubiera ido a Siloé, habría quedado para siempre ciego. ¿Te das cuenta de cómo funciona? Primero debes creer en la Palabra de Dios, para que después puedas presenciar sus milagros. En el Evangelio de Marcos, capítulo 9, versículos 22 al 24, se nos relata la historia de un Padre que llegó a pedir ayuda a Jesús por su hijo que estaba endemoniado: –Ten misericordia de nosotros y ayúdanos, si puedes –dijo el Padre. –¿Cómo que si puedo? –preguntó Jesús–. ¡Todo es posible si uno cree!
Al instante, el padre clamó: –¡Sí, creo. Pero ayúdame a superar mi incredulidad!
Muchas personas se perderán de ver los milagros de Dios en su vida simplemente por no creer en él. Cuando sientas que tu fe en el Creador se está debilitando, recuerda estas palabras de Jesús: “Todo es posible para el que cree”, y eleva la misma oración que este padre hizo a Jesús: “Ayúdame a superar mi incredulidad”.
Decide, con la ayuda de Dios, creer en él de todo corazón, y así podrás experimentar su poder en tu vida.