Boletín ACN Covid

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La Iglesia en tiempos de coronavirus


Coronavirus

Si hay un miembro que

padece ...

Fue una bendición extraordinaria para todos, Urbi et Orbi, para la ciudad y el mundo. El Papa Francisco dijo: “Al igual que a los discípulos, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”. Es la hora de la comunión. De la comunión de los santos, de la comunión del amor. “Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí”, escribe Pablo a los romanos (Rom 14,7). Empezando por Asia, pasando por Europa, hasta América… como un tsunami en cámara lenta, el sufrimiento invade los países de los benefactores, y un eco de amor nos llega de todo el mundo: “Así que rezamos y celebramos vigilias por los médicos, por los enfermos, por aquellos que luchan por sus vidas”, escriben las Redentoristas contemplativas de Lviv, Ucrania. Junto con las Carmelitas de Sarajevo, Bosnia y Herzegovina, dan las gracias a todos los benefactores y “ruegan a Dios por Su misericordia para todos los necesitados en estos días, especialmente, para los enfermos de la COVID-19 y todos aquellos que, atemorizados, luchan por sus vidas”. Desde las ruinas de Haití y los escombros de Alepo, desde las celdas de los conventos de las Clarisas de Bosnia y las Carmelitas de Ni-

Filipinas: A través de la Cruz hacia la salvación.

Bulgaria: Los Franciscanos, en acción. geria, desde la miseria de India y de Latinoamérica… de todas partes nos llegan palabras de consuelo y apoyo espiritual. Son testimonios de la presencia de la comunidad, de la verdad de las palabras de San Pablo: “Si un miembro sufre, todos los demás miembros sufren con él”, porque “vosotros sois el Cuerpo de Cristo y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo” (1 Cor 12, 26-27). Las religiosas contemplativas de Sofía, Bulgaria, lo expresan de esta manera: “En estos momentos extremadamente difíciles somos más conscientes que nunca de lo mucho que dependemos los unos de los otros, de lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros. Juntos somos un solo cuerpo. Nosotras, escondidas a los ojos del mundo, dirigimos nuestras vidas a ser el corazón de este cuerpo, para que la gracia de Dios pueda actuar a través de nosotras y fluir en todos los miembros. Rezamos por ustedes todos los días”.

Medios de protección: Nuevos “utensilios” para la Santa Misa.

Ucrania: La Hna. Yana nos infunde valor. Nadie sufre o muere solo. En sus “Fortalezas para Dios” (Padre Werenfried), las religiosas rezan contra la pandemia. “Todos los días rezamos y rogamos por la salud de nuestros benefactores y sus familias, y por el fin de la pandemia”, nos escriben las religiosas greco-católicas de Veliky Birky, Ucrania. “Suplicamos a Dios por aquellos que sufren dolor y miedo. Por los que están consternados y enfermos. Por los médicos y todos aquellos de los que depende la superación de la pandemia. Que el Señor los bendiga y que la Madre Inmaculada de Dios los proteja”. Las numerosas cartas, llamadas telefónicas y correos electrónicos son testimonios de compasión con las manos entrelazadas, son eslabones de cadenas de oración que abarcan todo el mundo, son abrazos de Dios, el eco de Su amor.

Todo donativo recibido se destinará a éste o a proyectos similares, con el fin de hacer posible la labor pastoral de Ayuda a la Iglesia Necesitada.


Coronavirus

“¿Por qué qué tener miedo?”

tenéis miedo?“

© Servizio Fotografico Vaticano

Con el Papa a Jesús a través de María: ese fue siempre el camino de los cristianos a través de los tiempos hacia Dios, y también lo es en tiempos de COVID-19. El virus conmociona al mundo. Como una tormenta, hace que se tambaleen todas las seguridades. Es como cuando Jesús preguntó a los discípulos en la barca: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?” (Mc 4,40). Los actos de amor de aquellos a los que hemos ayudado durante años en su necesidad y servicio a Dios son respuestas vivas. Por ejemplo, cuando las Scalabrinianas de Haití: El Obispo Jean Filipinas llevan paquetes de comida a las fa- llama a la oración. milias pobres que viven en cuarentena, encerradas en sus casas. O cuando las miento: “Hemos introducido la ‘Oración Fa“Pequeñas Comunidades Cristianas” de miliar’: todos los días, a las siete de la tarde, India junto con los Obispos y diáconos dis- la familia se reúne y reza el Rosario por los entribuyen agua, máscaras protectoras y des- fermos de COVID-19 de todo el mundo”. Ella infectantes en las calles. También la Hna. sabe que la mayoría de los que rezan son jorMagdalena de Kiev, que visita a ancianos en- naleros sin seguridad social, a los que la pafermos, da una respuesta con su servicio de ralización les quita lo poco que tienen. amor. Asimismo, el Obispo Désinord Jean Muchos miran con preocupación al futuro. de Haití, que llama con la campana a los fie- Pero su fe vive. les a la oración contra la pandemia. También los numerosos sacerdotes de todo ¡Qué ejemplos de caridad! En Haití, ellos mis- el mundo que cumplieron hasta la muerte su mos no tienen nada: uno de cada dos vive por servicio sacerdotal para los enfermos de debajo del umbral de la pobreza y cuatro de COVID-19 dieron esta respuesta. Ellos tenían cada cinco haitianos no tienen trabajo. La fe. “¡Perecemos!”, gritaron los discípulos en la vida pública está paralizada, pues un brote de barca, llenos de miedo (cfr. Mc 4,38). Les falla epidemia hundiría al país más pobre del taba fe. Pero después de la Pascua se fortalehemisferio occidental en un profundo cieron mutuamente. Pedro y María eran los abismo. La situación no es muy diferente pilares visibles de la joven Iglesia y lo siguen para los pobres de la India. La Hna. Christin siendo . Y los testigos de la fe en esta crisis son Joseph, líder de las “Pequeñas Comunidades los pilares invisibles, nuestros hermanos y Cristianas”, organiza el tiempo del confina- hermanas.

Ucrania: La Hna. Magdalena brinda consuelo.

India: Máscaras y alimentos para las familias.

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