Acrópolis 15 de septiembre 2010

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ESPECIAL BICENTENARIO

Mexicano e indígena >>> Identidad nacional a través del arte De poetas, cronistas y medios impresos >>> deporte: unión y entrega

Oportunidad >>> Mestizaje y tradición >>> Sobre la mujer Cuatro estados de gracia >>> la vida política de mÉxico


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ESPECIAL BICENTENARIO

Netzahualcóyotl

(1402-1472)

El “coyote hambriento” fue el monarca (tlatoani) de la ciudad-estado de Tetzcoco, en el México Antiguo, a la que gobernó con valor. Asimismo, ganó reputación de sabio y obtuvo una justa fama como poeta. Su amplia formación intelectual se traducía en una elevada sensibilidad estética y un gran amor por la naturaleza, que quedaron reflejados no sólo en la arquitectura de la ciudad, sino también en sus manifestaciones poéticas y filosóficas.

Oportunidad

Vietnam García León

E

l desarrollo de nuestro país ha tenido grandes saltos históricos sociales, dos de ellos son el pretexto para que el Semanario Acrópolis dedique esta edición especial a brindar un pequeño homenaje a los héroes que forjaron nuestra historia, mediante un recorrido histórico, y una selección de personajes, selección, por demás, regida por una decisión editorial y por los espacios de impresión. Las guerras de Independencia y Revolución, como tales, costaron vidas, tanto de los líderes de los movimientos como de los millones de seguidores, hombres que el anonimato consumió en los anales de la historia, pero que por otro lado viven y conviven en las acciones cotidianas de nuestra vida actual, en esas luchas en todos los campos de la actividad social. México, - no el primero, pero sí un modelo de independencia - ha sido a lo largo de su trascurrir ejemplo para los pueblos de nuestra América así como de otras latitudes, en un diálogo emanado de Europa con una retroalimentación, reflejado en los ideales revolucionarios de tierra y libertad en la revolución de 1917. Somos herederos de una tradición precolombina, colonial, revolucionaria y pos revolucionaria que hoy en día está viva, nos encontramos ante la oportunidad de voltear a nuestros sucesos, ver el futuro y sobre todo actuar en el presente, es oportunidad de revalorar a nuestros héroes, revisar la historia, juzgar los actos y evaluar, sopesar, nuestro actuar, sin el afán de caer en prácticas de sobrevaloración de ellos mismos, pero tampoco en el afán de desacralizar, llegar al agravio, esta oportunidad está brindada no para cualquiera de los mexicanos, ni los del futuro o los del pasado, sino a los actuales, privilegiados por poder estar presentes en esta realidad y sobre todo tener el poder de influir en los cambios, que día con día nos darán un futuro diseñado por nuestras acciones. Esta oportunidad la debemos a aquellos que con sus vidas nos dieron estos derechos, el derecho a elegir, el derecho a la libertad, el de poder expresarnos, el de poder corregir el rumbo de nuestra vida nacional ante los distintos retos, retos que en ocasiones serán más difíciles que otros, pero sin duda que siempre estarán presentes. Como mexicanos tenemos varios pendientes con nosotros mismos, en ocasiones fruto de procesos inconclusos que podemos aglutinar en la desigualdad social, pero también oportunidades en nuestro presente. Equivocados están, quienes piensan que con la guerra se consigue la paz, como en días pasados un gran político latinoamericano pronunció: “la paz con la paz se paga”; tarea de todos es eliminar las cusas que nos han sumido en esta amenaza, un México violento que a nadie nos conviene, y recordar a nuestros muertos y sobre todo honrar con nuevas propuestas nuestro pasado. Difícil es el futuro en un sistema global donde estamos inmersos, con más retos y problemas. El panorama del siglo pasado y el anterior son muy distintos al que vivimos hoy, y ante estos nuevos retos, necesitamos nuevas soluciones, soluciones fundamentadas en principios ya blandidos en nuestro pasado independentista y revolucionario. Es necesario e imperativo luchar por una nueva política más incluyente, que tome en cuenta a todos los mundos que existen dentro de nuestro México, además de identificar que los principios de libertad y de justicia no sólo deben de ser para unos, si no para todos, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Directorio Semanario Acrópolis Director: Carlos García Herrera; Gerente General: Estela García Herrera; Subdirector: Vietnam García León; Secretario de Subdirección: Mariel Sánchez Bandala; Editor en Jefe: Juan Carlos Medrano Barrena; Formación, diseño e imagen: Mariel Sánchez Bandala, Lissette Arronte López, Juan Carlos Medrano Barrena y Vietnam García León* Esta es una publicación semanal editada y distribuida por Acropólis Información y Edición S. de R.L. de C.V. Registro en Trámite con domicilio en Calle de la Cantera No. 25, Col. Pedregal de Las Ánimas C.P. 91190 Xalapa, Ver. Tels. 8 13 81 75 * Las opiniones son responsabilidad exclusiva de quienes firman los artículos publicados por esta casa editorial.

1521.- Los mexicas se rindieron el 13 de agosto durante una batalla final que marcó la caída de la civilización azteca y el final de la primera etapa de la Conquista de México. Siendo ésta, parte de la colonización española de América.

1519.- En julio, Hernán Cortés fundó la Villa Rica de la Vera Cruz, una de las primeras ciudades constituidas por los españoles a su llegada a nuestro continente; Un mes más tarde, partió de allí la expedición para la conquista de Tenochtitlán. 1519.- México fue descubierto. La

población se estima que alcanzaba los 10 millones de indígenas. Su organización era de tipo feudal y se regían por estrictas normas disciplinarias.

1519.- Hernán Cortés se autoproclamó Capitán General de Nueva España. Notó entonces que el Imperio Azteca tenía enemigos y que esto facilitaba sus planes.


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Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)

La “décima musa” fue una religiosa católica, poetisa y dramaturga novohispana del Siglo de Oro español. Cultivó la lírica, el teatro y la prosa. En 1667 ingresó a la vida religiosa a fin de consagrarse por completo a la literatura. La obra dramática de Sor Juana va de lo religioso a lo profano. Sus obras más destacables son Amor es más laberinto, Los empeños de una casa y diversos autos sacramentales.

El imaginario indígena en el discurso nacionalista del México independiente Ursula Tania Estrada López

E

n la pintura El descubrimiento del pulque se representa una escena de la leyenda prehispánica en la que la doncella Xóchitl, a quien se atribuye el descubrimiento de la bebida, la presenta ante Tecpaltzin, rey de Tula. Al mirarla, saltan a la vista rasgos que se acercan más a la representación de alguna escena de la mitología clásica que a una escena prehispánica: los personajes se encuentran representados con rasgos y posturas similares a la escultura de la antigüedad Grecolatina. Justino Fernández, en El arte del siglo XIX en Mexico, confirma esta idea: “Lo más notable es la incongruencia de los tipos étnicos indígenas, que la idealización clasicista trastocaba en helénicos; Xóchitl podría ser una vestal en Grecia y el ‘emperador’ un Apolo helenístico”. Más adelante, Fernández agrega: “Academicismo en la composición, en el dibujo, en la concepción toda y clasicismo en los tipos principales hacen de este cuadro un precioso documento de la visión histórico-artística del siglo XIX del mundo antiguo indígena de México, que a todo trance se quería ver como si fuese el Olimpo”. ¿De dónde surge esa “visión históricoartística”, esa voluntad de representar el pasado prehispánico de esta forma? Si bien este cuadro data de la segunda mitad del siglo XIX, la visión que lo originó comienza a gestarse aún antes de que comience la vida de la nación independiente, durante el reinado de Carlos III y las reformas borbónicas. Son dos factores los que contribuyen a su formación: uno de ellos se gesta en Europa, mientras que el otro nace en la Nueva España. En 1785, bajo el mandato de Carlos III, se crea la Academia de San Carlos, la primera escuela de pintura y escultura en la Nueva España. Para su funcionamiento, se trajeron maestros españoles, italianos e ingleses (entre los que destacaron Pelegrín

Clavé y Manuel Vilar), quienes formarían artistas mexicanos en el arte académico y neoclasicista europeo, el cual se guiaba por ideales de perfección tomados de la antigüedad clásica y era considerado como estandarte de la modernidad. Por otro lado, durante las últimas décadas del régimen colonial, los intelectuales de la ilustración mexicana buscaban una identidad para la patria novohispana en el remoto pasado precolonial. Así surge el interés por las culturas prehispánicas, las cuales comenzaron a ser estudiadas y fueron revaloradas, dejando de ser consideradas como bárbaras e incivilizadas. Así, este pasado es adoptado simbólicamente como pasado propio, y se va convirtiendo en carta de identidad. Francisco Clavijero, autor de la Historia Antigua de México, equipara las culturas mexica e inca con la griega y romana, llamándolas la “antigüedad americana”. En El descubrimiento del pulque también es notoria esa ambivalencia, esa doble legitimación: la de un contenido pre-colonial a través de una forma europea. Con el triunfo liberal de la Guerra de Reforma, que llevó a Juárez a la presidencia en 1867, cambia el nombre de la Academia de San Carlos a Escuela Nacional de Bellas Artes. El nuevo gobierno comenzó a fomentar la producción artística que apoyara sus ideales nacionalistas. Una de sus iniciativas fue realizar un concurso de pintura en 1869, con motivo de la exposición bienal organizada por dicha institución, en el que se otorgaría un premio a la mejor pintura de asunto histórico nacional. Entre los que atendieron a la convocatoria estaba El descubrimiento del pulque, de José Obregón, nacido en 1832.

Otro artista contemporáneo Obregón, Rodrigo Gutiérrez, pintó en 1875 El senado de Tlaxcala. En esta obra persiste la composición clasicista. Sin embargo, la intención de esta pieza no es la de representar fielmente la realidad indígena, sino que tiene un fin político, como señala Fausto Ramírez: “En este lienzo se recrean las deliberaciones que tuvieron lugar entre los cuatro gobernantes de aquélla república acerca de la propuesta de alianza que les enviara Hernán Cortés y la decidida oposición que manifestó al respecto el valeroso Xicoténcatl el Mozo, convertido así en símbolo de la resistencia nacional frente a la intervención extranjera”. Las pinturas de Félix Parra hacen particular hincapié en los aspectos destructivos de la Conquista. En Fray Bartolomé de las Casas y Un episodio de la Conquista, se muestran la muerte y la destrucción causadas durante la conquista. Estas imágenes “coincidían cabalmente con el concepto negativo que de estos acontecimientos tenía y divulgaba la historiografía oficial,” de acuerdo con Fausto Ramírez. El lugar de lo prehispánico en el arte y en la política era, pues, el de ayudar a generar una identidad nacional, como señala el mismo autor: “Las artes debían colaborar en la consolidación de la conciencia nacional, mediante la recreación de los asuntos históricos más apropiados para evocar lo autóctono genuino”. Esta idea prevaleció después del fin del régimen liberal y continuó en el porfiriato: los temas del México antiguo se privilegiaban por ser los que distinguían a la nación mexicana de otros pueblos. Incluso, fueron este tipo de producciones artísticas las que representaron a México en certámenes internacionales, como en el pabellón que fue presentado durante la Exposición Universal de París en 1889, en el que figuraban gobernantes y dioses mexicas. La escultura monumental también jugó un papel relevante durante el régimen de Porfirio Díaz. Es en su periodo cuando se coloca el Monumento a Cuauhtémoc en la Avenida de Reforma. Así, se colocaba al último emperador mexica como un héroe de la patria, y se incluía a la historia prehispánica como parte de la historia nacional. La pintura y la escultura del México Independiente, y su reinterpretación del pasado prehispánico, sirvieron como una herramienta necesaria para la construcción de una identidad nacional. El arte volvería a jugar un papel fundamental en este sentido durante el periodo posrevolucionario.

1808.- Una fuerte crisis política en México

trastornó a la sociedad del Virreinato de Nueva España en los ámbitos político, socioeconómico y militar; fue causante de la decadencia del protectorado novohispano y del inicio de la Guerra de Independencia.

1822.- En mayo, luego del triunfo de las fuerzas insurgentes, el militar Agustín de Iturbide fue proclamado emperador y coronado con el nombre de Agustín I de México, convirtiéndose así en antecesor del Supremo Poder Ejecutivo.

1810.- Se inició una revuelta que duró 11 años y se cobró más de 600,000 vidas. El movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España.

1823.- El Ministro de Guerra expidió un decreto donde se crea el Colegio Militar y ordena que se establezca en la Fortaleza de San Carlos en Perote, Veracruz.


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Miguel Hidalgo (1753-1811)

Párroco del pueblo de Dolores, Guanajuato, donde el domingo 16 de septiembre de 1810 llamó a misa y convocó a la rebelión independentista. Pocos lo saben, pero además de estratega militar Miguel Hidalgo fue filósofo, políglota (hablaba otomí, náhuatl, purépecha y francés) y aficionado a la literatura dramática. También organizaba jornadas teatrales en el pueblo, como aquella legendaria puesta en escena casera del Tartufo de Molière

Sobre la mujer

Una mujer se construye cada vez que inicia el dia, con él. Y esa grandeza que la dignifica es muchas veces como la de un hombre: igual, pero diferente.

Deyanira Guzmán Moreno

N

unca he sido partidaria de los discursos fundamentalistas, sobre todo de aquel que se escuda en decir que la mujer es igual al hombre; si, bueno, tiene los mismos derechos, pero creo que se ha confundido en exceso la equidad con el tratar de imponer una idea totalmente errada, como lo es anular las diferencias. Creo que la gran riqueza de la mujer es precisamente poder entender la complementariedad, el hacer equipo, la parte y parte del tránsito, de no verse así, además de injusto, en lo personal, me parece risible. Las mujeres que son recordadas a lo largo de la historia generalmente tienen una característica que las destaca: la osadía. Esa audacia, atrevimiento o incluso imprudencia, que las hizo moverse en direcciones no permitidas o vetadas. Y curiosamente también, han tenido el recato, la astucia, para permanecer calladas o invisibles cuando la situación lo requería. Desde Santa Teresa, Sor Juana, Leona Vicario, Mata Hari, La Malinche, Carmen Cerdán, Ikram Antaki, o hasta tantas más como usted, lector, escoja. Sin embargo, hay muchas más mujeres que no son renombradas, y que mueven al mundo, las de diario como nuestros jeans preferidos,

esas que educan con el ejemplo, con o sin hijos y cuyo afán escondido es querer lograr un día mejor al otro. Sé perfectamente que existen miles de escritos donde se les describe, se les alaba y magnifica. Quisiera no caer en frases comunes y rescatar por el momento, la otra parte que también existe, las mujeres que humillan, que maltratan, que hieren y que asumen su rol de mujer como un permiso incondicional para desarrollar lo peor del género humano (incluidos los hombres) Y entonces me pregunto, ¿existe realmente una desigualdad de género?, a pesar de ser más común y documentado ¿realmente es mayor la

cantidad de mujeres en desventaja?, por desgracia, los cánones sociales, la cultura y el desarrollo de la historia, han hecho estereotipos, hasta las “mujeres asesinas” tienen una disculpa, un motivo más allá de la razón. ¿Y las que no? Yo no se si las preguntas anteriores, puedan ser respondidas con certeza, es verdad que la imagen de la mujer tiene muchas historias tristes, una definición lamentable que prevalece es la de un ser despreciado y de menor valía que un hombre, aún así; creo que pisamos terreno peligroso si cualquiera de nosotros quisiera sostener las mismas palabras feministas de los años 70. Lo primero que resalta es que cualquier ser inteligente, (hombre o mujer) debería reconocer qué es la diversidad y el respeto, lo que identifica la grandeza de una persona, pero no la inteligencia así, a secas,

1843.- Se proclama

la Segunda República Centralista de México, encabezada por el general Santa Anna. 11 años después, los liberales se fueron a la guerra. El movimiento, conocido como Revolución de Ayutla, concluyó con la renuncia y destierro de Santa Anna.

1847.- Los Estados Unidos invadieron el país; con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, México fue obligado a entregar más de la mitad de su territorio por poco más de seis dólares por kilómetro cuadrado.

sino más bien su capacidad de comprender su contexto y variar su rol. La capacidad de ver más allá de su nariz o aparejo que la conformación de un género puede incluso salir de lo conocido. Aquí entonces están todas esas mujeres que al asumirse como tal dejaron atrás su cuerpo y muchas veces no están en el que quisieran, pero ni una mirada retrógrada las puede obligar a dejar de ser eso que son con toda su fuerza: mujer. ¿Qué es mujer entonces? Y acaso ¿usted lector me lo pregunta? Creo que es

un ser digno, osado, entendido de su relación con su contexto, con el mundo y su temporalidad, más allá del género, del estereotipo, de lo bueno y malo, de la historia. Una mujer se construye cada vez que inicia el día, con él. Y esa grandeza que la dignifica es muchas veces como la de un hombre, igual pero diferente. No creo en ningún discurso fundamentalista y si quisiera pregonar lo bello y sublime de la mujer, tendría que empezar por darle los mismos adjetivos al hombre. Sobre la mujer, me quedo con el buen Agustín Lara: “Mujer… mujer divina…”

1854.- Fue estrenado el Himno Nacional Mexicano. Su letra, escrita por Francisco González Bocanegra, alude a las victorias mexicanas en el calor de la batalla; Jaime Nunó compuso la música, considerada la segunda más bella en el mundo. 1857- El congreso constituyente promulgó la nueva constitución mexicana, de orientación liberal moderada. Tres años después, se proclaman las Leyes de Reforma, cuyo objetivo era controlar el poder que ejercía el clero.


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José María Morelos (1765-1815)

Sacerdote de Curácuaro, Michoacán, a quien Miguel Hidalgo comisionó la toma del puerto de Acapulco, un punto comercial estratégico para el Ejército Insurgente. Como Hidalgo, quien fue su mentor, José María Morelos también era jesuita y un gran lector de poesía. Napoleón Bonaparte estaba tan impresionado con sus tácticas militares que una vez declaró: “con cinco hombres como él, conquistaría el mundo”.

Deporte: reflejo de unión y entrega Mariel Sánchez

M

éxico se ha caracterizado por ser un país altamente deportivo y competitivo a nivel mundial, no hay deporte alguno donde México no tenga presencia. Ya sean juegos olímpicos, mundiales de futbol, de natación, de atletismo; siempre está presente la bandera nacional en las justas deportivas. El deporte no sólo ha sido enfocado a la diversión, también como unión en tiempos difíciles. Desde la época de La Colonia, existieron deportes que sirvieron para romper las barreras raciales entre mexicanos y españoles llegando a afirmar a historiadores y políticos de la época pos revolucionaria, que la importancia del deporte en el país no era nada más que la re-

1862- Las tropas francesas invadieron el país por el puerto de Veracruz para reforzar el gobierno imperial del archiduque Maximiliano de Habsburgo. Su labor fue poco eficaz y acabó siendo fusilado en 1867.

presentación de “la voluntad pacifista y conciliadora de todos los mexicanos”. Quizá uno de los deportes más importantes y tradicionales del país es la charrería, la cual, aunque pocos lo sepan, es un deporte 100 % mexicano aunque en la actualidad no sea bien apreciado e incluso se discrimine. La charrería tiene una gran importancia en el desarrollo de nuestra propia cultura. La práctica de este deporte estaba solamente enfocada a los españoles, mientras que los criollos e indios no podían más que ser sirvientes del jinete, poco a poco esa barrera se fue abajo y con ello la incursión de los mexicanos en el deporte, el cual hasta ahora sigue siendo vigente. El futbol, por otra parte, es el deporte nacional que hasta la fecha tiene

1910- Luego de 34 años de Porfiriato, México tuvo un notable crecimiento económico y estabilidad política. Estos logros se realizaron con altos costos económicos y sociales que pagaron los estratos menos favorecidos de la sociedad, ocasionando descontento y un posterior levantamiento en armas.

gran influencia en la mayor parte de los mexicanos, desde épocas precolombinas el juego de pelota era muy popular en la población pero a la llegada de los españoles este fue prohibido debido a sus raíces religiosas. Oficialmente, no fue sino hasta el gobierno de Porfirio Díaz cuando se comenzaron a dar permisos para jugar y crear equipos de futbol, pero desde antes ya se tenían noticas de que los Hermanos Maristas, así como los Jesuitas en sus colegios jugaban a la pelota con sus alumnos. Mineros ingleses de Pachuca e hilanderos en Orizaba comenzaron a crear equipos de futbol, siendo pioneros en la creación de lo que hoy es la Liga Mexicana de Futbol. El futbol ha sido muy importante para nosotros, albergamos dos veces un

Mundial de Futbol (los cuales están considerados como los mejores de la historia), y aunque México no ha hecho un buen papel en los mundiales, si le ha traído muchas alegrías al pueblo mexicano. Los estadios se llenan cada vez que hay partido, los hinchas se apasionan olvidando incluso problemas nacionales como la seguridad, la economía, las injusticias sociales… El deporte refleja a los mexicanos que somos apasionados, entregados a nuestros ideales y defensores de éstos. Refleja el compromiso y las ganas de hacer cosas importantes no sólo en lo individual sino a nivel colectivo. Refleja la unidad que existe en el país a pesar de los tiempos difíciles que se viven hoy en día.

1910- Es fundada la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), máxima casa de estudios del país; además de ser una de las universidades con mayor reconocimiento académico en Iberoamérica, es también considerada parte indisoluble del proyecto de nación.

1910- Inicia la construcción del Palacio Legislativo, que nunca se culminaría. Hoy es conocido como Monumento a la Revolución. Tras un proceso de selección poco claro y lleno de polémicas, el proyecto fue adjudicado al arquitecto francés Émile Bernard.


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Agustín de Iturbide (1783-1824)

Fue, además de militar realista en un principio, un político ágil que se fue adaptando al entorno: cuando no pudo derrotar a los ejércitos de Vicente Guerrero lanzó el Plan de Ayala (independentista), y lo hizo su aliado para luego proclamarse Emperador de México. Más tarde fue derrocado por Santa Anna y aunque logró exiliarse en Italia, a su regreso lo esperaba un pelotón de fusilamiento.

Mexicano e indígena, ¿son uno para celebrar este Bicentenario? Karina Arriaga Murrieta

H

ace años, mientras conversaba con una amiga muy querida, acerca de los honores, desfiguros y entuertos que significa ser mexicano, ella me comentó que desde su punto de vista existían varios tipos de mexicanos, pero dos son más notorios. Por nuestra herencia cultural podemos formar parte de lo “homogéneo” como mestizos y mayoría, o ser parte de lo que se ha designado con diversos nombres, pero que al fin y al cabo no se termina de definir, lo indígena. Ella me decía que el ser indígena representaba ser un mexicano aparte e incluso muchas veces, ni siquiera llegar a serlo pese a ocupar parte de un territorio común como lo es nuestra nación. Y me lo dijo con un tono cuya mitad era de orgullo y la otra de tristeza; siendo ella una mixe de la sierra oaxaqueña, sabía muy bien lo que me decía, su experiencia le daba la razón. Lejos de toda la emoción que me deja esa charla, hay que aceptar que en nuestro país hablar de lo indígena, del indígena, ha tomado varios caminos: unos para entender, atender y solucionar; otros para excluir, homogeneizar o erradicar. Uno de ellos ha sido el indigenismo que desde una postura muy optimista define Favre, antropólogo francés, como “una corriente de opinión favorable a los indios”. Se busca pues, valorar, comprender, estudiar y cuestionar aquellos mecanismos y conceptos en torno al indio. Es más bien la intención de plantear un panorama que mi amiga me describió desde sus propias vivencias al hablarme de lo que para ella ser indígena había significado: marginación, discriminación, ser señalada diferente y ser tomada en cuenta cuando para otros un rasgo de su cultura les parecía “interesante”. Le ha significado ser descrita como otro tipo de mexicano con costumbres y tradiciones “diferentes”,

ha sido ser catalogada por el territorio donde vive y su lengua natal. Ha sido verse descrita desde la postura que toma el no indígena ante el que sí lo es. Y ella me preguntaba, ¿qué no hay que ponerse en los zapatos del otro, para poder saber quién es? Y yo me pregunto, ¿cuántos mexicanos nos hemos puesto en los zapatos, en los pies de un náhuatl, un otomí, un purépecha, un zapoteca, un rarámuri, un amuzgo o un lacandón? Es hasta hace unos años atrás, que se empezó a reconfigurar nuestra comprensión acerca de esta alteridad que representa lo indígena, al buscar la revalorización de la diversidad cultural. El Instituto Nacional Indigenista, que atravesó períodos históricos y se tambaleó con el neoliberalismo, ahora ha sido sustituido por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, que cuenta con una visión incluyente que tome en cuenta la diversidad cultural y lingüística de los pueblos que integran al país, tras la modificación al artículo 2º de la Constitución Mexicana, misma que reconoce al país como un lugar pluricultural. Por otro lado, también ha servido para que se haya tomado ahora un enfoque intercultural en la educación que poco a poco se introduce en cada nivel, y digo que es paulatino porque romper con viejos esquemas es un proceso que no podría ocurrir de la noche a la mañana, aunque sí se nota una preocupación por discutir los efectos de la globalización en la cultura y la reflexión acerca de la riqueza que comprenden las diferencias culturales. No obstante, lo cierto es que a 500 años de conquista cultural, espiritual, política y religiosa, a 200 años de una independencia iniciada por mestizos y libres pensadores extranjeros, a 100 años de una revolución que buscó en sus más profundos ideales “igualdad”, aún estamos desiguales. Sólo basta investigar un poquito para enterarse en qué parte del territorio nacional hay mayor población que sufre marginación y pobreza. Una gran parte de esta población en des-

ventaja son los pueblos indígenas que han sido rezagados, discriminados, perseguidos, olvidados, apartados de sus tierras, y hasta forzados a olvidar sus costumbres y tradiciones. Aún ser indígena representa una interrogante para muchos y para otros no llega a ser ni una idea o simplemente es algo folklórico, distante que se aprecia como nuestro pasado. Nuestro origen, significa identidad, cultura, sensibilidad, valores y principios, pero también implica desigualdad, racismo y exclusión. Mi amiga Irma tiene razón, hay varios tipos de mexicanos. Somos diversos y ello puede ser muy enriquecedor si se busca conocer al otro, a aquel que parece distinto y que en realidad puede tener tantos puntos de encuentro con uno. No se trata de ser como los conquistadores que intentaron hace más de 500 años arrasar con los pueblos que encontraron, sino de ser conquistados por nuestra herencia, de revitalizar el interés genuino por comprender, por respetar, por cuidar, por conocer y así saber celebrar juntos, unidos, con la conciencia plena de que todos podremos celebrar ante las mismas causas en un ambiente de igualdad y de equidad. Y tal vez lo neguemos, pero la realidad ahí está, pues pregúntese usted si sus hijos, padres, amigos, vecinos saben ¿cuántos pueblos indígenas hay en México, cuántas lenguas se hablan, cuánta población diversificada en etnias originarias podría haber en nuestro país? Negar o ignorar, es igual a apatía, es igual a desinterés, es irrespeto por nuestros compatriotas. Pensar que es algo que no nos corresponde, que la situación de nuestros pueblos indígenas no es nuestro asunto, es dejar morir la verdadera celebración. Es dejar partir un pedazo de memoria de nuestro México, de nuestro complejo, variado y riquísimo país. Es celebrar un Bicentenario, sin que estén todos los mexicanos.

1926.- La Guerra Cristera consistió en un conflicto armado que se prolongó tres años, entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias de laicos católicos dirigidas por sacerdotes, quienes resistieron la aplicación de políticas orientadas a restringir a la Iglesia Católica.

1917.- Tras siete años de luchas en las que se perdieron millones de vidas, se firmó la Constitución que, hasta la fecha, rige a México.

1925.- Bajo el gobierno de Plutarco Elías Calles, se funda el Banco de México. Cuatro años después, nace el Partido Nacional Revolucionario (PNR) que gobernó al país ininterrumpidamente desde su fundación, en 1929, hasta 2000.

1930.- Inicia la realización, en el Palacio Nacional, de las pinturas murales de Diego Rivera en la Escalera de la Emperatriz y en el corredor del segundo piso del Patio Central.


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Benito Juárez García

Abogado y político de origen zapoteco, Benito Juárez era gobernador de Oaxaca cuando fue desterrado por negarle resguardo a Santa Anna. Cuando regresó se unió al Plan de Ayutla (liberales contra la dictadura) y se hizo presidente poco después. Se puede decir que Juárez es el primer gobernante mexicano con un verdadero proyecto de nación. Gobernó muchas veces sin una sede fija, pero eso no lo detuvo de repeler varias intervenciones extranjeras, incluida la francesa.

(1806-1872)

Bicentenario en México: de poetas, cronistas y medios impresos

Pablo del Ángel Vidal

E

El país lamentablemente anda de bajada, en plena celebración de sus 200 años de Independencia y 100 de Revolución. Precisamente, me gustaría decir que la pendiente (con sus pendientes) no es de hoy: se han hecho méritos suficientes, a lo largo de décadas, para trazar numerosas encrucijadas sociales. Parafraseando al italiano Leonardo Sciascia: “detesto hacer un pronóstico negativo contra la realidad. No quiero correr el riesgo de ganar”. Sin embargo, este panorama mexicano de bajadita también tiene otra cara histórica: las figuras de la cultura, las figuras periodísticas y las aventuras mediáticas han sido un poderosos motor de crítica y análisis para el país. Que se tomen en cuenta a esas figuras culturales, periodísticas y mediáticas, para la toma de decisiones, es otra historia que pertenece a la desolación azteca, como decía Jorge Ibargüengoitia a propósito de una de sus obras literarias: “cualquier parecido con la realidad no es una coincidencia, es una desgracia nacional”. Por supuesto, es profundamente injusto elegir las figuras señeras de México, por la subjetividad implícita en la selección. Pero para eso están las fechas históricas, por lo menos: para realizar un apresurado corte de caja cultural. Así que manos a la obra, con perdón de omisiones y olvidos. ¿Qué ha dejado la cultura en México en 200 años? ante todo, una sólida

tradición poética que culmina con el único premio Nobel de Literatura (Octavio Paz). Son impresionantes, por la variedad de autores y registros estilísticos, los tomos de varias antologías de poesía mexicana que recorren 200 años de honda sensibilidad, como el Ómnibus de poesía mexicana (compilado por Gabriel Zaid), Poesía en movimiento (compilado por José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Homero Aridjis y Blas Chumacera), Crónica de la poesía mexicana (de José Joaquín Blanco) o Antología de la poesía en México (selección de Carlos Monsiváis). De ahí, de esa gran lista de creadores de metáforas en la historia de la poesía mexicana, podemos mencionar al experimental Juan José Tablada, al mexicanísimo Ramón López Velarde, al tropical Carlos Pellicer, al pendenciero Efraín Huerta, al místico Xavier Villaurrutia, al delicado José Emilio Pacheco, al desbocado Renato Leduc. y (sí, es correcto) al ambivalente Octavio Paz. Cualquier libro de estos poetas resulta un libro de aprendizaje existencial y verbal. Una batalla contra las sombras y luces de la realidad. No sea perezoso, lector, y considere esta posibilidad: lea un libro en septiembre. ¿Qué ha dejado el periodismo en México? Ante todo, una sólida tradición de crónica que es como la escritura precisa del país. Los cronistas han estado en calidad de ojos y oídos multidimensionales, registrando la

1938.- El Presidente Cárdenas ya había tomado una decisión con respecto al petróleo del país: el 18 de marzo declaró la expropiación mediante la cual la riqueza petrolera, que explotaban las compañías extranjeras, se volvió propiedad de la nación Mexicana.

1942.- Después del ataque japonés a Pearl Harbor, México rompió relaciones con los países del eje y adoptó medidas defensivas, la cooperación con Estados Unidos aumentó. Ambos países continuaron negociaciones y establecieron acuerdos políticos, económicos y militares para asegurar cooperación mutua.

historia en sus momentos descarnados y específicos. Así, aparecen los cronistas de alto calibre cultural, con algunas incrustaciones extranjeras, en cada etapa crucial de México: Bernal Díaz del Castillo (la Conquista), Francisco Xavier Clavijero (Mestizaje y Virreynato), José Joaquín Fernández de Lizardi (La Independencia), Guillermo Prieto (La Reforma), John Reed (la Revolución), Martín Luis Guzmán (el México posrevolucionario), Salvador Novo (el México moderno) y Carlos Monsiváis (el México moderno y actual). Cualquier libro de estos cronistas es un agasajo al contexto de México, tensiones y diversiones, pasiones y (ruptura de) devociones. No lo piense el lector: lea un libro en septiembre. Por ejemplo, la extraordinaria Antología de la crónica en México de editorial ERA, compilada por el irreverente y añorado Carlos Monsiváis (“Yo escribía y escribía, y el caudillo ni se dio por enterado”). Y bien: se pueden decir muchas cosas de cada una de estas selecciones. Lo que sobresale, sin embargo, es un campo de ideas energético y (lamentablemente) poco tomado en cuenta a la hora de construir el país real. Ya lo sabía Platón, que desterró a los poetas de su República y entronizó a los filósofos. Pero la realidad, en México, ha sido más cruel, en 200 años de autonomía política: ni poetas, ni filósofos.

1953.- El presidente Adolfo Ruiz Cortines cumplió su promesa de campaña y promulgó las reformas constitucionales que otorgaron el voto a las mujeres en las elecciones federales. Luchadoras sociales e intelectuales asistieron al recinto parlamentario para estar presentes en el momento histórico. 1954.- Ruiz Cortines devaluó el peso de 8.50 a 12.50 por dólar. La nueva paridad estaba subvalorada, pero el presidente decía que “no quería pasarse el sexenio devaluando”. La siguiente devaluación sería hasta 1976.


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ESPECIAL BICENTENARIO

La vida política de México, en sus grandes movimientos sociales Dr. Carlos García Méndez

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En México, a 200 años de la Independencia y a 100 años de la Revolución Mexicana, tenemos mucho que celebrar, sobre todo nuestra libertad, nuestro progreso como nación independiente y la garantía de saber que el futuro está en las manos de nuestros jóvenes, que podrán moldear este país que hoy por hoy concursa en el contexto internacional. La historia propiamente dicha en la vida política, social y económica de nuestro país, da inicio con la Independencia de México de la corona española; al frente de este gran movimiento social se encontraban el cura don Miguel Hidalgo y Costilla, bien llamado Padre de la Patria y: José María Morelos, Ignacio Allende, Agustín de Iturbide, Miguel Domínguez y la corregidora de Querétaro, Doña Josefa Ortiz, desde luego, otros más. Todos lograron el 15 de septiembre de 1810, en Dolores Hidalgo, dar el grito de Independencia y, al consumarse la vida independiente de México, los héroes, empezando por don Miguel Hidalgo, lamentablemente lo pagaron con su propia vida. Así, se escribe y se narra la primera parte de la lucha independentista de México, que hoy, precisamente en este año, celebra su Bicentenario y lo que logramos los mexicanos: ser libres. Posteriormente, con la incursión de los liberales en la vida política de México y con el objeto de lograr mayores y mejores libertades, al frente de ellos, se destaca la presencia de un autóctono, de un genuino mexicano, de ascendencia indígena, nacido en Guelatao,

en la sierra de Oaxaca, me refiero a don Benito Juárez García, proveniente (como decimos hoy en día) de la cultura del esfuerzo, llegado a ser un ilustre y destacado jurista, quien después de haber ocupado varios cargos en el ámbito jurisdiccional en el año de 1858, llega a ocupar la primera magistratura de la Nación, cargo ganado a pulso y bien merecido para el momento histórico que vivía nuestro país. Con Juárez da inicio el segundo movimiento social de México, que es conocido como el movimiento de Reforma, que consagraba, en la Constitución de 1857, una serie de libertades tales como la separación de la Iglesia del Estado; la educación laica, gratuita y obligatoria para todos y entre otras no menos importante para el desarrollo de México, la creación del Registro Civil. Así, mas tarde, el reformador Juárez, por su lucha continua en bien de los mexicanos, tuvo que enfrentar muchas dificultades y por ello, su gobierno fue itinerante, peregrino, es decir, se instaló provisionalmente en varias partes de la República, entre ellas, en la ciudad y puerto de Veracruz. El presidente Juárez, por su lucha, por sus acciones, por su entrega, por su valentía y por sus dotes de gran estadista, es bien llamado en la América Continental “el Benemérito de las Américas”. Quiero referirme también a un tercer movimiento social, político y eco-

nómico de México, que por sus características lo conocemos como Revolución Mexicana. Entendida la palabra revolución, como cambio, precisamente los mexicanos de aquella época querían un cambio, pero un cambio real y contundente que los conllevara a obtener mejores condiciones de vida en todos los órdenes, en el social, en el económico y, desde luego, en el político. Evidentemente se quería un trato de humanos, un trato de iguales, ya que para esa época gobernaba Porfirio Díaz, quien ya se había reelegido en el poder casi tres décadas, es decir, 30 años gobernando a los mexicanos, detentando el poder en la Presidencia de la República. Cansados de todo ello, propios y extraños, pero de manera importante: trabajadores, obreros y campesinos empezaron a mostrar su descontento; en la vida laboral se tenían jornadas de horarios antihumanos y el pago de salarios miserables; imperaba la tienda de raya y, aunado a ello, estaba la inconformidad de mexicanos en casi todos los estados o entidades federativas que conformaban la República Mexicana. En el centro, norte y sur de nuestro México, la inconformidad en contra del presidente Díaz crecía cada vez más. En el norte, precisamente en Coahuila, surge Francisco I. Madero, quien era hijo de gente acomodada y regresaba de estudiar en Europa, quien pensó que había que luchar contra el llamado “Dictador” Porfirio Díaz y convocó a los mexicanos, obreros y campesinos a derrocarlo, bajo el lema “Sufragio Efectivo, No Reelección”. De esa manera, a principios de 1900, se da inicio a la Revoluciona Mexicana, como la de Cananea en Sonora y Río Blanco en Veracruz en los años 1906 y 1907, derrocando a Díaz del poder con el triunfo de la Revolución Mexicana de 1910 y es por ello que en este 2010 celebramos los mexicanos,

también, el Centenario de la Revolución Mexicana. Una vez culminada, el país empezó a sufrir un desajuste político y social, es decir, una anarquía; no fue hasta 1928 y 1929, cuando el presidente Plutarco Elías Calles convoca a todos lo mexicanos a unirse para dar inicio a la vida democrática de México, para ello fue necesario asociarse, afiliarse y constituirse en un ente, en un partido político: el PNR, Partido Nacional Revolucionario, en donde se agrupaban ciudadanos para participar de la vida política y democrática de México, con el objeto de ocupar y conseguir cargos de elección popular, tales como Presidente de la República, Senadores y Diputados al Congreso de la Unión; Gobernadores y Ediles de los Ayuntamientos. Posteriormente, en los años 40 (entre 1945 y 1946), cuando el general Lázaro Cárdenas del Río era presidente, se da un cambio en la vida partidista del país: aparece el PRI, Partido Revolucionario Institucional. En el periodo que comprende los años 1946-1952 fue electo presidente de México, el licenciado Miguel Alemán Valdés, y en su gestión crea la Ciudad Universitaria, entre otros logros, que es justamente donde hasta hoy se encuentra ubicada la Universidad Nacional Autónoma de México. Por las relaciones extraordinarias del presidente Alemán con empresarios estadounidenses lo declararon “Mister Amigo“, de ahí que a México en esa época se le conociera como “El Cuerno de la Abundancia”. En seguida le sucede otro veracruzano en la presidencia de la República: don Adolfo Ruiz Cortines en el periodo 1952-1958, quien antes había sido Gobernador del estado de Veracruz; cabe destacar que una de las virtudes de Ruiz Cortines era la de ser un buen administrador, de esa manera supo sacar adelante al país del bache económico en que ya se encontraba. Además de cumplir su promesa de campaña a las mujeres mexicanas, que era el enviar una iniciativa de ley para que ellas pudieran sufragar en las elecciones constitucionales; este hecho fue inusitado, toda vez que al aprobarse dicha iniciativa en el año de 1953, Ruiz Cortines quedó en la historia de México como el precursor del voto de la mujer; marcando un parteaguas en la vida política y democrática de México. Proseguimos en la vida política de México; para el periodo 1958-1964 es presidente de la República don Adolfo López Mateos, extraordinario orador que entregaría el poder al licenciado Gustavo Díaz Ordaz, periodo 19641970; este presidente gozaba de prestigio como un caballero de la buena palabra. Entre las obras más importantes que llevó a cabo en su Gobierno está la construcción del sistema de transporte “metro”, necesario para el desarrollo y transportación pública en el Distrito Federal. Fue en 1968 cuando se da un movimiento juvenil a nivel internacional que repercute en México, en la vida estudiantil de universitarios, quienes tratando de asentar un parte aguas de la ya tradicional cultura que imperaba en esa época, pero que no dejaba de ser impuesta por los padres de familia, de costumbres de otro momento histórico, se llevan a cabo una serie de protestas en la Ciu-


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ESPECIAL BICENTENARIO dadela y Tlatelolco, en el Distrito Federal. Como estaba en puerta para el mes de octubre la inauguración de las olimpiadas de México 68, el presidente Díaz Ordaz instruyó a su secretario de gobernación, licenciado Luis Echeverría Álvarez, para que tomara cartas en el asunto y no dejara avanzar las protestas y manifestaciones y desde luego disuadir a los inconformes a través de la represión con la participación de la fuerza pública; el acto lo conocemos como la noche de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968. Coloquialmente diríamos que a don Luis Echeverría “le tocó bailar con las más fea” porque dejó en la memoria de los mexicanos los hechos sangrientos que ahí se registraron. No obstante la situación crítica que le tocó enfrentar a Echeverría, en el año 1970 fue postulado por su partido, el Revolucionario Institucional, como candidato a la Presidencia de la República y en su campaña política sufrió muchos rechazos y agresiones por jóvenes estudiantes de esa época, pero con habilidad y sensibilidad política logró obtener el triunfo en los comicios de 1970 y en consecuencia resultó electo Presidente para el periodo 19701976. Luis Echeverría trata de reivindicarse con los jóvenes en todos los órdenes, apoyando a estudiantes de distintas maneras, algunos enviándolos a estudiar al extranjero y entre otros tenemos el caso de un veracruzano muy destacado como estudiante y orador de su época juvenil, y me refiero al actual gobernador de Veracruz: Mtro. Fidel Herrera Beltrán, quien tuvo la oportunidad en el periodo echeverrista de ir a estudiar a Francia e Inglaterra. Luis Echeverría, entre otras cosas, promovió reformas a la Constitución General de la República para que los jóvenes adquirieran la ciudadanía a los 18 años de edad ya que era a los 21, esto detonó en la innovación de que los jóvenes participaran en la vida política y social de México cumplidos los 18 años. Otra de las grandes e importantes reformas, cuya iniciativa envió Luis Echeverría al Congreso de la Unión, fue la reforma a la Ley Federal del Trabajo, ya que desde la creación del artículo 123 constitucional, insertado en la Constitución General de la República, y precisamente desde 1931 que fue creada la Ley Federal del Trabajo, no había sufrido reforma alguna; el presidente Echeverría, consiente de que el desarrollo económico de México se encuentra en la relación de los factores de la producción que son la fuerza del trabajo, representada por los trabajadores y la aportación del capital, representada por la clase patronal, logra el progreso de esa época. Sin embargo, el presidente Luis Echeverría Álvarez enfrentó el problema de una de las devaluaciones más grandes que se han registrado en el país y que se dio precisamente en el año 1976. Para el período 1976-1982 es electo presidente de la República, José López Portillo, quien había ocupado cargos como profesor de la carrera de derecho en la UNAM; director de la CFE y secretario de Hacienda del gobierno de Luis Echeverría. López Portillo sufre un espejismo cuando se le informa que México tenía los más grandes yacimientos de petróleo y que iban a pasar muchas décadas para que México siguiera dependiendo de los hidrocarburos, lo cual resultó una falacia. López Portillo continúa con un dispendio en la vida económica y para 1982 enfrenta una grave devaluación del peso mexicano y por ende sufre fuertes golpes la economía nacional, tan es así que en su último informe de gobierno se hinca y pide perdón al

pueblo de México por la situación financiera que prevalecía en el país. Para el periodo 1982-1988, López Portillo (como era la costumbre) le hereda el poder a uno de sus secretarios de estado que fue Miguel de la Madrid Hurtado, quien no logra controlar la situación económica y financiera que imperaba en nuestro país, sino que la fue paliando y de esa manera concluye el sexenio de su administración, poniendo los ojos para suceder en el poder a su alumno y amigo, el licenciado Carlos Salinas de Gortari, que gobierna de 1988-1994. Su triunfo fue muy discutido en las elecciones presidenciales de 1988, pero prometió reactivar la economía y las finanzas de México ya que sus estudios como economista y de posgrado en una importante universidad de Estados Unidos lo avalaban para tal efecto. Ocurren en ese sexenio muchas cosas, pero la que podemos destacar es que en 1994, ya seleccionado y en campaña, el candidato a la presidencia de la República para el periodo 19942000, Luis Donaldo Colosio, después de pronunciar un fogoso discurso en la Ciudad de México ante miles de simpatizantes en el que arremetía contra la mala administración de ex presidentes de la República de origen

priista, y durante una gira por el estado de Baja California, le fue cortada la vida, es decir, fue asesinado, trayendo como consecuencia una descomposición política en el seno del gobierno salinista y, por ende, en el PRI. Después de muchas opiniones entra al relevo como candidato sustituto a la Presidencia de la República por el PRI el coordinador de la campaña de Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo Ponce de León, para el periodo 19942000. Quiero denotar que, al lograr el triunfo en las elecciones presidenciales, Ernesto Zedillo encuentra en su mandato una descomposición de orden económico, político y social por el que atravesaba nuestro país y propugna una administración austera y de reconciliación; siendo él un experto en materia económica y financiera considera que puede lograr que las cosas mejoren. Pero todo lo anterior trajo aparejada la inconformidad entre priistas y militantes de otros partidos y el presidente Zedillo, tratando de ser el

Altas y bajas en el desarrollo de un pueblo, pero seguimos disfrutando la libertad; con eso, podemos asegurar que tenemos mucho que celebrar para buscar las condiciones y ser mejores.

héroe de la democracia de un nuevo México, entregó por primera vez el poder a un panista, cuando las elecciones del 2000 fueron ganadas por el licenciado Vicente Fox Quesada. De esa manera, Zedillo entierra al PRI, desocupa los Pinos y queda como el presidente demócrata de México; por ello es que hasta la fecha Zedillo no figura en la memoria de la gran mayoría de mexicanos. Así concluye la historia de la vida política moderna de este México lindo y querido, que hoy celebramos todos los mexicanos en el marco del Bicentenario de su Independencia y el Centenario de su Revolución. Altas y bajas en el desarrollo de un pueblo, pero seguimos disfrutando la libertad; con eso, podemos asegurar que tenemos mucho que celebrar para buscar las condiciones y ser mejores.

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Porfirio Díaz Mori (1830-1915)

Militar y político; después de luchar contra Benito Juárez por la no reelección, ocupó la silla presidencial durante 27 años. Bajo su régimen se consolidó la paz y la estatura de México a nivel internacional, aunque no resolvió los problemas internos de profunda desigualdad y pobreza. Antes de que los movimientos revolucionarios lo hicieran renunciar en 1911, rodeó su mandato de todo el glamour afrancesado de la época.

Gastronomía y mestizaje... L. Arronte L.

“Comamos lo nuestro, que es lo mejor, lo más sabroso, lo más nutritivo, lo más sano y desde luego, lo más lleno de historia y de cultura. Conservemos nuestras costumbres culinarias que a lo largo del tiempo hicieron del territorio de mexicano cuna de grandes civilizaciones y de una inspirada cultura alimenticia. La cocina es una de las banderas de mayor importancia, porque representa un legado inapreciable de nuestros antepasados, gestado en el suelo pródigo que durante milenios nos ha dado los más diversos y gustados frutos. Nada como la mesa para infundir el sentido de pertenencia a una misma nación”.

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éxico es, sin duda, un país mágico, lleno de riquezas inimaginables; cada rincón de la nación brinda a propios y extraños un deleite exquisito para los sentidos, la música, los bailes, las vestimentas típicas, la diversidad de lenguas y, por supuesto, la comida. Hablar de la gastronomía

mexicana no es sencillo, es el cúmulo de un sinfín de elementos, siglos de mestizaje y tradiciones. La comida en México engloba cultura y sociedad, rituales que han construido nuestra entidad, la han destacado y la han hecho reconocible para todo el mundo. Fue hace aproximadamente 10 mil años que los primeros pobladores de este territorio lograron “domesticar” al maíz, convirtiéndolo en la base de la alimentación, la cual se ha mantenido hasta nuestros días. Durante la época prehispánica los habitantes indíge-

nas fueron alimentados principalmente con los frutos de la tierra: chile, jitomate, cacao, aguacate, nopal, calabaza, frijol y vainilla, ingredientes que también han trascendido para formar parte de los platillos nacionales y que son extremadamente valorados en muchas partes del planeta. Como complementos alimenticios, los mesoamericanos consumían guajolotes, patos, codornices, xoloitzcuintles, venados, tejones, chapulines, escamoles, iguanas, tortugas, serpientes, ranas, axolotes y charales, entre otros. A partir de la conquista del territorio se dio un intercambio gastronómico entre el suelo mesoamericano y las naciones europeas, enriqueciendo así la variedad de platillos y recetas de aquel entonces. Nos hicimos de diversas carnes, puerco, vaca, oveja y pollo; arroz y trigo, harinas que dieron forma a la cultura panificadora en nuestro país. II La historia narra que Iturbide, en 1821, a su regreso de la Villa de Córdoba, donde firmó el famoso tratado, decidió visitar Puebla y festejar su santo en esa ciudad, donde fue recibido por sus partidarios con un banquete el 28 de agosto de 1821, día de San Agustín. Para conmemorar este hecho histórico, las Madres Con-

templativas Agustinas del convento de Santa Mónica, fueron las autoras de un platillo sin igual, que disfrutamos en la actualidad en distintas versiones, pero ninguna pierde la característica principal: mostrar los tres colores que adornan el símbolo patrio. Los chiles en nogada son uno de los platillos nacionales por excelencia, está compuesto por un chile poblano (verde), relleno de un picadillo de carne constituido por más de una veintena de ingredientes, puerco, res, membrillo, pasitas, jerez, jitomate, cebolla, ajo, pera, clavo y canela, entre otros; cubierto por una capa de salsa de nuez de Castilla fresca, es decir, recién pelada, cuidadosamente sazonada, para complementar los distintos sabores y texturas que la receta implica, por último, adornan granos de granada (rojo) la blancura de la nogada. El Bicentenario no es sólo para conmemorar a quienes nos dieron independencia, es para reconocer nuestra identidad como nación, a través de todas las cosas que la conforman, la comida es una muestra más de la creatividad, el ahínco, la perseverancia, la unión y la inspiración, características del pueblo mexicano, las fiestas de septiembre son sólo un recordatorio más de lo que podemos hacer como país.

1964.- Se inaugura el Museo Nacional de Antropología, concebido para albergar y exhibir el legado arqueológico de los pueblos que habitaron el territorio antes de la llegada de la Conquista así como para dar cuenta de la diversidad étnica actual del país.

1960.- Adolfo López Mateos nacionalizó la industria eléctrica y se declaró el dominio de la nación sobre la plataforma continental y el espacio aéreo. 1960. Fue creado el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), convirtiéndose en una institución gubernamental mexicana dedicada a brindar seguridad social a todos los trabajadores del Gobierno Federal mexicano y de las entidades federativas.

1968.- El 2 de octubre, una manifestación conformada por aproximadamente 15 mil personas, de las cuales, muchas eran estudiantes, fue reprimida en la Plaza de las Tres Culturas de la Unidad Habitacional Tlaltelolco, en el Distrito Federal.


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Francisco Ignacio Madero (1873-1913)

Empresario y político, fundó el Partido Antirreeleccionista que competía contra el monolítico Porfirio Díaz. Cuando éste renunció después de 27 años, Francisco I. Madero fue elegido presidente. Mantuvo en su gabinete a muchos porfiristas, por lo que se ganó el descontento de otros revolucionarios como Emiliano Zapata, quien exigía derechos agrarios. Murió asesinado por el golpista Victoriano Huerta.

“No se puede saber a dónde vas, si no sabes de dónde vienes” L. Lozano

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sta frase que no sé si es famosa, no sé si sólo la he escuchado varias veces pero siempre que alguien la menciona se queda en mi cabeza retumbando como si fuese una verdad absoluta y en estos días venideros en que se conmemoran el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución es lógico pensar de donde viene México y hacia dónde va. La arquitectura, como todas las artes, nunca deja de evolucionar, siempre ha sido y será el reflejo de las transformaciones más importantes de cada sociedad; cada edificio, parque, casa, avenida o calle te proporciona una pequeña parte del relato conjunto de cada ciudad y de su historia. La arquitectura mexicana como tal ha tenido diferentes periodos que han ido entretejiendo a las urbes actuales y definiendo a las sociedades. ¿El inicio? Templos ceremoniales de las culturas prehispánicas (pirámides) que datan de hace aproximadamente 4000 años, arquitectura de líneas rectas, volúmenes sólidos de gran tamaño, reflejo de sociedades unidas pero a la vez jerarquizadas, poseedoras de una enorme espiritualidad y entendimiento por la naturaleza y los seres vivos. Durante la conquista el convento es el arquetipo por excelencia mezclando estilos como el romántico, el gótico y el renacentista pero interpretados y ejecutados por manos indígenas; el convento resume en sí mismo el sentido del siglo XVI, síntesis de razas, ideas y formas de vida que crean una nueva identidad nacional. Con esta nueva sociedad durante los siglos XVII y XVIII el Barroco y el Churrigueresco encuentran lienzo blanco para florecer en tierras mexicanas.

Después de 300 años de virreinato la consecuencia razonable fue la lucha por la Independencia, la cual tenía como objetivo conformar al territorio mexicano como un estado libre y soberano, dueño de su propio destino y de una nueva identidad nacional. El Neoclasicismo fue la corriente adoptada por el movimiento insurgente y perdura en los primeros tiempos de la República, la cual después convertida en dictadura bajo el gobierno del General Porfirio Díaz se convierte en el periodo de desarrollo económico del país a costa del olvido de los problemas sociales; la arquitectura de esta época al igual que todo en el país rebosa de estilos importados, provenientes de Europa, el eclecticismo conjunta remedos de gótico con partes de templo griego o arquitectura prehispánica. Es el año de 1910 y el turno del presidente Porfirio Díaz de celebrar el centenario de la independencia para lo cual se creó también un hito conmemorativo que todos conocemos: El Ángel de la Independencia; dos meses después de su inauguración estalla el movimiento revolucionario con el ideal de afirmar lo mexicano y de ver renacer la identidad nacional en todas sus manifestaciones. Cuando por fin se restablece el nuevo orden social surge el movimiento arquitectónico moderno, el cual comienza por resolver los problemas sociales y conforme va

1968.- Gustavo Díaz Ordaz inauguró los XIX Juegos Olímpicos, bautizados como “La Olimpiada de la Paz”, en ese momento un grupo de manifestantes lanzó sobre el palco presidencial, un papalote de color negro en forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre.

1985.- Un terremoto afectó la zona centro, sur y occidente del país y ha sido el más significativo y mortífero de la historia escrita de México. El Distrito Federal fue la ciudad que resultó más afectada. El registro aproximado se calculó en 10,000 muertos.

evolucionando añade a su funcionalidad social un valor estético para alcanzar variedades formales sin olvidar la realidad de identidad nacional en la que se encontraba el país. Conforme nos alcanzaron los años y nos encontramos inmersos en el movimiento contemporáneo la arquitectura sigue reflejando a la sociedad, pero, desde mi perspectiva, hoy en día es difícil leer las ciudades, interpretar un estilo nacional es ahora interpretar un estilo mundial globalizado posiblemente con algunos matices o pinceladas mexicanas; de manera que es momento de repensar las necesidades sociales a las cuales debe responder la arquitectura mexicana, aunque sí tomamos en cuenta también las necesidades globales para poder crear una arquitectura que proponga una identidad nacional tanto funcional como estética y que al mismo tiempo sea amigable con el entorno físico y natural donde se vea inmersa. Este inicio de siglo es momento de que no sólo la arquitectura se replantee las necesidades sociales sino cualquier mexicano perteneciente a algún entorno artístico, científico o tecnológico para en conjunto poder entender y definir lo que será la identidad nacional mexicana del siglo XXI. El monumento que ha sido concursado por los mejores arquitectos mexicanos para ser el hito de este año 2010, El Arco del Bicentenario Estela de Luz, proyecto ganador del grupo de arquitectos dirigidos por el arquitecto César Pérez Becerril, se erigirá “…en la confluencia simbólica de nuestro pasado y nuestro presente, pero también de nuestro futuro. Representa la esperanza, fe y fortaleza de México para proyectarse al porvenir.”

1988. El 6 de julio tuvo lugar una elección para Presidente de la República que se vio envuelta por grandes impugnaciones y sospechas sobre la legalidad de los resultados. Carlos Salinas de Gortari toma el poder.

1990. Octavio Paz recibe el Premio Nobel de Literatura. Es considerado uno de los más grandes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos. Era un escritor prolífico en cuya obra sobresalen textos poéticos, ensayos y traducciones.


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Emiliano Zapata Salazar (1879-1919)

Revolucionario inserto en el movimiento que se gestaba en el campo mexicano para devolver las tierras al pueblo desde 1906. Al principio, apoyó a Francisco I. Madero contra Porfirio Díaz, pero luego lo enfrentó con el Plan de Ayala por dejar de lado la cuestión agraria. Se unió a Francisco Villa contra Venustiano Carranza y entró a la Ciudad de México en 1914. Marlon Brando lo personificó en la película Viva Zapata de Elia Kazán en 1952.

I. ¡Sácate, Sócrates! Lo único que en México sabemos es que no sabemos nada o, bien, que Sócrates no sabía nada. En mi esfera, en mi vecindad, mi gente cercana, mi ropa, mis discos, mi tele a color, mi mesa repleta, en mi diminuta existencia de catrín afortunado: sólo sé que Sócrates no sabía nada de nada. Como yo, falso ideal. Mexicano sin gramaje alguno de lectura sobre lo que alrededor acontece. Mexicano, digamos, irreal. Negación rotunda del yo social. Y, perdón que insista y me entrometa: como yo, tantísimos otros, millones de esferas, galaxias enteras de individuos con aparejos. Mirar hacia adelante, mejor; así duermo tranquilo: ni a los lados, ni atrás, ni hacia el futuro. Con qué razones ver de más si lo demás está tan muerto, si lo demás se quema y escapa de la memoria. ¡Sinvergüenza!, me aullarán algunos. Qué me quito, de qué quieren que me aparte, los inquiero entonces: ¿posesiones, vestido, alimento? Me quedo desnudo, de acuerdo: ¿y luego?, me muero de frío, ¡y luego! engroso las filas del pobre. Me clavarán sus dientes, sus miradas, su desprecio, sus palabras: ¡Tú no sabes nada! Lo único que en México sabemos, amigos (y lo dije), es que no sabemos nada. II. Gachupines confundidos Antonio Machado, español del que, por vencido, debo quejarme eternamente, escribió alguna vez, casi quitado de la pena el muy bocón y baturro, que la cultura no proviene de energía que se degrade al propagarse, ni es caudal que se aminore al repartirse. “Su defensa, obra será de actividad generosa que lleva implícitas las dos más hondas paradojas de la ética: sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da”.

Y por ganarse entonces unos pesos, pues aciagos son los tiempos que me recorren la espalda, debo decir, escribir, lamentar que las más profundas manifestaciones culturales del país son hoy relegadas por fenómenos naturales, fin del mundo, política exterior, ovnis en Chavarrillo, mariguana en oferta, tranza, intolerancia, desazón, fútil paranoia, necedad y egoísmo partidista. Adrede, recordé un portón de la calle Guerrero donde hallé, pegadas con “masking”, un par de arengas tenues y más desaforadas que puntuales. Una, la primera, advertía: “salí a buscar trabajo en el comercio informal con pocas esperanzas de hallarlo y a aportar mi voto nulo. Regreso pronto, no creo que haya mucha cola (en la casilla, no en la chamba)”. La otra, más vulnerable, incitaba: “te felicito por buscar trabajo, te recomiendo que lo busques de lunes a sábado; el domingo sólo lo buscan los flojos y los que protestan por todo. Votar, por cierto, con voto nulo es como hacer el amor con una puñeta. Atte. El padre de la Democracia”. Así las cosas con la cultura (lo dije): no sabemos nada. III. (R)evolución En 1832, Alexis de Tocqueville escribió durante sus “soledades americanas” que no es que la incomprensión del indígena del Nuevo Mundo sea debida a una falta de aptitud natural sino al rechazo obstinado de su naturaleza respecto a nuestras ideas y nuestras artes. “… El indio mira con desprecio la cómoda morada del europeo y se complace con orgullo en su miseria; las imágenes de su bárbara independencia elevan y colman su corazón. Sonríe amargamente viéndonos atormentar nuestra vida para adquirir riquezas inútiles”. Según las andanzas de aquel viajero incansable, lo que nosotros llamamos comodidades de la vida, el indio lo considera juguetes infantiles o refinamientos

afeminados. Lo único que nos envidia son nuestras armas. Casi doscientos años después de escrita su obra, el magma entorpecido de las revoluciones sociales sigue quedándose falto de (r)evoluión. IV. Delicia nosotros Si puedo enunciar “delicia”, puedo lo demás. Lo demás es pasado cobarde, es eterna, forzada, negligente, burdamente tiempo atrás. La última vez, por ejemplo, que me comí un pedazo de acitrón: y si sabe igual luego de tantos años, con qué me quedo. La inquietante razón de robarme ostias de los templos para echarles cajeta casera: la abuela murió y se acabó la cajeta, con qué me quedo. El ojo indómito ante la granada que cruje, el sabor amargo de mis dedos, sangre frutal, ávida de lumbre y saliva: gusanos plagaron el árbol del jardín infantil, con qué me quedo. Con, creo yo, con el poder, entonces, global y compulsivo, de enmarañar en mis recuerdos cada ingrediente de un chile en nogada. Sin embargo, caminantes, está el dulce placer de la prosa y la poesía, está con los ausentes el canto de grillos y cigarras, está el violín huasteco de arco chueco, y las nueces navideñas o pascuales, y el aguardiente norteño, chiapaneco, demoniaco, de maíz, y las malditas virtudes con cada vicio bendito, antagonista nato. Y está el mole castizo y dulzón de las parroquias donde fumo, los caballos herrados, el pasto y sus bondades de mora silvestre, limón, champiñones. Y está el “ves a ver”, y el “Dios me libre”, y la mafia de portales jarochos, y mazorcas asadas, y leche fría con bombas, abrazos, “no me falles, jefe”, ventanas, soluciones. Si lo demás se me olvida, por qué enunciar delicia. Delicia nosotros, mexicanos, con toda nuestra genética innoble genética, con nuestros más de peros que además, con la violable siempre virgen inocencia, con el “qué dirán” a cuestas del cliché y el amanerado afán por despedirnos. Delicia rinconera de las ciudades y pueblos. Pletóricas cantinas. Comilonas. Hambre. “Delicia”. Pereza. Egoísmo. Punto y aparte: patria iracunda, viva, nuestra.

Cuatro estados de gracia Texto y fotografías: Juan Carlos Medrano Barrena

1990. Juan Pablo II fue recibido por el presidente Salinas en calidad de “huésped distinguido” para trasladarse de inmediato, a bordo del papamóvil, a la Basílica de Guadalupe para beatificar a Juan Diego, el indio vidente de las apariciones del Tepeyac.

2000. Vicente Fox es electo presidente de México. Este hecho marcó el final de un período de más de 70 años en el que todos los Presidentes fueron militantes del Partido Revolucionario Institucional.

1994. El 1 de enero, al entrar en vigor el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, aparece en escena el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, una organización armada de carácter político-militar y de composición mayoritariamente indígena.

2010. El Bicentenario de la Independencia es un grupo de festejos espectaculares que se realizarán hoy y mañana en todo el país para celebrar los 200 años del inicio de la lucha armada. El 2010 ha sido denominado el Año de la Patria por el actual Presidente. ¡Viva México!


Acrópolis

Miércoles 15 de septiembre de 2010

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ESPECIAL BICENTENARIO

Lázaro Cárdenas del Río (1895-1970)

Militar y político apoyado por los sectores campesinos e indígenas, a quienes favoreció con un extenso reparto de tierras. El general Cárdenas es notable por su enfrentamiento con los capitalistas extranjeros (principalmente británicos), a quienes expropió el petróleo mexicano en 1938. Otra de sus grandes aportaciones fue darle la bienvenida a exiliados españoles, quienes crearon lo que sería El Colegio de México y el Fondo de Cultura Económica, y reforzaron el profesorado de la Universidad Nacional Autónoma de México.


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Mi茅rcoles 15 de septiembre de 2010

ESPECIAL BICENTENARIO

Acr贸polis


Acrópolis

Miércoles 15 de septiembre de 2010

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ESPECIAL BICENTENARIO

Directivos y colaboradores del Semanario Acrópolis

Felicitan cordial y respetuosamente al

Dr. Javier Duarte de Ochoa Gobernador Electo del estado de Veracruz

Por su su onomástico onomástico el el próximo próximo 19 19 de de septiembre septiembre Por


ESPECIAL BICENTENARIO


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