Tarifas planas o nuevas alternativas ÂŤEs hora de pensar en alternativas que pongan en valor nuestra actividad, y quienes primero debemos hacerlo somos nosotros mismosÂť
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omo todos conocemos, hace varios aĂąos que quedĂł prohibido establecer tarifas para todos los sectores profesionales, incluso las que tenĂan carĂĄcter meramente orientativo. La tendencia general a la liberalizaciĂłn de los diferentes sectores de la economĂa dejĂł sin margen de intervenciĂłn, en la orientaciĂłn de los precios, a los Colegios Profesionales y, por lo tanto, tenemos que ser, cada uno de los profesionales, quienes establezcamos los diferentes honorarios a cobrar por los servicios que prestamos. En nuestro sector, de forma muy generalizada, se considera que el importe mensual de honorarios es una tarifa plana en la cual se incluyen todos los servicios que se realizan. Durante muchos aĂąos era muy cĂłmodo, tanto para los proveedores como para los clientes, establecer este criterio para calcular los honorarios. Los clientes conocĂan, con precisiĂłn, sus costes. A los administradores de fincas este sistema les permite conocer la facturaciĂłn mensual con gran antelaciĂłn y precisiĂłn y, de esta manera, no era necesario estar pendientes de las oscilaciones del volumen de trabajo. AsĂ, al principio de cada aĂąo se puede hacer un presupuesto que, en teorĂa, es fĂĄcil de cumplir. Sin embargo, no todo son ven-
tajas en este tipo de tarifas y, ademĂĄs, hay que considerar que la realidad ha cambiado. De hecho, uno de los problemas existentes es que para cumplir el presupuesto los profesionales nos vemos obligados a mantener los clientes ya que, en las condiciones actuales, es muy difĂcil aumentar la cartera a precios “razonablesâ€?. La consecuencia es que, en gran parte de los casos, se terminan bajando los honorarios para garantizar la continuidad del cliente. En realidad se produce una contradicciĂłn, porque lo que aparentemente garantiza la estabilidad termina en una reducciĂłn de los mĂĄrgenes y, finalmente, no se llegan a cubrir los presupuestos de nuestros despachos. Pero ademĂĄs, la tarifa plana nos obliga a incluir cualquier servicio adicional, bien porque venga impuesto por una nueva obligaciĂłn legal o para atender las demandas y necesidades de los clientes. A nadie se le escapa que cada dĂa estas obligaciones aumentan y debemos adaptar nuestros despachos para poder cumplir con todas estas nuevas exigencias: inspecciones tĂŠcnicas de todo tipo, protecciĂłn de datos, adaptaciĂłn de antenas, obligaciones fiscales No puede ser que todo entre en un mismo saco y por un mismo precio. Nuestros despachos se encuentran con una espiral creciente de servicios que debemos prestar frente a unos honorarios que, en el mejor de los ca-
Carta del Presidente
sos, estĂĄn congelados. En las actuales condiciones seguir aplicando estos criterios quizĂĄs sea un error. Bertrand Russell se preguntaba Âżpara quĂŠ repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer? Por eso me atrevo a invitaros a reflexionar sobre esta realidad que a todos nos afecta. Ante lo que parece ser la deseada recuperaciĂłn econĂłmica, que ojalĂĄ ayude a poner fin a esta dura situaciĂłn econĂłmica, quizĂĄs sea el momento para que cada uno de nosotros analice su realidad y piense quĂŠ es lo que puede hacer y lo que mĂĄs le interesa. Creo que debemos empezar a establecer tarifas para los diferentes servicios que prestamos. Cuando entra un nuevo cliente en el despacho debemos establecer, claramente, en nuestras ofertas y contratos el alcance de nuestras obligaciones y el importe de los honorarios. Y tambiĂŠn seĂąalar que los servicios adicionales tendrĂĄn asociada una tarifa concreta y, en la medida de lo posible, hay que concretar los precios. Nos guste o no serĂĄ muy difĂcil que nuestras actuales tarifas planas vuelvan a subir a los niveles de hace unos aĂąos. El esfuerzo que hemos realizado ha sido de gran envergadura y, mayoritariamente, nos hemos ido adaptando a las circunstancias que cada vez han sido mĂĄs adversas. Es hora de pensar en alternativas que pongan en valor nuestra actividad, y quienes primero debemos hacerlo somos nosotros mismos. Salvador Diez Lloris Presidente
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