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Proyecto “Caminantes”
Adriana Cervi
Texto Patricia O´Donnell
Galería El Paraíso. Museo Manuel Mujica LáinezAdriana Cervi nos lleva a pensar las Migraciones desde un trabajo artístico con la Naturaleza, dos temas absolutamente actuales.
Proyecto “Caminantes” aborda la Identidad - la Subjetividad - el Cuerpo con una dimensión profunda, poética y refinada.
La identidad está en su orígen estrechamente ligada al cuerpo, el cuerpo desde lo mítico a la naturaleza y la naturaleza a la Madre. Qué acontece con la identidad de un sujeto que deja su tierra, que abandona su lugar natural y se convierte en extranjero, al perder lo que su entorno tiene de conocido: gentes y paisajes.
Dicha experiencia implica atravesar una ruptura con la continuidad de las cosas, de sí mismo, de las relaciones con el medio. Qué mantiene íntegro a un ser en esos momentos y qué camino puede tomar la crisis - gran desafío para el viajero - ¿una descompensación, la fabricación apresurada de un nuevo equilibrio o una superación creadora? ¿Puede la obra de arte acercarnos respuestas a las preguntas sobre quién fui, quién soy y quién seré? ¿Puede actuar en el proceso de subjetivación, presente a lo largo de toda la vida, del artista y del espectador?
Si el sentimiento de identidad individual está determinado por nuestras sensaciones corporales, siendo la imagen corporal la base de dicha identidad ¿Cómo se ve impactado el cuerpo frente a la vivencia de migración? Por lo visto, nos enfrentamos con un cuerpo de obra que abre preguntas, que interroga. Así genera otra instancia y es causa del deseo. Ubicada en el registro de “lo femenino” impide cerrar el universo de una serie de cuestionamientos que necesitan seguir pensándose.
Lugar de creación:
Tubos de ensayo, frascos, raíces, tubérculos, ramas, minerales como la mica, piedras, polvos de diferentes colores, pinceles, lápices, papeles etc. etc. forman parte del enigmático taller de una alquimista moderna que, como tal, trata de alcanzar la visión de una realidad oculta.
En esa búsqueda Adriana somete a las plantas a diferentes procesos, trabaja la hiedra mientras esté verde antes que se seque. Los penachos tienen que ser pequeños para poder manipularlos. Elabora los pigmentos, logra convertirlos de sólidos a líquidos, los mezcla con sustancias oleosas y barnices, y los almacena en frascos.
El soporte que usa es el papel que, también, sufre transformaciones, se endurece, arruga, adquiere el aspecto de una piel atravesada por el tiempo. Efecto logrado gracias a esos “elixires” que beben los papeles, a los que agrega líneas, escrituras, recortes manuales, hojas.
El trabajo es lento, dedicado, sensible y reflexivo, en el que el cuerpo es el gran protagonista. Trabajo sobre y con el cuerpo, que interviene activamente en la construcción y elaboración de la obra. Alcanzar la belleza requiere tiempo.
Gracias a su particular talento y a un intenso y secreto proceso, la materia viva, muere y renace, cobrando nueva y diferente vida, se transmuta, reinventa transformada en obra de arte. ¿Indicio del proceso interno que debe atravesar todo migrante?
El devenir de un cuerpo de obra - El paisaje - La identidad: La identidad es un tema que siempre le interesó. Desde su lugar de artista ha tenido un derrotero que se inicia con los paisajes disparadores de los paisajes internos. Adriana recibe “la llamada del paisaje” al decir de John Berger. Así nos hace ver cómo la relación entre lo interno y lo externo está en un continuo fluir en la mente. La realidad humana transita estos espacios sin solución de continuidad. Si cada viajero lleva dentro suyo su propio paisaje, al contemplar y vincularnos con la naturaleza y lo que nos rodea, el paisaje se constituye como proceso estético, y por lo tanto, parte integrante de la identidad. ¿Cómo impacta el nuevo escenario, la nueva geografía sobre los recién llegados? ¿Cómo interactúa lo nuevo y lo viejo? Más adelante la identidad es encarada con otra mirada, a través de la serie: “Sin Línea” aparece el desdibujamiento de la línea cartográfica. “Desarticulados” (2017) son seres en transición, en el “in between”, en una búsqueda de contención, de sustento, de refugio. Almas en pena que vagan sin rumbo caminando hacia el encuentro de un abrazo que ampare, que proteja. ¿Tránsito hacia Anima?
Así llegamos a Proyecto Caminantes con una nueva forma de abordar el sentido de identidad. “Cada día crece el número de personas en condiciones de movilidad humana, en busca de una vida mejor, permitiéndonos palpar la fragilidad y fortaleza del ser humano. Esa capacidad de brotar, crecer entre culturas y naturalezas diferentes, echando raíces y construyendo su propia identidad”.
Palabras de Cervi que crea obras que semejan torsos. Un cuerpo identificable con la Naturaleza. Centro de creación, el alma del mundo donde anida “lo femenino”.
La “tierra extranjera interior”, expresión freudiana, se refiere al síntoma y lo reprimido. Lo más ajeno al yo retorna exteriorizado a través de un lapsus, un síntoma, un sueño. O, quizá, una obra de arte, que nos enfrenta a lo extranjero en nosotros mismos. Así, Adriana presenta un cuerpo de obra que acontece en la interrelación: Cuerpo - Identidad – Naturaleza, Mundo interno – Mundo externo. Con una mirada inquisidora y aguda desea descifrar el misterio de la naturaleza que permanece impávida frente a un cuerpo atravesado por enigmas y sufrimientos, que se torna una “Terra incógnita”. Naturaleza que a su vez es materia artística para intentar desentrañar algo de lo desconocido de las vivencias de migración.
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“Anima”
Para Adriana “es lo más genuino. La Naturaleza misma”. Anima significa alma, el principio de la vida, la madre. Lo femenino presente en todo ser humano. Es la vitalidad, flexibilidad y humanidad. Originalmente captada en la obra como el abrazo que contiene. Algo que me lleva a asociar por la escritura: Anima o ¿Amma? Amma o Madre, la madre de los abrazos, lider espiritual de la India. A la que acuden miles de caminantes a la espera de ese
ese abrazo milagroso que no discrimina, que no expulsa, que sólo recibe como una tierra fértil. Deseo desesperado de los “Desarticulados”
En el centro una ramita con hojas, ¿no resuena algo mítico? Hay una larga tradición de la transmutación del árbol en persona. Mitos y leyendas relatan que la humanidad nace de una planta o del suelo, como si fuera una planta. El mito de la mujer – madre Naturaleza generadora de energías vitales, también está presente. Los mitos son vías de salvación para subsistir psíquicamente, cumplen una función elaborativa. Si pueden servir para afirmar la identidad, permitirían pensarnos menos escindidos del cuerpo, más integrados psíquicamente y en relación con los otros y el medio.
La obra habla de una fantasía de renacimiento, de la esperanza de hallar un terreno donde crecer. Siempre que haya un abrazo que dé albergue, que sea receptivo a la búsqueda del otro. Si los mitos son capaces de reparar, la imagen anuncia un posible acontecer.
“Huellas detrás de la piel” y “Suturas” Ambas obras se necesitan mutuamente.
“Huellas detrás de la piel”
La migración implica una herida narcisista, herida al fin. Como toda ruptura o pérdida exige un proceso de elaboración, de duelo y un trabajo psíquico de reparación. Algo que ya, en Anima, nos presagió la presencia del mito.
Nos enfrentamos con una identidad –carne marcada por las huellas de la historia personal. Los rojos, que asocio con “Sangre de dragón”, uno de los más extraños, raros, y fantásticos pigmentos en la historia del arte (colores
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a los que volveré más adelante), son señal de las batallas sufri de los más extraños, raros, y fantásticos pigmentos en la historia del arte (colores a los que volveré más adelante), son señal de las batallas sufridas a lo largo de la vida, pero que guarda en ese misterio lo indescifrable del cuerpo y lo enigmático de todo duelo.
La obra es metáfora de las pérdidas y tristeza vividas, la separación de las personas amadas y las escenas significativas de la vida. Freud opinaba que, para llegar a ser la versión más rica de uno mismo, se debe recuperar lo más recóndito de la propia historia en el interior de un nuevo proyecto. Las “huellas detrás de la piel” tienen que entramarse con el impacto de lo nuevo.
Así el duelo que acarrea la migración puede desembocar en algo nuevo. La gran paradoja: una pérdida termina con una adquisición.“Suturas” La experiencia de ruptura es la experiencia inaugural y constitutiva del ser humano. La historia del hombre transcurre entre crisis y resolución, ruptura y sutura.
La obra nos hace ver un torso con suturas, costuras hechas con pequeñas ramas, algunas más crudas, otras mejor cicatrizadas. Especie de radiografía de un interior marcado por el efecto de las experiencias vividas.
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“Piel de Pieles”
Un amarillo dorado asoma en el fondo de una abertura, en el centro del torso. Si para la artista el amarillo es el color latinoamericano, reflejo de las tierras y el sol, pienso que enmarca la ilusión de todo migrante de descubrir algún “Dorado”.
Adriana inventa el “Amarillo Porvenir”, pigmento logrado en un proceso de transformación de variados elementos naturales, recordando a los artistas de la Edad Media. Para la sensibilidad medieval el
buen amarillo era el oro.
La alquimia es el arte de la transmutación de los metales para obtener oro. El oro es metáfora del conocimiento, bien espiritual, o incluso de una búsqueda de lo inaccesible. Simbólicamente, emparentado con el sol, fuente de vida y de luz, irradia calidez y energía.
Ubicado en el centro del cuerpo, al que se llega luego de atravesar varias “capas de piel”, expresa un fuerte deseo de búsqueda de un nuevo futuro. Tenemos algo más, la palabra color, en su etimología significa “ocultar” “recubrir”. En griego y otras lenguas aparece como: Piel. En su orígen: una materia, un envoltorio.
La piel marca el límite con el afuera, barrera protectora, da cierta cohesión al yo que se apuntala en lo corporal y es un medio primario de intercambio con el prójimo. Cortar la simbiosis materna, para que el niño acceda a la autonomía, implica una ruptura y un desgarramiento de esa piel común.
Como la piel representa la superficie del aparato psíquico, cualquier alteración de ella produciría efectos que repercutirían directamente en la identidad. Por ser la piel una envoltura, es lo primero que se presenta a la mirada de los otros. Partir hacia otro país, alejarse de la madre tierra implica una herida, algo que toca los momentos más primarios. No puede ser más acertada la obra de Adriana, que nos hace pensar la experiencia profunda y transformadora que puede llegar a ser una migración. El desgarro de “Piel de pieles” que sufre el migrante demanda un arduo trabajo psíquico.
Un nuevo proyecto creativo conlleva poder descubrir cuál es el Dorado, el Tesoro de cada tierra entrelazado con un redescubrimiento interno de los valores propios. Retomando las preguntas de Adriana: ¿Creando nuevas raíces, reconstruyendo una nueva identidad?
“Tratando de echar raíces”
(Materiales utilizados: soporte: papel ilustración 300gr, torso papel de algodón, pigmentos naturales y oleo diluído. Trama enredadera con proceso de secado y apisonado. Barnizado encolado y color). “La Obra surge dentro de la temática que desarrollo, van apareciendo imágenes, circunstancias y pensamientos. En este caso partí de un torso rasgado por la erosion de lo vivido, del cual se desprende una trama. Utilicé una enredadera, que hace metáfora aludiendo a una nueva trama social que aparece y trata de echar raíces. Ahí aparecen cuestionamientos: las raíces son posibles en el suelo del otro? se pisa un suelo frágil e inestable? Como repercute en la psique del hombre?
Obra en relación al Cosmopolitismo, la convivencia en las grandes urbes de
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diferentes culturas y los problemas que traen consigo. Así se abren muchas preguntas: es posible construír la identidad? Todos los migrantes o refujiados tratan de echar raíces! El desarraigo, el dolor, problemas de órden psicológico, etc. No intento arreglar el mundo, pero si mostrar que existe un mundo dentro de este mundo, que es bueno saber quién es el otro”.
Un torso del que surgen ramas de hiedra, que fueron trabajadas minuciosamente cuando aún estaban verdes, con un proceso especial para lograr darles nueva vida. La escritura “Tratando …” expresa una acción que se está llevando a cabo y acompaña a lo largo al “vestido” que intenta enraizarse en el nuevo suelo, a la búsqueda de unir lo propio y lo ajeno. Un "Yo soy yo" ahora con el deseo de “ser algo” en el nuevo lugar.
La imagen puede llegar universalmente, la palabra requiere un conocimiento del idioma. Así nos enfrenta con el planteo consciente ¿se pueden echar raíces frente a otras culturas? Lo extranjero nos interroga sobre su posible integración. Las raíces designan lo que nos liga a la fuente, a las bases. En la migración hay un desgarro, el dolor de estar truncado de las raíces, fuera del paisaje familiar. El inmigrante debe renunciar a ese personaje construído a lo largo de la vida para intentar integrarse al ambiente que lo recibe. ¿Quién soy? Nunca el mismo que se fue. Así las sensaciones e imágenes conscientes e inconscientes que van desde la superficie del cuerpo a su profundidad, piel de por medio, y de la superficie del cuerpo a los límites del espacio y el tiempo, resultan imprescindibles para la valoración del sentimiento de identidad.
Piel de raíz
“Mareas humanas se desplazan en forma ánonima, con un hombre que lleva el peso de las pérdidas, como el sentido de pertenencia. Sus raíces pasan a ser piel, que claman savia de humanidad”.
Una coraza para proteger un torso femenino, creada con un entretejido de ramas mediante un procedimiento muy especial. ¿Plantea una fantasía de conquista y sacrificio?
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Hay un interjuego Raíz – Piel - Desgarrar – Desollar. Arrancar la raíz, base de una planta, como arrancar la piel, barrera protectora. Quedar en carne viva para que vuelva a crecer una nueva piel, echar raíces. Nuevamente la identidad en juego.
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Evocación
Con el valor de la sencillez, es un homenaje y un agradecimiento a la vida y al Don recibido para poder crear. Como dije el cuerpo es el gran protagonista en la construcción de la identidad como en la creación del cuerpo de obra de Adriana Cervi. “Proyecto Caminantes” es, también, producto de un trabajo de sublimación, “de alquimia”.
Nada más apropiado que el término sublimación para su trabajo, pues desde la física es el pasaje de un estado a otro y para el psicoanálisis la transformación de la pulsión
hacia un fin valorado socialmente. A su vez es la puerta de entrada del talento, lo peculiar de la historia personal, que incluye la identificación con los objetos amados y admirados de la vida.
La obra de Cervi tiene el talento de unir el placer contemplativo con el placer reflexivo. Entonces el lenguaje artístico se convierte en reflexión teórica y brinda un placer intelectual y estético que estimula el pensamiento psicoanalítico. Transformándose en un trabajo artístico muy pensable del arte actual.
Atravesar una experiencia estética psicoanalítica, que implicó dejarme impregnar por la obra, hacer piel con piel, me llevó a reflexionar sobre el posible devenir de una vivencia, como es la migración, que puede movilizar hasta lo más primario del sujeto en un encuentro con un destino anhelado aunque inesperado e ignoto.
Gracias a la capacidad de transformación que tiene el arte acercándonos a ciertas experiencias intensas que pueden resultar disparadoras de la creatividad