EL ÓXIDO NO ES SOLO CUESTIÓN DE CARROS VIEJOS
La corrosión es una cosa en la que no queremos pensar, sobre todo si se trata de nuestro carro; por nada del mundo queremos ver el tubo de escape en el suelo víctima del óxido, y mucho menos una puerta o el baúl. Nos reconfortamos pensando que eso le pasa solamente a los vehículos muy viejos o a los que se deja abandonados a la intemperie, pero estamos cometiendo un error. No es solo el paso del tiempo el que origina la corrosión, también la humedad, la sal del mar, los golpes y los roces en la pintura hacen que termine apareciendo el óxido, porque el acero sigue siendo el metal más empleado en los automóviles a pesar de que las marcas van mejorando continuamente los procesos de fabricación para evitar su aparición. Las sorpresas no terminan acá, porque resulta que no es lo mismo el óxido de la parte exterior de la carrocería, el de la interior y el de la parte mecánica del carro. El de la chapa externa aparece fácilmente en áreas donde se acumula humedad y también la vemos donde la carrocería ya perdió su protección por golpes o rayones en la pintura; en este caso el óxido se irá desplazando por debajo de la capa de pintura, creando unas burbujas que nos indican que la corrosión ya se extendió. El de la chapa interior es más difícil de observar a simple vista, pues se forma en áreas escondidas como el interior de los guardabarros, bajo las puertas, debajo del carro y cualquier otro rincón oculto. El problema es que normalmente lo vemos cuando ya comienza a aparecer en el exterior y la corrosión está bastante avanzada. El óxido de la en las partes mecánicas se presenta en zonas como el tubo de escape, donde la humedad lo genera y termina pudriendo las soldaduras y rompiéndolo. También afecta áreas como debajo de la batería (por el derrame del líquido), o detrás del motor, de manera que al momento de hacer un mantenimiento o cambio de piezas, la corrosión puede hacer que se rompan algunos soportes o tornillos, complicando la maniobra.
Evitemos la corrosión Como siempre, la mejor forma de prevenir la corrosión es realizando revisiones a fondo periódicamente, en especial en aquellos sitios que están ocultos y son propensos al óxido, de manera que si lo encontramos podamos corregir el problema antes de que siga extendiéndose. Otro buen consejo es que el carro no permanezca en la calle y en lo posible que pase la noche en un garaje cubierto; también es beneficioso usarlo con frecuencia para que la humedad se pueda evaporar y el agua que pueda tener dentro de la zona del motor se vaya secando con el movimiento. Otra forma de prevenir la corrosión es limpiar el carro con cierta periodicidad, teniendo especial cuidado en asear debajo del carro, pues es la zona que más sufre la humedad, el barro y los impactos de arena y grava. Otro punto importante para tener en cuenta es reparar cualquier pequeño daño que sufra la carrocería, ya que no es solo una cuestión de estética, sino que los roces y los arañazos son la puerta de entrada al óxido en su carro porque el metal queda expuesto al levantarse la pintura.