Evolución de las tecnologías diésel Rudolf Diesel inventó el motor de combustión y el carburante que ahora conocemos por el apellido de este ingeniero alemán. Durante toda su vida Diesel estuvo probando con diferentes materiales como el aceite de palma, el de maní y hasta el amoniaco y murió sin ver sus proyectos aplicados en los vehículos de la época. Un motor de gasolina funciona porque la mezcla de aire y combustible se realiza al entrar en los cilindros y estalla con la chispa de la bujía, mientras que el diésel se inyecta cuando el aire ya está comprimido en el pistón y su explosión se produce por la alta temperatura del aire por la presión. La base del funcionamiento y el rendimiento del motor diésel está en esa compresión y en el calor que genera en el aire, a partir de esta idea la tecnología de los vehículos movidos por este tipo de combustible ha ido avanzando y desarrollándose. Evolución del diésel En los años 80, los fabricantes estaban centrados en mejorar el consumo y el rendimiento de los motores, de manera que perfeccionaron características como el peso, el ruido del motor, las vibraciones, bajaron el precio y su complejidad mecánica. A finales de esa década, Fiat reemplazó la pre cámara de combustión que los motores diésel venían usando para inyectar el combustible y generar la explosión por un sistema de inyección directa, con menos consumo pero demasiado ruidoso. Posteriormente Audi inventó el inyector bomba sobre cada cilindro para darle más presión y vaporizar mejor el combustible, al tiempo que reducía el ruido y era menos costoso que otros sistemas. Luego llegó el Common-Rail de Bosch con Mercedes Benz y Fiat, que consiste en una única rampa que alimenta los inyectores y es una bomba la encargada de generar la alta presión por todo el circuito. Al comenzar el siglo XXI se aumentaron a 6 los inyectores por ciclo y se mejoraron los sistemas de filtrado de emisiones, surgiendo los motores downsizing, más pequeños y compactos, con mejores prestaciones gracias a la sobrealimentación. Estos motores centraban su foco en las emisiones de CO2 y en el bajo consumo, así que con menos cilindrada y diferentes soluciones de sobrealimentación, surgió toda una nueva generación de vehículos diésel. Sin embargo, esto motores tan apretados generaban emisiones de óxido de nitrógeno muy por encima de lo recomendable para la salud, que intentaron resolverse con sistemas de tipo AdBlue. El AdBlue es un sistema de depuración de gases de los motores diésel, son filtros antipartículas que las atrapan de forma mecánica, instalando un colador en el tubo de escape. Mediante un catalizador y un aditivo que reaccione a estos óxidos y los transforme en otros gases más inocuos. Todos estos sistemas han resultado insuficientes y tienen al diésel en la cuerda floja después de que se destapara el dieselgate, cuando se descubrió que algunas marcas como Volkswagen,
Audi o Mercedes habían instalado un software para cambiar los resultados de los controles de emisiones contaminantes, en este caso de óxido de nitrógeno. Sin embargo Bosch (firma proveedora de los computadores que enmascaraban las emisiones) asegura que con el uso de nuevas tecnologías ha conseguido reducir a 13 miligramos por kilómetro los gases de óxido nitroso, que estaban en más de 40 miligramos antes del escándalo. Mercedes anunció una inversión de 3.000 millones de euros en nuevos motores menos contaminantes. Actualmente la mayoría de fabricantes de motores están centrando sus esfuerzos en conseguir diferentes soluciones híbridas, con la idea de lograr vehículos potentes, con más autonomía, menos contaminantes y que puedan estar al alcance de todos los bolsillos. Por: Adriana Gutiérrez