EL SENSOR DE OXÍGENO
El sensor de oxígeno es una de esas piezas pequeñas y poco conocidas de nuestro carro, pero desempeña una función muy importante tanto para el consumo de gasolina y la eficiencia de combustible como para el medioambiente y por lo tanto para nuestra salud. Para que el motor funcione, el combustible que utiliza se quema en presencia de oxígeno, la proporción de aire y gasolina debe ser exacta para obtener una mezcla perfecta. Con demasiado combustible (mezcla rica) la contaminación y el consumo serán mucho mayores, con mucho aire (mezcla pobre) los contaminantes serán de óxido de nitrógeno y al usarla durante un tiempo prolongado puede incluso ocasionar daños en el motor. Para qué sirve El sensor de oxígeno es una pieza que se ajusta al sistema de escape y tiene dos partes que se ponen antes y después del convertidor catalítico, el segundo para medir que el catalizador funcione correctamente. La función del sensor de oxígeno es detectar las mezclas ricas o pobres enviando una señal que permite saber la cantidad de combustible que debe inyectarse al motor para asegurar que la proporción de aire y gasolina sea la correcta. La cantidad de aire que llega al motor depende de factores como la altitud, la temperatura del ambiente y la del motor y la presión barométrica, entre otros, de manera que el sensor de oxígeno ayuda para que la mezcla sea correcta en cada caso. Funcionamiento Como el sensor de oxígeno se ubica en el escape, va midiendo la cantidad de oxígeno restante después de la combustión, de manera que crea un voltaje y lo manda a la unidad electrónica encargada de regular la cantidad de combustible que llega al motor, determinando así los tiempos en que los inyectores se mantienen abiertos. La unidad electrónica va corrigiendo la entrega de combustible y el voltaje en el sensor de oxígeno va variando de acuerdo con eso, en un ciclo que se repite constantemente mientras el motor está encendido. Cuando comenzaron a instalarlos, solamente tenían un cable de referencia para enviar el voltaje, pero con el paso del tiempo se han ido perfeccionando y hay algunos que tienen hasta cinco cables para optimizar el sensor. Como además comienza a funcionar a cierta temperatura, los actuales incluyen una resistencia que acelera su calentamiento para que empiece a trabajar lo antes posible. Cómo saber si se daña La vida útil del sensor de oxígeno está alrededor de los 50.000 kilómetros, pero puede averiarse si tenemos una fuga de aceite o de anticongelante, también por cambios muy bruscos de temperatura o por usar combustible de mala calidad. Entre los síntomas que nos indican un fallo en el sensor de oxígeno, el primero será un cambio brusco en el consumo de combustible, ya sea porque la mezcla es demasiado rica y gastamos más o muy pobre y consumimos menos.
Un fallo en este sensor es una de las razones por las que se enciende el testigo de Check Engine, además el humo del escape también será otra pista de avería de la pieza. Es importante que mantengamos el sensor de oxígeno en buen estado, es una pieza pequeña y fácil de cambiar, pero si nos descuidamos podemos terminar con una avería en los inyectores o en otros elementos del motor, además de aumentar la contaminación y por supuesto no pasar la revisión de gases de la técnico-mecánica. Por: Adriana Gutiérrez