Revista Apalabrar| Junio 2013
Primera edici贸n
Ed. 1|Junio 2013| Revista Apalabrar| ISSN 2344- 8474
REVISTA|APALABRAR|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Ed. 1|junio|2013 Carátula Bernabé Acevedo Castrillón
Portada: Bernabé Acevedo Castrillón| Anecdotario Social| Acrílico sobre lienzo|2011 "Es precisamente en este contexto donde la ciudad también se hace imagen, jugando a ser fondo donde confluyen todas nuestras emociones, y volviéndose un elemento plástico que envuelve las acciones y los sentimientos, logrando reflejar nuestros más humillantes secretos, invitando a la vez a una lectura de recorridos dentro de la ciudad y a una lectura de recorridos dentro de la psiquis humana."
____________________________________________________ Directora editora Adriana Yiseth Fuentes Bayona Comité editorial john édinson almeida calderón Julián Camilo Ibarra Ballesteros David Fernando torres Lizarazo ______________________________________________ diseño y diagramación adriana yiseth fuentes bayona _____________________________________________ Colaboradores juan carlos gómez Becerra javier valero mejía ____________________________________________ Agradecimientos Juan Carlos Torres Lizarazo Periodicidad Cuatrimestral Precio de la suscripción anual $0,0
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Correspondencia www.apalabrar.co revistaapalabrar@gmail.com Contacto: +57 (316) 5138195 Bucaramanga, junio de 2013 La Revista Apalabrar no se hace responsable ni comparte necesariamente las opiniones expresadas por los autores de los diversos textos.
|Revista|apalabrar||Bucaramanga||colombia|
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ESTO NO ES UN PRÓLOGO*
Esto no es un prólogo, señor lector. Si esperaba encontrar en él información valiosa o que al menos logre hacerlo interesarse por nuestra revista se ha equivocado. Si alguna de esas opciones es su caso, le recomiendo más bien que pase la página y no pierda el tiempo leyendo lo que sigue. Pero bueno, ha decidido seguir leyendo –cosa que no comprendo- y por ello debo llenar la página hasta el final; a veces, cualquier cosa es mejor que una página vacía. Me he comprometido a terminarla y voy a hacerlo. Aun así, “algo debe de decir en este escrito”, esto es lo que me imagino que usted seguirá pensando. Y está bien, llevo ya115 palabras y es hora de ponerse un poco serio, al menos con el único mirón que siguió leyendo. ¿Qué es Apalabrar? ¿Qué espera usted encontrar aquí? En realidad no sé, pero lo que sí sé es lo que no es. No es un lugar para vanagloriar a nadie. La escritura –y en general el arte- debiera ser una necesidad, un compromiso, un contrato, un trato; y eso sí puede ser Apalabrar: un trato con las palabras, con la cultura y con usted, señor mirón. Nuestro culto es a las palabras, a la fotografía, al cine, a la pintura y a la música no a sus autores. Este es nuestro trato. Es por eso que no podemos decir que este espacio ha sido creado (para)…, pues se sigue creando.
_______________________________________________________________________________________________ *La primera parte de este escrito es un plagio descarado de varios textos que invitan a su lector a no seguir leyendo. No diré cuáles son pues no soy tan cínico.
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Prólogo
Sumario 3
Artículos LAS GARRAPATITAS MORADAS DE CEM ANOS DE SOLIDAO Por: Juan Villamil LA POETA CANTAORA Por: Silvana Luz Toro Medrano
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YO. MUJER Y LAS “JEUNES FILLES D'AVIGNON” (Las señoritas de Avignon) DE PICASSO Por: Licet Katerine Suárez ODISEO ASTUTO: LA PALABRA OLVIDADA DE UN HÉROE Por: Jhon Alexánder Monsalve
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EL ENIGMÁTICO CINE DE KUBRICK Por: Juan Carlos Torres Lizarazo
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Ensayos SÍMIL Por: José Daniel Fonseca YO, ¿UN POSIBLE SUICIDA? Por: David Fernando Torres Lizarazo RECREAR PARA VIVIR Por: Jorge Octavio Melo Guevara APOLOGÍA AL CIGARRILLO Por: Juan Carlos Gómez Becerra
Galería arte visual ANECDOTARIO SOCIAL Por: Bernabé Acevedo Castrillón
Relatos LA NOCHE EN QUE GANÓ KIT PAMBELÉ Alejandro Parra Gualdrón PRÓXIMA ESTACIÓN: FINAL DE TRAYECTO Por: Jesús Antonio Álvarez Flórez CURIOSIDAD Por: Diego Galvis INVISIBLES Por: José Daniel Fonseca ¿LA PLATA O LA VIDA? Por: John Édinson Almeida Calderón EN ESPECTRO Por: Henry Forero
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Galería arte visual
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NEBLINA EN EL MISSISSIPPI Por: Yulián Martínez Escobar
Poesía POEMAS I Y II Daniel Carbonell Parody VÍA LÁCTEA Y EL ATARDECER ENCIMA DE ELLA Huitzi Catalán
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LA ESPERA Y QUÉ FÁCIL ES AMOR Dunia Oriana González Rodríguez
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DEMENCIA Y LEJANAS Adriana Yiseth Fuentes Bayona
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LA CASA DE LOS VIEJOS Y HABITUS Diana Peña
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CONSECUENCIA Sylvana Sánchez
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Galería arte visual STREETART Y SMILINGWORKER Por: Camilo Polanco
Entrevistas CARLOS CÉSAR ARBELÁEZ Y LOS COLORES DE LA MONTAÑA Por: John Édinson Almeida Calderón
Reseñas GONZALO ARANGO Y ÚLTIMA PÁGINA Por: Álvaro claro SORGO ROJO DE MO YAN Por: Nicolás Gómez Rey ARAXÁ Por: Andrés José Gómez Morales
Índice de autores
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ARTÍCULO|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Las garrapatitas moradas de Cem Anos de Solidão Por: Juan Villamil
¿Cuánto del propio traductor hay en las páginas de una obra traducida? En la belleza –y la desolación– de estos versos: Aguardo, ecuánime, lo que no conozco/ mi futuro y el de todo/ En el final todo será silencio, salvo/ donde el mar bañe la nada, ¿cuánto hay de Ricardo Reis y cuánto del traductor, que no vemos? ¡¿Cuánto de Fernando Pessoa?! ¿Cuánto de Alberto Caeiro y de Álvaro de Campos? Tal vez no hemos leído a José Saramago en realidad. La parca de Las intermitencias de la muerte, ¿en qué versión mata con el contacto de un beso, compungida, a una bellísima agonizante? Y el hombre duplicado, ¿fue tantas veces duplicado en su versión original? Son preguntas al aire, que mil estudiosos de la obra de Pessoa o Saramago podrían responder en un abrir y cerrar de ojos. Y sin embargo ahí estará, para siempre, la antigua discusión sobre si una traducción es todavía obra del escritor, o si esa autoría debe ser compartida con quien la interpretó y tradujo a una segunda lengua. En lo que ambas corrientes concuerdan es en una instrucción básica, eje del oficio: el traductor persigue la invisibilidad. En Tradautorías de Cien años de soledad (2012), la catedrática brasilera Solange Mittmann lo explica de esta manera:
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“cuando el lector tiene el texto traducido en sus manos (las formulaciones del traductor, por lo tanto), lee como si estuviera en contacto directo con lo que el autor dijo originalmente. Para mantenerse en la comodidad de esa ilusión, en el olvido de que está frente a las formulaciones del traductor, desea el desvanecimiento de cualquier vestigio del t r a b a j o d e Por: Juan Villamil traducción”. Unos párrafos más adelante, en el mismo artículo, Mittmann reconoce que hay cierto consenso sobre la interacción del traductor con la obra: se trata de un lector y por lo tanto tiene solo una o varias, pero nunca todas las interpretaciones posibles del libro. La intervención del traductor es inevitable; hacerlo con el delicado tacto de los maestros imitadores de la pintura es su objetivo.
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El texto de Mittmann continúa haciendo una comparación de las dos traducciones al portugués de la novela Cien años de soledad. Alcanza su momento más cálido cuando presenta un mano a mano entre Eric N e p o m u c e n o y E l i a n e Z a g u r y, l o s traductores, enfrentados en esta línea crucial: “Eran otra vez las hojas de cuaderno rezurcidas con garrapatitas moradas, en la cuales dedicaba un párrafo especial a cada uno”. Nepomuceno traduce “garrapatitas moradas” como “carrapatinhos roxos”, y con ello suprime la dualidad entre garrapata y garrapato; Z a g u r y, e n c a m b i o , prefiere “garranchinhos roxos”, pero debe agregar una extensa nota al píe para explicar al lector en lengua portuguesa que se trata de un juego de palabras. Sergio Bolaños Cuéllar, doctor en Lingüística y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, publicó en 2010 el artículo t i t u l a d o “ Tr a n s l a t i o n norms in Grabriel García Márquez’s Cien años de soledad”, en el que repasa las traducciones más famosas del nobel de 1982 al inglés, alemán, francés, ruso y portugués. Sobre la traducción de Zagury, Bolaños resalta que fue la única para la que la traductora entró en contacto con el autor. Y anota esta interesante lista: “garrapatitas
moradas” fue traducido “purple scribbling” en inglés, “Maulbeerfarbenem Gekleckse” en alemán, “gribouillis violets” en francés y “фиoлетoBыми kaрakyлями” en ruso. Nepomuceno, escritor y traductor brasilero, amigo personal de García Márquez, también contó con la asesoría del nobel para su traducción, que vino a ser la equivalente en portugués de la edición conmemorativa de los 40 años desde su publicación. Ambas versiones, a decir verdad, riñen menos de lo que se complementan. Pero quizá los lectores en lengua portuguesa del escritor colombiano no dejen de pensar, con nostalgia, con saudade, en las incomprensibles garrapatitas moradas del sabio catalán, que nadie sabe por qué escribía solo con tinta violeta en cuadernos escolares, y que tal vez le dio a su caligrafía ese aspecto a garrapatitas para que Germán y Aureliano entendieran su deseo de aferrarse a Macondo, al Caribe, a América Latina, aunque ya estuviera embarcado en el navío que lo regresaba a España, con todo y sus tres cajones repletos de libros, después de un exilio que todos imaginaban interminable.
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ARTÍCULO|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
lA POETA
Esta poeta nacida en Corinto, Cauca, que para una mejor formación académica fue enviada a Buenaventura desde muy pequeña; se licenció en Historia y filosofía en la Universidad del Valle; sin embargo, decidió que además de su labor docente quería rescatar la tradición oral de sus antepasados. Su obra literaria no es muy basta pero con lo poco que he leído se nota su compromiso con la literatura negra, con títulos como: La Noche de mi piel (1988), Abalenga (2008) y Flor de Palenque (2008). Además tiene tres libros inéditos: Ancestro y son, Bordados en la Tela del Juicio, e Historia del Cantón de la Palma. A la Villa de Palmira. Lleva muchos años estudiando las lenguas raizales y palenqueras que utiliza en muchas ocasiones e n s u s p o e m a s : E i a , e l e l a y, e l a l a y / Buenaventura: puerto – mar./ Toco la Kora, canta Oshum/ sus versos de amor y may./ Eia, elelay, elelay/ puerto – ola,/ puerto de agua y sal./ La bumaranga toca ya, abobó, abobó,/ eia, elelay… ¡Eia Buenaventura! (Alaix, 2001, 171). Y aunque no se conozca con certeza el significado de estas palabras (Eia, elelay, elelay), se enarbolan como un coro de exaltación a la tierra que la acogió y la vio crecer. Del mismo modo, se pueden evidenciar en sus poemas un constante uso de jitanjáforas[1] que, según las aproximaciones de versificación, denotan musicalidad con la repetición acústica de estas palabras, que se manifiestan por medio de la combinación de ritmos anfíbracos, trocaicos y yámbicos, provenientes de la versificación griega y latina, que se configuran en tonos específicos donde se pueden encontrar sonidos de tambor o de algún ritmo musical de la región. Como en esta estrofa de “Mamitica”: Porongo, bolongo, porongo bolongo/ que suelte el tambor/ porongo bolongo, tumbá timbá/ porongo bolongo, tumbá timbá/ porongo bolongo, tumbá timbá... (Alaix, 2001, 173). En este caso el primer verso está compuesto por pies anfíbracos en los cuales las sílabas con el mayor tono son las intermedias, es decir: ta, TA, ta y en los siguientes versos hay una
CANTAORA Por: Silvana Toro
Al imaginar las palabras pronunciadas por su voz y su acento, los poemas que leo cobran vida, se llenan de fuerza y sentido, dotados de toda la autenticidad cultural de la raza negra. Así como muchos, María Te r e s a R a m í r e z , p o r t a v o z d e u n a h i s t o r i a
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invisivilizada, habla en sus poemas de la tradición de su gente, de su querida Buenaventura, de sus interacciones sociales, de su forma de amar, de su visión religiosa, etc. Ella en esos retumbes rítmicos, que en lugar de declamar canta, se reconoce a sí misma y reconoce a su raza como dueños de una riqueza ancestral proveniente del África.
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Fuente:http://www.uniboyaca.edu.co
mezcla entre pies anfíbracos y yámbicos donde las sílabas se marcan con el tono al final del pie (ta, TA), de esta forma hay una cadencia musical en sus versos que va de lo descendente a lo ascendente y así seguidamente. Continuando con un tema menos complejo, se podría decir que María Teresa Ramírez se inspira en todo lo que su pueblo le ha brindado en su cotidianidad, por eso para ella: “La poesía negra es un romper de cadenas espirituales, es grito, angustia, música, anhelo de ancestros y espasmos totémicos”. “La poesía negra es una verdadera danza de las palabras” (Alaix, 2001, 169). Y es que toda ella es una exaltación a la vida que no olvida el legado de sus antepasados, como aquel día que la vi con su colorido vestido de cangrejos felices que expresaba su amor a la naturaleza, en el XVIII Congreso de Asociación de Colombianistas realizado aquí en Bucaramanga, donde su porte de palenquera resaltó entre los demás invitados, grandes representantes de esta literatura afrocolombiana como Alfredo Vanín, Blas Julio Romero y entre los más jóvenes Uriel Cassiani; estos exponentes generaron una gotica de conocimiento que venía gestándose desde hacía algunos meses en mi interior, la cual me ha llevado a indagar sobre estos temas olvidados en el inmenso mar de literatura negra, negrista, negroide o mulata que viene creciendo desde las primeras manifestaciones orales que expresaban los esclavos a través de cantos y oraciones donde se exaltaba a la naturaleza y a sus dioses africanos que luego con la aculturación se convirtieron en un panteón híbrido. Más adelante, en la historia de la literatura colombiana, a partir del siglo XVIII, se empieza a vislumbrar la figura del negro en la crónica de Juan Rodríguez Freyle El Carnero (1795), y en el siglo XIX en novelas como María de Jorge Isaacs (1867), Manuela de Eugenio Díaz (1856), (Alaix, 2001). Pero todas estas representaciones los muestran como seres mundanos e inferiores, de cierto modo animalizados como lo explica Lawo- Sukam:
literatura escrita afrocolombiana entra en el mundo de las letras nacionales. Pero su presencia ha sido ignorada y silenciada por el discurso dominante hasta mediados del siglo XX cuando algunos antropólogos/ etnógrafos y críticos literarios como Rogelio Velásquez, Nina Friedermann, Peter Wade, Norman Whitten, Richard Jackson, Laurence Prescott y Marvin Lewis se dedican a investigar la cultura afro-colombiana. Gracias a aquellos pioneros se dio a conocer la figura prolífica del poeta Candelario Obeso, uno de los primeros escritores afrohispanos y el primer autor negro colombiano (Lawo-Sukam, 2011, 40). Este monpoxino nacido en 1894, fue un gran literato y políglota, traductor de obras famosas como Otelo de William Shakespeare. Este poeta rompió con la visión que se tenía del negro hasta el momento por medio de la literatura canónica, pero debido a su condición económica y racial no fue conocido hasta el siglo XX, como se expresa en la cita anterior. Al igual que Calendario Obeso, María Teresa Ramírez es una pionera de su género, es decir que es una de las primeras mujeres en escribir poesía afrocolombiana porque además de la lucha por rescatar la cultura de su raza, también lucha porque las miradas y voces femeninas de esta poesía no sean invisivilizadas. Y esto lo hace dándose a conocer en cuanto evento o congreso de literatura es invitada, en los cuales se le recuerda por su grandilocuente interpretación cargada de cadencia musical en su voz, manos e incluso caderas; es así como yo recuerdo a esta poeta cantaora. Bibliografía Alaix de Valencia, H. (2001). La palabra poética del afro-colombiano. Cali: Litocencoa. Lawo-Sukam, A. (2011). (A)cercamiento al concepto de la negritud en la literatura afro-colombiana. Texas. Extraído el 28 de noviembre de, 2012, dehttp://www.cromrev.com/volumes/vol30/03vol30-lawo.pdf
No fue hasta los albores de la República que la
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YO. MUJER Y LAS “JEUNES FILLES D ' AV I G N O N ” ( L a s s e ñ o r i ta s d e Avignon) DE PICASSO Por: Licet Katerine Suárez Cada ser humano representa el mundo de una forma particular, esto simboliza los referentes que lo circundan y los guarda en su memoria personal para que se activen en el momento dialógico colectivo cultural. El cerebro humano, como entidad sintiente, semantiza, re-semantiza su entorno gracias a su potencial biológico-evolutivo, a su configuración eléctrico/química. ¿Y cómo podemos apreciar esto en la cotidianidad? El ejemplo que quiero citar a modo de ilustración, además de afirmación, es el siguiente: uno de los significados- por no decir que el único- que activa la mujer como ser simbólico es el de objeto sexual. ¿Por qué esta imagen se ha mantenido tanto tiempo y dejamos que se perpetúe? Tal vez a veces instantáneamente queremos dar respuesta a este y a todos nuestros interrogantes existenciales. Sin embargo, a veces sin quererlo, y por ir en esa búsqueda de respuesta, nos convertimos en la Irma cortazariana, en la Marie de El extranjero, en la Ana Karenina de Tolstoi, en la Bovary de Flaubert y entonces frente a esta metamorfosis inesperada aceptamos de la manera más cobarde la imposición de un canon absurdo y degradante, registrando en nuestra cognición la fantasía femenina de un imposible umbral al que denominamos “libertad”. Nos escudamos tras un lenguaje machista para justificar no solo nuestra impotencia existencial, sino también para validar el papel judeocristiano de la mujer occidental, un papel que podemos resumir en sumisión, haciendo del hombre no su padre, amigo, amante, esposo sino su único verdugo. Florence Thomas afirma con lucidez: “amar es
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el riesgo de querer al otro en su libertad, esperando sólo la fidelidad que él se debe a sí mismo”. Hombre y mujer dicen amarse, pero ¿cuál es el significado que activan el amor, la libertad y ser mujer? Pero aún, la mujer creyendo en la idea de una evolución social, del logro de una libertad existencial y sentimientos equitativos, intenta acercarse al más perfecto idealismo feminista (¿o debemos decir chauvinista?), intentando re-semantizar el papel subordinado e instrumental, con resultados más que patéticos. Nos sigue gustando la configuración semiótica de lo femenino que el hombre, quiérase o no, impone. Basta con observar la publicidad, las revistas, los carteles, los catálogos para la venta de productos de belleza y ropa y lo que encontramos es el sema isotópico. Mujer ═ sexo. El amor, la sexualidad y el sexo femenino han sido el tópico semantizado y re-semantizado por el cerebro masculino imponiéndolo en una sociedad que ha terminado por ser completamente masculina en cuanto a configuración semiótica. Este tipo de tendencia obedece, sin duda alguna a resortes de procedencia biológica. El sexo es un instinto, una necesidad animal: Las pautas de comportamiento sexual humano son diversas y complejas. La variabilidad es mayor en las etapas iniciales (cortejo), hay algunos patrones del flirteo y señales de atracciones sexuales virtualmente universales, resistentes a las barreras culturales. En todo grupo humano la gente puede querer realizar actos sexuales por una multitud de motivos, que se pueden combinar
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en proporciones variables: a) procreación, b) logro de placer en intimidad afectiva, (Kama Sutra), c) medio para lograr fines. Por fortuna, no todos los hombres ven en la mujer (i.e. representan) sólo lo sexual. Ven en ella todo un universo de significaciones que la convierten en su par, en una suerte de alter ego. Pienso en el caso de Picasso. Si bien es cierto que gozó de los encantos carnales femeninos, vio en la mujer la posibilidad de expresión perfecta de misterio y de unidad. El cuadro de las Jeunes filles d'Avignon es muestra de ello y lo vemos por ejemplo en la mujer que está de espaldas con los muslos y el rostro de frente, saliendo de sí misma una mirada profunda, con aires de dureza y voluntad de dominio; es el logro de una geometría femenina, un desnudo configurado en un croquis asimétrico, produciendo una sensación de metamorfosis, entreviéndose un erotismo como éter existencial ligado a un feminismo autónomo. Picasso escala por el camino del desnudo femenino y no teme; sigue y significa con su lente artístico, permitiéndole al espectador
acercarse a la orilla del óleo, viendo allí mismo que somos más que un ausente ser de amor y respeto, condenado a la idea de fidelidad de un machismo que no reconoce y no ve en la mujer una verdadera poesía de vida, de pasión y de existencia. Es probable que Picasso haya querido enseñarles a las mujeres de su época que el erotismo es algo más que una simple representación sexual, que el erotismo no es sólo un acto biológico sino la expresión del lenguaje consolidado a partir de unos procesos cognitivos (lo emotivo generado y procesado en el hemisferio derecho cerebral) de una actividad lingüística (entendida como un campo de estudio de muchas posibilidades de expresión del lenguaje y por ende de la lengua).Quiero creer que Picasso no hacía el amor sino vivía el amor, no consumía al otro sino que contemplaba al otro. Como artista, no era presa de la sociedad de consumo sino de una sociedad de contemplación, de desposesión, surrealismo y patafísica, irreverencia y desafío.
LAS SEÑORITAS D´AVIGNON (Pablo Picasso)
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su destino, y casi lloramos con él, casi nos confundimos, casi nos dejamos caer en la tela de araña de su astucia.
¿Quié n dijo que Odiseo era el héroe griego por antonomasia, el más fuerte, el más grande? ¿Quién dijo que Agamenón nunca pudo superarlo y que Héctor fue solo una víctima de su astucia? ¿Quién dijo que Odiseo fue buena gente y que nunca le hizo mal a nadie? ¿Quién dijo que cada mentira, cada engaño o cada truco no fueron por buena causa, por miedo a no llegar nunca a Ítaca? Odiseo fue astuto y Circe lo supo. No cayó en las trampas de la diosa y hechicera de la Isla de Eea. Se puede llegar a sentir lástima por Odiseo, nadie lo acompañaría al Hades, un lugar desconocido; debía ir a preguntar el próximo escalón del camino empinado hacia su tierra. Pero hasta los lectores nos dejamos confundir por los sentimientos y las lágrimas del héroe homérico. Bien sabemos que el infierno sería un lugar más en el itinerario de Odiseo. Solo un lugar más; no más peligroso que los temores y ruidos de la guerra, ni que la comida de Circe, ni mucho menos que los lestrigones, ni los cíclopes, ni las sirenas. Pero lo vemos llorar, clamar y sufrir porque debe dirigirse al Hades en busca de
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Es más: entendimos la decisión del héroe cuando por temor de ir a la Guerra de Troya simuló estar loco y, aunque no logró su cometido pues los sentimientos filiales fueron más fuertes que su estratagema, lo hizo creer así por algún tiempo. La idea del Caballo de Troya fue, tal vez, una de sus mayores astucias. La fuerza no lo caracterizaba tanto como su inteligencia. Odiseo fue un guerrero con más armas en la boca que en el cuerpo. Y esta razón lo hace más interesante y más odiado al mismo tiempo. Fernando Savater lo expuso en uno de sus monólogos (que conforman el libro que tituló Criaturas del aire) de esta manera: “No es ese mi caso, héroe curvo, cóncavo, héroe que sabe plantarse frente a su enemigo y herirle por detrás. No soy sable ni lanza, soy la red o la muerte inopinada que viaja en la saeta: no desgarro ni trituro, sino que envuelvo, sujeto y asfixio. Descubrí un secreto moral que los hombres no me han perdonado ni quizás me perdonen jamás: no hay arma tan aniquiladora como la red de las palabras, como la urdimbre razonable que penetra todas las corazas y desvía la amenaza de los más fuertes brazos”. Y el poder de la palabra, no el de sus músculos ni el de su lanza, fue el que hizo posible, por ejemplo, la derrota de Polifemo en la tierra de los cíclopes. Y aunque menos recordado que el caballo de Troya, este hecho en la mitología griega es representativo de la astucia de quien en la literatura latina sería llamado Ulises. Fue este quien convenció a Polifemo de beber el vino puro que había en el lugar donde los tripulantes de la embarcación que aún acompañaban al
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héroe comieron y bebieron de lo que era propiedad de gigantes con un solo ojo. Si no hubiera sido por la decisión de Odiseo, es decir, por la idea de darle vino puro (y el hecho de que hubiera aceptado, una vez más corrobora el poder de la palabra como arma letal) para que se tranquilizara un poco, de seguro la ira del cíclope habría acabado con todos los invasores de su morada. Y no solo esto. Fue gracias a la astucia de Odiseo que, luego, los demás cíclopes consideraron loco a Polifemo. Cuando Odiseo se presentó ante el cíclope dijo que su nombre era Nadie. Cuando el cíclope se despertó y se dio cuenta de que todo había sido un engaño, pues su ojo, el único que tenía, estaba herido (lo hirieron Odiseo y sus tripulantes durante el sueño), empezó a gritar que Nadie l o h a b í a
engañado. Ya sabemos que se engaña con palabras, pero también con acciones: “Entonces a mí se me partió el corazón. Me eché a llorar tumbado sobre el lecho, y mi ánimo ya no quería vivir ni ver más la luz del sol. Luego que me sacié de llorar y de revolcarme; entonces a ella le dirigí mis palabras y dije: "¿Ah, Circe, quién va, pues, a guiarme en ese viaje? Hasta el Hades nunca nadie llegó en una negra nave." No podemos negarlo: también nos conmueve, también nos engaña. Aunque tratemos de comportarnos como las sirenas, terminará Ulises huyendo de nuestros cantos.
(Odiseo/Ulises clavándole la estaca en su único ojo al cíclope Polifemo después de haberlo emborrachado. Detalle de un ánfora ateniense del año 650 a. de C. aproximadamente).
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El enig Kubric Por estos días ha renacido mi interés personal por tres directores de cine que o han marcado historia o de seguro la marcarán. El primero de ellos es Charles Chaplin, debido a que leí un análisis realizado por André Bazin en su libro Qué es el cine en donde expone sus ideas sobre dos de sus últimas películas Monsieur Verdux y Candilejas, dejando ver la maravillosa genialidad de Chaplin y la coherencia de toda su obra, no como una serie de fragmentos, sino como una teoría sobre la naturaleza humana expresada en su trabajo. Esta coherencia, creo yo, es la que permite pensar en maestros del cine. Pocos son los directores que tienen un estilo y unas ideas determinadas que se repiten en sus películas y que hacen referencia directa a una idea del autor. Terrence Malick, es uno de esos directores que ha logrado imponer su estilo, por encima de las exigencias de Hollywood, de tal manera que sus últimas películas muestran la perfección de su arte. El árbol de la vida es una de esas maravillosas películas que tienes que ver más de una vez para captar todos los detalles expresados en cada cuadro, en cada fotograma y que son fundamentales para entender todo lo que quiere expresar un director. Este gran director, de seguro, en unos años será reconocido como un maestro del cine. Y esto nos permite de paso adentrarnos en el tema que nos interesa, pues Malick, claramente recibe influencias de Kubrick en su obra, los planos largos y lentos acompañados de una maravillosa musicalización, la escena del origen del universo en El árbol d la vida, necesariamente nos transporta a 2001: odisea en el espacio con el manejo de los colores y las posibilidades que ofrece el espacio exterior. Y precisamente es Stanley Kubrick uno de los más grandes maestros de la historia del cine, pero también es quizá el más enigmático de todos, pues en muchas de sus películas hay situaciones difíciles de explicar que hacen que al terminarlas nos quede la sensación de que debemos verlas de nuevo para entenderlas mejor. Sin embargo, tal desconcierto ante su complejidad nos obliga a verlas por tercera, cuarta, quinta…vez, hasta que encontramos 'algo' que queremos ver en ellas, pero no exactamente lo que se quiere decir en las mismas. Si es que existe algo que se quiere decir más allá del guion. Hace un tiempo, por ejemplo, discutía con un compañero de Universidad acerca de 2001: Odisea en el espacio y él mencionaba que toda la película era una metáfora sobre la procreación y que la
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gmático cine de ck
Por: Juan Carlos Torres
escena en la que la nave llega a la estación espacial, ubicada en marte, era un claro ejemplo de fecundación de un ovulo. Yo me quedé pensativo y volví a ver la escena tratando de encontrar lo que para él era tan evidente, pero no lo vi, o al menos no con la claridad con la que él lo planteaba. De igual manera sucede con El resplandor, hay un nuevo documental sobre la película llamada Room 237 (no me pregunten cómo la vi) en la que una serie de “intelectuales” dan sus opiniones, sus interpretaciones de los hechos y de los mensajes ocultos que vieron en ella. No obstante, lo que hacen es halar la película, sus escenarios y símbolos hacia sus intereses personales, hacia sus conocimientos, basados en la idea de que al ser Kubrick un genio, todo lo que está dentro de la escena debe tener una razón de ser y una simbología.
cintas anteriores y, claro está, también las posteriores; de la misma manera que en Chaplin se puede encontrar una coherencia en todo su trabajo cinematográfico, que hacen que Monsieur Verdoux, a pesar de ser una película que parece contraria a todas las demás, sea perfectamente lógica dentro del totalidad de su obra, como nos lo presenta la argumentación del crítico francés André Bazin. Así, la violencia, por dar un ejemplo, debe ser un elemento clave para entender el comportamiento de Jack, pero no su propia violencia, sino la violencia de Alex en La naranja mecánica o la violencia de los monos en 2001 Odisea en el espacio, que hacen que pensemos que tal vez el comportamiento de Jack no es una cuestión sobre natural, sino, más bien, algo normal dentro de la naturaleza humana, por macabro que parezca.
Hace poco hacía unas pequeñas grabaciones experimentales en un centro recreacional y me di cuenta de lo importante que es la soledad para generar tensión, y es algo que Kubrick sabía y manejaba con maestría. Quizá es la soledad la culpable de la violencia de Jack, pues la soledad es uno de los más grandes temores de todo ser humano, no como una cuestión de amor por el otro, sino de amor por uno mismo. Lo digo, para cerrar el ejemplo iniciado, pero no quiero hacer afirmaciones muy arriesgadas porque considero que esa tarea debe implicar un trabajo más arduo y debe ser expuesto con más tiempo y espacio. Pero lo que sí quiero decir, es que interpretar a Kubrick no es una tarea de analizar los símbolos que aparecen de manera individual en cada película, sino de encontrar su pensamiento que atraviesa toda su obra y que aún no hemos podido descifrar o quizá no le hemos dedicado suficiente tiempo. Esta afirmación, aunque también sea arriesgada, sí tengo que decirla: no nos hemos dado cuenta de que muchos de los grandes pensadores de nuestra A lo que me refiero es a que de seguro es más fácil época debemos buscarlos en el cine. interpretar El resplandor si se tienen en cuenta las Así que en esta cita nos encontramos con todas las interpretaciones posibles de cada uno de los símbolos de la película, desde las ventanas, hasta los cuadros etc. No considero malo este ejercicio, de hecho algunos te pueden poner a dudar; sin embargo el problema es que cada interpretación deja por fuera un sinnúmero de símbolos que están presentes dentro de la película y que no se atreven a tocar. Como por ejemplo, nadie toca la escena de la foto de Jack en una fiesta realizada el 4 de julio de 1921 con la que termina la película y la que sin duda es la que más incógnitas deja. Yo tampoco me atreveré a interpretarla, pero lo que sí puedo decir es que no se puede pretender interpretar una película de un genio como Kubrick, basados solamente en algunos símbolos presentes en las escenas y que muchas veces somos incluso nosotros mismos quienes le damos ese estatus, pues perfectamente pueden ser elementos meramente estéticos, ubicados de tal manera para dar una mayor veracidad a la decoración.
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ENSAYO||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Por: José Daniel Fonseca
SÍMIL La filosofía política y la literatura tienen algo en común: no sirven para nada que los ciudadanos y los lectores no quieran. John Rawls, en algunos apuntes recopilados sobre sus clases de filosofía política; autorizados por él mismo antes de morir, recurre a una introducción que era, según intuyo, el inicio del curso que impartía en Harvard. En este introito expresa algunas ideas en razón al papel de la reflexión sobre lo político en una sociedad que ha superado la modernidad ilustrada, pero que ha sacado de ella el mayor insumo para sus postulados morales públicos, según los cuales, los individuos pueden regirse y saber los límites de su libertad. Rawls, inicialmente, plantea que la filosofía política no pretende ser una teoría, debido a que no comprende unos conceptos básicos definidos como ciertos sobre los cuales difícilmente se podría reflexionar. Por tanto, agrega que la filosofía política es simplemente una reflexión de lo público (instituciones, hechos sociales y conflictos del poder público) en una sociedad, a partir de lucubraciones de filósofos y pensadores de lo moral y lo político, como lo pueden ser Kant, Hume, Hegel, Hobbes, Rousseau, entre otros, quienes, pese a tener distintos puntos de vista, están reflexionando el mismo mundo del individuo o de la sociedad, de lo moral o de lo político, o incluso los dos a la vez. De hecho, esas diferencias son tan sanas que Rawls las describe como relevantes en las clases que dictó sobre filosofía moral y política, incluyendo en las primeras a Kant y a Hume, y en las segundas, a Hobbes y a Rousseau. A manera de segunda sugerencia, Rawls argumenta algo que me parece pertinente para todo versado en estos temas. Dice que como la filosofía política no busca ser una teoría, tampoco impone un argumento absolutamente correcto o veraz, y por tanto, los que
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hacen filosofía política tan solo plantean su perspectiva reflexiva, académica y seria sobre un tema determinado. Digo académica porque los filósofos políticos toman como referente sus propias lecturas y afinidades teóricas, construyendo un barrido bibliográfico cada vez más amplio, necesario e importante para la realización de una tarea científica. No es cierto que por el hecho de ser simplemente reflexiva, y contraria a todo absolutismo, la filosofía política deje de ser una labor rigurosa y acuciosa, de innumerables resfriados entre libros viejos y nuevos. Estas observaciones de Rawls sirven de antesala para una tercera idea, y es que los filósofos de lo político únicamente piensan e hilvanan ciertas reflexiones con el fin de compartirlas y de que los ciudadanos sean capaces de comprenderlas, cuestionarlas, transmitirlas y repensarlas según las necesidades y problemas de su conglomerado. En caso de no concretarse esta idea, los postulados de Rawls quedan perdidos en el universo, sin aplicación real a las relaciones de los hombres, quedan en una promesa jamás cumplida de la justicia como equidad. A pesar de todo, Rawls no está solo en alguna estantería a punto de caerse, lo acompañan algunos libros de literatura universal, novelas, cuentos, poemas y demás artilugios bien logrados que se pierden sin lectores para deslumbrar. El ejercicio de crear literatura, al igual que el de reflexionar desde la filosofía política, es una tarea individual y egoísta, al menos en su etapa personal-creativa. Grandes maestros de la literatura han afrontado la soledad y el fracaso como su escenario creativo, así como otros, un poco más mediáticos, escriben para publicar y ser admirados. A pesar de esta dicotomía, el momento de escritura, de borrones, tachones y papeles en la caneca es absolutamente individual en ambos. A
Fotografía: José D. Fonseca
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pesar de ser un ejercicio egoísta desde un punto de vista interno (creación literaria, ejercicio de escritor), en un ámbito externo sí puede ser, y debe ser, social. Tanto el filósofo, como el escritor, no buscan convencer a sus ciudadanos y lectores de una verdad única y acabada, simplemente hacen un trabajo personal, riguroso y arduo que posteriormente se comparte para la reflexión de los receptores, que no son otros que todo lector de una novela de Saramago o de un libro de Rawls. Así las cosas, ni Rawls, ni Coetzee pretenden convencer a nadie de lo que están incluyendo en sus textos, simplemente están plasmando ideas e historias en las frases y párrafos que pueden convertirse en algo más que eso: en preguntas sobre el hombre, sus relaciones y sus conflictos, que sean pensadas una y otra vez por los seres humanos que nos ufanamos de racionales. Ni los filósofos, ni los literatos son poseedores de verdades, sino que al contrario, son portadores de las más difíciles inquietudes y dudas. Dudas que, no está de más decirlo, son necesarias para la autocrítica de nuestras actuaciones frente a la alteridad. Según lo anterior, volvemos a la frase que abrió este texto: La filosofía política y la literatura tienen algo en común: que no sirven para nada que los ciudadanos y los lectores no quieran. Si bien es imposible desconocer la cantidad de tiempo y momentos que dejan escapar los filósofos y escritores de sus vidas, como las lecturas que invierten y las enfermedades que adquieren, lo cierto es que nada vale el esfuerzo de estos sin la posterior recepción del resto. Y ¿quién es el resto? Nadie en específico. Hago referencia tanto a los ciudadanos de la calle, como a los de edificios pomposos; a los lectores de biblioteca usada o prestada, como a los de alcobas repletas de estanterías personales. El resto somos todos. Lo cual hace que dejemos de ser 'el resto' y pasemos a ser 'el otro', que, pese a vivir en el campo o en la urbe, es igual frente al filósofo y el escritor, y frente a todos los
demás 'otros'. Y entonces ¿para qué nos sirve a 'los otros' la filosofía política y la literatura? Ta n t o l a literatura, como la filosofía política son pilares de la reflexión por el hombre y la sociedad. El asunto es que, para tratar de dar respuesta a la pregunta anterior, debe decirse que no hay utilidad social alguna de una novela o de un artículo de investigación sin la lectura que realizan los sujetos que en realidad le dan el valor a dichos textos: ciudadanos y lectores. Sin ciudadanos y sin lectores de textos científicos y novelas, respectivamente, es imposible hablar de un valor y un uso real de estos frutos de la humanidad. En este momento, son miles y miles de jóvenes y adultos educados bajo una razón instrumental, en la que solo se buscan máquinas que realicen ciertas funciones mecánicas, que alimenten la burocratización de la sociedad, y al tiempo, el triunfo de la técnica gris sobre la ciencia de colores, matices y diferentes perspectivas. Es esta una formación limitada en tanto no piensa al hombre desde sus emociones, anhelos, cuestionamientos e inquietudes. Entre mejor leamos, investiguemos y consultemos, desde enfoques reflexivos; y no absolutos, déspotas o técnicos, la sociedad será capaz de afrontar sus conflictos con altura y respeto por las diferencias. De lo contrario estamos condenados a ignorar tanto a Rawls como a Huxley; el primero un gran académico e intelectual convencido de la idea de justicia y el segundo un gran literato que con la sátira y la ciencia nos deja deslumbrados por nuestra riqueza tecnológica y miseria emocional. Ambas reflexiones son relevantes para nuestro andar racional, para el respeto y cuidado mutuo, pero si no las tenemos en cuenta, las leemos, las criticamos y discutimos son tinta y papel desperdiciados en el agujero negro en el que queremos convertir este planeta.
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ENSAYO||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Por:David Fernando Torres Lizarazo
Yo ¿ U n p o s i b l e suicida? Que alguien se suicide está de más –o está de menos. Algunos considerarán este acto -¿De valentía, de cobardía?- anacrónico, otros amoral, otros pecado…sin embargo, aun así, debe primar el estudio de los motivos más que del acto realizado y, por lo tanto, irreversible. Demos por hecho que esta mañana un conductor de aquellos que quedaron –o quedarán, la misma vaina- sin trabajo esté pasando por la peor situación económica. Además, podemos sumarle el abandono de su mujer y la drogadicción de un hijo. La presión en su cabeza ignorante, quizá sin estudio alguno, y la notoria precariedad de su condición de vida lo lleven a tomar una decisión cuestionable, alabable, polémica al fin. Decisión que en un momento oportuno lo llevará a subirse a las barandas del puente del viaducto y a sentirse libre por el rose de la brisa sobre su cuerpo. Volará antes de precipitarse al suelo. Recordemos el último suicidio de revuelo nacional. Una niña de catorce años. Conmoción, histeria, rasgadura en el país ante tan funesto acto. Cumplimos como seres humanos, como compatriotas, y descansamos ahora con la conciencia tranquila. El deber cumplido. Los motivos de la niña son conocidos por todos: soledad, abuso, maltrato, trabajos forzados… -¿Qué considera usted de este acto, dé su opinión (desde cualquier punto de vista)?No obstante, ya están de más las palabras que salgan de su boca. Vivimos rodeados, según las condiciones de la niña, de potenciales suicidas. Si lo pensásemos bien: una más, una menos; nos acostumbraríamos postreramente a ver caer
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por propias manos las almas débiles –o tal vez más fuertes. Se nos haría común el final de una existencia miserable. Ahora bien, cuáles motivos consideraríamos adecuados, correctos para tal decisión: la pérdida –aunque siga viviendo en el mismo barrio- de un amor pa-ra-to-da-la-vi-da, la pobreza absoluta, la miseria, la drogadicción, la ruina, la mediocridad del sistema político colombiano, la increíble historia de la escogencia de rector en la UIS, la inclusión forzosa –no tan forzosa- del metrolínea…Y qué hay de nosotros -¿Nosotros? ¿Quiénes?- los no suicidas; qué tenemos en nuestra mente, qué reflexión podemos hacer ante este hecho -¿Nos importará realmente? ¿Me importará a mí en algo o solo es un medio para escribir? ¿Seré realmente un no suicida?- Cómo juzgaremos a un suicida fallido, a un mediocre hasta para matarse. Cómo sería nuestra sentencia frente al suicida fallido, frente al que lo logra. Cómo sería en fin nuestra existencia. Sin embargo, hablo de nuestra existencia, de la mía en específico, de la tuya. Llegar a su fin por diversos motivos, aun a pesar de las personalidades dispares. Dos contrarios colgándose de la misma viga. Los caminos de Dios son tan diversos, tan difíciles, tan contradictorios. Érase una vez un ave que volara bajo y otra que surcara las grandes alturas con la fuerza de sus alas. Ambas han muerto ya presas de la vida. Andar despacio, decía mi padre, es a la larga lo mismo que correr, hijo. Por qué, preguntaba yo en mi inocencia. Nada respondía entonces; fijaba sus
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ojos allá, en el vacío que es el futuro, y los volvía a veces hacia adentro, en el vacío que es el pasado; me miraba sin reproche y me decía: Vamos, se hace tarde. Cada quién es un posible suicida, solo falta buscar en los corazones los motivos para dejarse llevar de la vida. Si acaso la muerte es a la larga el destino, si la muerte es a la larga la vida, si la muerte es a la larga la nada y el todo –pensarán algunos- por qué no anticiparla. Otros por temor a la vida escogerán la muerte. Algunos por problemas, por conflictos, por miedos, por perdidas, por sueños fallidos, frustraciones…quién no ha tenido algún motivo: Yo ¿Un posible suicida? Tendría mis motivos si los buscase en el cajón olvidado de los recuerdos malos, si removiese el polvo del
tiempo, si fuese al desván de las desdichas y me sentara a repasarlas, una por una; si las sopesara, las contara y las mezclara. Yo ¿Un posible suicida? Que alguien se suicide está de más o está de menos. Debiéramos buscar en los motivos, porque quizá la muerte se ha producido mucho antes o se ha ido produciendo desde siempre. Buscar los motivos y analizarlos, hacer estudios, investigaciones, sacar conclusiones, libros, novelas, poemas, best sellers, una que otra noticia, alguna crónica, un enorme tratado y luego el olvido ¿Qué podemos hacer, nosotros, seres humanos? Dejar que la gente decida, que sume y que reste, y ¿Ellos, los suicidas? dejar que otros escriban. Si yo fuera un suicida ya me habría matado y otro…hubiera escrito mis líneas.
Le suicidé, 1877-1881 (Édouard manet)
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ENSAYO||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
El hombre necesita recreación para enriquecer su vida, no diversión que lo distrae del mundo, que no sería otra cosa que perder vida. La gracia de la vida está en haber logrado la mayor plenitud vital al momento de morir. Comienzo por lo que es el concepto de recreación, fundamental para definir cuáles serían las actividades por las que hay que propender. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define de la siguiente manera recrear: “Crear nuevo alguna cosa. Divertir, alegrar, deleitar. Disfrutar haciendo algo o hacerlo poco a poco.” El término divertir lo define a su vez así: “Entretener, recrear. Apartar, desviar, alejar.” El otro término en cuestión es distraer que queda así: “Apartar el objeto de una persona del objeto al que la aplicaba. Apartar a uno de la vida ordenada. Divertir, entretener.” Como puede verse en éstas definiciones, diversión y distracción son casi equivalentes. La Real Academia también en una parte de la definición casi que asimila la definición de recreación con la de diversión. La primera definición de recreación la define como crear nuevo alguna cosa. Esta es la definición que me gusta, pero encierra un mundo de conceptos. Cuando se trata de un concepto como es el de una necesidad humana se debe definir no por lo que es sino por lo que debe ser o de acuerdo con el desarrollo alcanzado por la humanidad. Teniendo esto como premisa voy a definirlo de una manera que no contradiga la definición anterior dada por la Real Academia de la Lengua Española, pero que además encierre el ideal ético de lo que debe buscar el individuo en su incesante búsqueda del hombre como objetivo en sí mismo. Recrear
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es volver a crear, por lo tanto es la búsqueda de experiencias humanas, es decir, son todas las actividades que incrementan en calidad y en cantidad la experiencia humana, en los planos psicológicos, físicos, sociales, conceptuales, artísticos y que por ende producen un grado de satisfacción al hacerlo. Son por tanto actividades recreativas el ejercicio literario, la práctica de deportes o el esfuerzo físico siempre que se haga libremente, actividades sociales en donde se comparten espacios, experiencias, las tertulias literarias, cuando se asiste a eventos artísticos en diferentes géneros (musicales, lúdicos, deportivos, artes plásticas. Siempre que sean auténticas manifestaciones del arte y no se trate simplemente de espectáculos de consumo). El verdadero disfrute del arte exige por parte del espectador un esfuerzo mental, exige que este no sea un sujeto pasivo. La finalidad de la recreación no es distraerse mientras el tiempo pasa, sino experimentar vivencias; no es olvidarse y esconderse del mundo, sino todo lo contrario: vivir con más intensidad la vida. El objetivo de la vida es la vida misma, por lo tanto prácticas que esquiven la experiencia de la vida son contrarias a los postulados humanistas. Podrá argumentarse que en el mundo moderno los hombres (en sentido genérico) viven agobiados por tanto trabajo y que si las actividades recreativas pretenden exigirles más esfuerzos entonces mejor sería no recrearse. A ello se puede responder que el esfuerzo físico y mental, cuando son voluntarios o cuando se hacen persiguiendo un fin noble como el conocimiento, la creación artística, el cultivo de la creatividad o el mejoramiento de la condición física y psicológica, no constituyen ningún castigo y al contrario son la esencia misma del hombre y un imperativo
Recrear
para
VIVIR
|||||||||||||||||||||||||| Por: José Octavio Melo Guevara
R
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facilitan la comprensión y la tolerancia entre los moral. Asistir a un concierto musical o a la pueblos y enriquecen la cultura propia. Un curso proyección de una película pueden ser de manualidades artísticas promueve actividades recreativas o de diversión, experiencias colectivas igualmente, pero dependiendo del espectáculo y del espectador: además es un aprendizaje de artes propias o del espectador, si se trata simplemente de hacer tomadas de otras culturas, permiten la algo divertido y que no le cueste ningún esfuerzo adquisición de técnicas y habilidades que no se físico o mental mientras pasa el tiempo, y del tenían. Las caminatas, una de las actividades espectáculo, porque puede que se trate de un que mas convocan gente, aparte del ejercicio espectáculo auténtico o simplemente películas físico, también son una experiencia social: son de consumo o comerciales. Se ha dicho que una individuos que aunque no estén identificados de buena obra artística o cultural es aquella que pertenecer a un grupo de hecho lo son: impacta positivamente los sentimientos del comparten la afición por la práctica del ejercicio hombre, así el sentimiento que le acompañe Mis primeras pinceladas (Santiago Felipe Melo A.) físico; generalmente después sea el de una esto se acompaña de congoja, de tristeza o convicciones sobre la de rabia; pero lo n e c e s i d a d d e positivo de esta conservación del experiencia es que a planeta y casi todos través de la obra ha comparten tendencias logrado compenetrarse ecologistas. Lo más con individuos de otros común es que se grupos sociales, comparta también la culturas, etnias, admiración por la latitudes, etc., con naturaleza. Mientras se quienes se solidariza transitan caminos viejos por sus desventuras o se recrea lo que eran desgracias, lo que estos escenarios en constituye un auténtico épocas pretéritas, sentimiento humano. cuando eran transitados Mediante la recreación, por las mulas y viajeros. los hombres logran En estas aventuras, se experimentar en todos encuentran fondas o los aspectos: se posadas que estaban a experimentan mitad de camino y sensaciones visuales, servían a los viajeros auditivas, sensaciones para pasar la noche y táctiles. Comprender el medio descansar de las arte ya es ser un artista, extenuantes jornadas. decía José M. Vargas Vila. De la capacidad de comprender una obra de arte a la realidad de ser artista ya hay un trecho más corto. La verdadera Pero así como se ejercita la capacidad física y la recreación promueve experiencias sociales y habilidad manual también se puede tratar de contribuye a la formación de lazos entre los mejorar la capacidad intelectual: pudiera ser individuos que mejoran el tejido social de las tratando de incursionar en ciencias y artes sociedades, desvanece los nacionalismos, diferentes a las que comúnmente nos aniquila recelos entre naciones, promueve la dedicamos. La experiencia de conocer y de unidad de todos los hombres del mundo como pensar bien es la más alta expresión de una sola nación. Estas experiencias sociales espiritualidad, por lo tanto el ejercicio y la contribuyen a conocer mejor a individuos y práctica permanente de estas disciplinas es pueblos con culturas diferentes a la nuestra, con también la más elevada expresión de actividad otras costumbres, con otra herencia cultural; humana.
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ENSAYO||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Apología al Durante mucho tiempo se emplearon artefactos para extraer el humo que resulta de un poco de plantas secas que se exponen al fuego. Nuestros ancestros usaban semillas para absorber el humo y lo empleaban para curar enfermedades o para adormecer el cuerpo. Hay muchas hipótesis a raíz del que sería el primer cigarrillo de la historia —por cigarrillo entenderemos una planta seca y picada recubierta por una hoja delgada en forma de cilindro que se puede encender por un lado y absorber por el otro—, pero todas coinciden en que se fumó en el siglo XVIII y fue influenciado por la necesidad de fumar sin artilugios. El fumador promedio, sin contar con las veces que tomó un cigarro de la cajetilla del tío y se lo fumó con el primo en el patio, empieza a fumar a la edad de dieciocho años. Los amigos son los que le enseñan a retener el humo, porque lo que él hacía con el primo en el patio no era precisamente fumar. Después, cuando le va cogiendo sabor al cigarrillo, cuando fuma por fumar, es cuando debe dejar de fumar. Él, por supuesto, no deja de fumar. Lo único que deja es de pensar que el cigarrillo lo hace ver atractivo y evita fumar en público. No es verdad que el perro es el mejor amigo del hombre. El mejor amigo del hombre es el cigarrillo. Que lo diga Ribeiro o Pessoa. Que lo diga Rubem Fonseca o Julio Cortázar. Ribeiro tiene un cuento, un cuento no: un cuentazo, que se llama “Solo para fumadores”, mientras que Pessoa, ese poema visceral que produce tantas cosas y se llama “Tabaquería”. De Rubem Fonseca hablaba de su novela Y de este mundo prostituto y vano solo quiero un cigarrillo en mi mano y de Cortázar recuerda uno personajes fumadores como Johnny Carter, pero lo decía sobre todo por las entrevistas que hay en youtube en las que el argentino fuma más de lo que habla. Escuché que el cigarrillo es para los blues lo que la cocaína es para el pop o la marihuana al rock. ¿A usted le gustan los blues?
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CIGA| RRI||||| LLO|||||| Por: Juan Carlos Gómez
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BER NA BÉ Acevedo Castrillón
Anecdotario Social TÉCNICA: Acrílico sobre lienzo DIMENSIONES: 80 cm x 120 cm 2011
Maestro en Bellas Artes de la Universidad Industrial de Santander
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ARTE|VISUAL|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
BERNABÉ ACEVEDO CASTRILLÓN
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BERNABÉ ACEVEDO CASTRILLÓN
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NARRATIVA|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
>>La noche que ganó
KIT PAMBELÉ<<
Por: Holger Alejandro Parra Gualdrón
El 28 de octubre de 1972 sabría por fin mi nombre. Papá estaba atento el día más importante de su vida. Decía: – mijo, de esta pelea depende cómo se llamará. Sabía que era una pelea de Boxeo. Durante años algunos niños no jugaron conmigo porque no tenía un nombre. Andrés y el negro Anselmo eran los únicos con los que jugaba a tin tin corre corre. La gente del barrio me llamaba por apodos. De vez en cuando me decían Junior. Cuando papá quería algo movía la cabeza y eso para mí era suficiente. A veces significaba ir a la tienda por unos cigarrillos. En el colegio sucedía lo mismo. Minutos antes de llamar a lista, la profesora observaba y al igual que papá, movía la cabeza. Cuando cumplí diez años Brasil perdió el mundial contra Italia. Eso significaba que no me llamaría Pelé. Tampoco Franconni porque a papá no le gustaba cómo jugaban los italianos. Decía – mijo, no permitiré que su nombre sea el de un perdedor. Esperemos a que uno de mis pupilos gane y así se llamará. En la lista tenía jugadores de fútbol, atletas y uno en especial al que papá le tenía fe. Era un tipo de ojos de sapo. Un tal Antonio Cervantes. Papá se la pasaba diciendo que escribía mejor con los guantes que Miguel de cervantes. Que si eran primos por eso de ser Cervantes, pues que donde estuviera el tal Miguel debería estar orgulloso de un mulato que cascaba duro. Era lógico, pues a veces el Boxeo tenía algo de literatura. La noche del 72, como mi papá la llamó, era un encuentro de familiares y desconocidos. Papá reunió a toda la cuadra del barrio para ver la pelea de
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“Kid Pambelé” contra el Panameño Alfonso "Pepermint" Frazer. Sí algo sabía esa noche era que estaba condenado a que me llamaran por el resto de mi vida como alguno de esos campeones de las narices chatas. En mi caso no tenía ni la nariz chata y tampoco pegaba tan fuerte. Era un simple niño que le gustaba tirarle piedras a las puertas de los vecinos y salir corriendo. Prefería no tener nombre por el resto de mis días. Me daba escalofrío cada vez que imaginaba el día del grado y me llamaran por el micrófono: “el joven Kid Pambelé acercarse por el diploma”. Si algún día me casaría no quería que el cura dijera: “¿La señora NN acepta al señor Pepermint?” Mi vida estaba en el rin a punto de ser un héroe o la burla de un mundo que olvidaría a esos personajes. No quería llegar a viejo con el nombre acuestas de un mito pródigo de Cartagena. Era suficiente con que movieran la cabeza. Cuando comenzó la pelea papá sonreía. Mamá solo repartía pasa bocas y cerveza a los invitados. Mis tías reían como hienas. Los vecinos estaban ahí porque era el único televisor Sankey que había en el barrio. En la pantalla resaltaba Pambelé. Papá modificó el contraste del televisor y se notaba el negro en la
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pantalla. Los amigos se la p a s a b a n diciendo – Así es como se ven las estrellas tan relucientes como un Sankey. En el primer raund deseaba que comenzara a llover y el televisor se quemara. Que por alguna razón en Panamá temblara y la pelea se cancelara. Cada vez que Pambelé apuntaba con su izquierdazo, rogaba al señor de camisa a rayas que le diera un desmayo. Me daban náuseas y parecía que los puños iban contra mí. Todo andaba mal. En el tercer raund, el público de la pelea en Panamá gritaba el nombre Pambelé y lo daban por ganador. El moderador gritaba Colombia y prefería llamarme como mi país, pensé. En la casa y en Panamá gritaban a dos horas de diferencia “Pambelé”. En mi caso sólo quería que cada cinco minutos enfocaran a la señora de gafas retro. La imaginaba como la salvadora de mi vida. Quería besarla y olvidarme de lo que sucedía. El lugar se agitaba y cada cinco minutos el silencio retornaba cuando la enfocaban. Papá me observaba victorioso. Mamá seguía repartiendo pasa bocas. Su rostro demostraba el repudio hacia el boxeo y el resto de aficiones de papá. Cada vez que pasaba por mi lado me abrazaba como si mi nombre fuera Alejandro o Javier. Durante los comerciales de detergentes, los amigos de papá decían que en el futuro con un poco de ejercicio y dedicación también podría llegar a pesar 140 libras. Que sí a los 15 años ganaba el inter – barrios en peso mosca la tendría clara en los torneos departamentales. Lo único que sabía era que tenía el peso mocoso y no llegaría ni a cascarle a un muñeco de hule con mis brazos de chamizo. En el quinto raund Pambelé conectó su famoso izquierdazo traicionero como un disparo de revólver. La multitud parecía un
grupo de somalíes a los que rescataba una ONG. La señora de gafas retro seguía con la seriedad del silencio. Mamá preparaba más pasa bocas en la cocina. Todo pasaba en un momento de euforia y melancolía. Los niños del barrio me señalaban como un bicho raro. Nada ocurría en el momento que quería la destrucción del año 72. No soportaba la presión de mi pecho al ver cómo caía el panameño ante más de seiscientos mulatos. Seguramente sería el día más triste para Panamá. Tal vez en ese momento un padre lloraba porque no podría llamar Frazer a su primogénito. Era seguro que le tocaría nombres como Edson Orantes Do Nacimiento. Quizá esperarían cuatro años más para qué Brasil ganara un mundial. Entonces sucedió lo irreversible, el panameño cayó. Se retorcía como un niño enfermo. Pambelé bailaba en el rin con ese pasito de costeño. Papá lo imitaba y los demás le seguían el paso. Quería que por razones extrañas todos en la casa se retorcieran como Frazer. Sentía el dolor de la derrota. Cerré mis ojos como cuando jugábamos con papá a la gallina ciega. Me alejé dando pequeños pasos. Cuando abrí los ojos, papá le daba puñetazos al televisor y la gente le decía que eso era problema de la luz. Otros aseguraban que el televisor se había quemado. Entonces sonreí por primera vez en dos horas de combate. Papá se acercó y me dijo que según la tradición de la familia esperaríamos cuatro años más. Que le apostaríamos a Colombia en el futbol. Lo único claro es que desde ese día, la selección Colombia no ha ganado un mundial y hasta el momento todo el mundo me saluda con la cabeza.
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NARRATIVA|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Próxima estación: final del trayecto Por:
Jesús Antonio Álvarez Flórez
Si me vieras ahora, a solas y esperándote; si me vieras de lejos aguardando una señal tuya, consultando el reloj cada tanto, con la mirada perdida, seguro que te enamorarías de mí. ¿Por qué no? Imagíname: las manos cruzadas sobre las piernas, fingiendo interés en cualquier cosa para que el tiempo pase deprisa, con una rosa marchita sobre la solapa. ¿Acaso no te enamorarías de un hombre como yo? Tal vez ese es el problema: demostrar tanto interés. Es decir, la gente que siempre está dispuesta, que pone la otra mejilla, tiene algo de desagradable, un no sé qué que desanima. Pero me gustaría que me vieras ahora, de lejos, sin que me percatara de tu presencia, que miraras cómo te espero, cómo se extravía mi mirada entre la gente, cómo camino de aquí para allá sin saber por qué te demoras tanto. Como cuando te acompañé a la estación del metro, hace tan solo unos días, tal vez la vida entera, y la gente se fue y de pronto quedamos tú y yo solos, uno junto al otro. Esperabas la llegada del tren, dándome la espalda, y cruzaste las manos sobre tu pecho mientras golpeabas el piso con los tacones.
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El tren llegó, ya era hora de despedirnos. Supongo que prometimos cosas, no lo sé. Yo estaba pendiente de ti y tú de la hora. Aún era temprano, pero ya era de noche en tu corazón. No querías que te acompañara; incluso me pediste que te olvidara. Y desde entonces no has regresado, hace tan solo unos días, tal vez la vida entera. En la mirada de todas las mujeres hermosas siempre está escrita la palabra adiós, pero yo no supe leer tu despedida. Si me vieras ahora, a solas y e s p e r á n d o t e , escondiéndome del guardia de la estación que quiere sacarme a patadas de aquí; si supieras que llevo días durmiendo en la banqueta de los pasajeros, con la misma ropa vieja, pendiente de cada tren… Si al menos te contaran que me abrigo con las hojas del diario, que acompaño al ciego que toca el saxofón y le hablo de ti, seguro que vendrías, seguro que me amarías aunque solo fuese un poco, lo suficiente para ponerme de pie y salir de aquí. Sin título, 2009 (Aníbal Vallejo/ Colombia)
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Por: Diego Fernando Galvis Ariza
|Cu| rio |si| dad
Fue a una tienda q u e tenía un letrero borroso sobre la entrada donde no se sabía si era una efe o una ere lo que tenía impreso. Se revisaba los bolsillos y palpaba las monedas de cincuenta y doscientos. Pidió un par de pilas doble A, un paquete de papas mayonesa y una presto-barba. En el espacio entre las palabras “pilas” y “mayonesa” entró una chica con el cabello pintado de amarillo con raíces de tres centímetros, miró para todos lados, pidió dos papas, una zanahoria y si había limónmandarina. Julio contaba las monedas que había puesto sobre la vitrina para pagar. La chica del cabello pintado no dejaba de moverse haciendo gestos y manoseando verduras, se acercó a la vitrina para fingir que miraba dulces y alcanzó a rozar su hombro con el de Julio. –Discúlpame –dijo la chica entre una sonrisa de dientes apretados. – ¿Disculparte por qué? –Por empujarte, a veces me distraigo un poco. No era mi intención. –Son tres mil cuatrocientos –dijo el hombre detrás de la vitrina. Julio terminó de contar en dos mil ochocientos y fue en vano revisarse dos veces más cada bolsillo. –Necesito las pilas y este bigote no me cuadra –le intentó explicar Julio al hombre detrás de la vitrina-. ¿Me podría fiar lo que hace falta? –La última vez que fie fue hace 8 años. A veces la veo pasar como si nada a comprar a la otra tienda de la esquina. No fío, mañana sí, ¿no se da cuenta del letrero? – ¿Cómo te llamas? –le preguntó la chica del cabello pintado a Julio. –Miércoles. –No te creo.
–Mi nombre por seiscientos pesos.
– ¿Eso vales? –Vecino, puede dejar las papas y llevar solamente las pilas y la cuchilla –dijo el hombre detrás de la vitrina. –Imposible, las papas no. –Señor: ¿cuánto cuesta lo mío? –mil cuatrocientos, mi reina. La chica del cabello pintado de amarillo, de su bolso sacó un celular, miró la hora y lo apagó. Sacó un billete de dos mil y se lo dio al hombre detrás de la vitrina. –Pago lo mío y lo que debe Miércoles. –Ahora sí ¿cómo te llamas? –Julio. –No te creo. –Dime un número del tres al veintisiete. –Tres más cuatro por dos. Julio tomó una bolsa azul en donde el hombre detrás de la vitrina había puesto sus cosas compradas y caminó hasta la entrada. Lo siguió la chica del cabello pintado. –Me gusta tu cabello pero no el color. Me llamo Julio ¿y tú? –No te creo, me debes seiscientos. ¿Para qué son las pilas? –Ya te pagué –dijo Julio destapando el paquete de papas–. Te di una pequeña sensación de libertad, dejándote ver a Dios en el instante que rosaste mi feliz miseria. –Me causaste curiosidad cuando entré y te vi contando las monedas. –La curiosidad es un postre que se come despacio. Julio puso la papa de mayonesa más grande del paquete en la boca de la chica del cabello pintado de amarillo, dio media vuelta hacia la izquierda y se fue silbando un blues, meneando ligeramente la cabeza. La chica masticó la papa y se quedó mirando hasta que dobló la esquina.
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NARRATIVA|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Invisibles Por: José Daniel Fonseca
Para entonces, Antonio tenía una docena de lustros encima. Bajó por la escalinata de la casa y encontró al perro aturdido por el tenue sol de la mañana; aún estaba despertándose de los sueños húmedos por la lluvia de la noche. ¿Qué quién tuvo sueños húmedos, si el perro o el viejo? No lo sé, igual no me importa. Juzgue usted con sus propias ideas. Yo solo soy un ángel que deambula entre las historias que me piden contar. Soy el narrador que estaba sentado, en ese entonces, en la silla de hierro de la sala, mirando desde un ángulo ideal al viejo que observaba al canino virar la cabeza para verlo estornudar. ¿Quién estornudó? ¿El perro o el viejo? Da igual, de pronto hasta estornudaron al tiempo. Antonio terminó el trayecto que lo separaba del frío suelo. Caminó hacia la cocina siguiendo con sus pasos al fantasma de su propia rutina. Expectante estaba la cafetera, con el líquido negro, oscuro. Bien cargado sirvió el café, mientras en la entrada al patio, el canino se levantaba por fin a estirarse y sacudirse el rocío. Levantó el pocillo que en el contorno traía impregnado el paisaje de un páramo sin fin, de una montaña con agua que está congelada por un tiempo, pero que se derrite por el calor o por la respiración de los monstruos que habitan las urbes. Sorbió de a poco el café; estaba tan caliente que tuvo que ocultar la lengua corrugada entre los dientes de atrás para no quemarse. Siguió bebiendo mientras la mañana despertaba y el can lo observaba suplicante desde el suelo. Tenía una mirada tierna, dulce, especial; la de un acompañante mudo, que no se quejaba ni le reclamaba, tan solo le servía de compañía junto a la soledad. Mientras el perro se lamía las bolas, Antonio saboreó el último suspiro de la porcelana, disfrutando al ver que las gafas se le empañaban y, que de a poco, el efecto iba esfumándose al restablecerse la normalidad: donde no había café, ni había calenturas. Hizo el recorrido en reversa, se metió a la cama y se acarició los huesos. El viejo tenía que prepararse y salir a enfrentarse con la mortalidad. Mantenerse en este mundo y no en el otro. Viejo ridículo, cuando yo les puedo decir que hasta se parecen. También hay semáforos y dulces de guayaba; milhojas y mayonesa.
Cerró los ojos mientras yo, invisible, me acerqué sobrevolando la cama para poder verlo a la cara. Viejo marica; aunque eso no me consta. Tal vez tengo intervalos de sosiego y odio inaudible porque soy un resentido que conoce todo lo que sucede, pero que no puede vivir nada de lo que observa y describe con tanto ahínco. Antes afortunado Antonio al poder cerrar los ojos y d o r m i r. S u s p u p i l a s vieron de nuevo la luz y s e l e v a n t ó atravesándome un brazo con el suyo. Abrió el armario, sacó un pantalón mal planchado y una camisa blanca roída. Se vistió sin ganas, sin agua y sin aire. Se peinó un poco Fotografía: Daniel Fonseca los escasos pelos canosos y se ajustó el cinturón. Cuando estuvo listo, se calzó unas sandalias y salió al pasillo. Bajando las escaleras se encontró al perro subiendo, y con un gesto cariñoso –el único que tuvo mientras lo observé- lo llamó para ponerle la correa. El perro era huesudo y flaco, pero tenía una belleza de altura, con las patas largas y el pelo bien arreglado por el agua. Hombre doméstico y animal domesticado estaban listos, al borde de la puerta, que es igual que estar al borde de un abismo. Cerró con candado y echó a andar por la carrera cincuenta con cuarenta y cinco. Se dirigía al médico, a una cita de control regular. Caminaba despacio y cabizbajo, al igual que el perro. Eran los dos un reflejo del mismo espejo. En el cruce con la carrera treinta y cuatro, el viejo
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levantó la cara al sentir que un objeto del cielo le había golpeado la mano. Ahora llovía mientras los dos caminaban por la acera y volvían al estado natural. Siguieron moviéndose, jadeantes y cansados, hasta que llegaron al parque Rocío Infante. Era un espacio pequeño, de dos por tres cuadras, arborizado a medias y con los pastos pelados por los niños. Antonio decidió sentarse a descansar en una banca. Los dioses de arriba dejaron de llorar. Mientras él se detenía, el mundo seguía con los buses repletos y las almas vacías. El perro estaba sentado en frente. Con la lengua afuera, caída, miró hacia la izquierda y vio la silueta de una mujer. El viejo siguió la dirección de los ojos a blanco y negro, y viró a la derecha. La ceguera de ambos los hacía distinguir pocos detalles. Cuando la mujer se acercó, resultó ser joven y estudiante. Traía un uniforme celeste de médica o de enfermera. El perro ladró con esfuerzo y entretanto el Antonio lo callaba con una amenaza del periódico que había llevado bajo el brazo. La mujer se acercó más, hasta el punto en que la vimos con claridad. Sus ojos eran negros y profundos, mientras la piel, blanca en la superficie, se veía suave y delicada. El cabello rojo penetraba los deseos oxidados de Antonio, y el cuerpo, indescifrable bajo la pantomima de aquel disfraz, le excitó. ¿Cómo sé que se le paró? No estoy seguro, porque el pantalón arrugado era ancho y el pene del viejo pequeño y vencido. Lo inevitable fue notar el anhelo
suplicante que se reflejaba en sus ojos hacia las carnes de la muchacha. El cabello maldito de ella estaba libre y se movía por el viento. Luego de encarcelar al pelo en una moña, se agachó y empezó a acariciar al perro. El viejo veía ahora las nalgas marcadas en el pantalón e incluso notaba la ropa interior. La pelirroja le habló. Le preguntó por el perro, que como se llamaba; la rutina de los encuentros furtivos gracias a los canes. Antonio la miró ahora a los ojos y se quedó callado. No podía lucubrar un comentario sincero, ni mucho menos un engaño, los cuales, al fin y al cabo, son lo mismo. Agachó la cabeza y esperó a que la muchacha se fuera. El perro desubicado por el placer de las manos, estaba echado en el piso haciendo una expresión de paz y tranquilidad. La muchacha no entendió la reacción, habló nuevamente, lo recriminó, le dijo que era un grosero y se fue indignada. Entretanto se alejaba, el viejo subió la mirada otra vez y observó la cola de nuevo. Al parecer se sintió tan miserable que se levantó y realizó el mismo trayecto en sentido contrario. De vuelta estaba lo mismo. Las mismas calles contaminadas de gente; los autos, con su ponzoña a gas, infestando a la naturaleza; y las personas seguían andando y destruyéndose sin saberlo. Caminaron mucho más rápido, tanto, que el perro llegó a tomar agua desesperado. Del tapete de entrada había recogido una carta del centro médico. La abrió y mientras leía, me ubiqué al lado de su cuello para espiar. Era una sentencia que reveló el carácter variable y efímero de la vida. Empezó a toser fuerte, atragantándose con la mezcla entre sangre y saliva. Reconoció el mensaje: el tiempo era entonces, un cúmulo de promesas a futuro sin certezas del presente. Giró la cabeza, levantó la cara con firmeza y me vio. Cuando me reconoció, tuve que dispararle un infarto y de súbito se derrumbó sobre la sala. El perro, también viejo, le lamió la cara varias veces y la lluvia empezó a caer para mezclarse con la sangre invisible que brotaba de su pecho; era su corazón desgarrándose de olvido. Antonio se levantó después de tres horas, pero el cuerpo se quedó inerte en el mismo lugar. Huracanados vientos le susurraban al oído.
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NARRATIVA|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
¿La
plata o
la vida? 32
Ese día no lo robaron porque estaba de buenas, le dijo su papá. Pero la verdad es que él había hecho un trato con el ladrón, luego de que este le hubiera dicho esa frase acartonada de: ¿la plata o la vida? Pactaron que Jorge volvería cuando en verdad tuviera algo de dinero. ¿La plata o la vida?, pero en ese instante solo tenía la vida, por eso lo hizo; sabía de aquellos rateros que apuñalaban a la gente solo porque no tenían nada de valor, y prefirió no arriesgarse. Al menos cuando volvieran a verse Jorge sí estaría preparado, conseguiría algo de plata y no tendría que dejar la vida. Aquel pacto se debía concretar ocho días después, misma hora y lugar. Jorge pasó de nuevo por el sitio aun sabiendo que podía tomar otras rutas para ir a la Universidad; se arriesgó a transitar otra vez por el parque Centenario -o cementerio, como le decía su amigo John-, solo porque se consideraba un hombre de palabra. Ese era el acuerdo y debía volver. El ladrón, por su parte, hizo lo suyo robando ese día en esa zona, una de las tres en las que trabajaba. -“¿La plata o la vida?”, le repitió como si no tuviera más que decir. Al momento Jorge sacó con orgullo un billete de cincuenta mil pesos que se había ganado trabajando con don Héctor en la litografía de al lado. El atracador lo miró con cara de indignación y le hundió una navaja en el estómago mientras le decía: “¿Eso es lo que vale su vida, cabrón?”
Por: John Édinson Almeida Calderón
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Pintura: Alexánder Martínez (2007) Sueño de Magritte
Este cristal aguarda ser sorbido… Cesar Vallejo. Reclutado por la vida, sabía quién era. Preciso y educado en sus respuestas, no temía al afuera, pues simple y elegante, conocía caminos, formas y las más importantes luces reales. Sus días eran enormes. La claridad atmosférica y espectral le señalaba el buen retorno. No creía en coincidencias. Se sentía vivo, único y macizo. Se ufanaba de su sanguinolencia. Frente a todo, desparramaba su vida: atómicamente expresivo: químicamente generoso. Las mañanas eran particularmente desiertas y buscaba músicas.
Seducía parlantes y discos nuevos. Deleitaba a las circundantes formas. Era un poco de aquello y además era él. Tenía que serlo, lo temía. Aun así, ahí estaba siempre. Sin ser reconocido. Expectante y profundamente incierto. Pendiendo de él y construyendo las más hermosas e innegables imágenes. Su interior era reducido pero perpetuo; aunque sin desearlo, semejante y similar. Nada serio, pero o rd i n a ri a me n te i mp e n s a b l e : e s ta b a y aguardaba: Opaco y desértico. Se escondía, ensimismado y escabroso: ajeno y alterno. Esperaba. Nada y todo. Sin fuentes dobles ni reveses descoloridos. Por eso, el requiebre vivencial fue tan dulcemente violento, que la llaga palpitante originó un pensamiento y una invidente
En espectro
Por: Henry Forero
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NARRATIVA|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
conmoción. Para esto tenía que preexistir e instituirse. Su arquetipo era más gracioso y fláccido. No reconocía. La consternación modificó el aliento y cubrió con un paño vacío aquella vicefigura, en un mundo en cualquier parte, no menos en este. No toleraba la retrasada, renovada y reticente idea de una posibilidad doble de trasgo. Era mentira y aunque aplastante: indudable y fastidiosa o formal e incierta. Su engendra capacidad aumentó e intentó desubicarlo de la racha de savia, luz, ruidos y formas. La opacidad y el voluptuoso silencio fueron sus hilarantes respuestas al desencuentro. Proyectos que siempre-nunca tuvo y que concibió apenas cuando estalló en afán y en imágenes. Permanecía compacto. Desentendía su voz. Desopilante y espectral se emborrachó con colores sentimentales y fuerzas húmedas. Sin embargo, y aun a pesar de su fatigado asombro, seguía sin someterse a su gráfica especulación, conservando ésta la inmortal tranquilidad del esfuerzo yermo, de la sutileza inerme, febrilmente repetidora y única, a más de ser doble. Su voz era la ya propia y misma: sin importancia y propicia para la garantía de atropello fantástico. Quiso degustar la indignación pálida del castigo reproducido, pero su reflejo disimulaba el enojo y manifestaba una grata y útil recordación. Lo sentía como una provocación y lo exhortó a apagarse en sus oídos. Su tabla de ilusión sonrió y clamó por una tregua lánguida y corporal, de tactos nuevos y visiones relajadas como unánime y monomaniaca. Para él todo era obtuso y sinuoso y constreñía su credulidad para el gobierno del espacio, del
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murmullo y del reflejo exangüe. Su cristal de mirada murmuraba colores que desfilaban en aparentes círculos o en movimientos desconocidos. Continuaba impávido el orden profundo y resoluto de la experiencia impotable y en potencia. Y sin notarlo, la danza amorfa lo orientó hasta inventar un aspecto complexo e innecesario en su ripia de cristal. Desapareció y percibió cómo éste se multiplicó, se fraccionó y se incorporó en sí mismo, ingresando en una fusión de él. Jamás sintió necesidad de ensayar extranjeros o fugitivos goces de miradas proscritas y laudatorias. Su sorprendente espejo era eso: muscular y oral, insondable y marginal, tan de su propia índole. Sumergiéndose en una intrincada y paulatina autoexequia, se hizo imborrable e indecible; como en un remanso de entelequia: desbordando la finita unidad de su silenciosa figuración emblemática, al unísono y a una voz. Su boca dio –y sus ojos– cuanto pudo, al sonoro cristal- al cristal mudo. Góngora. .
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Yulián Martínez Escobar
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Yulián Martínez Escobar
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Yulián Martínez Escobar
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Neblina en el Mississippi 39
POESÍA||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Daniel Carbonell Parody
Poemas I y II II Sonrisa entre multitudes, tu mirada se levanta como un brazo fuerte de entre los escombros de una lejanía nombrada —quién sabe hace cuánto no te veía, te quiero mucho— y entonces el temblor acostumbrado de las ganas de llorar primeras, el trepidar de tu alma viva, sonrisa de pie, ave en espera, cara de tiempo, imbécil sin tregua, amigo mío, amado amigo mío. Y entonces el turbión fugaz del adiós, “te veo pronto, marica”, me dije para no nombrarte, pero de cierto cada vez que pienso en la vida alguien, en alguna banca o tienda escribe tu nombre.
II II En el tejado hubo tiras de luz que no guardé, caballos que galoparon en el pelo de nadie y nadie se aguantó tanto tiempo ese pisoteo de las palabras mudas y tristes que no salen de alguna garganta anónima. En la cocina dejé vasos con agua que no regué sobre tus macetas olvidadas y roídas, platos a medio comer, tristeza, vidrio mordido que no soportó mis dientes de hueso vivo ni mi saliva ácida como una pausa imprevista. En la terraza no hice un lunar carajo, a las bancas del porche se las comió la sombra y fue siempre de noche negra. No saludé a los extraños que pasaban desandando un camino y preguntando por ti. No me dio la gana de nada y te me hiciste mordedura, cráter morado donde no cupo un beso. No me dio la gana de ti y me volví al tejado. Allá estaba más arriba, vuelto astro, pero no más lejos de tus galopantes y etéreos caballos.
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Fotografía de Daniel Carbonell
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H U I T Z I
VÍA LÁCTEA Su piel de leche me derrama la mirada Me asomo en la caricia del sol sobre sus jacarandas de otoño al zafiro tirante brasiere que aun no le despojo Vi tres destellos tres enredándose en tus chinos tres que pudieran ser trece o cuarentaiseis o diecisiete. No se limite a la noche si le puedo pintar dérmicos los astros.
EL ATARDECER ENCIMA DE ELLA Es cierto: esa sonrisa desvela las verdades y la tarde. Dentro de una cueva, la luz por otra luz transpuesta tan menor y tan madura, agua fresca, sin embargo, nunca nueva. Me lleno de ternuras por esta mujer que guarda una primavera de cabellos, y una iluminada condena.
C A T A L Á N 41
POESÍA||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Espera Me gustaría detener esta clase de búsqueda. Busco algo Y me siento a esperar en las gradas Frente a la puerta de la casa Veo el atardecer. Busco con maníaca ansiedad una cosa confusa Y me detengo a mirar Cuento las hojas de los árboles
Qué fácil es amor Qué fácil es amor Sabrás de mí Cuando escuchas las mismas dos canciones Que yo canto al día y a la noche. Sabrás de mí Porque el viento es fiel a nosotros Nos tendrá unidos Hasta que sepamos amar.
Y elucubro un trabajo abundante Que me deje dinero por montón. Y sin embargo me acuesto sobre una roca Cierro los ojos y trato de saber cuáles son las aves Que cantan en este paraíso de olvidos. Busco, sé que mi corazón no se sacia y sueña vidas increíbles. Mis pasos cada vez son más seguros como una jugada de ajedrez A ciegas presionada por el jaque mate previsible Dentro de mí hay una incorregible certeza de búsqueda Y otra de silencio en la que prefiero el ruido Y olvido la música del viento, del piano que alguien toca de fondo Con ese ambiente de película de época en la que las mujeres solían vestirse Para no ser desnudadas Y los hombres para aparentar ser pingüinos de coche y bastón.
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DUNIA ORIANA GONZÁLEZ RODRÍGUEZ
Fotografía: Dunia González
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Demencia Lejanas Adriana Fuentes
Sus ficciones de tiempos pasados Ahondan sus gestos Ahora que ya se arruinó su frente Y se amoldó a sus errores
Retrato de una mujer con corbata| Modigliani
La niña mira a lo lejos Por una ventana oscura y un cielo sin forma A lo lejos mira sin siquiera parpadear, Con una sonrisa incomprensible Y unos ojos brillantes y pequeños Que parecieran ver a alguien más allá Que parecieran escuchar voces profundas Mientras, Su madre, en el borde de la cama, peina esos cabellos De niña lejana, Y posa sus ojos en el fondo De esos largos hilos tristes En un sueño triste.
Muchacha peinándose|Corot
Cuando este pobre hombre Martilló su consciencia hasta el cansancio Sus ojos se alargaron Como su corbata Ben Silver Y terminó por encontrar En sus pequeñas mentiras La entretención de sus días
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POESÍA|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| Fotografíaa: Diana Peña
Diana
Peña
La casa de los viejos Hablar de la casa de los viejos es emprender un camino poco transitado. Demasiadas molestias para tan poca novedad: su geografía por agreste, el sol por inclemente, la cuesta por demasiado empinada y polvorienta, su soledad por estar anclada en un pueblo que no aparece en la guía turística. Comodidad y confort no figuran entre sus atavíos. Es modesta a la infinita potencia, tosca en sus maneras y desarreglada en su apariencia. No, de ningún modo, jamás podría ser un destino turístico, toda ella es carencia. Desvencijadas sus puertas, la casa de los viejos es poco segura. En sus habitaciones nada de aroma a lavanda, sólo la oquedad de lo añoso, la majestuosidad de la ruina, y la dignidad de saberse el último ejemplar de su especie. Qué temeridad envejecer! Por las galerías en penumbra sólo los gatos osan merodear y en el patio se han marchitado las hortensias. No, los turistas no vendrán. La casa de los viejos, antaño cobijo de propios y extraños, nadie suele frecuentar.
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Habitus Habría que volver al origen para ser de otro modo. Para sembrar otras guerras y destruir otras gentes. Habría que volver al principio para mirar con otros ojos, soñar otras vidas y huir de otras muertes. Otro lugar, ojalá más afable, donde el silencio más hondo sea el rumor de las olas y el horizonte más lejano un cielo y un mar que se juntan. En otra casa, en otro patio, cercado por montañas menos altivas y habitado por personas menos lejanas, soñar, amar y vivir de otra endemoniada manera, pero no así,
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Consecuencia
Fotografía: Sylvana Sánchez
SYLVANA SÁNCHEZ
Silencio. El huésped de la maldita soledad, Ahora tiene nombre. La esclava del verdugo, La encuentro en la misma cama. Copas. Vino, dulce vino Es la sangre que alimenta el éxtasis de la desesperación, Vodka, amargo y viejo vodka Baña la noble pierna de la perversión. Derrama el blanco del olvido... Sueños con... Sueños conmigo, sueños de mí No sueño con calor, ni con color Sueño de líquido de sustancia. Miradas profundas. Profundo y doloroso ataque. Esquivos y repulsivos deseos de mirarte y no hallarte. Orgullo de ojos Lágrimas de ganas. Cuerpos. Desalentados, orientados Con dirección y sin deseos. Segregando no más que costumbre. Sudando tan solo un instinto somero. Final con dos Construir pared con piel Pintar con el barniz de un alma cansada. Entablar con los huesos de tus recónditos deseos. Y al final no somos más que dos, plantados en distinta dirección.
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Camilo
Po░ LAN Co░ Camilo Andrés Polanco Muñoz, más conocido como Kmilitus Bumangués cien por ciento y a mucho orgullo. Es Bucaramanga la ciudad por la que quiero trabajar; la amo. Estudio actualmente Ingeniería Industrial, carrera que me seduce e imprime nuevos retos cada día y es en la Universidad Industrial de Santander donde se ha creado esta chispa. Me encantan temas de innovación, estrategia, liderazgo, emprendimiento, marketing, construcción, tecnología y por supuesto fotografía. Es en esta última
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en donde puedo desenfundar todas mis emociones y pensamientos. ¿Que un ingeniero no puede tomar fotos? Es puro cuento. Me encanta la fotografía urbana y más si es Bucaramanga mi modelo. ¡Sí! Esta ciudad me inspira con todos y cada uno de sus elementos; aquí hay magia, hay arte. He participado en algunos concursos de fotografía y recibido propuestas y congratulaciones por parte de algunos organizadores como:
Fotografía Central Exposición Le ville des parcs en Grenoble, Francia, organizado por la Alcaldía de Bucaramanga Fotografías seleccionadas actualmente en tema de Publicidad en Mupis (Paradas Metrolinea)Plan de Ordenamiento Territorial Bucaramanga 2012-2027 liderado por la Secretaría de Planeación de la ciudad. Fotos usadas para publicaciones, eventos y empresas como: Asocreto, P u b l i c a r, A l c a l d í a d e Bucaramanga, Cacique Centro Comercial, Carvajal Gurú, Instituto Caro y Cuervo - Universidad Nacional, East Dawn, Ciclaramanga, My Destination Colombia, Bucaramanga Ciudad Bonita, Conleq UIS, entre otras.
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The Smiling Worker
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ARTE|VISUAL|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Camilo Polanco
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ENTREVISTA|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| Por: John Édinson Almeida
“…mucha gente siempre me pregunta que pa’ qué otra película sobre el desplazamiento, y yo no he podido saber cuál otra película hay en el cine colombiano sobre el desplazamiento…” (Carlos César Arbeláez). Entrevista realizada el 29 de mayo del 2011 en la ciudad de Medellín.
CARLOS CÉSAR
ARBELÁEZ 50
*** Carlos César Arbeláez es, en la actualidad, uno de los más reconocidos cineastas colombianos. Nació en Medellín, en 1967. Ha realizado algunos cortometrajes, La edad del hielo y La serenata, como introducción al lanzamiento de su carrera cinematográfica; carrera que encuentra su más alto punto con su Opera Prima: Los colores de la montaña; película que le abre las puertas a nivel nacional, en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, e internacional, en el Festival Internacional “Cine político para el siglo XXI”, en la ciudad de Ronda (sur de España); en el Festival de Cine de Toulouse, en donde recibe el Premio Cine en Construcción; y, finalmente, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en donde también es reconocido su trabajo con un galardón. Asimismo, Los colores de la montaña fue la candidata de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas para participar por los Premios Oscar 2012. De esta manera, nace una nueva figura de Colombia para el mundo detrás de las cámaras. *** Era domingo en la mañana, el Hamaquero (un personaje famoso en Medellín) nos invitó a su programa de radio Defensa de la palabra, el cual se transmite desde la emisora ubicada en el Paraninfo (antigua sede la U. de A.). Nos comentó que en su programa entrevistaría al director de la famosa película colombiana Los colores de la
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montaña. Casi al medio día concluyó el conversatorio, y todos los invitados al programa nos dispusimos a salir; en ese momento el Hamaquero gritó: “Carlos César, los pelaos quieren hacerte unas preguntas a vos”... *** John Almeida: ¿Qué piensa usted del nuevo cine colombiano?, me refiero a cineastas como Ciro Guerra, como Rubén Mendoza y como usted; ¿y cuál es la relación entre ustedes como creadores del nuevo cine colombiano? Carlos César Arbeláez: Lo que pasa es que como yo vivo en Medellín y aquí como casi no hay cineastas, pues me siento un poco solo. Está, por ejemplo, Sandra Higuita que está terminando su ópera prima, Gonzalo Mejía que es de otra generación y está terminando también su ópera prima. Y entonces, apenas estamos haciendo cine los cineastas desde la Ley de Cine de hace cuatro años y entonces tampoco es que haya todavía muchos cineastas y mucho ambiente cinematográfico. Pues con Rubén, obviamente, él es amigo mío, nos hemos encontrado en muchos festivales, él ha venido acá, somos amigos desde hace muchos años; y no sé si mis películas se parecen a las de él o viceversa. Hay ahora como un boom de cine colombiano y todos están usando, por ejemplo, actores naturales; es lo único que estoy viendo, actores naturales o combinado: actores naturales con actores profesionales. Creo que sí se está abordando un poquito la realidad colombiana desde otra perspectiva un poco más intimista, menos sociológica, menos evidente. Pero no sé, yo creo que está muy prematuro para hablar de nuevo cine colombiano, yo creo que todavía hay películas colombianas y directores colombianos, no creo que haya una corriente todavía. Lo que sí es cierto es que las películas colombianas están teniendo mucho éxito en el exterior, a pesar de que se están haciendo tan poquitas, solo dos o tres al año y eso es un verdadero milagro. J: De todas maneras, con la Ley de Cine, el cine ha empezado a surgir un poco más en nuestro país. Pero, a pesar de esto, ¿cuáles fueron las dificultades más grandes que usted encontró a la hora de comenzar en el ámbito del cine? C: La principal dificultad de cualquier cineasta,
como yo, casi siempre es el dinero, conseguir la financiación de la película. Lo otro es que yo quise trabajar con actores naturales y los productores estaban un poco asustados, por el tema de los niños actores naturales, campesinos actores naturales para hacer una película; ellos pensaban que trabajar con actores naturales les iba a quitar muchos espectadores. Y pienso también que el tema de la violencia, por el cual mucha gente siempre me pregunta que pa’ qué otra película sobre el desplazamiento, y yo no he podido saber cuál otra película hay en el cine colombiano sobre el desplazamiento, no la he podido encontrar. Principal eso, que todos me preguntan que para qué otra película sobre el desplazamiento. Pero no, la película fue bonita, interesante. También decían que iba a ser una película de festivales, que solamente iban a ser 30.000 espectadores o 40.000 como otras películas colombianas, porque estaba el público cansado de eso, y mira que todo eso no resulto cierto. J: Una de las particularidades de su película es el manejo de la imagen, sobre todo con lo relacionado a la violencia. ¿Cómo describiría usted el uso que se le dio a las imágenes en la película? C: Ajá. Pues yo creo que una cosa muy linda fueron los niños; los niños definitivamente le aportaron mucho a que le gente bajara un poco la defensa frente a este tema del desplazamiento; ellos le dieron todo ese encanto, esa poesía que necesitaba. Aunque me demoré un año buscando este niño, Hernán Mauricio, hice un casting de no sé cuántos miles de niños para encontrarlo, creo que tuve mucha suerte en encontrar este actor. Y entonces, es también haber dejado mucha violencia fuera de cuadro; también está, pues, el paisaje, haber metido tanto el paisaje antioqueños, este paisaje tan hermoso de Jardín… Eso también ayudó a que la gente dejara un poco toda esta prevención que tiene sobre el tema de la violencia que yo no sé si sea el público o los periodistas. Y la gente sale muy conmovida. No creo que una película pueda cambiar una realidad social de un país ni nada, pero pienso que el cine debería serle un poco útil a los hombres y yo pienso que con esta película mucha gente va a mirar este fenómeno social con unos ojos distintos.
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RESEÑA||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Gonzalo Arango y Última página Por: Álvaro Claro
Es posible que esta fuera la Última página que él leería si se encontrara con vida, pues exaltar un movimiento fundado hace más 50 años es un anacronismo académico tan común y perjudicial, que él, excéntrico irremediable y artista sin descanso, no hubiese tolerado. Por lo tanto, para no hablar de una palabra por demás vieja, como Nadaísmo, hablemos, mejor, de un hombre, Gonzaloarango, y de Última página, uno de sus libros. Para evitar pleonasmos póstumos, solo recordaré que en el hombre se daba una simbiosis de actitudes bastante singular: pese a las consecuencias, se envolvía en la vida nocturna, como lo confiesa en uno de los artículos del libro, cuando de regreso a casa en plena madrugada, se arrepiente de la juerga de la noche anterior. En el día, se dirigía sin predisposición hacia el mundo y las personas, y en ese recorrido expresaba pánico y anonadamiento por los lugares que conocía: Chocó, Bogotá, Medellín, Cali, entre otras ciudades, fueron blanco de su mirada escudriñadora y punto de partida para su palabra poética. Por otra parte, como lector, uno siente una descarga de introspección en las cartas que dirigía a sus compañeros nadaístas: Jotamario, Eduardo Escobar y a Fernando González, su maestro. Constantemente Gonzalo Arango, o el profeta como lo llamaban, se entregaba a la escritura de novelas y a su labor como periodista, a través de la cual conseguía el sustento y sosegaba sus preocupaciones sociales e intelectuales. En Última página se reúnen más de 60 artículos suyos, realizados entre 1965 y 1969, en los cuales puede
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descubrirse, por ejemplo, la influencia que tuvo de artistas extranjeros –Lawrence, Evtushenko y Malraux-, como colombianos –Camilo Torres, Fernando Botero y Gabriel García Márquez, por quien, desde 1968, ya estaba dispuesto a apostar sus restos como escritor-. En ellos también se comprende el ateísmo por el cual ganó tantas críticas y cortapisas. Fácil de leer y bastante visceral, éste libro ofrece un pequeño viaje a través de la experiencia y las angustias de este escritor antioqueño. Quién sabe, pero al final, si no hubiera muerto en el accidente automovilístico, a lo mejor Gonzaloarango habría impulsado otros movimientos en oposición al Nadaísmo, alegando contra éste último haber sido fundando por él mismo: ‘‘No rijas tu vida por credos que te fabrican quienes no creen en nada’’. Lo que es seguro es que, más de 50 años después del nacimiento del Nadaísmo, Gonzalo no hubiera festejado su perduración en el tiempo, aunque sí la confirmación de su primera sospecha: los colombianos somos pobres de imaginación y apenas pensamos en conseguir dinero, razón por la cual, hijos en el país del sagrado corazón, padecemos una incapacidad aguda para burlar los límites de la ortodoxia de la moneda. Así que, en vez de rememorar el Nadaísmo, rememoremos la estupidez generalizada a la que el Nadaísmo se oponía y concluyamos, como el mismo Gonzaloarango concluiría en este siglo post moderno: ¡Sublévate!, incluso contra los que mantienen ciertos ismos con vida.
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Yan, M. (2012). Sorgo Rojo. México D.F.: Editorial Océano. Por: Nicolás Gómez Rey “A veces todo lo que hay sobre la tierra escupe un hedor de sangre humana.” Sorgo Rojo. El sorgo es rojo, espeso y rojo como un río de sangre. El sorgo es bebida, es ingrediente en la comida, el invitado especial a la mesa, en Gaomi Noreste. El sorgo es el lecho de amor, la sábana que protege el encuentro sexual entre un bandido y una joven viuda. El sorgo vuela, se despedaza a causa de las balas, los cortes de los sables. El sorgo es mortaja, se tiñe más rojo. El sorgo agazapa las cabezas chinas. El sorgo es hermano del vino y del amor. El sorgo es testigo de la muerte. Las 514 páginas que componen Sorgo Rojo, la primera novela traducida al español (1992), de Mo Yan, presentan múltiples imágenes que convergen en l a g u e r r a y e l a m o r. E l conflicto bélico que tiene lugar en varios espacios de la China rural, en especial Gaomi Noreste –“el más heroico y el más cobarde” –, ambienta la historia de la resistencia china frente a la invasión japonesa que comienza “el noveno día del octavo mes lunar de 1939” y que, para el tiempo de la narración, no tiene final. La
historia, narrada por un hombre que testifica la vida familiar en los tiempos del conflicto, en los que su abuelo, Yu Zhan’ao, pasó de ser un bandido de las rutas del campo a ocupar la posición líder en las fuerzas de defensa china, presentan imágenes que varían entre los colores del amor y el tinte de la muerte. A través de la narración que altera temporalidades –Faulkner, El ruido y la furia– el lector, a probables miles de kilómetros del territorio chino, comprende la universalidad de esta novela. La obra está segmentada en cinco capítulos. El primero, Sorgo Rojo, comienza con la reunión de las tropas comandadas por Yu Zhan’ao “para tender una emboscada a un convoy japonés en la carretera de Jiao Ping.” Un niño –“Mi padre”, del narrador– “hijo de un bandido y con catorce años apenas” se inicia en la guerra. Las páginas de este capítulo rodean el campo de sorgo donde se acuestan los soldados, débiles en armas y en cuerpos, a esperar la fatalidad; presentan el encuentro fortuito entre un joven porteador y una joven obligada a casarse con un aldeano, rico y leproso. El sorgo rojo, de cañas inmensas, da tranquilidad al campo, a la tropa de Yu
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Zhan’ao; el sorgo rojo, de repente, explota en sangre. Vi n o d e S o r g o , e l s e g u n d o capítulo, es, en parte, el desarrollo de una historia de amor. La tranquilidad, en los meses del año 1929, reina en Gaomi Noreste. Los aromas y las voces del campo se desprenden para dar una respuesta: “¿Qué hace que el sorgo del municipio de Gaomi Noreste se convierta en un dulce vino aromático que deja en la boca el sabor de la miel y no produce resaca?” Al final, la narración retoma la guerra: un niño y un hombre observan una aldea en llamas. Negrito, Pardo y Rojo comandan la jauría de perros que destrozan los cadáveres apilados por los rugidos j a p o n e s e s . D o u g h a n , Wa n g Guang, Dezhi y Bella, los jóvenes sobrevivientes al último ataque, comandan la tropa que defiende la carne humana –inerte pero humana, que sufre los desgarros de la jauría. Conducta de perros es probablemente, si se valoran las imágenes tan bien logradas, el capítulo que mejor universaliza la guerra. ¿Para qué lector no es conmovedor que un grupo de jóvenes defiendan a muerte –para ellos también la hay– los cuerpos familiares que son amenazados por el hambre de los perros? En la provincia de Gaomi Noreste hay un funeral. Ella, de treinta y dos años, “hija de la Familia Dai, Nombre Orginal Xingfan, Pimera E s p o s a d e Yu Z h a n ’ a o , Comandante de la Guerrilla de Gaomi Noreste, República de China, y Dirigente de la Sociedad de Hierro” recibe los honores que ofrece el pueblo, por morir como heroína en la batalla del Puente del
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río Negro. La marcha fúnebre se detiene. El tartamudeo de las metralletas atraviesa el féretro. Al otro lado, resguardados por el sorgo de dos y tres metros, los hombres del destacamento Jiang –chinos también, guerrilleros también, martirizados por los japoneses también– atacan a la Sociedad de Hierro. Las filas del funeral se rompen. Las granadas de mano vuelan. Los cuerpos –siempre chinos– caen y quiebran las cañas del sorgo. Después, en dirección contraria a la anterior, una emboscada de insectos de metal limpia el terreno que ocupa la batalla entre las dos guerrillas. Ahora, el comandante Leng, el picado de viruelas –chino también, guerrillero también, torturado por los japoneses también– toma lugar en la ofensiva. Funeral de Sorgo, cuarto capítulo, es el vivo retrato de una guerra civil. Las letras que cuentan la historia del sorgo, la voz que narra las batallas y el amor, la vida de los comandantes y de sus venganzas, la fuerza de los proyectiles y el estallido de las granadas, todos, comparten una Muerte Extraña. Así, con título que cierra las palabras, pero que intensifica las imágenes de guerra y los sentimientos de dolor, se presenta el hombre que ha venido contando, 513 páginas atrás, la historia familiar. Está frente a un río Negro, frente a una tumba cerrada en la tierra, aunque abierta en su corazón, y comparte con el lector el mensaje que siempre repiten las plantaciones de sorgo: “¡Es tu talismán, y también el tótem glorioso de nuestra familia y el símbolo del espíritu tradicional del municipio Gaomi Noreste!”
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Araxá en el XXIII Festivalito Ruitoqueño de Música Colombiana.
Araxá Por: Andrés José Gómez Morales
Cada vez son más los jóvenes que emprenden proyectos musicales serios con el fin de rescatar y difundir nuestro folclor. Es el caso de Araxá, la nueva agrupación santandereana formada por estudiantes de Licenciatura en Música de la Universidad Industrial de Santander. Araxá, en la lengua brasilera tupi, se refiere al lugar donde primero se ve el sol. El nombre hace honor a las montañas de nuestra América, de donde surgen los ritmos interpretados por la agrupación. La propuesta musical nació en el año 2011, como un proyecto de aula inclinado hacia la
exaltación del folclor colombiano y latinoamericano. En el año 2013 ha intervenido en diversos escenarios a saber: -Viernes Cultural, organizado por Dirección Cultural de la Universidad Industrial de Santander. -Lunes del Tiple, organizado por Fusader Tres Culturas Libros. -XXIII Festivalito Ruitoqueño de Música Colombiana. He aquí un poco de lo que compartieron los integrantes de Araxá sobre ellos mismos:
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María Alejandra Delgado Arias, 19 años (Primera voz y Guitarra) “Inicié con la música a muy temprana edad. A los 6 años empecé a tomar clases de Piano en Tocata (Academia de música). Al mismo tiempo, en el colegio, mi maestra de música exploraba mi voz con un grupo de cámara que había en el colegio. En el año 2008 me incliné por la guitarra. Ingresé al programa de Licenciatura en música en la UIS, con guitarra como instrumento principal. Y poco después de iniciar la carrera, me vinculé a la Coral UIS. Actualmente curso quinto semestre.” Claudia Marcela Serrano Rodríguez, 19 años (Segunda voz) “Mis inicios musicales fueron prácticamente desde muy pequeña, pues mi mamá me enseñó a entonar y a afinar con la guitarra. Ella fue estudiante del DICAS Bucaramanga. Mientras estuve en el colegio, en noveno grado, entré a la Coral Juvenil del Instituto Gabriela Mistral cantando la voz contralto. En décimo grado inicié mis estudios de violín con una amiga de mi mamá. Al entrar a la Universidad empecé a estudiar el corno francés e ingresé al Coro de la UIS. Actualmente curso quinto semestre de Licenciatura en Música.” Valeria Gabriela Garnica Sierra, 20 años (Clarinete) “Nace el 26 de Abril de 1993, a muy temprana edad inicia su formación musical en el Taller Musical Batuta y posteriormente en la
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Academia de música Canto Vivo. A sus 9 años comienza a recibir clases de clarinete con el Maestro Carlos Lozano. En el año 2007 y 2009 se presentó como solista en el Festivalito Ruitoqueño de Música Colombiana. Actualmente hace parte de la Coral Universitaria UIS y cursa tercer semestre de Licenciatura en Música en la Universidad Industrial de Santander.” José Luis Gelvis Martínez, 19 años (Contrabajo) “Inicié estudios de Música en la Fundación Nacional Batuta, siendo el contrabajo el instrumento de mi elección y José Darío Sanabria mi profesor, tenía 15 años de edad. Actualmente me encuentro cursando cuarto semestre de Licenciatura en Música en la Universidad Industrial de Santander, mi profesor de instrumento es el maestro Janusz Kopytko; además, he participado en talleres de Jazz con reconocidos músicos tales como: Edward Perez, Jonathan Kreisberg, Lage Lund, Will Vinson, entre otros.” Jhon Fredy Díaz Suarez, 21 años (Tiple y Guitarra) “Nací en San Vicente de Chucurí e inicié mis estudios musicales en Mochila Cantora a la edad de 17 años. Actualmente estoy en quinto semestre de Licenciatura en Música en la UIS. Mi instrumento de estudio es la Tuba pero en el grupo interpreto el Tiple y la Guitarra.”
Índice de
AUTORES
Juan Carlos Gómez Villamil Nació en Bucaramanga. Es periodista, corrector de estilo y autor de contenidos editoriales. Ha publicado una novela. Silvana Luz Toro Medrano Santa Marta (1987). Estudiante universitaria de la UIS. Es auxiliar investigadora del grupo de investigación CUYNACO. Ha estado realizando estudios extracurriculares en literatura negra y afrocolombiana desde hace dos años. Licet Katerine Suárez Nació en Bucaramanga. Estudiante universitaria de la UIS. Está vinculada al grupo de investigación CUYNACO. Ha publicado artículos en la revista Paideia Surcolombiana y en el libro Seminario de sistematización de experiencias investigativas en educación. Jhon Alexánder Monsalve Flórez Bucaramanga (1989). Es licenciado en Español y Literatura de la UIS. Es profesor de Lenguaje y de Francés. Ha sido ponente en dos congresos internacionales y en un simposio nacional. Ha escrito para Vanguardia Liberal artículos de opinión, cuentos y crónicas. Juan Carlos Torres Lizarazo Nacido en Bucaramanga. Magíster en Filosofía y filósofo de la UIS. Ha dedicado sus trabajos de pregrado y posgrado a la filosofía del cine. Ha Sido ponente en congresos internacionales. Actualmente se desempeña como Catedrático en PIVU en la UIS. Bernabé Acevedo Castrillón Maestro en Bellas Artes de la Universidad Industrial de Santander. José Daniel Fonseca Nació en Bucaramanga. Estudiante de derecho de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga. Ha publicado en la revista Diálogos de Derecho y Política de la U. de A., en el diario El Espectador y el periódico Íkaro de la Universidad Santo Tomás.
David Fernando Torres Lizarazo Licenciado en Español y Literatura de la UIS. Se desempeña actualmente como profesor de una institución pre-Saber llamada: Grupo Educativo Semilleros; y realiza talleres sobre lectura para las Maletas Viajeras de la División Cultural del Banco de la República. Jorge Octavio Melo Guevara (1960) Médico de Profesión. Ha dedicado más de 20 años al ejercicio de la Medicina, y el año anterior publicó dos libros de Medicina Laboral. Juan Carlos Gómez Becerra Nacido en Bucaramanga. Ha publicado el libro Otros crímenes, con el que ganó la Beca de Creación Artística de Santander. Algunos de sus textos han sido publicados en Vanguardia Liberal; en Auditorio, el periódico cultural de la UIS; en la antología Las maneras del abismo, de Ediciones UIS; en “El Magazín”, de El Espectador, así como también en las plataformas de El Tiempo. Holger Alejandro Parra Gualdrón Charalá, Santander (1987). Filósofo de la UIS. Integrante de Relata – UIS. Ha publicado diferentes cuentos y crónicas en la revista Chueca y la revista Golem de Filosofía de la UIS. Actualmente se encuentra terminando su libro de Crónicas: Zozobras de una ciudad. Jesús Antonio Álvarez Flórez Bucaramanga (1984). Magíster en Literatura de la Universidad de los Andes. Ha ocupado el 1° lugar en varios concursos de cuento nacionales e internacionales. Sus cuentos han aparecido en las antologías Demasiado jóvenes para morir, Líneas de sombra, Suenan voces, y en Antología de cuentos: Los ojos de la virgen y Ruidos en el techo. Es autor de El libro de las ausencias. Diego Fernando Galvis Ariza Socorro, Santander (1990). Estudió Literatura en la UIS. Participante y colaborador en: Antología poética El vacío como llenura editorial Manigraf Manizales; revista virtual La chueca (Colombia) y Registro
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(México); libro virtual: Erotismo, sexualidad, estética y belleza amerindia- Recuperación del patrimonio indígena (Colombia, 2012) editorial El libro total; y en El fanzine 'Etcétera - Arte, letras y otras hierbas' #2. John Édinson Almeida Calderón Bucaramanga (1988). Es Licenciado en Español y Literatura de la UIS. Ha sido coautor de textos en las revistas científicas: Docencia Universitaria de la UIS y Estudios de Literatura Colombiana de la U. de A. Asimismo, es cofundador y miembro del comité editorial de la Revista Apalabrar. Henry Forero Nació en Bucaramanga. Ha realizado estudios en filosofía, derecho y semiótica. Ha publicado cuentos, relatos, crónicas y poesía en la revista Odradek, en el suplemento cultural de Vanguardia Liberal, en “El Magazín” de El Espectador, en la Revista Literaria el Dique, en Cien años de aire y en El Instante. Ha publicado el libro Tramas mínimas de minicuentos en el año 2005 y prepara el libro Inmediato, incompleto, inesperado de relatos breves. Yulián Martínez Escobar Nacido en 1972 en Lebrija, Santander. Magíster en Enseñanza de Español como Lengua Extranjera. Ha dirigido cortometrajes y colaboró en la producción de documentales y cortometrajes de artistas locales. Ha realizado exposiciones fotográficas en Charleston, Carolina del Sur, en Bucaramanga, y ha participado de la exposición colectiva de la Alianza Francesa a nivel nacional. En el 2011 ganó el concurso de fotografía Reconoce a Santander, organizado por la Cámara de Comercio de Santander. Daniel Carbonell Parody Barranquilla (1993). Estudiante de literatura. Ganador de la 4ta versión del Concurso Nacional de Cuentos RCN-MEN, y premiado en el marco del Hay Festival en Cartagena. Desde 2011 es miembro del taller literario José Félix Fuenmayor.
cuentos en el año en la Revista Literaria Polilla de la Universidad del Quindio. Adriana Yiseth Fuentes Bayona Nació en la ciudad de Barranquilla. Es Licenciada en Español y Literatura de la UIS; coautora del artículo "Metaficción en la poesía de José Manuel Arango", publicado en la revista Estudios de Literatura Colombiana. Es directora- editora de la Revista Apalabrar. Diana Peña Reátiga San Andrés, Santander (1989). Actualmente, finaliza estudios de Licenciatura en Español y Literatura en la UIS. Ha publicado artículos de crítica literaria en la Universidad del Valle y en la revista La palabra. Sylvana Sánchez García Nacida en Ibagué, Tolima. Actualmente, estudia Derecho en la Universidad Santo Tomás (Florida). Escribe bajo un seudónimo Freya Cardone. Camilo Andrés Polanco Muñoz Nació en Bucaramanga. Estudia Ingeniería Industrial en la UIS. Ha participado en algunos concursos de fotografía y recibido propuestas y congratulaciones por parte de algunos organizadores como: Fotografía Central Exposición Le ville des parcs en Grenoble, Francia. Algunas de su fotografías han sido usadas para publicaciones, eventos y empresas como: Asocreto, Publicar, Alcaldía de Bucaramanga, Instituto Caro y CuervoUniversidad Nacional, East Dawn, Bucaramanga Ciudad Bonita, Conleq UIS, entre otras. Álvaro Claro Licenciado en Español y Literatura de la UIS. Ha publicado: La peste y otras muertes (Premiado en las Becas Bicentenario de Santander). Actualmente dirige el programa ''Libertad bajo palabra'' del Ministerio de Cultura.
Huitzilihuitl Catalán Rendón Ciudad de México (1986). Coordina la iniciativa VirgulillaMx que busca contagiar lectura y desacralizar la cultura. Economista renegado, ahora estudia en la Escuela de Escritores de SOGEM.
Nicolás Gómez Rey Nació en 1990, en Bucaramanga. Estudió Licenciatura en Español y Literatura, en la UIS. Actualmente es auxiliar de edición, de la Revista UIS Humanidades, y profesor en la Alianza Francesa, Bucaramanga.
Dunia Oriana González Rodríguez Nació en Barbosa, Santander en 1989. Licenciada en Español y Literatura de la UIS. Hizo parte del taller literario Renata, allí publicó en la antología de cuentos Líneas de sombras: “Ayes en el camino de las cruces” (2010). También ha publicado poemas y
Andrés José Gómez Morales Nació en Bucaramanga. Se desempeña como profesor independiente de matemáticas, física e inglés. Hace parte de la Coral UIS y ha participado en varios proyectos musicales importantes en la región y fuera de ella.
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Imagen: Javier Valero MejĂa