Lunes
Aprendamos sobre la vida piadosa El estilo de vida cristiano y el fruto del Espíritu ALAIN CORALIE
P
uede existir una «Asociación Adventista de Ladrones de Bancos»? Esa pregunta, podría decir usted, es ridícula, porque hay ciertos estilos de vida que no pueden asociarse con el adventismo. ¿Cómo deberíamos entonces vivir nuestra fe? Es una pregunta que requiere una respuesta bíblica. Consideremos dos de ellas. EQUIVOCADOS: DOS FALSEDADES FUNDAMENTALES
Para algunos, un estilo de vida distintivo realmente no es importante, porque se rehúsan a ver el vínculo entre creencia y estilo de vida, doctrina y conducta. Entonces están los que se enfocan solo en las reglas y reglamentos, desplazando a Cristo del centro de la experiencia religiosa. El apóstol Pablo enfrentó una situación similar en Galacia. Algunos cristianos creían que la libertad en Cristo los liberaba de una vida ética (Gál. 5:13–6:10). Había otros que también creían que podían ganarse el favor de Dios siguiendo reglamentos obsoletos del Antiguo Testamento, incluida la 8
Noviembre 2020 AdventistWorld.org
circuncisión (Gál. 1:1-5:12). Pablo desafió ambas posiciones. Para los que creían que las obras no eran importantes, el apóstol enfatizó que el pueblo de Dios será juzgado según sus acciones (Gál. 6:7, 8). Para los que creían que las obras les ganaban mérito divino, Pablo aclaró que «el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo» (Gál. 2:16). El apóstol enfatizó que a menos que el estilo de vida cristiano esté arraigado en el evangelio, se torna, en el mejor de los casos, gracia barata, y en el peor, perfeccionismo. La clave para la vida cristiana, según Pablo, reside en un compromiso radical con Cristo por medio de la presencia y el poder del Espíritu Santo. En Gálatas 5:22 y 23, el apóstol usa la expresión «fruto del Espíritu» para referirse a virtudes o rasgos de carácter producidos por el Espíritu Santo. Pablo enumera nueve virtudes que conforman el «fruto del Espíritu». Estas incluyen: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza». Todas estas virtudes representan el carácter de Cristo que somos llamados a manifestar como sus seguidores. Como lo indica el término, el fruto del Espíritu no es de fabricación humana sino dado por Dios. Así como los manzanos no pueden dar plátanos y los cerdos no pueden volar, es imposible que los seres humanos pecaminosos produzcan virtudes piadosas por sí mismos. Solo Dios puede producir y expresar su carácter en nosotros. De allí la pregunta: ¿Compartimos la visión bíblica de un estilo de vida cristiano? La verdad es que no podemos exaltar a Cristo en nuestras familias, iglesias y comunidades a menos que esas virtudes de «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» lleguen Fotografía: Ivan Bandura