La pesada caja negra S ¿Puedo contarle una historia? DICK DUERKSEN
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Junio 2022 AdventistWorld.org
eñor ¿qué hay en esa caja?» Es una pregunta que todo viajero internacional teme, en especial cuando proviene de un funcionario de aduanas que señala la posesión más preciada. Escuchamos, verbalizamos la respuesta ya planificada, y lo hacemos con una sonrisa. —Eso, señor, es una clínica dental portátil que usaremos para brindar atención odontológica gratuita en comunidades remotas del país. —¿Una qué? Es la respuesta más común. Nadie cree que un dolor de muelas se solucione con lo que se guarda en esa caja negra. «Ábrala, por favor». Listo para responder a su pedido, colocamos la caja con la apertura hacia arriba, insertamos la llave en la cerradura, giramos hacia la derecha, levantamos la tapa y esperamos las palabras de asombro. «¿De verdad? ¿Todos los instrumentos están aquí? ¿Y también la silla odontológica? ¿Atención gratuita? ¿Cómo puede ser? ¿Por qué hacen algo así?»
Es un diálogo que Randy y Marta Meyer han tenido con funcionarios de aduana en Madagascar, Zambia, Mongolia, Perú, Micronesia, y últimamente en Argentina. Es un diálogo que disfrutan y por el que a menudo oran. Los hombres y mujeres que trabajan en las aduanas de los aeropuertos toman en serio la protección del país, procurando que no ingresen cosas malas, y cobrando los impuestos correspondientes a las cosas buenas que trae la gente. *** Ahora que la pandemia aflojó un poco, este año, Randy y Marta decidieron ir de vacaciones a visitar a su hijo que vive en Argentina. Manfred se mudó hace ya unos años para seguir la carrera de Ciencias Económicas en la Universidad Adventista del Plata. «Se enamoró de la gente y decidió quedarse –dice Marta riendo–. Después de terminar sus estudios, comenzó a trabajar como gerente de una tienda. Después decidió poner su propia tienda, y le ha ido muy bien». Manfred es mucho más que un exitoso comerciante. También es un evangelista que ha aprendido cómo usar las clínicas odontológicas gratuitas para compartir el evangelio del amor de Dios. Cuando sus padres decidieron ir a visitarlo a Argentina, les dijo que se aseguraran de traer una de las pesadas cajas negras, «como las que usábamos en África». «Manfred ha ido con nosotros al África a ayudar a la gente de Zambia y Malaui, por lo que está familiarizado con nuestra obra misionera –dice Randy–. Y realmente es maravilloso que la clínica de Zambia ahora cuenta con tres dentistas de tiempo completo. Uno es de Francia y los otros dos de las Filipinas. Tienen dos de las pesadas cajas negras, y trabajan seis horas al día bajo los árboles de mango, en aldeas remotas. ¡Algo llamativo es que la fuente de alimentación de energía sale de la batería del Land Rover!» Fotografías: Dick Duerksen