MEMORIAL TERCERA
ÉPOCA
GOBIERNO DEL ESTADO
Ing. Cuitláhuac García Jiménez Gobernador del Estado
SECRETARÍA DE GOBIERNO
Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos Secretario de Gobierno
ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE VERACRUZ
Dr. Juan Eloy Rivera Velázquez Director General del Archivo General del Estado
Lic. Diana Laura García Vázquez
Jefa de la Oficina de Archivo Administrativo
Lic. Kevin Rodríguez Pérez
Jefe de la Oficina de Archivo Historico
Lic. Jesús Aarón Cruz Muñoz
Jefe de la Oficina de Archivo Gráfico
COORDINADIÓN EDITORIAL
Dr. Juan Eloy Rivera Velázquez
Lic. Kevin Rodríguez Pérez
Lic. Jesús Aarón Cruz Muñoz
Lic. Guadalupe Jiménez Díaz Corrección de Estilo
Lic. Natalia Sánchez García
Diseño Editorial
Toda correspondencia dirigida a la calle H. Galeana S/N, Esq. Venustiano Carranza, Col. Francisco I. Madero, C.P. 91070, Xalapa, Veracruz. agev@veracruz.gob.mx Tel. 01- 228-818-6936
PORTADA
Manuel Almanza con un pequeño lote de artículos manufacturados por cooperativas de trabajadores rusos.18 de julio de 1925. AUTOR: A.D. Vázquez
PRÉSTAMO: Manuel Almanza Reyes. R1, T1, N 1. AGEV
PRESENTACIÓN
En Veracruz la historia no se olvida, se vive y comparte como patrimonio social que a todos pertenece y en ella nos identificamos. Bajo esta premisa, el Gobierno del Estado que encabeza Cuitláhuac García Jiménez cho énfasis en rescatar, promover y valorar la memoria histórica de un estado que ha sido protagonista en la construcción de institu ciones nacionales, en la definición del rumbo social y político de México y que sin duda, es base cultural de nuestra Nación, lo que en suma, a todos nos llena de orgullo.
Desde la Secretaría de Gobierno, a través del Archivo General del Estado un determinante trabajo de difusión que bus ca precisamente acercar a la población vera cruzana con un pasado de trascendencia que ilustra la grandeza de nuestro pueblo. se enmarca en este esfuerzo conjunto de recordación, que permite llegar a un público ávido por conocer y reconocer los hechos históricos con la calidad acreditada de investigadores y documentos gráficos que garantizan acceder a una fuente veraz de información.
El rigor científico y la pertinencia de los textos hacen que Memorial, en esta su Tercera Época, coincidente con las tres décadas de existencia del Archivo General del Estado, se inscriba en la élite de publicaciones especializadas en historia, y que la convierten en un instrumento valioso de referencia no sólo nacional sino global.
De ahí que el contenido de esta edición implique una diversidad temática que hará partícipe al lector de su interés y siempre teniendo presente el valor que Veracruz tiene en la escena histórica de México y el mundo.
Con orgullo presento este nuevo ejemplar de Memorial que inaugura una etapa en su propia historia y con ánimo invito a su lectura, sabedor que es una cita imperdible para engrandecer nuestra identidad cultural e histórica, de todas y todos los veracruzanos.
ERIC PATROCINIO CISNEROS BURGOS SECRETARIO DE GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACRUZ ING.CONTENIDO
6 13 20 25
Homenaje a Sandino 85 Aniversario Luctuoso
“El Héroe de Nicaragua en Veracruz”
El paso de Sandino en Veracruz
El movimiento femenino por el SUFRAGIO en Veracruz
A. D. Vázquez, fotógrafo
La migración libanesa en Veracruz, siglos XIX y XX
José Manuel Herrera Valdez. Colegio de Michoacan Fernanda Núñez Becerra. INAH-Xalapa Raúl Romero Ramírez, Director de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana. Elissa Rashkin, investigadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana.31 34 41 50
El orgullo de nuestra memoria apuntes históricos y culturales de Sayula de Alemán
Javier Sulvarán Antonio. Historiador.
Patrimonio Documental, Orgullo de los Veracruzanos
Oficina de Archivo Administrativo
Guardián de la Memoria
Fotográfica de Veracruz
Oficina de Archivo Gráfico
Conservación Documental:
Preservación de la Memoria
Histórica del Estado.
Oficina de Archivo Histórico
Las imágenes de este boletín forman parte de los acervos que resguarda el Archivo General del Estado de Veracruz
El paso de Sandino en Veracruz
Dr. Raúl Romero RamírezI. La Formación de Sandino
Augusto Nicolás Calderón Sandino (mejor conocido como Augusto “César” Sandino, el «General de Hombres Libres»), nació el 18 de mayo de 1895, en la ciudad de Niqui nohomo (Departamento de Masaya, Nicaragua), hijo ilegítimo de Gregorio Sandino (un adinerado cultivador de café) y Margarita Calderón, una indígena sirvienta de la plantación de su padre. En 1904, a la edad de 9 años, es abandonado por su madre y enviado a vivir con su abuela materna. Más tarde es enviado a vivir con la familia de su padre, donde debe trabajar como peón de la plantación para ganar su hospedaje.
En julio de 1912, a los 17 años, fue testigo de la primera intervención de las tropas estadounidenses en Nicaragua, esto debido a una sublevación liberal conservadora en contra del Presidente Adolfo Díaz, que contaba con el apoyo de Estados Unidos. El General Zeledon, entonces defensor nicaragüense, fue fusilado en Masaya por las tropas norteamericanas y conservadoras. El joven Sandino quedó impresionado con la imagen del patriota, cuyo cadáver era llevado en una carreta de bueyes por los Infantes de Marina para ser sepultado en el pueblo de Catarina.
En 1921 hirió de bala a Dagoberto Rivas, hijo de un destacado cabecilla conservador del pueblo, a causa de unos comentarios que había hecho sobre su madre. Huyendo de la ley y de una posible venganza, Sandino viajó a la costa caribeña de Nicaragua y después a Honduras, donde trabajó como empleado en un ingenio de azúcar. En 1923 pasó a Guatemala, donde trabajó en las plantaciones de la United Fruit Company, y finalmente a Cerro Azul en Veracruz (México), donde fue empleado por empresas petroleras establecidas en esa región.
Durante su primera estadía en México (1923-1925) comenzó a tomar parte en diversos grupos, los francmasones liberales, antiimperialistas, anarquistas y comunistas revolucionarios; pero recibió una fuerte influencia del anarcosindicalismo mexicano. Sandino se convirtió en un ferviente defensor del nacionalismo, pero basado en un antiimperialismo, por lo que su liberalismo estaba sujeto hacia la izquierda política e incluso hacia el anarquismo. Su situación económica, legal e ideológica impedía su regreso a Nicaragua, en cambio se convirtió en un fuerte aprendiz de la Soberanía Nacional, del Reparto Agrario, de la Igualdad Social y de la Libertad e Independencia Nacional.
II. Relación Diplomática de México con Nicaragua (1920-1925)
Para entender esta situación veamos el contexto de México-EE.UU y Nicaragua entre los años 19201925, en la llamada Operación México-Nicaragua; abordando la presidencia de Plutarco Elias Calles y las gubernaturas de Adalberto Tejeda.
El Presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928), de influencia social-demócrata y favorito de Obregón, puso en marcha el Artículo 27, subdividió los latifundios y entregó tierras a campesinos, peleó a favor del anticlericalismo, la superstición y el fanatismo religioso, elevó el impuesto a las petroleras extranjeras, reconoció a la URSS y su política lo llevó a acercarse al Partido Liberal de Nicaragua, amparando a los refugiados de ese país; apoyó con armas a quienes combatieron al Presidente Adolfo Diaz, que estaba al servicio de los EE.UU. Así, en 1926 el gobierno de los EE.UU llamó al gobierno de Calles “Comunista” y emprendió amenazas sobre una intervención en México por el Secretario de Estado, Kellogg, quien deseaba imponer en Centroamérica y el caribe “una democracia a palos”.
Por su parte, el gobernador de Veracruz Adalberto Tejeda Olivares inició el llamado Tejedismo en su Primer Mandato: 1920-1924. En 1920, apoyado por Álvaro Obregón, a quien se había aliado en el conflicto contra Venustiano Carranza de ese mismo año, el Partido Liberal Constitucionalista lanzó su candidatura a Gobernador de Veracruz, triunfó y ocupó el
Impulsó la educación rural y reorganizó la administración del ramo; aplicó la reforma agraria contra los hacendados y apoyó la creación de la Liga de Comunidades Agrarias y el Movimiento Inquilinario dirigido por Herón Proal (1922). Apoyó el proyecto de la Cámara Nacional de Comercio de Jalapa que contemplaba un estadio como el de Olimpia, donde los espectadores se sentarían directamente sobre el césped de una ladera natural. El Stadium Jalapeño se inauguró el 5 de mayo de 1922; el segundo en Latinoamérica.
Tuvo que enfrentar problemas, primero con las compañías petroleras que, violando el Artículo 27 Constitucional, explotaban yacimientos del subsuelo en el noroeste del estado, sin aporte económico al gobierno estatal. También se enfrentó a la crítica que lo calificaba de radical, principalmente el diario El Dictamen, que dirigía Juan Malpica Silva, y en El Eco Xalapeño, de Manuel González. Por otra parte, le tocó enfrentar a la rebelión de la huertista y como Secretario de Gobernación entre 1925 a 1928 en el gabinete de Plutarco Elías Calles, combatió con éxito la Guerra Cristera.
Volviendo a la política internacional, el 29 de octubre de 1926 en la Universidad Nacional de México tras un curso de un dirigente y catedrático español declara a la prensa: 1* Léase a Selser El Pequeño Ejercito Loco I en pág. 77 (…) El 17 de noviembre de 1926… pag 78 (…).
Era más que obvio que esta época fue de intensos MOVIMIENTOS SOCIALES en el marco de una ideología dominante: el IMPERIALISMO, y una serie de eventos circunscritos a ciertos países, tales como: México: Petróleo / Nicaragua: Minas de Oro / Guatemala, Honduras y el Caribe: Frutas (países bananeros).
Durante el segundo mandato de Adalberto Tejeda Olivares: 1928-1932 (Tejedismo) al amparo de los gobiernos presidenciales de Emilio Portes Gil (19281930) y Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), Tejeda impulso al cooperativismo, la construcción de carreteras, la instalación de servicios de sanidad y la fundación de la Refaccionaria, una institución financiera creada para apoyar a los obreros y campesinos veracruzanos; también apoyó la campaña anticlerical a través del decreto 197 “Ley Tejeda” acerca de la reducción de sacerdotes y en contra del fanatismo religioso.
1Licenciado en Historia por la Universidad Veracruzana (UV); Maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Doctorado en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Ha sido Profesor de Licenciatura en la Facultad de Estudios Latinoamericanos UNAM; Profesor de Licenciatura en Educación Superior en la Universidad Pedagógica Nacional; Profesor de Licenciatura en las Facultades de Ciencias de la Comunicación, Pedagogía y Derecho en el CCUV; Profesor de Licenciatura en las Facultades de Economía, Pedagogía, Antropología e Historia de la U.V. Ha sido ponente y participante en diferentes conferencias, coloquios, encuentros, etc. de carácter local, regional, nacional e internacional sobre temáticas latinoamericanas e internacionales: Historiografía; Historia Económica; Historia del Arte; Historia de la Religión; Historia de la Educación; Historia Sociocultural e Historia de Género.
III. El inicio de su nacionalismo y el enfrentamiento (1925-1926)
Volviendo a Sandino, después del retiro de las tropas estadounidenses en agosto de 1925 por la imposición de un gobernante favorable a sus intereses, y tras el vencimiento de su pena jurídica en 1926, regresó a Nicaragua el 10 de junio. Se dirigió primero hacia su pueblo natal, Niquinohomo, con la intención de iniciar un negocio. Pero su proyecto fue frustrado por Dagoberto Rivas, entonces Alcalde del pueblo. Sandi no se vio forzado a abandonar nuevamente su pueblo Imagen (-): Noreste de Nicaragua
natal, dirigiéndose hacia el Norte, a los departamentos de Nueva Segovia, Madriz, Jinotega y Estelí, llamados comúnmente «Las Segovias». En ese contexto el caudillo conservador Emiliano Chamorro dio un golpe de es tado al Presidente Carlos José Solórzano (del Partido Conservador), quien entregó el poder a su Vicepresidente Constitucional, Juan Bautista Sacasa (del Partido Liberal). Chamorro obligó a renunciar a Sacasa y asumió el poder. A su vez EE.UU no lo reconoció y lo obligó a renunciar, sustituyéndolo por Adolfo Díaz. Los liberales no aceptan la violación flagrante de la Constitución por parte de los conservadores y los estadounidenses y em prenden una nueva guerra civil, conocida como Guerra Constitucionalista (1926-1927), reclamando el regreso de Juan Bautista Sacasa al poder, usando como base de operaciones la ciudad de Puerto Cabezas (Bilwi) en el departamento de Zelaya.
En medio de esta situación, Sandino procuró incorporarse al Ejército Liberal Constitucionalista. En un primer momento acude donde José María Moncada, General en Jefe del Ejército Liberal del Atlántico, pero éste, rece loso de Sandino, le negó las armas. Entonces Sandino y sus hombres, ayudados por las prostitutas de Puerto Ca bezas, recogieron del agua un buen lote de armas y municiones que habían sido quitadas a Sacasa (los marines no las habían destruido, sino que se habían limitado a arrojarlas al mar). Hecho esto, emprenden el viaje a Las Segovias (su zona de operaciones) viajando en pipante por las aguas del río Coco.
Sandino organiza su grupo de hombres que llegó a ser conocido como “Los Montañeses”, con el cual ataca el cuartel conservador en el poblado de El Jícaro el 2 de noviembre de 1926. Después de su éxito, Sandino es reconocido en filas del Ejército Liberal Constitucionalista por los jefes militares liberales y es designado General en Jefe del Ejército Liberal de Las Segovias, convertida en base de su zona de operaciones hasta llegar a controlar Jinotega. Alcanzaría varias victorias sobre las tropas conservadoras hasta que fue detenido su avance cuando el 19 de febrero, una compañía de marines ocupó la ciudad de Chinandega, ascendido a 5,000 marines y cerca de más de 400 oficiales norteamericanos.
Viendo que ahora el peligro de una intervención directa de EE.UU contra los liberales es inminente, el jefe del ejército liberal, José María Moncada, decidió pactar, (Pacto del Espino Negro). Los estadounidenses envían un representante plenipotenciario, Henry L. Stimson (quien años después será Secretario de Estado del Presidente Herbert Hoover) y Moncada, quien ya tenía control sobre casi todo el país, se rinde a la entrada de Managua (en Tipitapa). Aceptó la continuidad del gobierno conservador hasta las elecciones de 1928.
Los únicos que se negaron a reconocer el ignominioso ‘Tratado de Paz’ fueron Sequeira en Chinandega y Sandino en Nueva Segovia.
Con apenas veintinueve hombres (eran 30 con él) y 40 rifles, Sandino inicia una guerra nacional contra el invasor estadounidense y los gobiernos entreguistas de Díaz y Moncada; animando primero a los campesinos neosegovianos y luego a todos los nicaragüenses a la lucha armada.
Poco a poco Sandino incrementó sus efectivos, hasta llegar a ser unos 6,000, quienes conformaron el llamado Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN); esto debido en parte a los desmanes cometidos por los infantes de marina estadounidenses, quienes acostumbraban violar mujeres campesinas en los lugares que ocupaban.
En la histórica batalla de Ocotal el día 16 de julio de 1927, donde Sandino, después de tomar casi toda la ciudad y obligar a los marines y a los Guardias Na cionales a atrincherarse, la marina estadounidense bombardeó por segunda vez una ciudad, (la primera fue Chinandega, aunque ya sin población) Ocotal es bombardeada por la aviación de los EEUU siendo el primer bombardeo a una población civil de la historia.
El 2 de septiembre de 1927 Sandino, a través de un manifiesto, le da un giro a su lucha: ya no se trata de una guerra civil, sino una lucha entre patriotas e invasores; pues tanto conservadores como liberales pidieron la intervención de los marines estadounidenses. Como consecuencia de esto, en las calles las personas solían decir: «Cinco liberales y cinco conservadores suman diez bandidos», por lo que desde 1927 y hasta 1933 luchó contra el invasor norteamericano, buscando aliados en su causa.
IV. Sandino inicia la guerra contra la invasión americana (1926-1933)
Entre sus aliados busca en México a aquellos que apoyen su causa. Aquí entran las cartas entre el Gobernador de Veracruz Adalberto Tejeda y Sandino.
Léase a “Augusto César Sandino y Adalbero Tejeda Olivares. Cartas inéditas” en La Palabra y el Hombre; dar lectura a parte de las 9 cartas que se encuentran en el Archivo General del Estado de Veracruz y que involucra la figura de Sandino.
Las 10 Cartas; 9 de Sandino con Tejeda (1930).
- Jalapa 25 feb Sandino agradece comida no asiste por salida.
- Jalapa 25 feb Tejeda le dice verse en Veracruz.
- Jalapa 26 feb Sandino solicita audiencia.
- Jalapa 26 feb Sandino solicita préstamo de $5,000
- Mérida 17 marzo Sandino elogia a Tejeda *
- Mérida 25 marzo Sandino comenta la crisis del gobierno de Tejeda.
- Jalapa 26 marzo Tejeda responde agradecido.
- Mérida 30 marzo Sandino solicita apoyo económico convenido.
- Jalapa 2 abril Tejeda dice brindar pronto el apoyo.
- México D.F. 22 mayo J.C. González visita a Cándido Aguilar e informa a Tejeda solicitándole apoyo económico*
Firma: PATRIA Y LIBERTAD
La antepone en sus cartas (4, 5, 6, 8, & 10): “Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua”.
Finalmente llegó al poder en EE.UU, el Presidente Franklin Delano Roosevelt, quien obligado por problemas domésticos de mayor importancia (la Gran Depresión), proclamó la “política de buena vecindad”, lo que significó la retirada de todas las fuerzas militares de EE.UU, de los países de la cuenca del Caribe, incluyendo Nicaragua. En enero de 1933 las fuerzas estadounidenses oficialmente abandonaron el territorio nicaragüense, sin haber podido matar o capturar a su enemigo y menos aún vencerlo.
Una vez habiéndose retirado los estadounidenses, Sandino envía al nuevo Presidente Liberal, Juan Bautista Sacasa, una propuesta de paz, que es aceptada. El 2 de febrero de 1933 terminó oficialmente la guerra; el ejército de Sandino, exceptuando a un grupo de protección de 100 hombres, fue oficialmente desarmado. La Guardia Na cional, quien aún no era autoridad militar reconocida como tal en la Constitución, se hace cargo de la seguridad en todo el país, lo que provoca abusos contra sus antiguos enemigos (los sandinistas) al estar estos desarmados.
Sandino efectúa algunos viajes a Managua para hacer notar el incumplimiento de los acuerdos por parte de la Guardia Nacional. En esos tiempos cuando Anastasio Somoza García “Tacho” era el Jefe Director de la Guardia.
Imagen Página 10
General Sandino rindiendo tributo en el monumento a los caídos de la segunda intervención Norteamericana. 1930. Fondo Joaquín Santamaría. No 2332. AGEV.
V. Conclusión
Como Jefe Director de la Guardia Nacional, Somoza planeó el asesinato del General Sandino, firmando un documento con 14 miembros de la Guardia Nacional. Tanto Somoza como Sandino eran masones y la masonería prohíbe que un masón le haga daño a otro masón de manera directa. Entonces Somoza le ordenó al Coronel Lisandro Delgadillo que asesinara a Sandino.
El 22 de febrero de 1934 la Guardia Nacional destruyó la Cooperativa que Sandino había establecido en el poblado de Wiwilí, matando o haciendo prisioneros a sus integrantes. Dos años después, Anastasio Somoza García —quien llegó a afirmar que recibió las órdenes del asesinato de Sandino del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane—, se haría con el poder del país, derrocando para ello al Presidente Sacasa, quien era su tío político.
Sandino, al bajar la loma de Tiscapa, después de una cena con Sacasa, fue capturado y posteriormente asesinado con los Generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor por orden de Anastasio Somoza García en la ciudad de Managua, el 21 de febrero de 1934. Sin embargo, su obra nacionalista resurgió en la década de 1960 en la lucha encarnada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que centró sus miras en el derrocamiento de la familia de los Somoza quienes habían gobernado la nación desde su muerte; la lucha armada nacionalista logró su objetivo finalmente en 1979 con el triunfo de la “Revolución Sandinista”.
Bibliografía
- García Morales, Soledad. (1984) “Augusto César Sandino y Adalberto Tejeda Olivares. Cartas inéditas”. La Palabra y el Hombre, abril-junio 1984, N° 50, p. 3-10. Universidad Veracruzana.
- Lozano, Lucrecia. (1988) De Sandino al triunfo de la Re volución. Siglo XXI. México.
- Selser, Gregorio. (1984) Nicaragua de Walker a Somoza. Mex Sur Editorial. México.
- Selser, Gregorio. (1984) Sandino, general de hombres li bres. Colecc. Latinoamérica Viva. No. 2. Edit. Abril. Ar gentina.
- Selser, Gregorio. (1984) El pequeño ejército loco I. Sandi no y la operación México-Nicaragua. Colecc. Latinoamé rica Viva. N° 5. Edit. Abril. Argentina.
SUFRAGIO
El movimiento femenino por el en Veracruz
Dra. Fernanda Núñez Becerra¹Quisiera comenzar este pequeño artículo agradeciendo al AGV por su generosa invitación. Me da muchísimo gusto publicar en el Boletín de este recinto que para los historiadores, es el venero del que abrevamos para escribir nuestras investigaciones.
La historia de este trabajo nació de los 3 volúmenes de Mujeres en Veracruz: fragmentos de una historia que coordiné junto con mi colega la Dra. Rosa Ma. Spinoso Arcocha y que el Gobierno del Estado de Veracruz nos publicó de 2008 a 2013. Éstos fueron tan bien recibidos que nos invitaron a escribir el capítulo de Veracruz para un libro que trataría sobre el Sufragio Femenino en todo el país, que es de lo que escribiré aquí.1
Me gustaría comenzar por el final del relato. En el año de 1960 se inauguró en la capital veracruzana un monumento a la madre que fue un escándalo. En vez de la tradicional imagen de una maternidad pasiva (¿o posesiva?) y protectora, lo que se vio fue la de una fornida mujer, de silueta mal disimulada bajo un imperceptible vestido entallado, que, se dice, le pusieron posteriormente, para calmar a la indignada sociedad jalapeña.
Y más aún, levantando triunfalmente al hijo, ya no acogido a su regazo como el frágil fruto de sus entrañas, sino exhibido orgullosamente como un trofeo. Por las manifestaciones sociales en contra, parece que ese monumento no correspondió a lo esperado por los jalapeños; sin embargo, creemos que representa muy
bien el momento histórico que se vivía, en lo que se refiere a las conquistas femeninas y en especial, en lo político electoral, con los cambios que ello implicó en la condición jurídica y social de las mujeres. Menos de dos años antes, en 1958, las mujeres habían votado por primera vez en una elección presidencial, esto sí debía ser un buen motivo de conmemoración con un monumento que transmitiese la idea de un triunfo arduamente conquistado, aunque se pensase dedicado exclusivamente a la madre. Porque fue justamente por su condición de madres y esposas que las mujeres lo lograron: la historiadora Enriqueta Tuñón quien afirma: Las mujeres mexicanas obtuvieron el derecho al sufragio en un contexto nacional caracterizado por la ausencia absoluta de medidas democráticas y por la falta de un cuestionamiento a su función familiar y a la desigual relación entre los géneros. Se trató de una medida que no tenía fines democráticos e igualitarios, sino una táctica para legitimar al PRI en el poder.2
1Núñez Becerra, Fernanda, Spinoso Arcocha Rosa Ma., “Veracruz (1917-1958)” en, Lau Jaiven, Ana, Zúñiga Elizalde (Coords.), El sufragio femenino en México. Voto en los estados (1917-1965), Hermosillo, El Colegio de Sonora, 2013, (pp.256-300).Y si las mujeres lograron esa conquista, según Tuñón, fue porque ésta ya no podía seguir retrasándose, aunque haya sido tomada cuando le interesó al gobierno y no precisamente para responder a la presión de las bases, lo que no significa que no hubiera habido movimientos en ese sentido, ya que, como veremos a continuación, sí los hubo.
El tema del sufragio femenino en Veracruz comenzó a volverse audible a partir de la década de los 20’s del siglo pasado; aunque en general, el voto femenino había sido defendido en la ciudad de México y otras ciudades, desde las últimas décadas del siglo XIX, aún cuando al final se le haya presentado al pueblo como una dádiva presidencial del partido en el poder.
La decisión que desembocó en la famosa ley de 1953 que lo otorgaba, fue motivada porque tanto el Partido como el presidente Ruiz Cortínez “reconocieron” que las mujeres ya “merecían la ciudadanía política”, en virtud del papel representado al frente de sus hogares, familias y como “elemento significativo para el avance social del país”. O, en las propias palabras del entonces gobernador de Veracruz, Marco Antonio Muñoz, para estar “en concordancia a la ley solicitada para toda la nación por el señor presidente don Adolfo Ruiz Cortínez”. O sea que la ley que garantizaba a las mujeres el derecho al voto en Veracruz se creó no precisamente para ellas o pensando en ellas, sino para atender a un pedido expreso del presidente de la república, por cierto, ex gobernador de este estado, cargo que dejó prematuramente para concurrir a la presidencia.
Curiosamente, el mismo Marco Antonio Muñoz también informó entonces el otorgamiento de “la mención de honor al gran compositor popular veracruzano Agustín Lara”, en sus bodas de plata como músico, lo que no deja de ser sintomático. Lara se consagró como artista cantando a la mujer, en singular, y ayudando a difundir y consolidar sus estereotipos, si no es que dando lugar a otros que las confirmaban en sus papeles tradicionales como objetos de uso, y abuso, exclusivo de los hombres. Justamente, una de las condiciones que les impidieron por mucho tiempo obtener sus derechos políticos.
Presentaré aquí tan solo una síntesis de la investigación ya citada sobre la participación política de las mujeres en el Estado de Veracruz, la reconstrucción de una trayectoria que no se limitó solo a las decisiones políticas, a las leyes o a las reformas constitucionales; sino sobre todo, a la transformación de una sociedad que durante mucho tiempo se resistió a la idea de que las mujeres obtuvieran la plena ciudadanía.
Las fuentes oficiales hablaban muy poco de eso, por lo que decidimos abordar el tema de forma indirecta, a partir de la prensa, en especial, El Dictamen, el primer periódico “moderno” y representativo en el Estado por el número de lectores que tenía y de lugares que cubría. La idea era verificar la manera en que la opinión pública y los imaginarios colectivos se posicionaron ante la idea de que las mujeres pudieran votar y ser votadas. Y aunque sabemos que la prensa no presenta necesariamente la verdad de los hechos sino sus representaciones, éstas se encuentran en la base, incluso, de las leyes, que a su vez son reflejo de las representaciones sociales de las materias sobre las cuales legislan.
Los primeros años
El sufragio femenino tiene una historia muy interesante en Veracruz. Sabemos que en plena época revolucionaria, 1915, en un congreso magisterial realizado en el Puerto, Hermila Galindo de Topete, entonces secretaria particular del presidente Venustiano Carranza, se manifestó a favor de los derechos políticos femeninos. Es más, se dice que Carranza comenzó a simpatizar con las ideas feministas a partir de su discurso. Pero la actitud individual de una feminista militante, comprometida con el movimiento constitucionalista y adoptada en el marco de un evento que congregaba a profesionistas –profesoras- tenidas en la época como representativas de la “intelectualidad” femenina, no reflejaba forzosamente las demandas de sectores más populares de la sociedad, ni tampoco sus necesidades. Y menos aún los deseos de la clase media, que podía manifestarlos públicamente y tenía acceso a los recursos para ello.
Al parecer, hasta la década de los 20’s, periodo de gran movilización organizada, las mujeres trabajadoras no estaban muy preocupadas por obtener el sufragio, pues estaban más ocupadas por los asuntos laborales que sí las concernían. No queremos decir que fueran despolitizadas, ni mucho menos
pasivas, sino que su movilización política, principalmente en las zonas urbanas, estaba más orientada hacia la organización sindical y a la solución de sus problemas cotidianos relacionados con la subsistencia. Así nos lo mostró la prensa veracruzana que arrojó un número bastante grande de noticias sobre paros, huelgas, marchas y movimientos de mujeres en pro de sus derechos, pero en los que no hemos encontrado aún menciones específicas al tema del voto. Algunos ejemplos: en el puerto estalló la hoy famosa huelga de las prostitutas durante el movimiento inquilinario y poco después ese sindicato fue dirigido por una mujer, María Luisa Marín, ante la
La huelga de las Tortilleras de 1925, la creación del sindicato de las molineras de nixtamal, llamada: Unión fraternal de molineras, separadas del de los hombres de quienes, decían, “nunca recibieron ninguna ventaja”; la huelga de las telefonistas por mejores salarios; las gestiones de las soldaderas para garantizar su residencia, contra la ley que les prohibía la permanencia en los cuarteles al lado de los maridos; el contrato de trabajo de las paragüeras de la fábrica “La Kananga”. En Xalapa y Coatepec, el movimiento de las desmanchadoras de café, representadas por el “Sindicato de obreras desmanchadoras y escogedoras”, así como la organización llamada Club Femenil Rosa Luxemburgo, que tomó la calle en los años 30’s en apoyo a sus maridos miembros del sindicato de la fábrica textil de San Bruno. Todas ellas son noticias bastante representativas de la constante movilización política de las mujeres, y su avance hacia los espacios públicos laborales, algo de lo cual parecía resentirse la clase media veracruzana, a juzgar por los editorialistas del periódico, que veían esa movilización como un atentado terrible a las “verdaderas y naturales” cualidades femeninas.
A juzgar por el mismo periódico, el voto femenino no era tema de debate entre la clase media veracruzana, lo que no significa que no hubiese feministas en Veracruz que lo defendieran, pero no eran muchas. Salomé Carranza, por ejemplo, era una de ellas que así lo manifestaba en textos como el que publicó en la revista La Mujer Moderna de Hermila Galindo. Aunque, en general, la clase media parecía interesarse por el tema solo de forma indirecta, como algo que no le concernía directamente sino solo a través de lo
que ocurría en otros lugares. Más elocuentes fueron las entrelineas de la cobertura que el Dictamen hizo del Congreso Feminista de la Raza, realizado en julio de 1925 en la ciudad de México, a donde envió a un corresponsal exclusivo que se ocupó de registrar paso a paso las sesiones, principalmente en sus detalles más descalificadores y para los cuales no faltaron la mofa, la ironía y el moralismo. Todo indica que a ese congreso no asistieron delegadas veracruzanas, ya que de haberlas el periódico no habría dejado de registrarlas, como lo hizo, por ejemplo, con las de Yucatán, Tabasco y Campeche, Estados que estaban entonces gobernados por la “izquierda” y tenidos como la vanguardia del feminismo.
Pero el tema del voto tampoco parecía formar parte del programa de sesiones del propio congreso, como lo indica que su inclusión fuese pedida por algunas delegadas que se vieron reforzadas por la presencia en el evento de César Espinosa Córdoba, el ex gobernador de Chiapas, quien, durante su gobierno interino había emitido un decreto aprobando en su estado el voto de las mujeres; por eso era visto como el paladín masculino del feminismo. Todo debidamente documentado por El Dictámen, que llegó incluso a publicar integralmente tal decreto, aunque también las correspondientes caricaturas que lo ridiculizaban.3 La propuesta de inclusión del tema del voto fue objeto de los más acalorados debates, entre las que lo apoyaban y las que se oponían, éstas últimas, defendiendo que las sesiones deberían atenerse únicamente a lo que estaba previsto en el programa y que el tema sólo entrara si sobraba tiempo, o sea, nunca.4
Otro posible precedente de los derechos políticos de las mujeres puede estar en la reforma a la Constitución de 1917, relativo a la ciudadanía veracruzana, que entonces se extendió hasta los analfabetas, con todos los derechos que eso implicaba. Al final quedó simplemente asentado el derecho de los ciudadanos veracruzanos a “votar en las elecciones populares”, pero nada específico sobre las mujeres.
El voto en la legislación veracruzana
Sin embargo, las mexicanas montaron una campaña tan impresionante para obtener ese derecho y poder desempeñar puestos públicos que, a finales de 1939, parecía que México sería el primer país hispanoamericano que lo lograría. Craso engaño.
Ya desde 1935 el PNR había autorizado que las mujeres trabajadoras y campesinas del estado de Veracruz, organizadas dentro del Partido, participaran en las votaciones internas para designar comités municipales y autoridades de los ayuntamientos. Así el movimiento femenino no sólo ganaba terreno dentro del Partido de la Revolución, sino que las organizaciones independientes también cobraban fuerza.
En ese mismo año se constituyó el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer, cuya Secretaria General fue la famosa Cuca García, que reunió a 800 agrupaciones femeninas de todo el país con cerca de 50,000
afiliadas. Reunía a grupos y mujeres de diversas posturas ideológicas, pero todas con el objetivo de conquistar el derecho al voto y a ocupar cargos públicos.
El presidente Cárdenas fue muy favorable a la inclusión de las mujeres a la vida pública mexicana. En 1947, en un mitin de la Confederación Femenina Mexicana en Veracruz, anunció que pronto publicaría, “La iniciativa que incorpora a la mujer en toda su función social y política”. Durante su gobierno los derechos políticos femeninos entrarán en las discusiones a nivel federal, y si bien el voto femenino fue aprobado en teoría, quedó pendiente su reglamentación. Pues la mayoría de la opinión pública seguía estando en contra, no se imaginan la violencia que desataba la sola mención de la igualdad entre hombres y mujeres.
3AGV, rollo 28, 24 de mayo de 1925.
4Idem. 10 de julio de 1925, p. 4.
Rebelión inquilinaria donde la participación de las mujeres fue fundamental. Ca. 1923. Fondo Puerto de Veracruz. Préstamo Alejandro Islas. AGEV.En ese mismo año de 1947, la XL Legislatura del Estado de Veracruz, publicaba en la Gaceta Oficial, acerca de la reforma al artículo 111 de la Constitución del Estado de Veracruz, según el cual, “en las elecciones municipales, participarán las mujeres, en igualdad de condición que los varones, con el derecho de votar y ser votadas”. Pero será hasta dos años después, cuando Ángel Carvajal, Gobernador interino de Veracruz, lo hará saber a sus habitantes5. Y hasta 1952, en las sucesivas ediciones de la Gaceta Oficial, se fueron ratificando las elecciones en los diversos municipios que cubrían la entidad veracruzana, algunos presididos por mujeres, o cuyos cabildos ya estaban integrados por regidoras, síndicas, suplentes, o agentes municipales.
En esta carrera de las veracruzanas por la obtención del voto, pudimos detectar dos líneas de actuación; por un lado, las “ideológicas” o “teóricas” cuyas representantes se expresaban a través de los periódicos, en los que es cribían muchas veces bajo seudónimos. Por el otro, las “militantes”, que lo hacían desde las asociaciones “feme niles” y los sindicatos, y que si bien no siempre se manifestaron explícitamente sobre el voto, eso no significa que cuando llegara el momento no lo apoyaran. Quiero recordarles, para ir concluyendo, que el tema del sufragio no fue unánime ni entre las propias feministas declaradas, que aunque lucharon por los derechos de las muje res no todas necesariamente estuvieron a favor del voto. Ni todas las feministas fueron sufragistas, y ni éstas se auto-identificaban siempre como feministas. El feminismo mexicano de aquellos tiempos, estuvo integrado en su gran mayoría por mujeres de la clase media urbana, cuyas dirigentes tenían por lo general una educación superior, en general fueron maestras, a pesar de la cerrada oposición de algunos sectores de la sociedad que se
negaban a aceptar que las mujeres pudieran estudiar junto con los varones. Estamos seguras que de las filas de esos ejércitos de maestras y de trabajadoras salieron las fu turas electoras y candidatas que se presentaron a votar y a ser votadas, previamente empadronadas y ya fogueadas en la militancia, en donde habían percibido el significa do y el valor de su voto. “Las mujeres obreras votaron en gran número”, decía de las de Coatepec un periódico en 1949, que informaba, además, que “lo habían hecho a favor de un candidato que contaba con gran simpatía entre ellas, porque se preocupó en que se les dotara de una Maternidad y mejores condiciones de trabajo”. O sea, al votar, esta ban conscientes de quién y qué les convenía, y si eran ellas las principales electoras era porque ya habían practicado el voto en sus propios sindicatos, de ahí que extender ese ejercicio hacia los representantes políticos, cuando lo creyeran justo y tuvieron opor tunidad de hacerlo, debe haber sido sólo un paso. Si no, ¿cómo explicar la explosión numérica de mujeres que entre 1949 y 1952, e inmediatamente que accedieron al voto a nivel municipal, se presentaron a votar o aparecieron en las planillas como integrantes de los cabildos? Margarita Robles reportó al New York Times, que 80 mil mujeres se habían presentado a votar en las elecciones municipales de Veracruz.
Esos comicios municipales de 1949 habían sido sólo el comienzo, el siguiente paso habría de venir en 1952, cuando los periódicos publicaron ufanos que Veracruz figuraba entre los primeros estados del país en aprobar la iniciativa presidencial para la reforma constitucional a favor del voto de las mujeres. En 1955, previa a las elecciones para gobernador, la campaña de empadronamiento había arrojado un número impresionante de mujeres, que respondieron a él masivamente. De nuevo se informaba que Veracruz había superado a todas las entidades del país en número de empadronadas. En una “histórica” asamblea del 1952, cuando más de 20,000 mujeres de todo el país le ofrecieron su respaldo y solicitaron el derecho al voto, Veracruz estuvo representado por Angelina Cerecedo, quien, cuando estuvo al frente del sector femenil del PRI, había
visto la victoria de la primera mujer electa presidenta municipal en el estado. Después de la temprana muerte de Angelina, fue la profesora Victorina Navarro Chanen quien dirigió la Acción Femenil del PRI en el estado y Margarita García Flores le dio un fuerte impulso a la campaña por el sufragio para las mujeres, llegando a ser regidora en el ayuntamiento de Xalapa. Poco a poco, las electoras fueron conquistando las primeras páginas de los periódicos, según el Diario de Xalapa: “Los partidos políticos andan a la greña por el voto femenino!”
Y ahora sí, me gustaría concluir afirmando, cómo desde comienzos del siglo XX las veracruzanas han luchado por estudiar y ser aceptadas en las escuelas, por trabajar en las fábricas u oficinas y por obtener mejores salarios y condiciones laborales y de vida dignas. Como en el resto del país, el hecho de volverse visibles e incursionar en los espacios hasta entonces “prohibidos”, enfrentando ancestrales prejuicios patriarcales, le dio a las veracruzanas la posibilidad de volverse sujetos de su propio destino. Y si hoy miramos hacia atrás podemos ver que mucho se ha avanzado. Sin embargo, no podemos aún regocijarnos, porque en Veracruz, la igualdad entre los géneros aún es un ideal a perseguir, y a pesar de que las mujeres ya constituyen el 52% de la población, siguen siendo minoría en los cargos públicos y de liderazgo.
AGV, Gaceta Oficial, t LXII, número 142, 26 de noviembre de 1949: ACUERDO que declara válidas las Elecciones Municipales, efectuadas en los Municipios que en el mismo se indican. Municipio de Sayula, Presidente Gelasia Ceballos Gómez, Congregación Cruz del Milagro Agente Municipal Pilar Fernández. Municipio de Juchique de Ferrer Congregación Porfirio Díaz Agente Municipal Matilde Ortega Posadas.A. D. Vázquez
Elissa Rashkin Universidad VeracruzanaEn el quehacer historiográfico, resulta que a veces se llega a un grado de familiaridad con cierto tema o figura del pasado sin haberse dado cuenta, precisamente por la ubicuidad del asunto. Eso fue el caso de una firma que aparece en muchas imágenes catalogadas en los diversos fondos del acervo gráfico del Archivo General del Estado de Veracruz: en Xalapa, Misantla, Orizaba y otros lugares, en fotografía tanto urbana como rural, paisajística y política, se veía el nombre de A. D. Vázquez. La firma tenía la particularidad de ir casi siempre acompañado por datos precisos sobre el evento, lugar o personaje documentado, como fechas, nombres y, a veces, incluso observaciones subjetivas. Una lente, sin duda, importante en la documentación de diversas partes del estado en los años veinte y treinta del siglo XX.
¿Quién era A. D. Vázquez? Esa pregunta, hace unos años, dio pie a una investigación que se realizó utilizando archivos públicos, documentación ya publicada, y también colecciones particulares; una investigación que no habría sido posible sin el material resguardado en el AGEV.1 De esta experiencia se trata la siguiente reflexión.
Algunos resultados de la investigación, que fue apoyada por el Instituto Veracruzano de la Cultura, se difundieron en el libro Atanasio D. Vázquez, fotógrafo de la posrevolución en Veracruz (IVEC, 2015) y dos artículos disponibles en línea: “Atanasio D. Vázquez, el estridentismo y el cine en Veracruz, 1925-1927”, Global Media Journal México, vol. 13 núm. 24, otoño 2016, pp. 123-139, https:// journals.tdl.org/gmjei/index.php/GMJ_EI/article/view/256/224, y “El agrarismo y la modernidad rural en Veracruz: La mirada fotográfica de Atanasio D. Vázquez, 1925-1930”. Dimensión Antropológica sección Cristal Bruñido, vol. 61, mayo-agosto 2014, pp. 143160, http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=12020. También, en colaboración con el entonces director Manuel Salinas, se realizó la exposición Atanasio D. Vázquez y la fotografía veracruzana de la posrevolución en la Fototeca de Veracruz Juan Malpica Mimendi en 2016.
Con la invención de la fotografía a mediados del siglo XIX y su pronta emergencia como actividad comercial, las imágenes proliferaban; sin embargo, en muchos casos la única evidencia que sus realizadores han dejado de su paso por este mundo son las fotografías mismas. Las fotos amateurs normalmente no son firmadas, pero tampoco lo son muchas de las profesionales. Las que se han realizado por contrato —por ejemplo, para ilustrar un panfleto o aparecer en un periódico— no siempre incluyen el crédito; incluso en la actualidad, es cada vez más común que los medios de comunicación toman una foto ilustrativa que encuentran en el vasto universo cibernético y en el pie de foto dan como crédito “Internet”, “Twitter” u otra atribución que no nos dice nada sobre quién tomó la foto, cuándo, para qué, ni siquiera dónde se encuentra la impresión original.
De esta manera, las imágenes vuelven una especie de signos flotantes, inestables por la falta de origen verificable. La foto histórica —es decir, las imágenes identificables con “el pasado”, sin mayor precisión—circula como si fuera un bien común, una ventana que abre sobre el tiempo sin ningún artífice o esfuerzo, a no ser que su autor llegue a ser reconocido como tal, sea por la calidad de su obra o su cantidad, el ambiente en que se movía, u otro factor relacionado con circunstancias más o menos arbitrarias. Ahí la lista es corta: para Veracruz, un prolífico Joaquín Santamaría, un influyente Nacho López, un Charles B. Waite o Hugo Brehme en sus estancias en la entidad… sin embargo, el acervo visual es vasto. Y el anonimato habitual de su producción no es la excepción, sino la regla general.
Por otra parte, la vida cotidiana, en cualquier periodo desde la emergencia de la fotografía a mediados del siglo XIX, consiste en dos amplios campos: lo fotografiable, por un lado, y por otro, lo que también es fotografiable, pero que normalmente no se considera digna de fotografiar. Este segundo campo, sin duda, se está reduciendo ahora, ya que, con los dispositivos telefónicos y otros mecanismos para la captura y reproducción de la imagen digital, casi nada escapa la mirada de la cámara. La selfie, por ejemplo, va más allá del autorretrato y reemplaza el espejo como herramienta del autoconocimiento y de la autoconstrucción. Pero a partir del daguerrotipo hasta entrado a la era digital, lo fotografiable era un campo limitado. Determinados edificios, monumentos, paisajes; retra-
tos comisionados por quienes pudieran y quisieran pagar, reemplazando la misma tradición provenida de la pintura; momentos considerados importantes, siendo en la vida pública —la visita de un alto funcionario— o la privada —la boda, el bautismo, otras celebraciones familiares.
Esta visión de lo fotografiable era, obviamente, relacionada con las divisiones sociales, en particular las divisiones de clase. En México, la exaltación del Estado, sobre todo en la persona del presidente, se hizo tradición durante el Porfiriato, época en que la pobreza era algo que ocultar, más que denunciar. Las clases trabajadores entraron en la fotografía costumbrista o la de “oficios”, para conformar el imaginario de un México pintoresco, frase utilizada por Hugo Brehme como título de un libro que mostraba, además de los atractivos naturales (volcanes, junglas) y los construidos por el ser humano (sitios arqueológicos, iglesias coloniales), una representación del México folclórico a través de personajes vistos como exóticos —con quienes, hay que decir, Brehme expresaba una gran simpatía. Este tipo de mirada también marcaba la fotografía etnográfica que surgió para registrar las facciones, las prácticas y los vestigios de los pueblos indígenas.
Estas brechas sociales, reproducidas en la fotografía, cambiaron con la Revolución Mexicana, cuando los sectores campesino y obrero lograron una nueva visibilidad debido a su participación en los campos de batalla y la articulación de demandas a través de sindicatos y otras agrupaciones, como sería la Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Veracruz (LCAEV), fundada en 1923 durante el primer periodo del gobernador Adalberto Tejeda, fuerte aliado de los agraristas y quien los defendería contra los embates de un gobierno central mucho más conservador en cuestiones de tierra y libertad.
Muchas de las imágenes fotográficas que tenemos de las actividades de la LCAEV en los años veinte e inicios de los treinta llevan la firma ya mencionada: la de A. D. Vázquez, foto. Aunque no sabemos exactamente la naturaleza de la relación entre el fotógrafo y la agrupación campesina, sus anotaciones sobre las fotos y la persistencia de este tema en su trabajo indican un fuerte compromiso con ella. En 1925, Vázquez acompañó a los agraristas Úrsulo Galván y Manuel Almanza en su visita al ejido del Salmoral, documentó su visita y la cooperativa agrícola que recién se había fundado ahí. Las fotos aparecieron en el primer número de La Voz del Campesino, órgano de la Liga; también circularon en otros formatos. Es probable que las fotos del proyecto que mostró Galván a Vladimir Maiakovski durante la visita del poeta soviético a México —descritas por éste en su relato del viaje intitulado América— fueran parte de esta serie.
A partir de 1925, la obra de Vázquez aparece en múltiples contextos. Como fotógrafo del gobierno estatal de Heriberto Jara Corona, y acompañó a éste en numerosos eventos en Xalapa y en otras regiones. Su documentación visual del proceso de la construcción del Estadio Jalapeño —que se llevó a cabo entre junio y septiembre del año mencionado— fue incluida en el folleto que el gobierno publicó sobre la obra; además, el gobierno de Jara le encargó de la produc-
ción cinematográfica, en la cual también filmó la obra del estadio y algunas actividades realizadas ahí posterior a su edificación. En algunas ocasiones, firmaba sus fotos como “Xalapa Films”, señalando la esperanza infundida en este proyecto de cine regional; de hecho, logró a presentar sus obras fílmicas en el Teatro Lerdo en Xalapa y en varias gi ras por la región. Fue la cobertura que dio la prensa de estos eventos que nos permitió conocer su nombre de pila,
Atanasio, ya que las fotos impresas siempre van firmadas con las iniciales. Otros documentos confirman su estrecha relación con el general Jara y el uso del cine como forma de difundir los logros su gobierno dentro y fuera de la entidad.
Aunque su producción cinematográfica se ha perdido en la vorágine del tiempo (a la par con 85 a
90% del metraje filmado en México en las primeras décadas del cine), la aportación de nuestro fotógrafo seguía apoyando propuestas políticas enfocadas en el campo y la mejora social. En dos visitas a la sierra de Zongolica, en 1925 y 1926, acompañó al diputado del distrito Eduardo Cortina en extensivos recorridos cuyo propósito era documentar las condiciones de la zona para abogar, en el Congreso
de la Nación, por la construcción de una carretera que facilitará la comunicación entre la cabecera municipal y la ciudad de Orizaba, junto con los pueblos pequeños en la ruta, en pro del bienestar de las comunidades rurales. Son imágenes hermosas, ejecutadas con maestría en un contexto que no debía haber sido fácil, que nos permitan ver a los habitantes no como “tipos pintorescos” o exóticos, sino como personas ubicadas en una dinámica política y económica que era novedosa precisamente por el reconocimiento de su subjetividad.
¿Quién era A. D. Vázquez? Un fotógrafo cuyo base, durante estos años, fue Xalapa, donde tomó numerosas fotos de importancia, siendo de eventos culturales —un concierto en la Preparatoria de Xalapa, una kermesse en el Parque Juárez— o políticos. Las actividades que congregaron a los agraristas de la LCAEV, por ejemplo, son un tema constante, antes y después de la muerte de Úrsulo Galván en 1930. Son poderosas representaciones de un campesinado empoderado por el discurso revolucionario, una vaga inspiración soviética y el apoyo, más cercano y concreto, de un gobierno estatal que, durante unos años, no temía la innovación en materia obrera y rural.
A la vez estas fotos son fuentes de información en que podemos identificar no sólo a los líderes más prominentes como Galván, sino a los abuelos y bisabuelos de nuestros contemporáneos. Esto ocurrió en el transcurso de nuestra investigación con respecto a Diego Arrazola, agrarista de la región de Martínez de la Torre, cuya familia2 reconoció a su pariente entre las imágenes de la dirigencia de la Liga en 1930, conllevando a una recuperación de algunos acontecimientos tanto sociales como personales. Este tipo de conexión subraya la cercanía humana de esta fotografía que suela llamarse “histórica” en contraposición con la de los álbumes familiares, donde reside lo privado, las celebraciones de bodas y cumpleaños, los retratos de estudio. En este caso, la intimidad de la familia se mezcla con la actividad social —socialista— para agregar, por lo menos sugerir, otras dimensiones a la historia agraria como elemento fundamental de la historia veracruzana.
Del mismo Atanasio Vázquez, en cambio, casi no hemos logrado conocerlo más allá de su actividad fotográfica y cinematográfica. Dónde y cuándo nació y falleció, de quién fue pariente, si se casó, si tuvo hijos o no… estos datos quedan por descubrir, si es que aún sea posible. Y de ahí salen a la vista los límites del archivo, pues, de la misma riqueza de la documentación existente, surgen innumerables preguntas que rebasan su capacidad de contestar. A veces me gusta imaginar a nuestro Atanasio como El hombre de la cámara en la película de Dziga Vertov, realizada, por cierto, en la misma época (1929), aunque en su caso desde la efervescencia de la primera década de la Revolución Rusa. El sujeto del título es el hombre-ojo observador que también es participante, que documenta la realidad de su época histórica y a la vez la interviene por medio del aparato visual. Aunque no fuera así, se puede recuperar algo de este espíritu en la mirada sobre las dinámicas sociales de los años veinte y treinta, en particular sobre la relación multidimensional entre el Estado y la ciudadanía, que hoy en día nos recuerda también de las deudas aún pendientes. Esta recuperación, con los caminos que abre en la fotohistoria3 veracruzana, se debe a la lente que se firma: A. D. Vázquez, foto.
2A través de su nieta Dolores Ochoa Arrazola, tuve la oportunidad de conversar con Dolores y Diego Arrazola, hija e hijo del dirigente (ambos ya fallecidos), de ver las fotos con doña Lola y escuchar sus comentarios al respecto: experiencia interesante ya que ellos habían vivido el agrarismo como elemento clave de su infancia.
3El investigador John Mraz propone el término “fotohistoria” para nombrar la historia investigada a través de la fotografía, distinta de la historia de la fotografía (en el marco de historia del arte) y también de la llamada historia gráfica, que ha sido usado principalmente para ilustrar sucesos pretéritos, sin trabajar las imágenes como discurso propio y fuente de información. Cabe mencionar la apreciación que muestra Mraz por la serie de libros Veracruz: imágenes de su historia, editada por el AGEV, como un modelo en que las fotos son más que ilustraciones y ayudan a narrar la historia de las diferentes localidades a las cuales esta serie ejemplar dedicó sus tomos.
Véase John Mraz, Historiar fotografías (Oaxaca: Instituto de Investigaciones en Humanidades, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, 2018).
La migración libanesa en Veracruz
Siglos XIX y XX
En la historia contemporánea de Veracruz no se puede soslayar el papel preminente que diversos grupos extranjeros han tenido en la conformación de la vida económica, política, social y cultural de la entidad. Esto se debe a que ésta fue por mucho tiempo el principal punto de entrada de población foránea al territorio nacional y, por lo tanto, lugar de residencia de muchos extranjeros que contribuyeron al desarrollo regional. En este tenor, destaca la población proveniente del actual país de los cedros (enclavado en el Oriente Medio, en la zona conocida como el Levante Oriental)
debido a su alto grado de asimilación al medio y su “éxito”, principalmente económico, que ha permitido que sus descendientes ocupen un lugar protagónico en diversos ámbitos de la vida local a lo largo y ancho del territorio.2
La llegada de la migración proveniente de las montañas libanesas3 a México inició en el último cuarto del siglo XIX. Durante esta etapa, diversos problemas contribuyeron a que miles de hombres y mujeres dejaran su tierra en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Dentro de las causas de la migración libanesa se
pueden mencionar dificultades político-militares en las demarcaciones del Imperio Otomano que significaron la merma de los derechos políticos de las minorías asentadas en aquella región del orbe. Asimismo se pueden mencionar problemas económicos derivados de la crisis en la industria textil de la seda, problemas sociales que se tradujeron en persecuciones y matanzas a ciertos grupos confesionales (cristianos, principalmente maronitas) y algunas enfermedades que tuvieron serias consecuencias en la densidad demográfica.4
1 Doctor en Historia por el Colegio de Michoacán / jmherrera@colmich.edu.mx / jmherval@hotmail.com
2 Es menester mencionar que diversas personas que tienen hoy un rol protagónico en la política y la economía de Veracruz y México provienen de familias con ascendencia libanesa.
3 Es a partir de la década de 1920, con el nacimiento del Gran Líbano, cuando se puede hablar de la denominación de libaneses, anteriormente, los provenientes de esta región del orbe eran llamados otomanos o “turcos” ya que sus pasaportes eran pertenecientes al imperio de la Sublime Puerta. Es hasta la década de 1940, con el surgimiento de Líbano como país independiente, cuando podemos hablar de una nacionalidad libanesa. No obstante, en los registros migratorios locales se hiciera mención a dicha nacionalidad. También se les denominó sirio-libaneses aunque esta nunca ha existido como nacionalidad, sin embargo servía para hacer alusión a la población proveniente de la actual Siria y Líbano que hasta antes de la presencia y hegemonía occidental (Francesa e Inglesa, principalmente) en la zona de Medio Oriente, había permanecido unida desde tiempos milenarios.
4 Rogan, Eugene, La caída de los otomanos: la Gran Guerra en el Oriente Próximo, (traducción de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Equibar), Barcelona, Crítica, 2015; Marín Guzmán, Roberto, “Las causas de la emigración libanesa durante siglo XIX y principios del XX un estudio de historia económica y social,” en Estudios de Asia y África, v. 31, no. 3 (101) México, EL Colegio de México, sept.-dic. 1996, pp. 557-606.
José Manuel Herrera Valdez1Su llegada a México se insertó en una etapa de atracción de extranjeros que tuvo como punto de partida su establecimiento en el territorio nacional, siendo el proyecto colonizador italiano el principal intento oficial del gobierno mexicano. Sin embargo, los libaneses formaron parte de una migración “libre”. Es decir, aquella que no fue resultado de convenios entre las autoridades federales y empresas colonizadoras, sino que llegaron en busca de mejores condiciones de vida o que fueron forzados a abandonar sus tierras debido a la persecución de la que eran víctima. Cabe mencionar que la llegada de inmigrantes del Medio Oriente estuvo rodeada de una legislación emitida durante el siglo XIX, la cual buscaba atraer a grandes contingentes extranjeros a través de una política de puertas abiertas, cuyo fin era la contribución de los inmigrantes al desarrollo nacional. El resultado fue que a partir de los años ochenta, de cada barco europeo que llegaba a Veracruz desembarcaba un buen número de súbditos del Imperio Otomano.5
Una vez en el territorio veracruzano los provenientes del Levante Oriental ocuparon nuevos espacios económicos que demandaban una intensa interacción social, siendo uno de éstos el comercio. Dicha actividad se convirtió en la principal vocación económica de aquellos primeros inmigrantes. En la práctica de ésta, destaca el hecho de que éstos no sólo trabajaban en las grandes ciudades sino que se adentraban en las rancherías y pueblos menores. La escasez de mano de obra en zonas de baja densidad poblacional y los deseos de recibir brazos que contribuyeran al desarrollo económico del país favoreció a que éstos inmigrantes pudieran internarse sin muchos problemas y se insertaran en las actividades económicas locales, lo cual a su vez contribuyó a su integración a la sociedad receptora. Con base en el sistema de abonos los recién llegados recorrían los poblados ya fuera a pie, en bestias de carga o ferrocarril, según lo ameritaran las cir-
cunstancias. Los primeros procuraron salir a vender en grupos de dos o tres, para ayudarse y protegerse mientras aprendían lo necesario del idioma y se familiarizaban con el lugar. Dentro de las mercancías que comerciaban sobresalían telas, colchas, corbatas, medias, zapatos, bonetería y otros artículos pequeños, dirigidos a la población urbana de los sectores populares. La venta de éstos se convirtió en una importante vía de la movilidad social y el medio que les permitió el establecimiento de redes y lazos familiares, de amistad y compadrazgo. 6
Los inmigrantes tuvieron que vencer circunstancias adversas, debido a que desconocían el medio, la moneda y el idioma. Muchos de ellos usaban todavía ropas orientales y eran vistos por la población nacional con curiosidad. Los ya establecidos enseñaban a los recién llegados el valor de la moneda y el vocabulario indispensable para vender, lo demás lo hacía la necesi dad. De esta manera, fueron identificados con la venta ambulante, aunque varios se establecieron en puestos semifijos conforme se asentaban en la sociedad. Las angustias pasadas por muchos de los iniciadores crearon un sentimiento de solidaridad entre los recién llegados.
5 Díaz de Kuri, Martha y Lourdes Macluf, De Líbano a México, Crónica de un pueblo inmigrante, México, Talleres de Gráfica, 1995. 6 Alfaro-Velcamp, Theresa, So far from Allah, so close to Mé xico: Middle Eastern immigrants in modern Mexico, Austin, University of Texas Press, 2007, pp. 55-61.De manera paulatina el arribo de inmigrantes fue en ascenso. Sin embargo, su registró se dificultó ante la falta de una legislación migratoria eficiente. Además, los pasaportes de la inmigración más temprana fueron extendidos por el Imperio Otomano, por lo que eran ilegibles para las autoridades locales. Esta circunstancia originó, entre otros problemas, frecuentes cambios de nombre puesto que el empleado escribía lo más parecido a la palabra que escuchaba.7
Durante la etapa revolucionaria los inmigrantes de Líbano continuaron con sus actividades comerciales, mediante la provisión de armas y comida a diversas facciones revolucionarias. Además, varios inmigrantes ingresaron con recomendaciones para relacionarse con parientes o amigos suyos. De esta manera, se puede decir que los libaneses crearon una infraestructura que permitió continuar con sus actividades comerciales durante el caos de la contienda armada. 8
En los tiempos posrevolucionarios, la migración alcanzó su cenit llegando a ser parte de los grupos de inmigrantes más numerosos en la entidad. Esto se debió a que el país experimentó nuevas condiciones políticas que le permitieron recibir nuevos residentes, pero sobre todo, fue resultado de una política de puertas cerradas emitida en los Estados Unidos. De este modo México se convirtió en zona de tránsito
hacia el norte, recibiendo una migración indirecta, es decir, a individuos que por diversas razones se vieron compelidos a permanecer dentro de las fronteras nacionales, pero que no venían con el propósito de instalarse de manera definitiva.9
Los libaneses se distribuyeron en diversas regiones de la entidad tomando como punto de partida las principales ciudades, los puertos y poblados que fungían como capitales regionales, es decir donde confluían gran cantidad de personas. Su distribución en el espacio veracruzano se llevó a cabo respondiendo a dos circunstancias: el sistema de comunicaciones y la red de ciudades existentes. Con relación a la primera, las vías férreas jugaron un papel trascendental ya que influyeron en el ir y venir de personas, así como en la comunicación de diversas ciudades en un tiempo relativamente corto. La apertura de nuevos caminos y el posterior establecimiento de carreteras coadyuvaron a un rápido esparcimiento de inmigrantes a lugares antes inaccesibles. De esta manera encontramos libaneses en diversos espacios de la geografía veracruzana, siendo ciudades como Xalapa, Orizaba, Córdoba, Coatzacoalcos, Minatitlán, Tuxpan, Poza Rica, Panuco, Papantla, Tantoyuca y por supuesto el Puerto de Veracruz.
7 Ante la dificultad de pronunciar los nombres, las autoridades aduaneras y aún los propios inmigrantes optaron por castellanizar aquéllos. De este modo, Fares pasó a ser Félix, Abdallah cambió a Apedole, Feres a Pérez, Bulos a Pablo, Betlune a Betún, Najnum fue sustituido por Badú, Rujane se convirtió en Reyes, Whebe se trasformó en Cuevas y Zaher en Dajer. Asimismo, también se acostumbró a repetir el primer nombre, razón por la cual abundan entre ellos los apellidos Elías, Abraham, Jacobo, Simón, etc. Zéraoui, Zidane “La inmigración árabe en México: integración nacional e identidad comunitaria” en Contra Relatos desde el Sur. Apuntes sobre África y Medio Oriente, Año II, no. 3. CEA-UNC, CLACSO, Córdoba, diciembre, 2006, pp.11-32; Díaz y Macluf, Op. Cit., pp. 62-64.
8 Martínez Assad, Carlos y Martha Díaz de Kuri, “Los libaneses un modelo de adaptación” en Martínez Assad, Carlos (coord.) Alberto Tovalín Ahumada (ed.) Sara Sefchovich, [et al.]. Veracruz: puerto de llegada, Veracruz, H. Ayuntamiento de Veracruz, 2007, pp. 67-84.
9 En adición, los nuevos tiempos trajeron un cambio de paradigma en torno a la política migratoria. Se trató de un viraje en la percepción de la política demográfica respecto al poblamiento del país, ya que anteriormente se había considerado al elemento extranjero como una de las principales claves para fomentar el poblamiento del territorio y sobre todo como factor de crecimiento económico, social y cultural. En estos nuevos tiempos se puso en entredicho el mito de las riquezas naturales del país, pero, principalmente, se empezó a ver a la población mexicana como condición indispensable para la integración económica, social y cultural del país, otorgándole la confianza de hacer crecer a éste. Lo anterior se materializó en la Ley de Migración de 1926 y sus reformas en 1930, además de las Leyes Generales de Población. Para 1936 destaca el establecimiento de las Tablas Diferenciales que establecía cuotas máximas de inmigración para cada grupo extranjero. Se habla de una etapa de xenofobia y “”persecución” que, al menos para el caso libanés, puede observarse como discrecional. Véase: Palma Mora Mónica, De tierras extrañas. Un estudio sobre la inmigración en México 1950-1990, México SEGOB, Instituto Nacional de Migración, Centro de Estudios Migratorios, Instituto Nacional de Antropología e Historia, DGE ediciones S.A. de C.V., 2006; Salazar Anaya, Delia, La población extranjera en México (1895-1990): un recuento con base en los censos generales de población, México, INAH, 1996.
En estos años los libaneses pasaron diversas vicisitudes que pusieron de manifiesto el complejo proceso de integración y asimilación. De esa manera, se presentaron robos, asesinatos y acusaciones en contra de algunos comerciantes libaneses además de ciertos altercados con la población local. Entre éstos estuvieron: el hurto al negocio de Elías Ganem en 19271⁰, el robo perpetrado a Elías Neym, en 1928¹¹ (ambos en el Puerto de Veracruz), el asesinato de Moisés Alfaza, en 1926, el de José Tanos en 1925 en la capital del Estado¹² y el de Antonio Maclukf en Orizaba, en 1931.¹³ También se presentaron riñas entre paisanos, como la acaecida en Córdoba en junio de 1928 en donde tres individuos de nacionalidad “sirio-libanesa” habían peleado resultando herido uno de ellos que respondía al nombre de Salvador Mustre. El afectado declaró que unos momentos previos habían pasado por su cajón de ropa, sus paisanos Enrique Simón y Gabriel Esber, quienes no le quisieron pagar ciertas cantidades que le debían, por las mercancías que les dio a vender en comisión, y a cuenta del pago le pegaron y maltrataron.¹⁴ En otras ocasiones los libaneses fueron autores de algunos crímenes. Por ejemplo, en 1926 una banda de “sirio-libaneses” había sido aprehendida por dedicarse al robo.¹⁵ No obstante lo anterior, varios libaneses lograron consolidarse en las diversas plazas que ocupaban y se hicieron de un lugar en la estructura socioeconómica de Veracruz.
Por otro lado, durante la posrevolución y los años ulteriores, los libaneses fundaron asociaciones que tuvieron como principal fin la ayuda mutua, éstas se convirtieron en espacios de reunión que permitió a los libaneses crear la familiaridad necesaria para olvidar su destierro y reproducir una herencia cultural (que ayudó a conformar al grupo y fomentar un fuerte sentimiento de pertenencia a sus orígenes). Asimismo, aquéllas sirvieron para cerrar negocios, concretar sociedades, arreglar matrimonios y for-
radicaban en lugares distantes de las grandes urbes, de este modo las agrupaciones no incluyeron, como tampoco lo hacen ahora, a la totalidad, y ni siquiera a la mayoría de los miembros de la colonia. Esto se tradujo en un proceso de exclusión en el que muchos han quedado fuera de la comunidad libanesa inte grada en los clubes.
Organizados en torno a sus instituciones los liba neses participaron en fiestas y reuniones en donde se relacionaron con la clase media y alta local. En este sentido, también se inmiscuyeron en sociedades que no tenían un origen libanés pero que funciona ba como espacio para establecer y reproducir redes y lazos sociales. Ejemplo de esto fue el Club Rotario, el Casino Veracruzano, el Club de Leones y el Cen tro Recreativo Club Orquídea. Las fiestas realizadas fueron reproducidas, principalmente, por el periódico El Dictamen entre éstas podemos mencionar el evento denominado “Sarao Jafle”¹⁶, el “Elrrabia”¹⁷ y el “Cosmos”¹⁸ en los cuales concurría “lo más selecto sociedad veracruzana”
Algunas de las asociaciones creadas en Veracruz fueron: la Sociedad Siria y libanesa, fundada por Domingo Kuri, la Asociación de Jóvenes Libaneses, la Asociación Feminista Libanesa, la Asociación Libanesa de Beneficencia y Recreo de Jalapa, y el Club Libanés de Veracruz fundado en 1967. Cabe mencionar que no todos los inmigrantes tuvieron acceso a las colectividades creadas, sobre todo aquellos que
Como comunidad los libaneses tuvieron sus propias conmemoraciones siendo una de las más celebradas el aniversario de la independencia de Líbano a partir de 1943, que coincidía con la conmemoración de la Revolución Mexicana, y el aniversario de fundación del Club Libanés de Veracruz (1967) para lo cual organizaban un gran baile. Además, celebraban cumpleaños, enlaces matrimoniales y otras ceremonias que tenían como origen algunos sacramentos religiosos. Se puede mencionar también su participación en festividades mexicanas (como la celebración de independencia y las posadas navideñas) actividades de beneficencia y celebraciones locales, como el
Durante la segunda mitad del siglo XX algunos miembros de la comunidad libanesa experimentaron un proceso de movilidad social que les permitió colocarse como parte de los grupos oligárquicos locales, ese proceso de movilidad se hizo más evidente con la incursión cada más frecuente de los libaneses en otras actividades más allá del comercio. De esta manera, los descendientes de libaneses se convirtie-
ron en abogados, ingenieros, médicos, químicos y participaron de otras actividades como las deportivas, las artísticas y las relacionadas a la política local. Es pertinente plantear la necesidad de un análisis más a fondo de la inserción de los libaneses en lo complejo de la vida social, económica y política de Veracruz. Sobre todo cuando nos percatamos cómo varios de ellos se han posicionado en los primeros planos de la vida local. Es necesario también discurrir en torno a la asimilación de los libaneses en Veracruz y los aportes socio-culturales de la migración, por ejemplo el culto al monje Charbel Macklouf y la gastronomía a través del taco árabe y su adaptación y apropiación al entorno como lo es el conocido “taco al pastor”. Lo anterior pone de manifiesto la necesidad de detenernos en el estudio de los aporte de la migración libanesa en la historia contemporánea de Veracruz.
¹⁰ El Dictamen, núm. 6813, Veracruz, 3 octubre, 1927, p.5.
¹¹ El Dictamen, núm. 7076, Veracruz, 9 julio 1928, p.5.
¹² El Dictamen, núm. 5869, Veracruz, 31 marzo 1925, p.1.
¹³ El Dictamen, núm. 8505, Veracruz, 18 septiembre 1931, p.5.
¹⁴ El Dictamen, núm. 7032, Veracruz, 4 junio 1928, p.4.
¹⁵ El Dictamen, núm. 6394, Veracruz, 8 septiembre 1926, p.5.
¹⁶ El Dictamen, núm. 22661, Veracruz, 25 julio 1970, p. 4b.
¹⁷ El Dictamen, núm. 22878, Veracruz, 21 marzo 1971 p. 1-b.
¹⁸ El Dictamen, núm. 23410, Veracruz, 1 julio 1975, p. 1-b.
Fuentes
Archivo General del Estado de Veracruz (AGEV)
Hemeroteca “El Dictamen” 1920-1980
Bibliografía
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El Orgullo de Nuestra Memoria
Apuntes Históricos y Culturales de Sayula de Alemán
Fundación del pueblo de Sayula
Sayula de Alemán es uno de los 212 Municipios del Estado de Veracruz. Su fundación data del año 1301, en el siglo XIV de nuestra era, aunque su antecedente va más atrás como una tribu nómada que recorría el Istmo de Tehuantepec de océano a océano (Atlántico y Pacífico) hasta que logró su asentamiento en el espacio que hoy ocupa el municipio de Sayula de Alemán. Su nombre viene del náhuatl sayoli-sayola que significa lugar donde abundan los moscos.
En el Siglo XVI se llamó Zayultepec, perteneciendo al Cantón de Coatzacoalcos (Cuazacualcos). Posteriormente, en el año de 1831 pasó a formar municipalidad y posteriormente recibe el nombre de San Andrés Sayultepeque, bautizado de esta forma anteriormente por los evangelizadores españoles. (Hoy en día, aún existen en las campanas de la parroquia, grabados en donde se lee así: San Andrés Sayultepec 24 de Junio 1849).
Posteriormente, el lugar se identificaba con el nombre de Sayula Veracruz, hasta el mes de octubre del año de 1950, fecha en que por Decreto Presidencial se le agrega el apellido “de Alemán” en honor al Lic. Miguel Alemán Valdés, quien nació en este pueblo el día 27 de septiembre de 1903 y falleció el 14 de mayo de 1983, habiendo sido Presidente de la República Mexicana en el sexenio 1946-1952.
Los sayuleños son descendientes de indígena mixe o mije, los cuales tuvieron su origen en territorio oaxaqueño por la franja istmeña y quienes actualmente conservan su idioma en tres modalidades: el mixe alto, mixe medio y mixe bajo, asi cómo sus usos, tradiciones y costumbres que en mucho coinciden con los nuestros.
Sobre el año 1800 Sayula adoptó como Santo Patrono a San Isidro Labrador y es el nombre que a la fecha lleva la parroquia de este lugar indígena, en donde una minoría habla su lengua materna, el popoluca-mixe.
Panorámica de Sayula de Alemán, Ver. Autor: Javier Sulvarán. ImagenDoña Gelasia Ceballos Gómez (1903-1951)
Doña Gelasia Ceballos Gómez, nació en 1903 en el pueblo de Sayula, Veracruz, hoy Sayula de Alemán, a un costado del Palacio Municipal, precisamente donde hoy esa calle lleva su nombre, sus padres fueron Federico Ceballos y Celsa Gómez, de ascendencia española. Gelasia Ceballos nació en 1903, en el mismo año que el Lic. Miguel Alemán Valdés.
Gelasia y su hermano Miguel quedaron huérfanos de madre siendo niños, pues Doña Celsa Gómez falleció en Sayula el día 31 de diciembre del año de 1912 y fue sepultada en el panteón municipal local. Posteriormente, cuando ella tenía aproximadamente 10 años de edad, su padre decidió mudarse al Puerto de Coatzacoalcos, en el apogeo de la Revolución Mexicana, a partir de esa fecha perdió contacto con toda su familia.
Sus primeras letras las aprendió en Sayula, continuó su preparación en la ciudad de Coatzacoalcos y concluyó
en la Ciudad de México en donde radicó por muchos años, y en donde ya en su vida adulta, tuvo acercamiento con el Lic. Miguel Alemán Valdés, debido a su vínculo establecido desde la infancia y a la afinidad que existía entre los padres de ambos por ser hombres letrados y de batalla.
El 8 de noviembre de 1946, doña Gelasia volvió a Sayula para platicar con su amigo y paisano, Eu sebio Iglesias Morales, quien relata las palabras que doña Gelasia le dijo: “...he venido a visitarte para informarte de que como ya ganó el Lic. Mi guel Alemán Valdés las elecciones para la Presi dencia de la República, él será nuestro Presidente de México y me ha nombrado su próxima Secre taria Particular, por lo tanto estaremos cerca de todos ustedes, esperando tu amplia colaboración para hacer crecer a Sayula, que es el pueblo tam bién del paisano Lic. Miguel Alemán Valdés...”.
Ya cerca de celebrarse las elecciones municipales de 1949, volvió a dirigirse al señor Eusebio Iglesias para pedirle apoyo, ya que estaba contendiendo como candidata del Partido Revolucionario Institucional por la Presidencia Municipal de Sayula. Doña Gelasia Ceballos triunfó el domingo 6 de noviembre de 1949 en la contienda electoral, por lo que fue declarada Presidenta Municipal Constitucional de Sayula, por el periodo del 1º de enero de 1950 al 31 de diciembre de 1952, tal como lo documenta la Gaceta Oficial N° 142, de fecha sábado 26 de noviembre de 1949.
Todo transcurría esplendoroso, pues con ella y el Lic. Miguel Alemán Valdés, Sayula crecía di vinamente. Sin embargo, la muerte la sorpren dió la madrugada del día 21 del mes de Febrero del año de 1951 cuando contaba con 48 años de edad , siendo así como se cierra un capítulo y la vida de la célebre dama quien nació en Sayula y en Sayula se quedó.
Doña Gelasia Ceballos Gómez fue la primera mujer indígena popoluca-mixe, con cargo de Presidente Municipal Constitucional del Muni cipio de Sayula, y primera en el Estado de Ve racruz, electa por el voto popular de sayuleños.
El
mixe de sayula
La imagen muestra el traje típico de las mujeres de Sayula, mismo que lamentablemente hace varias décadas esta cayó en desuso. En ocasiones logramos ver algunas postales con la vestimenta, pero solamente para recordar los momentos de ayer cuando la población femenil aún la portaba, estamos hablando de los años de 1600 hasta 1950 que era común ver a las damas así.
Museo Colección Sulvarán “Junta Vecinal” La Danza de la Malinche
La Danza de la Malinche nos narra la odisea, episodios y tragedia que vivieron los indígenas nativos desde el arribo de los españoles en 1519 en la Villa Rica de la Vera Cruz, y su adentramiento hasta el Valle de México, La Gran Tenochtitlán, donde finalmente derrocaron al
conoce como la Conquista de México y que dio origen al nacimiento de otra cultura,
Hipotéticamente el origen de la danza se le atribuye al pueblo de Oluta, debido a que se dice, de este lugar era nativa Doña Marina quien fue intérprete y concubina de Hernán Cortés. Ella volvió a su pueblo natal para repartir sus propiedades y tuvo tiempo de narrar lo que vivió al lado del español. Los integrantes para la danza son un promedio de 35 personas incluyendo los jaraneros que pueden ser 3, 4 o 5 músicos.
Se cuenta en Sayula de Alemán, con un Museo ya registrado por el INAH. Este fue creado en el año 2012 a base de esfuerzo y lucha perseverante del Maestro Historiador y Abogado Javier Sulvarán Antonio, quien lo fundó y lo dona al pueblo para que se convierta en un Museo Comunitario.
La mayoría de las piezas corresponden a los alrededores del propio municipio, y que corresponden a asentamientos y evidencias de la cultura Olmeca tales como centros ceremoniales, piezas arqueológicas, vasijas de barro cocido y piedra, prodecentes de varios lugares como son el ejido de San Isidro, Cruz del Milagro, Medias Aguas y el propio Sayula de Alemán.
traje típico de la mujer indígena popolucaDe izquierda a derecha: Martha Morales Salomón, Maestra Lucía Eugenio Bibiano, Domitila Aquino Cruz, Josefina Sulvarán Muñoz, Deuracia Martínez Sánchez, Aurelia Basurto Ricardo y Felícitas Ortíz Martínez. (foto Sulvarán). Octubre 2019). Participantes de la Danza de la Malinche, Sayula de Alemán. Créditos: Javier Sulvarán.
Orgullo de los Veracruzanos
“La memoria de los pueblos es la memoria de la humanidad”, pero ¿Qué es la memoria? Es el recuerdo de todo acontecimiento, el almacenamiento de información que se traduce en conocimiento y experiencia.
Las comunidades más antiguas comenzaron a reunir información de su origen y desarrollo para el saber de las próximas generaciones y así preservar su identidad, puesto que todos sabemos que mientras más conocemos nuestra historia, más entendemos nuestro presente para definir nuestro destino.
Un Archivo almacena determinada información que acontece en alguna familia, comunidad, institución, organización, etc., para efecto de guardar la historia y que sirva para la correcta administración pública y decisiones políticas.
El proyecto de creación del Archivo General del Estado de Veracruz (AGEV), se inició en agosto de 1988 destinándole un lugar propio, ubicado en las antiguas bodegas de grano Murillo, donde actualmente se encuentra. Las tareas fueron emprendidas de manera inmediata, se contrató al personal idóneo para la realización de las actividades de traslado y rescate de todos los documentos que actualmente constituyen el acervo documental de los tres Poderes del Estado.
A partir de la publicación de la Ley de Documentos Administrativos e Históricos del Estado, en diciembre de 1990, el AGEV se constituyó como un órgano dependiente de la Secretaría de Gobierno, integrado por tres áreas de trabajo correspondientes a los Archivos Administrativo, Histórico y Gráfico, cuya estructuración cumple para cada área los procesos esenciales a la administración de documentos referidos a la recepción, organización, conservación y custodia de la documentación.
El Archivo Administrativo, es el área que resguarda, organiza y conserva los documentos que poseen valores administrativos, con el fin de promover el rescate y la organización de los Archivos Municipales y de las Dependencias Gubernamentales.
Las funciones principales del Archivo Administrativo consisten en atender las solicitudes de asesoría, orientación y capacitación sobre el manejo y administración de documentos a las áreas que operan los archivos de los sujetos obligados.
Valorar los catálogos de disposición documental y dictaminar las bajas documentales de las dependencias de los Poderes del Estado y de los Órganos Autónomos de acuerdo a los lineamientos de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado, con la finalidad de que cumplan con los lineamientos de archivo y los ciudadanos puedan acceder a la información solicitada.
El personal del Archivo Administrativo, es responsable de ejecutar las actividades que por normatividad se establecen, siendo éstas de fundamental importancia para el cumplimento de objetivos institucionales.
Realiza el proceso de organización a través de operaciones intelectuales y mecánicas destinadas a la clasificación, ordenación y descripción de los distintos grupos documentales. Así mismo ordena, coser y folia expedientes para la organización y clasificación.
El personal del Archivo Administrativo plasma la información más relativa de los expedientes, para enriquecer la base de datos y llevar un mejor control de los inventarios a fin de mantener el acervo administrativo en condiciones óptimas para su consulta e investigación.
La prestación de servicios y de atención al público que se ofrece en el Archivo Administrativo se realiza cubriendo con las expectativas del usuario, a fin de brindar un servicio de calidad y calidez, proporcionando atención y orientación a los usuarios en el servicio de consulta en las diferentes fuentes y temáticas, así mismo atender las solicitudes de préstamo y reproducción de archivos.
Comisión Agraria Mixta
El conocimiento de los pueblos en torno a sus movimientos agrarios es la base del desarrollo económico y social. Saber y contar con los resultados de la siembra y cosecha, propiedad de la tierra, utilización, movimientos en emigración e inmigración es la base para la toma de decisiones jurídicas y administrativas. La reforma al artículo 27 de la Constitución Política Federal en enero de 1992 desapareció las Comisiones Agrarias Mixtas en todos los estados y la documentación que ellas manejaban fue transferida a diferentes instancias.
En el caso del Estado de Veracruz, los expedientes y demás documentos que integraban dicha Comisión, se trasladaron al Archivo General del Estado. Así, se creó el Fondo Comisión Agraria Mixta.
La información que contiene dicho acervo versa sobre: Tierras (restituciones, dotaciones o ampliaciones), Derechos Agrarios, Deslindes, Nuevos Centros de Población, Amparos, Expropiaciones, Dotaciones de Agua, Inaceptabilidad Agrícola y Ganadera, entre otros.
La cronología que abarcan los documentos va de 1914 a 1994.
Esta información es valiosa por dos aspectos. uno, por su gran importancia histórica agraria del estado; y dos, porque en muchos casos son expedientes únicos, que de perderse no habría modo de recuperarlos, por lo que es prioritario conservarlos en buen estado aplicando medidas para controlar su uso, debido a que las manipulaciones constantes de los mismos llegan a deteriorarlos.
El proceso para realizar la consulta, reproducción y solicitud de constancia de los archivos de la EX CAM es el que se describe a continuación.
• Préstamo en sala: la consulta está disponible para el público en general, el único requisito es presentar una identificación oficial con fotografía vigente.
• Reproducción: se podrá utilizar cámara digital o cualquier otro dispositivo que permita su reproducción sin dañar los documentos y llenar los formatos correspondientes.
• Constancia: Si el usuario requiere que se le expida constancia de existencia de los documentos, hará la solicitud mediante oficio, señalando: Número de Expediente, Poblado, Municipio, Acción y fojas reproducidas.
Conclusión
El pueblo de Veracruz debe sentir orgullo por el Archivo General que posee, porque es sin duda un referente nacional. Veracruz es tierra del primer Municipio de América y lugar de acontecimientos históricos que han permitido forjar el México que hoy somos. Veracruz es un pueblo con historia que tiene futuro
Portada del primer expediente sobre acción de dotación de tierras a campesinos de Medillín de Bravo, Ver., con el que inició la recién creada Comisión Local Agraria en 1915
Guardián de la Memoria Fotográfica de Veracruz
La Oficina de Archivo Gráfico del Archivo General del Estado de Veracruz, (AGEV) ha recopilado, conservado y resguardado, acervos gráficos de gran riqueza histórica y cultural a lo largo de 30 años. Las imágenes concentradas son piezas de gran valor histórico que relatan las actividades políticas y económicas, así como representaciones socioculturales del Estado de Veracruz.
Cuenta con 91 fondos fotográficos, con un total de 248,990 documentos gráficos divididos en; negativos, positivos, fichas de catálogo, diapositivas y contactos cuya temporalidad data de finales del siglo XIX a finales del siglo XX.
Entre éstos acervos, destacan los siguientes: el fotógrafo, Joaquín Santamaría con 40,000 imágenes, quien capturó sucesos y actores sociales de la historia de Veracruz a lo largo del siglo XX; Leonardo Pasquel a principios del siglo XX a 1970 con 5,544 imágenes; el fotógrafo alemán Hugo Brehme y su colección All Veracruz consta de 400 imágenes de principios del siglo XX, impresas en blanco y negro de gelatina de plata; y Mario Acosta pertenecientes al fondo Agustín Acosta Lagunes con 785 imágenes a finales de siglo XIX hasta 1960 y el fondo Municipios de Veracruz con 8,466 imágenes de 1960 a 1994.
Empleados de un taller posando para la cámara. Ca. 1925.Fondo Joaquín Santamaría. Inv. 29.292 AGEV.En el 2019 se llevaron a cabo diferentes exposiciones fotodocumentales con la finalidad de posicionar al AGEV como una institución honorable en el resguardo, organización y, sobre todo, en la difusión de la memoria histórica de Veracruz.
El 23 de febrero de 2019 se realizó la exposición fotográfica a modo de homenaje a un personaje clave en la historia de Nicaragua con participación en la historia nacional y estatal, el General Augusto C. Sandino.
“El Héroe de Nicaragua en Veracruz”, la cual constó de 9 imágenes de la llegada del General al Puerto de Veracruz en 1929, fotografías tomadas por Joaquín Santamaría y 4 documentos de correspondencia, sostenida entre Sandino y Adalberto Tejeda en 1T930.
Dicho evento finalizó con la participación del Dr. Raúl Romero Ramírez y el Dr. Jorge Rodríguez Molina, docentes de la Facultad de Historia de la U.V., que nos platicaron sobre el contexto político de la llegada del General. Destacó la colaboración del H. Ayuntamiento de Xalapa mediante la Dirección de Desarrollo Social y la participación de la Asociación Civil Savia Latente.
En el mes de marzo se llevó a cabo la exposición documental “Semblanza, Veracruzanas en el siglo XX”, cuyo objetivo fue dar a conocer la transformación de la vida cotidiana de la mujer veracruzana a través del tiempo, tratando de impulsar y fortalecer las políticas públicas a favor de la equidad de género. Esta muestra hizo un esbozo histórico sobre la participación de la mujer veracruzana en la construcción de nuestra sociedad a través de su intervención en los ámbitos públicos y privados, otorgando así, información referencial a situaciones de gran importancia dentro de Veracruz, destinados a su libre y activa colaboración en el conjunto de la vida civil moderna contribuyendo a vislumbrar la brecha que existe y a la promoción de una conducta individual y colectiva que propicia el trato equitativo y respetuoso entre hombres y mujeres.
En el marco de esta exposición se realizaron las siguientes actividades:
• Proyección del documental “María Enriqueta Camarillo: La Hija Predilecta de Coatepec” con la participación del Círculo Cultural Coatepec, la presentación fue llevada a cabo por la Dra. Soledad García Morales. Teniendo una asistencia de 30 personas.
• Visitas Guiadas: se contó con 5 grupos provenientes de la escuela de Artes Plásticas de la Facultad de Artes-U.V., Facultad de Historia-U.V., Facultad de Antropología-U.V., así como el Instituto Villa de Cortés, a los cuales, el personal de la Oficina de Archivo Gráfico les brindó un recorrido por la exposición.
• Representación artística: “Vida de mujeres célebres” interpretada por María de Lourdes Pozo, “Yuyis”. con una asistencia de 30 personas.
Tanto esta exposición como las actividades consiguientes fueron llevadas a cabo para reflejar la sensibilidad y carácter, para comunicar el valor y la importancia que tiene la mujer para sí misma y su entorno.
Para conmemorar los 500 años de la Fundación de Veracruz, se llevaron a cabo dos exposiciones fotográficas con material de los fondos Joaquín Santamaría y Hugo Brehme, fotógrafos representativos en su ámbito, con los cuáles, podemos esbozar una imagen de Veracruz y de sus residentes, que ahora sólo se revive por la magia obtenida a través de su lente.
En la exposición de Joaquín Santamaría se pudieron apreciar cerca de 70 imágenes, donde destaca un vista a la vida cotidiana contemporánea del Puerto de Veracruz y los personajes de mediados del siglo XX que ayudaron a formar parte de nuestro imaginario colectivo veracruzano tales como, Adolfo Ruiz Cortines, General Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Heriberto Jara Corona, Toña la Negra, Agustín Lara, entre otros. Al igual que las anteriores exposiciones, se realizó un panel llamado, “Aporte histórico del fondo fotográfico de Joaquín Santamaría” con la participación de los destacados investigadores Dr. Bernardo García Díaz, Dr. Hubonor Ayala y Dr. Horacio Guadarrama, quienes conversaron sobre la importancia del fondo fotográfico que plasma los cambios ocurridos en nuestro estado en la primera mitad del siglo XX.
La exposición “Hugo Brehme: Retrato de la Mexicanidad” constó de 40 fotografías del fondo All Veracruz, un acervo de 400 imágenes del fotógrafo alemán Hugo Brehme, entregado en donación por el ex Gobernador Agustín Acosta Lagunes.
A través de su obra, Brehme propuso proyectar una imagen de nuestro estado capturando la vida cotidiana de sus habitantes, su diversidad de paisajes y su sincretismo cultural en un México de principios de siglo XX, caracterizado por movimientos sociales y el contraste de corrientes ideológicas que modificaron su política, su economía y su cultura, lo cual se reflejó en el ideario mexicano, así como en la reafirmación de su identidad
Después de la inauguración se llevó a cabo el conversatorio “Aporte de Hugo Brehme al ideario mexicano“, donde participaron destacados investigadores de la Universidad Veracruzana: Mtro. Byron Brauchli Thompson, Dra. Leticia Mora Perdomo y Dra. Elissa Rashkin.
Por último en el mes de noviembre, con motivo de conmemorar el 109 aniversario de la Revolución Mexicana y del año del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata, se contó con la participación de alumnos de la licenciatura de Artes Visuales de la Universidad Veracruzana, con una serie gráfica que ilustra distintos momentos y personajes como: Emiliano Zapata, un personaje trascendental en esta etapa de la historia mexicana, además de una charla del Dr. Luis Juventino García, sobre el mismo tema, inaugurando así, nuestra galería urbana, ubicada en la fachada del AGEV, con la cual, se pretende sensibilizar a los transeúntes y a los vecinos a recorrer sus instalaciones y conocer un esbozo de su historia plasmada ahí.
A través de estas actividades realizadas por la Oficina de Archivo Gráfico, se pretende no sólo dar a conocer los trabajos realizados para la conservación y difusión de fotografías y documentos que sustentan la memoria gráfica de Veracruz, sino también que la sociedad se acerque a su historia, memoria e identidad, que nos llena de orgullo.
Imágenes por orden de aparición
Inauguración de la Exposición “El Héroe de Nicaragua en Veracruz en el AGEV. Se observa de izquierda a derecha al Magistrado Avendaño,al Artista plástico Ignacio Pérez Solano, al Padre Solalinde Guerra, y al colaborador del AGEV Jesús Domínguez.
Público en la exposición “Semblanza, Veracruzanas en el Siglo XX” Abril 2019.
Exposición Joaquín Santamaría, 5 de septiembre 2019, Biblioteca Carlos Fuente.
Exposición Joaquín Santamaría,, 5 de septiembre 2019, Biblioteca Carlos Fuente.
Exposición Hugo Brehme, 28 de septiembre 2019, conversatorio “Aporte de Hugo Brehme al Ideario Mexicano”
Homenaje Emiliano Zapata e inauguración galería urbana. , 19 de noviembre 2019.
Conservación
Documental: Preservación de la Memoria Histórica del Estado.
Los archivos históricos de la entidad veracruzana son áreas especializadas en el tratamiento y preservación de los documentos que han cumplido su ciclo de vida en los archivos de concentración y que por sus valores testimoniales, evidenciales o informativos, para la institución generadora, son resguardados de manera permanente a fin de servir como fuentes primarias para la investigación. Uno de los grandes retos de estos archivos es garantizar que los documentos no sufran deterioros y, en caso de presentarlos, generar políticas que permitan su estabilización o restauración.
Uno de los archivos históricos más importantes de Veracruz está resguardado en el Archivo General del Estado de Veracruz (AGEV), institución que a través de la Oficina de Archivo Histórico administra la documentación emanada por los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), entre 1860 y 1979. También resguarda algunos archivos particulares recibidos en donación como los documentos del diplomático Matías Romero, de los exgobernadores Teodoro A. Dehesa, Adalberto Tejeda y Ángel Carvajal, del líder sindical Eucario León o del arqueólogo José García Payón, entre otros.
Entre las principales funciones de la Oficina de Archivo Histórico se encuentran:
• Adquisiciones, ya sea por transferencias institucionales, donaciones de particulares, depósito o legado.
• Organización de expedientes en sus etapas de identificación, ordenación y clasificación.
• Descripción documental a través de la elaboración de instrumentos de consulta como inventarios generales, guías o catálogos.
• Conservación de documentos mediante programas preventivos y de restauración.
• Difusión de los acervos a través de la atención a investigadores o público en general, colaboración en exposiciones, publicaciones y visitas guiadas.
Todas estas funciones son actividades que realizan los archivistas cotidianamente, sin embargo, en estas páginas nos enfocaremos en hablar de las actividades de preservación, conservación y restauración que realiza esta Oficina, ya que como órgano garante de la archivística estatal, tenemos el deber de preservar la información y asegurar el buen estado de conservación de la documentación histórica de la Administración Pública de Veracruz.
Cabe recordar y destacar, que los documentos que forman parte del acervo propiamente definido como histórico, se convierten en una importante fuente primaria de información y en testimonios que nos permiten, entre otras cosas, reconstruir hechos, eventos, toma de decisiones, personajes, etc., de ahí la importancia de la preservación de este tipo de patrimonio.
Los archivos históricos y bibliotecas deben tener programas de conservación, consistentes primeramente en la implementación de medidas y actividades específicas de intervención directa en materia de limpieza y restauración de los acervos, atendiendo prioridades previamente definidas en proyectos, y por otro lado, en la concientización a los trabajadores y al público usuario sobre los valores históricos, testimoniales y evidenciales del patrimonio.
Todas estas actividades deben ser dirigidas hacia un solo propósito: la con servación de la memoria documental. En el AGE nos esforzamos para cum plir con esta misión: salvaguardar el patrimonio documental de las veracru zanas y los veracruzanos.
La preservación de los documentos se cumple en dos fases. La primera se trata de la conservación preventiva, la cual procura retardar el deterioro y prevenir los daños por medio del mantenimiento de las instalaciones, el control de las condiciones ambientales y los tratamientos adecuados para lograr el buen estado de los acervos. El AGE cuenta con programas de vigilancia de los agentes físicos: luz, humedad y temperatura; químicos: contaminantes atmosféricos, polvo, materiales inestables como compuestos metálicos; y los biológicos: hongos, bacterias, insectos, cucarachas, polillas, piojos y roedores.
Se recomienda que los documentos sean resguardados en un espacio regulado con una temperatura entre 18°C hasta 21°C y una humedad relativa de 30% hasta 45%, para controlar estas mediciones se puede adquirir un termohigrómetro. También se deben realizar limpiezas periódicas en seco con brocha de pelo de camello así como monitorear las condiciones del papel para evitar la presencia de alguna plaga; pues debemos guiarnos bajo la premisa de que siempre es mejor prevenir que restaurar.
La segunda fase se genera a partir de la intervención directa en los documentos detectados con alto grado de deterioro y con una importante necesidad de rescate, a partir de los diferentes procesos de restauración.
Por eso, para comenzar el proceso de restauración, lo primero que se debe realizar en cualquier institución es un diagnóstico o evaluación del estado en el que se encuentran los documentos, la detección del grado de deterioro y de daños existentes.
El diagnóstico puede ser realizado por una persona que trabaje en la organización y resguardo de los acervos, ya sea archivista, historiador, bibliotecario o al menos, cuente con cursos o nociones claras de restauración documental.
Dentro del proceso de restauración existen acciones y actividades ya establecidas como son la limpieza en seco, control de microorganismos, fumigación, eliminación de cintas o etiquetas adhesivas, reparaciones apropiadas con los materiales adecuados para la restauración, reparación de los soportes como encuadernaciones y elaboración de guardas de protección.
A la hora de elaborar proyectos de restauración deben considerarse los alcances cuantitativos como técnicos, pues como sabemos, los materiales para restauración son de muy alto costo y son muy pocos los comercios que los ofertan.
La Oficina de Archivo Histórico ha hecho trabajos de limpieza y restauración de documentos muy importantes de los municipios de Veracruz, Coatepec y Tonayán, y de organizaciones civiles como de La Gran Logia de Xalapa.
Las principales acciones realizadas durante el proceso de limpieza y restauración fueron, desmontaje de los soportes originales, ya sea encuadernado o enmarcado, limpieza en seco con goma, fumigación, laminación con papel japonés, injertación con papel japonés, digitalización y realización de guardas, nuevas pastas o cajas para su conservación.
Manifiesto del decreto que eleva a Ciudad la Villa de Coatepec, 1889.Actualmente nos encontramos en el proceso de restauración de la Carta General del Estado de Veracruz, realizada por la Comisión Geográfico-Exploradora en 1905, perteneciente a los acervos institucionales.
A continuación les presentamos algunas imágenes del proceso de restauración, sin embargo, en un siguiente número mostraremos los resultados finales.
Por esta ocasión, hemos presentado a manera general, como parte de este Boletín, una de las funciones principales de la Oficina de Archivo Histórico, con el objetivo de generar conciencia y hacer hincapié en la importancia de la preservación documental dentro de todas las oficinas, dependencias e instituciones de la entidad veracruzana, pues en cada una de ellas encontramos memorias y patrimonio histórico y documental que ayudan a conformar nuestra identidad y generar valores de orgullo por nuestra cultura y nuestra historia.
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Archivo General del Estado de Veracruz
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