Documentos Básicos UFiC

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DOCUMENTOS BÁSICOS UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

2017 Impreso en México

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El Clamor. Israel Vicente Vázquez. 2012 Oficinas centrales UFiC

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Documentos Básicos Gui´chi´ Neza Congreso Nacional Diciembre, 2015

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ÍNDICE Página DIRECTORIO Comité Ejecutivo Nacional Comisión de Honor y Justicia UBICACIÓN PRESENTACIÓN DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS Presentación Declaración de principios PROGRAMA DE TRANSFORMACIONES SOCIALES Presentación Acciones programáticas ESTATUTO Capítulo I. Disposiciones generales. Título primero. De su naturaleza y objeto. Título segundo. Del nombre, lema y emblema. Título tercero. De la constitución y su domicilio. Capítulo II. Membresía, derechos y obligaciones. Título primero. De sus integrantes. Título segundo. De los derechos. Título tercero. De las obligaciones. Capítulo III. De la estructura, integración y facultades de los órganos de dirección. Título primero. De la estructura orgánica. Título segundo. Del Congreso nacional. Título tercero. Del Consejo nacional. Título cuarto. Del Comité ejecutivo nacional. Título quinto. De los Órganos de dirección estatal. Título sexto. De los Órganos de dirección regional. Título séptimo. De los Órganos de dirección municipal. Título octavo. Del Comité de base y su funcionamiento. Capítulo IV. De la Comisión nacional de honor y justicia. Título primero. De la integración y competencia. Título segundo. De las sanciones. Capítulo V. Del patrimonio y recursos. Título primero. Del patrimonio. Título segundo. De los recursos. Artículos transitorios. CRÉDITOS GALERÍA FOTOGRÁFICA

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DIRECTORIO

Comité Ejecutivo Nacional

Cargo

Nombre

Presidenta

Rocío Miranda Pérez

Secretario General

Saúl Vicente Vázquez

binizaa2002@yahoo.com.mx

Alejandro López Bravo

alejandro_lopez54@hotmail.com

Secretario de Organización Secretaria de Gestión y Finanzas Secretario de Formación Política Secretario de Indígenas y Migrantes Secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda Secretarias de la Mujer Secretario de Jóvenes Secretario de Alimentación y Agroecología Secretario de Desarrollo Rural Agrario y Pesca

Rocío E. Contreras López Feliciano Castro Meléndrez Carmelino Méndez Jiménez Juliana Estefany Miranda Hernández Ma. Isabel Quevedo Plascencia Sotera Vázquez Lezama Julio César Figueroa León

Correo rociomiranda.uficnacional@gmail.co m

rcl750909@hotmail.com zelotecampesino@gmail.com coich-ufic@hotmail.com julianam.ufic@gmail.com miqp49@hotmail.com marily_04@hotmail.com cesar_leon@hotmail.com

Jorge Andrés Yáñez Pérez

gigio98.1@hotmail.com

Julián Guevara Escalera

jlgue2003@yahoo.com.mx

Comisión de Honor y Justicia

Nombre Wilberth Desiderio Ordoñez Pech Eva María Orozco Martínez Gustavo de la Rosa Ramírez

Correo desii12@hotmail.com eva_1201@hotmail.com gustavo.ufic@gmail.com

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UBICACIÓN

Oficinas Centrales: Turquesa 88 Colonia Estrella, Delegación Gustavo A. Madero, Ciudad de México, México, C.P. 07810 ufic.cen@gmail.com rociomiranda.uficnacional@gmail.com www.ufic.org.mx 01 55 26 03 86 80 01 55 55 77 35 96

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No me siento solo en la noche en la oscuridad de la tierra. Soy pueblo, pueblo innumerable. Tengo en mi voz la fuerza pura para atravesar el silencio y germinar en las tinieblas. Muerte, martirio, sombra, hielo, cubren de pronto la semilla. Y parece enterrado el pueblo. Pero el maíz vuelve a la tierra. Atravesaron el silencio sus implacables manos rojas. Desde la muerte renacemos. Pablo Neruda Canto X, poema XIII, en Canto General

Chicomecóalt Diosa mixteca

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PRESENTACIÓN

En cumplimiento a las resoluciones del II Congreso Nacional de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, UFiC, realizado en Diciembre de 2015, hacemos entrega de los Documentos Básicos – Principios, Programa y Estatuto, de nuestra organización, mismos que sintetizan la identidad ideológica y política que nos caracteriza, y son, a la vez, el soporte de nuestras propuestas de Gestión y Programa Sociales; significan, además, las orientaciones y criterios básicos que habrán de guiar los quehaceres de los miembros de la UFiC y sus diversas instancias de Dirección; representan también un medio a través del cual ofrecemos nuestras posiciones y propuestas – siempre abiertos a otros puntos de vista, al conjunto de movimientos indígenas y campesinos, la academia y a todas las fuerzas sociales promotoras de políticas humanistas en aras de un México auténticamente democrático y socialmente justo.

La Unidad de la Fuerza indígena y Campesina (UFiC) es una organización social representativa de comunidades, grupos e individuos de diversos sectores de pueblos indios y ejidos de México, así como también de pequeños y medianos productores rurales del país; la UFiC, por su naturaleza productiva y social, se concibe como una organización para la gestión y propuestas de políticas públicas ante las distintas representaciones gubernamentales y la transformación del campo mexicano que implica un nuevo Modelo de Desarrollo Rural soportado en la Agroecología como filosofía y modo técnico de producción, en cuyo centro está la pequeña economía indígena y campesina; se trata de una propuesta alternativa a la agricultura química propia de los agronegocios desplegada en esta nueva época de expansión y despojos del capital ; al luchar por estos objetivos se pretende un campo garante de la Soberanía Alimentaria, el Territorio y la Biodiversidad; en esta perspectiva la UFIC promueve la humanización de las labores agrícolas, pecuarias y pesqueras en interacción amorosa con la Madre Tierra. Entendemos que pensar un nuevo modelo de economía rural supone la necesidad de concebir un Proyecto Alternativo al Neoliberalismo hoy imperante en México, es decir, luchar por una alternativa para el campo supone luchar por un Proyecto Social Alternativo para el país. En el centro de esta propuesta deberá estar, además de lo señalado, los Derechos Humanos y, específicamente, los Derechos de los Pueblos Indios, reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas. Bajo el amparo de la Constitución General de la República Mexicana, la UFiC, desde su naturaleza productiva y social, se concibe como parte del campo democrático formado por las fuerzas sociales y políticas progresistas de México, por ende, todos los asuntos sociales, es decir, humanos, y los de interés público nos convocan, declarándonos interesados en el desarrollo social del país. En la UFiC sabemos que sin fuerza organizada no hay Derechos por ello hacemos UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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esfuerzos para promover la organización de los pueblos indios y campesinos, y en la diversidad motivar procesos convergentes desde la gente; la UFiC se declara una organización democrática en sus decisiones internas asumiendo el consenso como el procedimiento preferente en las definiciones de todo tipo. Concurrir a las transformaciones del campo mexicano y del país mismo supone tener propuestas Programáticas soportadas en Principios que significan la identidad de la organización, justo por ello, el Congreso Nacional de la UFiC hace entrega de los Documentos Básicos a la membresía de esta organización y a las organizaciones amigas del país y del mundo y, al hacerlo, reivindicamos la lucha de todos los pueblos indios y campesinos de la tierra reconociendo la necesidad de buscar convergencias y procesos unitarios con nuestros hermanos y hermanas del mundo. Desde la Presidencia Nacional de la UFiC invito a los afiliados y a los cuadros dirigentes de las diversas localidades a la lectura y reflexión de estos Documentos, enriqueciendo los debates para el crecimiento de las fuerzas organizadas del campo. Los Documentos Básicos siendo resultado del debate colectivo realizado en diversas instancias de la UFiC, y especialmente del Congreso Nacional, considero pertinente expresar nuestro reconocimiento a las Comisiones que elaboraron las diversas propuestas que sirvieron de base para los debates y resoluciones adoptadas por esta Asamblea representativa. Especial gratitud a Feliciano Castro Meléndrez, Miguel Ángel Morales Merlos y a Juliana Miranda Hernández por su trabajo y empeño en los preparativos para la publicación de los presentes Documentos Básicos.

Enhorabuena.

Rocío Miranda Pérez Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional de la UFiC

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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

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Foto: Manuel Alvarado Pérez

…Y México se acaba donde el maíz muere. …Mazorca del aire. …¡Eternidad que va y eternidad que viene! Gabriela Mistral UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS PRESENTACIÓN Los Principios constituyen la Declaración de Identidad de una organización social, en este caso, de la Unidad de la Fuerza indígena y Campesina; significan las premisas conceptuales y de pertenencia a determinados campos de los pueblos originarios, las razas, grupos y clases sociales en el país y en el mundo; representan las bases que orientan los lineamientos, el programa, los objetivos, la estrategia y acciones de la organización; los Principios se formulan en correspondencia al sentido filosófico que soporta cierta propuesta de civilización y simbolizan el sentido de pertenencia ideológica y política a un determinado proyecto de desarrollo social dándole sustento el ejercicio ético de la organización y sus representantes; sintetizan la conciencia de la miembros de la agrupación que los ostenta y son fuente de convicciones y lealtades. La formulación de los Principios emana de la caracterización que se tenga de la sociedad y las formas concretas en que ésta se desenvuelve, así como del diagnóstico histórico concreto del estado que guardan los pueblos, comunidades, las clases y grupos sociales representados, en este caso, de indígenas y campesinos y otros sujetos inscritos en la economía social; los Principios recuperan, al establecer la identidad, la historia de los representados, sus roles en la vida social, sus luchas y utopías, es decir, recoge su cosmogonía, su imagen y conceptos del mundo. Los Principios representan el bagaje teórico-ideológico que caracterizan a una organización, la definen, esto es, el tipo de sociedad a la que se aspira y, por ende, los procesos productivos a partir de ciertos modos de producción, lo que supone una determinada concepción de los ritmos de interacción entre la naturaleza y la sociedad; suponen el tipo de justicia social, de libertad y dignidad humana que se reivindica y el concepto de poder. Bagaje teórico-ideológico que le da sentido de pertenencia política y ética a la organización. Los Principios marcan los senderos, las rutas, la amplitud y los límites que la organización habrá de caminar; indican la fortaleza ideológica, la fortaleza de conciencia, orientan los esfuerzos de cada miembro de la organización y de su representación colectiva y sus liderazgos. Fortaleza ideológica que acoraza la lucha de mediano y largo plazo así como la lucha inmediata. Lo anterior habrá de expresarse en el conjunto de relaciones políticas que corresponden a la naturaleza propiamente productiva de los miembros de la organización y la necesidad de la gestión social ante el Estado, así como el dialogo político. Además, los Principios, al ser la concepción y la propuesta de civilización alternativa, simbolizan la cimentación del proyecto histórico al que se aspira ponderando la perspectiva del poder, y son la fuente ética-política para asegurar los intereses generales en los quehaceres de corto plazo. Los Principios son las bases y el andamiaje de la organización, sustentan la lucha y constituyen los propósitos finales; digamos entonces, los Principios son la premisa y, a la vez, el propósito de la utopía. Al decir premisa se entiende las convicciones que sirven de base a la lucha por la realización de los intereses de los representados en el aquí y el ahora: la promoción de los intereses productivos y culturales desde la perspectiva de la economía moral –una distribución justa, humana de la riqueza, y, desde estas rutas, abonar a propósitos de mayor envergadura: UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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transformaciones sociales, seguramente mediante procesos de acumulación cualitativa, hacia formas superiores de organización humana. Los Principios suponen la declaración de honor de una organización social o fuerza política determinada, en nuestro caso, los Principios de la UFiC significan la conciencia donde se acoraza la capacidad de lucha de nuestra organización. Los Principios son a la lucha lo que la madre tierra es a la biodiversidad. La condición de la fitogenética, para que sea plena, requiere de la tierra sana en simbiosis con la multiplicidad de vidas –para que la lucha social goce de salud y potencie invariablemente sus propósitos inmediatos e históricos, para que sea plena, éticamente gallarda, requiere de una sana correspondencia, de imprescindible e irrestricto respeto a la identidad que consagran los Principios. A propósito de la magnitud y los alcances históricos de lo que representa el honor, la identidad política, asumida como condición de pertenencia inquebrantable a un proyecto de sociedad, vale el ejemplo legado por el Senador de la República, el chiapaneco Belisario Domínguez. En los días aciagos de la decena trágica en el México de la Revolución, con gallardía demandó al Senado exigir la renuncia del usurpador Victoriano Huerta, inquebrantable en su posición, lo asesinaron; fue el 7 de octubre de 1913 cuando ofrenda su vida abatido por las balas. Heraclio Zepeda, en el proemio a los memorables discursos del insigne Senador de la República, subraya: A las once y media de la noche, en su cuarto del hotel jardín, el senador estaba traduciendo a Horacio: “Al justo y constante en su principios no lo mueven ni hacen vacilar la imponente mirada del tirano ni la impetuosidad de los vientos”.1 El Honor a los Principios, implica la fragua donde acoraza la fuerza indígena y campesina; los Principios significan el baluarte de conciencia para asumir y orientar la lucha contra el enemigo de estos pueblos, razas y clases sociales: el Capital y la representación política del mismo.

¡Pueblos indígenas y campesinos del mundo, uníos!

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Heraclio Zepeda, Un héroe civil, en Belisario Domínguez Nueva oración sobre la dignidad del hombre, (Discursos en el Senado de la República contra Victoriano Huerta), México, CONACULTA, 2009. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Foto: UFiC. Maguey del Pulque

Ambrosía de los pueblos indios Pulque “por los siglos de los siglos”. Hijo pródigo del maguey (coñac de los pobres) ha sido un legado que los dioses han otorgado a sus hijos de la tierra para hacer habitable los lugares infértiles y hacer ligeras las cargas del hombre. Y si aún hay quien lo dude echen una vista al pasado, a las historias que se cuentan de boca en boca… Rebeca Ferreiro

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EXORDIO POÉTICO DESDE LA COSMOVISIÓN INDÍGENA De Ernesto Cardenal, a propósito de la vida indígena: su filosofía, sus cantos, su poesía, su gobierno; fuente nutricia de los principios para humanizar el querer de la gente:

“Es hora en que el lucero nistoyalero de Chontales levanta a las inditas a hacer nistoyol y salen el chiclero, el maderero y el raicillero con los platanales plateados todavía por la luna, con el grito del coyote solo y el perico melero y el chiflido de la lechuza a la luz de la luna. La guardatinaja y la guatusa salen de sus hoyos y los pocoyos y cadejos se esconden en los suyos. Un pájaro se queja como el crujido de un palo, después la cañada se calla como oyendo algo, y de pronto un grito… El pájaro pronuncia la misma palabra triste, la misma palabra triste. Los campistos empiezan a totear sus vacas Tóoo-tó-tó; Tóoo-Tó-Tó-Tó; Tóoo-Tó-Tó-Tó”2 “Yo soy macehual decía Nezahualcóyotl Se iba disfrazado a los mercados para oír las quejas contra el gobierno, para saber lo que pensaba el pueblo. Compuso 80 leyes el que mueve mojones debe morir Dictó una estricta ley forestal para la conservación de los bosques pero vio a un niño pepenando leñita sin entrar al bosque y suavizó la ley Perdonó la vida a un reo por unos versos que hizo. Ordenó que se abrieran las puertas del palacio a los pobres, los del mercado, los macehuales. No le agradaba el olor de los sacerdotes vestidos con la piel de los desollados.

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La gesta de Sandino. Poesía escogida. Universidad Veracruzana. Fricciones, 2009.

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´Plántese maíz, ayote, frijol a la orilla de las carreteras para viajeros, para los pobres, no será robo, no han de morir por ello?´ Que se mantenga el tamaño de los tamales Los macehuales no sean oprimidos por los ricos. Educación universal obligatoria. Las 2 materias de la enseñanza universitaria: Ixtlamachiliztli (“dar sabiduría a los rostros”) Yolmelahualiztli (“enderezar corazones”) Inteligentes y honrados, así han de ser los burócratas si no, no sirven las leyes. Los poetas y artistas exentos de impuesto (la belleza es su impuesto). Y así Texcoco fue la ciudad de la belleza.”3

Y para Eduardo Galeano, los mayas tojolabales, en Chiapas, honran a la madre tierra y sugieren, con ello, principios que habrán de regir la vida de los pueblos indios:

Vos nos das frijoles que bien sabrosos son con chile, con tortilla Maíz nos das, y buen café Madre querida, ciudadanos bien, bien. Y que jamás se nos ocurra venderte a vos.4

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Netzahualcóyotl. “Poesía escogida”. Universidad Veracruzana. Fricciones, 2009. Eduardo Galeano, Los Hijos de los Días, Siglo XXI, México, 2012. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Foto: Feliciano Castro

TAJÍN Ciudad trueno Ciudad sol Ciudad color Ciudad rebelde Ciudad osario Ciudad espíritu ¿TUKU WANA MIN NAKÚ?* (¿Qué dice tu corazón?) Feliciano Castro Meléndrez *Lengua Totonaca

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DECLARACION DE PRINCIPIOS El amor, como una actitud hacia la vida, una forma de relacionarse con la naturaleza y los hombres. Ivana Graciela Mollo

1. Los pueblos indígenas y los campesinos de México constituyen la población que ha jugado un papel de trascendencia social a lo largo de la historia del país, activos sujetos en la producción de alimentos y fuerza de trabajo para el desarrollo; siendo, además, fuente de caracterización social del territorio e identidad nacionales. Los pueblos indígenas y los campesinos de México han resistido las adversidades sociales de las diversas etapas del proceso histórico del territorio mexicano hegemonizado por fuerzas que pretenden desaparecerlos: guerras de exterminio, genocidios, despojos, etc., situación que hoy se mantiene bajo las lógicas del Capital en su afán de uniformar todo a la mercantilización absoluta, en esta histórica resistencia han sido protagonistas de una gran proeza: la domesticación del 15.8 por ciento de las plantas que hoy se consumen en el mundo y garantes de la biodiversidad de México, creando a la vez, un concepto de plena vigencia: la agroecología. 2. Los pueblos originarios, las comunidades indígenas, desde su cosmogonía, han creado un concepto en torno a la madre tierra, el territorio y la diversidad biológica, que hoy tiene alcances mundiales: la riqueza fitogenética –sustento para la alimentación y por lo tanto, para la agricultura, significa los soportes biológicos para la soberanía y seguridad alimentarias, los medios de vida y el desarrollo social, asumidos desde la apropiación colectiva. Los pueblos indígenas y los campesinos de México a lo largo de los siglos, hermanados a la madre tierra, han reproducido, conservado y estudiado la biodiversidad. Reconocemos en los pueblos indígenas y campesinos esta fuerza civilizadora, patrimonio cultural preservado por encima de las atrocidades históricas del Capital; sin esta experiencia rural mexicana –como otras en el mundo, este concepto de civilización se perdería para el país y la humanidad. 3. Desde la cosmovisión de estos pueblos, es decir, la imagen y concepto del mundo y la diversidad de relaciones que en éste se establecen, se genera la hermandad y el amor humano a la tierra, el territorio y a los seres vivos que la pueblan; esta concepción de la vida, creada –y desplegada a lo largo de siglos- constituye un patrimonio de indígenas y campesinos, fuente nutricia para el humanismo solidario alternativo a la ideología propiciada por el Capital predominante hoy en el mundo. Concepto de vida que trasciende formas sociales y políticas por las que han cursado estos pueblos significando una contribución a la humanidad. 4. Los indígenas y campesinos de México han sido fuerza social y política, soportes de los grandes acontecimientos históricos de este país: la Independencia, las resistencias a UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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las invasiones extranjeras, la Revolución mexicana, la Reforma agraria liderada por Lázaro Cárdenas. Resistencias indígenas ante los despojos de sus territorios por el Capital y la lucha desplegada a fines del siglo XX y en lo que va del XXI reivindicando el reconocimiento a la otra propuesta de civilización encarnada por los pueblos originarios, demandando respeto a su autonomía y formas de gobierno, sus tradiciones y culturas. Por derecho propio los pueblos originarios hacen acto de presencia. 5. En la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina se reconoce que los pueblos indígenas y campesinos en nuestro país son una fuerza social histórica, de enorme potencial transformador y revolucionario; potencial político que nos da la certeza que en unidad seremos capaces de vencer las condiciones de marginación social y la pobreza, y desde esta lucha contribuir a las transformaciones sociales y políticas que hagan posible otro mundo donde la justicia y la democracia sociales preserven la tierra, los territorios y culturas de los pueblos originarios, las aguas y la biodiversidad como patrimonio de la humanidad. 6. Al reconocer a los pueblos indígenas y a los campesinos como portadores de un concepto agroecológico de producción de alimentos sanos se identifica a la agricultura de estos pueblos como un proceso identitario que representa la diversidad sociocultural del país, justo por esa identidad cultural multiétnica los pueblos originarios han logrado la cohesión social y política para resistir la devastación de los procesos históricos por los que han cursado durante siglos; la UFiC reconoce que la diversidad de lenguas originarias es parte de la riqueza cultural de México y del mundo –luchar por su preservación representa la defensa de la biodiversidad y la diversidad sociocultural hacia un proceso de interculturalidad en el mundo. 7. Al identificar a México como una sociedad capitalista caracterizada por el subdesarrollo, bajo una forma de crecimiento económico sustentado en el Mercado Exterior en las lógicas de globalización del Capital y la hegemonía de los intereses de las fuerzas capitalistas trasnacionales, reconocemos la división de la sociedad en diversas clases sociales, aglutinadas en dos grandes polos: Capital y Trabajo. En este contexto identificamos a indígenas y campesinos como pueblos, naciones, grupos y clases sociales con intereses comunes en la diversidad, lo que pudiera denominarse como campesindios5. Al compartir este concepto no se soslaya la diversidad de pueblos, razas y lenguas que pueblan el territorio mexicano. Por la naturaleza de las clases y grupos sociales dedicada al trabajo, nos declaramos potencialmente aliados de los trabajadores de la ciudad y las dinámicas urbanas y, a la vez, nos pronunciamos en contra de la explotación capitalista y la desigualdad social. Luchamos por una distribución justa de la riqueza que propicie la igualdad social, los derechos humanos, el respeto a las diferencias (étnicas, raciales, preferencias sexuales y religiosas, etc.) y la perspectiva de género. Luchamos por la libertad y la democracia 5

Véase nota final. Armando Bartra, El hombre de hierro, Los límites sociales y naturales del capital, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Universidad Autónoma Metropolitana, Ed. ITACA, 2008. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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social, donde reivindicar la libertad supone la libertad política y la dignidad del ser humano, dicho de otra manera, la plenitud de su existencia cuya premisa es el derecho a la vida. Supone, además, la creación de las condiciones para el ejercicio pleno de las comunidades y los ciudadanos, es decir, diversas formas de democracia participativa, los usos y costumbres en las formación de organización y gobierno de los pueblos originarios, su autonomía y sus culturas y el control ciudadano de las instituciones representativas del Poder, así como extender la democracia a múltiples formas de la vida social. Observamos la emergencia de nuevas formas de participación democrática concibiendo el poder desde abajo, ejemplos de estos son las organizaciones comunitarias y las redes por la resistencia contra los efectos del neoliberalismo; nuevas formas que emergen como alternativas a las viejas formas y partidos políticos inscritos en el diseño institucional del Estado mexicano.

Foto: Wilberth Ordoñez. En tierra de jícamas –Lu´umil Chi´ikam, se cultiva la milpa maya / diversidad de cultivos para la autosuficiencia alimentaria de la familia campesina con base a conceptos agroecológicos realizados en Candelaria, Campeche.

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8. Al desarrollo del Capitalismo le es inherente su posicionamiento en el mundo, asimismo, la esencia del Mercado Mundial es el predominio de la Relación Social del Capital y su tendencia es al dominio de todas las esferas sociales en la tierra –y el espacio; con la revolución científica-tecnológica posterior a la Segunda Guerra Mundial y más acá, con las innovaciones en la informática y las tecnologías digitales, el Capital muda sus formas de acumulación dando lugar a la llamada globalización del mercado bajo la forma del neoliberalismo. El Capital no tiene patria y el Estado que lo representa adquiere formas trasnacionales. En estas lógicas el Capital tiende a expandir su presencia a formas de producción no propias de esta Relación Social (producción no organizada con base al trabajo asalariado) pretendiendo apropiarse de las tierras, aguas y biodiversidad que están en manos de los pueblos indígenas y campesinos, así como de organizaciones del cooperativismo pesquero. El capitalismo mediante el despojo pretende expandir su presencia al territorio de los pueblos originarios y a las tierras ejidales, ahora en una nueva dimensión de la acumulación de esta relación social. El capital en la medida que tiende a mercantilizar todo y con ello a desplazar a los campesinos e indígenas del proceso productivo y del territorio, los reproduce desde la resistencia de estos y en la propia dinámica del mercado. 9. El Capital es una Relación Social que hegemoniza el mundo de lo cual se deriva el tamaño del enemigo de la economía familiar, indígena y campesina; si la perspectiva del Capital es el Mercado Mundial, la perspectiva y la metodología de la lucha social por la defensa de la tierra, el territorio, el agua, la biodiversidad y la diversidad sociocultural, habrá de ser la misma: el mundo, el Mercado Mundial; es por esto que la UFiC se declara parte del movimiento mundial de los pueblos indígenas y campesinos de la tierra y se reivindica un movimiento altermundista y, por lo tanto, potencialmente aliado de diversas luchas que resisten y fraguan cambios al Capital mundial, como los movimientos ecologistas, entre otros. Procurar la unidad en la diversidad de estas fuerzas del mundo es un asunto de principios: campesinos y pueblos indígenas en el mundo, uníos. 10. La UFiC al reconocer en indígenas y campesinos su matriz social y política, identifica a la vez, la existencia de otros grupos conformados de pequeños y medianos productores con los cuales se puede compartir un modelo de producción rural sustentado en el interés nacional. Diversas zonas y valles agrícolas altamente productivos de México están poblados por medianos y pequeños productores agrícolas y pecuarios que representan una fuerza productiva importante en la generación de alimentos requeridos por el país; se trata de agricultores sometidos a los paquetes tecnológicos impuestos por los agronegocios del capital trasnacional, motivo por el cual sus costos de producción se encarecen y se reduce así la rentabilidad para estos hombres y mujeres del campo. Los productores de granos básicos de dichos valles son agricultores subordinados al capital extranjero, siendo objeto de expoliación mediante la transferencia de utilidades al exterior a través de los altos costos ya referidos. Entre las empresas como Bayer-Monsanto, Pioneer, Syngenta, entre otras y los pequeños y medianos agricultores, privados y campesinos, se registra una oposición de intereses que hasta hoy ha representado la disminución UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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de la agricultura local. Liberar la agricultura de los agronegocios es la alternativa desde la perspectiva del mercado interno y el interés nacional. Estos agricultores son potencialmente aliados de un proyecto alternativo de desarrollo rural cuya posibilidad se inscribe en un proyecto alternativo al capital. El reto para estos sectores es levantar miras y entender las dimensiones políticas de la situación que cursan: una agricultura química que disminuye la fertilidad de la tierra y subordina a sus protagonistas a los agronegocios, propiciando una acumulación disminuida al transferir ganancias al exterior. Hasta ahora las movilizaciones realizadas por estos agricultores las han circunscrito principalmente a buscar apoyos del gobierno federal con las implicaciones negativas al cubrirse un vacío de rentabilidad que se llevan los agronegocios, así una parte de la plusvalía social –vía presupuesto- soporta la transferencia ya referida. Ciclo tras ciclo se evidencia más la necesidad de rupturas con el modelo agrícola comandado por los agronegocios. Reorientar las políticas rurales para el país es el reto. Pero no hay opción para el campo si no se genera un proyecto alternativo al capital, se requiere otro concepto en la organización de la economía y la política. Elaborar la propuesta es necesario, esfuerzo que requiere la participación de los agricultores, medianos y pequeños propietarios como también de ejidatarios y campesinos. La UFiC, al reconocer a estos sectores como aliados, se propone avanzar hacia su encuentro bajo las formas que el propio proceso vaya registrando, asimismo identifica a la movilización sectorial como estrategia a desplegar para sustentar la gestión social, la lucha y la negociación en aras del proyecto alternativo para el campo mexicano. 11. La Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina se reconoce como una organización social cuya identidad tiene su fuerza nutricia en la naturaleza productiva de sus miembros desde la perspectiva de la agricultura indígena y campesina, la pequeña producción y/o agricultura familiar, es decir, la producción de alimentos sanos orientada por una visión agroecológica y el amor humano a la madre tierra, el territorio, las aguas y la biodiversidad; se soporta en las tradiciones y cosmovisión comunitaria, ejidal y cooperativista y por el concepto social de izquierda en contrapartida al Capital. Por sus principios, se declara una organización social de carácter político en tanto partícipe de intereses de pueblos, razas, etnias, grupos y clases sociales en la búsqueda de alternativa a la sociedad capitalista. 12. Siendo una organización social de naturaleza productiva caracterizada por la visión agroecológica y el aprovechamiento sustentable de los recursos marítimos, pesqueros, acuícolas y pecuarios y, a la vez, representativa de intereses de grupos sociales, enriquecida ideológicamente por la propuesta civilizatoria de los pueblos originarios y las luchas y tradiciones patrióticas del pueblo mexicano, la UFiC se concibe como una organización social de carácter político, no obstante, apartidista, con pertenencia ideológica a la lucha por la soberanía alimentaria, la defensa de la madre tierra, el territorio, las aguas y la biodiversidad, reivindica los derechos humanos inscrita en la noción altermundista al capital, por lo tanto, considerando la perspectiva históricosocial del capitalismo, declara su compromiso de luchar por la transformación social UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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del México, asegurando los intereses inmediatos y el porvenir social de los pueblos indígenas y campesinos: preservar la tierra, el territorio, las aguas y la biodiversidad desde la perspectiva agroecológica, esto es, la producción de alimentos sanos para la familia y la humanidad y acrecentar la connotación identitaria de la misma: la diversidad sociocultural del país y del mundo; la UFiC al reconocer su carácter político, es decir, al identificar la perspectiva del poder y la disputa por el mismo como los escenarios de la lucha social, reconoce la libertad de sus miembros para afiliarse al partido político de sus preferencias en los marcos generales de los Principios que rigen la vida de esta organización social; en la UFiC no existe la afiliación forzosa, se asume la libertad política como esencia de su identidad. 13. Reivindicar el sentido de pertenencia a los pueblos originarios y campesinos o campesindios, no significa que la lucha habrá de reducirse al interés estrictamente étnico y rural llamando a cerrarse o pulverizar el movimiento en torno a la vida de las etnias o pueblos rurales, de lo que se trata es de pensar la humanidad y la naturaleza como un todo, por ello nuestra lucha es por un orden social –global, incluyente, altermundista, se trata no de la afirmación de particularismos sino de un nuevo universalismo que asegure la plenitud de la humanidad y su madre, la tierra. 14. La Soberanía Alimentaria es Principio fundamental de la UFiC: le da identidad, caracteriza y orienta los objetivos y metas de esta organización social, define su naturaleza misma. Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos de definir sus propias políticas y estrategias para la producción sostenible y ecológica, distribución y consumo de alimentos nutritivos, respetando sus propias culturas y sus propios sistemas de manejo de bienes naturales y áreas rurales. La Soberanía Alimentaria se considera como una precondición de la Seguridad Alimentaria. Además, la soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y los mercados locales y nacionales y reconoce como fuente y ejercicio del poder a los pueblos originarios y campesinos protagonistas de la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional (coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica). La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos así como los derechos de los consumidores para controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso a la gestión de nuestra tierra, de nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producimos los alimentos. La soberanía alimentaria supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones. (Dec. De Atitlán y Dec. De Nyéleni). 15. La defensa del Territorio como condición primaria y espiritual de la vida de las comunidades indígenas es consustancial a la existencia de la UFiC, es un Principio que la define. Por Territorio se entiende:

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Foto: Rocío Miranda

Nosotros somos la gente de la Madre Tierra. Formamos parte de la unidad de la tierra, el agua, el aire y las plantas. Nuestros antepasados nos han enseñado a vivir en armonía con la tierra, y entre nosotros mismos. Nos han enseñado que debemos tratar a todos10s elementos de la tierra con respeto, que tenemos que mantener el equilibrio y la armonía que existe entre todos nosotros. Nos han enseñado a pasar esta tradición a nuestros hijos a través de nuestra cultura nativa, y preservarlos con nuestras formas tradicionales de gobierno, para que ellos también puedan vivir en su espíritu y trasmitirlo a sus hijos. Nuestro derecho a nuestra forma tradicional de vida, nuestra cultura, y a la preservaci6n de nuestra tierra nos fue dado por el Creador, no por ninguna persona o gobierno, y nos fue dado mucho antes y más allá de nuestra memoria.6 Es esencial que se reconozca la relación especial profundamente espiritual de los pueblos indígenas con sus tierras como algo básico en su existencia como tales y en todas sus creencias, costumbres, tradiciones y cultura. Para los indígenas la tierra no es meramente un objeto de posesión y producción. La relación integral de la vida espiritual de los pueblos indígenas con la Madre Tierra, con sus tierras, tiene muchas implicaciones profundas. Además, la tierra no es mercadería que pueda apropiarse, sino elemento material del que debe gozarse libremente. Los pueblos indígenas tienen 6

Tomado de: IITC, 1981, Conferencia Internacional de ONGs acerca de las Poblaciones Indígenas y la Tierra. Palais des Nations, Ginebra, Suiza. Pág. 1. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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derecho natural e inalienable a conservar los territorios que poseen y a reivindicar las tierras de las cuales han sido despojados. Esto es, tienen el derecho al patrimonio natural y cultural que el territorio contiene y a determinar libremente el uso y aprovechamiento de éste.7 El Convenio 169 de la OIT en su apartado de Tierras señala: 1. Al aplicar las disposiciones de esta parte del Convenio, los gobiernos deberán respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios, o con ambos, según los casos, que ocupan o utilizan de alguna otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa relación. 2. La utilización del término “tierras” en los artículos 15 y 16 deberá incluir el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera. De igual forma, la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, cuya elaboración tuvo un largo proceso de trabajo, participación y lucha de los pueblos indígenas en el seno de las Naciones Unidas, retomó también este derecho, en sus artículos 25 al 328 señalan que los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y fortalecer la relación espiritual que tienen con sus tierras, territorios y recursos naturales, incluidos sus aguas y mares costeros; a poseer, ocupar, disfrutar, cultivar, mantener las tierras y territorios que tradicionalmente ocupan o han ocupado de alguna otra manera. Además, establece el deber de los Estados a respetar sus leyes, costumbres, tradiciones y sistemas de tenencia y a la restitución o indemnización de aquellos territorios que les hayan sido confiscados, u ocupados sin su consentimiento, así como el derecho que tienen de conservar y proteger la capacidad productiva de sus tierras o territorios y recursos, a participar en la administración, uso y conservación de los recursos naturales existentes en sus territorios y a determinar las prioridades para el desarrollo o la utilización de sus tierras, territorios y otros recursos. De estos dos instrumentos jurídicos internacionales, resalta el reconocimiento al carácter colectivo de estos derechos, característica principal que los hace diferentes al de la propiedad privada, aun cuando al interior de ellos se reconocen derechos individuales. Así mismo destacan dos tipos de derechos que se relacionan íntimamente con los derechos a la tierra y al territorio: el derecho a consultar con los pueblos indígenas y tribales que pudieran ser afectados antes de autorizar actividades de exploración y explotación de los recursos del subsuelo ubicados en territorios indígenas9 y obtener el Consentimiento, libre, previo e informado antes de aprobar 7

Jose R. Martinez Cobo, Relator especial de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías: Study on the Problem of Discrimmination Against Indigenous Populations. (Documento de la ONU: E/CN.4/Sub.2/1986/7/Add.1, párrafos 196 y 197). 8 Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Docto. A/RES/61/295. 13-09-2007. 9 Convenio 160 OIT, Artículo 6 UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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cualquier proyecto que afecte a sus tierras y territorios y otros recursos, particularmente en relación con el desarrollo, la utilización o la explotación de recursos minerales, hídricos o de otro tipo. 10 16. En correspondencia a los conceptos de Soberanía Alimentaria y Territorio que estructuran la identidad de la UFiC, se derivan dos ejes fundamentales de acción irrenunciables: a) Soberanía Alimentaria: Como principio, visión y legado construido por los Pueblos Indígenas, campesinos, agricultores familiares, pescadores artesanales, mujeres, afrodescendientes, jóvenes y trabajadores rurales, que se ha convertido en una plataforma aglutinadora de nuestras luchas y en una propuesta para la sociedad en su conjunto. b) Territorio: La defensa de los territorios que incluyen las tierras, las aguas y los bosques, para fortalecer la lucha contra: el acaparamiento y la explotación a gran escala; el extractivismo y privatización de bienes; la agricultura industrial a gran escala, fomentada desde la lógica del sistema capitalista todavía predominante en nuestros países que mercantiliza la vida. La lucha por el Territorio significa el derecho de autodeterminación y el derecho al consentimiento libre, previo e informado de los pueblos. Significa la lucha por una Reforma Agraria integral que impulse la restitución y reconstrucción territorial, rural, urbana y acuática, y la tenencia de la tierra de los pueblos indígenas, originarios. 17. Siendo la Soberanía Alimentaria y el Territorio Principios básicos de la UFiC, se entiende que su consecución supone la concurrencia de otros sectores productivos y sociales del campo y la ciudad con los cuales deberá buscarse encuentros y la formulación de un proyecto alternativo de nación, mismo que al asegurar la Soberanía Alimentaria, el Territorio y la preservación de la Madre Tierra, propicia las alternativas al actual modelo de “desarrollo” del campo mexicano inscrito en las lógicas del Mercado y, por ende, de los agronegocios. A una concepción de este tipo le es consustancial la biodiversidad de la naturaleza y la multiplicidad de razas y lenguas, fuentes nutricias de la pluralidad socio-cultural del país, así como la preservación de la Madre Tierra y la defensa del territorio suponen la reivindicación de lo humano que sólo existe en esa diversidad y pluralidad socio-cultural. El camino es la interculturalidad. Ante la pretensión del Mercado de homogenizar a los seres humanos en correspondencia a los requerimientos del mismo, la alternativa es afirmar la diversidad de razas y lenguas, la diversidad cultural. Entre más diverso el mundo más humano. Bolívar Echeverría al respecto refiere: Lo humano sólo existe como tal si se realiza en la pluralidad de sus versiones concretas, cada una de ellas distinta de las otras, cada una sui generis. Anular esa diversidad equivaldría a la muerte de lo humano. Felizmente, esa homogenización es imposible: el mapa de la diversidad humana nunca perderá la infinita multiplicidad de su colorido. La diferencia es 10

Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas Artículo 32. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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inevitable. No hay fuerza que pueda uniformar el panorama abigarrado de las identidades humanas.11 Las comunidades indígenas y campesinas -los campesindios, su diversidad de razas y lenguas, sus coloridos, sus resistencias, todos –en la diversidad cultural, más fuertes que el Capital, porque como lo dice el poeta universal Pablo Neruda, Tengo en la voz la fuerza pura/ para atravesar el silencio/ y germinar en las tinieblas/ Desde la muerte renacemos / Soy pueblo, pueblo innumerable.

Foto: Juliana Miranda Culto a la Madre Tierra

18. El mundo ha sido llevado a una situación de debacle que amenaza a la humanidad, a la tierra y al territorio: el capital en su afán de ganancia y la insaciable codicia que le caracteriza generan la explotación y el sacrificio de la fuerza de trabajo y de la tierra concentrando las riquezas en una mínima parte de la población en proporciones cada vez más ofensivas a la humanidad, así, resultado de esta relación social asistimos a la negación del ser humano y su madre, la tierra, registrándose mayor pobreza, desnutrición y hambre, especialmente en los países subdesarrollados. Las guerras y sus agravios de lesa humanidad resultan de la conflictiva inherente a la esencia capitalista, como igual le son consustanciales el narcotráfico y el lavado de dinero en deterioro de la paz y la convivencia; aún más, por la irracionalidad de sus formas y modos de producción, el capital, propicia el calentamiento global y amenaza con

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Bolívar Echeverría. Modernidad y Blanquitud. Ed. ERA. 2016. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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desaparecer la vida: la explotación capitalista no repara en agravios a la naturaleza, de tal suerte que, bajo la civilización del capital, no hay oportunidad para autorrestauración de la tierra, y ahora, en estos tiempos de globalización y despojo, se están tocando los límites. La sed de ganancia opera en detrimento de la naturaleza y por ende del universo, desplegando desarrollos tecnológicos que rebasan los confines de la madre natura, lo cual ha llevado a la tierra a la antesala de una crisis de erosión genética al atentar contra los ecosistemas, espacios donde está y se reproduce la vida. Existe una contradicción insuperable en los marcos del Capitalismo o como lo escribiera Francois Houtart: Ya Carlos Marx había dicho que una de las características del capitalismo era la ruptura del metabolismo (intercambio de materia) entre el ser humano y la naturaleza, porque el ritmo de reconstitución del capital es diferente del ritmo de reproducción de la naturaleza.12 La UFiC reivindica al ser humano como parte intrínseca de la naturaleza, por ende, las formas de organización social habrán de caracterizarse por la empatía y el amor humano a la madre tierra y el ambiente; un concepto civilizatorio de esta dimensión es lo que enseña la filosofía y la experiencia de los pueblos originarios y campesinos de México, por lo tanto, se asume como parte heredera de este legado cultural y lo reconoce como fuente nutricia de los principios que le caracterizan y, a la vez, lo toma como referente para sus concepciones ecológicas orientadas por el humanismo solidario hacia la búsqueda de la declaración de supervivencia de la tierra y la humanidad: reconocer la propiedad intelectual colectiva de los recursos biológicos de la tierra y la organización económica con base a los ritmos de reproducción de la naturaleza y la justa distribución de los bienes materiales y culturales de la humanidad, como también, en correspondencia al amor humano y a la armonía con la madre tierra, la UFiC se declara ser una organización social amante de la paz y la hermandad entre todos los pueblos de la tierra, reconociendo el derecho a la autodeterminación de los mismos. 19. A dicha debacle, además de la crisis social y ambiental, le caracteriza la crisis alimentaria en el mundo, en especial, la agroalimentaria. Justamente en este escenario se registra la confrontación entre dos concepciones y fuerzas portadoras de intereses distintos, contrarios: los agronegocios y la agroecología, el capital y la pequeña economía familiar del campo. Por una parte está la agricultura industrial comandada por las grandes empresas de los agronegocios en el mundo y su alto grado de concentración de la tierra, los bosques, el agua y la biodiversidad, alterando la genética de las semillas y la introducción de transgénicos; la presencia de estas empresas capitalistas trasnacionales se acompaña de despojos a los pueblos originarios y ejidos, ahora bajo nuevas formas de expropiación a estas comunidades. La producción de los agronegocios, en el contexto del neoliberalismo, pretende una agricultura sin indígenas ni campesinos además de generar alimentos cargados de agroquímicos y tóxicos que ponen en riesgo la salud de los seres humanos y de la tierra misma, especialmente su fertilidad, se trata de una agricultura química, criminal. Por otra parte, de añeja data, se mantiene como propuesta alternativa para resolver la debacle alimentaria y el deterioro ambiental, la concepción agroecológica que emana 12

La Jornada del Campo. 17 de septiembre de 2013. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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de la experiencia civilizatoria de la pequeña producción indígena y campesina; propuesta de civilización que resiste las devastaciones de la historia, trascendiendo despojos y guerras de exterminio. La UFiC se inscribe en el campo de los pueblos indígenas y campesinos del mundo promoviendo la producción agroecológica para resolver la crisis alimentaria y la restauración de la naturaleza, concibiendo así la imprescindible necesidad de la soberanía alimentaria. Luchar por una propuesta de este contenido civilizatorio es premisa identitaria de la UFiC, lo cual supone reivindicar, como patrimonio de la humanidad y de la pequeña economía familiar, la preservación de las tierras, el territorio, las aguas, los bosques y la biodiversidad. Por lo tanto, para la UFiC es un asunto de principios luchar por la restitución de las tierras que han sido objeto de despojo a estas comunidades por las lógicas del Mercado y, por ende, demandar la reintegración de campesinos, pequeños productores e indígenas a la producción comunitaria de las mismas. En esta línea, la UFiC reconoce la lucha potencial de los pequeños y medianos productores agropecuarios de las regiones altamente tecnificadas del país y los identifica como sectores concurrentes en los esfuerzos por logar y mantener la soberanía alimentaria, compartiendo la visión agroecológica de la producción de alimentos.

Foto: Arturo Rebollar Los hombres son de maíz, y las mujeres la madre tierra.

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20. En el mundo hay una disputa de poder entre estos dos grandes campos de la producción agroalimentaria, expresándose con gran impacto en la lucha por los germoplasmas que constituyen la riqueza fitogenética del mundo. Específicamente las grandes empresas de los agronegocios han avanzado significativamente en la concentración de semillas patentando sus registros y en la manipulación genética de simientes, los transgénicos. Los oligopolios de los agronegocios controlan la producción de transgénicos y la biotecnología, amenazando con esto a la biodiversidad del mundo. Un caso particular y de interés para México, es el maíz, cultivo identitario de Mesoamérica y de nuestro país. La UFiC se concibe como una fuerza social en la defensa de los maíces nativos y tradicionales de México; se opone a la introducción de las semillas transgénicas en general, con especial énfasis en el maíz. Sin maíz no hay país, es un asunto de principios, es decir, de identidad como pueblo multiétnico y sociocultural que al hacer del maíz su alimento-pertenencia concibe la vida y su mundo desde el amor humano a la madre tierra y su biodiversidad; los germoplasmas de los maíces nativos y tradicionales son patrimonio de los pueblos indígenas y de las comunidades campesinas, de los mexicanos y esencia identitaria de México. Desde este territorio orlado por la cultura del maíz, se abona con este cultivar al patrimonio de la humanidad. Los indígenas y campesinos de México han preservado bajo criterios agroecológicos ciclo tras ciclo, sesenta y dos razas y miles de variedades de maíz (adaptadas y diversificadas) por más de ocho mil años: indígenas y campesinos son los más antiguos genetistas del país y del mundo. Sin maíz no hay país.

Foto: Gerardo Pérez En faenas políticas cultivando la fuerza agroecológica.

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21. Por la naturaleza productiva de los miembros y organizaciones integrantes de la UFiC se impone la interacción, mediante el diálogo y propuestas alternativas, con diversas instancias del gobierno de la república, es decir, de las entidades de la administración pública del Estado mexicano. Esto es, se reconoce la necesidad de esta Gestión Social para asegurar las demandas e intereses de los pueblos indígenas y campesinos, del cooperativismo pesquero y la economía social representados por esta organización. Gestión Social que supone el derecho inalienable del pueblo para la libre manifestación de sus ideas y formas de lucha simbolizadas en la calle y la movilización, ejercicios políticos realizados al amparo de los derechos constitucionales. Se trata de formas de lucha y Gestión Social concebidas por derecho propio, dignas, soportadas en la independencia ideológica y política de la UFiC, lo que a su vez habrá de asegurar los intereses de largo plazo como etnias y grupos sociales en la búsqueda de asegurar la hegemonía de su visión y propuestas de civilización como forma superior de organización humana. 22. La lucha de la UFiC orientada por sus Principios, su Programa y su Estatuto reconoce la Gestión Social como los procesos de dialogo y lucha, propuestas y organización, en los marcos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, subrayando que el proyecto de desarrollo que asegura la economía familiar, indígena y campesina y la salvaguarda del territorio, la biodiversidad y el ambiente requiere como condición el cambio de modelo económico y político trascendiendo el neoliberalismo, lo que impone un Programa mínimo y un Programa de alcances histórico-políticos, superior, socialmente hablando. 23. La UFiC reconoce que la riqueza social concentrada vía política fiscal en los presupuestos de los distintos niveles de los gobiernos es resultado del trabajo, propiamente, significa la plusvalía social que se concentra en las arcas del gobierno. El presupuesto es un asunto eminentemente político, lo cual se manifiesta en disputas por su distribución. El presupuesto sintetiza la correlación de fuerzas en el país. La UFiC en acuerdos y alianzas con las fuerzas sociales del campo y de la ciudad, habrá de concurrir con propuestas alternativas ante las políticas del Gobierno, sobre la reorientación de la inversión y el gasto público. Una dimensión de esta naturaleza exige oportunidad en la movilización y en la propuesta, soportados en consideraciones teóricas y técnicas de alto nivel. Dada la naturaleza social del Presupuesto y en tanto síntesis política, reconoce la lucha en torno a la orientación de éste y el gasto público, como un espacio donde habrá de escenificarse la disputa por la reorientación del modelo tecnológico en la explotación del campo mexicano, más allá de las negociaciones por proyectos productivos13 particulares, que en cierta medida niegan la comunidad y la presencia de los pueblos como núcleos de trabajo y desarrollo social; la esencia de la vida campesina e indígena es la dinámica comunitaria. Los llamados proyectos productivos por el gobierno, en cierta medida, son una negación a la vida comunitaria. Dejando asentado esto, la UFiC reconoce la necesidad de fomentar y 13

Los proyectos productivos son programas de apoyo económico (limitados) por parte del gobierno federal a los productores, a través de las diversas dependencias de la administración pública federal, bajo reglas de operación dictadas por el propio gobierno. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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apoyar el establecimiento y la consolidación de programas y proyectos estratégicos tanto locales como regionales, que respondan a un modelo alternativo para el campo (concepción agroecológica, indígena y campesina de desarrollo en concurrencia con otras fuerzas sociales del país; procurar un sentido de justicia que no se agote con la tenencia de la tierra, que se extienda a la producción y la distribución; una utilidad pública, no solo como medio de trabajo, también como hábitat y territorio histórico, como medio ambiente, como paisaje).

Foto: Julio César Figueroa León La pequeña economía familiar en los campos de México.

24. La economía familiar agroecológica de los pueblos indígenas y campesinos requiere de una reorientación del modelo económico y tecnológico para la producción de alimentos sanos y el cuidado del ambiente, esto es, se requiere de una política de Estado para asegurar la soberanía alimentaria reconociendo un lugar preponderante de la pequeña producción indígena y campesina, lo cual supone el fomento integral de la agroecología, la investigación y la ciencia aplicadas a las actividades agropecuarias y pesqueras, el cuidado y mejoramiento genético (sin manipulación contranatura, es decir, hibridaciones en tanto réplicas de lo que hace la naturaleza: cruce de las mismas razas o emparentadas) de las semillas que conforman la riqueza fitogenética del país. Fortalecer y diversificar la economía social es línea que define y caracteriza la política de la UFiC, recuperando el sentido humanista de la economía moral de tradición ancestral. La sustentabilidad en la agroecología supone el bienestar social de los pequeños productores y el cuidado del medio ambiente. La UFiC reconoce la necesidad que desde el Estado se promueva y garantice –en las lógicas del Mercado- la pequeña producción indígena y campesina, así como la mediana y la pequeña producción empresarial orientada a la soberanía alimentaria, es decir, que se implementen políticas de Estado que aseguren un modelo agrícola, pecuario y UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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pesquero que sea fuente de producción de alimentos sanos y salvaguarda de la biodiversidad y, a la vez, promotor desde su naturaleza productiva, de acciones para el enfriamiento de la tierra al evitar emisiones de gases de efecto invernadero. Políticas de Estado cuya premisa deberá ser el reconocimiento a los productores como sujetos con autonomía y capacidades propias. 25. Las comunidades indígenas, los campesinos, las cooperativas pesqueras y otros sujetos de la economía social requieren ampliar sus conocimientos, agregando a los que ya portan, los avances de las ciencias y las tecnologías, para elevar la producción y la productividad bajo criterios agroecológicos, además, preciso es reconocer la importancia de fortalecer liderazgos y dinámicas democráticas participativas, lo cual demanda procesos de formación ideológica y política. La UFiC reconoce que la formación política, más allá de las capacidades técnicas, es un asunto de identidad que habrá de distinguir a toda organización que declara su pertenencia al campo de la lucha altermundista para asegurar los alcances de sus Principios, coadyuvar a la recuperación y/o consolidación del orgullo campesino y abonar al relevo generacional. 26. La Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina se asume como una organización democrática, plural y multiétnica, soportada en las decisiones fraguadas por la colectividad de sus miembros y resueltas por mayoría en los espacios y formas de estructura interna que se defina en el Estatuto. Derivado de lo anterior sus ejes rectores son: a) La Libre-determinación y la autonomía externa e interna; como base fundamental para tomar nuestras propias decisiones respecto al Estado, partidos políticos, organizaciones religiosas, poder económico, así como entre las mismas Organizaciones integrantes de la UFiC. b) La Autogestión para desarrollar la capacidad de proponer y actuar como constructores de nuestro propio desarrollo. c) La Pluralidad y la aceptación de la diversidad de ideas y la dignidad humana, es el reconocimiento de la diversidad de opinión y decisión de cada organización local y regional y de Pueblos indígenas, practicando la convivencia y el respeto a las preferencias políticas y religiosas de sus miembros y de otros actores sociales, así como el libre juego de las ideas de cada uno de sus miembros expresadas en sus instancias internas. d) La Democracia, asumida como práctica cotidiana de toma de decisiones, con participación activa, consentimiento libre e información previa, privilegiando los consensos y la convivencia pacífica. e) La Solidaridad y Apoyo Mutuo, sustentada en diversas acciones de colaboración, cooperación e intercambio. Basados en las tradiciones de la unidad familiar y del

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trabajo conjunto y comunitario, que reproduce el esfuerzo social en apoyo al desarrollo de la vida campesina e indígena, de la sociedad rural y de lucha social. f)

La Justicia, haciendo valer y defendiendo nuestros derechos plenos y tradicionales, individuales, colectivos y sociales en lo humano, en lo político, en lo económico, en lo cultural y lo territorial.

g) La Equidad, promoviendo el reconocimiento de la igualdad social, económica y política sin exclusión de género, sexo, raza, ideología, religión, edad. h) La Corresponsabilidad, Disciplina y Lealtad, de las Organizaciones Regionales y Pueblos Indígenas, así como de sus afiliados, con los principios, objetivos y estrategias de la Organización Nacional. 27. La lucha por la soberanía alimentaria es eje rector y estratégico de toda política agroalimentaria, comercial, ambiental y de desarrollo rural sustentable, así como por el reconocimiento y fortalecimiento de los derechos de los Pueblos Indígenas y desde esta condición incidir en el desarrollo económico, político, social y cultural del país; promover el reconocimiento de los territorios y la autonomía de los Pueblos indígenas, impulsando la educación intercultural y bilingüe, la cultura rural e indígena, así como sus raíces que nos dan identidad.

Foto: Juliana Miranda Dr. Víctor Manuel Mendoza Castillo de la Universidad Autónoma Chapingo, participa en el II Congreso Nacional de la UFiC (Diciembre 2015) en conferencia magistral: La soberanía alimentaria, el maíz y los retos nacionales. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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28. Impulsar una verdadera Reforma Agraria modificando el Artículo 27 Constitucional en materia agraria, garantizando la tierra a los campesinos y la parcela ejidal y comunal como patrimonio familiar e inembargable, respetando el concepto de territorio de los Pueblos indígenas. Evitar la concentración de tierras e impedir que las empresas y sociedades mercantiles tengan acceso a la compra y el arrendamiento. Hoy proclamamos la necesidad de una nueva reforma rural, una conversión agraria a la altura de los tiempos, así como la reintegración de los ejidatarios e indígenas que han sido desplazados de la producción por el Mercado: restitución de tierras y restauración de la vida comunal y ejidal, así como el establecimiento de políticas de fomento a la producción indígena y campesina vía crédito, aseguramiento, producción de semillas, entre otras políticas, lo que supone el Estado como el rector y garante de la reforma agraria en los términos aquí reivindicados. 29. Promover y apoyar los procesos de autogestión para impulsar y fortalecer el derecho de libre-determinación y la autonomía organizativa, económica, política, social y cultural de las Organizaciones Regionales y de Pueblos Indígenas miembros, así como a las redes por actividad, producto y sector de la sociedad urbana y suburbana. Ya nadie quiere tierra a cambio de sumisión, pues, sin derechos políticos y gremiales, la libertad significa autonomía en la gestión económica y autogobierno, una autonomía con justicia social y equidad económica, una democracia respetuosa de la pluralidad. 30. Los Principios que definen y caracterizan a la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, que le dan identidad, son la fuente nutricia para orientar los lineamientos y acciones, las luchas y objetivos de la organización y sus liderazgos, y son, a la vez, las premisas que le dan sentido de pertenencia a cada uno de sus afiliados y a las organizaciones miembros de la UFiC, marcando, con ello, cauces para el sentido ético de la participación social y política de la UFiC y su representación en el movimiento mundial por la soberanía alimentaria, defensa de la tierra, el territorio, las aguas y la biodiversidad; identidad que nutre el sentido de pertenencia al movimiento por la agroecología indígena y campesina del mundo. México, DF, diciembre de 2015. CONGRESO NACIONAL DE UFiC

Foto: José Luna UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Foto: UFiC nacional.

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Foto: Feliciano Castro La agroecología, el amor humano a la Madre Tierra.

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PROGRAMA DE TRANSFORMACIONES SOCIALES (Acumulando pequeños cambios para la vida; para el aquí y el ahora y, más allá, para la utopía que le da sentido a la lucha cotidiana)

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Foto: Rocío Miranda En unidad acumulando fuerzas para la gestión social y el poder indígena y campesino.

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Nuestra dificultad para encontrar las formas de lucha adecuadas, ¿no proviene de que ignoramos todavía en qué consiste el poder? Michel Foucault

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Foto: UFiC nacional. La Agroecología, la otra propuesta de civilización. Filosofía y modo de producción de las comunidades indígenas, alternativa para la salvación de la madre tierra. El Dr. Manuel Ángel Gómez Cruz, director del CIIDRI de la Universidad Autónoma de Chapingo en charla sobre la producción orgánica con productores de la UFiC, realizada en la huerta de naranja orgánica “Los Gómez” en Papantla, Veracruz.

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PROGRAMA DE TRANSFORMACIONES SOCIALES

PRESENTACIÓN A partir de los Principios, en tanto identidad de una fuerza social y/o política, es el Programa el que contiene propósitos, objetivos, metas y acciones a desarrollar; es lo que le da rumbo y sentido concreto a la lucha. A partir del Programa se pueden establecer alianzas para avanzar en propósitos y objetivos comunes y, justo por esos contenidos, tales acuerdos de suma pueden ser consistentes y evitar encuentros motivados sólo por lógicas pragmáticas –de conveniencia en el mundo inmediato. El Programa estructura la acción política, comanda la lucha y da lugar a conquistas para la realización de las personas, grupos y movimientos sociales que encarnan los propósitos, objetivos y metas del mismo, a la vez, le da soporte y vida a la organización. He aquí su importancia. El programa se dimensiona en dos niveles: uno, el que contiene las luchas en atención al entorno inmediato (demandas económicas, producción, comercio, tradiciones, lengua, etc.); dos, se configura por el proyecto de sociedad concebido como alternativa de transformación social, en nuestro caso se nutre de la propuesta de civilización cuyas raíces se han de encontrar en la cosmovisión indígena-campesina. Es decir, por un lado, luchamos por vivir, en lo inmediato, en mejores condiciones, en el aquí y el ahora donde construimos la felicidad humana en la cotidianidad, lo cual supone la lucha económica y política, o sea, la gestión e interacción con el Estado soportadas en diversas estrategias; y, por otro lado, cursamos un proceso de acumulación de fuerzas –vía pequeños cambios y reformas, decantando poder político para avanzar hacia horizontes sociales superiores, que pueden significar modificaciones al modelo económico para el campo, mediante reformas constitucionales que reduzcan la presencia de las políticas neoliberales u otras formas de posicionamiento político. En suma, se trata de avanzar en ruta a la configuración de alternativas al capitalismo mundial, y por ende en México, cuya dominación política trasciende las fronteras de los países. Al reconocer que el poder del Capital impera en el globo terráqueo representa ser (o aspirar a convertirse) en fuerza social altermundista, cuyo eje político vertebrador se habrá de estructurar a partir de la lucha por la soberanía alimentaria, la defensa del territorio y la biodiversidad, generando diversos poderes contra la dominación de los agronegocios en tanto manifestación del Capital, como también se simboliza en la lucha por la democracia social, la que supone la búsqueda de ejercicios políticos alternativos a la hegemonía capitalista y habrá de procurar el bienestar social y cultural de los pueblos indígenas y campesinos, propósitos que adquieren sentido al inscribirse en la línea del humanismo solidario por un orden social global incluyente, al que deberá serle consustancial la reivindicación de la madre tierra como condición de vida y plenitud humana. El Programa de Transformaciones Sociales de la UFiC está llamado a converger con las luchas políticas en pos de un nuevo modelo de desarrollo rural, el cual, a su vez, habrá de inscribirse en un proyecto alternativo para el país. Avanzar aquí y ahora es condición de vida y, a la vez, significa fraguar premisas estratégicas en el proceso de acumulación de fuerzas en la perspectiva del poder, irrenunciable para los movimientos de los pueblos originarios, indígenas UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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y campesinos. La defensa del territorio es una lucha eminentemente política, lo cual supone enfrentar el neoliberalismo en tanto manifestación del Capital; es la lucha de clases que adquiere diversas formas según sean las distintas expresiones territoriales de la hegemonía capitalista trasnacional. Imprescindible formular el Programa de la UFiC considerando estas dimensiones sociales y políticas de la época actual de la Relación Social del Capital, es preciso buscar la claridad al respecto. Por lo tanto, el Programa debe partir de la caracterización de la sociedad y del estado que guarda la situación económica–social de los grupos y/o clases sociales que se representen, en nuestro caso, hablamos de campesinos e indígenas y sectores interesados en la producción de alimentos sanos preservando la naturaleza; realizada tal caracterización que diagnostica la realidad a transformar, se procede a formular las propuestas programáticas de transformación social en torno a las cuales se estructuran las acciones y tareas de la organización. Así está concebido el presente Programa. La lucha de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, es de carácter político, como se afirma líneas arriba, al generarse desde la perspectiva social de los campesinos e indígenas, es decir, emerge de su naturaleza productiva y cultural, y busca además arrancarle al Estado la solución a un conjunto de demandas y condiciones para mejorar la economía familiar y agroalimentaria, inscritos en el contexto histórico-social del país donde imprescindible es –para que sea viable el proyecto campesino de soberanía alimentaria, luchar por cambiar la orientación económica y política del país: combatir el neoliberalismo. Desde la UFiC aspiramos a ser parte y, a la vez, coadyuvar a la organización de campesinos e indígenas hacia la plena conversión (por derecho propio) en razas, grupos y clases sociales conscientes de la situación histórica que se cursa y sabedoras del orgullo campesino que habrán de potenciar el sujeto político nacional al que están convocados si quieren realizarse en sus derechos. Sin fuerza no hay derechos. En el sentido anterior el periódico La Jornada del día 17 de septiembre de 2013 publicó un artículo de Víctor Suarez C., El campesinado sin cabeza en México. Aquí se afirma:

No habrá futuro para el campo sin un actor campesino nacional, sin un sujeto nacional, genuino, autónomo, con proyecto histórico, capaz de articular y conducir la organización y la conciencia del campesinado hacia una lucha por el cambio del modelo neoliberal y la instauración de un nuevo paradigma agroalimentario y rural, en el contexto de la lucha por un proyecto de nación. A propósito del Programa y la conformación del sujeto político, resulta sugerente reflexionar en torno a las dimensiones en las que fue concebido el Programa del MST (Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil): La implantación de nuestro Programa de Reforma Agraria Popular depende, en parte, de nuestra capacidad de reivindicar y presionar a los gobiernos. Obtener conquistas del Estado burgués es un factor importante en la lucha de clases y en la formación de una conciencia política de nuestros militantes. Esto es importante pero insuficiente. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Su implantación depende de la correlación de fuerzas durante los enfrentamientos con el enemigo principal de la reforma agraria hoy, el agronegocio. Es preciso tener fuerza organizada, agilidad política y creatividad en las formas de lucha para derrotar al enemigo. Depende sobre todo de nuestra capacidad de fortalecer internamente nuestra organización. De esta forma esperamos contribuir a la construcción de un futuro mejor para nuestro país, cimentado en nuestros ideales socialistas y así ofrecer a las generaciones futuras una sociedad brasileña socialmente justa, igualitaria, democrática y fraterna, como todas y todos soñamos.14 Nuestro Programa de transformaciones sociales se sintetiza en las consignas o lemas a desplegar como banderas de lucha, estas consignas representan la coraza de nuestro esfuerzo y la utopía de nuestros sueños. Valga citar de nuevo a nuestros hermanos del MST a propósito del significado del lema: El lema sirve para incentivar y orientar nuestras luchas y prácticas de trabajo y organización, y también para dialogar con la sociedad, manifestando los objetivos centrales de nuestra lucha para los próximos años. Desde el Programa de Transformaciones Sociales de la UFiC tremolan nuestras banderas:

Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza. ¡Campesinos e indígenas del mundo, Uníos! Por la Soberanía Alimentaria, la agroecología campesina e indígena; por la preservación de la Madre Tierra y la defensa del Territorio ¡Desarrollemos el Poder campesino e indígena en alianza con los trabajadores de la ciudad para combatir el capital y los agronegocios; Promoviendo la Soberanía Alimentaria y el Territorio, salvemos la tierra, las aguas y la biodiversidad! Por la preservación de la multiplicidad de razas y lenguas en México y en el mundo; por la Humanidad, entre más diversa más humana. ¡Otro mundo es posible! 14

Programa Agrario del MST, propuesta para el VII CONGRESO NACIONAL DEL MST (Febrero de 2014), tercera edición, publicado en septiembre de 2013.

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A manera de proemio.

México… de las espaldas del maíz salieron al sol tus centuriones sudorosos (…) (y) del huracán que sale del maíz lleva el fúsil de lado a lado Pablo Neruda

Foto: Arturo Rebollar En Tejupilco, Estado de México, el maíz se cosecha en Ayate (del Náhuatl Ayatl) herencia Mesoamericana.

En México, ante las nuevas formas de los despojos realizados por el capital, se reactiva y crece la lucha por la defensa de la madre tierra, el territorio, el ejido y la biodiversidad, los pueblos y naciones del maíz salen al sol cual centuriones en batallas, faenan por la vida. Indígenas y campesinos de diversos lugares de la geografía nacional despliegan iniciativas resistiendo la expansión del Capital15, es decir, los pueblos originarios y el ejido enfrentan las amenazas y expropiaciones de territorios y tierras a los que son sometidos por el mercado. 15

Hay que agregar las intenciones del capital de controlar la vida de los pueblos para explotar sus recursos naturales, los únicos que le quedan al país, porque los otros ya se los expropiaron hace años. Las evidencias son alarmantes, las empresas mineras controlan cerca UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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En Yucatán y Campeche los mayas registran situaciones de despojos de sus territorios, además, viven los agravios por los intentos de introducción de los transgénicos, especialmente afectando las abejas y la producción natural de miel. Igual en Chiapas como en Oaxaca, Hidalgo, Guerrero y el Estado de México, otras etnias son objetos de agravios en su territorio por la presencia de las compañías mineras u otras acciones del capital. Tojolabales, tzotziles, zapotecos, mazatecos, mazahuas, triquis, wixárikas, entre otros, hasta Sonora los yaquis y la nación comca´am, conocidos también como seris, ancestrales pescadores en la Isla de Tiburón, son embestidos por los despojos del territorio y, más al norte en Baja California, el pueblo kiliwa es despojado de sus tierras por empresas vitivinícolas. Por un lado, el capitalismo asiste a una nueva época en los marcos del mercado mundial, tiempos de nuevas embestidas y despojos, y por otro, los pueblos originarios y campesinos emergen en estas nuevas dimensiones, están en lucha, no sólo en la cotidianidad de su vida productiva y cultural, también han tomado la calle y la montaña, los litorales y los valles, para reclamar sus derechos y parar los despojos del capital; en Chiapas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el EZLN, inauguró una nueva fase en la larga historia de resistencia y, ahora, manteniendo el carácter social de sus movimientos se proponen incursionar en los quehaceres de la política electoral para posicionar a los pueblos indígenas y enfrentar el capital. En toda la geografía nacional hay manifestaciones de inconformidad y resistencia. Parte significativa de esos movimientos son los diversos pueblos, naciones y grupos –ciento ochenta en total, que han conformado la Campaña Nacional por la Defensa de la Madre Tierra y el Territorio, especialmente han tomado la decisión de denunciar y parar las compañías mineras supuestas concesionarias de millones de hectáreas del territorio en detrimento de los pueblos, la madre tierra, las aguas, las riberas del litoral mexicano y la biodiversidad del país. En esta lucha contra el Capital desde otros pueblos y expresiones se despliegan iniciativas importantes que potencian esta emergencia social, ejemplo de esto es la Alianza de los Pueblos Indígenas sobre el Conocimiento Tradicional, la Soberanía Alimentaria y el Cambio Climático, mismos que hacen presencia en el Consejo Internacional de los Tratados Indios (CITI).En torno a esta alianza se organizan distintos pueblos en la brega cotidiana, en la producción y en lo quehaceres culturales, en la gestión social y en la lucha legal, en la calle por la defensa de la madre-natura y el territorio, esfuerzos de organización y lucha aglutinados en la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, la UFiC por sus siglas. Así, en los quehaceres cotidianos y desde las pequeñas batallas, alzando la voz, tomando la calle, generando ideas, asistiendo a los tribunales, enfrentando a las mineras y caciques, reivindicando la agroecología y enarbolando la Soberanía Alimentaria, indígenas y campesinos cultivan la organización, la resistencia y debaten los grandes temas por la ruta de la política que crea poder desde abajo.

de una tercera parte del territorio mexicano, y de ello 20 por ciento corresponde a territorios indígenas. A esto se suman lo s parques generadores de energía eólica; los proyectos para la extracción de hidrocarburos; los de comercialización del agua –el alimento indispensable para la vida-, y las industrias interesadas en apropiarse de la biodiversidad, Francisco López Bárcenas en La Jornada del Campo, 15 de octubre de 2016. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Foto original: Cuartoscuro publicada en Animal Político. México cuenta con una enorme reserva moral construida a lo largo de cientos de años de luchas y de conquistas populares. Nuestra primera fortaleza son los pueblos indígenas que han resistido con enorme valentía los embates del poder, John M. Ackerman.

En esa misma tendencia expansiva –de despojos del Capital, se registran nuevas expropiaciones de tierras ejidales, especialmente en las regiones y valles de mayor productividad del país; despojos y expulsiones del proceso productivo que se hacen mediante la renta y venta de parcelas; ahora ya no se observa la bayoneta porfiriana ahora se esgrime la competencia del mercado, la agricultura capitalista y los agronegocios engullen a los pequeños productores campesinos. Miles de campesinos han sucumbido ante los embates del Capital, otros, muchos, resisten en dimensiones y matices diferentes a las dinámicas de los pueblos originarios, donde incluso, agazaparse es una forma de resistencia, y lo hacen en los escenarios mismos del mercado, aguantan la expansión capitalista mediante la renta de la tierra ejidal. Tal vez agazaparse sea la estrategia para el desquite. La gente en el campo mexicano, despliega pequeñas batallas en circunstancias de gran adversidad política; no obstante las dificultades, miles de ejidatarios encuentran formas para trascender las tempestades del mercado y preservar el ejido o la parcela como patrimonio de la familia. Pueblos y representaciones de distintas comunidades están en la calle y en los tribunales tanto del país como allende fronteras, un ejemplo son los productores de miel de abeja que hacen acto de presencia en el Tribunal Internacional de La Haya para someter a juicio a Monsanto (ahora Bayer) por el uso de transgénicos en agravio a la biodiversidad y a los productores mexicanos, a la humanidad toda. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Viejos y nuevos cantos, viejos y nuevos rituales brotan ostentativos de las novedosas emergencias político-sociales, manifestaciones culturales de identidad de la otra civilización, la propuesta alternativa al Capital; en Cherán y en la Isla de Tiburón y en muchos otros rincones de la geografía nacional las mujeres indígenas toman la voz y henchidas de indignación y orgullo faenan por la defensa del territorio y la madre tierra. El venado danza atisbando los nuevos –viejos, depredadores y en su danza avía la identidad indígena de vieja data, el orgullo que no se dobla. Desde las tradiciones y sus culturas los pueblos resisten y crecen. En diversos ámbitos de las comunidades y movimientos indígenas alimentándose de su propio entorno se generan reflexiones que dan lugar a cierto movimiento intelectual desde la perspectiva de los pueblos originarios, aportaciones que registran dinámicas intermitentes según las circunstancias políticas del país y de las agrupaciones en lucha. Ejemplo de esas manifestaciones intelectuales es el movimiento llamado comunalidad, surgido en la Sierra Norte y en la región mixe del Estado de Oaxaca, mismo que todavía sigue dando mucho de qué hablar, según Francisco López Bárcenas del Instituto Nacional de Antropología e Historia. El discurso y reflexiones del zapatismo con sede en Chiapas es otro ejemplo elocuente. Como parte de esa intelectualidad emergente, desde las lenguas maternas crecen innovadoras expresiones literarias, siendo la poesía, como en los tiempos de Netzahualcóyotl, la fuerza renovada del hablar verdadero de los pueblos originarios. En el lenguaje también se disputa la madre tierra, el territorio y la biodiversidad; otras voces, otros cantos se escuchan emergentes, siempre estuvieron ahí, enraizados en la tierra, en sus lugares de origen, nunca se fueron, tampoco los pudieron desaparecer, hoy de nuevo brotan acrecidos y faenan acorazados por tan larga resistencia, son las lenguas indígenas y sus manifestaciones literarias ostentando sus razas. Otra filosofía canta en los poemas de estos pueblos, otra propuesta de civilización se mantiene viva. De esa diversidad de movimientos, los pueblos del maíz, aran las fuerzas soportales de la otra esperanza en utopía soñada: un mundo gobernado por la coexistencia humanista de la madre tierra, el territorio y los pueblos, haciendo de la agroecología, el concepto y el modo técnico de producción –saludable para la humanidad, en interacción solidaria con todos los seres que habitan el país y el mundo. Dicho proceso tiene por esencia política la confrontación entre el Capital y los pueblos originarios, los campesinos y, más allá, la población mayoritaria que vive del trabajo en las ciudades, identificados por la naturaleza social y cultural de estos razas, grupos y clases sociales. Pero no todo es indignación y emergencia en los pueblos originarios. Cientos de comunidades cursan situaciones de extinción y desolación, muchas han sido asimiladas a la dinámica de la sociedad y las lógicas urbanas, muchas otras han sido despojados de su territorio y tierras cultivables, son varias las lenguas maternas del país que están en alto riesgo de desaparecer, los jóvenes y los niños de estas etnias no hablan su lengua de origen; hay comunidades reducidas a la postración y el alcoholismo, tan sólo por citar un caso, ahí está la etnia mayo-yoreme en el norte Sinaloa y sur de Sonora. Muchas comunidades están divididas y confrontadas, siendo algunos sectores de estas cooptados por los gobiernos y otros grupos comprados por empresas trasnacionales, un caso habla por sí mismo: la situación en torno al gasoducto en Sonora, mientras UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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que un grupo de yaquis se oponen a la introducción de la tubería por sus tierras, otro está a favor de las políticas del gobierno y los intereses de las empresas capitalistas, situación que genera confrontaciones entre pobladores de una misma comunidad. Y si de campesinos hablamos, cientos de ejidos han sido desplazados del proceso productivo y miles de campesinos expulsados de sus tierras; grave es la venta de tierras a empresas del capital y el narcotráfico. Las parcelas ejidales son subsumidas por el capital. Los despojos se traducen en desarticulación de la economía ejidal, igual suerte corren las formas comunitarias de organización ejidal, así las motivaciones para la lucha social disminuyen en detrimento del movimiento social del campo. El ejido está en gran parte paralizado por los embates del capital. Y de la gente y pueblos que están en la calle una parte significativa no tiene claridad de las circunstancias histórico-sociales en curso, como tampoco se explica el carácter del poder. No obstante, como lo poetiza Pablo Neruda, Muerte, martirio, sombra, hielo / cubren de pronto la semilla. / Y parece enterrado el pueblo. / Pero el maíz vuelve a la tierra / Desde la muerte renacemos. La movilidad política y social del país es múltiple y diversa, sus matices son tan ricos como la diversidad de México. En este contexto se registran otros movimientos y organizaciones campesinas e indígenas. Se trata de sectores rurales, campesinos e indígenas organizados, se puede decir, en los marcos de la institucionalidad del Estado mexicano, son fuerzas caracterizadas por la gestión social ante el gobierno de la república; son movimientos que no están en el corazón de las manifestaciones por la defensa de la madre tierra y el territorio, aunque en su discurso si lo reivindiquen. Estas expresiones de la lucha rural tienen presencia significativa en el país orientados por la negociación y el acuerdo con el gobierno a partir de las políticas públicas, soslayando, en cierta medida, el carácter capitalista de las Reformas Estructurales que sirven para legalizar la expansión del Capital hacia el territorio y los ejidos y, por ende, son disposiciones constitucionales para emprender los nuevos despojos de los indígenas y campesinos. En las manifestaciones del movimiento El campo es de todos marchan miles de campesinos y pobladores originarios que viven las mismas circunstancias sociales de los otros movimientos referidos renglones arriba. Y como parte de ese amplio mosaico social en rebeldía, desde otra naturaleza, agazapado o en la calle, desplegando esfuerzos sordos o abiertos, está la presencia de segmentos de intelectuales en reflexión y crítica, generando conocimientos y teorías en torno a la realidad nacional del campo mexicano, el territorio y los indígenas. Movimiento intelectual que habrá de coadyuvar a dimensionar con propiedad científica el carácter de los procesos sociales hoy en curso, aspecto crucial para entender y orientar los esfuerzos de la lucha indígena y campesina.

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Foto: Ugo Rincón Rocío Miranda Pérez, Presidenta de la UFiC, periodo 2015-2018 e Isidro Pedraza Chávez, Presidente Fundador de esta Organización.

Para los diversos movimientos del campo, defender a la madre tierra, el territorio y la biodiversidad se impone la necesidad de crear el poder necesario para enfrentar y parar el Capital y sus despojos, es decir, se requiere una fuerza con claridad política y visión de poder, capaz de asistir a diversas formas de lucha, estar en la calle, en los tribunales o en los procesos electorales, en la movilización y/o en la negociación, ejerciendo política, por supuesto, sin abandonar la naturaleza propia del movimiento social. Poder que habrá de fincarse en procesos unitarios considerando la diversidad social y política y, por lo tanto, asegurando la preservación de dicha UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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diversidad. Levantar la mirada es necesario, debe quedar claro que no habrá mejor suerte para los pueblos originarios y sus territorios, es decir, el reconocimiento a su autonomía y la capacidad de autogobernarse, su cultura y tradiciones, como tampoco la habrá para un modelo de desarrollo rural en cuyo centro esté la soberanía alimentaria con base en políticas agroecológicas, si no es a partir de un proyecto social alternativo al Capital, un proyecto alternativo de nación. Justamente bajo esta perspectiva se concibe el Programa de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, la UFiC. La lucha social de la UFiC, para alcanzar dimensiones históricas, habrá de cursar procesos soportados en la política y la utopía –utopía en tanto convocatoria de horizontes que le den sentido de largo aliento a los movimientos auténticamente representativos de la propuesta civilizatoria de donde emerge el bagaje filosófico, ideopolítico y los propósitos concretos que definen a esta organización. Para trascender la situación de las fuerzas que buscan ser alternativas para el campo mexicano es preciso pensar la estatura política que requiere alcanzar la UFiC y el movimiento social del cual forma parte. Crecer a la política humanista es necesario. Una ruta así significa un proceso de crecimiento y posicionamientos diversos cimentando avances y acumulando fuerzas, haciendo poder. Un poder desde abajo, arraigado en los quehaceres y cultura de pueblos y comunidades, el poder alternativo al capital. Se requiere construir presencia en la cotidianidad, en el aquí y el ahora, en la gestión social y en la movilización política, orientados por horizontes humanamente superiores de organización social. En la UFiC reconocemos la necesidad de transitar hacia la política concebida en la disputa por el poder avanzando por las transformaciones que el campo y el país demandan desde la visión popular; enarbolar las banderas de la Soberanía Alimentaria, la Defensa del Territorio, las Aguas y la Biodiversidad y, con ello, el bienestar social y cultural de los pueblos originarios, el campesinado y los pequeños productores agrícolas, pesqueros y pecuarios del país, hace necesario situar la lucha del campo en la perspectiva histórico-social caracterizada por la confrontación entre el capital y la otra propuesta de civilización, la cosmovisión de los pueblos originarios, la filosofía de vida y la política que dan lugar a los propósitos aquí reivindicados. Hacer agroecología y defender la madre tierra necesariamente lleva a confrontar con el capital y sus agronegocios; reivindicar el territorio y la biodiversidad ineludiblemente implica confrontar la agresión del capital y sus mineras trasnacionales; oponerse al despojo de tierras y del territorio y demandar la restitución de las mismas, exige oponerse a las lógicas del mercado y al Estado que lo representa, más específicamente hace imprescindible promover reformas al artículo 27 constitucional para restablecer el espíritu que el constituyente de 1917 le consagró, es decir, convoca a confrontar con las llamadas Reformas Estructurales de Peña Nieto y las fuerzas que lo soportan; hacer nuestras la diversidad de razas, sus derechos y sus lenguas maternas, obliga confrontar con la homogenización de los seres humanos que pretende el capital, como también significa reivindicar los Acuerdos de San Andrés Larrainzar, soslayados por el Estado; luchar no sólo por el bienestar material sino también por la cultura y la felicidad de los pueblos supone otro mundo con otra hegemonía política. Hacer política es el reto para hacer de la gestión social una lucha con perspectiva de poder y esperanza de otro mundo. No hacerlo es perderse en el inmediatismo funcional al régimen del neoliberalismo. Hacer política es necesario en aras de cultivar la fuerza que propicie ejercer los derechos. Si no hay fuerza no hay derechos.

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Foto: Miguel Morales La Dra. Rita Schwentesius Rindermann, investigadora de la Universidad Autónoma de Chapingo; con base en el convenio signado entre esta institución y la UFiC, coordina Talleres sobre agroecología con mujeres campesinas.

La UFiC, si quiere elevar su papel en el país en correspondencia con sus Principios y Programa, deberá avanzar al encuentro con los pueblos originarios y comunidades campesinas que están en la brega social por la defensa de la tierra y el territorio, o sea, con aquellos movimientos que ahora son agraviados por las compañías mineras, por otras corporaciones del capital y por la representación política de estos, el gobierno de Peña Nieto; como igual es necesario avanzar al encuentro con los campesinos que cursan procesos de despojos de sus tierras. Multiplicar las reflexiones y los foros para darle cauces superiores al movimiento es una necesidad de la lucha social. Hacer política es necesario. A esta visión corresponde el Programa de la UFiC, mismo que se soporta o motiva con pensamientos y propuestas de otros, se enriquece con otras ideas, con otros sueños que también son nuestros, se puede decir que, somos nosotros y la influencia de otros, somos síntesis de muchas historias, en especial la cosmogonía de las comunidades originarias. Justo para poner a reflexión la importancia del tránsito al concepto político-ético con el que debe acorazarse la lucha social, dialoguemos con las ideas de otros, en este caso con José Saramago, Eduardo Galeano, José Ingenieros y Michel Foucault, quienes desde su herencia cultural nos comparten algunos de sus conceptos: El mundo en que vivimos no está bien hecho. Los seres humanos no podemos aceptar las cosas como son, porque esto nos lleva directamente al suicidio. Hay que creer en algo y, sobre todo, hay que tener el sentimiento de responsabilidad colectiva, según el

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cual cada uno de nosotros es responsable de todos los demás. Y esto no lo puedo encontrar en el capitalismo. Yo no separo nunca el escritor del ciudadano. Y esto no significa que quiera convertir mi obra en panfleto. Significa que no escribo para el año 2427, sino para hoy, para la gente que está viva. Mi compromiso es con mi tiempo. Utopía es algo que no se sabe dónde está, ni cuándo, ni cómo se llegará a ella. La utopía es como la línea del horizonte: sabemos que, aunque la busquemos, nunca llegamos a ella, porque siempre se va alejando conforme se da cada paso, siempre está fuera, no de la mirada, pero sí de nuestro alcance. Si alguna palabra retiraría yo del diccionario sería utopía, porque no ayuda a pensar, porque es una especie de invitación a la pereza. La única utopía a la que podemos llegar es al día de mañana. Dejemos la línea del horizonte, dejemos la utopía, no sé sabe dónde está, ni cómo, ni para cuándo. El día de mañana es el resultado de lo que hayamos hecho hoy. Es mucho más modesto, mucho más práctico y, sobre todo, mucho más útil.16 Por su parte Eduardo Galeano plantea la importancia de una perspectiva a partir de pensamientos más allá del inmediatismo y las lógicas pragmáticas, nos dice: La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que me sirve la utopía? para eso, sirve para caminar.17 En la utopía de ayer se incubó la realidad de hoy, así como en la utopía de mañana palpitarán nuevas realidades.18 Para acercar la utopía a la realidad se impone organizar la política. Un movimiento social que no se propone los asuntos del poder termina siendo funcional al Estado. Para reflexionar al respecto pertinentes resultan las preguntas y respuestas de Michel Foucault: ¿Por qué me interesa tanto la política? Si pudiera responder de una forma muy sencilla, diría lo siguiente: ¿Por qué no debería interesarme? Es decir, qué ceguera, qué sordera, qué densidad de ideología debería cargar para evitar el interés por lo que probablemente sea el tema más crucial de nuestra existencia, esto es, la sociedad en la que vivimos las relaciones económicas dentro de las que funciona y el sistema de poder que define las maneras, lo permitido y lo prohibido de nuestra conducta. Después de todo, la esencia de nuestra vida consiste en el funcionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos.19 ¿Puede el productor separarse del ciudadano? ¿Puede el productor diversificar cultivares a la política? Entender la naturaleza y carácter histórico del poder es necesario para encontrar las formas de lucha adecuadas a los documentos básicos de la UFiC; hacer política es necesario. Por supuesto una política en correspondencia a los Principios y al Programa, portadora del amor humano y la solidaridad y orientada por la ética. 16

José Saramago en sus palabras, edición y selección de Fernando Gómez Aguilera, Alfaguara, México, 2010. Eduardo Galeano, paráfrasis de Fernando Birri, citado en la Revista cultural, publicación electrónica: página1josepivin.blogspot.mx/2012/09/citas citables-la-utopia.html?m=1 18 José Ingenieros en www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=1151 19 Michel Foucault, La naturaleza humana: justicia versus poder, en http://www.dddooss.org/ artículos/entrevistas/ Chomssky-Foucault-Elders.htm, consultado en noviembre de 2015. 17

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Sin maíz no hay país.

México canta con Pablo Neruda: El maíz te lleva mi canto, salido desde las raíces de mi pueblo, para nacer, para construir, para cantar, y para ser otra vez semilla más numerosa en la tormenta.

Foto: Feliciano Castro

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Las comunidades indígenas domesticaron el maíz, lo han conservado en permanente diversificación por más de ocho mil años –siglos de resistencia hablan por los pueblos originarios, el territorio, la milpa; hablan de otra civilización, distinta al capitalismo; identidad del maíz que trasciende el periodo colonial, viene de lejos y en espiras crece, desde la primera milpa, desde la primera flor, desde el primer canto –siglos de identidad, memoria y resistencia; en la diversidad de etnias y lenguas se afirma lo humano y se trasciende las pretensiones de homogenización del capital; el amor a la tierra y a la biodiversidad motivan a los pueblos originarios para sostener su proeza: preservar la riqueza fitogenética del país soportados en la defensa del territorio. Experiencia civilizatoria que hoy se erige como propuesta alternativa a la condición predadora del Capital; riqueza y propuesta de civilización que deberá promoverse como patrimonio de la humanidad. Sin maíz no hay país. Esencia identitaria y trazo de acciones de un Programa alternativo para el campo mexicano. Desde tiempos ancestrales, los indígenas han amado a la Madre Tierra y el Territorio, de ahí vienen y en estos se alimentan material y culturalmente; desde los cordones umbilicales que los mantienen en interacción vital a su Madre Tierra, han cultivado su espíritu y su sentido de pertenencia, su sensibilidad y su filosofía, su flor y su canto. Los cantores del México prehispánico, poéticamente, han obsequiado un gran legado al mundo: filosofía, sensibilidad humana y conceptos humanistas para el ejercicio político, soportal de la otra propuesta civilizatoria. De esta herencia fluyen fuentes nutricias del Programa de Transformaciones Sociales de la UFiC. Ahora, por la creación poética del nicaragüense Ernesto Cardenal, se recrean conceptos del supremo gobernante de Tezcoco20, el poeta Nezahualcóyotl:

Del cielo viene el cantor Del interior del cielo las flores y los cantos sí, de su interior. Brotan flores, brotan flores de mi atabal. Flor-Canto son mis palabras Mis valiosas flores Flores de amor Flores de canto Distribuyo mis flores mis cantos a mi pueblo. -Les riego poemas no tributos Hemos venido a alegrar el Anáhuac con pinturas Como con mantos de quetzal yo me visto de cantos ¿me iré como la flor del zacuanxóchitl? ¿venimos a brotar en vano sobre la tierra? Ya llegaron las lluvias Reunámonos poetas Es tiempo de hablar de Él. Él dirá como ha de ser nuestro In xóchitl in cuícatl. 20

Miguel León-Portilla, Trece poetas del mundo azteca, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, México, 1984. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Ya llegaron las lluvias. Los campos están de color de quetzal. Texcoco está de flores. Que yo no muera dice el maíz. Canta su canto de resurrección el maíz lleno de luz: ¡que no perezca yo! En la tierra entre tanto estoy soñando. Somos flor de maíz para marchitarnos pero tras la flor viene el maíz. En la región del misterio: ¿cantan allí los mexicanos? Sólo venimos a soñar aquí en la tierra y dejar unos manuscritos iluminados como sueños. Que mis poemas también dialoguen con ustedes.

Considerando: 1. El capitalismo mundial desde de los años sesenta del siglo XX abre procesos hacia nuevas formas de acumulación, generando dimensiones superiores en su Relación Social, así como en el modo técnico de producción; en correspondencia a estas dinámicas, o más bien, como parte de esas tendencias, se operan cambios profundos en la forma del Estado en tanto representación política del Capital, afirmando presencias globales del mismo y preservando sus expresiones territoriales en los países. 2. El desarrollo de la ciencia y la tecnología, las revoluciones en la informática, la robótica y la biotecnología, propician condiciones para que el mercado, es decir, la relación social del Capital, adquiera dimensiones superiores en la tierra, imponiéndose lo que han dado en llamar la globalización del mercado mundial, significando mayor preponderancia del gran Capital en el globo terráqueo, a través de las empresas trasnacionales y oligopólicas, con el predominio del capital financiero. En el caso específico de la producción de alimentos agrícolas, pecuarios y pesqueros, se han conformado los agronegocios trasnacionales (según la Agencia de Desarrollo de las Naciones Unidas, citada por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, 700 empresas controlan el 80 % del mercado mundial). A los cambios en las formas de acumulación del Capital ahora en curso les corresponden modificaciones políticas en las formas del Estado de envergadura allende fronteras, se trasciende el territorio de un país: el Estado Nación tiende a desaparecer al imponerse formas trasnacionales del Estado, sin abandonar sus UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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asientos territoriales en los distintos países. La política no es ajena al mercado, en realidad, más allá de las apariencias y declaraciones, la política está al mando de la economía, en esencia es el Estado –en sus formas mundiales y sus expresiones territoriales, el que comanda las lógicas de la “globalización del mercado”. El Estado nunca se ha retirado, sólo modifica sus formas en correspondencia a las dinámicas del Capital, o sea, se registra cierto paralelismo entre economía y política según la metamorfosis que curse el proceso de acumulación. El capitalismo realmente existente –nos dice Armando Bartra, ha sido y es –por razones estructurales- una economía política que restringe, controla y suple al mercado. En la medida que la producción capitalista adquiere un carácter cosmopolita la representación política tiende a formas de organización mundiales; las nuevas juntas de gobierno para administrar los intereses del capital mundial toman formas de control y dirección globales en toda la tierra. (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, etc.) Ya Carlos Marx y Federico Engels lo habían advertido en el Manifiesto del Partido Comunista: La gran industria ha creado el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial aceleró prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la navegación y de los medios de transporte por la tierra (…) la burguesía después del establecimiento de la gran industria y del mercado universal, conquistó finalmente la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado representativo moderno. El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa21 (…) La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales (…) el Capital no tiene patria.22 3. La Acumulación del capital que corre por las dimensiones mundiales del mercado asiste a un cambio de época, son los tiempos del despojo23, como lo cita Gilly: por un lado, mayor intensidad en la explotación del trabajo soportada en la ciencia y la tecnología y en la reducción del salario y las prestaciones sociales y derechos contractuales; explotación intensiva que significa desvalorización mayor de la fuerza de trabajo y mayor flexibilidad laboral; por otro lado, acumulación por despojo: privatización de medios de producción y socavamiento y saqueo de instituciones sociales (salud, educación, etc.) y, además, la 21

A propósito de este tema, Eduardo Galeano sugiere que: Los banqueros de la gran burguesía del mundo, que practican el terrorismo del dinero, pueden más que los reyes y los mariscales y más que el propio Papa de Roma. Ellos jamás se ensucian las manos. No matan a nadie: se limitan a aplaudir el espectáculo. Sus funcionarios, los tecnócratas internacionales, mandan en nuestros países: ellos no son presidentes, ni ministros, no han sido votados en ninguna elección, pero deciden el nivel de los salarios y del gasto público, las inversiones y las desinversiones, los precios, los impuestos, los intereses, los subsidios, la hora de la salida del sol y la frecuencia de las lluvias. No se ocupan, en cambio, de las cárceles, ni de las cámaras de tormento, ni de los campos de concentración, ni de los centros de exterminio, aunque en esos lugares ocurren las inevitables consecuencias de sus actos. Los tecnócratas reivindican el privilegio de la irresponsabilidad: ensucian las manos. No matan a nadie: se limitan a aplaudi r el espectáculo. Sus funcionarios, los tecnócratas internacionales, mandan en nuestros países: ellos no son presidentes, ni ministros, no han sido votados en ninguna elección, pero deciden el nivel de los salarios y del gasto público, las inversiones y las desinversiones, los precios, los impuestos, los intereses, los subsidios, la hora de la salida del sol y la frecuencia de las lluvias. No se ocupan, en cambio, de las cárceles, ni de las cámaras de tormento, ni de los campos de concentración, ni de los centros de exterminio, aunque en esos lugares ocurren las inevitables consecuencias de sus actos. Los tecnócratas reivindican el privilegio de la irresponsabilidad: -“somos neutrales” –dicen. En El libro de los abrazos, segunda edición. Siglo XXI Editores, México 2015. 22 Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto Comunista, Grupo Editorial Tomo, México, 2015. 23 Adolfo Gilly y Rhina Roux en El tiempo del despojo. Editorial ITACA. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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expansión hacia territorios indígenas, riquezas del subsuelo y tierras ejidales. Se asiste a un Cambio épocal caracterizado por el conflicto de clases, en circunstancias de mayor sometimiento de los trabajadores y comunidades campesindias. 4. La fuerza del Capital no es un componente homogéneo, es diverso y en conflictos de intereses monopólicos, así, el mercado mundial en la era de la globalización del mismo, se organiza por regiones y bloques, y opera, entre otros mecanismos, mediante Acuerdos y Tratados Regionales trascendiendo fronteras. El mercado pretende la uniformidad de todas las formas sociales y productivas a las lógicas de la mercantilización capitalista, buscando así la expansión a formas de producción no propias del Capital y, por otro lado, en su incesante acumulación establece una relación de devastación hacia la naturaleza y los seres humanos. No acepta la sociodiversidad como tampoco se detiene a cuidar la biodiversidad: todo lo uniforma. Afortunadamente, en esto, la historia no ha cumplido perversiones ni registra la uniformidad en torno a la mercantilización absoluta de la sociedad y la naturaleza. 5. La evolución del capitalismo registra diversas formas de acumulación según la metamorfosis del mercado, es decir, conforme se desarrolla la relación social del capital, la producción de plusvalor24 propiamente, y es condición de su existencia la constante renovación en su modo de producción. En este contexto el Capital tiende a expandirse hacia las formas de economía sustentadas en el trabajo directo con la pretensión de subordinarlas realmente a la relación social capitalista, es decir, la explotación del trabajo asalariado, dimensión social que impone una premisa: la separación del productor de los medios de producción. En México la amenaza de despojos y expropiaciones de territorios y tierras a indígenas y campesinos es una constante, es decir, estas comunidades están en riesgo latente de ser separadas de sus medios de producción. Ahora, en los marcos del neoliberalismo, esta tendencia ha dejado su condición de contingencia para convertirse en realidad cotidiana: el mercado se extiende despojando de territorio y tierras a pueblos originarios y campesinos. El Capital ejerce su poder. Pero la historia es más que esa tendencia de la economía, también se enladrilla y fragua con la acción de los pueblos. Las comunidades hacen historias acorazadas por la identidad y la memoria y escriben otras líneas e imponen límites a la voracidad del mercado. Los pueblos escriben la historia con otros lenguajes. Por lo tanto, siendo ciertas las tendencias del Capital, ahora reiteradas por la nueva época de despojos en el país, no son destino obligado. Así lo demuestran las comunidades rurales de México y otras latitudes, más aún, ya han demostrado tener capacidad para trascender las crisis de la economía capitalista, justamente por su aptitud y fuerza de producción para el autoconsumo y con ello saber librarse de las lógicas del mercado. La pequeña economía indígena y campesina subsiste a pesar de la economía capitalista. Las comunidades hacen historia resistiendo y lo hacen por ser portadoras de un ADN sociocultural para mantenerse vivas. La historia no cumple antojos y sí endereza perversiones del Capital, es la historia de América Latina.

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Víctor Figueroa, Reinterpretando el subdesarrollo, Siglo XXI, México, 1986 UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Así desde la revolución industrial y el mercado creciente en el mundo, las dinámicas del Capital, soportados en las revoluciones científico-tecnológicas como puntas de lanza en la mercantilización del mundo, no han podido desmantelar formas de producción no sustentadas en el trabajo asalariado. A pesar de las tendencias del Capital, subsisten en el mundo las comunidades indígenas y campesinas con sus propias formas de producción y sus conceptos en torno a las relaciones humanidad-naturaleza; otra cultura emana de estos grupos y clases en resistencia. Paradójicamente dichos grupos y/o clases sociales se reproducen en las propias lógicas del Capital y resisten la homogeneización que pretende el mercado. Si de actividades agrícolas y pecuarias se trata estas comunidades, a lo largo de los siglos, han desplegado un concepto alternativo: la agroecología, la producción biológica, como nociones filosóficas y técnicas de producción, formas de ser y hacer la vida diferentes a la producción capitalista, es decir, los vínculos con la naturaleza corren por dimensiones humanistas, asumiéndose como parte de la socio-biodiversidad: el ser humano es parte intrínseca de la madre-natura. Este concepto de vida y trabajo armoniza con las dinámicas y procesos de reproducción de la naturaleza, significa, además, una propuesta alternativa al Capital, cuya lógica de ganancia rebasa la capacidad de reproducción de la naturaleza, provocando, entre otras depredaciones, el calentamiento global. Mientras el Capital devasta la naturaleza –y a la humanidad misma, la comunidad indígena y campesina la preserva al concebirse como parte de la misma: la madre tierra es su hábitat, su vientre y fuente nutricia y como tal la cuidan y conservan sin agravios, se asumen como integrantes de los ecosistemas y despliegan una cultura en comunidad, anticipando vida sustentada en el humanismo solidario. La presencia del Capital trae consigo la desarticulación de los equilibrios ecológicos mientras que la presencia de la cultura indígena y campesina asegura la armonía con la madre tierra, las aguas y la biodiversidad. Se trata de una cultura de humanización de los quehaceres agrícolas y la sociedad misma, filosofía y conceptos probados a lo largo de siglos. Así, en el mundo, ante el dominio de los grandes monopolios del Capital persiste la presencia de dichas razas, grupos y clases sociales con intereses distintos –contrarios, al mercado. Es verdad, predomina la hegemonía capitalista, pero los pueblos originarios de México están en resistencia y crecimiento. 6. Desde su ejercicio político, las grandes empresas trasnacionales de las finanzas, la industria, los servicios y los agronegocios, imponen a los países subdesarrollados nuevas formas de crecimiento económico subordinadas a las lógicas del mercado mundial en detrimento de su mercado interno y la soberanía nacional, imponiéndose la quiebra – como tendencia, de pequeños y medianos productores y, por otro lado, mayores saqueos y despojos a ejidos y comunidades. 7. Como resultado de dichas transformaciones, operadas por el mercado, se registran cambios en la estructura de la producción agrícola, pecuaria y pesquera, generándose procesos de fusión entre los grandes empresarios orientados a los agroalimentos, los llamados agronegocios, haciendo, de los productos del campo, mercancías estandarizadas, los llamados commodities; del mismo modo, estos empresarios monopolizan la producción y definen los precios en el mundo, controlando los volúmenes de mercancías que habrán de entrar a circulación y, como parte de su naturaleza económica-social, UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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emprenden procesos de expansión hacia las formas de producción en manos de indígenas y campesinos y del cooperativismo pesquero. El resultado, para estos productores, es la expulsión y/o desplazamiento de los procesos productivos, de la tierra y sus territorios. También controlan las semillas y manipulan el ADN de los germoplasmas dando lugar a los transgénicos y con ello colocan en graves riesgos la biodiversidad. Los agronegocios, altamente mecanizados, se imponen en los valles agrícolas donde, cultivando a base de agroquímicos, fertilizan el dinero y esterilizan el suelo. Además, practican la piratería genética en las comunidades ricas por su biodiversidad saqueando el patrimonio fitogenético de las mismas. 8. Las empresas trasnacionales en la agricultura promueven los monocultivos con base en semillas hibridas y/o manipuladas en laboratorio –los transgénicos, y establecen la alta mecanización y el uso indiscriminado de agroquímicos produciendo alimentos cargados de tóxicos; los motivos de los agronegocios son elevar la producción y la productividad intensificando la explotación del trabajo en aras de las ganancias sin límites. Uno de los resultados es el deterioro de los suelos, disminuyendo su fertilidad. Son las mismas empresas como Monsanto (ahora fusionada con Bayer), Cargill, entre otras, quienes controlan la producción de semillas híbridas así como los transgénicos y la producción de agrotóxicos; se trata de semillas que requieren del uso de estos productos químicos lo que encarece los costos de producción en función de los intereses de este tipo de empresas, siendo estos mismos agronegocios los que tienen las patentes de las simientes. Quién controla las semillas controla la producción. La agricultura que se practica en los valles de más productividad depende de los paquetes tecnológicos de estas empresas trasnacionales. Además, este modelo de producción de alimentos caracterizado por el uso de insumos industriales emite Gases de Efecto Invernadero; al producir alimentos contaminados envenenan la vida, entregando sus respectivas cuotas para el calentamiento de la tierra. 9. En México, debido al modelo de los agronegocios, los productores de las regiones agrícolas con mayor productividad han sido subordinados a la agricultura de monocultivos organizada en función de los paquetes tecnológicos que ofertan esas empresas, resultando altos costos de producción por hectárea; se trata de una agricultura dependiente de tecnología nociva de la que resultan semillas de fábrica, insumos de síntesis química, como fertilizantes y pesticidas, entre otros. Así, el agricultor pequeño, el mediano y el campesino ya no usan en sentido estricto la tecnología, ahora los agronegocios, a través del paquete tecnológico, usan al productor: la agricultura se concibe en función de los dictados de estas empresas trasnacionales. Asimismo, la producción agrícola de estas regiones por sus elevados costos y la subordinación a los paquetes tecnológicos registra transferencias de la renta (utilidades) al capital extranjero, incluido porcentajes significativos de la plusvalía social que el gobierno federal otorga mediante subsidios a los productores; puede entonces decirse que, el gobierno transfiere parte del presupuesto a los agronegocios vía apoyos para los agricultores sacrificando inversiones productivas. Además, una agricultura de ese tipo provoca otras consecuencias nocivas de mediano y largo plazos, el deterioro de la fertilidad de la tierra y la perdida de extensiones laborales de la misma. El modelo agrícola de estas regiones responde a las definiciones de las trasnacionales del campo según las dinámicas del mercado, siendo UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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ajenas al interés nacional. Esta situación evidencia la falta de conciencia de los productores de estas regiones, no alcanzan a entender que el meollo del problema de la baja rentabilidad está en el modelo de producción que practican: la subordinación al paquete tecnológico de los agronegocios trasnacionales. La rentabilidad socialmente responsable a la que tienen derecho los productores de las regiones altamente mecanizadas es socavada por el interés extranjero evidenciando que, los gobiernos, tanto federal como los locales obedecen a las lógicas del capital al promover dicho modelo agrícola. Liberar al campo mexicano de los paquetes tecnológicos de los agronegocios propiciaría condiciones para elevar la rentabilidad de los campesinos, pequeños y medianos agricultores, y con ello romper el círculo vicioso del reclamo –ciclo tras ciclo- de apoyo a la comercialización, es decir, se requiere un modelo alternativo, pensado en función del país y la soberanía alimentaria. Concebir un modelo de desarrollo para el campo impone la necesidad de una representación política distinta a la que ahora hegemoniza el ejercicio del poder; se necesita un gobierno capaz de desplegar políticas de Estado en aras del rescate de la agricultura motivado por el interés nacional, lo cual supone orientar recursos a la generación de semillas e insumos bajo criterios agroecológicos, donde el productor se apropie de la cadena productiva y sea sujeto activo del proceso de producción, además de otras políticas de fomento al campo y acciones de promoción del desarrollo rural. 10. El capitalismo amenaza a la especie humana y a la naturaleza misma, específicamente si del campo se habla, los agronegocios representan altos riesgos para la vida debido a la agricultura química, industrial y contaminante que despliegan en el mundo, causante de la pérdida acelerada de la biodiversidad y corresponsable del calentamiento global. Son una amenaza por el uso excesivo e irresponsable de los agroquímicos provocando diversas enfermedades y malformaciones congénitas. Ejemplos del uso de químicos en el campo son el PCB, afectando la fertilidad humana y animal, el 2-,4,5-T con innumerables historias de cáncer, y el famoso roundup, herbicida altamente tóxico, de los más usados en la producción de maíz y soya, así como el uso criminal del glifosato. Esta agricultura es la responsable de crímenes de ecocidio y la negación del derecho a un ambiente sano y de la seguridad de la tierra y la vida. Por eso se puede decir, sin lugar a dudas, que son los responsables de miles de muertes de seres humanos en el globo terráqueo. La producción agrotóxica motivada por la voracidad capitalista supone ritmos de apropiación de la naturaleza y la producción, y de las riquezas todas, que han conducido a la más irracional de las explotaciones de los trabajadores y de los recursos naturales, por un lado, propiciando la pobreza, las hambrunas y la falta de alimentos, las guerras, el narcotráfico y la inseguridad; por otro lado, el cambio climático al calentar la tierra y elevar los niveles del mar. Las tierras y aguas son contaminadas, se reduce la fertilidad del suelo -la sobreexplotación y la irracionalidad los han envenenado en diversos lugares del mundo; disminuye la biodiversidad, siendo la erosión genética un riesgo latente; los eventos climáticos recurrentes (sequías, heladas, inundaciones, devastación de litorales, etc.) provocan mayor vulnerabilidad de los pueblos más pobres. El capital está tocando los límites de la tierra y el ambiente. El modelo de los agronegocios agravia la naturaleza y es fuente de alrededor del 30 % de la emisión de gases de efecto invernadero. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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11. El capital opera su política desde organismos que son verdaderas juntas administrativas de los intereses de la clase políticamente dominante; se trata del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial para el Comercio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el Sistema Financiero Mundial y las Bolsas de Valores. Son de estos organismos de donde emanan las políticas que se imponen en los países subdesarrollados, en particular América Latina y África, son políticas en detrimento de la pequeña producción agrícola, pecuaria y pesquera, y a favor de las empresas de los agronegocios. Desde estos organismos y desde los gobiernos de los países desarrollados se imponen mecanismos para subordinar las economías agrícolas, vía Acuerdos Comerciales, destacando, en este caso, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLAN) y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Si queremos salvar la tierra y el campo y elevar la presencia de la agroecología una consigna política se impone: fuera la Organización Mundial del Comercio (OMC) de la agricultura. Desde México la UFiC y el movimiento indígena y campesino están convocados a ser parte de esta lucha mundial. Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza, como lo enarbola el movimiento Vía Campesina. 12. En el caso de México, a partir de 1982, con la reorientación de la economía al mercado exterior en detrimento del mercado interno –el neoliberalismo, por un lado, dio lugar a políticas de socavamiento de la pequeña agricultura indígena y campesina, así como del cooperativismo pesquero, por otro, representó, la afirmación de modelos agrícolas para las regiones más productivas operados por los paquetes tecnológicos de los agronegocios profundizando la conversión de la agricultura nacional en cultivares agrotóxicos, a base de paquetes tecnológicos mayormente dependientes del exterior y sujetos a la voluntad de las trasnacionales del campo, generando una acumulación disminuida del capital nacional al transferir plusvalía a las sedes mundiales de dichas empresas monopólicas. Miles de agricultores medianos y pequeños de regiones como Sinaloa, Sonora, la Laguna y el Bajío, entre otros lugares, realizan su producción subordinados a intereses ajenos al país, como también miles de ejidatarios han sido despojados de sus tierras mediante la renta y/o la venta de las mismas. Los productores del país están siendo desplazados de los procesos productivos reduciendo más el mercado interno. Fiel a su naturaleza capitalista el gobierno se apresuró a generar los cambios que el nuevo modelo económico le imponía: abrir la tierra ejidal y comunitaria a las lógicas del mercado: si con la Reforma Agraria encabezada por Lázaro Cárdenas y soportada en el movimiento campesino armado, el ejido se entregaba en usufructo como patrimonio familiar quedando prohibido rentar o vender la parcela, para el gobierno neoliberal lo adecuado fue acabar con la legislación agraria emanada de la Revolución para dejar vulnerable al ejido ante la avalancha del Capital y los agronegocios; así, en esa línea política se reforma el artículo 27 constitucional dando lugar a la privatización del ejido y a la apertura de la pesca al Capital privado; luego vendría, en 1994, la firma del Tratado del Libre Comercio de América del Norte. Junto a esto se adoptaron políticas para retirar los apoyos en crédito, comercialización y extensionismo agrícola; se desmanteló la Productora Nacional de Semillas y el Aseguramiento agrícola y ganadero por organismos del gobierno, asimismo, entre otras medidas, se sacrificó la producción de fertilizantes. Se abrieron las puertas del ejido al capital. Las empresas de los agronegocios se posicionaron de la producción de semillas híbridas y amenazan con introducir simientes sometidas a la biotecnología –la transgenia en particular. El mercado de semillas está bajo control de los agronegocios, afectando los UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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valles agrícolas de alta productividad (como el Bajío, Sinaloa, Sonora, La Laguna, entro otros.) al quedar bajo control y ritmos determinados por las empresas trasnacionales. 13. Los grandes valles agrícolas del país, en el centro y norte de México, donde el ejido llegó a tener amplia presencia, ahora son dominados por la agricultura con base a insumos industriales, de amplio uso de agrotóxicos, registrando la desarticulación productiva y comunitaria del ejido. Gran parte de la tierra ejidal está rentada, cuyas superficies son destinadas a la siembras de monocultivos como el maíz blanco (el maíz que si bien es cierto tiene color carece de sabores y memoria), el sorgo, etc. o bien a hortalizas para la exportación. Si hace alrededor de cien años, indígenas y campesinos, fueron objeto de despojos y expulsiones de sus tierras, ahora de nueva cuenta son despojados del patrimonio familiar (la parcela) y desplazados de la producción, ya no bajo las formas violentas del porfiriato caracterizadas por el fusil y la bayoneta, ahora son otras formas de violencia desplegadas mediante los mecanismos del mercado. Las regiones como la Laguna en Coahuila, los Valles de Sinaloa y Sonora, el Bajío, etc., dan cuenta de esta situación; encontrándose en estos tiempos de modernización que, la tierra ejidal está rentada o vendida en un porcentaje nada despreciable o las ofertas de compras son permanentes en asalto a la pobreza de los otrora ejidos prósperos. Este proceso de desarticulación productiva corrió aparejado con la desarticulación de los intereses colectivos y de la Asamblea ejidal como espacio de deliberación y defensa del ejido. Se promueve el egoísmo no el espíritu comunitario. Ya se dijo, pero, por su obviedad, vale reiterarlo: el modelo agrícola impuesto en estas zonas del país ha significado la transferencia de grandes riquezas para las empresas transnacionales de los agronegocios y/o empresas de origen mexicano que monopolizan el proceso de industrialización del maíz, como lo son Maseca y Minsa. Estas empresas son los cuencos donde terminan los flujos de subsidio del gobierno federal vía ASERCA a los productores de maíz blanco, además, son las que controlan monopólicamente la importación de más de doce millones de toneladas de maíz, amén de ser propietarias o concesionarias de puertos y transporte de este producto. La política que el gobierno hace al respecto obedece a los intereses de estas grandes empresas; se puede decir, sin lugar a dudas: son representaciones políticas del Capital, no de los productores nacionales tampoco de los campesinos.

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Fotos: Walter González Zatarain En Cacalotán, ubicado en la sierra del sur de Sinaloa los campesinos cosechan el maíz en kiliwa, en la foto, un campesino se dispone a recolectar las mazorcas de su milpa. La selección y conservación de semillas de maíces nativos por los indígenas y campesinos es una práctica que viene de desde los antiguos maíces silvestres. Los primeros genetistas son los indígenas y campesinos de México, nos dice el Dr. Víctor Mendoza. La foto primera muestra, en el citado pueblo de Cacalotán, una vieja forma de conservación de semillas, conocida como La Chole: se selecciona la mazorca, enseguida se retiran las hojas y con estas mismas se cuelga de las vigas que soportan el techo de la cocina, y ahí se mantienen hasta la siguiente temporada de siembra con la finalidad de que el humo de la hornilla evite los gorgojos, principal plaga del grano del maíz.

14. A partir de 1982 las comunidades indígenas fueron sometidas a mayores presiones y despojos de sus tierras y del territorio, de sus aguas y la biodiversidad de su entorno, de sus espacios religiosos y culturales; miles de indígenas, comunidades enteras, han sido –y son actualmente, sometidas a situaciones de despojo y expulsión. A la expansión del capital sobre tierras agrícolas agréguese las concesiones de minas a empresas extranjeras pasando por encima de los derechos ancestrales de las comunidades. El Capital amenaza con expandirse en mayor medida hacia las tierras, el territorio, las aguas y la biodiversidad en manos comunitarias. Proceso de expropiación (en el sentido teorizado por Carlos Marx) amparado en las llamadas Reformas Estructurales del presidente Peña Nieto y el apoyo del Partido Acción Nacional y del Partido de la Revolución Democrática, en los marcos del Pacto por México. Pero además, las culturas –las lenguas maternas en especial, están siendo socavadas por la política del Estado en obediencia a las lógicas del capital UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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extranjero encarnado por las trasnacionales de la minería y el modelo agrícola de los agronegocios. En el centro, sur y sureste del país, diversos pueblos indígenas resisten la adversidad del Capital y las políticas del gobierno mexicano, demostrando mayor cohesión étnica para la resistencia, como lo han hecho a lo largo de siglos, mientras que en el noroeste, aun subrayando la resistencia del pueblo yaqui o las denuncias de la nación cocam’am, las comunidades se debilitan: los pueblos mayos-yoremes del sur de Sonora y norte de Sinaloa han sido prácticamente despojados de sus tierras ejidales y comunitarias, y ahora están reducidos a situaciones de postración y asimilados por el mercado, con altos índices de alcoholismo, su lengua ya no es hablada por los niños y sólo un bajo porcentaje de jóvenes lo hacen; en la sierra norte de Sinaloa los rarámuris se asoman en lucha al movilizarse más de doscientos kilómetros para plantarse en el centro de la capital del estado y demandar atención a necesidades elementales de alimentación, salud y caminos, mientras tanto el gobierno entregó a empresas mineras en esa misma región 260 mil hectáreas sometidas a la explotación sin reparar en los impactos negativos al ambiente y el gasto irracional de agua y su contaminación y afectación a la biodiversidad, además de varios proyectos de exploración en curso; Huicholes y Coras en Nayarit son socavados con persistencia y cursan procesos a la extinción; cabe destacar que hacia la sierra del nayar varias pueblos pertenecientes a una de estas etnias viven la lucha social al movilizarse en la calle y en las bregas legales por recuperar sus territorios, logrando algunos avances importantes en tribunales del poder judicial. Incansables han resistido años, ahí están, renacen de los agravios y de la muerte. Por cierto, no sólo es el Capital legalmente aceptado quien los maltrata y despoja, también están en amenaza permanente por las bandas de narcotraficantes coludidos con el gobierno en situaciones de inseguridad e impunidad. Más al norte, en Chihuahua, los rarámuris (tarahumaras) son diezmados por el hambre y el frío y registran los mismos problemas sociales que las otras etnias; hacia Durango, Nayarit y sur de Sinaloa los tepehuanos sobreviven en la dispersión careciendo de cohesión e identidades para mayor resistencia. Cabe considerar que miles de indígenas de las etnias del sur del país, siguiendo las rutas de emigración creadas por la agricultura capitalista, se han posicionado en la producción asalariada en Sinaloa, Sonora y Baja California, jugando un papel fundamental en la horticultura de exportación. Viven la adversidad social del Capital al ser objeto de la explotación asalariada y la negación de los más elementales derechos humanos. Amén de la discriminación racial. Muchos se han convertido en residentes permanentes a lo largo de esos extensos valles formando colonias étnicas que tintan de otras razas y lenguas la demografía del noroeste, socialmente la enriquecen y la potencian políticamente. Ahí están, quizás aguantan agazapados para un día levantarse desde su condición de obreros agrícolas y exigir mayor participación del trabajo en la distribución de la riqueza y el reconocimiento a su condición social étnica con la implicaciones que ello supone en lo concerniente a sus derechos como etnias con filosofías y culturas propias; en San Quintín, Baja California, ya se levantaron en huelga y dieron una muestra –en asomo, de sus potencialidades. Movilizados los indígenas desde San Quintín pusieron su voz en la opinión nacional y abrieron un debate en ciernes. En huelga existen, se hacen visibles y evidencian la indiferencia y la ceguera moral de la sociedad urbana y el gobierno; organizarse y crecer políticamente es un reto para, en la disputa del poder, fortalecer el campo del pueblo y de UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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los pueblos originarios en particular. La UFiC no debe ser indiferente a esta realidad donde la sindicación y la organización como grupos étnicos son retos para las propias comunidades.

Foto: Global Voices. Migrantes indígenas del sur de México en ruta laboral desde Sinaloa hasta San Quintin, Baja California. Fuerza de trabajo en los campos hortícolas.

15. Aun con toda la expansión de los agronegocios y las mineras hacia la tierra y el territorio de indígenas y campesinos, legalmente gran parte del territorio nacional sigue estando en manos de estos pueblos originarios y rurales, y de sus esfuerzos y de su trabajo resulta gran parte de la producción de los alimentos que el país consume; son las pequeñas unidades de producción rural las que concentran la producción del 80 por ciento del maíz que México requiere para el consumo humano y animal, además, representan el 40 por ciento del valor nacional de la producción del campo. Lo más significativo es que en estas comunidades se conserva gran parte de la tierra, el territorio, las aguas y la biodiversidad, desplegando por más de ocho mil años, un concepto agrícola: la agroecología, como filosofía y modelo técnico de producción de alimentos sanos y, a la vez, un concepto de vida, una forma de ser y relacionarse con la naturaleza, otra propuesta de civilización alternativa al Capital, es decir, la cultura de los pueblos originarios de México. Dejando asentado que para la UFiC, los medianos y pequeños agricultores privados juegan un rol importante, interesa subrayar que en la pequeña economía familiar, indígena y campesina, anida un gran potencial para la producción de alimentos sanos en bienestar de la población; pero no sólo es producción, supone una forma de realizar el intercambio y distribución de los alimentos y una simbiótica vinculación con la naturaleza. 16. México es un país con un alto déficit de alimentos, particularmente de origen rural, además, desde la perspectiva del Estado mexicano, se niega la soberanía alimentaria al UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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estar subordinados al modelo de los agronegocios cuyo propósito es producir alimentos en las líneas estandarizadas por el mercado mundial; México se ve obligado a importar millones de toneladas de granos básicos. La agricultura capitalista que se desarrolla en el territorio nacional se soporta en el control de las semillas por las empresas trasnacionales, haciéndose una agricultura cada vez más dependiente de estas empresas y de cultivares con base en los insumos industriales que forman parte de las cadenas de propiedad monopólica de dichas empresas; además, ese modelo capitalista es fuente de producción de alimentos cargados de toxicidad con altos riesgos para la salud. El acceso a los alimentos sanos, nutritivos y en correspondencia a la cultura de los pueblos es limitado. La producción agrícola y pecuaria con base en el mercado modificó sensiblemente los patrones alimenticios de amplios sectores de la población en la ciudad, y en las comunidades indígenas y campesinas en especial; la cocina rural de larga tradición en el país está siendo vulnerada por la mercantilización del capital en detrimento de la identidad étnica y mexicana, ya muchas comunidades han sido asimiladas a los patrones alimenticios impuestos por el mercado. No obstante esa tendencia, la cocina rural con base en el maíz, frijol y chile se mantiene viva porque significa identidad y memoria, cultura y sentido de pertenencia a la comunidad, y es, por ello, fuente de cohesión social y conciencia de continuidad comunitaria; la cocina rural simboliza la civilización representada por los pueblos originarios, justo por esto se concibe como un modelo cultural integral constituido desde las milpas y los procesos productivos, hasta rituales, técnicas culinarias y costumbres ancestrales; se trata de procesos productivos, culturales y técnicas gastronómicas generados desde la cosmovisión agroecológica. La dimensión cultural de la cocina rural, de matriz étnica, motiva –en 2010, declararla Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la UNESCO, haciendo votos para mantenerla viva y asegurar su preservación. La cocina rural, étnica y campesina, es identidad, memoria y cohesión social de familias y pueblos, significa también fuente y convocatoria para la continuidad comunitaria hoy amenazada por el neoliberalismo. La cultura potencia la política alternativa a la civilización del Capital. Defender y preservar la cocina rural habrá de ser parte del Programa de la UFiC, así como recurso cultural y estratégico para fortalecer la lucha social en defensa del territorio y la biodiversidad. El derecho a la alimentación sana y nutritiva consagrado en la Constitución General de la República dista mucho de ser realidad; en buena medida es letra muerta. La pobreza de millones de mexicanos de la ciudad y el campo explica las dificultades para acceder a dicho derecho, provocando desnutrición y personas humanamente disminuidas. México cursa por una crisis nutricional, teniendo como contexto el estancamiento de la producción y la productividad del campo, debido al abandono de la pequeña economía familiar. La alternativa para resolver el déficit alimentario del país está en la producción agroecológica de indígenas y campesinos, y de medianos y pequeños productores rurales a condición de liberarse de los paquetes tecnológicos y modelos impuestos por las trasnacionales de los agronegocios.

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Foto: UFiC Hidalgo Isidro Pedraza Chávez, Senador de la Republica (presidente de la Comisión de Autosuficiencia Alimentaria) en Olotla, Tlanchinol, Hidalgo.

17. Los Derechos Humanos a la educación y la salud, a la vivienda y a la recreación, a la felicidad y al esparcimiento, son negados sistemáticamente a las comunidades indígenas y campesinas, menos se reconoce la educación bilingüe considerando las características pluriétnicas de los pueblos indígenas de México y el respeto a su cosmovisión y tradiciones. Por derecho propio diversas comunidades originarias preservan sus lenguas maternas resistiendo las tendencias a la homogenización buscada por el mercado; para fortuna del país y de la humanidad, desde las etnias, emergen manifestaciones y expresiones literarias que faenan por la preservación de las lenguas y su crecimiento, reivindicando el hablar verdadero conceptualizado por Netzahualcóyotl para comunicar la cosmovisión indígena y propiciar hablares nutridos por la filosofía que sustentan las distintas razas y lenguas. La belleza del mundo, natural y humano, su poesía, se admira y se disfruta en dimensiones superlativas en la medida que haya múltiples lenguas y expresiones literarias, es decir, distintas formas y sonidos, diferentes ritmos y vocesUNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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cantos, para apreciar la belleza e interpretar y explicar las realidades que pueblan la tierra. Desde las lenguas maternas del país y sus distintas expresiones literarias también se registra la batalla contra la hegemonía del Capital; en las lenguas y en el lenguaje también se despliega la lucha de clases, ahí se observa la confrontación entre la pretensión de Blanquitud (observada por Bolívar Echeverría) de todas las razas y pueblos que pretende el mercado y la preservación de la diversidad de sangres y culturas, de la multiplicidad de colores y sabores, de las milpas y las memorias, especialmente de la riqueza de las lenguas ancestrales. Se asiste a la lucha entre la ideología inherente al lenguaje del Capital y el hablar verdadero de los pueblos originarios de México. La humanidad entre más diversa más rica, como la naturaleza misma.

Fotos: Abraham Saldaña Familias del Estado de Morelos ejercen el Derecho a la Vivienda a partir de la lucha social. Sin Fuerza No Hay Derechos.

18. El campo mexicano, en su diversidad, tiene reto y tareas que cumplir para el país. Las regiones altamente productivas tienen por reto la generación de alimentos sanos para el país y la necesidad de revolucionar el modelo de producción en esas latitudes. México necesita producir alimentos y asegurar el acceso a los mismos a todos los mexicanos; la pobreza y la desnutrición son características de la realidad nacional, manifestaciones de la UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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desigualdad social propias del capitalismo, agudizadas por los procesos de despojos en curso. La pobreza se explica por la distribución capitalista de las riquezas. Para dejar asentada una idea concreta con respecto a la distribución capitalista de la riqueza y los alimentos considérese la siguiente situación. El grave problema de la alimentación agravia al mundo entero y disminuye directamente a 870 millones de personas en la tierra; esta realidad es una expresión elocuente de la desigualdad social; situación estructural propia del Capital profundizada con el neoliberalismo y sus modelos agrícolas motivados por las ganancias provenientes de las exportaciones; peor aún, al seguirse líneas de monocultivos en correspondencia a la producción de commodities. La aberración de la producción agroalimentaria en las lógicas de la ganancia y la codicia se expresa en los siguientes datos: según la FAO (2015), de la producción primaria se desperdician anualmente 1300 millones de toneladas en el mundo, es decir, alrededor del 33 % de los agroalimentos, mientras, de acuerdo a la misma fuente, 870 de millones de seres humanos padecen hambre y están en los umbrales de la inanición. Recuperar la soberanía alimentaria que asegure el derecho a la alimentación sana y nutritiva convoca a pensar en la pequeña producción agrícola, pecuaria y pesquera, bajo criterios de armonía con la naturaleza y del humanismo solidario; ya los indígenas y campesinos han puesto en marcha –de vieja data, la agroecología que pondera la madre tierra, el territorio, las aguas y la biodiversidad; se trata de una agricultura multifuncional: autoconsumo comunitario y producción para la población urbana, preservación de la biodiversidad y conservación de los suelos. Para resolver la producción de alimentos sanos que necesita el país entero, asegurando la soberanía alimentaria, se requiere la suma de esfuerzos de los sectores productivos de pequeños y medianos agricultores, ganaderos y de la pesca, orientados por la perspectiva social de México, particularmente las regiones altamente productivas, ahora bajo control de la agricultura de síntesis química, demanda esfuerzos políticos y de organización de gran envergadura, lo cual supone políticas de Estado revolucionando el modelo agrícola del país con base en la herencia indígena y campesina, la agroecología, fortalecida por la ciencia y su aplicación para la productividad alimentaria. Es preciso un concepto para la restauración de la tierra y la biodiversidad, sacrificada por la irracionalidad del capital, especialmente la pérdida de fertilidad de los suelos, ahora dependientes de los agroquímicos, como necesario es la restitución de tierras a ejidatarios y comunidades para su reinserción en la producción. Proponerse esta recuperación supone procesos de reconstrucción de la sociedad rural, específicamente la recomposición de la Asamblea Ejidal como espacio de dirección colectiva en la producción y la comunidad. La soberanía alimentaria es un planteamiento alternativo a la producción y distribución de los agronegocios; se trata de un concepto –y una práctica, de apoyo y soporte de los pueblos en lucha contra las empresas trasnacionales con predominio en el campo. Los sujetos de la soberanía alimentaria son los productores de la agricultura familiar, indígena y campesina, asimismo los agricultores medianos y pequeños comprometidos con la producción sana de alimentos e identificados con el país, en alianzas con la población de las ciudades; supone, además, una política de Estado –desde una propuesta que promueva la agroecología como modelo tecnológico para la producción de alimentos y la UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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restauración de la naturaleza, la biodiversidad y la vida comunitaria en el medio rural. La soberanía alimentaria, a la vez que es una representación cultural, supone el desarrollo de Poderes (socio-políticos) para sacar adelante tal propuesta, implica, por lo tanto, la conformación de sujetos políticos con plena claridad de sus horizontes a largo, mediano y corto plazos; esfuerzos y política que deberán estar inscritos en la lucha por el cambio de la orientación neoliberal de la economía y el gobierno, lo que propiciaría condiciones para establecer nuevos conceptos agroalimentarios y de desarrollo rural. Concebir así la soberanía alimentaria convoca a los sujetos campesinos e indígenas a caminar en los procesos alternativos al Capital: otro mundo es posible preservando la madre tierra, el territorio y la biodiversidad. La soberanía alimentaria en su más amplia acepción es un planteamiento de donde se derivan modelos productivos y de consumo para el mundo desde la pequeña agricultura, lo que reclama sujetos políticos con presencia y acciones en las esferas de la globalización; por su forma, la soberanía alimentaria adquiere connotaciones territoriales en cada país; por sus contenidos significa una filosofía y una política con implicaciones mundiales. Ambas situaciones en su esencia son inseparables, aquí se separan sólo para efectos explicativos y para procurar clarificar las implicaciones estratégicas y tácticas que seguro contienen, recuérdese que se configurarán las formas de lucha adecuadas en la medida que haya claridad sobre el carácter histórico y naturaleza social del poder. La soberanía alimentaria es una confrontación de poder a poder: agronegocios vs agroecología; el poder del capital trasnacional y sus gobiernos y juntas administrativas, por un lado, y, por otro, los campesinos e indígenas organizados, los movimientos de agricultores pequeños y medianos en las regiones agrícolas altamente mecanizadas, en alianza con los trabajadores de la ciudad y académicos comprometidos con la pequeña agricultura y con la humanidad. El proyecto de la UFiC tiene dos dimensiones: a) La lucha para viabilizar los intereses de la agricultura indígena y campesina, orientados por la soberanía alimentaria, en el contexto histórico-político de predominio del capital. Hablamos de una línea estratégica para incidir en las políticas del Estado con base en la determinada correlación de fuerzas dadas en circunstancias emanadas de los límites del neoliberalismo y por las dinámicas de la lucha de clases. Significa promover propuestas de planes campesinos e indígenas para poner en marcha el modelo agroecológico por regiones y en perspectiva nacional (rescate del campo y reorientación del modelo de producción, crédito, comercialización, semillas, biodiversidad, etc., se trata de proyectos estratégicos regionales, como por ejemplo, una propuesta de producción de 12 millones de toneladas de maíz en el sur-sureste del país para resolver el déficit que de esta semilla tiene México, lo cual es viable según algunos estudios de investigadores de la Universidad Autónoma de Chapingo y de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad). Por esta línea no se avanzará si no se tiene una adecuada caracterización del neoliberalismo y sus políticas para el campo, como igual no habrá pasos importantes si se carece de un Programa alternativo, lo que demanda la organización de indígenas y campesinos en la perspectiva nacional y alianzas estratégicas con investigadores y centros universitarios UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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vinculados al campo y comprometidos con el país. Un nuevo modelo para el campo supone un proyecto alternativo de nación, por lo tanto, la política desde la perspectiva comunitaria, humanista y solidaria, es condición que debe cumplir el movimiento indígena y campesino. Si no hay unidad no hay fuerza, por ende, cultivarla desde abajo son retos y tareas que la UFiC debe asumir sin dilación. Una condición habrá de cumplirse: reconocer y preservar la diversidad social, étnica y política del campo mexicano. Avanzar por estas rutas implica asumir la estrategia de acumulación de fuerzas, donde ganar espacios y consolidar y/o recuperar territorios es parte de este proceso. La política es como la milpa, cotidianamente se crece. Por supuesto, se crece cuando hay visión, estrategia y congruencia, y un imprescindible sentido de pertenencia a la ética. b) Un Programa que nos acerque poco a poco, acumulando cambios en una doble dimensión: cambios en la cotidianeidad de las comunidades y ciclo agrícola tras ciclo agrícola; cambios en las relaciones políticas y en los posicionamientos de espacios y pequeños poderes, desde abajo en las comunidades y en el florecimiento de mil redes. Son cambios que corresponden a la lucha cotidiana por procurar la felicidad aquí y ahora –es la vida. La otra dimensión que se busca se puede definir como la cotidianidad en lucha que anida procesos cualitativos para eclosionar en saltos cualitativos, es decir, acumular los pequeños cambios para la cosecha levantar. Que tan rápido se avance es una situación que no se puede determinar, más bien se trata de seguir una línea de ir avanzando en posiciones, para abonar a la utopía. Caminar, caminar, luchar organizados con visión de miras a horizontes libertarios. Se trata pues de acumular cambios para la vida y, más allá, para la utopía. Con el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil podemos declarar: Nuestro horizonte es, pues, el de la superación del modo de producción capitalista, mediante la promoción de una sociedad y un modo técnico de producción soportado en la filosofía y la experiencia agroecológica de los pueblos originarios de México y América Latina. Para la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) -Vía Campesina Internacional, la agroecología es puntal de la soberanía alimentaria, entendida ésta como patrimonio de los pueblos rurales y ancestrales al servicio de la humanidad; es un modo de ser, vivir y producir; se soporta en bases biológicas y sociales con fuertes nexos con la naturaleza; supone la autonomía a partir del autoconsumo y el abastecimiento regional de alimentos saludables. A esto se puede agregar que ello requiere de un plan para un modelo de producción rural en el país que se proponga producir alimentos sanos para toda la población mexicana. La gran convocatoria a los trabajadores de la ciudad y al mundo entero es la producción de alimentos sanos, el cuidado de la madre tierra, la defensa del territorio y la biodiversidad; el agua concebida como un Derecho. Evitemos la uniformidad de la humanidad y la naturaleza que pretende el capital, evitemos la mercantilización absoluta de la riqueza y la tierra. El gran patrimonio de la humanidad es la diversidad de razas y lenguas, de territorios y la biodiversidad; preservarlos es el gran reto político de los movimientos indígenas y campesinos.

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Foto: Rocío Miranda El Ing. Desiderio W. Ordoñez Pech (lado derecho), participa en representación de la UFiC en el Seminario Regional sobre Agroecología en América Latina y el Caribe, realizado en la ciudad de Brasilia del 24 al 26 de junio de 2015.

19. En México la producción de maíz a partir de semillas nativas y tradicionales, sin transgénicos, es una estrategia que requiere de compromisos con la humanidad y la biodiversidad, y es la línea, además, para lograr la autosuficiencia y coadyuvar a la soberanía alimentaria; el maíz es una aportación de México al mundo y son los indígenas y campesinos quienes lo han conservado, extendido y mejorado por más de ocho mil años; de acuerdo con el Dr. Víctor Mendoza, de la Universidad Autónoma de Chapingo, se puede decir que los indígenas y campesinos son los primeros genetistas (maíz) en el país y en la tierra. Para la preservación de la biodiversidad, sin necesidad de la transgenia ni de bóvedas de alta seguridad para la conservación de semillas, lo que se requiere son garantías para asegurar los ecosistemas en situaciones saludables, en estos está la vida. La transgenia y las bóvedas referidas niegan la naturaleza y amenazan la vida. Garantir los ecosistemas es la condición de la biodiversidad. Se trata de otro concepto de civilización, patrimonio de indígenas y campesinos, de otra filosofía y otras formas de vida ejercidas por estas comunidades a lo largo de siglos. México, desde este concepto reivindica la interculturalidad para asistir y aportar al mundo. Para alcanzar la soberanía alimentaria este país requiere potenciar la producción biológica del maíz y del frijol, en sus diversos sabores y colores, en su identidad y memoria; cosechar estos granos –ricos y diversos en la dieta humana, potencia las expectativas para la autosuficiencia en maíz y frijol generada desde la agroecología, sin el uso de semillas UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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manipuladas en laboratorios, es decir, sin transgénicos; se requiere cambiar de política y de modelo. Parte de estos cambios deberá ser liberar la semilla del maíz y del frijol, simientes nativas y mejoradas por los pueblos originarios y formular proyectos estratégicos regionales reactivando la economía familiar. México fue el primero, antes que Estados Unidos, en desarrollar el mejoramiento genético del maíz y el frijol (cruzas de razas), según lo comparte el citado Dr. Víctor Mendoza. Al respecto hay mucha experiencia en los pequeños productores así como en investigadores mexicanos en el mejoramiento de semillas de maíz y frijol. Gran parte de esta hazaña se ha realizado aún sin políticas de Estado para el desarrollo científico y productivo en el campo, más bien ha sido el gobierno de la república quién ha desmantelado los avances y obstruido iniciativas productivas y científicas, y lo ha hecho por una situación de intereses explicable: la acumulación del capital en el país se organiza con base a la importación de ciencia y tecnologías extranjeras para favorecer al capital allende fronteras y de origen mexicano. México, al gozar de productores e investigadores probados, tiene la capacidad productiva y científica para, rápidamente, obtener la autosuficiencia en estos dos granos básicos y establecer, como política de Estado, la soberanía alimentaria. Imprescindible es construir otra representación política en el gobierno del país. Estados Unidos se robó gran parte de las aportaciones en genética desarrollada por productores y académicos mexicanos, fue así como las investigaciones, al norte del río bravo, en torno a las semillas referidas tienen como premisa las aportaciones de México. El imperio norteamericano saqueó el patrimonio genético –ancestral de los pueblos originarios y las aportaciones científicas de instituciones nacionales. En los años cincuenta llegan los gringos y se llevan furtivamente buena parte de los avances genéticos logrados en el país, saqueando así germoplasmas y fuerza de trabajo altamente calificada. Según el multicitado Dr. Mendoza, quien fuera rector de la Universidad Autónoma de Chapingo, los gringos persuaden a investigadores mexicanos para llevárselos a sus laboratorios, amén de imponer a las instituciones y estudiosos de la genética que lo investigado se reportara en inglés, facilitando –a ellos, el saqueo y el robo del patrimonio nacional. México dócilmente entrega su patrimonio científico y acepta publicar en inglés “apantallado” por los espejitos de ciertos estatus académicos. Todo esto se da posterior a la Segunda Guerra Mundial teniendo como referente la impuesta Revolución Verde, personificada, en apariencia, por Norman Borlaug quién asesoraría para una mejor producción de alimentos y ciertas Fundaciones supuestamente sin fines lucrativos, mismos que traían bajo la manga un propósito inconfesable: piratear la riqueza fitogenética de México. 20. México es tierra de origen de variadas especies que alimentan al mundo: maíz, frijol, calabaza, entre otros. Según la investigadora Adelita San Vicente Tello (La Jornada del campo, 17 de septiembre de 2013) los indígenas y campesinos de nuestro país han logrado una proeza histórica: domesticar el 15.8 % de plantas que hoy se consumen en el globo terráqueo. Y en esta línea considera que se debe reconocer a estas comunidades por dicha proeza y declarar la propiedad intelectual colectiva de los recursos biológicos. La creación y recreación de la agrobiodiversidad es producto de la interacción de indígenas y campesinos con la naturaleza concibiéndose como hijos de la madre tierra, desde su UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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cosmogonía; esta experiencia civilizadora se conserva para la humanidad gracias a estos pueblos originarios de México. 21. Para el combate a la desnutrición la agricultura puede hacer una gran contribución asegurando una producción sana, tan sólo con el consumo de maíz y frijol se puede reunir la ingesta de vitaminas, minerales y proteínas altamente nutritivos, así lo comparte el Dr. Mendoza, también lo asegura Amanda Gálvez Mariscal, investigadora del departamento de Alimentos y Biotecnología de la Facultad de Química de la UNAM: el maíz y el frijol son tan ricos nutricionalmente como las proteínas de origen animal -son la combinación perfecta, el frijol negro contiene pigmentos y fibra saludables para el ser humano; una taza y media de frijol cocido aporta el 30 % de las proteínas que un adulto necesita al día, dice Amanda Gálvez; un taco de tortilla de maíz y frijol negro es un gran alimento, afirma Víctor Mendoza. Maíz y frijol se complementan para una dieta balanceada. Las comunidades indígenas lo saben desde la época prehispánica y han hecho de estas simientes y cultivares identidad y memoria, esencia de la cultura mexicana. Los mexicanos han bajado la ingesta de maíz y frijol de manera muy significativa: hace 30 años el consumo por persona al año de frijol era de 19 kilogramos, ahora -2015, es de 9; hace 30 años el consumo per cápita de maíz era de 400 gramos por día, hoy ha bajado a 285 gramos diarios, nos comparte la citada investigadora de la UNAM. La diversidad de cultivos para la mesa del mexicano bajo criterios agroecológicos es la línea para resolver el déficit nutricional del país; la experiencia indígena es una propuesta que deberá soportar la reorientación en la producción del campo (Por supuesto que hay otros ámbitos donde se pueden producir proteínas: los sectores pecuario y pesquero). Además, la diversificación de cultivos es una forma natural para la restauración de los suelos, particularmente en lo concerniente a la fijación de nitrógeno. 22. En correspondencia a las políticas neoliberales, el presupuesto del gobierno federal para 2016 representa una ratificación del modelo para el campo en agravio a la agricultura indígena y campesina, fortaleciendo así la agricultura sin campesindios propia de los agronegocios y atenta contra la soberanía alimentaria de México. El Programa de Apoyo a Pequeños Productores anunciado como la gran novedad no significa cambios en las políticas hacia el campo, afirman la línea ya conocida ampliando la demagogia y las pretensiones de manipulación, en realidad se tiene una drástica reducción del presupuesto al medio rural. En este “novedoso” programa se concentran partidas que en 2015 estuvieron destinadas a otros Programas; cabe subrayar que el presupuesto de 2017 con respecto al 2016 destinado a las mujeres del campo sufrió una importante disminución, evidenciando la inexistencia de la perspectiva de género en las políticas del gobierno. A esto agréguese que para el 2017 los recursos presupuestados para los pueblos indígenas registran una baja del 51 por ciento con respecto al año 2016. 23. Al identificar las diversas expresiones del movimiento indígena y campesino que conforman la lucha por la defensa de la madre tierra, el territorio, el ejido y la biodiversidad, es necesario desplegar iniciativas políticas promoviendo la solidaridad y la unidad de los movimientos sociales; identificar, reconocer y preservar la diversidad de los pueblos y comunidades es condición para avanzar en la unidad de los movimientos del UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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campo mexicano, así como un programa representativo de las demandas y aspiraciones de los sujetos sociales protagonistas de esta unidad estratégica. Se trata de un programa que deberá considerar las circunstancias históricas del país y la condición social multiétnica de México, donde, además de considerar al capital como el enemigo común, habrá de consagrarse la emancipación de los pueblos originarios reconociendo su autonomía y sus formas de autogobierno a partir de sus territorios de data ancestral, es decir, se habrá de reconocer a México como un país multiétnico y socialmente plural.

Foto: Ugo Rincón Mesa Directiva del II Congreso Nacional Diciembre 2015

24. El Presupuesto es un espacio para dar la lucha por la reorientación de las políticas en aras del modelo agroecológico de la producción de alimentos y la preservación de la biodiversidad, es decir, no sólo se trata de millones de pesos, sino que es necesario incidir en la orientación económica y el modelo de agricultura a desarrollar para México; para los movimientos indígenas y campesinos, al igual que los medianos y pequeños productores, deberá ser la perspectiva de la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación sana y nutritiva de la población consagrado en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. Al identificar el concepto de lucha y la estrategia es necesario reconocer que el movimiento indígena y campesino carece de una visión y propuesta en esta orientación, cabe decir que en buena medida se reduce a organizar presiones (no sin radicalismos) que terminan negociando techos financieros para ciertas organizaciones rurales. Por supuesto que hay excepciones. La ausencia de identidad del movimiento y un Programa inmediato a presentar para disputar presupuesto se traduce en falta de unidad de las fuerzas sociales del campo mexicano. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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25. Las fuerzas del capital y los agronegocios avanzan en su hegemonía, así lo muestra la firma (en octubre de 2015) del Acuerdo de Asociación Comercial Transpacífico lo que pondrá en mayor vulnerabilidad la producción rural mexicana, amenazando con multiplicar situaciones de desplazamiento de los pequeños productores, en otras palabras, su expulsión de las tierras y la estructura productiva. La producción de cárnicos y leche, así como proteínas de pescado, son tan sólo algunos casos que serán objeto de socavamiento en competencias desventajosas ante los agronegocios y las políticas operadas por las juntas político-administrativas trasnacionales y obedecidas por el Estado mexicano. 26. Mientras eso sucede por el lado del Capital y sus agronegocios, desde los movimientos indígenas y campesinos del país y de otros lugares del mundo, se abren procesos de reflexión, debate e iniciativas políticas, generando expectativas y convocatorias hacia dimensiones políticas de la lucha social; al movilizarse en el país contra el Capital se está contribuyendo a la lucha mundial. Imprescindible son los encuentros y debates para motivar coincidencias políticas en la diversidad social y promover la coordinación en las acciones. La lucha mundial habrá de expresarse esencialmente en los territorios de cada país, concibiéndola no sólo en los ámbitos productivos y políticos, sino también en el terreno legal; es necesario bregar en los tribunales nacionales, estar ahí donde se disputa la introducción de transgénicos y donde se pueden –y deben, desplegar otras acciones para detener las embestidas y despojos del capital. Más allá de México es preciso multiplicar la coordinación y la solidaridad mundiales para incidir en los debates de instancias como la FAO y hacer actos de presencia en Tribunales Internacionales para reivindicar los Derechos Humanos y en lo particular los Derechos indígenas, defender y ampliar las legislaciones consagradas a estos derechos, como también un campo de batalla son los juicios contra las empresas que agravian la vida como Monsanto-Bayer, entre otras. La UFiC se identifica como parte de este movimiento mundial y reconoce la necesidad de enriquecer sus iniciativas al respecto. 27. El movimiento campesino e indígena en México cursa por una situación difícil debido a la dispersión del mismo y situaciones de cooptación de organizaciones y dirigentes del Estado, o en el mejor de los casos, por la falta de proyecto alternativo y miras teóricopolíticas para caracterizar con propiedad el contexto histórico que soporta la economía y la política del país. Estas circunstancias han llevado a gran parte del movimiento campesino organizado a reducirse a gestiones de “proyectos productivos” concebidos por el gobierno para motivar la dispersión y destruir la vida comunitaria rural, en lugar de proponerse opciones de fomento productivo para fortalecer el sentido de organización comunitaria. No se trata de negar este tipo de gestiones, la naturaleza económica-social de la producción hace irrenunciable la interacción con el gobierno, lo que se requiere es trascenderlas hacia movimientos de reorientación de las políticas y la puesta en marcha de modelos inherentes al concepto de soberanía alimentaria. 28. En el campo mexicano, como ya se estableció renglones arriba, se promueven dos tipos de agricultura: la producción de alimentos con enfoques comerciales dominada por las empresas de los agronegocios y la pequeña agricultura campesina e indígena. En el país existen 5, 325,223 Unidades Económicas Rurales (UER), de estas el 80 % son productores UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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que poseen predios menores a 5 hectáreas. Del total de la superficie cultivada por dichas UER el 28 % son de riego y el 78 % son de temporal; las áreas de riego producen el 60 % del valor de la producción nacional. Sólo el 6 % de esas unidades tienen acceso al crédito institucional. El segmento de la agricultura comercial es altamente productivo (la productividad del maíz de Sinaloa prácticamente está en situación de empate con la productividad de los agricultores de Estados Unidos: de 2010 a 2014, en Sinaloa se produjeron, sin transgénicos, 9,35 toneladas de maíz por hectárea, mientras que en Estados Unidos, con uso de la transgenia, fue de 9,46 toneladas, según Víctor Suarez Carrera, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas comercializadoras de Productores del Campo), por otro lado, el 70 % de las UER producen para la subsistencia y el autoconsumo, con excedentes para el mercado (Véase Isidro Pedraza Chávez, Reforma Estratégica del Campo, Ed. Instituto Belisario Domínguez, Senado de la República). 29. Los bajos niveles de productividad de las UER se explica por: a) Los bajos niveles de innovación tecnológica. La ciencia y la tecnología en el país no son atendidas como prioridad, imponiéndose la importación de bienes de Capital y tecnología del extranjero con los consecuentes desequilibrios en la balanza comercial de México, afirmando la condición de subdesarrollo y el deterioro ambiental. La investigación es reducida. Debe reconocerse esfuerzos significativos de instituciones de investigación y enseñanza. Sin dejar de lado a las comunidades campesinas e indígenas quienes han sido portadoras de conocimientos y técnicas, de importancia potencial para el país. b) Aplicación deficiente de las tecnologías. c) La degradación de los recursos naturales en el sector social:     

La erosión de suelos causada por las actividades antropogénicas. La salinización de suelos. La sobreexplotación de los recursos hídricos. La contaminación de los cuerpos de agua y del suelo. El uso excesivo de agroquímicos. Agréguese deficiencias en la calidad de los productos agropecuarios y la debilidad estructural de las cadenas productivas. 25

30. Tendríamos que sumar al diagnóstico del campo mexicano y del país lo siguiente: México ocupa el primer lugar en obesidad infantil y adulta. Se vive un gran dependencia alimentaria del exterior al importar el 42% de los alimentos que se consumen en el país: se compra el 95 % de la soya, el 80% del arroz, 56% de trigo y de maíz se importan 13 millones de toneladas. Por si eso fuera poco, además, se ocupa el primer lugar en la importación de leche en polvo, mientras que los pequeños ganaderos se ven obligados a tirar su leche o malbaratarla. Considérese también que se importa el 40 % de carne de res, 25

Isidro Peraza Chávez. Ídem. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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mientras se exportan becerros para la engorda a Estados Unidos. Más grave aún es que, el maíz (entre otras semillas) importado es grano viejo, muerto –es decir, se importan cadáveres de semillas carentes de proteínas, así nos lo comparte el ya citado Dr. Víctor Mendoza, con todas las consecuencias que eso implica. La compra de alimentos en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, es una importación monopólica, realizada por un reducido número de empresas –Maseca, entre otras. Estas importaciones se hacen bajo un control total al ser los dueños de toda la infraestructura: puertos, barcos, bodegas y transporte. Las restricciones y la falta de fomento a la producción de maíz impuestas por el gobierno favorecen directamente a estas empresas operadoras de las importaciones. Según el Dr. Antonio Turrent Fernández, investigador mexicano miembro de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, existen investigaciones que sustentan la posibilidad de un plan para producir –en un sólo ciclo, de 10 a 12 millones de toneladas de maíz en las regiones indígenas y campesinas del sur y sureste del país, resolviendo el déficit de este grano y, generando a la vez, condiciones para mayores ingresos a los productores de estas regiones.

Foto: 2000Agro, Revista industrial del campo Rocío Miranda Pérez, Presidenta Nacional de la UFiC, en la reunión de la FAO en Roma, Italia.

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ACCIONES PROGRAMÁTICAS Día de la tierra Einstein dijo alguna vez: ‘-Si las abejas desparecieran, ¿cuántos años de vida le quedarían a la tierra? ¿Cuatro, cinco? Sin abejas no hay polinización, y sin polinización no hay plantas, ni animales, ni gente’. Y ahora resulta que en el mundo hay cada vez menos abejas …y eso ocurre no por voluntad divina ni maldición diabólica, sino por los cultivos de exportación, que prohíben la diversidad de la flora por los fertilizantes químicos, que fertilizan el dinero y esterilizan el suelo Eduardo Galeano. 1. La lucha por la soberanía alimentaria, la defensa del territorio y la cultura de los pueblos originarios, el ejido, las aguas y la biodiversidad, son los signos distintivos que le dan identidad a la UFiC; son acciones y formas de lucha eminentemente políticas debido al combate al Capital, es decir, la lucha contra sus intereses fundamentales y su representación política en el Estado.

2. Bregar por la soberanía alimentaria de México en aras del derecho a la alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada a los conceptos y tradiciones de los pueblos, es condición primaria de este programa, lo cual implica la promoción de la libre determinación de las comunidades originarias, los campesinos, pescadores, pequeños ganaderos y afrodescendientes, en la perspectiva de un orden social incluyente; en particular, a los pueblos indígenas se les habrá de reconocer la autodeterminación para organizarse política y culturalmente conforme a sus conceptos y tradiciones, y desde esta condición formar parte de un conglomerado social nacional, siendo protagonistas del destino soberano de la nación; asegurar la soberanía alimentaria significa propiciar las fuentes de generación de alimentos bajo los paradigmas del modelo agroecológico: convoquemos al mundo entero a la producción de alimentos sanos, la defensa de la tierra, el territorio, el ejido, las aguas y la biodiversidad.

3. Faenar por una producción basada en la soberanía alimentaria supone reivindicar la agricultura campesina e indígena, sus concepciones y experiencias civilizatorias soportadas en la agroecología en sustitución de los agronegocios de las grandes UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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empresas trasnacionales del Capital; la producción de alimentos sanos en la perspectiva que impone la población total del país (incluyendo, por supuesto, las grandes ciudades) requiere de la suma de los productores agrícolas, pecuarios y pesqueros del país en una gran alianza por la soberanía alimentaria que habrá de significar luchar por la soberanía política del país; significa también demandar la salida de la Organización Mundial de Comercio de la agricultura y la alimentación, así como de cualquier tratado comercial internacional que vulnere la soberanía de los pueblos. En tal virtud, se lucha por lograr la revisión y renegociación del TLCAN; igualmente rechazar el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) porque representa mayor apertura en detrimento del mercado interno, especialmente el sector primario y más aún de la pequeña economía indígena, campesina y pesquera.

4. Luchar por la soberanía alimentaria que es el derecho y el respeto de los Pueblos de definir sus propias políticas y estrategias para la producción, distribución y consumo sustentable de alimentos, respetando sus propias culturas y sus propios sistemas de manejo de recursos naturales y áreas rurales con base en la reorientación de las políticas del Estado, traducidas en Políticas Públicas y su correspondiente impacto en el presupuesto y la inversión productiva; se trata de políticas de gobierno nacionales y regionales de fomento, subsidios diferenciados por tipo de cultivo, productor y región, protección, precios, administración; además de programas e instrumentos que permitan una planeación de la producción y distribución de los productos estratégicos para garantizar la seguridad alimentaria; deberán formularse proyectos de desarrollo agroecológico estratégicos para la autosuficiencia en la producción de maíz, frijol y otros productos alimenticios; en el mismo sentido, concebir proyectos de recuperación del cooperativismo pesquero ecológico, restituyendo la asamblea y el espíritu cooperativista. Se trata de fomentar la producción indígena y campesina fortaleciendo y ampliando la agroecología, alimentos sanos y diversos, con visión territorial, que asegure ingresos socialmente aceptables para los productores, reconozca la dignidad de los mismo, respeto al medio ambiente y al planeta. La agroecología campesina en sustitución de la agricultura industrial y el agronegocio, es el reto a traducirse en acciones de la UFiC.

5. La seguridad y la soberanía alimentaria demandan una reforma estratégica del campo que garantice el derecho constitucional de los mexicanos a la alimentación sana, nutritiva, ambientalmente viable y culturalmente pertinente; una reforma que eleve los niveles de vida de los pequeños productores agrícolas, pecuarios y pesqueros, con base en una rentabilidad socialmente aceptable, reforma que habrá de traducirse en suficiencia alimentaria del país. Se requiere un nuevo marco jurídico que restituya la tierra a campesinos e indígenas y reinserte a los pequeños productores a la producción y se restablezca el cooperativismo en la pesca; en el centro de esta reforma del campo deberá colocarse la instauración de un nuevo paradigma agroalimentario y rural con base en la agroecología. Esta reforma supone cambios de rupturas con el modelo económico imperante en el país y la puesta en marcha de un proyecto alternativo de desarrollo rural UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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sustentado en los pequeños productores y medianos agricultores de las regiones más productivas.

6. Al luchar por la biodiversidad rechazamos el uso de transgénicos en el mundo y el ingreso de estos a México. Este país es centro de origen del maíz, su matriz –la madre tierra aquí lo parió, lo cual obliga a cumplir con el deber y el compromiso de defender y preservar las decenas de razas y variedades de maíz que han sido conservadas y multiplicadas por los indígenas y campesinos a lo largo de siglos; luchamos contra los agronegocios y las fuerzas políticas del país que asedian este patrimonio de la humanidad al pretender contaminarlo con transgénicos (En varios lugares del territorio nacional se han introducido semillas transgénicas aun sin autorización, registrando ya niveles iniciales de contaminación). Defender la Ley de Biodiversidad Sobre Organismos Genéticamente Modificados, en lo concerniente a la prohibición de organismos manipulados en los centros de origen y diversificación, es un deber intrínseco de este Programa, lo que exige definir planes de acción en dicho sentido. El uso de transgénicos del maíz está prohibido en todo el territorio nacional. Defender está condición es asunto identitario de la UFiC, y base para la preservación de la biodiversidad.

7. Pugnar el reconocimiento a los indígenas y campesinos de México por su aportación al patrimonio de la humanidad al domesticar el 15.8 % de las plantas que se consumen en el mundo y, al mismo tiempo, faenar para que la biodiversidad sea declarada propiedad colectiva, patrimonio universal. Es un asunto de vida, inaplazable y, a la vez, significa caminar hacia la utopía: la apropiación social de la naturaleza y la producción con base al amor humano y al humanismo solidario; proteger y desarrollar la biodiversidad y la bioseguridad como patrimonio cultural e intelectual de los pueblos indígenas y campesinos, y desde esta condición de la humanidad misma.

8. Luchar por la restitución de las tierras a comunidades indígenas y campesinas es tarea central de la UFiC; son pueblos, naciones, tribus y productores que han sido despojados por los agronegocios y/o particulares, las compañías mineras, los proyectos energéticos y las concesiones para la exploración y explotación de hidrocarburos; ningún proyecto que agravie el territorio tendrá cabida sin la consulta ni el consentimiento de las comunidades afectadas. La UFiC desplegará acciones o será parte de iniciativas políticas en aras de la reinserción de ejidatarios y pequeños productores –campesindios, en las regiones donde han sido desplazados de los procesos productivos (La Laguna, Sinaloa, Sonora, etc.) mediante un programa de rescate de parcelas y ejidos rentados y/o vendidos; así también se promoverá el restablecimiento de la vida comunitaria practicada a través de las asambleas y otros procedimientos de participación democrática. La UFiC se declara parte de la lucha mundial por la restitución del territorio y tierras laborables a los pueblos originarios y campesinos.

9. Para fomentar la pequeña agricultura, la UFiC demanda: UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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a) Acceso a la tierra, el agua y la biodiversidad. b) Acceso a crédito, aseguramiento de la siembra y las cosechas; capacitación y asistencia técnica en condiciones de aprendizaje y aportación de conocimientos por los indígenas y campesinos; por una Reforma Financiera que fomente la producción y fortalezca la condición de sujetos productivos a campesinos e indígenas. Crédito no oneroso y fuera de la usura y la codicia. Reglas de operación establecidas con la participación de los pequeños productores, de fácil aplicación y ejercidas con oportunidad. c) Rentabilidad para los productores; promoción de políticas de comercio justo y en correspondencia a las tradiciones y culturas de los pueblos. Combate al coyotaje en la comercialización de granos; intervención del Estado en el mercado asegurando políticas en favor de los pequeños productores. Mejoramiento en la calidad de vida en el campo mejorando los niveles nutricionales de los sectores más vulnerables. d) Nuevos procesos productivos ambientalmente sustentables; fomento a la agroecología, lo que supone promoción de semillas nativas y mejoradas y la producción de fertilizantes en correspondencia a este concepto de producción rural. No a las patentes de semillas. e) Inversión del Estado en investigación científica y desarrollo de tecnologías para elevar la producción y productividad en el campo, con énfasis en la pequeña economía familiar; fortalecimiento de las universidades y centros de investigación orientados al desarrollo rural. Un plan campesino conformado con las políticas y acciones antes señaladas demanda la reorientación de las políticas del Estado y cambios en el modelo de producción de alimentos, donde estos se apropien del proceso productivo, concebidos, por derecho propio, como sujetos sociales con autonomía y se aseguren políticas públicas soportadas presupuestalmente. Tener derecho es tener fuerza; por lo tanto, es necesario desplegar iniciativas para que el campesinado se desarrolle como sujeto político nacional. Una tarea de carácter estratégico es la formulación de proyectos regionales de fomento a la producción de maíz y frijol con semillas nativas probadas por productores y centros de investigación científica; elaborar, desde los productores mismos, propuestas de reactivación y fomento de la pesca artesanal rescatando el cooperativismo pesquero con base a proyectos estratégicos regionales. Los sujetos de estas propuestas serán indígenas, campesinos y pescadores. A partir de estas propuestas formular los presupuestos correspondientes, mismos que habrán de presentarse ante los poderes ejecutivo y legislativo (Cámara Baja) para demandar su aprobación.

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Fotos: UFiC Guerrero UFiC y la U. A. CHAPINGO con productores de café orgánico en la comunidad La Soledad de los Enanos, en el Estado Guerrero, producen fertilizantes bajo criterios agroecológicos.

10. Definición de planes políticos estratégicos para reunir la fuerza que soporte los planes de desarrollo productivo regionales, la soberanía alimentaria y el modelo agroecológico; formulación de propuestas convocantes de acuerdos y alianzas de trabajo con otros movimientos y organizaciones campesinas, investigadores socialmente comprometidos y centros de investigación y universidades. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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11. Promover diversos debates y reflexiones sobre el significado de la agricultura capitalista de los agronegocios y la trascendencia de la soberanía alimentaria y sus puntales de desarrollo: la pequeña agricultura campesina e indígena, los pequeños agricultores de las zonas altamente tecnificadas. Es necesario que los productores, sus organizaciones y movimientos tengan claridad del significado de la agroecología como la alternativa para el campo mexicano, así como de la necesidad de convertirse en sujetos productivos y políticos con autonomía; sin poder, sin fuerza política, los pequeños productores serán desplazados por los agronegocios.

Foto: Juliana Miranda En el marco del PRIMER FORO CAMPESINO realizado durante la XX FERIA NACIONAL DE LA CULTURA RURAL 2015, se llevó a cabo la firma del Convenio de colaboración entre la Universidad Autónoma de Chapingo y la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, representados por el Dr. José Sergio Barrales Domínguez, Rector de la Universidad y la Lic. Rocío Miranda Pérez, Presidenta de la UFiC.

12. La UFiC ratifica su pertenencia a los movimientos mundiales por la soberanía alimentaria con base en la pequeña agricultura campesina e indígena; alimentar la lucha contra los agronegocios y el Capital trasnacional y sus organismos de administración de las políticas neoliberales, bajo la consigna: Fuera la OMC de la agricultura. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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13. Promover el Desarrollo Rural Integral y Sustentable mediante la implementación de nuevas políticas públicas, programas, instrumentos y las reformas institucionales que sean necesarias ante los tres niveles de gobierno, a fin de fomentar y proteger la capacidad de producción, industrialización, distribución y comercialización y abasto de los productos estratégicos y prioritarios para la alimentación de los mexicanos, como condición indispensable de la soberanía y la seguridad alimentarias, lo cual supone luchar por la reorientación de la política y del presupuesto con propuestas alternativas sustentadas teórica y técnicamente.

14. Rescatar y revalorar el campo y los territorios de los pueblos indígenas y su reconocimiento, como prioridad del desarrollo nacional, a través de la unidad del movimiento indígena y campesino y sus alianzas con los consumidores y organizaciones de la sociedad. En este rubro la prioridad será fortalecer el mercado interno y fortalecer la producción campesina familiar y comunitaria de los pueblos indígenas, campesinos y de la pesca artesanal, así como ofertar productos de calidad y mejores precios a la población del medio urbano; construir alianzas con los trabajadores y sus diversos movimientos es condición de una política estratégica.

15. Rescatar, fortalecer y diversificar el cooperativismo pesquero en las riberas de los litorales de México y de las aguas continentales del país; en esta misma línea, recuperar y restaurar los ecosistemas estuarinos, las bahías y la recuperación de playas y costas devastadas por la explotación irracional y el cambio climático. Se promoverá, igualmente, programas de repoblación de especies de escama, camarón y moluscos sobre la base de proyectos alternativos que abonen a la soberanía alimentaria y, por ende, al bienestar de los pescadores. Dichas iniciativas suponen la apropiación por los pescadores de los procesos productivos y de captura según sea el tipo de pesca a desarrollar. Indispensable será contar con estudios científicos efectuados por las universidades públicas de cada región y/o de aquellas instituciones universitarias con alcances nacionales. De estos sectores de la economía social emanan motivaciones para que las universidades del país organicen la investigación y la vinculación productiva, el extensionismo técnico y la formación académica de los alumnos. Los programas aquí reivindicados deberán corresponder a un proyecto macro de desarrollo estratégico cuya perspectiva sea el cambio del modelo de desarrollo para el campo mexicano, motivando la recuperación de la economía social, la producción y la productividad, así como también la restauración de la fertilidad de los suelos y de los recursos naturales del mar.

16. Promover ante el Congreso de la Unión la expedición de ordenamientos jurídicos que refuercen y garanticen la soberanía y la seguridad alimentarias así como la adecuación y modernización integral del sistema nacional de planeación democrática; considerando la implementación de presupuestos multianuales que viabilicen la ejecución de programas de desarrollo rural de mediano y largo plazo. Justamente para asegurar dicha planeación es necesario se otorgue el UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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reconocimiento constitucional a las organizaciones indígenas, campesinas y de pescadores artesanales, como entidades de interés público.

17. Garantizar el uso de recursos naturales, biogenéticos y la protección de la biodiversidad, para impulsar su conservación y el desarrollo de nuevas tecnologías.

Foto: Feliciano Castro Pescadores cooperativistas en aguas continentales Presa Picachos, Mazatlán, Sinaloa.

18. Integrar e impulsar una Agenda Legislativa que garantice y fortalezca la propiedad social sobre la tierra, los territorios indígenas, el agua, los bosques, las selvas, los mares y demás recursos naturales, y que considere, entre otros, la modificación del Art. 27 Constitucional, reforma que deberá restablecer los preceptos de la Reforma Agraria concebida por la Revolución y ejercida por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río. En materia agraria, la adecuación de la Ley de Aguas Nacionales y de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, la reforma de las Leyes de Protección a la Biodiversidad y el medioambiente y la promoción y el reconocimiento de la legislación internacional sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, así como los Acuerdos de San Andrés.

19. Luchar por los derechos de los migrantes y sus familias, donde se lleve a cabo la libre determinación, autonomía, desarrollo y bienestar; formas de gobierno e impartición de justicia, territorios y administración, disfrute y conservación, UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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utilización y cuidado de los recursos naturales. Conservar, rescatar y fortalecer la identidad, lenguas, costumbres, tradiciones y formas de organización. Formular programas extraordinarios con suficiencia presupuestal para el rescate de las lenguas maternas en peligro de extinción, así como iniciativas para reelaborar las estrategias y pedagogías de los programas bilingües (español-lenguas maternas) hasta ahora perdidos en la simulación y complicidades de los gobiernos del país y sus comisiones indígenas; movilizar contingentes de los pueblos originarios para exigir que los procesos y posiciones de las comisiones “indígenas” de los poderes legislativos correspondan a los intereses de las comunidades indígenas. Dichos programas y las iniciativas políticas que habrán de acompañarles requieren concebirse desde la participación y consentimiento de los pueblos originarios, condición imprescindible para el rescate y permanencia viva de lenguas maternas.

20. Reivindicar las culturas y tradiciones (rituales, cantos, danzas, cocina, etc.) de los pueblos originarios supone la promoción de proyectos y acciones para su preservación y presencias vivas, por supuesto, desde y por las comunidades indígenas. Como parte de las acciones de la UFiC está sumarse a la preservación, cuidado y defensa de la cocina rural para mantener viva la gastronomía del campo mexicano, legado que significa identidad, memoria y cohesión comunitaria; además de ser soporte y base de la cocina urbana del país. La cocina rural es un modelo integral de cultura comunitaria que implica la producción de los alimentos, los rituales y técnicas culinarias; en la cocina se sintetizan las formas de ser y hacer la vida y se manifiestan los conceptos soportes de interacción con la madre tierra. La UFiC reivindica la cocina y los patrones alimenticios de los pueblos originarios y campesinos, lo cual convoca a la promoción de programas de restitución de la tierra y aguas a los indígenas y campesinos despojados de este patrimonio, vulnerando así las bases de su cultura y su cocina en particular; el rescate de ciertas cocinas y formas de alimentarse, desaparecidas o disminuidas, requiere la restauración de los ecosistemas agraviados o borrados por la acción predadora del hombre y demanda la restitución de los cultivares ancestrales –maíz, frijol y chile, como fuentes para la cocina rural y la recuperación de los patrones alimenticios de vieja data. Los pueblos y etnias en extinción podrán recuperar expectativas de cohesión social y generar sentimientos de recuperación y continuidad comunitaria a partir de poner, por ellos mismos, en movimiento sus culturas y tradiciones. La fortaleza de los pueblos originarios para resistir y trascender las embestidas del Capital radica en sus culturas, su filosofía y tradiciones; cuando han sido despojados de territorio y tierras laborables y han sido expulsados de la producción, los asideros de sobrevivencia que les quedan son las costumbres y tradiciones. La cultura simboliza el baluarte para sobrevivir a la desarticulación de que son objeto. Así, las comunidades armadas de esa condición subjetiva hasta ahora han atravesado el silencio para seguir vivos. Cuando estos pueblos parecen enterrados desde la muerte renacen, como dice Neruda: atraviesan el silencio gracias a su cultura. Un ejemplo de etnia en alto riesgo de desaparecer por los embates del mercado son los mayos-yoremes del norte de Sinaloa, no obstante cursar esas circunstancias, mantienen luz y esperanza desde sus tradiciones y UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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memorias; el paladar es una fuente de identidad y convocatoria, son pueblo por lo que comen y en su gusto queda la memoria para resucitar de la muerte. Los yoremes asimilados por la sociedad de los yoris, son capaces de vibrar en identidad y espíritu en torno a una olla de guacavaqui, un cocido de hueso de res y carne con verduras y bolitas de nixtamal; cuando hay guacavaqui los indígenas se reúnen y se entusiasman. La danza del venado y el guacavaqui están en lo más profundo del pueblo mayo-yoreme, vienen desde lejos, desde los tiempos sin registro cuando sólo existía el sol y la luna, simbolizan su memoria. El rescate y preservación de la cocina indígena y campesina son retos y compromisos que la UFiC asume en su Programa, sabedora de la importancia que esta representa en la cohesión comunitaria y los sentimientos de solidaridad y continuidad de los pueblos. Dime qué comes y cómo lo procesas y te diré el pueblo que eres:

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Fotos: Manuel Alvarado, Rocío Miranda, Alejandro Castro y Miguel Morales. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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21. El mercado mundial en la fase del neoliberalismo ha multiplicado las corrientes migratorias de sur a norte, además, se diversifican los procesos de emigración del campo a la ciudad; a contrapelo de la globalización del capital, el éxodo de muchedumbres hacia las urbes de los países desarrollados crece incontenible; asistimos a una gran mundialización de a pie posicionando al trabajo en las sedes del poder mundial, además de sus culturas y lenguas. La migración es un Derecho Humano ejercido por los trabajadores del mundo. Agazapados se posicionan acumulando pequeñas fuerzas que potencian la espera. Abrazar a los migrantes es parte del Programa de la UFiC.

22. Promover la organización para la lucha por los derechos humanos de los sectores étnicos que migran por las rutas de la horticultura al norte del país, es decir, pensar y hacer la organización (sindical) considerando la naturaleza social del trabajo asalariado, es un reto político y una tarea programática; además, la especificidad social étnica de los grandes contingentes de migrantes impone otro reto político y tareas programáticas: el reconocimiento social, cultural y legal de los grupos étnicos migrantes en arraigo, de sus lenguas (educación, procesos legales y juicios, etc. ) y sus culturas, sus tradiciones y formas de gobierno, su autonomía, aún en latitudes que no corresponden a su territorio de origen, más todavía cuando estos migrantes han formado colonias permanentes a los largo de los valles hortícolas.

23. El modelo de desarrollo comunitario, campesino e indígena que impulsa la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina se reivindica y reitera en los siguientes propósitos y tareas: a) La experiencia y cultura regional. La formación de instancias económicas y sociales en el control de los procesos de producción primaria y de la cadena productiva, buscando su transformación, distribución y comercialización directa al consumidor local, regional y nacional para lograr la rentabilidad social y económica de las actividades productivas. b) La multifuncionalidad de la agricultura sustentable, el autoconsumo familiar, la pesca artesanal, la diversificación de actividades productivas y ocupaciones complementarias. c) El bienestar y la seguridad social deben significar hechos cotidianos en las comunidades para el disfrute de los satisfactores de una vida digna como son: el trabajo, alimentación, salud, educación, vivienda, servicios básicos, recreación, cultura y medio ambiente sano, a través del fortalecimiento de la economía familiar, la formación humana y las capacidades. d) Integrar los mecanismos y los instrumentos que fortalezcan a la organización nacional en su carácter multiactivo y de representación.

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Foto: UFiC Sonora La UFiC tiene presencia en 28 Estados de la República.

e) Conformar a los organismos económicos de base: cooperativas, sociedades, ejidos de pueblos y comunidades indígenas, empresas campesinas y sus figuras de 2º y 3º nivel; que actúan en el desarrollo económico y productivo, facilitando el desempeño eficiente, participativo, sustentable y a su vez da coherencia estratégica al modelo indígena y campesino de desarrollo. f) Fortalecer las capacidades de organizaciones regionales de carácter amplio, autónomas, plurales, democráticas, con memoria histórica y visión de futuro como son: la capacidad de propuesta y la capacidad de interlocución. g) Realizar la gestión municipal, estatal y nacional con los poderes legislativo y ejecutivo. Motivar la participación de las organizaciones campesinas y de pueblos y comunidades indígenas regionales en participación directa de dichos poderes por miembros de nuestras organizaciones; debido a la importancia que ellos tienen en estos para la promoción de un programa de desarrollo alternativo para nuestras comunidades y regiones. h) Luchar por el reconocimiento pleno de los derechos fundamentales de los pueblos indígenas para su libre-determinación y autonomía, desarrollo y bienestar, formas de gobierno e impartición de justicia, territorios y UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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administración, disfrute, conservación utilización y cuidado de los recursos naturales, conservar, rescatar y fortalecer la identidad, lenguas, costumbres, tradiciones y formas de organización. i) Fomentar la participación e integración de hombres y mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo comunitario y regional. Garantizar la formación y capacitación como la inclusión de las propuestas y la integración en los espacios de representación según sus capacidades, garantizar su acceso a la tierra. j) Desarrollar organismos especializados por rama productiva para alcanzar la soberanía alimentaria apropiándose del control de sus procesos, propuestas e interlocución; conformar redes de productores de maíz, fríjol, ganadería, hortícola, frutícola, silvícola, pesca artesanal, artesanías y de recursos naturales, así como el desarrollo tecnológico, son temas centrales de la organización.

Foto: Remedios del Carmen El Dr. Pedro Ponce Javana, Subdirector de Servicio y Extensión de la Dirección General de Difusión Cultural y Servicio de la Universidad Autónoma de Chapingo, participa como ponente en los preparativos para la firma del Convenio entre la UACH y UFiC.

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k) Fomentar la participación de hombres y mujeres de las zonas urbanas y suburbanas en la organización requiere de un espacio que represente sus intereses y demandas, y permita la construcción de políticas públicas y programas de desarrollo. l) Promover la educación y atención a la salud, supone exigir ante el Estado cabal cumplimiento de este Derecho Humano; además, considerando las tradiciones y la herbolaria ancestral de los pueblos originarios es de vital importancia contar con instancias locales y/o regionales por medio de las cuales se motiven proyectos de medicina alternativa, tradicional y complementaria. m) Desarrollar una política de alianzas estructurada con base en los principios, la identidad y solidaridad sustentados en la libre-determinación y autonomía, en torno a un proyecto de nación, concebido en los niveles local, municipal, regional, nacional e internacional. n) Reconstruir el movimiento campesino e indígena en México; a partir de impulsar espacios regionales y estatales, plurales a organizaciones regionales y locales, de preferencia sin referente nacional; para la construcción de una plataforma estatal con proyección nacional que movilice las fuerzas aliadas. ñ) Respaldar los acuerdos de alianzas regionales que respeten los principios de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, con la debida caracterización de los aliados; intelectuales, profesionales, organizaciones no gubernamentales, académicos, migrantes, etc. o) El reconocimiento y revaloración de la UFiC en las actividades productivas y desarrollo en los distintos niveles: local, regional, municipal, estatal y nacional con propuestas de políticas públicas definidas con perspectiva de género, en beneficio de las mujeres indígenas y campesinas. p) Impulsar la formación de liderazgos y el desarrollo de esquemas educativos de reproducción campesina e indígena, así como la capacitación especializada en los diferentes espacios de la organización, cruzando los procesos nacionales y regionales; igualmente se atenderá en forma trasversal con eventos temáticos. q) Impulsar un sistema de información nacional, independientemente del esfuerzo que pueda desarrollarse en varios estados donde se cuente con la capacidad para ello, para esos propósitos deberán buscarse mecanismos ágiles, eficientes y permanentes para que la información pueda llegar a las distintas regiones, utilizando los instrumentos con los que cuenten. r) Apoyar y ampliar las relaciones con las organizaciones de emigrantes, en la perspectiva de comercializar nuestros productos con la comunidad mexicana y, a su vez, mejorar su trato en cuanto a sus garantías laborales, en lo que respecta a los derechos humanos fundamentales, principalmente de las mujeres y los niños. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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24. El Programa de la UFiC se soporta en la caracterización de la sociedad capitalista, considerando las dimensiones mundiales y los nuevos procesos de acumulación del Capital y las características específicas que definen la nueva época por la que cursa la sociedad mexicana, identificando con ello las clases sociales y el carácter multiétnico de la población nacional; la nueva formas de acumulación del Capital y los procesos de expansión del mismo están cargados de mayor conflictividad social debido a las dinámicas de la política neoliberal; en este contexto, luchar por la soberanía alimentaria, el territorio, el ejido, las aguas y la biodiversidad, supone enfrentar al Capital, su voracidad y su codicia, representado por el Estado mexicano y sus Reformas Estructurales. Resultado de las relaciones sociales del capital y la lucha de clases y la reivindicación de los derechos de los pueblos originarios, la lucha social y la inserción de la UFiC en estos procesos, tiene un carácter eminentemente político, es decir, se registra una disputa del poder para asegurar los intereses de cada grupo, raza o clase social. Por lo tanto, la UFiC reconoce la necesidad de luchar por el poder político, en alianzas con otras fuerzas sociales y políticas que compartan los conceptos que definen los Principios y el Programa aquí expuestos; de la lucha por el aquí y el ahora y su interrelación con la lucha por el poder se habrán de generar las condiciones para hacer posible la otra propuesta de civilización que anida y crece en la cosmovisión de los pueblos originarios, en hermandad con las clases y grupos sociales urbanos afines en el país y el mundo. De lo anterior se infiere la necesidad de avanzar hacia estrategias de acumulación de fuerzas para los propósitos políticos aquí reivindicados. Como parte de las líneas políticas de la UFiC se reiteran a manera de síntesis, los dos ejes vertebradores del presente programa de transformaciones sociales: Soberanía Alimentaria: Como principio, visión y legado construido por los pueblos originarios e indígenas, campesinos, agricultores familiares, pescadores artesanales, mujeres, afrodescendientes, jóvenes y trabajadores rurales, los cuales se han convertido en la plataforma aglutinadora de nuestras luchas y en la propuesta para la sociedad en su conjunto. Territorio: La defensa de los territorios que incluyen las tierras, las aguas y los bosques, los ecosistemas, significa la lucha contra el acaparamiento y la explotación a gran escala, el extractivismo y la privatización de bienes; representa la lucha contra la agricultura industrial a gran escala, fomentada desde la lógica del sistema capitalista todavía predominante en nuestros países que mercantiliza la vida; simboliza la lucha contra las mineras trasnacionales que despojan de su patrimonio ancestral a los pueblos originarios y otras comunidades, como igual convoca a enfrentar los proyectos energéticos y de exploración y explotación de hidrocarburos que agravian los pueblos y la biodiversidad. La lucha por el territorio significa el derecho de autodeterminación y el derecho al consentimiento libre, previo e informado de los pueblos. También significa la lucha por una reforma agraria integral que impulse la restitución y reconstrucción territorial, rural, urbana y acuática, y la tenencia de la tierra de los pueblos indígenas, originarios. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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25. Participar en los diversos foros mundiales para avanzar en las políticas del movimiento por la soberanía alimentaria es reto y compromiso de la UFiC, por lo tanto, se mandata al Comité Ejecutivo Nacional para que elabore iniciativas a promover en los eventos de carácter mundial que habrán de realizarse en la ciudad de México y otros lugares del mundo, haciendo de estos acontecimientos ocasiones para avanzar hacia la más amplia unidad nacional y mundial:

a) La Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Marzo de 2016.

b) 13 Conferencia de las Partes (COP) del Convenio de Partes sobre diversidad Biológica de las Naciones Unidas, Diciembre de 2016.

c)

Otros eventos de instituciones vinculadas a la producción de alimentos y/o al campo en general; así como en eventos y esfuerzos organizativos y deliberativos de los movimientos y organizaciones hermanas del mundo. 26. Formar una Comisión por el rescate de las lenguas originarias. Al reconocer el derecho de los pueblos indígenas a su territorio, la biodiversidad y su cultura, especialmente sus lenguas, la UFiC reivindica la necesidad de ampliar y fortalecer iniciativas para afirmar la diversidad de las lenguas maternas como patrimonio cultural del país y del mundo. En la tierra y en México desparecen lenguas disminuyendo la diversidad de razas y culturas y, con ello, a la humanidad misma. Es necesario luchar y exigirle al Estado la ampliación y el fortalecimiento de los programas culturales de los pueblos indígenas desde la perspectiva de los propios pueblos, asegurando su cosmogonía. Se trata de casos concretos que requieren propuestas de presupuesto a presentarse en la Cámara de Diputados. Por lo dicho, es necesario desplegar iniciativas concretas con pueblos, investigadores, activistas e instituciones académicas para promover alternativas al respecto. Específicamente se impone la necesidad de un programa que asegure la preservación y/o rescate de las lenguas maternas, como igual deberá motivar sus diversas expresiones literarias. La UFiC habrá de nombrar una comisión para darle seguimiento a los retos y tareas que suponen estos reconocimientos en torno al Programa reivindicado por esta organización social al concebirse como parte de los pueblos indígenas y campesinos.

27. La UFiC reconoce la necesidad de contar con una visión teórica que explique la realidad por la que cursa el país y las circunstancias específicas de las clases y razas subordinadas por el capitalismo. Es necesario enriquecer el Programa de transformaciones sociales de México soportado en un nuevo pensamiento filosófico, ideológico y político que responda a las condiciones del país y los propósitos de bienestar y libertad de los pueblos originarios, los campesinos, lo trabajadores, y de todos los mexicanos, como necesario es tener claridad sobre las rutas estratégicas que habrán de llevar a un nuevo modelo de desarrollo por el campo inscrito en un proyecto social para México. De las limitaciones de los movimientos sociales cabe subrayar una: la falta de claridad teórica y política, UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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ambas dando lugar a inconsistencias ideológicas y desviaciones de dichos movimientos hacia circunstancias que niegan sus intereses de largo alcance y, a la vez, reducen la naturaleza de los objetivos inmediatos. Es necesario avanzar hacia una ruptura teórica y política hacia el liderazgo social y político que los pueblos originarios y los campesinos, y el país mismo, demandan para estar a la altura de la naturaleza del poder. Dotarse de una visión de este tipo no es tarea fácil, como no es tarea única de la UFiC, corresponde al conjunto de fuerzas interesadas en los cambios sociales, así como a sectores académicos e intelectuales comprometidos socialmente. Se mandata a la dirección de la UFiC a establecer acuerdos, convenios y alianzas con diversos sectores, instituciones y académicos que están en las tareas de reflexión y debate en torno a estos temas. La UFiC habrá de abrevar de las elaboraciones teóricas de estos segmentos de la academia y la intelectualidad.

28. En correspondencia a las aspiraciones sociales, políticas y culturales de la UFiC, el Congreso Nacional resuelve asumir las tareas necesarias para emprender esfuerzos en la formación de nuevos liderazgos sociales de la organización, cuadros que habrán de significar la dirección política emergente que las circunstancias demandan, por lo tanto, se acuerda la conformación de la Escuela Nacional de Liderazgos de la UFiC.

Foto: Miguel Morales

Participantes de la Primera Escuela Nacional de Cuadros de la UFiC.

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29. Se mandata al Comité Ejecutivo Nacional la elaboración de un Plan de Acción de coyuntura para hacer la planeación específica del año 2016 y años subsecuentes hasta en tanto se realice el siguiente Congreso Nacional de la UFiC, a partir de los lineamientos programáticos aquí reivindicados.

30. Desde

México izamos la bandera de los campesinos, indígenas, afrodescendientes, trabajadores sin tierra, mujeres y hombres que pueblan el campo del mundo: Globalicemos la lucha, Globalicemos la esperanza. ¡Campesinos e indígenas del mundo, Uníos!

Por la Soberanía Alimentaria, la agroecología campesina e indígena; la defensa de la Madre Tierra, el Territorio, las aguas y la biodiversidad; por la preservación de multiplicidad de las razas y lenguas en el país y el mundo, por la Humanidad ¡Desarrollemos el Poder campesino e indígena en alianza con los trabajadores de la ciudad para combatir el Capital y los agronegocios! ¡Otro mundo es posible! México, DF, Diciembre de 2015. CONGRESO NACIONAL DE UFiC

Foto: Ugo Rincón Comité Ejecutivo Nacional, PERIODO 2015-2018 UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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La crítica es un acto de amor, y el silencio una condena de muerte. Carlos Fuentes

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ESTATUTO

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ESTATUTO

ESTATUTO CAPÍTULO I DISPOSICIONES GENERALES

TÍTULO PRIMERO De su naturaleza y objeto

Artículo 1. La Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina (UFiC) tiene como finalidad unir y organizar la fuerza de los indígenas y campesinos, trabajando conjuntamente con sus organizaciones, con el objeto de promover y fortalecer la reivindicación de sus derechos a través de la lucha social, con el fin de fortalecer la democracia, justicia y bienestar social de los habitantes de las diferentes regiones que conforman a nuestro país. La UFiC es una organización social de carácter plural, cuya fortaleza la constituye la diversidad de pensamiento de sus integrantes, se declara independiente de cualquier partido político, respetando la afiliación política y creencia religiosa de cada uno de los integrantes, y es autónoma de cualquier autoridad, nacional o extranjera.

TÍTULO SEGUNDO Del Nombre, Lema, y Emblema

Artículo 2. El nombre de la organización es: Unidad de la Fuerza indígena y Campesina Artículo 3. El lema de la organización es: Unidad y Fuerza. Artículo 4. Del Emblema: Consiste en un círculo de 17 cm. Color verde pantone 355 c, con la leyenda UNIDAD DE LA FUERZA INDIGENA Y CAMPESINA, en mayúsculas caladas en blanco y circunscritas, el tipo de letra es Arial Black de 40 puntos, al centro se disponen las siglas UFiC, en tipo de letra Arial Black caladas en blanco de 136 puntos y en la parte inferior se encuentra un dibujo que representa dos manos unidas en el borde bajo y dispuestas hacia la parte superior. El emblema significa la alianza histórica, indígena y campesina, enmarcada en un círculo que representa en la cosmogonía prehispánica, “el mundo inmediato”, verde como el campo del entorno rural.

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Artículo 5. El lema y emblema serán utilizados en la papelería para trámites que realice la UFiC para el logro de sus fines.

TÍTULO TERCERO De la constitución y su domicilio

Artículo 6. La UFiC se constituye el 31 de julio de 2006, en la Cd. de México, siendo actualmente su domicilio en la calle Turquesa no. 88 Col. Estrella Delegación Gustavo A. Madero C.P. 07810. Artículo 7. Su domicilio social será en la Ciudad de México y las de sus representaciones estatales preferentemente en las capitales de los estados. Artículo 8. Los integrantes de la UFiC serán de nacionalidad Mexicana. Artículo 9. El patrimonio de la UFiC, incluyendo los apoyos y los estímulos públicos que reciba, se destinaran exclusivamente a los fines propios de su objeto social, no pudiendo otorgar beneficios sobre el remanente distribuible a ninguna persona física o moral; salvó que se trate de una persona autorizada para recibir donativos, deducibles en términos de la ley del impuesto sobre la renta o se trate de la remuneración de servicios recibidos. En caso de disolución de la UFiC, se efectuará bajo los términos señalados en el párrafo anterior. Lo estipulado en la presente disposición es de carácter irrevocable.

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CAPITULO II MEMBRESÍA, DERECHOS Y OBLIGACIONES

TÍTULO PRIMERO De sus integrantes

Artículo 10. Podrán ser integrantes de la UFiC, todos los hombres y mujeres mayores de 14 años que soliciten su ingreso de manera individual, compartan la Declaración de Principios, se comprometan a respetar y hacer valer el presente Estatuto y cumplan con el Programa, independientemente de sus ideas políticas, religiosas, preferencia sexual, estado civil, situación económica y nivel educativo.

TÍTULO SEGUNDO De los derechos

Artículo 11.Todos los hombres y mujeres integrantes de la UFiC tienen derecho a: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X. XI. XII.

Aparecer en el padrón de afiliados. Recibir su credencial de afiliación. Recibir formación y capacitación. Presentar propuestas y participar en el diseño de los documentos básicos de la organización. Manifestar libremente sus opiniones sobre los documentos básicos y actividades de la Organización Tener derecho a voz y voto en las diferentes instancias en las que participe y para las que haya sido electo Exigir el cumplimiento de los acuerdos emanados de los órganos de dirección. Manifestar a la instancia respectiva su inconformidad, acusación, queja o denuncia contra miembros y/o los órganos de dirección. Ser defendido en caso de persecución política y/o encarcelamiento por manifestar su ideología y/o por realizar actividades sociales de la Organización. A defenderse de cualquier acusación que se le impute ante la instancia correspondiente. Participar en la elaboración o modificación de los documentos de la Organización. Ser electos para formar parte de las comisiones y de los órganos de dirección de la UFiC.

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TÍTULO TERCERO De las Obligaciones

Artículo 12. Todos los hombres y mujeres integrantes de la UFiC tienen la Obligación de: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII.

Conocer los documentos básicos de la organización. Respetar y poner en práctica los acuerdos de los órganos de dirección. Participar en las actividades que promueva la UFiC. Contribuir económica y/o en especie para sostener a la Organización. Desempeñar con honradez todos los cargos y comisiones que se le encomienden Presentar toda discrepancia exclusivamente al interior de la Organización ante los diferentes órganos que correspondan. Brindar solidaridad y respaldo a la lucha de los afiliados. Acatar las decisiones de las instancias de dirección, así como sujetarse a todo tipo de sanciones que de estas emanen.

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CAPÍTULO III DE LA ESTRUCTURA, INTEGRACIÓN Y FACULTADES DE LOS ÓRGANOS DE DIRECCIÓN

TÍTULO PRIMERO De la Estructura Orgánica

Artículo 13. La estructura orgánica nacional, estatal y municipal de la Unidad de la Fuerza indígena y Campesina estará conformada de la siguiente manera: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X.

Congreso Nacional. Consejo Nacional Comité Ejecutivo Nacional Congreso Estatal Consejo Estatal Comité Ejecutivo Estatal Congreso Municipal de Afiliados Consejo Municipal Comité Ejecutivo Municipal Comités de base y/o Comunitario

TÍTULO SEGUNDO Del Congreso Nacional

Artículo 14. El Congreso Nacional siguiente manera:

I. II. III. IV. V.

durará en funciones por 3 años y estará conformado de la

Los miembros del Comité Ejecutivo Nacional Con los Presidentes y Secretarios Generales de los comités ejecutivos estatales. Con cinco representantes electos en los Consejos Estatales de Representantes, pudiendo ser o no ser integrantes de cualquier Órgano de Dirección. Con los invitados que considere El Consejo Nacional de Representantes que solo tendrán derecho a voz. Las demás que la convocatoria establezca.

Artículo 15. El Congreso Nacional, es la máxima autoridad de nuestra organización, sus resoluciones son inatacables y de carácter obligatorio para todos los órganos de dirección y para todos sus miembros. El Congreso Nacional se realizará de manera ordinaria cada 3 años, y de manera extraordinaria, cuando sea convocada por el Consejo Nacional. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Artículo 16. De las atribuciones del Congreso Nacional I. Son atribuciones del Congreso Nacional a) Elegir cada tres años a los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y a los integrantes de la comisión de Honor y Justicia quienes deberán rendir protesta de ley en dicho acto. Esta elección se realizará mediante el voto universal, directo y secreto, de manera individual o por planilla (s). b) Analizar, discutir y proponer modificaciones a la Declaración de Principios, el Programa, y el Estatuto y el Plan de Acción a propuesta del Consejo Nacional. c) Definir sobre la estrategia de alianzas e incorporación de la UFiC a otros frentes de lucha, organismos nacionales e internacionales. d) Exigir el informe y balance respectivo a los Secretarios del Comité Ejecutivo Nacional cuando así sea requerido. e) Exigir a los responsables de las comisiones existentes su respectivo balance. f) Acordar e implementar los métodos de lucha que sean necesarios para la defensa del objeto social y objetivos de la UFiC. g) Resolver aquellos asuntos que afecten a la Organización en general y que no estén previstos en el presente estatuto. Artículo 17. Para sesionar el Congreso Nacional se elegirá una mesa de debates constituida por 4 miembros de los asistentes quienes presidirán dicha reunión: 1) Presidente 2) Secretario 3) Dos escrutadores

TÍTULO TERCERO Del Consejo Nacional

Artículo 18. El Consejo Nacional durará en funciones 3 años y estará conformado de la siguiente manera: I. II. III.

Por los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional Los Presidentes y Secretarios Generales de los Comités Ejecutivos Estatales. Por tres representantes electos en los Consejos Estatales.

Artículo 19. De las Atribuciones del Consejo Nacional. I.

II.

Analizar, discutir y proponer modificaciones a los Principios, Programa y Estatuto de la UFiC para su aprobación en el Congreso General. Conocer y aprobar el plan anual de trabajo de Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina Conocer y aprobar, en su caso, la solicitud de afiliación, donde no exista

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III.

representación de la UFiC. Expedir las convocatorias correspondientes para las reuniones del Congreso General especificando el lugar, fecha, hora y orden del día.

Artículo 20. Para sesionar el Consejo Nacional elegirá, de los asistentes al mismo, una mesa de debates constituida por cuatro miembros quienes presidirán la reunión I. II. III.

Un Presidente Un Secretario Dos Escrutadores A.- El Consejo Nacional sesionará una vez por año, la convocatoria del Comité Ejecutivo Nacional, especificando claramente fecha, lugar, hora y orden del día. B.- Podrá citarse a reuniones extraordinarias del Consejo Nacional, cuantas veces sea necesario, apegándose siempre a la convocatoria estipulada. C.- El Consejo Nacional, en lo inmediato, elaborará un reglamento interno que norme su funcionamiento.

TÍTULO CUARTO Del Comité Ejecutivo Nacional

Artículo 21. El Comité Ejecutivo Nacional estará conformado de la siguiente manera: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X. XI.

Presidente Secretario General Secretaría de Organización Secretaría de Gestión y Finanzas Secretaría de Educación, Capacitación y Cultura Secretaría de Indígenas y Migrantes Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda Secretaría de la Mujer Secretaría de Asuntos Juveniles Secretaría de Alimentación y Agroecología Secretaría de Desarrollo Rural, Agrario, Pesca y Acuicultura

Artículo 22. El Presidente tendrá las facultades y poder general para enfrentar pleitos, cobranzas, actos de administración y actos de dominio, así como de suscribir créditos para la Organización, pudiendo en su caso trasferir total o parcialmente estos poderes y facultades. Artículo 23. El Comité Ejecutivo Nacional es el órgano ejecutivo de dirección y coordinación que ostenta la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Artículo 24. El Comité Ejecutivo Nacional durará en su ejercicio tres años, pudiendo ser reelecto de manera consecutiva por un solo periodo más. Artículo 25. Las funciones del Comité Ejecutivo Nacional son: I. II.

Aplicar las resoluciones del Congreso Nacional y del Consejo Nacional. Dirigir la actividad de la Unidad de la Fuerza indígena y Campesina de manera permanente durante su gestión. III. Crear los órganos de apoyo administrativo, técnico, operativo y logístico que se requieran para el cumplimiento de sus funciones. IV. Realizar las acciones de gestión que resulten precedentes ante las autoridades correspondientes. V. Expedir los reglamentos necesarios para el exitoso desempeño de sus funciones. VI. Aprobar en su primera reunión, el programa anual de trabajo con metas y cronograma, presupuesto anual, y en su caso, aprobar el informe financiero del año anterior. VII. Representar a los militantes en la concertación de convenios de orden jurídico, económico y social, cuando así se solicite por los miembros de la UFiC. VIII. Defender los intereses y pugnar por el mejoramiento de los miembros de la UFiC. IX. El Comité Ejecutivo Nacional cuidará de que persista la unidad en las organizaciones económicas, campesinas, indígenas y sociales pertenecientes a la Organización. X. Promover la organización económica de ejidos, comunidades y Pueblos Indígenas e impulsar mecanismos de eficiencia que eleven su productividad. XI. Patrocinar las formas de organización pertinentes para impulsar la transformación de la producción agropecuaria, pesquera y acuícola en productos con mayor valor agregado para incrementar el ingreso económico de los productores, así como de los asociados. XII. Difundir los Principios, Programa y Estatuto de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina. XII. Convocar y asistir a las reuniones y eventos del Congreso Nacional, así como del Consejo Nacional. XIII. Vigilar el nombramiento de los órganos de dirección en los lugares donde tenga presencia la UFiC. XIV. Reunirse cada 3 meses de manera ordinaria y de manera extraordinaria cada vez que se necesite. XV. Las demás que le confieran este estatuto. Artículo 26. Son funciones del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional: I. II. III. IV. V.

Representar a la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina. Convocar y Presidir las sesiones del Comité Ejecutivo Nacional. Mantener la relación permanente con los Comités Ejecutivos Estatales. Presentar anualmente el informe de actividades al Consejo Nacional de Representantes. Solicitar a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, así como a los Comités Ejecutivos Estatales, los Informes respectivos sobre el cumplimiento de sus tareas

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VI. VII.

VIII.

y situaciones relevantes. Representar legalmente a la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, junto con el apoderado de la misma. Firmar los nombramientos de los Secretarios del Comité Ejecutivo Nacional, Delegados Nacionales, así como de los Presidentes y Secretarios Generales Estatales. Las demás que defina el presente Estatuto y que las leyes dispongan.

Artículo 27. Las funciones del Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional, son las siguientes: I. II. III. IV. V. VI.

VII.

Organizar el trabajo de las Secretarías. Sustituir al Presidente en sus ausencias temporales. Llevar las actas de los acuerdos. Firmar junto con el Presidente los nombramientos de los Delegados, así como las acreditaciones de los Comités Ejecutivos Estatales. Presidir junto al Presidente las reuniones de Comité Ejecutivo Nacional y los eventos convocados por la organización. Encabezar y promover las reuniones con las diferentes instancias de Gobierno según corresponda el nivel para la solución de la demanda que presente la organización. Las demás que defina el presente estatuto.

Artículo 28. De las Secretarías del Comité Ejecutivo Nacional: Las Secretarías del Comité Ejecutivo Nacional desarrollarán todas aquellas actividades que sean necesarias, convenientes o consecuentes de acuerdo a su plan de trabajo, presentado y aprobado ante el Consejo Nacional de Representantes, para cumplir con sus particulares funciones que les señalen este Estatuto y las que les sean designadas por el Secretario General en el ámbito de su competencia: a)

b)

c)

d)

Mantener la relación permanente con los Secretarios Estatales afines a su cargo con la finalidad de implementar y desarrollar sus planes de trabajo. Informar y divulgar al Comité Ejecutivo Nacional y Comités Ejecutivos Estatales toda la información concerniente a su área de trabajo. Elaborar y presentar para su integración en el reglamento, las funciones propias de cada área para el desempeño eficaz de su responsabilidad. Aplicar los lineamientos trazados tanto en el Plan Nacional, documento de táctica y las resoluciones del Consejo Nacional.

Artículo 29. De los Delegados del Comité Ejecutivo Nacional Serán Delegados del Comité Ejecutivo Nacional los miembros de la UFiC que designe el Presidente, Secretario General y el Secretario de Organización, para atender: la renovación de los UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Comités Ejecutivos Estatales, asuntos de carácter jurídico, gestión, interlocución o de cualquier otra índole, para impulsar y fortalecer las actividades que se establecen en los Principios, Programa y Estatuto.

TÍTULO QUINTO De los Órganos de Dirección Estatal

Artículo 30. El Congreso Estatal en las Entidades Federativas es la máxima autoridad que funcionará en forma análoga al Congreso Nacional de Representantes de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, el cual será convocado por el Comité Ejecutivo Estatal, previa notificación al Comité Ejecutivo Nacional, y al cual podrá asistir luna representación de éste. Artículo 31. El Congreso Estatal de carácter ordinario se efectuará cada 3 años previa convocatoria del Consejo Estatal y, las extraordinarias, cuando así se considere. Son atribuciones del Congreso Estatal: a) b) c)

d) e) f) g)

Elegir cada tres años a los integrantes del Comité Ejecutivo Estatal. Aprobar los ejes principales de las actividades a realizar por parte del Comité Ejecutivo Estatal durante su gestión. Exigir al Comité Ejecutivo Estatal el informe correspondiente de sus actividades y programas implementados durante su periodo y a las comisiones existentes por conducto de sus representantes. Definir sobre la estrategia de alianzas e incorporación de la UFiC a otros frentes de lucha a nivel estatal. Constituir las comisiones que considere pertinentes para el cumplimiento de sus actividades programadas. Acordar e implementar los métodos de lucha que sean necesarios para la defensa del objeto social y objetivos de la UFiC. Resolver aquellos asuntos que afecten a la Organización en general y que no estén previstos en el presente Estatuto.

Artículo 32. El Consejo Estatal estará conformado de la siguiente forma: I. II.

Por el Comité Ejecutivo Estatal. Por los Presidentes, Secretarios Generales y 3 delegados más propuestos por los Comités Municipales.

Artículo 33. De las sesiones del Consejo Estatal: I.

El Consejo Estatal sesionará, por lo menos una vez al año y se hará a convocatoria del Presidente, Secretario General y Secretario de Organización, apegándose a la convocatoria, misma que establecerá, fecha, hora y orden del día.

II.

Podrá haber sesiones extraordinarias cuando así lo ameriten la naturaleza de los

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asuntos agendados, donde no podrán tratarse asuntos generales. III.

El Consejo Estatal, en los primeros tres meses de su integración, para su funcionamiento elaborará el reglamento interno bajo el que se regirá, pudiendo aplicarse el reglamento empleado por el Comité Ejecutivo Nacional. Artículo 34. Las facultades del Consejo Estatal son: I. II. III. IV. V. VI. VII.

Conocer y aprobar el plan anual de trabajo de Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina. Conocer y aprobar en su caso, la solicitud de afiliación de nuevos integrantes. Conocer de los dictámenes de la Comisión de Honor y Justicia. Expedir las convocatorias a la Asamblea Estatal ordinaria o extraordinaria. Informar de los avances que existen sobre las gestiones que se realizan. Definir las acciones pertinentes para que sean cumplidas las demandas. Las demás que defina el presente estatuto.

Artículo 35. La conformación del Comité Ejecutivo Estatal será de la siguiente forma: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X. XI.

Presidente Secretario General Secretaría de Organización Secretaría de Gestión y Finanzas Secretaría de Educación, Capacitación y Cultura Secretaría de Indígenas y Migrantes Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda Secretaría de la Mujer Secretaría de Asuntos Juveniles. Secretaría de Alimentación y Agroecología Secretaría de Desarrollo Rural, Agrario, Pesca y Acuicultura.

Artículo 36. El Comité Ejecutivo Estatal durará en su cargo 3 años, pudiendo ser reelecto de manera consecutiva por un solo periodo, será presidido por el Presidente, quien tendrá la dirección y representación permanente de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina en cada entidad federativa. Artículo 37. El Comité Ejecutivo Estatal tendrá las siguientes funciones: I. II. III.

IV. V. VI.

Coordinar sus actividades y programas con el Comité Ejecutivo Nacional. Ejecutar los Programas Nacionales aprobados por la UFiC. Elaborar su Plan y Programa de Desarrollo con participación de los actores locales y acorde a la realidad de su entidad, en el marco de las acciones que se desprenden de la Declaración de Principios, el Programa y el Estatuto. Representar jurídicamente a sus integrantes en la concertación de convenios de orden económico y social. Defender los intereses y pugnar por el mejoramiento de los integrantes de la UFiC. Cuidar de la unidad de los organismos filiales por ramas de producción y UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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organizaciones económicas campesinas e indígenas. Renovar, en coordinación con el Comité Ejecutivo Nacional. los cuadros dirigentes de los Comités que conforman a la Organización. Promover la organización económica de ejidos, comunidades y pueblos indígenas e impulsar mecanismos de eficiencia que eleven su productividad. Realizar trabajos de agrupamiento productivo entre los trabajadores del campo, medio urbano y de los pueblos indígenas. Apoyar las formas de organización necesarias para lograr una mejor comercialización de los diferentes productos generados por sus integrantes. Patrocinar las formas de organización pertinentes para impulsar la transformación de la producción primaria en artículos con mayor valor agregado para incrementar el ingreso económico de los productores. Difundir los Documentos Básicos de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina. Asistir a las reuniones del Congreso General de Representantes y del Consejo Nacional de Representantes, otras que sean convocadas por la dirigencia nacional. Las demás que le atribuye el presente Estatuto.

VII. VIII. IX. X. XI.

XII. XIII. XIV.

Artículo 38. Los Secretarios de los Comités Ejecutivos Estatales, en el ámbito de su competencia, ejercerán funciones análogas a las del Comité Ejecutivo Nacional de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina. Artículo 39. Son funciones del Presidente del Comité Ejecutivo Estatal: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII

Representar a la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina en su Entidad Federativa. Presidir las sesiones del Comité Estatal y los eventos convocados por la organización. Convocar a reunión del Comité Ejecutivo Estatal. Mantener la relación con los dirigentes de los Comités Ejecutivos Regional y Municipales. Presentar el informe de actividades al CEN, al Consejo Estatal y a la Asamblea Estatal ordinaria y extraordinaria. Representar legalmente a la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, junto con el apoderado de la misma. Firmar los nombramientos de los Comités Ejecutivos Regionales y Municipales. Las demás que defina el presente Estatuto.

Artículo 40. Las funciones del Secretario General del Comité Ejecutivo Estatal, son las siguientes: I. II. III. IV.

V.

Organizar el trabajo de las Secretarías. Sustituir al Presidente en sus faltas temporales. Llevar las actas de los acuerdos. Firmar junto con el Presidente y el Secretario de Organización los nombramientos los Comités Ejecutivos Regionales y Municipales y los reconocimientos específicos que se otorguen a militantes o personalidades destacadas en su entidad. Presidir junto con el Presidente y el Secretario de Organización, las reuniones de UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Comité Ejecutivo Estatal y los eventos convocados por la organización. Encabezar y promover las reuniones con las diferentes independientemente de los niveles que correspondan. Las demás que defina el presente Estatuto.

VI. VII.

Instituciones

Artículo 41. Las Secretarías del Comité Ejecutivo Estatal desarrollarán todas aquellas actividades que sean necesarias, convenientes o consecuentes de acuerdo a su plan de trabajo, presentado y aprobado ante el Consejo Estatal, para cumplir con sus funciones que les señalen este estatuto y las que les sean designadas por el Presidente en el ámbito de su competencia: a. Mantener con los responsables nacionales y municipales afines a su cargo la relación para la implementación de sus planes de trabajo. b. Establecer un registro estadístico de la información concerniente a su área de trabajo. c. Aplicar los lineamientos trazados tanto en el Programa Nacional de la UFiC y las resoluciones del Congreso Nacional de Representantes y Consejo Nacional de Representantes. d. Elaborar y presentar para su integración en el reglamento las funciones propias de cada área para el desempeño eficaz de su responsabilidad.

TÍTULO SEXTO De los Órganos de Dirección Regional

Artículo 42. Se podrán integrar Consejos Regionales conforme al ámbito geográfico, las necesidades de organización y de operatividad, mismos que serán integrados de la siguiente manera: I. II. IV.

Los miembros de los Comités Ejecutivos Municipales. Los miembros de los Consejos Municipales. Dos miembros de los Comités de Base.

Artículo 43. Los Consejos Regionales de los campesinos e indígenas se establecerán en una zona constituida por uno o más municipios y/o delegaciones; son órganos de representación, gestión y organización de los miembros de la UFiC que residan en esa jurisdicción.

TÍTULO SÉPTIMO De los Órganos de Dirección Municipal

Artículo 44. El Congreso Municipal de afiliados es un órgano conformado por todos los afiliados hombres y mujeres en el municipio correspondiente, que deberá reunirse cuando menos una vez al año y será convocado por el Comité Ejecutivo Municipal. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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Artículo 45.- Son atribuciones del Congreso Municipal de Afiliados: a) b) c)

d) e)

Recibir el informe de actividades, tareas y gestiones realizadas por el Presidente, el Secretario General y Secretarios del Comité Ejecutivo Municipal. Conocer del Consejo Municipal y del Comité Ejecutivo Municipal los planes de trabajo nacional y estatal a aplicarse en el territorio correspondiente. Resolver en asamblea sobre acontecimientos políticos y sociales que prevalezcan en el municipio y donde la UFiC puede y debe participar como fuerza política y social. Conocer e informarse de las políticas de crecimiento orgánico y de afiliación a la UFiC en el municipio. Conocer de las políticas públicas a nivel nacional, estatal y municipal, motivando a los afiliados a participar en las gestiones sociales correspondientes y ser beneficiarios de las mismas.

Artículo 46. El Consejo Municipal estará conformado de la siguiente manera: a) b) c)

Por los integrantes del Comité Ejecutivo Municipal. Por los Presidentes de las organizaciones de base y/o comunitarios. Por los Presidentes de las organizaciones ejidales, comunales o sociales, económicas, productivas adheridas a la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina en el municipio.

Artículo 47.-El Consejo Municipal durara en funciones 3 años y sesionará en reunión ordinaria cada año, misma que será convocada por el Comité Ejecutivo Municipal. Podrá convocarse a reuniones extraordinarias cuantas veces sea necesaria. Artículo 48.- Son atribuciones del Consejo Municipal a) b) c) d)

Aplicar y desarrollar dentro del municipio labor social, productiva y política para el cumplimiento de los documentos básicos de la organización. Elaborar, discutir y aprobar su plan de trabajo anual dentro del municipio. Cumplir con los planes de trabajo que sean aprobados por el Consejo Nacional y Estatal de Representantes. Proponer y aprobar políticas de crecimiento de la UFiC dentro del municipio.

Artículo 49. El Consejo Municipal de carácter ordinario se efectuará cada año previa convocatoria del Comité Ejecutivo Municipal, y las extraordinarias, cuando así se consideren. Son atribuciones del Consejo Municipal: a)

Recibir el informe de actividades, tareas, gestiones realizadas por el Presidente, Secretario General y Secretarios del Comité Ejecutivo Municipal.

b)

Conocer del Consejo Municipal de afiliados y del Comité Ejecutivo Municipal los planes de trabajo nacional, estatal y municipal a aplicarse en el territorio correspondiente.

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c)

Resolver en asamblea sobre acontecimientos políticos o sociales que prevalezcan en el municipio y donde la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina pueda participar como fuerza política.

d)

Conocer e informarse de las políticas de crecimiento y afiliación y de desarrollo orgánico de la unidad de la Fuerza Indígena y Campesina en todo el municipio.

e)

Conocer de las propuestas de política pública a nivel nacional, estatal y municipal que permitan convencer a afiliados de participar y ser beneficiados.

Artículo 50. La conformación de los Comités Ejecutivos Municipales podrá estar constituidos de la siguiente forma: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X.

Presidente Secretario General Secretaría de Organización Secretaría de Gestión y Finanzas Secretaría de Educación, Capacitación y Cultura Secretaría de Indígenas y Migrantes Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda Secretaría de la Mujer Secretaría de Asuntos Juveniles Secretaría de Alimentación y Agroecología Secretaría de Desarrollo Rural, Agrario, Pesca y Acuicultura.

Artículo 51. El Comité Ejecutivo Municipal durará en su cargo 3 años, pudiendo ser reelecto de manera consecutiva por un sólo periodo, y será presidido por el Presidente, quien tendrá la dirección y representación permanente de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina en su respectivo municipio. Artículo 52. Los Comités Ejecutivos Municipales tendrán las siguientes funciones dentro de su jurisdicción: I. II. III. IV. V. VI. VII.

Representar y apoyar individual y colectivamente a sus agremiados Coordinar sus actividades con el Consejo Regional. Implementar actividades que permitan el análisis y el conocimiento de los documentos básicos de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina. Ejecutar los acuerdos de las Asambleas Municipales cuando no contravengan a lo establecido en este Estatuto. Intervenir y conciliar, cuando se presenten conflictos entre los integrantes, buscando siempre los consensos entre las partes involucradas. Elevar el nivel educativo, ideológico, social y económico de los integrantes. Asistir en su caso al Consejo Nacional de Representantes, a la Asamblea Estatal y los Consejos Estatales.

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TÍTULO OCTAVO Del Comité de Base y su funcionamiento

Artículo 53. El comité de base y/o comunitario es la estructura de organización territorial de carácter local y estará integrado por los miembros de la UFiC que voluntariamente se hayan afiliado y decidido constituirse como comité de base y/o comunitario. Los comités de base y/o comunitarios podrán también constituirse por organizaciones ya creadas y que podrán ser organizaciones económicas, grupos de mujeres campesinas o indígenas, agrupaciones de técnicos y profesionistas, médicos tradicionales y no tradicionales, jóvenes identificados con el campo, pueblos, comunidades y organizaciones de indígenas, sindicatos, comités de jornaleros, obreros agrícolas y colonos que se comprometan a defender y difundir los documentos básicos. Artículo 54. Los comités de base y/o comunitario de la UFiC podrán integrarse con un mínimo de 5 afiliados y un máximo que permita el funcionamiento y la operatividad del Comité: I. II.

El comité de base y/o comunitario se reunirá cuando menos una vez al mes a convocatoria de su órgano de dirección. El comité de base y/o comunitario elaborará un programa de trabajo anual, que incluya el estudio completo de su ámbito de acción, el crecimiento de la membresía; sus órganos de dirección se elegirán democráticamente.

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CAPÍTULO IV DE LA COMISIÓN NACIONAL DE HONOR Y JUSTICIA

TÍTULO PRIMERO De la integración y competencia Artículo 55. La Comisión Nacional de Honor y Justicia estará integrada por 3 afiliados que designe el Congreso General de Representantes de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, el cual a su vez nombrarán a su Coordinador, procurando que dicha designación sea preferentemente por consenso de sus integrantes. Artículo 56. Las funciones de la Comisión Nacional de Honor y Justicia serán: a) Elaborar un Reglamento que norme su funcionamiento. b) La comisión Nacional de Honor y Justicia conocerá y tratará los asuntos de controversia existentes entre los miembros de la UFiC, y en la cual los asuntos o la controversia ya no sea posible una conciliación entre los protagonistas, existiendo siempre el derecho de audiencia de los afectados.

TÍTULO SEGUNDO De las sanciones

Artículo 57. Las violaciones a este Estatuto se sancionarán de la siguiente manera: I. II. III. IV. V.

Amonestación pública. Destitución del cargo de representación o dirección. Suspensión de sus derechos o membresía. Cancelación de su membresía. Expulsión.

El Consejo Nacional emitirá un Reglamento de sanciones, aprobado por las 2/3 partes de los consejeros donde se especifique que las posibles Sanciones que corresponda a cada uno de los puntos anteriores.

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CAPÍTULO V DEL PATRIMONIO Y RECURSOS

TÍTULO PRIMERO Del patrimonio

Artículo 58. El patrimonio de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina se constituye con los bienes muebles e inmuebles que posee y los que en lo sucesivo adquiera por cualquier título. Los bienes de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina sólo podrán ser enajenados previa autorización de sus consejos respectivos.

TÍTULO SEGUNDO De los Recursos

Artículo 59. La Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina obtendrá recursos financieros por conducto de: I. II. III. IV. V. VI.

Cuotas ordinarias y extraordinarias. Porcentaje de aportaciones convenidas sobre los créditos y financiamientos para la producción agropecuaria y forestal que acuerden sus miembros. Prestaciones provenientes de actividades comerciales, industriales, empresariales, de investigación o aplicación científica y tecnológica realizadas por sus organismos filiales. Donaciones y apoyos económicos cuyo origen sea lícito. Pago por prestaciones de servicios profesionales y asesorías. Ingresos que por diversas actividades licitas que realice para el logro de su objeto social, desempeñadas en el ámbito de su competencia.

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ARTÍCULOS TRANSITORIOS

PRIMERO. El presente Estatuto entrará en vigor (o con la) la aprobación del Congreso Nacional correspondiente. SEGUNDO. El Comité Ejecutivo Nacional de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina proveerá las acciones conducentes para que en un periodo de hasta seis meses se expidan los Reglamentos a que se refieren este Estatuto. TERCERO. El Comité Ejecutivo Nacional proveerá las acciones necesarias para dar amplia difusión al presente Estatuto. CUARTO. Los Órganos de Dirección Nacional, Estatal y Municipal, estarán integrados por un Presidente, un Secretario General y 9 secretarías, pudiendo ser estas últimas modificadas conforme a las necesidades de cada órgano respectivo, ajustándose siempre al número ya establecido. QUINTO. Los Órganos de Dirección Nacional, Estatal y Municipal, podrán constituir las subsecretarías que consideren pertinentes para el buen funcionamiento de dichas instancias. SEXTO. Ante la renuncia o ausencia injustificada por un periodo mayor a tres meses del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Estatal o Municipal, este será cubierto por el Secretario General en funciones. Cuando la renuncia o ausencia sea del Secretario General de nivel Nacional, Estatal o Municipal, las actividades mencionadas las asumirá el Presidente. Ante la renuncia de uno o más Secretarios integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, Estatal o Municipal podrán apoyarse en la creación de las subsecretarías necesarias para el cumplimiento de las actividades o programas, y serán aprobadas por los comités ejecutivos correspondientes. SÉPTIMO. En el caso de los Congresos Municipales de afiliados, cuando rebase el padrón de afiliados en la cantidad de mil, la convocatoria respectiva debe considerar la representación de un delegado por cada 50 afiliados.

MEXICO D.F. 4 DE DICIEMBRE DEL 2015 CONGRESO NACIONAL DE UFiC El presente Estatuto Consta de: IV Capítulos, 18 Títulos, 59 Artículos y 7 Artículos transitorios.

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Foto: Grupo NVI Noticias

Nehuatl nictlazotla in centzontototl icuicauh, nehuatl nictlazotla in chalchihuitl Itlapaliz ihuan in ahuiacmeh xochimeh; zan oc cenca noicniuhtzin in tlacatl, Nehuatl nictlazotla*

Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces. Amo el color del jade y el enervante perfume de las flores, pero más amo a mi hermano el hombre.

Nezahualcóyotl (1402-1472) *Versión en náhuatl. UNIDAD DE LA FUERZA iNDÍGENA Y CAMPESINA

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CRÉDITOS

Mural de Portada y Contraportada: El Clamor, Israel Vicente Vázquez. DOCUMENTOS BÁSICOS DE LA UFiC: Coordinación:  

Feliciano Castro Meléndrez Rocío Miranda Pérez.

Elaboración de Propuestas presentadas ante el Congreso Nacional de la UFiC: Declaración de Principios: 

Feliciano Castro Meléndrez.

Programa:  

Feliciano Castro Meléndrez Rocío Miranda Pérez.

Estatuto:     

Alejandro López Bravo Julián Guevara Escalera Florencio Ixpango Merino Julio César Figueroa José Antonio Ríos Rojo.

Diseño de Portada 

Ugo Rincón para Ciners S. de R.L. de C. V. www.ciners.mx

Diseño editorial: 

Ugo Rincón y Carlos Mondragón para Ciners S. de R.L. de C. V. www.ciners.mx

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