Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente did谩cticos. Prohibida su reproducci贸n parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Diseño de la portada: Helena de la Guardia © Joan Martínez Alier © de esta edición: ICARIA Editorial, S.A. Comte d'Urgell, 53, pral. 1.a 08011 Barcelona Primera edición: febrero 1992 Segunda edición revisada y ampliada en 4 capítulos: septiembre 1994 ISBN: 84-7426-227-5 Depósito Legal: B. 30.888-1994 Impresión y Encuadernación: Tesys, S.A. Manso, 15-17 - 08015 Barcelona Impreso en España Prohibida la reproducción total o parcial
La primera edición de este libro apareció en febrero de 1992, la segunda (enviada a la imprenta antes del levantamiento Zapatista en Chiapas) tiene cuatro nuevos capítulos y algunos párrafos nuevos en casi todos los otros, además de este nuevo prólogo donde quiero exponer resumidamente el tema principal del libro: el ecologismo popular, es decir, el ecologismo de los pobres. Contrariamente, la interpretación sociológica presentada por Ronald Inglehart en 1977 (en La revolución silenciosa), atribuyó el nacimiento del ecologismo a un cambio de valores sociales en las sociedades occidentales prósperas, orientadas ahora cada vez más hacia cuestiones «postmaterialistas» de calidad de vida. No sólo desde el ámbito de la sociología académica sino desde la crítica marxista, el ecologismo fue visto inicialmente como un fenómeno típico de sectores prósperos de los países ricos, sin relación con la tradición de solidaridad universal característica del pensamiento socialmente progresista. Así pues, en la izquierda marxista de los años 1970 hubo un repudio generalizado del ecologismo, con pocas excepciones. ¿Por qué ese repudio? Porque, además de ese origen social sospechoso, el ecologismo apreciaba la naturaleza y no adoraba el progreso tecnológico (cuando los Partidos Comunistas aún predicaban la «revolución científico-tecnológica» y eran pro-nucleares), el ecologismo lamentaba los desastres estéti-
—5—
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
ÍNDICE
Prólogo a la segunda edición..........................................................
5
INTRODUCCIÓN ECONOMÍA ECOLÓGICA Y ECOLOGISMO POPULAR...............................................................................
17
¿Valores postmaterialistas?.............................................................. Neopopulismo ecológico ................................................................. Los capítulos de este libro ...............................................................
20 22 27
LA ECONOMÍA ECOLÓGICA DE NICHOLAS GEORGESCU-ROEGEN...........................................................................
33
La economía ecológica y sus precursores........................................ Situar la economía dentro de la ecología......................................... El crecimiento económico ............................................................... Libertad de migración ..................................................................... Externalidades y la tasa de descuento ............................................. Tecnologías prometeicas ................... : ........................................... Nota bibliográfica ...........................................................................
37 40 43 45 46 49 50
POLÍTICA ECONÓMICA Y POLÍTICA ECOLÓGICA ................
51
La percepción ecológica y la política ambiental internacional Elementos de economía ambiental neoclásica................................. El efecto invernadero, una externalidad invalorable........................
52 53 58
I
II
-359-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
La dudosa contabilidad de la energía nuclear................................... La energía y la economía: una perspectiva histórica ........................ El eco-marxismo: ¿demasiado tarde y demasiado poco?.................. La ecología y economías planificadas del Este de Europa: postmortem ................................................................................. El concepto de desarrollo sostenible, un instrumento inadecuado para una política demográfica y ambiental ....................... Una conclusión política.................................................................... III
POBREZA Y MEDIO AMBIENTE: UNA CRITICA DEL INFORME BRUNDTLAND .......................................................... Introducción..................................................................................... ¿Qué significa «desarrollo sostenible»?........................................... El crecimiento económico basado en la exportación ........................ La noción de capacidad de sustentación y la tesis de Boserup La capacidad de sustentación de una economía abierta .................... El uso de fertilizantes ....................................................................... Migración y capacidad de sustentación ............................................ ¿Es la pobreza una causa de degradación ambiental?....................... La utilización de leña y la deforestación .......................................... La pobreza y el ambiente urbano...................................................... Ecología y programas de «ajuste».................................................... ¿Una condicionalidad ambiental? .................................................... Los gastos protectores y el nivel de ingresos: la ley de Leipert.............................................................................................. La ecología y los «bienes posicionales»: ¿un Fordismo sin Fords?............................................................................................. El criterio de Krutilla y la tesis de Inglehart ..................................... La creencia en el crecimiento económico puede ser contraproducente................................................................................... La historia social desde un prisma ecológico ...................................
IV
V
73 78 82
87 87 89 90 96 100 102 105 106 109 115 117 118
VI
120 122 125 126 129 Vil
ECONOMÍA Y ECOLOGÍA POLÍTICA DE LA AGROBIODIVERSIDAD CAMPESINA...................................................
131
Luchas campesinas por el control de las semillas ............................ La crítica ecológica de la agricultura moderna................................. Una bifurcación política................................................................... Recursos genéticos y agroecología campesina.................................
133 136 138 141
TRAS LA CONFERENCIA DE RIO: ¿MERCADEO DE LA NATURALEZA O ECOLOGISMO POPULAR? ....................
151
- 360 -
Introducción ..................................................................................... Respuestas sociales a las externalidades.......................................... Los conflictos distributivos como conflictos sobre la valoración ........................................................................................ ¿Un eco-impuesto europeo? ............................................................. El comercio libre y los costes ambientales: el debate sobre el NAFTA ...................................................................................... ¿Derechos iguales a la capacidad de la Tierra de «limpiar» el C02? ........................................................................................... La biodiversidad agrícola ................................................................. La Madre de todas las Papas ........................................................... Los Derechos de los Agricultores.................................................... Los Pobres venden barato................................................................ Conclusión ...................................................................................... Apéndice: Correspondencia con el Director del INBIO de Costa Rica..................................................................................
60 63 68
151 154 157 159 162 166 169 172 175 179 184 187
LA HISTORIA ECONÓMICO-ECOLÓGICA: TEMAS PRINCIPALES ...............................................................................
191
Los sistemas energéticos ................................................................. Historia económica e historia ecológica .......................................... ¿La longue duréel............................................................................ ¿Por qué no ha habido una historia ecológico marxista?................. ¿Una teoría del intercambio ecológicamente desigual?................... Historia de la contaminación atmosférica ....................................... Urbanismo ecológico y Ecología urbana......................................... Historia de la tecnología y gestión de los riesgos............................ Formas de propiedad y uso de los recursos naturales....................... El caso de la pesca tradicional en Kerala ......................................... Historia del ecologismo popular ..................................................... Una conclusión ................................................................................
192 195 200 201 205 208 209 211 212 216 217 222
HACIA UNA ECONOMÍA ECOLÓGICA ......................................
225
Principios de la Economía Ecológica............................................... Equidad con Sustentabilidad............................................................ El papel de los movimientos ecologistas ......................................... Instrumentos de la economía ecológica ........................................... Política ambiental acordada ............................................................. Tarifas eléctricas y de agua.............................................................. Cambio de la estructura del gasto público ....................................... Sustituir la Contabilidad Macroeconómica......................................
226 227 227 228 228 229 229 230
-361 -
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
Los daños producidos por el tráfico motorizado .............................. Otro ejemplo: recuperación y reciclaje de Residuos Sólidos Urbanos ...................................................................................... Combatir el desempleo cambiando la estructura de la economía ......................................................................................... Los intereses del capital ................................................................... Comercio y medio ambiente ............................................................
232 233 233
VIII NOTAS DE HISTORIA SOCIO-ECOLOGICA DE LOS ANDES............................................................................................
237
IX
X
XI
230 231
El ecologismo de los pobres ............................................................ Explotación exterior, desestructuración social interna, degradación ecológica, intercambio desigual................................. El caso del guano y de la harina de pescado del Perú ...................... El orgullo agroecológico andino...................................................... ¿Ventajas comparativas o seguridad alimentaria? ........................... ¿Acceso abierto a todos o propiedad comunal?............................... Neo-narodnismo ecologista .............................................................
240 245 248 253 256 261
URBANISMO Y ECOLOGÍA EN BARCELONA.........................
267
Introducción .................................................................................... La conurbación barcelonesa ............................................................. El Delta del Llobregat ...................................................................... La ecología de la ciudad................................................................... Las paradojas del «modernismo» ..................................................... Horrores corbuserianos ....................................................................
267 270 276 278 283 293
NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EUROPEOS: DESDE LOS ANOS 1950 HASTA EL ECOLOGISMO ACTUAL.
299
Los años 1960 .................................................................................. Nuevas ideas, nuevos movimientos .................................................
302 307
LA CONFLUENCIA EN EL ECO-SOCIALISMO .........................
315
El marxismo y la ecología energética humana de Podolinsky La especificidad de la ecología humana .......................................... La distinción entre economía y crematística.................................... Las raíces de los Verdes .................................................................. Ciencia, tecnología y sociedad ........................................................
319 321 324 326 333
Bibliografía ..................................................................................... Las raíces de los Verdes..................................................................
341 356
-362-
238
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
I LA ECONOMÍA ECOLÓGICA DE NICHOLAS GEORGESCU-ROEGEN
La obra de Georgescu-Roegen es el principal fundamento de la crítica ecológica de la ciencia económica convencional. Este capítulo quiere explicar sus conceptos y razonamientos. Además de su papel decisivo en la consolidación de la economía ecológica, la obra de Georgescu-Roegen actualmente conserva importancia en otros dos campos de la economía teórica: la teoría del consumo y la economía agraria. Un famoso artículo de 1960, «Economic Theory and Agrarian Economics», en Oxford Economics Papers, que leí con perplejidad cuatro años después de su publicación, presentaba modelos de economía congruentes con las ideas de los populistas pro-campesinos del Este de Europa, y citaba la traducción alemana anterior a la guerra de 1939-45 de algunos textos de Chayanov (que en el mundo académico anglosajón era conocido hasta el momento sólo por pequeños extractos en la antología de Sociología Rural de Pitirim Sorokin). El elogio populista de la racionalidad económica campesina, en situaciones de alta densidad de población, tiene argumentos tanto de eficiencia económica como de equidad (contra los ataques anti-campesinos de la economía liberal y de la economía marxista). Georgescu-Roegen es
-33-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
ante todo un teórico de la economía, pero tiene un trasfondo político narodnik. Otro rumano contemporáneo, David Mitrany, escribió una conocida diatriba populista contra la colectivización estalinista, Marx against the peasant: Georgescu-Roegen ha compartido esta línea política populista pro-campesina, inusual en los países del norte de Europa, pero no ha sido un dogmático antimarxista. Así, aparte de algún artículo que ha escrito con modelos matemáticos de economía marxista, ya en el año 1960, en ese artículo de economía agrarista, Georgescu-Roegen citaba incluso la carta de Marx a Vera Zasulich de 1881 y sus borradores, para demostrar que el propio Marx no era tan anti-campesino como podía parecer, y que había considerado caminos hacia el socialismo menos industrialistas, menos proletarios, menos unilineales y partidistas, que sus seguidores bolcheviques. Ahora bien, en 1960 Georgescu-Roegen aún no unía la crítica ecológica de la economía y el elogio populista de la economía campesina. La crítica ecológica muestra que el incremento de productividad de la agricultura capitalista moderna depende crucial mente de la infravaloración de los inputs de energía de los combustibles fósiles. Depende también del valor nulo o escaso que se ha dado a la contaminación por pesticidas y fertilizantes y a la pérdida de biodiversidad. En los años 1970, la investigación de la economía campesina que se había iniciado muchas décadas antes en Europa oriental, tuvo un florecimiento en América latina y otras regiones del Tercer Mundo. Los aportes de la antropología económica y de otras disciplinas condujeron a establecer teórica y empíricamente que las familias campesinas producían bajo una forma específica de organización y con una lógica o racionalidad económica propia, lo cual cuestionaba la racionalidad económica de la empresa capitalista (sin olvidar, desde luego, que la discusión sobre qué es en efecto una empresa capitalista está bien viva). Las ideas de Chayanov de los años 1920 (e incluso las de Georgescu-Roegen de 1960, expresadas en el lenguaje formalizado de la teoría económica) tuvieron en los años 1970 una recepción algo más fácil a pesar de una doble oposición: algunos marxistas se han opuesto a tales
«populismos», y los teóricos liberales del desarrollo modernizador continuaron viendo el campesinado como algo llamado a desaparecer. Sin embargo, se abrió paso la idea de que existen diversas formas de organización social de la producción, con su lógica correspondiente. Sin abarcar todavía aspectos ecológicos como el flujo de energía, la biodiversidad y el policultivo, los ciclos de nutrientes, la contaminación (como más tarde iba a hacer Toledo, 1989, con su modelo de lógica económico-ecológica de la producción campesina), el interés por la racionalidad económica campesina llevó a Georgescu-Roegen a cuestionar necesariamente la lógica capitalista del mercado. Hay ahí una obvia continuidad entre esos estudios de economía campesina de Georgescu-Roegen y la nueva economía ecológica a la cual él iba a contribuir decisivamente a partir de 1966, pero esa continuidad no ha sido específicamente señalada por el propio Georgescu-Roegen. Nicholas Georgescu-Roegen nació en Constanza, Rumania, en 1906, y ha sido una persona de una vitalidad envidiable. En 1980 estuvo media semana en Barcelona, alojado modestamente en el Hostal de Sant Paneras en Bellaterra, que le recordaba la Rumania de antes de la guerra. Llegó al aeropuerto un día de mayo ya caliginoso, después del mediodía, y tras un viaje muy largo desde Florencia (donde recibió un doctorado honoris causa) vía Milán. Esa misma tarde estuvo hablando en la Universidad Autónoma en Bellaterra. Empezó su conferencia en inglés, algún estudiante se quejó, y siguió en un francés perfecto, sin ninguna interrupción. Cuando acabó, un joven profesor que recién había regresado a Barcelona con su doctorado en economía por la Universidad de Minnessota, le hizo una pregunta punzante, y Georgescu-Roegen, que en 1980 ya era muy sordo y cascarrabias, le contestó con un: Are you an economist?, cosa que divirtió muchísimo a los estudiantes radicales que aún había en la época. Georgescu-Roegen era diabético. Ponía un papelito dentro de cualquier bebida alcohólica para medir el azúcar, bebía si acaso grappa seca y helada. De Barcelona partió para Nashville, Tennessee (un viaje de muchas horas) donde vivía desde 1949, profesor de la universidad de Vanderbilt. Entre los muchos méritos de
-34-
-35-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
Nashville, Tennessee, una ciudad del sur de los Estados Unidos que es la capital de la country music si no me equivoco, no está, sin embargo, el de ser un buen lugar para probar diversos tipos de grappa helada. Georgescu-Roegen ha sido uno de los grandes nombres de la diáspora rumana, comparable a Cioran o Ionescu o Mircea Eliade. Ha sido, también, una persona discriminada en el ambiente universitario norteamericano que, sin embargo, es mucho más abierto que el europeo. Debería haber estado en una de las grandes universidades norteamericanas cosmopolitas. En la Universidad de Vanderbilt no tuvo estudiantes que sean economistas ecológicos actualmente conocidos: Herman Daly es el único. Situado en un lugar marginal en la academia norteamericana, tal vez debido en parte a una cierta falta de gracias sociales, Georgescu-Roegen no ha creado escuela. En Rumania, Georgescu-Roegen (que no era de familia rica a pesar del apellido doble) había hecho estudios universitarios de matemáticas, influido por un profesor de la escuela primaria. Se doctoró en París con una tesis de estadística, Le problème de la recherche des composantes cycliques d'un phénomène, publicada en 1930, y después pasó dos años entre 1930-32 como becario post-doctoral en el University College de Londres, donde trabajó con Karl Pearson, el conocido filósofo de la ciencia, estadístico y propagandista de la eugenesia. Volvió a Rumania, como profesor de estadística de la Universidad de Bucarest, y en 1934 (con veintiocho años) ganó una fellowship Rockefeller para ir a Harvard, donde permaneció hasta 1937. Allí aprendió economía y empezó a publicar artículos de economía, sobre la teoría del consumo. Fue contemporáneo intelectual de Samuelson, Leontieff, Sweezy. En Harvard le protegió Schumpeter (nacido en 1883), de quien nunca había oído hablar, pero con quien tenía en común el interés por los ciclos económicos. Hay una anécdota conocida de GeorgescuRoegen que iba de despacho en despacho como nuevo «research fellow», y que no sabía qué contestar exactamente a la habitual y cordial pregunta norteamericana, what can I do for you?, hasta que llegó al despacho de Schumpeter quien le hizo la pregunta más fácil, what can you do? El mismo Georgescu-Roegen pensa-
Ahora bien, en 1949, cuando Georgescu-Roegen fue por segunda vez a los Estados Unidos, aún no había hecho ninguna contribución a la crítica ecológica de la ciencia económica y, por tanto, la causa de su alejamiento de Harvard no fue su ecologismo. Claro que cualquier economista rumano podía ser fácilmente consciente del agotamiento de un recurso natural como el petróleo, así como de la cuestión del intercambio desigual que la exportación de recursos naturales a cambio de productos manufacturados plantea. Al citar a Georgescu-Roegen el nombre de Maïnolescu, un teórico del corporativismo de los años 1930, en un intento algo grosero de averiguar sus ideas políticas de aquellos tiempos, el mismo Georgescu-Roegen me recomendó la obra anterior de Maïnolescu sobre comercio internacional donde defiende el proteccionismo en los países no industrializados. A pesar de una consciencia difusa del papel de los recursos naturales en la economía, nada sorprendente en una persona interesada en la economía agraria y defensora del campesinado, hay que decir que el opus magnum de Georgescu-Roegen no se publicó hasta 1971, cuando el autor tenía ya la edad de jubilarse, y no hay ningún texto de Georgescu-Roegen sobre las relaciones entre termodinámica y economía anterior a 1966, cuando publicó una larga in-
-36-
-37-
ba haberse equivocado al regresar a Rumania en 1937, allí permaneció hasta 1948, primero en su cátedra de Bucarest, después también haciendo trabajos administrativos. Fue miembro de la Comisión de Armisticio al final de la guerra cuando entró el ejército soviético, y huyó por mar en 1948 hacia Turquía, y después hacia Estados Unidos. En 1949 fue nombrado profesor en el Departamento de Economía de la Universidad de Vanderbilt (y en 1976, a los 70 años, profesor emérito). Mi impresión es que Georgescu-Roegen pensaba que debería haber sido profesor en Harvard. Pero Schumpeter murió en 1950. La historia reciente de la economía ecológica habría sido más fácil con Georgescu-Roegen en Harvard. La economía ecológica y sus precursores
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
troducción a sus artículos recogidos bajo el nombre de Analytical Economics. Posiblemente Georgescu-Roegen había tenido interés por las relaciones entre las leyes de la termodinámica y las regularidades de las sociedades humanas desde los años 1920. Siendo estudiante en París leyó la Mécanique Statistique de Emile Borel, el supervisor de su tesis doctoral. Para mí que este sedimento de cultura científica, y más concretamente la memoria de las polémicas sobre la supuesta contradicción entre la segunda ley de la termodinámica y la teoría de la evolución biológica, influyeron en la obra posterior de Georgescu-Roegen The Entropy Law and the Economic Process publicada en 1971, y escrita a partir de 1964. Así, Jacques Grinevald, uno de los lectores más fieles de Georgescu-Roegen, ha podido escribir que Vernadsky y Lotka inspiraron la obra de Georgescu-Roegen. Las ecuaciones de dinámica de poblaciones de Lotka-Volterra tenían que serle conocidas desde los inicios de su carrera, y seguramente leyó pronto el libro de Lotka de 1925, Elements of Physical Biology. Georgescu-Roegen atribuye a Lotka, correctamente, la distinción entre consumo endosomático y consumo exosomático de energía, que es un principio básico del análisis de la ecología humana. Tenemos instrucciones genéticas por lo que se refiere al consumo endosomático, pero la especie humana no tiene instrucciones genéticas respecto al consumo exosomático. De hecho, lo que discutimos en economía ecológica es si la elasticidad-ingreso del consumo exosomático de energía (y de materiales) es mayor que cero, o incluso mayor que la unidad, o si por el contrario, es posible desligar los incrementos de consumo de los aumentos de los inputs de energía (y materiales) en la economía, mejorando lo que hoy día se llama a menudo el «metabolismo industrial». Por otro lado, Vernadsky había publicado en París, en los años 1924 y 1926, dos obras relevantes, La Géochimie y La Biosphère, pero de la estricta independencia y la originalidad de la economía ecológica de GeorgescuRoegen tengo una pequeña prueba personal. En La Géochimie, Vernadsky habla brevemente de Sergei Podolinsky, un autor ucraniano fallecido joven que en 1880-83 había aplicado los principios de la termodinámica de los fenómenos biológicos al
-38-
estudio de los fenómenos económicos. Sin embargo, GeorgescuRoegen desconocía a Podolinsky hasta que yo mismo le enseñé en Bellaterra en mayo de 1980 el trabajo que Naredo y yo habíamos publicado en Cuadernos de Ruedo Ibérico, así como las fotocopias de los artículos de Podolinsky y de sus cartas a Marx sobre economía y energía. Más tarde Georgescu-Roegen sugirió el título de la versión inglesa de nuestro artículo, «A Marxist Precursor of Energy Economics: Podolinsky», y nos hizo comentarios detallados. Por ejemplo, Georgescu-Roegen había leído atentamente La Dialéctica de la Naturaleza de Engels. Ya sea por una cuestión de estrategia político-profesional, bien por un respeto científico profundo al marxismo, a pesar de que Georgescu-Roegen conocía a fondo La Dialéctica de la Naturaleza nunca ha querido insistir en las desafortunadas observaciones de Engels sobre la segunda ley de la termodinámica, y ha preferido destacar la anticipación de Engels para combatir una absurda teoría del valor-energía cuando escribió ya en 1875 que «alguien intente convertir el trabajo especializado en kilográmetros y determinar las diferencias salariales siguiendo este criterio». Georgescu-Roegen ha tenido siempre mucho cuidado en buscar y citar con honestidad científica a los precursores de sus ideas. Pero el hecho es que a pesar de la larga historia de reflexiones sobre la economía desde la termodinámica, nunca antes ha habido una escuela de economía ecológica. Georgescu-Roegen desconocía a Podolinsky, desconocía a Popper-Lynkeus, desconocía a Pfaundler, y desconocía a Patrick Geddes. Tampoco había leído a Frederick Soddy. Sin embargo había leído, antes de 1971, las quejas de Hayek contra la «energética social» y también conocía, por Hayek (1952), el artículo de Max Weber (1909) contra Wilhelm Ostwald, en defensa de la economía neoclásica.1
1. Esta historia intelectual de la economía ecológica está recogida en mi libro, con Klaus Schlüpmann, La economía y la ecología. Ver también, de J. M. Naredo, La economía en evolución.
-39-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
Situar la economía dentro de la ecología La crítica ecológica de la ciencia económica empezó hace más de cien años. Esta Economía Ecológica está hoy representada por Georgescu-Roegen y por un número pequeño pero creciente de autores. Los críticos ecológicos de la economía han argumentado que los economistas deberían estudiar el flujo de energía en la economía sin olvidar los flujos de materiales. En la discusión sobre las relaciones entre energía y economía ha habido dos posiciones erróneas y una correcta. Mirowski es autor de un gran libro fascinante sobre esta cuestión,2 pero Mirowski sólo considera las dos posiciones erróneas, y no tiene en cuenta la correcta. Una posición errónea es la «teoría del valor-energía» que algunos ecólogos, como Howard Odum y algunos discípulos suyos, han propuesto. Georgescu-Roegen ha protestado mucho contra este «dogma energético». La segunda posición errónea se basa en el isomorfismo entre las ecuaciones de la mecánica y las ecuaciones del equilibrio económico de la economía neoclásica después de 1870, que llevó a la doctrina absurda de que, en los intercambios económicos, había un intercambio de «energía» psíquica o social. Hace cien años autores como Winiarski, propusieron que la Economía era una Física Social, es decir que los intercambios dentro de la sociedad humana estudiados por los economistas eran parecidos a algunos fenómenos de la naturaleza estudiados por los físicos. El uso, en la Economía, de alguna matemática de la Física, hacía pausible esta analogía, pero describir los fenómenos de la economía con un lenguaje físico-matemático es distinto a aplicar conceptos físicos (como la ley de la conservación de la materia, y las leyes de la termodinámica) para alcanzar una profunda comprensión de cómo la economía humana está inmersa en los ecosistemas. Esta sería la tercera posición, es decir la de GeorgescuRoegen y la de sus precursores y discípulos (Daly, Narcdo, Altvater...). La tercera posición ve la economía no como una corriente
2. Ph. Mirowski, More heat than light, Cambridge U.P., 1989.
-40-
circular o espiral de valor de cambio, un tiovivo entre productores y consumidores, sino como un throughput entrópico de energía y de materiales, que atraviesa la economía. Así una historia económica inspirada por la economía ortodoxa estudiaría especialmente las transacciones mercantiles y utilizaría las categorías de la ciencia económica, pero una historia económica inspirada por la economía ecológica, estudiaría por ejemplo los sistemas energéticos de la humanidad. Esta historia económica inspirada por Georgescu-Roegen está empezando. Mirowski piensa que la ciencia económica no ha olvidado el estudio de la energía, sino al contrario, además de aquellos que han propuesto una teoría del valor-energía, y además de los que han visto la economía como física social en el sentido literal (pensando que había intercambios de «energía» psíquica o social), también los economistas ortodoxos han estado obsesionados por la energía (según la visión peculiar de Mirowski) ya que todo el edificio analítico de la economía neoclásica u ortodoxa tiene en su base la «metáfora de la energía». Pero yo creo que Mirowski confunde las analogías formales con el estudio substantivo de la economía desde la perspectiva ecológica. La ciencia económica efectivamente ha usado las matemáticas de la mecánica, desde los primeros economistas neoclásicos (como Jevons y Walras). Por tanto, desde este punto de vista formal, no puede decirse que haya habido un divorcio entre Economía y Física. Pero, a la vez, los economistas neoclásicos (tal como Patrick Geddes señaló ya a Walras en su correspondencia de 1883) se han despreocupado totalmente del marco biofísico en el que necesariamente se inscribe la economía humana y de hecho se puede ser un competente economista e ignorar la Segunda Ley de la Termodinámica. Por el contrario, la actual economía ecológica (a diferencia de la economía neoclásica) ve la economía humana inmersa en un ecosistema más amplio. La economía ecológica estudia (desde un enfoque reproductivo) las condiciones (sociales o de distribución de los patrimonios e ingresos, temporales, espaciales) para que la economía (que chupa recursos y excreta residuos) encaje en los ecosistemas, y (desde un enfoque asignativo) la economía ecoló-
-41-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
gica estudia también la valoración de los servicios prestados por el ecosistema al subsistema económico.
La economía neoclásica analiza los precios (es pues una «crematística») y tiene una concepción metafísica de la realidad económica que funciona como un perpetuum mobile lubricado por el dinero. Las empresas venden bienes y servicios, y con esto remuneran los factores de producción (tierra, trabajo y capital). La economía ecológica ve el planeta Tierra como un sistema abierto a la entrada de energía solar. La economía necesita entradas de energía y de materiales. La economía produce dos tipos de residuos: el calor disipado (por la Segunda Ley de la Termodinámica), y los residuos materiales, que mediante el reciclaje pue-
-42-
den volver a ser parcialmente utilizados. El funcionamiento de la economía exige un suministro adecuado de energía y materiales (y el mantenimiento de la biodiversidad), y también exige poder disponer de los residuos de manera no contaminante. Los servicios que la naturaleza presta a la economía humana no están bien valorados en el sistema de contabilidad crematística propio de la economía neoclásica. En este contexto, ¿qué relaciones hubo entre dos grandes críticos de la economía neoclásica que fueron casi contemporáneos, Sraffa y Georgescu-Roegen? Este era ya muy mayor cuando llegó el desafío sraffiano, y nunca ha escrito sobre Sraffa. ¿Puede haber un Sraffa ecológico? La posición de Georgescu-Roegen respecto al valor que proviene del consumo como enjoyment of life, lo separa de los esquemas sraffianos en los que la demanda está ausente. Además, los esquemas sraffianos de reproducción económica ven la economía igual que la teoría económica neoclásica, como un proceso circular («reproducción sencilla») o espiral («reproducción ampliada»), aunque sin la mediación de los equilibrios entre oferta y demanda. Los esquemas marxistas o sraffianos no incluyen el agotamiento de recursos y otros efectos irreversibles como la producción de desechos, y les falta (como a la economía neoclásica) una visión entrópica de la economía y no consideran de qué manera los valores de la economía (los «precios de producción») serían modificados. Recientemente, el joven economista ecológico Martin O'Connor ha escrito una tesis doctoral en vías de publicación que «ecologiza» la economía sraffiana. El crecimiento económico Soddy, uno de los precursores desconocidos de GeorgescuRoegen, había insistido en la imposibilidad del crecimiento exponencial de la economía, debido a la existencia de la ley de la entropía, y también señaló que la sustitución de recursos naturales por lo que los economistas llaman «capital», tenía límites, porque para la producción y la operación del capital hacen falta recursos naturales. Este argumento fue utilizado por Georgescu-Roegen (sin citar a
-43-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
Soddy) en su respuesta al artículo con el que Solow (Premio Nobel de Economía por sus modelos metafísicos de crecimiento económico) intentó defender el honor de los economistas después de 1973. Solow afirmó que, si nos quedamos sin recursos naturales, «otros factores de producción, especialmente el trabajo y el capital reproducible, pueden servir de sustitutos» y que, por tanto, «el mundo puede continuar, de hecho, sin recursos naturales, de manera que el agotamiento de recursos es una de esas cosas que pasan, pero no es una catástrofe» (Solow, 1974, 10-11). Cuando Solow recibió el Premio Nobel antes que Georgescu-Roegen, la única protesta pública que conozco fueron algunas cartas al Economic and Political Weekly de Bombay (una excelente revista), por economistas de la India discípulos a distancia de Georgescu-Roegen, como Narindar Singh (autor de un notable libro de economía ecológica, 1977). Hay que citar los comentarios muy explícitos de Georgescu-Roegen sobre los modelos de crecimiento económico de Solow: «Solow afirma que el crecimiento económico puede continuar exponencialmente hasta el «Día del Juicio Final»... Es necesario que afirme esto con toda su fuerza para ahorrarse dos preguntas desagradables. La primera es el destino de los pobres. Las naciones desarrolladas (y por tanto poderosas económica y militarmente) sostienen el axioma desesperante que el destino de los pobres puede mejorar sólo si los ricos se hacen aún más ricos, y esto se refleja en la idea de la factibilidad y deseabilidad del crecimiento económico. La segunda cuestión, por analogía, es el destino de la posteridad. Sin lugar a dudas, podemos decidir libremente que la desigualdad entre los contemporáneos no es un tema para la ciencia económica. Pero, ¿quiere la economía adoptar abiertamente esta posición y justificar así las fulminaciones de Thomas Carlyle y de John Ruskin? Y si consideramos que la desigualdad entre dos comunidades contemporáneas —por ejemplo, los Estados Unidos y Etiopía— es asunto nuestro, ¿por qué rehusar el estudio de la desigualdad entre comunidades no contemporáneas?» (Georgescu-Roegen, 1986, 12-13). Los economistas ecológicos no somos, en principio, pesimistas. Así en el próximo capítulo explicaré cómo el ver la economía entrópicamente no implica ignorar las propiedades antientrópicas
de la vida, o en general, de los sistemas abiertos a la entrada de energía. Si pasamos la página del título del libro de GeorgescuRoegen, The Entropy Law and the Economic Process (1971), constatamos que Georgescu-Roegen considera los sistemas que reciben energía del exterior (como la Tierra) en términos de un desarrollo constante de organización y complejidad. GeorgescuRoegen citó continuamente el libro de Schrödinger, de 1945, What is Life? Sin embargo, Georgescu-Roegen es enemigo de quienes profesan la fe del crecimiento económico y del progreso tecnológico que les permite sacar del orden del día el problema de la distribución actual de los bienes entre ricos y pobres, y también el problema del reparto intergeneracional de recursos escasos y de contaminantes y el problema del impacto destructivo humano sobre otras especies. Georgescu-Roegen es claramente igualitarista. Su radicalismo quizá ya estaba presente en su artículo de economía neoclásica «Marginal Utility of Money and Elasticities of Demand» (Quartely Journal of Economics, Mayo 1936), en el que se establecía una jerarquía de necesidades que no estaba basada únicamente en preferencias inescrutables de los consumidores.3 Frente a la política ambiental basada en la aceptación del mundo social como es y en la aplicación cosmética de algunas pequeñas y arbitrarias correcciones, los economistas ecológicos plantean las cuestiones de fondo.
3. John M. Gowdy, «Georgescu-Roegen's Utility Theory applied to Environmental Economics», EABS Conference, Roma 28-30 Nov. 1991 (v. nota bibliográfica al final de este capítulo).
-44-
-45-
Libertad de migración El año 1971 fue el año de los grandes libros sobre economía y ecología. Se publicó el libro de Barry Commoner y el de Howard Odum y también el de Georgescu-Roegen, así como el Manifiesto para la Supervivencia, una obra colectiva organizada por Edward Goldsmith, editor desde entonces de The Ecologist. Después se añadiría el Informe Meadows del Club de Roma, un documento
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
notable por la campaña publicitaria que le rodeó. Hoy, el oportunismo del Club de Roma le lleva a defender la energía nuclear con la excusa del incremento del efecto invernadero. Por ejemplo, el presidente de la sección española del Club de Roma, Pere Duran Farrell, fue el impulsor de la construcción de la central nuclear de Vandellòs I, productora no sólo de electricidad sino también de plutonio como él mismo señaló orgullosa y públicamente. El Club de Roma es un fenómeno social publicitario que debería estudiarse en la Facultad de Ciencias de la Información. Los grandes libros sobre las relaciones entre la economía y la ecología de 1971 son anteriores al informe del Club de Roma y uno de ellos es el de Georgescu-Roegen. Pero a pesar de su preeminencia intelectual, éste no fue invitado por las Naciones Unidas a la famosa conferencia sobre el Medio Ambiente en Estocolmo en 1972, sino que asistió a una conferencia paralela por invitación de la asociación pacifista Dai Dong. Redactó el manifiesto, Toward a Human Economics... E incluso en este foro alternativo, no-estatal, la propuesta de Georgescu-Roegen de permitir el libre movimiento de todos los seres humanos al lugar de la Tierra que quisieran, sin restricciones de pasaporte o visado, fue recibida sin entusiasmo, como una propuesta demasiado utópica. Hubiera valido la pena presentar de nuevo esa propuesta en la Conferencia de Río de Janeiro de junio de 1992 ya que la prohibición de migraciones va siendo cada día más fuerte a medida que las desigualdades aumentan. Nos vamos dando cuenta de que la distribución territorial de la población en el mundo es una gran cuestión de ecología humana, que simultáneamente es una gran cuestión política, para la cual ni economistas ni ecólogos tienen solución. Externalidades y la tasa de descuento Ni Coase, con su famoso artículo de 1960 sobre la atribución de «derechos de propiedad» sobre el ambiente y el mercado de externalidades, ni Pigou que escribió en los años 1920 y propuso gravar con impuestos a quienes contaminan, figuran entre las fuentes de inspiración de Georgescu-Roegen, que no es un environmental and
-46-
resource economist sino algo nuevo, un ecological economist o, como él mismo se ha llamado, un bioeconomist. El libro de Georgescu-Roegen de 1971 tiene una estructura muy diferente de los libros de texto de lo que se ha dado en llamar environmental and resource economics como por ejemplo el de David Pearce y Kerry Turner, o tantos otros desde la ola de interés por los temas ambientales de mediados de 1970. Estos economistas neoclásicos, un tanto reciclados, discuten las externalidades en un marco sincrónico, y las diferentes maneras de fingir que se pueden internalizar (reduciéndolas a valores crematísticos). Después hablan de la economía de los recursos naturales, renovables o no, y en ese punto introducen la discusión sobre la tasa de descuento y el criterio de Hotelling. El libro de Georgescu-Roegen no habla mucho de las externalidades, y menos aún intenta convencer al lector de que éstas puedan ser internalizadas (por ejemplo, preguntando a quienes las sufren qué cantidad pagarían para eliminarlas, o qué cantidad de dinero estarían dispuestos a aceptar a cambio de sufrirlas con resignación). Estos métodos de internalización de externalidades, más o menos ingeniosos, son incapaces de afrontar la cuestión de la asignación intergeneracional. Es fácil dibujar curvas en las que el beneficio marginal privado de una empresa contaminadora se cruce con el «coste externo marginal» (expresado en dinero) para determinar así un nivel óptimo de contaminación, que se puede intentar conseguir mediante un mercado de externalidades (como el que propone Coase) o mediante un impuesto pigouviano, o con normas físicas obligatorias y un sistema de multas, o vendiendo licencias administrativas de contaminación. Es fácil dibujar estas curvas, pero la mayoría de externalidades no sólo tienen efectos actuales (la importancia económica de los cuales podemos calibrar observando su repercusión eventual sobre los precios de propiedades perjudicadas, o preguntando a los perjudicados, siempre que éstos se percaten de ellas y estén dispuestos a valorarlas en dinero), sino que las externalidades también tienen, especialmente, efectos futuros. La localización de la curva de «coste marginal externo» dependerá de la tasa de descuento o actualización que se aplique, y por tanto la discusión de la tasa de descuento tendría que ser anterior, en los li-
-47-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
bros de texto, a la discusión de la evaluación de las externalidades En el llbro de Georgescu-Roegen de 1971, cuyo enfoque es más «reproductivo» que «asignativo», no hay una discusión explicita de la tasa de descuento, pero pocos años después en diversos coloquios habló de ello. Dijo, por ejemplo: «Demos una ilustración elemental. Consideremos una población de tres individuos, uno de los cuales morirá cada día. Si entre los tres tienen seis raciones diarias de comida, ¿cómo tendrían que distribuirlas? La distribución tendría que hacerse descontando el futuro según la probabilidad de supervivencia, esto da la distribución 3,2,1, y no la distribución igualitaria 2,2,2. Vemos, pues, que la moralidad del carpe diem tiene mucho sentido, ya que los humanos somos mortales. Ahora bien, para las entidades casi inmortales, como son la nación y aún más claramente la humanidad, el descontar el futuro es erróneo desde cualquier punto de vista... Naturalmente si todas las utilidades futuras son tratadas de igual manera, entonces la elegante solución de Hotelling no sirve de nada. El foco del problema cambia totalmente. La solución analítica es distribuir los recursos con igualdad a lo largo del tiempo, aunque en este caso un horizonte temporal infinito lleva al resultado paradójico de que cada año se puede consumir una cantidad nula [o infinitesimal] de recursos... (Quizá) en lugar de basar nuestras recomendaciones en el principio archisabido de maximize la «utilidad», tendríamos que minimizar el arrepentimiento futuro. Esta parece ser la única receta razonable, no creo que pueda llamársele racional, para afrontar la incertidumbre más incierta de todas, la incertidumbre histórica» .4
4. Nicholas Georgescu-Roegen,. «Comments on the papers by Daly and Stiglitz» en V. Kerry Smith, Scarcity and Growth Reconsidered, Johns Hopkins Press, Londres, 1979, 95-105.
-48-
Otros economistas de inclinación ecológica (como CiriacyWantrup) propusieron también ese «principio de precaución» ante la incertidumbre futura, un tipo de incertidumbre al que no cabe aplicar el cálculo actuarial con que se analizan (y aseguran) muchos riesgos. Ese tipo de incertidumbre lleva, en la literatura económica, los nombres de Knight-Shackle-Georgescu-Roegen. Tecnologías prometeicas Con posterioridad a su libro de 1971, Georgescu-Roegen introdujo la diferencia entre tecnologías factibles y tecnologías viables. También ha utilizado la noción de tecnologías «prometeicas». Son clasificaciones diferentes a las habituales de los economistas, por ejemplo según las tecnologías impliquen un ahorro de capital o trabajo. La historia de la tecnología de la humanidad, explica Georgescu-Roegen, contiene tantas «recetas» factibles que no podríamos hacer una lista completa. Por ejemplo, hacer pan, aserrar árboles, vacunarse contra la viruela, enviar una persona a la luna, calentar una casa y mover un coche sólo con energía solar. Sin embargo hay «recetas» tecnológicamente todavía no factibles: vacunarse contra el cáncer, controlar una explosión termonuclear para utilizarla en un motor. Ahora bien, para que una tecnología sea viable y pueda hacer crecer la economía, no es suficiente que esté compuesta de «recetas» factibles, es necesario que además incluya una «receta» de captación de «baja entropía» del medio ambiente, es decir, de captación de energía y materiales que podamos poner a nuestra disposición. Esta captación tiene que cumplir una condición muy especial, una condición «prometeica». Prometeo dio el fuego a los griegos, el fuego convierte unos materiales fríos en energía calorífica, lo que permite no sólo cocinar y calentar el ambiente sino también la metalurgia de metales, y la cerámica. Pero la energía de la leña de los bosques no es suficiente... Tampoco lo es el carbón, el petróleo o el gas natural, no sólo porque son agotables, sino también por la contaminación que producen, contaminación que en las tablas input-ouput de GeorgescuRoegen está incluida. Estamos, pues, a la espera de una nueva
-49-
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.
tecnología «prometeica». La consciencia colectiva de esta situación explica el entusiasmo, en la primavera de 1989, ante el grotesco espectáculo de la «fusión en frío», de algunos científicos, periodistas y políticos. El sobrio The Economist anunció a toda portada la llegada de la «fusión en frío». También explica las olas de fervor por los experimentos, más serios, de fusión (en caliente), aunque la tecnología no está ni mucho menos a punto. En los últimos párrafos del último capítulo de este libro, retomaré la discusión sobre la percepción y valoración sociales de los cambios tecnológicos (siguiendo la «epistemología política» de Funtowicz y Ravetz). Nota bibliográfica Hasta ahora el estudio más completo de la obra de GeorgescuRoegen, con amplia bibliografía, ha sido publicado por sus compatriotas J.C. Dragan y M.C. Demetrescu, Entropy and Bioeconomics: the New Paradigm of Nicholas Georgescu-Roegen, Nagard, Milán, 1986. Ver también los últimos artículos de y sobre Georgescu-Roegen en las actas del Congreso sobre Entropía y Bioeconomía, Fondazione Dragan, Roma, Nov. 1991 (publicadas por E.A.B.S., Fondazione Dragan, Via Larga 11, Milán, 1993).
-50-