Argentina. Experiencias de desarrollo rural. Sistematización y revalorización de saberes.

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U Equipo de Sistematización U Dirección de Asistencia Técnica y Capacitación U Subsecretaría de Agricultura Familiar U Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar

Buenos Aires - 2013


Argentina, experiencias de desarrollo rural : sistematización y revalorización de saberes 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación , 2013. E-Book. ISBN 978-987-1873-16-6 1. Desarrollo Rural. 2. Agricultura Familiar. CDD 338.9

Fecha de catalogación: 04/06/2013

Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores de cada capítulo y pueden no coincidir con las de la institución. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar Subsecretaría de Agricultura Familiar Dirección de Asistencia Técnica y Capacitación Av. Paseo Colón 982, Ciudad Autónoma de Buenos Aires Mail: equipo.territorial.datyc@gmail.com Fotografías: Delegaciones Provinciales de la Subsecretaría de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación ISBN 978-987-1873-16-6 1° Edición Url: www.taf.minagri.gob.ar Buenos Aires, 2013


Sr. Norberto Gustavo YAHUAR Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca MAGyP

Ing. Agr. Carla CAMPOS BILBAO Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar

Sr. Emilio PÉRSICO Subsecretario de Agricultura Familiar

Equipo de Sistematización de la DATyC Subsecretaría de Agricultura Familiar • Vilma Cristina Busca • Fernanda González Maraschio • Juan Ignacio Hayden • Claudia Nélida Noseda • Susana Soverna • Pedro Tsakoumagkos • Manuel Tutuy


palabras preliminares

A lo largo de toda la historia de la Argentina, han existido diversos programas destinados al desarrollo rural. Sin embargo, en la década del 60 y principios de la del 70 tenían diferentes características debido a que la realidad socio-económica del país era otra. En aquel momento, se pensó en darle un giro a la industrialización pues se encontraba diversificada, se buscaban mayores beneficios de los recursos naturales, y la economía, en su mayoría, se definía por la explotación del sector agrícola y ganadera. La preocupación por mejorar la situación de los pequeños y medianos productores rurales, los campesinos, los agricultores familiares tiene su primer antecedente en un período democrático muy corto, bajo el gobierno de Héctor Cámpora, desde la Secretaría de Agricultura. Y desde allí, hasta la siguiente instauración de la democracia en el país no hubo novedades. Recién a fines de 1983, comenzó a plantearse la cuestión del desarrollo rural y la agricultura familiar. Hasta entonces, el agricultor familiar, el productor rural, los colonos e indígenas eran una clase social, un sujeto social al margen de la economía de mercado. Sólo habían accedido hasta allí a las distintas políticas públicas, aquellos productores con un mayor grado de capitalización. La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, tal como se la recuerda, tuvo sus vaivenes institucionales que, de cierta manera, perjudicaban al sector. Recién en 2008 junto se hizo visible el tema de los pequeños y medianos productores. Luego del lock out de la Mesa de Enlace, el Ministerio de Economía hace un anuncio oficial sobre la inminente creación de la Subsecretaría de Desarrollo Agropecuario y Agricultura Familiar. Vale recordar que otros organismos estatales tienen programas orientados a los pequeños productores, para su beneficio y progreso. Pero, en estos casos, faltó una política integral. Aunque, se puede reconocer que, desde el año 2003, comenzó un proceso de profundos cambios iniciado por el ex Presidente Néstor Kirchner que se profundizó durante la gestión de la actual mandataria Cristina Fernández de Kirchner para poder darle mayor fortaleza a los cambios producidos. En agosto de 2012, cuando asumí en la Subsecretaría de Agricultura Familiar, sabía que me encontraba con una institución que tenía historia. Una historia que no se inició en los ´80 ni en los ´90 pero que se vio fortalecida en 2008, cuando la Secretaria de Agricultura, dio su salto a Ministerio, bajo el gobierno de Cristina. Como parte de la gestión, debía contribuir a profundizar los procesos desarrollados, en línea con los 4 objetivos que nos planteamos: A) Soberanía alimentaria, tanto local como regional; B) Cualificación de la producción artesanal de alimentos y artesanías regionales; C) una política ofensiva de la tierra, el agua y el hábitat; y, por último, D) Dignificación del campesino y el trabajador de los sistemas productivos. De esta forma, se busca fortalecer al sector con una estrategia integral que incentive a los trabajadores rurales y campesinos a una mayor producción de alimentos en cantidad, calidad y variedad suficiente como para garantizar el abastecimiento en las familias y en las localidades. Las experiencias que aparecen en este libro nos muestran, por un lado, al campesino sujeto de las políticas de la agricultura familiar que está disperso e invisibilizado, muchas veces explotado y excluido, pero que está allí trabajando la tierra, apostando a la producción de alimentos, ocupando el territorio, construyendo sus casas, reconociendo el valor de capacitarse y, por otro, a los instrumentos de política que se han


utilizado para prepararnos el camino en la nueva etapa: apoyo a la organización, incentivo a la producción y al agregado de valor en origen, equidad de género, reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, capacitación y asistencia técnica. Como se dice en alguna parte de este libro, “la mirada está volcada hacia atrás, es lo que se hizo y tenía cierto grado de madurez y desarrollo en el momento de la selección”; sin embargo, es una mirada que nos sirve para saber de qué partimos, qué es lo que hacen nuestros técnicos, qué es lo que ya está construido y dónde se debe profundizar. Es con esa idea que los invito a recorrer estas páginas.

Emilio Pérsico Subsecretario de Agricultura Familiar


PRESENTACIÓN

Como Director Nacional de Fortalecimiento Institucional de la Subsecretaría de Agricultura Familiar tengo el placer de presentar la “experiencia” de sistematizar experiencias de desarrollo rural de los agricultores familiares. La Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF) se crea en el año 20091 en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación con el objetivo general de elaborar, coordinar y ejecutar políticas, planes y programas que atiendan las necesidades específicas de los diversos actores, regiones y sectores agroproductivos vinculados a la agricultura familiar. Utiliza para su funcionamiento la estructura de base territorial preexistente en el Programa Social Agropecuario (PSA) que alcanza a veintiuna delegaciones en todo el país. Desde el año 2000 se ejecutó además con la misma estructura el PROINDER que, con su importante aporte financiero, permitió una cobertura más amplia y la diversificación de proyectos. Más de sesenta mil agricultores familiares y mil doscientos técnicos distribuidos por todo el territorio nacional son, sin lugar a dudas, una prueba clara de la acción de las SsAF en la aplicación de políticas activas para la agricultura familiar. Sin embargo, esos números son sólo un reflejo de la rica experiencia acumulada en la corta vida de la institución y en la un poco más amplia de los programas que ejecuta. Justamente, tratando de revisar esas experiencias, de reflexionar sobre ellas y de hacerlas conocer a los propios agricultores y a un público más amplio, es que iniciamos desde la Dirección de Asistencia Técnica y Capacitación de la SsAF, dentro de la Dirección Nacional a mi cargo, un proceso de sistematización de experiencias de desarrollo rural en todas las provincias del país. En ese proceso se tomaron, con los técnicos que trabajan en la Dirección y las delegaciones provinciales, una serie de decisiones que le dieron una impronta novedosa a la forma de contar cómo se ejecutan las políticas de desarrollo rural. Hoy podemos decir que las veintiuna delegaciones provinciales de la SsAF, eligieron una experiencia, armaron un equipo con técnicos y agricultores familiares y, utilizando técnicas como las documentales, los grupos focales, las entrevistas, completaron el proceso de sistematización. Sin embargo, más allá de este resultado, de por sí muy importante, desde la Dirección valoramos particularmente el entusiasmo e involucramiento de los técnicos y productores, el paso dado en la capacitación de estos equipos y en el bagaje de instrumentos que nos quedan para constituir este primer proceso en una práctica continua que sirva a los propios involucrados y que nos permite una revisión de la intervención en desarrollo rural, para mejorarla. Ing. Agr. Alberto Chiavarino

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En el año 2008 se crea la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar en el contexto de la entonces SAGPyA, luego en el 2009, al crearse el MAGyP, pasa a ser Subsecretaría de Agricultura Familiar. (Boletín Oficial N° 31758, sobre Decreto APN 1464/09).


Equipo Técnico que apoyó y acompañó el proceso de sistematización nacional • Director de Asistencia Técnica y Capacitación de la DATyC -Ing. Ramón Alberto López • Coordinador del Equipo de Sistematización de la DATyC -Prof. Juan Ignacio Hayden

Facilitador/ es Referente regional

Referentes provinciales

Claudia Nélida Noseda; Vilma Busca

Luis Narmona; Pablo Usandivaras

Pedro Tsakoumagkos

Susana Soverna

Claudia Noseda

Luis Narmona

Liliana González

Diana Solana

Misiones: Karina Gutkowski; Formosa: Marcelo Marcili; Chaco: Ana Nicora; Corrientes: María del Carmen Ruiz

Salta: Ana Muller; Tucumán: Florencia Diehl; Jujuy: Jorge Cladera; Catamarca: Luis Narmona; Santiago del Estero: Imelda López

San Luis: María Álvarez Rivera; San Juan: Gustavo Delgado; La Rioja: Cristian Velázquez; Mendoza: Liliana González

• Coordinación Metodológica -Juan Ignacio Hayden -Susana Soverna -Pedro Tsakoumagkos • Edición general -Vilma C. Busca

• Equipo de edición -Fernanda González Maraschio -Liliana González -Juan Ignacio Hayden -Tomás Nelson -Claudia Nélida Noseda -Susana Soverna

• Diseño editorial -Subsecretaría de Comunicación Institucional del MAGyP

La Pampa: Virginia Gunther; Río Negro: Analía Arpes; Neuquén: Diana Solana; Chubut: Silvia Mabel López.

Manuel Tutuy; Fernanda González Maraschio Manuel Tutuy

Buenos Aires: Matilde Galván; Córdoba: Juan Manuel Skupieñ; Entre Ríos: Daiana Perez; Santa Fe: Karina Kasprik.


ÍNDICE

Introducción. .............................................................................................................................................. 11 PARTE I. REGIÓN CENTRO............................................................................................................................ 18 Capítulo I BUENOS AIRES . El Estado presente, junto a los productores familiares, construyendo el desarrollo rural en la islas . .............. 21 Capítulo II CÓRDOBA . Organización cooperativa para el agregado de valor en origen de la miel del noroeste cordobés . ................ 39 Capítulo III ENTRE RíOS . El agua llega a Crucecitas Séptima …………………..................................................................................... 53 Capítulo IV SANTA FE . Las capacitaciones, nuestras llaves …………………..................................................................................... 68

PARTE II.REGIÓN CUYO ................................................................................................................................ 84 Capítulo V LA RIOJA . Raíces y construcción de una voz: El caso de APEFAR en los Llanos............................................................ 86 Capítulo VI MENDOZA . Viñateros unidos del Este: Familiar valorizando su trabajo............................................................................ 100 Capítulo VII SAN JUAN . Equipo integrado de capacitación: acercándonos productores y técnicos para la construcción . de un espacio de formación de dirigentes................................................................................................... 117

Capítulo VIII SAN LUIS . Producción y religiosidad popular van de la mano. Asociación “El Hornito”, . Quebrada de San Vicente, San Luis............................................................................................................ 131

PARTE III. REGIÓN NEA................................................................................................................................ 146 Capítulo IX CHACO . Nuestro propio banco, una apuesta que crece, en la localidad de Laguna Limpia, Provincia del Chaco. .El encuentro y la participación activan voluntades, animan el hacer, el pensar . y trazar nuevos horizontes y desafíos.......................................................................................................... 148

Capítulo X CORRIENTES . Sembrar y cuidar el surco para seguir viviendo “en el pago”........................................................................ 164 Capítulo XI FORMOSA . La participación de las comunidades indígenas en la formación e incorporación . de los técnicos indígenas en la Subsecretaría de Agricultura Familiar de Formosa....................................... 181

Capítulo XII MISIONES . La Red Cañera. Construyendo juntos un camino de equidad, compromiso y confianza.............................. 192


PARTE IV. REGIÓN NOA................................................................................................................................ 208 Capítulo XIII CATAMARCA . Mesa provincial de la agricultura familiar. De lo nacional a lo departamental................................................. 210

Capítulo XIV JUJUY . Mujeres albañiles: el proyecto Yaguata Kavi de la Comunidad APG El Bananal …....................................... 224 Capítulo XV SALTA . La agricultura familiar y la elaboración de vino en los Valles Calchaquíes. .Organización y transformaciones................................................................................................................. 241

Capítulo XVI SANTIAGO DEL ESTERO . Implementación del enfoque socioterritorial en Departamento Robles, Santiago del Estero. .Reconstruyendo la experiencia ……………………………........................................................................... 259

Capítulo XVII TUCUMÁN . GrUniSur contruye aprendiendo.................................................................................................................. 276 PARTE V. REGIÓN PATAGÓNICA. ............................................................................................................... 296 Capítulo XVIII CHUBUT . Rescate y agregado de valor de lana apta para hilado artesanal.................................................................. 298 Capítulo XIX LA PAMPA . Destejiendo Historias................................................................................................................................... 314

Capítulo XX NEUQUÉN . Encuentro, trabajo y sueños compartidos.................................................................................................... 324 Capítulo XXI RÍO NEGRO . La vivienda como uno de los elementos fundantes del sistema campesino; . abrazada a la producción, la organización, la familia, la cultura y la tierra..................................................... 337

conclusiones............................................................................................................................................. 351 Qué nos dicen las experiencias........................................................................................................... 352 Glosario de siglas. ................................................................................................................................... 364


INTRODUCCIÓN

Sistematización de experiencia y revalorización de saberes Las experiencias de Desarrollo Rural que impulsa el Estado en todo el territorio nacional son numerosas y diversas. Suponen la participación de diferentes actores sociales y la elección de metodologías, estrategias e instrumentos que permitan lograr el abordaje de las problemáticas. Con frecuencia, por las propias complejidades de los diversos territorios, las experiencias presentan particularidades que las alejan de los resultados esperados, o las estrategias elegidas no resultan adecuadas y deben ser reconsideradas. En otros casos, aún cuando el abordaje metodológico sea adecuado para la experiencia, suelen surgir nuevas demandas que diversifican y/o reorientan las acciones llevadas a cabo. Estas idas y vueltas, marchas y contramarchas propias de todo proceso social, enriquecen el bagaje de conocimientos, el saber hacer. El conocimiento que surge de la propia experiencia se incorpora de manera significativa, pero se trata de un conocimiento tácito, intangible que muchas veces, solo es incorporado por los protagonistas de la experiencia. Es posible acceder a este conocimiento por medio del intercambio, de la socialización y de la construcción colectiva. De este modo, el conocimiento que surge de la experiencia vivencial puede recuperarse por medio de la interacción entre las personas que están motivados por un interés común. La sistematización es una metodología que permite la recuperación del conocimiento tácito y la “materialización” del saber intangible. Permite generar espacios de intercambio en los que el saber local y el conocimiento popular son valorizados, facilitando la reflexión crítica sobre lo vivido. Así, el conocimiento local y ancestral, dialoga horizontalmente con el conocimiento académico, generando un espacio donde los aportes de todos los individuos involucrados poseen un valor importante en un proceso de comunicación recíproca. La sistematización propone procesos participativos de recuperación y reflexión de la experiencia, propiciando la democratización del saber y promoviendo la generación de políticas públicas que contemplen las dimensiones reales de las problemáticas de los territorios rurales.

Características generales y surgimiento de la propuesta En esta publicación se muestra un puñado de las cientos de experiencias de desarrollo con agricultores familiares en las que se viene trabajando. Estas experiencias ponen de manifiesto la variedad de situaciones en las que se hace presente la SsAF y los instrumentos y metodologías que se aplican para atender las demandas de esos agricultores. En estos años de vida de la SsAF y antes con el PSA y el PROINDER, se desarrollaron numerosos proyectos2 en lo que constituyó una de las pocas políticas públicas destinadas al sector de la agricultura familiar que, si bien fue siempre limitada, ya que formaba parte de las políticas de contención social frente a las políticas de ajuste, permitió la visibilización del sector de la Agricultura Familiar como destinatario de políticas diferenciadas y la conformación de una estructura de asistencia técnica con profesionales que fueron formándose en la problemática de la agricultura familiar.

2 El PSA ejecutando el PROINDER atendió hasta el año 2007 a 51000 las familias y adjudicó aproximadamente 75000 beneficios (subsidios). Entre 2009 y 2011, el PROINDER adicional atendió a 38000 nuevos titulares. La SsAF incluyendo al PROINDER, el PSA y el PAPyMP financió directamente a productores en ese período por $68.456.000 y atendió con asistencia técnica a más de 50000 familias.

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La asistencia técnica es una actividad central de la SsAF que inicialmente vinculaba a un técnico con un grupo de productores y, a partir de 2006, considerando la complejidad de los problemas de la agricultura familiar se organiza en Equipos Técnicos Socioterritoriales (ESTS) interdisciplinarios que desarrollan un abordaje integral e interdisciplinario. Las veintiún delegaciones provinciales de la SsAF hoy cuentan con esos equipos que intervienen sobre el territorio, siendo el apoyo a las organizaciones de productores/as uno de los ejes principales de la intervención. Los equipos han impulsado y acompañado una gran diversidad de proyectos de comercialización, tierra, agua, cuidado del monte, producción animal, vegetal, valor agregado, elaboración de artesanías, biodiversidad y en la mayor parte de los casos han articulado con diferentes instituciones y organizaciones. Estos proyectos tuvieron diversos niveles de impacto, como el caso de las ferias francas, que se han extendido por todo el país, las ferias de semillas recuperando la genética local, las organizaciones de productores algunas nuevas, otras fortalecidas, los emprendimientos asociativos de elaboración de vinos, elaboración de dulces, encurtidos o derivados de lácteos, azúcar rubia, son algunos ejemplos exitosos. Todos esos procesos tienen sus particularidades, distintos caminos, formas, contextos, por lo que se fueron acumulando muchas experiencias, algunas de las cuales aparecen en este libro. Actualmente la SsAF cuenta con más de 1200 técnicos y técnicas trabajando en unos 190 territorios en todo el país, en temáticas productivas, de apoyo a la organización, a la comercialización, a la problemática de la tierra, ambiente, de género, de poblaciones originarias y problemáticas socioeconómicas. La Dirección de Asistencia Técnica y Capacitación (DATyC), desde su creación en el año 2009, se orientó a la readecuación y fortalecimiento de la estructura de apoyo técnico y de las metodologías de intervención territorial en el marco de la nueva institucionalidad. Entre las actividades realizadas se destacan diagnósticos participativos de la asistencia técnica y la capacitación, cursos de formación a técnicos, entre otros. En los diagnósticos nacionales se valoraba la experiencia acumulada, pero se identificaba como debilidad la poca sistematización de la misma. Desde este marco institucional y en particular desde la DATyC se afirma que recuperar y reflexionar sobre las prácticas de intervención en el territorio constituye una forma de producción de conocimientos poco difundida pero sumamente enriquecedora. Saber qué se hace, cómo se hace y por qué se hace, implica valorizar y repensar toda la tarea de la SsAF. A diferencia de la investigación y la evaluación, la sistematización trata de poner en perspectiva procesos que involucran a todos los actores, reconocer y recuperar saberes de la experiencia cotidiana, desarrollando una forma novedosa de producción y difusión de conocimientos generados en la intervención en los territorios. Desde esta perspectiva, a fines de 2010, se empieza a desarrollar la propuesta de sistematizar experiencias de desarrollo rural, con los objetivos de recuperar, cualificar y difundir los procesos de intervención entre los agricultores familiares iniciados en el marco de programas de desarrollo, cuya continuidad asumió la Subsecretaría de Agricultura Familiar. Fue así como a lo largo del año 2011 se llevó a cabo un Proceso Nacional de Sistematización de Experiencias de Desarrollo Rural, que integró 21 experiencias de todo el país y que fue llevado a cabo en su totalidad por los propios actores que participaron de las mismas, (tanto técnicos como agricultores familiares) convirtiéndose este último aspecto, en una de los principales características. El libro que Ud. tiene en sus manos, es la sumatoria de cada una de las experiencias sistematizadas, presentadas en formato de Informe Final de Sistematización. Es pertinente explicitar que este es uno de los productos posibles y es el que se ha decidido ofrecer en esta ocasión; sabiendo que existen otras formas o piezas de comunicación, que según sus especificaciones y potencialidades, pueden ser utilizadas. Entre éstas encontramos, además de la compilación de informes, las piezas audiovisuales, las presentaciones en Power Point, banners, revistas de divulgación, boletines electrónicos, ponencias y ensayos.

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¿Qué es la sistematización? La sistematización constituye un esfuerzo intencionado por reconocer y superar los saberes y representaciones cotidianas asociados a las prácticas sociales. Para eso, el proceso de sistematización combina tres características: en primer lugar, parte de una concepción compleja de las prácticas sociales en tanto realidades que comprenden distintos contextos de la acción, múltiples actores, y formas de atribución y construcción de sentido también diversas; en segundo lugar, la sistematización se enfoca en la reconstrucción de la práctica, es decir en la descripción de la misma en base a los relatos producidos por los actores que participan en ella; y, por último, supone un esfuerzo centrado en la construcción de una interpretación crítica de la lógica de la experiencia que supere las representaciones del sentido común, en este punto se trata de descubrir los condicionantes que subyacen y afectan a la experiencia (Torres Carrillo, 2006). Para Sergio Martinic la sistematización es un proceso de reflexión que pretende ordenar u organizar lo que ha sido la marcha, los procesos, los resultados de un proyecto, buscando en tal dinámica las dimensiones que pueden explicar el curso que asumió el trabajo realizado (Martinic 1984). En el mismo sentido, según Oscar Jara (1998), la sistematización es aquella interpretación crítica de una o varias experiencias que, a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso vivido, los factores que han intervenido en dicho proceso, cómo se han relacionado entre sí, y por qué lo han hecho de ese modo. Para Morgan y Quiroz (1988) la sistematización intenta describir, organizar y analizar el desarrollo de una actividad en una variedad de áreas, extrayendo así lecciones de la experiencia de una manera global. Tales áreas incluyen la teoría y metodología utilizada, el contexto institucional y socio-histórico, las relaciones entre el agente externo y los pobladores y la descripción de los procesos de organización comunitaria y desarrollo, incluyendo un análisis de los factores que obstaculizaron y facilitaron el trabajo del grupo, y los resultados e impactos de la experiencia3. “La sistematización –en tanto proceso de reflexión y análisis crítico de las experiencias en manos de sus propios actores– permite descubrir a partir de la identificación de los aciertos y errores de los proyectos y de los participantes, los elementos claves que influyeron en la obtención de determinados resultados; y por tanto compartir las lecciones que pueden ayudar a mejorar las prácticas de intervención. La sistematización permite, además, la retroalimentación del sistema de planificación, seguimiento y evaluación.” (FAO-PESA, pág. 14, 2004). En diciembre de 2010 en el primer Taller Nacional que dio inicio al proceso y tuvo como objetivos la presentación, definición y debate del proyecto de sistematización se llegó a la siguiente definición: “La sistematización es un proceso de recuperación, tematización y apropiación de una práctica formativa determinada, que al relacionar sistémica e históricamente sus componentes teórico-prácticos, permite a los sujetos comprender y explicar los contextos, sentido, fundamentos, lógicas y aspectos problemáticos que presenta la experiencia, con el fin de transformar y cualificar la comprensión, experimentación y expresión de las propuestas de intervención en un territorio. A toda sistematización le antecede una práctica. Toda persona es sujeto de conocimiento y posee percepciones y saber acumulado que enriquece la práctica. El proceso de sistematización es un proceso de interlocución entre sujetos, donde se negocian discursos, teorías y construcciones culturales. En un proceso de sistematización interesa tanto el proceso como el producto”. (Memoria del I Taller Nacional de Sistematización, 15 de diciembre 2010). Según el documento de PESA/FAO (2004), la sistematización contribuye a mejorar las estrategias, enfoques y metodologías, el desarrollo de los equipos, la documentación de experiencias y la ampliación del sistema de información de la institución, la generación de nuevos conocimientos, el apoyo a la formulación de programas y políticas, la difusión y socialización de la experiencia así como su trascendencia desde lo micro. Entre los diversos objetivos de una sistematización, Tapella (2006), destaca la mejora en la ejecución de proyectos, la generación de nuevos conocimientos, el desarrollo de capacidades y el fortalecimiento de las organizaciones, la mejora en el entendimiento mutuo entre los beneficiarios, la organización y las agencias de finan3

En Tapella 2006 Sistematización de Experiencias. Gestión Local del Desarrollo Desde un enfoque territorial en Nazareno, Salta, Argentina. PROINDER

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ciamiento, la documentación de experiencias muchas veces inéditas y la socialización y comunicación de las experiencias. En este caso, se enfatizó en la sistematización como proceso de producción de conocimientos, entendiendo que, a partir de la recolección, la organización, la reflexión de la práctica, la síntesis y la socialización de los conocimientos que surgen de cada experiencia local y del conjunto de proyectos, los saberes locales trascienden, se difunden, ayudando a identificar elementos que contribuyan a mejorar las prácticas de intervención. Desde ese convencimiento, lograr que cada experiencia sistematizada quede plasmada en un documento que describa, analice y explique las lecciones aprendidas, facilita y aumenta las posibilidades de compartir experiencias, proyectos, así como la reflexión y aprendizajes de carácter interinstitucionales. Es así que algunas de las experiencias sistematizadas han sido presentadas en distintos eventos académicos y de difusión, con lo cual, aun antes de la salida de esta publicación, algunos de los objetivos planteados comienzan a cumplirse, posibilitando a su vez que cada experiencia transite por sí misma los múltiples caminos de socialización de los aprendizajes alcanzados.

¿Qué acciones se llevaron a cabo? En un primer momento, los técnicos que trabajan en la DATyC y las delegaciones provinciales, tomaron en conjunto algunas decisiones conceptuales, metodológicas y en relación con la selección de las experiencias necesarias para iniciar el proceso: 1. Entendíamos por Experiencias de Desarrollo Rural (EDR) a los procesos de cambios de un grupo de sujetos rurales iniciadas con el propósito de alcanzar una mejoría en materia económica y social en el marco de políticas y /o acciones diferenciadas dirigidas a la agricultura familiar. 2. Cada Delegación Provincial de la SsAF elegiría una experiencia desarrollada en su ámbito que se inscribiera en alguno de los cuatro lineamientos estratégicos priorizados por la gestión: i) Valor agregado en origen; ii) Tierra, Agua, Hábitat, Territorio y Pueblos originarios; iii) Democratización del acceso a los alimentos; iv) Fortalecimiento de las organizaciones. 3. Esa experiencia debería corresponder, en lo posible, a un Equipo Técnico Socioterritorial en el que hubiera participado una organización de agricultores familiares y que hubiera desarrollado prácticas de intervención novedosas en lo productivo o comercial, pero también enfoques metodológicos o modos de organización. 4. Los propios técnicos que habían participado en el desarrollo de la experiencia, junto a los/as productores/as serían los encargados de sistematizarla, contando para ello con facilitadores externos. 5. Un equipo nacional integrado por miembros de las áreas que integran la DATyC y por referentes regionales de sistematización, serían los responsables de conducir el proceso. En la DATyC se preparó un primer documento que luego de revisado y enriquecido por el equipo nacional se convirtió en la Guía de Sistematización en la que se incorporaron recomendaciones metodológicas basadas en trabajos de equipos que habían realizado procesos similares en el país o en el exterior, para desarrollo rural o para otras actividades de desarrollo. La Guía es un documento que consta de tres capítulos. El primero integra los antecedentes de la sistematización como metodología pedagógica, presenta un consolidado de las principales fuentes sobre sistematización consultadas y presenta el concepto, los objetivos y la forma de sistematizar acordada en el I Taller Nacional. Este apartado incluye también los pasos metodológicos necesarios para sistematizar y elaborar un plan de sistematización. El segundo capítulo describe los acuerdos específicos para las sistematizaciones de EDR, incluyendo el marco institucional y los recursos necesarios para llevar adelante el proceso. En este apartado se describen, además, los roles y responsabilidades de los Equipos Sistematizadores, de los referentes provinciales y regionales, del equipo de Coordinación Nacional y de los facilitadores. De este modo, la sistematización la reali-

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zan los mismos protagonistas de las EDR y el proceso de aprendizaje permite a su vez poner en perspectiva y en valor el trabajo colectivo. En el tercer capítulo se detallan las tareas implicadas en cada etapa y los productos que deben obtenerse al finalizar cada una. Acompañan la guía, cinco anexos que presentan especificaciones sobre la definición del eje de sistematización, la búsqueda de información secundaria, técnicas de relevamiento de información primaria, herramientas para el ordenamiento, procesamiento de la información, así como para la interpretación de los datos en las sistematizaciones de experiencias de desarrollo rural y, finalmente, algunas pautas para la organización del informe final. Esquema de los pasos del proceso de sistematización

La guía se encuentra a disposición en www.taf.minagri.gob.ar y alentamos y les proponemos analizarla, criticarla, ponerla a prueba, utilizarla, en definitiva, que puedan darle un uso acorde a sus necesidades. De esta manera, a partir de contar con este importante instrumento, quedó encauzado y enmarcado el proceso general, sin embargo, es conveniente destacar el papel importante y fundamental para el desarrollo del proceso de sistematización que tuvieron los Talleres Nacionales y Regionales. En estos eventos, se construyó, validó y puso en práctica la propuesta metodológica, se contribuyó a la conformación de los equipos y la selección de la experiencia a sistematizar y se acompañó todo el proceso de sistematización. Los avances, inconvenientes, ajustes al cronograma y algunas definiciones relevantes para un buen desarrollo del proceso fueron tomadas en dichos espacios.

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En el siguiente gráfico se sintetizan los momentos y actividades importantes para el desarrollo del proceso: Planificación en DATyC Octubre-Noviembre

Presentación y aprobación de proyectos en SsAF Organización I Taller Nacional

2010

I Taller Nacional Federación Gráfica Diciembre

Presentación de propuesta Experiencia de sistematización Primeros acuerdos Diseño y redacción de Guía de Metodología

Febrero-Marzo

Definición de Estructura Comunicación a Delegación Planificación del II Taller II Taller Nacional Casa de Nazareth

22-23 de Marzo

Referentes de todas las provincias Validación Guía y selección de EDR Armado de equipos sistematizadores

Abril-Mayo

Selección de 21 EDR Definición de referencia y facilitadores Planificación del III Taller III Taller Nacional Federación Gráfica

2011

Mayo

Referentes de todas las provincias Revisión del EJE Matrices de información. Plan de Entrevistas Acompañamiento al trabajo de los ES

Junio-Julio

Realización de talleres provinciales y regionales Apoyo en redacción Planificación IV Taller IV Taller Nacional Casa de Nazareth

30 y 31 de Agosto

Referentes de todas las provincias Análisis e interpretación de información. Talleres focales. Lecciones aprendidas

SeptiembreOctubre-Noviembre Diciembre

Apoyo en redacción de Informes Finales Acompañamiento en talleres focales de validación de Informes Plan de Comunicación

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¿Qué encontrarán en los capítulos y cómo están organizados? Como se señalara, en los capítulos encontrarán los informes finales, correspondientes a cada Experiencia de Desarrollo Rural Sistematizada. Conviene advertir que en la selección de las experiencias, las delegaciones provinciales tuvieron en cuenta los requisitos o condiciones establecidos en la guía, pero también las posibilidades reales de identificar un equipo y una organización o conjunto de productores que estuviera interesado y dispuesto a asumir el trabajo durante el período establecido (marzo a octubre de 2011). Esto implica que las experiencias elegidas no necesariamente hayan sido “las mejores” o las comúnmente denominadas “exitosas” (en términos de las condiciones solicitadas, ni de su alcance o potencialidad) y en el mismo sentido, ni siquiera son representativas de las acciones desarrolladas en cada provincia. El libro tiene una unidad dada por su objetivo, los requisitos de las experiencias seleccionadas, la estructura general de presentación de cada una alrededor de las principales etapas y las características de los actores principales de cada experiencia: agricultores familiares, trabajadores y pobladores rurales, técnicos y técnicas. No obstante lo cual se podrá visualizar claramente que cada informe, así como también cada experiencia en sí misma conlleva una diversidad de colores y paisajes, diversidad de emociones y sensaciones, tipos de vivencias e historias de vida, matices en los estilos de escritura, es decir, que la totalidad de las experiencias son una muestra de la profunda riqueza que encierra el mundo del trabajo a partir de las políticas públicas de Desarrollo Rural. Por otra parte, y a partir de la dificultad de encontrar una clasificación adecuada de las experiencias es decir, una clasificación cuyos límites no tiendan a encorsetar o forzar la ubicación de cada experiencia, se ha optado por una organización de los informes según el criterio de pertenencia a la región geográfica: Centro, Cuyo, NEA, NOA y Patagonia. Encontrarán también un último capítulo en el cual se realiza un minucioso e interesante análisis sobre “que nos dicen” las experiencias en su conjunto, que elementos unificadores se encuentran, qué papel ha tenido cada experiencia en la intervención estatal en cuanto al financiamiento, la asistencia técnica y la capacitación; el rol de las mujeres, la sustentabilidad e impacto de las experiencias y los aprendizajes y lecciones aprendidas que nos deja el proceso en sí mismo. Finalmente, queremos hacer explícito no sólo el agradecimiento a todos y todas quienes han colaborado y aportado sus esfuerzos para el desarrollo de este proceso sino también, manifestar que, más allá de este resultado, de por sí muy importante, desde la DATyC valoramos particularmente el entusiasmo e involucramiento de los técnicos y productores, el paso dado en la capacitación de estos equipos y en el bagaje de instrumentos que nos quedan para constituir este primer proceso en una práctica continua que sirva a los propios involucrados y que nos permita una revisión de la intervención en desarrollo rural, para mejorarlas y enriquecerlas para bien del sector que comprende a la Agricultura Familiar, para profundizar el rol del Estado en la definición y ejecución de las Políticas Públicas y para el conjunto de los ciudadanos de nuestra Nación.

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REGIÓN CENTRO

parte



“El diálogo debe ser entendido como algo que hace parte de la propia naturaleza histórica de los seres humanos. Es parte de nuestro camino histórico para tornarnos en verdaderos seres humanos... En la medida en que somos seres comunicativos, que nos comunicamos unos con otros, en cuanto nos volvemos más capaces de transformar nuestra realidad, somos capaces de saber; de saber qué sabemos; de saber qué no sabemos; de saber mejor lo que ya sabemos… todo lo cual es mucho más que solo saber.”

Paulo Freire

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Capítulo I

PROVINCIA DE Buenos Aires EL ESTADO PRESENTE, JUNTO A LOS PRODUCTORES FAMILIARES, CONSTRUYENDO EL DESARROLLO RURAL EN LAS ISLAS EQUIPO • Alejandra Páez, Alejandro Gimeno, Juliana Peyrou, Matilde Galván (SsAF) • Ingrid Kauffman, Ignacio Gamietea (Oficina de Desarrollo Baradero - INTA) • Marcela Coppola, Edgardo Decaminada, Geraldina Carbonnet (Facultad de Cs. Veterinarias - UBA) • Cristina Gasitua (EPB Nº 27 “Almte. Brown”)

Introducción La experiencia que relatamos a continuación comenzó a gestarse a mediados de 2009 y consiste en un trabajo interinstitucional, en el marco de un proyecto de producción ovina, que contribuye al desarrollo del territorio de Islas del Delta del Paraná. El trabajo articulado entre varias instituciones permitió complementar y potenciar acciones para el abordaje de un territorio de gran complejidad como el Delta de San Pedro y Baradero. En él se conjugan dificultades de accesibilidad, condiciones de elevada vulnerabilidad social y eventos climático-hídricos cíclicos que dificultan una intervención integral y sostenida por parte de los organismos estatales. La Delegación Buenos Aires de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF), la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la Universidad de Buenos Aires, la Oficina de Desarrollo de Baradero del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Escuela de Educación Primaria Básica (EPB) N° 27 “Almirante Brown” de la isla Los Laureles, son las instituciones intervinientes, las cuales, habiendo enmarcado su trabajo con una carta de acuerdo, comparten el desafío de unir esfuerzos, recursos y objetivos articuladamente. La articulación interinstitucional es el medio que posibilita el trabajo interdisciplinario y de complementación de recursos en un territorio difícil de transitar y complejo de abordar, pero con mucho potencial y en el cual hay mucho por construir. Donde las acciones individuales de cada institución suponen un gran esfuerzo, la acción conjunta resulta mayor que la suma de sus partes produciendo un sinergismo. Coincidimos en que son las personas dentro de las instituciones las que posibilitan este espacio de trabajo donde confluyen el diálogo, la empatía, la afinidad, los códigos, objetivos en común, el consenso de visiones y la predisposición a trabajar en conjunto. En efecto, según Cravacuore y otros (2004), la articulación se produce cuando dos o más organizaciones acuerdan y coordinan políticas que se traducen en acciones concretas, cada una asume una o más tareas específicas y aporta sus propios conocimientos y saberes, sin que entre ellas existan relaciones de subordinación. De este modo, la articulación demanda una tarea de coordinación, entendida como la integración de la

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diversidad de las partes o subsistemas en el conjunto o sistema, evitando contradicciones y reduciendo disfunciones que, de subsistir, impedirían o dificultarían la realidad misma del sistema. Esta tarea requiere conocer las capacidades y objetivos que las distintas partes poseen, y ordenar en el tiempo y espacio las tareas que esas dependencias realizan de tal manera que no se contradigan ni superpongan, sino que se acoplen armónicamente en pos de los mismos objetivos. Elegimos sistematizar esta experiencia ya que consideramos que se trata de un proceso de articulación interinstitucional así definido, incipiente pero sólido, que se nutre del esfuerzo de técnicas y técnicos cuyo objetivo en común atraviesa y retroalimenta los mandatos institucionales, enriqueciendo y fortaleciendo las acciones en pos del Desarrollo Rural. El proyecto de producción ovina, en particular, posibilita un acercamiento a la gente a través de una actividad que interesa e inquieta a los isleños, ya que este tipo de producción es un recurso clave para su subsistencia, donde las granjas para autoconsumo constituyen una de las posibilidades, además de la huerta y la pesca, de consumir alimentos frescos; a la vez que cobra gran importancia en el aporte de proteínas en la alimentación de los niños, que conforman aproximadamente el 50 % de la población4 El área de intervención forma parte del territorio de islas del Delta del Paraná bonaerense y entrerriano, cuyos habitantes mantienen una conexión fluida con las ciudades de San Pedro y Baradero, que son de más fácil acceso que las localidades entrerrianas. La zona en la que se desarrolla el proyecto corresponde a la comunidad isleña cercana a la escuela “Los Laureles”, ubicada sobre un brazo del Rio Paraná Inferior, conocida así por el nombre de la pequeña isla que se encuentra enfrente de la institución. La población participante del proyecto está constituida por esta comunidad educativa y productores de la zona. En este contexto, definimos como eje de sistematización la conveniencia de la articulación interinstitucional para abordar un proyecto de Desarrollo Rural en un socioterritorio de alta complejidad. De este modo, focalizamos en el proceso de articulación interinstitucional como pilar de la intervención para la mejora socio-productiva de las familias isleñas. Como este proceso se encuentra aún en desarrollo en nuestra presentación, la “situación de intervención” coincide con la “situación actual”, por lo que hemos fusionado este apartado con el denominado “situación de intervención”. En este sentido, las “lecciones aprendidas” se componen de desafíos y propuestas a contemplar en este proceso, que incluyen valiosos aprendizajes tanto para los técnicos como para los productores isleños.

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Relevamiento realizado por la Ing. Agr. Alejandra Páez/Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

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SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO Caracterización territorial El socioterritorio del Delta de San Pedro-Baradero, está compuesto por aproximadamente 70 familias isleñas con elevados índices de NBI5, que desarrollan una producción agropecuaria de subsistencia y que sufren la amenaza de crecidas que significan enormes pérdidas materiales y simbólicas, dado que implican la evacuación de las familias hasta el descenso del nivel del agua. Esta situación se agrava dadas las condiciones de accesibilidad que dificultan los traslados cotidianos, la interacción entre vecinos y la organización de productores. Esta población altamente vulnerable ha sido históricamente desatendida por los distintos organismos de gobierno tanto a nivel local como provincial y nacional. Esta situación es común a todos los territorios isleños, dependientes de los partidos de Ramallo, San Pedro y Baradero, aunque en cada uno de estos lugares se adoptaron distintas estrategias de trabajo. La Escuela EPB Nº 27 “Alte. Guillermo Brown”, del Paraje Los Laureles, que nuclea a los hijos de las familias isleñas y asegura dos recorridos diarios por las islas en las lanchas escolares, se ha constituido en el núcleo de reunión y convocatoria de los vecinos de la zona. Aprovechando esta situación, la Subsecretaría de Agricultura Familiar, el Voluntariado Ovino de la FCV, y el INTA, han centrado sus acciones en el ámbito escolar, complementado talleres y capacitaciones con recorridas por los predios. En la población de isleños se puede diferenciar, a grandes rasgos, dos tipos de familias; una, conformada por jefes de hogar con hijos en edad escolar y otra, por matrimonios mayores solos, cuyos hijos se han emancipado formando su propia familia. Sus ingresos se originan en la producción agropecuaria como empleados, encargados de ganado vacuno o jornaleros, varios pescadores y cazadores. Poseen granjas de autoconsumo, con cerdos, gallinas y ovejas, estas últimas en número de 5 a 15 animales propios. También hay apicultores y algunos poseen forestación precaria de sauce. Las condiciones de altura de los ríos y la población de roedores limitan la posibilidad de tener una huerta completa, en consecuencia la producción familiar de autoconsumo no garantiza la soberanía alimentaria. “Tengo ovejas, patos, gallinas, gansos, chanchos. Las inundaciones me rompieron el alambrado. La producción nos alcanza para consumo familiar, los cerdos los engordamos con maíz que traemos de San Pedro. Huerta no tenemos ahora por el agua y por las ratas” (Susana Monteggia, productora isleña). “Vivimos de lo que producimos acá, lo que más hay son ovejas y después las gallinas, que se juntan los huevos y se venden, por ahí cuando él (el marido) podía, que todavía remar bien no puede, pescaba, lleva a los areneros y así” (Marina Goyena, productora isleña) Los sistemas de producción isleña se caracterizan por convivir con pulsos de crecidas, las cuales se manifiestan fuertemente en esta zona del Delta Medio, lo que agrega altos niveles de riesgo a sus economías. El grado de desarrollo o estancamiento de estas comunidades y sus cadenas de valor son fuertemente influenciados por los efectos de las inundaciones. Las dificultades de acceso y traslado dentro del territorio constituyen un factor que determina escasez en infraestructura e inversiones. “Tienen una economía media de subsistencia, viven más que nada de unos pocos animales y de la pesca ( ) tienen elevada mortandad de corderos, pero quieren crecer, tener más animales” (Alejandra Páez, SsAF). Los sistemas agroecológicos están condicionados por la particular topografía de la isla, caracterizada por bordes relativamente altos, llamados albardones, de menor inundabilidad, y centro bajo, con pajonales inundados la mayor parte del tiempo. El ganado duerme en el albardón y pastorea en toda la isla, accediendo al forraje según la cantidad de agua presente, la cual se modifica con las lluvias y el nivel de los ríos. 5

Información suministrada por el relevamiento censal realizado por el Ministerio de Desarrollo Social de Nación (2007/2008).

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Las crecidas son de duración y altura variables y se presentan casi todos los años. Las más intensas inundan también los albardones hasta varios meses seguidos, generalmente en otoño y primavera. Los isleños deben dejar la isla e instalarse provisoriamente en los pueblos más cercanos, en la zona de la ribera. No lo realizan por voluntad propia, sino de acuerdo al protocolo de evacuación de Prefectura. Este desarraigo temporal trae aparejada la necesidad de adaptarse a una forma de vida distinta. “… Algunos realizan pesca artesanal, otros son jornaleros, puesteros, algunos tienen sus propias vacas y ovejas, o hacen apicultura, granja en general, plantación de sauce, todo bastante informal” (Ingrid Kauffman, INTA). “En la inundación grande de 2009-2010, las familias se fueron al pueblo, el agua se había llevado parte del rancho. Seguimos trabajando en el continente y cuando el agua bajó volvieron todos, volvieron a armar el rancho, volvieron hacer las producciones otra vez. Valorizan la cultura de la isla y tienen muchos problemas cuando están en continente, como que los chicos no se adaptan a otra escuela, por el tema de la seguridad, y porque no tienen lugar para criar sus animales y entonces no tienen de que vivir” (Alejandra Páez, SsAF). Las viviendas son precarias, generalmente de madera y chapa, con piso de tierra y el baño en el exterior, construidas a nivel del suelo. Algunas tienen un segundo piso para resguardarse de las crecidas. Frecuentemente, a causa de estas, los isleños pierden sus casas y pertenencias. Esta es una de las razones por la cual son consideradas “provisorias”, sin que esto afecte el espíritu de pertenencia al territorio. “(Los productores)…piensan en irse cuando viene la crecida pero vuelven, quieren estar en la isla, porque tiene que ver con el estilo de vida que tienen y con las posibilidades que ven: tienen espacio, pueden hacer huerta, pueden pescar y, van al continente y todo se maneja con plata, efectivo” (Ingrid Kaufmann). No hay acceso a los servicios básicos. La gente en general consume el agua del río, que no es potable, pero algunos la potabilizan con filtros de carbón o de barro y pastillas potabilizadoras. Otros llevan agua potable en bidones desde los centros urbanos. La falta de energía eléctrica se suple mediante el uso de generadores a batería, grupo electrógeno a gasoil y paneles solares. La iluminación más frecuente es a vela. La mayoría cocina y se calefacciona con leña; en pocas casas hay heladera a gas. En cuanto a los servicios educativos, históricamente sólo había oferta de nivel primario. Recién en el año 2011 se incorporaron los niveles inicial y secundario. La mayoría de los adultos no ha completado sus estudios primarios, debido a que desde pequeños empezaron a trabajar junto a sus padres. Cabe destacar que cuentan con amplios conocimientos y habilidades de saberes no formales. En muchos casos los chicos aprenden desde temprano a pescar, cocinar, atender y cuidar a los animales, incluso quedando a cargo por períodos de tiempo en que los padres se ausentan. Los jefes de familias isleñas rara vez poseen trabajos en blanco. Sus ingresos se generan del cobro de planes sociales y de la venta del excedente de la producción de granja, así como del producto de la apicultura, de la caza y de la pesca en ciudades aledañas y a acopiadores locales. En estas transacciones son tomadores de precios, tienen un alto costo de traslado en relación a las ganancias y, en el caso de los pescadores artesanales, algunos se encuentran en situación irregular respecto a los permisos de pesca exigidos por Prefectura Naval Argentina. Que en la zona no existan centros y profesionales de la salud, ocasiona que el servicio sanitario sea insuficiente. La municipalidad de Baradero cuenta con un servicio de enfermería que funciona en forma discontinua en el pasillo del destacamento policial aledaño a la escuela. Este servicio sólo se da en período lectivo, cuando circula la lancha de la escuela y suele estar suspendido por largos períodos en el año. Ante una emergencia, acceder a la atención médica depende del tipo de embarcación que posea la familia o sus vecinos, o de la coincidencia con el horario de la lancha de la escuela, que en más de una oportunidad adelantó el viaje de regreso al pueblo por la urgencia de un traslado. Existe un singular aislamiento geográfico. La compra de víveres y la atención médica dependen del acceso que tengan a localidades del continente. Durante el período lectivo la lancha escolar es el medio de transporte de muchos que, dado que el trayecto demora tres horas de viaje desde el puerto de Baradero hasta la escuela, deben ausentarse más de un día de sus hogares. Algunos isleños tienen una embarcación precaria de poca capacidad. En la zona ya no circulan lanchas almacén, que sí lo hacían en épocas de alta caza de nutrias para canjear los cueros por víveres, cambio siempre desigual para el isleño.

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La ubicación de las islas entre distintos municipios de las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos determina una vinculación poco clara con los mismos, generando confusión en cuanto a las responsabilidades de los gobiernos locales. Esta situación se agrava por la escasa relación que estos últimos mantienen con los isleños, que además carecen de delegado municipal. El aislamiento mencionado repercute también en las relaciones entre los pobladores isleños. No están acostumbrados a reunirse y de hacerlo pocos expresan abiertamente su opinión. Sin embargo, a pesar de no tener otro centro comunitario más que la escuela y pertenecer a provincias diferentes, los une la cotidianeidad. “Acá en la isla si te llevas mal entre vecinos”; “es que en un momento de alguien necesitas algo, no podes estar llevándote [mal], es lo que yo pienso” (Marina, productora agropecuaria). Las mujeres se vinculan principalmente en el ámbito de la escuela y con sus vecinas. Se dedican a la crianza de los hijos y a la atención de la casa y la granja. Por lo general, los isleños tienen posesión veinteñal, ya que sus familias viven hace generaciones en el territorio, pero no realizan los trámites para obtener la escritura. La aparición de nuevos actores con una cultura pampeana de producción está desplazando al productor isleño tradicional y su forma de vida. Esta multiplicidad de actores sin un ámbito de organización resulta en una fragmentación de visiones acerca del uso del territorio, el futuro regional y las estrategias para el desarrollo del Delta. La aparición de estos nuevos actores, además, trajo aparejadas en los últimos años, prácticas de manejo inapropiadas que evidencian la falta de paquetes tecnológicos con criterios de sustentabilidad. Estas áreas presentan una alta sensibilidad a alteraciones y, a la vez, son y han sido objeto de distintos tipos de intervenciones antrópicas6. La expansión de la agricultura granífera en la llanura pampeana y mesopotámica, en reemplazo de la producción ganadera y/o mixta preexistente7, ha desplazado a la ganadería a zonas marginales y al Delta. El stock bovino en esta zona se incrementó a partir de 2004 en un 60%8. Se verifica el ingreso de nuevos actores a la región con hábitos productivos pampeanos y un progresivo desplazamiento del productor isleño tradicional, de su manera de producir y de su forma de vida. En el Delta superior este proceso va acompañado con la construcción de grandes endicamientos para prácticas agrícolas y aunque el impacto no ha sido debidamente medido, se verificó un incremento de quema de pastizales y degradación de los albardones, que incluso desplazó a la apicultura de islas. En el Bajo Delta, la falta de tecnologías específicas o de su adopción, compromete la sustentabilidad de sistemas productivos regionales. De este modo, la alta carga ganadera en años de aguas bajas, la forestación, el desarrollo inmobiliario, la excesiva extracción de los recursos naturales, las intensas sequías y fuegos y la modificación de los patrones de drenaje, e incluso la agricultura de la mano del endicamiento9 que interfieren en su funcionamiento, la sustitución de la vegetación nativa, colocan a las islas en un alto nivel de criticidad. A pesar de todo, los isleños manifiestan gustarles la vida en la isla ya que esta les brinda muchas posibilidades. “[…] La riqueza de sus recursos ha contrastado con la marginalidad de su historia socioeconómica, sobre todo en las últimas décadas. Su vecindad con la región pampeana, la más “productiva y pujante del país”, su difícil acceso y tránsito, la falta de políticas sustentables y de planificación regional y, probablemente, el desconocimiento de sus alternativas productivas, opacaron su desarrollo” (Wetlands).

Antecedentes de las instituciones Antes de comenzar con el proyecto de trabajo conjunto, las instituciones participantes (Escuela, INTA, Subsecretaría, UBA FCV-Voluntariado Ovino) trabajaban individualmente en este territorio y sus objetivos ya coincidían en favorecer el desarrollo y arraigo de la población. 6

Intervención de la mano del hombre, sobre el ecosistema.

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Este fenómeno se denomina “agriculturización” y se registra en el área pampeana desde la década de 1960. Actualmente, alentado por la alta rentabilidad del cultivo de soja, se expande hacia regiones “extrapampeanas”, a partir del proceso denominado “avance de la frontera agropecuaria”. (Bendini, 2003; Reboratti, 2006;Tsakoumagkos 2000, 2005).

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Proyecto Regional Desarrollo de los territorios del humedal del Delta del Paraná, INTA EEA Delta, 2009 (710122).

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Sistema constructivo, para secar el interior de la isla.

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La Subsecretaría de Agricultura Familiar, Delegación Buenos Aires En el año 2000, empezaron los primeros trabajos realizados en la zona de isla, por el Programa Social Agropecuario, a través de PROINDER. En ese momento, la técnica de terreno Ing. Agr. Andrea Sciandalisini junto a las familias isleñas, presentaron 4 subproyectos para fortalecer el Autoconsumo (Los Moros, El Chaparral, La Lecherita y Los Pirinchos) en la zona de Ramallo, los cuales beneficiaban a un total de 29 familias. En la zona de Baradero-San Pedro se comienza a trabajar a mediados de 2009. En julio de ese año, se realizó un relevamiento de las instituciones que se encontraban trabajando en dicho territorio, entre las cuales se registró: la Oficina de Desarrollo INTA Baradero (dependiente del INTA Delta), el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, la Escuela Nº 25 (Paraje Vuelta de los Patos), la Escuela Nº 27 (Paraje Isla Los Laureles), las Áreas de Desarrollo Social y Gestión Ambiental de la Municipalidad de Baradero. Posteriormente se organizó en la Oficina de Desarrollo INTA Baradero, una reunión con algunas de las instituciones (INTA, SsAF, DDSS Nación, Secretaría de Gestión Ambiental y Dirección de Producción de Baradero) y con la Profesora en Antropología Julia Gastellu, donde se pudo estimar la cantidad de familias que viven en la isla, aproximadamente 70, de las cuales el 90 % tienen NBI10. En ese momento, las problemáticas que se estaban tratando eran la solicitud para la creación de la Delegación Municipal de la Zona de Islas, el mejoramiento y conclusión de los tramos perdidos de los caminos internos para mejorar la comunicación y, la construcción de un Centro Integrador Comunitario (CIC) en la zona, el cual había sido gestionado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. “Nosotros pensamos comenzar por fortalecer el autoconsumo y a partir de ahí producir pero empezaron a surgir muchísimas problemáticas, empezamos a detectar muchas necesidades, nos dimos cuenta que era un territorio bastante complejo como para abordar. Solos, no podíamos, solo la Subsecretaría, no podía, o podía cumplir un rol muy individual ( ) También era complicado el tema de los recursos que se necesitaban para abordar el territorio ( ) fueron esas necesidades las que nos fueron llevando a la articulación, las ganas de tener un trabajo un poco más abarcativo y sostenible en el tiempo, que a partir de una mayor presencia se pudieran cubrir un mayor número de necesidades” (Alejandra Páez). También se realizaron otras actividades, como un Taller de Artesanías en Mimbre y Junco, en conjunto entre el INTA y la SsAF, que estuvo a cargo de un artesano de la zona de isla en la EPB Nº 25, a la cual asistieron las familias y alumnos de dicho establecimiento, con el objetivo de capacitar a los habitantes de la zona en actividades productivas para mejorar los ingresos y realizar un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. Al mismo tiempo, las Técnicas Andrea Sciandalisini y Alejandra Páez participaron en la Capacitación para Docentes del Medio Rural e Islas, organizada por el Programa de Educación para el Desarrollo Rural e Islas, donde se estableció contacto con la Directora de la EPB Nº27, Sra. Cristina Gasitúa, y se acordó realizar una visita a la escuela e invitar a las familias isleñas. En dicha visita, se difundieron los alcances de la SsAF y se comenzó a realizar un diagnóstico de la zona. Para ello, se identificaron tres zonas donde habitaban las familias, Riacho Baradero, Arroyo Los Lobos y Río Paraná Guazú. Así se dio inicio, junto con las familias, al trabajo de identificación de las problemáticas de cada zona. Se realizó la inscripción en el ReNAF11 de los agricultores interesados y se elaboraron los Subproyectos de Autoconsumo Arroyo Los Lobos12 y Río Paraná Guazú13, aprobados a fines de 2009, y posteriormente, Riacho Baradero, beneficiando de este modo a 20 familias aproximadamente, relacionadas con la EPB Nº 27. Los objetivos generales de los proyectos se basaban en tratar de agrupar y organizar las familias, ya que están muy aisladas entre sí, y de mejorar sus producciones familiares para asegurar el autoabastecimiento. Se

10 Necesidades Básicas Insatisfechas 11 ReNAF - Registro Nacional de Agricultura Familiar 12 Subproyecto Arroyo Los Lobos - Número de Proyecto PROINDER 06 -13 13 Subproyecto Río Paraná Guazú - Número de Proyecto PROINDER 06 -22

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propuso diversificar y fortalecer las líneas de producción, ofrecer capacitación en las actividades productivas de la zona (ovinos, entre otras), fortificar el aspecto socio-organizativo e incentivar las actividades grupales. Uno de los problemas productivos prediales que se priorizó fue el escaso capital de explotación vivo, por falta de recursos económicos para invertir en madres, obteniendo consecuentemente, una producción escasa. Se propuso aumentar de 10 a 20 % la existencia de animales e incorporar, por lo menos, una línea de producción más. Se preveía financiar por la SsAF, a través de PROINDER, la compra de 20 ovinos en Arroyo Los Lobos, 18 en Río Paraná Guazú y 12 en Riacho Baradero. En ese momento comenzó a gestarse la posibilidad de trabajar junto a INTA Baradero, y el grupo de Voluntariado Ovino de la FCV - UBA, tanto en la zona de islas como continente, comenzando por identificar a las posibles familias interesadas con el objetivo de brindarles la posibilidad de darle valor agregado a un producto que no se aprovecha, como es el caso de la lana. Se identificaron 7 familias con producción ovina, más 4 familias integrantes de los subproyectos interesadas en iniciarse en la cría y producción ovina. Durante el mes de diciembre de 200914, se realizó en la EPB Nº 27, junto con el INTA y la SsAF, una charla explicativa y demostrativa sobre hilado artesanal de lana de oveja, a cargo de la artesana Susana Mena15, donde participaron varias mujeres y alumnos de 3º ciclo. El objetivo de esta actividad, además de la capacitación en sí misma, fue el de identificar si había interés en darle un valor agregado a la lana.

La Oficina de Desarrollo del INTA Baradero Desde el 2006 el INTA empieza a tener presencia en el territorio de islas con la Ing. Agr. Ingrid Kaufmann y en diciembre de 2007 se inaugura oficialmente la Oficina de Desarrollo de Baradero-INTA. Las acciones del INTA en la zona del Delta Baradero-San Pedro, se enmarcan en el Proyecto Regional titulado “Desarrollo de los territorios del humedal del Delta del Paraná” Históricamente, el INTA y otras instituciones focalizaron sus acciones en los sistemas productivos que contemplan el manejo del agua preponderantemente en la Zona Núcleo Forestal del Delta del Paraná. Sin embargo, han quedando rezagadas otras zonas del Delta, otros sistemas productivos como por ejemplo “zanja abierta”, y “producción a campo natural” y las escalas más pequeñas de la producción. Allí, la investigación avanzó en flora apícola, caracterización de productos de la colmena y origen botánico. El interés forrajero del pastizal se centró en la composición botánica, su calidad y disponibilidad. La importancia creciente de la conservación y uso sustentable de los humedales ha generado también nuevas relaciones con ONGs. En cuestiones ambientales, especialmente sobre el funcionamiento de los humedales y el impacto de las modificaciones a los mismos, se generó una importante base de conocimientos en factores críticos para producciones forestales (PNFOR2214) y servicios ecosistémicos (AGEA2, PNECO1301), que permitirá el desarrollo de estrategias de gestión sustentable de recursos naturales específicas para cada microterritorio. Como comenta Ingrid Kauffman, “Al ser un proyecto de extensión de INTA, el objetivo, el fin último de trabajo es el desarrollo de territorio. Tenemos el proyecto regional de humedales, que dura 3 años y tiene como objetivo general el desarrollo del territorio principalmente en lo que la gente demanda, en lo productivo, en lo social, y en lo económico.” Este proyecto presenta como objetivos: contribuir al desarrollo de los Territorios del Humedal del Delta del Paraná; promover el consenso de visiones y la articulación de acciones provinciales, municipales e institucionales para la creación de políticas públicas y de estrategias de desarrollo sustentable para los territorios del Delta del Paraná; generar tecnologías específicas orientadas a las particularidades de los microterritorios del Humedal y sus sistemas productivos (“campo natural”, “zanja abierta” y “protegido 14 Informe Mensual - Diciembre de 2009 - TT Ing. Agr. A. Páez 15 Artesana que había participado de la capacitación del VO en San Andrés de Giles

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contra inundaciones”), apropiadas para las distintas escalas de producción, con énfasis en los sectores más vulnerables y los microterritorios más postergados; promover la integración de los actores locales y fortalecer sus instituciones, favoreciendo la valoración de la cultura isleña.16 En efecto, este Proyecto propone contribuir al desarrollo de la región del Delta del Paraná con un enfoque territorial, abordando los problemas y oportunidades diagnosticados y consensuados en talleres regionales. En ese marco, propone tecnologías específicas y sistemas de producción sustentables, especialmente para las condiciones de mayor riesgo, considerando las particularidades de los microterritorios y el perfil de sus productores. Define como estrategias realizar acciones de investigación participativa, de experimentación ambiental y unidades demostrativas. Con los resultados, implementa acciones de difusión y capacitación. Procura fortalecer la institucionalidad del Delta del Paraná, apoyando el desarrollo y la articulación de grupos de productores, cooperativas agrícolas, organizaciones y entidades, generando capital social, competitividad sistémica y valorizando la riqueza del ambiente y la cultura isleña. En este socioterritorio, se establecieron los primeros contactos con los isleños a través de las escuelas mediante recorridas en lancha. La gente no estaba acostumbrada a reunirse, ni que se les preguntaba por sus inquietudes y necesidades. Laura Savoy, enfermera de la isla, fue y sigue siendo una buena referente para los isleños, principalmente para las mujeres. Con gran sensibilidad social se apropió de la idea de trabajar con la gente y estimuló la participación. Como la gente conocía el programa ProHuerta que recibían hace tiempo a través de las escuelas, las primeras reuniones que se realizaron fueron relativas a este programa: charlas sobre huertas orgánicas y envasado de hortalizas. “… [Los productores] tenían desconfianza, por ejemplo tenían miedo de decir qué producciones tenían o que tenían vacas o que vivían ahí o allá, porque en todo lo que es del gobierno está el temor de que los detecten, están que no tienen los impuestos o que falta algo, pero bueno, te ven, te ven que vas y vas y, es como que te estudian primero y después se dan cuenta que no viene por el lado del control” (Ingrid Kauffman). Los productores fueron tomando confianza gradualmente y permitiendo un acercamiento, algunas familias más rápidamente que otras, y así se empezó a identificar intereses, inquietudes y necesidades de la gente, tratando de comprender su idiosincrasia, formas de vida, etc. “Al principio nosotros empezamos más que nada con lo que es hilado y después se fue más a las capacitaciones y a las recorridas a las majadas” (Patricia Neris, productora). Lo que percibían al principio era que se trataba más de artesanías y después como se fue equilibrando dentro de la cadena, aunque nosotros siempre explicábamos que era dentro de la cadena de producción ovina con la carta de acuerdo (Era la Subsecretaría, la Facultad de veterinaria a través del voluntariado, y el INTA y después se agregó el CEPT pero para el lado del continente) , ahí quedaba escrito de qué se trataba, se escribió el proyecto de producción ovina en Baradero, ahí ya quedaba sobre el papel directamente.” (Ingrid Kauffman). Posteriormente, la inquietud de Susana Mena, quien había participado de las actividades del Voluntariado Ovino en San Andrés de Giles, promovió el contacto con Marcela Coppola de la Facultad de Veterinaria de la UBA. En diciembre de 2009 se realizó la primera reunión en Buenos Aires, en la que participaron los técnicos del INTA y del Voluntariado, y donde se evaluó la pertinencia de la intervención de la Facultad en el territorio de Islas. En reuniones subsiguientes se involucró a la Subsecretaría y a la Escuela Nº 27.

El Voluntariado Ovino de la Facultad de Veterinaria de la UBA Desde el año 2000, el área de Producción Ovina de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, en respuesta a la crisis del sector y con el fin de ofrecer al pequeño productor la alternativa de agregar valor sobre el producto primario, desarrolló una serie de actividades de extensión: Procesamiento artesanal de la lana: Taller de Hilado en 16 Proyecto Regional Desarrollo de los territorios del humedal del Delta del Paraná, INTA EEA Delta, 2009 (710122).

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Huso y Taller de Tejido al Telar; cursos de elaboración de subproductos lácteos y cárnicos de origen ovino “Algo más que lana y queso”; curso Bases Estratégicas para la Cría de Ovinos- sus posibilidades productivas. En el marco del I Seminario Nacional “Turismo y Políticas para el Desarrollo de Pequeños Pueblos y Comunidades Rurales” (16 y 17 de noviembre de 2006), surgió la propuesta de generar un proyecto de desarrollo para pequeñas comunidades del área rural de San Andrés de Giles. En este contexto la experiencia comenzó como una actividad de extensión universitaria, considerando a esta como la “potencialidad de conocer, estudiar e intervenir con perspectiva interdisciplinaria en cuestiones de relevancia social” (Programa de Extensión Universitaria. Subsidios Ubanex: segundo llamado. Dr Risieri Frondizi). Luego, entendiendo que “una educación de calidad implica tanto la adquisición de conocimientos como la formación en las competencias necesarias para el buen desempeño en el mundo del trabajo y en el ejercicio de la ciudadanía” y respondiendo a la ideología que se desprende del informe publicado por la UNESCO en el año 1996, según el cual la educación del siglo XXI debe sustentarse sobre cuatro pilares: aprender a conocer; aprender a hacer; aprender a ser y aprender a vivir juntos, se redefine como un proyecto de aprendizaje servicio. Como tal, citando a Nieves Tapia (2000), se trata de: • Un servicio solidario protagonizado por los estudiantes. • Destinado a atender en forma acotada y eficaz, necesidades reales y efectivamente sentidas de una comunidad. • Planificado institucionalmente en forma integrada con el currículo, en función del aprendizaje de los estudiantes. No busca convertir a la institución en un centro asistencial, por el contrario promueve la solidaridad como una pedagogía que contribuye a educar mejor (Herrero, 2002). A partir del año 2007 y en el marco del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, se conformó el Voluntariado Ovino que llevó adelante “Producción Ovina en San Andrés de Giles: un proyecto de desarrollo rural”. El proyecto está orientado a promover el desarrollo de pequeñas comunidades rurales, utilizando como herramienta el asociativismo, con el objeto de contribuir a mejorar la calidad de vida de su población, incrementando su capacidad productiva, económica y social. Se realiza en base a la explotación del ganado ovino y la utilización en forma artesanal de su producción primaria, la lana, generándole un valor agregado que permita colocarla en el mercado a un precio diferencial. Tiene como característica el cuidado de la calidad en todos los procesos así como su desarrollo sustentable. Contempla la capacitación y asistencia de los destinatarios y la formación de los estudiantes como moderadores sociales en temas de producción animal y desarrollo rural, teniendo en cuenta los recientes desarrollos conceptuales y técnicos referidos a buenas prácticas y bienestar animal. A partir de la inquietud de una integrante de la comunidad de Baradero, quien se capacitó en un curso de hilado en San Andrés de Giles, técnicos del INTA Baradero conocen el proyecto de Voluntariado Ovino y solicitan implementarlo en la zona. Por tal motivo, se realizaron reuniones entre los docentes que coordinan el grupo voluntariado ovino, técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Oficina de Desarrollo Baradero, AER Delta del Paraná, INTA), la Subsecretaria de Agricultura Familiar (MAGYP) representada por técnicos de la Región VI (Baradero, San Pedro y Ramallo), y el CEPT Nº17 (Centro Educativo para la Producción Total) de Ireneo Portela, de Baradero. Sobre la base del proyecto de San Andrés de Giles y atendiendo a las características y demandas de la comunidad, se definió el proyecto “Producción Ovina en Baradero. El asociativismo como herramienta para el desarrollo rural” que fue presentado a la convocatoria 2010 del Programa Nacional de Voluntariado Universitario. “Entre octubre y noviembre de 2009, empezaron las conversaciones con Ingrid y luego hicimos una reunión, acá en la Facultad, en la que participaron Ingrid e Ignacio del INTA, y una técnica del Ministerio de Desarrollo Social de Nación, llamada Evangelina. Luego, hicimos otra reunión en la oficina del INTA en Baradero, más ampliada, en donde participaron además Alejandra Páez representando a la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF). Debo confesar que desconocía la existencia de la SsAF y su trabajo. En estas primeras

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reuniones acordamos qué podíamos hacer cada uno desde nuestra institución y nosotros, como “Voluntariado Ovino” acordamos presentarnos a una nueva convocatoria de proyectos de Extensión para financiar el trabajo en Baradero, ya que si no, por el tema de recursos económicos, se nos haría imposible trabajar, a pesar de las ganas o voluntades personales. En un principio formulamos el proyecto para los territorios de San Pedro, Baradero continente e isla y Ramallo, pero después nos dimos cuenta que era muy ambicioso y nos quedamos trabajando con los grupos ya conformados por la SsAF en Baradero continente en la localidad de La Bellaca y en el sector Islas. Nosotros, llegamos a un territorio en donde ya había un trabajo previo y lo que hicimos fue enriquecer ese trabajo con nuestras capacidades, con lo “nuestro” (Marcela Coppola). La primera actividad realizada en territorio de islas fue en el Paraje Isla Los Laureles. Consistió en un taller de hilado artesanal realizado en la Escuela N° 27. Si bien esta actividad requiere de varios días para poder aprender la técnica y adquirir la destreza del hilado, en esa ocasión no fue posible implementarlo con esa modalidad, por lo que se adaptó a una jornada donde se presentaron las generalidades del hilado y se puso en contexto del proyecto. En simultáneo, el INTA realizó un Taller de Territorio, actividad específica del INTA. La convocatoria se efectúo a través de la escuela y tuvo una numerosa asistencia, principalmente femenina, que se caracterizó por su fluida participación. “Nosotros como voluntariado somos una herramienta más de enriquecimiento de otras cosas que se están haciendo, entonces tratamos de ponernos a disposición de los que tenían más idea por estar desde antes (…)” (Marcela Coppola).

Escuela Primaria Básica N°27 En el 2008 toma el puesto como Directora de la escuela Cristina Gasitua, la cual describe la situación que predominaba en ese momento diciendo: “Y la comunidad no se acercaba a la Escuela, no participaban, estaban enojados, hasta el grupo del destacamento de policía que estamos en el mismo predio, no había quien nos ayude ni a cortar el pasto, no había quien nos ayude ni a manejar, ni a bajar la mercadería que todos los días teníamos que bajar de la lancha, teníamos que llevar agua potable desde Baradero. Y la comunidad no se acercaba, nos mandaban a los chicos por mandarlos, había mucha inasistencia, la familia no se acercaba. Entonces fue un trabajito lento de empezar a acercar las familias y que comiencen a creer.”(Cristina Gasitua, EPB Nº 27). La inundación, que comenzó en diciembre de 2009, obligó a los isleños a dejar sus hogares y tratar de salvar sus producciones. Hasta julio de 2010 aproximadamente se alojaron en las zonas ribereñas y en el barrio de San Pedro de las 150 viviendas (conocido como el de “las 150”). Cristina relata: “A pesar de la inundación de septiembre de 2010 yo me iba hasta San Pedro a darles clases. Me habían separado los primaria y secundaria a pesar de que es jornada simple. [ ] A la mañana atendía la primaria y a la tarde la secundaria. Era una manera de no perder la matrícula, porque los padres de mis alumnos estaban evacuados pero sobre las costas del río San Pedro [...]. Los iba a ver siempre para ver qué necesitaban; entonces esa confianza se fue ganando.” Con el objetivo de proponerle a la gente medios que le permitieran subsistir en su lugar, la directora entra en contacto con la Agente de Desarrollo Ing. Agr. Alejandra Páez, perteneciente a la SsAF, en el marco de unas reuniones convocadas por el PROMER (Programa de Escuelas Rurales e Islas). “Con la escuela fue el primer contacto, con la Directora Cristina Gasitua. Después con Ingrid quien asiste a la Escuela con ProHuerta y recién arrancaba. Al ponernos en contacto con Ingrid, prácticamente no nos conocíamos y nos pusimos en contacto para ver lo que hacíamos cada una en su Institución, que en ese momento se estaban formando los grupos Proinder” (Alejandra Páez).

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SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Actividades realizadas El primer paso identificado como acción conjunta de todos los organismos que trabajan en el proyecto, se ubica en febrero de 2010, cuando se realiza una reunión que convoca a los técnicos de todas las instituciones. Tal como lo relata Alejandra Páez: “Se organizó una reunión, donde dijimos “tratemos de estar todos los actores”, que fue en febrero de 2010 y a partir de ahí De la Subsecretaría estaban los técnicos de todos los partidos de la Zona 6, de INTA estaba Ignacio e Ingrid y estaba la gente de Voluntariado Ovino.” “…Fue una reunión muy, muy concreta, donde no se deliró para ningún lado, es decir, que nos sentamos y dijimos bueno cada uno a qué apuntaba y cada uno con qué contaba, qué se puede hacer y qué no se puede hacer. Es medio como que pusimos las cartas sobre la mesa, nosotros podemos hacer esto, esto no Bueno, nos fuimos dando cuenta de que entre Instituciones nos podíamos complementar bien”(Alejandra Páez). En esta reunión se definió el interés y la voluntad real de las instituciones de participar en este proyecto, se pusieron en común los objetivos compartidos, y se realizó una primera planificación en conjunto. Hasta ese momento, cada institución, de acuerdo a sus propios objetivos, venía trabajando por su cuenta en algunas acciones aisladas y otras en forma conjunta. Pero aquí se pusieron en claro las coincidencias. Se acordó que se iba a trabajar con los productores familiares, centrándose en el mejoramiento de la producción ovina y en la posibilidad de agregarle valor a esta producción mediante el aprovechamiento de la lana. Este pasaría a ser el objetivo común que uniría a todas las instituciones en este proyecto. También en esta reunión se acordó que era necesario presentar la propuesta de trabajo a los productores familiares, y para eso se organizó una convocatoria, en el mes de marzo, a la cual fueron invitados pobladores de la isla y de otras localidades. En esa oportunidad se presentó el proyecto del Voluntariado Ovino y se relevó el interés en participar tanto en el aspecto productivo como en el procesamiento artesanal de la lana. Asistieron a la misma alrededor de 25 productores de Ramallo, San Pedro (Santa Lucía), Baradero (La Bellaca) y de la zona de islas. Es necesario señalar que, si bien la propuesta fue bien recibida y los productores mostraron su interés en formar parte de este proyecto, en ese momento la zona de islas estaba pasando por una de las más fuertes inundaciones de los últimos años, y sus pobladores estaban evacuados en las localidades continentales. Esto significó, en la práctica, que el trabajo en la isla quedó en suspenso hasta mitad del año, cuando el agua comenzó a bajar. Luego de esta reunión, se realizó una planificación del trabajo conjunto en las islas que incluyó como principales objetivos: • Efectuar un diagnóstico: identificar cuántas familias habitaban la zona, cuántas son productoras de ovejas, en qué estado se encontraban. • Capacitar a los productores en la cría de ovinos • Mejorar el estado sanitario, nutricional y reproductivo de los animales, mediante las visitas de control de los voluntarios y la aplicación de vacunas y antiparasitarios. • Realizar capacitaciones en esquila y procesamiento artesanal de la lana. En función de esta planificación se comenzó a trabajar con los productores isleños, realizando las actividades siempre con la presencia y participación de las instituciones. Por un lado, se organizó la realización de visitas periódicas a distintos productores, en las que participaron los estudiantes y docentes del Programa de Voluntariado Ovino de la Facultad de Veterinaria de la UBA y los técnicos de la Subsecretaría y del INTA, con el fin de conocer el estado sanitario de las majadas y a su vez vacunar y desparasitar a los animales. Esta actividad fue posible por la articulación de recursos que cada institución puso a disposición para el proyecto, ya sea recursos económicos (para el pago de las lanchas o de las vacunas), como recursos humanos (tanto para establecer el contacto con los productores como para resolver los aspectos técnicos de las visitas).

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En septiembre de 2010, se realiza el taller de Hilado en la EPB Nº 27, donde fueron convocadas las familias a través de la escuela. A partir de lana provista por los productores de la zona, se realizó el lavado y acondicionamiento de la misma. Luego se procedió al hilado con huso y, posteriormente, al hilado con ruecas manuales. De esta actividad participaron las familias y los alumnos del 3º ciclo interesados. Los días 9 y 10 de noviembre, en las instalaciones de la EPB Nº 27 de la Isla Los Laureles se realizó una capacitación en Producción Ovina. Estuvo a cargo de la Medica Veterinaria Marcela Coppola y de los voluntarios estudiantes y egresados del proyecto de Voluntariado Ovino de la FCV (UBA) y fue dirigida a los alumnos del 3º ciclo de la escuela, a familias integrantes de los grupos financiados por el PROINDER y otras familias pertenecientes a la comunidad isleña. Se vieron aspectos tanto teóricos como prácticos de la producción ovina, utilizando para estos últimos, animales propiedad de una de las agricultoras. En esta oportunidad, la convocatoria fue mayor a la esperada, lo que permitió avanzar con el relevamiento de los productores. “...Como con las capacitaciones de la producción ovina, lo que pasa es que ahora se murieron menos ovejas porque ellos aprendieron algo y observaron mejor alguna cosa, porque la aprendieron” (Ingrid Kaufmann). Es importante señalar que en cada una de las instancias de capacitación, ya sea que se haya tratado de producción ovina, hilados o el Taller Territorial en conjunto con el INTA, los técnicos que trabajaban en el proyecto coincidieron en su percepción de que las familias isleñas se sintieron escuchadas y pudieron manifestarse en libertad acerca de sus problemáticas. Se manifestaron gratamente sorprendidas de que tantos técnicos las visitaran en la isla y que les preguntaran acerca de sus problemas. En junio de 2011 se realiza una visita particular a ocho productores ubicados sobre Arroyo Los Lobos, y el Río Paraná Guazú para realizar el control de sus majadas, revisando un total de 120 animales. En septiembre, en la EPB Nº 27 se realizó una devolución a los productores de las prácticas que se hicieron, donde asistieron, además, productores que no estaban incluidos en el proyecto. Esta instancia sirvió para explicar en qué consistió el control realizado e informar de algunos resultados parciales, pero además resultó un momento muy rico de intercambio de información, impresiones, conocimientos y experiencias.

Algunas reflexiones sobre la intervención Si bien esta experiencia aún está en proceso y el tiempo transcurrido desde que se inició no ha sido mucho, nos parece importante analizar algunos aspectos de la articulación entre instituciones que han permitido el correcto funcionamiento y la posibilidad de continuar avanzando conjuntamente. Según Daniel Cravacuore, la articulación interinstitucional “es la capacidad de las instituciones para relacionarse con otras instancias con el propósito de coordinar acciones, intercambiar conocimientos y compartir ideas para lograr fines comunes. La articulación se presenta cuando dos o más organismos acuerdan llevar adelante políticas que se traducen en acciones concretas y en donde cada uno realiza una o más tareas especificas en relación de cooperación horizontal con los otros organismos participantes. Esta horizontalidad no hace referencia a lo cuantitativo de las acciones (siempre unos harán más que otros) sino a lo cualitativo (todo hacen algo con otros y no necesariamente bajo su subordinación)” 17. Desde la primera reunión se sentaron las bases de lo que sería un trabajo articulado entre técnicos de distintas instituciones, con una relación entre ellos, de cooperación horizontal. Cada uno aportaría sus recursos y capacidades específicas, sin relaciones de subordinación. Todos los técnicos que trabajan en el proyecto coincidieron en señalar la importancia de las buenas relaciones interpersonales que se establecieron, y la actitud de trabajo desinteresada en pos de un proyecto común, para que esta cooperación horizontal se concrete. Hablando acerca de esta actitud, Marcela Coppola dice “se compartió de una manera generosa, y por eso logramos la articulación que logramos.” 17 Daniel Cravacuore y otros, 2004.

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También Alejandra Páez resalta esto: “nos llevamos bien, había entendimiento, uno por lo menos trata de reconocer a la otra persona que está escuchando y que quiere llegar a hacer algún proyecto en común, de que había interés de realmente trabajar, que no es sacarse una foto y nada más, sino que se apuntaba a un trabajo más en conjunto.” Sobre este tema, Ingrid Kaufmann rescata que cuando hay compromiso por parte de todos y un buen vínculo de trabajo, se genera una relación de confianza que permite descansar en el otro: “ Yo creo que hay un vínculo de trabajo, pero no de trabajo formal donde solamente se cumple con lo que es el trabajo sino que hay un compromiso más profundo, en algunos casos, hay comunicación extra laboral también o sea que el vínculo me parece que es horizontal, de compromiso, donde uno no solamente puede confiar en el otro porque es una persona buena, sino que es confiable en el sentido de que se comprometió para algo, uno se puede quedar tranquilo.” Pero también es importante destacar que la articulación es posible porque hay una coincidencia entre los mandatos institucionales de los organismos a los que cada uno pertenece, ya que si no fuera así, la buena voluntad de las personas no sería suficiente. En este caso, forma parte de los objetivos del INTA, a través del proyecto regional de humedales, el desarrollo del territorio de islas; también de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, tal como fue planteado en el Proyecto de Desarrollo Socioterritorial de islas. Y por otro lado, la Facultad de Veterinaria, a través de su proyecto de voluntariado que, como dice Marcela Coppola “ llevamos gente que está formándose, aspiramos a que terminen de conocer cuál debiera ser su compromiso social, generar una sensibilidad a la sociedad. De hecho, la esencia del voluntariado es: nos formamos en una universidad pública, estamos en deuda con cada uno que puso un centavo para los impuestos que bancó mi carrera” (Marcela Coppola). Y en esta línea, el proyecto de voluntariado se propone trabajar con los sectores más postergados de la sociedad, en este caso con los productores más vulnerables, aquellos que normalmente no tienen acceso a una asistencia técnica o a los medicamentos y vacunas. Por último, la Escuela Nº 27, tiene incorporado dentro de su PEI18 el trabajo con la comunidad educativa, en función de su desarrollo. Esta coincidencia de objetivos institucionales es lo que permite un trabajo conjunto, que incluso se ha formalizado con la firma de convenios y actas acuerdo entre las distintas instituciones. La buena relación entre instituciones y técnicos, a su vez, se traduce en una organización del trabajo territorial en la que se planifica y se interviene en conjunto. Así lo describe Marcela Coppola: “ Se planifica en forma conjunta y se trabaja en forma conjunta. En la medida de las posibilidades hacemos reuniones, a veces la distancia complica y nos manejamos por teléfono, por mail y vamos ajustando. Cuando hablamos, es más fácil reordenar, reacomodar, y darle un nuevo impulso a seguir con la línea planificada” (Marcela Coppola). Coincidiendo con esto, Ingrid resalta la necesidad de las reuniones para reafirmar o modificar el curso de lo planificado: “Las reuniones cada tanto me parece que son necesarias porque uno se sienta junto, sintoniza de nuevo, se ven las caras pero igualmente hacemos mucho por teléfono o por mail...” (Ingrid Kauffman). Estas reuniones, además, son necesarias para distribuir tareas y responsabilidades. Alejandra Páez cuenta que “en las reuniones se trata de planificar para todo el año y después hay ajustes, que lo vamos haciendo, ¿y cómo asignamos las tareas? el tema de convocar a la gente, y lo que sea de coordinar el terreno, lo hacemos INTA y Subsecretaría, y en lo posible que nos dé el tiempo y que podamos hacer un diagnóstico previo, para que la gente del Voluntariado, sepan con lo que se va a encontrar” (Alejandra Páez). Por otro lado, consideramos que una articulación interinstitucional que funcione adecuadamente es posible porque, además de la coincidencia de objetivos institucionales y buenas relaciones interpersonales, hay una coincidencia en cuanto a la manera de encarar el trabajo territorial, con una visión compartida acerca de la metodología de intervención que se debe utilizar. En primer lugar, para realizar la convocatoria de los productores, se decidió partir de la institución que por su historia e inserción en la comunidad era el punto de reunión “natural” para los pobladores de la isla: la escuela, “porque la Escuela era como centro de reunión, 18 PEI - Proyecto Educativo Institucional

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y a su vez, nosotros le dejábamos a la Directora, para que le mandaran en los cuadernos de los chicos las notas para invitar a las familias, a su vez nosotros invitábamos por mensaje o por llamadas pero siempre había una participación de la escuela en la invitación a la convocatoria y más de una vez la Directora que sabía que se hacían las reuniones y veía que la gente subía o no subía, les avisaba, suban porque es la reunión, vengan.” (Alejandra Páez). En cuanto a la modalidad de trabajo, se trata de adecuar lo que las instituciones pueden ofrecer a las demandas y necesidades de la gente. En palabras de Marcela Coppola: “La modalidad con la que trabajamos es la de decir: nosotros ofrecemos esto. No lo imponemos” (Marcela Coppola). Y se trata, sobre todo, de ser respetuoso de la gente con la que se trabaja, y para eso es necesario, según Marcela, “pautar (con los estudiantes) la modalidad de relación con la gente, de machacar y machacar el tema del respeto, de que nosotros no vamos desde arriba ni a enseñar nada, de ir más abiertos a aprender y perfil bajo, para tratar de recibir lo más que se pueda, que permita a las instituciones ir reelaborando el diagnóstico junto con la gente respondiendo a sus necesidades reales” (Marcela Coppola). La articulación permite mejorar la intervención y maximizar los alcances de lo que cada institución individualmente puede lograr. Esto explica Ingrid Kaufmann en cuanto a la llegada a los productores, “porque por ejemplo con una institución, la Subsecretaría, al dar subsidio le facilita a la gente que cuando tiene una inquietud de avanzar en algo de la producción tienen la posibilidad mucho más rápida porque ya tienen los recursos, y en la parte técnica aporta el Voluntariado Ovino tanto con instructores contratados como con los voluntarios como con integrantes de la cátedra y encaja con lo que estábamos trabajando nosotros con el desarrollo del territorio” (Ingrid Kauffman). Pero también los recursos de que dispone cada institución se aprovechan mejor, tanto los recursos económicos para el combustible de la lancha, por ejemplo, como los recursos humanos que brindan la asistencia técnica. Y esto además permite a todo el equipo tener mayor presencia en el territorio y mayor continuidad en el trabajo, tal como dice Marcela Coppola: “ Si no podemos viajar con toda la frecuencia que quisiéramos, alguna de las otras dos instituciones, de alguna manera, está teniendo presencia. Entonces es una manera de estar más continuado. Porque si no es medio frustrante, no? Vos decís, puedo ir no tan frecuentemente, ¿cuándo llego? En cambio, al seguir articulando entre nosotras y por otro lado la posibilidad que tienen por la proximidad de tener más presencia ellos, al estar ellos, es una manera de poder seguir trabajando a través del otro” (Marcela Coppola). Esta presencia constante, con continuidad, de los técnicos en el territorio, permitió ir generando un vínculo de confianza con los pobladores isleños, haciendo posible el trabajo con ellos. Esto implicó un esfuerzo, porque históricamente el Estado había estado ausente en las islas. Como dice Marina Goyena, una de las productoras incluidas en el proyecto: “porque nosotros acá nunca hemos recibido apoyo de nadie, es la primera vez, por ahí a veces somos así como un poco huraños, desconfiados, porque nunca recibimos apoyo de nadie, así que, por ahí somos un poco desconfiados”(Marina Goyena, productora). Poco a poco la relación, como dice Ingrid Kaufmann, “se fue modificando, primero eso de que los temores se fueron borrando. Todavía hay, y son los que menos se relacionan. Y, por otro lado, ( ) ellos también empezaron a estudiar qué se les puede aportar, qué pueden ellos sacar de las reuniones, qué beneficios tienen” (Ingrid Kauffman). Y, al tiempo que se generaba una relación cada vez más fluida con los técnicos, también notamos que se empezaron a modificar las relaciones entre los productores, que, como dice Alejandra Páez, “ al principio estaban muy aislados. No eran conflictos pero era como que no se hablaban con determinados productores, estaban como divididos por las familias. Hay determinadas familias que son muy numerosas, legendarias en la Isla, y ahora no, la relación entre ellos de a poco, fue cambiando, se van tratando más, se van viendo más, en cada una de las capacitaciones se van viendo y entonces empiezan a conocerse y empiezan a tener más confianza entre ellos “ (Alejandra Paéz).

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Esta mayor interrelación, generada por la participación en las reuniones, provoca cambios en las relaciones entre los productores, y son a la vez una posibilidad de empezar a pensar instancias de organización entre ellos. Esta reflexión de Marcela Coppola, relatando una de las reuniones, lo describe: “Pero, tenías que ver las caras de la gente cuando cada uno iba expresando y que todos tendían a lo mismo y que a todos les pasaba lo mismo. Daba la impresión de que sentían esto de que lo que a mí me pasa y lo estoy contando y al otro le pasa lo mismo y también lo está contando. Es como que estas reuniones generan un espacio que a lo mejor puede evolucionar hacia un modo de organización, o a lo mejor lo tienen y nosotros tenemos que terminar de descubrirlo” (Marcela Coppola). Entre los logros obtenidos podemos destacar: • Las familias que tenían ovejas mantuvieron y mejoraron la producción. • Cuatro familias que no tenían ovejas se iniciaron con la producción ovina, diversificando así sus líneas productivas. • Se fortaleció el autoconsumo, sumando la carne ovina, un alimento de alta calidad. Cuando se le pregunta el destino de la producción, Marina Goyena responde “ para consumo nuestro y por ahí algún cordero, que pasan los barcos y te piden, se venden, pero si no, para consumo de nosotros.” Según la técnica A. Páez “...el trabajo en la isla es básicamente el de PROINDER, asistencia y mejora de la producción de autoconsumo”. • Se aumentó el stock de cabezas ovinas (había 71 ovejas y se incrementó de un 10 % a 20 %). • Se revisaron 120 animales. Se realizó un examen individual de cada uno, relevándose y registrándose las siguientes variables: raza, cronología dentaria, estado sanitario y reproductivo. Marcela Coppola dice “La parte que pone el Voluntariado, que es aprovechar las ovejas, con este slogan de “pasar de tener ovejas a tener ovejas para”, estamos todavía en una primera etapa de diagnóstico de la situación productiva. O sea, ir a conocer los animales que tienen, cómo los tienen, aprovechamos la visita, vacunar, desparasitar, atender alguna cuestión en particular, y el intercambio que se puede realizar con los dueños de los animales”. • Se realizaron 2 talleres de divulgación de las bases para la cría ovina en temas concernientes a sanidad, nutrición y reproducción, además de capacitación para la realización de maniobras zootécnicas aplicables a la producción de ovejas. Se realizó también una jornada de hilado artesanal con huso y con rueca mecánica, donde además, se vio la posibilidad de agregarle valor a la lana, un producto que ya tenían pero no era utilizado. Marina Goyena dice “estamos conformes con lo de las ovejas, porque es lo que más manejamos acá nosotros, así como yo fui a la de hilados” y Soledad Cáceres expresó “Nunca está de más aprender, yo vivo de esto.” • Se obtuvo una mayor confianza en los técnicos por parte de los agricultores familiares. Al preguntarle a Alejandra Páez cuál era la relación con los productores antes y ahora dijo “ las primeras reuniones casi no hablaban, había que sacarles las palabras con tirabuzón y ahora, me envían mensajes, me llaman, ellos mismos van demandando, van trayendo sus inquietudes.” • Surgieron demandas extras de capacitación, como por ejemplo, en gastronomía en base a carne ovina. Posibilita espacios donde la gente pueda volcar sus inquietudes. • Capacitación de profesionales o futuros profesionales agropecuarios en extensión rural, específicamente en agricultura familiar. Ingrid Kaufmann dijo “... yo creo que los movilizó a algunos, que el aprendizaje también, el hecho de que hay lugares que son diferentes, donde existen hasta casi reglas diferentes, códigos distintos y el respeto por el otro también como el que decide cómo quiere vivir”. La Voluntaria Laura Galotta, estudiante de Veterinaria (UBA) respondió cuando se le preguntó por qué había ingresado al voluntariado: “Yo pensaba, quizás antes por desconocimiento, cómo iba a ser, qué era trabajar con ovejas y nada más, pensaba que era vacunar a las ovejas, que era solo eso. Pero lo toman desde otro lado, al interaccionar con el productor, tratar de dejarle algo al productor para que el día de mañana se pueda seguir yendo a visitar Es algo más allá, no es solo trabajar con el animal, yo iba sólo por los animales... Y me di cuenta de que había algo más, tener conciencia y tomar parte de algo para la comunidad. Y hacer algo al respecto para mejorar la calidad de vida de las personas en lo que se puede.” Cabe destacar que

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los estudiantes ingresan al voluntariado con una visión limitada de “ayudar a la comunidad” y de “mejorar sus conocimientos y competencias.” Con las primeras actividades realizadas vislumbran la dimensión de aprendizaje mutuo, pero en general la visión es asimétrica: el estudiante tiene cosas para dar. Después de viajar a la isla y trabajar en terreno, esta actividad es claramente resignificada desde la experiencia. No sólo es asistencia social, sino acceso a la dimensión social de la profesión veterinaria. En palabras de uno de ellos, “genera planteos y cuestionamientos de lo estudiado: flexibilizó un poco mi cabeza…”. Es decir, la asimetría se rompe, y los que iban sólo a dar, reciben. • Llevar adelante, realmente, una articulación entre distintas instituciones, en la que la relación entre ellas es de cooperación horizontal, y en la que se generó un vínculo de trabajo definido por el compromiso y la confianza. Esto permitió una mejor llegada y un mejor aprovechamiento de los recursos.

LECCIONES APRENDIDAS • Además de los resultados obtenidos, esta experiencia propició reconocer la importancia de la articulación interinstitucional para una mejor intervención del Estado, la cual se hace evidente en: - mayor continuidad de las acciones, - contención al grupo y la mayor eficiencia en el terreno, - coincidencia de objetivos, elementos intangibles-Capital social, - puesta en acción de fuerzas latentes en el grupo para generar soluciones y crear, clima de confianza y de respeto mutuo entre los actores, fomentando el bienestar general, - concepción común en términos de valores. Debido a que este territorio es muy exigente para los técnicos, por las múltiples variables, problemáticas, fue necesario ser muy preciso en la organización de las actividades y delegar, repartir y hacerse cargo de las responsabilidades. • Dadas las características del lugar y población la asistencia técnica/productiva y la devolución deben cerrar en la misma visita. Se hizo una recorrida y se convocó para la devolución a una reunión posterior y no hubo total coincidencia entre asistentes y visitados. • Ajustar los proyectos a la periodicidad de las crecidas. Al haber más ovejas se tiende a pasar de una etapa de autoconsumo a una productiva predial, adaptándose a la periodicidad de las crecidas. • La asistencia y asesoramiento veterinarios, especialmente en los aspectos de sanidad y nutrición brindados que promueven el inicio de un proceso de mejora (tienden a satisfacer la seguridad y soberanía alimentaria).

Propuestas • Profundizar la articulación 1. Intrainstitucionalmente: Juntarnos los técnicos con sus instituciones para definir y fortalecer los objetivos, recursos y necesidades. 2. Redefinir o reafirmar el trabajo, reuniéndonos los técnicos de las instituciones con los productores para ver cómo seguimos, qué faltó, qué línea seguir. 3. Interinstitucionalmente: reunirnos los técnicos de las instituciones para realizar el Plan de trabajo anual (2012). 4. Evaluar el plan de trabajo 2011. • Replicar esta misma experiencia en otros lugares (a largo plazo).

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• Replicar esta misma experiencia con otras líneas productivas (es decir, abordar un territorio complejo, entre distintas instituciones, con un mismo objetivo, con actividades programadas en conjunto, concretas). En suma, a partir de todo lo expuesto, resaltamos la importancia de la articulación interinstitucional como estrategia para una mejor intervención del Estado. Articular nuestras acciones en este complejo socioterritorio, nos permitió una mayor continuidad en la intervención, a la vez que posibilitó la puesta en acción de fuerzas latentes en el grupo, incidiendo considerablemente en la capacidad de generar soluciones y de crear un clima de trabajo basado en la confianza y el respeto mutuo, así como de recuperar elementos intangibles que conforman el capital social. Lo que queda de manifiesto es el cambio de paradigma del Estado, donde pasamos de un Estado ausente y excluyente, a un Estado presente e integrador, que combina las capacidades y recursos de sus distintos organismos para mejorar su intervención y que interactúa con los diferentes actores de la comunidad, integrándolos en la construcción de un proyecto de desarrollo del territorio en que habitan.

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Capítulo II

Provincia DE Córdoba ORGANIZACIÓN COOPERATIVA PARA EL AGREGADO DE VALOR EN ORIGEN DE LA MIEL DEL NOROESTE CORDOBÉS Autores • Alberto Baldo • Juan Manuel Skupieñ • Miguel Pelliza

Introducción En el presente texto, tratamos de relatar de la manera más cercana a la voz de los protagonistas de la experiencia, un proceso complejo de intervención técnica, organización social y productiva, gestión colectiva y articulación institucional, que –como resultado– concluyó en la construcción y acondicionamiento de una planta comunitaria de extracción de miel en la ciudad de Cruz del Eje, Córdoba, a cargo, principalmente, de la Cooperativa Agropecuaria La Regional; que recibió como socios a más de 120 familias de productores apícolas del Noroeste de la provincia. El proceso de organización de Agricultores Familiares, que continúa ocurriendo en la Zona Noroeste de la provincia, se nutre de múltiples factores que generan necesidades de adaptación permanente para la continuidad de las comunidades humanas arraigadas en el territorio, como se puede contemplar en todos los fenómenos sociales. Por lo tanto a medida que transcurrimos en la historia de lo que al final fue la organización para la construcción de la planta, se pueden notar –como si “cruzaran” la línea del tiempo– situaciones de intervención técnica, iniciativas colectivas con aciertos y errores e inclusión de nuevos actores de diferentes perfiles, que vienen a dinamizar aún más esta compleja trama que tratamos de visualizar y acercar al lector.

situación inicial y su contexto La localidad de Cruz del Eje es una ciudad ubicada al noroeste de la provincia de Córdoba que fue escenario de una de las más tempranas reacciones que como comunidad se efectuaron contra la política de privatizaciones y de ajuste del Estado implementada en el primer gobierno de Menem. En efecto, en septiembre de 1994 se produjo una “pueblada”19 que dio visibilidad a la región en los medios masivos de comunicación 19 La asamblea que originó la “pueblada” fue convocada para el día 20 de septiembre sobre la ruta nacional 38 intersección Eva Perón. La invitación fue realizada por el Centro Comercial, la Cámara Olivícola, la Federación Agraria y las Fuerzas Vivas del NO Cordobés. Participaron alrededor de 4000 personas entre los organizadores y los sindicatos de Amas de Casa, UOM, UEPC, SEP, Obras Sanitarias, el Centro de Camioneros de la Provincia, trabajadores de las Canteras El Sauce y Quilpo, de Olivares San Nicolás y municipales, la Asociación Apícola, la agrupación de Estudiantes de Cruz del Eje, Delegaciones de Serrezuela, Tuclame, San Marcos Sierra y Paso Viejo, Soto y un nuevo actor: la Coordinadora de Desocupados, surgida a comienzos de ese año, y que nucleaba a ex- trabajadores de ferrocarriles, ladrilleras, industrias y oliveras48. Adhirieron a la protesta las centrales cordobesas CGT Chacabuco, MOAS y el CTA. Fuente: La Voz del Interior. Córdoba. 21-9-94 p. A y 9 A.

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provinciales. Siendo esta zona nuevamente noticia por los “cortes de ruta” en mayo de 1997 que se producen en contemporaneidad a otros hechos de protesta desarrollados en diferentes puntos del país como los ocurridos en las localidades salteñas de Tartagal y Mosconi y las asambleas populares de Cutra-Co y Plaza Huincul en la provincia de Neuquén. A lo largo de su historia Cruz del Eje se desarrolló como el núcleo dinamizador de una región más vasta del noroeste cordobés ligada al tráfico ferroviario encargado de transportar la producción de Tucumán y del noroeste argentino hacia el interior del país y Buenos Aires y, también, las producciones mineras y maderera locales y de la zona extendida a la que llegaba. Así, la región creció en forma complementaria al modelo agroexportador para abastecer un mercado interno en constante crecimiento. La intensidad del tráfico ferroviario llevó también a la instalación de otra importante fuente de trabajo en la ciudad, los Talleres del Ferrocarril Central que luego sería Belgrano, cuya construcción se inició en 1890. La importancia estratégica de la zona y la facilidad del transporte favoreció el desarrollo de actividades propias de la región, como la explotación minera y la producción de olivo. En lo que se refiere a la primera, la especialización de la región fue en minerales no metalíferos, como materiales de construcción, destinados fundamentalmente al mercado interno, favorecido por la implementación de políticas industrializadoras, de sustitución de importaciones y de la realización de obras públicas a partir de la tercera década del siglo XX que se profundizan en el período 1945-55. Como se podrá apreciar, el crecimiento de la región dependió desde su origen del Estado, ya sea promoviendo el tendido de líneas férreas o como empresario a partir de su nacionalización, así como de sus políticas activadoras de la industria nacional y del mercado interno. En igual sentido, la provisión de servicios públicos en educación, salud, agua y energía ligados al desarrollo de la zona significaron, también, importantes fuentes de empleo dependientes de la actividad estatal. Estos motivos permiten explicar otro hito histórico de participación y resistencia de diversas organizaciones representativas en la zona que salieron en defensa de una fuente laboral estatal en una masiva huelga de más de cuarenta días que protagonizaron los trabajadores del ferrocarril en 1962 cuando el presidente Frondizi intentó privatizar los Talleres Ferroviarios20. Este sintético cuadro de situación nos permite comprender el fuerte impacto que tuvieron en la región las políticas de privatización y reforma del Estado aplicadas por el menemismo en los años ‘9021. Sin embargo, estas políticas aparecieron como la etapa final que remató definitivamente una larga agonía y proceso de declinación ya iniciados en 1978 cuando el 15 de mayo Martínez de Hoz decidió el cierre de los Talleres del FC Belgrano. Así el “caso” de Cruz del Eje en Córdoba aparece como un ejemplo de la crisis de las economías regionales22 que empieza claramente a instalarse como cuestión en el espacio público hacia 1994, luego de los primeros años del “Plan de Convertibilidad” que a la par del control de la inflación implicó el desmantelamiento del aparato productivo, el aumento inédito de la pobreza y la marginalidad, en un marco de creciente precarización del mercado de trabajo, de caída del empleo y de consolidación de una estructura distributiva profundamente desigual de fragmentación y polarización de la estructura social. Ahora bien, la decadencia económica objetiva vivida por la región es el contexto social en el que debemos situarnos para comprender el largo proceso de intervención que se llevó adelante en su inicio con acciones en terreno desde el Programa Social Agropecuario desde el año 1993, brindando asistencia crediticia y técnica a grupos de productores que luego continúan vinculados a la Subsecretaría de Agricultura Familiar dependiente del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación. Cabe destacar que la región del Noroeste Cordobés está también bajo la asistencia técnica del INTA, AEA Cruz del Eje, el Ministerio de Desarrollo 20 Benedetti, Alejandro “Argentina ¿país sin ferrocarril? La dimensión territorial del proceso de reestructuración del servicio ferroviario (1957, 1980 y 1998)” Realidad Económica N° 185, 1/1 al 15/2/2002 p. 48. 21 Entre julio de 1989 hasta 1991 se sancionó la ley Nº 23.696 de Reforma Económica y de Emergencia Administrativa y Nº 23.697 de Emergencia Económica y de Estado de Emergencia. Consecuentemente, se suspendieron los regímenes de Promoción Industrial y Minera, del Compre Nacional, se reguló el empleo en la Administración Pública y se reglamentó el proceso de ingreso del capital privado en empresas estatales. 22 Las economías regionales al suspenderse las normativas que privilegiaban sus producciones, así como la disolución de los entes que regulaban su funcionamiento, vieron cuestionada su propia subsistencia. Además se debe tener en cuenta fueron principalmente afectados los trabajadores de empresas estatales sujetas a privatización “SOMISA, ENTEL, Ferrocarriles Argentinos, YPF, Gas del Estado” y aquellos de dependencias gubernamentales Ver: “Vulnerabilidades regionales y acción colectiva en el marco del ajuste del Estado: el caso de Cruz del Eje, Córdoba”. Autores: Dra. Mónica B. Gordillo y Lic. Ana L. Natalucci.

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Social de la Nación que trabajan en articulación con otras instituciones del Estado Nacional para apoyar intervenciones en el territorio. Le experiencia que se relata en este texto intenta mostrar Cuáles fueron las expectativas y motivaciones que llevaron a los pequeños productores apícolas del arco Noroeste Cordobés a organizarse, incorporar tecnología, asociarse cooperativamente y encarar la construcción de una planta de uso colectivo para la extracción y fraccionamiento de miel. “… Muestra también en qué medida la articulación entre la Cooperativa Agrop. La Reg. y otras instituciones locales, provinciales y nacionales que participaron en este emprendimiento influyó/colaboró/posibilitó la concreción de ese proceso.

La tradición cooperativa en la zona Un estudio realizado por la Universidad Nacional de Córdoba23 en la década del 70’ muestra un resultado significativo en lo relativo a la experiencia de participación en organizaciones de tipo asociativo o cooperativo, ya que los pobladores mostraban una actitud muy favorable hacia esas formas de organización, bastante circunscripta sin embargo a la ciudad de Cruz del Eje. De los entrevistados en esa ciudad, el 90% creía que las cooperativas podían ayudar a resolver los problemas de la zona. En esos años tenían una fuerte presencia las cooperativas de producción agropecuaria, algodonera, de servicios y de consumo. Entre las existentes para esa época sobresalían la “Cooperativa de Personal del Ferrocarril del Estado Limitada (sucursal 4) Cruz del Eje” que era de consumo y la “Cooperativa de Producción y Consumo La Regional Agropecuaria y Tambera Limitada, Cruz del Eje”,24 que contaba con 900 productores y tenía como funciones la de comercialización de la producción, asistencia general a los productores, ayuda económica, venta de insumos agropecuarios y de consumo general; que en la actualidad sigue funcionando y se constituyó en un actor central para el desarrollo del proyecto apícola del Noroeste Cordobés que describiremos a continuación.

Los productores protagonistas de la experiencia y su localización en la zona Las ciento diez familias de pequeños productores apícolas que protagonizaron el Proyecto asociativo que motivó la construcción de una planta comunitaria de extracción de miel viven en áreas rurales de los Departamentos Cruz del Eje, norte del Departamento Punilla y sur del Departamento Ischilín. La ciudad de Cruz del Eje es cabecera del Departamento y es el lugar donde los apicultores que residen en parajes periféricos realizan sus actividades socio productivas. En la actualidad esa ciudad tiene una población de aproximadamente 28.000 habitantes. Los lugares donde habitan los apicultores distan de la Ciudad de Cruz del Eje entre los 50 a 90 km por caminos de tierra que son difíciles de transitar en épocas de sequía por los guadales y en época de lluvia por el barro. Estos parajes no tienen energía eléctrica, agua corriente, ni servicios regulares de transporte público en la mayoría de los casos. Cuentan con Dispensarios en algunos de ellos, debiendo trasladar a los enfermos para su tratamiento al Hospital Aurelio Crespo ubicado en la Ciudad de Cruz del Eje. Existen Escuelas Primarias en varios parajes rurales donde asisten los niños. Una característica de los parajes donde habitan los productores es el gran aislamiento geográfico que existe entre ellos, siendo difícil la comunicación por falta de transporte regular, por lo que los pobladores se movilizan en sulky, 23 Universidad Nacional de Córdoba. Centro Universitario de Política Social. Diagnóstico social deCruz del Eje y zona de influencia. Córdoba, 1978 p.214. 24 La Cooperativa Agropecuaria La Regional de Cruz del Eje Ltda. nació inicialmente como Cooperativa Tambera allá por la década del 40, transformándose luego con la ampliación de la producción agropecuaria regional como consecuencia de la construcción del Dique Arturo H. Illia en el año 1944, que permitió la irrigación de una superficie muy importante de más de 10.000 hectáreas, en Ganadera, Olivarera, Algodonera, a la que se suma hoy también el área Apícola.

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caballo, bicicleta, moto o autos en algunos casos y muchos lo hacen a pie. Las viviendas son en general precarias, con piso de tierra, techos de chapa o con ramada de jarilla y barro, no tienen baño, contando en algunos casos con excusado, no tienen agua corriente. El agua de bebida para los animales se provee mediante represas que se llenan con agua de lluvia y en épocas de sequía mediante acequias desde el sistema de provisión del Dique Cruz del Eje. En el Departamento Cruz del Eje los lugares más representativos son: Guanaco Muerto, Santo Domingo, San Pedro, San Antonio, Los Leones. El Abra, Bordo Alto, La Puerta, Pozo del Ñato, El Quebrachal, Puesto torrado, Alto de los Quebrachos, Los Charcos, El Cachiyuyo, El Duraznal, La Batea, Los Baños, Las Ollas, etc. Existen tres comunas que agrupan a estos parajes en Alto de los Quebrachos, La Batea y Guanaco Muerto. En Departamento Ischilín Masa, Copacabana, Los Tártagos, Sayón, etc., con comuna en Copacabana. En Departamento Punilla: Charbonier, Escobas, El Carrizal, El Salto, Quebracho Solo, etc., con comuna en Charbonier.

Características socio-económicas de los productores En su gran mayoría los productores utilizan mano de obra familiar para llevar adelante la producción, (no contratan mano de obra permanente o eventual para realizar sus trabajos). Es importante el rol de la mujer en el trabajo productivo familiar en relación al manejo de las cabras, aves y cerdos. Cuando hay oportunidad generan ingresos extraprediales por venta de su mano de obra en trabajos eventuales como puede ser la construcción de alambrados para terceros o trabajos de albañilería. La actividad apícola como complementaria de la caprina y viceversa, están siendo la posibilidad de sustento de las familias de pequeños productores de la zona. En principio la producción de miel surgió como la posibilidad de tener una reserva económica para momentos de poco trabajo extrapredial o emergencia económica doméstica. “Siempre hay un tambor de 300 kg de miel detrás de la puerta para sacarnos del apuro” es algo que se escucha en la zona, refiriéndose a la venta de miel a acopiadores.

La historia laboral y productiva de la Región Noroeste de Córdoba La región cubierta por montes de algarrobos y quebrachos blancos como principales especies del Bosque Chaqueño Occidental, generó durante varias décadas en el siglo XX un importante nicho laboral en la explotación del mismo en los obrajes. La región fue proveedora de leña, carbón y madera de algarrobo. Con el paso de los años, se produjo un creciente desarrollo de los campos ganaderos mediante la incorporación de pasturas megatérmicas y la generación de grandes estancias, que continúa en la actualidad con el corrimiento de la frontera agrícola que desplazó a la ganadería hacia zonas marginales, generándose conflictos por tierras al cerrarse campos que antes eran abiertos y que los pequeños productores utilizaban para criar sus cabras y vacas. La mayoría de los productores participantes del proyecto, basan su subsistencia en la ganadería caprina destinada a la venta de cabritos y al aprovechamiento de la leche para elaborar quesos y quesillo o a la venta de leche fluida en verano, la crianza familiar de aves de corral y cerdos para autoconsumo, y en la apicultura que desarrollan en condiciones muy favorables de producción por la flora apícola del lugar, pero con muchas limitaciones por la imposibilidad de invertir en capital de trabajo.

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Sectores que conforman la economía local en la actualidad Los sectores de la economía local pueden caracterizarse como sigue: un pequeño número de personas (1.5%) tiene acceso a un ingreso remunerativo fijo mediante el empleo en el sector Público, ya sea en Escuelas, Policía, Dispensarios. El resto desarrollan actividades productivas en campos propios, de larga trayectoria familiar a lo largo de muchas generaciones, tendientes al autoconsumo y venta siendo la escala minifundista. La región está inserta en una zona de monte semiárida y árida con precipitaciones que promedian los 600 mm en Punilla e Ischilín y se reducen a 380-400 mm en el norte del Departamento Cruz del Eje. La aptitud de la región es ganadera y apícola por la presencia de montes nativos que aportan el forraje para los animales y el polen y néctar para las abejas. La ganadería se orienta a la producción bovina de cría tendiente a la obtención de terneros que se venden a otras regiones del país para continuar las etapas productivas de cría, recría y engorde, y a la cría caprina tendiente a la obtención de cabritos. Existen en la región dos niveles de productores muy definidos, los de gran escala con superficies importantes, acompañada de infraestructura y tecnología apropiada, con altos índices de productividad, y los pequeños productores que se manejan en sistemas extensivos donde los campos carecen de mejoras, aprovechando los recursos naturales ante la imposibilidad de siembra de pasturas megatérmicas, producen para autoconsumo con pequeños excedentes. Estos productores son participantes de este proceso asociativo en el área apícola. En el caso de los 110 productores apícolas que protagonizaron este proyecto, se estima poseen una cantidad de 5000 colmenas. Producen en promedio 20 kilos de miel al año, lo que se traduce en 100 toneladas anuales comercializan en su gran mayoría a granel y en algunos casos fraccionado en ferias locales. Estas diversas situaciones se producen en simultáneo y según el grado de organización de los Agricultores Familiares, que varía de acuerdo a las características propias de la comunidad determinada, el tiempo que llevan produciendo, y la existencia de individuos y grupos que influyan positivamente en las dinámicas sociales. La dotación de cabras es heterogénea pero en promedio tienen entre 40 y 100 cabras cada productor. Esto significa un promedio de producción de 105 cabritos al año por familia.

Vinculación de los emprendimientos de la economía social con los mercados Los ingresos principales de los pequeños productores de la zona provienen de la venta de cabritos en un circuito comercial que involucra la figura del “cabritero”. El “cabritero” es una persona que recorre los campos comprando la producción y lleva a su frigorífico para continuar la cadena comercial formal, es decir que los productores sólo participan de la producción primaria. En el caso de la apicultura ocurre una situación similar ya que le venden su miel a los acopiadores que recorren la zona luego de la cosecha. Este hecho hace que no puedan ser formadores de precios sino que dependen de la presencia “en terreno” de compradores para comercializar sus productos a precios que son más bajos que el precio de mercado, en un claro proceso de oligpsonio25. La demanda de producción de cabritos y miel no está atendida en totalidad. En este contexto toda la producción de cabritos y miel elaborada por estos productores podría ser vendida en el mercado interno local y provincial.

25 El oligopsonio, de las palabras griegas oligos (poco) y psonio (compra), es una situación que surge en mercado donde no existen varios consumidores, sino un número pequeño en los cuales se deposita el control y el poder sobre los precios y las cantidades de un producto en el mercado. Por lo tanto, los beneficios se concentrarían en los consumidores, pero no en los productores, los cuales ven empeorar su situación al no recibir un precio razonable por los productos que elaboran.

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El Proyecto de construir una planta comunitaria de extracción de miel, significó un largo camino en el proceso de organización de los productores. Mediante su asociación a la Cooperativa La Regional de Cruz del Eje, fortalecieron su producción, adoptaron protocolos de producción tendientes a mejorar la calidad, se incorporaron a sistemas formales de comercialización y de precios justos.

Problemáticas de la economía social Las principales problemáticas surgen del aislamiento con que trabajan los productores, que impide la organización para la producción conjunta. Se pueden mencionar entre otros la dificultad para comprar y transportar insumos y productos por falta de medios de transporte, acentuado por las distancias y la falta de buenos caminos. El bajo capital productivo, su informalidad comercial, la falta de seguimiento técnico permanente.26

Antecedentes de Apicultura Sistematizada La apicultura convencional o moderna se afinca en la zona de referencia en los años 40-50 con la llegada de familias europeas de origen italiano, español, suizo y alemán que se instalaron en San Marcos Sierras, Cruz del Eje, Villa de Soto, Capilla del Monte y otros lugares de las serranías donde encontraron un magnífico soporte para la apicultura en la vegetación nativa de aquella época. Allí se utilizaron por primera vez las colmenas modernas o Langstroth que se utilizan en la actualidad, comercializando la miel en las ciudades a las que enviaban su producción en latas especiales de 25 kilogramos de capacidad por medio del Ferrocarril Belgrano. Relatos de los nietos de estos primeros apicultores cuentan de la bonanza de la producción apícola de esos años en los que los rendimientos de miel oscilaban 80 y 100 kilogramos por colmena ya que los bosques no habían sufrido explotación forestal. A fines de los años 70 existían en la región 25 familias registradas ante la provincia, como apicultores formales. En la década del 80 se inicia la trashumancia de apicultores de regiones pampeanas tales como Buenos Aires, La Pampa, Sur de Córdoba, etc. que aprovechan las ventajas de esta zona temprana para iniciar sus temporadas de producción. Alquilan campos a los lugareños a los que pagan 1 ó 2 kilos de miel por colmena instalada a los fines de nuclear sus colmenas, cosechar miel para regresar a sus zonas de origen cuando las floraciones de las praderas están en su esplendor con el doble o el triple de colmenas ya que a cada una se le hacía uno o dos núcleos en esta zona. En la actualidad la trashumancia de grandes cantidades de colmenas de la región pampeana constituye un problema para los apicultores locales por la falta de regulación, tema que trataremos más adelante. Los productores lugareños radicados en el noroeste de Córdoba aprendieron el oficio con estos apicultores profesionales venidos de zonas pampeanas con varios miles de colmenas en cada temporada y pudieron hacerse de colmenas para iniciar su producción a nivel familiar. Se estima que existen en la región unas 30.000 colmenas de apicultores locales y 40.000 que provienen de otras regiones pampeanas del país.

26 Datos extraídos del Diagnóstico del proyecto de la apicultura regional en el noroeste de la Provincia de Córdoba, para la la construcción de una sala de extracción de uso colectivo, en Cooperativa Agropecuaria La Regional de Cruz del Eje.

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Características productivas relacionadas con la Apicultura Las abejas encuentran una flora apícola muy favorable para su desarrollo y multiplicación difundiéndose rápidamente por diversos ecosistemas del territorio argentino generando una nueva raza de abejas llamadas “abejas criollas” que hoy constituyen la base genética más difundida de la apicultura nacional. Posteriormente, ingresan cepas de abejas africanas muy conocidas por su abundante producción de miel, como por su carácter agresivo. En el Noroeste de la Provincia de Córdoba, la presencia de bosques nativos correspondientes al Bosque Chaqueño Occidental y al Bosque Serrano constituyen ambientes muy propicios para la producción apícola, siendo una práctica muy común entre los lugareños la recolección de miel de colmenas silvestres en lo que se ha dado en llamar “apicultura rupestre” para diferenciarla de la apicultura convencional o moderna. Varias familias rurales involucradas en la experiencia, aún conservan prácticas artesanales de producción, como la cría de abejas en troncos o cardones huecos, la extracción de miel a mano y la elaboración de arrope de miel a partir de lavar la cera con agua y cocinar la misma hasta que adquiera una densidad más alta. Conforman un grupo que tienen contacto con nichos comerciales específicos y por el escaso volumen de miel que recolectan, aún no se incluyen como beneficiarios de la planta extractora, pero a partir de la sistematización de la experiencia y las reuniones que se realizaron, están considerando la posibilidad de aumentar la producción. La flora del Bosque Chaqueño Occidental crea una particular sucesión de floraciones que transforma el ambiente en un lugar muy apto para la producción de miel monofloral y multifloral, polen, núcleos tempranos y propóleos. “Nosotros creemos que el laboratorio es muy importante, no porque dudemos de la calidad de nuestra miel, –nosotros estamos seguros que nuestra miel es una de las mejores mieles del mundo, porque estamos en zona que no hay nada de contaminación, tenemos la flora variada, aquí hay mieles monoflorales, multiflorales– sino para certificar esa calidad” (Ing. Miguel Pelliza, Apicultor y Técnico en una reunión de apicultores, refiriéndose a un proyecto complementario de la planta de extracción). La temporada se inicia muy temprano, en el mes de julio, con las primeras floraciones de arbustos como la palta y el moradillo, continuando luego de manera ininterrumpida hasta llegar a la gran “mielada” que producen los algarrobos y mistoles, breas, tintitacos, atamisquis, piquillines en los meses de octubre y noviembre, finalizando la temporada en el mes de diciembre cuando los calores son muy intensos y las plantas del monte ya han fructificado.

SITUACIóN DE INTERVENCIóN Desde el Programa Social Agropecuario se redactó el Proyecto Fortalecimiento de la Apicultura del Noroeste de la Provincia de Córdoba mediante la construcción de una sala de extracción de miel de uso comunitario en Cooperativa Agropecuaria La Regional de Cruz del Eje. Este proyecto con clara visión de Desarrollo Socio Territorial consideró necesaria la participación multi-actoral para poder llevar adelante las acciones que involucran a tantos actores en una región muy amplia del noroeste cordobés, dando lugar a una estrategia que se valora como muy apropiada para el Desarrollo Territorial, considerándola como el camino adecuado para la intervención territorial ya que permite generar y desarrollar exitosamente Proyectos grandes que demandan la solución a problemáticas complejas e importantes inversiones. Los objetivos del Proyecto de Fortalecimiento de la Apicultura en el Noroeste Cordobés llevado adelante por técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, (en ese momento PSA-Proinder) han propendido:

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Como objetivo general: • Mejorar la calidad de vida de los pequeños productores apícolas que viven en zonas rurales mediante el apoyo financiero, técnico y organizativo de la Cooperativa Agropecuaria La Regional Ltda. Como objetivos específicos: • Incluir productores apícolas marginales a sistemas de calidad formales. • Mejorar la fijación del precio de la miel. • Mejorar la calidad de la producción apícola regional. • Cumplimentar las exigencias higiénico-sanitarias impuestas por SENASA. • Instrumentar sistemas de trazabilidad cumplimentando la normativa oficial existente. • Diferenciar la miel y otros productos apícolas de la región por atributos (miel de montes nativos, monoflorales, multiflorales, etc.). Sobre estos objetivos constituimos la estrategia de intervención tal como refleja la siguiente cita: “La diversificación productiva a nivel familiar, garantizando la conservación de los recursos naturales, es una de las herramientas básicas para la seguridad de las economías familiares de los pequeños productores minifundistas. La disponibilidad de monte conformado por varias especies, principal recurso del que disponen los pequeños productores minifundistas del Noroeste Cordobés, además de un impulso de la actividad a través de la capacitación y la inversión, ha hecho que la actividad apícola se perfile como una alternativa de diversificación productiva familiar con grandes posibilidades de éxito. Las experiencias y conocimientos previos existentes en la región son puntapié inicial para la iniciativa de los productores en la actividad.” (Memoria curso de Capacitación en apicultura, 2004). “Aquí surgió un proyecto en el que yo propongo que con 100 cabras y 100 colmenas una familia vive bien, el desafío es que la gente no emigre a las grandes ciudades a engordar las villa miserias.” (Productor de El Cachiyuyo). El trabajo en el territorio con pequeños y medianos productores determinó la formación de grupos del Programa Social Agropecuario que agrupaba a los pequeños productores apícolas de la región y de un Grupo Cambio Rural dependiente de Agencia de Extensión Rural Cruz del Eje, que hacía lo propio con los medianos productores. Desde ambas instituciones se realizaron jornadas de capacitación técnica, seguimiento de los colmenares, elaboración de un Plan Sanitario Regional, viajes conjuntos a las Exposiciones Apícolas, inclusión de Buenas Prácticas de Manejo, mejoramiento genético de los apiarios, etc. Lo que fortaleció el nivel técnico y organizacional de los productores. “El grupo del Departamento de Ischilín, comienza en el 1995 con muy poco conocimiento de la producción apícola, arrancando con lo más básico ya que tenían muchas ganas de involucrarse en la apicultura, pero faltaba conocimiento. En el 2004 se suman a un viaje organizado entre el PSA y el INTA a la Expo-Apícola de Río Cuarto, del que surge una charla con el Ingeniero Pelliza para formar un grupo con otros apicultores de Punilla para acceder a capacitación y préstamos para mejorar el plantel de colmenas. A partir de ese momento quedamos en contacto con los demás grupos, hasta que se fue consolidando el proyecto de la sala.” (Grupo de Productores de Ischilín). La conformación de esta base de organización inicial hizo posible la creación de espacios de reflexión, debate y confrontación de ideas, que permitieron arribar al diagnóstico de la problemática que los afectaba. Se llegó a la conclusión de que la mejora en los precios de la miel requería de importantes acciones que posibilitasen la incorporación de los pequeños y medianos productores a sistemas formales de comercialización, trazabilidad y buenas prácticas. La primera decisión tomada por uno de los grupos dispersos de la Región, un importante grupo de apicultores de la localidad de San Marcos Sierras, fue la de construir una Sala de Extracción de Miel Habilitada, como primer paso trascendente para iniciarse en la formalidad. “En San Marcos Sierras, se empezaron a

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formar varios grupos PSA en el 2001, totalizando entre todos unos 20-30 productores en distintos grupos. En el 2006 formamos parte de una operación de Exportación de miel Conjunta con la Cooperativa de Dean Funes. Con el paso del tiempo el grupo se consolidó con experiencias negativas y positivas que afianzaron la cohesión del grupo, que se integró a otros grupos de otros departamentos para el proyecto de la Sala de Extracción de Cruz del Eje.” (Grupo de Apicultores de San Marcos Sierras). Las primeras capacitaciones se realizaron para conocer el manejo de colmenas Langstroth (Colmenas construídas con cajones y panales de tamaño estándar.), de manera de incentivar una producción sistematizada de miel, y en algunos casos de propóleo. Estuvieron a cargo de técnicos especializados articulando actividades con el INTA, y con la Instituto Provincial de Enseñanza Agropecuaria Nº 3 Pte. Arturo Illia, de Cruz del Eje, del que son egresados varios apicultores involucrados en la experiencia. Por el año 1995, se conforman los primeros grupos que consisten en Proyectos de Autoconsumo y/o Emprendimientos Productivos Asociados con pequeños productores caprinos, bovinos y que complementariamente se dedican o empezaron a dedicar a la apicultura. Dichos proyectos estaban destinados a mejorar la producción en esos rubros, e incentivarla en algunos casos, incluyendo la compra de cajones y núcleos para aumentar la cantidad de colmenas en posesión. Desde este tiempo, también se inician las primeras capacitaciones en manejo de colmenas en cajones Langstroth, esto es principalmente debido a que las abejas criollas africanizadas, resultado del cruzamiento de las distintas cepas introducidas, tienen un temperamento bastante agresivo, por lo que requieren un manejo más específico y sistematizado, necesitando equipos especiales de protección y tratamiento. También el Ingreso de Colmenas de la Zona pampeana en forma masiva, trajo el problema de la varroa, parásito harto conocido por los apicultores, y la enfermedad bacteriana “loque americana”, que en colmenares de producción industrial son muy frecuentes y generan resistencia a los tratamientos, por lo que las colmenas “industriales” también generan resistencia y las propagan con facilidad. Las colmenas locales, al haberse desarrollado en un ambiente descontaminado y libre de parásitos se ven amenazadas por la introducción de este agente externo y en no pocas ocasiones son diezmadas. “Sabiendo que se estaba planificando una sala de extracción, nos aproximamos como grupo al proyecto en el año 2008, como apicultores con muy poca experiencia, al punto tal de llegar a revisar una colmena con máscara pero sin sombrero, con consecuencias poco gratas para mi cabeza” (Productor del Grupo “Las Chircas). Se pidió apoyo a la Cooperativa Agropecuaria La Regional de Cruz del Eje ya que en todo momento se había mostrado solidaria con los productores, por lo que se solicitó permiso para participar en una reunión del Consejo de Administración a la que asistieron un Grupo de Apicultores acompañados por el Técnico del entonces Programa Social Agropecuario. En la misma les ofrecieron un galpón en desuso para transformarlo en Sala de Extracción de Miel, solicitaron una audiencia al Intendente de la Ciudad de Cruz del Eje, Dr. Mario Blanco para que brindara apoyo económico al grupo de apicultores, a lo que accedió facilitando el Arquitecto que trabajaba en la Municipalidad para que rediseñe el lugar ofrecido por la Cooperativa. Cuando el Proyecto de Remodelación estuvo terminado solicitaron una nueva audiencia en la que les ofreció apoyo económico para construir una Sala de Extracción de Miel importante, que fuera nueva, que cubriera las necesidades actuales y futuras, no sólo de los apicultores de San Marcos Sierras sino de toda la región, ofreciendo la suma de $ 50.000 para el inicio de las obras. Este apoyo fue trascendente y muy alentador, ya que amplió la participación de los actores locales sumando la Intendencia de Cruz del Eje a la Cooperativa Agropecuaria La Regional, al Programa Social Agropecuario y al INTA Cruz del Eje. La Cooperativa Agropecuaria La Regional ofreció para la construcción de la Sala de Extracción de Miel un importante predio, con una ubicación excelente sobre la Ruta Nacional N° 38, cercano a la Feria Ganadera. La construcción de la obra fue diseñada con participación de productores, Técnicos del entonces Programa Social Agropecuario, del INTA, a los que se sumó un Arquitecto contratado para este fin y el Técnico Apícola

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de la Provincia de Córdoba que fue un apoyo muy valioso en todo el proceso que demandó la construcción y habilitación de la Sala. La propuesta de un crédito comunitario para los ya 110 pequeños y medianos productores apícolas del noroeste de Córdoba realizado desde la Coordinación del Programa Social Agropecuario se vislumbró como la solución inmediata y posible para avanzar en la construcción de la obra de 659 m2 de superficie. Se trabajó en terreno en toda la zona de influencia que comprende el Departamento Cruz del Eje, Sur de Ischilín y Centro Norte de Punilla para organizar a los 110 productores apícolas beneficiarios del Programa Social Agropecuario en ocho grupos, a los fines de formalizar un crédito por $ 187.000 a razón de $ 1.700 para cada una de las familias. Estos cheques se entregaron a la Cooperativa La Regional, en un gesto de confianza por parte de los productores. Más adelante, la cooperativa se haría cargo de la devolución de esos fondos, además de aportar el terreno para la construcción del edificio. “Había productores que cuchicheaban entre ellos, porque no sabían si iban a poder juntar los 20 pesos mensuales. Querían invertir en eso, pero tenían miedo. Así y todo entregaron los cheques a la Cooperativa. ¿Qué más gesto de confianza?” (Roberto Paretz. Apicultor. Nuevo miembro del consejo Directivo de la Coop. Agr. La Regional). El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos de la Provincia de Córdoba se sumó más tarde con un subsidio de $ 80.000 entregado en dos cuotas de $ 30.000 y $ 50.000.

Situación Actual Todo el proceso de seguimiento de la obra en lo que respecta a contrataciones, compras, aprobación de presupuestos, fue realizado en conjunto por los representantes de los grupos formados inicialmente para el otorgamiento del crédito, que luego se transformaron en representantes de distintos parajes o zonas de la región involucrada, junto a Técnicos y autoridades de la Cooperativa Agropecuaria La Regional debido a particularidades individuales que los fueron derivando hacia roles más comprometidos con su comunidad. La Sala de Extracción de Miel fue puesta en marcha con la primera extracción el día 5 de noviembre de 2010, cumpliéndose de este modo un viejo e importante anhelo de los productores apícolas del noroeste de Córdoba, zona que se ha transformado en una región privilegiada para la producción apícola, por la presencia de montes nativos que generan mieles monoflorales y multiflorales de excelente calidad en un panorama nacional adverso para la apicultura debido a que el modelo agrícola imperante en las zonas pampeanas, imposibilita la producción de miel, en zonas que otrora fueran productoras del mayor volumen de miel de la Argentina. Un nuevo aporte de la Municipalidad de Cruz del Eje por $ 25.000 y de la Subsecretaría de Agricultura Familiar por $ 260.000 en el año 2009, permitieron terminar la obra en octubre de 2010. El equipamiento de la Sala de Extracción de Miel, junto a una fraccionadora de miel y una estampadora de cera fue subsidiado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación por un monto de $ 300.000. “El 12 de octubre de 2010 se inauguró una sala de extracción y fraccionamiento de miel de uso colectivo, en la Cooperativa Agropecuaria La Regional de Cruz del Eje. Un viejo anhelo de los pequeños y medianos productores apícolas de la región hecho realidad. La producción apícola en el noroeste de la provincia de Córdoba tiene un potencial productivo muy grande debido a las floraciones de los montes naturales de la región ocupada por los Departamentos Cruz del Eje, Ischilín y Punilla. Esta región es apta para la producción de miel, polen, propóleos y especialmente núcleos tempranos. La obra inaugurada demandó una inversión de $1.300.000 en concepto de obras edilicias y equipamiento que fueron aportados por La Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación, El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, El Municipio de Cruz de Eje, la Cooperativa La Regional y el Ministerio de Agricultura Ganadería y alimentos de la Provincia.

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La puesta en funcionamiento de la planta que cumple con todas las normativas vigentes para la extracción, fraccionamiento y exportación de la miel, constituye un avance en el desarrollo apícola regional. Significa además el fortalecimiento de los pequeños productores ya que juntos logran un volumen muy importante de miel. Las escalas son importantes en tanto mejoran la capacidad de negociación de los pequeños productores tanto en la compra de insumos como en la venta de la producción. En esta primera etapa de apertura se procesará -en la flamante sala de extracción- la miel proveniente de más de 5.000 colmenas con un volumen anual estimado en 150.000 kilos. En el acto de inauguración de la obra el presidente de la Cooperativa La Regional Daniel Gordillo expresó que “el impacto socioeconómico en la zona será grande debido a que más de 200 pequeños y medianos productores podrán entrar a un circuito de comercialización formal logrando precios justos y rompiendo de este modo los vicios de acciones especulativas de muchos acopiadores que pagaban precios viles por productos de alta calidad”. Por su parte, el delegado provincial de la Subsecretaría de Agricultura Familiar en representación del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, David Rosso, al dejar formalmente inaugurada la planta manifestó que: “este tipo de emprendimientos forma parte de una política nacional que se viene desplegando en todo el país promoviendo el agregado de valor en origen a la producción primaria mediante la industrialización y el desarrollo local”, además resaltó que “la puesta en marcha de la planta nos demuestra que la estrategia de desarrollo local solo es posible mediante la asociación de los pequeños y medianos productores y la articulación de esfuerzos entre distintos actores gubernamentales nacionales, provinciales y locales que deciden aunar esfuerzos para construir una política agro industrial alimentaria proyectada para un país con inclusión social”. (Nota del Periódico Tierra y Trabajo, de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, Región Centro, 2010). “El proyecto es grande de la sala, no es tan solo para extractar, de ahí nosotros vamos hacer la cera estampada y otros insumos.” (…) “Yo no tenía donde extractar, tenía que salir a pedir prestado un extractor… y cuando tenés 50 o 60 colmenas se hace difícil. Además con la sala tenés una miel con la certificación del SENASA” (Cesar Jaime, apicultor de San Marcos). “La extracción la hacía en casa en un galponcito con un extractor manual, con motor me costaba muchísimo, venir del campo, traer los cuadros, sacar de noche porque no estaba bien cerrado se podía llenar de abejas, se terminaba re tarde, por eso la sala nos ayudó en eso.” (Daniel Cuello, Productor Apícola de San Marcos). Se continúa con la generación de propuestas para fortalecer la producción apícola del noroeste de córdoba, con el objetivo de generar valor agregado a la producción local, con diferenciación de origen floral y geográfico de las mieles por provenir de montes nativos sin ningún tipo de contaminantes y con atributos muy valiosos que es necesario destacar. Se articuló con la Universidad Nacional de Córdoba, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba, la Cooperativa Agropecuaria La Regional y la Municipalidad de Cruz del Eje, para construir un Laboratorio de Calidad de Miel a los fines de poder certificar la calidad de las mieles de la región y de otras zonas del país. El proyecto de esta obra estuvo formulado junto al de un Salón de Venta al público de miel fraccionada lo que facilitaría la comercialización de mieles fraccionadas, otorgaría prioridad. Se pretende dejar de vender la miel a granel de manera definitiva. Se está elaborando un Proyecto para construir una Sala de Fraccionamiento de Miel anexa a la Sala de Extracción, con recursos provenientes de la Nación con intervención del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Córdoba. Otro Proyecto enviado a la Nación para su financiamiento es el de la sala de Procesamiento y Estampado de Cera, junto con otro para generar un Fondo Rotatorio que permitirá el crecimiento de los pequeños y medianos apicultores mediante el financiamiento de insumos estratégicos para la producción apícola. Se valora sobremanera los resultados alcanzados que surgieron en un primer momento como sueños muy lejanos, que demandaron esfuerzos recorriendo un largo camino, en un proceso de construcción de relaciones

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entre pares y entre instituciones, que hicieron posible un modo de gestión conjunta que es eficaz para la solución de los problemas que frenan el Desarrollo Regional. Este proceso de organización sirvió para generar un Proyecto más amplio que involucra al Arco Noroeste de la Provincia de Córdoba que comprende cinco Departamentos y una región muy amplia que se extiende entre el límite de Córdoba con San Luis, en Traslasierra, y el límite provincial con La Rioja y Catamarca. En los Departamentos San Alberto y San Javier es referente la localidad de Luyaba, en el Departamento Pocho con referencia en la localidad de Ambul, en el Departamento Cruz del Eje existen grupos organizados en las localidades de Serrezuela, Villa de Soto, Cruz del Eje y San Marcos Sierras, y en Ischilín en la ciudad de Deán Funes. Este proyecto que está en pleno avance y construcción, logra que los grupos de apicultores de todo el Noroeste de Córdoba, reconozcan a la Cooperativa como referente para canalizar herramientas de desarrollo y gestión colectiva. La organización de los trabajadores apícolas, sigue produciendo más dinamismo y articulación en la Región.

LECCIONES APRENDIDAS I. La articulación La articulación entre distintas instituciones y actores es una característica de la experiencia que se va a dar en todo momento, y uno de los pilares más fuertes en donde sigue radicando el éxito y avance que puede verse en la actualidad. El papel de los entes del estado como articuladores de actores no estatales, para el desarrollo local mediante el agregado de valor en origen, es una interacción que aúna los esfuerzos para la defensa de los intereses de los más vulnerables. Esta política pública es una acción que se puede apreciar en éstos últimos tiempos en muchas regiones del país. “La desventaja del elevado monto que se requería para la construcción de la sala, se corrigió haciendo participar a varios actores (Programa Social Agropecuario, Ministerio de Desarrollo Social, Municipalidad de Cruz del Eje, Cooperativa La Regional, etc.) lo que se convirtió en ventaja por la sinergia que se produjo.” (Grupo de Productores Apícolas de San Marcos Sierras). Instituciones La Cooperativa

“Nosotros como Cooperativa hemos crecido mucho, porque es una sección nueva de la Cooperativa y hay una idiosincrasia del productor distinta en el apicultor, estamos acostumbrados al productor algodonero, ganadero y olivícola; y el diálogo entre los sectores hubo que formalizarlos y empezar a pensar en generar proyectos para todos.” (Daniel Gordillo, Presidente de la Cooperativa La Regional). La Cooperativa Agropecuaria La Regional de Cruz del eje, ingresa como actor de la experiencia en el año 2005 a partir de la necesidad de un grupo de apicultores de San Marcos Sierras para conseguir la facturación para una exportación conjunta a Italia. El consejo directivo de esta cooperativa, en proceso de recambio generacional decidió ampliar su radio de acción, incluyendo la Producción Apícola a sus tradicionales rubros: Olivícola, Ganadero y Algodonero. Los productores habían recibido otra propuesta de formar una nueva cooperativa, pero por distintas circunstancias, esta fracasó. En La Regional encuentran una disposición para ser recibidos y apoyarse en la trayectoria y la funcionalidad de la Institución, al servicio de la producción.

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La Municipalidad de Cruz del Eje

A partir del pedido de los Apicultores de San Marcos Sierras para construir la sala en Cruz del Eje, el intendente los instó a ampliar el proyecto y pensar en algo más grande que reúna productores de toda la zona. Se confirmó la autorización para el emplazamiento de la planta y una ayuda financiera que se utilizó en la construcción de las bases de la planta. La SsAF

Además de la asistencia financiera de la Subsecretaría de Agricultura Familiar –que sumó 187.000 pesos en créditos y 260.000 pesos en subsidio para la construcción de la planta y 300.000 pesos más para instalar la estampadora de cera y el laboratorio de calidad de miel– la destacada gestión de los técnicos de terreno y equipo de apoyo a la coordinación, con una trayectoria de años en el territorio, logró fundamentar y dinamizar el proceso que, aún sin concluir, posibilitó la extracción de miel de pequeños productores apícolas en una sala de uso colectivo y continúa con proyectos para tipificar y fraccionar en origen. El Ministerio de Desarrollo Social

La asistencia del Ministerio de Desarrollo Social, fue financiera. Con un subsidio de 300.000 pesos, se instalaron los equipamientos para la extracción: desoperculadora, extractor centrífugo horizontal con capacidad para 160 cuadros de media alza, bomba para la miel, 9 tanques de decantación de 1.500 kg cada uno y la báscula. También se adquirió con esos fondos, la máquina fraccionadora y la estampadora de cera, que aún faltan instalar. Provincia de Córdoba

Desde el gobierno provincial, la articulación significó un aporte valioso, ya que desde Apicultura, dependiente de la Dirección de Ganadería de la Provincia, el Sr. Manuel Oliver brindó las instrucciones precisas para que la planta reuniera los requisitos no solo estándares, sino también para que sea habilitada para miel orgánica. A ello se suma un subsidio conseguido por el mismo ministerio por una suma de 80.000 pesos. El INTA

A medida que los grupos de pequeños productores apícolas se asociaron para recibir capacitaciones y apoyo financiero del PSA y Proinder, empezando a desarrollarse en la producción, desde el INTA, los técnicos de Cambio Rural, asistieron a productores apícolas medianos de la zona, asesorados en el marco del Proyecto Integrado de Desarrollo Apícola (PROAPI), que tenía un referente en Tucumán, dedicado a Córdoba. Debido a la evolución de la apicultura a nivel local INTA-PROAPI ha nombrado a una técnica de Córdoba como referente de la región. Esto último indica cómo la incidencia de una intervención que logra el desarrollo de un sector productivo en el ámbito local, hace que las instituciones se replanteen modos de organizarse en función de los cambios que ocurren en los socio-territorios. Universidad Nacional de Córdoba y Ministerio de Ciencia y Tecnología

Estas instituciones se suman a la experiencia desde la propuesta específica de armar el laboratorio de calidad olivícola y de la miel para sumar valor agregado en origen, como herramienta estratégica permanente en posesión de la Cooperativa al servicio de los productores.

II. Del fracaso también se aprende “Una de las experiencias es que al armar grupos de trabajo, pasó que en algunos casos se desarmaban, por lo tanto los grupos que se forman ahora son más unidos, porque están integrados por personas que se conocen más y trabajan hace un tiempo. (Más confianza y experiencia)” (Grupo de Productores de San Marcos Sierras)

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“La necesidad de la sala demandó un esfuerzo muy grande. Se quería hacer en San Marcos y a pesar de todos los esfuerzos no se pudo concretar. Este trabajo nos fortaleció para seguir luchando por la sala que finalmente terminó siendo un proyecto más grande y exitoso.” Grupo de Productores Apícolas de San Marcos Sierras. Fueron muchos los intentos de construir la Sala de Extracción de Miel en San Marcos Sierras, ya sea utilizando los recursos obtenidos por medio de Subsidios individuales del PROINDER, solicitando apoyo a dirigentes locales y provinciales para conseguir un predio apropiado para la construcción, pero todas las acciones fueron infructuosas, ya que los recursos eran insuficientes.

III. De la Intervención local a la articulación regional “Nosotros somos pequeños productores, estamos luchando por los espacios del campo con tipos, empresas que vienen con 7 mil, 8 mil 10 mil colmenas, y esa es miel que se produce acá y se va en camiones, ni siquiera deja impuestos por Córdoba, se va todo para exportación a granel, quizás como de La Pampa, Santa Fe o Buenos Aires…” (Carlos Muñoz). “El enemigo más grande que tenemos es la ansiedad, los tiempos de las burocracias son demasiado prolongados y eso provoca la incredulidad del productor y la desconfianza. Este objetivo es importante, en si mismo tener la sala ya es un logro muy grande pero no cumple con los objetivos para los cuales fue creada, todavía no podemos llegar al pequeño productor, que es ese que le contaba yo que se preocupaba porque no sabía se podía devolver los 20 pesos por mes. ¿Por qué no se puede llegar? Porque nos falta un camión, porque es muy lejos, porque no tenemos el material para decirles le vamos a cosechar y si le sacamos lo que tiene, dice:” no, yo prefiero seguir exprimiendo en una bolsa de arpillera porque el cajón lo tengo que volver a poner”, entonces hay que ir con el cajón, llevarle el material y sacarle el que tiene para que pueda seguir trabajando, si no todo esto quedó en un proyecto faraónico monstruoso que no apunta al que realmente lo necesita” (Roberto Paretz).

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Capítulo III

PROVINCIA DE ENTRE RÍOS El Agua llega a Crucecitas Séptima Autores • Arturo Casalongue, delegado provincial de la Subsecretaría de Agricultura Familiar; Sebastián Quiroz, referente de sistematización; • Romina Altamirano responsable del área de capacitación; • Viviana Quaranta, referente de territorio; • Norma Del Castillo, técnica de territorio; • Fernando Solanas y Daiana Pérez del área de comunicación; • Fátima Schonfeldt, Teresa Cheloy y Mariel Quintana, pasantes de la carrera Ciencia Política de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos.

INTRODUCCIÓN Tal como su nombre lo enuncia, Entre Ríos es una provincia rodeada por cursos de agua. Sin embargo, a lo largo y ancho del territorio, numerosas familias no acceden a este derecho básico e indispensable. “Es increíble que en una provincia con el nombre de Entre Ríos, con cuatro ríos en sus límites y uno que la atraviesa, más todos los cursos de agua que ellos generan, se continúe con un problema fundamental para la vida de las personas”, reflexionó el delegado provincial, Arturo Casalongue. Con estas premisas y con el fin de transformar la calidad de vida y las condiciones de producción de los agricultores y agricultoras familiares, la Subsecretaría de Agricultura Familiar, delegación Entre Ríos se propuso concretar acciones que marcaron un antes y un después en la vida de más de 600 familias agricultoras en la provincia. Por algunas características del proceso como la respuesta a una demanda prioritaria, la participación de los agricultores familiares de manera organizada, la integración de recursos de diferentes fuentes de financiamiento de la Subsecretaría y la articulación con actores locales, esta institución seleccionó para objeto de esta sistematización la experiencia de la construcción de pozos comunitarios de provisión de agua en Crucecitas Séptima - distrito Crucecitas - departamento Nogoyá, como muestra del trabajo realizado en otros ocho departamentos. En esta localidad, 69 familias fueron favorecidas a partir de la construcción de pozos comunitarios, individuales y tanques móviles. “Siempre decía, el día que tenga agua voy a ser rica, y ahora lo soy”, mencionó Mabel Pérez, una de las mujeres que accedió al agua con la extensión de red desde uno de los pozos comunitarios. La relevancia de la experiencia radica justamente en el agua como bien indispensable para el desarrollo de la vida de cualquier persona. Su acceso modifica las prácticas cotidianas sobre todo en el sector de la agricultura familiar y sus posibilidades de producción. Cualquier intento de desarrollo rural se ve truncado ante esta necesidad insatisfecha dado que atraviesa por completo la vida de los agricultores y agricultoras familiares.

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Así, el proyecto “El agua comunitaria llega a Crucecitas Séptima” es una experiencia que dejará entrever, a partir de sus procesos internos: las complejidades de los modos organizativos, la ruptura con diferentes imaginarios sociales de la vida comunitaria en el sector rural, como así también la importancia de articulación interinstitucional y el esfuerzo de un grupo de personas en pos de un objetivo en común. El acceso al agua es un derecho humano elemental. En este sentido, el trabajo realizado por la Subsecretaría de Agricultura Familiar, delegación Entre Ríos sobre este derecho adquiere relevancia en pos de la dignificación de las condiciones de vida y de producción del sector rural familiar. Por esto, se considera que la experiencia sistematizada, constituye un verdadero aporte a la construcción del desarrollo rural en tanto las relaciones agua-vida, aguaproducción, posibilita equiparar las condiciones de existencia humana. El eje que orientó el proceso de sistematización fue: ¿Cómo influyó el acceso al agua en la vida cotidiana, en la producción y en la organización de los productores en el distrito de Crucecitas Séptima de Entre Ríos?. Por otro lado, y de acuerdo al proceso específico de la experiencia se decidió incorporar un sub-eje: ¿Qué articulaciones interinstitucionales posibilitaron el proyecto de construcción de los pozos de agua comunitarios? Ambos transversalizaron la experiencia y permitieron delimitar el campo de estudio de donde surgieron las dimensiones de análisis que posibilitaron el mismo. Estas fueron: vida cotidiana, vida productiva, desarrollo socio organizativo y articulación interinstitucional. En relación a los objetivos básicos de un proceso de sistematización, la construcción realizada tanto de los ejes como de las dimensiones permitió realizar una lectura crítica y ordenada de la experiencia concreta.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO Descripción socio-territorial del Departamento Nogoyá Crucecitas Séptima es una localidad ubicada en el departamento Nogoyá, uno de los 17 departamentos que conforman la provincia. Este tiene una superficie de 4.282 kilómetros y se encuentra ubicado en el centro de Entre Ríos. En relación a la organización político-administrativa, el departamento presenta cuatro Municipios y nueve Juntas de Gobierno. El clima se caracteriza por ser templado. Las temperaturas son moderadas, promedio 18º C. Predominan los vientos pamperos y sudestadas. Situación que está siendo modificada en los últimos años, con extensos períodos de lluvia seguidos de grandes períodos de sequía. Parte de la región centro norte de la provincia, se caracteriza por el Monte de Espinal, con pastos naturales, especies arbóreas xerófilas y espinosas como Ñandubay, Espinillo, Tala, Algarrobo, Chañar, especies arbustivas como Chilca, Garabato, y otras especies como Palma Caranday y diversas cactáceas. El paisaje presenta diferentes matices, desde una sabana abierta con baja densidad de árboles hasta sectores de mayor densidad de árboles y arbustos formando un bosque cerrado conocido como “Selva de Montiel”. Según el censo nacional del año 2010, el departamento Nogoyá tiene una población de 39.026 habitantes. Posee el 25 % de población rural convirtiéndose al igual que Tala, Diamante e Ibicuy en los departamentos con mayor población rural de la provincia. Cabe mencionar que se está frente a un proceso de despoblamiento rural, principalmente por ser dispersa. Por consiguiente los patrones de asentamiento en el medio se están transformando hacia una mayor concentración en pequeños poblados. La extensión del territorio y la ubicación diseminada de los productores determinan una situación de aislamiento que compromete el acceso a servicios y satisfacción de necesidades básicas. Estas cuestiones se profundizan dado que los caminos vecinales se encuentran en pésimas condiciones, agravadas por las excesivas lluvias y la situación climática. A su vez, se ven afectados por el traslado de la cosecha de soja, en la mayoría de los casos, con una tara superior a la permitida. Además, de la falta de controles en el medio rural y la falta de mantenimiento de los caminos.

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Estas condiciones de aislamiento también influyen y condicionan el acceso a la educación, a servicios de salud y al traslado de la producción, siendo el conjunto de estos condicionantes causa directa en la decisión de abandonar el campo y migrar a las ciudades por parte de los/as agricultores/as familiares.

Perfil productivo de la zona En relación al perfil productivo del territorio que comprende Crucecitas Séptima, se trata de una zona primordialmente ganadera vacuna, las actividades que se desarrollan son la lechería y la producción quesera. Por otra parte, en las economías familiares las pequeñas producciones se diversifican porque se orientan al autoabastecimiento familiar. Se destacan entre las opciones productivas más frecuentes: la cría de animales de granja, huertas, árboles frutales y apicultura, entre otras. La principal actividad económica del departamento Nogoyá es la lechería bovina con tambos, tambosqueserías y fábricas de quesos. La ciudad de Nogoyá es considerada la capital de la lechería entrerriana. En la década del ‘90, los productores se vieron obligados a transformarse de tamberos a tamberos queseros debido al retiro de Nestlé, empresa láctea de la zona, y a la falta de caminos afirmados para sacar la producción, principalmente en épocas de lluvias. La lechería alcanza un total aproximado de 471 tambos, siendo, Nogoyá, luego de Paraná, el departamento con la producción más elevada. La actividad tambera es la que mejor se adecua a las posibilidades productivas de los pequeños y medianos productores. Cabe subrayar que el 80 % de los tambos son trabajados por sus propios dueños y familiares. Esto se debe a una de las particularidades que tiene la actividad: demanda una escasa superficie de tierra. De esta manera, sus características la convierten en una de las alternativas productivas de mayor posibilidad en la provincia, en general, y de la zona analizada, en particular. La actividad agrícola también es significativa, siendo los principales cultivos el trigo, maíz, girasol y soja. De acuerdo al Manual del Sistema Agroalimentario (Nussbaumer, Beatriz, 2004)27 la producción lechera de Entre Ríos se desarrolla principalmente en dos cuencas. Cuenca Oeste que alcanza a los departamentos Paraná, Nogoyá, La Paz, parte de Diamante y Victoria, y la Cuenca Este que comprende los departamentos de Gualeguaychú, Colón y Concepción del Uruguay. La primera reúne el 48 % de producción y el 51 % de tambos mientras que la segunda el 39 % de la producción y el 32 % de tambos. La diferencia principal entre las dos cuencas estaría dada por el mayor desarrollo tecnológico de la cuenca del Este, en la que se observa menor cantidad de tambos y mayor producción y productividad, mientras que la cuenca Oeste tiene la mayor cantidad de establecimientos de agricultura familiar, con menor producción y productividad por tambo. En este sentido, una de las principales problemáticas, en la cuenca oeste, se asocia al mal estado de los caminos y la falta de afirmados que permitan el desarrollo de la actividad tambera.

Principales problemáticas De la población vinculada a PROINDER28 en los departamentos Tala-Nogoyá hasta el año 2007, más del 34 %, no tenía acceso a agua apta para consumo humano. Además, dentro de los problemas de infraestructura y servicios, se encuentran los vinculados a la falta de acceso a energía, debido a la lejanía y a los altos costos de la bajada de luz eléctrica. Aproximadamente la mitad de la población vinculada a PROINDER29 hasta ese año, en los departamentos Tala y Nogoyá, no tenía acceso a energía. 27 Nussbaumer, Beatriz (2004) “Diagnóstico preeliminar de la región centro sur de la Provincia de Entre Ríos”. Ministerio de Economía y Producción. Dirección de Desarrollo Agropecuario. PROINDER. Consultoría: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos. 28 Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios. 29 La población vinculada en 2007 era de 300 familias, (aproximadamente 851 personas).

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Las queserías artesanales constituyen la alternativa que les posibilitó continuar con la ganadería para tambo. Otro de los problemas está vinculado con la necesidad de organizarse, ha sido cumplimentar los requisitos impositivos y bromatológicos de calidad de la producción. La legislación vigente en cuanto a infraestructura e instalaciones sanitarias para la producción quesera no es accesible en el corto plazo para los pequeños productores dado que no contempla la realidad particular de los agricultores familiares, debiendo vender sus productos a menor precio y solamente en forma local. En este sentido, la escasez de agua o la falta de ella impide mejorar las condiciones sanitarias de los productores. Por otro lado, la extensión del cultivo de soja transgénica acompañado por procesos de concentración de la tierra y tala indiscriminada de montes nativos ha generado problemas de contaminación, producto de las pulverizaciones que afectan principalmente actividades familiares como son el cultivo de frutales, hortalizas y la apicultura, sumado a la contaminación directa de los afluentes de agua. En cuanto a la organización social, no existían antecedentes de organizaciones campesinas en el territorio. Esto condicionó la forma en que los vecinos se organizaron para la construcción de pozos comunitarios ya que era la primera vez que participaban de un proceso de trabajo en conjunto.

Pasos preliminares… “La experiencia de los pozos comenzó con una necesidad muy sentida de los productores que tenía que ver con un período de sequía muy intenso, y donde algunos, definitivamente, ya no tenían acceso al agua. Algunos nunca habían accedido al agua en sus domicilios. Y otros, los que tenían pozos no muy profundos se secaron. De ahí, nos llega a nosotros, como institución que trabaja con este sector campesino, esas demandas y empezamos a gestionar recursos especiales, ya comprometidos”, así describió la etapa inicial del proceso, la referente del territorio Tala-Nogoyá, Viviana Quaranta. “No tenía agua ni para tomar, ni para bañarme, ni para nada… Se secó del todo el pozo”, manifestó Ramón Cisneros, dejando explícito el motivo que dio origen a la experiencia. La experiencia surgió en el marco de una necesidad de los productores agravada por la sequía que se produjo en el año 2008. Ya en el año 1995 comenzaron a advertir la sequía de los pozos semisurgentes, pozos realizados artificialmente del que surge el agua, sin llegar a la superficie y necesita de un sistema eléctrico para su funcionamiento. Según los registros de lluvias, proporcionados por la Dirección de Hidráulica de Entre Ríos en el año 2008, en la zona específica, sólo llovió 556 milímetros, menos del 50 % de la media histórica. Si bien este fenómeno fue significativo, también es necesario tener en cuenta que la mayoría de las familias sólo contaba con un pozo de “vertiente”, de poca profundidad y precario, que utilizaban para algunas de las actividades domésticas, teniendo que realizar el acarreo para las actividades productivas. “Cargábamos cerca del Club –aproximadamente cuatro kilómetros– que hay un pozo semisurgente que es público, para la comunidad. Nosotros, para la casa, tenemos un pozo a balde que lo cuidábamos porque es agua linda. La cuidamos para la cocina y para tomar. La del pozo la acarreábamos para los animales, porque es salada el agua de los semisurgentes”, detalló Sandra Barrios, otra de las mujeres vinculadas a la experiencia. De esta manera, se pueden distinguir diferentes situaciones. Productores que tenían un pozo poco profundo, otros que el acarreo lo hacían solamente para las actividades productivas –utilizando baldes, carretillas, entre otros–, mientras que algunos no contaban con provisión alguna y debían suministrarse para todo tipo de uso, –incluso se proveían de cursos naturales o arroyos–, y algunos dejaron de utilizar el agua de arroyos o vertientes, debido a la contaminación con agroquímicos. En tiempo de sequía la ayuda de los vecinos o la acción de la Junta de Gobierno local era imprescindible. “Y cuando se secó el pozo la Junta nos trajo algunos viajes del Club allá, que hay un pozo semisurgente, y después estaba un vecino que está a una legua por ahí, que tiene un tanque. Pero está a una legua, que por ahí tenías que llevar los animales y buscarlos”, recordó Pedro Cisneros.

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De acuerdo al testimonio de los técnicos de territorio, al momento en que llegaba la asistencia por emergencia agropecuaria por sequía, los agricultores familiares no estaban registrados como productores. Así, comenzaron a realizar diversos relevamientos y plantearon una primera reunión con el fin de informar a los productores sobre el Monotributo. En ese espacio se expuso el principal problema que tenía el sector: la escasez de agua. Fue a partir de los planteos de los productores que los técnicos advirtieron que si bien tenían muchas problemáticas por resolver, era esta, la que requería de una atención inmediata, pues su solución, favorecería el desarrollo de actividades productivas y el arraigo al campo. El acarreo del agua traía aparejado diferentes consecuencias: físicas, productivas, organizativas, sanitarias, entre otras. Buscar ese bien básico todos los días de su vida, hacía que la práctica diaria girara y se organizara en torno a ella, ocupando un tiempo que podría estar destinado a otras actividades. “Como ser, yo me levantaba y lo primero que hacía era acarrear agua. Venían mis hijos, y lo primero que hacían para bañarse era acarrear agua”, detalló Mabel Pérez. De la misma forma narró Liliana Soñez: “Yo acarreaba el agua de lejos. Acarreaba del molino que está allá en el medio del campo. De ahí buscaba agua para los animales, para el consumo de la casa, para la limpieza, para lavar todas esas cosas y para todo. Yo traía, día por medio, unos 400 litros en tiempo de verano y no era suficiente porque también era para los animales. Tenía que armar un boyero, un callejón por el campo del vecino y llevarlos hasta allá para darles agua. Porque hubo sequías grandes en un tiempo”. Asimismo, la reflexión de Virginia Cisneros se torna ejemplificadora: “Las vacas… [había que] llevarlas y traerlas, o sea que cuando volvían ya tenían sed de nuevo”.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN “Nos presentaron la propuesta y ahí arrancamos”, así identificó Pedro Cisneros, el momento de gestación de la experiencia. La participación en la toma de decisiones de todos los actores intervinientes se consideró indispensable para poner en marcha la intervención. “Empezamos a trabajar distintas alternativas con los equipos técnicos a partir de las demandas. Arreglo de pozos, complementación de algunos que ya existían, construcción de pozos comunitarios. Incluso en un principio hablábamos de arreglar algunos tajamares, que es una acción que después descartamos, y empezamos a hacer una estimación de presupuesto por departamento. Después en un taller provincial de técnicos distribuimos ese presupuesto entre todos, en función de las demandas”, explicó Viviana Quaranta al tiempo que hizo hincapié en la situación particular de Crucecitas Séptima: “Las alternativas que trabajamos fue la compra de tanques para distribuir. Ya sea, tanques comunitarios móviles, para facilitar el acarreo en los casos en los que no era posible llegar con la red domiciliaria ya que por las distancias, no siempre es viable encontrar una solución con un pozo comunitario para todos los de la zona. Entonces, en algunos casos se hicieron pozos individuales, en otros comunitarios e individuales, en otros se combinaron también con la compra de tanques móviles. Fue una construcción conjunta que se hizo entre los equipos técnicos y los productores. Así se fueron definiendo las acciones y los lugares, a partir de una priorización. Quedaron zonas planteadas para una segunda etapa, como es en el departamento Tala-Nogoyá, Lucas González. Se priorizaron algunos lugares que en esos momentos tenían situaciones más críticas”. Por otro lado, la dimensión de la obra y sus alcances, necesitaron de la intervención de técnicos especializados que orientaran la construcción de los pozos. “La Subsecretaría contrató un especialista que acompañó a los equipos para analizar las posibilidades técnicas de los pozos: la profundidad, la altura a la que debían hacerse las torres según la altura del terreno los gradientes de presión, la calidad de agua de las napas; dónde, cuáles eran los lugares más óptimos”, rememoró Quaranta. Si bien la experiencia era trabajada a nivel general, cada zona era singular en tanto diversos factores determinaban el tipo de infraestructura y ubicación. Así, dentro del territorio Crucecitas Séptima se decidió la instalación de cinco pozos comunitarios, uno individual y la compra de un tanque móvil con capacidad para 3.000 litros. En la zona donde vive la familia Cisneros se realizó un pozo comunitario que garantizó el acceso al agua a

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ocho familias, se mantiene con un grupo electrógeno generador de energía pues en esa zona la gran mayoría de habitantes rurales aún no cuenta con luz eléctrica. Otro de los pozos comunitarios se ubicó en el predio de una de las destinatarias, Sandra Barrios y proveerá de agua a quince familias. El tercer pozo se construyó en la Escuela Nº 26 “Amelia Fernández de López” a partir del cual, veinte familias accederán al agua directamente con la extensión de red, mientras que otros diez más lo harán a través del tanque móvil adquirido. El cuarto, se encuentra en la zona conocida como Sección Urquiza y proveerá el agua a once familias. El último está ubicado en la zona identificada como García Retamal y favorecerá a cuatro familias. Los dos últimos también en terrenos privados. En total 69 familias tuvieron acceso directo al agua en la localidad de Crucecitas Séptima. Cada situación requirió resolver asuntos particulares que dieron lugar a procesos participativos, organizativos y articulaciones de diversas formas. En el caso de la Escuela Nº 26, se requirió de la autorización y convenio con el Concejo General de Educación. “Yo hice una nota. Se demoró más, porque había sacado licencia en ese entonces. Más o menos pasaron tres meses desde que se tenía todo listo para hacer el pozo. Pero el drama era la autorización. Nadie se animaba a hacerlo sin la autorización, sino había que hacerlo en la orilla de la calle”, recordó Dora Taborda, directora de la institución. Por otro lado, para el pozo construido en la propiedad de Dora Haydee Cogno, conocido como “lo de Sandra Barrios”, la Subsecretaría propició la realización de una cesión de derechos. “La cedente, cede en forma gratuita a los cesionarios, una fracción del inmueble (…), de 16 m2 ubicado al límite este casi norte del campo, que da al camino que une el ripio Viale-Maciá con la Ruta 18, para ser utilizada exclusivamente en la perforación e instalación de la obra consistente en un pozo de agua para el abastecimiento de dicho servicio a los vecinos de la comunidad”, reza el artículo tercero del documento que elaboraron los vecinos con la asistencia legal de la Subsecretaría. “En estas obras hubo mucho tiempo dedicado a gestiones. En algunos casos el pozo comunitario se hizo en una escuela, y había que gestionar ante el Concejo de Educación. En otros, se hizo en terrenos privados que se cedían, pero a la vez hubo que hacer una gestión formal, una cesión de derechos por ese ‘pedacito’. Eso llevó un tiempo de gestionar y ordenar o formalizar algunas cuestiones para garantizar que las obras se hicieran técnicamente lo mejor posible, y que a nivel jurídico no surgieran posteriormente inconvenientes”, explicó la referente de territorio. Así, cada avance implicaba la responsabilidad de lograr garantizar el acceso al agua y su consolidación en el futuro. En estas dos situaciones particulares se observa cómo, desde la Subsecretaría, se consideraron y trabajaron además aspectos formales imprescindibles en la viabilidad futura de las obras. Del testimonio de los entrevistados se identificaron dos dimensiones participativas fundamentales en el desarrollo concreto de la experiencia. Por un lado, la organización de los productores con el incentivo de los técnicos y por otro, la vinculación que la Subsecretaría llevó adelante con otras instituciones, con el fin de lograr una coordinación y aprovechamiento de los recursos disponibles de cada una de ellas. La Junta de Gobierno de Crucecitas Séptima aportó los recursos para la bajada de la energía eléctrica. “En dos casos nos aportaron los recursos para la bajada de la luz que es cara. Es costosa la energía de las cooperativas. Así que para nosotros eso tiene un valor inestimable, porque si no, hay que hacerlo con grupo electrógeno como se hizo en uno de los pozos comunitarios, pero tiene un costo de mantenimiento mucho más caro y por ahí no tiene el mismo rendimiento que con energía eléctrica”, puntualizó la técnica, Norma Del Castillo. En cuanto a la construcción de los pozos, además de las decisiones estratégicas, la Dirección Provincial de Vialidad y la Junta de Gobierno contribuyeron en el tendido de la red, disponiendo de la maquinaria necesaria para poder lograr de una manera más rápida y efectiva el zanjeo y la posterior colocación de los caños. “La Junta de Gobierno también nos dio una buena mano en el tema del zanjeo. Si bien en principio, comenzaron los productores de la zona, la Junta aportó un tipo de maquinaria para que se pudiera hacer realmente, porque eran más de cinco kilómetros. Era mucho, y a veces no se conseguía la maquinaria adecuada, para colmo hay que hacer el zanjeo por el costado de un alambrado, a veces hay árboles, que subir pendientes, bajar, en fin… Varios problemas”, recordó Del Castillo. En este sentido, la experiencia seleccionada da cuenta de la articulación de diferentes actores institucionales que generaron una red de relaciones en virtud de concretar un objetivo en común.

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Hacia la construcción de un “nosotros” Cada acción que se emprende está sustentada por una estructura organizativa, la cual implica una visión determinada del futuro deseable. Para lograrlo, diferentes actores se relacionan tramando una particular estructura organizativa que se reconfigura en función de las metas y de los eventos. Durante la experiencia se hicieron visibles diferentes niveles de participación, principalmente entre los productores y productoras involucradas directa o indirectamente. La construcción de los pozos comunitarios fue un proceso en el que los diversos niveles de participación se evidencian, demostrando la particularidad de los actores y la complejidad en torno a la organización de los mismos. Una de las características observadas fue la baja participación de los actores directos -inicialmente- pese a que son ellos mismos los futuros favorecidos con las obras. Los técnicos entrevistados coinciden en reconocer que al principio la participación fue compleja, producto del descreimiento o poca confianza de los agricultores hacia la concreción de las obras y de la inexperiencia en procesos participativos. Las estrategias de mediación son fundamentales para motivar las voluntades individuales hacia un objetivo comunitario. En ese sentido, se puede afirmar que algunas de las principales causas determinantes del escaso nivel de participación inicial fueron: el poco entrenamiento en participación ciudadana y acciones conjuntas, como así también promesas no cumplidas por parte de otros agentes institucionales. Norma del Castillo advierte como una de las piedras en el camino, que obstaculiza la organización, el “descreimiento de algunos productores”. Tal como señaló la técnica, esa falta de reconocimiento del proceso como propio, “iba frenando las cosas, o poniendo palos en la rueda. Estas dificultades se trabajaron en los espacios de interacción que los técnicos fueron generando con el sector, por medio de reuniones y talleres. En relación a ello, Alberto Widmer uno de los técnicos del equipo territorial reflexionó: “El tema es la convivencia. Porque hay gente que está acostumbrada a hacer las cosas sola. Otro problema, es que a veces no andan bien con uno o con otro y por eso no quieren ir a las reuniones. Hasta que nosotros les hicimos entender que el agua era para todos. Y no era que él le iba a estar haciendo un favor al vecino, ni el vecino a él. Una vez les dije: ‘Pero ustedes no van a ir a besarse, ni a abrazarse a la reunión, van a ir a tratar de solucionar un problema que es de todos’. La constitución de un “nosotros” en el proceso fue una de las principales dificultades para instalar la dimensión organizativa y comenzar a implementarla. De esta manera, el rol de los técnicos socio territoriales fue imprescindible en la tracción del proceso para pasar de la proyección a la concreción, como así también de lo individual a lo colectivo. La mayoría de los actores directos entrevistados consideró que fue muy importante el aporte del equipo técnico para la construcción de cada pozo, identificando la presencia de los mismos como ineludible para la realización de las reuniones. “Tiene que estar Norma que diga: ‘hay reunión’. Si no, no pasa nada…”, reconoció Claudio Depardón, uno de los destinatarios de la obra. Así como advierten la necesidad de la presencia de los técnicos en cada reunión, también señalan la importancia de su rol y la obligación que les genera cada convocatoria. “Cuando nos convocan, sí o sí nosotros vamos”, contó Liliana Soñez. Durante la ejecución de las obras se superó el tiempo de sequía, debido a las lluvias y eso generó cierta tranquilidad en algunos de los productores al contar con agua en las napas de sus pozos domésticos, esto diluyó su participación por lo que los técnicos debieron apelar a otras estrategias para renovarla. “Nosotros les pusimos un plazo...”, señaló Alberto Widmer, al igual que Norma del Castillo: “Llegó un momento, como todavía llovía y no había tanta necesidad de agua, que se hizo un tramo del zanjeo y el otro quedó pendiente. En una oportunidad venía gente de Buenos Aires para ver un poco el trabajo. En realidad, venían a hacer el contralor de papeles y de cómo se estaba trabajando y no relacionado precisamente con el zanjeo. Pero bueno, a nosotros nos sirvió de excusa en una reunión anterior para decirles: ‘Bueno el día martes vienen de Buenos Aires (…) Trabajaron viernes, sábado y domingo todos. Llegó el día martes y estaba todo el zanjeo y todo el caño colocado”. La complejidad cobró significancia también para los productores: “Sí, nos juntamos medio de golpe y porrazo, medios desparramados pero…tuvimos que hacerlo. Hacer en dos días lo que no se hizo en seis meses (risas), digamos.”, reflexionó Claudio Depardón.

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Los agricultores también participaron en el tendido de la red de agua de más de seis kilómetros. Es decir, en la ejecución concreta de la extensión de las redes, una vez que los pozos ya habían sido realizados. “Nosotros, yo y este anduvimos más. Cavamos la zanja y todo. Más que nada hicimos con las máquinas, y después las otras cosas las hicimos a pala, estuvimos en todo, en todo anduvimos”, recordó Juan Valentín Pross, junto a José González. De la misma manera lo detalló Liliana Soñez: “Porque no teníamos cómo hacer los canales. Algunos cavamos. Como ser yo de allí de la entrada para acá, lo cavé a pala, una pala a mano y lo tapé y para allá me ayudó la máquina cuando cruzó por el camino recto. Me hizo el favorcito, sino tenía que hacerlo a pala”. Promesas incumplidas, lejanías territoriales, falta de medios de transporte, caminos en mal estado, rutinas laborales extensas, descreimiento sumado a cierto individualismo provocado por la falta de conocimiento e interacción entre los vecinos, son algunos de los motivos que arroja la experiencia como causales de la poca participación al inicio del proceso. “Cuesta mucho el trabajo comunitario. Si bien algunos ya eran beneficiarios del Programa Social Agropecuario, hay gente nueva y por ahí no se ha trabajado. Justamente porque no hay organizaciones, costó mucho el trabajo comunitario. Inclusive había gente que no se conocía que vivía muy cerca y no se relacionaba. Pero fue un disparador esta necesidad sentida del agua para que ellos se empezaran a juntar”, advirtió otra de las técnicas de territorio, Cristina Cosnard. El trabajo asociativo es uno de los ejes esenciales de las políticas que lleva adelante la Subsecretaría. En ese sentido, en la concreción de la experiencia, y al ser los pozos comunitarios se necesitaba de un trabajo en conjunto de todos los vecinos y su organización para el mantenimiento de los pozos en el tiempo. Las prácticas muestran que los procesos de construcción colectiva demandan acciones de largo plazo debido a que no son lineales ya que están atravesadas por complejidades propias que obligan a rediseñar las estrategias tanto a nivel organizativo como institucional. La experiencia de la construcción de los pozos en Crucecitas Séptima se constituyó, para muchos de los productores involucrados, como una primera instancia de trabajo en conjunto. Analizando esta variable, es necesario reconsiderar lo que implica el tomar parte de un grupo por primera vez: inseguridad, percepción de relaciones asimétricas y dispares entre los diferentes actores que participan, falta de identificación de sus necesidades como derechos humanos, desinformación sobre dónde y cómo poder gestionar sus demandas. Por otra parte, los espacios de intercambio de los que el sector dispone son escasos, se han ido perdiendo en el medio rural. En ese sentido, generar dinámicas de participación y de encuentro no es tan fácil, provoca que la novedad sea muchas veces resistida por los vecinos, por temor a lo que puede aparecer y a las nuevas relaciones que se pueden establecer a partir de estas instancias. El comprometerse y responsabilizarse con otros, también provoca cierta resistencia al comienzo. Superar los momentos iniciales de la participación, comenzar a sentir la pertenencia a un grupo, identificarse con las problemáticas y vivencias de los otros, sumado a la incorporación de las reuniones como instancias de la vida habitual, promueven una participación más activa. Todo esto puede observarse en los momentos finales y posteriores de la experiencia, es decir cuando el proceso comienza a ser aprehendido e incorporado tanto por los productores como por los otros actores locales. En estos procesos existen personas claves que juegan un papel fundamental en la construcción de espacios de participación y organización. En este sentido, los actores vinculados a la institución escolar en el territorio de Crucecitas Séptima se constituyeron en facilitadores de las actividades grupales en tanto y en cuanto ceden las instalaciones de la escuela para la realización de encuentros y generan nexos comunicacionales a partir de sus tareas docentes. Este es el caso de Dora Taborda, directora de la Escuela y Edgardo Pagnone ex docente y vecino de la sede escolar que asumió la responsabilidad de delegado del grupo. De esta manera queda de manifiesto el argumento de la intervención de Dora Taborda: “Para ayudar a la comunidad. A mí me interesaba porque la mayoría eran chicos que vienen a esta escuela, o sea, los hijos de los que tenían esos problemas de agua. Yo sé de gente que acarrean agua, pobrecita, tienen que lavar a la orilla de un molino, la desventaja que era eso. Entonces por eso yo anduve en esto. No por el interés personal mío sino por el interés de la comunidad educativa. Yo como docente, traté de que la comunidad tuviera ese beneficio que es bueno para todos. Porque el agua es algo fundamental”.

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En el mismo sentido explica Pagnone: “Desde el primer momento les manifesté que no estaba necesitando el agua. Pero si estaba proveyendo de agua a mucha gente que no la tenía. Por eso, dentro de mis posibilidades, los apoyé desde el principio en el proyecto. Porque sé lo que es la necesidad. Ambos actores fueron fundamentales en el proceso, por el aporte en el caso de Dora y por la constante iniciativa de Pagnone que provoca una suerte de contagio hacia los demás. En este sentido, durante toda la experiencia su rol podría ser considerado como el de un tutor, que animó a los vecinos a lograr el propósito común y apuntaló su concreción.

SITUACIÓN FINAL La incidencia que produjo la experiencia de pozos de agua comunitaria desarrollada en Crucecitas Séptima ha transformado por completo la vida cotidiana de las personas involucradas en el proceso. “Nos cambió en que podemos consumir el agua tranquilos, es un agua limpia. Nuestra calidad de vida mejoró un montón”, reconoció una productora. Desde la perspectiva de la psicología social, Ana P. de Quiroga30, considera que la cotidianidad es el espacio y el tiempo en que se manifiestan, en forma inmediata, las relaciones que las personas establecen entre sí y con la naturaleza en función de sus necesidades, configurándose así lo que hemos denominado ‘sus condiciones concretas de existencia’. Considerando esto podemos identificar tres dimensiones claves a la hora de analizar la transformación de la vida cotidiana de las personas, a través del acceso al agua: familia, tiempo libre, productividad o trabajo. A partir de esas construcciones se identificaron diversas variables que orientaron el análisis de múltiples transformaciones. El nivel cotidiano fue el ámbito donde esos cambios se pudieron percibir de manera más evidente. Se entiende que es ahí donde además, se reflejan los principales beneficios y comodidades. “Y si, tengo más tranquilidad ahora y más tiempo para poder organizarme con las cosas. En ese tiempo, a veces, venía sobre las doce y no tenía agua. Tenía que cortar y buscar agua. Y así venía a cocinar, como a las dos de la tarde recién, o tenía que ir al pueblo para hacer alguna cosa. O a la tardecita o nochecita, a la hora que terminaba de hacer mis tareas, tenía que ir y traer el agua para tener al otro día para seguir dándoles a los animales. Y si, para mí fue muy importante”, detalló la productora Liliana Soñez. En el mismo sentido, las palabras de Norma Del Castillo amplían: “En otros casos, antes tenían que buscar agua para lavar toda la ropa. Mamás con tres o cuatro chicos han podido comprar un lavarropas. Les ha cambiado la vida, les ha ahorrado el tiempo que lo dedican más a lo productivo”. Puntualmente algunos obstáculos que superaron son: la dedicación de tiempo y el enorme esfuerzo físico, debido a las largas distancias de acarreo sumando a la cantidad de litros que se utilizan, considerando todas las actividades que las personas realizan con el agua como bien básico e indispensable. Por otra parte, la disponibilidad de agua produjo un mejoramiento en las condiciones de higiene personal y doméstica, modificando positivamente la calidad de vida y el bienestar familiar. “Si, si acá no había ni presión de agua, así que ahora me pude instalar el lavarropas, o sea que es muy importante”, narró Estela Pross. Por su parte Juan Valentín Pross relató: “Y (…) Para mí vino bien, porque tengo agua limpia. Tengo agua en toda la casa. Con mucha presión no llega porque estoy lejos de ahí, sale poco, pero tengo agua. Para tomar, para lavar, o sea que para mí vino bien, para mí vino al pelo”. El acarreo diario de agua no sólo implica una dedicación importante de tiempo, sino que tiene consecuencias en la salud de las personas por el esfuerzo físico. Sumado a esto, el estado del agua de los pozos domésticos no era, en su mayoría, apto para consumo humano. Del relato de algunos productores surgió la problemática de las pulverizaciones con agrotóxicos como la causal de contaminación de sus pozos. Según 30 Quiroga, Ana P. de Quiroga, (1986) “Enfoque y perspectivas en Psicología Social. Psicología Social y Crítica de la Vida Cotidiana”, 70-75, Ediciones Cinco.

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testimoniaron, luego de que sus propios vecinos los pulverizaron, tuvieron que dejar de tomar esa agua. “Yo tenía el pozo así nomás, pero se contaminaba, de tanto fumigar y eso…”, expresó Juan Valentín Pross. Para los productores de la zona las fumigaciones en los grandes campos linderos son constantes. Ante esta situación, de graves consecuencias, los productores no encuentran mecanismos y/o herramientas para controlarlas. Se contamina el agua y además afecta de manera negativa otras actividades productivas de los agricultores familiares. En la mayoría de los pozos, por iniciativa de los grupos, está terminantemente prohibido que los fumigadores utilicen el agua.

La mujer y el agua “En lo personal no me puedo imaginar el desarrollo de una vida sin agua. Creo que realmente es muy complicado poder desarrollar las actividades cotidianas acarreando y ahorrando agua. Más, pensando que tiene un impacto fundamental en la vida de las mujeres porque son ellas las que hacen el trabajo doméstico y las que asumen la tarea del acarreo de agua; las mujeres y los niños, en general, como es también la búsqueda de leña. Entonces ellas destinan mucha parte de su tiempo en esas tareas. Generalmente no tienen medios para hacerlo, no es que tienen un medio de transporte, sino que lo hacen a mano o en carretilla y con mucho esfuerzo físico. Además de eso, las tareas de cocinar, lavar la ropa, no se hacen en condiciones de comodidad, en casi todos los casos lavan la ropa a mano entonces pasan muchas horas lavando la ropa de toda la familia, lo mismo en algunos lugares donde no hay fogones y cocinan en el suelo. Es decir, la situación de falta de comodidad o precariedad en las viviendas no afectan de la misma manera a los varones que a las mujeres, porque son ellas las que asumen muchas de las tareas del rol reproductivo y productivo”, las palabras de Viviana Quaranta hacen eco de una de las dimensiones más importantes que surgieron de la experiencia y evidencian una situación invisibilizada. Ante la escasez de agua, el rol que tenía la mujer era fundamental, pues era ella la responsable tanto del suministro como de la mayoría de las actividades que requerían ese bien básico. De los testimonios de los entrevistados, tanto protagonistas como los actores institucionales e indirectos, surgió el relato con mucha firmeza por la condición desigual de los roles desempeñados por hombres y mujeres en el seno de la familia siendo ellas las encargadas de todo lo vinculado al hogar y del sostenimiento de actividades granjeras, lo cual implica una fuerte relación de éstas con el agua, relación que se transformó a partir del acceso. La falta de agua dejó de ser el problema cotidiano principal de esas mujeres. En ese sentido, el bien se convirtió en un facilitador y aliado de ellas para la concreción de las tareas cotidianas. “Es un cambio que, cada vez que voy a lavar, digo lo bueno que han hecho de hacer este pozo”, narró Mabel Pérez. El relato de las productoras da cuenta de las estrategias que utilizaban frente a la problemática de la escasez del agua, no sólo en lo que refiere al suministro sino también a la administración, optimización de uso y aprovechamiento de la misma. La dinámica familiar entonces también se modificó. Los miembros de la familia, especialmente las mujeres, se reconfiguraron en cuanto al rol y a las actividades que realizaban. “Los chicos, cuando surgió esto me decían: “Tenemos agua Señora, no hay que acarrear. Claro, porque si bien ellos, pobrecitos, no tenían que cargar, siempre tenían que andar con la mamá o ya escuchaban eso de que capaz que estaban cocinando y ‘Uy, nos quedamos sin agua’”, subrayó la directora de la Escuela, explicitando el valor del agua para la vida familiar y sus relaciones. La dimensión cotidiana del tiempo libre también experimenta cambios en su configuración, ya que los integrantes del grupo familiar se ven beneficiados por la disminución de los esfuerzos en sus actividades al contar con el acceso al agua, ello afecta positivamente el incremento de la producción y su disponibilidad temporal para asumir otras actividades. “Yo trabajo el tema de género y por ahí veíamos la temática de las condiciones de la mujer siempre en desventaja en todo esto. Siempre era la que más tiempo ocupaba en el acarreo, y la que más tenía que hacer malabares con el agua que llevaba. Debía hacer muchas cosas (…) Así que el impacto que veo hoy, es que las mujeres pueden aprovechar el tiempo del acarreo en otras activi-

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dades como las productivas. Que hoy para ellas tener una canilla ahí en la casa es fantástico, y ese tiempo del acarreo lo ocupan para ellas”, de ese modo Cristina Cosnard describió cómo el agua influyó directamente en el tiempo de la mujer rural. Asimismo, reconoció que la disponibilidad de tiempo favoreció la participación en las actividades organizada desde la Subsecretaría y otros espacios. “En este momento, en la zona de Séptima nos juntamos en el Centro de Salud, y asisten varias mujeres vinculadas, que incluso hoy pueden ir más porque tiene más tiempo, y ellas lo manifiestan”.

Los cambios en la vida productiva La producción de los agricultores involucrados mejoró ya que muchos de ellos se veían imposibilitados de incrementar sus niveles productivos, debido a la falta de agua o dificultades para acceder a ella. Viviana Quaranta, reseñó que: “(…) a nivel productivo en cuanto a la calidad de la producción y a la diversidad, hay muchas familias que por no tener agua no hacían huerta, no cultivaban frutales y que a partir de esto se deciden a continuar su huerta y ampliarla (…) criar otro tipo de animales que exigen más demanda de agua como es el cerdo. Creo que el impacto en la producción tiene que ver con la calidad y la diversificación y con la cantidad también”. “Con el agua nos cambió la vida, la producción mejoró mucho, cien por ciento. Por las capacitaciones aprendimos a mejorar la producción”. Tal como fue caracterizado el perfil productivo de la zona de Crucecitas Séptima, las actividades que allí se realizan, son altamente dependientes del suministro de agua. Entre ellas, las principales son la ganadería, el tambo-quesería y granja, producción de huerta y árboles frutales. En menor escala se encuentran las producciones apícolas y agrícolas. Así, el acceso al agua para todos los entrevistados se tradujo en la posibilidad en elevar sus condiciones de producción. “Para nosotros es algo inexplicable el cambio. Porque imagínate si vos no tenés agua, a los animales los tenés que mal vender, sacarlos, o llevarlos, a donde hay agua”, reflexionó Sandra Barrios. Esta productora destacó la importancia del cambio en lo productivo, en la mejora de las condiciones para poder desarrollar sus actividades y como alivió el esfuerzo diario en su trabajo. Sin lugar a dudas, que varias de las familias han tenido cambios muy importantes. Si antes tenían cinco vacas ahora de pronto pueden tener diez y bueno, mejorar en la parte de producción de leche, elaborar más quesos. Eso le permite más ingresos. Otra familia que no hacía actividades productivas, ni siquiera huerta, por el tema de la falta de agua, a partir de ello empezó a tener una huertita y ahora tiene parrilleros o ponedoras. De a poquito entonces, van integrando alguna actividad que les permite el autoconsumo y si tienen algún saldo, lo venden”, detalló Norma Del Castillo. De esta manera la experiencia generó cambios inmediatos y mediatos. Entre ellos, los relacionados con la vida cotidiana son los primeros que se visualizan. Los productivos, en cambio, corresponderían a transformaciones a mediano y largo plazo. Aunque sin dudas, a nivel de proyecciones, el acceso al agua motiva y facilita las iniciativas y expectativas de los agricultores familiares, que ven en este bien la posibilidad de crecer y desarrollarse sustentablemente.

Nuevas perspectivas organizativas Relacionado con todo lo anterior, la experiencia concreta motivó, además, otras acciones de tipo comunitarias. Según Cristina Cosnard, el agua posibilitó “proyecciones en dos cosas, en la parte productiva y en el trabajo comunitario, para gestionar otras cosas y otras necesidades”. De esta manera, el trabajo en conjunto surgió para la organización y ejecución de las obras y se consolidó a partir de la necesidad de conservarlas. En este sentido, el mantenimiento de los pozos y las redes de extensión implican una continuidad en el proceso organizacional y favorece el contacto permanente entre los vecinos, que de ahora en más, son los responsables del funcionamiento y

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preservación de la obra completa. “(…) También estaba el tema de los acuerdos o convenios, lo que serían las actas de funcionamiento y cuidado del agua. En ese sentido, nosotros intervenimos acompañando el proceso. Es decir, le dimos la libertad para que ellos diseñen sus propios convenios. Con respecto a los fondos, nosotros les aconsejamos que no sigan sumando dinero, porque alguien tiene que hacerse cargo y auspiciar de tesorero. Por eso planteamos un fondo mínimo, igual a lo que cuesta una bomba, que es lo más costoso cuando se rompe”, recordó el delegado provincial, Arturo Casalongue. La etapa del uso y mantenimiento de las obras significó otra instancia en la participación de los productores y productoras, en la que la labor de los técnicos se limitó a acompañar y disparar los lineamientos para la redacción del estatuto. Establecieron diferentes disposiciones, entre ellas la elección de las personas encargadas del cobro de la cuota mensual. Con esto los agricultores cobran otro protagonismo, consolidando su apropiación de las obras. “Todos aportan. Se cuidan entre ellos de que nadie desperdicie el agua, y por ejemplo se pusieron de acuerdo de que en ningún caso se provee de agua a las personas que estén trabajando con fumigación. Está prohibido lavar los tachos de fumigación ahí. Y también que los fumigadores carguen agua. Lo importante que esta cláusula fue propuesta por ellos. Para nosotros fue muy bueno, porque más allá de concientizar sobre que el agua no se le debe negar a nadie, se analiza la clase de utilidad”, manifestó Casalongue sobre el funcionamiento del pozo. De esta manera, que cada persona vaya realizando una tarea específica dentro del grupo, promueve el sentido de pertenencia al mismo. No sólo se trata de tomar parte sino de formar parte. El caso del mantenimiento de los pozos se considera aquí como el momento crucial a nivel participativo pues apuesta a la autonomía grupal. Cabe destacar que cada pozo comunitario realizado implicó un proceso diferente. Es más, fue interesante cómo el de la Escuela Nº 26 o el de zona de la familia Cisneros, dos de los primeros pozos terminados, fueron ejemplo para los demás. En el encuentro entre productores de diversas zonas, con motivo del proceso de sistematización, el intercambio de experiencias sobre el mantenimiento y cuestiones técnicas abrió un camino de aprendizaje colectivo. Así, los agricultores vinculados a los pozos identificados por ellos como García-Retamal - Sección Urquiza y los de Zona Norte, argumentaron la necesidad de contar con el reglamento de uso elaborado por los de la Escuela Nº 26 con el fin de tomarlo como modelo. Esto significó la puesta en común y el intercambio de diversas actividades para la conservación. A su vez permitió desarrollar nuevas estrategias adecuadas para el abordaje de futuras problemáticas o demandas latentes de la zona que requieren de su organización.

LECCIONES APRENDIDAS En este apartado, se pretenderá reflexionar sobre aquello que ha enseñado esta experiencia, considerándola como un proceso de aprendizaje, en el que nuevos saberes se generan y analizan críticamente. Se entiende que el aprendizaje real se realiza en un contexto social determinado que a su vez genera relaciones singulares entre sus protagonistas y sus saberes. Considerar que todos sabemos y todos ignoramos algo, permite aprender la experiencia de forma colectiva. Así, la multiplicidad de miradas se conjuga en un objetivo común y enriquece el proceso. El aprendizaje es un hecho social, sólo se aprende de los otros y con los otros. Considerando esta condición es posible que cada uno de los actores intervinientes “forme parte” de la experiencia, se sienta interpelado, se reconozca en ella y la internalice como propia. Por esto, se considera imprescindible recuperar dos instancias de aprendizaje, que se construyen con el fin de dar cuenta de la experiencia completa. En primer lugar, el proceso de formulación y ejecución de la experiencia de construcción de los pozos comunitarios de agua. En segundo lugar, la sistematización de la misma, a través de la que se recuperan y analizan las prácticas que surgen de la primera instancia, de la que forma parte el encuentro en el que se revisa colectivamente la primera instancia y se analiza el proceso mismo de sistematización. El encuentro permitió que estas dos instancias se transversalizaran propiciando un espacio de intercambio y motivación. En ese encuentro la presencia de otros favorece la construcción de la identidad y la reinterpretación del mundo que se reconfigura a partir de estos procesos.

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“La comodidad nos hace olvidar lo que pasamos. Hay que revivir ciertos momentos para valorarlos más”, afirmó Edgardo Pagnone en uno de los primeros momentos de reflexión del encuentro. Esta frase sintetizó la situación de partida para el desarrollo de las actividades. En cuanto a los actores directos, las lecciones aprendidas fueron muchas. Sin embargo, algunas fueron más significativas debido a la importancia que revistieron para la experiencia en sí. Se trata del proceso participativo y organizativo de los productores en torno al abordaje de la problemática del agua. Retomando lo descripto, se hace necesario recordar la escasa participación de los agricultores en la etapa inicial del proceso y ante algunos cambios del contexto, además de cómo dependían de los técnicos de la Subsecretaría para agruparse. Esta participación, a lo largo de la experiencia, fue tomando diferentes formas. En cuanto a la organización y a lo que instaló la experiencia de agua, Norma Del Castillo recapituló: “Sí, o sea es muy importante y esto ayuda. Va a costar porque todos sabemos… Así como nosotros somos individualistas, los productores de algunas zonas o de algunas provincias son más individualistas todavía que otros. Esa es la diferencia que yo veo entre nuestros productores y las veces que hemos visitado alguna provincia del norte, para hacer algún intercambio, o ver alguna exposición. Ellos por ahí tienen de pronto más necesidades que nosotros, dada sobre todo por el clima, por la tenencia de la tierra que es más precaria todavía, hace que se vean obligados a juntarse, porque es la única manera que tienen para salir adelante. Los nuestros, a pesar de que son chiquitos y de todas las necesidades, a veces con lo poco que tienen mínimamente subsisten, no progresan, subsisten. Pero entonces, es por eso, que tenemos que trabajar mucho el tema de la organización. Y todas estas experiencias sirven para que ellos se den cuenta que, por más chiquitos que sean, por poca superficie que tengan, si se organizan y se unen y pelean por los derechos genuinos de ellos, van a lograr más cosas y van a poder salir adelante”. Es necesario reconocer obstáculos que son propios de toda relación social que se establece, tales como miedo o resistencia a los cambios en cuanto a la participación. La cuestión está estrechamente vinculada con la percepción de sus demandas no como derechos, lo que limita su sentido de pertenencia al proceso. El trayecto recorrido les permitió identificar sus potencialidades en cuanto grupo y la optimización de sus capacidades y recursos. La participación de todos los involucrados en la situación y el hecho de comprenderse como sujetos de derechos facilitó el proceso de identificación colectiva reconociéndose como capaces de luchar por ellos. A partir de allí surgen otras expectativas de mejora a corto y largo plazo, tanto en lo que refiere a infraestructuras comunales básicas, como el mejoramiento de caminos, acceso a energía eléctrica, ampliación de las obras de agua, que a su vez influyen en el mejoramiento de las condiciones de vida y de producción, como a lo referido a infraestructura predial productiva. “A partir de esto, se siguieron haciendo nuevos proyectos para mejorar condiciones habitacionales, o para gestionar la luz eléctrica, o el tema de arreglo de caminos. Es como que a partir de la experiencia, se empezaron a juntar y a moverse más en conjunto. Estas son necesidades que estaban en el orden de prioridades, el agua fue lo primero, pero los caminos y la luz estaban. Sin embargo, son ellos quienes están insistiendo. Aproximadamente dos veces al mes se están juntando. Siempre trabajamos el funcionamiento”, enfatizó Cristina Cosnard. Queda en claro entonces, como la experiencia de agua se convierte en una experiencia fundante a nivel participativo y organizativo en la zona. De las actividades realizadas surgió con mucho énfasis la relación entre los vecinos, la mayoría reconoció que ha mejorado, pero también que es necesario continuar y fortalecer el compromiso colectivo. Puntualmente es necesario reconsiderar como aprendizajes la importancia de la intervención de los técnicos como instancia para la conformación de los grupos, la participación de otros actores, en este caso la directora de la escuela y Don Pagnone como incentivadores y referentes del grupo. “Hubo dos niveles importantes de articulación y de socialización. Una es la base, que son los pequeños productores. Es decir, cómo ellos acordaron muchísimas cosas y lo hicieron con respeto (…) También se articuló el trabajo con las Juntas de Gobierno, quienes nos han ayudado en muchos casos a hacer el tendido o han aportado con lo que fue poner el medidor de luz. Así fue que se lograron dos niveles importantes de acuerdo y

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articulación. Uno entre los pequeños productores y otro entre la Subsecretaría, el Consejo General de Educación, las escuelas rurales, las Juntas de Gobierno y la Dirección provincial de Vialidad”, explicó el delegado provincial Arturo Casalongue. Con respecto a las relaciones interinstitucionales que se tejieron a lo largo del proceso, hay que considerar dos cuestiones diferentes que se corresponden con las visiones. Por un lado, de los técnicos de territorio, y por otro la de los agricultores. Si bien los primeros, valorizaron los acuerdos logrados desde un principio entre la Subsecretaría, las Juntas de Gobierno, Consejo General de Educación o Vialidad, el devenir del proceso más la interpretación de los productores sobre el rol de esas instituciones, provocó una crítica constructiva, sobretodo de la Junta de Gobierno. Así fue que los mismos técnicos reconocen la necesidad de reforzar el trabajo con otros actores institucionales desde la planificación de la experiencia para lograr una mejor coordinación y compromiso. Al ser la experiencia de pozos comunitarios en Crucecitas Séptima una de las primeras, se evidencia esto como un aprendizaje para futuras actividades. “Poner en conocimiento, ni bien se entra en la zona, a todas las instituciones. Escuelas, Centros de Salud, fundamentalmente Juntas de Gobierno para comprometer, además de los productores directamente beneficiarios de los recursos, también a otros actores que tienen que ver con el funcionamiento y la vida de la comunidad. Fue durante el proceso que se fueron incorporando algunas instituciones. Por eso, planteamos hacerlo desde el comienzo”, explicó el técnico Víctor Lencina. Por otro lado, como los momentos de construcción de los pozos fueron diferentes, la vinculación o situación de algunos productores de cada microzona también es diferente a la de otras. Así, el trabajo que realizó la Junta de Gobierno en la Escuela Nº 26, no fue el mismo que con los demás. Por ende, para estos últimos la demora de la Junta en la bajada de luz o en el zanjeo retrasó el acceso al agua en forma más inmediata y provocó cierto malestar en ellos, que observan poco compromiso por parte de ese actor institucional. Así lo reconoció Graciela Pross, una de las productoras integrante del grupo del pozo Zona Norte. “Yo cambiaría la participación de la Junta de Gobierno… Porque primero te dicen, ‘si, si, si y después llega el momento y no’. Yo eso lo cambiaría, que se comprometan y que cumplan con la palabra”. De esta manera manifestó el malestar de los vecinos frente a la demora, lo cual a su vez, provocó el replanteo de los técnicos en cuanto al compromiso inicial que deberán tener otras instituciones en futuras acciones que emprenda la Subsecretaría. Además, queda manifiesto que la presencia territorial de la Subsecretaría a través de sus equipos técnicos y diversas herramientas determina un rol central y estratégico con el sector rural, que posibilita el acompañamiento para garantizar la apropiación de los procesos que se generan, la permanencia de las transformaciones en el tiempo y el surgimiento de nuevos desafíos y propuestas. La importancia de flexibilizar las estrategias de intervención de acuerdo a las determinaciones del contexto, a partir de la revisión permanente de las prácticas y su adecuación, es otra de las lecciones aprendidas. Por último, es necesario reconocer que la sistematización de la experiencia rescata la voz de los distintos actores que han participado y permite generar procesos de aprendizaje para los agricultores y para las mismas instituciones, sobre todo para la Subsecretaría. La experiencia mostró que trabajar a partir de las necesidades de los destinatarios constituye la base para lograr un proceso de trabajo adecuado garantizando su apropiación por parte de la comunidad. Permitió reflejar que la comunicación entre los diversos actores es relevante para el logro de las metas, es por ello que una lección a aprender es la de establecer y generar lazos inter como intra-institucionales, en los cuales el intercambio comunicativo es primordial durante todo el proceso. Es fundamental retomar la riqueza de los talleres en los cuales los diferentes actores entran en contacto y pueden, a través del vínculo, compartir conocimientos, saberes, problemáticas, lo que fortalece el proceso comunitario y las relaciones entre los actores. “El agua llega a Crucecitas Séptima” reflejó una experiencia de desarrollo rural en tanto atiende una necesidad básica: el acceso al agua, vinculada estrechamente al desarrollo rural sustentable. Si bien, nuestro objetivo final es que el agricultor familiar siga viviendo y produciendo sus alimentos en el lugar donde nacieron. De que no sigan migrando a las grandes ciudades, sino que se mantengan ahí. En esta lucha, donde con el sistema productivo de monocultivo ellos están acorralados, el fin es que ellos mejoren su producción y que vivan ahí. Que

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vivan de lo que producen, ese es el objetivo fundamental desde la Subsecretaría. Por todo eso, separar nuestro trabajo de lo que por ahí le correspondería a Desarrollo Social, por así decirlo, es casi imposible. Si bien nosotros con el agua mantenemos nuestro objetivo, de decir van a mejorar su producción, no podemos dejar de ver el impacto que es para una familia, para su nivel de alimentación, para su nivel de higiene, tener agua todos los días”, las palabras del delegado provincial. Arturo Casalongue resume la relevancia que adquiere el acceso al agua para la agricultores familiares, y como es un bien fundamental e inicial para poder pensar propuestas de desarrollo productivo y comunitario. Con este tipo de experiencia la Subsecretaría promueve una política pública atendiendo a los menos favorecidos del medio rural y aporta a la democratización del control del espacio de vida local en el marco del enfoque socioterritorial como modalidad de intervención. El Estado garantiza la efectiva construcción de los derechos, ejerciendo todas sus capacidades para lograr condiciones equitativas en infraestructura, agua, tierra, energía, educación y salud.

BIBLIOGRAFíA • Nussbaumer, Beatriz (2004) “Diagnóstico preeliminar de la región centro sur de la Provincia de Entre Ríos”. Ministerio de Economía y Producción. Dirección de Desarrollo Agropecuario. PROINDER. Consultoría: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos. • Quiroga, Ana P. de (1986) “Enfoque y perspectivas en Psicología Social. Psicología Social y crítica de la vida cotidiana”. Ediciones Cinco.

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Capítulo IV

PROVINCIA DE santa fe LAS CAPACITACIONES, NUESTRAS LLAVES Equipo: Técnicos de la SsAF de la Provincia de Santa Fe • Eduardo Bugñon, Beatriz Bejarano, • Matías Testa, Natalia Sosa y Karina Kasprzyk. Productores de la Asociación de Pequeños Productores (Asopepro) • Mirta Miranda, Gloria Espinoza y Néstor Leones.

Introducción Este es el relato del proceso de sistematización participativa sobre una experiencia de desarrollo rural de agricultores familiares, que conforman la Asociación de Pequeños Productores “Las Tres Colonias” (ASOPEPRO) ubicado en la localidad de San Javier, Santa Fe. La sistematización fue realizada por el Equipo Socioterritorial de San Javier que depende de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, Delegación Santa Fe, dos productoras socias delegadas y el presidente de la Asociación de Pequeños Productores (ASOPEPRO) de “Las Tres Colonias”, de San Javier.

Por qué elegimos esta experiencia Esta experiencia tiene años de historia, surge en 1996 y la Asociación que es el resultado más palpable sigue en plena actividad. Hoy es una organización con alrededor de 60 familias. Está acompañada desde hace 12 años por el Estado Nacional a través de PROINDER, PSA y actualmente por la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación. Desde sus comienzos, hasta el día de hoy, la organización fue sumando nuevas familias como socias y diversificando sus actividades. Actualmente está organizada en diferentes comisiones de trabajo: Feria Franca, Maquinarias, Créditos, Compras de forrajes y granos y Fortalecimiento Institucional. La historia de esta organización nos hace reflexionar acerca de lo posible. Fue elegida por la Provincia porque es una experiencia de desarrollo rural importante, de mucha utilidad y alta replicabilidad, es sostenible y tiene un desarrollo organizacional consolidado.

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Haciendo eje En la primera reunión del equipo sistematizador se propone definir el eje a sistematizar a través de una pregunta disparadora a los asociados. Cabe aclarar que, como parte de la metodología, la consigna se trabajó en una primera instancia de manera individual planteando a los asociados lo siguiente “imaginen que están frente a personas que no conocen ni saben de la trayectoria de ASOPEPRO, pero están muy interesadas en saber algo sobre la organización, y sólo pueden contarles lo más importante… ¿Qué les dirían?”… Las respuestas coincidieron: “para mí lo más importante de la ASOPEPRO son las capacitaciones”. Manifestaron entender por “capacitaciones” a una gran variedad de actividades que les han permitido intercambiar conocimientos e incorporar nuevos, que han impactado favorablemente en mejoras productivas prediales y en el fortalecimiento de la organización. Esa elección coincidió con una tensión que como técnicos de un organismo del Estado tenemos con respecto a las capacitaciones: ¿Sirven?, ¿Quedan capacidades instaladas? ¿Surgen luego ideas, proyectos a partir de las capacitaciones?, ¿Impactan favorablemente en el grupo familiar, en lo económico-productivo, en lo social? El equipo de sistematización decidió hacer un recorte y revisar las capacitaciones, en las que han participado como miembros de la ASOPEPRO, desde 1998 hasta el 2010 y tomar las siguientes preguntas como orientadoras: ¿Qué incidencia tuvieron las capacitaciones en el fortalecimiento de la organización, en la calidad de la participación y en la calidad de vida?

Dónde vamos a poner nuestra mirada Las preguntas decidieron cuáles eran las dimensiones que se trabajarían en el proceso de sistematización y sus definiciones. Estas son: • Capacitación: Los integrantes de la organización se capacitan para mejorar sus realidades productivas, económicas, participando de diferentes instancias de formación a lo largo de todos estos años, siempre con la mirada puesta en el agregado de valor a la producción y desde un marco agroecológico. • Organización y la calidad de participación: será interesante revisar cómo fue consolidándose la organización y cuánto han impactado las capacitaciones en este proceso organizativo. • Calidad de vida: cómo los procesos de capacitaciones y fortalecimiento de la organización han repercutido en las familias integrantes de la ASOPEPRO.

Así fuimos armando la cosa El proceso de sistematización se inicia con una carta institucional de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación Delegación Santa Fe dirigida a la Organización, proponiéndoles sistematizar el trabajo que viene realizando a lo largo de los años acompañada en gran parte por la Subsecretaría de Agricultura Familiar, entre otros. Se planifican días de encuentro de trabajo del equipo sistematizador. En relación con la información utilizada, es necesario reconocer el trabajo del equipo técnico socioterritorial que dispuso desde 1996 de informes técnicos, proyectos, datos de financiamiento de la organización. Además se recupera información del proceso de capacitaciones, haciendo entrevistas a los asociados y a otros actores que intervinieron en el mismo, ordenando la información secundaria que contextúa la experiencia. Se incluyó como parte del proceso de sistematización, la realización de un Taller de Devolución con integrantes de la Comisión Directiva y los asociados entrevistados. Las entrevistas fueron realizadas por una de las técnicas de la SsAF y por las dos mujeres integrantes de ASOPEPRO y del equipo sistematizador, por lo cual en varias oportunidades las entrevistas fueron entre pares de la Organización.

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Como una instancia de validación por un lado y para nutrirnos más de la experiencia de la ASOPEPRO a partir de la reflexión colectiva, se decide realizar una entrevista ampliada con integrantes de la organización que ya fueron entrevistados y otras personas que son parte de la comisión con el objetivo de validar los diferentes momentos de la organización identificando los hitos que los definen. Allí los asistentes se organizaron en 4 grupos - correspondiente a las cuatro subcomisiones que está conformada la ASOPEPRO- para trabajar sobre las barreras (situaciones, hechos que frenaron el proceso organizativo) y los dinamizadores (los que lo impulsaron) que fueron encontrando en el camino seguido. Estas comisiones identificaron cuales fueron las capacitaciones fundantes. Se sistematizó una parte de toda la experiencia de la organización, con el objetivo común de contribuir al fortalecimiento de la ASOPEPRO y a la vez revisar las prácticas y los modos de intervención del Estado Nacional, en este caso de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación. La necesidad, las capacitaciones y la organización, hicieron que esta Experiencia de Desarrollo Rural tenga resultados transformadores, valorados positivamente desde sus realidades familiares y colectivas. Sistematizarla permitiría conocer cuáles fueron los procesos, dificultades, contextos e hitos, que incidieron en esa transformación. Los y las invitamos a desandar este proceso de siete meses junto a mujeres y varones, jóvenes, adultos que conforman la Organización de Pequeños Productores de San Javier.

Situación INICIAL Y SU CONTEXTO La experiencia está ubicada geográficamente en la zona sur del departamento San Javier, en el centro-noreste de la provincia, en la llamada Costa Santafesina, denominación que recibe la región aledaña al río San Javier, subsidiario del río Paraná. El departamento San Javier se caracteriza por ser uno de los que posee mayor cantidad de población con necesidades básicas insatisfechas. La ciudad de San Javier es su cabecera y se localiza a 156 Km al norte de la ciudad capital Santa Fe, por la RP 1 y RN 11 con intersección por RP 39. El área que nos ocupa está ubicada en la antigua terraza de inundación del río Paraná, por lo cual sus suelos son de origen aluvial arcillo-limosos o areno-arcillosos. La topografía es deprimida hacia el oeste del área y con forma de albardón hacia el este, a veras del río San Javier. Como consecuencia de ello, el 90% de los suelos no son aptos para la agricultura convencional. El régimen pluviométrico está en el orden de 900-1100 mm/año, siendo un clima subtropical húmedo. Los excesos y defectos hídricos en el área son omnipresentes, lo cual genera situaciones cíclicas de emergencias por sequías e inundaciones. Las características del clima, del suelo y su topografía hacen que la zona posea una fauna y flora diversa y abundante, la cual ha sido degradada de manera consciente o inconsciente por la acción del hombre, profundizando aún más las limitantes agroecológicas. La realidad de San Javier, es necesario mirarla en el contexto provincial más amplio, marcado por una profunda brecha social y económica. La ciudad de San Javier pertenece a una provincia escindida, en composición política y social, en dos realidades que históricamente contribuyeron al atraso y empobrecimiento de la zona norte, cada vez más próxima a los indicadores socioeconómicos de extrema pobreza del Noroeste Argentino, y una zona sur que, pese a los embates del modelo neoliberal, sigue participando del relativo bienestar que caracteriza a La Pampa Húmeda. Los datos que siguen ayudan a contextualizar la experiencia31: El desempleo es estructural y en el 2001 alcanzaba al 23,2% de la población activa. 31 Fueron tomados del proyecto de Desarrollo Socioterritorial del que la ASOPEPRO fue parte del proceso junto a otras instituciones y organizaciones de la zona.

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El 30% de su población se categoriza como población con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) mientras el promedio provincial solo llega al 14,8%. En el Departamento San Javier, se cultiva el 76,6% del arroz que produce la provincia y el 1,2% de las oleaginosas de los cuales el 83% corresponden a soja, y el 17 % restante a girasol. Al departamento corresponde el 4,3% de la existencia de ganado bovino de la provincia (14,2% de ovinos, 3,7% de caprinos, 7% equinos y el 0,3% de los porcinos). La ganadería se practica en forma extensiva, sobre la base casi exclusiva de la oferta forrajera de los pastizales naturales, siendo insignificante la superficie destinada a forrajeras.

Historia de San Javier Esta zona caracterizada por su aislamiento vial, en el año 1951 es beneficiada por la llegada del ferrocarril que favorece la integración y comunicación regional; anteriormente el tráfico de mercancías se realizaba por vía fluvial, con embarcaciones de bajo calado. En la historia socio económica reciente, hay cuatros hitos importantes que cambiaron para siempre los sistemas económicos productivos del área. Desde la décadas del ʼ60 hasta mediado de los ʼ70 se produjeron: • El levantamiento de las líneas férreas que unían la localidad con la capital de la Provincia, • La pavimentación de Ruta Provincial. Nº 1, -hasta San Javier en primera etapa y a Reconquista en una segunda etapa, • La inundación por excepcional crecida del río Paraná y sus subsidiarios de 1966 el apogeo y caída económica-laboral de los cultivos de algodón y el arroz. Estos hitos generaron cambios drásticos en los sistemas socio-económico, desplazamientos poblacionales y movilidad social. Nos detendremos particularmente en cuarto punto. Durante la etapa de sustitución de las Importaciones (1950-70), se promueve el cultivo de arroz en la costa santafesina -cultivo extensivo, por la superficie de las unidades productivas e intensivo, por la ocupación de mano de obra y capital circulante-. Hacia el final de la década del 80 y durante la década del 90, a causa de la baja de los precios relativos y la globalización de la economía, se produce una reconversión del paquete tecnológico del cultivo que trae como consecuencia que deje de generar la actividad económica y laboral tanto a nivel local como regional, que generaba en la primera etapa este monocultivo. Entre 1968 y 1978 se produce el auge del algodón coincidiendo con un ciclo de precios relativos altos. El cultivo es una alternativa productiva para los medianos y pequeños productores porque ocupa mucha mano de obra (carpida y cosechas) y se sostiene en una estructura productiva y comercial local- regional en la que participan acopiadores, cooperativas, fuentes de financiamientos locales, proveedores desmotadoras, es decir una cadena de valor de la actividad que generaba un dinamismo económico y laboral interesante. Al disminuir los precios de este monocultivo, decae la rentabilidad del cultivo, afectando a los productores, generando descapitalización, endeudamiento y agotamiento de los suelos por monocultivo. La cadena se desestructuró lentamente hasta su desaparición total. Algunos actores que participaban lograron reconvertirse, en cambio para los pequeños y medianos productores la reconversión productiva fue escasa, lenta o nula. Estos dos cultivos agrícolas generaron durante 30 o 40 años movimiento económico y laboral en el sector rural de San Javier; en los ʼ80 el abandono del algodón y el cambio tecnológico del arroz, produjo desocupación y desplazamiento de población rural a sectores urbanos, de los barrios periféricos de la localidad de San Javier a Santa Rosa, a San Antonio, a La Flecha y a Barrio Central, como también a la capital de Santa Fe y a grandes urbes cercanas. El monocultivo de algodón los había llevado a perder progresivamente su cultura productiva diversificada y de consumo. A esto debe sumarse la transferencia tecnológica inadecuada, la modificación genética de las

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semillas, tecnología no apropiada para los pequeños agricultores, es decir, se transferían modelos tecnológicos diseñados para grandes agricultores pero inaptos para las familias agricultoras de menor escala. Néstor recuerda “De golpe, explica, nos cambiaron las semillas por otras sin explicarnos por qué nos vendían semillas. Las plantas eran más bajas, de fibra corta pensada para la industria textil y sólo producían una vez, a veces media más. Pero eran plantas que estaban preparadas para la cosecha mecánica”. Entre 1990 y 2000 se intentó reflotar el cultivo de algodón mediante subsidios provenientes de Programas estatales de apoyo, pero no fue rentable. La historia está signada por el aislamiento y conflictos interculturales, reflejo de una sociedad local social, cultural y económicamente fragmentada. La depreciación del algodón en la zona de San Javier y en todo el país, desde 1980 en adelante, coincide con la crisis Argentina agobiada por la deuda externa y la inflación, comenzando un largo período de ajustes con alto costo productivo, económico y social. La inseguridad institucional política es jaqueada por dicha crisis económica, creando un efecto multiplicador y disolvente del desequilibrio financiero. La crisis guió a los sucesivos gobiernos a implementar soluciones de corto plazo atendiendo solo al sistema financiero y de crédito postergando al sector industrial y productivo. En los ’90 algunas comunidades de agricultores familiares buscaron y recrearon colectivamente sus sistemas socio- económico, siendo este proceso, ayudado por Organizaciones socio- educativas y Programas del Estado para alivio de la pobreza. En ese sentido el Programa Social Agropecuario, en articulación con la ONG Acción Educativa, comienza a trabajar en San Javier en el año 1993 con metodología grupal y financiamiento blando. Por su parte, Acción Educativa es una organización que trabaja en la provincia acompañando a diferentes organizaciones populares. La propuesta de agruparse les permitió seguir trabajando como productores. El Programa fue una opción para que, muchas familias que no podían seguir sembrando algodón, comenzaran a buscar otras opciones productivas. La degradación socio-económica del sector rural relacionada con las políticas agropecuarias y las condiciones agroecologías del área son las condicionantes que dieron origen a los que hoy se denominan Asociación De Pequeños Productores de “Las Tres Colonias” de San Javier, ASOPEPRO. La organización surge en 1996, a través de la promoción de Acción Educativa, en base a un grupo de pequeños productores beneficiarios del Programa Social Agropecuario (PSA) 32. Esta Organización nació en el marco de políticas de alivio a la pobreza como respuesta a los planes de ajuste, promoviendo acciones para acceder a proyectos económico-productivos, pero sin actuar sobre otras necesidades tales como educación, salud, infraestructura que permitan condiciones de vida digna y garanticen la permanencia en el territorio tanto de los productores como de sus hijos. La ASOPEPRO, se conforma legalmente el 11 junio de1996 porque era la condición para recibir una donación que consistía en un parque de maquinarias del GVC (Grupo di Voluntario Católico) de Italia. La organización se consolidaría lentamente a lo largo de los años. Sus integrantes son medianos, pequeños productores descapitalizados, ex-peones rurales, también, hay socios que no realizan actividades agrarias porque su ingreso económico proviene de otras actividades pero tienen una relación con las actividades rurales. Los peones rurales iniciaron actividades propias, a causa de la decadencia del algodón y del cambio tecnológico en el modo de producir arroz; hasta entonces muchos de ellos vivían en las propiedades de los patrones donde estaban jornalizados “en negro”, pero a raíz de los cambios señalados, fueron a engrosar los barrios periféricos de las localidades cercanas, además de comenzar a ocupar las banquinas o caminos vecinales. Esto produjo una disminución de la cantidad de habitantes rurales situación que se manifiesta en la disminución drástica de la población escolar en las escuelas rurales. 32 Nació en el año 1996 a partir de la fusión de tres grupos beneficiarios del PSA, impulsada y acompañada por las ONGs. GVC de Italia y Acción Educativa de Santa Fe. La Asociación de Pequeños Productores posee personería jurídica desde el año 1996. La gestión es realizada por la comisión directiva y las subcomisiones que coordinan las actividades de la organización. Posee una sede social propia, un parque de maquinarias, un local de venta de productos en cual realizan las ferias francas. A partir del año 2009 cuenta con un galpón de uso múltiple y una sala de computación.

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El perfil de desarrollo de la micro región es marcadamente agropecuario y estaba en crisis paulatina, ya que las actividades económicas que motorizan el desarrollo del territorio demandaban cada vez menos gente. Esta tendencia fue muy marcada durante la década de los noventa. (PDST)

Así estábamos antes de organizarnos Al desaparecer las condiciones elementales para la reproducción social del agricultor familiar (mercados locales, tecnologías adaptativas y políticas diferenciadas) se había generado una auto-discriminación y pérdida de autoestima -elemento indispensable para transformar las realidades de las familias y la participación. La búsqueda de nuevos ingresos fuera del sistema, estaba produciendo la desintegración de las comunidad haciendo que los jóvenes rurales buscaran insertarse laboralmente como albañiles, policías, mecánicos, empleados municipales o empleados de comercio, perdiéndose los hábitos y prácticas rurales, además de los propios de la cultura rural. “La producción era menos elaborada”, explican Jorge y Ester integrantes de la ASOPEPRO, dando cuenta de la realidad rural de las familias antes de comenzar a juntarse, a organizarse. Tampoco tenían una producción diversificada, reduciéndose a la cría de vacas y chanchos, lo cual se puede observar en la no reproducción de sus propias aves o que el verdulero del pueblo vendiera hortalizas en los campos. También existió un descuido debido al sobre-pastoreo, generándose una importante pérdida de especies. Esto se produjo, en parte, por el hecho de depender de la oferta forrajera estacional y por falta de espacio territorial y/o infraestructura para el manejo de rodeos. Además, no se implementaban normas de seguridad, ni existían buenas prácticas de manipulación de alimentos. En el sector no había dirigentes, eran como una familia que compartían irregularmente reuniones grupales y a la vez, muy dependientes de las instituciones que los acompañaban. Fue ahí cuando progresivamente comienzan a surgir algunas actividades de actores sociales de desarrollo rural, tanto del Estado como de ONGs., con programas, siendo el actor más visible el INTA.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Las capacitaciones De acuerdo al recorte que hemos realizado como equipo sistematizador, nos propusimos revisar las capacitaciones realizadas desde el año 1998 al 2010. Doce años en los que la Organización de familias productoras ha interactuado con otros actores sociales y ha recibido acompañamiento técnico y financiero. Recordemos que el eje de este trabajo son las capacitaciones pero éstas son visualizadas por los miembros de la ASOPEPRO, como infinidad de acciones de encuentro que no necesariamente fueron pensadas como capacitaciones. Las capacitaciones fueron ofrecidas por diferentes organismos del Estado prevaleciendo las que se organizaban junto al equipo técnico del PSA. En numerosas oportunidades las capacitaciones eran diseñadas y desarrolladas por varias instituciones articulando en el territorio y tenían como objetivo especificidades técnicas en lo productivo económico y otras al fortalecimiento organizativo. A lo largo de doce años los integrantes de la ASOPEPRO participaron de 66 capacitaciones: 25 en temáticas productivas animales, 20 en productivas vegetales, 18 en valor agregado y 3 en buenas prácticas. Las capacitaciones durante esos años, fueron siempre propuestas por el equipo técnico socioterritorial de la SsAF o sus antecesores en el territorio. Generalmente se hacían en función de las demandas diagnosticadas en la formulación de los proyectos. La participación en las capacitaciones de los integrantes de la ASOPEPRO siempre ha sido muy buena. Para las capacitaciones se invitaba a otras familias que no eran integrantes de la organización pero que perte-

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necían al sector. Fueron compartidas entre técnicos y productores e hicieron que muchas familias se involucren activamente en la organización. Las propuestas de talleres tenían como objetivo mejorar varios aspectos de las chacras familiares: en lo productivo animal y vegetal, en valor agregado, entre otras. Las capacitaciones incidieron en las principales actividades desarrolladas, en fortalecimiento mismo de la organización y en la participación de sus miembros. La feria

Las capacitaciones fueron dando herramientas a las familias para la elaboración de diferentes productos que luego se ofrecían en la feria. La feria es un espacio de participación de pocas familias, con resultados altamente positivos dada la venta que domingo a domingo ofrecen a la comunidad. La misma está ubicada sobre la ruta Provincial N° 1. La feria es un lugar generalmente ocupado por mujeres. El espacio es reconocido como de autovaloración personal, productiva y de reconocimiento de la dignidad de cada una, en las capacidades personales. “Se intervenía a partir de las demandas, se capacitaba a partir de las realidades de las familias” señala4 una de las referentes de capacitación del Programa Social Agropecuario, que en 1997 acompañó a las familias de la zona en la organización de la feria. Siempre decíamos “que las mujeres no aprendieran solo las recetas agregando verduras, semillas, sino los principios de la nutrición, digestión, para poder elegir qué comer y cómo comer. Se trabaja desde la metodología acción-reflexión-acción-reflexión. La feria franca comenzó a proveerse de instalaciones para ventas y sala de elaboración con las herramientas necesarias. El microcrédito

El acceso al crédito, adaptado a las condiciones productivas y económicas del agricultor familiar, es una herramienta necesaria e imprescindible para el desarrollo de proyectos prediales y comunitarios. La ASOPEPRO logra reunir dinero, y luego de las capacitaciones comienza a funcionar como un microcrédito, con un fondo rotatorio para los integrantes de la organización. A su vez, continuando esta línea estratégica, la asociación comienza a integrar la Mesa de Organizaciones del Norte de Santa Fe, a través de la cual se implementa un fondo de microcréditos destinados a una veintena de organizaciones de agricultores familiares. Los fondos son aportados por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación mediante la Comisión Nacional de Microcrédito, Co.Na.Mi. Programa MI PC

Integrantes de la Organización comienzan a gestionar una computadora porque veían la necesidad de contar con una para hacer notas y tener un archivo. Se contactan con el equipo técnico de la SsAF y, terminan elaborando un proyecto para Mi PC que es un Programa del Ministerio de Industria que tiene como objetivo general contribuir a la política nacional de inclusión social reduciendo la brecha digital en Argentina; entendiendo a esta como las diferencias que se presentan entre individuos, hogares, empresas o áreas geográficas respecto a las posibilidades de acceso a TICs (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) y al grado de aprovechamiento que de ellas se hace. A través de este Programa se recibieron siete computadoras y se organizaron, a partir de ellas, cursos de computación abiertos a la comunidad con un mínimo costo para quienes no eran socios. Esto les permitió fuerte visibilidad e inserción social logrando acercar a los jóvenes rurales que, al día de hoy, cuentan con herramientas informáticas para diseñar folletos y para comunicar periódicamente acciones de la ASOPEPRO. Planta de Balanceado

Las emergencias hídricas, -en exceso o defecto- fueron siempre una limitante para la alimentación animal y/o la producción de alimento sumado a la falta de tierras e infraestructura. Frente a esto, comienzan a proyectar y concretar experiencias comunitarias organizativas, aportando soluciones prediales a través de la siembra de sorgo, la molienda de maíz, la compra conjunta de alimento balanceado para abaratar costos de

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transporte, llegando a desarrollar el proyecto de instalación y puesta en marcha de una planta elaboradora de alimentos balanceados. Las capacitaciones contribuyeron con la formulación de diferentes balanceados para distintos animales. Se concreta un comodato con el Ministerio de la Producción de la provincia por un predio a las afueras de San Javier e instalan un galpón de usos múltiples (a través de un proyecto financiado por PSA-SsAF) y posteriormente la planta de balanceados. Descascaradora de arroz

En la búsqueda de nuevas alternativas productivas, adaptadas a la escala del agricultor familiar, se inicia en 2008 la experiencia de producción de arroz orgánico. Esta experiencia es acompañada técnica y financieramente por varias instituciones, entre ellas la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación, Delegación Santa Fe, el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (IPAF), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Ministerio de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio de Santa Fe, la Comisión Nacional de Microcrédito (CONAMI). Los integrantes de la organización que decidieron producir arroz orgánico comienzan a participar de jornadas periódicas de capacitación, incluso fueron parte del desarrollo del diseño de una transplantadora de plantines de arroz junto con la SsAF y el IPAF. Realizan la siembra y cosecha de arroz con excelentes rindes lo cual entusiasma y motiva a continuar con el cultivo de arroz orgánico. Por otra parte, la ASOPEPRO, frente a la necesidad de descascarado para su consumo, formuló un proyecto PSA destinado a la adquisición de un molino descascarador, lo cual generó motivación para continuar con dicha producción

Consolidación de la ASOPEPRO Las capacitaciones repercutieron en la consolidación de la organización. La Asociación fue ocupando espacios junto a otros actores sociales, representando al sector de familias campesinas de la zona. Participa en el consejo asesor del INTA, en el Foro Provincial de la Agricultura Familiar, también realiza trabajos con la escuela, dando charlas periódicamente. Articula con diferentes organismos a nivel provincial y nacional: Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, INTA-IPAF, Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, ejecutando diferentes proyectos junto a otras organizaciones de la provincia. Desde la conformación legal de la organización, junio 1996 hasta 2006 aproximadamente, su modalidad de funcionamiento es de asamblea permanente, sin una estructura ordenada, sin ejercicio de los cargos de la Comisión Directiva, existiendo una falta de institucionalidad interna. Las decisiones se rigen por relaciones interpersonales y comportamientos humanos, más que por normas y reglamentos internos en el marco del estatuto. Además existen numerosas líneas de acción sin integración en una visión común como organización. A pesar de todas estas dudas y debilidades, estos cambios personales y sociales, sumados a la formalización jurídica, y la elaboración del Plan Estratégico Participativo 2008-2010 durante el 2do semestre del 2007, habilitaron a la Asociación para ser receptora de proyectos y financiamientos comunitarios tanto para ella como para otros actores locales. Esto actúa como dinamizador para el resto de la comunidad que comienza a visualizar y comprender que el acceso a recursos demanda organización y capacitación previa. Entre las actividades en las que participa la ASOPEPRO, deben mencionarse la que se desarrolla en 2007 en el marco de una nueva propuesta de intervención del PSA por la cual se constituyen equipos territoriales de trabajo para implementar una nueva línea de proyectos - Proyectos de Desarrollo Socio Territorial-. Estos proyectos podían ser ejecutados donde existiesen organizaciones consolidadas, con personería jurídica y que interactuasen con varios actores. Una de las condiciones para acceder a tales proyectos fue que la organización elaborara un plan estratégico y es así como se elaboró el Plan Estratégico Participativo 2008-2010.3 En ese marco el equipo técnico de la SsAF realiza el Diagnóstico y Planificación y participan activamente los integrantes de la organización.

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La lectura de las realidades socio-económicas, las capacitaciones e intercambios animan a implementar proyectos comunitarios sabiendo además que existían fuentes de financiamiento para propuestas socio-organizativa comunitarias. Lo cual fue determinando una mejora en la calidad de vida. “Gracias a los cursos y capacitaciones fuimos agregándonos al campo, como familia”, dice uno de los socios. Las familias adquirieron capacidades para elaborar alimentos con seguridad bromatológica, a criar animales con pastoreo rotativo, a hilar lana de oveja, comenzaron a cultivar arroz agroecológico y a producir sin agro tóxicos. Las capacitaciones hicieron que se cambie la forma de pensar de los productores en cuanto al manejo de la chacra, la adaptación de tecnología acorde a sus realidades y la adquisición de capacidades para diferentes funciones que requiere una organización.

Situación ACTUAL De los socios de la Asopepro Los talleres de diagnósticos para la preparación del plan estratégico realizados durante 2008-2010 ofrecen información para caracterizar la situación de las familias de la Asociación, transcurrido un tiempo del inicio de la experiencia: El 89 % de las familias vive en el predio y sólo el 11 % vive en la ciudad. Esta situación está fuertemente vinculada con el origen de los ingresos: el 60 % de los productores poseen como principal ingreso al proveniente de las tareas realizadas fuera del predio. En tanto para el 23% de los productores el ingreso extrapredial es un ingreso secundario de importancia. Sólo el 17% no tiene ingreso extra-predial, o bien, constituye sólo un complemento de menor importancia frente a los ingresos prediales. Por otra parte, hay un alto grado de informalidad en las actividades productivas, fundamentalmente en relación impositiva. Solo el 11% poseen inscripción en la AFIP. Y el 51% no está registrado como productor agropecuario. La principal actividad de renta sigue siendo la ganadería vacuna, tanto en la producción de carne como de leche y sus derivados. Luego sigue la cría de aves y cerdos. En la ganadería vacuna la producción destinada al autoconsumo que a la vez permite el ahorro tiene importancia debido básicamente al consumo de leche y sus derivados (el 87% de los productores que poseen vacunos realizan tambos/rodeos bovinos doble propósito). En cuanto al manejo se percibe una baja o nula utilización de tecnologías de procesos debido principalmente a la insuficiente infraestructura (manga, potreros, corrales, etc.). La mayoría de los productores realiza un plan sanitario básico y eventualmente de prevención de enfermedades infecciosas que previamente han causado pérdidas en la producción. En la actividad porcina de cría se utilizan pocas tecnologías de manejo. La cría es muy extensiva, de bajo costo, eso trae aparejado bajos índices productivos y reproductivos. En muchos casos solo logran una parición al año. El manejo sanitario es muy básico e insuficiente. El 95% de los productores crían aves, el 37 % cría ovejas y el 11% cabras. Los cultivos hortícolas aportan a los ingresos monetarios como venta de excedentes, siendo en general una actividad de autoconsumo. La superficie total dedicada a esta actividad es de casi 1 ha y son de producción estacional en otoño-invierno y primavera. En tanto, la horticultura extensiva ocupa 8,2 has (0.5%). La práctica cultural más utilizada es la rotación de cultivos. La mayoría de los productores no usan agroquímicos. Algunos recurren a ellos en situaciones extremas. Solo unos pocos utilizan agroquímicos sistemáticamente. La mayoría realiza prácticas culturales preventivas como asociación de especies, rotaciones, prevención y control de plagas y enfermedades con preparados caseros. Sobre la tierra, la problemática de tenencia es común: el 65,7% posee una fracción con una tendencia estable y el 42,8% poseen predio o fracción en forma inestable. En lo que se refiere al capital, la mayor parte de los productores presenta capital de trabajo insuficiente o básico para el nivel de producción actual. En caso de proponer incrementos en la producción, este aspecto se presenta como uno de los problemas prioritarios a resolver.

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De las capacitaciones De las entrevistas realizadas extraemos declaraciones, testimonios que han compartido los integrantes de la ASOPEPRO: “Hoy somos mucho más conscientes del manejo de la tierra, de la producción, elegimos cómo producir. Implementamos mucho la diversificación, agregamos valor a la producción”. “Fortalecimos otros canales de comercializaciones aparte de la feria”. “Mejoramos la calidad comercial de los productos, con mejores precios de reventa. Antes, con las lanas hacíamos una almohada, hoy con la misma cantidad de lana producimos lana para tejer y mejoramos los ingresos económicos. Aprendimos a aplicar tecnología en el proceso de elaboración y transformación de los alimentos”. “Para nosotros las capacitaciones son nuestras llaves, a nosotros se nos abrieron muchas puertas a partir de todo lo que pudimos aprender y construir en estos años”, afirma sin dudar uno de los dirigentes actuales de la organización, cuando preguntamos en el taller focal ¿qué significado tienen para ustedes las capacitaciones.” Según datos extraídos de las entrevistas y de las reflexiones del equipo sistematizador, continúa siendo un desafío para la organización: pasar de esperar a qué tipo de capacitaciones se los convoca a proponer qué capacitaciones necesitan.

De la feria Continua siendo uno de los espacios de comercialización de los productos de la agricultura familiar, pero en el que participan pocas familias. Es un espacio que ha logrado posicionarse en la comunidad ofreciendo calidad en lo que venden. En la actualidad la feria es interpelada para que se abra de modo tal que permita el ingreso de otras familias de la organización. Justamente atendiendo a esta posibilidad el desafio es que es necesario desarrollar algunas capacitaciones en lo organizativo, pero el grupo de feria es muy cerrado. . Las capacitaciones con la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Provincia (ASSAL) han permitido a las feriantes mejorar la elaboración. “De las ventas de la feria nos solventamos como por ejemplo nuestros gastos y demás devolvemos el microcrédito que pedimos para armar nuestra sala de elaboración, el pago de la luz.” Sin embargo, en una de las primeras reuniones vieron la necesidad de ampliar el mercado local y la posibilidad de mantenerla más días abierta. “Las ventas son muy buenas, los clientes son buenos y demandan productos que elaboramos”. Sobre los encuentros, las capacitaciones de costos y gastos y ventas, el intercambio de ferias dicen: “Gracias a estos talleres hemos aprendido a presentar nuestros productos en la feria y dieron lugar a la feria, que desde 1997 estamos todos los domingos. Con las capacitaciones la faena de pollos, de sanidad animal, y alimentos balanceados hemos logrado el fortalecimiento de la feria”. Una de las referentes de capacitación reconoce “Hay un círculo de crecimiento interesante sobre todo la feria, tracciona y mejora, la producción en la chacra, mejora la olla y son impactos productivos que a veces no se los tienen en cuenta”.

De los microcréditos La organización continúa trabajando el fondo rotatorio para integrantes de la ASOPEPRO con algunas dificultades en la devolución dando como resultado una baja calidad de cartera. “La falta de conciencia de quienes solicitan un crédito y luego no asumen el compromiso de devolución, ha sido un freno para nuestro fondo rotatorio”. Al cierre de esta sistematización la ASOPEPRO junto a las otras organizaciones del territorio que son parte de la Mesa de Organizaciones del Norte de Santa Fe están a la espera de la aprobación del segundo Crédito

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del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación mediante la Comisión Nacional de Microcrédito, Co.Na.Mi. El mismo será administrado por la ASOPEPRO que fue designada por la Mesa. Este mandato complejiza aún más, la vida y el fortalecimiento de la organización.

Del programa MI PC En la Asociación continúan los talleres abiertos a la comunidad, lo cual favorece a la organización al brindar ese servicio porque los posiciona como un actor social. Cuenta con la capacidad para manejar la sala de computación y los talleres.

De la planta de balanceado Luego de concretar el espacio y la instalación del equipamiento necesario para la elaboración de alimentos balanceados, no se logró en forma inmediata la puesta en funcionamiento de la misma. Se conformó un “grupo técnico- operativo” (conformado por productores de ASOPEPRO y técnicos de diversas instituciones estatales) del cual se desprenden reuniones, capacitaciones y gestiones, tendientes al análisis de costos productivos, formulación de dietas, administración contable y búsqueda de una nueva figura legal acorde a la capacidad potencial productiva de la planta, debido a que la ASOPEPRO como Asociación Civil, no les permite el contrato de empleados, ni el lucro. Están en pleno proceso de replanteo del proyecto. Se gestiona además ante el Ministerio de la Producción de la Provincia un proyecto para financiar la compra de materia prima y capital fijo (modificaciones en las descarga de silos) que permitan la puesta en marcha de la planta.

De la descascaradora de arroz Algunas familias continúan la siembra de arroz orgánico. A la descascaradora, le falta un implemento necesario para la selección del grano de arroz para la comercialización. Aún no está resuelta la comercialización, cada familia lo está haciendo como puede, lo cual desalentó la siembra. La experiencia ha sido buena según palabras de los productores, pero “nunca se terminó de cerrar el círculo, nos dicen que esto es una investigación donde nosotros somos parte de ella pero todavía, luego de tres años, no tenemos resuelta la comercialización y se nos hace difícil sostener la producción de arroz orgánico. Yo tengo más de 300 kilos en casa que no sé qué hacer y se me está fundiendo” señala uno de los productores algo incómodo porque a la vez reconoce que ha sido una buena experiencia sólo que los costos de la investigación, “los estamos pagando nosotros” expresa.

Consolidación de la ASOPEPRO El perfil de los asociados, que han pasado y conforman hoy la organización, es heterogéneo en cuanto a las actividades productivas e ingresos económicos. Hay quienes cuyo ingreso no proviene de las actividades agrarias. Esto hace que la asociación no adquiera mucha identidad sectorial pero si una identidad asociativa, sintiéndose contenidos, apoyados y estimulados para generar diversidad de acciones respondiendo a la heterogeneidad de intereses y necesidades. La dimensión de la organización –local– y el perfil que la contiene –económico-productivo–, además de las múltiples actividades que desarrolla, lleva a que los socios que se ocupan de llevar adelante los proyectos, se vean sobrecargados de trabajo, exigiéndoles “repartirse” entre las responsabilidades particulares y las de la

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organización. El mismo perfil de organización flexible y diversa hace a la discontinuidad de la participación de los asociados. Cuanto más visualizan posibilidades de mejora económica más participan. Como organización, son un actor social, político relevante en la zona, referente, de consultas sobre el sector por diferentes instituciones y organizaciones. Las capacitaciones que realizaron, les permitieron construir fuerza para posicionarse en la zona y llegar a ser referentes en lo productivo. “Somos convocados como Organización por las instituciones y organismos del Estado ante diferentes situaciones de emergencia, o para pensar juntos, respuestas a nuestras necesidades como sector” señala uno de los dirigentes de la ASOPEPRO. Las capacitaciones, intercambios y los encuentros favorecen procesos de refuerzo de la autoestima y ayudan a recuperar la identidad perdida y el capital social e individual, más allá de los contenidos instrumentales específicos de las mismas, logran independencia en las decisiones como organización. Los miembros de la organización logran independencia en las decisiones, en relación al grado de consolidación organizativa y autonomía obtenida. (reuniones de comisión directivas semanales, asambleas, reparto de roles y tareas en subcomisiones, toma de decisiones en comisión). Participan regularmente en el Foro Provincial de la agricultura familiar y articulan sistemáticamente con la SsAF; el INTA; IPAF; Desarrollo Social de la Nación, Ministerio de la Producción de la Provincia, Asociación para el Desarrollo Regional de la Costa, Municipalidad de San Javier y otras instituciones negociando sus intereses. Los dirigentes reconocen que tienen “Muchas responsabilidades volcadas en pocos asociados. Por eso la necesidad de tener mayor cantidad de personas capacitadas para no sobrecargarse de actividades y que termine siendo un problema para las personas y su familia”. Al transcurrir el tiempo se dieron cuenta de la fuerza que fueron construyendo como organización. Todos los logros que han tenido y los desafíos que se les presentan. La necesidad de continuar formándose para adquirir capacidades cada vez más complejas. Manifiestan no saber cómo conducirse para lograr la participación de camadas más jóvenes en la organización, lamentando a la vez cómo muchos deciden emigrar. Por otra parte, en las capacitaciones la participación es alta. Reconocen que necesitarían capacitaciones en formación y fortalecimiento de la temática organizativa y política alentando a la formación de mujeres y varones dirigentes que se involucren en los diferentes proyectos, “porque terminamos trabajando siempre los mismos” señalan en la entrevista ampliada que se realizó al final del proceso de sistematización. Hoy, las familias integrantes de la organización se reconocen con más herramientas para trabajar en la chacra, para producir alimentos con calidad, elaborar alimentos sanos. Con más “destreza” a partir de la participación activa, que les posibilita debatir ideas, proyectos. Diferentes socios reconocen que han aprendido a expresarse, a reconocer que sus opiniones tienen valor, que en los encuentros aprenden de las otras familias, que han logrado participar y capacitarse hasta discutir sin enojarse, a hablar sin vergüenza.

LECCIONES APRENDIDAS Por los socios de la organización El equipo sistematizador contempló la posibilidad de realizar una entrevista ampliada con todas las personas junto a la comisión directiva de la Asopero. Actividad que fue la última de todo el proceso de sistematización. De esa dinámica se desprenden varios aprendizajes sobre los que los socios mismos vienen reflexionando hace tiempo. A continuación compartimos con ustedes reflexiones que fueron quedando ese día como aprendizajes, pero es necesario seguir masticándolas. En un primer momento hubo espacio para reconocer los hitos que marcaron la vida de la organización y destacaron como punto de inflexión la elaboración y puesta en funcionamiento del “Plan Estratégico Participativo 2008-2010”. Este Plan les permitió posicionarse como referente del sector de la agricultura familiar en el territorio. “Para nosotros, fue una llave más”, señala el presidente.

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Los integrantes de la organización reconocen que las capacitaciones, les ha ayudado en todo lo que han logrado, pero necesitan que sean más ajustadas a sus necesidades porque no tuvieron capacidad de marcar tiempos y elegir el momento y contenido de las capacitaciones. “Las capacitaciones hacen que se descubran cuestiones que haberlas sabido antes la cosa hubiera sido distinta. Porque las capacitaciones incompletas o temas que no se dan en toda la dimensión del conocimiento, dañan más que no haberlas tenido”. “Nosotros deberíamos pedir nuevas capacitaciones” dice una de las integrantes referente del proyecto Mi PC. También hace referencia a la necesidad de capacitaciones específicas en administración-contabilidad y que “seamos varios/as los que nos capacitemos en esos temas para poder distribuir responsabilidad. No queremos que haya terceros que se hagan cargo de estas tareas, de nuestras responsabilidades”. Por eso, en todas las entrevistas y talleres se deja entrever la misma concepción, respecto a la discontinuidad en el seguimiento de los procesos que se inician con una capacitación por parte de los técnicos o entidades que las promueven. Lo manifiestan reiteradamente con expresiones tales como: “nos dejan solos”, “no hay seguimiento”, “quedan las cosas por la mitad”. Las capacitaciones que se ofrecen, responden también a una lógica técnico-productiva, fragmentada y discontinua, sin permitirles abordar los aspectos políticos que condicionan su realidad. Los dirigentes de la organización a través de los años y las capacitaciones han aprendido a relacionarse e interactuar con otros actores sociales, políticos en mutua cooperación. Aprendieron, también, que tener una actividad diversificada contribuye al sostenimiento de la familia “La mono actividad o el monocultivo cuando entra en crisis no deja posibilidad de reconversión. La variedad o hacer de todo ayuda mucho”. Algunos que venían de experiencias donde eran empleados aprendieron que la actividad independiente es una alternativa más valiosa. Valoran que ser parte de una organización les permitió capacitarse y crecer. “Sabemos que trabajar agrupadamente, con las capacitaciones, fue una ayuda muy importante”. “Cuando uno vive aislado pierde mucha soluciones, oportunidades”. “Juntándonos organizándonos, rompemos con el aislamiento y cambia la vida”. “La convivencia con otros productores te da experiencia, uno va tomando la experiencia del otro y uno ve los problemas y juntos se encuentran las soluciones”. “Los intercambios con otros campesinos o ver otros lugares, ayuda”. Para la organización la incorporación de jóvenes sigue siendo una deuda. Manifiestan no tener las herramientas para hacerlo y solicitan ayuda para ello. Ven cómo la mayoría de las acciones de gobiernos están programadas para que los chicos sigan emigrando a las ciudades. Cómo la tecnología sigue “avanzando y a veces en las chacras no hay luz eléctrica. Es muy difícil contener a los jóvenes cuando cada vez nos vamos quedando con menos tierra para nuestros hijos”. Pero insisten “tenemos que incluir más jóvenes, es un desafío para nuestra organización”. Saben que desde una organización constituyen un actor social y político que puede actuar como referentes del sector en la región. El ejercicio de participar de una organización los capacita para después poder participar en otros ámbitos. “Es importante hablar pero es más importante escuchar”. Reconocen que si se reparten roles y funciones operativizan el trabajo con mayor eficiencia. “nos hemos organizado en diferentes comisiones porque no podíamos estar todos en todos los lugares”. “La comunicación continua, ayuda a mejorar las practicas, radio, cartillas, interpersonales”. En todas las entrevistas de los asociados se coincide en que la participación en las diversas actividades, permite modificar la perspectiva acerca de cómo resolver los problemas. Con respecto al tipo y cantidad de proyectos que han desarrollado como organización y la diversidad de capacitaciones en las que han participado, señalan “Si tuviéramos la oportunidad de volver a transitar haríamos menos cosas, porque hemos asumido muchas responsabilidades y nos estamos cansando”. Aprendieron y valoran la importancia de la autonomía, “Hoy somos independientes como organización para tomar decisiones”. Este es un aspecto importante ya que, en las reuniones iniciales para concretar esta sistematización, se reconocían históricamente como “condicionados” y que hoy realmente tienen capacidad de negociación.

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Reiteran el pedido a las instituciones y ONG que están trabajando en el territorio acompañando técnicamente a las organizaciones de la agricultura familiar, para que articulen acordando acciones. A la vez que agradecen ese acompañamiento tan necesario para las familias del sector. Es decir aprendieron sobre la importancia de la articulación institucional. La ASOPEPRO a lo largo de los años fue articulando con diferentes organismos tanto locales, como provinciales, nacionales e internacionales. Muchas de estas articulaciones han llegado a sus metas y algunas han quedado truncas y generalmente porque el organismo fue retirando su compromiso. La organización se comprometía a trabajar en conjunto, porque les significaba poder transformar algo de la realidad. Aunque hoy reconocen que no analizaban mucho la propuesta. “La discontinuidad de los organismos en los proyectos complica a los productores porque genera compromiso de parte de ellos, pero el organismo técnico se retira y el productor no tiene ningún recurso político legal para reclamar el daño por la actividad incompleta”, asegura el presidente de la ASOPEPRO. Con respecto al modo de intervención de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, manifiestan convencidos que “Debe haber un agente promotor en el territorio”. Argumentan que la asistencia técnica es un derecho del sector de la Agricultura Familiar, el “Estado debe garantizar la asistencia técnica”, y recuerdan los tiempos donde los técnicos hacían asistencia técnica predial, en sus chacras. Con respecto al Rol del Estado, en general, los integrantes de la ASOPEPRO lamentan que “Hay muchos escenarios a los cuales los agricultores familiares son invitados pero no son tomados en cuenta, solamente se les convoca para obtener información. A medidas que nos informamos y nos comunicamos nos damos cuenta de la cantidad de decisores políticos que desconocen nuestra realidad”. Quizás el siguiente párrafo resume y vincula mucho de lo mencionado anteriormente y como tal merece ser reflejado en su integridad: “A mí lo que me cambió fue, ver de afuera del sistema porque el sistema me sacó. El empezar a ver de afuera del sistema me hizo cambiar de opinión de la producción y de los productores en sí. Porque cuando uno está adentro del problema no ves los daños, no ves el marco general. Porque vos sos parte de eso, ahí adentro”. “Cuando a mí me tocó mirarlo de afuera, empecé a notar cosas, empecé a ver cosas que me parecen que están mal, y a partir de ahí empecé a cambiar mi postura. Porque uno, siempre se dio cuenta de que esto (se refiere al modelo productivo económico convencional) es para vender cosas. La agricultura moderna es para venderte los venenos”. “Nosotros nos capacitamos, estamos entendiendo, seguimos aportando, seguimos apostando...porque también apostamos... nos preocupamos y nos ocupamos con todas estas cosas… pero parece que lo que baja de arriba siempre es… a medias tintas, no hay un compromiso formal allá arriba está para como un impacto, y como que se empezó... Espero que empiecen los gobiernos a hacer proyectos a largo plazo, donde… por más que se cambie el gobierno, no se cambie la dirección a la que vamos. Que cambie el gobierno a mí no me interesa absolutamente para nada, pero sí me interesa, que lo que empezó el otro gobierno, lo continúe este otro! porque si no, estamos yendo y viniendo, y no avanzamos nunca de última vamos haciendo un camino tan cortito nos ponen la flecha bueno: vamos para allá, después:… vamos para aquel lado… y cuándo vamos a ir para adelante? (se hace un silencio)”. En la entrevista ampliada, las personas presentes, integrantes de ASOPEPRO, insistían “Nosotros no somos los mismos desde que participamos en la organización”, dando cuenta así que han logrado mejorar técnicas para elaborar ricos quesos, implementar el pastoreo rotativo natural, innovar desde lo tecnológico, animarse a experimentar otra actividad productiva y concretar nuevos espacios de comercialización.

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Por los técnicos y educadores En los párrafos siguientes incluimos las reflexiones de los técnicos y educadores acerca del aporte estratégico y metodológico de las capacitaciones. Las mismas son partes de entrevistas realizadas a técnicos, técnicas que trabajaron, trabajan en el territorio y a capacitadores externos. Todo espacio de encuentro tiene que tener un componente de aprendizaje, tiene que tener un fuerte capacitador porque es un encuentro de personas y nosotros aprendemos. Porque cada uno tiene sus experiencias y saberes. “Hay quien tira del carro, quien empuja el carro ayudando a los que tiran, quienes caminan al lado, también hay que contarlos y son positivos, caminan al lado, siguen el proceso. Te tenés que cuidar de los que se cuelgan del carro, se suben para saludar y recibir los aplausos. Esos son los cinco personajes de una organización, yo siempre lo digo. El grupo que tira el carro tiene que saber, que no les pidan a otros que tiren del carro, porque ahí los corres; a veces corres a la gente cuando les pedís que tiren del carro cuando no pueden, pero están dispuestos a empujar. Son los que siempre están: … ché vamos a hacer esto… Te dan una manito. Y los otros, que cada vez que hay algo se suman, pero caminan al lado, los necesitas, contás con ellos. Esa es la comunidad. En una organización no todos jugamos el mismo rol, es lo mismo que en la familia, es necesario admitirlo, y poner el hombro”, señala uno de los técnicos entrevistados. Insistentemente sale de las entrevistas que “La capacitación y asistencia técnica van de la mano, a esto se suma la importancia del seguimiento”, haciendo referencia a lo predial que coincide con las reflexiones de las familias. Argumenta al respecto una de las técnicas: “Los técnicos fueron modificando el proceso de intervención, fueron creciendo, las familias les van mostrando por donde va la cosa. Esa la Dialéctica de la Educación Popular. Porque sólo los monstruos nacen grandes. Los proyectos deben comenzar por donde deben comenzar. Donde hay apropiación de un proyecto, es más lento. Es necesario ver lo que hay y no lo que falta”. También en las diferentes entrevistas los técnicos reconocen como “necesaria la articulación con otros actores sociales para las diferentes capacitaciones. Capacitaciones entendidas como el crecimiento de la gente, de la comunidad”. En ese sentido valoran la necesidad “de medir los resultados, aunque el de las capacidades sociales, es difícil pero hay que aprender a verlas”. La agricultura familiar es un sistema más complejo de manejar que cualquier otro. La diversificación de actividades productivas hace que las familias tengan que estar preparadas con herramientas para cada una de las actividades productivas que llevan adelante. Sin embargo en otros sectores como por ejemplo el sojero el empresario sabe manejar sólo esa actividad. Por eso “los capacitadores tienen como misión que la gente se afirme del complejo sistema de vida de la cultura campesina”. Pero “No se puede trabajar solo en lo productivo porque la organización es un grupo de personas que no solo rasca la tierra”. Los capacitadores nos recuerdan que el sector de la agricultura familiar hace pocos años es tenido en cuenta como un importante productor de alimentos. Generalmente son familias descapitalizadas por anteriores experiencias productivas que han fracasado. Familias que tuvieron que desprenderse de capital para pagar deudas. Pagar deudas es el mandato, un valor de las familias agricultoras que los ha regido en la vida. Es común ver familias que han vendido parte de sus tierras para cubrir deudas, familias que no tienen regularizadas su situación dominial por no contar con dinero para ese tipo de trámites. No contar con la posibilidad de terminar estudios y creerse, por ello, menos. Así se fueron construyendo. Escuchando que nada saben, que tienen poco y que hoy como sector productor de alimentos no alimentan al mundo. Al mundo no. Pero a la comunidad en la que viven sí, incluso a la región. Es por ello que recién esta organización comienza a demandar algunas capacitaciones, recién se están viendo y reconociendo como sujetos de derecho. “Las capacitaciones tienen que realizarse a demanda, insiste uno de los técnicos, y saber si estamos preparados para desarrollar lo que se nos pide. Cuando con las capacitaciones no logramos los objetivos es necesario que revisemos qué pasó con la gente, revisar oportunidades, horarios, contenidos”. Es importante plantear procesos en los grupos y seguirlo en cada comunidad; para eso hacen falta recursos. “Todo tipo de intervenciones pueden ser a la vez capacitaciones. La formulación participativa de un proyec-

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to, la búsqueda de respuestas. Las capacitaciones tienen que estar orientadas a ayudar al productor a insertarse en la sociedad local, a ser reconocidos por otras instituciones y sectores”. Por último Claudio Tessini coordinador de la SsAF Delegación Santa Fe, manifiesta convencido “Creemos, que revisar el modo de intervención en los territorios con las organizaciones, en los procesos de capacitaciones tendientes a lograr el tan deseado desarrollo rural, tiene que servirnos de aprendizaje para saber qué necesitamos modificar y así mejorar la intervención, afianzando el rol del Estado y el de las Organizaciones”

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REGIÓN CUYO

parte



Capítulo V

PROVINCIA DE la rioja RAÍCES Y CONSTRUCCIÓN DE UNA VOZ: El caso de APEPFAR en los Llanos riojanos Equipo: • Diego Bonelli (SsAF), • Daniel Cabral (INTA), • Gabriel Lezcano (SsAF), • Rebeca Mendez (INTA), • Liliana Paredes (APEPFAR), • Cristian Velázquez (SsAF)

INTRODUCCIÓN La experiencia que describiremos a continuación se desarrolla en el Departamento Rosario Vera Peñaloza, al sur de la provincia de La Rioja, región conocida como Los Llanos. Sus protagonistas somos unas 500 personas -alrededor de 360 familias-, miembros de la Asociación de Pequeños Productores y Familias Rurales (A.Pe.P.Fa.R). Casi todos vivimos en el área rural de dicho departamento y, mayoritariamente, nos dedicamos a la ganadería bovina y caprina. Se trata de un territorio extenso, con dificultades estructurales profundas y limitaciones ambientales extremas, donde el alcance de la gestión de las políticas públicas resulta insuficiente para toda la población. La región de los Llanos, que históricamente, y aún hoy, estuvo vinculada con la ganadería, se vio fuertemente impactada por la llegada del ferrocarril a principios del siglo XX que incluso cambió la localización de Chepes33, cabecera del departamento Rosario Vera Peñaloza. El ferrocarril se usó para transportar los recursos forestales que se extraían hacia otros lugares del país. En la ciudad de Chepes, única localidad urbana del departamento, vivían en 2001, según el Censo Nacional de Poblaciones de ese año, 10 mil personas. En las zonas rurales, en el interior del departamento, por su parte, habitaban unas 3.500, integradas por 650 familias que tenían como principal actividad productiva la cría de ganado caprino y bovino. Es decir, más de la mitad de las familias rurales del departamento forman parte de nuestra asociación y llevan adelante las actividades predominantes en él. Por sus características topográficas el departamento puede dividirse en dos grandes zonas: por una parte, los llanos que concentran el mayor número de productores, y por otra, la zona de las sierras. La primera se caracteriza por ser una región árida, en proceso de desertificación, debido al excesivo desmonte para la producción de carbón y al sobrepastoreo del ganado bovino y caprino. Esto también ocurre en el área serrana,

33 Chepes: su significado es “gente amiga” en lengua araucana.

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sólo que en ella pueden encontrarse algunas fuentes de agua que permiten practicar la frutihorticultura en pequeñas parcelas. El régimen monzónico de lluvias es determinante en la dinámica de los ecosistemas, concentrándose prácticamente en los meses de verano, con una media de 300 milímetros. Sin embargo, las altas temperaturas y los frecuentes vientos del noreste aceleran la evaporación del agua, dificultando la acumulación de la misma en el suelo. En los llanos las sequías son recurrentes y la actividad ganadera se ve seriamente limitada por la falta de agua. Por el contrario, en la zona de las sierras existen numerosas vertientes y pequeños arroyos con agua, la mayor parte durante todo el año. En el área llana la mayoría de los campos se encuentran cerrados perimetralmente y poseen una superficie entre 200 y 800 hectáreas, mientras que en las sierras la producción se realiza en campos abiertos. No obstante, algunas familias son productoras caprinas sin tierra, utilizando los campos aledaños para el pastoreo de los animales, lo cual es socialmente tolerado por los dueños oriundos del lugar. Esto se contrasta con explotaciones de grandes superficies que van de 5.000 a 30.000 hectáreas, muchas de las cuales fueron adquiridas en los últimos años por compradores extraprovinciales. Bajo estas condiciones, nuestros socios producen en forma extensiva con rodeos menores a cien bovinos y majadas que van de 30 a 150 cabras. Los principales productos de venta son el cabrito lechal, terneros y vacas viejas. También se comercializan abono de cabra, leña, quesos, quesillos, manzanilla y poleo, entre otros productos. Este ingreso se complementa con el que proviene de empleos públicos (ruralmente localizados y vinculados a trabajos viales o a actividades de servicios rurales agropecuarios y no agropecuarios) y aquel obtenido en la cosecha de vid en San Juan y Mendoza, resultando importante también el aporte de jubilaciones y pensiones estatales. Una de las principales limitantes, como ya mencionamos, es la disponibilidad de agua, sobre todo en las épocas secas del año, de setiembre a noviembre, en las que las represas y las vertientes se agotan. Ante esta situación muchas familias deben gestionar o comprar agua para el consumo no sólo de los animales, sino también de la familia misma. Debemos aclarar que muchas veces la calidad del agua no es óptima debido no sólo a su falta de potabilidad, sino también a su gran contenido de sales. En relación con los servicios públicos, existen algunas deficiencias con respecto a educación y salud. En cuanto a la primera, existe una gran cantidad de escuelas primarias, pero sólo una de nivel medio, lo que trae aparejado que muchos jóvenes no completen sus estudios y, aquellos que lo hacen, deban migrar al pueblo. En muchos casos, la calidad de la educación no es la óptima, debido a que no se cumple el tiempo de dedicación a dicha tarea, ya que los docentes no viven en el lugar y, además, deben cumplir otras funciones sociales. En base a la salud, en la mayoría de las zonas rurales tienen salas de primeros auxilios y radio de comunicación; pese a esta infraestructura no se ha producido una periodicidad en la visita de los médicos. Esto se ve fuertemente influenciado por la falta de continuidad en la dirección del hospital, donde se atiende la mayoría de la población. Por último, otra problemática importante es el éxodo de jóvenes rurales. La falta de oportunidades para completar los estudios en la zona rural determina que muchos jóvenes deban migrar al pueblo; esta no es la única causa, ya que existe una escasez de trabajo genuino y de esparcimiento. En esta realidad, hacia principios del año 2007 decidimos comenzar a organizarnos en la Asociación de Pequeños Productores y Familias Rurales (A.Pe.P.Fa.R.), enriquecidos con nuestras experiencias organizativas previas. Es así que teniendo en cuenta nuestra realidad y nuestra historia, la presente experiencia de sistematización busca dar cuenta de la trama socio cultural de nuestro territorio que dio lugar al surgimiento y a la consolidación de nuestra organización. Por otro lado también buscamos indagar de que manera las políticas públicas influyeron en dicho proceso.

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Experiencias organizativas previas: nuestra semilla En nuestro departamento han existido organizaciones que realizaron un gran aporte a nuestra experiencia. Muchos de nosotros participamos activamente de ellas, aprendiendo el valor de trabajar juntos. Entre aquellas que marcaron nuestro caminar podemos mencionar a las Comunidades Eclesiales de Base o grupos de la Iglesia; las uniones vecinales; los clubes sociales y deportivos, y los grupos del Programa Social Agropecuario (PSA). De nuestra participación en las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) aprendimos a realizar tareas conjuntas, la división de actividades y responsabilidades como así también a trabajar con y para la gente. Son 23 CEB distribuidas en la zona rural del departamento, que comenzaron a funcionar formalmente a fines de la década del ʼ80. No obstante, el proceso de descentralización de la Iglesia comienza a fines de los años setenta, con la idea de fortalecer la vida de la Iglesia en pueblos y barrios. Su estructura de funcionamiento se conoce como el rancho, que cobija la vida de la comunidad, y se compone de cuatro servicios esenciales denominados horcones. Un horcón34 corresponde al servicio de la palabra, vida y celebración; otro a la celebración de fiestas religiosas y misas, un tercero a cargo de Caritas, y, por último, un horcón dedicado a tareas administrativas y de tesorería. Además, cada comunidad se compone de dos coordinadores, conocidos como cumbreras, estos son miembros de la comunidad elegidos por la misma cada dos años por voto. Las CEB, o comunidades de la Iglesia, buscan fortalecer la participación de los miembros de la comunidad en la vida eclesial, expresando la voz de todos. Una actividad que refleja el espíritu de trabajo de las CEB es la lectura de la palabra, la misma está a cargo de los miembros de la comunidad y se hace en ronda. “Desde ellas organizamos las fiestas patronales, ayudamos a las familias más necesitadas, mantenemos el templo y ayudamos en la difusión de la palabra. Además, nos han permitido viajar y conocer las experiencias en otros lugares del país”. (Alberto Azcurra, delegado zona Sur). “Participamos de encuentros donde nos prepararon para poder trabajar en y para la comunidad, también a reunir a la gente para la fiesta patronal y hacer beneficios para la gente necesitada”. (Nicolás Sánchez, delegado zona norte). “Hubo un caminar fuerte de la Iglesia desde las comunidades, de valorar la vida común de las comunidades que también fue tierra fértil para el surgimiento de esta propuesta de un desarrollo rural más comunitario”. (Gonzalo Llorente, cura párroco del pueblo y parte del equipo de apoyo de la organización). También fueron importantes las acciones que realizamos en Uniones Vecinales, algunas de las más importantes fueron las de San Isidro, Ñoqueves, El Barreal, Villa Casana, El Totoral y La Jarilla. Con ellas empezamos a mirar y a abordar las distintas problemáticas de las diversas comunidades. Esto nos ayudó a gestionar conjuntamente, a elaborar y ejecutar proyectos y a administrar fondos. Para trabajar en estas organizaciones tuvimos capacitaciones dadas por la Secretaría de Desarrollo Social de la Provincia que nos convirtieron, a algunos de nosotros, en animadores comunitarios para coordinar acciones en nuestros lugares. “Cuando se fundó [la Unión Vecinal de San Isidro] yo integré la comisión durante dos períodos y se consiguieron muchas cosas para la comunidad. Se consiguieron las pantallas solares (paneles), se hizo la toma de agua en el río que es la que se consume actualmente. El trabajo era por intermedio de los animadores comunitarios pero bajada por la Unión Vecinal. Los animadores comunitarios eran los que coordinaban, pero todos los vecinos trabajaban para hacer la obra de agua”. (Alberto Azcurra, delegado zona Sur). Además, hemos participado de clubes de las distintas localidades donde se organizan eventos sociales y deportivos –campeonatos de fútbol entre las distintas comunidades rurales y con los equipos de Chepes y carreras de caballos–. De esta experiencia podemos rescatar la coordinación de encuentros y la administración de fondos.

34 El horcón es un componente importante de la estructura del típico rancho criollo, todavía muy utilizado como vivienda rural. En general, se trata de troncos de quebracho colorado o de otra madera dura que hace de sostén columnar de los techos o ramadas.

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Finalmente, debemos mencionar la experiencia del Programa Social Agropecuario que trabajó en nuestro departamento desde fines de la década del noventa. Esta contribuyó a la conformación de grupos de trabajo, y al aprendizaje en la distribución de tareas, administración de fondos y manejo de proyectos. En la década de 1996/2006 16 grupos implementaron sendos proyectos en 10 localidades del departamento; principalmente créditos prediales para mejoramiento de infraestructura a ese nivel, obras de captación y conducción de agua a nivel comunitario, implantación de pasturas y adquisición de reproductores; “Primero se organizó la comunidad cristiana, Gonzalo les dijo de la existencia del PSA, después vino la Unión Vecinal y, por último, el consorcio”. (Paulina Ávila, socia de A.Pe.P.Fa.R zona Noroeste) “Creo que el origen, incluso en las propuestas que surgen de APEPFAR, me parece que hay una conjunción de experiencias, de caminares en el departamento que fue muy rica”. (Gonzalo Llorente, cura párroco, parte del equipo de apoyo).

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO Nuestros inicios Ante la inquietud de muchos de nosotros, en el año 2007 nos planteamos organizarnos, ya que como pequeños productores no teníamos voz ni peso propio. Si bien existían, en ese momento, algunas organizaciones en nuestro departamento no considerábamos que ellas nos representaran. “Uno anda y anduvo por muchos lados, ve la injusticia, porque el pequeño productor nunca llega a tiempo, primero están el mediano y el gran productor. No podemos acceder a créditos ni participar de decisiones”. (José A. Mercau, delegado zona Oeste). “La Sociedad Rural [del Sur Riojano] se empezó a consolidar en 1978 y logró generar un acercamiento entre los productores medianos. (…) Nunca pudo generar aquella confianza suficiente para que otro nivel de productores más pequeños quieran ser parte de ellos, eso no quiere decir que no se hayan beneficiado –tractor, rolo, pala–, pero incorporarse, integrarse, sentirla como propia, entiendo que no”. (Ex dirigente de la Sociedad Rural del Sur Riojano) Además, sentíamos la necesidad de mejorar la calidad de vida de nuestras familias rurales, de que todos accedieran a beneficios y a una mayor información, con el ánimo de servir al prójimo. Para comenzar a conformar nuestra organización consensuamos una propuesta de trabajo y empezamos a hacer reuniones en las distintas localidades del interior. En ellas buscamos definir nuestros objetivos, forma de trabajo y nombre. En cada lugar designamos un animador que sería el encargado de difundir la propuesta. Con el objetivo de incluir a todos los pequeños productores, decidimos dividir el territorio departamental en zonas. Cada una de ellas participaría en la comisión directiva con representantes. Si bien actualmente la organización se compone de siete zonas, existió una propuesta inicial que incluía una octava representada por la localidad de Chepes. Esta propuesta fue rechazada por considerar que siendo una asociación rural no podía incluir el área urbana. En las siguientes reuniones zonales elegimos nuestros equipos de trabajo, conformados por dos delegados, un tesorero y un secretario. Los equipos de zona cumplimos las funciones administrativas, de comunicación y representativas. Una discusión no menor fue la elección de nuestro nombre, que en cierta manera identificaría a todo nuestro sector. Por un lado, consideramos la denominación de “Asociación de Pequeños Productores”, pero analizamos que no incluíamos a todos los integrantes de las familias rurales, es por ello que decidimos incorporarlas en nuestro nombre. Otro paso importante fue definir las condiciones para integrar nuestra organización. Ellas incluyen: vivir en el campo, no tener personal a cargo en forma permanente, tener menos de cien animales bovinos y hasta

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mil hectáreas, ser productores caprinos, de aves, de abejas o agricultores. No obstante muchos de nosotros no vivimos exclusivamente de lo que producimos Por último debemos remarcar que la organización trabaja no sólo en el ámbito de lo productivo, sino de manera más integral, atendiendo las necesidades de toda la familia. “Quienes viven en el campo viven en familia y la familia rural es más importante que tal personaje o tal persona del lugar. Porque el socio por ahí era generalmente el jefe de familia, pero me parece a mí que hoy yo veo en reuniones que los que participan son la señora o el hijo, o sea que hay una inclusión”. (Luis Espinoza, socio de A.Pe.P.Fa.R. y secretario administrativo). En esta etapa contábamos con alrededor de doscientos socios, teniendo cada zona un promedio de veinte miembros. Este número ha venido creciendo con el correr del tiempo. “La gente se resistía a asociarse porque existía mucho descreimiento de la propuesta. Sin embargo, al descubrir que el trabajo de la organización era serio, a partir de las numerosas actividades que llevamos adelante, en beneficio de la gente, ese número de socios se incrementó”. (Luis Espinoza, socio A.Pe.P.Fa.R. y secretario administrativo). De los primeros diagnósticos que llevamos adelante en las distintas zonas se derivaron nuestros grandes objetivos: por un lado, lograr el progreso y bienestar del pequeño productor y su familia, fortalecer el desarrollo productivo y procurar el cuidado de la tierra y de los seres vivos, apostando a la vida, al campo y a la solidaridad. Y, por otro, un objetivo más gremial que busca representar a los productores agrícolas y ganaderos como sector, procurando generar un espacio para pensar juntos en la vida de la familia rural, su proyecto y su viabilidad. Es desde esta representación que buscamos el diálogo con el Estado y con otras organizaciones de la sociedad civil, en busca de una mejora de la calidad de vida.

Nuestra forma de trabajo dentro de la organización Para asegurar la representatividad de todo el departamento, cada zona cuenta con dos delegados, cuya principal función consiste en acercar la voz de los socios a las reuniones de la comisión directiva. También existen en cada una de ellas un tesorero, quien cobra las cuotas societarias, administra los fondos de la zona y realiza las rendiciones de cuenta. El equipo zonal se completa con la figura del secretario, que lleva actas de las reuniones, libro de socios e invitaciones. Estos representantes son elegidos por los socios a través del voto secreto cada dos años. Los delegados de todas las zonas conforman la comisión directiva, que se reúne varias veces al mes. En estas reuniones se discuten y deciden las principales acciones de nuestra organización, que responden a distintas problemáticas que plantean los socios. Por otro lado, se realizan las rendiciones de cuenta y se evalúa la marcha de la asociación. También allí se presenta la solicitud de nuevos socios y se considera el ingreso de los mismos. Las reuniones de zona resultan igualmente importantes, ya que los socios evalúan el caminar de la organización, proponen nuevas líneas de trabajo y discuten distintos aspectos relacionados con el funcionamiento interno. En este espacio surgen distintas propuestas a las problemáticas cotidianas de cada lugar, evaluándose estrategias de gestión para solucionar cada una de ellas. La comunicación resulta también un pilar de nuestra organización, convencidos de que sin información no hay participación, sabiendo que existen dos elementos esenciales del proceso de participación: la información que estimula la capacidad de decisión y la consulta que fomenta la capacidad de expresar observaciones. Al principio, la información a los socios llegaba a través de una cartilla denominada “Trenzando lazos”, realizada por el equipo técnico de apoyo. El logo de esta cartilla, que hoy es el logo de la organización, se eligió a través de un concurso en el que participaron los socios. La cartilla no tuvo el impacto que deseábamos, ya sea porque el medio escrito no es por el cual se informan nuestros socios o porque se dificultaba la llegada de la misma a cada uno de los miembros. Debido a estas

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complicaciones comenzamos a realizar un programa radial, que en principio se emitía dos veces por semana y era conducido por una joven rural. Actualmente se realiza a diario e involucra en su programación y ejecución a cuatro jóvenes del campo. En el programa de radio, que también ha sido llamado “Trenzando lazos”, se informa sobre las principales actividades de la organización y se comparten diferentes aspectos de la vida de la familia rural. Este es escuchado no sólo por los socios, sino por toda la comunidad, resultando un éxito en su audiencia, principalmente rural. “El programa ha tenido mucho impacto, especialmente para este ambiente rural (…) Se escucha mucha radio, siempre están con la radio prendida”. (Gonzalo Llorente, cura párroco, parte del equipo técnico de apoyo). “Y la difusión que tiene la asociación a través del programa de radio, dar a conocer las actividades que tiene, creo que es algo fundamental. Porque por ahí los medios de comunicación de acá difunden más que nada el chusmerío y no las acciones importantes. El espacio que han brindado las radios es fundamental, para que la gente conozca y hoy se sienta parte de esto”. (Luis Espinoza, socio de A.Pe.P.Fa.R. y secretario administrativo). No obstante, resulta primordial la comunicación directa de los delegados con los socios de las distintas zonas, quienes bajan la información general de la organización en las reuniones zonales como así también toman las propuestas, preocupaciones y visiones de los socios en las mismas. Sin embargo, teniendo en cuenta la extensión que abarca la organización y la dificultad de movilización en la zona rural, este contacto muchas veces resulta insuficiente o no es el deseado.

Nuestro logo y su significado El lazo que rodea y contiene nuestro escudo simboliza la integración de nuestras actividades y la familia y nuestra unión como comunidad y organización

En el ángulo superior izquierdo se ve representado el sacrificio del jornalero de campo, representado en un trabajador de campo dedicado a la siembra y la cosecha.

En el ángulo superior derecho se ve, representado a través del mate que simboliza la hermandad y el saber compartir, no sólo el camino sino también la sabiduría del campo.

En el ángulo inferior izquierdo se destacan dos manos que se toman firmemente como reafirmando la unión para poder avanzar, siempre trenzando lazos de amistades sólidas.

En el ángulo inferior derecho se observan las cabras y las vacas, animales que caracterizan nuestra producción en la zona y que son fruto de largas jornadas de trabajo y sacrificio.

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El equipo técnico de apoyo En nuestro caminar como organización contamos con un equipo técnico que nos ha acompañado desde el inicio. El mismo está conformado por dos técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF), dos de la Agencia de Extensión Rural del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el cura párroco del Departamento. Este equipo nos apoya en la elaboración, gestión y ejecución de diversos proyectos, con los que llevamos adelante muchas de nuestras actividades. También resultan de gran ayuda en el manejo de cuestiones administrativas, en la planificación y realización de acciones en cada zona. Además, participa de las reuniones de comisión directiva y de zona, ayudándonos en la coordinación de las mismas, sin tomar decisiones, aunque nos brindan información para que las podamos llevar a cabo. Por otra parte, han ayudado en la representación de la organización ante las instituciones nacionales y las autoridades locales. Las instituciones que conforman el equipo de apoyo, el I.N.T.A y la Ss.A.F., hacen un constante aporte económico, tanto en personal como en vehículos realizando una planificación conjunta de todas las actividades y acciones, compartiendo los recursos en forma equitativa. “Los técnicos son muy buenos, muy rectos, ellos nos dicen lo que se puede hacer o no en los proyectos, pero la voz la llevan los socios. Los técnicos son pilares, como el cura; sin ellos no estaríamos donde estamos”. (Nicolás Sánchez, delegado de zona Norte). “Me parece que el tema técnico es fundamental, el de las gestiones, de cómo se tiene en cuenta a una organización que supuestamente es de gente del campo. Gracias al apoyo de los técnicos, de que ellos se han interesado, también ha despertado en las autoridades del INTA, de la Subsecretaría, hacer hincapié en ese proyecto, dar las herramientas para que se trabaje desde allí. Porque está bien que a la gente la Asociación se la puede organizar, pero necesita de profesionales y la gente en el campo requiere el apoyo de saber cómo cuidar un campo, cómo parcelar, cómo cuidar que no se agoten los recursos que tiene el suelo. Me parece también importante el conocimiento del veterinario, para saber de qué se mueren los animales, si hay alguna posibilidad de que el productor pueda salvarlos sin que tenga que hacer una gran erogación de dinero o tenga que irse a otro lado para salvar a otro. Me parece que es importantísimo, más las gestiones que hacen los contactos que tienen, y la libertad que les dan los jefes para trabajar”. (Luis Espinoza, socio A.Pe.P.Fa.R y secretario administrativo) “Con la Subsecretaría con proyectos para la sede (…) Y el INTA con sus capacitaciones”. (José Ángel Mercau, delegado zona Noroeste).

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Nuestra trayectoria: de los beneficios directos para los socios a la participación pública Las actividades que venimos realizando buscan solucionar problemáticas en distintos niveles que van desde la representatividad del sector en espacios de políticas públicas hasta el apoyo en actividades cotidianas de producción. En relación con el primer aspecto, la participación en dichos espacios no sólo aseguró una mayor distribución de los beneficios de programas e instituciones en todo el departamento, sino que también permitió el planteo de nuestras problemáticas rurales. A nivel de organización se lograron interacciones con otras instituciones del medio permitiendo avanzar en la conformación de redes y la discusión y abordaje comunitario de problemáticas sentidas por el sector. Por último, a nivel doméstico se ha logrado la disminución del costo de los insumos de producción y de la canasta básica a través de compras comunitarias y asistencia técnica productiva.

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Una de las primeras acciones que llevamos a cabo desde la organización fue la de realizar un diagnóstico participativo para conocer las necesidades más sentidas de nuestros socios. Para ello tomamos en cuenta tres temáticas de sumo interés: producción, educación y salud, logrando tener un sondeo de todo el departamento. De estos aspectos, lo productivo es lo que ha sido abordado con mayor énfasis.

Disminución de costos de producción En un segundo paso conseguimos un fondo rotatorio para la compra comunitaria de maíz, que hizo que muchas familias nos conozcan y se acerquen a la organización. Esta acción nos permitió acceder al principal forraje utilizado en la zona a un costo menor al de los comercios locales. Este fondo sigue existiendo actualmente, habiéndose realizado en estos 4 años la compra de 15 equipos de maíz de 30 toneladas cada uno. Bajo este mecanismo se sumó la compra de otros productos dependiendo de las necesidades que fueron surgiendo en los diversos momentos. En algunos de ellos se adquirió harina, trayéndose 2 equipos, y en otros alimentos balanceados y sustitutos lácteos. Sumado a esto, desde principio del 2010 se compra mensualmente un bolsón de alimentos para la canasta básica. Los productos que conforman esta canasta y la marca de los mismos fueron seleccionados a través de una encuesta que los delegados realizaron en cada una de las siete zonas. Todas estas compras han incidido positivamente en la economía doméstica de nuestros asociados.

Mejoras en las viviendas de nuestros socios Otra actividad de importancia, teniendo en cuenta los déficits habitacionales, fue la formulación y ejecución de proyectos para la mejora de viviendas que benefició a alrededor de 200 familias en las siete zonas de la organización. La implementación de los mismos involucró a delegados y socios, quienes realizaron la elección de los beneficiarios, compras de materiales e insumos –siempre de forma comunitaria– y aporte de mano de obra. Las mejoras incluyeron construcción de dormitorios, núcleos húmedos, techos, reservorios y conducción de agua, entre otras reformas que han aportado a nuestra mejora en la calidad de vida. Estos fondos fueron gestionados, a través de nuestro delegado del foro provincial de agricultura familiar, ante el Programa de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios (PROINDER).

Apoyo a la producción En el ámbito productivo se formularon proyectos para lograr mejoras en los predios, accediendo a financiamiento a través de microcréditos con garantía solidaria. Para ello se conformaron cuatro grupos de 8 familias cada uno. Dichos créditos fueron otorgados por la Subsecretaría de Agricultura Familiar, conjuntamente con el PROINDER, y fueron utilizados para apotrerar lotes, para acercar el agua de bebida, para construir corrales y gallineros más seguros, etc. “A.Pe.P.Fa.R, para mí, ha servido para conseguir proyectos, para mejorar casas, captación de agua, mangueras; préstamos para mejorar los campos, los que debemos devolver, pero nos benefician”. (Nicolás Sánchez, delegado zona norte.) Además, aprovechando la estructura y la llegada de la organización a terreno, se abordaron diferentes problemáticas técnicas. Ellas incluyeron la mejora de la sanidad caprina mediante la formación de botiquines comunitarios en cinco zonas de la organización. Por otro lado, se brindaron capacitaciones en una variedad de temáticas que incluyen: elaboración de subproductos caprinos (quesos y chacinados), implantación de tuna, poda e injerto de nogales, sanidad vegetal, sanidad animal y manejo de rodeo.

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Participación en actividades públicas Uno de los principales objetivos de nuestra organización es el diálogo con el Estado, mediante un verdadero involucramiento en distintos espacios públicos, priorizando aquellos en donde se discuten problemáticas rurales y en los que se formulan proyectos o políticas estatales. De esta manera avanzamos en la representación y visibilización de un sector que no contaba con voz propia y participación plena. Con este espíritu, y frente a la falta de recursos hídricos que se presentaban en algunas zonas, realizamos un análisis de la problemática hídrica y las posibles soluciones y le presentamos el diagnóstico al intendente, buscando encontrar soluciones conjuntas. Además, debatimos sobre el problema del presunto “avión rompetormentas”35. Por otro lado, también trabajamos con la Sor Sur (Sociedad Rural) en la implementación del Plan Ganadero Provincial, que consistió en la aplicación de un subsidio para la implantación de pasturas y para el desbarre de represas. También nos involucramos en el Operativo Sequía que implicó el traslado de agua en camiones a las zonas que no tenían dicho elemento durante la sequía del año 2008. En cuanto a la problemática educativa, en algunas zonas avanzamos sobre las deficiencias de la misma en el medio rural. Este análisis fue presentado al supervisor de zona y logramos realizar una reunión con padres, docentes para tratar de mejorar la calidad educativa de nuestros niños. “Es un tema medio duro de trabajar, el maestro no vive en el campo, estamos viendo cómo hacer, ya no se usan los libros, solo se usa fotocopias, estamos haciendo reuniones en zonas donde se ve la problemática y lo estamos planteando a los supervisores”. (Catalino Agüero, delegado zona Noreste). “Me parece que la educación, en el sentido de que te enseña poco tiempo, no es mala, la brindan docentes que han sido preparados, lo que te mata es que vos no tenés otra posibilidad, te quedás con lo que te enseña el maestro y no hay docentes tutores o en la familia para que te ayude. No tenés la posibilidad del ciber para sacar información, ni una biblioteca pública o privada, no la tenés. Te quedás con lo que te brindó en la clase, o sea que haciendo un resumen de todo el mes o todo el año escolar es mínima la enseñanza que tenés”. (Luis Espinoza, socio A.Pe.P.Fa.R. y secretario administrativo). Asimismo, buscamos involucrarnos en distintas políticas municipales. De esta manera participamos de las compras directas realizadas por el Municipio (tractor y tanques australianos), le solicitamos información sobre el avance del Programa Departamental e iniciamos gestiones para participar de la entrega que dicha institución realizaría de rollos de pasto. Anhelando una mayor vinculación con otras organizaciones de pares, así como con las instituciones del Estado, participamos en mesas tales como el Foro Provincial y Departamental de Agricultura Familiar (FOPAF) y del Consejo Local Asesor (CLA) del INTA. “Porque hay instituciones que tienen finalmente los recursos, la asociación dispone de pocos recursos, pero cuenta con recursos humanos, que son muy importantes. Entonces si unimos los recursos materiales con los humanos me parece que la Asociación va a conseguir muchas más cosas que estando solos”. (Luis Espinoza, secretario administrativo de A.Pe.P.Fa.R.). En los últimos años en nuestro departamento se ha vendido una gran cantidad de superficie a empresarios de otra provincia, lo que afecta el uso comunitario de la tierra para el pastoreo de nuestras cabras. A raíz de ello realizamos una presentación ante el Concejo Deliberante. Además, redactamos una carta abierta, que presentamos a las autoridades nacionales, provinciales y departamentales, pidiendo que el Estado facilitara el uso de campos fiscales o comprase tierras para ser destinadas al usufructo comunitario de los pequeños productores.

35 Nosotros creemos que nuestra sequía está generada, en parte, por la presencia de aviones que transitan nuestro cielo en la época de lluvia y deshacen las tormentas, evitando así que llueva.

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“El Gobierno tiene que analizar las zonas más afectadas; hay productores, la mayoría, que casi no tenemos dónde producir, y productores que tienen de más; los que tenemos menos somos los que vivimos y realmente producimos”. (José Ángel Mercau, delegado zona noreste). Además, a partir del reconocimiento en el territorio de la Organización, logramos la participación en la Unidad Ejecutora Provincial de la Ley Caprina, desde la que se fortalece y fomenta dicha producción. Finalmente creemos que, más allá de un reconocimiento formal o una participación directa, muchas de nuestras ideas fueron tomadas y ejecutadas por otros actores sociales. “En el departamento Rosario Vera Peñaloza se ha hecho de punta de lanza desde las instituciones y organizaciones, para mejorar la situación de los pequeños productores”. (1° Taller Focal, 2011). “…hemos abierto el camino para que el Gobierno provincial o la Sociedad Rural también hagan actividades que benefician a los pequeños productores”. (1° Taller Focal, 2011).

Fortalecimiento de nuestra organización: una tarea cotidiana Además de aquellas establecidas por estatuto, muchas y variadas actividades se realizaron en este sentido. En nuestras primeras reuniones de zona realizamos mapas zonales para conocer la dispersión y el número de asociados. Por otro lado, mediante talleres, avanzamos sobre la caracterización de los miembros de la organización, de manera tal de poder definir el tipo de asociado. También fueron importantes los encuentros de formación, ante la necesidad de mejorar las capacidades de nuestros dirigentes, que incluyeron la educación popular, la comunicación y el rol de nuestros equipos de trabajo. Con la finalidad de tener un espacio físico propio, se solicitó al Obispado un terreno en comodato para la construcción de la sede de la Asociación. Se inició así la construcción de una habitación con baño, incluyendo un cerramiento perimetral y la conexión a la red eléctrica. Además, se elaboró un proyecto para construir en dicho lugar un salón de reuniones, financiado por la Subsecretaría de Agricultura Familiar. Para completar el equipamiento de la organización gestionamos ante el Gobierno provincial un silo para el acopio de 60 toneladas de maíz. Actualmente se está construyendo el salón que nos servirá para reunirnos y acopiar los productos que compramos comunitariamente. Esta construcción la hacemos con la ayuda de distintos miembros, a través de jornadas de trabajo comunitario y con el aporte económico de la Subsecretaría de Agricultura Familiar para la compra de los materiales. Teniendo como premisa la necesidad de encontrarnos para reconocernos realizamos asambleas generales, en las que no sólo elegimos nuestras autoridades, sino también donde analizamos el caminar de la organización y hacemos propuestas de cómo seguir trabajando. En este sentido, fue de mucho impacto la organización que realizamos de dos exposiciones caprinas a partir de las cuales pudimos no sólo mostrar con orgullo nuestros animales, sino también celebrar la vida de las familias rurales. Las actividades de estos encuentros incluyeron capacitaciones en selección de animales, en elaboración de chacinados, juegos a caballo, comidas típicas, música, baile y canto. Ante la problemática de la poca participación de los jóvenes, buscamos el involucramiento de los mismos a partir del programa de radio. Además, estos jóvenes están participando de talleres de comunicación organizados por la Ss.A.F. De esta manera logramos, por un lado, que puedan sumarse a las actividades cotidianas de la organización y, por el otro, que sigan sintiéndose parte de la vida rural pese a que se encuentran estudiando o trabajando en el pueblo. Luego de varios años de trabajo en el territorio, incorporamos la administración de un Banco Popular de la Buena Fe, que se ejecutará en cinco zonas de nuestro departamento y que brindará pequeños créditos con garantía solidaria. Esta actividad no sólo resulta en un beneficio directo a los socios, sino que también nos permite fortalecer la organización a partir de la formación y capacitación de los promotores que acompañen el proceso organizativo, fomentando un mayor número de espacios de participación.

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Por último, ante la dificultad de movilizarnos en el departamento y la falta de promoción de la organización, logramos acceder a un proyecto de fortalecimiento institucional del PROINDER, que nos permitió comprar equipamiento, material de promoción (gorras y trípticos) y financiar algunos gastos de traslados y eventos.

Compartiendo experiencias con otras organizaciones Para conocer y relacionarnos con otras organizaciones y movimientos sociales rurales visitamos distintas experiencias reconocidas en el territorio local y nacional. Estas incluyen FeCoAgro (Federación de Cooperativas Agrícolas), en San Juan; la Asociación de Pequeños Productores El Simbolar, en el departamento llanista de General Belgrano, en nuestra provincia; APENOC (Asociación de Pequeños Productores del Norte de Córdoba), en el norte de Córdoba, entre otras. Por otro lado, nos ha sido de gran importancia para la articulación local, la participación en el Foro de Agricultura Departamental, a partir del cual logramos coordinar distintas actividades vinculadas con el ámbito rural con otras organizaciones del territorio. Del espacio antes mencionado, surgió la organización y ejecución del Primer Encuentro de Organizaciones de Familias Rurales Llanistas, que reunió a más de treinta instituciones de la región, logrando la participación de más de 200 personas. En la misma se realizó una feria de organizaciones donde cada institución expuso sus actividades y, además, realizamos un taller donde rescatamos los valores de la familia rural y reflexionamos sobre el trabajo en las organizaciones. “Se deben unir fuerzas con otras organizaciones que tengan los mismos objetivos para que se haga una organización grande de pequeñas asociaciones que luchen por los pequeños productores y defenderlos”. (Alberto Azcurra, delegado zona Sur).

Situación actual Resultados logrados por la organización Uno de nuestros principales logros fue la incorporación de una gran cantidad de miembros. En la actualidad se encuentran inscriptos más de quinientos socios. Del total de miembros de la organización, algunos participan activamente en reuniones, capacitaciones, exposiciones, representando al sector, entre otras actividades, y otros lo hacen de forma indirecta a través de las compras comunitarias o de alguna acción puntual de su interés. Este acercamiento a la organización se vio influenciado por los distintos beneficios conseguidos para el sector. Como mencionamos anteriormente, éstos incluyen compras comunitarias, con fondos rotatorios, de maíz, forraje y bolsones a un precio menor que en el mercado local; para mejoras habitacionales y obtención de créditos destinados a perfeccionar la producción predial. También logramos acceder a capacitaciones técnico-productivas y organizativas. Además, hemos logrado acercar nuestras problemáticas a las autoridades y otras instituciones vinculadas con el ámbito rural. Gracias a ello, logramos el apoyo estatal para extender el tendido eléctrico en dos comunidades rurales: Mascasín y La Cayana. Ante la problemática de tierras expresada en nuestra carta abierta, el Estado provincial realizó la compra de un campo de 19.000 hectáreas que beneficiará a los pequeños productores. En relación con ello nuestra organización solicitó participar en la administración de dicho establecimiento, de manera de asegurar el beneficio al sector.

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“El de la tierra es un tema muy largo, se están haciendo gestiones por campos fiscales para su uso, donde nosotros estamos involucrados en forma directa... Los vecinos nos toleran cuando pasa una cabra para su campo; el problema se plantea cuando compran los grandes inversores, cierran por todos lados. Nosotros estamos en eso, gestionando que el Gobierno compre o nos facilite los campos de su propiedad para seguir trabajando y produciendo y que no vengan grandes inversores a comprar nuestras tierras” (José Ángel Mercau, delegado zona Noroeste). Por último, podemos considerar un buen resultado el hecho de que otros actores sociales nos reconozcan a través de una mirada externa que reafirma nuestras percepciones. “Conozco lo suficiente para decir que por lo que escucho y por lo que leo en el diario, están generando esa necesidad de que otras comunidades se organicen. Creo que los objetivos de la organización son parecidos a los nuestros, o sea lograr que los productores generen más recursos para su campo”. (Ex dirigente de la Sociedad Rural). “El haber constituido desde el inicio una organización como A.Pe.P.Fa.R., con siete zonas, con delegados que se hacen cargo de ellas, mal o bien, mejor o peor, pero que ya están trabajando en su zona, el recurso humano puesto fuerte en el lugar, me parece que ese es el mejor logro que tiene la organización”. (Ex dirigente de Unión Vecinal).

Lecciones aprendidas El análisis de nuestro caminar a partir de esta experiencia de sistematización nos ha permitido reflexionar sobre algunas lecciones aprendidas. La primera de ellas, y la que consideramos principal, es el hecho de que nuestro proceso organizativo resultó de experiencias previas que nos brindaron herramientas fundamentales. Cobra importancia así la participación de muchos de nosotros en las Comunidades de la Iglesia, las Uniones Vecinales, grupos PSA, Clubes Sociales y Deportivos, entre otros. Estas vivencias nos permitieron conformar una organización como A.Pe.P.Fa.R., que expresa nuestras necesidades e intereses genuinos como sector de Pequeños Productores. El trabajo en nuestra organización, así como en otro proceso organizativo, nos permitió conocer gente, compartir ideas y aprender a ser más solidarios. “Lo más importante es creer, creer que organizada como está hoy la gente se pueden lograr cosas, trabajando con honestidad, unión, desinteresadamente, con transparencia y con un gran sacrificio por parte de los miembros de la comisión directiva. Además, la gente se siente identificada con su trabajo, con lo que hacen, porque la asociación son ellos”. (2° Taller Focal, 2011). “Se trata de un aprendizaje en conjunto, la idea es ayudar a quien más necesita; en parte puede haber interés individual, todos tenemos egoísmos, pero en general no. Siempre alguno tira para su zona, porque siente como una obligación trabajar para la zona; sin embargo, debería ser, más que obligación, un compromiso”. (2° Taller Focal, 2011). “Aún no hay una conciencia de problemáticas comunes, ha habido una intuición de que los pequeños productores pueden, que son hábiles, especialmente los dirigentes. La organización puede convertirse en un espacio de construcción de algo más”. “Uno espera que no sea solo una subsistencia, un sobrevivir, sino salir adelante desde una mirada común. Yo sueño que A.Pe.P.Fa.R. pueda ir planteando e ir viendo juntos y juzgando juntos, llevando alguna acción común a esta problemática que involucra los temas de la tierra, de la educación, de la salud, lo que habla también de la visión desde ellos”. “Hay que priorizar la conciencia, la participación, el sentido de pertenencia a la organización. Creo que nos falta mucho, sobre todo en las zonas, especialmente en el sentido de pertenencia hacia A.Pe.P.Fa.R. Más allá del maíz, tenemos que profundizar el valor del sector, del pequeño productor, de la familia rural, que no es solo el objetivo A.Pe.P.Fa.R., sino el sector, y todavía nos falta caminar” (Gonzalo Llorente, cura párroco, integrante del equipo de apoyo de A.Pe.P.Fa.R).

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También, la realización de numerosas compras comunitarias que requieren de un trabajo de planificación y coordinación para la transacción comercial, descarga y distribución a los socios, nos permitió dinamizar el trabajo en nuestra organización y generar un espíritu colectivo. Por otro lado, en estos cuatro años de trabajo nos parece un pilar fundamental e imprescindible aportar y respetar los distintos puntos de vista que tenemos. Esto ha sido fundamental ya que nuestra organización alberga miembros con tendencias diversas. “Hemos peleado mucho cuando empezamos, hemos resistido muchas críticas; por ejemplo, cuando había que decidir si vender o dar el maíz, hemos discutido grande, pero si no damos el punto de vista, no avanzamos, no crecemos, no hubiéramos existido. Discutimos con respeto, sin agresiones. La Asociación es un espacio para esto”. (2° Taller Focal, 2011). Un hecho no menor fue involucrar en nuestro nombre y en la participación activa a la familia rural, lo que nos permitió ampliar la mirada y llegar más allá de las problemáticas productivas. Esto nos llevó a trabajar con toda la comunidad rural incorporando a nuestra organización a aquellas personas que, pese a no producir ganado para la venta, eligen vivir en al ámbito rural. En base a ello, no sólo abordamos problemáticos de tipo técnico-productivas sino también aquellas correspondidas con nuestras necesidades relacionadas con nuestras viviendas, educación, caminos, etc. Por otra parte, nos hemos reconocido como actores políticos, independientes de otras expresiones que no abarcan los intereses del sector que buscamos representar. Estamos convencidos de la fortaleza de la organización es esa habilidad de construir poder para dialogar con el Estado, haciendo propuestas, e ir expresando las políticas que creemos necesarias como sector. “Hay una toma de consciencia para mantener la autonomía respecto de la política partidaria, hemos tenido problemas en algún momento, pero seguimos todos juntos, más allá de los errores personales”. (2° Taller Focal, 2011). A su vez, teniendo en claro que la participación es un proceso paulatino de avance en la toma de decisiones, a partir del cual la población organizada avanza permanentemente hacia la conquista de espacios institucionales de decisión y modifica el curso de las decisiones de otros sectores, entendimos que aislarnos no nos permite crecer y salir adelante. Por esto estamos convencidos de que debemos mantener buenas relaciones y buscar continuamente un acercamiento a otras organizaciones e instituciones. “El trabajo conjunto entre la comunidad, el Programa Banco Popular y la Asociación han permitido acceder, en una de las zonas, a una solución profunda de la problemática del agua y a la implementación de la escuela secundaria”. (Nicolás Sánchez, delegado zona Norte). “Por ahí hay que mantener las articulaciones, tratar de que no se olvide, que desde la Asociación se dé un pasito hacia adelante, no esperar que siempre las otras instituciones vengan acá, sino que desde la Asociación se tome la iniciativa. Dejar las diferencias de lado”. (Luis Espinoza, socio de A.Pe.P.Fa.R y secretario administrativo). Hemos entendido que la comunicación y el acceso a la información son fundamentales para lograr la participación. Además, descubrimos que en nuestro medio es muy importante poder contar con programas radiales que pertenezcan a la organización para acercar la distancia de nuestro amplio territorio. “La comunicación mejoró y se hizo más fluida con la radio y los teléfonos. Cada cosa se dio en su momento, la cartilla también fue útil, es importante tener algo escrito, a veces nos olvidamos de todo lo que hablamos. Habría que mejorar y seguir con la entrega de la cartilla”. (2° Taller Focal, 2011). Por último, y como hecho muy importante, la organización logró en las distintas comunidades que la gente vuelva a creer, a organizarse como pequeños productores, teniendo presente que la Asociación es nuestro espacio donde podemos expresar la voz de nuestro sector, generando también la necesidad de organizarse en otras comunidades. “Si hay que considerar un hito, este es la asociación en sí, el hecho de juntarnos para superar la injusticia y la desigualdad” (1° taller focal, 2011).

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Cuadro de aportes recibidos de diversas instituciones y sus beneficiarios Aporte

Beneficiarios

Institución

Mejoras habitacionales

200 familias

PROINDER

Mejoras prediales

32 familias

PROINDER - SsAF

Salón y Sede

Toda la organización

PROINDER - SsAF

Equipamiento e insumos para la sede

Toda la organización

PROINDER - Programa Banco Popular

Silo

Toda la organización

Gobierno provincial

Chimango

Toda la organización

Aportes privados

Comodato de terreno sede

Toda la organización

Obispado de La Rioja

Fondos rotatorios

Toda la organización

SsAF - Ley Caprina - Aportes privados

Incubadoras

Toda la organización

Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia

Mejoras de acceso al agua y forraje

50 familias

Ley Caprina

Asistencia técnica

Toda la organización

SsAF - INTA

Capacitaciones

Toda la organización

SsAF - INTA

Fuente: Elaboración Propia en base a memoria Taller Focal, 2011

BIBLIOGRAFÍA • Berdegué, J. Ocampo A. y Escobar G. Sistematización de Experiencias Locales de Desarrollo Agrícola y Rural. Guía de Terreno. Preval y FIDAMERICA. 2004. • Biurrum, F.; Agüero, W.; Teruel, D.; 2012 Consideraciones Fitogeográficas de los Llanos de La Rioja Serie: Estudios sobre el Ambiente y el Territorio Nº 5. Ed. INTA. La Rioja, 2012. • Burin, D.; Istvan K. y Levin L. Hacia una gestión participativa y eficaz. Manual de técnicas de trabajo grupal para organizaciones sociales. Ed. Ciccus. Buenos Aires, 2003. • Centro Nueva Tierra. Participación popular en las políticas públicas. Los límites y los umbrales. Elementos de análisis y criterios de acción desde la perspectiva de las organizaciones sociales. Escuela de ciudadanía. CF. Buenos Aires, 2006 • FAO. Guía metodológica de sistematización. Programa especial para la seguridad alimentaria PESA en Centroamérica. Honduras, 2004. • Manzanal, M. y Nardi M. A. Modelos de intervención de los proyectos de desarrollo rural en Argentina a partir de 1995. En Schejtman A. y Barsky O. El Desarrollo rural en la Argentina. Ed. Siglo XXI. Buenos Aires, 2008. • Prego, A et al. El deterioro del ambiente en Argentina (suelo, agua, vegetación, fauna).FECIC. PROSA. 3º Edición. Bs.As. 1996. • Taylor S. y Bogdan R. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Ed. Paidós. Barcelona, 1990.

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Capítulo VI

PROVINCIA DE mendoza “Viñateros Unidos del Este: familias valorizando su trabajo” Autores • Alberto Burgarelli, • Alberto Di Bernardo, • Ángel Ferrero, • Liliana González, • Fabián Heras, • Juan Manuccia, • Elena Palazzo, • Marianela Porro, • Marcos Scipioni, • Carlos Soriano, • Paola Studer, • Jorge Suárez.

Introducción La presente sistematización rescata una experiencia de Agregado de Valor a la producción vitívinícola, desarrollada por un grupo de siete productores –y sus respectivas familias– de la zona Este de la provincia de Mendoza. La vitivinicultura es la principal actividad agrícola e industrial en la provincia y, desde el punto de vista económico es la tercera después de la comercial y petrolera. Sin embargo, para la cultura de muchos mendocinos es la actividad de cabecera, aquella que representa nuestras tradiciones, la base de nuestra identidad y en donde se concentra gran parte de la historia de la conformación de las ciudades en torno a su desarrollo. La “vid hecha vino” refleja la influencia y la importancia de esta actividad en la construcción cultural y simbólica de nuestras raíces. Los elaboradores del grupo “Viñateros Unidos del Este” vienen produciendo vinos caseros desde el año 2009, siguiendo los lineamientos de la normativa vigente por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y con el asesoramiento técnico y el financiamiento de instituciones del Estado Nacional como son la Agencia de Extensión Rural de INTA- Junín y la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF) y del Centro de Desarrollo Vitícola Junín-San Martín. Estos agricultores han desarrollado un proyecto productivo, agregando valor a un pequeño porcentaje de su producción vitícola a partir del trabajo en familia, la integración en la compra de insumos, la utilización comunitaria de elementos y maquinarias, la incorporación de nuevos conocimientos y procedimientos, la participación en eventos de promoción y la venta de aquello que ellos mismos definen como “el fruto de su trabajo”. El documento expresa la labor realizada por un Equipo Sistematizador conformado por productores y técnicos de las instituciones mencionadas, los actores directos, quienes acordaron encarar un proceso de análisis

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y reflexión del camino recorrido, en vistas a generar aprendizajes. El “hilo conductor” de la mirada es la convivencia permanente de dos lógicas que dieron forma a esta experiencia, una colectiva, impulsada desde las instituciones de intervención, y una individual, plasmada en la definición de “elaborador de vino casero” de la normativa del INV. Para la reconstrucción del proceso recorrido y de los factores que han intervenido hasta el momento se apeló a documentación secundaria disponible y se entrevistó a participantes directos (los productores y sus familiares y uno de los técnicos que asistió al grupo) e indirectos (el enólogo, un funcionario municipal y una funcionaria que participó en la elaboración de la legislación del INV).

Situación Inicial y su contexto La experiencia grupal de “Viñateros Unidos del Este” se origina en marzo de 2008, cuando uno de los productores se acercó a la Agencia de Extensión Rural de INTA Junín, provincia de Mendoza, con la inquietud de elaborar vino casero junto a vecinos de su zona (Alto Salvador y Chapañay en el departamento de San Martín), realizando desde ese momento reuniones con ellos. Más tarde, otros productores vitícolas (de Reducción y Alto Verde, en Rivadavia y San Martín) se suman a los primeros, conformando el grupo como hoy es conocido. Se trata de siete agricultores familiares que no tenían trayectoria de trabajo conjunto y no se conocían todos entre sí. Sin embargo, una fuerte tradición en la producción de viñedos y la elaboración artesanal de vinos para el consumo familiar, los unió bajo intereses comunes. Así, en el paso de las reuniones sostenidas, se evidenció el anhelo de estos productores vitícolas de permanecer trabajando la tierra y poder desarrollar las actividades productivas que ellos realizan. Para comenzar se analizaron las problemáticas que enfrentan como viticultores debido a la escala de producción y al bajo poder de negociación como eslabón proveedor de materia prima en la cadena vitivinícola. Con el acompañamiento y el asesoramiento técnico de los agentes de extensión del INTA y el Centro de Desarrollo Vitícola zona Este se comenzó a gestar la idea de elaborar vinos caseros, ya no sólo para el consumo familiar sino también, y principalmente, para la comercialización. Se fijó como objetivo del proyecto, diversificar los ingresos económicos de la producción, mediante la transformación de parte de la uva que producían en vino casero y así, al aumentar los ingresos, contribuir a una mejor calidad de vida de las familias involucradas. El punto de partida fue pensar en una primera elaboración de una pequeña cantidad de litros, para ganar experiencia y aprendizaje, y avanzar en volumen en los años siguientes. Se establecieron los litros a elaborar, los insumos y las maquinarias necesarias. Se buscaron presupuestos y, lo más importante, una fuente de financiamiento acorde a la condición económica de los productores involucrados. Se evaluaron varias líneas de financiamiento y por último se optó por la ofrecida por el PSA (Programa Social Agropecuario), desde el 2009 Subsecretaría de Agricultura Familiar. Con el asesoramiento de los técnicos de la SsAF, se elaboró y presentó un proyecto colectivo, pero con detalle individual de los montos pedidos por cada productor y su destino. En ese momento surge la necesidad de identificar al grupo con un nombre, eligiendo “Viñateros Unidos del Este”, dándole identidad y pertenencia a los productores.

Contexto en el que se enmarca la actividad La estructura pos colonial de la tenencia de la tierra en la provincia de Mendoza, no escapó al modelo nacional, donde pocas familias se quedaron con grandes superficies. En los inicios de la vitivinicultura provincial, 24 familias tenían en sus manos el 44% de la superficie cultivada con vid. A diferencia de lo ocurrido en la zona pampeana, hoy núcleo de la actividad sojera, no fue la calidad de los suelos el motivo de conflicto, sino la cercanía a las fuentes de agua para riego y a la estructura de distribución de la misma. Hoy el 5% de

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los productores controlan el 50% de la superficie cultivada con vid, mientras que el 40% de los productores (cerca de 7500) controlan solo el 4% de la superficie cultivada (CNA 2008)36. Esta estructura de la tenencia de la tierra, fue el espejo que gestó el modelo de industrialización de la uva. Pocas bodegas de gran capacidad eran las que elaboraban el vino. Los pequeños viñateros solo han tenido el rol de ser proveedores de materia prima, rol que aún hoy persiste en la mayoría de los casos. El sector de mayores recursos productivos (tierra y agua) fue el que se erigió como industrializador (bodeguero). Hoy, el auge mundial del consumo de vinos exclusivos y diversos, hace que el modelo productivo y comercial se adapte y transforme a esta nueva tendencia. Desde hace más de 15 años los nuevos emprendimientos vitivinícolas se gestaron con características diversas al modelo fundador. Bodegas de menores volúmenes, altamente tecnificadas y con elaboración exclusiva de variedades finas para la exportación, son actualmente las que impulsan el crecimiento del sector. En la mayoría de los casos de capitales nacionales o internacionales que visualizan en la provincia la posibilidad de un negocio rentable. Este modelo está muy alejado de una perspectiva de desarrollo local de los territorios, ya que su interacción con el medio se limita exclusivamente a la utilización de recursos humanos de baja calificación (obreros de finca y operarios de bodega) y a la adquisición de algunos bienes y servicios. El sector vitivinícola es el más desarrollado de la provincia de Mendoza, en cuanto a la cantidad de entidades e instituciones que reúne; contando la actividad vitivinícola con una elevada regulación y reglamentación de su desarrollo. Una de sus características es el alto nivel de organización formal, con reglas de juego claras y lógicas establecidas, esto a nivel institucional. El modelo vitivinícola actual está concebido principalmente desde una lógica de inserción mundial, donde se prioriza el mercado externo como motor del crecimiento, con parámetros de calidad impuestos por este mismo mercado. Esto se ve reflejado en la declaración de Mendoza dentro de las Capitales Mundiales del vino en el año 2006 (Great Wine Capitals, organización que nuclea a diversas entidades públicas y privadas del ámbito vitivinícola mundial). Hoy el sector cuenta con un Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) que encuadra la actividad. El modelo planteado exige una fuerte adaptación de los viticultores tradicionales, que comprenden no solo cambios de variedades e incorporación de tecnologías; sino también cambios culturales. El esquema de integración impulsado en el PEVI y financiado con fondos provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), obliga al pequeño productor a asociarse a un “establecimiento elaborador” para ser sujeto de financiamiento. Dentro del mismo programa, las inversiones que realizan los productores son de carácter individual. Se prioriza la integración con los eslabones superiores (integración vertical) pero no se impulsa la integración entre pares (integración horizontal). Así se fijan las reglas claras de quiénes son los que agregan valor y quiénes son los que aportan materia prima, teniendo esta división de roles una división consecuente en cuanto a la participación en el negocio del vino. Se visualiza con esto que las políticas públicas y privadas plantean, en general y no sólo para este sector, herramientas que fusionan factores asociativos e individuales. Desde el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) surge, durante la crisis del 2001-2002, la necesidad de regular un sector de la actividad que no se encuadraba dentro del marco legal establecido. Este sector estaba formado por los elaboradores tradicionales de vinos caseros a nivel familiar, que producían principalmente para autoconsumo, pero que, ante la crisis, comenzaron a ofrecer sus productos en rutas y mercados locales como oportunidad de generar nuevos ingresos. Esta situación amenazó la industria vitivinícola debido a la falta de controles sobre estos vinos ante el riesgo de adulteraciones y posibles consecuencias sobre la salud humana. Así se crea la figura del elaborador de vinos caseros que busca blanquear esta actividad y darle un marco legal. En el año 2002, a través de la resolución C 27/2002, el INV define al “Elaborador de vino Casero”, estableciéndose los requisitos para su inscripción y determinándose las condiciones de elaboración, identificación y exigencias respecto de la comercialización del producto.

36 Censo Nacional Agropecuario (2008)

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El elaborador, según la legislación, es el que efectúa una elaboración anual que no exceda los 4.000 litros de vino y define al “Vino Casero” como el producto obtenido por la fermentación alcohólica de la uva fresca y madura, utilizando prácticas enológicas lícitas para su elaboración, debiéndose emplear locales, vasijas y demás elementos en buenas condiciones de sanidad. Además, se le prohíbe la adición de sustancias no autorizadas por el organismo; brindando el INV a los elaboradores la toma de muestras y análisis de los vinos, asegurando la inocuidad de los mismos. Según la normativa, el elaborador debe declarar un domicilio para la elaboración y el fraccionamiento, el cual coincide con el de sus viviendas. Esto define claramente que la elaboración debe estar ligada a una persona física y a un domicilio determinado. En el caso de que se pretenda realizar una elaboración asociada la figura de elaborador de vino casero no es viable, debiendo utilizar otra categorización, según explica Claudia Quini del INV: “si nosotros ya hacemos una elaboración colectiva tienen que pasar a formar parte de otra figura y tienen que cumplir con otras exigencias que están en la reglamentación de una bodega”37. En la década transcurrida, el número de elaboradores que se inscriben año a año ha ido en incrementado. Según datos del INV, hoy son 1436 los elaboradores de vino casero inscriptos en todo el país, de los cuales 700 se encuentran en la Provincia de Mendoza. Existen en la actualidad, nuevos emprendimientos vitivinícolas en distintos puntos del país (Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes) con una estructura basada en pequeñas parcelas productivas y elaboración propia de vinos locales. Para estos sectores, la existencia de esta normativa es de vital importancia ya que les permitirá formalizar su actividad. La normativa establece algunas particularidades respecto de la tradicional para bodegas. Al elaborador de vino casero no le está permitido identificar en la botella la variedad de uva utilizada, ya que no se cuenta en esta categoría con instrumentos que certifiquen la procedencia de la uva ni su condición de varietal (trazabilidad). Tampoco se pueden realizar ventas a granel (por traslado) de vino, solo se puede comercializar el vino envasado y con la estampilla correspondiente. Poseen tolerancias analíticas diversas a las exigidas a una bodega en lo que respecta a la acidez volátil, que puede ser mayor y al contenido de anhídrido sulfuroso total que puede tener un nivel más elevado también. Esto responde al preconcepto de que la elaboración casera no podía alcanzar el nivel de calidad de la industrial, por lo cual se debía ser más “permisivo” con las tolerancias. Hoy queda demostrado que los valores analíticos encontrados en los vinos caseros no presentan diferencias a los valores encontrados en los vinos industriales, por lo cual esta mayor tolerancia no es necesaria. Según reconoce Quini, “en cuanto a la flexibilidad analítica, que se pensó en ese momento para el elaborador de vinos caseros, hoy prácticamente todos ya la cumplen como el vino de cualquier bodega”. En este contexto la elaboración y comercialización de vino casero se formalizó y legisló como una alternativa viable para los sistemas productivos y su objetivo fundamental es aportar a la economía familiar, diversificando las fuentes de ingreso. Completando el contexto institucional en el que se gesta esta experiencia, la lógica de las políticas pública destinadas al sector tiene un componente asociativo importante, que se traduce en acciones exclusivamente grupales y colectivas en el territorio. Esta estrategia, permite una cierta eficiencia en el uso de los recursos del Estado, tanto económicos, como humanos, que se destinan al sector. Tanto la asistencia técnica como los recursos financieros destinados al sector de la AF requieren de los productores conformar grupos de hecho o ser miembros de organizaciones formales (asociaciones, cooperativas, uniones vecinales, etc.). Por lo tanto, desde las instituciones, se diseñan herramientas que sólo pueden responder a las problemáticas planteadas, cuando la propuesta de abordaje es colectiva. Características de la zona: geográficas, ambientales, productivas, etc.

La zona Este de Mendoza, conocida también como Oasis Este o Valle Central se encuentra conformada por la parte irrigada de los departamentos de San Martín, Junín, Rivadavia, Santa Rosa y la Paz, presentando 37 De aquí en adelante, las frases expresadas en cursiva y entre comillas se citan según fueron extraídas de las entrevistas realizadas a los actores mencionados.

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2.156 km2, valor que corresponde al 1,7 % de la superficie total de la provincia (126.824 km2). Posee una población superior a los 220.000 habitantes con una población rural que alcanza casi el 40 %. La actividad agrícola del oasis predomina sobre la del secano. En cuanto a la actividad agrícola la zona posee las condiciones agroecológicas como agua, suelos (los mismos tienen una alta aptitud agrícola en el 70% de su superficie) y oferta energética, temperaturas e iluminación adecuadas para el desarrollo de numerosos cultivos. Los rendimientos potenciales que se obtienen son altos gracias a la elevada oferta energética del lugar, sin embargo presenta una alta frecuencia de heladas y granizo, siendo estas últimas contingencias amenazas para los sistemas productivos, con mayor vulnerabilidad para los pequeños productores. Según datos del CNA 2008 dentro del área de uso agrícola, la zona Este presenta cultivadas 69.377,5 ha, correspondiendo el 80,8 % al cultivo de la vid (63.604,7 ha), el 11,9 % a frutales (9.357,7 ha), el 4,2 % a cultivo del olivo (3.365 ha), 2,3% a hortalizas (1.854,9 ha), 0,13% a forestales (105,8 ha) y 0,55% a forrajeras (447,7 ha). La vitivinicultura es la actividad principal en la zona, tanto por la superficie cultivada como por los volúmenes producidos, conformando la zona más extensa y productiva de la Argentina. En la zona conviven dos modelos productivos. Por un lado, el “tradicional”, basado en la producción de uvas de altos rendimientos siendo las variedades más usadas la criolla grande, criolla chica, cereza, pedro giménez, y sanjuanina entre otras. Este modelo privilegia la cantidad y el destino principal es la vinificación de vinos de mesa y, en los últimos años, el mosto se convierte en una opción viable. Y por el otro lado, se encuentra el “nuevo modelo vitivinícola” en donde se privilegia la calidad sobre la cantidad y el uso de variedades finas como lo son el syrah, malbec, tempranillo, cabernet, bonarda, chardonay, sauvignon, etc. El destino principal de estas uvas son los vinos varietales. De esta manera muchos productores, los que poseen sistemas productivos con características del primer modelo, miran desde afuera el crecimiento y desarrollo de la industria y no participan del auge comercial que hoy parece tener esta actividad. La estructura agraria vitícola del oasis Este sigue el patrón provincial, siendo las pequeñas y medianas explotaciones las mayoritarias. El 40% del número total de explotaciones corresponde a superficies iguales o menores a 5 ha, el 21% entre 5 y 10 ha y el 24% entre 10 y 15 ha (CNA 2008). En cuanto a la organización social del trabajo en estas explotaciones el 54% es familiar, entendiendo como familiar al trabajo aportado por el productor o miembros de su familia. Los viñedos en general son añosos, el 56% tiene más de 25 años. El 72% de las explotaciones tienen tractores con más de 15 años de antigüedad. En cuanto a algunos problemas estructurales que se presentan se encuentran como principales a nivel social la edad avanzada del productor, el difícil recambio generacional y la baja disponibilidad de mano de obra; y a nivel productivo predominan los viñedos antiguos, con el consecuente deterioro de los sistemas de sostén, la maquinaria es obsoleta, con tractores con una antigüedad promedio de 30 años. Lo mismo pasa con los implementos y las pulverizadoras, determinando esta situación la oportuna realización de tratamientos fitosanitarios. Estas son algunas de las condiciones estructurales que no permiten que el productor se adapte fácilmente a los cambios del mercado vitivinícola mundial que modifican los sistemas productivos. Problemáticas que dieron origen a la intervención

En el sector vitivinícola, producción, elaboración y comercialización, la renta no se distribuye de manera homogénea, sino que se concentra en la comercialización y disminuye notablemente en la producción primaria. En la medida en que una cadena esté formada por eslabones más pequeños y el eslabón siguiente está concentrado en pocos; este último es el que podrá negociar su precio de compra. Sin competencia perfecta (muchos compradores y vendedores) se deteriora la cadena a favor de los que poseen mayor poder de negociación. Se atribuye la vulnerabilidad de algunos productores vitivinícolas a temas como: • Descapitalización, sea por falta de mantenimiento de la unidad productiva o poca asistencia técnica e inversión adecuada; • Costos de insumos, muchas veces importados. • Tamaño de la explotación • Perfil

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• Precaria tenencia de tierras, subdivisión de parcelas. • Envejecimiento demográfico (alrededor del 70% de los productores, tiene más de 60 años) • Baja predisposición a la asociatividad y a la adaptación a los nuevos escenarios. Se visualizan como problemáticas generales del productor la falta de rentabilidad en sus sistemas productivos, altos costos de producción y bajos precios a la hora de vender y la falta de articulación e integración con sus pares. Los participantes de Viñateros Unidos poseen edades variables que van desde los 46 a los 71 años, y tienen a la agricultura como su principal ingreso. El recambio generacional depende en cada caso de cuantas familias pueden vivir de los ingresos de la finca. Los productores del grupo tienen hijos, algunos son niños y otros ya adultos que han emigrado de las fincas y trabajan en centros urbanos cercanos a las mismas. Los sistemas minifundistas de estos productores son diversificados y de carácter familiar. Se caracterizan por trabajar pequeñas superficies (de 2 a 15ha), principalmente cultivadas con vid y, en algunos casos, también con frutales de carozo (durazneros o ciruelas), olivo, huerta y cría de animales. Ocupan mano de obra familiar en la mayoría de los casos y su nivel de capitalización es de medio a bajo, expresado por la presencia o no de tractor. El productor y su familia realizan múltiples actividades productivas, en algunos casos también venden su fuerza de trabajo (obreros rurales) o son trabajadores por cuenta propia fuera del ámbito productivo (comerciante); todas estrategias que se complementan y hacen a la economía familiar. La situación financiera de estos productores no era sólida al momento de gestarse el proyecto, por no poder acceder a líneas de financiamiento ya sean para mejorar las condiciones de cultivo, incorporar tecnología, o emprender un nuevo proyecto, ya que no cumplen la mayoría de los requisitos que los organismos de financiamiento piden para acceder a los mismos. Esta realidad es la que llevó a este grupo de productores a pensar en formas de ingreso económico diversas que les permitiese continuar desarrollando la actividad vitícola y satisfacer sus necesidades. Se pensó entonces una alternativa con una lógica distinta a la dominante, y con fuerte impronta en el mercado interno y local, poniendo en valor las tradiciones y saberes locales presentes en el territorio. Dentro de estas tradiciones, está la costumbre transmitida de generación en generación, por parte de muchos productores viñateros, de elaborar una pequeña cantidad de vino para consumo familiar y en algunos casos realizar ventas informales y de poco volumen dentro de su círculo personal cercano. De aquí surgió la idea con la intensión de mejorar esta actividad, para lograr algún rédito económico que complementara el magro ingreso proveniente de la venta de sus uvas.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO El grupo, constituido por siete viñateros de los departamentos de San Martín (Alto Salvador, Chapañay y Alto Verde) y Rivadavia (Reducción), comenzaron las reuniones periódicas donde se afianzaron lazos de confianza y se fue construyendo un proceso organizativo. El objetivo central era la elaboración de un producto que genere valor agregado, revalorizando las producciones locales artesanales, el trabajo familiar y la integración. Para ello se planteó trabajar diversas estrategias: una organizativa, una técnica, una de capacitación y una de comercialización. La estrategia organizativa consiste en el trabajo grupal; permitiendo generar capacidades para la toma de decisiones a través de la participación, evaluación y discusión de las distintas alternativas que se presenten en forma conjunta entre elaboradores y técnicos. Se considera muy importante e interesante la vinculación con otras experiencias asociativas de grupos de elaboradores de vino casero, favoreciendo el intercambio y el fortalecimiento del grupo. Además, se articula con otras Instituciones del medio con el objetivo de abordar en forma integral las problemáticas de los elaboradores y se participa de las mesas zonales del Foro de la Agricultura Familiar como una estrategia más de integración con el resto del sector.

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El grupo al iniciarse en la actividad, año 2008, no poseía la maquinaria ni los insumos necesarios para llevar adelante la elaboración. Para abordar esta necesidad se formuló un proyecto colectivo surgido de los distintos proyectos individuales, según el volumen a elaborar por cada productor y lo que necesitaba para su elaboración. Teniendo en cuenta todos los proyectos se determinó cuales insumos eran de uso individual y cuales se podían usar en forma colectiva. Así se decidió la compra de tachos de fermentación para cada productor, de una moledora descobajadora mecánica, dos tapadoras, insumos necesarios para la elaboración (metabisulfito y levaduras), como así también corchos, botellas, cápsulas y etiquetas; es decir todo lo necesario para producir el vino casero y poder sacarlo a la venta. Con esta información los productores y los técnicos buscaron presupuestos y líneas de financiamiento grupales adecuadas para poder realizar las compras. Luego de varias consultas y habiendo evaluado cinco líneas, en una reunión se optó por tomar un crédito grupal del Programa Social Agropecuario (PSA), hoy Subsecretaría de Agricultura Familiar, el cual ofrecía ventajas frente a los otros: el periodo de gracia, la forma de devolución (2 años) y las fechas de las cuotas que eran fijadas en función de la época en la cual los productores tenían los ingresos. Otras ventajas comparativas de esta línea era que contemplaba la ocurrencia de contingencias climáticas, poseía muy baja tasa de interés y el crédito es otorgado a grupos permitiendo mantener la individualidad de cada proyecto. Finalmente se recibió el financiamiento (Crédito PSA de $32000) en marzo de 2009, por lo que se pudo comenzar a moler esa misma temporada. Los volúmenes molidos en la primera elaboración fueron desde 2000 a 4500 kilos de uva por productor, lo que hizo un promedio de 1400 a 3600 litros de vino por productor, siendo 4000 litros el techo de elaboración permitido por el INV para la categoría de Vinos Caseros. Para el seguimiento del proyecto se firmó un convenio entre la Agencia de Extensión Rural del INTA (AER) que aportaba la asistencia técnica y la Subsecretaria de Agricultura Familiar que garantizaba el financiamiento y el acompañamiento del avance de la experiencia. Posteriormente se realizaron otras compras en conjunto: más envases para guardar el vino, botellas, cápsulas y corchos. Estos fueron adquiridos en una bodega de la zona, que le permitió al grupo obtener insumos de buena calidad y precios, y además en cantidades que no llegaban a los mínimos de venta de los proveedores existentes. El trabajo se ha organizado en forma familiar, el proceso de elaboración implica una serie de etapas: producción, elaboración, fraccionamiento y comercialización, siendo todas las etapas importantes y requieren de organización y planificación por parte del elaborador. En las etapas de producción las tareas generalmente las realiza el productor, interviniendo la familia en algunas de ellas como la poda, atado (de las plantas a la estructura de sostén), o cosecha. Sin embargo en la elaboración y fraccionamiento del vino casero otros integrantes de la familia se involucran en algunas tareas, favorecido esto por la coincidencia del lugar de elaboración con la vivienda. El trabajo asociativo se concreta en la etapa de elaboración, por el uso conjunto de una moledora-descobajadora; además, comparten prensa manual, dos tapadoras y un filtro. El grupo ha desarrollado una estrategia colectiva para hacer frente a algunos gastos, posee un fondo común donde los productores hacen un aporte todos los meses para contar con dinero para la compra de insumos para la elaboración, de materiales para las ferias o cualquier eventualidad que se presente. Dentro de la estrategia técnica se realizaron reuniones de intercambio de información y prácticas realizadas, de análisis y planificación de actividades. Los técnicos realizaron un seguimiento del cultivo para obtener uvas sanas, que son la base del buen vino. Charlas técnicas, prácticas en fincas y propuestas de mejoras son algunas de las actividades. En la etapa de elaboración se realizó un seguimiento de la misma in situ. Además se monitoreó el proceso, la higiene y se realizan toma de muestras, análisis y correcciones para garantizar la calidad. La estrategia de capacitaciones esta asociada a todas las otras estrategias como así también a todos los temas que hacen a la producción desde la importancia técnica, económica y social que conlleva. Las capacitaciones que se realizaron fueron: manejo de cultivo en general, proceso de elaboración, conservación, fraccionamiento y comercialización de vino; seguimiento del proceso de elaboración de vino (toma de muestra,

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registro de elaboración, análisis, interpretación de los resultados, correcciones, higiene); degustaciones de vinos elaborados; seguimiento de análisis químicos y sensoriales de los vinos. Dentro de las capacitaciones se destacan los “Seminarios de vinos caseros” desarrollados en la región por la Asociación de Elaboradores de Vino Casero de Lavalle, que apoyan la iniciativa y promueven la organización de los productores. En cuanto a las estrategias comerciales se podría decir que es la menos desarrollada en forma colectiva por el grupo en relación a las demás. Sin embargo, se ha trabajado en conjunto para desarrollar una imagen común que los identifique, tanto a ellos como grupo, naciendo el nombre de ”Viñateros Unidos del Este”, como al producto “vino casero” que elaboran; pero con la particularidad que cada etiqueta tiene los datos personales de cada elaborador y su marca (según normativa). Para lograr esto, se cumplieron dos etapas: al inicio cada elaborador realizó con su familia una idea de etiqueta, y una segunda, en la que se contrató una diseñadora quien trabajó con todas las propuestas, concluyendo, luego de varias reuniones entre ambos, en la elección de una etiqueta de tres partes. Dos adelante, una superior con la imagen símbolo del grupo y una inferior con los datos propios de cada elaborador; y una contra etiqueta que posee una breve reseña del grupo. También se discutió fuertemente el tema precio, acordando fijar un piso para el precio de la botella, que fue de $6,00 y dejando libre el precio máximo para que cada familia lo fije, en base a la calidad del producto y a su posibilidad de inserción y lugar de venta. En relación a esto se habló mucho sobre la conveniencia de la venta en botella, ya que es el envase que mayor margen deja de ganancia para el elaborador (postura de los técnicos), mientras que para los productores también resultaba importante la posibilidad de vender en damajuana, ya que el consumidor local y semanal prefiere este tipo de envase ante que la botella. Finalmente a finales de 2009 se pudo comenzar con las ventas del producto, de manera individual y con la misma lógica de comercialización que se tenía previamente, dentro de los círculos de relaciones personales de cada uno. Con el tiempo empezó la difusión y las ventas fuera de la localidad donde viven a través de la venta directa, encargues o trueques. La colocación del producto la efectúa cada elaborador en los lugares donde desea realizar la venta y además en forma conjunta participan en ferias locales y regionales. Las lógicas individuales y colectivas, que interactúan en todo el proceso, vuelven a ponerse de manifiesto también en la comercialización. La participación en ferias y fiestas tradicionales locales es muy importante, ya que participa toda la familia y se generan espacios para compartir e intercambiar hacia adentro y fuera del grupo. Es una instancia que se aprovecha para que la gente de la zona conozca el proyecto, a cada uno de los elaboradores y su familia; y también para que el grupo conozca otros elaboradores, proveedores, etc. Además se imprimieron folletos en los que figuran los datos de contacto de cada elaborador y tarjetas personales individuales de cada emprendimiento. Se construyó un cartel y dos banners utilizados en diferentes eventos en los cuales se participa.

Situación Actual El grupo desde el principio estuvo acompañado por INTA, sin ningún proyecto específico pero que asumió el seguimiento del proyecto junto al Centro de Desarrollo Vitícola, quien además acompañó financieramente algunos gastos. La SsAF otorgó el crédito a los productores con lo cual se inició el trabajo y también apoyó con políticas concretas de inclusión, como lo es el Monotributo Social para el Agricultor Familiar y el Registro Nacional de Agricultura Familiar (RENAF). Desde su inicio, se han acercado al grupo diversas líneas de financiamiento y apoyo al sector tanto a nivel local, provincial y nacional. Por ejemplo, los municipios a los cuales los productores pertenecen invitan a los productores a eventos de promoción, donde participan con muestra y venta de vinos, lo cual les abrió una puerta a difundir el vino elaborado y el proyecto. A partir del 2010 se apoya al grupo, mediante un proyecto Minifundio, dentro de la órbita del INTA local, que tiene por finalidad “mejorar la calidad de vida de las

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familias de los elaboradores través de la diversificación económica de su producción para alcanzar una mejor rentabilidad, revalorizar la cultura local y las producciones artesanales e incorporar al marco legal a los elaboradores no inscriptos que elaboran para la venta”. Este proyecto, que ve a la elaboración como una alternativa productiva rentable para el viñatero, da asesoramiento a un grupo numeroso de elaboradores de vinos caseros de la zona, en donde están incluidos los Viñateros Unidos del Este con un componente especial el de compartir maquinaria. Esta formalización como proyecto dentro de INTA posibilitó contar con financiamiento trimestral, el cual hasta ahora ha sido destinado a combustible para las visitas a los elaboradores, a la compra de material de laboratorio para desarrollar análisis que permitan tener un mejor control de la conservación de los vinos junto a los que realiza el INV, como así también a la compra de un gazebo y otros materiales disponibles para las ferias o encuentros donde participan los elaboradores, además posibilita la contratación de vehículos para ir a los seminarios. Estos gastos y otros son reforzados con el presupuesto de los Centros de Desarrollo Vitícola. En el presente los instrumentos técnicos y herramientas de apoyo al sector son superiores a los que existían al inicio de la experiencia. Hoy los productores se encuentran a la espera de financiamientos (créditos y subsidios) provenientes de la devolución de las retenciones a las exportaciones vitivinícolas por parte del Gobierno Nacional, a través de tres programas: uno para mejorar el uso de agroquímicos, otro para maquinarias agrícolas de uso común, y el tercero para mejoras de infraestructura y/o maquinarias para la elaboración de vinos, dentro del Programa de Asistencia a la Cadena de Valor Vitivinícola Argentina, impulsado desde la Subsecretaría de Economías Regionales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP) y articuladas en terreno por la Subsecretaría de Agricultura Familiar. Hoy se cuenta con un espacio concreto de comercialización en el Mercado Cooperativo La Colonia del departamento de Junín, donde junto a otros productores que participan del Foro Provincial de la Agricultura Familiar, podrán comercializar en forma permanente y directa al consumidor. Esta posibilidad surge del trabajo realizado por la Subsecretaría de Agricultura Familiar con dicha Cooperativa, en el marco de la firma de un convenio para financiar mejoras edilicias de las instalaciones. En la temporada 2011 se ha realizado la tercera molienda grupal, se aumentaron los volúmenes elaborados por la mayoría de las familias, lo que hace que la actividad se visualice como una posibilidad cierta de aumento de ingresos familiares. En cuanto a la maquinaria, el grupo incorporó un filtro de placas de pequeña escala de uso común, lo que les posibilita elaborar vinos dulces con seguridad. Además, algunos de los elaboradores han incorporado tecnologías de construcción propia (filtros de partículas gruesas, tapadoras de damajuanas) o han desarrollado adaptaciones en algunas máquinas, como también han incorporado tachos plásticos y han hecho adelantos importantes en cuanto a la infraestructura del lugar de elaboración. También se fueron dando cambios en cuanto al tipo de vino elaborado, guiados principalmente por los clientes, quienes en su mayoría, prefieren vinos dulces. Al iniciarse la experiencia se buscó elaborar vinos secos, los que brindan mayor garantía de conservación. Hoy, además, se elaboran vinos dulces, lo que ha implicado a los productores mayores cuidados en el proceso de elaboración y conservación. Se mantiene buenos niveles de venta del vino elaborado, sea tinto, rosado y blanco. En el caso de los productores que no poseían variedades tintas han injertado o hecho barbechos para incorporar a su finca unas hileras de estas variedades, proyectando a futuro elaborar vino tinto. En la actualidad están incorporados a la experiencia distintos integrantes de la familia, que anteriormente no tenían participación en las tareas agropecuarias concretas (jóvenes y mujeres). El sector identifica hoy, la necesidad de organizarse a nivel provincial y nacional, como una forma de representación y fortalecimiento. Aunque esta situación es incipiente. Los productores-elaboradores han ampliado su rol, se despegaron de su función netamente productiva para pasar a desempeñar funciones de promoción, comercialización, organización, etc. que demanda la actividad, aunque, en algunos de estos temas, de manera incipiente aún. Se encuentran en proceso de rediseño de la etiqueta de las botellas.

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El nivel de institucionalización del sector en la actualidad es muy importante. Hace tan solo un par de años, prácticamente ninguna institución ni organismo de gobierno tenía en sus agendas esta temática. La realidad del sector en cuanto a cantidad de elaboradores y posibilidades de crecimiento, aumentó de manera importante desde el inicio de la experiencia, motivo por el cual se están buscando, a niveles institucionales, mecanismos que aseguren un desarrollo ordenado y sustentable. Ejemplo de este mayor grado de institucionalización de la actividad es el impulso dado por la Delegación Mendoza de la SsAF a la actividad vitivinícola, canalizando este propósito mediante distintas actividades desarrolladas durante el 2011. Entre ellas destaca la convocatoria realizada para la creación de la Mesa Interinstitucional de Vinos Caseros y Artesanal, donde además participan el INTA, el INV, los Ministerios de Producción de las Provincias de Mendoza y San Juan, el INTI y la Subsecretaría de Economías Regionales del Ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. El objetivo de la Mesa ha sido construir una visión conjunta para el desarrollo del sector de elaboradores de vino casero y coordinar esfuerzos y recursos en pos de esa visión. También se ha articulado con la Subsecretaría de Economías Regionales del MAGyP, por un lado, y el INV, por otro, para la implementación del Programa de Asistencia a la Cadena de Valor Vitivinícola Argentina, a través de distintos proyectos que financian la compra comunitaria de maquinaria (tractores, implementos, moledoras, etc.) y tanques. Este programa redistribuye fondos provenientes de las retenciones realizadas por el Estado Nacional al valor de vinos exportados.

LECCIONES APrENDIDAS Se presentan a continuación aprendizajes que surgieron del proceso de análisis y reflexión de esta experiencia y que se ordenan según cuatro dimensiones: las lecciones referidas al perfil de los productores y cómo estas características han impregnado la experiencia que realizaron; las derivadas de los requisitos establecidos en la normativa que regula la elaboración de vinos caseros; los conocimientos relacionados con el trabajo grupal de los productores y, por último, los aprendizajes institucionales evidenciados en la práctica de intervención de los técnicos que participaron directamente de la experiencia.

El perfil de los productores Rescatamos en este punto algunas características personales de los productores y de sus formas de interactuar entre sí y con las instituciones. Surgen de las apreciaciones brindadas por sus familiares y por los actores indirectos (el enólogo, el funcionario municipal y el técnico entrevistados); características que son visualizadas como potenciadoras de la experiencia que estos productores están llevando a cabo: A nivel personal los productores del grupo “tienen mucho impulso, ven que necesitan superarse y hay mucha de esa superación en el mismo producto” (Enólogo S. Sari); manifiestan interés en mejorar la calidad de su producción, participando en cursos de capacitación y eventos de intercambios con otros elaboradores. Son “más receptivos a las mejoras o a un proceso mejor de elaboración” (S. Sari). Este perfil se contrapone al del “elaborador tradicional”, caracterizado por “no aceptar que alguien los asesorara, se cerraba en lo que sabían” (familiares). Valoran las capacitaciones como oportunidad para producir un vino distinto al tradicionalmente elaborado, mejorando la calidad, cambiando la forma e incorporando procedimientos no conocidos hasta el momento. Una de las dimensiones donde se manifiesta la presencia de esta cualidad es la relacionada a la “imagen del vino casero”, presente en distintos momentos del discurso de los productores y sus familiares: Según manifiestan, actualmente el vino casero tiene una imagen negativa, como “no muy bueno” o “tirando a vinagrito” o vinculado a delitos de adulteración, imagen que se les presenta como amenaza a la comercialización y una barrera a superar. En ellos, la identificación de uno u otro tipo se distingue a partir del

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cumplimiento de los parámetros establecidos por la norma de elaboración y de los controles enológicos, en función de los parámetros de calidad del producto. Así, los productores han incorporado estos parámetros y desde esos preceptos están alineados detrás del presupuesto de cambio de imagen que –ellos manifiestan– el vino casero necesita: “hay que romper esa barrera de que el vino casero es el que está como vinagre, que es el vino que se hacía en una bordalesa de madera, que no se lo cuidaba, que se podía picar y que tenía sus desventajas…”, “ “entonces, hay que dar a conocer que el vino casero no es el vino que están acostumbrados a tomar de los abuelos. Es otro proceso, por más que es casero porque no tiene ningún tipo de componentes ni agregados, pero que es un vino de buena calidad … nosotros somos los encargados de darlo a conocer así, haciendo un buen vino” (familiares). Se vincula a esto la relación establecida con los consumidores (ver más abajo). Esa imagen aparece referida en el eje temporal marcado por el “antes - ahora”, cuyo punto de inflexión se sitúa en el inicio de la aplicación de las normas de elaboración y de los controles enológicos: “eran vinos turbios, a los que no se les había hecho ni un proceso, sin una tecnología, y así vendíamos, y al último ya lo vendíamos picado. Ahora cuando se creó este grupo ya sí, inscriptos en el INV, con asesoramiento y todo organizado para poderlo vender bien, y hacerlo legal, como debe ser”. En consonancia con la visión que tienen los productores sobre el vino casero, uno de los técnicos manifiesta que “se tiene que trabajar la imagen del vino casero porque va a seguir teniendo tradición pero también tecnología, no va a ser el vino tradicional que el abuelo lo metía en un tacho, lo dejaba un año y después no sabía qué pasaba, pero tampoco va a ser el vino top de las bodegas que están de moda ahora” (Técnico M. Scipioni). Otra dimensión en la que se ha observado “apertura” por parte de los productores es en la relación con el consumidor, con la mirada puesta en lo que este quiere y va marcando (en gustos, calidad y precio). Aparece aquí también la vinculación con la imagen tradicional del vino casero, más avocado al consumo propio. Elaborar para otros los ha movilizado a realizar cambios en los procedimientos en vistas a realizar las correcciones necesarias: “la comercialización les abre un mundo y un panorama que no conocían … empezaron a elaborar como ciegos y han ido ajustando su producción a la demanda del consumidor” (Técnico M. Scipioni). Se ha observado que estas cualidades se relacionan con la proyección a futuro que los productores tienen de la elaboración de vinos caseros como una actividad que genera una fuente de ingresos genuino para sus familias, que promueve el arraigo en su finca y da independencia. Visión, a su vez, estrechamente relacionada con el ciclo de vida del núcleo familiar: aquellos productores cuyos hijos viven en el hogar y participan de las tareas de elaboración, han mostrado mayor interés en aumentar el cupo de elaboración y mejorar rápidamente las condiciones de la misma, pensando en “dejarle algo a los hijos, para que tengan algo para trabajar y que no se tengan que ir” (Técnico M. Scipioni); mientras que aquellos productores mayores, con hijos que viven fuera del hogar y trabajan fuera de la actividad vitícola, “no han manifestado necesidad de crecer en volumen, en ventas, de salir, de andar … sino que hacen el vino por una cuestión de ingresos, pero también por placer, porque a la mayoría le gusta lo que hace” (Técnico M. Scipioni). A nivel grupal, Viñateros Unidos del Este ha funcionado como “un grupo muy unido, que tiene un objetivo marcado y van todos al mismo lado … tienen claro cuáles son los objetivos como grupo y pueden trabajar en eso” (C. De Vito, Municipio de Rivadavia). Característica que se aleja, según su opinión, del común denominador de los pequeños productores vitícolas de la zona: desunidos, dispersos y con escasas iniciativas asociativas desde las cuales generar oportunidades para disminuir costos o para alcanzar posiciones más favorables para negociar la venta de su producción

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Características de la legislación que norma la elaboración de vinos caseros La normativa del INV (Res. 27/02) para la elaboración de vinos caseros establece algunos parámetros que han sido procesados y potenciados por el grupo en distintos aspectos, respaldando la actividad de Agregado de Valor a la producción vitícola: Bajo sus términos, la elaboración de vinos caseros irrumpe en la lógica de análisis de cadena, donde el viñatero minifundista sólo tiene lugar como proveedor de materia prima para el sector industrial, modelo que continúa vigente. La experiencia es un ejemplo de ruptura de la lógica según la cual el vino sólo lo hace la bodega y donde los productores son los proveedores de materia prima. Con la legislación se crean condiciones que desvanecen esta situación: “lo que hay que mostrarle a la gente es que el pequeño productor ha llegado a producir lo de él y sacarlo a la venta legalmente… Porque hasta hace un tiempo atrás salía el grande con un vino etiquetado a la venta y el chico lo vendía clandestinamente. Ahora el chico ha logrado estar legalizado y ha salido a vender su producto…”. Como se explicara más arriba, el elaborador registrado declara un domicilio de elaboración que, como sucede en el caso de los siete productores de Viñateros Unidos del Este, coincide con el de sus viviendas particulares. Con el cumplimiento de este requisito, no sólo los productores se iniciaron en la formación de una nueva actividad sino también, y a la par, los miembros de sus familias, incorporando los conocimientos y asumiendo tareas repartidas según las posibilidades de los mismos: “… nosotras, cuando no estamos en la escuela con mi hermana, le ayudamos, ya sea a tener una manguerita o en el llenado de botellas o el pegado de las etiquetas … mi mamá en la elaboración no colabora, pero sí cuando van a vender con mi papá”. La elaboración en la casa, posibilitada por la legislación, ha establecido condiciones para la incorporación de mano de obra familiar, potenciando el valor de los ingresos generados y promoviendo el arraigo de los miembros, especialmente los jóvenes. Vinculado a este punto aparece lo que se mencionara más arriba sobre la “proyección a futuro” de la actividad que los productores tienen para su familia y su explotación, funcionando como un “incentivo”: “ahora ya vamos elevando el cupo y el entusiasmo … vamos a hacer más, vamos a mejorar, vamos a tratar de tener un lugar mejor para poder elaborar mejor … Te incentiva e incentiva a los más chicos a tratar de hacer mejor las cosas y hacer mejor calidad y más cantidad. Entonces, es bueno para la familia”. De haberse planteado en la estrategia una elaboración comunitaria, el escenario hubiese sido distinto: “la ventaja que tiene el elaborador casero, en beneficio con la legislación, es la mano de obra familiar… ahora, si vos te vas a una elaboración comunitaria trabajarían solamente los titulares, el hombre o la mujer, pero sólo el que sea titular” (Técnico M. Scipioni). Si bien la incorporación de los miembros de la familia no fue un elemento considerado en la estrategia de intervención, hoy nos muestra el potencial que tiene en este grupo. Consideran a la experiencia como una “empresa familiar”, valorizando que el negocio quede dentro del ámbito doméstico. Otro aspecto de la legislación es el cupo máximo establecido en 4.000 litros de vino por productor inscripto. Según el enólogo esta cantidad ofrece ventajas a los elaboradores, respecto de las bodegas: permite un mejor control de variables (difíciles y muy costosas de mantener con mayores volúmenes), impactando en la calidad de los vinos, y posibilita rescatar la individualidad y la identidad, como elementos deseables en el mercado vitícola: “está bueno mantener cierta individualidad dentro de lo que es el vino, … la industria del vino se caracteriza por eso”. Sin embargo, la experiencia de este grupo muestra que sostener una elaboración individual (de cada familia) es una decisión marcada más por el peso del componente familiar que por el valor preferencial de su producto (identidad) frente al consumidor. En este grupo, si bien los vinos elaborados mantienen sus propias características, no lo priorizan como una ventaja en cuanto a la comercialización, sino como representación del trabajo de la familia en el producto. Es en este aspecto donde se remarca el valor agregado de su producción. El grupo ha procesado estas condiciones para generar y fortalecer la actividad intrafamiliar, más que como una cualidad para la venta.

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Con la implementación de la legislación se interpreta que se avanza en la formalización de un sector anteriormente invisibilizado a través de la legalización del producto, mejorando condiciones y abriendo nuevos canales para la comercialización. Son “vinos con estampillas y análisis”. Es la imagen que brinda la legalización del producto y que ellos han incorporado y utilizan: “al mostrar en cada botella que lleva la estampilla del instituto (INV), que es un vino con análisis, que es un vino autorizado, ya te lo miran de otra manera” (familiares). Los productores entienden que el apego a la normativa ofrece “un respaldo muy grande” a la comercialización de sus vinos. También la legislación, al no reglamentar el espacio físico de elaboración sino los parámetros de inocuidad, da la posibilidad de elaborar con distintos y bajos recursos, adaptando las condiciones materiales según las disponibilidades de los pequeños productores familiares. Para ellos ha sido relevante elaborar un producto terminado “con lo que tienen en sus casas”, ya que los procedimientos no requieren de grandes cambios en la infraestructura de sus viviendas, alcanzando lo que siempre se ha visto como hecho por una bodega, con maquinarias y tecnologías. Los productores interpretan esto en el sentido de que “se flexibiliza con nosotros”, “nos dan una mano”, “es algo para que nosotros podamos insertarnos”. Por último, si bien la legislación marca una elaboración individual porque la inscripción es a nombre de una persona, con un domicilio fijo, la experiencia muestra que aún manteniendo apego a la norma de elaboración, se evidencia un espacio abierto a la posibilidad de “hacer” en otras dimensiones más allá de ella; oportunidad que se complementa con las características establecidas por el marco institucional de las agencias que han intervenido en la experiencia, INTA, SsAF y CDV, y que ha sido tomada por este grupo al generar maneras y mecanismos de trabajo en conjunto. Es un espacio que la normativa no ha legislado y que ha posibilitado formas de trabajo grupal y comunitario.

Aspectos del trabajo grupal La estrategia organizativa implementada por las instituciones que intervinieron derivaron en distintos mecanismos de trabajo grupal creados y sostenidos por los productores: mantienen reuniones periódicas (las programadas por los técnicos y también por ellos mismos); realizan compras en conjunto y de elementos de uso comunitario, con reglamento de funcionamiento; han desarrollado buenos canales de comunicación entre sí; participan –y se representan– en eventos a los que son invitados; realizan entre ellos consultas técnicas y productivas e intercambios de herramientas; crearon un fondo común para gastos de insumos y arreglo de maquinarias; comercializan en conjunto una parte de su producción; e intercambian variedades de vides entre ellos. Mecanismos sostenidos sobre dos pilares realzados por los productores: la confianza y la horizontalidad (relaciones de igualdad entre sí). Estos mecanismos son visualizados muy positivamente por los productores, manifestando no necesitar realizar cambios o ajustes a los mismos: “hasta acá yo estoy muy conforme, yo lo veo muy bien”. En este sentido el funcionamiento grupal alcanzado se encuentra en acuerdo con las posturas manifestadas por el enólogo S. Sari: “para ser competitivos en lo casero hace falta que se agrupen. Se pueden agrupar sin perder la identidad. Los costos de los insumos en pequeña cantidad son muy elevados … lo mismo ocurre con la maquinaria (para moler, fraccionar y llenar envases) y los filtros; las maquinarias que se construyen para la industria están desarrolladas para grandes cantidades, queda grande a un pequeño productor, por eso al agruparse pueden compartir maquinaria de última generación… También en la comercialización, que es mejor ir en grupo que ir separado”. También se manifiestan en este punto acuerdos con la posición expresada desde el INV por C. Quini: “Pienso que lo mismo se puede seguir asociados sin tener un lugar de elaboración común, porque si ya tenemos un lugar común para la elaboración estamos sumando los 4.000 litros de cada productor y cuando nos queremos acordar es una bodega y ya la norma es distinta que la del elaborador de vinos caseros”. Se establece entonces un esquema claro en términos de elaboración individual

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–aprovechamiento de recursos en forma grupal y comunitaria–; esquema que los productores de Viñateros Unidos del Este han implementado, obteniendo muy buenos resultados de sus ventajas. Con algunos años de trabajo conjunto transcurridos, el grupo hace referencia constantemente a aquello que los ha mantenido unidos: “aclarar las cosas de frente”, “dejar de lado lo individual y buscar una imagen que nos represente como grupo” (ejemplificado en el diseño de la etiqueta), “se respeta lo que dice la mayoría”, “no cerrarse en lo que uno piensa, escuchar al otro” (productores). También se valora el sistema de turnos para el uso de la maquinaria, el funcionamiento grupal frente al financiamiento solicitado, la compra conjunta y la colaboración entre sí en momentos de elaboración. Ahora bien, de la dimensión grupal-comunitaria desplegada por este grupo de productores también se desprenden otras puntas, cuyas reflexiones quizá excedan a este trabajo, pero que igualmente quedan mencionadas: una hace referencia al grado de asociación u organización que el grupo ha alcanzado y su proyección en el sector y en la posibilidad de generar representatividad e incidencia en las políticas públicas destinadas a los mismos. Esta dimensión de la experiencia es atravesada por las características estructurales de la composición social de la vitivinicultura: “en el sector vitivinícola lo que ha pasado es que los eslabones superiores de la cadena son los que están más unidos, más corporizados, hay asociaciones, sociedades, pero de la bodega para arriba. Los eslabones más bajos, más propios de la producción de materia prima, están más atomizados” (Técnico M. Scipioni). Esta situación se evidencia en las historias personales y la representación que los productores tienen del asociativismo: “yo ya venía de una cooperativa (vitícola) de la que me había retirado, una experiencia muy mala, malísima y vino Alberto a hablarme … Claro, la gente piensa que esto es una cooperativa, por eso no se quieren unir.”). Relacionado con lo anterior, otro aspecto que se desprende está referido al papel de las instituciones en la formación y sostenimiento de las experiencias asociativas de los pequeños productores. Las instituciones intervinientes, a través de la estrategia organizativa planteada y, posteriormente, sostenida por las/los técnicas/os, han funcionado como “respaldo” de la organización grupal de estos siete productores que, recordemos, no se conocían todos entre sí al iniciarse el proyecto. Esta situación, frecuentemente observada en el trabajo con los agricultores familiares, es vista como necesaria por parte de productores que cuentan en su historia con experiencias previas negativas o nunca alcanzadas: “nosotros estamos organizados porque estamos acá” (productor que hace referencia a la sede de la AER de INTA Junín).

El perfil de los técnicos y la tensión al interior del modelo vitivinícola predominante A lo largo de este trabajo se ha buscado interpretar una experiencia de valor agregado a la actividad vitícola y cómo esta se ha desenvuelto entre dos “lógicas” de funcionamiento: una individual, marcada por la legislación que norma la elaboración de vinos caseros, y una grupal o comunitaria, promovida por las instituciones estatales desde las que se ha acompañado, asesorado y financiado a este grupo de siete productores. Este ha sido el hilo conductor de un proceso de análisis y reflexión de la experiencia. Sin embargo, entendemos que en el trasfondo de lo que para nosotros representan estas “lógicas” se encuentra presente una tensión que cuestiona al modelo vitivinícola actual y que, a partir de la sistematización de esta experiencia, se ofrecen algunas puntas para continuar indagando y debatiendo. Un punto de partida es la propia legislación de elaboración de vinos caseros del INV que surge en un contexto doblemente condicionado: en lo social, por la necesidad de formalizar una actividad que generara ingresos genuinos complementarios a las familias de agricultores familiares, en un momento de recesión económica. En lo económico productivo, ante la amenaza que esta actividad, desarrollada de manera informal y clandestina, representaba para la creciente y potencial industria vitivinícola, en un contexto de apertura a nuevos parámetros del mercado nacional e internacional.

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Esta tensión es vista como una tensión entre “modelos” de elaboración (vinos “top” o “Premium”-vinos caseros) y se visualiza en todo momento, en distintas dimensiones de la experiencia. De ello ha surgido un conjunto de aprendizajes y aportes tendientes a revisar la práctica de intervención institucional en experiencias vitivinícolas relacionadas con el vino casero.

La visión de las instituciones desde las que se intervino La experiencia se origina y desarrolla en un momento donde, exceptuando al INV, la elaboración de vinos caseros aún no representaba una prioridad institucional de trabajo con los agricultores familiares mendocinos. Sin embargo se ha observado que la temática, en general, y la experiencia, en particular, ha mostrado la necesidad y pertinencia del trabajo institucional para con este sector, produciendo un cambio de mirada, particularmente en el INTA y en el Centro de Desarrollo Vitícola. En este trabajo se valora el proceso por el cual los preconceptos de las instituciones son redefinidos por los aportes que surgen de las propias experiencias. Un caso se observa en la legislación del INV que contemplaba situaciones “esperables” en la elaboración de vinos caseros y que, en los hechos, no se han generado. Por ejemplo, se estableció que el vino casero podía tener la acidez volátil (olor a acidez) más alta que el vino elaborado en bodega. Se trata de un parámetro que indica el estado de conservación del vino: mientras más alta la acidez volátil, peor es la conservación, y viceversa. Al cabo de uno o dos años de implementada la legislación los productos tenían la volátil en bajos niveles. Lo mismo sucedió con el anhídrido, utilizado como conservante, del cual se les permite utilizar más cantidad que una bodega y en la realidad no necesitan usarlo. Esto muestra que, en la elaboración de vinos caseros, hay una correspondencia entre las condiciones de elaboración y la calidad del producto obtenido.

El perfil de los técnicos que intervinieron en esta experiencia, más allá de las propias instituciones Se trabajó con la temática más allá de las prioridades de trabajo que las instituciones tenían en el momento en que este grupo surge. La metodología utilizada por los técnicos en la estrategia organizativa: “bajamos toda la información a los productores y vemos qué quieren hacer, más que dirigir un proceso intencionadamente” (técnica). Compartimos ideas respecto del Desarrollo Rural, relacionado al arraigo de los productores; una ideología más cercana al trabajo con los pequeños productores, en proyectos comunitarios y asociativos, y no asesorando a productores individuales con explotaciones de mayor tamaño. Se trata de una orientación contrapuesta a aquella netamente técnica que se basa en un paradigma de agricultura industrial y tecnologizada, que responde a un modelo de acceso restringido a un sector de vitivinicultores de altos recursos. Por lo general la propia formación académica y curricular de los técnicos se orienta más hacia un paradigma reduccionista del medio rural, visto solo desde su cara productiva y evaluando costos y rentabilidad, desconociendo otros factores: sociales, ambientales, culturales ente otros. Una formación distinta a la que ofrecen los centros académicos se adquiere a partir de la búsqueda personal del técnico, ya que exige canales y herramientas diversas a las curriculares y académicas. Los técnicos vinculados a esta experiencia asimismo jerarquizamos en nuestra práctica a la extensión rural y la ponemos en valor, consideramos que tiene la misma importancia que la docencia, la investigación y entendemos el rol social de nuestra tarea como comunicadores y nexo del conocimiento científico y la sociedad, vemos en la extensión un acto de reciprocidad cognitiva, donde se pueda realizar un intercambio se saberes y la búsqueda de respuestas acordes a la realidad de cada elaborador. Tensión entre el modelo de ingeniero agrónomo que orienta la universidad en temas de vitivinicultura y el modelo de extensión rural: la carrera de Agronomía forma a los estudiantes según la economía regional y el

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cultivo de relevancia. En el caso de Mendoza, la vitivinicultura es el modelo que marca la economía provincial; modelo que tiene que ver con un profesional formado para responder a las grandes empresas y a modelos de transferencia tecnológica (transferencia de “receta”) en cualquier cultivo que se quiera trabajar, y siempre a gran escala, en nuestro caso, para las bodegas. A partir de la experiencia de Viñateros Unidos, esta impronta encontró sus límites en distintos aspectos, generando aprendizajes en los técnicos que participaron: Un primer aspecto ha sido el conjugar las dos lógicas en su práctica de intervención: lo individual marcado por la formación académica y lo grupal marcado por los parámetros institucionales. En su asesoramiento técnico se evidenció que los estándares de calidad y los parámetros de degustación de vinos que utilizan corresponden al modelo industrial (vinos Premium). A su vez, también los productores tienen incorporado los parámetros de calificación del vino que se utilizan en los vinos varietales. Hay una tensión entre esto y el producto que elaboran que tiene una cualidad diferencial. Esta situación puso de manifiesto la necesidad de trabajar junto al productor en la valoración de parámetros propios para las propiedades organolépticas de los vinos caseros. Otro punto es el tema varietal: a partir de la asistencia técnica, en algunos casos se reemplazaron las variedades que ellos tenían por buscar incorporar variedades nuevas, más usadas en la industria. Sin embargo, sucedió que algunos productores no pudieron vender los vinos hechos con algunas variedades porque al haberse privilegiado que se elaboraran vinos secos (sano), algunas variedades no fueron aceptadas por los consumidores habituales de vinos caseros (ejemplo de esto son los vinos de variedad rosada). El tipo de envase a utilizar fue otro punto donde la asistencia técnica reconfiguró su práctica de intervención: en la industria vitivinícola, comercializar el vino en botella resulta más rentable y no se recomienda la utilización de damajuanas. Sin embargo, la experiencia mostró que los productores comercializaron muy bien su producción con este último tipo de envase. Esto llevó a reconocer que el productor cuenta con un mercado local para damajuana y que resultaba desconocido como opción rentable para los técnicos. Otro momento en donde se evidenció la presencia del paradigma industrial fue en el tema de la filtración: “los técnicos traemos una impronta de que al vino tenés que filtrarlo porque lo que impone el mercado de la vitivinicultura varietal es que el vino sea brillante, límpido. Y te das cuenta que antes y después del proceso de filtración el vino es totalmente distinto. Y muchas condiciones del vino que lo caracterizan como “casero” se pierden con este procedimiento” (técnica). Las características de los lugares de elaboración también mostraron un punto en el que se produjo una adaptación de los parámetros que traían los técnicos: “la costumbre es ver instalaciones cerradas, tipo bodegas, y nos adaptamos a diferentes situaciones y trabajamos en esas condiciones con criterios de higiene. Y de hecho ha funcionado, se cumplen las condiciones” (técnica). En síntesis, a partir de distintos momentos desarrollados en la experiencia se observa que en diferentes aspectos se entiende que la elaboración de vinos caseros replica la elaboración industrial a pequeña escala, proceso centrado en la elaboración de varietales. Los técnicos advierten de esta mirada de la cual toman distancia, considerando que esta visión de la actividad hace competir a los elaboradores de vinos caseros con las bodegas frente al consumidor y cuestiona la identidad del vino casero. Más bien rescatan la existencia de un mercado propio de este tipo de productos cuyos consumidores no gustan del vino industrial (seco). Este mercado debe ser cuidado y fortalecido, ya que ha posibilitado a estos productores buenos niveles de comercialización, sin afectar al mercado convencional que hoy se encuentra deprimido. La idea se expresa en palabras de una de las técnicas participantes: “el gran desafío del vino casero es mostrarse como es y educar al consumidor para ese producto, porque realmente es distinto y hay que abrir ese juego y no compararlo con un vino industrial”).

Recomendaciones al enfoque de trabajo con vinos caseros Sería necesario identificar atributos propios de los vinos caseros: se propone establecer parámetros organolépticos que distinga al vino casero y que resulte atractivo para un mercado que así lo consume. Las zonas

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rurales son las consumidoras mayoritarias de este vino. En relación a esto, el volumen de producción permitido a cada elaborador es acorde a este mercado. En relación a lo anterior, desarrollar conocimientos y capacitaciones en este tema, dando a conocer a consumidores y evaluadores las diferencias de apreciación de vinos caseros y vinos industriales y reconfigurando el perfil del asesor/técnico. Sería interesante ver otras dimensiones de la elaboración, no sólo centrarse en las condiciones del producto (cualidades organolépticas), sino también centrarse en el modelo de producción y los procesos derivados y en las características de los elaboradores. Trabajar en una imagen del vino casero donde se refleje el trabajo familiar, un proceso de trabajo distinto, producto de una actividad que genera arraigo y como experiencia de agregado de valor en origen. En relación a esto, promover un mercado que, más allá de la calidad, sea socialmente responsable, fomentando las propias ventajas que la elaboración de vinos caseros ofrece (alta calidad, producto con controles, precio accesible a distintos sectores, disminución de la distancia productor-consumidor).

BIBLIOGRAFÍA • Guiñazú, Raúl H. y otros (2010). “Guía de elaboración de vinos caseros”. Subgerencia de Investigación para la fiscalización, Instituto Nacional de Vitivinicultura, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. • Resolución Nº C27 de la Ley de Vinos Nº 14878. • Proyecto “Viñateros Unidos del Este” presentado a la SsAF en el año 2008. • Fichas técnicas del Centro de Desarrollo Vitícola. • INTA: Encuestas socio productivas y tecnológicas de elaboradores de vinos caseros. • Programas de capacitaciones y encuentros a los que el grupo asistió. • Entrevistas:

- Santiago Sari (Enólogo). - Marcos Scipioni (Técnico de la SsAF). - Claudia Quina (INV). - Cristian De Vito (Municipio de Rivadavia). - Productores. - Familiares.

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Capítulo VII

Provincia de san juan EQUIPO INTEGRADO DE CAPACITACIÓN: ACERCÁNDONOS PRODUCTORES Y TÉCNICOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIO DE FORMACIÓN DE DIRIGENTES38. Equipo: • Álvarez, Graciela; De la Fuente, Sandra; • Delgado, Guillermo; • Martín, Pablo; Villavicencio, Silvana

INTRODUCCIÓN El fortalecimiento de las organizaciones del sector de la Agricultura Familiar ha pasado a ser uno de los objetivos centrales del accionar de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF), desde que se inició el proceso de cambio institucional a que dio lugar la creación del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP). Y en este sentido, en la región Cuyo y más concretamente en la provincia de San Juan, el vínculo entre organizaciones y Estado ha tenido el componente formativo como uno de los aspectos prioritarios. Por esto es que desde hace ya cuatro años, se están realizando capacitaciones que apuntan en esta dirección. En el año 2008 se inició un camino de aprendizaje por el que han transitado juntos, Estado y organizaciones de la Agricultura Familiar. Camino que trasciende el aprendizaje conjunto en lo productivo, valorizando culturas y conocimientos arraigados en los pobladores rurales, para ir más allá y abarcar las formas de organización de los agricultores familiares, cuyas bases también son parte de sus universos culturales y saberes diferenciados. Este proceso formativo es el objeto del presente trabajo de sistematización de experiencias de desarrollo rural. Hay que aclarar que, en el contexto de la región, desde la Subsecretaría de Agricultura Familiar y su predecesor el Programa Social Agropecuario (PSA) no se había generado ningún proceso con similares características39. Con el objetivo de acompañar a los/as agricultores/as familiares en la construcción de un espacio de participación política para el mejoramiento de las condiciones de vida en el medio rural, se ha estado incidiendo 38 El sentido de la distinción entre técnicos y productores es uno de los ejes de discusión en este trabajo. Si bien a lo largo de estas páginas se usa esta terminología, sigue sin parecernos la más apropiada. Creemos que ambos términos están demasiado cargados simbólicamente y no dan una muestra fiel de las conclusiones a las que hemos llegado en este trabajo. Por tanto, aunque se mantendrán ambos vocablos, los integrantes del equipo sistematizador queremos manifestar que mantenemos la intención de plantear una opción superadora de las diferencias que la misma terminología plantea. 39 Resultaría demasiado extenso para los propósitos de este trabajo el describir, siquiera brevemente, los antecedentes en formación política para organizaciones. En distintos momentos de la historia se han dado importantes procesos de formación, desde el ámbito gremial, movimientos de base, ciertos sectores de la iglesia católica, etc. Podemos confirmar, en cambio, la novedad de este tipo de experiencias en el contexto de la provincia y organizadas desde nuestra institución.

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en la apropiación de una serie de prácticas y herramientas para la participación en el espacio público de toma de decisiones. En este sentido, las temáticas que se abordaron tienen que ver con la contextualización histórica de los procesos, los aspectos organizativos y comunicativos al interior de cada una de las organizaciones, modelos de desarrollo y políticas específicas para el sector, modelos de liderazgo, entre otros temas. En los años 2008 y 2009 se realizaron sendas capacitaciones a nivel regional para integrantes de organizaciones de la Agricultura Familiar, con la participación de casi 150 dirigentes. Las capacitaciones fueron organizadas por un equipo regional de técnicos de la SsAF y para las actividades y exposiciones se contó con representantes de instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Universidades o la misma SsAF y dirigentes de organizaciones de otras regiones del país. En las capacitaciones realizadas desde entonces, menos en el año 2009, han participado un grupo de técnicos de terreno que siguieron el proceso de formación de los dirigentes, con tareas específicas de acompañamiento. Estas capacitaciones estuvieron divididas en módulos de tres días de duración, e incluían el compromiso de que los participantes en la capacitación de realizar una actividad de devolución y reflexión con el resto de los integrantes de sus organizaciones, como un ida y vuelta entre lo vivido en la capacitación y el trabajo en las organizaciones. Este fue desde el inicio un punto estratégico en el armado de las capacitaciones, ya que se pretendía que el resultado de la misma llegara al conjunto de las organizaciones y no únicamente a los asistentes. Además, el carácter de las capacitaciones se orientó en todo momento hacia la posibilidad de aplicar los conocimientos a la situación real y concreta de las organizaciones. En la tercera edición de las capacitaciones, en el año 2010, se adoptó una nueva modalidad de trabajo para llegar a cada uno de los territorios con la intención de instalar el proceso formativo y de construcción política. Tomando la propuesta del Centro Nueva Tierra (www.nuevatierra.org.ar) de propiciar la conformación de “escuelas de ciudadanía”, se dio una nueva orientación a la capacitación. Al espacio regional de formación concurrieron equipos integrados de técnicos y referentes de organizaciones (8 a 10 integrantes por provincia), con la misión de replicar posteriormente las actividades de formación en sus lugares de origen. De esta manera, a lo largo de los meses centrales del año, se sucedieron cuatro módulos regionales intercalados con tres provinciales (esto para el caso de San Juan), de tal manera que a nivel regional se podía hacer el seguimiento de las actividades provinciales. Los participantes en las capacitaciones provinciales igualmente tenían que realizar las actividades intermódulo con las organizaciones en los diferentes territorios. Esta nueva modalidad de trabajo, referida a un equipo integrado por técnicos y productores para la planificación y ejecución conjunta de capacitaciones de dirigentes, resultó ser el principal desafío de la etapa 2010 de capacitación. Principal desafío, porque los contenidos teóricos han redundado en la reiteración del deber ser del dirigente, herramientas de análisis de la realidad, planificación de estrategias de transformación social, etc. Tradicionalmente estos contenidos han sido elaborados y dictados desde paradigmas educativos de tipo tradicional, en el cual se legitima la voz del capacitador por encima de la posibilidad de réplica de los capacitandos, que ven limitada su participación a aquellos momentos en que es expresamente requerida. El conocimiento se transfiere, así, como algo acabado y cerrado del capacitador a los capacitandos reforzando un papel pasivo de estos últimos. En cambio, en este intento de trasladar el eje metodológico a una visión de construcción en conjunto, entre quienes supuestamente tienen el saber y quienes no, llevó a revalorizar la experiencia como forma de conocimiento compleja de la realidad, en la cual todos nos hemos encontrado insertos y agregándole o mezclándose con contenidos teóricos incorporados en instancias de educación formales, llevaron a que la construcción conjunta entre técnicos y productores se sintiera “propia”, “útil” y “adecuada” a los objetivos perseguidos. Esta modalidad de trabajo en equipos conformados por productores referentes de organizaciones y técnicos de la SsAF se ha mantenido en la edición del 2011 de la capacitación para dirigentes de organizaciones (desde el inicio fue denominado “equipo de formación de formadores” y, de manera más abreviada, “equipo forfor”). Incluso, como en el caso de San Juan, el equipo ha asumido el compromiso de realizar otras activida-

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des, como la de formación política destinada a los Delegados Provinciales del Foro de Agricultura Familiar40 y la realización de encuentros de jóvenes rurales en distintos departamentos de la provincia41. En el año 2011, la articulación regional ha tenido únicamente una función de puesta en común de las experiencias provinciales y no de capacitación y demarcación de las temáticas (como en el 2010), recayendo toda la responsabilidad de las capacitaciones en los equipos provinciales. Esto llevó a que en el inicio de las actividades del equipo este año, se diera la reflexión sobre qué objetivos, temáticas, actividades, metodología, etc. era necesario adaptar a la situación y los procesos de las organizaciones en la provincia. Como se mencionó más arriba, en la trayectoria institucional del PSA y la SsAF en la provincia de San Juan no se había dado una experiencia de formación planificada y ejecutada entre técnicos y productores, que han tenido a cargo la decisión de la selección de contenidos teóricos y metodológicos, desde un pie de igualdad que les dio pertenecer al equipo integrado de capacitación for-for. Y en este contexto, la propuesta de trabajo conjunto de productores y técnicos para el armado e implementación de la capacitación dio lugar al surgimiento de un espacio de relaciones interpersonales que fue en el cual se pudo co-crear desde la comprensión, entendimiento y encuentro con el “otro” social y culturalmente diferente. Este espacio de comprensión y creación conjunta fue la amalgama entre dos saberes diferenciados e igualmente válidos. Y en este sentido, en cómo se dieron los vínculos e integración de saberes, ha sido el aspecto que, al Equipo responsable de la Sistematización de la experiencia, nos resulta de mayor relevancia. Por motivos prácticos, para la sistematización se tomó la experiencia de trabajo del equipo integrado a lo largo del 2010 en el armado de la capacitación para dirigentes en la provincia de San Juan. Tomando esta referencia del 2010 como pauta temporal, el análisis de los antecedentes se limitó a las capacitaciones de 2008 y 2009 (etapa inicial o previa) y a la del 2011, como situación actual o posterior a la experiencia. Además, otra limitante para el análisis ha sido que en los años 2008 y 2009 no se realizaron las capacitaciones de dirigentes en el ámbito provincial, por lo que se ha tomado a las capacitaciones regionales como ámbito de análisis. Hemos considerado una serie de dimensiones para estructurar el análisis que hacen referencia a las interacciones que se han dado al interior del equipo y al producto final generado, la capacitación misma. Estas dimensiones hacen referencia a: 1) la comunicación entre los integrantes del equipo (los términos empleados, el ritmo de la comunicación, las intervenciones y el turno de palabra, la toma de decisiones y el espacio físico del grupo); 2) las relaciones que se establecieron entre sus integrantes (los criterios de selección de los integrantes del equipo, de dónde y cómo surge la propuesta de conformar un equipo integrado por productores y técnicos, quién y cómo define la temática de la capacitación, cómo se integran los aportes y conocimientos de productores y técnicos y cómo incide la dinámica de trabajo en el equipo en la metodología implementada en la capacitación); 3) el sentimiento de pertenencia (los tiempos compartidos, la predisposición al intercambio en el equipo, la valoración del otro); y 4) las características de la capacitación en sí (la temática de la capacitación, las dinámicas de integración-desinhibición y lo festivo en la capacitación y los resultados alcanzados a nivel personal de los participantes y a nivel de las organizaciones y el Foro de Agricultura Familiar). En el caso de San Juan, la apuesta institucional de mantener este espacio de acción conjunta (el equipo forfor) ha estado ligada al interés de las organizaciones del sector de construir las capacitaciones sobre demandas concretas. Por este motivo, ha resultado más que interesante el conocimiento del modo en que se ha dado esa construcción desde la suma de los aportes de los productores y los técnicos. No es nuevo en la literatura académica el planteo sobre cómo se da la integración de saberes técnicos (o científicos) y populares (o cotidianos), el grado de legitimación social, las potencialidades en su expresión (las “lógicas” y las posibilidades 40 El Foro de Agricultura Familiar es un espacio de encuentro de organizaciones del sector de la Agricultura Familiar, donde se proponen, debaten y gestionan ante las instituciones competentes distintas propuestas de mejora de las condiciones de vida de los y las agricultores familiares. En el año 2005 se creó formalmente el Foro con esta intención de discutir los lineamientos de las políticas públicas y con esta intencionalidad es que han confluido “más de 900 organizaciones que asocian a unas 180 mil familias de productores en todo el país” (fuente: http://fonaf.com.ar/). 41 Desde el equipo de formación de formadores se realizó la planificación de una serie de encuentros departamentales para jóvenes de organizaciones de la Agricultura Familiar, se definieron sus objetivos y metodología, pero no se pudo llegar a concretar ninguno por el cúmulo y superposición de actividades de la Delegación Provincial.

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creativas), los obstáculos en la relación entre ambos e incluso el reconocimiento o no de esta dicotomía de saberes42. Para los efectos de este trabajo de sistematización, partimos del reconocimiento de un esquema diferente de relaciones, que incluye lo personal en los vínculos entre productores y técnicos. De esta manera, se despliega un ámbito de referencia de las relaciones que incluye la confianza entre las personas como motor central para la consecución del trabajo comprometido por el equipo. Desde el Equipo de Sistematización esperamos que este recorrido temporal por las distintas experiencias de capacitación que se han realizado en la región y en la provincia sea de utilidad para avanzar en el planteo de estrategias más sólidas de formación en el trabajo con el sector de la Agricultura Familiar. Para cerrar este apartado introductorio, nos gustaría hacer una breve referencia a la estrategia metodológica que se ha empleado en la sistematización. A la hora de recopilar información acerca de la experiencia a sistematizar, encontramos una limitación importante en cuanto a los datos secundarios. En la búsqueda de documentación, dimos con una gran cantidad de documentos, fotos, materiales de trabajo, afiches, etc. generados en la capacitación en sí, y respecto al trabajo del equipo for-for, se rescataron también diversas fotos, anotaciones en cuadernos y documentos internos de trabajo que nos han permitido llegar a esta descripción de las actividades realizadas. Estas últimas fueron: • 4 módulos regionales de la Capacitación en Formación de Formadores (realizadas en la provincia de San Juan los meses de Mayo, Julio, Septiembre y Noviembre de 2010) • 3 módulos provinciales de la Capacitación en Formación de Dirigentes de Organizaciones (realizados en la provincia de San Juan los meses de Junio, Agosto y Octubre de 2010) • 9 reuniones de trabajo del equipo for-for, para la planificación y evaluación de los módulos realizados de ambas capacitaciones. Estas reuniones tuvieron lugar entre los meses de Mayo a Noviembre de 2010, la mayoría de las cuales se realizaron en la oficina de la Delegación San Juan de la SsAF) • reuniones de duplas técnico-productor en los territorios de donde provenían los productores del equipo for-for. El objetivo de las mismas era preparar los materiales y dinámicas a realizar en los módulos de la Capacitación Provincial de Dirigentes en el marco de la división de tareas en el equipo. Al menos se realizó una reunión de cada una de estas duplas por cada reunión del equipo for-for. Asimismo, nos pareció pertinente recabar información mediante entrevistas en profundidad semiestructuradas a distintas personas que, de una manera u otra, estuvieron vinculadas a la capacitación o al equipo. Y desde esta reconstrucción de la experiencia por boca de los entrevistados, fuimos componiendo la explicación de lo ocurrido. Se entrevistó a todos los integrantes del equipo for-for del 2010, a responsables de la SsAF en San Juan, a asistentes a la capacitación del 2010 y a técnicos del área social que, sin integrar el equipo for-for, participaron en las instancias de la capacitación. Así, las informaciones brindadas en las entrevistas, sumadas a nuestra propia visión de la experiencia como sujetos intervinientes en la misma, nos han permitido llegar a las reflexiones que a continuación presentamos.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO Las primeras experiencias de capacitaciones de dirigentes (2008-2009): Cuando se iniciaron las capacitaciones regionales para dirigentes, la responsabilidad de la organización de las mismas recaía en un equipo formado únicamente por técnicos de las distintas delegaciones de la región. En este ámbito se tomaban todas las decisiones respecto a la programación de la capacitación. Este equipo estaba integrado por los miembros de los equipos técnicos de apoyo de las delegaciones, junto con algunas personas que se contrataron al efecto (en el inicio así se definió institucionalmente que se conformara el 42 La postura más cercana a la metodología que se plantea en la capacitación, es la que propone la educación popular, que parte del vínculo entre reflexión y praxis como contexto pedagógico, siempre en la búsqueda de la transformación social.

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equipo organizador, pero como iremos viendo, esta propuesta se fue modificando, dando como resultado otras instancias de trabajo diferentes). Como se mencionó en el apartado anterior, el eje de este trabajo de sistematización es ver cómo se dieron las relaciones entre técnicos y productores en un mismo espacio de trabajo como ha sido en este caso, la organización de la capacitación de dirigentes. Pero como venimos contando, durante los dos primeros años la organización de la capacitación no fue pensada desde un equipo integrado por técnicos y productores, sino que fue tarea exclusivamente de un grupo de técnicos. Por este motivo, para el primer momento de esta sistematización se tomará en cuenta el ámbito de la capacitación en su conjunto como el espacio donde se produjo el encuentro de técnicos y productores y donde fueron analizadas las distintas dimensiones que hemos considerado. En un inicio, en la capacitación se partió del rescate de la experiencia de las organizaciones y la trayectoria de sus dirigentes por sus mismos protagonistas, para luego contextualizar todo este conjunto de hechos en base a la exposición de procesos históricos o modelos explicativos. Esto, para tratar de que emergieran aquellos relatos de la manera más espontánea posible, quedando para el momento de la exposición y el cierre la vinculación de los contenidos teóricos con los compartidos inicialmente por los participantes. Este objetivo de rescate de las experiencias organizativas se ha mantenido como una de las propuestas centrales de la capacitación. A lo largo del tiempo, y hasta la actualidad, se ha seguido considerando que este conjunto de experiencias es igualmente válido a los efectos pedagógicos que los contenidos más teóricos, y por este motivo, han de ocupar un lugar de relevancia en el conjunto de las capacitaciones (hablamos de participación en uniones vecinales, asociaciones civiles, comisiones de capillas, cooperativas, clubes, grupos juveniles, cooperadoras de escuelas, talleres de mujeres, etc.). Lo que se ha detectado en las opiniones de los participantes entrevistados y también en la propuesta institucional ha sido el cambio a nivel de la metodología implementada en la capacitación. Si bien el objetivo de la actividad se ha mantenido con pequeños cambios, a nivel metodológico ha habido importantes modificaciones de unas ediciones de la capacitación a otras. En la realidad, en escasas ocasiones se pudo conseguir el efecto mencionado de integración de conocimientos teóricos y experiencias de las organizaciones. En los dos primeros años, la capacitación resultó muy formal y muy técnica. No se entendían mucho las exposiciones de los disertantes y quedó una parte de los contenidos sin comprender, por abstractos o teóricos (los términos usados y la complejidad de las explicaciones no permitían que hubiera un alto grado de apropiación de los contenidos para volcarlo en las organizaciones). Esto fue manifestado por algunos de los participantes de las primeras capacitaciones que fueron entrevistados para este trabajo. La sensación fue de aprovechamiento incompleto de la capacitación por no llegar a apropiarse de todos los contenidos43. Una opinión que se ha repetido cuando se trabajó en pequeños grupos con el acompañamiento de un técnico, refiere a que en esos espacios se comprendieron los temas y las consignas de trabajo, se evacuaron dudas respecto de las exposiciones. En este contexto se dio una comunicación fluida y un vínculo más cercano entre productores y técnicos. Si bien se han recabado una diversidad de opiniones respecto a este punto, ha aparecido fuertemente la dificultad para entender y apropiarse de todos los contenidos. En este mismo sentido, el hecho de que la capacitación continuaba en los territorios a través de las actividades intermódulo implicó diferencias entre unos participantes y otros. En el año 2008, por el equipo de San Juan, participaron en la capacitación tres Técnicas de Terreno del área social que ayudaron a mantener la actividad, junto a los productores participantes, en las zonas donde venían trabajando desde antes. Pero el resto de los participantes que provenían de zonas donde no había asistencia técnica en lo organizativo, pudieron realizar las actividades acordadas con mayor dificultad. En nuestra provincia, el acompañamiento específico por las Técnicas del área social fue acordado entre la coordinación provincial y el conjunto de los Equipos Técnicos, tratando de que esta tarea respondiera a las necesidades específicas de las organizaciones 43 Esto, nos parece, se asemeja a la idea freiriana de “educación disertadora”, que valora la sonoridad de la palabra y no su fuerza transformadora.

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en los territorios y la llevara adelante un profesional del área. Estas dificultades se profundizaron en la edición del 2009, ya que en la misma no participó ningún Técnico de Terreno, lo que llevó a una mayor organización a nivel del conjunto de técnicos del área social para poder compartir los contenidos de cada módulo y establecer las estrategias para trabajarlos en los territorios. En cuanto a la comunicación, el espacio de la capacitación no se sentía como un espacio donde podían confluir los aportes de todos, se sentía como un espacio de exposición de los disertantes únicamente. En algunas de las entrevistas realizadas, se menciona que entre las charlas de los expositores y los trabajos en grupo de los participantes no había muchas posibilidades de vínculo. Puede ser por el carácter muy técnico de las exposiciones y sin mucha posibilidad de replicar, discutir o debatir las ideas. Esto último se dio únicamente en el trabajo en grupos más pequeños, donde las posibilidades de interacción eran mayores y la “presión” del auditorio, menor. Parte de esta explicación está en la diferenciación de saberes. En lo que respecta a este trabajo, trataremos de evitar la concepción de esta relación de saberes como articulada en distintos “niveles”, sino como ámbitos de conocimiento diferenciados adaptados y perfeccionados para la implementación en determinados contextos socioculturales. Esta definición entendemos que tiene, por supuesto, muchas limitaciones. Y la principal es la ideológica, limitación que vivimos a diario y que nos impide muchas veces pensar bajo esta concepción más igualitaria, ya que en muy raras ocasiones hemos sido socializados de tal manera. En el caso de las capacitaciones iniciales (2008-2009), en opinión de los entrevistados, los conocimientos técnicos y los conocimientos de la experiencia difícilmente se encontraron. Se reconocían distintos lenguajes y saberes, pero no siempre se hacía la “traducción” de uno a otro. No siempre se usaban términos conocidos y no siempre los participantes entendían y se apropiaban de los conceptos. Pero además, no se trata únicamente de cambiar las palabras (como si lo pudiéramos solucionar con un diccionario), sino que el mismo proceso de conocer o entender es un proceso mental que tiene otras implicaciones, como el uso de determinados esquemas mentales, el conocimiento práctico de los conceptos, o el relacionamiento de unos conceptos con otros. De esta manera lo expresaron los entrevistados para determinar la dificultad para entender las explicaciones. Por ejemplo, no siempre se ha dado la práctica de los conceptos, es decir, no siempre se ha dado la aplicación concreta y material de los conocimientos. No se niega la necesidad de aprender, si no que se ha rescatado en todo momento el valor de conocer, entender y apropiarse de los conceptos y de los conocimientos técnicos. Esta limitación en la comunicación, como la definimos en los párrafos anteriores, también creemos que tiene que ver, en términos generales, con la falta de confianza que sentían los participantes para poder expresar sus ideas, la dificultad para superar el miedo a opinar sin pensar en el rechazo o la crítica. En definitiva, creemos que no se sentía la capacitación como un espacio propio de los participantes para poder expresarse libremente. A nivel de los vínculos entre productores y técnicos, los participantes comentaron que en aquellos casos en que había una relación más estrecha, (entre los técnicos y los productores de un mismo lugar), había mayor posibilidad de trabajar las actividades durante la capacitación y también en los intermódulos. Esto, estuvo generado por la confianza y el vínculo previo entre ellos. Este aspecto de la confianza entre productores y técnicos apareció en relación a varias de las dimensiones abordadas y tuvo fuertes implicaciones en el desarrollo de la actividad en sí. En distintas entrevistas y por distintos motivos, se mencionó que la generación de confianza entre técnicos y productores sentó las bases de acuerdos de trabajo conjunto y de la construcción de espacios efectivos de participación. Y a la confianza, como veremos en el apartado siguiente, se pudo llegar desde lo afectivo/emocional y lo personal/privado. Se menciona en las entrevistas que, en las capacitaciones que se realizaron en el 2008 y 2009, no se dieron los tiempos y muy escasamente las actividades específicas para generar el vínculo de confianza. Cuando se iniciaron las capacitaciones de dirigentes en el 2008, de manera específica se trabajó la desinhibición y la confianza mediante algunas dinámicas de presentación e integración, pero la sensación de los participantes entrevistados ha sido que no se consiguió el efecto de integración y generación de confianza entre todos los

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participantes. Lo afectivo y la formación del grupo no se incorporaban como un objetivo en sí mismo (por una intención específica de trabajar la identidad de grupo, el sentimiento de pertenencia al grupo y la apropiación del espacio de la capacitación), sino que se iba generando, en cierto modo de manera inevitable, a lo largo de la capacitación. Según algunos entrevistados, en ese año 2008, a lo largo de los módulos, ese aspecto fue teniendo más cabida, se fue dando más un trabajo desde lo afectivo, pero sin llegar a ser un objetivo central. Y claramente, en lo que respecta a este punto, la capacitación del año 2009 representó un paso atrás44. Al hablar del sentimiento de pertenencia al grupo participante, en las entrevistas hemos percibido que en el estímulo para participar pesa más el reconocimiento individual que pueden tener los productores, por el hecho de participar en la capacitación, que la inclusión en ese espacio de formación y los vínculos que en él se han podido establecer. De hecho, el vínculo no se daba entre todos los participantes, sino que era una situación que se limitaba más, en general, a los participantes de la misma provincia. Este ha sido un rasgo más de la falta de integración general del grupo de participantes.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN El desafío de trabajar juntos productores y técnicos para organizar la capacitación provincial de dirigentes (mayo a octubre de 2010) Como se mencionó en la introducción de este trabajo, en el año 2010 se propuso institucionalmente conformar un equipo integrado por referentes de Organizaciones de la Agricultura Familiar y Técnicos de la SsAF para participar en una capacitación de dirigentes a nivel regional y para preparar e implementar una capacitación a nivel provincial. En este apartado abordamos el eje central de esta sistematización, llevamos adelante el análisis de la experiencia de trabajo del equipo de formación de formadores, y nos interesa dejar explícito cómo se desarrollan los vínculos y la integración de saberes al interior del equipo for-for y también lo que resultó de la capacitación provincial de dirigentes. Empezamos contando que este equipo estaba conformado por 4 productores provenientes de los departamentos de Sarmiento, 25 de Mayo, Albardón e Iglesia y los técnicos de terreno del área social (trabajadores/ as sociales) que los acompañaban en el territorio, a excepción del departamento Iglesia, que en ese entonces no tenía asistencia técnica brindada por la SsAF. Además de estos integrantes, también se encontraban dos personas pertenecientes al Equipo Técnico de Apoyo de la SsAF (ETA), uno de ellos también del área social, en este caso sociólogo (en el segundo módulo, una de las técnicas de terreno pasa a formar parte del ETA). Para continuar, haremos una caracterización de los miembros de este equipo. Los productores y productoras miembros del equipo for-for provienen de distintos departamentos de la provincia con individualidades que se unen en el colectivo de la Agricultura Familiar. Desde el departamento Sarmiento, a 60 km al sur de la capital sanjuanina, LUCIANA tiene 18 años, participó desde muy pequeña acompañando a su madre en distintas capacitaciones que brindaba el ex Programa Social Agropecuario, jornadas de productores, capacitaciones del ProHuerta y de las distintas actividades que realizaba la Agencia de Extensión INTA Media Agua. Proviene de una familia de productores, meloneros sin tierra, miembros de la APRoSar45. Actualmente es promotora del ProHuerta y está cursando el primer año de la carrera universitaria Ingeniería Agronómica en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan. Desde el departamento 25 de Mayo, a 44 En las capacitaciones de esos años, podemos rescatar dos iniciativas de los mismos grupos de productores participantes y que surgieron con una cierta fuerza y consistencia: la realización de un encuentro regional de jóvenes rurales y la formulación de un proyecto regional sobre implementación de mejoras productivas y consolidación de canales de venta para la producción apícola. Hay que decir que estas propuestas tuvieron en el tiempo un desenlace distinto, pero pensamos que no es este el lugar para extendernos en esa dirección. Nos parece importante, en cambio, centrarnos en el hecho de que en ambos casos, las propuestas tuvieron una cuota importante de espontaneidad y la capacitación fue sólo el contexto en el que se propició el encuentro de los productores. 45 La APRoSar Asociación de Productores y Productoras Rurales de Sarmiento se lanzó a la experiencia de comercialización de melones, a principios del año 2010, al Mercado Central de Buenos Aires, de manera directa, evitando el intermediario.

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60 km de la capital, JAIME es productor de cerdos, reside en la zona de regadíos y es miembro de la una Asociación de Cerdos. Es uno de los delegados departamentales del Foro de la Agricultura Familiar acompañando a un gran número de organizaciones. Otra de las participantes proveniente del departamento Albardón es MABEL de 41 años, soltera, productora de cerdos, participa actualmente de una organización que realiza prevención de enfermedades de transmisión sexual. El último miembro productor es ERNESTO, proviene del departamento cordillerano de Iglesia, es soltero, de profesión carpintero y agricultor familiar, un luchador incansable contra la explotación minera a cielo abierto y también delegado departamental. En cuanto a los técnicos de terreno del área social, podemos resumir que son profesionales del trabajo social, con notable compromiso social, vocacional e ideológico y abocados al desarrollo rural. Una de ellas, MARIA, ingresó como técnica de terreno al ex PSA luego de haber realizado su última práctica pre-profesional en el departamento Sarmiento. En 25 de Mayo, LUIS, también participó de experiencias de desarrollo rural en otra provincia como parte de su inclinación al trabajo social en el área rural. En Albardón, quien acompaña es JORGE que, al ingresar al programa, aún no había culminado su carrera pero que es notable su gran compromiso con el sector de la agricultura. Provenientes del ETA, en principio estaba RAMIRO, sociólogo, referente de las áreas de Comunicación y Capacitación de la SsAF y luego se suma MARIA. Bajo esta perspectiva institucional es que el equipo participa de las instancias regionales, donde hay una propuesta de trabajo y unos lineamientos (objetivos de cada módulo, temáticas y metodologías) que ordenan la actividad. Según los entrevistados, esto se sintió como una ayuda para el trabajo del equipo, pero también como una limitación para hacer otras cosas. Expresaron que, de acuerdo a lo que se demandaba desde las organizaciones de la agricultura familiar y a sus distintas realidades organizativas, el equipo debió tomar muchas decisiones sobre la capacitación, hubo que definir posturas ideológicas, metodologías, que formar un equipo compacto para trabajar todo el tiempo en la capacitación provincial, generándose un ámbito de autonomía del for-for. Esta reacomodación de contenidos se hizo con el apoyo de la delegación provincial para contribuir a la concreción del objetivo de fortalecer a las organizaciones de la agricultura familiar de acuerdo a sus propias realidades. Es así que, después de cada participación en las instancias regionales, el equipo se reunía para debatir y ver de qué manera adecuar los contenidos de la propuesta de trabajo de la región, a la realidad que demandaba ser atendida desde las propias organizaciones de la provincia. Al ser la primera experiencia de trabajo conjunto entre técnicos y productores, el for-for inició este desafío haciendo una evaluación individual de sus participaciones en capacitaciones en otros ámbitos. Todo esto se sumó a lo que desde las organizaciones se demandaba, convirtiéndose en los insumos, para delinear los objetivos que el equipo quería llevar adelante, como así también, proyectar resultados, definir actividades, aplicar y diseñar metodologías que condujeran a una capacitación de dirigentes acorde a las necesidades de las organizaciones de la provincia. A su vez se convirtió en un ejercicio crítico y reflexivo, individual y colectivo que permitió al equipo llevar adelante, exitosamente, la capacitación de dirigentes en la provincia. Por una parte, el for-for encauzó sus objetivos, tanto al interior del mismo, como en la capacitación, a través del fortalecimiento de los vínculos entre productores y técnicos. Los entrevistados manifestaron que este fortalecimiento se ha dado a través de la comunicación y la confianza que se generó entre ellos. Si bien existían duplas (productor-técnico) provenientes de distintos departamentos, a medida que se realizaban las reuniones de equipo, este afianzamiento del vínculo y la comunicación más abierta se irradió hacia todos y cada uno de los demás miembros, considerando este aspecto como algo necesario para llevar adelante la capacitación. Sabemos también que este aspecto no ha sido suficiente para el buen desempeño del equipo, pero pensamos que constituyó uno de los ejes que dinamizaron el universo de relaciones que demanda la actividad. Para interiorizarnos en la dinámica interna que el for-for llevaba adelante como equipo de trabajo, podemos mencionar por ejemplo, la elección de los términos (palabras) a tratar en una de las actividades de la capacitación; estos se eligieron luego de largos debates, opiniones, fundamentados desde la experiencia personal, de haberlos escuchado o leído en algún medio de comunicación y que, de algún modo, hacían ruido en sus vidas cotidianas, no entendiendo en muchos casos su significado y aplicación.

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Otra de las actividades, fue la elección de las dinámicas para animar y conectar actividades en las jornadas de la capacitación. Esta actividad, también fue debatida, reflexionada constantemente, ya que debían buscar aquellas que se adecuen a la diversidad etárea de los participantes, a los horarios entre actividades principales. En definitiva, dinámicas que propiciaran la creación de un ambiente para afianzar los vínculos y relacionarlas con las actividades más teóricas que tenía la capacitación. Otras actividades fueron la búsqueda de materiales, documentos, bibliografía sobre dirigencia; la lectura de los mismos para la preparación de las distintas actividades, como insumo para el enriquecimiento de las jornadas de capacitación; el armado del programa de actividades de los dos días -definir cuál actividad convenía que estuviera primero y cual luego, pensando de qué modo hilar todos los contenidos de acuerdo a los horarios, con la finalidad de que todos los participantes aprehendan lo que se daba sin cortar la dinámica teórica práctica de las jornadas-. Acá agregamos que, según lo manifiestan los entrevistados, algunas veces el programa no se llevaba al pie de la letra, porque había momentos donde las actividades iban más allá de los resultados que el equipo esperaba, de los tiempos previstos. Las exposiciones, debates fueron tan ricos en contenido experiencial, fue tan movilizante todo lo que iba “saliendo”, la espontaneidad, cómo se iban animando a hablar, a exponer su propia realidad, que no se cortaban y, previa consulta con los participantes, se decidía en conjunto si se continuaba con la próxima actividad o se continuaba con los debates. Una tarea que recaía en algunos de los miembros del for-for era la de funcionar como “trompos”. Estos “trompos” eran las personas que estaban pendientes del inicio y cierre de las distintas actividades, de la provisión de materiales didácticos, encargados del botiquín, entre otras tareas, facilitaron la operatividad de la capacitación. Los “trompos” también se conformaban en duplas productor-técnico. El equipo se reunía en la oficina de la delegación donde se trabajó de manera dinámica porque tenía al alcance de la mano los insumos y tecnología para la realización de documentos, cartillas, programas de las jornadas, materiales, etc. Este ritmo se “cortaba” por la dinámica propia de la oficina (consultas de otros técnicos y productores a los miembros del for-for por distintos motivos, ruidos que interrumpían la concentración del equipo, etc.). Alguna vez salieron a trabajar a la casa de una de las productoras que integraba el equipo. Según manifiestan los entrevistados, en este espacio extrainstitucional se vivió más plenamente el fortalecimiento de los vínculos entre los integrantes del equipo; se dieron cuenta que se sentían más libres para proponer, trabajar, planificar; había otro ritmo de comunicación y un espacio para potenciar la confianza; sin perder de vista el resultado que se quería para esa reunión. Los integrantes del for-for sienten que, en ambos sitios, se construyó un espacio de trabajo donde se tomaban decisiones, se discutía, se apropiaban los contenidos a medida que se reflexionaba sobre cada término, cada contenido y así los integrantes se iban “soltando” cada vez más. Existía un clima de confianza que generaba el respeto de todas las opiniones sin temor a burlas, se escuchaba al otro, había una valoración del otro, un respaldo entre pares, se podía opinar, proponer, expresarse sin temores. Los miembros que eran productores expresan que esta confianza para entenderse y comunicarse entre productores y técnicos, posibilitó subir la autoestima, evitar los miedos o el temor al ridículo, posicionarse ante distintas situaciones con mayor seguridad. También coinciden en que fue un espacio donde aprendieron “un montón”, donde se les “abrió la cabeza” para entender un “montón de cosas”, sentir que cuando “entrás en confianza podés comunicarte”. Recalcan el temor de otras situaciones vividas, en que “si te estás equivocando, el otro se puede burlar; en cambio, en el equipo, nos enseñaron a saber comprender al otro, porque si no hubiese habido comprensión y paciencia no hubiésemos entendido”. Esto se vivió como una reacción en cadena, ya que a medida que los miembros al interior del equipo, iban reafirmando su autoestima, iban revirtiendo esa sensación de no estar preparados para estar al frente de esta iniciativa, ellos mismos se convertían en multiplicadores hacia los participantes de la capacitación en la capacitación misma, transmitiendo lo que aprehendían en el for-for, más allá de que la capacitación también perseguía el mismo resultado. Consideran que para que se genere la confianza, también estuvo presente la predisposición para poder comunicarse uno con el otro y darse a entender; la importancia de dar el espacio y el tiempo para que se expliquen y se entiendan los temas; buscando siempre la manera de que todos pudieran entender, propiciando una escucha activa.

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Para lograr que hubiera una comunicación más abierta a través de la generación de confianza es que se dio tiempo para fortalecer los vínculos entre productores y técnicos: hubo un tiempo para conocerse, hablar de sus vidas privadas, compartir momentos de relax. Poder brindarle ese tiempo al fortalecimiento de los vínculos ayudó a que sus miembros se relacionaran más fuertemente, valoraran y reconocieran que se puede compartir más allá del carácter y condición de técnico o de productor. Consideramos que potenciar la confianza en sí mismo y en el otro, en reconocerse como igual ante su par, en tanto miembro del equipo integrado, genera una apertura para trasmitir y comunicarse más abiertamente y valorar los saberes técnicos y populares. Otro aspecto que hizo que el equipo funcionara eficientemente fue la distribución y cumplimiento de tareas y responsabilidades en partes iguales entre técnicos y productores. Las duplas llevaban a cabo actividades y tareas dentro del equipo y luego en sus territorios, a través de la devolución con los intermódulos, a excepción del equipo de Iglesia que se vio con más dificultades para llevarlos a cabo por no contar con asistencia técnica. Después había una serie de responsabilidades que eran exclusivas de los técnicos, responsabilidades institucionales tales como pago de pasajes, buscar el lugar para llevar adelante la capacitación, entre otras tareas que inexorablemente las debe llevar adelante la SsAF. El equipo for-for tenía como otro de sus objetivos que no primara lo técnico sobre lo experiencial. Se buscaba la construcción conjunta de conocimientos, saberes técnicos (o científicos) y populares (o cotidianos), no se pretendía marcar los niveles entre productores y técnicos, ni que se estaba al mismo nivel ni en niveles diferentes, sino que se buscaba la integración de saberes y capacidades, la construcción con aportes de todos, para lograr desde una pedagogía de educación popular, una mayor apropiación de la temática de la capacitación y alcanzar una transformación personal y social, reconociéndose como sujetos y no como meros receptores de conocimientos. En el equipo, todos aportaban desde un lugar y todo aporte se valoró, posibilitando que el for- for maneje su lenguaje propio, un lenguaje común, cotidiano, donde hablar de la manera más simple sea la manera más eficaz de apropiación de los contenidos de la capacitación. Algunos de los integrantes del for-for manifestaron que, al proponérseles que fueran parte de un equipo que tenía como misión preparar y llevar adelante una capacitación de dirigentes, al principio no se sentían preparados por el auto-convencimiento de que podían aportar algo desde sus saberes, no se sentían preparados para estar al frente de una iniciativa como esa. Esto por la creencia popular de que el saber certificado, técnico, universitario es el válido. Pero, a medida que transcurrían las instancias regionales y provinciales se iba superando esta sensación generándose mayor confianza, más comunicación y más valoración en sí mismos. Por otro lado, el hecho de ser parte de un equipo de trabajo que prepara e implementa una capacitación, otorga cierto posicionamiento social, se considera con un valor extra o mayor “capacidad”, ya que es como estar a un nivel más alto que los capacitados. El hecho de que el equipo se considera un espacio “exclusivo” generó después diferencias entre algunos productores. No estaba previsto así pero con el tiempo se sintió que había diferencias entre los que estaban en el equipo y los que no estaban, cuando lo que se buscaba era no generar estas diferencias. Entonces, desde el Equipo de Sistematización nos preguntamos hasta qué punto el estar o no en el equipo for-for genera desigualdades. Y nos damos también a la discusión, si existe la horizontalidad entre técnicos y productores, entre la dicotomía de saberes técnicos y populares En relación a lo anterior, consideramos que los criterios de selección de los productores para que fueran parte del equipo for-for, no quedaron bien definidos se tendrían que haber aclarado más. Ya que. si bien se pasaron por escrito al Foro Provincial, no llegaron de la misma manera a todos los Foros Departamentales. De igual modo para los criterios de selección de los técnicos, pero dentro del grupo de los técnicos, no se generó diferencia alguna, al menos así lo manifestaron los entrevistados. Para pasar a la capacitación de dirigentes en sí misma, y en relación a la temática trabajada, esta tenía que ver con las características que desde la institución se quiere reforzar en las organizaciones, es decir que sean más democráticas, abiertas, participativas, autogestionarias; que las organizaciones se identifiquen como un sector de la agricultura familiar y la capacitación en sí respetó estos aspectos.

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Para llevar adelante la temática se hizo mucho hincapié en la metodología para desarrollarla. Desde el equipo for-for se buscaron las dinámicas más prácticas para que los contenidos de la capacitación se interiorizaran de la manera más efectiva posible. A medida que pasaban los módulos, el equipo se convencía de la importancia de las dinámicas ya que eran evidentes el fortalecimiento de los vínculos entre los participantes, el logro de que se desenvolvieran de otra manera, la generación de confianza, la desestructuración y la mengua de la aprehensión. La apropiación de los contenidos era evidente, tanto es el caso que –luego de haber tratado alguna temática– en alguna charla informal se comenzaba a emplear algún término visto en alguna actividad. Las técnicas de desinhibición, integrativas, festivas jugaron un papel importante ya que fueron las generadoras del fortalecimiento de los vínculos, de lo afectivo, de lo personal, de generar esos espacios para el intercambio de lo cotidiano, de reconocerse en el otro a través de la transmisión de experiencias de vida. Lo festivo, si bien es un tiempo para la distracción, fue una manera de trabajar las temáticas de la capacitación. Lo festivo lleva a la predisposición a aprender e intercambiar y, de acuerdo a lo expresado por los entrevistados, la metodología participativa con matices festivos se puede aplicar a cualquier tipo de capacitación, a cualquier temática. Como resultados concretos de la capacitación se han generado cambios en lo personal de muchos de los participantes de la capacitación 2010, en cuanto a la superación de miedos, la desinhibición, la motivación para asumir responsabilidades en organizaciones o vincularse más a la organización, para posicionarse de manera más segura ante diversas situaciones. Ha habido un empoderamiento por parte de algunas mujeres y hombres sobre lo que significa la equidad y la igualdad de género. También se han dado cambios en los delegados del Foro de la Agricultura Familiar, se han abierto nuevos Foros departamentales, se han propuesto actividades en distintos ámbitos del Foro (comunicación, articulación, visibilización, difusión) y en otras organizaciones (en los distintos ámbitos donde participan).

SITUACIÓN ACTUAL Continuación de la experiencia del equipo integrado (seguimos juntos en el 2011) En el primer apartado de este trabajo fueron esbozados los antecedentes, en el segundo apartado el relato da cuenta del camino de la capacitación a dirigentes de organizaciones, la ejecución de la propuesta y las decisiones que ello implicó a nivel institucional. En el tercero, expusimos con detalle el caso concreto de implementación de la capacitación en el año 2010. En el cuarto, presentamos cómo se ha llegado a la capacitación en el año 2011, qué cambios se han introducido y cuál ha sido su implicancia a la vista de las dimensiones que venimos aplicando. En el 2011, se modificó la estrategia para el armado de la capacitación, ya que, como se mencionó en el apartado introductorio, no se ha dado la instancia regional de formación y planificación de los ejes estratégicos para las capacitaciones provinciales. Esto ha llevado a un replanteo de la actividad del equipo en nuestra provincia, sobre todo en lo que atañe a la capacitación de dirigentes. Pero además, se han dado algunos otros cambios en relación a la situación en el 2010 que, creemos, han tenido una gran relevancia en el devenir de la actividad en el 2011. En primer lugar, se produjeron algunas modificaciones en los integrantes del equipo. Dos de los productores integrantes no siguieron más en el equipo, una de ellas por motivos personales, y el otro, por la gran distancia de su casa a la ciudad de San Juan, donde se realizaban las reuniones del equipo for-for, y por la imposibilidad de mantener la discusión sobre la actividad con un técnico de terreno (en 2010 no había ningún Técnico de Terreno en ese departamento). En su lugar, se incorporaron dos productoras sin que quedaran nuevamente explícitos los criterios concretos para la selección. Por otro lado, se sumaron dos integrantes del ETA de la Delegación que integran, a su vez, el área de fortalecimiento de organizaciones (ellos son el referente de tierras y la responsable del Registro Nacional de Agricultura Familiar (ReNAF).

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Con el nuevo equipo ya conformado, se empezó la actividad con una revisión de los objetivos de la capacitación. Como decíamos más arriba, este año ha habido más libertad a la hora de organizar las actividades, no se han dado lineamientos fijos a nivel regional. Por esto se vio la necesidad, en un primer momento, de darse un mayor grado de reflexión al interior del equipo. En las primeras reuniones del equipo, este año se charló sobre las expectativas sobre la capacitación, a qué fin tenía que responder y cómo se podía articular esta capacitación para dar respuesta a las necesidades institucionales de la SsAF (fortalecer el espacio del Foro, vincular a las organizaciones del sector y tratar de generar un espacio de discusión y definición de políticas públicas para la Agricultura Familiar) y a las demandas de las organizaciones (generar espacios de articulación de las organizaciones con instituciones públicas y privadas y posicionar a estas organizaciones para que sean actores centrales en la definición de propuestas de desarrollo para sus territorios). Se revió la necesidad de un espacio de formación para las organizaciones y de cómo debería ser ese espacio, si de una mayor formalidad o no (metodología), del papel que tienen las organizaciones y los dirigentes en el mismo, del vínculo que esperamos que se genere entre las mismas organizaciones, entre las organizaciones y la SsAF y de cómo confluye todo ello en la generación de nuevas propuestas de acción en el contexto del Foro o de las mismas organizaciones. Para ello, si bien se consideró necesario el debate inicial, según los entrevistados no se le consiguió dar el enfoque adecuado a la propuesta. Se dio el tiempo para redefinir actividades y objetivos, pero después de la reflexión el resultado ha sido que en lo formal de la capacitación no se cambiaron muchas cosas respecto de la edición previa. En relación a los cambios en los integrantes del equipo, estos han generado que en 2011 no se trabaje en duplas (de productor y técnico) como en 2010. Este espacio de trabajo entre el productor y el técnico del mismo departamento se vio consolidado por el vínculo y el trabajo en general que realizaban, pero al ser reemplazado por los distintos subgrupos que se podían formar, se perdió el espacio de confianza (ya no importaba si era un productor y un técnico del mismo departamento o si eran dos técnicos o dos productores). También la cuestión de la distancia entre los lugares de origen de los integrantes del equipo hace que sea más difícil el vínculo y las posibilidades de juntarse para trabajar. Estamos viendo que ciertos cambios que se han dado de un año a otro, han llevado a una diferente situación del equipo. Esta situación, mencionada por todos los entrevistados que participaron el año pasado y continuaron en la actualidad, quedó de manifiesto, inicialmente, en los resultados de las actividades realizadas (satisfacción con la realización de la capacitación de dirigentes), pero también en la comunicación en el equipo, las posibilidades de construcción conjunta (entre técnicos y productores), los vínculos entre las personas y el sentimiento de pertenencia al equipo.. Una frase repetida en varias de las entrevistas: “Este año no se está dando la comunicación como el año pasado”. Y a nuestra pregunta sobre el por qué de esto, fue respondida que ha habido varios cambios en el equipo y que el vínculo era otro; que había más técnicos en el equipo y también más técnicos participando en la capacitación; que los tiempos compartidos no eran los mismos; y que no se estaba dando tiempo a madurar los debates y las reflexiones (se priorizaba lo operativo y no el llegar a una reflexión completa). En nuestra opinión, todo esto se estaba dando a la vez y dificultaban de distinta manera la posibilidad de expresarse con el grado de confianza que se había hecho el año anterior. Además, el equipo asumió más actividades (al principio de este documento se mencionó la realización de una capacitación para los delegados departamentales del Foro y la planificación de una serie de encuentros de jóvenes rurales), lo que generó una sobrecarga de actividades, con la consiguiente falta de dedicación a la preparación de actividades de formación de dirigentes y un mayor grado de improvisación en la realización de algunas actividades de la capacitación. En cuanto a la metodología, si bien en todo momento la intención fue la de mantener el espacio de construcción colectiva, en muchas ocasiones no se ha conseguido. Alguno de los entrevistados mencionó que parecía que había apuro en terminar con una actividad para pasar a la siguiente. En la tarea de integrar los aportes de todos, no terminaba de darse la vinculación de los conocimientos técnicos y populares, ni en el

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equipo ni en el momento mismo de la capacitación. Por ejemplo, el esquema de trabajo con los términos46 –que se dio en todos los módulos de la capacitación en el 2010– se mantiene en 2011, pero, sin que se pudiera culminar ese trabajo conjunto entre productores y técnicos. Los productores sintieron la necesidad de conocer la definición real u oficial de los términos, “la del diccionario”, para hacer sus aportes desde ahí. En algunos técnicos la sensación ha sido de no poder aportar con sus conocimientos y opiniones porque “de lo que se trata es que hablen los productores y después vemos si están en lo cierto o no”. Por nuestra parte, pensamos que, en términos generales, desde ambas partes (técnicos y productores), se terminó priorizando un enfoque transmisivo (como queriendo apurar el proceso de generación de los conocimientos) y no tanto el debate creador de nuevos caminos. La falta de tiempo puede que esté también en el origen de que no se haya dado la misma transparencia en los vínculos entre los integrantes del equipo for-for; que las relaciones hayan sido más frías y que no se haya priorizado la necesidad de sentar las bases de un equipo de trabajo sólido. Además de lo que en su momento se mencionó acerca del establecimiento de relaciones desde lo personal y lo afectivo (que en el 2011 no parece estar muy afianzado47), se mencionó el hecho que en el trabajo y el grupo de 2011 faltan “sorpresas”. Este elemento movilizador lo refieren a la innovación en la realización de la capacitación (actividades, materiales, etc.), pero también en el aspecto experiencial, como integrante del equipo. Podríamos decir que esto se traduciría en una necesidad de generar sorpresas para los participantes, y también en una necesidad de ser sorprendido por algo de lo vivido en el equipo. Un comentario más acerca de este aspecto de la confianza y los vínculos. En el 2010 se trabajó la desinhibición y la integración de los miembros del equipo y también entre los participantes en la capacitación como uno de los ejes centrales de la capacitación, en todas las actividades que se realizaron. Pero sobre todo, se manifestó esta intención en los momentos festivos que se organizaron en el caso del equipo for-for, como un elemento de desestructuración. Ahora, si bien este año se ha mantenido la centralidad de este aspecto en la planificación de las actividades, no se termina de conseguir el efecto movilizador, y no es que estas actividades no encuentren eco entre los participantes48. Por último, cabe mencionar que en lo referido a la incidencia y al impacto de la capacitación del 2011, tanto en lo personal como en la estructura del Foro y las organizaciones, los entrevistados no han entrado a valorar en concreto los resultados.

LECCIONES APRENDIDAS. LO QUE NOS DEJÓ LA EXPERIENCIA En este punto de la sistematización, nos parece importante resaltar varios elementos que nos parecen claves para entender cómo se dio la actividad del equipo de formación de formadores el año 2010, cómo se generó desde la Subsecretaría esa propuesta y cuál ha sido su repercusión e incidencia en las actividades de este año. Todo lo relativo al proceso de la capacitación es conveniente que se dé con la mayor formalidad y claridad posible. Por ejemplo, en la formación de los equipos del 2010 y del 2011, los criterios de selección de los integrantes del equipo no quedaron por escrito y a la hora de apelar a la memoria se ha visto que no todas las personas tienen la misma idea. Incluso, entre las personas que finalmente quedaron seleccionadas (productores y técnicos), hemos visto que fue necesario conversar por qué fueron elegidos, qué se esperaba de ellos, 46 Construcción de definiciones de términos empleados en la capacitación en base a los aportes de los participantes, según sus experiencias y conocimientos previos. 47 Al hablar de lo afectivo, en distintos momentos de las entrevistas se mencionaba lo importante que es el contacto, “la piel”, entre los participantes, los abrazos. 48 Otro de los elementos que se menciona en las entrevistas como obstáculo para la integración del grupo de participantes es el mismo espacio físico del complejo de cabañas donde se está realizando la capacitación. Este lugar no es el mismo del 2010 y la configuración espacial está condicionando, en distintos momentos, que el grupo se disperse con mayor facilidad (dinámicas centrífugas) y que cueste retomar las actividades, a diferencia del año anterior, donde la disposición de las cabañas, el espacio de césped y el comedor permitían una mayor concentración de las actividades (generando así dinámicas centrípetas).

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qué responsabilidades asumieron y, sobre todo, por qué ha sido importante generar la confianza en las capacidades de cada uno y el valor de los aportes. De esta manera se evitaron comentarios, dudas, conflictos de celos, etc., acerca de las capacidades o no de las personas que integraron el equipo. Uno de los aspectos que nos parecían más importantes para analizar era el vínculo entre el objetivo de la capacitación y la metodología empleada y, por lo que se ha visto, se rescató la importancia de la metodología por encima de la temática de la actividad. Es decir, se ha podido hacer una capacitación de cualquier tema con una metodología participativa de rescate de las experiencias de los asistentes. No ha sido necesario que sea una capacitación sobre un tema relativo a las organizaciones o “social”, como se ha dicho muchas veces, para aplicar una metodología participativa. En cada capacitación convino incorporar elementos nuevos para evitar la repitencia de actividades, dinámicas, etc. En el equipo organizador, esto hizo que no se vuelva monótono el trabajo. Además, de una capacitación a la siguiente, hubo que incorporar las conclusiones de la evaluación de la actividad anterior, de manera que no se reincida en los mismos errores o falencias. En el caso de la capacitación del año 2010, se venía de una modalidad muy diferente, pero en la del 2011, se dieron muchas similitudes, que hicieron que se perdiera un poco el carácter de “sorpresa” que se mencionó en el apartado anterior. A propósito de este tema, nos parece que se puede dar un paso en relación a cómo estructurar la demanda de la capacitación. Desde los aportes de las personas que asistieron a capacitaciones anteriores y los acuerdos que se han podido generar con los Delegados del Foro. En la medida que se avanzó en el trabajo con las organizaciones, pareció lógico pensar que la demanda podía ir cambiando, adaptándose a nuevas necesidades o situaciones que aparezcan. En este sentido, proponemos un diálogo y una planificación más intensos de la actividad de formación de dirigentes junto a las mismas organizaciones nucleadas en el Foro. A nivel de la articulación de los conocimientos “técnicos” y “populares”, consideramos la necesidad de dar una estrategia de integración a través de lo personal en las relaciones. Como se ha mencionado en alguna de las entrevistas, “antes que técnicos o productores somos personas” y sobre esa base es que se pueden establecer los vínculos de confianza y generar un proceso de construcción conjunta. Entendemos que esta ha sido una condición necesaria para la construcción conjunta de conocimientos, si bien no implicó que sea una condición suficiente para este objetivo. Además, nos parece importante resaltar que, a los efectos de la capacitación de dirigentes y la actividad del equipo for-for, lo personal se incorporó como un eje transversal, en lo metodológico y también en lo temático. Al hablar de dirigencia, de posicionamiento político, de articulación o fortalecimiento de organizaciones, nos parece inevitable que el componente motivacional estuviera presente. Para llegar a incidir en la autoestima del sector desde el trabajo con los dirigentes, nos ha parecido que se tuvo que partir de la autoestima individual: ser conscientes de que el cambio de la situación de las organizaciones dependió también de la reflexión individual y el aporte y motivación individual en el trabajo en las propias organizaciones. En este sentido, en la capacitación se tuvieron que dar los tiempos para que se generara un espacio de confianza, que después permitió trabajar mejor y con un mayor aprovechamiento. Los tiempos dedicados a generar la confianza no han sido tiempos perdidos, sino que permitieron un mayor grado de apropiación de los conocimientos y contenidos. Por último, pensamos que lo festivo vinculado al trabajo con las organizaciones ha sido una manera de: 1) fortalecer los vínculos personales; 2) proponer otra manera de trabajar las temáticas de la capacitación; y 3) ocupar con actividades de distracción los tiempos intermedios para no dejarlo librado al momento.

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Capítulo VIII

Provincia de san luis Producción y religiosidad popular van de la mano Asociación “El Hornito” QUEBRADA DE SAN VICENTE- SAN LUIS Equipo • Lorena Mercau y Máximo Márquez, de la Asociación El Hornito. • Roberto Luna y María A. Rivera, de la SsAF San Luis.

Introducción Presentaremos aquí nuestra experiencia en la Quebrada de San Vicente (sierras de San Luis), una comunidad rural que avanza y se organiza concretando acciones en un proceso de desarrollo rural de la zona y de su gente. Los protagonistas de esta historia somos pobladores rurales, pequeños productores, principalmente cabriteros, también reconocidos en los últimos años como agricultores familiares. Para esta presentación elegimos un eje que atraviesa todas las etapas de la experiencia: “organización: producción y religiosidad popular van de la mano”. Podemos ver a través de él, cómo nos fuimos organizando desde el inicio hasta la actualidad. Para ordenar el relato hablaremos de una etapa inicial, una de intervención y otra etapa actual; comenzando en 2004 y llegando al presente. Podremos observar en cada etapa cómo la organización va tomando diferentes propuestas, matices, metas y concreciones, llegando a logros que implican saltos cualitativos en la vida de nuestra comunidad y en sus formas de producción. Son alternativas consistentes con nuestros recursos, condiciones y posibilidades; y también con los avances en las maneras de organizarnos y proyectar el futuro. En el último apartado haremos un punteo de las lecciones aprendidas, a partir del repaso de la experiencia a través de los años, de sus fortalezas y debilidades, y de todo lo que hemos podido rescatar para continuar avanzando en este proceso organizativo donde los protagonistas con apoyo, del Programa Social Agropecuario, en el inicio y de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, actualmente, somos los actores del desarrollo de la comunidad. Por otro lado, estos aprendizajes también están dirigidos a quienes puedan tomar de esta experiencia algo para replicar en sus zonas, producciones y comunidades rurales. Además en la presentación, abordaremos las dimensiones propuestas para la narración de esta experiencia. Ellas son dos, que se derivan del eje “organización” y abarcan diferentes aspectos. A una dimensión la llamaremos “productiva/comercial”, y a la otra “religiosidad popular”; alrededor de estas dos dimensiones se organiza la presentación de la experiencia que relataremos sobre nuestra organización de pequeños productores de la Quebrada de San Vicente, en las sierras de San Luis.

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Situación INICIAL Y SU CONTEXTO: 2004-2005 Somos pequeños productores de la Quebrada de San Vicente49, paraje enclavado en el extremo norte del cordón montañoso Sierras Grandes de San Luis, lo que le da un marco de singular belleza pero también de aislamiento respecto de las localidades vecinas. Históricamente producíamos y comercializábamos nuestros excedentes en forma individual. En concordancia con ello, no era habitual que emprendiésemos actividades comunitarias, lo cual consideramos significativo en términos de la experiencia que vamos a relatar. En efecto, dicha habitualidad sufre un importante cambio a partir de la conformación del primer grupo en el año 2004, denominado Los Hornitos, en el marco del Programa Social Agropecuario de la SAGPYA que marca el punto de partida de la historia que vamos a contar. Es significativa la conformación del grupo de referencia y, con ello, la recuperación de las fiestas patronales que se habían dejado de realizar por diferentes motivos50. Todos rememorábamos la importancia que nuestra comunidad daba al patrono de las lluvias, algo tan necesario para nosotros, al punto que sus fiestas duraban una semana. Su recuerdo, en parte, originó un proceso continuo y sostenido de transformación interno de la comunidad, iniciando el proceso de organización. Si bien consideramos trascendental el hecho de conformarnos en grupo –idea surgida como una propuesta de parte del técnico de terreno–51, también lo es la organización de la Fiesta; la misma es el comienzo de los cambios, no solo en lo organizativo, sino también en lo productivo. Es así como nos propusimos realizar la fiesta de los pequeños productores en honor a San Vicente Ferrer, Patrono del lugar que lleva su nombre, muy venerado entre nosotros, en especial, en los años con escasez de lluvia. Esta fiesta surgida posiblemente como una actividad más, se constituyó en el pilar de nuestra experiencia organizativa. Como señalamos más arriba, analizaremos dicha experiencia en dos dimensiones diferentes, la primera desde la religiosidad popular, que dio lugar a mejorar y consolidar la segunda dimensión, la productiva- comercial. Vemos así cómo dos aspectos aparentemente tan distintos conviven en permanente simbiosis y retroalimentación; a partir de esta fiesta, nuestra comunidad comienza a organizarse, primero, como grupo y más adelante como asociación civil.

Nuestra localidad Pertenecemos a un pequeño municipio denominado San Martín, dentro del Departamento del mismo nombre de la Provincia de San Luis. Esta localidad se encuentra dentro de las sierras de San Luis. Las sierras comienzan a una altitud aproximada de los 800 metros y registran el punto más alto a los 2150 m (Cerro de Agua Hedionda). Es uno de los más bellos paisajes de la Provincia de San Luis. Surcada por el arroyo del mismo nombre, atravesada por más de 12 puentes en la Ruta Provincial N° 2, una magnífica capa asfáltica de más de 26 km que descubre postales deslumbrantes de cristalinas aguas, paredones de piedra rojiza y exuberante vegetación que, sumados al antiguo oratorio y a varios miradores aptos para observar el impactante panorama, hacen que el camino tenga varios motivos para detenerse. En 1999 este camino fue asfaltado por Vialidad Provincial. Este hecho representó un importante cambio para los vecinos: “Fue un gran avance para nosotros, nos acercó a San Martín y a Quines. Empezó a haber más tránsito y, con los años, los turistas empezaron a parar y visitar más. Lo mismo la gente de San Martín, y nosotros mejor 49 En la Quebrada de San Vicente, nuestro lugar, se erige un antiguo oratorio al pie de la montaña. Es un paraje ubicado entre las localidades de Quines y San Martín, a unos 12 km de esta última. 50 Recién desde el año 2006 venimos llevando a cabo en el mes de abril una fiesta en Honor a San Vicente Ferrer. 51 El técnico de la SsAF nos instó a desarrollar una actividad integradora de todo el núcleo familiar -en especial los jóvenes- y a trascender lo meramente productivo.

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acceso al pueblo. Las compras de mercaderías antes se hacían muy espaciadas; íbamos en mula o a caballo. Lo mismo a vender quesillo a Quines, o chivitos.” (Entrevista a José “Toba” Mercau). En la localidad de San Martín se identifican dos geoformas: Pampas Serranas y Taludes de las Sierras de San Luis y Comechingones. Las Pampas Serranas, son llanuras ligeramente onduladas de forma irregular, de poca extensión y se encuentran contiguas o bordeando a la localidad, encontrándose concentradas en manos de cuatro grandes empresas que realizan agricultura de secano; en la restante geoforma, que domina mayoritariamente el paisaje y, donde nosotros nos ubicamos, se concentran la casi totalidad de los pequeños productores,. Estos taludes de las sierras de San Luis y Comechingones, tienen porciones muy escarpadas, estrechas, con grandes incisiones y pendientes abruptas, que hacen impracticable su aprovechamiento agrícola. (Del libro: “Cartas de Suelos y Vegetación de la Provincia de San Luis”, de la Estación Experimental Agropecuaria San Luis. Autor: Peña Zubioate, Carlos Augusto y otros). En el ámbito serrano existen limitaciones de clima y suelo, como erosión hídrica avanzada, relieve colinado muy quebrado, pendientes inclinadas con rocosidad muy alta (más del 50 %). La erosión hídrica actual es severa con probabilidades de deslizamiento en casos de fuertes pendientes en concordancia con lluvias copiosas. Por lo que el uso actual y aptitud de las tierras es únicamente el pastoreo ocasional y limitado, sobre campos naturales.Nuestra zona presenta clima continental, con 500 mm. de lluvia anual y, a pesar de esto, no es seco debido a que la evaporación es baja por la protección del sol de la propia quebrada, poseyendo un invierno frío y un verano fresco. En cuanto a las fisonomías representativas de la vegetación natural se corresponde a bosques semicerrados de algarrobo negro (Prosopis flexuoso), chañar (Geoffroea decorticans), quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco), tala (Celtis tala) y espinillo (Acacia caven) con gramillares y pastizales. En relación a los recursos hídricos, es una zona con abundante agua, caracterizada por los innumerables arroyos que nacen por toda la geografía montañosa y surcada por cerros con variada y frondosa vegetación que crean un marco de singular belleza. Respecto a la superficie de tierra trabajada u ocupada por nosotros, identificamos diversas situaciones de tenencia de la tierra, mayoritariamente precaria; en su mayoría son sucesiones indivisas (56,5%), algunas prestadas (32,5%) y otras propias (11%). Muy pocas –tres– tienen límites claros y definidos. La superficie promedio es de 143,6 ha. Oscilando entre 300 ha y 70 ha, la mayoría. La delimitación física de los inmuebles se ve seriamente dificultada ya que la totalidad de nuestras tierras son montañosas; los límites están dados por pircas, cercos de ramas y, en menor medida, alambrado. Todos los campos son de sierra, con pastizales naturales de altura y ciclo de lluvia estival. A la falta de cerramientos, se le suma la carencia de infraestructura y de equipamientos mínimos para producción y manejo de los animales: estos se limitan a corrales precarios para cabras. Los bovinos son manejados a campo abierto, dado que no contamos con divisiones, corrales, mangas, ni bretes en ningún caso. Independientemente de la extensión del terreno y la condición de tenencia, nos reconocemos como pequeños productores ganaderos, centrados en la cría bovina y caprina, en forma extensiva sobre la base de pastizales naturales. El promedio inicial era de 9,3 vacas y de 23 cabras, sumándole la producción aviar de gallinas, gansos, patos y pavos, en menor medida. Estos últimos son para autoconsumo, como aporte indirecto a la economía familiar. La producción caprina estaba orientada a la obtención de cabritos que se vendían como mamones, casi exclusivamente a chivateros o cabriteros para el mercado provincial; y también subproductos tales como cueros sin curtir; un bajo porcentaje se destinaba a autoconsumo en forma de carne o leche y como subproductos, quesos y quesillos, en la época estival, momento en el cual se registran excedentes de leche. Los terneros se vendían a destete entre los 6 a 8 meses con un peso vivo de entre 130 a 160 kg a comisionistas o intermediarios de hacienda, raramente se engordaban para ser vendidos a mayor peso. Los ingresos económicos, además de los obtenidos por ventas, tenían un componente extrapredial, que en esta etapa inicial representaban alrededor del 80%; esto correspondían casi exclusivamente a los aportes

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realizados por el Plan de Inclusión Social (plan social provincial, iniciado en 2003), dejando en un segundo lugar a changas (como alambrador y en la construcción) y a otros trabajos temporarios en minería en la sierra, donde se extrae wolfrang, cuarzo y feldespato. Inicialmente éramos productores aislados, pero con la llegada del PSA nos conformamos en grupo, denominado El Hornito y luego Asociación Civil sin fines de lucro, denominada Comunidad Rural El Hornito –Quebrada de San Vicente y sus Alrededores–.

Sujetos Dentro de nuestra experiencia, identificamos diferentes sujetos que en mayor o menor medida han contribuido al proceso organizativo: los habitantes de la Quebrada de San Vicente y paraje contiguos (El Hornito, El Leoncito, como actores directos), el Programa Social Agropecuario y luego Subsecretaría de Agricultura Familiar Delegación San Luís (con sus equipos técnicos de terreno y técnicos de apoyo que han propiciado, fomentado y acompañado el proceso de organización). El Plan de Inclusión Social -a pesar de no ser un actor directo- nos ha permitido permanecer en el lugar aportando nuestro trabajo, mejorando (y estabilizando) los ingresos de los hogares. En caso contrario el proceso se hubiese visto totalmente modificado porque, antes de este Plan, la migración era una constante en especial de los hombres, que viajaban a las ciudades de Villa Mercedes, San Luis o a otras provincias en busca de trabajo. Tal como se describió en el primer proyecto del PSA, nuestro grupo inicial tenía las siguientes características: • Estaba compuesto por 15 personas, tres (3) mujeres y doce (12) varones. • Respecto a la escolaridad, podemos decir que la mayoría tenía el nivel primario completo, y el resto primario incompleto. • La gran mayoría habitábamos casas de piedra y adobe, con piso de tierra, y techo de zinc y barro. Muy pocos teníamos construcción hecha de block de cemento, piso de cemento alisado y techo de zinc. Teníamos el baño fuera de la vivienda. • El número de integrantes de las familias era dispar; algunos formaban parte de familias numerosas con niños en edad escolar. Mientras que el resto eran jóvenes y solteros, o con niños pequeños; y otros, personas mayores. • En el lugar tenemos escuela primaria con maestra, y también Sala de Primeros Auxilios, pero sin atención permanente ni regular, lo que nos suele originar problemas. Aspectos organizativos previos a la conformación del grupo A pesar de la proximidad entre algunos de los vecinos, no teníamos contactos por temas que trascendieran lo familiar y vecinal. Así lo relata un integrante del primer grupo: “Estábamos aislados, por lo que es la zona, y porque no teníamos mayor relación entre nosotros. No nos juntábamos por nada especial, ni para hablar temas, como después. No sabíamos que podíamos hacer cosas, no lo pensábamos antes.” (Entrevista a José “Toba” Mercau). En trabajos comunitarios, la única experiencia databa del 2003, cuando se inicia el Plan de Inclusión Social (PIS), donde los trabajadores-beneficiarios formábamos cuadrillas de trabajo y compartíamos toda la mañana a la vera del camino o donde sea que nos asignaban para trabajar. El trabajo organizado comenzó en el año 2004. Un productor de otra zona nos visitó y nos informó sobre el modo de trabajo del Programa Social Agropecuario (PSA), en aspectos tales como Financiamiento, Asistencia Técnica, Capacitaciones, Reuniones. Luego, con el apoyo del técnico de terreno, médico veterinario José La Malfa, constituimos el grupo. El abordaje inicial tenía una lógica en correlato con el Programa Social Agropecuario, que era la asistencia a grupos de pequeños productores con una fuerte mirada en lo productivo. En este contexto discutimos y

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solicitamos apoyo económico mediante un proyecto productivo predial relacionado con mejoramiento de rodeos y aumento de las majadas. También en el 2005, a través del Plan Caprino provincial, se introducen reproductores machos de buena calidad que incide en “mejorar la sangre” de las cabras. La idea del proyecto consistía en fortalecer nuestra actividad productiva principal, que en la etapa inicial –más allá de su importancia aún en el presente– era la caprina, dado que presentaba magros resultados económicos por la combinación de bajos índices reproductivos y reducido tamaño de nuestras majadas. Mediante el proyecto pretendíamos solucionar lo que para nosotros era el problema más importante: el productivo. Nos capacitaron en sanidad caprina y en manejo de la majada; pero el técnico insistía en la existencia, además del reducido número de cabras, de otros factores que limitaban la producción e influían en el resultado económico final, lo cual queda resaltado en el párrafo extraído de la siguiente entrevista: “En esa zona, como en todas las que trabajaba, buscaba como primer medida reforzar, reflotar lo que sabían hacer que, en este caso, era la actividad caprina; procurando fuertemente la participación de los jóvenes, que al igual que los mayores realizaban la misma actividad, buscaba meterles conocimiento, alternativas de manejo, para que no cambiaran lo que hacían por otra actividad desconocida, sino que lo hicieran mejor y más rentable. Consideraba a los jóvenes y su núcleo familiar, como el eje de cambio y no el productor solo, siempre busqué la participación de todos.” (TT José La Malfa) En relación con lo anterior, José La Malfa nos propuso que desarrolláramos una actividad integradora de todo el núcleo familiar, en especial con los jóvenes, y que trascendiera lo meramente productivo. Así surge la propuesta de realizar la fiesta de los pequeños productores en honor a San Vicente Ferrer, Patrono del lugar y muy venerado en especial en los años con escasez de lluvia, en consonancia con el papel determinante de esta en nuestras vidas y en nuestras producciones. El momento de la primera fiesta marca el inicio de la segunda etapa que relataremos más abajo.

Recursos Pasando a los recursos humanos y financieros con los que contamos para llevar adelante nuestra experiencia, tenemos: Como es usual en los proyectos PSA, después SsAF, además de nuestro propio trabajo, dispusimos de asistencia técnica y capacitación. Respecto de nuestro trabajo, es de destacar que, en las actividades planificadas en conjunto, no sólo participaron los beneficiarios directo de los proyectos, sino todos nuestros núcleos familiares. En cuanto a lo económico, el Programa Social Agropecuario desde sus orígenes y la SsAF en la actualidad, son los pilares fundamentales en cuanto a financiamiento y apoyo de la gestión, puesto que han formalizado diferentes proyectos y, como dijimos, con la correspondiente asistencia técnica. Estos proyectos se iniciaron en el año 2004 con PROINDER (subsidio de $1.800 por persona; monto total $ 27.000); al año siguiente fueron créditos de PSA ($750 a cada beneficiario; monto total $ 11.250,0). Ambos proyectos tuvieron los mismos objetivos y metas y los mismos participantes. Si bien se planteaban objetivos productivos y organizativos, el destino del dinero era únicamente para apoyar actividades productivas.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN: 2006-2010 Hubo dos hechos importantes en esta etapa: Uno de ellos en 2006, fue la organización de la Primera Fiesta Patronal y del Pequeño Productor; el otro, fue la conformación de la Asociación en 2009, que resultó del proceso organizativo iniciado con la Fiesta.

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El hito más importante -que marca el inicio de esta etapa-, fue en abril de 2006 la organización de la Primera Fiesta Patronal y del Pequeño Productor; alentados por el técnico, que nos instaba a que organizáramos algo grupalmente. Retomamos la fecha del Santo Patrono que nombra a la quebrada -donde viven nuestras familias desde hace varias generaciones-, y que se había dejado de honrar comunitariamente un par de décadas atrás (años ’80), época en que, además, hubo migraciones hacia las ciudades, perdiéndose tradiciones que vinculaban a los vecinos entre sí. La fiesta de entonces duraba una semana y se hacía acompañada de peregrinaciones desde los distintos parajes en donde se rezaba, cantaba, bailaba, pidiendo al Santo, básicamente, las lluvias. Según nos cuenta el historiador puntano Jesús L. Tobares: “El señor Faustino Leyes fue el fundador del Oratorio, donde se celebró luego la Fiesta de San Vicente; la fecha aproximada es 1860. Este fue donado al Obispado de San Luis. La devoción a San Vicente se practicaba anteriormente por el vecindario, sin la participación de los curas.” La fiesta comprende dos momentos. El primero, religioso, consiste en el rezo de la misa en la capilla. Después se lleva de paseo la imagen del santo en la procesión por senderos serranos hasta regresar al lugar. Las agrupaciones gauchas acompañan con los mejores atuendos y caballos lustrosos equipados para la ocasión. Entre cantos, rezos y vivas se reanudan año tras año los votos para encontrar en la Fe la fuerza necesaria para vivir en estos tiempos por demás complejos. El segundo momento pertenece a la fiesta popular. Empieza con el almuerzo, generalmente vaca con cuero cocinada en horno de barro, cazuelas y empanadas; sigue con destrezas gauchas a caballo, como carrera de obstáculos, la polca de la silla, enhebrado de aguja y concluye con la parte de recreación, como juego de truco, guitarreada y, a la noche, baile popular. Lo religioso y la fiesta concentran anualmente a cientos de pequeños productores que llegan desde diferentes parajes de la provincia de San Luis. Se inició como un lugar de encuentro local, pero año tras año va tomando trascendencia, de tal forma que se aumentan y diversifican los participantes de la celebración. “La idea era juntar a todos los grupos de la zona de San Martín, de PSA y reunirnos en una fiesta; invitarlos y quedar bien con ellos. Vino bastante gente, éramos como 60.”(Entrevista a José ‘Toba’ Mercau). A partir de esta fiesta, comenzamos a reforzar el grupo, dándonos funciones, distribuyéndonos tareas; rescatando y revalorando antiguas tradiciones comunitarias y religiosas, que significaban espacios de encuentro social que se habían ido perdiendo. En tanto comunidad, continuamos nuestra organización como grupo tras la fiesta y luego –en 2009- nos constituimos como asociación civil sin fines de lucro (denominada Comunidad Rural El Hornito- Quebrada de San Vicente y alrededores), cuya finalidad excede los límites meramente organizativos de la fiesta, dando lugar al reforzamiento de las actividades productivas tradicionales, al desarrollo de actividades alternativas, a la generación de la comercialización de diferentes productos y al aprovechamiento de la potencialidad turística de la zona. En los años siguientes mejoramos, cada abril, la organización de nuestra fiesta, en la gestión y en lo socioorganizativo. Así pues, hicimos la división de tareas y roles, el relacionamiento con otros actores para publicitarla, un bono contribución, la preparación del buffet, el alquiler del equipo de música y la convocatoria de todo lo necesario para ese día: músicos, centro gaucho, autoridades, sacerdote, SsAF, medios de comunicación, etc. Siguió aumentando la concurrencia a la Fiesta Patronal, haciéndose más conocida por diversos medios y difundida por los mismos concurrentes. Como antecedentes que incidieron en el proceso organizativo del grupo y los vecinos, se sumaron en 2007 los talleres Socio-territoriales de diagnóstico participativo del PSA en San Martín. Allí íbamos algunos productores de cada paraje de San Martín representando a su gente, y nosotros a la Quebrada, para hacer aportes, llevar o traer tareas y transmitir luego al resto de la gente. Fueron talleres masivos en representación de todas las zonas del territorio, llegando a más de 50 participantes.

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En estos talleres se planteaban problemas para ser solucionados en los años subsiguientes. Se acordó hacerlo entre la gente que estábamos en proyectos, los vecinos, el PSA (con sus técnicos y aportes), y articular con otros actores e Instituciones del territorio, como el Municipio, el Hospital y Vialidad. Desde allí se gestionaron varias tareas y actividades en vinculación con estos actores, para mejorar nuestra salud (con el Hospital), mejorar y arreglar los caminos (con Vialidad Provincial y la Municipalidad). Los talleres zonales de diagnóstico socio-territorial, y la elección de un productor representante de la quebrada ante el PSA (2007-2008), son reconocidos por nosotros como dinamizadores de nuestro proceso de desarrollo. La municipalidad también ha realizado aportes: prestaron el Salón Municipal y proveyeron los refrigerios y empleados que atendieran lo necesario para desarrollar allí los Talleres de PSA de Diagnóstico Socio Territorial. Además ha apoyado la realización de la fiesta, aportando sillas, tablones y mesones. En 2009 conformamos la Asociación Comunidad Rural El Hornito-Quebrada de San Vicente y alrededores, con un total de 22 socios, incluida la Comisión Directiva. Ese año los grupos El Hornito y Los Piquillines (zona aledaña, hacia la sierra) recibieron crédito y subsidio utilizados en electrificación, infraestructura predial y mejoramiento del hábitat rural. Casi todos los beneficiarios de esos grupos conformamos la Asociación. Respecto a los técnicos de terreno (PSA y SsAF) que fueron acompañando nuestro proceso, podemos mencionar que en 2006 se retiró José La Malfa. En el año 2.007 ingresaron como técnicos de terreno los ingenieros agrónomos Jorge Jornet y Roberto Luna. Al año siguiente continuó en la zona sólo Roberto Luna, dado que en 2008 Jorge Jornet pasa a la Coordinación Provincial. Luna continúa solo la tarea hasta 2010, cuando se formó un equipo de zona, donde se incorporaron otros técnicos de terreno.

Proyectos ejecutados

Grupo “Los Hornitos”, luego “El Hornito” Cuadro 1 CRÉDITO PSA Grupo

Año

Integrantes

Monto

Destino

Los Hornitos

2007

15

$ 21.750

Alambrado para ganadería bovina

El Hornito

2009

18

$ 28.803

Panel solar, materiales para cnstrucción de bomba y extracción de agua

Fuente: elaboración propia registros de la Asociación

En el año 2007 los grupos mencionados recibieron sólo crédito. Años antes habían recibido subsidio y luego crédito: en el momento inicial 2004 y la extensión de ese proyecto en 2005.

Cuadro 2 PROINDER adicional Grupo El Hornito (hábitat rural)

Fecha desembolso

Monto total

Destino

07/09/09

$15.509,34

Motores a explosión

Fuente: elaboración propia registros de la Asociación

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En el año 2007, recibimos un total de $ 21.750 ($1450 por persona- 15 beneficiarios), destinados a la compra de alambre, para el cerramiento de los campos. En el año 2009, se nos otorgó $ 28.803,0 para la compra de paneles solares y bombas para extracción de agua. Con esto buscamos solucionar dos problemas la falta de luz eléctrica y la falta de agua potable. En el año 2009 el grupo El Hornito recibió financiamiento para proyectos complementando con crédito del PSA el subsidio Proinder.

Actores Para explicar quiénes son los actores de esta experiencia, como habitantes de la quebrada que más tarde conformamos la Asociación; y teniendo en cuenta todo el proceso –o algún momento– de la experiencia que narramos, reconocemos como participantes a los siguientes: Actores directos

• Somos 30 familias.Habitantes y vecinos de la Quebrada de San Vicente: pequeños productores básicamente cabriteros y de autoconsumo en general. Artesanos en cuero e hilado algunos, y beneficiarios del Plan de Inclusión Social (del Gobierno provincial). • 22 socios de la Asociación El Hornito- Quebrada de San Vicente y alrededores. • El Programa Social Agropecuario, y luego la Subsecretaría de Agricultura Familiar Delegación San Luís; con los equipos de técnicos de terreno y el equipo técnico de apoyo.

Actores indirectos

• Municipalidad de San Martín (provincia de San Luis) • Plan de Inclusión Social (Plan social provincial): dieron permiso para que sus beneficiarios asistan a jornadas y reuniones organizativas. • Hospital de San Martín • INTA ProHuerta: mediante capacitaciones en dulces y conservas. • Centro Ganadero de San Martín • Vecinos y productores que no son específicamente del lugar pero compartieron jornadas de trabajo, o la Fiesta de San Vicente. • Programa Pueblos Puntanos (de la provincia).

Hitos, Fortalezas, Debilidades, Dificultades y Oportunidades Analizando juntos los hechos vividos, encontramos fortalezas y debilidades; dificultades y oportunidades. Un poco más adelante, pudimos reconocer que todas las experiencias nos sirvieron para aprender y madurar como organización. Pese a ello, recordamos algunas dificultades en la organización de la Fiesta en esta etapa; como por ejemplo la falta de infraestructura inicial, básica. Como obstáculo, identificamos los trámites engorrosos y caros para obtener el permiso de SADAIC, para pasar música y contar con la actuación de grupos folklóricos. Reconocemos como vivencias y momentos colectivos significativos que dinamizaron el proceso y generaron aprendizajes importantes en esta etapa: • Las capacitaciones en lo referido a seguridad y calidad alimentaria: elaboración de dulces y mermeladas, buenas prácticas de manufactura, elaboración de conservas (escabeche de ganso; chacinados de cabras y burros); productos que ofrecimos en la Fiesta.

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• Los primeros viajes con el PSA y la Subsecretaría, participando en reuniones y cursos de formación política en región Cuyo. • La organización del agasajo del Día de la Madre, para las familias de la Asociación. • La primera compra con la primera ganancia en la Fiesta de 2008 y las reuniones para decidir las inversiones. • La Formación de la Asociación que implicó pensar objetivos, discutir, hacer trámites en San Luis. Este fue un hito muy importante para nosotros, al formalizar la organización y asumir nuevos compromisos. • El Inicio del Foro de Agricultura Familiar: empezamos a participar y a conocer otros productores, organizaciones y modalidades de trabajo. • Y el desafío constante de superarnos y mejorar la fiesta, siempre.

SITUACIÓN ACTUAL: Año 2011 En la actualidad, después de varios proyectos, eventos y realización de Fiestas Patronales, podemos observar mayor organización y participación de la comunidad. Observamos en la organización una visión más amplia e integral de todas las situaciones que se presentan y cómo enfrentarlas potenciando con el trabajo de los técnicos un mejor provecho en favor del desarrollo de la comunidad y de nosotros como personas. Por ejemplo, a través del Programa Pueblos Puntanos, un programa del Estado provincial que otorga $10.000 a Asociaciones vecinales con el objeto de que se hagan mejoras para vecinos del lugar, fue construído un “playón” de cemento destinado a la realización de la parte social de la fiesta que fue inaugurado en la Fiesta Patronal de 2011. También hicimos los baños públicos contiguos al playón aportando nuestro trabajo y con apoyo económico de la SsAF. Estas dos obras mejoraron la infraestructura de servicios ofrecidos a los visitantes en la Fiesta Patronal. Tenemos objetivos más claros y compartidos por la mayoría de los integrantes, tanto respecto de la fiesta, como de la Asociación y su rumbo. En este proceso fortalecimos aspectos organizativos, a través de distintas actividades, como capacitaciones que promueven un mayor relacionamiento entre nosotros. Estamos organizando un grupo de jóvenes para un Proyecto de Turismo rural (este grupo se ha estado capacitando en talleres e intercambio con otros grupos de jóvenes). Gestionamos directamente la solicitud de capacitaciones a la SsAF, demostrando claridad en reconocer necesidades propias y cómo capacitarnos para abordarlas. Estamos por instalar en la Quebrada un silo (con recursos proveniente del Plan Caprino) para uso comunitario; con ese objetivo debemos reunirnos con la Asociación de Pequeños Productores Los Piquillines y acordar modos de uso (compartido): fondos rotatorios, transporte, etc. Ya se discutió el reglamento de uso. Renovamos en junio la Comisión Directiva de la Asociación, con presencia mayoritaria de los socios. El 10 de julio de 2011 se hizo el traspaso a la nueva Comisión. Hicimos un festejo comunitario del Día del Padre, con todas las familias asociadas. Se prevé próximamente la inauguración de los baños públicos en el predio donde se hace la Fiesta anualmente. Hemos participado del Encuentro de Ferias Francas en Misiones, seguimos incluidos en el Foro Provincial de la Agricultura Familiar, varios de nosotros en diferentes instancias; y participamos habitualmente en capacitaciones específicas de tipo productivo, organizativo y de formación a dirigentes (como formación política en 2010 y 2011). Organizamos en octubre a modo de festejo interno y propio, la Fiesta de la Familia (coincidente con el Día de la Madre); allí nuevamente la Asociación organiza y compartimos de manera familiar un día de intercambio, comida, y recreación social. Están invitadas todas las familias y personas de la Asociación.

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Continuamos teniendo apoyo en Asistencia Técnica por varios técnicos de la SsAF, tuvimos varias Capacitaciones y esperamos nuevamente apoyo financiero. Hemos presentado en el año 2011 un proyecto que se aprobó, por un monto de $ 46.000. También nos dimos tiempo para poder evaluar la organización de la fiesta.

Logros En 2011 se pueden visualizar varios logros en la concreción de la Fiesta, tras el esfuerzo y trabajo de la Asociación para concretarlos, por ejemplo: Disponemos de equipo de sonido, de baños y el playón –inaugurados en la fiesta–; logramos hacer la rifa con buenos resultados y buenos premios. También pudimos invertir en la compra de mesas y sillas (que antes nos prestaban). Estos, a la vez, dinamizan el proceso de desarrollo. Nos dan empuje para seguir pensando y organizando la próxima fiesta. Hemos debatido el reglamento de uso de silo de maíz (Ley Caprina) que será manejado bajo sistema de fondo rotatorio. Hubo acuerdo en todos los puntos, a excepción del lugar de emplazamiento (a ser definido desde la SsAF), considerando la distribución de los productores beneficiados, ya que el mismo será compartido por dos asociaciones. Hemos comenzado a trabajar en la comercialización de otros productos, como conservas de ganso (escabeche), cueros curtidos, suela, etc., además, algunas familias venden sus chivitos para ser consumidos en el lugar para lo cual se ofrece el servicio de asarlo y preparar la chanfaina.52 También algunos comenzamos a seleccionar chivitos para hacer engorde a corral mejorando el peso y el precio obtenido por la venta. Esto los consideramos como un aspecto positivo. Además, hemos acordado comenzar a recibir grupos de jóvenes que quieran acampar en la zona, para lo cual se ofrecen las instalaciones de la asociación (playón, baños) y que sirva de promoción de los lugares de turismo. Este último punto está en el marco de la diversidad de actividades económicas discutidas para la zona, referida a turismo, aprovechando la belleza del paisaje, con disponibilidad de arroyos y lagunas en el corazón de la sierra, rodeada de frondosa vegetación. A nivel de participación política, se destaca que este año se presentaron dos pequeños productores en las internas partidarias de San Martín; uno de ellos, vecino de la quebrada. El siguiente cuadro presenta indicadores de nuestra experiencia en Desarrollo Rural. Asociación “El Hornito” Quebrada de San Vicente-San Luis situación inicial y final. El mismo muestra los avances en aspectos organizativos, productivos, y mejoramiento de viviendas de la zona.

52 Para preparar chanfaina se necesitan las tripas, el corazón, los riñones y el hígado de un cabrito a lo que regionalmente se le dice “las menudencias” del animal. También hay que reservar la sangre que es el ingrediente principal

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Cuadro 3 Nivel de organización

Situación inicial

Situación actual

15

32

Peso ternero a la venta

130-160 kg peso vivo

130-160 kg

Retención de hembras

Sólo reposición

Retención casi total

23

42

Peso cabrito a la venta

Chivitos 5 a 6 kg

Chivitos 5 a 7 kg

Mortandad de chivitos

Sin registro

S/R: expresan los productores que un 50% menos en invierno

Chivatero o cabritero

Venta directa al mercado provincial y/o turistas. Mejora el precio un 30%

Comercialización de otros productos

Abono de cabra

Abono (guano), escabeches de ganso, quesillos, cueros curtidos

Proporción de ingresos no ganaderos

80%

Sin datos: se observa menos gente en plan social y mejora de precios de venta de productos de campo. Algunos ingresos extraprediales

1 familia

6 familias

Ninguna familia

80 % de familias

Cantidad de productores

Rodeo caprino promedio

Destino de venta

Baño instalado Mejoramiento de vivienda (arreglo de techos, revoque de pared, y contrapiso) Fuente: elaboración propia registros de la Asociación

Barreras y dificultades Barreras y dificultades por superar, en la Fiesta: todavía no logramos organizar una distribución y asignación de tareas; falta de control en las ventas (por ejemplo, en la cantina); participación “distinta o desigual” entre los socios. Estas cuestiones se pudieron hablar por primera vez durante este año; vimos que el atenuante es que la Fiesta continúa, es organizada y un éxito, aunque algunos aspectos deberían ser mejorados. No obstante, estos aspectos son dinámicos, tenemos que ir conversando y efectuando replanteos, en caso de ser necesario, frente a los trabajos y desafíos que se nos presentan. Además, somos muchos y no siempre tenemos acuerdo total sobre lo que vamos haciendo. Frente a las barreras y dificultades, los objetivos enumerados Estatuto de nuestra Asociación nos guía y recuerdan el objeto, la razón de ser de la Asociación: unirnos y organizarnos. Sin embargo, estamos comenzando a discutir el rumbo, y tenemos que:“Generar espacios de participación social y alianzas con organismos cuyos fines sean similares a esta Asociación o impulsen el desarrollo comunitario; impulsar el desarrollo de las comunidades rurales priorizando comunidades rurales pobres o de pequeños productores; promover la reactivación de las familias campesinas que no son sujeto de crédito de la banca formal; dar a conocer al público en general quiénes somos los pequeños productores: nuestras actividades y productos que comercializamos; promover ingresos a partir de actividades productivas no tradicionales, amigables con el medio ambiente; sumar la participación de la mujer en proyectos con equidad de género; y por último promover la participación de niños/as y adolescentes en actividades con miras a la sostenibilidad de las acciones que además de orientarse a lo productivo, se orienten al rescate y/o fortalecimiento de la cultura popular”.

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La búsqueda de estos objetivos mediante la ejecución de diferentes actividades nos da características de un modo de querer ir desarrollándonos como comunidad, como vecinos de estos parajes, que decidimos juntarnos y organizarnos para poder tener nosotros mismos y nuestros hijos, una mayor y mejor participación y calidad de vida. Podemos observar y tener en cuenta algunas cosas que nos suceden también en los últimos tiempos, como reflexión y aprendizaje manifestado acerca de la Fiesta.“Nos falta organización y liderazgo. El día antes está todo listo; pero no nos organizamos…En el momento ya sabemos lo que tenemos que hacer. Y San Vicente nos ayuda, por ejemplo con el tiempo, siempre ha sido lindo día. Los chicos van ayudando e integrándose también.” (Entrevista a socia).

LECCIONES APRENDIDAS Finalmente, nuestra experiencia es relevante porque nos ha permitido aprender, en materia de trabajo en equipo y de organización, aspectos como la construcción de un “nosotros”, aplicar nuestras habilidades y saberes, aprender y mejorar. A modo de reflexión queremos presentar las lecciones que nos deja nuestra experiencia en Desarrollo Rural: • La Fiesta, acompaña, inicia o refuerza procesos organizativos. En este caso particular, no teníamos ninguna experiencia de trabajo grupal y no veíamos la necesidad o ventaja de trabajos organizados cuando pretendíamos reforzar o mejorar nuestras producciones. • La Fiesta ha sido integradora de toda la comunidad y de todo el núcleo familiar. No sólo participamos de la misma los integrantes de la Asociación, sino los demás integrantes de la familia; también trabajan o han participado vecinos que no formaban parte de la organización. • El proceso organizativo ha sido continuo y sostenido en el tiempo. Existen en la actualidad jóvenes que participan activamente, no sólo de la Fiesta sino de todo tipo de evento, capacitación, viajes, etc. Ellos eran pequeños cuando la Fiesta comenzó a celebrarse. • Lo organizativo, no necesariamente debe emprenderse exclusivamente bajo la mirada de lo productivo; es necesario generar confianza entre los productores y los técnicos e inclusive entre los mismos productores, a partir de un “Nosotros” que nos identifique y reúna. En este caso se ha rescatado un evento Religioso- Popular que estaba olvidado. • Actividades diferentes a las productivas u organizativas, como por ejemplo una fiesta o un partido de fútbol de mujeres, se constituyen en excusas para alcanzar un objetivo final; por lo tanto deberían estar pensadas en ese marco de acción.

Participación de los actores Productores: La participación de los productores ha ido cambiando a través del tiempo. En los orígenes del grupo sólo participaban los integrantes, que en su mayoría eran hombres, dado que se abordaban temas relacionados con lo productivo. Con la organización de la Fiesta se fueron sumando algunos jóvenes y las mujeres de los integrantes del grupo, que antes acompañaban en forma pasiva y actualmente participan de manera integral y activa, aportando información, criterios, opiniones y también asistiendo al Foro Provincial de la Agricultura Familiar, mesas locales, etc. Subsecretaría de Agricultura Familiar: La SsAF, desde sus antecedentes como PSA, ha estado presente acompañando todo el proceso organizativo, con apoyo económico a través de proyectos PSA o Proinder, capacitaciones, diagnóstico participativo, asistencia técnica y un fuerte respaldo en la organización de la Fiesta: el PSA en esos días presta la camioneta, aporta premios y el trabajo de los técnicos de terreno, entre otras cosas.

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Municipalidad: En la primera fiesta no estuvo presente; pero a partir del año siguiente, hace su aporte, generalmente para la contratación de conjuntos musicales, además del préstamo de mobiliarios (sillas y tablones). Vecinos de la Quebrada: estos vecinos que no integran la Asociación se van sumando año tras año, primeramente como apoyo para la organización de la Fiesta y posteriormente se van asociando.

Intervención de las instituciones SsAF: la SsAF está ligada íntimamente a todo el proceso organizativo, considerando la Fiesta en honor a San Vicente Ferrer como una actividad más; a través de sus técnicos de terreno en la organización de encuentros, organización de capacitaciones, trabajo en género, etc. está presente a lo largo de todo el año. Analizando qué pasaría si esta institución nos deja de asistir, se concluye que la fiesta se seguiría haciéndo, como así también se continuaría con los fondos rotatorios para el manejo del silo. Pero, consideramos que aún no hemos desarrollado la capacidad para gestionar todo por nosotros mismos, como así tampoco estamos en condiciones de sostener discusiones para proponer reglamentaciones que alcancen a todos los productores, independientemente del tamaño (pequeño, mediano, grande), ni de modificar aspectos legales relacionados a la producción, transporte o comercialización de los productos. Municipalidad: La presencia de la Municipalidad de San Martín está ligada exclusivamente al apoyo de la organización de la Fiesta que, si bien es importante, no se considera como un factor que imposibilite la continuidad en el caso de que retire el apoyo; este cada vez es menor dado que la Asociación ha ido adquiriendo los mobiliarios que habitualmente le prestaba el municipio. INTA: esta institución ha asistido a la comunidad mediante algunas capacitaciones, articuladas con la SsAF. Programas del Estado Provincial, entre ellos Pueblos Puntanos, Plan Caprino: son programas de asistencia esporádica, que no están sostenidos en el tiempo. El Plan de Inclusión Social es el más importante, puesto que se mantiene desde el año 2003 y contribuyó a que la gente permaneciera en la Quebrada y no decidiera migrar para conseguir trabajo. La iglesia: seguirá estando presente, pero su participación está ligada exclusivamente a una parte mínima de la fiesta.

Elementos técnicos de los proyectos Asistencia técnica y financiera: Posiblemente este apartado es el punto más flojo de lo organizativo; desde sus orígenes todos los proyectos fueron productivos prediales y, en la mayoría de los casos, no se discutió a fondo el destino de los mismos por lo que los resultados no siempre fueron los mejores en la faz productiva y en lo organizacional, sin ninguna posibilidad de evaluación y cuantificación. En este sentido se han comenzado a discutir proyectos -apoyados fuertemente con capacitaciones- para que se conozca que existen posibilidades económicas más allá de la crianza de animales. Concordancia entre necesidad y líneas de apoyo: No siempre existe concordancia entre las necesidades detectadas o identificadas por los productores y la región, con los lineamientos de la SsAF. A ello se le suma la falta de capacidad de gestión, no sólo de la organización, sino también del equipo técnico que acompaña.

Otras lecciones En lo referido a los primeros tiempos, los aprendizajes comentados son:“Que juntos podíamos hacer cosas para nosotros…. Lograr tener confianza en nosotros...; y tener conciencia y acciones frente a eso….” (Entrevistas a protagonistas)

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La primera lección es que, no importa cuál es el motivo que lleve a la gente a agruparse y trabajar por un bien u objetivo común debe ser aprovechado posteriormente para discutir el objetivo final, que incluya los aspectos productivos, sociales, de comercialización, que se pretendan abordar o mejorar. • Que la búsqueda de puntos comunes entre los integrantes de una comunidad, no debe estar sesgada por la mirada técnica, ni por los saberes de los productores. • Que la mujer y los jóvenes deben ser incluidos desde un principio en los procesos organizativos, ya que aportan sus miradas, necesidades, pareceres que muchas veces difieren de la mirada masculina y, por sobre todo, es más integral, excediendo lo meramente productivo. • Que desde los orígenes de las asociaciones o grupos se discutan los objetivos de su conformación, los cuales deben exceder la mera gestión de apoyo económico ante la SsAF, ampliar la mirada al posicionamiento del sector y aportar a la discusión de políticas públicas. • Que periódicamente se sometan a discusión los diferentes puntos de tensión. Entendiendo que las diferencias no deberían ser puntos de fragmentación sino de crecimiento. Cuando no se logre destrabar la problemática, inmediatamente solicitar apoyo a la SaAF que cuenta con profesionales que pueden colaborar y facilitar la discusión y toma de decisiones. • Que es importante valorar a todos los integrantes de una organización, más allá de sus diferentes capacidades, puesto que la participación se da desde diferentes ángulos, mediante apoyo, trabajo, viajando, asistiendo a eventos. etc. • Que en la organización de algún acontecimiento se deben enumerar detalladamente todas las tareas necesarias para llevarla a cabo y luego discutir su distribución, en función de las capacidades, disponibilidad de tiempo y posibilidades de cada uno. • Que en el desarrollo de un evento como nuestra Fiesta, existen tres momentos de igual importancia que deben estar planificados y organizados de antemano: - el momento previo (compra de insumos, preparación del lugar, invitaciones, asignación de tareas). - el evento propiamente dicho (ventas de entradas, venta de comida, atención de la gente, desarrollo de las actividades del día) - el momento posterior (limpieza del lugar, entrega de insumos sobrantes, balance económico y general (discusión de puntos flojos y fuertes); en caso de obtener ganancias, discutir el destino de los fondos para que no sea uno solo o la comisión directiva la que tome la decisión, sino toda la organización en su conjunto. • En cuanto a lecciones en materia de política de desarrollo rural, si bien aún no hay una gran experiencia, participamos mensualmente de la Mesa del Foro Provincial de la Agricultura Familiar y desde hace poco tiempo hemos constituido la mesa local de San Martín junto a productores de otros parajes: Los Poleos, Barranca Alta, Los Piquillines, La Huertita. • Otro punto muy importante, es que hemos integrado la comisión ganadera del FoPAF que mediante la participación en reuniones con el Ministerio del Campo del Gobierno de la Provincia de San Luis, logró modificar y demorar el proyecto de ley de bioseguridad avícola que ponía, entre otros aspectos, límite al número de aves que podían criar los pequeños productores en gran parte del territorio provincial.

Puntos de tensión • Mantener fiesta original vs. Crecimiento, y llegada a otro tipo de público.Tácitamente se acordó la llegada de un público distinto al del sector rural; que de todas maneras no se hubiese podido frenar. • Recibir apoyo desmedido por parte de una institución (Municipio, SsAF).Se acordó que se solicitará apoyo en la medida en que ninguna Institución se haga dueña de la Fiesta: se opta por un crecimiento menor, pero sostenido y sobre la base del trabajo de la organización. Se considera que los aportes, aunque sean grandes, pueden no obtenerse al año siguiente.

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• Atención al público. Se considera que es necesario una mejor atención al público que asiste, ya que hay gente que desconoce este tipo de fiesta; entre los socios, alguien que haga de “recepcionista” para la disposición y atención en las mesas. • Establecer un sistema en el control de las ventas, especialmente en el buffet. Se acordó que es necesario un sistema más trasparente o que facilite el control de lo vendido, en especial en las bebidas. • Traspaso de autoridades a la nueva Comisión Directiva y Revisora de Cuentas. El traspaso se realizó, pero aún no hubo balances de la gestión anterior. • Tensión en la asignación o distribución de tareas, fijación de precios, momentos de la Fiesta. Se abordó pero aún no hubo acuerdos. Se planteó rotar la gente encargada del buffet y el o los encargados de las entradas. • Discusión sobre puestos de ventas: Mercado persa vs. productos regionales.

Acuerdos • La fiesta debe realizarse periódicamente ya que se nos identifica y reconoce cada vez más por su celebración. • La relación entre los vecinos es distinta a partir de su realización. Permite la identificación de necesidades y conocer el destino de los fondos recaudados. • Mantenerse la modalidad de organización. (misa- procesión- comida- espacio lúdico- baile) • Acrecentar su crecimiento en cuanto a número de los asociados. Incorporar nuevos socios: en 2011 sumamos 32.

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REGIÓN NEA

parte



Capítulo IX

Provincia de chaco “NUESTRO PROPIO BANCO, UNA APUESTA QUE CRECE” en la localidad de Laguna Limpia, Provincia del Chaco. El encuentro y la participación activan voluntades, animan el hacer, el pensar y trazar nuevos horizontes y desafíos

Equipo Comité de Crédito: • Norma Castaño María Docteur • Eduardo Encina • Fernando Sánchez • Ignacia Romero • Eladio Chávez • Tec. SsAFF Ricardo Romero • Tec. Luis Passamano • Lic. Ana Ester Nicora

“Mediante eso tuve las cosas que voy pensando en tener, y si yo tengo que ir a sacar un crédito en el banco me cuesta mucho… yo me voy ahí hablo con los de la organización y enseguida consigo, así que para mi es una cosa mucho mas ágil” (Enriqueta)

INTRODUCCIÓN Los sujetos de “Nuestro propio banco…” productores organizados Del 2005 al 2011 transitamos un camino de apuesta a la cooperación y a la producción de alimentos como centro de nuestras actividades económicas y organizativas, fortaleciendo la producción y la organización como palanca para llegar a mayores oportunidades. Con la organización como palanca y la política pública puesta a su alcance con el Programa Social Agropecuario, el ProHuerta, la Subsecretaría de Agricultura Familiar más recientemente, se fueron abriendo nuevos caminos. Y en ese contexto un total de 68 familias, que habitan la localidad de Laguna Limpia, provincia del Chaco, comenzaron en el año 2005 a participar y formar parte de un grupo de productores/as, a desarrollar proyectos que les permitieron mejorar sus sistemas productivos y alcanzar mejores condiciones de vida. La Subsecretaría de Agricultura Familiar, ProHuerta, Asociación Encuentro, coincidieron en el propósito de mejorar y fortalecer procesos productivos sustentables de este grupo de productores/as, tanto desde el punto de vista productivo, económico como social y organizativo. Por ello, los técnicos plantearon y propu-

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sieron a los productores/as generar ALGO MÁS que posibilite “poder”, en forma independiente de la voluntad o posibilidades de terceros. Que se pueda sostener en el tiempo y que contribuya a construir caminos colectivos que encausen diferentes proyectos o situaciones. Antes de la organización en grupos, los productores/as perdían oportunidades para producir porque no tenían preparada la tierra, no tenían semillas, no llovía o no contaban con los medios de producción o servicios en tiempo y forma para trabajar conforme a los ciclos productivos. La ausencia de recursos generaba una dependencia donde los productores/as estaban subordinados a los tiempos, posibilidades y voluntades de terceros para realizar determinadas actividades. La dependencia de otros para el logro de objetivos, es una pérdida del control de diferentes dimensiones de la vida laboral, personal o social. Se manifiesta en pérdida de tiempo, de ingresos, de producción, pérdidas de oportunidades en la vida social: festejos, vínculos, mejoras hogareñas o personales, otras oportunidades de poder SER. La dominación es la contratara de la dependencia. En casos extremos se presenta como control sobre la integridad física, la comunicación, las elecciones sociales y políticas, que ciertamente no se observan ni comentan en Laguna Limpia, pero invitan a reflexionar sobre qué cosas se pierde el control y en qué medida se pierde por la dependencia, ¿a qué están atados y qué se puede desatar disminuyendo o erradicando la subordinación? En 2005 la propuesta consistió en organizar un “Fondo Rotatorio” en tanto una fuente de financiamiento para los productores/as para que contaran con recursos propios, facilitar préstamos que cubran necesidades y que contribuyera a una participación más igualitaria en los diferentes planos de la vida: económica, social, política. Que la propuesta de conformar un “Fondo Rotatorio” construya el ejercicio de la ciudadanía como camino para mejorar las condiciones de vida. La propuesta tomó la idea de una entidad conocida mundialmente como el Grameen53 –el Banco de los Pobres–, que fue organizándose en países de extrema pobreza, diferentes lugares del país y de nuestra provincia, fue la inspiración de la propuesta. La iniciativa apuntó a generar las condiciones que hagan posible el desarrollo, cubrir las necesidades básicas para la producción y la organización de los productores, implicó disminuir y erradicar situaciones de subordinación en la que se encontraban los productores de “Laguna”. La creación de nuestro Fondo Rotatorio, adaptado a Pequeños Productores agrícolas y con recursos genuinos consintió en recuperar el diálogo entre vecinos, la confianza, además de permitirnos crear nuevas alternativas de comercialización y producción. Juntos, nos animamos y los hicimos. Formamos nuestro propio banco. El Fondo Rotatorio, –FFRR– es la iniciativa que dio origen al lema: “Nuestro propio Banco, una apuesta que crece”. Este fondo se trata del depósito de dinero aportado por los socios de la Asociación de Pequeños Productores de Laguna Limpia “Laguna” - que otorgó préstamos, con devolución en cuotas a socios de la Organización, desde fines de 2007 hasta julio de 2011 y sobre el cual se basa la presente sistematización, seleccionada entre otras cuatro experiencias por los resultados obtenidos, la apropiación del trabajo en la organización, la relevancia cobrada en el apoyo a las actividades productivas y familiares, la posibilidad de sociabilizar una metodología de trabajo posible de ser replicada en otros lugares.

53 Grameen es un sistema de microcrédito sin garantía material destinado a beneficiar a los más pobres, para que puedan invertirlo en actividades que le reporten ganancias. Se basa en la confianza mutua, la responsabilidad, la participación, la creatividad y, fundamentalmente, en la solidaridad.

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SITUACIÓN HISTóRICO - GEOGRáFICA DE LA LOCALIDAD DONDE TIENE LUGAR LA EXPERIENCIA A SISTEMATIZAR: LAGUNA LIMPIA, PROVINCIA DEL CHACO Los caminos que acercan… Desde Resistencia se puede tomar la ruta Nacional 11 hacia el Norte y luego la Ruta Provincial 90. Se pasa a través de cinco localidades en 120 km antes de llegar a “Laguna”… caminos llenos de historias pasadas, recientes, donde se da esporádicamente la presencia de movimientos sociales que plantean sus reivindicaciones y donde tomando la Ruta 90, es parte del paisaje las personas que hacen dedo para trasladarse, de oficios varios, policías, docentes, estudiantes, productores. Cabecera del Departamento Libertador Gral. San Martín, la penúltima localidad antes de llegar a “Laguna” es Gral. San Martín, una Ciudad de importante movimiento productivo, social, educativo y cultural, de ahí en adelante para llegar a nuestro destino 50 km de una ruta ancha que levanta polvareda. Se ven algunas casas grandes, de material con equipos mecanizados, establecimientos de medianos y grandes productores que en la zona se dedican a la ganadería mayor y la producción de granos fundamentalmente. El paisaje en invierno suele ser bastante opaco, seco, por la falta de lluvias, aunque los lapachos con o sin lluvias ahí están en flor de julio a septiembre. Pero el año 2011 vino lindo el tiempo, lluvias que permiten el colorido de diferentes verdes, brotes, copas espesas que dan mayor densidad a la vegetación y agua en los costados de la ruta, buena señal para la actividad productiva.

La ocupación del territorio…historia de un pueblo Antes de las campañas militares de fines de 1880, donde hoy se encuentra Laguna Limpia vivían poblaciones Tobas, Mocovì, Pilagá. Las dos primeras fueron parte de las estirpes troncales de los Guaycurú. Nombre que “fue un apodo burlesco guaranítico impuesto por costumbres a las tribus agresivas del Chaco y que significa indistintamente “que lleva dijes” “que habla mal” “sarnoso grasiento” o “sapo”. Recién en el S XVIII Juan Solís advirtió que el nombre Guaycuro englobaba a varios etnos, incluso distanciados por su ubicación geográfica pero identificados por una raíz idiomática y características comunes “. Mucho más que el significado peyorativo que le dieron…referenciaba a un pueblo con historia, identidad y territorio. Estos pueblos fueron desapareciendo con la conquista de los españoles y con la política de ocupación territorial de la “Conquista del desierto” cuya opción para los indígenas era la subordinación o la represión y la muerte, desde 1.528 en que Gaboto descubre el Chaco hasta mediados del siglo XX la guerra contra los pueblos indígenas fue despiadada, cruel y violenta despojándole de sus tierras, tradiciones, costumbres, sus bienes y sus vidas. Setenta años más tarde de la Campaña al Desierto, en 1872 “La Forestal” hace pie en el Norte Santafesino tierras ricas de quebracho y de ahí se expande hacia el Sur del Chaco, y Noreste de la provincia de Santiago del Estero. Según algunas versiones, la explotación llegó hasta la zona de El Impenetrable Chaqueño. La empresa exportaba postes y durmientes para el ferrocarril, rollizos y, esencialmente, tanino. En 1944 se instala en Laguna Limpia “La Forestal” y con ella la fenomenal tala indiscriminada del quebracho. Mediante una fuerte explotación de trabajadores/obrajeros vaqueanos en el manejo del hacha y con la fuerza como principal recurso de trabajo. Los postes a veces no entraban en los cachapé cuenta Don Luque, obrajero de aquellos tiempos, que hoy con sus 82 años recuerda ese trabajo casi como una travesía, “trabajo duro” que desde el amanecer y hasta el atardecer hacían los obrajeros. Se pagaba por producción, el horario

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entonces pasaba a un segundo plano, el cuerpo, el hombro, el lomo, era el principal capital para el “trabajo duro” o sacrificado nombre con que suele nombrarse a las injusticias. Los quebrachos tenían como fin proveer de durmientes a las vías del ferrocarril, y abastecer con tanino sustancias orgánicas que servían para convertir a las pieles crudas de animales en cuero, proceso conocido en inglés como tanning (“curtido” en español) a los países europeos. “La Compañía” como se le conocía a La Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Ltda, contaba con más de 2 millones 300 mil hectáreas: 1.937.487 hectáreas en Santa Fe y 382.688 hectáreas en Chaco, organizadas en poblaciones proveedoras de diferentes servicios y conectadas por una red vial propia. (1969, Revista Georama - http://www.taringa.net/posts/info/5870425/La-Forestal-_II_.html) Sobre todo hacheros correntinos, vinieron a trabajar en “La Compañía”, formando sus familias y asentándose en el lugar y formando el asentamiento que devendrá en el Pueblo de Laguna Limpia. En la región el obraje fue el núcleo urbano-forestal por excelencia, el que asegura la explotación de la riqueza boscosa; la cual una vez agotada, deja tras de si terrenos arrasados. La Compañía Cierra sus puertas en 1966 cuando ya el tanino no era negocio porque se descubrieron otros productos para suplantarlo y las leyes laborales fueron poniendo límite a tamaño aprovechamiento de los obrajeros. “Se fue …y con ella muchas familias, que iban a hacer…” piensa Don Luque.

De obrajeros a agricultores De la explotación, desolación, abandono, resistencia, rebeldías, coraje, esfuerzos, se fue reconstruyendo el pueblo… Los trabajadores arraigados a Laguna Limpia, recibieron parte de las tierras de “La Forestal”, tierras que comenzaron a producir y a configurar un sistema productivo con mínimos cultivos de subsistencia para la familia, y algunos animales de granja, además de realizar algunos trabajos fuera de su predio. Aquí se va constituyendo el campesino, el campesinado en estas tierras, cuando la actividad del obraje fue reemplazada o compartida con la producción para la subsistencia y para el mercado, esta estrategia de reproducción social va ser un rasgo distintivo de los campesinos o pequeños productores. En la primera década del Siglo XX el cultivo de algodón se transformará en la actividad económica principal en la provincia, su vinculación con los mercados, y el medio por el cual el capital se va a valorizar apropiándose del proceso productivo en el momento de la circulación del producto. El algodón con sus claros oscuros produjo un gran movimiento económico, productivo y laboral. Por su alto rendimiento económico para los agricultores (una hectárea rendía un beneficio tres veces mayor que cualquier otro cultivo), toda la familia trabaja, grandes y chicos, las labores culturales se distribuían dentro de la familia. Continuó en aumento hasta la década del 50, cuando la aparición de las fibras sintéticas, así como el estancamiento del mercado interno, comenzó a influir en las ventas y en una correlativa baja de los precios. El algodón transformado en monocultivo, deprimió los suelos, y desalentó el manejo de otros cultivos y producciones a mayor escala que el autoconsumo. Se manifestaba una crisis con mucha crudeza en los años ‘60, donde la superficie sembrada se redujo en un 30 y aun 40%, pero cuyos signos comenzaron a ponerse en evidencia en esta etapa. Debido a la política estatal de colonización, al bajo precio de la tierra comparada con las tierras de la pampa húmeda, y a la buenas perspectivas económicas que generaba el cultivo de algodón se incrementaban año a año la población en el Chaco, se menciona una población cercana a los 214.160 habitantes en 1934 y de 450.000 personas en 1944. (Altamirano y otros, 1987). Se crearon 34 colonias, ocupando una superficie total de 2.600.000 has aproximadamente, y la cantidad de explotaciones agropecuarias aumentarían de 3.161 en 1920 a 18.335 en 1937. (SAGyPN, 1992).

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Como consecuencia de la masiva llegada de personas a habitar la zona, el Estado, no pudo organizar la entrega de tierras; los nuevos pobladores ocupaban las tierras fiscales vacías hasta que se hacía una mensura y una delimitación oficial de cada explotación. (Iñigo Carrera, 1983; Altamirano y otros 1987; SAGyPN, 1992). Esta situación provocó la aparición de propiedades de menor tamaño a las que entregaba el Estado con anterioridad, apareciendo así explotaciones de menos de 25 has. (SAGyPN, 1992; Gomez, 2001). Las zonas abandonadas por la explotación forestal, con su secuela de montes depredados y emigración, encontrarán en el algodón y en la ganadería una actividad económica sustitutiva. En realidad la producción ganadera existió desde un comienzo en las colonias y pueblos, como también acompañando a los obrajes, tanto para la producción de carne como de elementos de transporte y tracción. Encontrándose bovinos, equinos, ovinos, caprinos y porcinos. La distribución de los rebaños se vio favorecida en el Este del Chaco por la existencia de aguadas y pastos apropiados para bovinos y equinos. En el Oeste, más seco y de pastos duros, prevalecieron los ovinos y caprinos, y en las áreas agrícolas, vinculadas al cultivo del maíz, los porcinos. El algodón continuó siendo el cultivo principal de la provincia, pese a que disminuyó considerablemente su producción. Hacia 1996 irrumpe el cultivo de soja desplazándolo. En 2011 se cultivaron casi 800.000 has de soja en la provincia sobre 400.000 has de algodón sembrado. Cambios tecnológicos, políticos y sociales obraron en la aparición del campesinado en la provincia, campesinos que hacían foco en la producción de algodón, en la ganadería mayor y menor que junto con las hortalizas, el sorgo y el maíz forman el complejo sistema de producción del pequeño productor, totalmente ajena a la producción de soja, trigo y girasol.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO El pueblo, hoy El nombre “Laguna Limpia” responde a la presencia de una laguna de agua permanente en la zona. Estaba caracterizada por la limpieza y cristalinidad de sus aguas. Esto motivó que al instalarse la estación del tren, el lugar sea conocido como “La estación donde está la Laguna Limpia”, lo que con el tiempo fue dándole su actual nombre. Laguna Limpia es un Pueblo, en donde todas las casas son planta baja, sus calles son 100% de tierra, sobresalen viviendas de material, la uniformidad en muchas construcciones indican que son de planes de viviendas, con jardines y patios. Hay una concentración poblacional, donde están la mayoría de las viviendas y las instituciones públicas tradicionales, Escuela Primaria y Secundaria, Municipalidad, Salón Comunitario, Puesto Sanitario y la Plaza. Las colonias rurales es la otra parte del pueblo, con viviendas dispersas. La Pastoril, La Florida, Encuentro, El Salvaje, Cnia. 45 y Esperanza Cnia. 13 donde viven la mayoría de quienes son parte de esta experiencia. Municipio de tercera categoría, que implica tener un Intendente y tres Concejales que representan a los 1.546 habitantes según el censo del 2001, de los cuales el 70% viven en zona urbana y el 30% en zona rural. Si esta población sigue el aumento del 8,7% que se dio en su Departamento “Libertador Gral. San Martín”, tenemos una población de 1720 habitantes aproximadamente, que equivale al 0,16% de los 1.055.259 habitantes de la Provincia del Chaco al año 2010. Pero si se tienen en cuenta los datos intercensales, la población que en 1991 alcanzaba 1.623 habitantes, disminuyó a 1.546 en el 2001, representando una baja del 5%, que posiblemente constituya la migración rural -urbana tan característica de nuestro tiempo, constituyéndose en una tendencia demográfica.

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La composición etaria de la población como vemos en el siguiente gráfico, nos muestra una predominancia de la población infanto-adolescente y joven/adulta.

n Infanto-adolescente 39 % n Juvenil-Jóvenes adultos 24 % n Adultos 29 % n Tercera edad 8 %

Cuentan con un bajo nivel de instrucción, una marcada desigualdad con los valores provinciales y nacionales que son tres veces mejores. En el año 2001 solo el 3% de su población pudo cursar estudios terciarios/ universitarios. El mayor empleador en el pueblo es el Estado, como en la Provincia y el NEA, con casi un 45% de empleos públicos, entre docentes, policías, empleados municipales, etc; luego le siguen el sector privado y por ultimo están los cuentapropistas y el trabajo familiar, en su mayoría trabajando en forma informal. En las chacras, las casas están construidas con paredes de adobe y palma/postes, o combinadas con mampostería. Como estampa de lo rural se levanta el aljibe o pozo, infraestructura central para quienes no cuentan con agua de red y dependen de las aguas de lluvia o subterráneas para vivir. Se comienzan a ver algunos tanques que podrán distribuir agua en la casa, la huerta, bebedero de animales que disminuye el esfuerzo de niño/as y mujeres sobre quienes suele recaer esta cansadora tarea, causa de tantos quebrantos y “plagueos” entre madre e hijo/ as y entre hermano/as. Rasgo distintivo de quien ama lo que tiene y lo viste para agradar y agradarse, se alzan los jardines con vistosas y diversas plantas y enredaderas que de por sí invita a quedarse, transmitiendo una especie de serenidad y calma placentera. Ahí nos conectamos con la naturaleza, que provoca un gran respeto y admiración, con sus amaneceres y atardeceres, sus noches estrelladas donde al impresionante espectáculo de las estrellas se suma el encanto de la luna montada en el firmamento. Sobre las casas se empalman la infraestructura para la producción, corrales, gallineros, cerco de huertas, la mayoría hecho de materiales rústicos, aprovechando los postes, palos, paja, reciclando materiales, se ven herramientas de antaño, arados, yunque, palas, azadas, machete, lazos, montura para caballos. La unidad de trabajo y doméstica está compartida y es una estrategia de reproducción social de los pequeños productores, y por tanto una característica central a tener en cuenta en el diseño de políticas para la Agricultura Familiar, porque una depende de la otra y viceversa. Luego del 2006 a la fecha los ingresos económicos por producción no cambiaron notablemente, aunque, se dieron políticas sociales que repercutieron en el aumento de los ingresos totales por familia. En el año 2006 las 68 familias presentaban un ingreso anual promedio por familia de $537,77. La CBT -Canasta Básica Total- que marca la línea de pobreza, para febrero de 2006 era de $1.193 y la CBA –Canasta Básica Alimentaria–, que marca la línea de indigencia, para una familia de cinco miembros era de $546 (elaboración propia en base a datos del INDEC), estaban por lo tanto rozando la línea de indigencia en el 2006.

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Estos ingresos se componen principalmente del trabajo productivo predial, siguiéndole el aporte de ingresos que provienen de ayudas familiares o planes sociales y por último un 21% de ingreso que aporta el trabajo extra predial.

ORIGEN DEL INGRESO n 37 %

n 42 %

n Predial n Trabajo extrapredial n Otras

n 21 %

Fuente: Proinder - F1 (2006)

En el 2009 el ingreso mensual de origen predial es de $ 591, al cual hay que sumar la AUH (Asignación Universal por Hijo) que la mayoría de las familias perciben y que no hemos podidos cuantificar. La CBA para un hogar Tipo 3 (dos miembros adultos y tres menores) de caracterización del INDEC era de $ 631 y la CBT era $ 4.093. Podemos suponer que se mejoró, si al ingreso predial se suma la AUH y el trabajo extrapredial, aunque no se pudo salir de la línea de la pobreza todavía. Junto con la mano de obra, la tierra es el principal capital de los agricultores familiares, que como recurso estratégico, condiciona o posibilita el desarrollo. Las 68 Familias ocupan 1.729 has, con un promedio de 25,4 ha. cada una. El 80% no tiene regularizada la tenencia de la tierra, siendo la sucesión indivisa la principal situación irregular a resolver.

tenencia de la tierra n1% n 20 % n 28 % n8%

n Propietario con escritura n Poseedor con ánimo de dueño (en tierra sprivadas y fiscales) n Sucesión indivisa n Ocupantes en tierras particulares (prestada)

n 43 %

n Ocupantes en tierra fiscal (del estado nacional o provincial)

Fuente: Proinder - F1 (2006)

El uso del suelo está en relación a actividades familiares- vivienda e infraestructura doméstica - y en mayor superficie para las actividades productivas: 1) Agrícola: con predominancia del maíz, utilizado fundamentalmente para el autoconsumo familiar y de los animales y el algodón, que tiene por destino la venta. La Producción agrícola en el año 2006 aportaba $ 213 en forma mensual por familia, la de mayor aporte al ingreso familiar.

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2) Pecuaria: Terneros y producción de leche, producción porcina, y avícola de carne y huevo, que aportaban $110 al grupo familiar en el mes y 3) Extractivas: que aportaban $ 37 por mes. La producción que más aporta al ingreso familiar es la agrícola donde se destacan en el año 2006 los cultivos de maíz con 73 Tn, algodón 61 Tn., hortalizas pesadas con 348 Tn., 39 Tn de huerta, 9 Tn de porotos, 4 Tn de tabaco y 1,5 Tn de frutales. (Proinder - F1 2006) El segundo aporte al ingreso lo da la producción pecuaria que aportan el 33% al ingreso económico familiar con la producción de lechones, huevos, terneros, cabritos, borregos, leche y pollos.

La conformación del fondo rotatorio Sus comienzos se remontan al año 2005, cuando productores/as de “Laguna” que conocían el trabajo con pequeños productores en Colonias Unidas, donde hace más de 15 años, Instituciones Estatales y no gubernamentales trabajan con pequeños productores comenzaron a preguntar y a interesarse para participar de esos trabajos. El ProHuerta y el Programa Social Agropecuario, respondieron al interés de los productores/as y se fueron realizando las primeras reuniones, primeros encuentros para conocer las inquietudes, problemas y posibles apoyos desde el Estado. El PSA y el PROINDER, financiaron los primeros proyectos, destinados a ocho grupos, para fortalecer los sistemas productivos, con inversiones para infraestructura, compra de animales de tiro, herramientas menores y reproductores. En el año 2005 se financiaron proyectos por un total de $96.000. Esto permitió no sólo las inversiones necesarias sino también contar con asistencia técnica y una forma de trabajo grupal, diferente hasta el momento en que cada uno se habría camino solo. En este momento se estaba planteando la estrategia colectiva para trabajar y superar los problemas. Varias oportunidades se dieron en 2005 para transitar esta experiencia: • La demanda y predisposición de los productores • La voluntad para generar experiencias colectivas, • La integración y articulación de cuatro instituciones, SsAF, Asociación Encuentro, INTA, ProHuerta, que combinaron sus recursos económicos y humanos. • El trabajo coordinado entre técnico/as de las Instituciones. • El planteo de trabajo territorial, integral, con énfasis en la organización de productores que asumió la SsAF. • La conformación de la organización de Pequeños Productores y la dinámica propia de la misma. • Identificación de necesidades específicas e inmediatas a resolver (agua en periodo de sequía, semilla, remedios, y arreglos de herramientas) • Capacitaciones sobre crédito y funcionamiento de fondos rotatorios que se fueron dando en la zona. • Insistencia en las conversaciones sobre valores: solidaridad, compañerismo, cooperación.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Consideramos a la Agricultura Familiar no sólo como una categoría laboral, sino como una forma de trabajo y organización familiar que integra la dimensión laboral y cultural. La producción organiza el trabajo familiar, los varones adultos realizan los trabajos más pesados y las mujeres y los niños los trabajos más livianos pero no por ello menos complejos: acarreo de agua o cuidado del ganado menor, la granja o la cosecha de algunos cultivos y actividades domésticas.

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El principal soporte de sus conocimientos es la experiencia, la observación de los recursos naturales y el ecosistema, a través del cual van asociando resultados, que les sirven de fundamento o parámetro para las decisiones productivas fundamentalmente. Estos conocimientos son transmitidos de padres, madres a hijos/ as mediante el hacer concreto de las labores culturales y el relato que hacen del mismo. La multiplicidad de producciones y actividades características de la Agricultura Familiar forja un escenario socio cultural que es clave para organizar y proyectar trabajos asociativos. Trabajan y acompañan procesos organizativos, demandan un enfoque de trabajo sistémico e integral, una apertura y flexibilización de herramientas que responda a las necesidades y realidades de los sujetos involucrados. El denominador común de los agricultores familiares es que viven en el mismo territorio, son adultos, trabajan la tierra vinculando la vida familiar con la actividad laboral, se tienen confianza, hay esperanzas, proyectos y sueños…son parte de la historia y van haciendo historia tal como describimos en el siguiente apartado. Y hoy son parte de la mayor Organización de Pequeños Productores de la Provincia, la Unión de Pequeños Productores Chaqueños (UNPEPROCH). Desde el 2005 hasta el año 2011, pasaron por diferentes formas organizativas, el grupo: donde comenzaron con los proyectos de apoyo a sistemas productivos, la Asociación local hasta formar parte de la UNPEPROCH y con ella ser parte de la Federación de pequeños Productores del Chaco, la Asamblea Campesina del Norte Argentino, el Foro por la Agricultura Familiar, a la Federación de Organizaciones Nucleadas en la Agricultura Familiar. En este marco hombres y mujeres, entre 40 y 65 años que el año 2005, al que recuerdan como tiempos de necesidades, falta de trabajo, bajos ingresos y de escasez para comer, formaron ocho grupos –con siete y diez integrantes cada uno–, con nombres que al principio respondían a las colonias donde viven: • La Pastoril • La Florida • Estero Ciervo

• Encuentro • El Salvaje • Colonia 145

• Colonia Esperanza 13 • El Esterito

Estos sujetos se fueron transformando al igual que el nombre con el cual se iban reconociendo en el trayecto organizativo: Grupo-Comisión-Asociación-Organización. La Asistencia Técnica y encuentros de capacitación organizados por el PSA en ese entonces, se sumaron a la convocatoria a los grupos a participar de diferentes encuentros en la provincia, Feria de la Semilla, encuentro provincial de la mesa de organizaciones, Foro por la Agricultura Familiar, participación en espacios zonales de articulación como la Mesa de Tierras de Gral. San Martín, donde tuvieron la oportunidad de conocer a otras organizaciones y productores con otras experiencias. Luego de varias reuniones realizadas en el segundo semestre del 2007, a causa de la sequía y contando con un subsidio que el PSA ofrece a la mesa de organizaciones, los productores que integran la zona de Laguna Limpia, deciden que se repartan en pequeños créditos, con el fin de generar un remanente y se puedan seguir atendiendo las necesidades, especialmente las que tengan que ver con la obtención de agua para consumo humano y productivo, incorporar semillas y fortalecer las actividades productivas que se vienen realizando. A tal fin y teniendo en cuenta lo resuelto en Asamblea, en octubre del 2007 queda conformado el comité de crédito y se entregan los primeros créditos en el mes de enero del 2008. Luego la Asociación fue la figura que brindó representación a la decisión de juntarse entre los grupos y finalmente se integran a la UNPEPROCH organización de mayor alcance territorial, político. Se sumaron a los 700 socios/as y conformando la Delegación Laguna Limpia de la UNPEPROCH, en 2011 una de las Vocales de la UNPEPROCH es de la Delegación de Laguna Limpia. Este Fondo Rotatorio es más que un crédito o un préstamo, es un sistema de trabajo que se basa en solidaridad, en la cooperación, en el aporte económico y de trabajo del conjunto. El mismo administra dinero y otorga a los productores asociados de la Delegación, Unión de Pequeños Productores Chaqueños54 de Laguna 54 Organización de Pequeños Productores de la Provincia del Chaco

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Limpia (UNPEPROCH), dinero en efectivo. Los productores que con los ingresos propios son difíciles de alcanzar obtienen préstamos para la adquisición de materiales o servicios.

Sus dimensiones constitutivas como el gráfico arriba presentado lo indica están basadas en: 1) Cooperación-Solidaridad: Valores en los que se fundamentan “Nuestro Propio Banco…” tanto para la captación de fondos como para la distribución a través de los préstamos. La cooperación como trabajo conjunto para alcanzar un objetivo común, y la solidaridad como sentimiento y valor humano que se pone en juego cuando alguien necesita o espera colaboración para emprender alguna acción. 2) Aporte Económico: Capital que cada socio aportó, para poner en marcha “Nuestro Propio Banco…” con destino a formar el FONDO para distribuirlo en base a préstamos. 3) Organización: El sujeto colectivo o entidad que la cooperación y unión de los productores/as han creado para encarar “Nuestro Propio Banco…” Grupo-Asociación-Organización Provincial, recorrido que fueron haciendo y en el que transitan actualmente reconfigurando su forma organizativa como soporte del conjunto.

Situación ACTUAL El funcionamiento del Fondo Rotatorio (ffrr) El FFRR es una Organización, con objetivos y estructura propia que le permite dar funcionalidad al sistema de crédito. Para el funcionamiento los mismos socios fueron definidos criterios que se plasmaron en actas y se utilizaron para elaborar el reglamento de funcionamiento. La estructura organizativa que hace funcionar el FFRR, se compone de un órgano administrador denominado Comité de Crédito, compuesto por cinco delegados titulares que trabajan en forma voluntaria y por otro lado los Delegados por Colonia, que tiene la representación territorial de su colonia.

Comité de Crédito

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El Comité se reúne una vez al mes y su mandato dura dos años. Su función es: • Administran los fondos • Documentar los movimientos del fondo • Evaluar solicitudes de crédito • Proponer alternativas de inversión • Informar sobre el estado de cuenta a los socios y cobro de cuotas. En asamblea se decide el destino de los fondos. En principio se utilizó para solucionar cuestiones productivas / laborales; luego se fue ampliando los destinos posibles de los préstamos y hoy ya se está utilizando para salud y otras necesidades. Los requisitos para acceder a un crédito: • Contar con 6 meses de antigüedad en la Organización. • No ser deudor de la organización o de algún programa que esté relacionado en forma directa con la organización. • Asistencia a reuniones mensuales de la Colonia. Quienes solicitan crédito, presentan la propuesta de pago y se firma un pagaré y presenta garante cuando supera la solicitud de $1.000. Este sistema de trabajo se pone en movimiento en Laguna Limpia, un Pueblo de 1.720 habitantes ubicado a 50 Km. de Gral. San Martín, Ciudad Cabecera del Departamento Libertador Gral. San Martín.

El corazón de la experiencia: las actividades Es la puesta en escena del FFRR, las acciones, tareas, el movimiento cantante y sonante de las personas, los recursos, las ideas. Las actividades que se destacaron para fundar y sostener el FFRR fueron: • Reuniones, de información, debate, intercambio: Primeros acuerdos, redacción del estatuto, forma de funcionamiento, manejo del dinero. • Reunión de técnico/as, Mesa de Técnico/as: reflexión y análisis del proceso, planificación del trabajo. • Capacitación, sobre funcionamiento de FFRR • Reuniones mensuales del comité de crédito: evaluación de solicitudes, entrega de créditos, cobro de cuotas, presentación de problemas, informaciones varias. • Reuniones mensuales por Colonia de los socios, con la coordinación del delegado. • Capacitación para el registro, libro de actas y de movimientos económicos. • Participación Mensual en Mesa de Organizaciones en Gral. San Martín. • Despedida de año. • Participación en Encuentros o eventos a los que son convocados. • Festejo del Día de la Mujer. • Compra conjunta de insumos y alimentos. • Aporte del 10% de los subsidios que recibían por proyectos de la SsAF. • Participación de reuniones, organización de tareas, registro de movimientos económicos, gestiones bancarias. • Asesoramiento técnico y capacitaciones por parte de la SsAF, INTA, ProHuerta y Asociación Encuentro: reuniones mensuales - por colonia - visitas domiciliarias - formulación de proyectos. • Aportes para festejos, Día de la Mujer y despedida de año. • Evaluación del trabajo anual, al finalizar el año. • Planificación de actividades.

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Los resultados Los resultados expresan el producto del entramado, que enlaza la dimensión filosófica de cooperación y solidaridad, la dimensión material de flujo de fondos y la dimensión Organizativa, en relación a los productores/as y a la Organización misma. Podemos agruparlos en tres dimensiones los resultados: 1. Material: adquisición de herramientas, equipamientos, materiales de construcción, medicamentos, servicios, que posibilitaron, facilitaron y/o mejoraron las condiciones de vida. La realización de múltiples actividades. • 20 Socios han tomado por lo menos un crédito, nueve socios entre dos y tres créditos y seis socios más de tres créditos. • Se amplió el destino de los créditos, según las necesidades. Inclusión del apoyo del FFRR a las necesidades de la vida cotidiana, salud, familiar, etc. • Capitalización del FFRR con herramientas agrícolas y equipos de perforación y un terreno donado por el Municipio para construir la Sede de la Organización. • Disponibilidad de recursos para apoyar en tiempo y forma procesos productivos. • Permanente circulación del dinero, por los préstamos otorgados permanentemente. • 59 préstamos otorgados. • Devolución de los créditos en tiempo y forma. • Prestamos por $40.000 desde el año 2007 al 2011 • Préstamo de hasta $500 sin garante y hasta $1.000 con garante. El permanente uso del fondo revela su utilidad. Hay permanente uso porque hay préstamos y hay devolución. 2. Organizativo: Se fueron complejizando las relaciones, pasando de grupos a asociación informal a ser parte “delegación Laguna Limpia de la UNPEPROCH”, con ello a tener mayor alcance y llegada a escala provincial y nacional. • Suman 36 socios en la delegación. • Cuentan con un comité de crédito, órgano directivo de “Nuestro propio Banco, una apuesta que Crece” formado por 5 delegados de Colonias rurales. • Mantienen reuniones mensuales del comité de crédito y sus asociados. • Capacidad instalada para manejar los registros contables, movimiento de caja y de actas en la Comité de Crédito. • Camino y apertura a sumar nuevos articulaciones con Desarrollo Social de la Provincia, Comisión Provincial de Interferias, Consorcio de Servicios Rurales, Federación de pequeños Productores del Chaco. • Poder para participar, y ser parte de un sector que al que pertenecen 12.000 agricultores familiares en la el Chaco. • Se pudieron resolver parte de necesidades familiares y productivas. • Participación activa y en puestos claves de las mujeres, delegada, tesorera. • Manejo del sistema por parte del Comité de Crédito. • Participar de otros espacios provinciales, con organizaciones e instituciones • Organización de 40 productores y participación activa en la UNPEPROCH Funcionamiento democrático y responsable. 3. Personal: desarrollo de confianza, responsabilidad, trabajo en equipo, sentimiento de pertenencia a un espacio colectivo, fortaleza, respaldo y orgullo por formar parte de una organización. Desarrollo de Capacidades para la organización colectiva.

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“Nuestro propio Banco, una apuesta que crece” está en pleno proceso de realización, como su nombre indica tiende a crecer, con una organización sólida y con importantes posibilidades de ampliar las redes de articulación con otras instituciones y otros movimientos productivos de la provincia: ferias francas, consorcios de servicios rurales, Federación de Pequeños Productores del Chaco. Los desafíos están puestos en trazar caminos que posibiliten “poder”. Que se pueda sostener en el tiempo y que contribuya a construir una idea de poder colectivo para encaminar diferentes proyectos o situaciones. Poder más: El contexto socio político y económico en el país y en la provincia, que recobró el entusiasmo, el ingreso, la participación de los sectores populares en las políticas públicas, favorece la apuesta y acompaña el desafío de que “se puede”, tantas veces contrariado por los poderes públicos y económicos que respondían a las minorías de las que el pueblo estaba al margen. Mayor participación en diferentes escala, local, provincial y nacional. Mayor Independencia: La posibilidad de generar ideas, organizarlas y planificarlas es tal vez el mayor logro de la experiencia, “ahora estamos organizados y tenemos fuerza”, “con la organización se puede”, “ya no estamos solos”, se desarrolló lo simbólico, la unidad, la fuerza, la organización. Sostenibilidad: Una forma de trabajo, que se fortaleció en estos seis años y fue aumentando en complejidad en cuanto a relaciones entre productores/as, con otras instituciones y Organizaciones de la Provincia que permanece y se proyecta con nuevos desafíos.

LECCIONES APRENDIDAS Aprendizajes, conocimiento y saberes “La plata le sirve a todos, es de todos y a la vez no es de nadie”… Esta reflexión encarna el sentido de “Nuestro propio Banco” experiencia que tiene como esencia el servicio, organizado y desarrollado en forma democrática, con acumulación de capital administrado por un Comité representativo y puesto al servicio de sus socios. La Democracia en grande puesto en práctica en el trabajo cotidiano. La concepción del Banco, “que la plata no esté guardada, que esté en el bolsillo de todos o de varios como parte de algún crédito”, la permanente rotación de la plata es lo que hace que el Banco sea concebido desde su función y no desde la foto que a priori nos imaginamos cuando hablamos de un banco. La construcción de acuerdos a través del debate, y con ello el desarrollo de la escucha, la tolerancia, la confrontación de ideas, opiniones y, puntos de vistas, manejo del tiempo en la discusión. Manejar el debate para llegar a conclusiones o producciones colectivas, fue la principal herramienta que facilitó la elaboración del reglamento, la guía que posibilita la participación en igualdad de condiciones, que expresan derechos, condiciones y sanciones, y también lagunas, aquello que todavía falta acordar para formar parte del reglamento y que dispara nuevas discusiones como parte de una realidad que no se ha cerrado sino que continúa interpelando y que necesita ser debatida para llegar a nuevos acuerdos. El desarrollo de la responsabilidad individual y de representación colectiva, responde por el conjunto, expresando o ejecutando las decisiones tomadas. La participación en las reuniones, tema de recurrente discusión, sobre todo por la asistencia en las reuniones mensuales de la Colonia. Se establece por estatuto la asistencia como condición para acceder a los créditos, por lo que están bastante sesgadas las razones de participación. Plantea una tensión entre querer ser parte de la organización y/o sus beneficios, y los mecanismos establecidos para reconocer la participación. Opiniones muy arraigadas, sobre la necesidad de asistencia y participación en las reuniones, como forma de aportar, respaldar y acceder a derechos prevalecen y nos invita a pensar, reflexionar, sobre las formas, los niveles de

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participación y posibilidades de trabajar con esquemas diferenciados, que ayuden a contener y sumar más socios a la organización con diferentes formas de participación. Este tema está íntimamente ligado al crecimiento de la Organización, esta Organización que ya logró una maduración, consolidación y un funcionamiento estable, donde crecer en calidad y cantidad, son propósitos reconocidos como importantes, pero en los hechos todavía no se han abierto mecanismos para sumar, o replanteo de mecanismos, que pueden funcionar como expulsores o marginadores de socios. También experiencias negativas dejan sus enseñanzas. La compra conjunta de insumos, no fue una buena experiencia –opinan–, la falta de experiencia en relación al seguimiento, el cobro de los insumos entregados, no se hizo y los resultados fueron negativos, en el sentido que no se recupero el dinero para el Fondo y volver a distribuirlo. Es una buena alternativa para volver a organizarla. Tomar desafíos, superar los miedos, las dudas y los prejuicios en relación a la devolución de los préstamos por parte de lo/as socio/as, más allá de las valoraciones individuales, la posibilidad de decidir y emprender en conjunto respaldó y amortiguó los pre-juicios y facilitó el animarse a la audacia de prestar dinero, en un contexto macro y micro, donde la responsabilidad-confianza-honestidad, cuando se trata de plata está muy desvalorizado.

Reflexiones sobre el aterrizaje de la política pública La SsAF financió $ 287.180 desde el año 2005 al año 2011 en proyectos productivos y de emergencia. El 10% de este monto, los productores aportaron al “Fondo”, para poner en marcha la experiencia. Las instituciones –SsAF, INTA, ProHuerta, Asociación Encuentro– trabajan a través de técnicos/as, donde las reuniones, visitas individuales y capacitaciones son modos predominantes de trabajo con los productores/as. Aunque hay un trabajo de búsqueda de información, formación específica en el tema y preparación del trabajo a campo, que suele ser invisible aunque es de sustancial importancia para tener un mapa de ruta. Estas instituciones y técnico/as, no son del tipo tradicional, hay trabajo a campo-en territorio, sin horarios fijos, lo cual hace que fácilmente se adapten los tiempos a los acuerdos que se lleguen con los productores/as y de acuerdo a la época del año, no hay planificaciones rígidas, sino que permite hacer de la planificación un ejercicio permanente, el trato es informal, los roles entre los técnicos están delimitados, quien se ocupa más del Fondo y su administración, el apoyo para la organización y el asesoramiento productivo. Esta forma de trabajo, favoreció al logro de los objetivos propuestos y no propuestos: aquellos que explícitamente fueron expresados y están más en relación a lo material, a la organización y la administración y aquellos que con el proceso se fueron dando, relacionados esencialmente con el orden personal, de valores y de construcción de subjetividad. El trabajo de los/as técnicos/as se cimenta en el respeto a las personas, su palabra, su participación, con didáctica y uso de lenguaje comprensible y no por ello sobreestimado, de provocar el debate cuando algo “late” y aportar a llegar a conclusiones capaz de ser transmitidos entre otros/as. Hay un “plus” en el trabajo de los técnicos si se relaciona a lo tradicionalmente esperable del asesoramiento técnico, más ligado a las cuestiones formales, practicas, materiales, aquí hay una preocupación por entender más allá de lo que se ve, conocer más cómo perciben los/as productores/as determinadas situaciones o hechos, escuchar los silencios, observar los gestos, crear confianza como base para proyectar en conjunto. El trabajo a campo o en territorios, “ahí donde viven las familias” convoca e incluye en forma más integral a las personas. En las Organizaciones no gubernamentales suele ser una metodología incorporada. Esta metodología de trabajo no suele ser “la norma” en el Estado, aunque hay varias instituciones como la SsAF-ProHuerta, Desarrollo Rural y seguramente otras tantas más, que desarrollan esta metodología logrando una participación diferente, en relación al compromiso y al involucramiento de los sujetos en la búsqueda conjunta de soluciones.

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Esta metodología de mayor personalización en las relaciones humanas con los trabajadores de las Instituciones, posibilita el desarrollo de las capacidades humanas, de sentimientos, tolerancia, de confianza, motores de trabajos colectivos. Entre varias de otras causas, al no contar con puntos de referencias, sedes, la construcción de lo simbólico y la simbología, propician la disociación de política pública con el trabajo y su accionar en la realidad. El papel de las instituciones, sin lineamientos rígidos de trabajo- temática-población-edad- y diferenciándose de la focalización o estudio del perfil de los destinatarios que otrora definían dónde y con quiénes trabajar- permitió el abordaje más abarcativo para emprender experiencias, articulando los recursos y haciéndolos “jugar” para trazar horizontes más ambiciosos y de más largo plazo. Los microcréditos han sido incluidos como política para el desarrollo de la economía social, mediante la Ley de 26.117- sistema en el cual estamos próximos a incluirnos- evaluar una mayor cobertura de esta política que contemple también las necesidades cotidianas, familiares, personales, posibilitaría un servicio, reconocimiento y apoyo para el desarrollo de las diferentes dimensiones de la vida cotidiana, laboral y no laboral, que tanto aporta en la constitución y socialización del sujeto. El trabajo territorial, aquel que los equipos técnicos del Estado realizan en el lugar donde viven las familias- en nuestro caso en Laguna Limpia y sus Colonias- necesita de una mayor Entidad y Estructura local que acompañe estos lineamientos. La estructura Estatal involucrada en la experiencia se observa en el territorio por la presencia de los técnicos de varias instituciones y vehículos del INTA o de técnicos que con el sostenimiento de la SsAF afectan sus vehículos al trabajo, representaciones, que van y vienen, que trabajan en lugares disponibles con las bondades y limitaciones por el espacio, equipamiento, condiciones climáticas, con archivos –documentos– andantes, etc. Contar con estructuras físicas, sedes equipada, comunicación, vehículos, son políticas de desarrollo institucional, entendiendo lo institucional como un conjunto de elementos, formales que hacen a la función de la Institución, y a la dimensión material que media –facilita y posibilita el desarrollo de sus funciones. Por otro lado, la referencia materializada– reconocida, aporta en el sentido de convocar y sentirse parte de la política y como tal de poder apoyarla, nutrirla o modificarla, desarrollar el Estado desde la perspectiva del Desarrollo Rural es plantar banderas simbólicas y materiales con raigambres en el lugar, sosteniendo las metodología de trabajo territorial, con fuerte base en lo humanístico, la acción colectiva, la participación y sumando a ello las referencias tradicionales de las instituciones, una sede, atención al publico, saber que hay un lugar donde ir a averiguar, informarse, presentar una nota, etc. La Organización, va acumulando experiencia, trabajo, trayectoria social, para poder llegar a esto fue necesario innumerables actividades, reuniones, notas, viajes, encuentros, movimientos económicos, compras conjuntas, que a su vez generan otras actividades, papelería/documentos, archivos, etc., agenda de compromisos y comunicación permanente, como base del funcionamiento cotidiano. Este conjunto de acciones se desarrollan en los domicilios individuales, los que fueron quedando chicos, y necesitan espacio físico, equipamiento, medios de comunicación, vehículos, infraestructura y equipamiento para acompañar el crecimiento, se necesitan Políticas Públicas que favorezcan este crecimiento. El desafío: “Más Estado y más Organización”.

BIBLIOGRAFÍA • Censo Nacional 2001. • Censo Nacional 2010. • Censo Agropecuario 2002. • El Banco de los pobres- Muhammad Yunus. Editorial Paidós -Barcelona - 2008.

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• Informes de Asistencia Técnica Proinder- 2008-2009-2010, Mimeo. • Formularios de relevamiento Familiar del Proinder- 2006. • RENAF-2009: Datos productivos del Departamento Libertador Gral. San Martín. Dirección Nacional del

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http://www.elortiba.org/forestal.html?ref=klasshop.com.

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Capítulo X

Provincia de corrientes Sembrar y cuidar el surco para seguir viviendo “en el pago” Equipo • M. del C. Ruiz Díaz - José García • Con la participación de César Demicheli (técnico de terreno), Alberto Pucheta y Lorenzo Altamirano (Presidente y Secretario, respectivamente de la Asociación de Pequeños Productores Los Tres Arroyos)

INTRODUCCIÓN La delegación de la provincia de Corrientes de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación (SsAF) –dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación– seleccionó como experiencia de desarrollo rural a sistematizar, el trabajo realizado por el Equipo Socio Territorial (EST) de San Roque en las comunidades de Arroyo González, Arroyo Pirayuí y Arroyo Paraíso. La elección de esta experiencia se fundamenta en que cumple con dos de los lineamientos nacionales de desarrollo rural esbozados por la SsAF para el año 2011: valor agregado en origen y fortalecimiento de las organizaciones. La asistencia desarrollada por los técnicos y el trabajo de los agricultores familiares de esa zona, permitieron que –en poco más de un lustro– se llevara adelante un proceso de reconversión productiva y la conformación de una organización denominada: Asociación de Pequeños Productores Los Tres Arroyos. Ese es, precisamente, el eje de la presente sistematización: qué factores determinaron el cambio de perfil organizativo y productivo de los agricultores familiares y cómo éstos incidieron en la conformación de la Asociación. En la actualidad, la organización es parte esencial de la actividad económica y social de tres parajes ubicados en el departamento de San Roque, en el centro este de la provincia de Corrientes. Su funcionamiento gira en torno a la producción hortícola de sus integrantes y se concreta, en un galpón de acopio construido con el aporte de 60 socios y de la delegación provincial de la Subsecretaría. Ocupar este sitial de honor, por llamarlo de algún modo, es producto de numerosos e intrincados caminos que debieron recorrer cada uno de sus integrantes, en particular y la comunidad, en general. Pero para llegar a la etapa de reconversión productiva, antes debieron centrar el trabajo en el núcleo familiar, hasta llegar a sentar las bases de una organización para contener a más de 60 productores. La fisonomía de la comunidad tuvo cambios sustanciales en las últimas décadas. La punta del iceberg de esos cambios fueron los vaivenes económicos que afectaron las prácticas de trabajo de los agricultores, quienes hasta un par de años atrás, se dedicaban al cultivo del tabaco y del algodón. La asociación fue bautizada con ese nombre porque sus integrantes viven en tres pequeñas comunidades distantes a dos kilómetros entre sí, a 150 kilómetros al Sur de la capital provincial. Arroyo Paraíso pertenece a la jurisdicción del municipio de 9 de Julio; en tanto que Arroyo Pirayuí y Arroyo González, al de la ciudad cabecera de San Roque. En las próximas páginas, intentaremos desenredar la madeja de las circunstancias que confluyeron e incidieron en el cambio de producción y la construcción de ese espacio social.

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Situación inicial Y SU CONTEXTO La actividad económica de Arroyo Paraíso, Arroyo Pirayuí y Arroyo González, desde siempre, fue agrícola-ganadera. En la última década hubo algún intento de desarrollar forestaciones, pero no fue exitoso. En mayor medida, los agricultores de la zona se dedicaban en forma masiva al cultivo del tabaco y del algodón. Actividad que comercializaron por última vez y –como un hecho excepcional– en forma conjunta en el año 2007. La producción fue mínima. Ambos son cultivos industriales, comercializados a granel, sin agregado de valor, por lo tanto vendidos como materia prima. El precio original está dado por la cotización en mercado internacional y de ella se desprende finalmente el precio al productor. Estos cultivos generaron en torno a sí, un gran movimiento económico y social -directo o indirecto- al punto de transformarse en verdaderos motores de la economía de los pueblos y, por tratarse de cultivos específicos de climas cálidos, también se asociaron y motorizaron a las economías regionales. En la zona de los tres parajes sanroqueños, la comercialización, al igual que la producción, se realizaba en forma individual. Para la siembra del tabaco, contaban con líneas de crédito y semillas suministradas por el Instituto Provincial del Tabaco (IPT), organismo que a su vez acopiaba la producción que, por lo general, se lo vendía a la firma Massalin Particulares, ambos ubicados en la ciudad de Goya (distante a 80 kilómetros y al Sur de los parajes). Para la siembra y cultivo del algodón en algunas oportunidades, el Ministerio de la Producción de la provincia, les proveía de semillas pero no contaban con ningún tipo de asistencia financiera como tampoco poseían líneas de créditos específicas. La venta se efectuaba a las empresas Tipoití, de Corrientes capital, o Emilio Alal, de Goya. Para ellos, como para muchos agricultores, el final de la década del 90’ traía las alforjas llenas de crisis y cambios. El valor de los cultivos que realizaban cayó estrepitosamente. Esto, a su vez, tuvo su efecto dominó en la comunidad. “Lo que sembrábamos no valía nada. No podíamos seguir sembrando algo que sólo daba pérdidas”, relata Hugo Daniel Zeltsser, uno de los productores de la zona que hoy se dedica a la horticultura. “Los cambios políticos y económicos mundiales determinaron una fuerte y sostenida caída en los precios primarios de los productos, cuya consecuencia, a su vez, fue una notoria reducción en la superficie bajo cultivo, la desaparición de plantas industriales locales, además de la fuerte caída de la actividad económica local y regional. Esos cambios tuvieron una gran repercusión social. Al tornarse económicamente inviables los cultivos de renta, se incrementó el éxodo de población rural, especialmente jóvenes, hacia áreas urbanas”, comenta el ingeniero agrónomo Luis Castellán al contextualizar aquel momento. El cambio social afectó, particularmente, al sector de agricultores familiares quienes, además, eran la mano de obra del sector de medianos y grandes productores. Por otra parte, la reducción en la rentabilidad obligó a modificar la tecnología de producción a efectos de sostener márgenes de renta que hicieran económicamente viable el cultivo. “La solución se encontró por el lado de incrementar la superficie unitaria de cultivo, llegándose así a lo que se conoce como ‘producción en escala’. Esta modalidad de producción requiere grandes superficies de cultivo, elevado capital inicial, maquinarias y equipos de gran capacidad, alta tecnología de elevado costo. Tanto la industria como la investigación privada y oficial ligada a la actividad agropecuaria, estuvieron al servicio de este tipo de producción”, agrega Castellán. La confluencia de estos hechos, provocó la modificación de la estructura socio-productiva rural. Así, el sector de agricultores familiares quedó reducido a su mínima expresión, con población adulta sosteniéndose en niveles productivos casi de subsistencia. En consecuencia, desaparecieron las economías regionales, el sector de medianos productores familiares, ante la imposibilidad de inserción en el modelo de grandes negocios agropecuarios. Por otro lado, se instalaron en el campo los agronegocios, con diferentes figuras legales y con aquellos productores que pudieron asociarse al mismo (prestador de servicios, arrendador, entre otros). Si bien los

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mismos no surgieron en las inmediaciones de los tres parajes, si empezaron a marcar presencia en otros puntos de la provincia como en Santo Tomé y Virasoro, con el incremento de las forestaciones, o en el Centro-Sur de la provincia, con las siembras intensivas de arroz. Además de la crisis internacional que produjo la depreciación de estos productos, en parte por la aparición de insumos que los reemplazaban (el nylon en el caso del algodón) y la producción con menores costos que se realizaban en otros lugares del mundo (en el caso del tabaco), hay que sumar las contingencias socioeconómicas nacionales y provinciales. Por un lado, el neoliberalismo descarnado en el que estuvo sumida Argentina desde finales de los 80’, comenzó a exhibir sus profundas grietas por la que caían quienes vivían de su trabajo cotidiano. A ello debe sumarse que la provincia de Corrientes también protagonizaba una seria crisis económica e institucional que estuvo marcada por continúas y multitudinarias manifestaciones en distintos espacios públicos como la céntrica y capitalina plaza 25 de Mayo y el puente interprovincial General Belgrano (vía que atraviesa el río Paraná y comunica a las provincias de Chaco y Corrientes). Esto provocó que a finales del año 1999, la provincia padeciera la tercera intervención federal desde el regreso de la democracia que, en esta oportunidad, duró dos años. A este panorama se le debe agregar las secuelas de una de las más grandes inundaciones que padeció Corrientes en el siglo XX, a finales del año 97 y los primeros meses del año 98. “Menos mal que siempre las mujeres de la zonas nos preocupamos por tener alguna huertita y algunos animales de corral, y así fuimos sobreviviendo, porque o si no, no sé lo qué hubiese pasado”, cuenta Elvira Acosta cuando rememora aquellos tiempos. También algunos de los vecinos de la zona realizaban actividades extraprediales, como otra forma de ingreso: carpidas, cosecha y acopio de algodón y tabaco, además de cargas de camiones, desmontes, alambrados. Pero a raíz de la crisis del 2001, la pérdida de la rentabilidad de los cultivos de la zona y la reducción de la superficie sembrada, entre otras, vulneró aún más al sector, ya que los trabajos extraprediales se redujeron significativamente. Los agricultores familiares quedaron limitados al laboreo en sus chacras para cultivo de subsistencia (mandioca, batata, zapallo, maní, huertas, granjas, entre otras). En el período 1998/99, desde el Estado nacional se ejecutó el Programa de Emergencia Rural (PROEMER), que cubría determinado porcentaje de pérdidas de la producción con un monto de entre $900 y $1.200 por única vez. También se implementó por el lapso de seis meses, el Programa de Empleo Rural (PROER) que tenía por objetivo paliar la situación de extrema pobreza y vulnerabilidad. Quienes accedieron al mismo, cobraron $150 en forma mensual. Hasta ese momento, no se había hecho ningún relevamiento exhaustivo, sólo se conocía el número aproximado de familias que habitaban en la zona. El primer antecedente de intervención directa de un organismo que se puede señalar, es el realizado por el Programa Fondo Interamericano de Desarrollo Agrícola (FIDA) del Banco interamericano de Desarrollo (BID) entre los años 1997/99. Las acciones realizadas fueron aisladas y con algunos grupos de productores, nucleados a través de consorcios que se relacionaban con algunos mercados. La asistencia que se realizaba era técnica y financiera en actividades específicas. El primer consorcio hortícola fue bautizado con el nombre de La Unión de Arroyo González y estaba integrado por los hermanos Raúl y Rafael Bher, los hermanos Ramón y Damián Lezcano, Pedro Solís, Javier Insaurralde. Todos trabajaban en un mismo predio y sólo Rafael hoy no pertenece a ningún grupo, ni es socio activo, pero si socio comercial de la Asociación. Después llegó la inundación y arrasó con los cultivos, aunque la idea de trabajar en forma conjunta quedó guardada como algo posible en la memoria. Pero el agua que no abandonaba los campos, los dejaba sin la herramienta imprescindible para la siembra: la tierra. Era –sin dudas– un escenario de crisis en el que ameritaba adoptar medidas drásticas. Algunos, fueron “campeando” el temporal para salir del paso, mientras se debatían cuerpo a cuerpo con la desazón y la desesperanza. Otros, en especial los jóvenes, decidieron buscar una oportunidad para tener una mejor calidad de vida en las grandes ciudades como Buenos Aires, Rosario, Córdoba, entre otras.

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La población arroyeña de los primeros años del siglo XXI estaba constituida en su gran mayoría por niños y adultos mayores de 40 años. La emigración casi en masa, fue un duro golpe para la comunidad. Jesús Martín-Barbero (año 2003), parafraseando a Edgar Morin, señala: “La crisis apunta a un redescubrimiento del acontecimiento, es decir, de la dimensión histórica y la acción de los sujetos, dejando atrás una concepción de la cultura reducida a un código y de la historia a estructura. Acontecimiento significa ‘la irrupción de lo singular concreto en el tejido de la vida social’, y la crisis aparece entonces como ese momento en que emerge el sentido de los conflictos que hacen y deshacen permanentemente lo social”. “Los hombres cuando producen la sociedad, lo hacen como actores históricamente situados y no bajo condiciones de su elección.” (Ana María Pérez Rubio - Guadalupe Saavedra, 2002) “La satisfacción de la calidad de vida se mueve entre lo que se espera y lo que se alcanza. Es decir se establece expectativas sociales, frente a las cuales, los grupos y los individuos evalúan sus posibilidades y capacidades para lograr la calidad de vida esperada. Por otro lado, el propio logro de calidad de vida dependerá de la participación y el acuerdo de las personas interesadas de manera que cualquier programa de cooperación para el desarrollo, no importa su dimensión, incluirá siempre un componente comunicacional”. (Alejandro Alfonso, 1994). Como consecuencia de la crisis integral, quienes decidieron permanecer en los parajes se sentían devastados, como los sobrevivientes de una guerra en la que nunca pudieron enfrentar al enemigo. Pero ellos sabían que tenían como única opción levantarse, “arremangarse” y volver a empezar. Pero, ¿cuál era el panorama social y productivo en los tres parajes ese momento? “La pérdida total de los cultivos por las grandes inundaciones, motivó que el equipo técnico del Programa Social Agropecuario (PSA) comenzara a trabajar en la zona. En esos años, las comunidades carecían de organización alguna y la actividad productiva se limitaba al algodón y tabaco de manera convencional, como cultivos de renta y a la producción de sementera baja (zapallo, batata y mandioca), con destino al autoconsumo”, cuenta el ingeniero César Demicheli, uno de los primeros técnicos que se acercaron a las comunidades en el año 1998 y que aún las asiste, ahora como integrante de la Delegación Corrientes de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación. En una primera etapa, la visión y misión del PSA era de alivio a la pobreza a través de pequeños proyectos de fortalecimiento del autoconsumo, además de la promoción de la organización de pequeños grupos de productores. Al principio, la tarea desarrollada brindaba asistencia técnica. “En primer lugar se comentó a los pobladores en qué consistía el Programa (asistencia técnica, líneas de crédito, entre otros) a través del trabajo de promoción en los parajes. Una vez que se explicaba los lineamientos del PSA, comenzamos a incentivarlos para que se organicen en grupos de trabajo (6 a10 familias). Se buscaba que los mismos se fundaran en base a las relaciones personales y vecinales, cercanías y perfiles productivos”, señala Demicheli. El diagnóstico productivo indicaba la baja rentabilidad del cultivo de algodón y tabaco, además de la falta de equipamientos agrícolas de roturación de suelo. Los equipos disponibles en los respectivos municipios, eran insuficientes para cubrir la extensión de la zona y esto traía como consecuencia, la preparación de suelos de manera inadecuada e inoportuna. La suma de estos hechos significaba siembra tardías, con rendimientos productivos (cultivos de renta y de autoconsumo) por unidad de superficie muy por debajo a los promedios históricos. En otras palabras, elaborar y poner en práctica cualquier estrategia de intervención para la programación y coordinación de la comercialización conjunta y, así, lograr volumen comercial y mejores precios finales, era más que difícil.

LA Intervención Y SU CONTEXTO El trabajo en terreno del equipo comenzó con visitas a vecinos y referentes locales para dar a conocer los lineamientos del PSA. Después vinieron las reuniones en los diferentes parajes, lo cual permitió iniciar el proceso de organización de apoyo técnico y financiero que, a su vez, motivó aún más la participación.

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Juana Zapata, quien fue una de las mujeres que se sumó a la idea de trabajar en grupo, recuerda: “Vino el ingeniero Demicheli y nos explicó cómo era el asunto. Lo primero que hicimos fue empezar a trabajar con la huerta. Y de a poquito fuimos consiguiendo algunas cosas, como el tejido para el gallinero y las herramientas. Yo sé que todo eso logramos porque comenzamos a trabajar en grupo”. Esta mujer fue por mucho tiempo, integrante y delegada del grupo Santa Rita y, hasta hace muy poco, una de las infaltables en las reuniones, siempre dispuesta a aportar tiempo y esfuerzo por su familia y su grupo. Hoy, algunos problemas de salud la han obligado a tomar cierta distancia de la asociación, “pero ellos (sus compañeros de la organización) saben que estoy siempre y que, cuando puedo, participo”, dice. Laura Rodríguez cuenta que el proceso de juntarse para formar grupos fue lento y se concretó después de muchas charlas. “Empecé a participar porque parecía interesante lo que proponían. Primero tuve una pequeña huerta. Después comenzamos a hacer proyectos porque nos dimos cuenta de que trabajando así, juntos, podíamos ir mejorando nuestra situación”. Haciendo un poco de memoria, la mujer de 38 años, recuerda que antes sembraban lo que estaba a su alcance, “vendíamos a precios muy bajos y después ya nos quedábamos sin plata y no podíamos tener más nada. Pero organizarnos nos permitió ir comprando semilla y así, siempre tenemos mandioca, batata y verduras de huerta, por ejemplo”. En el año 2001, la idea de conformar grupos de trabajo comenzó a tomar fuerza y, en forma paulatina, los agricultores comenzaron a organizarse. Ello fue producto de un trabajo minucioso y continuo de los técnicos del –por entonces– PSA. Al momento de evaluar la intervención inicial, el ingeniero Demicheli señala que “uno de los aspectos importante es que pudimos relevar todas las necesidades e inquietudes comunes de las comunidades. De esta manera se pudieron establecer nuevos vínculos de amistades, compromisos e integración con vecinos que desconocían. Además se logró el intercambio de saberes y experiencia entre pares y el técnico, lo cual enriqueció y fortaleció los lazos revalorizando al sector rural”. El diagnóstico realizado indicaba que la actividad agrícola representaba la principal fuente de ingreso de los grupos familiares; contaban con superficie promedio de entre 4 y 6 hectáreas. El suelo presentaba serias dificultades agroecológicas para el desarrollo por su alto porcentaje de degradación y, porque estaba dividido en parcelas pequeñas e insuficientes. Tampoco contaban con un criterio de conservación del mismo, lo cual incidía en rindes inferiores al promedio zonal y la baja rentabilidad por unidad de superficie. En el cultivo de renta, participaban todos los integrantes del grupo familiar en los ciclos productivos. En forma aislada, algunos productores trabajaban de manera asociativa entre vecinos o pares para la transferencia de insumos, trasplantes, cosecha, entre otros. Hasta ese momento, la diversificación productiva, no era considerada como factor de solidez de la economía familiar o como una alternativa para minimizar los niveles de vulnerabilidad o dependencia externa. La actividad agrícola se diferenciaba en perfiles productivos, según los cultivos de renta y el autoconsumo. Debieron pasar tres años, superar una serie de vaivenes económicos y sociales. Los cacerolazos del 2001, los recambios en el Gobierno nacional, el fin de la intervención federal en Corrientes, entre otras circunstancias difíciles, formaban parte del pasado reciente. El orden constitucional, democrático junto al socio-económico era parte del presente.

Intervención territorial socio-productiva En el 2004, integrantes del equipo técnico del Programa compuesto por los ingenieros agrónomos César Demicheli y Manuel Tutuy (referente zonal) comenzaron a analizar las potencialidades de la zona y a esbozar estrategias de trabajo. Así, se inicia el proceso de elaboración de proyectos productivos para que los grupos accedan a subsidios y créditos.

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“Comenzamos con visitas a vecinos y referentes locales, además de la difusión, promoción y de los lineamientos del PSA, además de reuniones comunales posteriores en los diferentes parajes, lo que permitió iniciar el proceso de organización de apoyo técnico y financiero, lo que motivo la participación”, recuerda Demicheli. Así, se inicia la etapa de elaboración de proyectos productivos para que los grupos accedan a subsidios y créditos. Los integrantes del grupo La Unión de Arroyo González fueron los primeros en ser destinatarios de un crédito. Cada grupo elegía tres delegados quienes representaban al grupo en las cuestiones organizativas como, por ejemplo, programación de la campaña, en lo referente a la preparación de suelo con maquinarias de los municipios, pedido de semillas de algodón, maíz, siembras, entre otros, en los diferentes parajes. Para ello era necesario que los delegados se reunieran para planificar las actividades, como así también plantear necesidades e inquietudes comunes. Además de las cuestiones relacionadas con la producción, en esos encuentros también salían a la luz, otras urgencias a ser resueltas como mantenimiento de caminos, electrificación rural, viviendas rurales, entre otras. Para el técnico del PSA, “las reuniones generaban un ámbito propicio para que surgieran las demandas y necesidades comunes que tenían como comunidad. Así, se fue evidenciando que no sólo necesitaban dar respuestas a las cuestiones productivas, sino que la problemática era más amplia”. En el 2005, se realiza una reunión para relevar las necesidades prioritarias y urgentes para la comunidad en la casa de Fabián Chávez. Aquí cabe mencionar que muchas de las primeras reuniones se realizaron en “lo de Chávez”, porque era la casa que quedaba equidistante para cada uno de los integrantes de los grupos. “Me acuerdo que cada vez que nos reuníamos había una caballada atada (caballos atados a postes o árboles) en el patio, y ahora andamos en moto”, comenta Lorenzo Altamirano, quien es el actual secretario de la organización, al recordar aquellos encuentros. A mediados de ese año, se sembró “la semilla” para conformar la Asociación de Pequeños Productores Los Tres Arroyos. De esta manera, volvieron a la superficie los logros obtenidos a través del primer consorcio conformado entre los años 1995 y 1997. Así, comenzó a escribirse un nuevo capítulo para los habitantes para la zona. Se organiza una Comisión de Gestión Administrativa, integrada por doce miembros, dos por cada uno de los dos grupos de los tres parajes (dos grupos en Paraíso, dos en González y dos en Pirayuí). La misma tenía como objetivo organizar la preparación de suelo y siembra de algodón y maíz en los tres parajes para así optimizar el uso de los equipamientos de los municipios de San Roque y 9 de Julio. Esta organización, fue el primer paso con el que se inició el camino para conformar la Asociación. Si bien, en su gran mayoría, esta comisión estaba integrada por varones, las mujeres también marcaban presencia. Ese era el caso de Juana Zapata, las hermanas Acosta o Laura Rodríguez, entre otras. Muchas más, desde sus casas y en la chacra, acompañaban a sus maridos en esta etapa. Tras la conformación de la organización de pequeños agricultores y de haber cumplido con los objetivos del PSA, es decir la elaboración y concreción de proyectos grupales de fortalecimiento (autoconsumo y productivos) en los diferentes parajes, llegó el momento de dar un paso más. El apoyo financiero proveniente del Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios (PROINDER) rondaba los $3500 por grupo familiar divido en: Proyecto A (autoconsumo aproximado de $ 500). Proyecto B productivo (aproximadamente $ 2200). Proyecto C Comunitario (alrededor de $ 800), además de algunos proyectos especiales tipo F destinado a aliviar el trabajo doméstico de las mujeres. Cada proyecto de cada grupo familiar debía ser ejecutado o utilizar en el término de un año para estar en condiciones de acceder al siguiente proyecto. Proyecto A o de Autoconsumo: el destino del financiamiento tenía que ver justamente con fortalecer la producción primaria con destino al autoconsumo (adquirir tejido para cercado de las huerta familiares y gallineros, construir gallineros, comprar algunas herramientas menores (palas, azadas, rastrillos, hachas, tenazas, carretillas, mangueras de riego, regaderas, entre otras) por un monto de $500. Proyecto B o Productivo: el destino de los fondos tenía el sentido de fortalecer y mejorar los cultivos de renta (algodón maíz maní etc.). Además de la adquisición de herramientas de labranzas, animales de tiro, quintales de alambre para apotreramiento, moledoras de granos, mochilas pulverizadores, carros de cargas. El monto estimado era de $ 2.200.

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Proyecto C o Comunitario: estaba destinado a emprendimientos de carácter social y/o productivo comercial. Su objetivo era cubrir las necesidades de interés de la comunidad. Contemplaba la posibilidad de adquirir maquinarias y/o herramientas de uso comunitario (electrificación rural, restauración de caminos, galpones de acopio y/o de producción). Proyecto F (género): tendía a resolver cuestiones vinculadas a mejorar y minimizar las actividades del ama de casa rural. Adquirir materiales e insumos vinculadas a la extracción, almacenamiento y distribución del agua, cocinas económicas fogones, lavaderos, mejoramientos de los baños y/o letrinas. Según consta en los registros que lleva el propio Demicheli como en el área administrativa de la Delegación provincial de la Subsecretaría, los mismos se otorgaron de la siguiente manera: Línea Subsidio Años Nombre del grupo

2004

2005

N° miembros Proyecto

2006

2006

Proyecto Proyecto

A $500

B 1.200 a $2.200

C $600 a $ 800

2010

2010

Proyecto F

Proyecto

S/ monto fijo por familia

Habitad s/ monto fijo por familia

Los Solteros

8

4.000

17.600

6.400

San José

8

4.000

17.600

6.400

Desarrollo

10

5.000

22.000

8.000

Arroyito

8

4.000

9.600

6.400

San Cayetano

10

5.000

22.000

8.000

Renacer

10

5.000

22.000

8.000

Santa Rita

10

5.000

22.000

8.000

Mujeres Rurales A° Paraíso

14

Mujeres con el campo A° González

13

16.504

8 Vecinos

8

11.490

9.800

Asociación Los Tres Arroyos I

34.594

Equipamiento $7.094. Compra de maquinarias Infraestructura $ 27.500 Costo de construcción de galpón Asociación Los Tres Arroyos II 800 m Acceso alambrado Comunitario

13.600

Postes y alambres TOTALES

28.000

132.800

40.194

9.800

27.994

Total Fondo Subsidiado: $ 238.788

170


Línea Crédito Año Nombre del grupo

2007/08

2008/09

2009/10

2010/11

2011/12

N° miembros

Asociación Los Tres Arroyos

19

5.610

19

9.184

Asociación Los Tres Arroyos

12

19,73

Asociación Los Tres Arroyos y Comisión Vecinal del Agua

8

12.210

Unión y Desarrollo

14

33.021

Unión y Desarrollo

13

Unión y Desarrollo

23

49.600 89.368 vigente

Total Fondo Subsidiado: $ 238.788

Soñando con un galpón y un camino La familia de Tres Arroyos fue creciendo y surgió la necesidad de contar con un espacio propio. Así, se planteó la necesidad de elaborar un Proyecto Comunitario integral que contemple la construcción de un galpón, que les permita concentrar la producción (algodón, maíz, poroto, horticultura) para iniciar el proceso de comercialización conjunta. Pero que, también, pudiera funcionar como sede social (lugar de encuentros, reuniones, capacitaciones, cumpleaños, bautismo, entre otras), que en ese momento era considerada como una necesidad sentida en la comunidad. Para alcanzar este objetivo, se iniciaron las gestiones necesarias ante autoridades municipales, provinciales y nacionales. Ante el nuevo camino productivo que comenzaron a transitar, en los hechos fueron comprendiendo que eran varias las urgencias y necesidades que poseían. Desde contar con las herramientas necesarias para el cultivo, pasando por instalaciones adecuadas para el acopio para la producción y el mejoramiento de los caminos para así garantizar el traslado de la misma. Este era el panorama común de las necesidades de los grupos de los tres parajes. Pero, los agricultores de Arroyo González, además tenían un gran inconveniente: no contaban con un camino vecinal con salida a la ruta provincial 27. Cada vez que debían salir y volver al paraje, debían recorrer por lo menos 60 kilómetros de más por no contar con esa vía. Como ya habían asumido que la organización era la única solución para los inconvenientes, así lo hicieron. Junto a los técnicos del PSA, delinearon los proyectos que les permitiría contar con su propio local de acopio y clasificación de la producción, además de lograr la apertura del camino. Los integrantes de los grupo Renacer y Santa Rita de Arroyo González comenzaron a negociar con Omar Núñez, propietario del campo por el que debía atravesar la senda vecinal. “Fueron muchas las cosas que pudimos conseguir al juntarnos, pero para nosotros, los de esta zona, creo que lo más importante es que logramos la salida la ruta. Antes vivíamos encerrados. Nos costó mucho porque sabíamos que si íbamos cada uno por nuestro lado a hablar con el dueño, para que nos ceda el terreno para hacer el camino, no lo íbamos a lograr”, recuerda Juana Zapata.

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Ellos, en forma individual o entre varios, desde hacía tres años que intentaban convencer a Núñez sobre la cesión de terreno, “pero siempre se negaba o nos ponía un montón de requisitos, como cerrar los costados del camino con una determinada cantidad de alambres, entre otras cosas, y seguro que nosotros solos no lo íbamos a lograr”, asegura Albino Matto, otros de los vecinos de la zona. Tras la firma del acta acuerdo entre el propietario del campo y los delegados de ambos grupos, comenzó la organización del trabajo. “Nos llevó un par de meses limpiar el terreno y nos organizamos para que todos –los integrantes de Renacer y Santa Rita– pudiéramos colaborar. Trabajamos todos y por turnos, si no, hubiésemos tardado mucho más”, dice Matto. El intendente de 9 de Julio, Atilio Palavecino, que también medió ante el propietario del campo para que se lleve adelante la apertura del camino, recuerda que Núñez le preguntaba para qué querían llevar adelante esta obra si “seguro que ni lo van a usar”. “Pero tiempo atrás, vino al Municipio y me dijo que es ‘impresionante la velocidad con la que andan por ahí, parece una autopista’”, cuenta con una sonrisa. En tanto, los integrantes de la Asociación que vivían en Arroyo Paraíso y Arroyo Pirayuí se organizaban para construir el galpón de acopio. Para lograrlo en un tiempo relativamente breve, fue fundamental no sólo el financiamiento conseguido a través del PSA, sino también, la donación de una porción de terreno (50 x 50 metros) propiedad de Palavecino, quien por entonces era –y continúa siendo, ya que fue reelecto– intendente de la localidad de 9 de Julio. “Un día nos reunimos con el presidente de la Asociación, Raúl Bher, el coordinador del PSA, ingeniero Alberto López, entre otros, y nos dijeron que les hacía falta contar con un predio en Arroyo González para construir el galpón y entonces, decidimos hacer la donación”, rememora el Jefe comunal. “Hoy creo que es una satisfacción para la comunidad contar con este espacio porque, por lo que tengo entendido, es un lugar que cumple las veces de un Salón de Usos Múltiples ya que se utiliza como salón de fiestas y demás”, agrega. Pero el Intendente de 9 de Julio da un valor más trascendente e intangible a la construcción en sí misma: “Lo más importante de este caso, me parece, es que fue construido para solucionar una necesidad concreta y porque la gente se movilizó para que así sea”. “Fuimos debatiendo en la comisión y con los socios qué debíamos hacer. Se fueron sumando otra gente, como los ingenieros López, Tutuy y Demicheli, con quienes definimos las prioridades y armamos el proyecto”, cuenta quien era por ese entonces presidente de la Asociación, Raúl Behr. La propuesta consistía en la construcción de un tinglado de 30 por 12 metros, con baños, cocina y una oficina. Fue aprobado, “pero nos dieron plata para levantar uno de para 25 por 10, entonces empezamos a pensar qué podíamos hacer para que esa plata rinda y poder hacerlo como necesitábamos. Entonces decidimos organizarnos para que todos trabajemos en la construcción. De a ratos plantábamos y cuidábamos nuestra chacra, y en otros, éramos albañiles”, recuerda. En ese momento, la Asociación estaba integrada por cinco grupos, “y contratamos a Ramón Soto, que es maestro mayor de obra, quien nos fue guiando y orientando. Nosotros nos organizamos y aportamos la mano de obra. Trabajábamos un grupo por día en la construcción”, dice Behr. Pero, además de aportar trabajo, los integrantes de los grupos debían abonar $1 cada uno para pagarle el día de trabajo al maestro mayor de obra. El entonces presidente recuerda que algunos socios “comenzaron a desertar, entonces decidimos imponer una especie de multa, el que faltaba, tenía que pagar $10. Cuando les empezó a ‘doler’ el bolsillo, solitos volvían a trabajar”. Con este sistema organizativo, en tres meses, el galpón estuvo terminado. A pesar de ello, y como es lógico en todo grupo humano que decide sumar voluntades para lograr algo en común, también surgían inconvenientes. “Había enojos con la comisión, quejas de que el otro no hizo nada, por ejemplo –recuerda Behr– pero les decíamos ‘muchachos, ya vamos a terminar’, aunque parecía que nos faltaba mucho”. “En más de una ocasión, quienes estábamos en la comisión directiva, nos quedábamos hasta tres días en el lugar para recibir los materiales. Hasta que terminamos y llegó el día de la inauguración”, dice, mientras el orgullo que siente por el logro, aflora en una amplia sonrisa.

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“Las relaciones sociales operan como legitimadoras de las diferentes formas de pensar, sentir y hacer propios de una cultura, formas que además la cohesiona, distribuyen los lugares y le otorgan identidad respecto de otras comunidades, al tiempo que estructuran la subjetividad de sus miembros”. (Ana María Pérez Rubio-Guadalupe Saavedra. Año 2002). Durante el tiempo de trabajo que insumió llevar adelante la construcción, fueron haciendo falta muchas cosas, pero pocas fueron las manos abiertas y predispuestas para colaborar. “El día que estaba prevista la inauguración coincidía con la visita a la zona, de una de delegada del Banco Mundial. Ahí fue otra la historia, porque para la fiesta inaugural, quienes nos habían negado su ayuda, para ese día no sólo acercaron su colaboración sino que también vinieron para salir en la foto”, recuerda Alberto Pucheta quien, en aquel momento era vicepresidente de Tres Arroyos y hoy, presidente. La primera vez que utilizaron el galpón en forma conjunta, fue para acopiar algodón. Corría el año 2007. Pucheta recuerda que “dos representantes de la comisión viajaron a Goya para hablar con Emilio Alal, se peleó por el precio hasta que arreglamos. Se juntaron 200 toneladas de algodón, esa fue nuestra primer venta sin intermediarios”. La siguiente comercialización conjunta fue de maíz amarillo, esta vez el comprador era de Buenos Aires “y resulto muy positiva”, dice el agricultor. Pero, tal como dijera Behr, además de sumar esfuerzos para construir el galpón, debían trabajar en las chacras ya sea en el cultivo del algodón o en horticultura. En muchos casos, la producción estaba lista para ser cosechada, en otros casos, promediaba el periodo de cultivo. En ese tiempo, la venta de la producción hortícola se hacía en forma directa a los “raceros” (llamados así porque la compraban sin clasificación alguna y a cajón lleno hasta el “ras”) y en las cabeceras de las chacras. Por esta razón, el precio era mucho menor y, en su gran mayoría, el costo y la forma de pago era acordada de palabra, la que se haría efectiva tras la venta de la producción en el Mercado Central de Buenos Aires. “Los consignatarios compraban pero siempre quedaban debiendo. A mí me quedaron a deber hasta tres mil bultos. Cuando arrancaban te pagaban todo, pero después te dejaban con el ‘clavo’ y con deudas. Desaparecieron y nunca supimos más nada, decíamos ya van a volver y seguíamos trabajando y cada vez nos endeudábamos más. Así yo perdí todo, me fundí. Ahora trabajo para mi hermano, acá en su chacra”, resume en unas cuantas palabras, Raúl Behr su historia reciente. Como consecuencia de esta reconversión productiva y las primeras experiencias de venta conjunta, se buscaron mercados que pudieran absorber la producción hortícola, que permitió fortalecer el sector sumando nuevos miembros a la organización. Mientras la Asociación se consolidaba, se produjo el cambio institucional y el el Programa Social Agropecuario pasó al rango de Subsecretaría de Agricultura Familiar como parte del nuevo Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (creado por medio de un decreto presidencial del año 2009). Ese cambio institucional, a su vez, provocó el cambio de enfoque de trabajo. Así, se pasó del programa de alivio a la pobreza a trabajar con intervención socio territorial, con equipo multidisciplinario, a través de proyectos de fortalecimiento de la organización comunitaria e impulso de la participación en proyectos de infraestructura comunitaria productiva.

La hora de la comercialización asociativa Un puñado de productores y socios de la Asociación pensaron y creyeron que era posible comercializar de otra manera. Así, para la campaña 2009, surgió como una necesidad mejorar los precios finales de cosecha, pero para lograrlo debían resolver todas las problemáticas de programación de entrega, unificación de criterios de calidad, ventas en cajones rasos, precios diferenciales por calidad, formas de liquidaciones, entre tantas otras. La producción hortícola comercializada comenzó a ser embalada en el galpón de empaque de la Asociación de acuerdo a las exigencias del comprador y de mercado. Es decir, de acuerdo al tamaño de las frutas, el peso y las especies; también utilizaron papel films y sus correspondientes etiquetas identificatorias de las firmas comercializadoras.

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Al principio, las empresas facilitaron los operarios para el embalaje de las frutas, por lo que aproximadamente $21.000 de esa campaña, no quedaron en la zona. Ello generó cierta preocupación en los socios. Entonces se tomó cartas en el asunto y se decidió actuar. A partir de la campaña 2009, la tarea de trasladar la producción, acopiar, embalar y etiquetar, está a cargo de la Asociación. “Todo este trabajo se realiza de manera artesanal y asociativa, y de esta manera logramos beneficios para los socios y la comunidad”, dice el presidente de la organización. Los beneficios productivos y comerciales, rondan en aproximadamente un 60% para tomate y pepino, un 50% pimiento y chaucha (de cada 100 cajones rasos de 30 kilogramos de tomate, embalados en cajones toritos de 18 kilogramos se logran 66 cajones más con igual precio final). Sin dudas, el proceso de comercialización tuvo muchos inconvenientes al principio como, por ejemplo, unificar criterios de calidad, tiempos y formas de entregas, entre otros que, según el ingeniero Demicheli, “se fueron mejorando de campaña a campaña”. No obstante, las primeras ventas fueron complicadas, “porque según la época a veces quedaban las hortalizas y las frutas; en el mes de octubre por ejemplo, quedaba y tenías que tirar nomás, justo cuando valía más. Y eso era porque no teníamos resuelta las cuestiones de clasificación y embalaje, por lo que no podíamos vender a buenos precios”, dice Daniel Martínez, uno de los jóvenes integrantes de la Asociación. “En 2008 llevamos al Mercado un poco de tomate, el morrón el pepino, la chaucha y demás. Pero cuando se abrió la posibilidad de vender a Buenos Aires se empezó a notar los resultados del trabajo organizado. El primer año –2009– juntamos en el galpón la producción, llamamos a los puestos y se envió directamente al Mercado Central, todo ya embalado con el nombre del puesto y de cada uno de los productores”, recuerda Behr. En el debut de la comercialización conjunta de la producción hortícola, los socios de la Asociación comercializaron 26 mil bultos. “Fue una muy buena venta, creo que las expectativas y la ansiedad que teníamos era mucha pero, al final de la temporada, quedamos satisfechos”, dice el por entonces presidente. El segundo año –2010–, el volumen vendido fue inferior, sólo se comercializaron 25 mil bultos, “porque tuvimos problemas con el Mercado porque la selección y el embalaje de la producción no era la adecuada. Simplemente, no querían comprarnos”, cuenta Lorenzo Altamirano. Los productores fueron conociendo la lógica y el funcionamiento del Mercado. “Van aprovechando y van probando, depende la etapa en que están van sacando o sea que la producción también se va organizando”, dice Demicheli. Por otra parte, debe mencionarse que pueden hacer uso de las instalaciones de la Asociación Tres Arroyos, aquellos productores que cultivan en la zona pero que no forman parte de los socios activos. Ese es el caso de Fernando Behr (hermano de Raúl) quien, bajo la figura de asociado comercial, participa con voz y voto en lo relacionado a la comercialización, siempre y cuando cumpla con el requisito de tener las cuotas al día. “El principal beneficio de ser parte de la Asociación es que mandamos la fruta embalada a un puesto. Antes venían, cargaban el camión (los raceros) y te dejaban con la deuda, a más de uno le pasó eso”, rememora Behr. Para este productor, lo más importante de ser parte de la organización, es que ahora tienen muchas más garantías y ventajas comerciales. Fernando junto a algunos horticultores de la zona es –por así decirlo–, la otra cara de la misma moneda porque no forma parte de ningún grupo integrado a la Asociación. Dice que haciendo un buen manejo del pequeño capital que posee y administrando los recursos, puede reinvertir en la próxima temporada. “Me parece bien que exista ayuda y asistencia del Estado para poder arrancar. Pero muchos no saben manejarse y siempre espera que le den”, dice. Considera que algunos se “mal acostumbran” a la asistencia. “A veces es más que necesario que te ayuden para empezar, sobre todo con los insumos, como por ejemplo las coberturas que son muy caras, pero después hay que intentar seguir solo”, remarca. “Yo siempre pensé de esta manera y así trabajé siempre. Soy de los que si saca un crédito no duerme hasta terminar de pagarlo”, dice Behr, mientras retuerce sus manos callosas como reforzando sus palabras.

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Irse lejos y anhelar Una sociedad vive y se nutre de la vida de cada uno de sus integrantes. Por ello, cuando a finales de la década del 90’ se produjo la gran crisis socio-económica y casi en masa también se produjo la emigración, las comunidades de los parajes se vieron golpeadas. Pero quizás el chamamé de Mario Bofill –género musical que identifica al Nordeste argentino– tenga razón en eso de que “la vida da muchas vueltas”. Así, por lo menos también lo demuestran un puñado de historias de agricultores de la zona que en aquel momento histórico, decidieron dejar “el pago” en busca de oportunidades laborales. Ese fue el caso, entre otros tantos, de Alberto Pucheta y Daniel Martínez. “Cuando vimos que nuestra producción no valía y que parecía que vivir en el campo ya no era posible, decidí viajar a Buenos Aires. Viví 10 años pero siempre guardé la intención y la esperanza de volver”, dice Pucheta. Agrega que, en cuanto vio que las cosas se encarrilaban, no lo dudó y decidió volver. Empezó a sembrar un poco de algodón e incursionar en el terreno de la horticultura. También se integró a la comunidad y se convirtió –junto a otros vecinos de la zona– en uno de los promotores principales de la Asociación. Martínez cuenta que concluyó la escuela secundaria justo cuando se produjo la crisis del 2000, “y me quedé dando vueltas sin tener definido qué iba a hacer de mi vida. Como acá las cosas no daban para mucho más, decidí ir a Buenos Aires. Pero como todo el país estaba en crisis, allá tampoco conseguía trabajo, encima tampoco tenía experiencia para las ofertas laborales que podía encontrar. Después de dar muchas vueltas, llegué a la conclusión de que tenía que volver. Y me convencí de que necesitaba ganas nomás para trabajar en el campo, porque siempre hay oportunidades si uno quiere”. El joven de 30 años recuerda que arrancó de cero y que para lograr su desarrollo como agricultor, fue fundamental contar con la asistencia técnica y económica de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación. “Afortunadamente me fue bien en todas las campañas, pude pagar todos los créditos sin ningún problema. En el 2006 empecé con las mejoras, primero el riego con la bomba, después –en el 2007– armé otras coberturas”, señala el actual vicepresidente de la Asociación. La historia de vida de algunos de los hijos de Hugo Zeltsser, es similar a las de Pucheta y Martínez. La diferencia está en que fueron en búsqueda de oportunidades laborales dentro del ámbito provincial, en Capital o en Santa Lucía (localidad ubicada a 70 kilómetros del paraje Arroyo Pirayuí). “Menos uno que está trabajando en Corrientes, los otros dos que estaban trabajando afuera, volvieron para trabajar en sus propias chacras”, cuenta el hombre que quedó viudo muy joven, y crió a sus cuatro pequeños hijos con el fruto de su trabajo en la tierra. “Ellos dicen que les cambió la vida venir a trabajar acá, ser dueños de sus tiempos y demás. Antes, tenían que responder y ocuparse de las cosas de otros; hoy, lo que hacen o dejan de hacer, ya es su responsabilidad. Y yo –por supuesto– estoy muy conforme de tener a mis hijos y a mis nietos viviendo acá”, dice Zeltsser con una amplia sonrisa de satisfacción. La producción de esta familia también se comercializa a través de la Asociación, ya que don Zeltsser fue uno de los primeros en formar parte de un grupo. “Éramos 7 u 8, no recuerdo bien y se llamaba Los Solteros porque todos teníamos ese estado civil”, relata al tiempo que se le escapa una mirada picaresca. Así como determinadas decisiones cambiaron la vida de estos productores, muchos momentos trascendentes para la memoria de los integrantes de la organización quedan sin aflorar, pero están presentes. A su vez, fueron muchos los desafíos que debieron atravesar en lo personal y como grupo humano que –para algunos– no tenían casi nada en común, más que ser vecinos. Uno de esos momentos en los que debieron trabajar hombro con hombro, está marcado en el calendario de la Asociación. El 29 de abril de 2008, un temporal de lluvia y granizos se llevó más de la mitad del techo del galpón de acopio. “Las chapas de zinc volaron como a cincuenta metros del galpón y quedaron todas retorcidas, parecía que alguien las torció con las manos”, cuenta Lorenzo Altamirano. “Con mucho esfuerzo, las fuimos enderezando porque decíamos ‘para algo van a servir’, y así quedaron”, dice señalando las largas y grises chapas

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guardadas contra una pared del galpón, casi como un símbolo del rumbo económico social que también debieron enderezar como comunidad. Podrían haberse sentido abatidos y dejar que los ganara la desazón. Pero eso no sucedió. Golpearon puertas, optimizaron recursos y agudizaron el ingenio. Casi seis meses después, tras muchos esfuerzos, volvieron a contar con un techo para cobijar la producción y las esperanzas de los socios.

SITUACIÓN ACTUAL Según el Censo Poblacional de 2010, el departamento de San Roque posee 18.223 habitantes y un índice de masculinidad del 99%. La zona de los tres Arroyos, cuenta con una población estimada de 650 habitantes, distribuidos en unas 150 familias. De las cuales, 136 poseen servicio de electricidad, 122 cuentan con agua de red y las restantes, con perforaciones de dónde extraen el líquido vital. Las vías de acceso a las comunidades son los caminos de tierra, que son intransitables cuando se producen fuertes y copiosas lluvias. Los niños y adolescentes en edad escolar asisten a dos escuelas primarias y una secundaria; esta última comparte el edificio con una de las primeras, pero funciona a contraturno. En este contexto social, vale mencionar que el galpón de la Asociación podría ser considerado como comunitario, ya que los vecinos de la zona utilizan las instalaciones para eventos familiares y actividades recreativas. Las mismas se pueden desarrollar siempre y cuando no coincidan con la temporada de acopio y selección de la producción. Ahora, en el final de 2011, concluyendo la tercera temporada de venta a consignatarios del Mercado, los productores dicen que están más que satisfechos porque ya están superando las ventas del primer año. “Cambiamos de embalador y estamos trabajando con tres firmas del Mercado”, señala Alberto Pucheta. Casi todos los socios acuerdan en que resulta imprescindible contar en la comunidad con personas capacitadas en la clasificación y embalaje de la producción. “Nos parece lo mejor por una cuestión de comodidad y hasta de confianza. Nosotros, los productores, no nos podemos hacer cargo de eso porque tenemos que estar en la chacra. Y cuando comienza esa etapa, por lo general tenemos el galpón lleno de cajones y una vez que empieza ese trabajo, no se puede abandonar, se tiene que terminar con todos los bultos y esperar el camión que los venga a buscar”, dice el secretario de la Asociación, Lorenzo Altamirano. Si bien hasta ahora el tema fue resuelto con embaladores de la zona, instalar la capacidad en la comunidad aún forma parte de la columna del debe para los integrantes de la organización. Para ellos, este tema no es menor ya que –la experiencia se los demuestra– saben que si es deficiente la clasificación de la producción, al igual que la presentación, la mercadería es devuelta por los consignatarios. A la hora de poner en números la producción hortícola bajo cobertura plástica (BCP) de las tres campañas comercializadas en forma conjunta, estos indican que:

Asoc/ grupo

Sup. Camp 2009

Sup. Camp 2010

Sup. Camp 2011

BCP- m2 - N° Prod:14

BCP - m2 - N° Prod: 19

BCP-m2 - N° Prod:27

350 m2/ Cob

Los Tres Arroyos

Total cobertura por especie Superficie total Total bulto campaña

Tom

Pim

Pep

Chau

Tom

Pim

Pep

Chau

Tom

Pim

Pep

Chau

20.650 m2

16.525 m2

3.500 m2

2.800 m2

25.900 m2

8.700 m2

6.500 m2

4.500 m2

31.675

18.375

3.500

2.100

12.000

11.000

2.000

1.000

14.800

5778

3700

1600

18100

12.233

2.000

750

bultos

bultos

bultos bultos

bultos

bultos bultos

bultos

bultos

bultos

bultos bultos

59

47,2

12,8

90.5

52,5

10

4,34 ha BCP

26.000 bultos

8

74 cob

24,8

18,5

4,55 ha BCP

25.878 bultos

10

6

5.56 ha BCP 26.112 bultos comercializados en la actualidad Expectativa a comercializar al final de la campaña: 33.183 bultos

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No obstante, la gran paradoja de la comercialización es que la producción desde el primer momento se llevó hasta el Mercado Central de Buenos Aires, distante a 900 kilómetros. “Pero, en ningún momento siquiera se intentó comercializar en el Mercado de Concentración de Corrientes capital, ubicada a 150 kilómetros”, comenta Alberto Pucheta, ante el interrogante de por qué no se transita este camino comercial. Quienes conocen el funcionamiento de este centro de compra y venta de producción, aseguran que ese mercado no posee la infraestructura para conservar el volumen que los productores de Tres Arroyos están en condiciones de comercializar. Esto implica que el tomate, la chaucha o el pepino que, hoy en día, se consume en muchas mesas correntinas –en especial las capitalinas– provienen de esa zona de San Roque pero “tienen encima”, casi 2000 kilómetros porque fue a Buenos Aires y volvió a Corrientes. Increíble. Pero en la columna del haber, hay muchos logros para los socios de Tres Arroyos. Entre ellos, contar con la personería jurídica y la apertura de una cuenta bancaria. “Para nosotros es muy importante haber conseguido estas cosas. Ahora tenemos una identidad legal que nos permite trabajar con mucha más formalidad”, dice el presidente Pucheta. La cuenta bancaria, en tanto, otorga transparencia a los números tanto de la organización, como la de los asociados. “Algunos ya cuentan con sus propias cuentas, pero otros todavía no, entonces los consignatarios les depositan el dinero de las ventas allí. Ellos saben cuánto es y saben dónde está una vez que les paguen”, agrega. Pero los socios activos de la Asociación que se dedican a la horticultura, saben que aún no tienen un límite para el crecimiento, por ello, siguen proyectando. Ahora están a la espera de la ejecución de un proyecto presentado ante la Subsecretaría de Economías Regionales del Ministerio de Agricultura de la Nación, que les permita construir una cámara de maduración para la producción. “Es necesario seguir proyectando para crecer, no quedarnos en el tiempo. Por eso comenzamos a hablar de la cámara que, para nosotros, es fundamental. Así, mejoraríamos la calidad de la producción, además de ser más rentable”, fundamenta Daniel Martínez. Por otra parte, desde la Comisión Directiva no pierden de vista que la sede de la organización también puede y hasta debe ser un espacio comunitario. En ese sentido, proyectan la ampliación del salón. “La verdad es que hoy por hoy es una necesidad de hacer remodelaciones porque, por ejemplo, cuando estamos en temporada de clasificación de la producción, el salón no puede tener ninguna finalidad social por falta de espacio. Y en todo momento hay pedidos de los vecinos para hacer eventos familiares”, dice Pucheta. En ese espacio, siempre que esté disponible, se realizan actividades recreativas como clases de tae kwondo o de costura. “Pero por la falta de espacio, no pueden tener mucha continuidad y es difícil proyectarlas”, señala el presidente de la organización. Otra de las posibilidades que, tanto la comisión directiva como algunos socios, vienen analizando tiene que ver con cambiar la figura institucional que los nuclea. “En cierta medida sentimos que, como Asociación, estamos llegando a nuestro techo y tenemos que dar otro paso más. Aún no tenemos nada definido, pero quizás lo más conveniente sea convertimos en una cooperativa”, agrega quien es, por estos días, la máxima autoridad. También analizan qué otros beneficios pueden brindar a aquellos socios que no se dedican a la horticultura. En la actualidad, algunos de ellos siguen aportando pero se dedican a la ganadería u otra actividad derivada. Esta es una de las razones por las que en sus inicios contaban como un promedio de 60 socios y hoy, sólo son 45. Un aspecto que resta definir sobre el que, por lo pronto, no poseen una postura tomada, está relacionado con la incorporación de nuevos socios. Hay pensamientos disímiles sobre la cuestión y al parecer, es una cuestión difícil de dirimir.

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El camino andado Al hacer una mirada retrospectiva sobre la experiencia de trabajar en forma agrupada con otros agricultores y, a su vez, contar con la asistencia de un organismo oficial para ello (el entonces PSA y actual Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación), para algunos resulta hasta increíble por diversas razones. Laura Rodríguez dice que al principio muchos de ellos no creían que se pudieran conseguir “subsidios o créditos –por ejemplo– porque estamos cansados de que los políticos vengan, te prometan cosas y no cumplan. Y acá, con la Asociación esto no es así, porque fuimos viendo que se preparan proyectos y se van consiguiendo las cosas”. Para el ex presidente Raúl Behr, uno de los principales fundamentos de que la Asociación sea una experiencia exitosa es consecuencia de contar con una buena administración desde sus inicios, lo que les permitió también contar con la personería jurídica y la cuenta bancaria. Asimismo señala que, contar con la asistencia técnica del mismo profesional (ingeniero agrónomo César Demicheli) desde sus inicios, más allá de los cambios en la institución para la que trabaja, es fundamental. “Él siempre nos alentó y nos decía ‘se tiene que poder, hay que seguir’, y así nos fue convenciendo de que el proyecto era posible”, agrega. En tanto que, en una de las jornadas de trabajo para la presente sistematización realizada en el galpón de acopio, los participantes coincidieron en que fue posible llegar hasta acá porque las necesidades comunes lograron agruparlos, hasta conseguir –incluso– cierta cohesión como comunidad. Entre las conclusiones surgidas sobresale la que indica que los logros obtenidos también son fundamentales para su funcionamiento. Otro tanto ocurre con el hecho de que los socios participan en forma activa en cada una de las decisiones adoptadas. Valorizan como trascendente el manejo transparente de los fondos de las sucesivas comisiones directivas que pasaron por la Asociación. Además de contar como objetivo común, lograr beneficios para todos. Otro aspecto calificado como “muy importante”, es el hecho de no contar con intermediarios a la hora de vender la producción. “Al no tener ese tercero que negocia por nosotros, se acorta la cadena de comercialización, lo que nos genera mayores beneficios”, aseguran. Al analizar cuáles serían los pasos que no volverían a dar, los participantes indican que “no esperar que las cosas caigan de arriba”, valorando así la capacidad de autogestión. Aseguran que comprendieron la importancia de la confianza para conformar grupos de trabajo, “no es cuestión de asociarse nomás con cualquiera para obtener un crédito y después hacerse mala sangre porque no pagan las cuotas”. En ese encuentro también se planteó el interrogante de qué sucedería si dejaran de contar con la asistencia de la Subsecretaría, respondieron que les podría costar un poco más seguir adelante con los proyectos. “Pero fuimos aprendiendo y como somos parte de una organización, vamos a seguir adelante, porque ahora sabemos que se puede”, aseguran. En relación a los próximos objetivos que se plantean –además de los proyectos ya mencionados–, dicen que consideran prioritario lograr la diversificación productiva. El técnico de la Subsecretaría, César Demicheli, al evaluar cómo se dieron los hechos y de qué manera se fueron organizando, rescata que “el proceso tuvo como motor fundamental las necesidades e inquietudes comunes de las comunidades. Esto permitió lograr una fraternidad, nuevos vínculos de amistades, compromisos e integración de vecinos. A ello debe sumarse el intercambio de saberes y experiencia entre pares y el técnico que enriqueció y fortaleció los lazos, lo que permitió revalorizar al sector rural”. Según el profesional, el nivel tecnológico actual que utilizan para la producción hortícola bajo cobertura plástica y campo “es relativamente aceptable porque responde a las exigencias de los mercados, lo que les permite programar las actividades de la campaña en cuanto a preparación de suelo, fecha de siembra, trasplante, cosecha, entre otras”. No obstante, resta manejar y controlar algunos problemas con plagas y enfermedades de tipo bacteriana por ausencia de un plan sanitario preventivo (solarización) o desinfección de suelo; además de algunos inconve-

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nientes en la formulación de dosis y técnica de aplicación, un plan de fertilización ajustada, análisis de suelo y manejo adecuado para cada cultivo. “En general, cuentan con infraestructuras mínimas: sistema de riego por goteo y fertilización combinada (convencional y fertirrigación), pero carecen de infraestructura y equipamientos asociadas a las buenas prácticas agrícolas (BPA)”, señala el ingeniero agrónomo. Para Demicheli, quedan muchos aspectos por mejorar debido a que las perspectivas de crecimiento y desarrollo de la Asociación son muy buenos “porque sin dudas se trata de un proyecto sustentable”. Remarca que es necesario seguir trabajando en otorgar más y mejor valor agregado a la producción para así conseguir mejores precios. Señala que es prioritario fortalecer el trabajo de la organización, en especial, en lo relacionado a los roles y funciones de la Comisión Directiva. Otro tanto debe hacerse con las capacidades tendientes a mejorar la prestación de servicios a sus asociados (administración y gestión de fondos rotatorios, líneas de mini-prestamos, botiquín fitosanitarios). Demicheli también considera prioritario ampliar y acondicionar la infraestructura edilicia de la sede de la Asociación para, de esta manera, lograr la habilitación como galpón de acopio de producción y empaque ante el SENASA. Además de que todos sus socios productivos y comerciales estén inscriptos en el RENSPA y con la certificación de producción en origen. Señala que contar con una cámara de maduración de frutas para dar valor agregado a la producción primaria, “será fundamental para lograr mejores precios finales, además de una mayor relación costo beneficio por unidad de superficie por cobertura plástica”. En cuanto a la necesidad de diversificar la actividad productiva (tomate, pimiento, pepino, chaucha, entre otros), considera que permitirá a los socios minimizar los riesgos empresariales y mayores oportunidades de mercados. Disponer de los equipamientos necesarios (acoplado, filminadoras, mesas embaladoras) tendientes a optimizar traslado y unificar la presentación de los productos finales. Esto, a su vez, les permitirá lograr mayores volúmenes y precios comerciales. Valora como “trascendente” que cada socio logre aumentar la superficie de producción, como también la incorporación de nuevos socios comerciales. Al reflexionar sobre el significado que posee haber trabajado y continuar haciéndolo, junto a los agricultores de la Asociación, Demicheli dice que “tanto en lo profesional como en lo personal, fue trascendente participar activamente en cada una de las etapas. Desde el principio, en reuniones informales con algunos de ellos, hasta los grandes eventos, inauguraciones, festejos, entre otros. Me emociona recordar los rostros felices por los logros obtenidos o, como alguna vez alguien me dijo: ‘Viste ingeniero que entre todos podemos si todos queremos’”. Y sus gestos ratifican el orgullo que siente por haber acompañado desde sus inicios este “loco sueño”.

LECCIONES APRENDIDAS “Al andar se hace camino y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”, dice Antonio Machado en su libro Campos de Castilla y estas estrofas encierran una gran verdad. Para esta sistematización, “volver la vista atrás”, permitió al equipo responder el interrogante –que ofició de Norte– sobre qué factores determinaron el cambio de perfil organizativo y productivo de los agricultores familiares y cómo éstos incidieron en la conformación de la Asociación de Pequeños Productores Los Tres Arroyos. Por otra parte, también los propios agricultores pudieron mirar atrás y ver “el camino hecho al andar”, permitiendo que en forma conjunta se reflexione sobre el proceso emprendido a finales de la década del ʼ90. Sin dudas, fueron innumerables y determinantes los factores que confluyeron para que así sea. Desde verse sumidos en una crisis socio-económica como “actores históricamente situados y no bajo condiciones de su elección”, tal como se cita líneas más arriba, pero ante la cual se vieron impelidos a hacerle frente.

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Más allá de la necesidad imperiosa y urgente de “tener que parar la olla”, como dice Juana Zapata, también debían mirar más adelante porque sabían que las condiciones para seguir desarrollando las actividades productivas tradicionales eran adversas. Por ello, la intervención del PSA fue un causal determinante. Allí encontraron la asistencia técnica y económica para inaugurar un proceso productivo que les permitiría, a quienes se quedaron “en el pago”, seguir viviendo con dignidad. El aporte hecho por el organismo del Estado junto al compromiso y responsabilidad de los agricultores, fueron las dosis justas para construir una oportunidad. Esa oportunidad no fue desaprovechada y hoy les permite expandir el horizonte que, en sus inicios, ni siquiera avizoraban. Tanto es así que muchos de sus integrantes comprenden que si la organización se mantiene cohesionada, ese horizonte puede ser ilimitado. No obstante, dicen que nada es casualidad y que las oportunidades son consecuencia del trabajo serio. Por ello, los integrantes de la Asociación remarcan como pilares fundamentales, valores como solidaridad, confianza, credibilidad. Dicen que sin ellos, lograr la autogestión y el crecimiento de la organización –y en consecuencia de la comunidad– no hubiese sido posible. Esos mismos valores son los que les permiten trabajar por ellos mismos y por sus hijos. “Nosotros trabajamos con algunos jóvenes en la huerta y ellos quieren seguir trabajando acá, porque quieren quedarse y seguir adelante”, dice Laura Rodríguez. A estas palabras habría que sumar las de Daniel Martínez, quien señala que “si uno le busca la vuelta, se puede seguir viviendo y trabajando en el campo. Los chicos acá pueden terminar el secundario y estudiar algo relacionado con el sector (él estudia para Técnico Agropecuario en la localidad vecina de Gobernador Martínez), pero muchos todavía se encandilan con las luces de las ciudades”. A pesar de ello, puede suceder que como en su caso, el de Alberto Pucheta y los hijos de Zeltsser, se puede ir a explorar otros caminos y probar suerte y si “el no hallarse” (modismo regional que significa no encontrarse a sí mismo y no estar a gusto en un lugar) pesa demasiado, volver y empezar de nuevo. Mientras tanto, habrá otros soñadores que seguirán apostando, sembrando y cuidando el surco para seguir viviendo “en el pago”.

Agradecimientos • A la comisión directiva y socios de la Asociación de Pequeños Productores Los Tres Arroyos • Al Coordinador de la SAFN Corrientes, Lic. Benjamín Leiva. • A los compañeros del Equipo de Asistencia Técnica. • Al equipo de terreno de la zona de los Tres Arroyos. • Al coordinador de la SAFN Formosa, Ing. Luis Castellán. • A la referente regional de Sistematización, Ing. Claudia Noseda. • Al equipo nacional de Sistematización.

BIBLIOGRAFÍA • Alejandro Alfonso (1994) Programa UNESCO - FNUAP en América Latina y el Caribe Subprograma Comunicación para la Educación en Población. • Jesús Martín-Barbero (2003), De los medios a las mediaciones”. Convenio Andrés Bello. Bogotá (Colombia). • Ana María Pérez Rubio-Guadalupe Saavedra. (2002) De los discursos y las prácticas. Departamento de Estudios de la Comunicación Social. Universidad de Guadalajara, México.

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Capítulo XI

Provincia de formosa La participación de las comunidades indígenas en la formación e incorporación de los técnicos indígenas en la Subsecretaría de Agricultura Familiar de Formosa Equipo • Técnicos indígenas: Manuel Moreno, Virgilio López, Julián Zalazar, Avelino Fermín y Felipe Fernández • Técnicos de Apoyo: Ernesto Luberriaga, Marcelo Mendieta, Marina Silveri y Marcelo Marcili

INTRODUCCIÓN En la provincia de Formosa la reflexión sobre la incidencia de una política universal para la agricultura familiar en la búsqueda colectiva de nuevas formas de intervenir tuvo como uno de sus principales resultados nuevos modelos de asistencia técnica y acompañamiento a las organizaciones. Estas nuevas formas involucran, por cierto, a las comunidades indígenas del Centro Oeste provincial con las que venimos trabajando desde la implementación misma del PSA en la provincia de Formosa en 1994. En los últimos años, hemos podido dar respuesta a una demanda histórica de las comunidades, la de contar con sus propios técnicos indígenas en el equipo que la Subsecretaria de Agricultura Familiar tiene en la Provincia. A continuación compartiremos el proceso recorrido como Subsecretaría y como comunidades, para llegar a la contratación de cinco técnicos indígenas en la SsAF; un camino en el que se articulan las condiciones objetivas del propio Estado con las aspiraciones y anhelos sostenidos por las comunidades para abrir una brecha en las instituciones, que permita desde ellas hablar su propia lengua en sus propios territorios. Recorreremos entonces, la historia reciente desde la creación del Subprograma Aborigen hasta la contratación haciendo énfasis en lo que fue el eje de la sistematización: el proceso participativo de las comunidades, la capacitación de los técnicos y los resultados de sus incorporaciones a la SsAF. Los técnicos indígenas contratados son: Manuel Moreno, comunidad Chico Dawaguaán, pueblo Pilagá; Virgilio López, comunidad Campo Tres pozos, Pueblo Wichí; Julián Zalazar, comunidad Barrio Comle’ec, Pueblo Tobas del Oeste; Avelino Fermín, comunidad El Totoral, pueblo Wichí y Felipe Fernández, comunidad Barrio Obrero, pueblo Wichí, quienes a través de sus narraciones nos permitieron sistematizar esta experiencia.

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Metodología de la sistematización Al recibir la propuesta del equipo nacional de sistematizar alguna experiencia de trabajo en la provincia, se reunieron integrantes de las áreas productivas y sociorganizativas, del Equipo Técnico de Apoyo y el coordinador provincial, proponiendo varias alternativas: manejos de pasturas, recuperación de suelos; implementación de acciones socioterritoriales y planes estratégicos con organizaciones campesinas, fondos rotatorios en ferias y organizaciones, proceso de constitución del Foro de la AF en la provincia y la formación e incorporación de técnicos indígenas al Subprograma Aborigen de la SsAF, decidiéndonos por esta última. La presente sistematización tuvo como eje describir cómo se desarrolló el proceso de participación de las comunidades indígenas en la formación e incorporación de los técnicos indígenas en la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF) de Formosa. Del cual se desprendieron otras preguntas, que más que hipótesis a constatar, sirvieron como supuestos o anticipaciones de sentido55 que guiaron el trabajo: • ¿Cuáles fueron la metodología y los criterios de selección de indígenas para la formación técnica?, ¿Cuál fue el proceso de enseñanza/aprendizaje de los indígenas en lo que refiere a contenidos mínimos, metodologías, modalidades e involucramiento de los-as participantes?, ¿Cuáles fueron los contenidos temáticos de la capacitación?, ¿Cómo fueron tenidos en cuenta elementos culturales de los participantes? • ¿Cómo fue la inclusión y empoderamiento de los técnicos indígenas en las comunidades? • ¿Cómo perciben las comunidades a la incorporación de los técnicos? • ¿Cómo fue el proceso de la participación de los técnicos indígenas en la estructura de la SsAF? • ¿Qué ventajas y dificultades trajeron estas incorporaciones? (logros e impactos en la SsAF y comunidades indígenas) • ¿Cuáles fueron las demandas de los pueblos indígenas sobre la AT que debería prestar una política pública? • ¿Cómo fue la participación de los pueblos indígenas en este proceso? • ¿Qué caminos se abren a partir a partir de esta formación e incorporación de técnicos indígenas hacia adentro de la propia SsAF? Las dimensiones que abarcó la sistematización fueron: las demandas y la participación de las comunidades indígenas; la metodología, modalidad y contenidos de la formación de técnicos indígenas y los logros e impacto en las comunidades y la propia SsAF. El equipo de sistematización se reunió en Las Lomitas, construyó una línea del tiempo de la experiencia con la participación de todos y decidió que sean los propios técnicos indígenas quienes hagan su relato sobre la experiencia, y a partir de ello, organizar la información de la sistematización. Por otro lado se identificaron algunos actores que pudieran ser relevantes en este proceso para que analicen el impacto de la experiencia en las comunidades: fueron convocados delegados a la Unidad de Coordinación Provincial (UCP) de los tres pueblos (wichí, tobas y pilagá); técnicos indígenas; los referentes para el Subprograma Aborigen del ETA y otras personas. Además se consultaron otras fuentes como actas de UCP; Informes del Encuentro Nacional de Jujuy; de Encuentros zonales; y de los cursos de formación de los futuros técnicos. Durante este proceso de sistematización, que fue flexible y dúctil, se tomaron decisiones metodológicas a medida que avanzamos. Una de ellas fue, utilizar como fuente principal el relato de los técnicos indígenas sobre su propia experiencia, de manera que sea su subjetividad la que esté en juego al momento de escribir la práctica.

55 Los supuestos o anticipaciones de sentido son categorías y esquemas mentales que en forma de conjeturas orientan al investigador al sumergirse en la realidad, que pueden “ser reformulados y a veces desechados a medida que se profundiza el conocimiento de la realidad.” Yuni, J. y Urbano, C. Mapas y herramientas para conocer la escuela. Investigación etnográfica e investigación acción. Córdoba. Ed. Brujas. 1999.

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“El relato es más que un modo de escritura de una experiencia original. La narrativa tiene su subjetividad, su olor, su manera de nombrarse. Lo lindo (¡y lo difícil!) es que en esto no existen generalidades. Cada experiencia tiene su forma de ser nombrada y expresada por la gente que trabaja en ella y por otros actores sociales con los que interactúa. En esa relación comunicativa, se expresa un proyecto particular que está diciendo algo nuevo. Esta novedad cobra su verdadero sentido dentro de esa realidad específica.”56

Los pueblos indígenas en la provincia de Formosa En la provincia de Formosa viven indígenas de los pueblos Wichí, Tobas y Pilagás. Además, se registra un regreso de grupos de familias del pueblo Nivaklé a los territorios que ocuparon antiguamente. …“la población indígena representa aproximadamente el 10% del total, que llega al 70 u 80% en los departamentos del oeste”57 hay alrededor de 120 comunidades de todos estos pueblos. La situación de estos pueblos está cambiando…“Desde hace 25 años se viene desarrollando un proceso que ha permitido avanzar en diferentes formas de organización comunitaria en los aspectos legales, de propiedad de la tierra, educación y salud, entre otros...” Entre 1984 y 1991 se produjo el proceso de recuperación de las tierras, sustentada por la legislación provincial. Por primera vez se reconoció oficialmente la visión indígena de la tierra como espacio cultural, lugar de sus mitos, de su historia y garantía para su supervivencia. Como fruto de ese proceso, la mayoría de las comunidades tienen títulos de propiedad en forma comunitaria: son aproximadamente 300.000 has., el 5% del total de tierras de la provincia58. La aparición del Programa Social Agropecuario en Formosa data del año 1994. Desde el mismo inicio del PSA, y ateniéndose a sus objetivos de llegar a grupos de mujeres, jóvenes y pueblos originarios, se dedicó una especial atención a la problemática de estos pueblos, creándose una Unidad de Coordinación específica para el área, siendo la única provincia del país en contar con una Unidad de Coordinación Provincial (UCP) Aborigen. El Subprograma Aborigen está presente en 77 comunidades indígenas: 6 Tobas; 19 Pilagás; 36 Wichís y 15 Tobas del Oeste. Algunas están vinculadas con la SsAF porque participan de los encuentros zonales (la amplia mayoría); otras fueron asistidas con proyectos de autoconsumo, créditos y subsidios; con proyectos de mujeres; de investigación o de emergencia.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO El punto de partida Reconocer un punto de partida al proceso de incorporación de los técnicos indígenas al equipo de técnicos de Formosa, no es algo menor. Para ellos mismos en sus relatos el principio se remonta al encuentro mismo de los pueblos originarios con los blancos en suelo formoseño. Así lo expresa Felipe Fernández, al narrar lo que vivieron las comunidades en ese encuentro entre culturas, él concluye: “lo prioritario hoy es recuperar lo que es nuestro y transmitir a las nuevas generaciones los saberes y experiencias propios de la cultura e invitar a los actores a protagonizarla, unir lo que está roto, a vincular los fragmentos, a tender puentes entre el pasado y el futuro creando espacios para la participación y la integración, en un ámbito privilegiado para ampliación de las posibilidades de desarrollo social y cultural”. 56 Geerts A., van Oyen V. y Villamayor C. La práctica inspira. La radio popular y comunitaria frente al nuevo siglo. ALER - AMARC. Quito, 2004 57 Programa Social Agropecuario. Formosa: 11 años. Una experiencia de participación. Comunidades aborígenes en el Programa Social Agropecuario. Diciembre de 2005. 58 Programa Social Agropecuario. Op. Cit.

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Y más adelante, ya refiriéndose concretamente a la demanda de capacitación de los técnicos indígenas por parte de las comunidades, dice: “de esta forma nace un interés por parte de las comunidades de buscar, en la medida que sea posible, que estos espacios (de capacitación) puedan ser aprovechados para que puedan acceder a los saberes que, según creemos, resultan imprescindibles para participar, podremos entonces hacer de estos saberes una estrategia para transformar el contexto”. Desde el encuentro de culturas hasta noviembre del 2007 se inicia formalmente la capacitación de jóvenes para que se desempeñen como técnicos de sus comunidades desde la SaAF, podemos resaltar algunos de esos momentos. Los primeros antecedentes se encuentran en la década del 1960, incrementándose a partir de 1983, en que hubo diferentes incorporaciones a políticas estatales de agentes indígenas, agentes sanitarios, maestros especiales de la modalidad aborigen, etc., con diferente grado de participación de las comunidades. Desde 1994 con el Programa Social Agropecuario, la participación de las comunidades fue constante. En un inicio, integran la UCP representantes del Estado (INTA a través del Proyecto Integrado ProHuerta; Instituto de Comunidades Aborigen) y miembros de ONGs y equipos de acompañamiento a comunidades del centro oeste provincial. Paralelamente se avanza en la planificación del proceso de participación de las comunidades teniendo su mayor cuello de botella en lograr una representación amplia y efectiva de los pueblos Wichí, Pilagá y Toba. El proceso derivó en la creación de dos asambleas zonales de carácter étnico-geográficas: la Zonal Oeste Wichí y Toba del Oeste, y la Zonal Este Pilagá y Toba del Este. Las mismas estaban conformadas por delegados de comunidades de los Departamentos Patiño, Bermejo y Matacos59, a razón de tres delegados por comunidad, de los cuales un lugar estaba obligatoriamente reservado para las mujeres. Las Zonales comenzaron a funcionar en 2003, y designaron sus delegados para la nueva forma de la UCP. Finalmente, en agosto de 2004, se conformó formalmente la nueva UCP integrada por 20 delegados de pueblos originarios (13 por la Zonal Oeste más 7 por la Este), junto a 4 técnicos de ONGs (2 por cada asamblea) y el Coordinador Provincial, totalizando 25 miembros60. Así lo cuenta Felipe Fernández: “Desde su creación el Programa Social Agropecuario y Subprograma Indígena acompaña a campesinos y comunidades aborígenes, durante este proceso largo propone comprender, reflejar los logros, experiencias de las personas con diferentes realidades y necesidades particulares de cada lugar o zona “ Hasta la aparición de esta nueva representación de las comunidades en la UCP, se ampliaron las demandas de proyectos y asistencia técnica, especialmente de los representantes Tobas del Oeste. Hasta ese momento, la asistencia técnica era brindada por ONGs y equipos de trabajo del centro oeste provincial a través de sus cuadros técnicos61. Sin embargo, los escasos recursos humanos disponibles para el Subprograma Aborigen y la imposibilidad de las ONGs de dedicar más tiempo para el PSA, de sus también escasos recursos técnicos, constituían problemas muy serios que impedían satisfacer la demanda de las comunidades indígenas en proyectos, asesoramiento técnico y capacitación. Los representantes de las comunidades reclamaron tener sus propios técnicos en diferentes espacios, tanto a nivel provincial: unidad de coordinación, asambleas y reuniones zonales, como regional y nacional. Así comentan Marcelo Mendieta y Ernesto Luberriaga:“La delegación del Subprograma Aborigen de Formosa llevó, como una de sus propuestas prioritarias, la incorporación de técnicos de las comunidades al Encuentro Indígena Regional Norte de Comunidades Vinculadas al PSA y PROINDER, en San Salvador de Jujuy, en diciembre de 2005. La propuesta fue aceptada y elevada en las Conclusiones Finales del encuentro ante el entonces Secretario de Agricultura, Lic. Miguel Campos, presente en el evento”. Muy importante fue, en la propia visión de los técnicos indígenas, que “la participación fue masiva y protagonizada por los propios indígenas de Formosa en los plenarios y debates” y que “en este encuentro estuvieron mucha gente de otras provincias” como indican Felipe Fernández y Manuel Moreno en sus relatos. 59 Las comunidades Wichí del Departamento Ramón Lista participaron en los inicios del Subprograma. 60 Los criterios de participación figuran en el acta de la UCP Nº 63 del 16 y 17 de agosto de 2004. 61 La Secretaría y Administración del Subprograma Aborigen del PSA estuvo a cargo del Centro de Capacitación Zonal (CECAZO) de Pozo del Tigre desde 1997 a través de un convenio suscripto entre ambos. Desde junio de 2000 el acuerdo se extendió a la creación de un Equipo de Seguimiento de Proyectos y Capacitaciones para el Subprograma Aborigen integrado por dos técnicos especializados no indígenas aportados por el CECAZO que continúan en sus cargos hasta hoy como miembros del ETA.

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Con más detalles, cuenta Felipe Fernández cómo las comunidades insistieron sobre la capacitación de sus propios técnicos: “las comunidades viendo en su momento que hacía falta la presencia de técnicos que sean de la comunidades, para que haya un acompañamiento en los distintos emprendimientos que iban haciendo durante este tiempo, surge la iniciativa desde la UCP y sus delegados que la componen y que representa a las distintas comunidades de los tres pueblos que habitan en la provincia. Entonces se inicia una lucha para que el programa (PSA) pueda financiar una capacitación para empezar a capacitar a los jóvenes técnicos y técnicas de las comunidades. Durante este largo proceso de lucha para que se pueda lograr esta capacitación intervienen también instituciones, equipos, ONG, en el acompañamiento de esta lucha (…)” Al año siguiente, luego de varias solicitudes, el coordinador nacional del PSA de ese entonces en una reunión de la UCP en Pozo del Tigre, autoriza y anima a avanzar con las capacitaciones de los futuros técnicos pensando en su posterior contratación por proyectos. Avelino Fermín, recuerda: ‘el coordinador nacional dice que no hay posibilidades de contratación, sólo por proyectos’. Así Formosa continuó avanzado en la propuesta, desde lo que era el PSA y luego con la novel Subsecretaria de Agricultura Familiar. Finalmente, según recuerda Felipe Fernández: “Luego de tres años de lucha de los delegados, coordinadores, equipos, ONG y las comunidades se inicia este proceso de capacitación para técnicos y técnicas de las comunidades indígenas”

PROCESO DE INTERVENCIÓN La elección y la capacitación de los futuros técnicos indígenas Dos componentes diferenciales, y altamente interesantes para nosotros, tiene el inicio formal de este proceso de capacitación: la selección de los participantes, que finalmente resultaron 23 jóvenes de las tres etnias (cuatro de ellos mujeres) y los contenidos y actividades de la formación. En cuanto al primero, el proceso participativo de selección de los aspirantes a la capacitación, es, sin lugar a dudas, el momento en que las comunidades imprimen fuertemente sus demandas acerca de qué técnicos necesitan y pretenden para ellas, en el marco de las políticas del Estado Nacional para sus territorios. Así, de manera inédita, los representantes indígenas de todas las comunidades del centro oeste formoseño reunidos en la Unidad de Coordinación Provincial (UCP) acordaron una serie de criterios para seleccionar a los postulantes al curso de capacitación de técnicos de la SsAF, que se iniciaría en noviembre de 2007. Manuel Moreno los resume así: “Que sean jóvenes, varón o mujer, saber leer y escribir, preferentemente con el colegio secundario finalizado, con tiempo disponible; que conozcan las actividades del campo y que tengan muchas ganas y paciencia para capacitarse y trabajar en las comunidades”. En referencia a su propia experiencia Abelino Fermín nos cuenta cómo vivió la incorporación al grupo de los jóvenes que fueron elegidos para ser capacitados en vistas a ser técnicos: “El año 2008, en nuestra comunidad lo que me acuerdo que aquella vez la reunión estaba en la Iglesia donde Torres Mariano nos dice que fue financiado los fondos para hacer la capacitación de Técnicos, y ese día nos dice que la persona tiene que tener secundario completo. Así poder participar del curso y mientras fue preguntando unos a otros los jóvenes que están en la comunidad, solo uno tenemos que tiene completo sus estudios y el tiene que ser nuestro técnico y así decidió la gente de la comunidad aquel día. Entonces después de esto yo participé de la capacitación (…)” Los jóvenes participantes venían con el respaldo de sus comunidades a formarse para llegar a ser técnicos. De los 23, 19 jóvenes llegaron a completar la formación que finaliza en abril del 2010. Respecto a los contenidos de la capacitación, en un inicio se planificaron 12 cursos mensuales de una semana de duración cada uno y se agregaron 2 capacitaciones específicas. Comenta Abelino Fermín: “Los temas que fuimos hablando en los talleres entre 2008, 2009 hasta el último del 2010 fueron la formulación de proyectos, la cría de cabras, las gallinas, el agua, la apicultura, construcción de represas, bosques, suelo, plantaciones, alambrados. Nos enseñaron en estos talleres y pudimos aprender algo”.

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Los temas propuestos estaban dentro de las líneas técnicas priorizadas en los encuentros zonales y enmarcadas en las líneas de proyectos de la Subsecretaría en la provincia. Para tener un panorama completo del curso de formación, presentamos la propuesta curricular inicial: Cuadro 1. Capacitación para técnicos indígenas

1. Iniciación al acompañamiento técnico de un proyecto

A) Camino de los proyectos

• Elaboración de un proyecto: pasos principales. • Asambleas comunitarias y reuniones de grupos. • Reuniones de responsables de proyecto. • Presentación de proyectos. • Metodología de ejecución. • Administración y manejo de fondos. • Rendiciones. • Informes técnicos y del grupo

B) Línea infraestructura

• Alambrados y corrales: tradicional, eléctrico, cercos. • Agua: molinos, represas, bombas, pozo calzado, aljibes, perforaciones, cosecha y recarga. • Construcciones: salones, galpones.

C) Líneas productivas

• Ganado mayor • Ganado menor • Apicultura • Avicultura • Piscicultura • monte • Huerta y chacra • Artesanías • Comercialización

D) Líneas de investigación

A) Tierra y territorio

• Compilación de trabajos existentes • Relevamiento, GIS, mapas y croquis, toponimias, • relatos y registros • Informes y publicaciones • Devolución a las comunidades

B) Relaciones con otros en la zona

• Otras comunidades • Otras etnias • Mundo blanco • Caminos, escuelas, hospitales, centros • comunitarios, iglesias, etc.

2. Ordenamiento socioterritorial

Para llevar adelante este plan de capacitación, se constituyó un equipo integrado por Marcelo Mendieta y Ernesto Luberriaga, quienes tuvieron a cargo la coordinación general de los 14 cursos realizados, además de desarrollar algunos temas específicos, como elaboración y administración de proyectos, apicultura, avicultura y ganado menor, alambrado perimetrales, corrales y construcciones comunitarias. Mientas que para otros temas se recurrió especialistas de la provincia: Pablo Chianetta, médico veterinario a cargo de los temas de sanidad animal; Leonardo Dell’Unti, licenciado en geología, para el tema agua; Carlos Spagarino, ingeniero

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forestal, para manejo de monte; Luis Castellán, ingeniero agrónomo, para producción agrícola; Daniel Castro y Aldo Martinez, para el Registro Nacional de la Agricultura Familiar. Cada curso de capacitación tenía una metodología participativa que intercambiaba saberes tradicionales con nuevos. Comenzaba con la presentación de los y las participantes; un repaso de las actividades y temas a investigar en sus comunidades en el tiempo intercurso; el estudio (presentación y análisis) de alguna experiencia productiva tradicional; lo mismo hacían con alguna experiencia no tradicional y finalizaba con la entrega de materiales (carillas o fotocopias) con consignas de análisis (leer, estudiar y traer comentarios) para el próximo encuentro. En los cursos también se acordaba el reglamento interno de los mismos y la conformación de grupos de estudios. Es de destacar que durante el curso Nº 9, tuvieron una reunión conjunta con la UCP donde debatieron y acordaron los criterios para apoyar proyectos, formas de trabajo futuras de los técnicos; los avales de la misma UCP; el encuadramiento de esta forma de trabajo en la sub secretaría y el rol de las organizaciones indígenas. El 20 de agosto se realizó la 4ª Asamblea Extraordinaria de UCP Ampliada con los futuros técnicos indígenas donde se decidió la elección y contratación de 6 técnicos para ser incorporados a la SsAF (Criterios relatados más adelante por Felipe Fernández).

La incorporación a la Subsecretaría de Agricultura Familiar Casi simultáneamente a la finalización de la capacitación de los jóvenes representantes de las comunidades indígenas, surge la posibilidad de incorporar a seis técnicos indígenas al Equipo de Técnicos de Terreno de la Subsecretaría. Esto, en el marco de los nuevos lineamientos de una política universal para el sector de la agricultura familiar, que incluya en la diversidad a los pueblos originarios. Una vez más es la UCP, integrada por representantes de las comunidades de las etnias Wichí, Pilagá y Toba, la que decide quiénes serán esos técnicos a incorporar, participando directamente en la selección de los que serían parte ejecutora de esta política del Estado. Julián Zalazar narra brevemente las razones que explican que sea hoy parte del Equipo de cinco técnicos indígenas de la SsAF, las compartimos: “Cuando salió un cupo para contratar, los miembros de la UCP me eligieron porque dicen que cuando los capacitadores hacen preguntas siempre contesto. A veces yo cuento lo que sucedió en las comunidades, sus problemas, sus necesidades y practico hacer un proyecto y nunca falto a clase”. En estos términos lo relata Virgilio López, dándonos más detalles: “La elección de seis lugares (…) La elección de aquel día, lo que me acuerdo que los contratos ya estaban en el CECAZO62. Entonces llegó la fecha de la reunión de UCP en Pozo de Tigre, donde se reúnen los delegados de distintas comunidades, tanto como Pilaga, Wichi, Toba. Luego comenzó la reunión y las personas que están a cargo dice “nosotros aquí tenemos en nuestras manos seis contratos del programa`. Y tenemos que definir cuáles serán los técnicos contratados”. Aquí también decidieron que la persona que será técnico tiene que ser una persona libre, que no tenga compromiso (de empleo) tanto en la provincia y local porque hay un papel que hacer y todos nosotros hemos decidido esa forma (…) tenemos que ver uno por zona el técnico tiene que estar y de acuerdo a su lenguaje con los mismos paisanos. Así se hará que no tengan problema del idioma cuando ya comienza a trabajar con los proyectos en las comunidades que le toca hacer (…). Después de todos estos informes presentes dijeron que fue así lo tratado y luego se repasó cada zona aparte junto con los técnicos y delegados. Así hicieron las decisiones y luego otra vez siguen la reunión, ya definieron al técnico en mi persona (…) Y luego de todo, estos delegados estaban muy contentos porque después de varios años de la lucha, el programa daba la posibilidad de tener técnicos indígenas.” Al respecto Felipe Fernández dice: “En la mesa de coordinación de UCP se debatían los requisitos y lineamientos de trabajo para los posibles postulantes como técnicos indígenas, y se aprueba el 20 de agosto de 2009, en la reunión Nº 92 los siguientes criterios: 1. responsables, 2. interés y ganas de trabajar en las co62 Centro de Capacitación Zonal de Pozo del Tigre, lugar donde funciona la sede del Subprograma Aborigen.

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munidades, 3. capacitación, participación de los técnicos en los cursos de formación, 4. relación con la organización comunitaria o zonal; 5. compromisos con otros trabajos; 6. número por zona equilibrada, 7. paciencia, espalda, honestidad; 8. que no esté involucrada en las campañas políticas, 9. conocer bien que su rol es técnico y 10. cuidar su imagen”.

SITUACIÓN ACTUAL Actualmente son cinco técnicos indígenas que trabajan activamente con las 77 comunidades, aclarando que los contratados fueron 6 y uno renunció luego de su elección y antes de comenzar. Desde 2008, algunos de los jóvenes que se estaban formando como técnicos asesoraron proyectos de emergencia de comunidades afectadas por la inundación del Bañado La Estrella. Ahora estos técnicos indígenas acompañan a una veintena de comunidades y llevan adelante proyectos de tipo productivos prediales, de hábitat y comunitarios, principalmente destinados al cerramiento (alambrado) de sus tierras comunitarias. Es interesante, a casi un año de la incorporación por contrato de estos técnicos, la percepción que tienen sobre la tarea que desempeñan. A pesar de su extensión resulta muy interesante, por lo detallado y la descripción de todos los actores sociales que participan, el relato que hace Abelino Fermín sobre su tarea de acompañar los proyectos de las comunidades, en particular toma como ejemplo un proyecto de alambrado para cerrar el perímetro de la tierra propiedad de la comunidad. Lo reproducimos textualmente, con el ánimo de compartir el sentido profundo que este técnico le otorga a la palabra de los otros y a la propia: “Los trabajos que hacemos. Primero cuando una comunidad piensa hacer un proyecto, ellos tienen que decidir tal cosa y nos tienen que invitar. Nosotros vamos a la reunión de ellos. Los escuchamos, sus pensamientos, sus decisiones, y conocemos un poco a la gente”. “Primero, hago algunas preguntas. Por ejemplo si es un alambrado, primero si es titular o si no hay un vecino adentro del predio. Segundo si los mojones están. Tercero si tiene una parte cerrado o no. Como técnico cuando veo que es clara la decisión puedo hacer, pero si no es claro buscamos otra fecha para discutir más el tema, porque un alambrado de tanto kilómetros es muy difícil y es trabajoso hacerlo, cuando en las comunidades hay miembros que piensan otras cosas”. “A veces cambian la decisión porque no son iguales, somos distintos, y tenemos que tener paciencia de esperar la decisión de ellos, como técnicos tenemos que hablar con ellos, participar para que ellos tengan la posibilidad de hablar en las reuniones muchos son tímidos cuando estamos en una reunión y cuándo veo que todo está bien, es claro y prometen de ayudar, ya podemos pensar y hacer una carta a la mesa de la Coordinación”. “Esta carta la hacemos en Asamblea con la gente presente, solicitando hacer un proyecto y cuando los delegados autorizan recién podemos hacer. Los delegados tienen que saber bien sobre esta carta, ellos dicen también si ven que todo está bien, autorizan avanzar con el proyecto y cuando tengo esa información, si está autorizada o no, tengo que decir a la comunidad y hacer el seguimiento”. “Cuando me dicen que avance con el proyecto, tenemos que hacer una reunión donde hacemos los papeles. Yo hablo con la gente y le digo “nosotros tenemos que hacer bien y terminar bien, hacer los trabajos, cumplir. Y si llega este dinero hay que comprar lo que dice el proyecto porque sino, quizás nunca más tendremos posibilidad de solicitar un proyecto grande, salvo alguna otra institución”. “Pero lo que veo que solo este programa financia proyectos y lo entregan a la comunidad y otros no lo hacen así, entonces hay que cuidar y trabajar y terminar los compromisos que realizaron del proyecto y hay que tener paciencia, a veces los proyectos grandes tardan mucho tiempo”. Continúa Avelino Fermín su detallado relato sobre las diferentes etapas del proyecto y la tarea que como técnicos realiza: “si el proyecto se financia, otra vez tenemos que hacer una reunión, ya para organizarnos con el tema de compras, y partimos de las boletas como tienen que ser responsables de las compras y luego los trabajos que serán ejecutados. Luego ya pensamos en los trabajos y otra vez tenemos que reunirnos con los que van a trabajar y como técnico hago, un poco de capacitación, antes de hacer los trabajos, para ase-

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gurarnos de no repetir o tener errores. Nos cuesta para rehacer cuando los trabajos están mal. Después ya podemos empezar. Yo como técnico los primeros días tengo que estar y ver cómo lo hacen, porque muchos dicen que sí, no hay problemas, pero cuando se hacen los trabajos ya no son como nosotros pedimos o la forma que tienen que ser el trabajo. Por eso que tenemos que estar los primeros días. Ahora si veo que está bien ya puedo visitar una vez a la semana los trabajos, hago una recorrida por la picada. Hago eso para ver cómo están trabajando y para saber bien cuantos kilómetros tiene el trabajo. Y si veo algo que no está bien lo digo al presidente o si alguien me dice que un pequeño problema en los trabajos, entonces tenemos que tener una reunión urgente para saber bien y buscar la forma para salir adelante. Haciendo todos estas cosas hasta aquí nos ha ido bien, y hago esto para que los trabajos se hagan bien, que dure muchos años y que la comunidad esté bien en paz y que terminen bien, pero es muy difícil hay que tener paciencia saber esperar, yo puedo esperar. Pera luego tengo que volver a la comunidad para que la gente tenga la confianza de seguir haciendo en la comunidad. A veces agarra la lluvia y quedamos con ellos dos o tres días, pero lo lindo que ellos me ayudaron y dieron algo que comer. Son solidarios cuando uno necesita”. Sin lugar a dudas, más allá de los resultados en cantidad de proyectos ejecutados, que no son poco, el valor de estas incorporaciones es lo que como Subsecretaria hemos ganado en términos de enriquecimiento de nuestro capital humano con técnicos que nos aportan su saber y su hacer desde la propia mirada. La Subsecretaria de Formosa gano en diversidad cultural. Esa diversidad también se puede mostrar en datos de proyectos ejecutados. Los técnicos indígenas fueron los que ejecutaron los fondos Proinder Adicional 2010-2011, a través de 21 proyectos ejecutados, con un total en pesos de $1.461.964,57 que benefició a 584 familias directamente. De los cuales el 16% pertenecen a proyectos productivos prediales; el 17% a hábitat y el 67% fueron destinados a proyectos comunitarios. Hay diversidad de proyectos en las diferentes etnias, lo cual aporta mucha riqueza a la experiencia, pero, sobre todo, apropiación de recursos por partes de las comunidades. Luego de más de 16 años de iniciado el trabajo diferenciado con los pueblos indígenas en la provincia de Formosa, y a partir de la incorporación de estos técnicos, el sector indígena pudo aumentar su participación en un 32,43% de los fondos, compartidos con el sector campesino de la provincia. Cuadro 2. Ejecución de PROINDER en comunidades indígenas 2010-2011 Monto de inversiones

Productivos prediales

$ 233.628,70

15,98 %

Hábitat

$ 255.955,90

17,51 %

Comunitarios

$ 972.379,97

66,51 %

Total

$ 1.461.964,57

Beneficiarios directos por tipo de proyectos

Productivos prediales

72 titulares

11,30 %

Hábitat

118 titulares

18,52 %

Comunitarios

447 titulares

70,18 %

Total

637 titulares de proyectos

Beneficiarios directos por etnia

Wichis

289 titulares

45.37 %

Pilagás

180 titulares

19,21 %

Tobas

168 titulares

26,37 %

Total

637 titulares de proyectos

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Cuadro 3. Ejecución de PROINDER en toda la provincia 2010-2011 Monto de inversiones

Productivos prediales

$ 1.429.266,79

31,69 %

$ 86.0954,43

19,10 %

Comunitarios

$ 2.218.781,25

49,21 %

Total

$ 4.509.002,47

Hábitat

Monto de inversiones

Productivos prediales

797 titulares

36,63 %

Hábitat

482 titulares

22,15 %

897 titulares

41,22 %

Comunitarios Total

2.176 titulares de proyectos

LECCIONES APRENDIDAS Sin lugar a dudas, una de las lecciones más importantes es que la experiencia es la prueba concreta de que es posible articular políticas nacionales, coordinadas desde espacios geográficos y simbólicos muy distantes, con los recursos y posibilidades de los territorios más diversos y lejanos, en distancias y culturales. Esto fue posible gracias al proceso iniciado en 1994 en que la participación de las comunidades fue puesta en valor en todo momento, y nunca atendido como un detalle metodológico, sino como el eje principal de la propuesta de intervención en, para y con las comunidades indígenas. Esta experiencia, es más que un proceso innovador de incorporación de personal, es la demostración de que los límites institucionales pueden flexibilizarse en la atención de la demanda de los territorios que pugnan por un desarrollo apropiado. En esta construcción no sólo se enriquecieron los pueblos indígenas y sus organizaciones, sino que el Estado salió fortalecido porque se demuestra apto para crear ámbitos y espacios de construcción colectiva. Las políticas públicas, a partir de modelos participativas de intervención, pueden provocar nuevos caminos de búsqueda para su universalización. La puesta en marcha de esta estrategia fue posible porque hubo comunidades y representantes convencidos y tenaces, equipos técnicos que comprendieron la propuesta y la acompañaron y condiciones institucionales en el marco de un Estado inclusivo que la autorizó. Esto último traducido en términos de una firme decisión y respaldo políticos que hicieron posible formular y gestionar la propuesta. Cuando ellos se autodefinen como ‘técnicos de sus comunidades’ interpelan el concepto mismo del Estado y su intervención como tradicionalmente se los vio sin delimitar un adentro y un afuera, un agente interno y un agente externo de desarrollo, en definitiva ser ‘de sus comunidades’ y ser de la SsAF, no sea contradictorio. No sólo hay ganancias, también se pueden echar en falta algunos aspectos, y capitalizarlos como lecciones aprendidas de esta experiencia. En lo que respecta a la capacitación de los técnicos indígenas, debe ser continua, no sólo por los temas planificados en la propuesta curricular y que no se pudieron tratar, sino también porque los espacios educativos y de formación son ámbitos privilegiados para la participación y el diálogo de saberes entre culturas. Por otro lado -si bien en el planteo de sistematización figuraba, como anticipadores de sentido, la percepción que las comunidades indígenas tuvieran la incorporación de los técnicos indígenas, (cosa que no se avanzó)- bien puede servir de tema a profundizar en futuros trabajos de sistematización e investigación. En lo que se refiere a asistencia técnica específicamente, pensando en un proceso de desarrollo, además de innovar es imprescindible adaptar y formar recursos atendiendo prioritariamente a las características de los

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socioterritorios. En este caso particular, reconocer al sujeto de la política como culturalmente diferente, en sus tiempos, ámbitos y maneras de tomar decisiones. Que la prestación de la asistencia técnica recupere y transmita saberes y experiencias de la cultura propia y otras innovadoras para ellas a las nuevas generaciones. Sin embargo, se ve la necesidad de contar con apoyo técnico local, sólido en materia específica, que posibilite resolver problemas concretos y muchas veces puntuales, para los cuales se necesita formación también específica. Es decir que, en territorios con características diferenciales, la asistencia técnica también debe serlo, a efectos de responder adecuadamente a la necesidad. Las políticas públicas pueden ser un ámbito privilegiado de participación, que tienda puentes y amplíe las posibilidades de desarrollo.

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Capítulo XII

Provincia de misiones La Red Cañera construyendo juntos un camino con equidad, compromiso y confianza EQUIPO • Silvana Zimmermann • Marcela Finke; Karina Gutkowski • Productores y productoras de la Red

Introducción La sistematización de la experiencia Red Cañera de Misiones apunta a construir un proceso de reflexión que supere los saberes y las representaciones cotidianas asociadas a las prácticas, en tanto realidades que comprenden distintos contextos de la acción, múltiples actores y construcción de sentido. La sistematización se enfoca en la reconstrucción de la práctica, es decir en la descripción de la experiencia en base a los relatos producidos por los actores que participan de ella y supone un esfuerzo centrado en la construcción de una interpretación crítica de la lógica de la experiencia que supere las representaciones del sentido común (Torres Carrillo, 2006). La selección de la experiencia a sistematizar estuvo signada por la disposición de los equipos de la delegación de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF63) a asumir el desafío de sistematizarla. Esta experiencia puede enmarcarse en dos de los lineamientos estratégicos de la SsAF: Valor agregado en Origen porque los grupos de productores que integran la Red se organizan para la transformación de la caña de azúcar, aplicándole trabajo a la materia prima y elaborando derivados, envasados en las salas de industria grupales: melado64, rapadura, miel de caña, y azúcar rubia, siendo esta última la que más se comercializa fuera de la provincia. También Democratización del acceso a los alimentos, es la línea estratégica que contiene a la experiencia y en la cual se enmarca más profundamente la misma, ya que las acciones principales de la Red se basan en la estrategia para comercializar en forma conjunta, llegando con precios justos a los consumidores. En este sentido coincide plenamente con la misión propuesta por la SsAF en esta línea, en generar condiciones para un mayor grado de acercamiento y acortamiento en la distancia entre los productores y los consumidores. La sistematización de esta experiencia permitió analizar el proceso, mejorar las técnicas de intervención, conocer mejor el funcionamiento de la organización y darnos a conocer como actores protagonistas de parte de la producción de azúcar que llega al mercado. También nos interesa “tener nuestra historia registrada, es 63 SAF: Subsecretaría de Agricultura Familiar - Ministerio Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación 64 El melado es el jarabe que se obtiene en la fabricación del azúcar de caña, antes de concentrarlo al punto de cristalización del azúcar. Se utiliza como dulce para untar.

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como tener las fotos de los chicos chiquitos, si no va pasando el tiempo y nos vamos olvidando” (Natalia Da Rosa, productora). Asimismo, se entiende que el proceso de esta Red de producción-comercialización pueda ser replicable y aplicable que “pueda servir a otros colonos” (Natalia Da Rosa, productora), en otros grupos y organizaciones y con otras producciones primarias para que pueda ofrecer soluciones a problemas similares. Para la Subsecretaría de Agricultura Familiar, delegación Misiones, la cadena producción-comercialización viene siendo un eje prioritario para fortalecer tanto con la asistencia técnica como con el apoyo de asistencia financiera. El equipo técnico de la Subsecretaría que acompaña a la Red, apoya los procesos de producción e industrialización en cada emprendimiento zonal y a su vez, el proceso organizativo provincial para la construcción de acuerdos y estrategias, para la comercialización. La Red de Productores Cañeros Artesanales Misioneros es un proceso organizativo de comercialización conjunta en el cual están coordinadas ocho organizaciones y grupos que involucran a más de cien familias de productores que elaboran derivados de caña de azúcar. La Red está acompañada por Técnicos de la Subsecretaría que reparten su tiempo de trabajo entre la intervención zonal con los grupos de base y los acuerdos con la Red, también intervienen Técnicos de INTA y del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones. La experiencia seleccionada tiene mecanismos para compartir pautas de producción, llevar la producción al mercado de productos con una marca conjunta, establecer la apertura y consolidación de nuevos canales de comercialización tanto en el mercado de productos provincial como en el nacional. Nuestra sistematización se propuso responder las siguientes preguntas ¿Cómo ha sido el proceso de pasar de ser pequeños grupos aislados productores de derivados de caña de azúcar a formar una organización que logra insertarse en el mercado para comercializar en forma conjunta? Este eje se traduce en los siguientes interrogantes: ¿Cómo son los grupos y en qué condiciones producen la caña de azúcar y elaboran sus derivados?, ¿Qué los motivó y motiva a juntarse y organizarse?, ¿Cómo es el funcionamiento de la organización?, ¿Cómo logran construir confianza para comercializar juntos?, ¿Cómo se fortalece la participación de los productores?, ¿Cómo se toman las decisiones?, ¿Cómo es la inserción de pequeños productores en el mercado?

Situación INICIAL Y SU CONTEXTO ¿Cómo empezó la experiencia? La experiencia comienza entre agricultores/as familiares de la provincia de Misiones con experiencia en elaborar derivados de caña de azúcar. Desde que recordamos, nuestros antepasados ya lo hacían, dentro de las producciones de subsistencia /autoconsumo, poco es lo que se compraba afuera de la casa (sal, aceite, harina). Los alimentos básicos los producíamos en casa y elaborábamos derivados. Nuestros padres vendían excedentes a vecinos o al mercado de productos local. Como productores ya estábamos vinculados a una cultura de producción, elaboración y consumo de derivados de caña de azúcar. La caña de azúcar también la plantaban para dar de comer a sus animales (aún hoy es una práctica que se lleva adelante). Por lo que la caña cumple con un doble propósito que no tiene riesgos: se trata de una producción que siempre se puede aprovechar. Los productores que integramos los grupos de la Red Cañera en tanto agricultores familiares, tenemos como estrategia de vida las actividades agrícolas y pecuarias para el autoconsumo, con cultivos tradicionales y de renta como: maíz, mandioca, yerba, té, poroto, tabaco y caña de azúcar; de esta última tras un proceso de elaboración obtenemos productos como: azúcar rubia, miel de caña, melado y rapadura. Nuestras unidades productivas son del tipo minifundio o “chacras” como se las conoce localmente, con una superficie que va de 1 a 25 has en situación de tenencia irregular, muchas veces con escaso o nulo acceso a servicios públicos,

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agua, energía eléctrica o transporte de pasajeros. La energía eléctrica si la hay es de baja potencia del tipo monofásico de electrificación rural que en el mejor de los casos permite el funcionamiento de un motor eléctrico monofásico de 2 hp como máximo, que les puede servir a los productores para hacer mover un trapiche pequeño. El agua de consumo humano proviene de pozos o vertientes y de arroyos para consumo animal. Las posibilidades de acceso a un ingreso económico de nuestras familias son en su mayoría muy limitadas, tenemos una producción para autoconsumo y el ingreso monetario se reduce a la venta de algunos productos en el mercado local a través de las ferias francas u otro canal similar. “Como Madre Tierra –nombre de una de las organizaciones– tenemos 2,8 hectáreas. En ella plantamos: maíz, rama, porotos, cultivos que consume la familia, y también lo que se puede vender en la feria franca” (Olga Diesel, productora). En otros casos que no se encuentran vendiendo en una Feria, los productores “tenían que salir a vender al pueblo” (Pablo Márquez, productor). Otra posibilidad de comercializar es la entrega de su producción a algún acopiador que llega hasta la zona, fija un precio por debajo de su costo, y a pesar de ello los productores lo venden por que esta, es la única posibilidad de generar un ingreso monetario. Entre los productos que se manejan con este modelo de comercialización, se destacan la producción de tabaco, té, yerba y citrus. Algunos solamente hacen autoconsumo y venta de excedentes de cultivos anuales, y no poseen cultivos de renta. Otro medio de vida es el trabajo extrapredial precario e inestable, conocido como changas o algún trabajo estacional: cosechas, carpidas, desmalezamiento y “tarefas”. En este contexto, los elementos que motivaron la experiencia están íntimamente relacionados con el problema por el cual la Red es conformada. La Red apunta a resolver una cuestión de comercialización, pero, la excede en cuanto las motivaciones aludidas ya que sus efectos, como veremos en el apartado lecciones aprendidas, van “más allá” –en diversos sentidos– del acotado problema de comercialización que dio lugar a los objetivos de esta experiencia en particular. La Red Cañera en Misiones, en su origen, busca insertar comercialmente a los pequeños productores generando ingresos económicos, innovación tecnológica, capacitación, intercambio de ideas y experiencias. “La expectativa del inicio era poder producir más y vender” (Natalia Da Rosa, productora). Uno de los objetivos apuntaba a mejorar los ingresos de las familias y de los emprendimientos asociativos involucrados a través de la comercialización de los derivados de la caña de azúcar. (Proyecto Proinder, 2010). Asimismo, los técnicos y las instituciones que acompañaban apuntaban también a fortalecer el proceso organizativo, para darle sustentabilidad a la propuesta. En el año 2006 sólo había grupos aislados que producían caña. En un encuentro de delegados de grupos de toda la provincia hace unos 6 o 7 años atrás, empezamos a compartir las experiencias, charlar entre colonos. En esos encuentros los pequeños productores “vimos que la necesidad de uno era la de todos, la dificultad de uno también era la de todos”. La mayoría decía “tengo poca producción, no puedo salir a ofrecer” (Natalia Da Rosa, productora). Empezamos a hablar de eso y a juntarnos. La Red no tenía nombre, al principio nos identificaban como grupo de cañeros. Si bien existen antecedentes de experiencias de elaboración y comercialización en forma asociativa, el proceso de la “red cañera” comenzó a concretarse, a partir de las experiencias de doce emprendimientos (ver cuadro Nº1) de productores y productoras familiares misioneros que se dedicaban a la producción y comercialización de productos derivados de la caña de azúcar en forma asociativa.

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Cuadro Nº 1: Emprendimientos que participaron del inicio

Nombre del grupo u organización

Nº flias

Actividad

Lugar San Juan de la Sierra

1

Coop. Unión de San Juan

30

Azúcar rubio

2

La Torre

18

Rapadura, azúcar

3

El Gran Comienzo

15

Miel de caña

4

Reencuentro

7

5

Unión y Progreso

10

Azúcar rubio, miel, rapadura

Los Cosecheros

7

proyectando la Azúcar rubio, miel,

10

8

Integración Andresito

20

Azúcar rubio

9

Centinela

10

Azúcar rubio

10

Crecimiento

6

11

Coop. La Unión

20

América

San Vicente

Soberbio

Madre Tierra

3

Grande

Colonia Lapacho, El

7

Productores de Feria Franca Jardín

Cnia. Florida, Campo

Azúcar rubio,

elaboración

12

Cerro Azul

melado, rapadura Con plantación

6

Colonia Gral. Güemes,

rapadura

Bº Unión, Cnia. Sta. Teresa, Pto. Piray Cnia. Mado - Delicia Integración, Andresito Picada Propaganda, Aristóbulo del Valle

Azúcar rubio y

Picada Propaganda,

melado

Aristóbulo del Valle

Azúcar rubio

Fracran, San Pedro

Azúcar rubio, miel, melado

Jardín América

Fuente: SIAL, 2009

En el año 2006 realizamos una reunión en Campo Grande convocada por el PSA65 en donde participamos varias organizaciones de pequeños productores que habíamos recibido fondos de ese organismo. La reunión tenía como meta intercambiar experiencias en cuanto a la producción, elaboración y comercialización. Nos reunimos una decena de organizaciones de toda la provincia, involucrando un total de 148 familias. Algunos emprendimientos ya tenían más de diez años de historia y otros estaban en una etapa inicial (SIAL, 2009) En ese momento cada grupo transmitía al resto de los asistentes en qué situación estaba su grupo. Todos traían su experiencia de funcionamiento colectivo, la cual ayudaba a pensar en un trabajo conjunto. El único grupo que estaba vendiendo en forma importante era la cooperativa San Juan de la Sierra. Los demás grupos habían avanzado en la plantación y algo de elaboración, pero no en la venta. “Y como siempre tuvimos apoyo de PSA, hubo una reunión de productores cañeros que nos llevaron a Campo Grande. Y ahí fue que me empecé a reunir una vez por mes con PSA y en ese momento era juntarnos y ver que hacíamos, qué azúcar teníamos y ahí fue cómo se formó la Red cañera para poder comercializar. La mayoría de los productores teníamos azúcar en depósito y no podíamos comercializar” (Olga Diesel, productora). En abril del 2007 fue cuando nos juntamos en “La Pacha” y acordamos empezar a trabajar como una Red, y eso nos dio ánimo para empezar a conocernos y a funcionar. Un compañero dijo “que una cadena se corta y todo se cae, en cambio en red si se corta un hilo los otros la sostienen”, y esa idea nos ayudó siempre a continuar juntos. 65 PSA: Programa Social Agropecuario

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En ese año realizamos reuniones, capacitaciones y sistematizamos las experiencias de estos emprendimientos para poder analizar y acordar criterios, desafíos y propuestas comunes en las dimensiones productiva, organizativa y comercial. La experiencia de la Cooperativa de San Juan de la Sierra fue un motor muy importante para animarnos a estar organizados y a producir para vender en conjunto. De esta forma en el momento que comenzamos la experiencia, nos aglutinaba la necesidad de comercializar derivados de la caña. Entre nosotros primaron diversas interpretaciones de las estrategias a seguir como surge de los documentos existentes y de la memoria de los protagonistas entrevistados en el proceso de sistematización. Algunos grupos no continuaron con el proceso ya que se abocaron a otras producciones o porque se encontraban con otras necesidades. En el camino también se sumaron nuevos grupos.

El apoyo técnico Nos organizamos mediante asambleas mensuales con representantes de todos los grupos/organizaciones. También funcionamos con reuniones mensuales en cada grupo de base que acompañaban los técnicos de la SsAF. En ese entonces PSA, El INTA y MAP66 participaban de reuniones o asambleas, acompañando procesos de la Red. Por ejemplo, el MAP a través de José Luis Colucci, estaba a cargo de la comercialización y la administración. Mediante un trabajo de sistematización realizado por técnicos del PSA, (…) con información muy valiosa, comenzamos a hablar de asociarnos entre los grupos. Lo que salía en las charlas era poder entrar al mercado y vender: “En esa época Valdir Machado le prendía una vela a cada santo para poder vender…” (José Luis Colucci, técnico MAP). “Y yo en ese momento no salía, no quería salir por mi pareja y mis hijos. Y ahí hubo una técnica, que hoy por hoy le agradezco mucho a Ana Corral que fue la que me dijo: Olga tenés que salir, tenés que aprender y conocer otros productores que hacen azúcar… Mostrar que la realidad de cada grupo es común a los otros e impulsar el asociativismo como posibilidad de resolver la capacitación, la comercialización, el intercambio” (Olga Diesel, productora). Acompañaron dichos emprendimientos técnicos de distintas instituciones, además de los nombrados como RAOM, IFAI, ODHAT, UTTERMI67. El mayor apoyo a este proceso está brindado por la SsAF, en lo financiero para realizar los emprendimientos, las reuniones, capacitaciones, como la asistencia técnica a varios grupos en particular y para la red en general. (SIAL, 2009). En aquel entonces eran más técnicos que productores. “La iniciativa de juntar los grupos de productores fue de un grupo de técnicos de la Subsecretaría que, junto con los colonos querían compartir con otros grupos” (Natalia Da Rosa, productora). En ese momento no había muchos técnicos en la provincia que supieran de variedades de caña, debido a que las instituciones centran la investigación en caña para forraje. Técnicos del IFAI, aportaron sus conocimientos en manejo de suelo, plantación y variedades de caña y elaboración de derivados. También la Cooperativa San Juan de las Sierras –Eco Sucre– capacitó en la elaboración de azúcar integral o rubia que es lo que el productor menos sabía hacer, para responder a las demandas del mercado de productos diferenciados –sin químicos– y con valores nutricionales semejantes a la miel de abejas.

66 INTA: Instituto nacional de tecnología agropecuaria. MAP: Ministerio del Agro y la Producción de la Provincia de Misiones 67 RAOM: Red de Agricultura Orgánica de Misiones; IFAI: Instituto de fomento Agropecuario e Industrial, ODHAT: Organización para el Desarrollo Humano ambiental y técnico, UTTERMI: Unión de Trabajadores técnicos rurales de misiones.

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EL PROCESO DE INTERVENCIÓN En Abril de 2007 conformamos la Red Provincial de Productores Cañeros. Desde ese momento mantenemos reuniones mensuales, realizamos capacitaciones en función de las demandas de los grupos. En ellas profundizamos tres temas fundamentales: producción y elaboración artesanal, el funcionamiento organizativo y la comercialización (experiencias de venta, análisis de costos, registros, promoción y etiquetas). Trabajamos en gestiones tanto para la comercialización como para presentación de proyectos a diferentes instituciones con el objetivo de desarrollar la infraestructura, la compra de equipos, realizar capacitaciones y mejorar la comercialización. La intervención estuvo enfocada en apoyar las siguientes dimensiones: asistencia técnica, financiamiento, funcionamiento de la Red, e inserción del producto en el mercado. Los objetivos que nos propusimos apuntaron a terminar la infraestructura de los emprendimientos, incorporar y optimizar equipamientos para mejorar la elaboración y lograr habilitaciones para productos alimenticios (RNE y RNPA68). Estas prácticas tendieron a lograr una elaboración de la azúcar rubia adecuada en calidad, cantidad y continuidad. “Los grupos de productores en esta etapa de la intervención están conformados por un promedio de 10 familias, destacándose la participación de las mujeres en diversas tareas con la producción cañera” (Adrián Aummer, técnico SsAF). Los grupos tienen una historia compartida de trabajo en conjunto, con acuerdos de funcionamiento que en algunos casos se concretan en un reglamento interno que los ayuda a funcionar. Por ejemplo, el grupo CENTINELA, estaba compuesto por 10 familias y tenía 6 años de existencia. “Como grupo comenzamos, primero, armando una huerta (cada uno llevó la plata e invirtió), después agua, luego el comunitario (Pablo Márquez, productor). El grupo tiene plantaciones de caña dentro de un sistema diversificado de producción y poseemos en promedio de 0,5 ha a 1,5 ha por productor. (SIAL, 2009). Fue ampliando cada productor o productora la superficie plantada en relación a las posibilidades del sistema productivo de cada familia.

Asistencia técnica En el marco de la intervención algunos productores aprendimos a elaborar azúcar rubia en capacitaciones, ya que muchos hacíamos sólo melado. “El colono sabe bastante de la tierra, pero hoy estamos con un clima muy variado, las cosas no son como antes y nos ayudan bastante a entender cómo trabajar” (Olga Diesel, Técnico SsAFF). La intervención de los técnicos es un elemento fundamental. “Los técnicos nos ayudan a juntarnos, o sea si el técnico no viene no hay reunión, los productores no nos juntamos, pero si sabemos que va a venir algún técnico, sí nos juntamos, estamos todos o la mayoría. (…) Por ahí entre nosotros mismos no nos animamos a hablar uno al otro, decirnos che sabes que no estoy de acuerdo, pero cuando hay un técnico ya si nos animamos a decir mira tenemos tal problema y cómo lo solucionamos” (Olga Diesel, productora). También con los técnicos tuvimos capacitaciones y pudimos tener viajes conocer otros emprendimientos, otras zonas, en Brasil, Paraguay, o sea que por intermedio de ellos organizamos los viajes. Los Técnicos también ven cómo consiguen los fondos para el traslado de los productores. “La asistencia técnica es muy valiosa porque sin los técnicos nosotros tampoco vamos a estar de pie porque con ellos caminamos, caminamos juntos”. Realizamos muchas capacitaciones en calidad del producto, visitas a otros emprendimientos, como por ejemplo San Juan de la Sierra- Misiones, en Brasil donde recibimos el apoyo de técnicos de IFAI- Cooperativa Azucarera. 68 RNE: Registro nacional de establecimiento RNPA: Registro nacional del producto alimenticio.

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Como red es fácil ponerse de acuerdo, “tengo que cumplir con lo que se hace”, hay algunos que les cuesta entrar en “obediencia”, no están de acuerdo y miran mal. Cuando no están de acuerdo hay que dialogar. “Si no se adaptan al funcionamiento solos se van” (Pablo Márquez, productor). A lo largo del proceso de intervención fuimos compartiendo valores como la confianza, el respeto, la horizontalidad de la información y de las decisiones, estuvieron presentes permanentemente (SIAL, 2009) “Con la Red es diferente ellos (los técnicos) nada más plantean el tema y son los productores los que deciden si esto es así o no es así, hasta el precio de todo. Son los mismos productores los que dicen: que para hacer el azúcar me sale tanto, hasta eso se hace una vez por año y se evalúan los gastos para ver si el precio que esta cubre o no cubre. Después uno aprende una forma para ver si nos da resultado, sino dejo.” (Patricia Neris, productora).

Asistencia financiera Primero se gestionaron ante el PSA, con apoyo de los técnicos, proyectos productivos por grupo de base y en forma aislada, por medio de los cuales se fueron instalando y equipando las salas de elaboración. Para el fortalecimiento del proceso de elaboración y comercialización, fuimos priorizando la gestión de proyectos que cubrieran las inversiones más costosas, inaccesibles para el “bolsillo” de los agricultores familiares de la zona. El estar organizados como Red posibilitó el apoyo de instituciones como Ministerio de Desarrollo Social, INTA y Subsecretaría de Agricultura Familiar, a través de financiamiento de proyectos, de capacitaciones y de espacios de intercambio y encuentro. “Recibimos asistencia financiera de la Subsecretaría de Agricultura Familiar a través de la red Cañera. Gracias a ello construimos la planta de elaboración de azúcar y un fondo rotatorio para pagar parte del azúcar que está en stock. Cuando se vende, el capital es devuelto a la red” (Natalia Da Rosa, productora).

Capacitación y tecnología En las capacitaciones se fueron rescatando los saberes y aportando otros conocimientos, tanto en la formas de producción como en la revalorización del consumo de los derivados de la caña de azúcar, por su aporte nutricional y por la posibilidad de la elaboración propia. “Nos capacitamos en cómo plantar la caña, porque siempre plantamos muy junto, aprendimos la distancia entre línea y línea. También aprendimos los valores nutricionales que tiene el azúcar” (Olga Diesel, productora). Aprendemos en las reuniones y capacitaciones. “En la misma capacitación la gente se comenta qué y cómo le salió la producción de azúcar. El tiempo de “cortar” –cosechar– y qué tiene que ver la luna” (Patricia Neris, productora). La incorporación de tecnologías es un proceso complejo que además de la asistencia financiera necesita de diferentes tiempos para su apropiación. Comprobar las ventajas, experimentar, perderle el miedo a lo nuevo, son cuestiones que tratamos de ir apoyando con capacitaciones, intercambios y asistencia técnica. “Tenemos una batidora que no estamos usando porque no tenemos conocimiento de cómo usarla. Pero tuvimos una capacitación en Brasil y trajimos alguna idea de cómo usarla. Un compañero ya se animó a usarla y nosotros vamos a seguir porque siempre hay un maestro que empieza y nosotros vamos a seguirlo. La batidora es para hacer melado y azúcar, te ahorrás toda la parte de batir y de apretar, para afinar más el azúcar” (Olga Diesel, productora). Hay jóvenes que están haciendo el curso de comercialización y están cobrando una beca del Ministerio de Trabajo de la Nación. Ellos aportan los conocimientos que van adquiriendo asumiendo tareas de administración y registro de los fondos que tiene la organización para los gastos de funcionamiento. “Cada grupo tiene un fondo que está para pagar la luz, para arreglar el trapiche o para limpieza, entonces los jóvenes de comercialización le están ayudando en esa parte a los productores” (Olga Diesel, productora).

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A partir de haber adquirido la computadora y el cañón y con el asesoramiento de los técnicos realizamos documentos en power point para mostrar en algunos eventos en qué consiste la Red. Estos implementos tecnológicos son importantes para realizar el seguimiento de las ventas, stock, los temas administrativos como las rendiciones, así como para llevar los registros de las reuniones y asambleas.

Funcionamiento de la red Es fundamental que al grupo que se quiere sumar le interese la producción de caña de azúcar o tenga experiencia en la elaboración de derivados, que tengan trabajo en grupo, y si es posible que tengan plantada caña de azúcar para que un grupo ingrese a la Red. “Nosotros le pedimos al productor que trabaje agroecológico, trabaje la caña de azúcar desde la plantación hasta la elaboración sin la utilización de productos químicos” (Olga Diesel, productora). Para estar en la red hay que tener “buena disposición para trabajar con la caña y asociarse. Los grupos que están hacen de fiscal a los que se incorporan, ayudando a que hagan bien las cosas. Por eso se tratan de hacer las reuniones en las casa de los colonos, en los locales de producción de grupo donde uno puede ver la producción del otro. Eso es parte del funcionamiento de la red” (Natalia Da Rosa, productora). Si les interesa participar de la Red, vienen a una reunión donde se les explica los objetivos de la misma. Les mostramos cómo estamos organizados, los acuerdos entre los grupos, las responsabilidades que hay que asumir para ser integrante de la red. La metodología de trabajo en la Red es en base a la horizontalidad tanto en la participación, información, como toma de decisiones y en la definición de los acuerdos. Cuidamos la transparencia y la equidad. A partir de estos elementos hemos construido confianza entre nosotros. En cada asamblea decidimos el lugar, fecha y hora de la próxima reunión, tratando de que se rote entre los emprendimientos. A veces se realizan en algún lugar céntrico de la provincia, para optimizar el tiempo y facilitar la participación de todos. Las distancias entre los grupos que componen la Red varían de 5 a 200 km, combinando rutas provinciales y nacionales con caminos terrados de difícil acceso. La falta de transporte público y particular genera problemas para el funcionamiento y la comunicación entre los emprendimientos. “La dificultad para mí en participar es la distancia, porque yo tengo que dejar mi casa, mis hijos e irme, si me comprometo tengo que estar y es la distancia, porque somos grupos de diferentes zonas y las reuniones que más hace es en Aristóbulo y en El Soberbio casi no se hace en zona norte. Mi dificultad es irme a las reuniones, dejar mis hijos. Otra dificultad personal no veo” (Olga Diesel, productora). Para el funcionamiento de la Red fuimos construyendo un fondo a partir de un porcentaje de la venta del azúcar. Con ese fondo los grupos podemos cubrirnos los pasajes y las comidas, luego le presentamos la rendición de gastos a la subsecretaría y el fondo vuelve a la Red, “también se están usando para gastos financieros de los grupos, venta de azúcar, cuando un productor se va a capacitarle a otro en otra zona lo estamos cubriendo con esos fondos el jornal” (Olga Diesel, productora). La administración fue asumida por un técnico de la Red que luego hizo el traspaso a dos productoras que fueron aprendiendo y continúan en ese rol.

Circulación de la información en la red Entre los que participamos de la Red nos comunicamos en las asambleas, también por medio de los técnicos que acompañan los grupos. Contamos con una flota de celulares (que no funciona muy bien para todos) e Internet. En las asambleas para tratar temas específicos funcionamos por comisiones donde participan los representantes de los grupos. En las reuniones de la Red ponemos nuestro esfuerzo en que la información circule con transparencia a los integrantes del grupo y de la red.

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Cuando hay un viaje, una invitación se presenta en la reunión de Red. Se evalúa quién puede ir y entonces ahí se elige, quién está dispuesto para ir, lo dice. Es una decisión que se toma en asamblea, siempre se lleva a la asamblea. Allí se pregunta y se ve quién lo puede hacer. Las decisiones las tomamos en las asambleas. Igual hay excepciones por casos de urgencia. “En cada grupo hay un representante que tiene que ir sí o sí para que después no se pierdan en la otra reunión, si falta a una después no sabe en la otra que se habló y se va perdiendo.” (“En la red participan todos los grupos miembros, (creo que eran unos 10 en los últimos tiempos) y en las reuniones van dos miembros por grupo, siempre se recomienda que uno sea fijo y que el segundo vaya rotando, así se sigue avanzando con los temas y se suman gente nueva de cada grupo” (Olga Diesel, productora). “Hay roles definidos. En la parte comercial el que siempre ha dado un aporte fundamental es el técnico Enrique; en la organización aporta mucho la técnica Silvana y hace dos años colaboré en la parte de administración de los fondos de la Red, y ahora son algunos productores miembros los que siguen con la tarea. Siempre, ante cualquier duda o consulta, están los técnicos que colaboran” (José Luis Colucci, técnico MAP). “En todas las organizaciones hay conflictos, lo bueno es que hasta ahora todo tuvo solución. Son grupos de diferentes capacidades y cuesta trabajar en conjunto, también a los técnicos les dificulta equilibrar la producción de los grupos, que todos participen, que todos vendan y que uno no dañe al otro, porque son muy diferentes como grupos, hay grupos que producen bastante, otros que producen menos y quieren que la venta sea favorable para todos” (Natalia Da Rosa, productora).

Inserción en el mercado A partir de 2008 se comenzó a comercializar en conjunto; cuando surge un pedido se avisa a los grupos y cada uno responde con lo que tiene disponible para atender a la demanda (SIAL, 2009). Fuimos mejorando en la calidad y en la diversidad de los productos. Desarrollamos como Red, cinco derivados de la caña: azúcar rubia, miel de caña, rapadura, melado y mermeladas con azúcar rubia. De esta forma “se le da un valor agregado a la producción de caña de azúcar y se utiliza mano de obra familiar” (SIAL, 2009). Para poder abrir canales de venta fuimos respondiendo a las demandas del mercado en pequeñas cantidades, como para “ir teniendo el pulso”, con continuidad, calidad y cantidad y poder organizarnos bien para la comercialización conjunta. Cada año que ha ido pasando, hemos incrementado el volumen de venta. En el año 2009 se combinaron factores climáticos como heladas y sequías que hicieron bajar la producción, y debido a la falta de stock se imposibilitó cumplir con los pedidos. En virtud de este tipo de imprevistos, y de que la demanda aumentaba, fuimos priorizando tener lugares de almacenamiento para contar con cierta reserva para abastecer con continuidad en el mercado, ante imprevistos o durante los meses de verano, cuando decae la producción hasta el otoño. Y como una cosa lleva a la otra, tener stock disponible nos hizo ver la necesidad de contar con un fondo de pre- venta o capital de giro, porque el proceso de transformación de la caña nos exige gastos y trabajo que no podemos cubrir con otros ingresos ni esperar hasta que se concrete la venta. Sin este mecanismo, muchos tendríamos que salir a hacer “changas”. El producto cuenta con una marca informal, Red Cañera, que no está registrada; es una marca de hecho. En función de ello solamente podemos vender a granel y no fraccionado, lo que nos lleva a empezar a pensar en tener una marca propia. En ese marco comenzamos con capacitaciones en Buenas Prácticas para poder acceder a la habilitación de la sala de industria de la Cooperativa Lapacho. La posibilidad de la venta de azúcar rubia fortalece el desafío de trabajar en Red y nos permite “Continuar el proceso iniciado de comercialización mejorando gestiones, promoción, identidad visual, presencia de los productos en el ámbito provincial y extra provincial, ampliando el mercado, mejorando la logística y favoreciendo el incremento económico integral de los productores involucrados”. (Proyecto Proinder, 2010).

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SITUACIÓN ACTUAL Caracterización de los grupos Somos ocho grupos y organizaciones de agricultores familiares, que participamos de la Red Cañera, de distintas localidades de la provincia de Misiones: Fracran, Mado-Delicia, Wanda, Aristóbulo del Valle, Campo Grande, El Soberbio y Dos de Mayo. Cuadro Nº 2: Emprendimientos que forman la Red Cañera

Nombre del grupo

Familias

Actividad Miel de caña, azúcar rubio, rapadura Azúcar rubio, melado, rapadura Azúcar rubio, miel, rapadura

Lugar Colonia Florida, Campo Grande

1

Cooperativa Cofapinco: grupo El Gran Comienzo

15

2

Cooperativa Unión y Progreso: grupo azucarero

29

3

Madre Tierra

13

4

Centinela

11

Azúcar rubio

5

Crecimiento

12

Azúcar rubio y melado

Picada Propaganda, Aristóbulo del Valle Picada Propaganda, Aristóbulo del Valle

6

Cooperativa Nueva Unión: grupo azucarero

11

Azúcar rubio

Fracran, San Pedro

7

Indumar

13

Azúcar rubio

Picada Indumar, 2 de Mayo

8

Asoc. Productores de Nueva Argentina

8

Azúcar rubio

Paraje Nueva Argentina, Wanda

Colonia Lapacho, El Soberbio Cnia. Mado - Delicia

Las chacras son diversificadas con distintos cultivos teniendo la caña de azúcar cierta relevancia dentro de las producciones. En general son de difícil acceso con distancias importantes de los centros urbanos y caminos terrados en mal estado que dificultan el transporte tanto de materias primas como la salida de productos elaborados, encareciendo muchas veces los llamados “fletes cortos”. La producción y elaboración de la caña de azúcar es totalmente artesanal y agroecológica, caracterizada por el uso de herramientas manuales de baja tecnificación y manejo sustentable del suelo sin el agregado de productos químicos. El proceso de producción y elaboración de caña de azúcar y sus derivados es fuertemente estacional, debido a las condiciones fenológicas del cultivo que permiten la extracción de azúcar y a los altos riesgos por helada que se corren si se deja el cultivo en pie. Todo el proceso productivo requiere una alta concentración de mano de obra. Las salas de industria son en algunos casos individuales, y comunitarias en otros, equipadas con maquinaria de baja tecnología como ser: trapiches, batidoras, etc.; con una infraestructura más bien precaria que reúne las condiciones mínimas para su funcionamiento y habilitación (Adrián Aummer, técnico SsAF). Las salas están adaptadas para tener un mejor aprovechamiento de la energía calórica (ahorro de leña y trabajo), instalando doble bachas sobre los hornos y modificaciones de las chimeneas.

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También logramos mejorar las maquinarias con las que se es más eficiente en la producción, tanto en tiempo como en aprovechamiento de materia prima. El azúcar rubia es el producto de mayor volumen producido en la Red Cañera, en 2011 estamos llegando a las 27 toneladas. La ampliación de la producción está condicionada por varios factores, la superficie de tierra de las chacras, la experiencia en la actividad y las maquinarias con que cuentan la Agricultura Familiar. “El soberbio es el que más produce porque están hace más años, tienen mucha caña, maquinarias, herramientas (tacho, batidora) que todavía nosotros no contamos porque tienen mucho costo” (Pablo Márquez, productor). También la cercanía a Brasil favorece porque muchos productores traen la cultura de hacer melado, hace más tiempo que elaboran derivados de caña, y proporciona acercamiento a tecnologías más apropiadas para el sector y formas de comercialización “brique” (trueque) muy común en la zona.

Motivación No todos los grupos que participaron en los encuentros de intercambio convocados por el PSA pudieron desarrollar la producción de derivados de caña de azúcar, algunos simplemente fueron priorizando otras producciones y otros han optado por mantener un proceso independiente al que se inició con la Red Cañera. La continuidad de seis de los grupos que comenzaron el proceso de la Red (grupos 1 al 6 en cuadro Nº2) fue construyendo confianza y motivo la incorporación de otros dos grupos. El hecho de lograr resultados concretos hace que se fortalezcan los vínculos solidarios entre todos los emprendimientos. Se avanzó en el protagonismo de las y los productores en el proceso. “Los productores mismos trazamos nuestro camino” (SIAL, 2009). “La Red es un espacio abierto donde el colono tiene voz, como colonos nos sentimos muy bien, podemos opinar, decir y alguien nos escucha, somos nosotros los que ponemos precio a nuestro producto. La red nos ayuda un montón” (Natalia Da Rosa, productora). Nos motiva a seguir en la red la responsabilidad puesta en el trabajo que estamos encaminando, estamos aprendiendo cómo hacer para salir adelante. Las familias involucradas adoptan esta producción como alternativa a producciones con alta dependencia de insumos externos y como manera de diversificar y mejorar sus ingresos. “También es una forma de vida más liviana porque no es lo mismo plantar tabaco. Porque la caña se planta después de una limpiada vos la cortas. Yo con un gurí corte caña un día, lleve con el carro y eso me dio 350 pesos y es una forma más fácil de ganar plata” (Patricia Neris, productora). Poder vender nuestra producción sin intermediarios, y generar ingresos a las familias de agricultores integrantes de la Red es poder ir cumpliendo nuestro objetivo.

Asistencia técnica y financiera Se ha logrado una dinámica de planificación, seguimiento y evaluación de manera permanente, que permite ir ajustando el diagnóstico y buscando nuevas estrategias para resolver problemáticas en conjunto. A través de la implementación de la metodología de Educación Popular impulsada por los técnicos y técnicas, se posibilita la democratización del espacio, la participación horizontal, logramos así el protagonismo de los integrantes, comprometernos y sentirnos parte, e ir asumiendo roles en los distintos ejes. “Tenemos la ayuda de los técnicos que apoyan, asesoran en lo que falta” (Natalia Da Rosa, productora). “Promovemos espacios de conocimiento entre los integrantes, de participación, visitas y reuniones rotativas en cada emprendimiento, desde el inicio de la red. Siempre se compartió toda la información, se valorizó lo que cada uno sabe y los aportes de cada uno, respetando y escuchándonos, tomando decisiones entre todos, opinando, haciendo propuestas, y buscando acuerdos. Esta confianza tiene que ver con lograr equidad

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y transparencia entre los distintos grupos, organizaciones, emprendimientos, partiendo que hay diferencias de criterios, o de situaciones, las cuales se discuten hasta lograr propuestas superadoras para la construcción colectiva” (Silvana Zimmermann, técnica SsAF). A su vez, nuestra estrategia es continuar la articulación con otras instituciones y grupos para optimizar el trabajo y los recursos. Desde hace un tiempo, hemos iniciado los trámites articulando con el Ministerio de Desarrollo Social para poder tener una Marca Colectiva, también articulamos con el Ministerio de Trabajo en el curso de comercialización y con las instituciones de apoyo a los agricultores familiares. También articulamos con organizaciones relacionadas al comercio justo como la Asamblearia, y otras. La marca colectiva tiene un trámite bastante avanzado, también estamos gestionando la habilitación de la salas para lograr los registros provinciales y nacionales, algunos emprendimientos ya poseen habilitación municipal, y están capacitándose en Buenas Prácticas para manipular alimentos y realizar análisis de agua, dado que son requisitos del proceso. Mediante el financiamiento recibido del PSA y de la Subsecretaría, priorizamos en relación a las necesidades: “Primero levantamos el local, compramos el trapiche y mandamos a hacer el tacho. Con otro proyecto: terminamos el piso, conectamos la luz, hicimos el baño instalado y compramos la bomba de agua”(Pablo Márquez, productor). Cada uno de los emprendimientos ha logrado tener la sala donde industrializar la caña de azúcar, con equipamientos tecnológicamente adecuados. Mejorando así la rentabilidad, eficiencia y calidad. El emprendimiento Madre Tierra está en proceso de habilitar legalmente su sala de elaboración “Nosotros como estamos viendo la habilitación del emprendimiento y la marca, nuestro requisito era tener zona sucia afuera y zona limpia adentro. (…) O sea que nosotros vamos apuntando a poder tener la habilitación y la marca. Para eso teníamos esos requisitos. Con el proyecto de comercialización se compró lo que era la infraestructura y maquinarias, fundamental el trapiche” (Olga Diesel, productora).

Funcionamiento interno El funcionamiento de la red se desarrolla como un espacio educativo donde compartimos información de manera horizontal, para interrelacionar, decidir y actuar de manera organizada y equitativa, en tres ejes: organizativo, productivo y comercial. Realizamos asambleas mensuales rotativas en cada emprendimiento, donde participan aproximadamente de 25 a 30 personas que vienen de otras zonas, integrándose, además, el grupo local. “Participamos como mínimo dos representantes por grupos, un integrante por comisión fondo rotatorio y el otro de comercialización o producción. También se suman los jóvenes que participan del curso de comercialización. Trabajamos en Comisiones por temas: Productivos: plantaciones y elaboración de derivados de caña de azúcar; Comercialización: ventas y promoción; Fondo rotatorio: para stock y venta. Lo organizativo atraviesa todas las comisiones, ayuda a reflexionar y a tomar decisiones, buscar acuerdos y propuestas de avances” (Silvana Zimmermann, técnica SAF). “Como red se reúnen una vez al mes, eligen los lugares entre todos al finalizar cada reunión para poder visitar todos los emprendimientos y así conocer el producto del otro” (productora). “…y así se debaten los temas lo favorable y se tiene un balance de cuanta plata entro y eso todo hay que llevar registrado en una planilla: de quién compró, cuánto compró, cuándo compró. Cada uno lleva el balance del grupo y eso se plantea a la asamblea y si hay decisiones que hay que tomar se habla entre todos y se ve cómo” (Patricia Neris, productora). La falta de estudios y de lecto-escritura en algunos compañeros integrantes de la Red no es una barrera para participar, pero muchas veces vemos que se vuelve una dificultad para asumir algunas responsabilidades de la organización.

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“Además participamos en forma activa un técnico por cada grupo (el que realiza la asistencia técnica) y algunos técnicos que estamos desde el principio como Enrique y yo que no tenemos un grupo asignado. “Se observa un mayor protagonismo en los productores en las reuniones de este año” (José Luis Colucci, técnico MAP).

Inserción en el mercado La Red cumple un rol fundamental en este tema, porque los grupos aislados podían abastecer solo en el mercado local. A partir de mayores demandas de otras provincias y ciudades, se arma el pedido con el aporte de azúcar de varios emprendimientos, tratando que sea rotativo y equitativo, que todos vendan. “La comercialización de los productos como el azúcar rubio se hace en forma asociativa para lograr volúmenes estables y continuos que satisfagan a la demanda siempre creciente, cuestión que se pudo resolver con la creación de la Red Cañera” (Adrián, técnico-SsAF). La comercialización se realiza articulando las demandas con las ofertas de los grupos de productores. “Vender en red es como una familia. Se puede vender lo poquito que tiene, todos tienen derecho” (Pablo Márquez, productor). La información y distribución equitativa la realizamos desde el área de comercialización de la red. Entonces, cuando aparece un pedido, desde la red nos comunicamos con el grupo y el grupo es quien envía el producto al cliente y el cliente, una vez que recibe el producto, lo paga contra reembolso al mismo que le envió y así lo cobra el productor. Del precio del producto deja un porcentaje para el grupo y un porcentaje para la red cañera y el resto le queda directamente. Sin intermediaciones. El precio se decidió después de hacer costos, actualmente a granel, en bolsas de 20 y 25 kg es de $ 10,50 el kilo de azúcar (2011). Del total quedan para el productor/a- $ 8,40; para el Grupo $ 1.20, para el Fondo Rotatorio $0,30 y para el funcionamiento de la Red $ 0,60. Con los fondos, el grupo puede cubrir mantenimiento de equipos, fletes internos, y otros imprevistos de los emprendimientos. “Hace tres años que estamos vendiendo como Red Cañera un volumen bastante alto, linda entrada para las familias” (Olga Diesel, productora). En el año 2011, se elaboró más de 27.000 kg, hay una venta sostenida de 2.000 kg por mes de azúcar integral. Se ha vendido hasta el mes de Octubre más de 17.000 kg El resto está en stock. También se elaboró rapadura, miel de caña, y melado para el consumo familiar y ventas en los mercados locales. Con el azúcar rubia se genera un flujo de dinero de casi 300.000 pesos en el año, que circula mayormente en la colonia, beneficiando aproximadamente a 100 familias de agricultores familiares. En 2011 estamos logrando “comercializar el azúcar en forma continua y afianzadamente en el ámbito provincial, regional y nacional” (Enrique D`Amoriza, referente Comercialización SsAF). “Conflicto hay cuando hay plata, porque todos queremos llegar a obtener el dinero y entonces tenemos que hacer que le llegue a todos (…) Las ventas se organizan tratando que todos vendan. A partir de las informaciones recolectadas en la asamblea, volcadas en las planillas de cálculo y las demandas de los compradores. Hay pedidos grandes que se arman entre varios grupos. Esta es una estrategia para tener una oferta sostenida que atienda los requerimientos de los compradores. Cumplir es fundamental”. (Olga Diesel, productora). La época con mayor oferta de producción es el período entre mayo y noviembre. Es importante poder contar con stock ya que la demanda del producto está presente todo el año. “Los que producen mucho dejan un poco en stock para cuando falta producto, cada grupo tiene que entregar un poco. En cada reunión se ve cuanto tiene cada uno, cuanto vendió” (Pablo Márquez, productor). En cuanto a la venta, “el año pasado faltó azúcar. Este año el grupo Lapacho tiene 7.000kg en stock, hasta ahora vendieron 4.020 kg y están en plena cosecha, van a producir muchos kilos más todavía y está poca la venta (…) Igual están trabajando para tener porque saben que van a vender en algún momento” (Natalia Da Rosa, productora).

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Creación del Fondo Rotatorio En marzo de 2011, logramos contar con un Fondo Rotatorio o Capital de Giro de $ 70.000 que se financió con fondos del Programa Social Agropecuario con el que se intenta poder cubrir, por medio de un adelanto de pago los: • productos vendidos a través de la red y cuyo cobro se realiza contra reembolso, proceso que demora unos 20 / 30 días. • productos elaborados en temporada de zafra y no comercializados inmediatamente, a los fines de disponer de stock permanente. De esta forma disponemos de una herramienta que permite, adelantar al productor el ingreso por la fuerza de trabajo empleada en el proceso de elaboración de los productos y sostener la oferta de producto constante y poder responder a la demanda. Para su funcionamiento contamos con un reglamento interno y tenemos una comisión integrada por un delegado de cada grupo y dos técnicos. La misma es responsable de evaluar y aprobar las solicitudes de fondo rotatorio, que deberá compartir mensualmente y poner a consideración en las asambleas de la Red. Además tenemos por objetivo “legalizar la forma impositiva de la red para vender los productos con factura y marca colectiva” (Proyecto Proinder, 2010). Dentro de la Red existen grupos sin personería jurídica y 3 cooperativas, estamos pensando cuál es la forma más adecuada para la Red. En 2011 hemos estado participando en varios eventos para promocionar y vender nuestros productos. Para participar en un evento de comercialización son necesarias varias cuestiones que son tenidas en cuenta en las asambleas. En ellas organizamos entre todos quiénes participan, qué y cuántos productos mostrar, de qué grupos llevar azúcar. Organizamos la coordinación de los viajes. Todos estos elementos son necesarios para la promoción y venta del azúcar. Son fundamentales las etiquetas, los folletos y armar una presentación. Estamos pudiendo vender a otras provincias y ciudades como Mendoza, Santa Fe, Reconquista, Buenos Aires, Córdoba, Rosario, y dentro de Misiones en Posadas, Eldorado, Aristóbulo del Valle, y Jardín América en las Ferias Francas locales, como en otros comercios de estas ciudades.

LECCIONES APRENDIDAS En el marco de la experiencia vamos realizando una puesta en valor de los productos artesanales misioneros. En este proceso vamos rescatando la memoria, la cultura ancestral (SIAL- 2009). Por un lado se re valorizan los derivados de la caña de Azúcar, como productos integrales para una alimentación sana, cargada de recuerdos y cultura. Así, compartimos sabiduría y ofrecemos mucho más que un producto para endulzar. También aprendimos sobre sus valores nutricionales. “En mi familia no compro más el azúcar blanco, estamos consumiendo el azúcar rubia. Siempre decimos tenemos vergüenza cuando viene alguien de afuera si no tenemos el azúcar blanca, y nosotros estamos consumiendo el azúcar rubia y por ahí compramos la azúcar blanca cuando tenemos visita…, pero después de tantas capacitaciones nos incentivaron a que porque comprar de afuera si nosotros la tenemos” (Patricia Neris, productora). Por otra parte, desde una mirada más concreta a partir de esta experiencia “vamos tomando conciencia de las cosas que hacíamos, saber cuánto ganamos, de organizar la forma de vivir y de proyectar. Ahora llevamos en cuenta para ver si vale la pena” (Patricia Neris, productora). También vemos cómo el productor se apropia de su producto, a partir de hacer costos, poner en valor la mano de obra y ponerle el precio. Esto se da en el marco de un trabajo colectivo que se desencadena por el trabajo en forma de Red, que nos permite que cada uno aporte lo que sabe y hay respeto de los saberes y del trabajo de cada uno. La continui-

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dad en la construcción del espacio colectivo, los aprendizajes adquiridos, y el tener acceso a información y oportunidades genera empoderamiento en sus integrantes. La “red Cañera” es un espacio donde se fortalecen vínculos, se socializa, se respeta, se aprende y así vamos creando confianza y compromiso entre todos; mejoramos la calidad y avanzamos en la comercialización en conjunto. Permite a la familia, que sigan los pasos, y que los hijos den continuidad. “En este proceso construimos un camino para que el día de mañana mis hijos continúen” (Natalia Da Rosa, productora). “El aprendizaje fue para mí participar y ser responsable, decir yo puedo y tengo que ir si o si, que me comprometo a algo, y entonces hoy por hoy digo voy a ir a tal reunión y me voy, … le digo a mi grupo que voy a la reunión y ellos saben que voy a ir (Olga Diesel, productora). “Con la red aprendió a salir, compartir, enseñar lo que sabe, ayudarse entre colonos “eso es lo bueno para mí”. “Como persona gané más que como integrante de un grupo, nos ayudaron con plata pero lo que aprendí nadie me va a sacar, lo voy a tener toda mi vida, aprendí a participar” (Natalia Da Rosa, productora). Aprendimos que, a veces, la red funciona mejor que los grupos chicos. Que la red es necesaria para poder comercializar. Que los conflictos se asumen y se llegan a acuerdos. Aprendimos a desempeñar roles, asumidos por integrantes de grupos en la red: administrativos contables, organización de ventas, promoción, manejo fondo rotatorio, etc. Respetar acuerdos decididos en asamblea. El desafío es mantener la equidad. Los productores asumen responsabilidades. Hoy día son más productores que técnicos. “Por ahí tenía un poco de miedo de estar en la red como tesorera, pero hoy veo que el cargo de tesorería es algo muy grande. Es muy importante estar representando a la Red. Para mí es un orgullo porque si me quedaba en mi casa no lo iba a estar haciendo, entonces estar en la Red, en la tesorería es algo muy comprometido, hasta que no me saquen los compañeros voy a seguir” (Olga Diesel, productora). Para mí en lo personal es como una carrera, es como si estuviera haciendo una carrera como productora (Olga Diesel, productora). Dentro de la red existen comisiones de trabajo subdividida por temática, con roles definidos. Cada integrante de la red viene como delegado de un grupo u organización de productores/as que lo eligió para representarlos y cumplir un rol. Participan de las comisiones de: fondo rotatorio, producción y comercialización De la participación en la red aprendí “La forma de manejarse, el grupo es unido no es que solo uno vende, lo mismo entre los técnicos y los productores no es que solo uno es el que manda y los otros obedecen. Con el tabaco viene el instructor y uno obedece” (Patricia Neris, productora). “En grupo no podemos hablar con el vecino de nuestro compañero, se habla en reunión” Aprendió que los problemas se tratan en el grupo y no afuera (productor). La labor en la Red es como ir a una escuela, vamos aprendiendo. Es un proceso educativo, el empoderamiento de la técnica y saberes en este rubro está cada vez más en manos de los productores” (Enrique D’Amoriza, Referente comercialización, SsAF). También aprendemos que incorporar nuevas tecnologías lleva un tiempo de conocerlas, probarlas, y tomarles confianza para ir adoptándola. Con el apoyo financiero recibido vamos teniendo que priorizar lo que se compra ya que hay muchas instalaciones y servicios que incorporar para el proceso, y siempre falta algo. Para poder insertar el producto en el mercado nos fuimos capacitando sobre: tipo de envases, etiquetas, y la presencia de los derivados de caña de azúcar. Rescatando el soporte visual y estético como un aspecto a tener en cuenta para llegar al mercado. También vimos la importancia de identificar la producción a través del lote y número de pedido de azúcar (trazabilidad de alimentos, y registros). En los eventos de promoción y venta, fuimos hablando con la gente, explicando sobre el producto y aprendemos como los compradores buscan que no haya intermediarios. Hay clientes que les interesa este tipo de productos no solo por su valor: nutricional, artesanal, agregado en origen, sino por ser de organizaciones de agricultores/as familiares. Uno de los desafíos de la red fue disponer de fondos para capital de giro, poder realizar gestiones y avanzar en un financiamiento más autónomo.

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Desde que logramos tener el fondo de pre-venta hemos dado un paso fundamental en el crecimiento de la Red, y en la independencia en el financiamiento. De esta manera podemos tener Stock de productos adelantando parte del pago, porque la actividad tiene mucho trabajo familiar o costo del pago de personas para poder elaborar y necesitas el ingreso para poder aguardar la venta y seguir produciendo. Esto ayuda a darle continuidad a la comercialización y garantizar las demandas del mercado. También se ve favorecido la venta a la distancia ya que se puede solventar el plazo que tardan los clientes en hacer los pagos del producto. Asimismo, fuimos aprendiendo muchos herramientas administrativas y modos de registro necesarios para el funcionamiento y el seguimiento de los fondos. Cada grupo lleva un registro del flujo de fondos en el emprendimiento y luego se comparte y se unifica para llevar un registro y un control de los fondos de la Red. Varios desafíos fuimos superando para lograr estar en donde llegamos: la producción sostenida, las salas de industria, la organización y la confianza entre los compañeros, el fondo rotatorio y de auto financiamiento, el registro y seguimiento administrativo, y la comercialización de nuestros productos. La sistematización permitió reflexionar sobre todo el proceso, tener más información sobre todos los ejes y pensar cómo acompañar a los grupos a partir de los logros, dificultades y desafíos con la meta de optimizar la intervención de la SsAF. Ajustando las estrategias más definidas en reuniones por comisiones, para llevar síntesis a la asamblea y lograr un mejor funcionamiento, donde la transparencia siga construyendo confianza, alcanzando a resolver problemáticas en conjunto (Silvana Zimmermann, técnica SsAF). Trabajar sobre el proceso producción-comercialización nos ayuda a tener presente que todo lo que uno produce tiene valor y nuestra mano de obra también la tiene (Taller Focal de Sistematización, (Isidro Flores, productor). Y desarrollar esta noción, tan básica para dignificar el trabajo, es algo muy valioso en la Red y pocas veces visualizado entre los Agricultores Familiares. Ahora tenemos la meta de trabajar para nosotros. De esta forma, una vez que elaboramos el producto tenemos plata” (Natalia Da Rosa, productora). “Es clave que la red no vino de otro lado, la creamos nosotros, abrimos el camino juntos. Lo bueno es poder plantear libremente los temas, problemas, beneficios, logros. Si no me permiten decir lo que siento no soy parte de la red. Si quiero que mañana esté mi hijo debo ser sincera para mejorar, plantear los conflictos” (Natalia Da Rosa, productora). Encontramos el lugar de salida, ahora tenemos que mantenerlo. Cuanto más unidos en la red, más fuerza vamos a tener.

BIBLIOGRAFÍA • Torres Carrillo, A. (2006) “Por una investigación desde el margen”. Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, Colombia. • Memoria del Taller de Sistematización en la Cooperativa Lapacho, Agosto 2011. • Memoria del Taller Focal de sistematización en Aristóbulo del Valle, Septiembre 2011. • Sistematización presentada en III Seminario de la Red Sial Argentina (sistemas agroalimentarios localizados) en Oberá, Misiones, 2009. http://www.inta.gov.ar/vincula/sial.htm • Proyecto presentado y financiado por Proinder, 2010.

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REGIÓN NOA

parte



Capítulo XIII

Provincia de catamarca MESA PROVINCIAL DE LA AGRICULTURA FAMILIAR. DE LO NACIONAL A LO DEPARTAMENTAL EQUIPO • Ayala Noelia-Herrera Isolina, • Ochoa Verónica • Carrasco Edgardo, • Paz Juan, • Traverso Fernando, • Guzmán Pablo, • SsAF delegación Catamarca.

Introducción En mayo de 2006, 310 organizaciones sociales vinculadas al sector de la agricultura familiar se reunieron en la ciudad de Mendoza con el objetivo de elaborar una nota de presentación y un documento de trabajo que dirigieron al por entonces presidente Néstor Kirchner, con copia a los responsables de todos los Ministerios de la Nación. El escrito relató (junto a una descripción de situación actual) un plan de acción que incluyó los lineamientos de políticas públicas, la necesidad de construir alianzas con el estado en todos los niveles, comenzándose a gestar de esta forma el Foro de la Agricultura Familiar. Ahora bien, este proceso político comenzó de manera heterogénea entre 2003-2004. Las diferencias respecto a las pertenencias políticas, geográficas y productivas fueron algunas de las múltiples características que tuvo el origen de la construcción de la agricultura familiar como sector organizado. Considerando lo mencionado, la Subsecretaría de Agricultura Familiar-Delegación Catamarca (SsAF), a través de la presente sistematización, se propone re-construir el proceso que llevó a la conformación de la Mesa Provincial de la Agricultura Familiar (AF), por considerar que es el resultado de un espacio que, en el marco de una estructura nacional ‘en formación’, determinó el desafío de poder representar y consolidar el sector en toda la Provincia. Con ese objetivo se conformó un equipo encargado de realizar el proceso de sistematización que estuvo integrado por: dos agricultores familiares (actuales delegados departamentales y nacionales del Foro de la Agricultura Familiar), Juan Paz y Edgardo Carrasco; dos técnicos de terreno de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, Noelia Ayala y Fernando Traverso; y tres técnicos de la delegación de la Subsecretaria de Agricultura Familiar, Isolina Herrera, Pablo Guzmán y Verónica Ochoa. El eje de la sistematización estuvo vinculado a indagar respecto a cómo la mesa provincial de la agricultura familiar en Catamarca amplió su representatividad para consolidarse como un actor político en la provincia.

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Para dar cuenta de eso, se contempló la multi determinación de aspectos que confluyeron para que a septiembre de 2011, el Foro de organizaciones provinciales de la Agricultura Familiar (FOPAF) integre en Catamarca una estructura de representación que incluye 123 organizaciones y distribuidas en más del 80% del territorio de la provincia. La experiencia se consideró ‘relevante’ por reflejar un proceso organizativo de envergadura provincial que pone de manifiesto el contexto político actual, visibilizando al sector de la AF como un actor central en la producción de alimentos y en la intervención política respecto a la modificación de las condiciones que obstaculizan su propio desarrollo. Por eso, la operacionalización del eje de sistematización, se realizó a través de dos dimensiones: I) Representatividad: Permite indagar sobre el sistema de elección y de representación que el sector de la AF construyó a través de la mesa provincial. Se partió de una conceptualización formal de esta dimensión bajo el propósito de identificar los significados que los mismos protagonistas le inscriben a la palabra. También se consideró el tipo y trayectoria de las organizaciones vinculadas a la mesa de la AF: esto permitió caracterizar la composición del foro en relación a las organizaciones que incluye, los ejes de trabajo que promueve y las regiones que representa. II) Capacidad de incidencia en políticas públicas: Esta dimensión permite identificar los problemas que se propone solucionar la mesa como sector y que se presentan como obstaculizadores del desarrollo por un lado, y por otro lado, las estrategias que la mesa provincial armó para priorizarlos y concretar acciones orientadas a resolverlos. También contempla la posibilidad que tiene, o no, la mesa provincial para relacionarse con Instituciones del Estado e introducir sus demandas en esos espacios. Esa delimitación permitió establecer las categorías a través de las cuales se realizó el relevamiento de datos con fuentes primarias y secundarias. La sistematización demandó que se realizara un análisis de documentos, actas, registros e informes técnicos más la realización de cinco entrevistas con preguntas abiertas a informantes claves vinculados al Foro de la Agricultura Familiar y dos grupos focales (con delegados vinculados en algún momento a la Mesa Provincial y técnicos de la SsAF). La estructura de los instrumentos de recolección de datos permitió reconstruir la experiencia a través de tres momentos que incluyeron valoraciones respecto a las lecciones aprendidas: 1) Situación inicial y su contexto69; 2) Intervención y su contexto (período 2008-2010) y 3) Situación actual (Enero-Julio de 2011). Del análisis y la discusión de los resultados participó todo el Equipo de Sistematización propuesto por la delegación en una jornada que integró comentarios vinculados a identificar los hitos de la experiencia así como los elementos que generaron consensos, disensos y rupturas. Debido a la cantidad de datos relevados y al alcance que tuvo la interpretación de los mismos, los apartados incluyen el resultado del análisis del proceso más que una crónica narrativa de los acontecimientos.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO Los plenarios, las alianzas y las rupturas En esta etapa se reconocieron como “hitos”, hechos que trascendieron el plano provincial; situando el proceso de conformación del espacio a nivel nacional, en el marco de la relación ‘estado-organizaciones sociales’. Como el escenario estuvo marcado por acontecimientos que, si bien se interrelacionan, le impregnaron características propias a la construcción de lo que hoy es el Foro de la AF, a continuación son descriptos en apartados separados. 69 Como se explica en el apartado, del análisis de los datos surge que no hay consenso respecto a la fecha de inicio, por eso no se explicita en este informe.

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La Tabla 1 menciona los hitos identificados para poder explicitar después comentarios al respecto. Tabla 1: Los hitos en relación a la experiencia

• Las discusiones promovidas en el marco de la REAF (Reunión especializada de la Agricultura Familiar) • La realización de Plenarios Nacionales (Mendoza y Parque Norte) • La resolución Nº 125. Marzo 2008 • La ruptura del Foro de la AF con la Federación Agraria Argentina (FAA) • La nueva institucionalidad del Programa Social Agropecuario en el marco de la Subsecretaría de Agricultura Familiar. Abril 2008 Fuente: elaboración del equipo de sistematización en base a los datos relevados en entrevistas.

1. Reunión Especializada de la Agricultura Familiar (REAF)

La REAF se crea en el marco del MERCOSUR. A partir del año 2003, se introducen cambios en la visión del Mercado Común del Sur, orientando la revisión de los ejes de actuación de la integración regional70. A partir de ese momento, los gobiernos comparten (entre otras cosas) una concepción de políticas diferenciadas para la agricultura familiar (Ramos; 2010). Ese dato se rescata porque del relevamiento de fuentes en Catamarca se registraron menciones que, aunque de manera general, hicieron referencia a las acciones que en el marco de la REAF se identifican como antecedente para la creación del Foro de la Agricultura Familiar. “En el 2003, Néstor Kirchner asistió a una REAF donde a pedido de ONPIA71, de los compañeros de Brasil y de la FAO72, de los compañeros de Chile y de Uruguay, se le solicitó que Argentina adhiera a las políticas para la Agricultura Familiar. En ese momento, de las entidades que representaban al campo solo Federación Agraria tenía productores familiares afiliados, entonces se acordó que en las provincias donde no se podía articular con el Ministerio de Producción, Federación Agraria convoque a los productores y organizaciones” (Nancy Rodríguez. Actual delegada suplente por el Departamento Santa María del Foro de la Agricultura Familiar Catamarca). “El canciller Bielsa, en el marco de las negociaciones que se estaban haciendo en la mesa del MERCOSUR y, después de convocar a organizaciones sociales, acuerda con el presidente de Federación Agraria (Eduardo Buzzi) que la Federación iba a ser la organización que iba a coordinar los foros en todo el país. Creo que en ese momento estaba De Urquiza” (Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación) (Maura Rodríguez. Representante de Federación Agraria en Catamarca) Lo anterior, junto al énfasis del Estado Nacional en promover la creación de los Foros, fueron los argumentos identificados por las fuentes que en ese momento estaban vinculadas a la Federación Agraria Argentina. 2. Los plenarios nacionales

La organización y la participación en los plenarios nacionales, como espacio de reunión de las organizaciones (Mendoza y Parque Norte) fueron identificadas por todos los actores consultados como importantes en el proceso de formación. En la construcción de la ‘línea del tiempo’73, los delegados del Foro en la provincia indicaron que el año 2006 estuvo marcado por lo siguiente:

70 Entre otros aspectos se discute la postulación de Venezuela como miembro pleno y la re-orientación de las políticas, pasando de una visión compensatoria a una de desarrollo. 71 Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Argentina 72 Organización de Naciones Unidades para la Agricultura y la Alimentación. (Food and Agriculture Organization of The United Nations) 73 Dinámica propuesta en la realización del grupo focal con los delegados del Foro de la Agricultura Familiar en Catamarca para identificar los hechos que permitan realizar la reconstrucción histórica de su proceso de formación. La línea del tiempo se encuentra en el anexo de este documento.

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Tabla 2: Acontecimientos identificados por los delegados del Foro de la AF en la línea del tiempo. Año 2006

• La caracterización de la agricultura familiar en el marco del Foro Nacional • La realización del Primer Plenario Nacional de la Agricultura Familiar en Mendoza. • La redacción de la normativa 132/06 que institucionaliza al Foro de la Agricultura Familiar • La realización del Segundo Plenario Nacional en Parque Norte Fuente: elaboración del equipo de sistematización en base a los datos relevados en entrevistas.2011.

Respecto a la caracterización del sector, el documento redactado en el Plenario Nacional de Mendoza (2006) recogió la reflexión realizada en todas las regiones del país. “Las organizaciones del sector rural, que expresan la representatividad de los productores familiares de la Argentina, quienes venimos acompañando un espacio de trabajo y discusión en torno al desarrollo rural, la agricultura familiar y los pueblos originarios desde diciembre de 2004” (FONAF; 2006) En relación a las problemáticas priorizadas, el documento elaborado por 310 organizaciones afirma: “El grado de concentración de la tierra, la apropiación desigual de la renta, la explotación irracional de los recursos naturales a manos de empresas o grupos económicos contrarios a un desarrollo sostenible y las restricciones estructurales que padecen nuestras familias del campo como el acceso desigual a los servicios más elementales, son los datos de la realidad que caracterizan la situación de los agricultores familiares” (FONAF; 2006). Las condiciones estructurales de los productores familiares como obstaculizadoras de su propio desarrollo representan las problemáticas también identificadas a nivel provincial de manera recurrente en todos los espacios de discusión relevados. 3. El impacto de la resolución 125 en el Foro de la Agricultura Familiar

La resolución 125, que fijaba retenciones móviles a determinados sectores productivos del país, generó la movilización de las entidades vinculadas al campo durante 129 días en los cuales, entre otras acciones, se habilitó la participación de los diferentes actores en las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación. En esos espacios los representantes del Foro de la Agricultura Familiar expresaron su posición e hicieron referencia a la, por entonces, nueva institucionalidad de la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar: “En nombre del Foro de la Agricultura Familiar quiero dejar en claro que todas las organizaciones que vienen participando de este espacio –se trata de más de 900 organizaciones de pequeños productores de todo el país incluidas las organizaciones de la Federación Agraria Argentina y filiales de la misma– están trabajando desde hace cuatro años con el Estado en la elaboración de un modelo de desarrollo agrario para la Agricultura Familiar en nuestro país, que se basa justamente en el concepto de soberanía alimentaria… la compañera Miriam (por Miriam Bruno) propone que este congreso tome algunas medidas que incentiven la puesta en funcionamiento de la Subsecretaria de Agricultura Familiar, que ya ha sido creada por decreto del Poder ejecutivo” (Intervención de Pedro Cerviño en la Comisión de Agricultura y Hacienda. Versión taquigráfica. Discusión sobre la Resolución 125 en la Comisión A). De las fuentes relevadas en Catamarca, el impacto que generó la alianza de Federación Agraria con la Mesa de Enlace, implicó la ruptura del Foro de la Agricultura Familiar con la entidad que había generado las primeras convocatorias. Cabe recordar que la Federación Agraria Argentina integraba, junto a organizaciones de base de la Agricultura Familiar, el Foro Nacional de Agricultura Familiar. En marzo de 2008, a partir de la Resolución 125, se produce una ruptura al interior del FORO, y una fracción de la Federación Agraria Argentina que se integra a la Mesa de Enlace conjuntamente con la Sociedad Rural Argentina (SRA); Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) Confederación Intercooperativa Agropecuaria Cooperativa Limitada (CONINAGRO), en oposición a la otra que apoya la propuesta del Gobierno Nacional. Más allá de las anécdotas respecto al tono que adquirieron algunas discusiones, el momento de la ruptura fue identificado por todos.

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“La 125 significó la división del Foro. Federación Agraria quedó a un costado” (Joaquín Muñoz. Ministerio de Producción de la Provincia de Catamarca. Agrónomo de zona en el Departamento Tinogasta, 2011) “La 125 fue un antes y un después, se arma un quilombo en el campo y se empieza a diferenciar entre el sector rico y el sector pobre… en una Asamblea en Rosario parte del Foro resuelve abrirse de Federación Agraria y se constituye el Foro de la Agricultura Familiar; por pedido del Foro se crea la SsAF y ahí se fusiona el PSA y el Foro… Creo que el PSA se asustó por el ingreso de nuevas organizaciones, esto se tradujo en un gran debate” (Intervención de Edgardo Carrasco, actual delegado nacional en el FONAF por Catamarca, durante la construcción de la línea del tiempo. Grupo focal). La secuencia de hechos que se narran parecen referenciar un proceso que, lejos de ser lineal, implicaba la yuxtaposición de acontecimientos, posturas, alianzas y rupturas. En las apreciaciones, las fechas no se referencian y parece que todo pasó en ‘el mismo momento’ o ‘con mucha distancia’. El inicio en la conformación del espacio es confuso respecto a acontecimientos que no alcanzan a visibilizarse en el territorio provincial. 4. La nueva institucionalidad del Programa Social Agropecuario (PSA)

En el año 2008, se anuncia la creación de la Subsecretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar que integra el trabajo del, por entonces, Programa Social Agropecuario a una nueva estructura que re define el trabajo con las organizaciones de productores que el programa visibilizaba. “En el medio estuvo toda la cuestión de la 125, el alejamiento de FAA de lo que era en ese momento la SAGPyA. … empezamos a trabajar con el Foro a partir de la creación de la Subsecretaría... en el medio hubo un convenio… Nosotros veníamos de trabajar algunas cuestiones con las organizaciones que formaban parte de las ex Unidades Provinciales y de hacer hincapié en el enfoque socioterritorial y en la necesidad de fortalecer a las organizaciones” (Emilio Brarda. Ex Coordinador del Programa Social Agropecuario. Actual Delegado Provincial de la Subsecretaria de Agricultura Familiar). Respecto al origen del Foro, de las fuentes consultadas no se registraron acuerdos respecto a la fecha en que se dio inicio al proceso en Catamarca y al ‘quién o quiénes’ convocaron a la conformación del espacio. De los comentarios se desprenden diferentes posicionamientos políticos respecto al rol de la Federación Agraria Argentina, el Ministerio de Producción de la Provincia y ONPIA (Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Argentina) en el puntapié inicial. Igualmente, los relatos acuerdan que el rol que jugaron las agronomías de zona74 (específicamente las Cooperadoras75) fue determinante, así como la participación de productores independientes en el espacio76 y de los representantes de pueblos indígenas77. “La información que yo tengo es que el Foro surge en Catamarca en el año 2005-2006; surge con la asistencia técnica de FAA y con el apoyo institucional de las Cooperadoras de las Agronomías de Zona… Así se va armando este espacio que era como de Red de la que participaban más o menos 20 organizaciones” (Isolina Herrera. Área Fortalecimiento Institucional, SsAF, 2011) También hay consenso respecto a la direccionalidad de la asistencia técnica de la Subsecretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar (hoy Subsecretaría de Agricultura Familiar) en relación al Foro, entendida como una decisión clara y precisa de la Delegación Provincial de poner los servicios de asistencia técnica, asistencia financiera y apoyo en lo socio-organizativo a disposición del fortalecimiento del FOPAF como estructura de representación de los intereses del sector de la AF en la provincia. Los productores reconocen, de hecho, las fechas en las cuales los nuevos técnicos comienzan a instalarse en los territorios. 74 La extensión rural del Ministerio de Producción de la Provincia de Catamarca, se desarrolla a través de las ‘agronomías de zona’; esto implica la existencia de asistencia técnica en casi todos los territorios de la provincia ejecutando las Políticas Públicas del Ministerio y vinculando las demandas de los productores a esa estructura del estado provincial 75 Organizaciones de productores vinculadas a la administración de los recursos de la Dirección de Extensión Rural - Ministerio de Producción de la Provincia. Se vinculan a esta etapa la Cooperativa Juan Layampa del Departamento Belén, Asociación de ganaderos de Antofagasta de las Sierras, Cooperativa Vitivinícola de Tinogasta, Organización de artesanos de Santa María y el Consorcio de Riego de Santa María. 76 Productores ganaderos de Santa Rosa, productores caprinos de Capayan, productores de citrus de Santa Rosa y productores hortícolas de Nueva Coneta. 77 Representantes de la Comunidad de Los Morteritos - Las Cuevas. Departamento Belén.

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En este marco se cita la valoración de una técnica de terreno respecto al proceso que comenzaba a mirar en el Departamento de Andalgala. “El año 2009 fue como una previa, donde los equipos tuvimos que conectar con la realidad del Foro. En algunos territorios vos veías delegados que no sabíamos de donde habían salido o por qué eran delegados. Fue parte del proceso de consolidación trabajar sobre eso” (Melina Zocchi. Técnica de terreno del Departamento Andalgalá, 2011). Actores identificados por el Equipo Sistematizador, en relación al eje de sistematización Actores identificados

F.A.A Federación Agraria Argentina

Es quien promovió y llevó a cabo las acciones iniciales para la conformación del Foro de Agricultura Familiar en la provincia. A través de la Dirección de Extensión Rural, el Ministerio apoyó un proceso de

Ministerio de

fortalecimiento institucional destinado a organizaciones de productores

Producción-Provincia

principalmente a asociaciones, cooperadoras de agronomía de zona. Se sostiene que ese proceso de apoyo condujo a la conformación del Foro. Se constituye con representación (a través de delegados) de los departamentos de

Mesa Provincial de la Agricultura Familiar

la provincia excepto Capital, Paclin, Fray Mamerto Esquiu y el Alto. El primer plenario provincial se desarrollo el 18 de noviembre de 2008. Actualmente, la mesa está integrada por organizaciones que recibían asistencia técnica del PSA y otras instituciones.

Subsecretaria de Agricultura Familiar

La SsAF pertenece al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Formalmente se creó por decreto (Nº 1366/0) brindando una nueva institucionalidad al ex Programa Social Agropecuario. La SsAF apoya con recursos técnicos y financieros el fortalecimiento del Foro de la AF.

Fuente: elaboración propia en base a entrevistas, 2011.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN La conformación de los espacios a nivel provincial. Los datos relevados indican que a partir del año 2008, los acontecimientos vinculados al sector de la AF, adquieren una visibilidad creciente en el plano provincial. La información disponible da cuenta de un proceso donde se consolida la estrategia provincial y nacional; es el momento donde se constituye la Mesa Provincial de la Agricultura Familiar, se implementa el Registro Nacional de Agricultores Familiares (RENAF) y se crea la Subsecretaría de Agricultura Familiar, (que extiende, como se mencionó el plan de asistencia técnica creando un área específica de Fortalecimiento a las Organizaciones78, apuntando directamente al fortalecimiento del FOPAF como estructura de representación del sector de la AF en Catamarca). La Tabla 3 indica los hitos identificados, remarcando que hacen hincapié en la estructura de representación (elección de delegados y puesta en funcionamiento de un espacio de representación territorial), la visibilización del sector, el inicio de acciones de incidencia a nivel provincial en el marco de la Subsecretaria de Agricultura Familiar (Mesa de desarrollo para evaluar proyectos) y el surgimiento de conflictos que marcaron la agenda de trabajo durante casi dos años. 78 Esta área define y ejecuta acciones de asistencia técnica y financiera al FOPAF.

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En este apartado se describe la dimensión “representatividad” del eje de la sistematización. La participación dentro de la mesa incluye organizaciones sociales (formales e informales), comunidades organizadas (a través de un representante) y pueblos indígenas. Lo que no se identifica en esta etapa es la participación de productores independientes. Respecto a la dimensión del fortalecimiento de la representatividad, se puede decir que esta etapa estuvo marcada por un proceso de permanente construcción y reconstrucción de sistemas y significados de la misma a partir del proceso propio del Foro a nivel nacional, regional y provincial y de las estrategias de intervención propuestas desde la asistencia técnica de la SsAF. Respecto a los espacios de representación del Foro una integrante recuerda”… ahí la cosa se puso linda, porque unos querían una cosa y otros, otra. Primero habían puesto a una chica de Santa María; ella y Emmanuel Quinteros manejaban todas las cosas y después empezaron las decisiones porque a algunos grupos no les gustaban los manejos que ellos tenían, ella quería disponer… En una de las últimas reuniones yo ya no supe entender por qué tanta discusión, si eran problemas personales u otra cosa” (Marqueza Carrizo. Integrante del Foro en el momento inicial, 2011). Tabla 3: Los hitos en relación a la experiencia

• La realización de Plenarios Provinciales. En la Escuela Agro técnica (2007) Dpto. Capayán, Bar Cachito (2008) San Fernando del Valle de Catamarca y La Casona (2010), San Antonio, Dpto. Fray Mamerto Esquiú. • La elección de delegados departamentales. Constitución de la primera mesa provincial. (Bar Cachito. Noviembre 2008). • La creación del RENAF (Registro Nacional de la Agricultura Familiar). El Nodo RENAF se crea en Marzo 2009. • La creación de la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar (SsAF) (Abril del 2008). • El aumento de Técnicos en el territorio. • La constitución de la Mesa de desarrollo para evaluar proyectos (Diciembre de 2008). • Los trabajos realizados con la línea AGUA (Durante el año 2010) • El lanzamiento de la SsAF en Catamarca y el Monotributo de la A.F (31 de agosto de 2009). • El desarrollo de Mesas departamentales (Julio 2010) • La elaboración del documento Ley de Bosques (Julio 2010) • La destitución de la Delegada en el Foro Nacional y de la Coordinación Provincial del Foro de la Agricultura Familiar (Septiembre 2010). Fuente: elaboración del equipo de sistematización en base a las entrevistas y grupos focales. 2011.

Las actas de los plenarios provinciales, regionales y de las reuniones de la mesa ejecutiva del Foro, mencionan decisiones en torno a la representación del sector que implican discusiones respecto a ‘quienes pueden participar y quienes no’, a quién se representa, qué organizaciones pueden participar, etc. “Se cuestiona la participación de ese (no indica nombre el acta) productor por pertenecer a la Filial Quebrada de Humahuaca (de Federación Agraria) que es una organización gremial y no coincide con los principios organizativos del Foro” (Acta plenario regional NOA. SM de Tucumán. 12 y 13 de Agosto de 2010”) 2011. Del plenario realizado en noviembre de 2008, surge una Mesa Provincial conformada por delegados de casi todos los departamentos79 y, de las actas de la Mesa Ejecutiva80 Provincial del Foro, aspectos vinculados a los roles de representación de los delegados aún en los Departamentos cuya participación no se ha consolidado. 79 Antofagasta de la Sierra (1 delegado), Belén (2 delegados), Santa María (3 delegados), Andalgalá (2 delegados), Tinogasta (2 delegados), Pomán (2 delegados), Ambato (2 delegados), Santa Rosa (3 delegados); Valle Viejo (1 delegado); Capayán (2 delegados), Ancasti (2 delegados), La Paz (2 delegados). 80 La Mesa Ejecutiva es el espacio regional de representación del Foro a nivel provincial.

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“Los departamentos de Capital, Paclin, Fray M. Esquiú y El Alto no tienen representantes con perfil productivo pero queda abierta la posibilidad de sumar participantes a la mesa provincial por decisión de este plenario” (Acta Plenario Provincial. SFV de Catamarca, 18 de noviembre de 2008). “Se designan a Maura Rodríguez y Edgardo Carrasco para integrar el Nodo81 central del RENAF. Es consensuado y aprobado por unanimidad… Se propone designar coordinador de la Mesa Provincial a los fines de informar y mantener en permanente contacto a todos los integrantes de la Mesa… Se aprueba por unanimidad este nuevo rol en la Mesa” (Acta de Mesa ejecutiva del Foro de la Agricultura Familiar. 27 de septiembre de 2008). “Se ratifica como delegados nacionales del Foro de la Agricultura Familiar a Carrasco y Aparicio siendo delegados suplentes Nancy Rodríguez y Juan Zamorano” (Acta Mesa Ejecutiva del Foro de la Agricultura Familiar. 13 de septiembre de 2008). También se relevó la construcción de múltiples espacios (ó múltiples designaciones82) donde la articulación estado/sociedad civil (en este caso, el sector de la agricultura familiar y la Subsecretaria de Agricultura Familiar) es una constante. Diferentes designaciones para distintos espacios, dan cuenta de la construcción de un espacio de trabajo ‘nuevo’ y en ‘transición’. En este sentido, ‘mesa ejecutiva’, ‘mesa provincial’, ‘ex UP’, ‘mesa coordinadora provincial’ y otras designaciones aparecen como espacios diferenciados para generar articulaciones. “Se resuelve la creación de una Mesa Coordinadora Provincial conformada por integrantes de ambas organizaciones, quedando establecido que se integrará por 4 miembros titulares del PSA y 4 miembros titulares del Foro, consignando 2 miembros suplentes por cada organización… Esta Mesa será la encargada de llevar adelante las acciones necesarias para la creación del plenario provincial de noviembre de 2008” (Acta. Reunión Mesa Ejecutiva provincial del Foro y UP ampliada del PSA. 30 de octubre de 2008).83 La convocatoria realizada para el Plenario provincial del Foro en marzo de 2010, hacía referencia a los espacios de representación como el motivo y motor de participación. “El Foro de la AF cuenta con distintos espacios de representación… del plenario provincial participan todas las organizaciones de la provincia y se eligen los representantes de cada uno de los departamentos de la provincia para integrar la Mesa Provincial el Foro de la Agricultura Familiar”. La Mesa Provincial del Foro de Agricultura Familiar es el espacio de representación de los distintos departamentos de la provincia, está integrada por dos delegadas/os titulares y dos suplentes por departamento. Estas/os representantes tienen la función principal de representar los intereses de las familias de la AF del departamento al que pertenecen. (Convocatoria a organizaciones. Foro de la AF. Marzo 2010) El documento citado destaca la elección de delegados en un sistema que incluye: a) Delegados/as por departamento que integran la Mesa Provincial; b) Delegados/as nacionales que participan de los espacios nacionales de representación y son elegidos por la mesa provincial y c) Integrantes de la Mesa Ejecutiva Provincial, también elegidos de manera indirecta por la Mesa Provincial.84 Estos aspectos vinculados a ‘quiénes participan de qué espacios’ y ‘quiénes representan a quién’, ante una institucionalidad reciente85 y una organicidad en construcción86 es el rasgo más recurrente entre los datos relevados en los años 2008 y 2009. 81 El nodo es el espacio co-gestionado entre la SsAF y las organizaciones para la implementación del Registro Nacional e Agricultura Familiar 82 Se hace referencia a las formas de nombrar, decir o designar los espacios. Esto tiene co relación con la necesidad de determinar que actor participa de qué espacio. 83 Mesa Coordinadora Provincial: espacio que se constituye coyunturalmente para organizar el plenario provincial del FORO en el 2008; integrada por organizaciones y grupos de productores vinculados al PSA, por un lado, y por otro lado por grupos y organizaciones que participaban del espacio del FORO en Catamarca. 84 La mesa provincial es el espacio de participación y representación de todos los departamentos de la provincia y la mesa ejecutiva es el espacio de representación de las regiones de la provincia (este, oeste y centro). La mesa ejecutiva ‘ejecuta’ las decisiones de la mesa provincial. 85 La Subsecretaria de Agricultura Familiar y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca como ámbito del estado cuya pertenencia e interrelación no se cuestiona. 86 La del propio Foro de la Agricultura Familiar, donde más allá de los documentos constitutivos del año 2006, no se registran deliberaciones que no estén relacionadas con la propia conformación del espacio.

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Mapa de la provincia

Se presenta el mapa bajo el propósito de visibilizar la dimensión territorial de un espacio de representación por departamento.

Oeste Norte

Valle Central

Este Oeste Sur

DIVISIÓN DEPARTAMENTAL

Respecto de la dimensión capacidad de incidencia en políticas públicas y resolución de problemáticas priorizadas por el sector se puede afirmar lo siguiente: Recién en el Plenario Provincial de abril de 2010, se planifican talleres vinculados a la situación de los agricultores familiares en relación a tierra, agua, comercialización y soberanía alimentaria. En este sentido, los ejes de los documentos construidos a nivel nacional en el año 2006 comienzan a contextualizarse a la realidad de la provincia.

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La Tabla 4 representa, a través de los acontecimientos ocurridos, un ejemplo respecto a cómo se ampliaron las temáticas a tratar por el Foro durante ese año: Tabla 4: Acontecimientos identificados por los delegados del Foro de la AF en la línea del tiempo. Año 2010

• Funcionamiento de las mesas departamentales. • Más participación de las organizaciones. • Se eligen delegados departamentales y nacionales. • Plenario provincial del Foro, primera elección de delegados departamentales que garantiza representatividad en todos los departamentos excepto Capital y El Alto. La Casona. Abril 2010. • Se elaboró y presentó un documento con propuestas respecto a la Ley de Bosques en las cámaras legislativas. • Muchos problemas y discusiones: Se discute la representatividad e institucionalidad. • La mesa decidió destituir a la delegada en el Foro Nacional (Nancy Rodríguez). • Capacitación SENASA. Jujuy. • Participación en la Feria de Semillas en Buenos Aires. • La Mesa Provincial de Desarrollo Rural aprobó muchos proyectos. • Se invitó a otras instituciones de la provincia para conocer los recursos disponibles para el sector. • Participaron en Salta en la legislatura para la aprobación de la Ley de desalojo. • Elaboración de documentos de la AF donde se caracterizó a las distintas producciones y se elevaron las propuestas. • Representación de la AF en las comisiones de trabajo del PEA. Fuente: elaboración del equipo de sistematización en base a las entrevistas y grupos focales. 2011.

Es importante mencionar que de los datos relevados, respecto a la dimensión ‘incidencia en políticas públicas’, se desprende la fuerte identificación de la Mesa Provincial con las instituciones que acompañan con recursos y asistencia técnica su funcionamiento. Esto es: la Delegación Catamarca de la SsAF, la Unidad Nacional de la SsAF y el Ministerio de Agricultura de la Nación. La articulación a nivel provincial es un aspecto que surge como ‘un pendiente’ en el marco de, por ejemplo, la evaluación de la Mesa en el año 2010. Esto pone de manifiesto la segunda dimensión del eje “Capacidad de Incidencia en Políticas Públicas”. “.No hemos avanzado en realizar alianzas con diferentes organismos del estado provincial, más allá de algunas charlas que se dieron en el marco de los proyectos”. (Relatoría. Evaluación 2010. Mesa Provincial de la Agricultura Familiar). En este sentido, la asistencia técnica de la SsAF a las organizaciones, estuvo vinculada entre otros aspectos a facilitar el encuentro entre las demandas del sector, por ejemplo de acceso al agua con los recursos de las instituciones provinciales responsables del tema a los fines de que se produzcan negociaciones y acuerdos de cooperación con el FORO para la concreción de proyectos. Esto mismo sucedió a nivel municipal.

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SITUACIÓN ACTUAL El desafío a nivel departamental A partir de la evaluación realizada por el FOPAF, facilitada por los técnicos de la SsAF en diciembre de 2010, la Mesa Provincial trabajó en el diseño del sistema electoral que llevaría a renovar los delegados de los Departamentos. Se instauró una comisión de fiscalización que evalúo los formularios de inscripción de las organizaciones, un sistema de veedores y se realizaron (por primera vez) elecciones en plenarios departamentales. Entre las fuentes para reconstruir esta etapa, se encuentran informes de los equipos técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar que aportan numerosos datos de la elección, de los temas discutidos y las líneas de acción que (en el ámbito departamental) le dan sentido a las Mesas Departamentales y a la estrategia territorial. “Hoy los representantes se eligen en espacios departamentales, los eligen las organizaciones formales y no formales. Está consensuado en el Foro y entre nosotros, que las comunidades que definan un representante también tienen derecho a participar, eso me pareció muy bueno” (Isolina Herrera. Área Fortalecimiento de las Organizaciones. Subsecretaria de Agricultura Familiar, 2011). La estructura de representación del FORO a nivel provincial es: Plenario Provincial y Mesa Provincial. A nivel departamental: Plenario Departamental y Mesa Departamental (distrital o zonal). La estructura, el funcionamiento y el sistema electoral se explicitan en el Reglamento del Foro Nacional de Organizaciones de la Agricultura Familiar de Catamarca. “Los delegados cuentan que en las reuniones de la Mesa Provincial del Foro se discute sobre los distintos proyectos que se quieren llevar adelante en cada departamento y que ellos los evalúan aprobándolos o desaprobándolos. Que existen distintas comisiones que discuten problemáticas específicas como lo son: tierra, agua, recursos naturales, etc.” (Informe. Equipo Técnico Departamento Paclin. Marzo 2011)”. “Se reunieron Agricultores Familiares de distintas organizaciones formales y no formales. Sólo dos organizaciones estaban en condiciones (formales) de votar, expresarse, según la Junta Electoral del Foro, lo cual limitaba a algunas que se sintieron expulsadas. Se ratificaron los delegados que ya estaban. Se discutieron problemáticas productivas comparadas entre los AF del Norte y los del Sur. Comercialización y agua de riego aparecen como comunes a ambos. Posibilidad de intercambios entre ambas zonas (cabriteros al sur y productores de alfalfa al norte)”. (Informe. Equipo Socio territorial Capayan. Marzo 2011) En septiembre de 2011, los delegados departamentales consultados reconocen como acciones importantes desarrolladas por el Foro provincial: la capacitación de registradores del RENAF, el trabajo en las mesas departamentales, la regionalización de la representación y la conformación de comisiones para la elaboración del reglamento de funcionamiento. Al cierre de la redacción de este documento se concretaron dos acontecimientos que podrían incidir en la evaluación y la consolidación del espacio: La participación de los delegados en una sesión extraordinaria de la Mesa Provincial del Foro -ante la amenaza de desalojo que agricultores familiares en la localidad de El Clérigo, Departamento La Paz- y la realización del V Plenario Nacional del Foro en Parque Norte. Por otro lado, el contexto electoral que marcó el calendario de actividades de 2011 en todos los niveles, condiciona las acciones de incidencia y articulaciones del FoPAF a la fecha. Por lo tanto, las acciones de incidencia en las Políticas Públicas más allá de la SsAF y del Ministerio de Agricultura de la Nación siguen siendo ‘aspectos pendientes’.

LECCIONES APRENDIDAS En líneas generales, la estructura de representación del Foro se construyó a partir de la realización de plenarios que, en distintos niveles, han operativizado espacios de representación en tres ámbitos (nacional, provincial y departamental).

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El proceso que se describe en la Figura 1 de manera lineal estuvo marcado por múltiples determinaciones y una constante relación ‘en construcción’ entre el Estado y el sector de la Agricultura Familiar, como referente de la sociedad civil. Figura 1: Análisis de la construcción del espacio de representación Situación inicial

Situación actual

Intervención

Plenarios nacionales

Plenarios departamentales

Plenarios provinciales

Se preparaban de manera regional; la participación estaba convocada por los actores vinculados inicialmente al proceso (FFAA y Ministerio de Producción).

Son el resultado del proceso de legitimación y de representación. Dan cuenta de la consolidación de la estructura en todos los niveles y de una asistencia técnica direccionada a lo territorial. Apoyo técnico vinculado a las estructuras centrales y territoriales de la SsAF.

En el marco de un concepto de ‘representación’ en tensión, se operativizan mecanismos para legitimar la participación en los espacios del Foro. Apoyo técnico concentrado en la SsAF.

Los espacios citados en la Figura 1, sólo sirven para ilustrar los cambios que se fueron sucediendo en los espacios a través de los cuales se construyó un ‘sujeto de representación’ que, finalmente, incluyó organizaciones y territorios. Vale remarcar que la tensión en la discusión y en la construcción de los liderazgos se visibilizó también en la interrelación con el estado en todos los niveles y desde múltiples espacios de pertenencia institucional. Si el ritmo en los plenarios nacionales (vinculados a la situación inicial), estuvo caracterizado por discusiones regionales respecto a la situación de la Agricultura Familiar; lo cierto es que la producción del Documento elaborado en Mendoza, fue formulado como una acción de incidencia de un sector que ‘en simultáneo’ estaba trabajando de manera heterogénea respecto a su propia visibilización, a la definición de las líneas de acción y a la disputa por los recursos institucionales que, aunque dirigidos al propio sector, demandaba alianzas y construcción política, además de las tensiones propias y típicas de los procesos de organización social. “A nivel de la Mesa Provincial entiendo, por el último temario, que sigue vigente trabajar con el tema tierras, agua, comercialización y soberanía alimentaria, se plantea pero no se avanza en nada muy concreto. Ellos (por la Mesa) tienen algunos delegados planteando el tema de la institucionalidad de las organizaciones, plantean mucho el tema del RENAF, que las organizaciones debieran avanzar en la formulación y regularización de la personería jurídica, hay varios que están preocupados por ese tema porque de las 123 organizaciones que integran el Foro, solo 11 tienen personería jurídica” (Isolina Herrera. Área Fortalecimiento Institucional. Subsecretaría de Agricultura Familiar, 2011) Volviendo a las dimensiones de análisis propuestas, podría decirse que el ‘Tipo y trayectoria de las organizaciones’ entró en relación con la dimensión de ‘representatividad’, ya que actualmente son las organizaciones identificadas en los territorios quienes participan en la Mesa Provincial a través de sus representantes. En efecto, se sostiene que este proceso avanzó en visibilización (cuántas organizaciones son, dónde se ubican, qué hacen y por qué participan), en representación territorial y en participación social. Ahora bien, en relación a las ‘problemáticas priorizadas’ y ‘capacidad de incidencia en políticas públicas’, salvo la presentación y discusión de algunos documentos o la participación en la evaluación de proyectos en el ámbito de la SsAF, el Foro tiene (junto a sus espacios de representación) materias pendientes. Estas menciones, no pueden para nada omitir la vigencia de acuerdos y articulaciones a nivel local que delegados y organizaciones han construido en sus propios territorios para la concreción de actividades o la ejecución de los proyectos financiados por la SsAF en el 2010, como ya se mencionó en el apartado de la intervención.

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Con el fin de retomar la línea de análisis propuesto y considerando la necesidad de reflexionar sobre el proceso que tuvo este documento, se citan algunas de ‘las lecciones aprendidas’ mencionadas por las fuentes consultadas, bajo el propósito de avanzar en la identificación de los obstaculizadores y dinamizadores que el equipo de sistematización identificó respecto al proceso. “Lo que haríamos de nuevo es seguir fortaleciendo y participando de la organización, destituir a alguien que atente contra los principios del Foro y fortalecer el reglamento, así evitaríamos inconvenientes. Lo que no haríamos de nuevo es generar falsas expectativas, generar discusiones que no lleven a nada y nos permita ser más operativo” (Grupo focal. Integrantes del Foro, 2011). “Creo que la deuda es elaborar un presupuesto junto con la mesa… Es necesario que ellos se empoderen en el espacio, los reclamos que a veces se escuchan son por cuestiones económicas; creo que esto debería ser superado por planteos de tipo más políticos” (Emilio Brarda. Actual Delegado Provincial de la SsAF, 2011). “No volvería a Integrar Federación Agraria ya que representaba los intereses productivos, económicos y sociales sin tener en cuenta la contaminación del medio ambiente, por ejemplo el monocultivo, la utilización de grandes maquinarias, utilización de agroquímicos” (Rodolfo Vedia. Aconquija. Departamento Andalgalá, 2011). “En ese momento lentamente dimos un paso al costado por cuestiones de tiempo, de disponibilidad de fondos, disponibilidad de medios de movilidad, como que nos quedamos un poco al costado y eso es lo que no haría de nuevo, porque el Foro siguió evolucionando, hoy está funcionando y es como que nos hemos desconectado y perdido un poco el hilo de todo lo que se hizo en los últimos tres años aproximadamente” (Joaquín Muñoz. Agrónomo de zona. Tinogasta, 2011) Considerando lo mencionado y en el marco de los datos obtenidos se identificaron los siguientes ‘dinamizadores’ del proceso de construcción de la mesa provincial y de su sistema de representación: • La escasez de espacios de participación a escala provincial en que el sector de Agricultura Familiar (como actividad productiva) se sintiera identificado. El desarrollo del Foro permitió concentrar la participación de todo el sector y no favorecer la atomización de las organizaciones. • La decisión política del Estado Nacional de acompañar al sector con recursos técnicos y económicos. • La implementación del enfoque socioterritorial en la Provincia a través de la SsAF. • Los proyectos formulados y ejecutados en articulación con las organizaciones de agricultores familiares. • El interés (muchas veces personal) de los delegados departamentales y provinciales en sostener el espacio. • La construcción de redes y alianzas entre organizaciones y regiones a partir de los encuentros. Por otro lado, los ‘obstaculizadores’ registrados fueron: • La confluencia de los liderazgos provenientes de la Unidad Provincial (UP) del PSA y del Foro. La intervención de la nueva Subsecretaria en el espacio del Foro, incluyó también la promoción de la participación de productores que históricamente habían estado vinculados al Programa Social Agropecuario. Esta confluencia generó tensiones en el momento inicial del proceso. • Dificultades para entender cómo la SsAF debía intervenir para facilitar el fortalecimiento del FORO. • Los circuitos administrativos de disponibilidad de dinero para operativizar el funcionamiento de las estructuras departamentales y provinciales. En este marco y considerando el proceso de construcción de una representación validada y legitimada a través de las organizaciones y de los territorios, el desafío parece dirigirse a fortalecer acciones de incidencia que trasciendan la relación con las instituciones que acompañan el proceso desde el inicio, como la SsAF. En efecto, no es sólo en la posibilidad de relación entre las Organizaciones y el Estado, sino en la modalidad que adquieran esas prácticas donde se encuentra la posibilidad de consolidar el espacio de la Mesa Provincial de la AF como un actor político con capacidad de incidencia respecto al diseño de políticas re-distributivas en Catamarca.

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BIBLIOGRAFÍA • Resolución Nº 132/ 2006. Ministerio de economía y producción. Secretaria de agricultura, ganadería, pesca y alimentos. • Ramos, A: Reunión Especializada de la Agricultura Familiar (REAF- MERCOSUR). Constitución, funcionamiento y resultados. AIAF. Encuentro continental de América. Brasilia. 2010. • Documento Base del FoNAF para implementar las políticas públicas del sector de la Agricultura Familiar • Actas de la Mesa Provincial desde septiembre 2008 hasta la actualidad. • Resolución Ministerial N° 132/06. • Decreto Presidencial 156/10. • Decisión Administrativa 175/10. • Resolución Ministerial base en el decreto 438/92. • Resolución Ministerial con Resolución Ministerial N° 8/11. • Los aportes del foro de la agricultura Familiar para la construcción del PEA². • Documento de PDST,Equipo Socio Territorial Ambato-Aconquija. • Documento de PDST,Equipo Socio Territorial Santa María. • Documento de PDST,Equipo Socio Territorial Santa Rosa. • Reformulación PDST, Equipo Socio Territorial La Paz. • Informes y línea de acción del Equipo Socio Territorial Antofagasta de la Sierra. • Documento del PDST Equipo Socio Territorial Pomán. • Diagnóstico Externo del Equipo Socio Territorial Belén. • Diagnóstico Externo del Equipo Socio Territorial Capayán. • Informes Plenarios Departamentales 2011. • Informes Mensuales de Equipos Socio Territoriales que acompañan las mesas Departamentales. • Documento ¿QUIENES SOMOS? del FoNAF. • Censo Nacional Agropecuario 2002-Datos preliminares 2008. • Las explotaciones agropecuarias familiares en la Republica Argentina-PROINDER. • Evaluación gestión mesa provincial 2009 y 2010. • Informe de Gestión 2010-2011 del Área Apoyo al Fortalecimiento Institucional a la Mesa Provincial. • Proyecto de reglamento de funcionamiento del FoNAF, generado por la mesa durante el año 2011.

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Capítulo XIV

Provincia de jujuy Mujeres albañiles: el proyecto YaguatA Kavi de la Comunidad Guaraní APG El Bananal EQUIPO • Luisa Ruiz87; Sofía Arroyo88; • Sonia Jiménez89; Mariela Chuchuy90; • Irma Velázquez91; Nélida Alpiri92; • Angelina Torrez93; Zulema Chorolque94; • Moisés Rioja95; Jorge Cladera96.

Introducción La experiencia que hemos sistematizado desde la provincia de Jujuy ha sido un proyecto de mejoramiento habitacional denominado Yaguata Kavi (“Caminemos Bien” en idioma Avá Guaraní), ejecutado por la Comunidad Guaraní APG El Bananal, del municipio de Yuto. Este proyecto se realizó con mano de obra local y fondos aportados por SsAF, y contó con el asesoramiento técnico de una técnica de SsAF, una técnica independiente, y dos vecinos de la propia comunidad. Asimismo, la gestión y colaboración de ENDEPA (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen) fue sumamente importante. El Bananal constituye una localidad en la que, ante el avance de los desmontes en las fincas privadas circundantes, se vio forzada a concentrarse la población Avá Guaraní (posteriormente, también se asentaron allí vecinos de otras procedencias). Avá es el nombre con el que se denomina a sí mismo un pueblo originario de la familia lingüística Guaraní, al que se aludía antes como “chiriguano”, término despectivo con el que los propios Avá no se sienten identificados. Hoy, El Bananal se ha organizado como Comunidad Indígena, y participa de un encuentro provincial de comunidades, denominado Asamblea del Pueblo Guaraní. La localidad de El Bananal se encuentra emplazada en una superficie muy reducida (un área de 400 m x 150m) a orillas del Rio Piedras, rodeada de plantaciones de bananos y cítricos que impiden cualquier posibilidad 87 Miembro de la Comunidad APG El Bananal; coordinadora de grupo de trabajo 1 88 Miembro de la Comunidad APG El Bananal; vicecoordinadora de grupo de trabajo 1 89 Miembro de la Comunidad APG El Bananal; coordinadora de grupo de trabajo 2 90 Miembro de la Comunidad APG El Bananal; vicecoordinadora de grupo de trabajo 2 91 Miembro de la Comunidad APG El Bananal; coordinadora de grupo de trabajo 3 92 Miembro de la Comunidad APG El Bananal; vicecoordinadora de grupo de trabajo 3 93 Técnica externa colaboradora en el proyecto Yaguata Kavi 94 Técnica de Terreno de SsAF 95 Técnico de Terreno de SsAF y Referente Provincial. Sistematización 96 Referente Provincial. Sistematización

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de crecimiento urbanístico. Se accede a la misma a través de la ruta Nacional N° 34. Se encuentra a 150 km de distancia de la ciudad de San Salvador de Jujuy y pertenece al departamento de Ledesma. La unidad de paisaje natural (Selva de transición) se ha modificado en su totalidad, transformándose en una zona latifundios dedicados al cultivos de caña de azúcar. También hay producción de hortalizas y de frutos (banana, cítricos, papaya). Como mostraremos en el presente documento, la experiencia de mejoramiento de viviendas Yaguata Kavi fue exitosa en resultados esperados, en resultados inesperados, y en plazos. Este éxito se basó en la forma de tomar decisiones y organizarse que se dio la comunidad, y fue el motivo por el cual la consideramos una experiencia valiosa a sistematizar. Para ello, definimos nuestro Eje de Sistematización en torno a la siguiente pregunta: ¿Cuáles fueron los factores, experiencias y estrategias que permitieron la organización autogestionada del Proyecto Yaguata Kavi de la APG El Bananal? Como se observa, estamos depositando la mirada en tres tipos de circunstancias que creemos actuaron sobre la experiencia de este proyecto: factores, experiencias y estrategias. Por factores, nos referimos a condicionantes externos: actores sociales, personalidades, decisiones, propuestas, de origen externo a la comunidad, que promovieron las características específicas que adquirió este proyecto. Por experiencias, nos referimos a aquellas circunstancias previas transitadas por la comunidad o por algunos de sus miembros, que arraigaron en la memoria práctica de la organización, y permitieron desarrollar el proyecto. Y por estrategias, hacemos alusión a las prácticas efectivas desplegadas o desarrolladas durante la ejecución del proyecto, para innovar o reelaborar prácticas anteriores de maneras creativas. Para dar inicio al proceso de sistematización, comenzamos a tener reuniones de Equipo en la propia localidad desde el día 26 de mayo de 2010, y a partir de ahí, con una regularidad quincenal. Hemos contado con múltiples documentos escritos para emplear durante nuestra sistematización, la mayoría de ellos, productos del propio proyecto Yaguata Kavi. Asimismo, nuestra principal fuente de información original consistió en el trabajo mediante Grupos Focales, realizados durante el mes de agosto de 2011. En total contamos con una participación en dichos talleres de las 51 familias beneficiarias del proyecto. Una aclaración importante que debemos realizar para la lectura de esta sistematización, es que en muchas oportunidades, los testimonios textuales de los protagonistas de las experiencias nos parecieron más ilustrativos que nuestras propias palabras. Hemos optado por no mencionar la autoría de estos testimonios, ya que esta sistematización es el producto de una construcción de memoria colectiva. Para identificar los testimonios, figurarán siempre entre comillas y en itálicas.

SITUACIÓN INICIAL El Pueblo Avá Guaraní en el contexto histórico y actual de la provincia de Jujuy La presencia del pueblo Avá en la región está documentada desde los primeros momentos de la conquista española: aunque no era un territorio que dominaran de forma exclusiva. A fines del siglo XIX las poblaciones indígenas del chaco fueron incorporadas como fuerza de trabajo a las haciendas y plantaciones de la región. La batalla de Kuruyuky (1892) entre el ejército boliviano y los Avá, puso fin a la resistencia de este pueblo a la conquista. A partir de esa fecha, hay una fuerte emigración de las familias Avá hacia los ingenios azucareros de Argentina, acentuándose este proceso con la guerra del Chaco (1932-1935). La incorporación como trabajadores del ingenio implicó una ruptura en su relación con la tierra, abandonando y/o perdiendo el territorio propio para ser explotados en los grandes ingenios. En Jujuy los Avá fueron incorporados a la economía de plantación trasladándose a los lotes de los ingenios y a las ciudades incipientes del área. En los lotes, convivían con personas de diferentes orígenes y diferentes grupos familiares, sometidos a la organización y disciplina fabril. En este contexto comenzaron a perder o a desvalorizar los elementos de su propia identidad, como la representatividad de los Mburuvichas (dirigentes tradicionales de cada comunidad del pueblo Avá Guaraní); la vestimenta típica (por ejemplo los Tipoi femeninos); el idioma (invisibilizado en la esfera pública aunque conservado en el ámbito

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familiar); los conocimientos de los Ipaye (autoridades tradicionales en temas de salud y magia); la tradición oral como rasgo para transmitir la cultura. La nueva situación significó para los Avá un proceso creciente de subalterización y discriminación; los rasgos identitarios de su cultura fueron vistos como negativos y abandonados u ocultos a la mirada de los demás, en un intento de asimilarse a la población de habla hispana97 (Fuente: Gomez, E., y Kindgard F. UNJu). Desde mediados de la década del 60 empezaron a despoblarse los lotes, trasladándose los peones rurales –entre ellos los guaraníes– a los pueblos y ciudades de la zona, de manera que hoy sólo quedan cinco lotes poblados en los ingenios. En el caso específico de El Bananal, su historia como comunidad no tiene un inicio definido. Muchas familias habitaban la zona desde siempre, pero al no tener un lugar físico, vivían dentro de las fincas en donde trabajaban, hacinados en precarios depósitos improvisados como viviendas. Hacia finales de 1980, y tras la quiebra de una finca y su posterior expropiación, el gobierno Provincial cedió al pueblo Guaraní el terreno en donde actualmente se edifica la localidad del Bananal, transformándose en el asentamiento definitivo de la comunidad, que se vio así obligada a una urbanización forzada en pequeños lotes, en los que la estructura espacial tradicional Avá (que se desarrolla en torno a la figura materna como punto central del espacio) no puede ser reproducida, o lo es sólo en contextos de extremo hacinamiento. Finalmente, desde los 80 y 90 se produjo una creciente desocupación entre los peones rurales como consecuencia de la mecanización de la cosecha de caña de azúcar y de la creciente concentración de la tierra. Actualmente los miembros de la comunidad poseen una situación laboral precaria, ya que en su mayoría son trabajadores estacionales de las grandes y medianas empresas agrícolas instaladas en la zona durante el invierno; permaneciendo desempleados el resto del año, por lo cual deben percibir planes sociales para su subsistencia, o bien migrar temporalmente hacia otros puntos del país en busca de oportunidades laborales (peones golondrinas). Esto influye negativamente a nivel familiar e implica la ausencia de varones durante varios meses al año, como también el alto grado de empleo informal (en negro) y las extensas jornadas laborales mal pagas.

Antecedentes en Proyectos de Construcción en El Bananal Según todas las fuentes (tanto las documentales como las directas), la Comunidad de El Bananal contaba ya con algunas experiencias de construcción, todas ellas gestionadas a nivel comunitario. Hemos identificado las siguientes experiencias en construcción: • Construcción de comedor comunitario (1990) • Construcción de 37 viviendas particulares en grupo de trabajo, mediante proyecto gestionado por ENDEPA (1997)98. • Construcción de 30 baños domiciliarios mediante programa FOPAR (2001) • Construcción de sala de primeros auxilios y polideportivo mediante programa FOPAR (2001) • Ampliación del salón comunitario (2010) Las obras colectivas, tales como la construcción y luego ampliación del salón comunitario, constituyeron importantes antecedentes de trabajo colectivo, que brindarían herramientas para organizar el trabajo de Yaguata Kavi, aunque ninguna tuvo las dimensiones de este proyecto. Las experiencias de construcción que llevaron más tiempo fueron las viviendas de 1997, y los baños de 2001. Para muchas familias, estas actividades constituyeron la primera posibilidad de acceder a viviendas estables y permanentes. Pero con el crecimiento natural de la población de la localidad, estas construcciones resultaron insuficientes para las nuevas familias que se iban formando. 97 Fuentes documentales consultadas: Kindgard, Federico (2001): “El Pueblo Guaraní y el Acceso a la Tierra”. En: Ñande Tupapire. Revista de la Comunidad y la Cultura Ava Guaraní de Jujuy. El Piquete, Jujuy; Kindgard, Federico y Elizabeth Gómez (2004) “El desarrollo de las organizaciones indígenas y la revitalización cultural guaraní en la provincia de Jujuy”. En: III Congreso Argentino y Latinoamericano de Antropología Rural. Instituto Interdisciplinario Tilcara, (FFyl - UBA). Tilcara, Jujuy. 3 al 5 de Marzo. 98 Aunque el proyecto de ENDEPA incluyó la construcción de 37 viviendas, la modalidad de construcción se realizó mediante etapas sucesivas de diez viviendas cada una: al finalizar la cuarta etapa, se completó el total de viviendas. Como se verá en este documento, la construcción por etapas constituía un desafío laboral muy diferente a la realización de las 47 viviendas en simultáneo del proyecto sistematizado Yaguata Kavi.

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Como sea, la forma de organización para estas dos obras fue diferente. Para la construcción de los baños, la mano de obra fue aportada por los varones de cada familia beneficiaria, de manera particular. En cambio, la construcción de viviendas –que requiere de cuadrillas mayores de obreros– exigió de la organización autónoma de un solo equipo de trabajo del que participaban los diez beneficiarios de cada turno o etapa. Esta fue la primera experiencia de autogestión de grupos de trabajo en construcción por períodos largos de actividad. Asimismo, fue también un aprendizaje crucial de las técnicas de albañilería, que a partir de entonces quedaron instaladas en la localidad y permitieron posteriormente que las capacitaciones en el tema fueran brindadas por vecinos. Más aún, a partir de las obras de viviendas de ENDEPA, algunos varones de la comunidad adquirieron la profesión de albañiles, y después de los proyectos, pudieron dedicarse a eso en las ciudades de Yuto y Libertador, así como en propia localidad para obras particulares. Sin embargo, es importante señalar una diferencia entre esta primera experiencia y el proyecto Yaguata Kavi: en la primera, el régimen de construcción por etapas de a diez viviendas facilitaba la coordinación de las cuadrillas de los varones beneficiarios para evitar la superposición con fechas de trabajo en las fincas agrícolas. Esto permitió que los varones trabajen ellos mismos en las construcciones. De manera que en las casas de ENDEPA, las mujeres no participaron directamente como trabajadoras en las obras; su rol consistió en el tradicionalmente asignado a ellas, colaborando en la cocción de alimentos, en la limpieza de ropa, etc.: garantizando la reproducción familiar de los varones durante la obra.

La Subsecretaría de Agricultura Familiar y la Comunidad En el año 2008, y recientemente constituido el Equipo Territorial del Ramal99, la SsAF tomó contacto con la comunidad de El Bananal y se incorporó a una serie de actividades mensuales con un grupo de mujeres que participaban de clases de alfabetización. Se concentró especialmente en esta comunidad la Lic. Zulelma Chorolque, posteriormente integrante de nuestro equipo de sistematización. Con ella, se diseñó un proceso de capacitación en alimentación y nutrición. “Desde esa oportunidad empezamos a caminar junto a ella. Hacíamos comidas y aprendíamos lo que teníamos que comer.” Ese mismo año, en Yuto (localidad principal ubicada a 8 km del Bananal), el Equipo Territorial de la zona inició un proceso de formación en informática que involucraba a las tres comunidades guaraníes de la localidad. Al año siguiente, como respuesta a una demanda planteada por las cuatro comunidades del Municipio (incluyendo El Bananal) y también buscando generar un proceso que las vinculara a todas, se propuso un taller sobre Formulación de Proyectos, durante abril y mayo de ese año. “Participamos integrantes de todas las comunidades aborígenes de Yuto: Igui Ipau, Yacendi Catu, Tenta Cavi y APG el Bananal. Oscar100 nos invitó para capacitarnos y nos llevó, nosotras teníamos vergüenza, así también empezamos a participar de otras reuniones. Nosotras éramos seis: Nélida, Sonia, Alicia, Otilia, Luisa y Soledad”101. Los talleres terminaron con la propuesta de elaborar un proyecto por cada comunidad: de manera que Yaguata Kavi surgió como una etapa de práctica para los participantes del taller. Simultáneamente, otra persona que posteriormente sería miembro del equipo técnico de Yaguata Kavi –la asistente social Angelina Torrez– también comenzaba actividades sobre infancia en El Bananal de manera independiente, a sugerencia de Silvia Torres, miembro de ENDEPA que vive en la localidad desde hace varios años. Cuando se comienzan las reuniones organizadas por Zulema Chorolque de SsAF para definir un proyecto, Angelina se suma a estas actividades. Desde ese momento, ambas formaron el equipo técnico del proyecto, al que posteriormente se sumarían miembros de la propia comunidad.

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El equipo del Ramal está integrado por cuatro técnicos. En nuestra experiencia la asistencia técnica fue brindada por la Lic. Zulema Chorolque.

100 Se refieren a Oscar Segundo: coordinador de la Comunidad El Bananal 101 Habían sido ellas las participantes más activas en los talleres de nutrición.

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LA INTERVENCIÓN El diagnóstico participativo Al grupo inicial de seis mujeres que habían participado de los talleres en Yuto, se suman 9 mujeres más, que eran miembros de familias que percibían un plan social denominado PEC102, formando así el primer grupo de trabajo que, una vez a la semana, se reuniría en los talleres organizados por la SsAF. Los encuentros eran todos los miércoles, y para asegurar la participación, el coordinador comunitario logró computar las horas de trabajo del PEC en estas reuniones. “Los otros días de la semana cumplíamos barriendo calles, limpiando el complejo deportivo, la iglesia, así cumplíamos. Algunas de nosotras cumplíamos las horas para que nuestro marido o nuestros hijos pudieran salir a trabajar en las fincas y así tener otro ingreso para la casa”. Quienes estaban inscriptos en el PEC eran los varones, porque se asignaba al jefe de hogar. Pero como el trabajo demanda la migración temporal masculina, las mujeres cumplían la contraparte. El trabajo de diagnóstico se inició dibujando el plano o mapa de la comunidad. También se habló de los problemas que preocupaban y se fue completando el plano con todo lo conversado. “Hablamos de la necesidad de saber quiénes somos, y qué veíamos como problemas o situaciones que nos afligen: falta de tierras, avance del río sobre nuestras casas, falta de viviendas para las familias, problemas que veíamos en la escuela, problemas vinculados a la salud, falta de ambulancia y médicos, entre algunos.” Otra herramienta para armar el diagnóstico comunitario consistió en la realización de un censo de la localidad, a fin de conocer las condiciones de vida de todos los miembros y definir de esa manera las problemáticas más urgentes. Para comenzar se hizo, en el marco de los talleres, un ejercicio de práctica en el que las participantes tuvieron que “contar la situación de cada familia.” A partir de este primer ejercicio, comenzaron a manifestarse aquellas cuestiones que era necesario recabar, y de esta manera empezaron a definirse las preguntas a indagar. Una vez trabajadas y definidas las preguntas en los encuentros semanales; comenzaron las visitas censales. Para eso se dividieron en grupos integrados por 3 personas, de modo de abarcar y registrar a todas las familias de la comunidad. “Preguntamos cómo estaba formada la familia, quien era el jefe/a, integrantes, cuántos niños hay y si van a la escuela. Si recibían alguna ayuda o plan. Si tenían viviendas o no, si era de madera. Cuántas habitaciones, si tenían baño, si había discapacitados o no. Nosotros dibujamos en el papel la ubicación en el lote”. “Cada censo llevaba mucho tiempo, a veces por día llegábamos a hacer como máximo cuatro encuestas”. Además, los vecinos manifestaban su desconfianza sobre la intencionalidad del censo. Esta desconfianza se relacionaba con que en el año 2001 también algunos vecinos habían realizado un censo comunitario, lo cual había generado confusión, porque nunca se había ejecutado a partir de ahí ningún proyecto103. El asunto es que algunas familias no recibían bien a las encuestadoras, y otras se negaban a responder las preguntas. “Creían que era un engaño. Nos decían que con la firma de ellos nosotras íbamos a cobrar algo, siempre sacan un proyecto y no cumplen. O le echaban la culpa a Oscar, que quiere los datos para que le sirvan a él o a Silvia”. Además, algunas preguntas eran delicadas y generaban incomodidad tanto a las censistas como a los censados, como por ejemplo si había embarazadas en la familia. En consecuencia, no todas las familias fueron censadas, aunque se pudo cumplir el censo para unas 50 familias. Durante la realización de los censos, se fue agregando información al mapa de El Bananal. “Cada semana nos juntábamos y veíamos cómo nos fue y después con los datos volvimos a dibujar el mapa y a ubicar cada familia censada. Y allí vimos quiénes tenían vivienda, quiénes tenían baño, quiénes eran familias más numerosas, y quiénes no tenían nada.” Con toda esta información, se comenzó a debatir qué prioridades de inter-

102 El plan exigía una contraparte de devolución de 4 horas diarias de trabajo 103 Una participante de nuestro Equipo de Sistematización nos aclaró que en realidad aquella encuesta del año 2001 no había sido realizada para ningún proyecto, sino para reclamar la personería jurídica de la Comunidad Aborigen. No todos los vecinos habían comprendido ese motivo, y por eso se generó la confusión.

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vención se hacían más urgentes en la comunidad. El resultado de este debate se pone de manifiesto en la Carta de Intención del Grupo, presentada a SsAF el día 20 de abril de 2010. En ella se señala lo siguiente: “Los principales problemas que tenemos son: 1) falta de defensa en márgenes del Río y Arroyo; 2) mal estado del camino; 3) falta de viviendas; 4) hacinamiento (5 familias en cada lote); 5) falta de baños adecuados; 6) falta de tierra; 7) asistencia médica; 8) falta de seguridad; 9) falta de recolección de residuos; 10) falta de comunicación; 11) falta de alumbrado público; 12) falta de desagües fluviales. La idea de subproyecto es mejorar las condiciones de vida con la mejora de nuestras viviendas: a) Agregar a nuestras casas una pieza de 4x4; b) iniciar la construcción de núcleos húmedos (baños); c) mejorar el fogón; d) agregar una galería a las viviendas que están sobre margen de río y arroyo” Se observa que el tema de mejoramiento de las viviendas aparece en tercer lugar. Para determinar este orden, se discutió entre todo el grupo de los talleres; y finalmente se definió mediante votación el orden definitivo de las demandas. Sin embargo, la fuente de financiación que en ese momento se encontraba disponible por parte de SsAF no contemplaba la instalación de defensas de ríos, ni el mejoramiento de las calles. Asimismo, algunas familias se encontraban en condiciones de vivienda tan vulnerables que se decidió avanzar en primer lugar sobre esta problemática. Como señala una vecina, “tenemos otras necesidades, pero desde un principio queríamos la ampliación de las casas, porque en algunas viviendas hay 3 ó 4 familias conviviendo”. A medida que se completaba el mapa y el panorama habitacional de la comunidad, se comenzó a discutir qué intervenciones edilicias considerar válidas para el mejoramiento de la vivienda en cada caso. La mayoría de los vecinos manifestaba la necesidad de poder incorporar una nueva habitación. Las familias cuyas situaciones resultaron más controvertidas fueron aquellas que vivían demasiado cerca del río, ya que resultaba peligroso aprobar las ampliaciones de las viviendas porque el río podía llegar a avanzar y destruir el trabajo realizado. Sin embargo, ése no era un motivo para impedirles acceder a un proyecto, cuya demanda era necesaria y genuina. Se propuso que en dichas viviendas se construyeran galerías en lugar de habitaciones. Pero finalmente, ante la necesidad impostergable de las familias, se decidió que pudieran construir habitaciones nuevas, siempre que las obras se hicieran en el extremo del terreno más alejado de la amenaza del río. En consecuencia, estas habitaciones supusieron la construcción de cuatro paredes y por lo tanto requirieron más material; ya que el resto de los proyectos de ampliación consistió en una habitación contigua a las habitaciones viejas (por lo tanto, de tres paredes nuevas), a fin de conservar el patio interno, espacio tradicional de recreación de las prácticas familiares: con el fin de conservar y fortalecer la cosmovisión guaraní, tendiente a desarrollar núcleos habitacionales matrifocales (es decir, concentrados espacialmente en torno a la figura materna). En el Acta Constitutiva del grupo, se designaron como representantes ante la SsAF a los vecinos: Sonia Jiménez, Luisa Milagros Ruiz, y Oscar Segundo. El último de los tres es el coordinador de la comunidad; y las dos vecinas restantes habían estado participando desde el primer taller de formulación en Yuto. Una dificultad que surgió al decidirse por un proyecto de ampliación de viviendas era definir qué familias serían las beneficiarias. Se observó la imposibilidad de incluir a todos los vecinos como beneficiarios de las obras, ya que muchos reciben salarios fijos ligeramente superiores al de peón rural, y por lo tanto no entran en el perfil esperado por PROINDER104. Al principio había 130 familias anotadas como interesadas, pero no todas asistían a las reuniones. De esta manera, los que venían asistiendo a los encuentros decidieron que en una posterior reunión se estableciera la lista definitiva de beneficiarios. Fue así que el número quedó fijado en las 51 familias definitivas. En total se definieron 47 habitaciones, 3 baños, y una cocina fogón. Esto no dejó de ser una situación que generó roces y recelos: “lo definimos por la participación en reuniones, con planilla de asistencia, y también con ayuda del mapa. Algunos nos decían que nos habíamos acomodado, que eran los amigos los que entraban o la familia”. Otras familias, que aceptaron las condiciones que exigió la mayoría, encontraron alternativas para poder aprovechar la oportunidad de cualquier manera. Por ejemplo, el 104 Existen muchas situaciones en las que algún miembro de la familia se encuentra registrado en blanco, pero sin embargo el salario no es suficiente. Muchos testimonios nos aseguraron que no cobran lo que dice el recibo de sueldo. Esta es una práctica habitual de las firmas agrícolas de la zona.

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caso de una vecina que no fue beneficiaria porque no estuvo presente el día de la decisión final, pero participó de todas las capacitaciones e incluso colaboró en las obras del proyecto: de esa manera adquirió los conocimientos con los que hoy se está construyendo su propia ampliación de vivienda, mediante materiales particulares.

La Ejecución del proyecto: poniendo manos a la obra La primera actividad que requirió un trabajo colectivo en el proyecto, fue el acarreo inicial de áridos. Una vez definida como fecha de inicio de las obras el día 11 de octubre de 2010, se dio inicio a traer piedras y áridos desde el lecho del río. Cuando se hizo necesario acarrear el material, “casi naturalmente” –nos cuentan los participantes– se establecieron los grupos de trabajo de acuerdo a cada una de las tres manzanas en que se distribuye la localidad. El motivo era, básicamente, que el material debía ser acarreado hasta puntos equidistantes para todas las obras familiares; en este aspecto, el corazón de manzana constituía un espacio óptimo. El Grupo de la tercer manzana, por ser el que se encontraba más cerca de las orillas del pueblo, incorporó también a las familias que habitan en los linderos del río y arroyo, fuera de la estructura de manzanas. Este fue el ‘germen’ del trabajo de los tres grupos, ya que fue la primer experiencia en la que gente de distinta procedencia (que en la mayoría de los casos no tenía otros vínculos de afinidad) se veía en el compromiso de articular el trabajo. Esto generaría algunos debates que profundizaremos más adelante. A partir de lo conversado en asamblea, el día 20 de septiembre de 2010, la Comunidad elevó una carta solicitando al municipio de Yuto que se pudiera destinar el trabajo municipal de Oscar Segundo –coordinador general de la Comunidad Guaraní– para la obra en El Bananal: solicitud que obtuvo un resultado positivo, por lo que se pudo contar con su presencia en las distintas instancias de ejecución del proyecto. Para la ejecución de la obra, se constituyeron cuatro grupos de trabajo, tres integrados por beneficiados de ampliación de viviendas (18 beneficiarios cada una), y una cuadrilla pequeña para los beneficiarios de los baños (que contó con sólo 3 beneficiarios). El aporte de mano de obra de cada grupo se realizaba de manera conjunta para cada obra particular: se avanzaba con una etapa que los beneficiarios del grupo se comprometían a completar por cada una de las obras particulares, antes de pasar a la siguiente etapa de construcción. Los tres grupos grandes de trabajo (los habitacionales) se constituyeron continuando con la forma organizada durante el acarreo de áridos: es decir, de acuerdo a la manzana de residencia de cada uno. Esto provocó disensos, ya que muchas personas habrían preferido que las cuadrillas de trabajo se hubieran armado en torno a relaciones de afinidad. Había personas que querían estar juntas, pero no residían en la misma manzana. “Por ejemplo, nosotras andamos siempre juntas, entonces queríamos estar en el mismo grupo de trabajo”, nos cuentan dos vecinas que fueron participantes del proyecto, pero en diferentes equipos de trabajo. Ocurre que las familias de cada manzana no necesariamente tenían vínculos de amistad ni parentesco mutuas: “Más antes se comunicábamos menos; nos saludábamos todos pero nada más, recién comenzamos a conocernos al trabajar”; “La mayoría, no se conocíamos de antes”. Como sea, se observará que, a pesar de los descontentos, esta forma de organización por manzanas resultó muy práctica, para facilitar la distribución equitativa de trabajadores por cada grupo de trabajo, la compra y traslado de materiales, etc.: e incluso provocó resultados inesperados. Para los tres grupos de trabajo grandes (las manzanas) se determinó, antes de iniciar las obras, un coordinador. Es importante destacar que fueron mujeres las elegidas para llevar adelante la coordinación. A ellas se sumarían tres vicecoordinadores, que las ayudarían ante situaciones de ausencia de alguna de ellas. En la elección de las coordinadoras se empieza a manifestar algo que cobrará mayor relieve más adelante: la importancia que se le asigna a la mujer en el espacio organizativo de la cultura Avá Guaraní. Además de la elección de las coordinadoras, durante el proceso previo al inicio de obras se estableció también un reglamento interno de trabajo, que se fue armando durante las reuniones semanales. Una norma que se estableció en dicho reglamento general fue la N°11, que dice lo siguiente: “SANCIÓN, Por faltar 3 veces en los días de trabajo, le corresponde el último lugar en la construcción de la habitación (como retraso de la obra)”. Esta norma cobraría importancia más adelante.

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Otro punto señalado en el reglamento es que la contraparte implicaba una dedicación de jornada completa (8 hs) durante los cinco días hábiles semanales, hasta terminar definitivamente con todas las viviendas. Esto es lo que explica la alta demanda de trabajo que se solicitaba a cada familia beneficiaria. Al armar el proyecto y el reglamento, esta forma de trabajo (que en los documentos se denomina ‘sistema de ayuda mutua’) surgió de manera prácticamente espontánea. Esto es así, porque respondía a las experiencias de proyectos de construcción anteriores ejecutados por la comunidad. En efecto, a la pregunta de “¿Cómo nace la idea de la ‘ayuda mutua’?” surgieron respuestas como las siguientes: “Cuando eran sólo (unas pocas) casas teníamos que trabajar todos juntos”, o “Al principio hubo una experiencia de construcción de viviendas. Algunos participantes trabajaron en aquel primer proyecto, pero no eran 50 casas (...), no podían dividir el trabajo sino que tenían que trabajar todos juntos. Esta vez, eran demasiados beneficiarios, entonces hubo que dividir. Un solo grupo de cuatro coordinadores no podía controlar, entonces se decidió dividir en tres grupos de trabajo de 18 miembros cada uno.” De este modo, vemos que el sistema de trabajo empleado fue una versión ampliada del que originalmente se utilizó para ejecutar las viviendas de ENDEPA en 1997. Pero vale la pena recordar que en esa oportunidad el trabajo fue realizado por los varones de cada hogar. En cambio, la dificultad que se incorporaba en el nuevo proyecto Yaguata Kavi era que, al tener un tiempo limitado para la ejecución del total de 47 obras que se superponía con la fecha de cosechas agrícolas, se hacía imposible para las familias prescindir del ingreso en jornales de cosecheros. Como en la mayoría de las familias los varones estaban forzados a salir a trabajar a otras localidades, la única opción era que las mujeres asumieran el desafío de realizar las obras de construcción. Esto implicaba una experiencia novedosa, ya que nadie –ni los miembros de la comunidad, ni el equipo técnico– tenía ni conocía experiencias anteriores acerca de obras de construcción realizadas por mujeres. Los que más manifestaron su preocupación, y a veces su indignación con la idea, eran los varones. Pero las mujeres se pusieron firmes en aceptar el desafío de construir por ellas mismas, ya que esa era la única oportunidad de obtener el proyecto. En los talleres de Grupo Focal quedó manifiesto que las mujeres al principio no creían que podrían trabajar levantando paredes, ya que algunos de los maridos no las veían capaces de realizar dicha tarea: una vecina señaló que “al empiezo de la obra me preguntaba que iré a hacer... y al final salí aprendiendo mucho”; otra comentó “teníamos miedo antes de empezar, nos costó aprender, pero al pasar el tiempo fuimos confiando en nosotras.” La mayoría de los varones les decían comentarios como que “no van a aprender a construir, eso no es lo mismo que ir a cebar y tomar mate”; aunque otros les daban ánimos y decían que sí iban a poder, y les recomendaban prestar atención para aprender. Un rol fundamental en el incentivo de las mujeres fue el del coordinador comunitario, Oscar Segundo. A los pocos días de iniciados los trabajos, se suscitó una situación que volvió a poner en debate la capacidad de las mujeres para los trabajos de albañilería. Más específicamente, a partir del día domingo 20 de octubre, día de la Madre. En el pueblo Guaraní suele ser un día de festejo significativo para las mujeres, dada la importancia de la figura materna en la organización social tradicional de este pueblo. En consecuencia, el lunes siguiente, algunas las mujeres llegaron tarde al trabajo. Esto provocó las protestas de los varones que trabajaban en las obras, y constituyó una segunda instancia en la que las mujeres debieron salir a argumentar a favor de su propia capacidad de trabajo, y de su compromiso para realizar las actividades necesarias a la par de los varones. A partir de situaciones como la anterior, cada grupo comenzó a establecer formas propias de control mutuo, más allá de las diseñadas en el reglamento general. En algunos casos llegaban a ser bastante duras: por ejemplo, en el grupo 2 se llegó a cobrar pequeñas multas de dinero por las inasistencias (que luego se usaban para comprar materiales, o como refrigerios para todos). Con el transcurso de los meses y el trabajo, las relaciones interpersonales empezaron a transitar nuevos carriles. El grupo 2, por ejemplo, empezó a instalar la costumbre de juntarse los viernes, una vez finalizado el trabajo semanal, para comer entre todos, luego esta idea fue adoptada también por los otros dos grupos: “Nos juntábamos fuera de los días de trabajo, para compartir un almuerzo o cena, para festejar cumpleaños de algunos de los compañeros, festejo día del trabajador, día de la madre. También para acompañar a unos de los compañeros

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por la muerte de un familiar.” “Lo bueno del grupo 2 es que siempre se juntaban a compartir, todos los viernes después de las 12, si había cumpleaños lo hacían para el que cumplía ese día. Cuando había problemas dentro del grupo armaban colectas, juntaban por colaboración entre todos. Por ejemplo hubo un problema con mi abuela (dice un vecino) que había fallecido, entonces colaboró todo el grupo, todos colaboraron.” Todos los materiales se compraron de manera conjunta. Como todas las obras se atenían al mismo diseño, la distribución de los materiales resultó sencilla. Sólo requirieron más material los baños (debido a las instalaciones sanitarias), y las ampliaciones de las casas cercanas al río (que tenían cuatro paredes en lugar de tres), pero nadie manifestó que esto constituyera un reparto inequitativo del dinero. La administración de los materiales que llegaban a la comunidad –y que eran provisoriamente depositados en el salón comunitario– estuvo a cargo de dos vicecoordinadores de grupo. Su tarea consistía en llevar planillas de ingresos y egresos de materiales por cada grupo. Por esta razón, fueron denominados “personal administrativo”.

Las capacitaciones: aprendiendo juntos Se realizaron capacitaciones de dos tipos, por un lado en construcción, y por otro en fortalecimiento organizativo. En las capacitaciones en construcción, dos albañiles de la comunidad (Oscar Segundo, asimismo coordinador general de la Comunidad, y Emilio Sánchez) organizaron espacios en los que se iba enseñando a los beneficiarios las etapas necesarias para las construcciones. A sugerencia de Zulema, la técnica de la SsAF, se decidió que las capacitaciones en construcción la ofrecieran los propios albañiles locales, ya que los maestros mayores de obra que trabajan en la SsAF de Jujuy estaban comprometidos con otras actividades en otros territorios. En consecuencia, se propuso aprovechar la experiencia de los propios vecinos. Al principio las capacitaciones se hacían los lunes, cada tres semanas. Durante cada etapa de la obra se hacía una capacitación. La primera etapa fue el replanteo de obra. Como la mayoría de los que trabajaban en la obra eran mujeres sin ninguna experiencia previa en construcción, no sólo se hicieron necesarias las capacitaciones, sino también algún tipo de seguimiento personalizado durante las propias actividades de las obras. En algunos grupos había albañiles con alguna experiencia, quienes durante el avance cotidiano de las obras pudieron asumir el rol de ‘asesores técnicos’ para todo su grupo. Participaban de las capacitaciones generales, para luego transmitir lo aprendido al resto de sus compañeros durante el trabajo cotidiano. Generalmente no coincidían con las coordinadoras de grupo, que carecían de experiencia en construcción. En el grupo 1, dos de los tres albañiles ya habían trabajado en los proyectos de vivienda anteriores; en el grupo 2 se contaba con dos albañiles en la misma situación; pero el grupo 3 carecía de albañiles con experiencia, por lo cual al principio se manifestó un retraso de este grupo en el avance de las obras. Esta dificultad se solucionó cuando los dos capacitadores asumieron el compromiso de acompañar y colaborar cotidianamente a este grupo, a pesar de no ser beneficiarios de obra. Paulatinamente, los grupos de trabajo fueron adquiriendo mucha mayor pericia en las técnicas de construcción, y consecuentemente, mayor organicidad interna. Muchas ideas organizativas nuevas fueron innovaciones de los propios equipos hacia el final del proceso. Un ejemplo claro lo constituye el trabajo de revoque y contrapiso, que no estaba contemplado en el proyecto original por una cuestión de costos. Sin embargo, el ahorro de costos en áridos (que fueron completamente aportados por la comunidad) y la obtención de una buena negociación y buenos precios con los corralones, permitieron que la compra incluyera el material necesario para el acabado final de las obras. De manera que los grupos tuvieron que resolver cómo se organizaban para realizar, además del trabajo ya consensuado, las actividades extras necesarias para el revoque y contrapiso. Para esto, los grupos decidieron dividirse en sub grupos por sorteo. El grupo 3 fue en este caso el que innovó mediante la creación de cuatro subgrupos; esta alternativa fue luego imitada en los otros grupos de trabajo. Los talleres de fortalecimiento organizativo fueron coordinados por Zulema y Angelina, y fueron dos, subdivididos a la vez en dos días cada uno, totalizando cuatro días de taller. El primer taller tuvo lugar los días 22 y 29 de octubre de 2010. El segundo taller, los días 8 y 15 de enero de 2011.

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En estos talleres se emplearon varias metodologías para mejorar el entendimiento interno del grupo: un FODA, un trabajo comparativo ‘árbol-grupo’, una actividad de rompecabezas, una dinámica de reconstrucción de la red de relaciones de trabajo mediante hilo con ovillo. Estas actividades se hicieron para definir el rol de las coordinadoras, el sentido de confianza mutua, y la importancia de la comunicación entre las y los miembros de los grupos. Es relevante señalar un aspecto puntual: en el FODA realizado durante el primer día de taller, uno de los grupos escribió como Fortaleza: ‘presencia de albañiles en el grupo’; inversamente, como Debilidad otro grupo señaló ‘ningún conocimiento de albañilería por la mayoría de los beneficiarios’. Se observa que la presencia o ausencia de experiencia previa en construcción se veía como un punto crucial para la adecuada resolución del proyecto. Y sin embargo, resulta curioso que, inversamente, allí donde no había conocimientos de albañilería (como en el grupo 3) fue en donde, precisamente, pudieron desarrollarse innovaciones organizativas más profundas. Además de estos talleres, durante el proceso de las obras se realizaron todos los viernes reuniones de integración, actualización de las situaciones particulares y de los estados de avance, y fortalecimiento organizativo, de los cuales también participaron Zulema y Angelina. En estas oportunidades, se realizaban distintos trabajos acerca de la comunicación, división de tareas, normas de convivencia grupal, responsabilidad y respeto entre cada beneficiario, como también la gestión colectiva de las decisiones. De estos espacios, los participantes manifestaron que: “aprendimos a no tener vergüenza para expresarnos nos sirvió para conocernos entre nosotros y entablar una amistad”.

La tensión entre las necesidades familiares y las obras de construcción Como en cualquier proyecto, se observaron dificultades de distinto tipo. Por ejemplo, en una oportunidad el corralón no llevó los materiales a tiempo, provocando un retraso general en la obra, lo cual fue solucionado entre todos los vecinos, que iban aportando materiales de construcción propios para las obras, para que les fueran devueltos posteriormente. Otro de los inconvenientes fueron las lluvias, que impidieron el acceso al rio en un momento en que comenzaron a procurarse más materiales, y eso también retrasó un poco la obra. También se manifestaron incomodidades en las obras debido a ciertas bromas pesadas entre algunos de los miembros del grupo, problema que fue resuelto en el transcurso de las reuniones de los viernes. Asimismo, hubo familias que no cumplieron con el trabajo comunitario coordinado: en un caso, la situación obligó a la comunidad a solicitar la renuncia de la familia al proyecto. Pero la dificultad que más recalcaron los participantes de los Grupos Focales era que en la primer etapa (marcado y cavado del terreno), se sufrió un retraso significativo del trabajo, debido a que, al ser mayoría las mujeres y sin experiencia, les llevo más tiempo y esfuerzo. Tal situación fue modificándose a medida que avanzaban con la obra, debido a que las mujeres adquirieron los conocimientos y la práctica necesaria para la construcción. Otro caso particular fue el de un vecino, cuya genuina necesidad del proyecto era reconocida por el grupo, y de hecho le fue designada una obra; sin embargo, al iniciar los trabajos, se hizo manifiesto que no iba a poder cumplir con la contraparte de mano de obra porque tenía que salir a trabajar a las fincas aledañas. Este vecino se ofreció incluso a trabajar de sereno para cuidar los materiales por la noche en calidad de contraparte, pero lamentablemente eso no era lo que necesitaba el grupo, que no podía darse el lujo de perder brazos de trabajo (en términos de las coordinadoras de grupos, la consigna era que “entre todos hacemos nuestras casas”). En consecuencia, muy a pesar del propio beneficiario y de los vecinos, tuvo que presentar su renuncia al proyecto para que se lo pudieran ofrecer a otra familia. En este caso y en muchos otros, se observa que la demanda de mano de obra para las construcciones entraba en tensión con la necesidad de cada unidad doméstica de garantizar la mano de obra suficiente para el cuidado de la familia o para la reproducción de la canasta familiar: así, hubo beneficiarios que no continuaron en la obra durante la última etapa de construcción (revoque interno y piso de la habitación), en dos de los casos fue porque las beneficiarias no tenían quién cuidara los niños y no tenían un suplente en la obra. Otro caso fue

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por tener que ir a trabajar en las fincas, ya que en esa época (Abril-Mayo) iniciaba la temporada de plantación de verduras, vegetales y hortalizas. Para esos casos, entre todos decidieron darles la oportunidad de integrarse nuevamente a los grupos de trabajo cuando pudieran resolver sus incompatibilidades. En todos los casos, el mayor desafío consistió, precisamente, en lograr cumplir con las tareas de ‘reproducción doméstica’ (cocinar para la familia, lavar la ropa, cuidar a los niños más pequeños), sin abandonar las tareas en las obras. Para muchas mujeres, esto significó una intensificación de su propio trabajo, en ocasiones a costa de su propio bienestar personal: “Ella tenía que llevar a su hijita a la obra, y era muy peligroso, podía haber un accidente con un ladrillo, una máquina “; “Capaz me tenía que quedar hasta la una, las dos de la mañana lavando ropa”; “Yo tenía que salir corriendo a cocinar para mis chiquitos y volver”; “Ella tenía que servir la comida en su casa, entonces capaz que volvía a la obra sin comer porque no había hecho tiempo”. En la mayoría de las ocasiones, a la intensificación del trabajo femenino se sumó, como factor fundamental, una redistribución de tareas al interior de cada familia, de manera que las actividades multiplicadas pudieran ser absorbidas por toda la unidad doméstica y no por uno solo de sus miembros. Algunos testimonios significativos fueron, por ejemplo: “En mi casa cocinaba mi suegra”; “Mis hijos cocinaban”; “En mi caso mi marido me ayudaba a lavar la ropa, a cocinar”; “Mi mamá cocinaba”; etc. En el caso del grupo de construcción de baños, al ser solo tres mujeres, la importancia de la colaboración general de la familia fue más visible, ya que algunas tareas –por ejemplo, el pozo– llevan mucho trabajo en poco tiempo, y esto se logró porque en el lapso de quince días las tres familias aportaron todo el trabajo disponible para terminar los tres pozos. Las dificultades de cumplir con las tareas del hogar a la vez que con las obras, son manifestadas no sólo por las mujeres, sino también por los propios varones. En efecto, al preguntarles a ellos en los talleres de Grupos Focales el motivo de que las mujeres tuvieran que construir, señalaron que no había otra persona que lo hiciera, ya que la mayoría de los varones presentes habían tenido que salir a trabajar a las cosechas en las fincas de la zona, u obligados a migrar a otras provincias, para proveer a sus familias del sustento diario105: “Lo que pasa es que aquí hay trabajo por tiempo, acá el trabajo dura hasta septiembre, y a partir de ahí ya quedan las mujeres, sí o sí el hombre tiene que salir a buscar trabajo”. Aquellos varones que sí trabajaron en las obras refirieron distintas situaciones por las cuales se dieron sus casos particulares. Algunos manifestaron que les resultó difícil, ya que sus parejas no podían salir a trabajar por motivos de salud, y eran ellos los que durante la semana trabajaban en la obra y los fines de semana salían a hacer changas para asegurar por lo menos el alimento diario de sus hijos. Otros trabajaron personalmente: “Mi mujer cobra asignación familiar, por eso como ella es sostén de familia yo sí pude trabajar en la obra.” Otros pudieron resolver con sus respectivos empleadores. ”Yo estaba en una obra en Libertador, cuando sale el proyecto pude pedir para no trabajar por ese tiempo. Por caso a mí la capacitación me está sirviendo, ahora ya me llaman para hacer obras acá.” Además de estas estrategias al interior de cada unidad familiar, fue fundamental para la adecuada ejecución del proyecto contar con una solidaridad y organicidad dentro de cada uno de los grupos. Un ejemplo era el de la organización para la hora del desayuno y el mate. El encargado del mate, el azúcar y los bollos de cada día era el beneficiario cuya vivienda era la que estaba siendo trabajada en esa ocasión. Si el beneficiario no estaba en condiciones para hacerlo, tenía que encargarse de obtenerlo de algún otro modo. Otra experiencia colectiva que resultó muy importante para colaborar con las tareas de las familias fue la gestión de recursos y alimentos ante directivos de ENDEPA y de algunas organizaciones misionales, realizada por Silvia Torres; la posibilidad de contar durante los meses críticos con un mínimo de recursos para repartir entre las familias alivió al menos parcialmente la necesidad de salir a trabajar para afuera. De esa manera, las familias pudieron continuar trabajando en las obras, y la tarea no se discontinuó, ni siquiera durante las fiestas; al contrario, los recursos fueron los suficientes para poder administrar un pollo por familia para la cena de Navidad. 105 Las mujeres también son contratadas por las fincas para algunas tareas particulares, por ejemplo, para el atado de los tomates a los puntales; pero generalmente se contratan mujeres solteras.

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Situación FINAL - ACTUAL Como quedó ilustrado, la experiencia sistematizada ha concluido ya. Las obras se completaron en mayo de 2011, y la inauguración formal se realizó el 7 julio del mismo año. En el medio, en junio de 2011, comenzamos a darle forma efectiva a nuestro equipo de sistematización. Elegimos que estuviera compuesto por los referentes provinciales de sistematización, los técnicos de terreno, y también por los miembros de la comunidad que fueran elegidos. La comunidad designó como participantes en el espacio de sistematización a las seis coordinadoras de grupo en función.

Un objetivo logrado; un problema que no se resuelve Los objetivos a los que aspiraba el Proyecto Yaguata Kavi fueron exitosamente logrados, en un tiempo menor al pactado, con dos meses de anticipación. Pero lo más significativo de todo es que estas experiencias ilustran otro logro, no esperado originalmente en los objetivos: un sistema de organización del trabajo que resultó innovador y altamente efectivo. Como desarrollaremos en los Aprendizajes, este sistema se sostuvo sobre una distribución de grupos de trabajo por criterios de residencia; y muy especialmente, sobre el protagonismo de las mujeres como constructoras de sus propias viviendas. La experiencia brindó conocimientos nuevos a todos los vecinos y sobre todo a las mujeres, pero especialmente, fortaleció un sentido de la equidad de las capacidades entre ambos géneros, y el auto reconocimiento femenino. Como manifestaron las propias protagonistas en los talleres de Grupo Focal, “hoy en día nos animamos a construir una pieza, ya que sabemos cómo empezar a construir”, “ahora en casa mando yo, mis hijos me preguntan a mí para levantar una pared, y no a mi esposo”. Es notable el cambio de actitud y confianza propia que reconocen tanto varones como mujeres de El Bananal, respecto de la experiencia de construcción. “Todos opinaban que no podíamos hacer, que las mujeres no van a poder, que es un proyecto muy pesado. Lo logramos con el entusiasmo y coraje y nos sirvió porque nos ayudó a relacionarnos.” En el momento de la formulación del proyecto fue cuando más voces disidentes se escucharon, tanto de varones que protestaban como de mujeres que se sentían incapaces. Pero en aquel momento, asumir la responsabilidad por parte de las mujeres constituía la única posibilidad para no perder la oportunidad de ejecutar el proyecto. Como dice una vecina, “si decía no voy a poder, iba a perder esa habitación nosotros pusimos mucho entusiasmo desde el principio y durante toda la obra”. Paulatinamente, las mujeres empezaron a adquirir pericia en las actividades de albañilería, gracias a lo cual hacia el final pudieron convertirse en las ‘albañiles’ asesoras de sus respectivos grupos de trabajo, como ocurrió, por ejemplo, con el caso del grupo 1. Hoy, a la inversa de lo ocurrido hacia el principio de las obras, se manifiesta en los talleres de Grupo Focal una actitud de nostalgia por el tiempo de los trabajos en las obras. A muchas mujeres les resulta insuficiente el regresar simplemente a la rutina doméstica después de la experiencia. Como señaló una vecina en los talleres de Grupo Focal: “en la casa te sentís sola, en cambio ahí nos divertíamos, íbamos… Se extraña el trabajo, en cambio en grupo te despabilas un poco”. Otra mujer nos decía: “Ahora me tuve que buscar otro pasatiempo: acá está mi pasatiempo, este es el diploma de la obra”, mientras nos muestra, entre risas, a su bebé que nació al finalizar el proyecto. A pesar de las muchas peleas y discusiones, los días de las obras fueron tiempos intensos, divertidos y añorados. Es importante recalcar además que los conocimientos adquiridos en estas instancias constituyen para los sectores populares no sólo una oportunidad de resolver una problemática (en este caso, habitacional); sino además, es una experiencia que ofrece una profesión. Muchos de los y las participantes en las obras (varones

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y mujeres) han encontrado en la construcción una vocación, y hoy están comenzando a ofrecerse para trabajos vecinales. Algunos varones albañiles manifestaron que para ellos fue un aprendizaje de técnicas que no sabían, y en ese sentido les ayudó en sus propias tareas; para el caso de las albañiles mujeres, es significativo señalar que, hoy, en el marco de otro proyecto habitacional (ajeno a la SsAF) que está a punto de ejecutarse, muchas mujeres ya han sido contratadas para la construcción por parte de otras vecinas que serán beneficiarias de obras, o como dijo un vecino: “ellas se sienten capaces, por ejemplo con los nuevos proyectos, entonces ellas quieren trabajar”. De esta manera, los conocimientos desarrollados constituyen insumos que enriquecen la circulación de trabajo local. Por todo esto, la idea del equipo técnico es no desaprovechar el ‘viento de cola favorable’ que dejó la buena experiencia, y avanzar en nuevas actividades, así como difundir esta experiencia para que, al menos en Jujuy, otras localidades que sufren la migración temporaria masculina se animen a buscar alternativas a proyectos de construcción en el trabajo femenino. Sin embargo, y a pesar de lo expuesto, resulta ineludible resaltar que, aunque el proyecto fue exitoso, y constituyó una experiencia de trabajo colectivo creativa y digna de ser difundida y replicada, lo cierto es que el problema de fondo que vino a resolver dista de estar solucionado. El problema habitacional en la localidad de El Bananal no se resuelve, porque va más allá de la falta de materiales de construcción o mano de obra: tiene que ver con una problemática estructural de distribución de la tierra. A pesar de que el gobierno provincial entregó títulos de propiedad sobre tierras comunitarias al Pueblo Guaraní en septiembre de 2008, se trata de una propiedad de 4000 has., en el dto. Santa Bárbara, en pleno monte chaqueño106, compartida entre 11 comunidades (aunque en la provincia suman 40). Las comunidades propietarias son: El Bananal, Caimancito, Fraile Pintado, El Talar (2), Vinalito, Calilegua, Lib. Gral. San Martín (3) y Chalicán. Sin embargo, la ocupación efectiva de esta tierra es aún sumamente incipiente, ya que los lotes están ubicados a distancias considerables de las actuales comunidades (entre 20 y 100 km) sin movilidad, lo cual impide a los vecinos acceder a sus trabajos cotidianos; además no cuentan con infraestructura para la construcción de viviendas ni para cultivos; y lo más complejo de todo, carecen de fuentes superficiales de agua, con lo cual la instalación humana es, por ahora, imposible107. Mientras tanto, en la propia localidad de El Bananal, las posibilidades de ampliación del espacio habitacional son escasísimas. El asentamiento está ubicado en una isla entre el Río Piedras y un arroyo afluente. En las márgenes opuestas a ambas corrientes de agua comienzan las fincas agrícolas. Hoy, por la presión demográfica, los vecinos están instalando sus viviendas directamente sobre las barrancas de las corrientes, con el consecuente peligro de que las crecidas estivales los dejen sin hogar. La tierra en la concepción cultural de los pueblos originarios es un ámbito comunitario en el que no existe ni se comprende la separación de la propiedad individual respecto de la ajena, porque ella es un don y debe ser compartida por todos. La tierra no es una simple mercancía ni un bien de producción y lucro, sino un territorio cultural, el espacio de los mitos, la historia y la fuente de las relaciones sagradas. Recuperar la tierra es volver a la vida. Los Avá la necesitan para recorrerla, tributarle respeto y ofrecerle protección comunitaria: para volver a ser ellos mismos. Solamente una actitud verdaderamente comprometida en la distribución efectiva de la tierra –tanto de superficies para viviendas, ampliando el asentamiento en los alrededores de la localidad; como de montes y tierras suficientes para que las comunidades puedan reproducir su cultura tradicional y su vínculo propio con la naturaleza– puede resarcir el despojo que históricamente sufrieron los pueblos originarios. Y, al hacerlo, puede comenzar a resolver estructuralmente el problema habitacional y productivo en la localidad de El Bananal, al igual que en el resto del Ramal jujeño. 106 Es decir, no pertenecen a la región ecológica tradicionalmente ocupada por los Guaraní (Selva de Yungas) sino que las tierras están inmersas en el Parque Chaqueño. Esto suma a la nota siguiente. 107 Cabe recordar que la Constitución Nacional garantiza la entrega de las tierras que tradicionalmente habitan a los pueblos originarios: o cuando esto sea imposible, de otras “aptas y suficientes” para su reproducción cultural. La entrega de tierras realizada al pueblo Guaraní jujeño dista de ser apta, y definitivamente resulta insuficiente.

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LECCIONES APRENDIDAS A partir de la lectura y discusión del borrador del documento final de sistematización, hemos realizado un balance final de lo que significó la experiencia para la organización de la Comunidad Guaraní APG El Bananal, identificando errores y aciertos del proceso. A partir de esa discusión hemos elaborado un cuadro (el cual figura anexo al final de este documento), que nos ha servido como insumo para confrontar nuestro eje de sistematización con la información y lo aprendizajes recabados. Retomando nuestro eje de sistematización original, el cual se resumía en la siguiente pregunta:

¿Cuáles fueron los factores, experiencias y estrategias que permitieron la organización autogestionada del proyecto Yaguata Kavi en la comunidad Guaraní APG El Bananal? Presentamos la siguiente descripción de los aprendizajes que ha producido esta experiencia: 1. Factores: Entre los factores externos que permitieron el desarrollo del proyecto, es importante señalar la presencia de algunas figuras significativas. Una persona importante tanto por la historia de su relación con la comunidad, como por su intervención específica en este proyecto puntual es Silvia Torres, que vive en la comunidad hace varios años. Y que, para el proyecto Yaguata Kavi, fue una persona crucial para la gestión de recursos con ENDEPA y con grupos misioneros, que fueron usados para permitir a los trabajadores contar una canasta mínima sin tener que salir a trabajar fuera del proyecto. A través de la Hermana fue como se sumó la asistente social, cuya coordinación de talleres periódicos y reuniones semanales de fortalecimiento organizativo fue importante para sostener y fortalecer la identidad de grupo. Otro factor invaluable fue contar con el asesoramiento semanal de la Técnica de la SsAF, cuyo seguimiento cotidiano y experiencias previas permitieron garantizar el desarrollo del proyecto, la comunicación interna y la toma de decisiones en el espacio colectivo de las reuniones de viernes. En realidad, se podrían detallar aquí muchos más factores externos que permitieron el avance del proyecto (los recursos municipales, los planes PEC, etc.): pero el verdadero factor determinante no son estas posibilidades de recursos, sino sobre todo la intención de los coordinadores de la comunidad de transformar todas las oportunidades de recursos externos en insumos para el fortalecimiento organizativo: la manera en que los PEC promovieron el espacio de diagnóstico del proyecto constituye un buen ejemplo de ello. Esta capacidad de transformación de los recursos externos en insumos para potenciar la organización interna, es resultado de, por un lado, la propia práctica tradicional guaraní (una de las tareas fundamentales de los dirigentes tradicionales es precisamente ésa); y por otro lado, de la influencia de otras organizaciones que han acompañado el crecimiento de la comunidad y del Pueblo Guaraní de la zona, como las mencionadas SsAFy ENDEPA. 2. Experiencias: Identificamos las siguientes experiencias, como aquellas que resultaron relevantes en la ejecución de este proyecto: • Experiencias de tipo práctico, vinculadas a actividades recientes de organización del trabajo colectivo y de la gestión comunitaria. Una especial importancia tuvieron las experiencias de construcción de viviendas de ENDEPA en el año 1997; y de construcción de baños FOPAR en 2001. Estas experiencias permitieron que ya hubiera conocimientos en construcción arraigados en la comunidad, los cuales pudieron ser replicados y transmitidos al resto de los vecinos participantes: algunos ya sabían algo de construcción por esos mismos proyectos; y los que no, los adquirieron a través de albañiles de aquellas experiencias (Oscar y Emilio). • Otro aprendizaje que dejaron instaladas estas experiencias es el del régimen laboral (en cuadrillas formadas por un trabajador de cada familia beneficiaria, durante jornadas completas de cinco días a la semana)

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así como del régimen de obra (de manera rotativa y colectiva: trabajando en la construcción de cada una de las obras de los beneficiarios, el conjunto total de ellos; y avanzando en pasos homogéneos). Es notable que el hecho de haber trabajado con estos patrones de organización anteriormente, permitió que el mismo se reprodujera en un proyecto en el que no había pago de jornales, y en el que las dimensiones eran mucho mayores (cinco veces la cantidad de obras familiares anteriores). En el caso de los baños, la experiencia anterior dejó instalado el conocimiento de plomería e instalaciones sanitarias, además del de construcción, igualmente necesarias para completar los proyectos. Por último, ambos proyectos anteriores dejaron instalado un diseño de obra relativamente sencillo y replicable a la escala en que tuvo que realizarse. Asimismo, hay que recalcar la experiencia previa en gestión de recursos que adquirieron los dirigentes de la comunidad a través de la lucha comunitaria mediante la cual se logró obtener el territorio de propiedad colectiva compartido con otras comunidades Avá Guaraní de Yuto y Ledesma. Estas experiencias permitieron, por ejemplo, lograr la gestión de los camiones municipales para el acarreo de áridos y otros materiales, así como la solicitud para que el coordinador pudiera dedicar una parte de su trabajo municipal a la gestión del proyecto. • Otro tipo de experiencias que creemos ha sido importante para entender las características de este proyecto tiene que ver con la antigua estructura organizativa del pueblo Avá Guaraní. En efecto, este proyecto no habría sido viable sin el protagonismo de las mujeres en las actividades de construcción, algo que sorprende por igual a técnicos así como a otras organizaciones de productores. Aunque la problemática de género es un desafío abierto en todos los espacios sociales, sin embargo, es también cierto que la estructura organizativa guaraní deposita una preeminencia a la figura materna, como nodo central de la red social del parentesco. Alrededor de la figura materna se desarrolla el ordenamiento espacial tradicional; y esto es uno de los factores que influyen en que, por ejemplo, la gran mayoría de las Mburuvichas (dirigentes tradicionales) del Pueblo Guaraní en Jujuy –incluyendo la de la propia comunidad de El Bananal– sean mujeres. Y creemos que esta misma estructura y carácter fuerte y relevante de la figura materna en la antigua tradición guaraní influye también en la voluntad y osadía de las mujeres de El Bananal, que no amedrentaron ante las protestas masculinas cuando hubo que determinar una forma de cumplir con el trabajo del proyecto. Es decir: una alternativa de trabajo que para la experiencia patriarcal de la sociedad envolvente resultaría exótica y hasta intolerable (mujeres albañiles) resultó, para el pueblo Guaraní, una alternativa inusual y controversial, pero en el plano de lo posible. 3. Estrategias. Por un lado, la comunidad desarrolló estrategias como un todo, como unidad, a fin de facilitar a sus miembros la ejecución de la experiencia. Por otra parte, las familias particulares también tuvieron que discutir y negociar estrategias internas: • Las estrategias colectivas. Algunas de las que hemos identificado han sido: la división en grupos de trabajo de acuerdo al lugar de residencia, descartando en el camino otras alternativas como división por relaciones de afinidad o parentesco; a pesar de que no todos estaban conformes con la decisión tomada, sin embargo, la operatividad que adquirió la comunidad demostró que fue una decisión acertada. La gestión con redes solidarias para obtener recursos para garantizar la canasta básica, aliviando de esa manera la necesidad de cada familia de tener que salir a trabajar para las quintas. Aunque la migración temporal no se pudo evitar, es cierto que esta estrategia permitió que las obras no se discontinuaran, ni siquiera cerca en las fechas de fiestas. Una tercera estrategia colectiva importante fue el dictado de capacitaciones internas de construcción, brindado por vecinos más avezados, lo cual significó una manera de operativizar las obras, que asimismo resultó extremadamente económica. También fue significativo contar con vecinos jóvenes designados como ‘personal administrativo’, gracias a lo cual, los conocimientos en gestión y administración de materiales quedaron ya instalados en la comunidad. Entre otras estrategias, fueron importantes: la redacción de un reglamento interno de trabajo; las soluciones creativas de cada grupo: por ejemplo, el depositar en el beneficiario de turno la responsabilidad sobre

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el desayuno y el mate; las colectas solidarias de cada grupo para aliviar los costos de las situaciones inesperadas; e incluso las soluciones drásticas, como el cobro mutuo de multas que desarrolló el grupo 2. Por último, una estrategia interesante ha sido el desarrollo espontáneo de espacios de fortalecimiento de la identidad de grupo, tales como las comidas de los viernes, el festejo de cumpleaños, etc. • Las estrategias particulares. No hay que olvidar que, aunque la gran mayoría de los constructores fueron mujeres, esta fue una decisión que se dirimía de manera particular, en el seno de cada familia. Es ahí en donde cada familia (en tanto unidad doméstica, productora y reproductora de sus miembros) tuvo que reorganizarse para cumplir, simultáneamente, con las tareas cotidianas domésticas, con actividades que permitieran un ingreso salarial, y con la contraparte de trabajo de las obras familiares. Por lo tanto, hay que señalar que las estrategias, consistieron en la redistribución de energías y tareas al interior de las unidades familiares. De energías, cuando las mujeres no tenían más remedio que aumentar su esfuerzo y maximizar su tiempo para cumplir con las tareas domésticas y de construcción. Pero en muchos casos, se dieron también experiencias de redistribución de las tareas entre los miembros de la familia; y en muchos casos las mujeres pudieron construir porque descansaban en la ayuda masculina para cocinar, en la de los hijos mayores para cocinar o cuidar a los más pequeños, en las madres o suegras para lavar la ropa, etc. De lo anterior, se desprende una conclusión importante, un eje que cruza todos los aspectos que hicieron de esta experiencia una que resultó a la vez innovadora y exitosa: la apropiación del proyecto por parte de las familias como unidades decisoras, y de las mujeres en particular, lo cual fue potenciado por la experiencia cultural Avá Guaraní. Cuando las mujeres mostraron que no tenían temor de protagonizar las obras, y pudieron negociar el tiempo y la energía para hacerlo al interior de sus propios hogares, el proyecto se volvió posible y ejecutable bajo las condiciones adversas que les toca transitar a los sectores populares. Para finalizar, un último aprendizaje institucional que no quisiéramos dejar de señalar es que es necesario rediscutir el perfil del sector social destinatario de las políticas de SsAF, ya que en muchas oportunidades las características de determinada organización o localidad pueden no coincidir con el perfil esperado. Esto es el producto de una historia productiva que expulsó a los habitantes del campo, y los obligó a un asentamiento y peri urbanización forzosas. Tal es el caso de la comunidad guaraní El Bananal, que, a pesar de ser una comunidad aborigen residente en un área rural, carece de superficie para producción agropecuaria propia, familiar o comunitaria, y tiene por lo tanto una dinámica habitacional urbana; lo cual no los hace ajenos a las mismas problemáticas cotidianas del resto de los agricultores familiares del país. El reconocimiento del derecho a la tierra tiene, para el Pueblo Avá Guaraní, un carácter que va más allá de lo productivo. Tiene que ver con la reproducción misma de su forma de comprender el Mundo y habitar en Ñanderotumpa (Nuestra Santa Madre Tierra), que, hoy, está puesta en jaque por la ambición del sistema productivo dominante.

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Cuadro anexo 1 Ejes

Problemas

Aprendizajes

Falta de integrantes de los grupos a la hora de trabajar en

A desenvolvernos

comunidad. Organización del Trabajo

A buscar estrategias frente a los Falta de Confianza Oposición a las decisiones consensuadas

A organizarnos en las tareas del hogar

trabajo e ir a la obra

y el trabajo

parte de las parejas No poder compartir con nuestras familias Falta de conocimiento en Albañileria

Trabajo Individual de las Obras

A opinar entre todos

Tener que cocinar al salir del Tener problemas de celos por Tareas Familiares

problemas

A comunicarnos con nuestras familias A realizar las tareas del hogar A incorporar a los hombres a las tareas domésticas Conocimientos en albañilería

Falta de animo

A trabajar en equipos

Falta de Voluntad

A ser tolerantes

Falta de paciencia

A expresarnos y a ser solidarios

Cargar con problemas laborales fuera del horario laboral

A dialogar

No hacer respetar el plano a seguir Rol de los Técnicos

en cuanto al trabajo de

Aprendimos nuevas palabras

construcción Ser cambiantes a la hora de tomar decisiones Sistematización

Falta de participación de algunos coordinadores

Cómo organizarnos

A contar nuestras experiencias.

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Capítulo XV

Provincia de Salta La agricultura familiar y la elaboración de vino en los Valles Calchaquíes. Organización y transformaciones EQUIPO • Ana Müller, Osvaldo López y Ernesto Abdo • Colaboración de Pablo Usandivaras. Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela. Antes de morir, le reveló su secreto: —La uva –le susurró– está hecha de vino. Marcela Pérez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos. (La uva y el vino, de Eduardo Galeano)

Introducción Punto de partida Nuestra sistematización nace conversando, revisando las concreciones y proyectando el futuro. Para volver a recorrer el camino transitado y las experiencias que aquí compartiremos, este equipo quiere partir desde una pequeña reflexión del concepto “desarrollo rural”; nos parece importante comenzar definiendo nuestra experiencia por fuera del concepto de “desarrollo”. Las razones son muchas y variadas. La agricultura familiar se caracteriza por una gran diversidad de aspectos: productivos diversidad de actores, de culturas, de historias, de pueblos. A partir de ello, creemos que el concepto de desarrollo predefinió por mucho tiempo que existe “un desarrollo”, lo cual significa implícitamente que otras estrategias como el de la agricultura familiar, siendo validas en sus medios por ser eficientes, sustentables y no agresivas con el ambiente y las pautas culturales, se encuentran fuera de esa categoría por ser diferentes. Sirven de ejemplo en este mismo sentido, las representaciones de la palabra subdesarrollo, palabra con la cual muchos de nosotros nos criamos entendiendo que se la usaba para hacer referencia a condiciones de países, de comunidades, culturas y/o pueblos. La Real Academia Española aún lo define como el “atraso de un país o región, que no habría alcanzado determinados niveles socioeconómicos y/o culturales.” En nuestro continente se viven fuertes vientos de cambio. Durante los últimos años se sienten profundas transformaciones. Latinoamérica y Argentina están dando lugar a nuevas formas de ver, entender, leer y comunicar el mundo: “nuestro mundo donde caben y existen muchos mundos”. Por todo ello, creemos que es un buen momento para comenzar a prescindir de un concepto de desarrollo unívoco. En nuestros ámbitos, en nuestras labores, y fundamentalmente en los caminos de los pueblos, de las organizaciones y de sus modos

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de vivir, la gente apuesta a conquistar y contar con los mismos derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas. El sentido de nuestras acciones va en el rumbo de un mejor vivir o un “buen vivir” (concepto aimara que reemplaza la idea y la carga del concepto “calidad de vida”). Pensar en términos del “buen vivir” es hoy la base fundamental de las nuevas constituciones de Bolivia y Ecuador y tiene un peculiar sentido también en vastos sectores de la agricultura familiar en la región andina de nuestro país; este concepto particular ayuda sin duda a interpretar nuestro presente desde la diversidad de nuestro continente. Es fundamental para nosotros saber que acompañamos esos procesos de cambio, de reivindicación, de revalorización, de visibilización, no con la intensión de acercarlos a “los modelos de desarrollo” sino más bien con la intensión de seguir construyendo entre todos un mejor vivir para la ruralidad de nuestro país. La experiencia que se seleccionó en nuestra provincia para sistematizar fue “La agricultura familiar y la elaboración de vino en los Valles Calchaquíes. Organización y transformaciones”. Este territorio conecta cuatro municipios de nuestra provincia y a los productores viñateros de gran parte del Valle Calchaquí. El objeto de esta sistematización es el proceso de los pequeños productores vitivinícolas de los Valles Calchaquíes, dentro del escenario nacional y en complementariedad con las instituciones del Estado que los acompañan. En función de ello, los objetivos de este trabajo son: Objetivo general: • Reflexionar sobre el rol de las instituciones y sus técnicos; las intencionalidades y los horizontes que permiten la construcción conjunta y la complementariedad junto a los productores y las productoras, lo que contribuye a la visibilización y legitimación del sector de la Agricultura Familiar y a lograr condiciones de mayor equidad. Objetivos específicos: • Dar cuenta de la importancia de las organizaciones y su capacidad transformadora como así también el aporte en este sentido del trabajo articulado y la complementariedad entre diferentes actores. • Revalorizar la importancia del reconocimiento y la confianza de los sectores populares de la comunidad, como artífices de las transformaciones que creen necesarias para sus sectores. • Reconocer el escenario y las implicancias de la actividad vitivinícola en los Valles Calchaquíes, comprendiendo la situación de desventaja de los pequeños productores por las condiciones de mercado y del sistema capitalista. Para alcanzar nuestros objetivos nos guiamos por la siguiente pregunta, que cumple la función de Eje del trabajo: ¿Cómo inciden el “saber hacer”, el proceso organizativo y la participación institucional para que los vitivinicultores del Valle Calchaquí puedan intervenir en las políticas para su sector? Esta pregunta contiene conceptos que nos interesa mirar más de cerca: • El saber hacer: este concepto es amplio, va desde los modos y tradiciones de elaboración, hasta aspectos que diferencian este de cualquier otro vino, ya sea por sus características culturales, históricas, y/o productivas. • El proceso participativo: tanto de la cooperativa como de la asociación. La organización de cada uno de estos actores y sus alianzas. • La participación institucional: analizada desde el acompañamiento técnico territorial y los proyectos, como así también las articulaciones. • El escenario en el que se interviene: por un lado, la creación de la SsAF, del fondo vitivinícola y las nuevas legislaciones del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura). Y por otro, el escenario nacional en el que los productores vitivinícolas se desenvuelven. Esta experiencia cuenta con una gran diversidad de actores involucrados, lo que hace a su complejidad, pero también a un punto de interés para su sistematización. Ellos son:

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Productores de la Agricultura Familiar vinculados al vino: Cooperativa Trassoles con producción de vinos de alta gama, en los varietales Torrontes, Malbec y Cabernet. Y ACEVAC (Asociación Calchaquí de Elaboradores de Vino Artesanal y Casero) que producen vinos artesanales con distintas cepas y cortes, siendo las principales variedades el Torrontes, uva criolla, Malbec, Cabernet, Syrah, Bonarda. Cada elaborador realiza vinificaciones entre 500 y 4000 litros en bodegas caseras, y su producto se caracteriza por resaltar la tipicidad del lugar y el cuidado artesanal. Las dos organizaciones trabajan juntas, pero se diferencian en función de los procesos de producción con los que elaboran el vino y el producto final que producen. El Estado que se hace visible desde distintas instituciones involucradas: • Estados municipales: Cafayate, Animaná, San Carlos y Angastaco • Estado Provincial: representado por la Mesa Vitivinícola, que nuclea instituciones y organizaciones sociales vinculadas a esta temática para discutir políticas públicas y asignación de fondos. Además se contó con la participación de la Secretaría de Asuntos Agrarios de la provincia de Salta, organismo encargado de realizar acciones y ejecutar fondos públicos para el sector. • Estado nacional: “materializado” en tres instituciones (que tomamos como actores) que trabajan en el territorio: - Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF- Salta) del MAGyP, - Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA- AER Cafayate), - Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV Cafayate), MAGyP Para esta sistematización hacemos un recorte de la intervención, pues es importante que quede claro que el momento o las acciones que sistematizamos deben ser comprendidas dentro de un proceso más largo, un proceso que es anterior y que permitió contar con fortalezas, desafíos y construcciones para llevar adelante la experiencia y los proyectos. El recorte se realiza desde marzo 2010 hasta marzo del 2011. En este periodo, a partir de los fondos generados con un porcentaje de las retenciones a las exportaciones del vino, se contó con financiamiento para fortalecer la cadena de valor vitivinícola en los Valles Calchaquíes. Estos fondos -que se renuevan cada año desde el 2009- son controlados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y son ejecutados en su mayor medida por las provincias. El objetivo de estos fondos es fortalecer y apoyar a los agricultores familiares o pequeños productores de uva y/o vino. En el 2009 se crea el Programa de Asistencia para la Cadena de Valor Vitivinícola Argentina mediante la Resolución 249/2009. Por este medio, se busca generar “acciones tendientes al mejoramiento de las condiciones de competitividad de los pequeños y medianos productores y elaboradores vitivinícolas con dificultades para integrarse en la cadena productiva (…) a través de acciones que generen y promuevan el desarrollo de esquemas asociativos de pequeños y medianos productores y establecimientos procesadores; la implementación de planes integrados y articulados de negocios vitivinícolas; el fortalecimiento y articulación de la institucionalidad; el apoyo y promoción para la adopción de nuevas tecnologías y procesos que contribuyan a la expansión del sector vitivinícola, y el desarrollo e implementación de herramientas de diferenciación”108.

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”

En los Valles Calchaquíes empieza nuestro andar. Es un camino de cornisa, que se abre entre los cerros de la precordillera, en la provincia de Salta. Este recorrido lo hacemos junto a los pequeños productores de uvas de estos valles, muchos de ellos “creadores” y “criadores” de vinos. Andamos juntos desde una institución del Estado Nacional, cumpliendo la función de técnicos de apoyo, y los productores nucleados en dos organizaciones que trabajan conjuntamente por el reconocimiento y por políticas públicas que favorezcan y apoyen a su 108 Resolución 249/2009. Sec. de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, creación del Programa de Asistencia para la Cadena de Valor Vitivinícola Arg. en http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/150000-154999/152600/norma.htm

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sector. Estos productores agrupados en la Cooperativa de productores vitivinícolas de Cafayate y de los Valles Calchaquíes y en la Asociación Calchaquí de Elaboradores de Vino Artesanal y Casero (ACEVAC). Nuestra sistematización se sitúa en el proceso histórico organizativo de estos pequeños productores y mediante esta herramienta hemos buscado en el “andar juntos”, analizar y revisar el camino recorrido, los aportes, las conquistas de los actores involucrados. La sistematización nos permitió pensar y conversar sobre las debilidades y fortalezas de este proceso que se encuentra aún en plena construcción. Buscamos, con esta herramienta, reflexionar de manera colectiva, intentando entender el impacto y los rumbos que se van forjando por actores, que son protagonistas de las transformaciones del presente y del futuro de sus comunidades. La estrategia que se sistematiza en este trabajo se basó en articulaciones y complementariedades entre diferentes instituciones y las dos organizaciones que desde diferentes modelos productivos se reconocen como pequeños productores vitivinícolas: ACEVAC (Asociación Calchaquí de Elaboradores de vino artesanal y casero), que nuclea a más de 40 familias de productores inscriptos en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Los productores cultivan parcelas de vid entre ½ ha y 5 has, con destino al mercado, las uvas se venden para consumo fresco, pasas y las variedades con potencial de vinificacion sirven para elaborar los distintos productos, vinos blancos, rosados, tintos y mistela. Muchos de estos productores diversifican sus producciones con frutales de caroso y nueces, también especies como el pimentón comino y anís. La Cooperativa de Productores Vitivinícolas de Cafayate y los Valles Calchaquíes, que con más de 11 años de existencia cuenta actualmente con más de 60 socios. Son productores que cultivan la vid, también con distintos propósitos en pequeñas superficies, sumando entre todos los asociados una superficie cultivada de 45 has. Todos ellos corrieron los límites de lo posible, y han generado propuestas y lineamientos de las políticas públicas para su sector. Superaron históricas rivalidades entre los diferentes pueblos, trascendieron los límites geopolíticos de sus municipios y proyectaron propuestas conjuntas. Un mismo proyecto para dos maneras diferentes de hacer vino: el tradicional vino patero -hoy regulado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) como vino casero y/o vino artesanal- y el vino fino (industrializado), con importantes volúmenes de producción conjunta mediante la cooperativa. Son dos modos de transformar la uva en vino, son muchas familias apostando a continuar revalorizando el trabajo comunitario, sus historias, sus identidades y su cultura. Un mismo proyecto que proponía -a partir de los fondos obtenidos por las retenciones a los vinos de exportación- brindar apoyo a las cadenas de valor de la uva y del vino enfocándose en los pequeños productores.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO El acompañamiento a estos productores por más de ocho años desde la Subsecretaria de Agricultura Familiar (SsAF) Delegación Salta y de los técnicos del INTA de Cafayate fue fundamental en la formulación y la ejecución del proyecto, que se trabajó conjuntamente con los dirigentes de ambas organizaciones. Esta experiencia fue posible, en parte, por muchos años de organización, de trabajo compartido y por los lazos de confianza que se fueron tramando en innumerables reuniones, conversaciones, discusiones y acuerdos. Este proyecto fue uno de los pocos en el país que tuvo en un corto período de tiempo un impacto directo y concreto sobre los destinatarios. Los elaboradores de vino casero o/y artesanal venían trabajando conjuntamente con el Programa Social Agropecuario, luego Subsecretaria de Agricultura Familiar, desde hace más de 11 años con proyectos productivos y prediales, son numerosas las actividades destinadas a fortalecer la activad vitivinícola: proyectos (5), capacitaciones especificas (10) y viajes de intercambio a la región cuyana (3). Por otro lado, y de manera paralela, los productores que se encuentran asociados en la Cooperativa –que en adelante llamaremos TRASSOLES, nombre popular por el cual se conoce a la misma por ser la marca con la que se comercializa su vino-, fueron fuertemente acompañados durante varios años por los técnicos del INTA- AER Cafayate.

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Intentamos con este trabajo dar cuenta de los procesos involucrados durante todas las etapas que demandó nuestra sistematización, en las que se fue dando forma al objeto, a los objetivos y al eje, como así también a su análisis y los aprendizajes obtenidos con esta metodología.

EL PROCESO DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO En la provincia de Salta a partir de la participación y articulación de las organizaciones de pequeños productores e instituciones vinculadas, se trabajó un proyecto que expresaba dos formas de dar valor agregado desde la Agricultura Familiar a la producción de uva. Durante el 2010 estas dos organizaciones gestionaron la cuota anual de las retenciones correspondiente a nuestra provincia. La propuesta (trabajada conjuntamente entre las organizaciones, la SsAF y el INTA AER Cafayate) era contar con ese financiamiento para: 1) La terminación de la Bodega de la Cooperativa Trassoles. Con $1.800.000 se buscaba contribuir a la finalización de la construcción y equipamiento para el proceso de vinificación. Desde diferentes fuentes de financiación, ya se venía trabajando a paso lento pero firme en este sentido. 2) Por otro lado, con la presencia y el compromiso de los municipios, se benefició con $1.200.000 a 39 elaboradores de vino casero y/o artesanal. Fondos destinados al apoyo en equipamiento y refacciones de bodegas familiares a lo largo del Valle Calchaquí de la provincia de Salta, uniendo el corredor de la Ruta Nacional n° 40, que va de Angastaco a Tolombón, hoy nucleados en la Asociación Calchaquí de Elaboradores de Vino Artesanal y Casero (ACEVAC). A partir de esto, la provincia propuso extender estas acciones de apoyo mediante la: 3) Distribución de 21.840 litros de alcohol vínico para 48 elaboradores de vinos caseros del Valle Calchaquí salteño para la producción de mistela. Este producto se obtiene a partir de la mezcla del mosto de uva con alcohol de uva, en la proporción suficiente para que no se produzca la fermentación. Los “puntos fuertes” que se desprenden de este proceso de intervención, y sobre los que queremos profundizar son: por un lado la participación de las organizaciones; y por el otro, la articulación y la complementariedad entre las instituciones y las organizaciones. Intentamos compartir, además, una aproximación al escenario en el que se dio la intervención y las razones por las cuales resultó para muchos una experiencia exitosa. La mayoría de los entrevistados y de los actores involucrados en la experiencia veían como algo destacable la articulación o la vinculación entre los diferentes actores, la construcción de acuerdos superando las disputas, los desacuerdos y/o las diferencias.

Momentos de formulación y gestión del proyecto El proyecto se formuló y se gestionó conjuntamente. Se contó además, con el apoyo político de los cuatro intendentes mediante notas, y con la participación y defensa del proyecto en diferentes reuniones con funcionarios nacionales y provinciales. Durante las gestiones del proyecto también se dio un intenso trabajo conjunto; dirigentes y técnicos realizaron viajes a Buenos Aires para presentar ante funcionarios del Ministerio de Agricultura la propuesta. Hubo reuniones con funcionarios nacionales y provinciales, para explicar la importancia del proyecto y planteando las disidencias con otros proyectos que estaban impulsados desde la provincia. En este viaje –junio del 2010– se participó en calidad de invitados del acto realizado en el Salón de las Mujeres Argentinas en la Casa de Gobierno, donde se desarrolló el acto de la firma del convenio de las provincias viñateras con el Estado nacional, en el marco de la implementación del Programa de Asistencia para la Cadena de Valor Vitivinícola Argentina. En este acto la presidenta Cristina Fernández de Kirchner entregó los fondos de las retenciones de vino de exportación a los gobernadores de las provincias productoras de vino, estos fondos fueron anunciados como líneas de apoyo para los pequeños y medianos viñateros.

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Momentos de implementación Observando el rol de los municipios, se puede decir que fueron actores estratégicos en las negociaciones para este proyecto; fueron además, las entidades encargadas de recibir los fondos destinados a los elaboradores de vino casero ($1.200.000). Durante la etapa de ejecución del proyecto también se vio un fuerte trabajo de interacción entre organizaciones e instituciones, esto llevó a una complementariedad en el acompañamiento exhaustivo de la implementación del proyecto, en el relevamiento y el estudio de las compras que se iban a realizar. Este seguimiento fue una tarea compartida y coordinada entre los técnicos de la SsAF y los dirigentes de ACEVAC, entre todos se organizó la logística, la compra conjunta del equipamiento, y el seguimiento en la rendición de los fondos utilizados en las obras de infraestructura de las “salas de elaboración y/o venta de vino casero”. Los municipios se encargaron de administrar los fondos, efectuar los pagos y hacer la rendición correspondiente a la provincia. La complejidad del proyecto de los elaboradores (de ACEVAC) estaba vinculada a que, eran 39 salas de elaboración de vino casero, todas ellas en condiciones muy dispares y con necesidades diferentes. Se realizó un relevamiento de cada familia y se acordó adjudicar un fondo equitativo para cada uno de los productores. Se plantearon equipamientos comunitarios para la zona sur (Cafayate, Tolombon, Animana y San Carlos) y otros para la zona norte (Angastaco, Santa rosa y Payogastilla), debido a que las distancias hacen imprescindible esta división para el uso de los mismos. Posteriormente se realizó una lista con las cantidades que se necesitaban de equipamiento para bodega o material de construcción y se buscaron los presupuestos necesarios. Finalmente se contó con 6 proveedores para la compra del total del equipamiento, más los corralones y los presupuestos para el pago de la mano de obra para la refacción de las salas de elaboración. Otro grado de complejidad se dio cuando la provincia definió que los municipios administren los fondos, ya que el total del presupuesto estaba dividido entre todos los proveedores, en los cuatro municipios y a su vez cada intendente debía coordinar con los demás para realizar el pago a cada proveedor, y de esta manera no perder con el beneficio de los descuentos dados por el volumen de compras. Otro tema esencial fue la logística de los traslados de las compras realizadas. Para ello se debió hacer una aguda coordinación con los proveedores –la mayoría establecidos en la zona cuyana de nuestro país– para utilizar de la manera más eficiente los fletes. Cabe mencionar que el INV comenzó a vincularse fuertemente con las dos organizaciones y con las instituciones y a partir de este proyecto, se contó con su apoyo en el asesoramiento en las compras a realizar. Posteriormente este vínculo se fortaleció con la implementación del subsidio para la compra del Alcohol Vínico necesario para la elaboración del Mistela. En este caso esta institución acompañó muy de cerca la distribución, los análisis, las habilitaciones y el registro de los elaboradores caseros que se encontraban aun fuera del “sistema” controlado por el INV (a partir de estas acciones se sumaron más de 60 elaboradores caseros a los registros de esta institución). El caso de la cooperativa fue más simple pues se realizaron todas las compras de equipamiento a un solo proveedor establecido por la Secretaria de Asuntos Agrarios, y por otro lado se realizó un contrato con una empresa encargada de las obras de construcción de la bodega.

Las organizaciones y sus procesos Recuperando los relatos de las entrevistas y las reuniones, nos interesa abordar el proceso organizativo de estas dos organizaciones, ya que son las protagonistas de la experiencia y de los desafíos. Hoy podemos decir con claridad que estos productores se han consolidado como actores políticos, plantearon la necesidad de las convergencias y de la inter-institucionalidad y fueron los “estrategas” para ubicarse en el escenario encarando las negociaciones.

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La Cooperativa nació en el año 2000 y hoy cuenta con más de 60 socios. Sobre su nacimiento la comisión directiva reflexionaba: “En el año 2000 tuvimos la suerte de ser convocados por gente mayor, que ya estaba trabajando en viña para generar esta organización. Los objetivos que teníamos en ese momento era mejorar el precio de uva, que se pagaba a precio muy bajo y no se podía negociar con las bodegas, o te pagaban poco o no te la recibían. Después seguimos trabajando haciendo montones de proyectos hasta que llega este nuevo proyecto a pedido de los socios: hacer una bodega con todo el equipamiento necesario como para que no solamente podamos mejorar el precio de uva, sino también podamos hacer vino, vender y mejorar el valor del producto. Eso surgió hace como cuatro años, en esa época no teníamos idea de qué bodega iba a ser, quienes iban a ser los responsables, ni qué comisión era la que iba a encarar el tema, pero la idea de los socios estaba. Se comenzó a ver el tema del terreno, de bodegas, de cómo financiarla, se encaró la tarea de pedir un subsidio a la Nación. Nos llegaron los primeros subsidios para el tema de la construcción del galpón, que fue a medias. Después llegó el último desembolso de plata también desde Nación y con eso prácticamente se termina la fase más urgente para poder elaborar el vino (…) En este proceso lo que se ha visto como un valor muy importante ha sido la confianza que han tenido los socios en aguantar, en juntarse y después la confianza que han tenido en el consejo de administración, si no hubiera habido esa confianza, esto hubiera sido casi imposible o hubiera tardado mucho más tiempo. Esa confianza que también se dio en la unión entre los pequeños productores nucleados en la cooperativa y los pequeños productores nucleados en los elaboradores, todo eso es vinculado fuertemente a partir de la confianza109” Para algunos el desenvolvimiento de la Cooperativa en estos años ha sido un estímulo para que los elaboradores de vino casero busquen una organización que los identifique y les permita hacerse ver y escuchar. La unión entre estos dos grupos, entre las dos organizaciones encuentra sus inicios en distintos momentos, aunque el proceso están llenos de instancias que permitieron ir construyendo la confianza, conociéndose, intercambiando sus realidades y generando propuestas y acciones. Los antecedentes y momentos que se identifican como bisagra para reconocerse como dos organizaciones que trabajan juntas fueron: a) las Fiestas del Vino Artesanal; b) el desastre natural del granizo el 22 de enero del 2009, que puso en estado de emergencia a los pequeños productores vitivinícolas de Cafayate; c) el viaje a San Juan de 17 productores a finales del 2004, con motivos de intercambio y capacitación con elaboradores artesanales de esa zona; d) Capacitaciones con etnólogos de diferentes bodegas de Cafayate; y e) el acompañamiento de técnicos del PSA/ SsAF, mediante proyectos de inversión de equipos de vinificación comunitario y nuevos sistemas de conducción en vid. En el caso de la Fiesta del vino artesanal, cabe decir que la misma surge desde el corazón de la Cooperativa, en este sentido recuerdan sus socios que dentro de la “Coope”, si bien todos son pequeños viñateros, había dos tipos de productores: los que producían sólo uva y los que hacían uva y además vino casero. En el año 2007 el secretario José Zuleta había sugerido hacer una fiesta del vino artesanal, recuerda que la idea era “reunirnos en un lugar. Cuando hacemos esa primera intentona, lo hacemos desde la Cooperativa, organizamos todo, y ahí aparecen los elaboradores de vino casero que eran parte de la Cooperativa, y los que no estaban en la Cooperativa”110. Ahí también se conocen, o se “reconocen” los elaboradores de la zona norte y la zona sur de los valles. Surgen varios intercambios. Con el correr de los años se arman comisiones de elaboradores de vino casero que organizan la fiesta y van desplazando de ese lugar a la Cooperativa, que siempre está presente, pero que va transformando su rol. Durante enero del 2011 se realizó la 4ª Fiesta del Vino Artesanal, en la Plazoleta Gral. Güemes, de la ciudad de Cafayate. Se presentó como un encuentro de pequeños productores del NOA, Cuyo y el Sur de Bolivia, organizado por la Cooperativa de Productores Vitivinícolas Cafayate-Valles Calchaquíes Ltda., y la Asociación Calchaquí de Elaboradores de Vino Artesanal y Casero. Los partes de prensa que promocionaban el evento decían que el objetivo de este encuentro era “rescatar las tradiciones en la elaboración de vinos ca109 Fili Geron, elaborador. Fragmentos de una reunión grupal entre dirigentes de la Cooperativa y de ACEVAC para la sistematización, 2011 110 José Zuleta, Fili Geron, Sergio Cisneros y Luis Fabián. Fragmentos de reunión grupal entre dirigentes de la Cooperativa y ACEVAC para la sistematización

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seros, intercambiar experiencias de trabajo y de producción, repasar las normativas, exponer, proyectar videos y degustar sus productos”. Para los dirigentes y socios de estas organizaciones el trabajo cooperativo y asociativo tiene un gran valor. Al respecto, uno de los elaboradores, fundador de la asociación decía que “quedó demostrado que trabajando en forma de cooperativa, trabajando en forma de unidad se pueden conseguir cosas”. Fili Geron contaba sobre el desastre natural del granizo del 2009; para él esa fecha también fue un momento muy importante en la alianza construida entre elaboradores y la Cooperativa, al respecto nos decía: “si bien la unión nace hace cuatro años con la fiesta del vino artesanal, para mí hay una fecha posterior a esa, en la que entendimos qué teníamos que hacer y que la cooperativa no podía sostener a todos los pequeños elaboradores. Eso fue, a través del desastre natural el 22 de enero de 2009, cuando un granizo muy grande afectó a los pequeños productores, solo a nosotros. Luego de ese día nos juntamos en la plazoleta donde la Coope ya se sabían reunir, empezaron a llegar los pequeños, para ver qué podíamos hacer. Los muchachos que ya venían trabajando desde la Coope tomaron la posta, dijeron “hay que buscar ayuda” y ahí nos dimos cuenta. Viajamos a Salta a ver si podíamos conseguir un subsidio, siempre de la mano de la Comisión Directiva de la Cooperativa, para los pequeños productores que tenían su pequeña huerta y que el granizo había destrozado, que tenían sus plantas frutales o los que teníamos uvas y que habíamos perdido todo. Al principio me sorprendió la separación entre los elaboradores y la Cooperativa, ¿por qué no quieren que estemos dentro de la Coope? Después nos dimos cuenta que los pequeños elaboradores no podíamos estar dentro de la coope porque si bien coincidimos en lo que hacemos: vino; a mí como pequeño productor no me conviene darle toda la uva a la coope porque pierdo mi vino casero, y también gano con esa pequeña producción, y haciendo mistela, que vendiendo sólo la uva”111. En esa misma reunión nos decía Luis Fabián, presidente de la cooperativa que “los productores de uva, que son elaboradores de vino casero tienen la misma realidad que nosotros, quizás un poco más de uva. Muchos han avanzado, tienen algo definido, como la marca, o ya vienen trabajando en la elaboración de su vino casero y tienen un poco más agilizado el tema de la comercialización, pero tienen la misma realidad que nosotros en la parte económica, en la parte social. Todos somos pequeños”112. Los elaboradores de vino artesanal también han desafiado las complejidades de conformarse como organización, el grupo que une familias del sur y del norte del valle Calchaquí, se juntaron a partir de las fiestas del vino artesanal, de capacitaciones, y de la gestión de una Marca colectiva que los identificara. Esta marca hoy se conoce como Calcha Killa “Cosecheros de la Luna”, y se trabajó de manera conjunta en su gestión y su registro con la Subsecretaria de Desarrollo Local y Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, quienes acompañaron tanto en el asesoramiento como en la presentación de los formularios ante el I.N.P.I. (Instituto Nacional de Propiedad Industrial). Marca colectiva es una herramienta que nace en 2008 con la Ley 26.355, surge desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y se constituye como un sistema de registro comercial para grupos de trabajos colectivos. Por otro lado, pero incentivados por ese mismo Ministerio, se realizaron a nivel nacional, durante el 2010 y el 2011, varios encuentros para conformar la Federación Nacional de Elaboradores de Vino Casero y Artesanal. ACEVAC fue parte activa en esos espacios. Esta Federación nace tras los siguientes objetivos: “1) Representar a las organizaciones de vino casero de todo el territorio Nacional; 2) Articular la interlocución con los organismos públicos y privados vinculados a los intereses del sector; 3) Favorecer y ejecutar acciones que fortalezcan los proyectos productivos, mediante la capacitación, participación, intercambio, solidaridad y cooperación; 4) Fomentar la estrategia familiar y asociativa para el desarrollo local; 5) y por último, Ejecutar acciones que contribuyan a restaurar la matriz productiva nacional especialmente en el segmento del minifundismo”.

111 Fili Geron 112 Luis Fabián. Fragmentos de reunión grupal entre dirigentes de la Cooperativa y ACEVAC para la sistematización

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Si nos centramos en la relación TRASSOLES y ACEVAC, vemos que la visión de la cooperativa cuando comenzaron era agruparse, identificar a todo el sector de pequeños productores. Sin embargo, Luis Fabián reflexiona que tiempo más tarde vieron que por un lado estaban los viñateros -no hace vino, es solo viñateroy por otro, los productores que hacían vino patero, hoy conocidos como los elaboradores de vino casero. “Pensamos cómo juntarnos para pechar para un mismo lado. Y una opción fue la fiesta del vino artesanal, para juntarnos y conocernos”113. A mediano o largo plazo sabían que debían separarse, porque son modos diferentes de producir, y por ello son necesidades distintas. Los elaboradores, a diferencia de hace cuatro años que fue cuando empezó la fiesta, han ido tomando más participación, tanto en la organización como en la fiesta. “Nosotros queríamos ese proceso, de alguna manera lo planteamos hace 4 años. Para la cooperativa era y es fundamental que el pequeño productor viñatero siga haciendo pequeñas producciones de uva y que no abandone la actividad”. Era parte de los problemas por los cuales surge en su momento esta organización, los pequeños viñateros abandonaban la actividad por no saber o no tener dónde colocar su producción, su uva. “En Cafayate y los alrededores hoy el pequeño productor viñatero sabe que hay una cooperativa, que recibe 500 kilos en una camioneta o en un carro chico, pero además, saben que pueden recibir plata o vino por su producción, un rico vino fraccionado como el de la cooperativa”114. Los pequeños productores tienen economías que se complementan, incluso con esas dos “categorías” de viñatero puro, y/o viñatero/elaborador. Un socio dice que él se queda más tranquilo con tener esas dos opciones, porque cuando deje o se canse de hacer vino, puede seguir produciendo uva y entregar solamente a la cooperativa. La cooperativa apostaba en principio a que se identifique al sector, con los elaboradores como con los productores de uva para su vino Trassoles. “El proceso era identificarnos, conocernos, ir juntos y después separarnos para que cada uno se maneje con su política, con sus formas y sus necesidades”115. Todos los actores involucrados en esta sistematización y en la experiencia coinciden en que estos productores se han constituido como sujetos políticos, porque que se juntaron, se acompañaron y además han tomado una actitud transformadora de sus contextos. Modifican o buscan hacerlo, cambian las condiciones y proponen acciones desde su perspectiva como sector y como ciudadanos. Para Cristina Sanz, Delegada Provincial de la SsAF, este tema es central en la experiencia, y en muchas otras experiencias vinculadas a la agricultura familiar que se encuentra organizada. “De alguna manera fue comenzar a hablar entre muchos productores y, conjuntamente con la Subsecretaría, analizar juntos qué está pasando, tanto con sus productos como con al acceso a derechos. Pensar cómo se sienten, y cómo exigen sus derechos. Hoy los pequeños productores han apostado en la construcción de su legitimidad, hoy ocupan un lugar en la mesa de discusión”. Se han legitimado, visualizándose también como sujetos de derecho; desde ahí las exigencias, con propuestas concretas, en muchos casos llevadas a cabo por ellos mismos. “La Cooperativa ya tiene años de funcionamiento, años de demostrar que desde la agricultura familiar es posible pensar en cuestiones concretas, sostenibles en el tiempo, legítimas”116. Por otro lado, un punto que nos interesó indagar con este proceso sistematizador fue el rol de las mujeres en la producción vitivinícola y en las organizaciones con las que trabajamos. Creemos que allí hay un camino por andar, proponer acciones y líneas de trabajos ya que durante las entrevistas pudimos reconocer que las mujeres son parte activa de la producción de uvas, de los vinos y de las organizaciones, pero que no se las visualiza. En la cooperativa los más visibles, los que hablan y gestionan son varones, también, hay mujeres que participan en reuniones y capacitaciones del INV, INTA y de la SsAF, pero no en espacios ampliados y/o públicos.

113 Luis Fabián. Pte de la Cooperativa Trassoles. Entrevista realizada durante el proceso se sistematización 114 Luis Fabián 115 Luis Fabián. 116 Cristina Sanz, Delegada provincia de la Subsecretaria de Agricultura Familiar- Salta. Entrevista realizada durante el proceso de sistematización

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Escenario, articulación y complementariedad La articulación interinstitucional, la complementariedad y el escenario en el que se llevó adelante y nuestro trabajo cotidiano son fortalezas y aprendizajes que pueden contribuir a otras experiencias; otros grupos de trabajo, como así también a nuestra propia dinámica como equipo socio-territorial interdisciplinario. La articulación fue producto de un proceso que se viene desarrollando desde hace tiempo, tanto desde las organizaciones como desde las instituciones del Estado que trabajan en territorio. Creemos que esto se enmarca en un proceso de fortalecimiento y dentro de lo que viene decantando en el Valle Calchaquí desde una perspectiva de articulación interinstitucional. En este sentido compartía con nosotros Cristina Sanz que para ella “se dio una conjunción interesante entre el equipo de la Subsecretaría de la zona, conjuntamente con el equipo territorial de INTA donde se ha podido compatibilizar una estrategia, junto a una visión de algunos municipios respecto de una gestión de la política pública para la agricultura familiar. Otro factor es que se viene reconstruyendo el Estado, con un rol fuerte en la gestión; en la promoción; en la regulación; presente y con un contenido distinto, eso ha contribuido también en nuestros vínculos con las organizaciones. Hoy no es un trabajo de enfrentamiento con el Estado, eso cambió mucho. En los ʼ90 se intervenía desde la política focalizada y había -se puede decir- un trabajo desde los “kioscos” institucionales. Había una fragmentación de toda la intervención pública y hoy en día estamos tratando de tener una perspectiva territorial, y compatible con una estrategia desde los territorios. La creación de nuestra Subsecretaría contribuye muchísimo en ese sentido porque es cambiar la perspectiva, profundizar un enfoque que ya se venía dando en algunas provincias.” Para ella, “el rol de la Subsecretaría fue clave en estos proyectos, porque hay un equipo con inserción en el Valle Calchaquí, con presencia en el terreno y con un acompañamiento continuo a procesos productivos y organizativos. La generación de confianza, el trabajo de cogestión con las organizaciones también ha contribuido a pensar en un proyecto distinto. Esa inserción, esa articulación también se ha dado con los intendentes municipales, lo que ha permitido generar una serie de propuestas y estrategias diferentes. Hay una perspectiva de abordaje que apunta a la construcción de lo alternativo dentro de la agricultura familiar y no desde una visión asistencialista. El agricultor familiar surge como sujeto político, económico y que demanda un proyecto político, económico, cultural, y consideramos que ahí hay una apuesta fuerte en esta construcción y que se ve plasmada hoy con un proyecto concreto que es el de la Cooperativa vitivinícola o los elaboradores de vino”117. La articulación hoy es consecuencia también del escenario en donde se desenvuelven las políticas públicas en nuestro país. Hoy la presencia desde una institucionalización mayor es fundamental, contar con un Estado más fuerte permite otro punto de partida en el marco del acompañamiento de la gestión que generan las organizaciones de la agricultura familiar, aportar fondos da una inserción distinta. “Antes andábamos en un contexto de resistencia. Eso cambió, aunque aún hay muchas cosas por modificar y ojalá tuviéramos más presupuesto para la agricultura familiar y que la misma fuera más visible”118. Los técnicos del equipo de la SsAF que acompañó la experiencia destacan que “el acompañamiento durante todos estos años permite que uno como técnico se sienta seguro, tenga argumentos, que puedas sentarte en tres meses a preparar un proyecto con el INTA y las organizaciones, que sepas qué es lo que hay que hacer y en la mesa de discusión puedas defender la propuesta construida entre todos”. Para este caso fue sustancial la defensa del proyecto frente a otras ideas que existían sobre qué hacer con esos fondos, fue defender con argumentos porque hay una historia y el conocimiento de un trabajo. En este sentido agregaba Cristina Sanz que además “no hay que quitarle el componente de la pasión y el convencimiento de parte de los productores y del equipo. Eso estuvo presente todo el tiempo porque había convicciones, era una propuesta que había que trabajarla, defenderla y volver a trabajarla, teniendo en cuenta lo que significa el vino, lo que significa la elaboración, lo que significa esta maduración de años. Era una cuestión necesaria y profunda en el Valle 117 Cristina Sanz 118 Cristina Sanz

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Calchaquí donde hay un avance muy fuerte de las grandes bodegas, de emprendimientos empresariales trasnacionales y donde nos preocupa mucho lo que está pasando con el agua, y en ese contexto, el lugar de la agricultura familiar. En silencio, esos pequeños productores están más en peligro de ser vulnerados. Juntos, con voz y legitimados tienen un lugar en el escenario público y económico de sus comunidades, y no solo allí sino también en el escenario provincial y nacional”119. Para Diego Kalman, director de la Agencia de Extensión Rural de Cafayate, del INTA la articulación también fue una fortaleza que se dio naturalmente, a partir de un proceso de confianza, que permitió un proceso de acercamiento, “en que el vaso comunicante fueron las mismas organizaciones del territorio, quienes demandaron e invitaron a la convergencia”120. En este camino de convergencia y complementariedades, nos encontramos con el INV. Su participación en esta experiencia según la interpretación de Daniel Farina, jefe de la Delegación Cafayate del INV, fue cumplir con una función importante en el proyecto: auditor de los fondos que se están utilizando en todo el país para el desarrollo de la actividad vitivinícola de los pequeños y medianos productores. Desde este rol es que esta institución fue profundizando su participación en el apoyo y seguimiento del proyecto del valle Calchaquí salteño que se intensificó con la compra del alcohol vínico para la elaboración del mistela artesanal. Es a raíz de la implementación de la primera parte del proyecto (equipamiento de la bodega de Trassoles e inversiones en las salas de elaboración de vino casero), que nace la experiencia del mistela, y según Daniel Farina se da por una iniciativa del gobierno provincial. Con un fuerte apoyo del INV y la aprobación de las organizaciones de viticultores, “en ese momento se decidió apoyar la elaboración de mistela con la compra de más de 20.000 litros de alcohol de uva a una destilería de San Juan. Esto permitió elaborar mistela con los requerimientos del INV. Este trabajo se hizo por primera vez en el país y debió ser por vía de excepción debido a que no está normada la elaboración de mistela artesanal. Salta está haciendo punta en poder conseguir una resolución favorable para este producto tan típico de la producción campesina. Por esa razón es importante para nosotros como Institución y para los productores”121. Juan Maceira, Director Nacional de Programas de Desarrollo Regional del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, considera que el escenario donde se desarrolló esta experiencia fue favorable por varias razones y entre ellas el cambio de perspectiva del Estado. “Hay un replanteo de las políticas públicas y del rol del Estado con respecto a los años 90, digamos que hoy es diametralmente opuesta. Antes atendíamos a esta población, desde los programas se apuntaba a contener la pobreza, y lograr que no se desmadre. Ahora es distinto, hay que sacar a esa gente de la pobreza y mantener su estilo de vida, su patrimonio cultural, su acervo cultural pero con otras condiciones de vida. Sacar de la pobreza da muchos derechos, y no hay que renunciar a la cultura, habrá cosas que tienen que cambiar como todos, y cosas que no. No creo que la condición para que sean objeto de las políticas es que sean pobres, hoy la condición es que sean productores familiares, pequeños elaboradores de vino casero, que tienen una estructura de producción, utilizan los factores de producción distinta de la economía capitalista tradicional. Antes se pensaba que había que incorporarlos en la economía capitalista, tenían que ser un productor capitalista, la cosa era capitalizarlo para que sepan vender, todos los pequeños productores tenían que ser empresarios. Hay muchas contradicciones en la historia porque el vino patero fue ilegal desde la época de la colonia, desde que empieza la industria vitivinícola, con la ley de vinos el vino patero era ilegal. Los que hacían vino patero eran “clandestinos”, a pesar que el vino patero se consumía en todo el país, estaba restringido, y así no había controles ni cuidados y estaban prohibidos. Después de la crisis de 2001, las normas se flexibilizan para que la gente sobreviva, allí se genera la necesidad de reconocer a los elaboradores de vino patero como agentes económicos, de auto sustentación”122. 119 Cristina Sanz. 120 Diego Kalman. Director de la INTA - AER Cafayate. Entrevista realizada durante el proceso de sistematización 121 Daniel Farina, Jefe del Instituto Nacional de Vitivinicultura- Delegación Cafayate. Entrevista realizada durante el proceso de sistematización. 122 Juan Maceira. Director Nacional de Programas de Desarrollo Regional, Subsecretaria de Economía Regionales. MINAGRI. Entrevista realizada durante el proceso de sistematización.

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Por ello en el 2002 se creó la categoría de vino casero, permitiendo la incorporación de los pequeños a los marcos legales de elaboración, y este año 2011 aparece la nueva categoría de vino artesanal que amplía los “permisos” para las cantidades que pueden producir y comercializar estos sectores.

Situación actual y su contexto En los Valles Calchaquíes durante el año 2010 se implementaron nuevas estrategias de abordaje territorial desde el Estado Nacional conjuntamente con organizaciones sociales. El proceso, las disputas y los resultados fueron consideradas “alentadoras”, teniendo en cuenta el posicionamiento de los pequeños productores vitivinícolas ante un mercado tan exclusivo, elitista y excluyente como lo es el “mundo” del vino. El correcto manejo de fondos públicos impactó directamente en las condiciones de producción de muchas familias de pequeños productores de uva de los valles. Los fondos, que nacieron con el objetivo de fomentar la redistribución, encontraron en los valles un excelente mecanismo para que el Estado apoye a los agricultores familiares vinculados a esta producción. La experiencia dejó muchos aprendizajes, fue generadora de nuevos desafíos y habilitó a la articulación y complementariedad entre diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil. El año 2011 –ya sea en la situación de los productores vitivinícolas como en la del proceso que se viene sistematizando– nos encuentra en diferentes actividades: con la distribución del equipamiento adquirido; con mistela artesanal en las barricas; y con el desafío de que aparezca el marco legal que contemple su producción en pequeña escala y de modo artesanal. Lo más importante: nos encuentra organizados. A la cooperativa abriendo nuevos desafíos y preocupaciones, a las instituciones que los acompañamos viendo cómo contribuir en ese proceso, con la bodega a punto de ser inaugurada en la próxima vendimia, generando otro escenario y capacidades que se deben implementar. ACEVAC se propuso en 2011 formalizar la organización que los nuclea, generando acuerdos entre las dos zonas que componen la asociación: el sur y el norte, Cafayate y Angastaco. Los encuentra a cada productor estrenando los tanques y realizando las obras de refacción de las salas de elaboración, de degustación y venta de los vinos caseros. TRASSOLES y ACEVAC encontraron un lugar concreto en la Mesa Vitivinícola, espacio convocado por el gobierno de la provincia como un lugar de encuentro entre todos los sectores productivos vinculados a esta actividad. Una mesa compuesta por funcionarios provinciales del Ministerio de la Producción, Bodegas de Salta (Cámara empresarial de las grandes bodegas de la provincia), una asociación, algo incipiente que nuclea a medianos productores, la Cooperativa y la Asociación de Elaboradores de Vino Artesanal y Casero; además participan como asesores las instituciones que vienen trabajando en la zona acompañando los procesos técnicos y organizativos, como el INTA y la SsAF. La situación actual también nos brinda la oportunidad de esta sistematización, que nos permite reflexionar sobre el camino recorrido y el camino aún por recorrer. En este sentido, vemos que se abren nuevos desafíos, tareas sobre las cuales hay que seguir trabajando y fortaleciendo a las organizaciones y a nuestro trabajo como Equipo territorial. Al analizar “por qué” fue posible esta experiencia y sus gratos resultados, Cristina Sanz, opinaba que “el proyecto fue una etapa más del proceso de construcción y se dio por la coincidencia de diferentes causas: hubo un sector organizado posicionado en un entramado institucional favorable, y una apertura del gobierno de la provincia para leer y apoyar una propuesta concreta para el agregado de valor de la cadena vitivinícola. Desde una perspectiva distinta, ése es y sigue siendo uno de los grandes objetivos a nivel nacional. Vemos al sector agroalimentario como producto de los 90, que sigue siendo uno de los sectores más concentrados; hay una decisión política a nivel nacional para trabajar e ir promoviendo una desconcentración del sector, para que aparezcan otros actores. Creo que esta propuesta de los valles Calchaquíes encajaba per-

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fectamente dentro de esa estrategia. En ese entramado institucional junto al proceso que venían haciendo los vitivinicultores, unido a las alternativas productivas para el Valle Calchaquí, y en franco crecimiento, para los mismos productores familiares es una actividad que se visibiliza y que han encontrado en la bodega de la cooperativa y en la propuesta de los elaboradores un hueco interesante. La producción de vino tiene mucho que ver con una cuestión cultural profunda, hablar del vino en el Valle Calchaquí en sistemas campesinos, es una propuesta que cierra”123. Para Juan Maceira el proceso de Salta fue exitoso “porque existen muchos actores interesados, que tienen ideas de cómo usar esos fondos, no se improvisó. La provincia fue permeable a aceptar esos proyectos, a considerarlos y ponerlos en la mesa. Hay que reconocer que, por un lado hubo una permeabilidad de la provincia que permitió que esto se haga pero también hubo una organización sólida que obligó a que la provincia reaccione. Podes decir que torcieron la mano porque estaban organizados, pero eso se puede tomar como una agresión, y sería bueno para las organizaciones también que puedan reconocer que la provincia fue flexible y que finalmente accedieron a financiar un proyecto que era genuino, que estaba bien organizado, no que era perfecto porque tiene sus imperfecciones, pero que está caminando. Lo fundamental, lo original fue primero la organización de los productores que terminaron siendo beneficiarios del proyecto, después el acompañamiento que tuvieron desde nuestros técnicos en el territorio, por último el convencimiento de que este era el camino de parte de todos los actores. Hubo y hay una gimnasia interinstitucional, eso hay que reconocerlo, fue muy bueno, nosotros vamos entendiendo como agentes públicos nacionales que también están la provincia y los municipios”124. Según Osvaldo Domingo, presidente de la Cámara Empresarial de Bodegas de Salta, al vino de la cooperativa le falta técnica y ése debería ser un nuevo desafío. Hay que aprender a usar toda la infraestructura de la nueva bodega. Opinaba en una entrevista realizada para este trabajo, que “la tecnología ayuda a hacer un mejor vino y más cantidad, pero no garantiza que sea un buen vino. Hay que apoyarlos para que tengan acceso a la tecnología, pero todo empieza en el viñedo. Lo que hay que reconocer es que la Cooperativa tiene una cosa fundamental: el trabajo justo, en eso tiene un arma importante para comercializarlo. Digamos que si es un buen producto, hecho con buena tecnología, sumado al trabajo cooperativo, el trabajo justo, puede ser algo imparable. Para nosotros les falta promocionar su vino acá en Cafayate. No creo que les sirva tanto venderlo por ejemplo a Buenos Aire porque allá una botella que vale 25 pesos en la góndola, a vos te lo pagan 6, 7 u 8 pesos, para una empresa está bien, porque producen 5 millones, 20 millones, 200 millones, pero ellos que producen 50 mil botellas les conviene más generar una marca fuerte y que la gente lo venga a buscar, que se constituya como un atractivo más de Cafayate. De esa manera lo van a vender a 25 y no a 8, y se ahorrarían el tema de la logística, que no es un tema menor. El manejo del cultivo es otro punto fundamental. Si no cuentan con una uva sana no habrá buen vino por más tecnología que se tenga. Los vinos se definen en el viñedo. ¿Vos querés tener un vino de guarda? Dale más concentración, que tenga menos cantidad, que no esté sombreado el racimo, pero tampoco que esté quemado. La calidad viene del buen manejo de viñedo. La tecnología puede hacer muchas cosas buenas y también muchas cosas malas. Para Bodegas de Salta ahí es donde tiene que poner la ayuda desde ahora, en el viñedo, en eso hay que apoyar a todos los productores de Cafayate, acercar herramientas en la parte técnica para los pequeños productores, para que hagan mistela, vino patero o casero, que hagan vino fino en la cooperativa como así también para los que quieran vender las uvas a las bodegas de la zona”125. Aparece en este punto del proceso la discusión sobre la comercialización de los productos de la agricultura familiar. Dar a conocer sus productos es dar a conocer su trabajo, su vida, su historia, su cultura. Un producto de la agricultura familiar tiene implícito mucho más que la materia prima, con o sin valor agregado incorpo123 Cristina Sanz 124 Juan Carlos Maceira 125 Osvaldo Domingo Presidente de la Cámara empresarial Bodegas de Salta. Entrevista realizada durante el proceso de sistematización

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rado, es historia y es otro modo de producción. Es además el reconocimiento del trabajo de muchos años, de los saberes trasmitidos de generación en generación, es también la capacidad de innovación y renovación que le pone a sus productos cada nuevo integrante que asume esta tarea. La comercialización es el momento en que se puede transferir, compartir y dar valor a lo realizado, es la fuente de ingreso de estos productores. Los productos de la agricultura familiar son diferentes, y es un desafío poder comunicar y dar valor a esas diferencias, no sólo por generar mejores condiciones de cambio e intercambio, sino además, porque es otro medio por el cual se revaloriza, se visibiliza y se comparte la cultura de la ruralidad de nuestro país. Este es un nuevo desafío que ocupa las proyecciones de cada uno de los actores involucrados, y sobre todo de lo que en sus vinos o en sus uvas tiene también expectativas económicas y de incorporación al “mercado”, pero en condiciones más equitativas, transformando las que siempre les fueron impuestas y que fomentaron con ello las desigualdades. Buscamos entonces diferenciar y legitimar no sólo los actores políticos que surgen de la agricultura familiar, sino también sus productos, creemos que en el campo de lo organizativo ya van trazando un camino que les implicó correr los límites de lo posible, y que por ahora han podido conquistar legitimidad, han podido pasar de la resistencia a generar y concretar propuestas para el sector, han sabido ingresar al campo sin tener miedo al hecho de disputar poder para hacer escuchar su voz, y en ese mismo camino tener voto en los ámbitos en los que se toman las decisiones. Cuando nos preguntamos sobre el saber hacer, indagamos sobre aquello que diferencia y que se vuelve una potencialidad en sus productos. El saber hacer de los vinos de los pequeños productores, en este caso, es tomado como un elemento que los diferencia de otros vinos, porque les da identidad a sus productos, a su trabajo de cada día, al conocimiento, y a la historia que se esconde en cada vino y que se quiere compartir. Para pensar esto recuperamos el recorrido de Santiago ‘Sacha’ Haro Galli”126, quien escribió que “el vino “Patero” en los Valles Calchaquíes es un tipo de vino muy popular y muy buscado en el norte argentino, es conocido generalmente por ser dulzón y “machador” (embriagador), por ser generoso en alcohol, poco estacionado y que se lo solía comprar suelto. Los vinos pateros eran y son “pisados con los pies”. Sacha, dirigente de los vinos caseros, realiza una investigación sobre este vino, y escribe un artículo en el que comienza rescatando el concepto del libro “Vocabulario del Vino” de César A. Alurralde. Define el autor: “Patero: vino producido en forma artesanal mediante el pisado de la uva, sobre el lagar o piletones. De mucha graduación alcohólica”. Para Sacha, la mayoría de las bodeguitas de su región extraían el mosto o jugo de las uvas, efectivamente pisándolas “pata-pila” o con los pies descalzos, como se hicieran los primeros vinos, entre los persas, griegos o romanos, hace miles de años. El filtrado se hace de forma natural, por decantación”, en la actualidad muchos siguen empleando esta técnica, usan botas de goma o tienen prensas que suplantan a los pies. Para él muchos vinos pateros o caseros, tienen detalles “de lujo”, como la minuciosa tarea de seleccionar y despalillar, o quitar el vástago del racimo de forma manual. “Desde hace años las pequeñas bodegas familiares han complementado la historia de hacer vino con la mejora de las condiciones higiénicas y tecnológicas en la elaboración del vino “patero”, han elevando su calidad basándose en las técnicas artesanales tradicionales, lo que para ellos les da una identidad propia a estos vinos que, para Sacha se diferencian por ser más naturales y generosos, en parte gracias a tener pequeñas viñas de producción orgánicas y madurar bien toda la uva”. “Los vinos pateros, son de color rosado y claretes, predominando la variedad de uva Criolla, que dice la historia es la descendiente de las primeras uvas que llegaron y se adaptaron a nuestro continente, por lo cual ya se la reconoce como variedad nativa de Sudamérica al igual que la cepa blanca conocida como Torrontés. Gracias a esas adaptaciones, son muy resistentes a las enfermedades y de buen grado de maduración. En los vinos caseros también hay varietales como Syrah, Malbec, Cabernet y algunas combinaciones”. 126 Santiago “Sacha” Haro Galli. Artista, periodista y elaborador de vino artesanal de Cafayate, socio fundador de ACEVAC. Fragmentos extraídos del blog: http://vinoartesanalcafayate.blogspot.com/p/el-vino-pateroen-los-valles-calchaquies.html.

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En su artículo recuerda que “recién en el año 2002, el INV creó una categoría para los vinos pateros, que hoy se conocen como “Vinos Caseros”. En cada cosecha el Instituto analiza los vinos para autorizar su “circulación” y entrega fajas de seguridad o estampillas para adherir sobre cada corcho. Uno se debe registrar, y con el control de cada elaboración quedamos habilitados para dar a conocer nuestros vinos.” Para Sacha “lo que diferencia los vinos caseros de los vinos finos es la identidad. Hoy un buen “Patero” es más tradicional, es un vino de producción familiar y de distribución limitada, visitar las bodeguitas permite entender cómo se hacen estos vinos, las etapas de producción, la paciencia y el amor de la familia artesana, y el ¡Salud! unido a un chorrito para la Pacha Mama, para que la Madre Tierra proteja y dé una buena cosecha, para alegrarnos el espíritu” 127. Las uvas de los pequeños productores tienen otros cuidados, dados por la naturaleza de la agricultura familiar, por la escala de las producciones, por la cultura albergada en el espíritu criador o quizás por todo ello junto. Esta es una referencia de la agricultura familiar, lleva implícita otra manera de producir alimentos que viene dado por la manera de relacionarse con la tierra. Es en general, lo que señalábamos al principio: una forma de producir que no agota los recursos naturales, es amable con el ambiente y ecológicamente sustentable. Para el INTA, para el gobierno provincial y fundamentalmente para las organizaciones, la comercialización es un tema a abordar, desarrollar y consolidar. Según Diego Kalman “el plan de comercialización es algo que necesitan, ellos han tenido experiencias de comercialización siempre, pero es algo que se tiene que mejorar, sobre todo las condiciones de negociación, en eso podemos aportar. En este sentido lo que me asusta es el tema comercial-financiero de la Cooperativa, ya que es una escala que desborda a la economía de cada uno de sus integrantes, de sus socios. En cambio, la de los elaboradores artesanales es la escala familiar, no hay otro orden de magnitud. Con Trassoles se estarían manejando varios miles de pesos, en el adelanto de insumos por ejemplo. En cambio, la de los elaboradores artesanales es una estrategia más segura, con menos riesgos. Incluso hasta de costos mínimos como reciclar botellas, corchos, tienen otro tipo de endeudamiento. La cooperativa no puede estar en esa táctica, tiene que comprar pallets de botellas, cajones de corchos. En eso nos tenemos que poner a pensar todos los que queremos que les vaya bien, en este sentido me decía Luis que ahora empieza la historia más complicada. No podemos desconocer que hay gente que podría estar esperando que tropiecen y que el tropiezo sea en grande, que sea vistoso. Tan grande es la bodega, tan grande puede ser el tropiezo. Sera despacio, año a año, las instituciones que los acompañamos tenemos que saber que van a pasar muchos años hasta que se puedan afianzar, es un trabajo paulatino y de a poquito” “Los elaboradores artesanales tienen la cualidad implícita, porque el elaborador artesanal tiene la ventaja de la diversidad, esa es una potencialidad. Junto al hacer un vino no genérico, no industrial, no catalogable, son puntos que se pueden explorar, realzar. En el mundo del vino lo más interesante del producto son los matices, las diferenciaciones. Con las modas de la globalización se viene apuntando a una especie de coca-cola, a unificar, a estandarizar los vinos, muchos piensan que eso es un sinsentido, una contradicción. Los elaboradores artesanales tienen en esa diversidad y en la singularidad un camino por seguir recorriendo” 128. “No es la misma situación que tiene la cooperativa, ellos están apostando a otra cosa, están en otro rumbo, están obligados a jugar otro juego con reglas que las ponen otros, pero se puede encontrarle la vuelta por la vía de los mercados justos, de otro tipo de comercialización del vino fino. Ellos se están homogeneizando por un lado, para poder diferenciarse después”; según Diego Kalman, Osvaldo Domingo, Cristina Sanz y los propios dirigentes de la cooperativa. Para ellos puede servir la idea del saber-hacer, pero vinculado a la cuestión organizativa, política, reforzando los aspectos cooperativos, una interesante fortaleza. Otro de los desafíos de la situación actual es seguir fortaleciendo los procesos participativos y políticos dentro de la agricultura familiar y en los escenarios públicos, pensar en el recorrido es pensar en el hoy, y en el mañana. Para Luis Fabián “después de todo lo cosechado en el 2010/2011 como organización, cambiaron 127 Santiago “Sacha” Haro Galli. 128 Diego Kalman, INTA AER Cafayate

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las cosas. Antes teníamos que ir preguntando, intentando acceder a la información, a pedir reuniones, hoy nos invitan. No sé si por qué quieren hacerlo, pero me parece que entendieron que tienen que hacerlo, que los pequeños estamos y que somos parte. Hoy tenemos presencia como pequeños productores”. Para todas las instituciones que somos parte de este proceso, los elaboradores artesanales y la cooperativa son hoy actores políticos en territorio, y hay que pensar que este lugar que conquistaron no guarda relación ni con la superficie ni con los números que maneja el sector, sino con que se han hecho visibles; reflexiones que compartíamos con Diego Kalman y el equipo de la SsAF cuando realizábamos las entrevistas para esta sistematización. Para la Cámara de Bodegas de Salta, los nuevos desafíos que se abrieron con los fondos del Estado, deben estar orientados al “trabajo mancomunado de la zona”, después del 2010 y de la experiencia, su postura sobre el fondo de retenciones a los vinos de exportación, es que sean destinados a las personas que no tienen acceso al crédito. “Los pequeños minifundistas que quieren tomar un crédito no pueden porque le piden la cédula parcelaria de la finca, algunos no lo tienen, o lo tienen a nombre del abuelo, del bisabuelo, o son monotributistas, entonces capaz que le pueden dar sólo 5 mil pesos por familia. Por eso hay que fomentar la unión. Hay que ayudarlos, pero con una contrapartida: trabajar en una asociación, los elaboradores de vino casero por ejemplo se juntan a comprar botellas y ganan en precio por la cantidad. No creemos que todo es dar plata, se podría armar un programa que le ponga un ingeniero que los asesore, un enólogo que los asesore, si seguiríamos con la teoría vieja, cada tipo va a querer un enólogo y eso no hace falta, puede trabajar con varios si están juntos. Una cosa es una economía de agricultura de tipo familiar, que es de subsistencia, que estas acciones le ayuda a vivir un poco mejor y otra cosa es una persona física o jurídica que tiene una empresa y hace un negocio, a ese no le podés subsidiar. Que el Estado le de un crédito, a una tasa menor que a una gran bodega, pero que asuma el riesgo. Eso es lo que proponíamos desde la Cámara de Bodegas de Salta. A cierta escala subsidio, hasta cierto punto, y hasta cierta escala préstamo con tasa subsidiada”129. Nos pareció interesante que en la actualidad las cámaras empresariales puedan revisar sus posturas y reconocer el lugar de los pequeños productores. Por otro lado, tanto las organizaciones como los técnicos que trabajamos con ellos, debemos reconocer que hay otros actores y que en algunos puntos o contextos pueden ser incluso aliados estratégicos, sin que eso signifique estar renunciando a la legitimidad de los sectores populares y sus demandas.

lecciones aprendidas Aprendizajes que nos desafían Reflexionar acerca de la agricultura familiar en esta experiencia, ha sido un gran desafío para pensar desde otros universos de posibilidades y de definiciones. El sector con el que trabajamos tiene aún un fuerte rol de resistencia política, social y cultural frente a la concentración y a la extranjerización de la tierra, a los métodos extractivos y a la concepción del suelo y el agua como recursos al servicio de un productivismo insaciable. Queda aún por delante un camino difícil en el que se plantee la necesidad de discutir la distribución de la tierra y del agua, considerando las formas de producción vinculadas a la agricultura familiar, bajo la idea del “buen vivir”. Ello no sólo garantiza derechos elementales como el acceso a la tierra, a la salud, a la educación de la población rural sino también el derecho a la propia cultura, a la soberanía alimentaria y a respetar las formas propias de producción. Partiendo de esa base, creemos que si no hay cambios estructurales, se puede estar mejor preparado para resistir, que no es poco, pero en esencia las reglas del juego siguen siendo las mismas.

129 Osvaldo Domingo, entrevista durante el proceso de sistematización

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Creemos que la definición de pequeño productor viene del espacio que le dejaron para subsistir, pequeños productores porque están trabajando pocas superficies. No importa si las grandes inversiones en el Valle vienen de fondos extranjeros, el problema no es solamente el origen del capital sino el rol que cumple en el territorio, si es concentrado o excluyente. Pensar en términos de agricultura familiar, no debe estar anclado en lo pequeño, en la pobreza, es superar la idea de que por ser minifundista solamente puede ser destinatario de políticas públicas. Pensar la agricultura familiar es desarrollar otras formas de producción, otras maneras de entender y de relacionarse con el mundo, más amables con su ambiente y con la familia. No podemos dejar además de mirar y hacer ver que dentro de la agricultura familiar se encuentran los campesinos, los indígenas, y que esa riqueza de la diversidad, no debe dejarse de remarcar y visibilizar. Una inquietud que desde aquí se desprende es lograr una agenda y líneas de trabajo conjunto, pensar estrategias junto al productor familiar basado en la diferenciación hacia un cultivo más sano, evitando el uso de agroquímicos, ellos tienen potencialidades para hacer un cultivo más saludable, lo que sería doblemente bueno, no sólo por ser un sistema más sano de producción, sino también para la familia que vive al lado de los parrales, en la finca. Esa es una oportunidad que hay que seguir indagando. Una reflexión que también nos permitió hacer este trabajo es analizar el rol de las mujeres y su visibilización en el “mundo de la vitivinicultura”. Durante las entrevistas y las reuniones pudimos conversar sobre este tema. Se reconoce que las mujeres están y son parte pero que los “espacios públicos” están generalmente ocupados por dirigentes varones. Ellas participan en las capacitaciones, las reuniones y otras actividades, sin embargo para la mayoría de los entrevistados la visibilización de las mujeres es una tarea pendiente, una tarea que quedara plasmada en nuestras futuras planificaciones. Otro aprendizaje en este recorrido fue reconocer las potencialidades de incorporar esta herramienta, la sistematización, en nuestra dinámica de trabajo. Esto nos permitió un proceso de aprendizaje, de intercambio entre los saberes de las diferentes disciplinas de quienes componemos el equipo interdisciplinario, y de fortalecimiento entre los compañeros que componemos este equipo. Además fue fundamental reflexionar sobre la experiencia vivida, los desafíos, los aprendizajes que nos quedan para este camino que seguimos transitando. Durante las últimas reuniones de esta sistematización compartíamos la necesidad de que quede explicita nuestra intención de no hacer foco solamente en los recursos asignados, en el acceso a lo tecnológico o en la coyuntura particular con la que contaban los pequeños vitivinicultores –ya sea por los programas y políticas que los contemplan, como por el escenario donde se desenvolvieron–. Para nosotros la verdadera riqueza de esta experiencia radica en la ampliación de derechos conquistados, en la visibilización de los actores y su legitimidad. Creemos que eso podría ser motivador para otros procesos, organizaciones y/o equipos técnicos. La disputa y la construcción de legitimidad política es una realidad, hoy son tomados como referentes del sector y eso es un punto crucial para los pequeños productores vitivinícolas. Este avance se va expandiendo en otras organizaciones que tienen procesos organizativos parecidos, y que aun no han contado con un apoyo económico tan significativo; el caso, por ejemplo de los pimentoneros de los Valles Calchaquíes. Por último, vemos que la vitivinicultura en Argentina es muy extensa y abarca varias regiones, y ha tenido una fuerte evolución en los últimos 20 años, transformándose en una actividad moderna, de gran desarrollo tecnológico y generadora de riquezas. Las políticas nacionales y la visión de las organizaciones del sector están apoyando este proceso con planes estratégicos y proyectos para garantizar un crecimiento sostenible y equitativo en la producción y comercialización de uvas y vinos. En este contexto, las organizaciones de agricultores familiares del valle Calchaquí Salteño, están trabajando para hacer conocer sus argumentos y propuestas, y en algunos casos aprovechando las grietas de las políticas para ampliar y mejorar su participación. Aunque todavía falta afianzamiento para sus economías, en esta experiencia los pequeños productores hicieron valer su trayectoria, ensamblado complejo de su fuerza organizativa, su trabajo interinstitucional y su propio saber hacer. Desde esta experiencia se va a realizar el marco legal con que el INV regule esta actividad para los elaboradores de vino casero, hoy desprovistos de esta herramienta que les permitirían ingresar en la comercialización legal de este producto).

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Los logros de este proyecto trascienden las inversiones que se realizaron en cada una de las bodegas. El proceso de aprendizaje nos permitió a todos los involucrados incorporar nuevos mecanismos de trabajo, fortaleciendo los lazos de articulación interinstitucional con las entidades que se encuentran en territorio y acercando las políticas públicas a las organizaciones que vienen transitando un fuerte camino, quienes reconocen las necesidades y las proyecciones necesarias para su sector. Han sido las mismas organizaciones del territorio el vaso comunicante, quienes demandaron e invitaron a la convergencia institucional. En este sentido reflexionaba Diego Kalman (director del INTA AER Cafayate) que reconocía que desde el plano de las relaciones entre los técnicos, tratamos de concentrarnos en las cosas que nos hacían converger y también por ello se pudo llevar adelante una buena experiencia en articulación entre las instituciones de apoyo que se encuentran en el territorio.

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Capítulo XVI

Provincia de SANTIAGO DEL ESTERO Implementación del enfoque socioterritorial en Departamento Robles, Santiago del Estero. Reconstruyendo la experiencia EQUIPO • Angélica Castillo • Viviana G. González • Imelda López

Introducción Identificación de la experiencia A partir del año 2007 el Programa Social Agropecuario comenzó a trabajar enmarcado en la perspectiva de enfoque socioterritorial, como una manera de promover el desarrollo rural de los productores de la Agricultura Familiar. En mayo de ese mismo año se dictó un curso de capacitación a técnicos del Programa Social Agropecuario sobre este enfoque aplicado al Desarrollo Rural de la provincia de Santiago del Estero. El mismo se basó en documentos elaborados por la Unidad Técnica Central Nacional (UTCN) de ese programa. En él se presentó al enfoque socio territorial como una estrategia de política pública que tiene como eje principal la organización social de los territorios rurales como presupuesto de desarrollo rural integral y sustentable. Desde dicha perspectiva130 se entiende que el territorio es una construcción social y por lo tanto histórica, no algo dado. Esto implica que es el resultado de las relaciones entre actores sociales con distintas intencionalidades (proyectos, significaciones sociales e intereses diferenciados). En este sentido, la propuesta del enfoque socio territorial busca detectar y actuar sobre puntos críticos en los territorios, situaciones en las cuales se instituyen las asimetrías y se despliegan los conflictos. Elementos, estos últimos que, al ser propios de las relaciones sociales, forman parte del territorio. En consecuencia, ignorarlos, eludirlos, o minimizarlos sería negar un aspecto de la realidad partiendo de un diagnóstico erróneo sobre el territorio. Por esta razón, y de acuerdo a lo propuesto por esta perspectiva, resulta conveniente interpretarlos y dirimirlos, teniendo como eje del desarrollo rural el avance en la justicia, equidad y democratización. Así, el enfoque aportaría a tener una visión más clara de cómo realizar el abordaje del desarrollo rural en el interior provincial, desde una definida intención de promover los derechos de los campesinos, impulsar su inclusión económica y social, su participación organizada en las decisiones de política pública y su proyección política como integrantes de la sociedad local. Tratándose de una visión de “abajo hacia arriba”, que 130 Esta perspectiva de Desarrollo Rural Territorial se basa en los desarrollos de RIMISP y FIDA principalmente del material presentado en el Seminario RIMISP FIDA de Desarrollo Rural Territorial, Octubre 2004

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privilegia el diagnóstico y la formulación participativa de los pequeños productores con los técnicos. Finalmente, propone una metodología que permite ser más sistemático en el análisis, lo cual beneficia la identificación de problemas, la priorización de los mismos y las acciones a seguir. Tras cuatro años de implementación de esta mirada, este trabajo se propone la sistematización del proceso. Para ello se centra en el análisis del modelo de intervención llevado a cabo por el equipo multidisciplinar de técnicos de la Subsecretaria de Agricultura Familiar (ex PSA) del territorio Robles (Delegación Santiago del Estero). Tomando como marco los lineamientos de trabajo propuestos por la perspectiva vinculada al desarrollo rural territorial a fines del año 2007, el equipo técnico inició su trabajo con el objetivo de construir participativamente, junto a los productores de la Agricultura Familiar del territorio su plan de trabajo anual. A partir de ese momento inicial, año a año esta modalidad de trabajo se ha continuado replicando. Paralelamente la cantidad de familias y organizaciones vinculadas a la SsAF, así como las articulaciones en el territorio con otros actores locales, ha crecido. Los planes anuales de trabajo se han complejizado, a la vez que se han vuelto más integrales. Actualmente, como uno de los productos de este proceso funciona en el departamento Robles una Mesa de Desarrollo integrada por representantes de nueve organizaciones de la Agricultura Familiar.

Eje de la sistematización La pregunta eje de sistematización queda definida de la siguiente manera: ¿Cómo se dio el proceso de implementación del enfoque socioterritorial promovido por la SsAF en Robles, Santiago del Estero (período 2007-2010)?

Debido a la complejidad de la experiencia seleccionada para su sistematización se tomarán en cuenta para la descripción y el análisis del proceso los tres atributos de intervención empleados para dimensionar el trabajo de los equipos técnicos territoriales de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF). Estos son cobertura, integralidad y articulación:. • La cobertura está relacionada con la cantidad de población (productores de la agricultura familiar; organizaciones y grupos de la agricultura familiar) que se encuentra incluida en las actividades (capacitaciones, talleres, créditos, etc.) realizadas en territorio por la SsAF. • La integralidad hace referencia a la presencia de un equipo técnico interdisciplinario, a la diversidad de actores sociales del socioterritorio y a las diferentes estrategias de intervención (financiamiento, capacitaciones, etc.) • La articulación está definida por las acciones131 realizadas que facilitan la interacción y la concertación de los actores locales del territorio.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO El cambio de perspectiva en la forma de intervención El pasaje del Programa Social Agropecuario (PSA) a su institucionalización como Subsecretaría de la Agricultura Familiar (SsAF) estuvo estrechamente relacionado a la reorientación de las políticas públicas vinculadas al desarrollo rural. El PSA nace en los años 90 como una política focalizada de alivio a la pobreza rural, a partir del 2006 se propone un viraje en el modo de trabajar con el sector rural más vulnerable e histórica131 Ejemplos de algunas de estas acciones son el financiamiento para proyectos productivos, capacitaciones en temáticas especificas vinculadas a la salud, procesos para dar valor agregado a la producción, realización de encuentros de mujeres y jóvenes, etc.

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mente postergado a partir de una propuesta de desarrollo rural inclusiva. En este contexto es que empieza a implementarse el enfoque socioterritorial como estrategia de intervención. “(…) el PSA era un programa focalizado en un doble sentido, estaba muy definida la población - objetivo, que tendrían que ser campesinos pobres del estrato de menores niveles de ingreso de los productores agropecuarios, condición que en Santiago del Estero, tiene una historia, muy frecuente (…) Se creó en 1993 a instancias del gobierno del menemismo. (En cuanto a la asistencia técnica) hay un perfil neo liberal, porque eran contratos basuras, de plazos cortos, y la modalidad era de ejecución de proyectos, es decir, salían proyectos de financiamientos, de créditos o subsidios del propio PROINDER, que surgió en el año 2000, y la asistencia técnica era de uno o dos jornales mensuales por grupo, y el técnico iba, volvía y lo atendía por esa cuestión especifica” (Delegado de la SsAF en Santiago del Estero). En este sentido, en un documento emitido por el PSA de Santiago del Estero se señala “Nosotros lo abordamos desde un concepto de continuidad y ruptura; es decir de rescate de toda la actividad que venimos realizado desde hace varios años en el territorio, y desde la necesidad de reemplazar un enfoque “estrecho” que promovió el diseño original del Programa (tanto PSA como PROINDER).” Y es que en la provincia ya se habían iniciado algunas experiencias piloto en la búsqueda de mejorar el trabajo con el sector de los pequeños productores, las cuales actuaron como antecedentes a la hora de la implementación de la nueva perspectiva y permitieron el análisis crítico, fruto de estas experiencias a nivel micro, de esta nueva modalidad de trabajo. (…) “Teníamos la idea de que los grupos se formen como nodos de grupos de la zona, que nos costó muchísimo (que en esa época en el ʼ97, ʼ98 que entramos en el departamento Avellaneda), tuvimos bastante resistencia de la gente, un poco porque el descreimiento que había, pensando que era un programa un tanto político y era como que todos entraban y se iban prometiéndoles cosas y es como que nos costó mucho cambiar esa idiosincrasia. Aparte teníamos el rechazo, las trabas en las ruedas por parte de algunos punteros políticos del lugar, y en donde hacíamos reuniones técnicas para el lugar de promoción, muchas veces a través de la policía nos hacían suspender las reuniones, hasta que comprendieron que era un programa con una política pública para los pequeños productores desde el gobierno nacional. No fue nada fácil entrar en el departamento Avellaneda (en el año 1997) (…) Nosotros en el año 2000 hemos empezado a trabajar como equipo. Todos los técnicos que estábamos en Avellaneda, como un equipo socio-territorial, nosotros nos habíamos auto denominado.” (Referente del equipo técnico Robles)

En palabras del delegado provincial “En Santiago del Estero, veníamos teniendo un debate hacia el interior de los propios técnicos, en el sentido de que veíamos con actitud bastante critica de cómo se abordaba algunas cuestiones del trabajo, no nos gustaba que la asistencia técnica empezara y terminara con un plazo fijo, tampoco nos gustaba que el técnico fuera y viniera, como una especie de médico. Tampoco nos gustaba que la asistencia técnica estuviera limitada a algunas estrategias de intervención y a otras no, porque cuando uno iba al campo y se juntaba con la gente, en el campo, no es que la gente dice estos temas son técnicos y estos son políticos, estos son económicos, estos son sociales, esta todo mezclado y la gente lo vive así. (…) Había un debate, debates en unos organismos que se dedican a desarrollo rural, y en esos momentos también se sumo los aportes de algunos sociólogos, extensionistas rurales brasileños que en ellos, básicamente estuvo inspirada la idea del enfoque socio·territorial, que yo diría que, este tema del enfoque lo empezamos a implementar en el 2006. No había equipos, había técnicos por grupos o por racimos de grupos que atendían grupos, cada uno tenia asignada una zona a la que iba, pero no había equipos técnicos. Y la asistencia técnica empezaba y terminaba, y lo que tenían asignados eran jornales”. Esta época previa a la implementación del enfoque es rememorada por los productores de Robles de la siguiente manera: “Desde fines de 2002 y principios del 2003, empezamos con el PSA con un grupo de 10 fa-

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milias que era un grupo independiente. (…) Eran grupos con casos puntuales. Había un grupo por aquí, otro por allá. No conocía bien, no se sabía qué era lo que hacían, no estaba difundido lo que era el PSA. En esa época cada técnico tenía su grupo e iba y trabajaba con ese grupo puntualmente y no existía un equipo de técnicos. Cada técnico que estaba relacionado con el PSA tenía su grupo independiente, no existían las organizaciones con personería jurídica por estas zonas” (productora). (…) “Venia un técnico a la zona que nos asesoraba. Formábamos grupos, que debía ser como mínimo seis, no había tantos créditos y subsidios” (productor). “Desde el año 2004 en esa vez cuando hemos recibido el subsidio como grupo. Éramos doce familias las que habíamos recibido, de ahí hemos formado el grupo, que no había mucha gente, pero después fue creciendo, creciendo, hasta que se formó un grupo más grande y de ahí ha pasado a ser asociación. En ésa época trabajaba un solo técnico” (productora). En mayo de 2007 se dicta el curso de capacitación a técnicos del Programa Social Agropecuario sobre el enfoque en Santiago del Estero. (…)”Hicimos varias capacitaciones, alguna más importante, recuerdo que a fines de mayo del 2007, donde allí empezamos a dar algunas pautas firmes en relación al enfoque, hay que decir que esta discusión era desde lo teórico impulsado por la nueva administración que había asumido en el PSA (…) De ellos fue llegando, digamos, alguna documentación teórica, sobre el enfoque territorial que nosotros adoptamos, modificamos y ajustamos un poco, la acondicionamos para su aplicación en Santiago del Estero. (…) En el caso nuestro, a nosotros, rápidamente nos mostró que había la posibilidad de construir alguna cosa diferente, mejor de la que veníamos haciendo y además, la segunda cuestión es que en realidad hay un contexto político de un nuevo gobierno, que tenia otra mirada sobre los pequeños productores,. (…) En el 2007 en adelante lo que hicimos fue ampliar el trabajo, fue surgiendo la idea de centralizar, de aplicación del enfoque, a medida que también teníamos capacidad económica y fortalecer a los equipos técnicos, hablar de territorialidades de otro lugar, con una presencia permanente del Estado con una articulación permanente con las organizaciones” (Delegado de la SsAF en Santiago del Estero). En lo relativo a los aportes y adaptaciones hechas por Santiago del Estero a la perspectiva del enfoque socioterritorial; “Hemos incorporado aportes al trabajo concreto y a la visión teórica en el enfoque socioterritorial, por ejemplo esta visión de los atributos de cobertura integralidad, de articulación, es un aporte de Santiago de Estero. Esta idea de darles sentidos a estos términos Hay que saber qué significa, hay que ver cómo se expresan en el territorio. Todo el mundo habla de articulación, pero nosotros tenemos más que una articulación, nosotros tenemos una articulación que está basada no en las cuestiones operativas solamente, está basada en compartir la visión con el movimiento social, lo cual facilita el trabajo, porque eso implica ser socio, en objetivo de desarrollo local que sino no seria compartidos. (…) Y el concepto de Integralidad también hemos enriquecido con nuestro trabajo, porque hoy como estrategia de intervención abordamos muchas más cosas que en el pasado, no es solamente la asistencia técnica, ni el financiamiento.(…) Otra cosa que es un aporte en Santiago del Estero, es haber incorporado esas estrategias de intervención que yo comenté, la dimensión política del trabajo territorial, que básicamente lo que significa es que las cuestiones de políticas institucional, de la estructura del estado, del gobierno en los territorios, también se incumbe a los pequeños productores. (…) Nosotros tenemos algunas experiencias muy buenas, de dirigentes sociales campesinos que se han presentado como comisionados, como tarea de intendente y han ganado y su gestión es mucho mejor que la de otros” (Delegado de la SsAF en Santiago del Estero).

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SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN y SU CONTEXTO Los inicios del trabajo desde la perspectiva socioterritorial; Robles año 2007 como escenario de intervención A continuación, realizamos una breve descripción de la situación con la que el equipo técnico se encuentra al momento de realizar su entrada a territorio con los talleres de diagnóstico participativo. El departamento Robles ubicado en la zona centro de la Provincia forma parte de la zona de riego junto con los departamentos Banda, Figueroa, Capital, Silípica, San Martín, Loreto, Avellaneda, Sarmiento. La cantidad total de explotaciones agropecuarias en ese entonces era de 1182, según datos del Censo Nacional Agropecuario 2002. En general estas unidades doméstico productivas poseen características que las diferencian de otros sectores productivos. Una de estas es la forma de trabajo, donde la mano de obra familiar es vital en su economía. En algunos casos los adultos y los niños aportan trabajo realizando diversas actividades como ser: cuidado de los animales en el monte, pastoreo, recolección de leña, acarreo de agua, cosecha, etc. Estos pequeños agricultores poseen un parque de maquinarias obsoleto, teniendo dificultades para acceder a créditos formales que le permitan actualizar las herramientas con las que cuentan. La migración a otras provincias para realizar trabajos temporarios es una estrategia de sobrevivencia muy común entre las familias, otra estrategia de supervivencia consiste en la incorporación de ingresos formales proveniente de pensiones, jubilaciones o la Asignación Universal por Hijo que permiten completar el ingreso de la unidad domestico productiva. También, hay que tener en cuenta la recepción de créditos o subsidios otorgados por diferentes programas de orden provincial o nacional, con el fin de complementar las actividades productivas del predio. Unas limitantes importantes del sector están dadas por la dificultad para ingresar en el mercado formal, la falta de planificación de la producción, la baja productividad, la falta de acceso a crédito adecuado y a tiempo, la pequeña escala en cuanto a los volúmenes en la producción (Gutiérrez y González; 2011) A esta caracterización general de la población campesina, se suman los rasgos propios de los sistemas productivos predominantes entre los pequeños productores del dpto. Robles los cuales son tres; el alfalfero, el algodonero y el de producción lechera caprina. Estas actividades principales, tal como se hizo referencia en párrafos anteriores, son complementadas por las familias rurales con venta de otros productos agropecuarios y venta de fuerza de trabajo (en la propia localidad o mediante migraciones estacionales). Parte de los ingresos familiares están conformados además por transferencias formales como pensiones, jubilaciones y planes del gobierno. En relación a los actores sociales; el diagnóstico realizado en el 2007 por el equipo técnico junto a productores de la zona da cuenta de las siguientes instituciones público-privadas presentes en el territorio; INTA, ProHuerta, el PSA, la ONG FUNDAPAZ Agencias y Sub Agencias de Desarrollo de la provincia (Fernández, Forres, Beltrán, Villa Robles, Colonia El Simbolar y Banda), Escuela de la Familia Agrícola de Forres, Postas Sanitarias, Comisiones Municipales y Municipalidades (Beltrán, Vilmer, Forres, Fernández, etc.), Unidad Ejecutora de Riego, Clubes deportivos, Escuelas primarias, Escuelas secundarias, Destacamentos Policiales, Iglesias Católicas, Iglesias Evangélicas, Pozo comunitario de agua potable (comunidades Chilquita, Villa Hipólita y Villa Robles), Asociación de Pequeños Productores Agropecuarios de Robles (Mili) y un total de 48 Grupos PSA.

Los inicios del trabajo desde la perspectiva socioterritorial Tomando como marco los lineamientos de trabajo propuestos por la perspectiva vinculada al desarrollo rural territorial en el año 2007, el equipo técnico del socioterritorio Robles inició su trabajo con el objetivo de construir participativamente, junto a los productores de la agricultura familiar del territorio, su plan de trabajo anual.

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En el año 2007 había que comenzar a armar el territorio Robles, porque hasta entonces funcionaban grupos aislados (Referente del equipo técnico Robles). En esa oportunidad los objetivos planteados por el equipo fueron: relevar información acerca de la realidad de los productores del socioterritorio; realizar, en base a esa información y a nuestro conocimiento previo del terreno un análisis del socioterritorio; presentar a los productores la nueva forma de trabajo del PSA e invitarlos a trabajar en un diagnóstico participativo; elaborar un plan de trabajo en función del diagnóstico y presentar, discutir y consensuar el plan de trabajo con los productores. Para ello se puso en práctica una metodología de trabajo que tuvo como eje la búsqueda de una lectura y análisis de la realidad en sus múltiples dimensiones. Se promovió un diagnóstico y planificación interdisciplinaria que buscaba conjugar la mirada productiva con la social e intersectorial que tenía como objetivo la vinculación y conjugación de la mirada técnica con la de los productores. Para hacer posible esto se promovió un espacio de trabajo participativo y en equipo que involucrara a los actores en todo el proceso de elaboración y ejecución del plan con lo cual la permanente interacción, con objetivos y responsabilidades compartidas fue central. A partir de este encuadre, las actividades realizadas fueron; Relevamiento de grupos con y sin asistencia técnica; diagnóstico orientado a identificar los perfiles productivos; localización geográfica de los grupos para detectar la concentración de los mismos por paraje; experiencias de trabajo en territorio; elaboración de matriz FODA; diseño y realización de los talleres de diagnóstico participativo que se abordaron a partir de cuatro ejes: el perfil productivo, la construcción del mapa social, la problemática del agua, discusión y formulación de propuestas para dar solución a los problemas identificados; ordenamiento y sistematización de la información. Con estos insumos se elaboró la propuesta de Plan de Trabajo del Territorio. En el encuentro departamental de productores de ese año, se realizó la presentación y discusión del plan, incorporándose las sugerencias realizadas por los productores (en cuanto a actividades, objetivos y fechas). Una vez realizados estos agregados, se firmó un acta de aprobación del plan. Con la participación del socioterritorio Robles en el encuentro provincial de productores, nuevamente, se discutieron e incorporaron fechas para la realización de actividades en terreno que estaban contempladas en el plan. Transcurrido un año de trabajo, se presenta en cada organización de productores, se debate y se aprueba la idea de conformar una Mesa de Desarrollo del Dpto. Idea que surge luego de la participación en el encuentro provincial de productores. Así, se incorpora la conformación de la Mesa de Desarrollo como un objetivo más a cumplir en el plan de trabajo a mediano plazo. Durante el proceso de formulación del plan se realizaron reuniones de equipo con un promedio de entre cuatro y cinco veces por mes. Se sistematizó la información. Se preguntó, informó, discutió, consensuó con los productores. Se preguntó, informó, discutió, consensuó con los miembros del equipo. Se formuló y reformuló el plan de trabajo agregando propuestas, modificando fechas. Se produjo un ida y vuelta entre la realidad del socioterritorio y el diseño de la propuesta y el plan de actividades. A finales de ese mismo año se celebra el encuentro anual de técnicos donde se presenta el plan de trabajo del equipo territorial para el año 2008.

SITUACIÓN DE Intervención • • •

Breve descripción del proceso de intervención desde el 2007 al 2010 Descripción y reflexión crítica sobre la intervención Acerca de la conformación del equipo técnico

El primer paso, previo a la conformación del territorio, fue la conformación del equipo técnico; de esta manera rememora ese momento la referente: “Me articulé con A. C. con ella estábamos trabajando en la zona, la ingeniera S, que yo la había incorporado para dar asistencia técnica a grupos Proinder (...) De a poco comenzamos a hacer ese trabajo. Con A. C. em-

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pezamos a hacer un mapeo de los grupos que había. Me dieron la atribución para armar el equipo. Entonces empecé desde las entrevistas incorporé a N. C. que ya había trabajado anteriormente, pero bueno, por razones de faltas presupuestarias no tuvo más grupos. Ella era una técnica trabajadora social con mucho compromiso y con mucho conocimiento del sector. (…) Pensaba que tenía que tener como mínimo dos técnicas para cubrir la zona y atender todo en cuanto a lo socio-organizativo y para que acompañen a los técnicos que estuvieran en cada zona. Y después técnicos con diferentes especificidades porque no solo hicimos un muestreo sino también un diagnóstico de cuáles eran las actividades más relevantes de la zona del Departamento Robles. En función de esos indicadores y de los perfiles técnicos por su currículum tomamos en cuenta la atención que podían prestarle a los productores, por su formación y por su experiencia. (…) había chicos que habían presentado su currículum, o que nosotros los estimulábamos a que presenten el currículum, recibidos de la misma EFA de Forres, que eran a su vez hijos de productores. (…).” (Referente) Inicialmente, el equipo estuvo conformado por dos ingenieras agrónomas y una perito agrónoma que venían desarrollando sus actividades en el dpto. Robles, brindando asistencia técnica a grupos PSA y PROINDER. Posteriormente, y en el transcurso del año 2007 se sumaron una trabajadora social, un estudiante de tercer año de la carrera de agronomía y una Lic. en Sociología. Las profesionales venían desempeñándose como técnicas del Programa Social Agropecuario en dpto. Robles y en dpto. Avellaneda respectivamente. En cuanto al estudiante, fue incorporado al equipo bajo la figura de pasante. En el año 2008 ingresa, con el objetivo de brindar atención específica a un grupo de tamberos caprinos, un ingeniero zootecnista y se integra como pasante un perito agrónomo proveniente de una familia de productores de la zona. Ya en el año 2009 comienza a trabajar en el equipo132 un veterinario que es requerido a partir de un diagnóstico realizado en la cuenca lechera caprina del socio-territorio I.

El proceso de intervención El plan formulado a fines del año 2007 aborda las dimensiones productivas y sociorganizativa actuando de ordenador del trabajo en territorio y habiéndose construido participativamente, parte del respeto por las actividades propuestas por los productores. “El eje del trabajo nuestro, son los planes de trabajo de los equipos territoriales, planes anuales… Lo hace el equipo técnico el trabajo, pero en aquellos lugares que donde hay organización local, capital social en conjunto, ese plan de trabajo se tiene que discutir, no si se quiere como una orientación de trabajo concreta obligatoria, vamos a decir, se tiene que consensuar y acordar con las organizaciones.” (Delegado de la SsAF en Santiago del Estero). Tomando como referencia la ruta nacional 34; el territorio de Robles es dividido en dos socio-territorios133, dentro de los cuales el equipo identifica las siguientes comunidades: Socioterritorio I: Tiu Chacra, Los Pereyra, Mili, Cara Pujio, Taco Pujio, Chilquita, Higuera Chacra, La Rivera, Villa Robles, Tuamilla.

132 Cabe resaltar que, exceptuando a los pasantes, todos los técnicos habían tenido experiencias previas de trabajo con el sector debido a su participación previa en ONGs vinculadas al desarrollo rural así como por haber trabajado en organismos provinciales dependientes del Ministerio de la Producción de la Provincia. 133 Teniendo en cuenta esa información y el grado de interacción existente entre las comunidades, tema este último abordado en las reuniones con los productores, se definen los socioterritorios. “No recuerdo con exactitud el año pero sí el momento. En el 2007 han empezado a hablar y se ha empezado a escuchar con más frecuencia esto de Socio-territorio. (…) Nos cuentan que se había formado un equipo técnico y que ya no íbamos a tener un técnico por aquí, otro por allá, sino ya un equipo, con un referente a la cabeza y con los técnicos distribuidos en todo el territorio. Cuando me hablan de territorio yo iba a decir eso. Teniendo en cuenta límites geográficos. Pero lo que hemos podido aprender ahí es que no se lo entiende de esa misma manera: no como un mapa, sino en donde la gente consideraba su lugar de pertenencia. Porque en los grupos había gente de la Villa Robles y Tío Chacra todos juntos, o sea: nos sentíamos parte de un mismo territorio. Por ser de un lado no significaba que no se podía trabajar con el del otro. No ha sido del equipo técnico sino que ha sido de juntarse entre las organizaciones que en su momento no éramos organización constituida, sino grupos. Era juntarse con los grupos, hablar del territorio y marcar los límites. (…) Nos ha costado bastante tiempo pero ahora ya hablamos de socio-territorio” (productora). “Nos organizaron por territorio, el equipo y nosotros. Hicimos una reunión y definimos el territorio” (productor)

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Socioterritorio II - a134: Janta, Huiñoj, Pocitos, Morcillo, San Andrés, Palo Borracho, Ventura Huañuna, San José de Flores y II - b: Villa Hipólita, Pampa Muyoj, El Barrial, Palmitas de Jerez, San Andrés En estos lugares existían grupos PSA con asistencias técnicas activas así como productores que, si bien no integraban en ese momento grupos, tenían el antecedente de haber trabajado previamente con algún proyecto del programa. A partir de 2008, tras un año de trabajo con las organizaciones y grupos, los productores comienzan a avanzar en la formalización de organizaciones en sus comunidades. “Desde hace dos años aproximadamente que tenemos la personería jurídica. La asociación se llama Asociación de Fomento Parajes Unidos y cuenta con 56 socios, por ahora” (productora). “Ahora, el grupo es una Asociación Civil de pequeños productores agrícolas-caprinos que se formó en el 2009, con el objetivo de la cría de cabras y pollos y otros por la cría de abejas” (productora). La decisión de realizar las gestiones para formalizar sus organizaciones, parte de los productores en su búsqueda de acceder a mayores recursos para dar respuesta, no sólo a problemas productivos, sino habitacionales, de comercialización y de mejora de la calidad de vida de sus comunidades. Para fines de este año se había avanzado en la constitución formal de seis organizaciones de productores del sector y la reactivación de una. Este es un fuerte contraste con el 2007 en donde solo se contaba con una organización que nucleaba a productores de sólo una porción del socioterritorio I. “Se formaron ya con el trabajo que se venía de años, ciertas asociaciones en la zona, en los distintos socioterritorio” (Técnico del equipo Robles). “Con la asistencia técnica logramos que esta asociación se formara. Porque nos enseñaron que con ella podíamos trabajar más unidos y que además las cosas se facilitan los medios para comercializar nuestros productos, todo es más organizados. Un día organizamos una reunión con todos los grupos, y de esa reunión se decidió formar la “Asociación” (productor). A lo largo de ese año, momento de implementación del plan de trabajo, se recogen las demandas surgidas de estas organizaciones y grupos independientes y se diseñan, junto a ellos, actividades que se incorporan al plan y agenda de trabajo de ese mismo año. A fines de 2008, se realiza un encuentro anual departamental de productores donde la propuesta es la realización de un balance de las actividades por parte del equipo y el trabajo en comisiones junto a los productores para el diseño del plan de trabajo 2009. En esta oportunidad, dada la heterogeneidad de las problemáticas planteadas por los productores a lo largo del año, el plan se organiza en las siguientes dimensiones: acceso al agua, aspectos sociorganizativos, gestión y articulación, producción, comercialización y comunicación. Al finalizar el 2009, nuevamente se realiza el encuentro anual de productores, esta vez la organización se comparte con la Mesa de Desarrollo de Robles, conformada durante ese mismo año, que nuclea a ocho organizaciones del Agricultura Familiar del Socioterritorio Robles representando a un total de 415 familias. En esta oportunidad, nuevamente se realiza el balance del trabajo en el socioterritorio y se diseña junto a los productores el plan de trabajo 2010. Este plan de trabajo refleja la continuidad de tres años de labor en el marco de la visión socioterritorial planteada por la SsAF. El mismo consta de ocho líneas de acción: acceso al agua; producción; sociorganizativo; comercialización; comunicación; gestión y articulación; agricultura familiar y ambiente. Los dos últimos ejes son trabajados transversalmente a lo largo de las actividades propuestas en los restantes ya que se considera a estas temáticas importantes si se quiere trabajar desde la perspectiva del desarrollo rural sustentable. “El trabajo anual que se realiza, en un principio, se hace un diagnóstico o vendría a ser una reunión anual con los productores, donde sale el trabajo anual para el año siguiente. Ellos determinan qué actividades o qué capacitaciones o en qué hay que enfocar más, de acuerdo con lo que sale en ese diagnóstico. De allí, se 134 Dada la amplitud del Socioterritorio II se lo divide en II a y II b

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elabora el plan de trabajo y cada uno, de acuerdo a la área que le corresponde y va tomando los puntos esos y va realizando capacitaciones, visita a los productores en cuanto a los proyectos que se sacan para ellos, la parte de subsidios y créditos, entonces vamos trabajando de acuerdo a ello” (Técnico del equipo Robles). Finalmente, en el año 2010 el equipo decide renovar la modalidad de trabajo del encuentro anual de productores; para ello trabaja con anterioridad al interior de cada organización un taller de evaluación de las actividades realizadas durante el año con el equipo y la formulación de propuestas para el 2011. La síntesis de estos talleres es socializada por los representantes de la Mesa de Desarrollo en el encuentro. Paralelamente, el equipo hace su propio balance del trabajo realizado en los socioterritorios y elabora propuestas de actividades a incorporar en el plan de trabajo. El producto obtenido es presentado en ese mismo encuentro. Así, en base a la mirada de los productores y la del equipo se elabora el plan de trabajo 2011, manteniéndose las ocho líneas de acción contenidas en el plan 2010. (…)” al fin del año 2010 (cuando en el 2009 se había formado la Mesa de Desarrollo, también otro logro de las organizaciones), lo bueno de este nuevo año era que el plan ya no era el referente quien lo presentaba como todos los años como balance de las acciones realizadas, sino que la Mesa de Desarrollo hacía el balance de las organizaciones del territorio, y a su vez nosotros a los balances lo único que teníamos que hacer es ponerles números a esas actividades que habían hecho las organizaciones con las SsAF, y a otras actividades que ellos habían hecho como balances con otros actores (Referente del equipo técnico Robles). Una vez hechas las presentaciones de los balances y las propuestas se trabaja durante toda la jornada en la discusión acerca de qué es política, poder y desarrollo135. Estos tópicos sirven para propiciar el debate acerca de la complejidad del desarrollo y la necesidad de la participación activa en la búsqueda de mejorar la propia calidad de vida. A continuación transcribimos algunas de las definiciones acerca de estos tres conceptos elaboradas por los productores en el trabajo en taller136; Poder es… - Capacidad para cumplir un fin propio y de los demás. - Lograr todos los objetivos planteados a nivel comunidades tanto en lo económico como en lo social y participativo. - Que entre todos podemos realizar algo para el bien común y cumplir nuestras metas. Política es… - Agruparse y trabajar para el bien común, con igualdad y participación con libertad de opinión. - Trabajar de forma organizada en las diferentes comunidades realizando articulaciones entre las asociaciones para hacer visible el sector de los pequeños productores. Así también resolver los diversos problemas o necesidades. - Tener capacidad de trabajar en conjunto y relacionarse con la comunidad y las instituciones y ponerse todos de acuerdo. Desarrollo es… - Crecimiento en la zona con la incorporación de herramientas, productos innovadores, mejorar los rindes productivos, para mejorar los ingresos y elevar la calidad de vida y además crear fuentes de trabajo estable y mejorar la educación y crecer como comunidad pensante defendiendo nuestros derechos y cumpliendo con nuestras obligaciones. - Es el crecimiento productivo e industrial y comunitario, en cuanto a estar organizados para lograr mejorar la calidad de vida de todos los pequeños productores. - Haber conseguido algo para la comunidad. Trabajar en conjunto para lograr una mejor calidad de vida.

135 Esta temática fue propuesta por el equipo técnico provincial para ser abordado en los encuentros de productores de todos los socioterritorios, dando libertad a los equipos socioterritoriales en la modalidad de trabajo con que se la fuese a abordar. 136 Extraído de la memoria del encuentro elaborada por el equipo técnico.

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Una actividad importante y novedosa llevada a cabo en el año 2010, valorada positivamente por las productoras, fue la organización del primer encuentro de mujeres de la agricultura familiar del socioterritorio Robles. “Los trabajos en grupos en el cual pudimos conocernos más cada uno de los que participamos en este encuentro.” “Lo que más me gustó fue poder compartir con otras mujeres y conocer las dificultades de las otras.” “Lo que más me gustó fueron los temas que se trataron, el compartir con la gente, como alimentarnos.” “Lo que mas me gustó es el respeto de todas las mujeres hacia los temas que fueron muy importantes y el valor hacia lo humano.” “Muy buenas las expositoras, muy interesantes los temas, la charla de los profesionales, la psicóloga, la doctora.”137 El encuentro fue realizado en base a las temáticas sugeridas por la mesa de desarrollo de Robles, cuyos representantes habían recogido previamente las inquietudes de las mujeres de sus organizaciones. Como resultado se contó con la participación de aproximadamente 100 mujeres de la agricultura familiar de Robles y departamentos vecinos. Dada la naturaleza de las temáticas abordadas, que excedían la formación disciplinaria de los técnicos del equipo y de la SsAF se articuló para la realización del mismo con el equipo de la Dirección de Género de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia. Tanto el último encuentro de productores como los encuentros de mujeres y jóvenes son actividades que dan cuenta de la promoción y profundización de las articulaciones así como un crecimiento en la cobertura e integralidad de la intervención.

Descripción y reflexión crítica sobre resultados y efectos En la actualidad aproximadamente el 70% de las familias del territorio participa en las diferentes actividades desarrolladas por la SsAF en el marco de su plan de trabajo. Esto hace a un total de 700 familias de productores. Este número fue creciendo en el transcurso de los cuatro años de implementación. En el 2007, al momento del primer diagnóstico participativo la cifra era de aproximadamente 300 familias vinculadas al PSA. Gradualmente se fueron incorporando parajes del departamento y fuera de él, producto de la definición del territorio realizada por los productores. En relación al financiamiento recibido por estas familias a continuación se ofrece un cuadro comparativo entre los diferentes años y la cantidad de familias que accedieron a las diferentes líneas de financiación; Créditos

Subsidios

Total de beneficios

2008

67 familias

225 familias

292

2009

466 familias

547 familias

1.013

2010

180 familias

335 familias

515

713

1.107

Total de beneficios recibidos por las familias

1.820

Fuente: elaboración propia en base a informes anuales del equipo técnico

Si bien la toma de créditos en las diferentes líneas138 creció notablemente entre los años 2008 al 2009, en el 2010 decreció como consecuencia de las pérdidas de los cultivos en enero de dicho año, hecho que dio lugar a un endeudamiento. Consecuentemente, al perder la condición de productor al día, el acceso a nuevos créditos se vio bloqueado. Con respecto a los subsidios, en el año 2008 se trabajó fuertemente el acceso al agua para consumo humano por lo que las 225 familias mencionadas en el cuadro fueron beneficiarias directas de proyectos 137 Extraído de las encuestas de evaluación del encuentro realizadas a las participantes por el equipo. 138 Las líneas de crédito ofrecidas por la SsAF y ejecutadas en Robles son; ganadería mayor y menor, agrícola, alfalfa, retención de fardos y cumplidores.

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destinados a resolver esta problemática. En el año 2009 y 2010 se ejecutaron fondos PROINDER los cuales bajo el formato de subsidios permitieron la realización de obras de tipo predial (compra de herramientas e insumos, mejora de instalaciones), comunitaria y de mejoramiento de viviendas. A esto se agregan, en el año 2009, los montos para la compra de alimento para las majadas, también con la modalidad de subsidio, financiados por jefatura de gabinete de la provincia en articulación con las tres asociaciones de productores tamberos caprinos del Socio-territorio I, el Ministerio de Producción de la Provincia y la SsAF Delegación Santiago del Estero. Esto también explicaría la caída de la toma de créditos por parte de los productores dada la posibilidad de acceso a recursos bajo la modalidad de subsidios. A estos números habría que sumar la participación de estas familias en capacitaciones de diversa índole tales como productivas, sociorganizativas, de derechos en el acceso a la tierra, de comercialización, contables, etc. La integralidad en la manera de intervenir fue creciendo en complejidad con el avance, año a año, en la construcción de los planes de trabajo. Un reflejo de ello son las dimensiones de abordaje que fueron incorporándose con el transcurso del tiempo. Como acciones vinculadas a la integralidad se mencionan: Capacitaciones y asistencias técnicas realizadas por un equipo técnico Interdisciplinario (Ingenieros Agrónomos, Peritos Agrónomos, Ing. Zootecnista, Veterinario, Estudiante de Agronomía, Trabajadora Social, Lic. en Sociología, Técnicos Transversales: Arquitecto y Contadora Publica Nacional) con especial énfasis en la temática del manejo del agua, el acceso a la misma, la búsqueda de una mejor inserción de la producción en el mercado, la promoción de gestiones para la mejora de caminos. Financiamiento de proyectos (créditos y subsidios) de tipo productivo, de comercialización, de construcción, de acceso al agua; Promoción y Fortalecimiento de espacios de participación, planificación y ejecución participativa de proyectos como La Mesa de Desarrollo de Robles FUDEC y las asociaciones de productores de la agricultura familiar del territorio. “Es un equipo que debe tener Robles, una cobertura del 70% de los productores, que es un nivel alto, de todos los productores que están en Robles, que ha podido llegar con los proyectos en nuestras unidades de discusión, también un enorme cantidad de gente, yo diría que, muchos créditos y subsidios han sido bajados en el territorio de “Robles”, o hace que sea el segundo o el tercer equipo en modos de inversión.” (Delegado de la SsAF en Santiago del Estero) En la medida en que se avanzó en la integralidad, paralelamente se hizo necesaria la profundización y promoción de articulaciones. Así, la búsqueda de relacionamiento con los actores del territorio se intensificó enmarcada en el objetivo de cumplir con la ejecución del plan de trabajo socioterritorial. De este modo se avanzó en la vinculación con organismos estatales y del ámbito de la sociedad civil en los tres niveles: local, provincial y nacional. “(…) Otro de los logros es articular con otras instituciones; es que es fuera de la Subsecretaría y que podemos llegar incluso con fondos que son por fuera y que superan lo que vamos dando nosotros con la Subsecretaria” (Referente del equipo técnico Robles). Sin embargo, la tarea de construir estas articulaciones no es sencilla. Las diferentes miradas acerca de la manera de llevar a cabo un proyecto de desarrollo, el desconocimiento de la potencialidad del sector de la Agricultura Familiar, los celos políticos e institucionales, muchas veces actúan de freno para el accionar conjunto. Un ejemplo de ello son las dudas de los integrantes de la Mesa de Desarrollo a la hora de sumar actores a su espacio. Otra situación, que pone de manifiesto lo complejo de la construcción conjunta, es la falta de concreción en FUDEC en el avance de acciones tendientes a mejorar el acceso al agua para consumo humano, tan necesario en sus comunidades, así como en otros problemas compartidos y sentidos como lo es el acceso a una vivienda digna. Como resultado, cada asociación hace frente de manera atomizada a esas problemáticas con la consecuente pérdida de fuerza al momento de visibilizar su situación y de negociar ante organismos públicos intentando hacer valer sus derechos. Cuando se interroga a los productores acerca de si perciben mejoras a partir de esta modalidad de trabajo desplegada por el equipo que promueve un mayor protagonismo de las organizaciones de la Agricultura Familiar, hay una identificación positiva de una serie de logros que abarcan diversas dimensiones. A modo de ejemplo:

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La posibilidad de vivir de la actividad agropecuaria

“Sí, ha avanzado bastante. Yo soy joven en todo esto pero me acuerdo del primer encuentro de productores que se ha hecho por allá en el 2004 (calculo), y había mucha demanda del equipo mecanizado, del agua que no les llegaba, semillas y de muchos otros problemas que había, con muchas quejas y pocos logros. Comparando con el último encuentro en el que he participado se ha avanzado bastante. Las demandas siempre están, algo falta y siempre alguien se queja por algo. Pero nada que ver con la primera etapa, que yo recuerdo. Aquí mismo ha crecido, hay muchos productores, todavía no todos pero sí un gran sector vive de la producción. Sería lo ideal que todos lo hicieran sin tener que trabajar en otra cosa aparte, pero sí hay mucha gente que está viviendo de lo que produce aquí mismo” (productora). La mayor participación del sector y la construcción de vínculos de confianza

“Sí, han avanzado bastante se ve que tienen más posibilidades, y también hay alguno que han empezado recientemente y se les ha dado muchas ayudas desde la Subsecretaría. (…) Antes, era muy poca gente la que se involucraba porque no los conocían. Ahora los empiezan a conocer y la gente se interesa más, se acercan más y preguntan.(…) La mujer estaba media olvidada. Porque ahora en cada charla que vamos se habla de los derechos de la mujer que antes en el campo no le llevábamos el apunte, o no sabíamos, no lo sé. Ahora hablamos de nuestros derechos porque ellos nos dan las charlas y nos dicen” (productora). Un incremento en los recursos (de diferente tipo) destinados al sector

“Hemos llegado a muchas cosas. Hemos recibido cosas para la sede, computadoras, créditos, proyecto para cría de pollos, proyecto de agua, emergencia agropecuaria, por eso muchos son los logros que hemos tenido” (productora). La presencia en territorio de un equipo técnico

“Hemos avanzado bastante y hemos tenido un apoyo muy bueno, no solamente de un técnico sino de todos los técnicos que nos acompañan y nos vienen a asesorar, y por eso estamos muy conformes” (productora). “Con el equipo hemos mejorado la forma de trabajar. Antes trabajábamos a lo criollo, ahora tenemos técnicas en nuestro trabajo. (…)Todos tenemos las mismas ganas y el interés de producir y de salir adelante. Y con el apoyo técnico va a durar más. Cuando planteamos alguna inquietud ellos nos ayudan a buscar la solución. Ellos siempre nos apoyan, la asistencia técnica, capacitaciones. La organización está mejorando también en lo social “(productor). Un incremento en el acceso a la información y en los niveles de organización del sector

“Sí, mucho, antes no teníamos ni conocíamos posibilidades que tenemos ahora. Yo creo que hoy estamos viviendo una etapa muy superior a cualquier época y tiempo. El cambio fue para mí un 100% de diferencia, porque antes nadie nos decía nada, nadie te ayudaba. Y ahora en cualquier parte hay una asociación, que le brinda una mano en diversos motivos” (productor). También el equipo técnico y los representantes de gobiernos locales valoran positivamente los siguientes aspectos de este modo de trabajo; “Creo que el trabajo social previo en terreno, es fundamental, para que luego nosotros podamos volcar y resolver los problemas que surgen en esos momentos. Si no los hay, mejorar lo que hay. Si no se hace, trabajar en ello. Siempre acompañando al productor. Pero fundamentalmente, trabajo con la parte social. En el caso donde las Asociaciones están consolidadas uno va y plantea temas o pregunta, más allá de haber visto qué producción de la zona, se hace un diagnóstico sobre ello, buscando mejorar las falencias existentes” (técnico). “Sí, hubo muchos cambios. Yo he supervisado en algunas reuniones, en algunas familias, he visto que el subsidio, la ayuda que reciben, los créditos lo están implementando. Esto significa mucho porque le están dan-

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do valor y es un buen futuro para nosotros. Yo lo veo positivo para la zona, el productor, para nosotros porque está creciendo la zona, porque estamos creciendo en todo y, por supuesto, estamos brindando ese servicio y ha cambiado su producción y es un beneficio muy grande para ellos” (Comisionada de Villa Robles). “Siempre nos ha interesado que las cosas le lleguen a la gente. Me parece que hoy es un hecho positivo de resaltar que hoy, sí les llegan a la gente los programas y todo lo que se pueda apoyar en este sentido.” (Intendente de Forres).

SITUACIÓN ACTUAL Descripción y reflexión crítica sobre resultados y efectos La integralidad en la manera de intervenir va creciendo en complejidad con el avance, año a año, en la construcción de los planes de trabajo. Un reflejo de ello son las dimensiones de abordaje que fueron incorporándose con el transcurso del tiempo. En la medida en que se avanza en la integralidad, paralelamente, se hace necesaria la profundización de la promoción de articulaciones. Así, la búsqueda de articulación con los actores del territorio se intensifica enmarcada en el objetivo de cumplir con la ejecución del plan de trabajo socioterritorial. Así, se avanza en la vinculación con organismos estatales y del ámbito de la sociedad civil en los tres niveles; local, provincial y nacional. “Comenzamos con un 30% de cobertura y de un total de 1.182 EAP’s que hay en el último censo de 2002, estábamos en un 30% y actualmente estamos en un 70% aproximadamente. Empezamos con 320 familias entre créditos y subsidios de Proinder y hoy estamos en las 780 familias de la agricultura familiar. Otro de los logros es articular con otras instituciones que es fuera de la Subsecretaria y que podemos llegar incluso con fondos que son por fuera y que superan lo que vamos dando nosotros con la Subsecretaria.” (Referente del equipo técnico Robles) Cuando se interroga a los productores acerca de si perciben mejoras a partir de esta modalidad de trabajo desplegada por el equipo que promueve un mayor protagonismo de las organizaciones de la agricultura familiar, hay una identificación positiva de una serie de logros que abarcan diversas dimensiones. La mayor participación del sector y la construcción de vínculos de confianza. Un incremento en los recursos (de diferente tipo) destinados al sector. La presencia en territorio de un equipo técnico. Un incremento en el acceso a la información y en los niveles de organización del sector. También el equipo técnico y los representantes de gobiernos locales valoran positivamente los siguientes aspectos de este modo de trabajo; “En un principio, mucho más fácil trabajar con los grupos y las asociaciones, es más organizados, es más simple para poder hacer las reuniones, y al momento de elaborar los proyectos, se diferencia bien una zona de otra, y a la gente le gusta más porque es más organizado todo” (técnico). “Nosotros conocemos la zona. Creemos que por muchos años ha estado olvidada y hoy me parece que hay un criterio distinto.” (Intendente de Forres) Finalmente, y en relación a la identificación de elementos novedosos surgidos de la experiencia por parte de los técnicos se aprecia una valoración por el trabajo con los otros, ya sea los compañeros del equipo técnico así como el trabajo con asociaciones de productores; esto se contrasta con la forma anterior de intervención donde se trataba de un trabajo en solitario y con grupos pequeños. “Para mi lo novedoso, es que yo antes no trabajaba con Asociaciones, y ahora lo hago también con Organizaciones, y para mí eso lo fue. Porque ahora teniendo la Asociación y consiguiendo una Personería Jurídica se pueden conectar con otras gentes, y se consiguen otros beneficios, además de la Subsecretaría” (técnico). En los productores aparece como novedoso el intercambio, la circulación de información, la construcción de vínculos de confianza y complementariedad con los técnicos y la posibilidad de poder dar vida a sus aso-

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ciaciones. “El intercambiar experiencias” (productora). “Nosotros aprendemos de los técnicos, y por lo que ellos nos dijeron, ellos también aprenden de nosotros” (productora). “La Mesa de Desarrollo es importante, porque las informaciones nuevas son constantes” (productora). “La Mesa de Desarrollo, lo cual es algo grande que se formó por tras de la asociación. Con ello conseguimos más apoyo. La posibilidad de trabajar todos juntos, porque mis hijos no tengan que emigrar a otros lugares, Hoy en día estoy bien, porque noto mi mejoría económica. Todos estamos mejorando” (productor). En cuanto a los actores del gobierno local, valoran como novedoso en este proceso la presencia en terreno de un equipo técnico y el crecimiento de las organizaciones en cuanto su capacidad de gestión y movilización. “Me parece que el equipo trabaja bien, sobre todo es lo que muchas veces hemos anhelado la presencia permanente de un equipo de trabajo, que creo que son los hechos en donde uno puede palpar las situaciones in situ, en las zonas. Creo que ese contacto permanente que tiene el equipo con los pequeños productores o a donde exista la necesidad, me parece que es un hecho para resaltar muy positivo. (…). Están las organizaciones campesinas que antes era muy difícil hacerlo. Hoy existen grupos organizados que tienen sus criterios, que tienen sus críticas, que buscan objetivos claros y buscan su bienestar, y lo mejor de todo es que son escuchados y que se les aporta en la medida de las posibilidades todo lo que van proponiendo cada uno de los grupos en forma individual o unidos. Esto lo estamos observando de un tiempo a esta parte” (Intendente de Forres). “He visto reuniones. Las asociaciones, están una o dos veces al mes con información, viajes para dirigirse a otros lugares donde tienen charlas, capacitaciones, un buen movimiento de ellos. Para mi es grato ver cómo trabajan, se organizan y en la forma que se realizan” (Comisionada de Villa Robles).

lecciones aprendidas En este apartado final nos proponemos aportar a la discusión del trabajo técnico en los territorios a partir de la reflexión sobre dos aspectos que resultaron fundamentales para el accionar del equipo en el territorio; la construcción de redes y el abordaje desde una mirada integral.

Construyendo y fortaleciendo redes: las articulaciones en territorio Uno de los aspectos claves en el proceso de intervención desde la perspectiva socioterritorial en Robles fue y es la construcción de vínculos tanto a nivel de las mismas organizaciones de productores y grupos, así como, entre actores de diferentes sectores pero que puedan aportar a la mejora de la calidad de vida de los productores de la Agricultura Familiar. “En el año 2007 eran muchos grupos sueltos y una sola organización. Con el tiempo fueron convirtiéndose en nodos de grupos, y esos nodos de grupos se han ido convirtiendo conforme a la confianza, las aspiraciones que tenían, en esto de que todos sueñan por lograr algo entre todos juntos, ya hoy hay por todo el departamento Robles ocho organizaciones” (Referente del equipo técnico Robles). Ejemplo de instancias de articulación entre productores del socioterritorio son la promoción y fortalecimiento de las organizaciones de la Agricultura Familiar así como la conformación de la Mesa de Desarrollo de Robles denominada Fuerza Desarrollo y Crecimiento (FUDEC). FUDEC nuclea a las ocho organizaciones de productores de la Agricultura Familiar del socio territorio Robles, las cuales están integradas por un total de cuatrocientas trece familias. Los objetivos que este espacio se plantea son; “Estar organizados, articulados entre organizaciones para volcar nuestras problemáticas, debatir y priorizar las necesidades de cada una de las organizaciones, buscar posibles soluciones a las pro-

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blemáticas, gestionar, formular proyectos, colaborar con las instituciones, controlar y hacer un seguimiento de los proyectos y acciones.139 Acerca de la creación de este espacio, los representantes de las organizaciones en el mismo recuerdan: “El 2 de octubre cumplimos dos años (…) La idea surgió en las propias organizaciones, porque no recibíamos información desde el Foro (en referencia al Foro Provincial de la Agricultura Familiar), había un problema interno y todas las organizaciones teníamos el mismo representante…no nos bajaba la información”(….)”porque quizás no había un espacio donde bajarla y era imposible ir por todas las organizaciones”. “Otro motivo ha sido informarnos y recibir información de otros compañeros que están en distintos espacios…por ejemplo de la Mesa Caprina que viene e informa aquí…los que somos promotores también manejamos la información de ProHuerta, cuando hay semilla…” En cuanto a la utilidad que los representantes de las asociaciones ven de este espacio manifiestan: “Sirve para los conocimientos y la información de todos los espacios y de nuestras propias organizaciones”….”y aprendizaje, porque aprendemos del intercambio de nosotros mismos…lo que estamos haciendo con el agua por ejemplo... aprendemos de los aciertos y errores de los otros….tenemos temario que armamos nosotros” “A principios de año se ven qué proyectos hay y qué líneas nuevas de créditos y subsidios y cada organización ve qué va a necesitar. A fin de año hacemos un balance”…. “antes si el técnico no nos visitaba no nos enterábamos lo que había, ahora se maneja la información aquí y cada delegado la lleva a su organización, los técnicos participan siempre”(…) “Este año (en referencia al 2011) se planificó la feria, los encuentros de jóvenes, los encuentros de mujeres, la capacitación para líderes ambientales para los chicos con la Universidad (Facultad de Ciencias Forestales) donde se hizo el primer encuentro, el segundo se hizo en Los Pereira, el tercero se hizo en Tiu Chacra (sobre viveros forestales), también con la UNSE (Universidad Nacional de Santiago del Estero) hicimos el encuentro de jóvenes y de mujeres”. En relación a las articulaciones realizadas con otros actores, las mismas se han llevado a cabo a partir de gestiones del equipo o de las organizaciones, siendo comparativamente menores las realizadas en nombre de FUDEC. Un problema sentido por la mayoría de las comunidades es el del agua, sin embargo, no se trabaja en la FUDEC, ni tampoco se ha invitado a nadie por eso, aunque sí se trabajan con la Subsecretaría, los municipios y la organización zonal. Con respecto a las articulaciones realizadas por el equipo técnico,“(…) Es un equipo que también ha podido dar respuesta a otros planos, en generalidad, porque tiene trabajo con mujeres, con jóvenes, tiene niveles de articulación con otras instituciones, una de las técnicas es concejal, en una de las comisiones municipales, se nota la obra, la hora de ver el balance” (Delegado de la SsAF en Santiago del Estero). Este crecimiento en las articulaciones se refleja rápidamente si se comparan las realizadas en el año 2007 con las efectuadas durante el 2010. • Año 2007; ProHuerta INTA, Comisión Municipal de Villa Robles e intendencia de Forres en ambos casos para la gestión de mecanizada y ONG Fundapaz. • Año 2010; Comisión Municipal de Villa Robles, Municipalidad de Beltrán, Municipalidad de Vilmer, Fundapaz, Seccionales de Policía, Escuelas, salas de primeros auxilios, agencias de desarrollo de la provincia, CIC Forres, ProHuerta INTA, Comisión Municipal de Estación Robles, Parroquia de Forres, PAMI, CDR del M. D. S. de la Nación, Personas jurídicas, Dirección de agricultura de la provincia, UNSE, Municipalidad de Forres, Foro Provincial de la Agricultura Familiar, Registro Nacional de la 139 Para ello celebra una reunión mensual en Forres a la que asisten dos representantes elegidos en asamblea por cada organización. FUDEC comenzó a funcionar en octubre del 2009, fecha en la que se elaboró entre todos los participantes un reglamento de funcionamiento. Previa a esta primera reunión se trabajó durante dos meses al interior de cada una de las organizaciones con todos los socios los objetivos que guían a una mesa de desarrollo y como debería funcionar. Como primera actividad el 31 de octubre de 2009 FUDEC participó en las actividades de armado, convocatoria, recepción y colaboró con la organización de los talleres y ferias del Encuentro Departamental de Productores de la Agricultura Familiar de Robles 2009. (Nota presentada por FUDEC al Foro Provincial de la Agricultura Familiar el 7 de abril de 2010).

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Agricultura Familiar, Mesa Caprina Provincial, Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia y Mesa Lechera.140 La mayoría de estas articulaciones se cogestionan con las diferentes organizaciones de productores en función de las necesidades de cada una de ellas. A continuación, el significado de las acciones realizadas conjuntamente en la voz de los propios actores; “Cuando hemos asumido en el año 2006 como intendente, casi inmediatamente hemos comenzado a tener algunas articulaciones con la Subsecretaría de Agricultura Familiar y para hacer una colaboración mutua. (…) Esta articulación, a nuestro criterio, ha mejorado no solamente la relación institucional entre quienes son integrantes de los grupos y también con la Subsecretaría; ha mejorado la calidad de vida de la gente que para nosotros eso es indispensable y es un objetivo que perseguimos todos y es por eso que hemos venido articulando muchas de las acciones que se han realizado”. (Intendente de Forres) “(…) aproximadamente en el 2007 empezamos a trabajar con todos los que tenemos, los productores de los alrededores de la zona y nos empezamos a conectar junto con esta institución, subsidios, traslado y demás. Tratamos de colaborar con lo se pueda pedir desde la áreas que necesiten. (…)”(Comisionada de Villa Robles).

La intervención en territorio como un proceso en continua construcción Una última cuestión que no se puede dejar de resaltar es que la intervención, a partir del enfoque territorial, implica la construcción conjunta con quienes habitan ese territorio. Esta construcción no tiene límites definidos y está siempre en proceso; es dinámica e implica desde sus inicios la ampliación de la mirada de los equipos técnico para generar un verdadero abordaje integral. Si bien el trabajo del equipo Robles aparece valorado positivamente por los diversos actores entrevistados, no estuvo ni está exento de cometer errores. Sobre todo si se tiene en cuenta que, al no haber recetas, la intervención en territorio se construye en el día a día. Un aprendizaje valioso fue el ejercicio de una mirada de proceso, intentando no forzar aquello que aún no era posible o pertinente para esa comunidad o grupo de productores. Asimismo, fue necesario comprender que la construcción de vínculos de confianza y solidaridad demanda tiempo y no puede ser acelerado. “Sí, en el proceso de la implementación se han cometido algunos errores. El hecho de trabajar en lo territorial es como que queríamos forzar a las personas en que se junten varios en un solo proyecto y nos pedían que se armen los socio-territorios y además habíamos generado una expectativa tan grande con esto de los socio-territorios en esto de quererlos organizar y esa ha sido nuestra falencia también, el habernos entusiasmado en esto. Otra de las dificultades también es que algunos persistían en la vocación de grupo. Tenían cierta reserva de juntarse con otros, más allá de ser ya una organización pero nos pedían que sigamos respetando la condición grupal que ellos querían conservar tanto para los créditos y los subsidios, que ellos no querían porque no tenían la suficiente confianza como para saber cómo los demás podían llegar a responder, entonces eso nos hizo retroceder a la modalidad antigua de trabajar por grupo, y eso nos insumía tiempo y eso no nos permitía avanzar al enfoque socio-territorial. Pero después eso con la práctica, con el grado de relaciones y confianza se han ido subsanando. Hoy decimos armamos un grupo para un proyecto y la responsable es ya la organización.” (Referente del equipo técnico Robles) Otro elemento importante a rescatar es el aprendizaje que implica el trabajo en equipo, el respeto por el otro, la construcción de agendas de trabajo conjuntas, etc. Este tipo de abordaje implica siempre un nuevo desafío ya que la resolución de un determinado tipo de problemáticas acarrea consigo el planteo de nuevas cuestiones más complejas que necesariamente para su abordaje demandan la vinculación con otros actores. 140 Extraído de los balances anuales realizados por el equipo técnico (años 2007 y 2010).

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“Así como nosotros hemos tenido que venir superando porque sin el técnico no nos movilizábamos, porque no sabíamos hacer nada, yo creo que ahora para ellos no es la demanda de que traigan algo. Yo creo que ellos tienen que ir superándose junto con nosotros, porque ellos tienen que estar adelantados a comparación de nosotros, para que haya mayor crecimiento de la organizaciones, para que haya soluciones de problemas, pero desde otra parte, por eso van a tener que ir superándose más todavía. Si vienen trabajando de esta manera, yo creo que este es el camino: desde abajo hacia arriba, y no desde arriba hacia abajo. Siempre de abajo hacia arriba con ellos” (productora). Por lo tanto la aplicación efectiva del enfoque en los territorios implica un cambio en el rol del extensionista o el técnico de terreno, cambio que solo es posible a partir de la reflexión crítica sobre el trabajo que se está realizando para evitar repetir viejos esquemas opuestos al tipo de desarrollo que se quiere promover desde la mirada socioterritorial.

Bibliografía • Marta Gutiérrez y Viviana González (2011) La participación campesina en los nuevos espacios de articulación público-privada. Las experiencias de las Mesas de Desarrollo de Santiago del Estero en Actores sociales y espacios protegidos. Aprendizajes de experiencias rurales en el Noroeste Argentino. • Programa Social Agropecuario (2006) Documento Interno Subsecretaría de Agricultura Familiar- Ministerio de Agricultura de la Nación. Buenos Aires. • Subsecretaría de Agricultura Familiar (2009). Manual operativo (documento interno) Ministerio de Agricultura de la Nación.

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Capítulo XVII

Provincia de tucumán GrUniSur construye aprendiendo EQUIPO • Adriana Marisa Sejas • Berta Soria, • Florencia Diehl, • Gladys Marcelina Brito, • Graciela del Carmen Medina, • Lucy Beatriz Robles • Manuel Lescano, • María Antonia Brito • Norma Guillermina Jerez, • Silvina Vaca Oviedo, • Verónica Grandolio. • Con la colaboración de -Celia Fuentes, -Luis Narmona, -Ramón Alvarez.

Introducción Lo que contaremos aquí es la síntesis de un proceso reflexivo muy rico y profundo, resultante de la Sistematización de una Experiencia de Desarrollo Rural, protagonizada por productores y productoras caprinos del sureste de Tucumán. La sistematización fue desarrollada por un equipo formado por los propios agricultores familiares de la Asociación Civil Grupos Unidos del Sur (GrUniSur), por técnicos y técnicas de terreno de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF) de Tucumán, que han acompañado el proceso, y por dos asistentes externas a la experiencia que relatamos y que, por eso, aportan otra mirada. Durante la sistematización, hemos reconstruido la historia, significación y condiciones de producción de los aprendizajes individuales y colectivos de los productores y productoras, que a lo largo del proceso organizativo permitieron mejorar las condiciones de vida de las familias integrantes de la organización de los agricultores familiares caprinos. Se trata de una reflexión crítica porque estamos convencidos y convencidas de que no hay necesariedad en la secuencia de sucesos ocurridos: a esta historia la fuimos haciendo los propios actores que formamos parte de ella, con nuestras decisiones, capacidades, habilidades, intereses y saberes individuales y colectivos. La hacemos en un contexto que escapa a nuestra voluntad, que nos viene ya dado, y que vamos interpretando para actuar en él y transformarlo, en una sucesión permanente de condicionamientos mutuos.

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La experiencia de GrUniSur fue seleccionada por la Delegación Tucumán para ser sistematizada por diversos motivos: tiene ya varios años de existencia y desarrollo como organización de productores/as, ha desplegado estrategias y acciones de articulación interinstitucional, viene siendo acompañada por equipos interdisciplinarios, han mostrado un alto grado de cumplimiento de los objetivos propuestos en sus proyectos, muchas de sus acciones y estrategias pueden ser replicables y muestran un alto grado de innovación en sus prácticas productivas y sociales, todo lo cual garantiza, además, un marco de sostenibilidad de las acciones emprendidas. Por último, lo anterior se inscribe en dos ejes estratégicos de la SsAF: Políticas de Tierra, Hábitat, Pueblos Originarios y Territorio (a través de acciones de acceso al agua para consumo familiar, animal y vegetal) y Fortalecimiento de las Organizaciones. El proceso organizativo comenzó en 2003, cuando se formaron los primeros grupos del Programa Social Agropecuario (PSA) en esta zona, reunidos en torno de proyectos productivos para principalmente mejorar la producción caprina. Territorialmente, los y las 73 miembros de la actual Asociación viven en las localidades de Árboles Grandes, La Loma, La Esperanza, Barranca, Palo Seco, Tres Pozos y Chañarito, dentro de la Comuna Rural de Lamadrid, Departamento Graneros, en el sureste de la provincia de Tucumán. Es una zona cabritera por excelencia de cría a monte, siendo esta, además, una producción tradicional que acumula saberes ancestrales para producir carne y quesos. Ambos productos se destinan tanto al autoconsumo cuanto a la venta y han sufrido variaciones en el modo de producción a partir de la intervención del PSA-SsAF. Por su parte, los criterios de conformación del equipo de Sistematización responden a varios objetivos: fortalecer las capacidades de los propios equipos de la SsAF así como de los dirigentes de la Asociación en técnicas y metodologías de sistematización de experiencias de desarrollo rural (EDR), garantizar la realización de los productos previstos en los plazos estipulados, promover la reflexión colectiva a partir de la multiplicidad de puntos de vista (internos a la experiencia como técnicos y como productores y externos a la experiencia como asistentes) y, por último, garantizar que el propio proceso de sistematización se inscribiera en la estrategia de intervención SsAF-GrUniSur, constituyéndose como una fuente más de nuevos aprendizajes para la mejora de la calidad de vida. Dando inicio al proceso de sistematización, empezamos entonces dentro del equipo a conversar sobre lo que nos movilizaba de esta experiencia, de esta historia colectiva que construimos día a día. Generaban un gran interés los aprendizajes producidos en el marco de la organización, gracias a la participación en ella. Fue así que el Eje de Sistematización, la pregunta que nos iba a guiar en la reflexión, quedó definido de la siguiente manera: “¿Cuáles fueron los aprendizajes individuales y colectivos que a lo largo de la historia de la organización permitieron mejorar las condiciones de vida de las familias integrantes de la organización?”. Entendemos por aprendizaje la apropiación instrumental de la realidad para transformarla, transformándonos, asumiendo, pues, que se trata de un proceso complejo y permanente que los sujetos protagonizamos atravesando diversas situaciones críticas que movilizan y potencian las transformaciones a partir de nuestra adaptación activa. En este proceso intervienen siempre otros sujetos, con quienes la interrelación necesariamente dialéctica produce aprendizajes mutuos permanentes y espiralados. Todo aprendizaje constituye, pues, aprendizaje situado, contextualizado, por el propio sujeto protagónico, por el objeto de la crisis, por los sujetos que intervienen en el proceso y por el contexto situacional. El contexto condiciona los aprendizajes. Y los sujetos contextuales pueden facilitarlos u obstaculizarlos. El aprendizaje supone, así, un cambio en el sujeto. No la mera acumulación de contenidos sino la apropiación de estos conocimientos junto al desarrollo de un capital personal intangible, que hacen a las herramientas de supervivencia, adaptación y despliegue de la subjetividad. A partir de esta concepción teórica, indagamos los aprendizajes a nivel individual y a nivel colectivo. A nivel individual, nos interesaban los cambios ocurridos en los vínculos con diferentes actores de la cotidianeidad y en las destrezas y actitudes productivas, comerciales, administrativas, de gestión, de expresión, de negociación, etc. A nivel colectivo, los aprendizajes ocurridos hacia el interior de la organización, como

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la participación y gestión de conflictos, la distribución de roles y funciones y el proceso de elección y renovación de autoridades, y hacia fuera de la organización, la articulación interinstitucional y la capacidad de obtención de recursos. Hemos buscado y analizado la información y documentación relevante producida por otros actores y/o por nosotros mismos antes de esta tarea y hemos producido además nuestra propia información a partir de entrevistas individuales y de grupos focales, convocando a los principales actores que participan y/o participaron de la experiencia.

Situación inicial y su contexto La cotidianeidad campesina antes de la intervención del PSA hasta la llegada de los fondos de los primeros proyectos. Fines de 2003 En el sudeste tucumano las familias campesinas transcurren el trajín cotidiano en el cuidado de sus hijos y de sus cabras criadas a monte, en sus patios y sus pequeños cercos de maíz y alfalfa. Los días empiezan al alba, cuando terminado el desayuno de mate, a veces cocido, y pan, comienza el ordeñe de las hembras y el reaseguro de que los cabritos también se alimentan. Ahora que es común educarse, los chicos que van a la primaria se preparan para salir: caminando, en sulky, moto o bici. Los que van a la secundaria salen después del mediodía. Antes de irse, de todas formas, ayudan con las cabras y en las tareas domésticas, y preparan sus deberes. Saber ancestral, se ordeña a mano, cabra por cabra, echando el primer chorro afuera. Con la leche se hace queso, se hace manteca para largas temporadas: alcanza con las 30 cabras de más de doce meses que suelen tener las majadas y el reproductor que garantiza unos 40 cabritos al año. Terminado el ordeñe, se aparta a las cabrillas, y se larga a las cabras al monte abierto, junto con las ovejas. Entre iguanas, zorros, vizcachas y corzuelas, andando por senderos y atajos, aprovechan lo que brinda la “hojarada”, pese al suelo altamente salinizado y aún cuando los anegamientos estacionales; las cabras se levantan y llegan a comer de las ramas altas; las ovejas, rastrojeras, se arreglan con lo que tienen al paso. La época de lluvias repite todos los veranos la misma desgracia: ablanda las pezuñas de las cabras y las infecta. Para la “pisota”, nada como ceniza con agua, vinagre y sal. La época de seca repite todos los inviernos la misma desgracia: falta la comida para los animales. Por eso es más numerosa la parición de otoño-invierno que la de primavera-verano. Por eso, también, se guardan los zapallos para alimentarlas y calmar la sed en ese tiempo. Las cabras criollas son duras y pechadoras, aunque a veces mueren de repente, sin que sepa muy bien porqué. Probablemente sea por algún yuyo malo. Mientras esto ocurre en el monte, para la familia llega entonces el momento de preparar a la manera tradicional el queso criollo de entre uno y dos kilos con suero de producción propia, de abastecer de agua los “chiqueros” circulares hechos de rama -con cuidado, por las víboras y alimañas-, de renovar la enramada si ya se ha venido cayendo. También es hora de ocuparse de los chanchos, las gallinas, los gansos y alguna vaquita, si es que se tiene. Y de la mula, tan necesaria para tirar de la zorra o el carro que sirven de transporte a las familias y hacen las veces de red de distribución de agua: trasladan tachos, botellas, tarros y cualquier recipiente que sirva para garantizar el abastecimiento en la casa, para tomar, bañarse, cocinar, dar a los animales y hasta para mojar el patio, que hastía de polvo en el invierno. Entre mates dulces, se lava la ropa, se hacha leña, se barre la casa, se prepara pan y ya el almuerzo. Puede que mientras tanto llegue algún comprador del queso, intermediarios que van puerta a puerta, comprando lo que “haiga”, para venderlos en los pueblos, ciudades y aún en los Valles Calchaquíes. Igual con los cabritos: su venta es irregular y depende de la visita de los cabriteros a las fincas, que encima pelean por precios de miseria y los venden como oro en las Termas de Río Hondo; rara vez las familias se acercan a las ferias de Simoca, Lamadrid u otra para ofrecerlos: quedarse allí lleva demasiado tiempo, y la casa demanda mucha

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atención y trabajo. Menos todavía si es época de zafra o tiempo de cosecha de limón o aún de uva: los hombres están en los Ingenios periurbanos, entre las fincas del pedemonte o hasta en los viñedos mendocinos, “laburando” por lo que se llama el ingreso extrapredial y que las familias estiran hasta la temporada siguiente. Para muchos, ésa es en realidad la única fuente de dinero: no hay cabras en sus fincas sino sólo algunas gallinas para el guiso. Se almuerza en familia un estofado, una sopa o unos lampreados, con “Succo” de naranja para aliviar la garganta. O unas empanadas, pollo bien sazonado o cabrito al horno de barro acompañado con una gaseosa fresca, si hay visitas. Se almuerza bajo el techo de paja y barro de la cocina tradicional, a un costado de la fogata, sentados en las sillas de madera y cuero de vaca. Se almuerza cuando llegan los más chicos de la escuela y se van preparando los más grandes. “Ellos la tienen más difícil”: para llegar a alguna de las dos secundarias que hay en la zona tienen que esperar el transporte escolar –si es que este año está en funcionamiento– o pedir que los lleve alguno de los autos que ocasionalmente pasa. El trayecto es largo y difícil de sortear: las escuelas están en Árboles Grandes o en Lamadrid, a 30 km. una de otra, en los extremos del territorio que habitan estas familias. Este territorio es atravesado por la Ruta Provincial 308, donde desde hace varios años no circula transporte público por el efecto de los pozos en los amortiguadores, y motivo por el que sigue siendo poco transitada. Los chicos y las chicas esperan a la vera de la ruta, a puro monte, a cielo abierto. De la misma manera espera también cualquiera que necesite concurrir al hospital, lo que pasa cuando se necesita un médico pues el centro de atención primaria de la salud, el CAPS, atiende sólo medio día. Cuenta con una enfermera de lunes a viernes y un médico un día a la semana, aunque no siempre están y en general no tienen los insumos que necesitan los pacientes. Así que hay que encarar al alba para llegar al hospital tempranito, antes de que se terminen los turnos, a eso de las ocho y media de la mañana. Cuántos viajes en vano: “vuelva mañana”. Con lo que ya cuesta llegar a la ruta, distante hasta 7 km. desde las casas, entre los caminos monte adentro que o son polvaredas o son lodazales. Igual, la visita al médico no es frecuente: el dolor tiene que ser muy fuerte, muy grave o muy raro. Si no, la cosa se va resolviendo con los remedios que hay en la casa, con el saber de las mujeres, o aguantando nomás. Además, en invierno siempre hubo resfríos, bronquitis y gripes. Por acá es así. La calefacción a brasero no alcanza para mantener templada la temperatura dentro de las casas, pero acompaña incluso en el patio en las tardes frías de invierno. El gas de garrafa, para los que lo conocen, resulta un lujo inalcanzable. Lo que no faltan son las colchas de lana de oveja, bien criollas, para abrigarse en las noches heladas. Noches y días que transcurren dentro del predio familiar, no siempre alambrado en su perímetro, monte adentro, donde la luz eléctrica se encuentra en pocas casas y en ningún camino interno. Así que hay que prever el acarreo del agua durante el día: a primera hora de la mañana se traen los primeros doscientos litros y a mediatarde, otro tanto. Hasta 700 metros se recorren para llegar al “surgente”, en el que siempre hay que esperar un rato para sacar agua: hay que ponerse en la cola. A veces se trata de uno de los casi centenarios pozos que se encuentran en monte abierto, pero a veces el pozo pertenece a “algún privado”, con cuyo permiso hay que contar, si se quiere acceder. Esta ha sido desde siempre una gran barrera: agua hay, lo que falta es poder llegar a ella. Sólo por eso, algunos se tienen que arreglar para bañar a sus bebés con dos botellas de litro y medio. Así es que en la cola de los pozos se encuentran los vecinos. También en la escuela, en la parroquia, en alguno de los almacenes que abastecen de insumos básicos. Alguna riña de gallos, una carrera de caballos, quizá. Es habitual que se crucen en las ferias semanales, donde las familias hacen las compras grandes, porque los precios son mucho más bajos que en los almacenes locales. Pero es un encuentro lejano, apenas un cruce de “hola y chau”. Los vecinos son eso, vecinos. No son como la familia, cercana. Y conste que la familia va buscando nuevos predios en la medida en que se reproduce. Cierto que algún abuelo vive todavía en la casa, quizá una hija recién casada se queda con el marido un tiempo, pero “el casado casa quiere”, advierte el dicho que guía las dinámicas familiares. Así que

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lo habitual es la familia nuclear de 4 o 5 personas, entre quienes se comparten por la tarde los últimos mates, luego de la ardua jornada de trabajo, que termina con la caída del sol, apenas un rato después de que las cabras vuelvan al “chiquero”. Con los vecinos, con los demás, rara vez hay alguna mateada, la mejor excusa para conversar, compartir, conocerse, encariñarse. Y una pura excepción juntarse para emprender grupalmente un trabajo. Por eso sorprendió tanto cuando llegaron a la zona unos muchachos diciendo que eran del “Peceá”, dando “1.500 por familia” pero advirtiendo que había que trabajar en grupos. Decían que era para mejorar los corrales, para aumentar y mejorar los animales, para capacitar en producción y dar asistencia técnica. Lo primero que surgió fue el temor, la desconfianza. “Están mintiendo, te van a robar todo”, “se van a quedar con tus tierras y tus animales”, “no les digas lo que tenés, te vas a quedar sin nada” eran las frases más escuchadas en ese octubre de 2003 cuando el Programa Social Agropecuario comenzó su intervención en la zona, cuando el Estado llegó de una forma diferente de la atención a la salud o a la educación, con presencia en los predios mismos de los propios campesinos. Se trataba ahora de atender la producción, apuntando en realidad a mejorar los ingresos familiares. Era extraño. Lo conocido eran los políticos de siempre prometiendo en la campaña y olvidando en la gestión. O los intermediarios, desligados de las condiciones de vida y producción de los campesinos. Y la escuela y el CAPS, encerrados en sus establecimientos, atendiendo exclusivamente sus temáticas específicas. Buena parte empezó cuando Javier y Lastenio convocaron a una reunión en el galpón donde se hacían las bailantas en Árboles Grandes, en casa de don Correa. Viniendo de Santiago del Estero, habían conocido ese lugar a través de una compañera, técnica como ellos del PSA, que tenía algunos familiares de este lado del límite interprovincial y conocía el poblado. Así, y con algunos lineamientos desde la coordinación de Tucumán, hicieron avisar entre los vecinos. Entre 2002 y 2003, la coordinación provincial del Programa convocó a los técnicos de terreno y los técnicos de apoyo para redefinir de conjunto el abordaje de cada uno de los sistemas productivos de Tucumán, en base a información desagregada del Censo Agropecuario 2002. Uno de estos sistemas era el cabritero del sureste provincial, que se encontraba desatendido y del que se había hecho un diagnóstico en el marco de un proyecto del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (PROSAP). El zootecnista y especialista en los aspectos productivos de dicho diagnóstico, Ramón, fue entonces convocado para comenzar a formar los primeros grupos caprinos PSA, coordinando un equipo territorial. La intención era, en realidad, fomentar procesos organizativos, en el convencimiento de que sólo las organizaciones pueden remover las limitantes concretas de la actividad en esa zona, como la falta de acceso a agua. Pero la experiencia había probado que una estrategia exitosa en poblados donde no había historial de organizaciones, era comenzar trabajando con grupos, fortaleciendo los vínculos, la confianza entre pocos, hacia adentro, y luego juntándolos, vinculándolos, planteando objetivos comunes. El desafío era enorme: “eran productores olvidados, que nunca habían recibido apoyo de nada”, recuerda hoy el ex coordinador provincial. Además, los instrumentos de gestión disponibles prescribían la organización de grupos de no menos de 6 personas que debían proponer objetivos productivos, independientemente de las condiciones sociohistóricas y las necesidades comunitarias concretas. Por eso, también, la conformación de los equipos que acompañarían el proyecto en terreno se regía por criterios orientados a cubrir los requerimientos técnicoproductivos. De hecho, el PSA era un programa nacional nacido en el marco de la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA), del Ministerio de Economía de la Nación en 1993, que se focalizaba en el sector de lo que en ese momento se denominaba pequeños productores minifundistas (PPM) ofreciendo capacitación, y asistencia técnica y financiera a través de proyectos productivos asociativos de entre uno y dos años de duración, financiados mediante créditos blandos y fondos no reintegrables del Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios (PROINDER), sustentado por un préstamo externo. Los técnicos territoriales eran contratados estrictamente por el período que duraba la ejecución del

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proyecto. Encontrando grietas a la muralla administrativa, se formó un equipo de dos agrónomos, coordinados por el zootecnista. En estas condiciones, con estos lineamientos, envueltos en una temperatura imposible y en el entusiasmo propio de una tarea novedosa, Javier y Lastenio, encararon la conformación de grupos. Los sorprendió la desconfianza de los pobladores, casi al punto de no creer que sería posible su agrupación… Pero a fuerza de explicar sencillamente, de ir casa por casa convocando, de acercarse a los referentes de la zona, de hacerse ver y conocer, generaron la oportunidad. Además, bromeaban, “los chorros son los tucumanos, ¿no?”. Cuestión que se hizo la primera reunión en don Correa. Ya entonces se llegaron Many, Héctor e Irene, entre otros. Pero no alcanzaba con un grupo. Así que mientras se convocaba a la gente de Árboles Grandes, preguntando a puro sentido común, los técnicos llegaron a un maestro de la escuela de La Esperanza, Hugo Lezana. El tipo era macanudo, querido en la zona, conocía a las familias, y además había trabajado con el Programa ProHuerta, del INTA, entregando semillas gratuitas para realización de huertas familiares. Era un referente comunitario perfecto con quien llegar. Quizá eso amortiguó la desconfianza de los productores, cuando decía “es un programa que viene de Nación. No dejen volar la paloma, que van a progresar y salir adelante”. El mismo se ocupó de invitar a los padres de familia, sobre todo, yendo casa por casa y haciendo circular la información. Y así, pese a los muchos convencidos de que se trataba de un engaño, un jueves de diciembre se concretó una reunión en la escuela con un lindo número de familias, unas 40. Había gente de distintos parajes. El calor asfixiaba. Igual se llegó Graciela de La Loma, embarazada tan de 2 meses que ni la panza se le notaba todavía. Llegó en bicicleta; la llevó su marido. Y Gladys, que ya perfilaba para líder, con los problemas de la comunidad en su cabeza y en su discurso, cuando se hicieron los primeros diagnósticos participativos. También doña Juana, que tenía entonces 63 años y una fuerza arrolladora para pelear por el agua. Y Alejandra, Julio, Eduardo y tantísimos otros. Se reunieron primero en un salón chiquitito: “Esto no es para ustedes”, sentenció el Ingeniero y se armó la ronda bajo los enormes paraísos del patio. Muchos fueron los que se acercaron. Todos escucharon y algunos desconfiaron. El resto dudó, lo pensó, se decidió, lo charló y se juntó, dando un puntapié clave en el principio de esta historia. Pero no fue todo en la misma reunión. Cada uno volvía a su casa, a darle vueltas a la idea. ¿Con quién se podía compartir la compra y el uso de un reproductor, la siembra y cosecha de “alfa”, los chiqueros mejorados…? ¡Con algún familiar! Esa era una buena forma de sentirse tranquilo y el criterio que rigió en la mayoría de los grupos. Aunque también hubo vecinos en quien confiar, “que no te iban a fallar” –recuerdan varios– y que alentaban a los que dudaban de meterse en los proyectos porque no se creían capaces: “Pero Mario, así como mantenés los chanchos, así, las mantenés a las cabras”, le decía don Marcelo. “Para eso te dan los subsidios, para sembrar, vamos y sembramos allá en mi propiedad”, le insistía Gladys. Y lo convencieron. Se formaron 3 grupos: “Árboles Grandes”, en la localidad del mismo nombre y “Nuevo Rumbo” y “Oeste” en La Esperanza, de entre 6 y 9 miembros cada uno. Identificadas las prioridades productivas, en rondas de movimiento por el circular del mate, bajo la sombra de los algarrobos, definieron que los proyectos se debían proponer el “Fortalecimiento de los sistemas de producción caprinos de carne y leche con destino a los mercados locales, aumentando la producción con adecuado manejo y capacitación”, para lo cual solicitaron, en promedio, cerca de $12.000 por grupo, entre el acompañamiento y la inducción de los técnicos, que también aprendían el camino al andar. Y pese a los incrédulos, a principios de 2004 se anunció la disponibilidad de los fondos. No sólo “llegaba la plata”, se abría además un intenso camino de aprendizajes individuales y colectivos, repleto de situaciones y oportunidades totalmente novedosas, habitado por multitud de personas, instituciones y organizaciones a conocer. Un camino que desde esos días se construye y reconstruye colectivamente.

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SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO Desarrollo de la EDR. Cotidianeidad y aprendizajes desde la llegada de los fondos de los primeros proyectos PSA, pasando por la conformación de la Asociación, hasta la financiación de los nuevos pozos de agua (Principios de 2004, hitos en 2007 y 2009, hasta mediados 2011) Estaban organizados los grupos y habían elegido sus representantes. Antonio, Mary, Carlos, Irene, Many, Pelé, Gladys, entre otros, tendrían la responsabilidad administrativa durante la ejecución de los proyectos: completar las planillas que solicitaba el PSA y, lo más importante, recibir la plata. Con el tiempo sería mucho más que eso. Y, además, se sumarían nuevos compañeros, como Berta, Manuel, Graciela, Chanino. Una mañana de principios de 2004, los representantes se llegaron a Termas, tomaron un colectivo como pudieron y partieron rumbo a misterioso destino: el Banco Nación, en la ciudad de Tucumán. Javier y Lastenio los esperaban en la oficina del PSA para acompañarlos a cobrar los cheques y aprender juntos el tramiterío: que presentar el DNI de cada uno, que hablar con cajeros y gerentes con palabras raras y difíciles, que firmar papeles… Los técnicos vaya y pase, pero los productores… “cuando ya sale de la escuela uno poco lee y poco escribe” –reflexiona Graciela. Por fin, descubriendo un mundo, se hicieron de la primera platita. Por consejo del Programa y en el convencimiento de que era inseguro irse con esa fortuna encima, abrieron una cuenta en la Caja Popular, justo al frente, al otro lado de la tropilla de autos: “Todos los grupos dejamos la plata un mes en el banco”, describe Gladys. Para la próxima ya sabrían los trucos: “Les llevábamos caramelos a los cajeros del Banco”, recuerda Mary, sonriente. Y de abrir una cuenta, ni hablar: “No, señor, la plata nosotros la vamos a llevar pues si no lo gastamos, porque ya hemos gastado mucho para ir esa vez a retirar la plata, en cambio, en traerlo, retirarlo y traerlo, gastamos una sola vez”; pícara, Gladys, hoy confiesa: “así que rompimos las reglas que ahí había”. Empezó entonces la compra conjunta: algunos en Termas, otros en Lamadrid, otros por medio de los técnicos, se hicieron de chapa para techar los chiqueros y poner al abrigo del sol y la lluvia a las cabras; de alfalfa para empezar a sembrar y ya no sufrir la falta de verde en el invierno; de alambre, trabillas y esquineros, para liberarse por fin de la enramada; de cabrillitas y reproductores, bien de raza y de acuerdo a las necesidades de cada familia, para mejorar el peso de la cría y la producción de leche; de material para los bebederos y mangueras, para que también las ovejas y las cabras puedan tener su agüita. Se cumplió lo previsto: mejoró y aumentó la producción. Y se largaron las capacitaciones: ya en el viaje a Santiago del Estero para elegir las cabrillitas y los machos, Javier y Lastenio les empezaron a contar que las Anglonubian venían bien si el destino era producir leche y carne, que las Boer son lo mejor para la carne y las Saanen, lecheras purísimas. Las capacitaciones sobre las razas y sus características tuvieron su impacto: “Anglonubian compré yo”, hace gala una productora. Berta registra el cambio en el vocabulario: “he comprado uno para la carne, he comprado uno para carne y leche, he comprado otro para la leche puro, eso es lo que se decía”. Y Norma reconstruye el pasado: “Nosotros no conocíamos de razas, sabíamos que eran cabras, uno las conocía porque tenían asta y nada más”. El Plan de asistencia técnica incluía visitas a los productores en dos modalidades. Por un lado, se reunían en el patio de alguna casa, para hablar de problemas comunes, de alternativas de solución, para dar alguna capacitación colectiva y repartir las cartillas con información técnica productiva. Varios productores retomaron la lectura a partir de estas entregas y comenzaron también a compartir allí la situación productiva de cada uno, a conversar, a conocerse, a organizar trabajos y realizar tareas conjuntas, echando por tierra una larga historia de vida predio adentro. Por otro lado, los técnicos recorrían los establecimientos de cada productor y cada productora atendiendo las particularidades. Cuenta Javier que “la idea era tratar de conocer todo el territorio, tratábamos de visitar

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individualmente a cada una de las familias… y un poco era para que nos conozcan, que estábamos por ahí, quiénes éramos y cómo trabajábamos”, sintetizando, a la vez, la modalidad de intervención en el territorio. Y explicita: “Nosotros no queríamos tener una relación técnicos-productores, llega, da una capacitación, da plata y se va y chau”. Lastenio completa la idea: “Y ya te invitan un mate en la casa y porque vas temprano, te quedás a comer y ya creás una relación medio… y ahí la gente se abre más, puedes conversar. Facilita mucho en el hecho de poder comunicar porque ya tenemos esa confianza”. Sobre esa confianza fue que construyeron el vínculo, tan fuerte, sólido y cercano, que todavía hoy se los considera “como de la familia”. Con el tiempo, la confianza fue ganada en la medida en que los productores iban viendo que mejoraban no sólo sus condiciones concretas de vida sino además sus capacidades y habilidades para desenvolverse. “Con ellos hemos aprendido un montón, hemos empezado a aprender… de las crías, de cómo manejar un animal”, “cómo hacer el queso (…) y el aprovechamiento de las cabras viejas, de hacer los chacinados (…) nos han enseñado a hacer chorizo, han hecho hamburguesa, han hecho un montón de cosas… nos enseñaron cómo hacerlo”, relatan los productores. Y hay algo que parece clave y sintetiza Gladys: “siempre Javier venía porque nosotros, como que nosotros no conocíamos, él ya nos iba diciendo en el viaje porque él siempre ha viajado con nosotros… sería porque recién estábamos empezando, pero él era una persona que en todos los viajes viajaba con nosotros y nos iba explicando en el colectivo qué era lo que iba a pasar, más o menos. Y uno ya… Bah, por lo menos yo empezaba a tener confianza”. El PSA, implementado por Javier y Lastenio, era mucho más que una serie de proyectos productivos. Abrieron las primeras perspectivas de un nuevo horizonte de posibilidades: “Yo ni sabía andar en micro antes de empezar a estar en el grupo”, enfatiza Mary, sin metáforas. Pasando los meses se fueron formulando nuevos proyectos productivos, incorporando nuevas familias y creando otros grupos, con objetivos similares a los anteriores, en reuniones multitudinarias durante tardes en que “ardían los pajaritos”, según describe Manuel. A través de familiares de quienes venían participando, se abrió camino en otra localidad: Barranca, la más cercana al dique y por eso más propensa agroecológicamente para practicar la agricultura. Formar los grupos ya no era difícil porque el programa y los técnicos eran conocidos y, sobre todo, porque la comunidad iba reconociendo los logros y mejoras que iban alcanzando quienes participaban. Lucy recuerda este proceso: “no -yo decía- ahí para entrar en esto de los grupos, digo yo, será una pérdida de tiempo para andar. Pero después ya he visto que era mejor estar en la organización para tener un poco más de cosas, tener animales, para poder vivir más mejor”. Para Mario, a quien hubo que convencerlo de ingresar, de tener sus cabras, fue el comienzo de algo nuevo. Hoy, Norma, su señora, sintetiza literal y conmovida: “A nosotros nos cambió la vida”. Por eso, despacito, los vecinos ya se acercarían espontáneamente a preguntar cómo ingresar a los grupos y participar de la organización. Además de nuevos grupos, se incorporó la financiación a través de créditos, cuyo plan de pago proponían los propios productores. “¿Cómo vamos a sacar un crédito nosotros?”, preguntaban atónitos. “Tienen de más ustedes para que saquen su crédito”, era la respuesta invariable de los técnicos: “¿Cuántos cabritos vas a tener este año? ¿30? 15 para el crédito y 15 para tu necesidad”. El crédito abría la posibilidad de comprar de una vez la totalidad de las herramientas o los insumos necesarios para resolver alguna cuestión: una hectárea de forraje, una piecita nueva, un nuevo reproductor… “Crédito nunca he sacado antes, no sacábamos porque nosotros nunca hemos tenido la posibilidad de cómo sacar crédito”, cuenta una productora que hace ya 6 años lo tiene incorporado como parte de la estrategia económica familiar: “ese es el ahorro mío para sembrar, corderito (…) las cabras son para otra cosa (…) para pagar el crédito, por ejemplo, todos los años los cabritos para el crédito”. De hecho, la tasa de devolución de la zona supera el 90%. En paralelo, continuaban las capacitaciones: lácteos, sanidad animal, siembra, calidad de maíz, ensilado, curtiembre, entre otras. Algunas eran solicitadas por los productores, como la de curtido, que todavía hoy sigue en la valija de demandas porque resultó insuficiente. En cambio, otras eran propuestas por los técnicos: “Por lo menos la del queso me acuerdo claramente… nosotros buscábamos mejorar el producto para que tengan mejor venta”. Una productora, que no se perdía ni una jornada de capacitación y que hacía quesos desde niña, recuerda: “no, la de curtiembre siempre la hemos propuesto nosotros, la de los quesos era cosa

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de ellos, venían ellos, no sé si eso era que desde la subsecretaría les exigían, no sé”. Ella sigue haciendo los quesos como le enseñó su mamá. La memoria, la experiencia y la reflexión son la base de la mirada crítica que exponen los técnicos: “con la metodología que íbamos nosotros, no le dábamos mucha posibilidad de que ellos te digan ‘no, mirá, esto que me estás pretendiendo enseñar no me sirve’. Pero nosotros siempre con nuestra mejor voluntad”. Los márgenes de maniobra de los campesinos, igual, son siempre aprovechados. Manuel relata el diálogo que tuvo con los técnicos a la hora de hacer su corral de alambre: “—No, tiene que ser cuadrado, ¿por qué tiene que ser redondo?; —Porque la otra (cabra) me la va a aporrear –le digo–, si se me va a la esquina la otra me la va a pegar, siendo redonda no. —No, es que nos mandan a nosotros que tienen que ser todos cuadrados”. Al final, Manuel tiene su chiquero: “redondo… (el técnico) ha salido y ya estaba hecho, ¿qué?, ¿lo iba a desarmar?” y se ríe mientras lo cuenta, con los ojos abrillantados y las manos expresivas. La mirada crítica, que es la reflexión sobre la práctica, sobre lo que se hace en el cotidiano, permitió ir modificando algunos hábitos. Entre ellos, se comenzó a juntar a los grupos. Aunque desde la coordinación del programa esto se reconoce como una estrategia prevista desde el principio para sentar las bases de una organización, los técnicos lo registran como una innovación propia, con un sentido diferente: “probemos de juntarlos (…) sería como oxigenar un poco todo, porque ya la gente… siempre en las reuniones… el hecho de cambiar de lugar (…) vamos a cruzarlos un poquito entre zonas”. ¿De dónde había salido esta idea? Ellos la ubican claramente en las nuevas prácticas que desarrollaban los equipos de Santiago del Estero a partir de la incorporación del Enfoque Socioterritorial (EST) al PSA desde la coordinación nacional.

Protagonismo campesino: germen de la Asociación El EST supone que el territorio y su configuración social no son ni necesarios ni naturales sino que son producto de la interacción humana, donde hay diferencias en los significados sociales, en los intereses y en los recursos materiales y simbólicos de quienes habitan el territorio. O sea, que importa el contexto sociohistórico en el que el PSA se implementa, pues este contexto siempre condiciona el éxito o fracaso de los proyectos. Pero no sólo eso, también supone reconocer la influencia que los propios campesinos pueden tener en la configuración social, política, económica, productiva, ambiental del territorio. Por eso, a partir de este enfoque, el PSA comienza a promover la conformación y fortalecimiento de organizaciones campesinas, indígenas y de trabajadores rurales, pues considera que la organización de la sociedad civil es el motor de las transformaciones necesarias para mejorar su calidad de vida, haciendo propias las consideraciones de movimientos sociales e intelectuales, así como prácticas territoriales que hasta entonces eran marginales. Ciertamente, no han cambiado los instrumentos a partir de los cuales implementar el programa pues aún hoy se interviene a partir de proyectos focalizados, acotados y netamente productivos, especialmente donde la práctica venía marcando este camino, como en Tucumán. Pero se amplió la mirada: comenzaron a formarse equipos interdisciplinarios, incluyendo ahora la perspectiva de las ciencias sociales, y apelando a fuentes de recursos novedosas: los propios campesinos, los otros actores presentes en el territorio, como el centro de salud o la escuela o los gobiernos locales, otras instancias gubernamentales y de la sociedad civil que no se encuentran en el territorio, etc. Así, a partir de 2006, con ritmos diferentes, las coordinaciones provinciales del programa comenzaron a modificar el abordaje de los territorios, algunos profundizando lo que ya venían haciendo. Santiago del Estero se sumó tempranamente; en Tucumán habría que esperar un tiempo todavía. Los técnicos de la experiencia valoraron las capacidades propias y la necesidad de autonomía de los campesinos y sus organizaciones. Recuerdan con orgullo: “nosotros les hemos dicho miles de veces que ni la plata ni las personas los hagan callar, que es lo principal (…) ‘si es que hay que dejar a alguien, hay que dejarlo, porque ustedes son la fuerza’. Ellos se van a tener siempre, el resto pasamos, nosotros (los técnicos) pasamos”.

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Cosas por el estilo iban escuchando los productores en los diferentes espacios de intercambio y participación a los que, no tan de a poco, se iban sumando. Participaban, sobre todo, los representantes de los grupos y, muy en particular, las mujeres. Hacía al menos un año ya que ellas participaban de los encuentros de Mujeres Campesinas e Indígenas de la Argentina (MUCAAR), fortaleciéndose como personas y como parte de sus familias, discutiendo política pública orientada al sector de la Agricultura Familiar con un explícito enfoque de género, considerando a las mujeres rurales en sus particulares intereses, aportes sociales y comunitarios, capacidades, dificultades y potencialidades. Pero además, hombres y mujeres comenzaron a participar del Foro Nacional de la Agricultura Familiar (FONAF), promovido fuertemente desde el 2006 y a partir del cual se peleó enérgicamente por la creación de un organismo estatal que se dedicara con exclusividad al sector de la Agricultura Familiar: que atendiera, comprendiera y respondiera a sus demandas, y propusiera alternativas y desarrollara políticas en defensa de sus intereses. Desde La Esperanza, Árboles Grandes, Palo Seco y Barranca, con la tradición cabritera grabada en la piel, los campesinos partieron a las grandes ciudades, a encuentros multitudinarios a llevar su voz y escuchar a campesinos que, viviendo a miles y miles de kilómetros inimaginables, enfrentaban las mismas necesidades, los mismos problemas y compartían los mismos sueños. Al principio, la participación en los encuentros no era fácil: había que viajar a lugares desconocidos, con gente que no habían visto nunca, sin entender bien a qué espacio iban y para qué, y donde los y las hacían hablar, escribir, contar lo que pensaban, lo que sentían, lo que vivían, lo que querían, lo que podían y lo que no. Gladys relata: “el primer viaje fue un encuentro en Tucumán, nomás (…) fue un aprendizaje total para nosotros (…) primera vez que iba a un hotel. No conocía un hotel”. Y Mary se acuerda de la conversación que tuvo con su mamá allá por 2004: “me acuerdo la primer vuelta decía yo: ‘¿de qué se irá a tratar? ¿Qué irá a ser el encuentro de mujeres, mamá?’”. Después de haber participado, reflexiona: “Uno tiene que vencer la vergüenza, por ejemplo en los talleres de género”. Mary identifica que lo que le permitió vencer la vergüenza fue el encuentro con sus pares, con sus iguales: “(…) había otras mujeres que ya me sentía como yo porque vivían en el campo y tenían sus cabritas, otras tenían cerdos. Yo digo, ahí me sentía identificada porque decía: ‘tienen los mismos problemas que yo’ (…), iba tomando esa confianza de decir ‘no, si también tienen la misma realidad que yo’. Y eran mujeres así, eran de todo el país (…) Y bueno, quedé tranquila porque conté ahí mi experiencia pero primero pensaba que iba a contar no sé qué”. También Gladys identifica qué es lo que la ayudó a superar los miedos y las dificultades: “Teníamos un compañero que es de acá del sur, de Taco Ralo, bueno a él yo sí lo conocía y él me decía: ‘Gladys, no se preocupe, cualquier cosa, pregúnteme a mí’ (…), él, que ya conocía, nos iba presentando y diciendo esto es así, así”. Así aprendió y después ya supo cómo hacer cuando había una situación novedosa, como cuando, años después, la eligieron representante nacional en el FONAF y tendría que viajar a Buenos Aires. Les dijo a sus compañeros: “yo voy a poner mis condiciones porque yo no sé viajar a Buenos Aires, a veces no sé cómo voy a llegar y esas cosas. Acá es una cosa y Buenos Aires es otra”. Cuenta que le contestaron lo que esperaba, que siempre alguien la acompañaría. Y, aunque atenta, reconoce tranquila: “Hasta ahora están cumpliendo ellos porque yo no viajo sola”. Así resuelve ella: identificando a quién puede ayudarla y pidiendo lo que necesita. A su vez, luego va apoyando a sus compañeros, con la misma estrategia. Y los compañeros entre sí. La participación de las mujeres, además, se había visto potenciada por una línea específica de proyectos financiados por PROINDER, los “proyectos F”, destinados a mejora de cocinas y baños, a ejecutar con mujeres. Para Graciela, fue el punto de inflexión: “Yo sí salía a las reuniones pero muy poco, el que más iba a las reuniones era él, Diego, pero después, ya no me perdía ninguna. Desde ese día ya, digamos desde cuando hemos comenzado con lo de las cocinas yo salía para entero ya, andaba para todos lados. Hasta el día de hoy como me ven en todas las reuniones, yo soy una de las que no falta”. Javier y Lastenio habían convocado a reunión para presentar a Celia, ingeniera agrónoma, que se sumaba al equipo para formular y desarrollar estos proyectos. Ella recuerda: “al principio fue todo un aprendizaje tanto para ellos como para mí, yo nunca había trabajado desde el área social”. A puro sentido común y con el apoyo de la coordinación provincial, fue acompañando a las mujeres en este nuevo proceso. Los cuatro nuevos grupos juntaban 41 mujeres de Árboles Grandes y La Esperanza. Las cocinas se hicieron de material, ya no de adobe y paja. Ahora tienen

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paredes, puerta, contrapiso, ventanas y techo de chapa: “Norma no tenía –cuenta Berta, observadora–. Es hermosa la cocina, no muy alta, pero grandota”. Y están integradas a la vivienda, pared de por medio. Además, algunas familias pudieron incorporar la cocina como artefacto, pues no era exorbitante ya conseguir una garrafa, aunque sigue sin ser predominante. Es más, la cocina tradicional a fogata, a unos metros de la casa, sigue funcionando en casi todos los predios. En las reuniones y capacitaciones de los grupos productivos y de mejora de hábitat, en los Encuentros de Mujeres y del Foro, en los intercambios que tenían con productores de otras zonas, empezaron de a poco a surgir más conversaciones, a hacerse casi amigos entre vecinos. Y entonces se hablaba de la vida cotidiana, de las cabras, de los nuevos chiqueros, de cómo se enfermaban y de cómo las curaban, de lo difícil que era llegar a la capacitación por el estado de los caminos, y encima te caés o te enfermás y el médico no está, claro, y cómo llegás si ni un colectivo pasa… Así, compartiendo jornadas, empezaron a salir las necesidades comunes, las demandas históricas, que los pobladores reconocen desde siempre como sus principales obstáculos para mejorar su calidad de vida: agua, salud, caminos y transporte. De la escuela no hay quejas: el problema es cómo llegar y cómo volver. Javier y Lastenio veían que un proceso socioorganizativo se venía desarrollando y que no contaban con las herramientas para acompañarlo. Las solicitaron a la coordinación provincial.

Oportunidades del contexto y necesidades propias: creación de la Asociación Por esa época iban ocurriendo, además, algunos cambios en el PSA Tucumán: se empezó a promover con fuerza la organización de los campesinos. Hacía un tiempo se había incorporado un técnico del área social como referente de capacitaciones, y que sería quien, en esa coyuntura, guiaría en las acciones específicas para la conformación de organizaciones formales. Todo estaba dado. Hacia mediados de 2007 comienza a trabajarse sobre la formalización de una organización. Berta, memoriosa, relata cómo fue ocurriendo: “nos decían a nosotros que teníamos que asociarnos porque así íbamos a poder conseguir más fondos, mejoras, siendo una Asociación que Grupos, que ya PSA no iba a existir y que nosotros no íbamos a tener ningún beneficio, entonces beneficios tendríamos siendo una Asociación”. Desde la propia evaluación de los productores, surgía que la forma jurídica más apropiada era la asociación civil: “Cuando se termina el dinero del PSA, allá por el 2007, nos unimos como productores para trabajar en grupo como Asociación o Cooperativa. La asociación era una necesidad de la zona, en cambio la cooperativa era con una mirada más de producción, sólo para unos pocos. La mayor preocupación de la zona fue la salud, agua, educación y caminos”. Durante cortos meses se trabajó puntualmente sobre la conformación de un único grupo que incluyera a los ya existentes: reunidos en nuevas rondas, juntándose todos y todas, disfrutando los mates de Norma -que son especiales porque les agrega un poquito de café-, se empezó a conversar sobre los objetivos de formar entre todos una organización. Para muchos, era una experiencia novedosa: “Nosotros éramos sapito de otro pozo, estábamos pa allá, pa la orilla. Siempre los otros, los más viejos (hablaban). Nosotros no sabíamos nada qué conversaban hasta que después ya nos han empezado a enseñar”, recuerda Manuel. Lucy vivió algo parecido: “antes yo los escuchaba nomás y bueno… decía ‘no puedo opinar nada’ porque no le entendía, primero no le entendía. Yo veía que ellos discutían. ‘¿Cómo será?’, decía. (…) Conversábamos, se ponían de acuerdo… me he quedado en la segunda reunión… la tercera recién he empezado a agarrarle la mano”. “Agarrarle la mano” es empezar a hablar, opinar, preguntar, expresarse. Decir lo que se piensa. Manuel y sus compañeros empezaron a ser sapos de ese pozo cuando “nos han asociado. Ya he entrado adentro y ya ahí he aprendido a discutir también”. Había que aprender a discutir: al principio –todos coinciden en los relatos– las reuniones eran un griterío: “hoy no, hay más civilización, están más calmos”, evalúa Adriana, que apenas empezaba a sumarse en aquellos días. Recién llegaba a vivir a La Esperanza y se acercó “porque estaba muy sola, no tenía amigos,

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no tenía vecinos cosa que yo converse con ellos, o sea estábamos los dos solitos (con mi marido) y era un poco como que yo quería integrarme, yo le digo, a la sociedad de aquí”. No le fue fácil: cuando desde el equipo técnico le cerraban las puertas, fue Gladys quien dijo “no, que se incorpore”. Hoy Adriana integra la dirigencia y, además, considera “a mí me cambió mucho en el sentido de que yo hice buenos compañeros en la asociación, o sea, todos los compañeros que tengo yo los re quiero y ellos me quieren a mí, yo lo noto”. Debates y discusiones sobre las causas y consecuencias de los problemas identificados en la zona y sobre la prioridad que éstos tenían, llevaron a la comunidad a decidir crear una asociación. Grupos Unidos del Sur fue el nombre elegido, grabada a fuego su identidad de origen. Fue el 14 de junio de 2007. Un par de semanas después se eligieron las autoridades, en una elección con voto secreto y eligiendo cargo por cargo, cuyos pretendientes se postulaban al momento. Y no eran muchos los que se postulaban: no sabían bien de qué se trataba o les parecía mucha responsabilidad. Quienes no dudaron fueron los que venían participando de la dirigencia: los que venían siendo representantes de los grupos, los que venían participando de los encuentros, intercambios, viajes, foros. Fueron ellos y ellas quienes constituyeron una comisión directiva que se consolidaría como tal durante los años siguientes. Una clave para eso fue la incorporación de una técnica social, Cynthia, que como miembro del equipo técnico de apoyo provincial del PSA, esta vez se dedicaría a acompañar un proceso: el fortalecimiento de la organización. Durante 7 meses de visitas quincenales, en largas jornadas materas de diálogos e intercambio, se trabajó sobre los roles y funciones, sobre los objetivos de la organización, sobre los reglamentos y acuerdos de funcionamiento, sobre la identidad colectiva, mientras se hacía un acompañamiento fuerte en el tramiterío legal. Dos años transcurrieron en los laberintos de la burocracia hasta que se obtuvo la personería jurídica de la Asociación Grupos Unidos del Sur, hoy llamada también GrUniSur. Dos años durante los cuales ocurrieron cambios a nivel de la organización, del PSA nacional y provincial y del equipo técnico de terreno.

Cambios institucionales: del PSA a la SsAF Durante 2007 y en un ambiente de poca calma institucional, había cambiado el coordinador provincial del PSA. En esta reestructuración, se pidió a Javier y Lastenio el alejamiento de sus funciones: fue el reclamo organizado de los productores lo que los sostuvo en el territorio. Con un nuevo coordinador, que asumiría apenas unos meses después, sus cargos no fueron discutidos. Hasta nuevo aviso. Mientras tanto, Celia seguía acompañando a las mujeres, con poca presencia en territorio, debido a la falta de fondos, que impedía solventar la movilidad. Así que el equipo que más presencia tenía ahora estaba formado dos miembros del equipo técnico de apoyo provincial: Cynthia, socióloga, y Yiyi, el referente de seguimiento y crédito, con quien compartían una mirada integral del territorio, acorde al EST. Ambos se suman como respuesta a la demanda de Javier y Lastenio de apoyo a esta dimensión de la experiencia. No era fácil: no había financiamiento para proyectos y los productores no siempre asistían a las reuniones. Las dirigentes de siempre sostuvieron su presencia y fueron dando consistencia a la incipiente organización. A Cynthia y Yiyi los productores les reconocen no sólo haber vencido los obstáculos de la administración pública. También el primer esfuerzo concreto de generar una propuesta que resolviera una cuestión vital: la falta de agua. Cierto que su resolución vendría después, porque, como describe Cynthia: “El PSA no podía financiar nada de esto. El PSA nunca trabajó estas cosas porque no podía. El PSA trabajaba con proyectos productivos”. Yiyi completa, exponiendo el fundamento de su intervención: “era muy acotado el trabajo como PSA (…) una mirada puesta en lo económico (…) Y lo que empezamos a ver ahí es que hay que trabajar sobre temas más generales. Porque el tema central es la pobreza de la zona”. En paralelo, el conflicto entre el gobierno nacional y los poderes económicos concentrados del agro durante el 2008, dio el puntapié definitivo para la creación del actual Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Se consolidaría, además, una Secretaría particular para responder a las demandas que

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venía realizando el FONAF: la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, de la cual depende la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF) y las Delegaciones Provinciales, sus representantes en el territorio. Esta Subsecretaría absorbió a lo que hasta entonces había sido el PSA y dio un nuevo impulso al EST. En Tucumán, particularmente, asumió como Delegado Ricardo Roodschild, quien desde entonces apuesta a la conformación de equipos interdisciplinarios que aborden el territorio desde una perspectiva integral, haciendo foco en la organización de los campesinos para lograr la mejora en sus condiciones de vida, mediante su fortalecimiento como sujetos de derecho, críticos de su realidad, con capacidad de incidencia política, y apostando a una cogestión conjunta entre el Estado y la sociedad civil. De ahí el impulso dado al Foro Provincial. En boca del Delegado: “lo primero que había que hacer para poder tener una política pública participativa, transparente, era promover la estructuración y la formación del Foro Provincial de Agricultura Familiar (…) lo más importante fue difundir la posibilidad de que el Foro participe en la decisión de la política pública”. El reordenamiento institucional y la falta de articulación en el equipo territorial que devino por momentos en conflicto abierto, llevaron a redefinir sus integrantes, una vez más. La creación de la SsAF y sus delegaciones provinciales implicaría la imposibilidad administrativa de que Javier y Lastenio continuaran trabajando en dos provincias: su alejamiento dejó una herida que todavía sangra en la organización que ayudaron a crear y vieron crecer. Se incorporó entonces formalmente a Celia como técnica de terreno y se convocó nuevamente a Ramón, que había participado en los orígenes del proceso. Cynthia y Yiyi fueron separados del equipo. Al poco tiempo, se sumaría Florencia, también socióloga. El objetivo de la Delegación era claro: “La Esperanza y Árboles Grandes era algunos de los lugares donde habían tenido la intencionalidad de hacer un desarrollo socio territorial. Pero bueno… no se habían estructurado equipos zonales, abordajes integrales, no se había trabajado la estrategia de intervención socio territorial, no se habían identificado líneas de trabajo con análisis de cadena de valor, ni líneas de trabajo con proceso de fortalecimiento de las Organizaciones”, relata Roodschild, explicando la conformación del nuevo equipo. Comenzó en ese tiempo otra forma de funcionar para la organización y sus miembros. Se instauraron reuniones mensuales de las que participaban quienes de ahí en más se reconocerían como “socios”, instalando una nueva marca identitaria y de pertenencia y se modificó la manera de abordar la asistencia técnica productiva. Fueron tiempos de consolidación para GrUniSur.

GrUniSur: florecimiento organizacional Las primeras veces que Gladys iba al Foro como representante del socioterritorio, su participación se limitaba a estar presente y escuchar. De a poco se fue animando a hablar y su palabras reflejaron la crudeza de la condiciones en que vivían las familias de su zona, incluida la suya propia. Una realidad que se mostraba igual en muchos otros territorios, donde la falta de agua era uno de los principales problemas. Graciela revive todavía hoy la indignación que sentía y que echó en cara de los presentes durante su primera participación en el Foro: “‘No sé yo –le digo (al Delegado)– los animales se mueren de sed, mi marido trae agua en zorra (porque Diego traía agua en zorra todos los días), y hay mucha gente que trae en bicicleta, en botella y nadie, nadie ve eso: el sufrimiento de los animales que no toman agua’. Pero yo era… no me podía hacer callar la Gladys, era una cosa que yo hablaba, hablaba y hablaba, parecía una cata, era impresionante”. Poco a poco, la participación de ambas, que hoy siguen siendo representantes del socioterritorio, fue cambiando. Cambió la lectura de la realidad y, en consecuencia, el tipo de demandas. Cristina Juárez, integrante de la mesa ejecutiva del Foro, describe estos cambios: “Cuando yo la conocí a Gladys veía como que su preocupación era localista, digamos así. (En cambio, hoy) cuando se habla del Foro en el curso este de capacitación de dirigentes del Foro, entonces ahí veo con la prudencia que ella lo hace y que no habla solo de su organización, ¿no? Sino también es más abarcativo su mensaje”. Pero además, han logrado formar una dupla que se complementa, que según Cristina actúa “con el propio ímpetu de la juventud de Graciela pero con la

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moderación de Gladys”. Será en parte por eso que, al poco tiempo, en 2010, Gladys fue elegida representante provincial en la Mesa Nacional del FONAF. En el territorio, los días no habían cambiado tanto. Cada familia cuidaba sus majadas y pasaba los días en sus predios, ahora un poco mejorados. Un grupo estable de entre 10 y 15 sostenían las reuniones. En 2009 por fin, con el frío del invierno les otorgaron la personería jurídica y con los brotes de primavera se habilitó el financiamiento para nuevos proyectos. Esta vez, no serían sólo productivos: debutaría un proyecto comunitario para perforar un pozo de agua surgente. La necesidad estaba presente en todas las localidades y la decisión política era satisfacerla, pero en varias etapas. La primera daría lugar a un pozo en La Loma, terruño de Doña Juana y Graciela. Los proyectos productivos formulados concienzudamente por Celia y Ramón, apostaron a la innovación tecnológica y productiva. Se sembró alfa y maíz, con el objetivo de “poder cubrir ese famoso bache invernal de los cuales los cabritos no tiene de donde sacar y hay mayor cantidad de abortos, de muertes y de pérdidas”, en palabras de Celia. Además un grupo adquirió un equipo de riego por aspersión y una motoguadaña, novedades en la zona. Otros hicieron las inversiones ya clásicas para mejorar los chiqueros y las razas y algunos construyeron galponcitos donde poner a resguardo su alfa nuevita. Varios aprovecharon para arreglar las zorras o comprar una mula. Celia valoriza este período clave: “En ese momento, si sumamos los proyectos productivos entran a la zona cerca de 300 mil, 400 mil pesos, más el proyecto de agua que vos le sumas: cerca de los 500 mil pesos. Entonces fue un momento histórico para la asociación como asociación porque es como que le dio el empuje”. Por primera vez, además, los proyectos se desarrollaban en el marco de la Asociación y contaban con el acompañamiento de Florencia para las cuestiones socioorganizativas. Los representantes de los grupos debían ahora verificar las compras que se hacían dentro de sus grupos, llevar un registro escrito y rendirlo a la Comisión Directiva. Había, además, que resolver algunos conflictos internos y variaciones de precios surgidos entre el diseño de los proyectos y la llegada de los fondos. Entonces, las reuniones de los técnicos con cada grupo se hicieron más frecuentes, de nuevo; el acompañamiento en cada tarea, más cercano, otra vez; las visitas a los predios individuales fueron reforzadas. La presidenta se ocupó de acompañar a cada grupo: demandando el cumplimento de los compromisos asumidos, y facilitando lo que estaba a su alcance para que así ocurriera. Y los socios fueron volviendo a las asambleas, a las reuniones, a los intercambios. Como dice Manuel: “metele que van a tener plata, mirá, así le faltan sillas a la sede”, haciendo una lectura política que sostiene todavía hoy.” En esa época, también, se terminó de plasmar en este socioterritorio una alianza clave entre la SsAF y el Programa de Desarrollo Rural del Noroeste Argentino (PRODERNOA), destinado a potenciar los recursos disponibles de los pequeños agricultores y ejecutado por las provincias. El coordinador del PRODERNOA, Miguel Cerviño, la describe como un acuerdo de “he comprado uno para la carne, he comprado uno para carne y leche, he comprado otro para la leche puro, eso es lo que se decía”. El programa aportaba financiamiento y apoyo técnico específico para el diseño de los proyectos y la SsAF, los insumos para el diseño y el equipo técnico que acompañaba a la organización en la ejecución. Pero además, Miguel hizo su propia intervención con GrUniSur, un hito recordado en estas palabras por Gladys: “Me dijo: ‘mire Gladys, le está faltando algo’. ‘¿Qué será?’, digo yo. ‘De aprender a gestionar usted, no que vengan otros enviados a hacer la diligencia por usted’. Entonces me dice: ‘yo le voy a decir cómo va a empezar, yo le voy a dar una audiencia’. ‘Audiencia’, me dijo; yo quedé, ‘bueno…’. ‘Para tal día, a tal hora, tiene que estar usted en el PRODERNOA para que hablemos de los surgentes”. Fue por eso que la Asociación, mediante su presidenta, comenzó a gestionar muy eficazmente con PRODERNOA la perforación de nuevos pozos, el sueño de agüita para todos, además de financiamiento para una sede y para un tractor, y cultivó un vínculo de sólido y profundo cariño con Miguel. Además, incorporó códigos claves de la gestión de recursos que luego aplicaría ante otros organismos. Esto de formar una Asociación no había sido chiste. Resultó que la Asociación estaba en falta con cosas que ni sabía que existían: y así hubo que empezar a ocuparse de rendir balances, memorias, inventarios, informes.

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Aprender chino parecía más fácil. Con la técnica social se empezó a hablar del estatuto: “con el estatuto, ¡cómo he leído, cómo he escrito! ¡Ay por Dios! así un… Esas veces la mano se me ha puesto sola a escribir, era impresionante. Uno está poco acostumbrado y ahora ya no, ya es algo…”, recuerda Graciela, sacudiendo la mano todavía. Se hicieron capacitaciones con la comisión directiva. La última jornada, a cargo de la propia comisión. Y después, a capacitar a los compañeros y compañeras de las otras localidades: la asociación es de todos. Se incorporó entonces el apoyo de un contador, conocedor de la gestión de asociaciones. Lucy recuerda la primera visita: “No, no le entendía primero cuando estaba Mariano, el contador. Nos estaban enseñando eso… todo ese papelerío…”. La primera renovación de cargos ocurrió cuatro años después de la elección inaugural. Esta vez, con el acompañamiento de Florencia, se presentarían listas: los candidatos y las candidatas hicieron su armado político dentro de la asociación, buscando aliados, enfrentando adversarios, planteando alternativas de gestión y proyectos diversos, promoviendo la ocupación de cargos. Un proceso de reflexión y análisis político y de gestión guió el armado de listas, entendiendo que se trata de consensos colectivos no siempre unánimes. Sólo una llegó a presentarse, aunque hubo otra que intentó armarse. La lista ganadora llevaba a las mismas tres autoridades principales: Gladys, Mary y Antonio, y conservaba en sus cargos a la mayoría de los compañeros, salvo algunos que habían querido dejar de formar parte de las comisiones. Se incorporó a nuevos compañeros, con la idea explícita de que todas las localidades tuvieran representación en las comisiones. No era todo armonía y acuerdo entre quienes integraban la lista: había conflictos internos, desacuerdos, historias de convivencias turbulentas. Sin embargo, se priorizó pensar en el conjunto, en los procesos y en los perfiles por rol: “en ese tiempo no teníamos todo lo que hoy tenemos como asociación, por ejemplo, (…) los libros. (…) Y a mí me encantaría, digamos, que ellos terminen ese mandato como tiene que realmente que ser. Además era poco tiempo el tiempo que ellos tenían, era muy poco tiempo que habían comenzado con los libros, todo eso, esas cosas no sabían mucho; en cambio, hoy en día ya”, cuenta una dirigente con la mirada ya aguda y perspicaz. Hoy la Asociación lleva el papelerío al día y está en regla, renovación de autoridades y rendición de los proyectos mediante. Una tarde de invierno, con el calor del sol como estufa, se hizo una jornada para acordar entre la SsAF, el Foro y GrUniSur un plan de trabajo conjunto. De ahí surgió, entre otras, la demanda de un veterinario: ya había animales había y de buena calidad. Primero por unos meses, luego por otro tanto, al fin desde mediados de 2010, Natalia forma parte del equipo. Atendiendo los animales en los diferentes predios, enseñando vacunación y técnicas de sangrado, organizando botiquines comunitarios y acompañando su puesta en marcha, Natalia fue incorporada rápidamente por los productores, que ostentan sus nuevos conocimientos: “para que le saquen la sangre, que le busquen el cuello, se le levanta la venita”. La construcción de una sede era otra demanda fuerte: tener el espacio propio. El terreno se compró con las cuotas de los socios. Y comenzaron las gestiones pero no sólo buscando subsidios. Esta vez apelaron a una vieja práctica de las comunidades para juntar plata y organizaron un baile. Cada uno puso una parte: hacer los “sánguches”, trabajar de mozo o moza durante la noche, conseguir y acomodar las mesas y las sillas, conseguir las bebidas y venderlas, gestionar el lugar, conseguir todos los permisos de la comuna –qué pesadilla–, asegurarse “la publicidad”, algún grupo que anime la noche. Se hizo a mediados de enero. La lluvia dio descanso esa noche y se llenó el patio de Don Lucindo. Así, entre unos pesos de PRODERNOA, la recaudación del baile y una cuota obligatoria extraordinaria de cada uno de los socios, la Asociación pudo comprar los materiales de una sede que tiene ya levantada la estructura de dos salones, dos oficinas, una cocina y dos baños. Difícil fue conseguir el aporte de algún político para pagar a los obreros. Pero se logró. Difícil organizar las jornadas para limpiar el terreno. Pero también se logró. El trabajo de cada uno y cada una de quienes integran la Asociación lo hizo posible. Lo que al principio era una manera de resolver obstáculos, poco a poco se convirtió en capacidad de gestión. Gladys aprendió a quién pedirle qué y de qué manera hacerlo: cuenta que un día: “Me aparece un amigo mío de Concepción con un niño que dice que se estaba por recibir de abogado. ‘—Ah –le digo ahí nomás–, Urquiza, me lo vas a hacer una nota que necesito de urgencia’. Era para gestionar un camión de arena que necesitábamos”, recuerda entre risas.

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Es que la sede representa las posibilidades del futuro: “Y yo me imagino de acá a unos años adelante con nuestras computadoras, con muchos chicos que van a estudiar, que todo el día estén entrando y saliendo chicos jóvenes ahí en nuestra sede, nosotras que aprendamos realmente como tiene que ser esa famosa computadora”, se entusiasman las mujeres. Y, lógico, ante tanto moverse, empezaron a llegar invitaciones y propuestas a la organización: que un intercambio en Graneros, que una jornada caprina en Santiago, que la Expoláctea en Trancas, que otro intercambio en Añatuya… Y el Foro que crecía: participar de los encuentros generales en Tucumán, San Luis, Salta, Jujuy… de la Mesa de Tierras, de la Mesa de Agua y Medioambiente, de las Ferias de la Semilla en Buenos Aires y Misiones, de las gestiones con el Instituto Provincial de Vivienda, con la Directora de Educación de Adultos… Y los encuentros del MUCAAR y las capacitaciones de género y salud sexual y reproductiva con Leonor… Y además empezar a registrar a todos los agricultores y agricultoras familiares en el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF): que se encargue Antonio. Y en el Monotributo Social de la Agricultura Familiar si era el caso: menos mal que se ocupa Adriana… Y las capacitaciones quincenales a una hora de viaje con los cañeros de la Asociación 15 de Abril sobre administración de asociaciones civiles y ciclo de proyectos… Ufffff, lejos habían quedado los días que transcurrían apacibles predio adentro. Lejos los días en que las visitas de los técnicos eran previsiblemente para atender alguna cuestión de las cabras, como aquellos primeros tiempos de Javier y Lastenio. Aunque nada de esto confunde a quienes son ante todo productores y productoras: “Yo siempre lo digo y lo voy a decir donde sea, todo lo que tengo, todo lo que hoy en día tenemos (…) es de ellas, de las cabras. Lo que comemos, lo que tomamos, todo lo que sea, lo tenemos gracias a ellas”.

SITUACIÓN ACTUAL La cotidianeidad campesina luego de 8 años de experiencia. Mediados de 2011 En el sudeste tucumano las familias campesinas transcurren el trajín cotidiano en el cuidado de sus hijos y de sus cabras criadas a monte, en sus patios y sus pequeños cercos de maíz y alfalfa. Los días empiezan al alba, cuando terminado el desayuno de mate, a veces cocido, y pan, comienza el ordeñe de las hembras y el reaseguro de que los cabritos también se alimentan. Muchas veces, ahora, tienen que preparar el almuerzo para la familia, porque ya es habitual que las mujeres estén en alguna reunión de la Asociación Grupos Unidos del Sur. Y a veces se tienen que ocupar de todas las tareas de la casa, cuando las mamás, o los papás en ocasiones, se van de viaje por unos días a alguna actividad de la organización. Los chicos ya son grandes. Y ya se han acostumbrado. Los maridos, o las esposas, se acomodaron a esta nueva dinámica familiar, que trajo también otros hábitos: leer por la noche algún material de capacitación, en voz alta, para que todos escuchen; conversar sobre las experiencias que conocieron en algún intercambio; estar pendientes de tener señal en el celular, porque seguro hay que confirmar una próxima reunión. Se ordeña como siempre, pero en vez de “echar el primer chorro afuera”, ahora “se despunta la teta”, que no es lo mismo, pero es igual. Y si se ablandan las pezuñas, ahora se pueden tratar con cal, que se esparce en el chiquero, casi todos cuadrados, la mayoría alambrados, buena parte con techito. Es uno de los temas de conversación en las reuniones de vecinos, que ahora son compañeros. Siempre se aprovecha la reunión para llegar un rato antes y ponerse al tanto de “las novedades”: alguna vecina que operaron y está en la ciudad, alguna familia que vendió unas hectáreas y ahora las están desmontando, un nuevo subsidio que parece que puede haber, la fecha que sería conveniente para organizar el próximo bingo… Hasta que vayan llegando todos y se arme la ronda.

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Puede ser una “reunión de comisión”, cuando hay que resolver alguna cuestión concreta o planificar cómo hacerlo. Puede ser la “reunión de asociación”, que se hace el 27 de cada mes, salvo que caiga sábado o domingo, que también hay que descansar. En cada encuentro circula información importante: fechas y motivos de viajes, posibles financiaciones, actividades pendientes y sus responsables, capacitaciones y proyectos… aunque no a todos les resulta suficiente lo que se dice. O cómo se lo dice. A veces no hay acuerdo sobre las decisiones que se toman. Unos se quejan de no enterarse; otros se quejan de que algunos no escuchan. Pero casi todos están. Unos piden más participación, los otros se preguntan porqué los unos no participan. Y hay también quienes, al fin, hablan de cooperación: de la necesidad de capacitarse más para poder participar más y colaborar con aquellos que sostienen día a día a la Asociación. La Asociación por la que identifican haber aprendido tanto. Aprendieron nuevas y diferentes técnicas, datos y estrategias productivas. Aprendieron a valorizar su producto y a negarse a venderlo a precios miserables. Aprendieron, sobre todo, a encontrarse con otros y a valorar su palabra: a opinar, a expresarse, a debatir, a compartir, a intercambiar; a no tener vergüenza, a valorar su experiencia, su familia, su forma de vida. Aprendieron, así también, a escuchar a los otros, a preguntarles su opinión, a conocer las diferentes maneras de vivir, de pensar, de hacer, de sentir. Y contando lo propio y escuchando lo ajeno, aprendieron a compartir y crear en conjunto, a admirar a la compañera, a apoyar al compañero, a apostar a la organización, a confiar en sí mismos, en sus saberes y en sus capacidades. Aprendieron a estar en desacuerdo, a discutir, a conversar sobre las diferencias, a llegar a acuerdos. Aprendieron que, juntos, se consigue más que de a uno. Y se vive mejor. Mejor, con el pozo de agua de La Loma perforado el año pasado y con los otros dos que se acaban de inaugurar: uno en Barranca y otro en Palo Seco. Están frescos los fondos para tender la red que permita, al fin, tener agua, agüita fresca, agüita siempre, agüita para las personas, para los animales, para los cultivos, para la casa. Faltan todavía los fondos para la mejora de las 40 viviendas. Y falta también mejorar la comercialización, qué problema. Esta temporada, poca venta hubo. Y encima estos años está disminuyendo el monte: la ley que lo prohíbe no se cumple, nadie la hace cumplir. Y eso que empiezan a estar más presentes los derechos en las conciencias y los discursos: de las mujeres, de los niños, de las comunidades, a la vivienda, a la salud, a la educación. A la tierra. Por eso, ahora que funciona la Mesa de Gestión Local en La Esperanza, con diversos organismos del estado nacional, provincial y no gubernamentales, Grupos Unidos del Sur no pide favores: exige soluciones contribuyendo con aportes propios, priorizando las necesidades según la importancia y la urgencia. La sede empieza de a poco a tomar forma: los jóvenes se la van apropiando, con un proyecto propio de radio comunitaria. Las generaciones se encuentran. Los jóvenes quieren publicitar los productos de la zona por radio, comunicar las noticias de la zona, crear nuevos vínculos, espacios y redes; los adultos apoyan la iniciativa, abren puertas, se adaptan a la innovación. Las generaciones se encuentran por el desarrollo de su comunidad: para que nadie se tenga que ir nunca más. A ocho años de iniciada la experiencia, Grupos Unidos del Sur tiene sueños cada vez más ambiciosos. Para la SsAF, que apuesta a procesos sustentables de desarrollo socioterritorial, se presenta el desafío de estar a la altura de acompañar esos sueños.

Lecciones Aprendidas a partir de la EDR “GrUniSur construye aprendiendo” Puede parecer obvio, y sin embargo no es: la presencia de la PSA/SsAF fue clave para el devenir que tuvo GrUniSur. Fue su condición de posibilidad. Pero además, esta presencia no fue neutra, inocente ni inconciente: se trató de la intervención sostenida, continua y sistemática, del Estado a favor de los “productores olvidados” del sureste provincial. La intervención, ciertamente, no siempre fue planificada ni siempre se adecuó en la ejecución cuando existió planificación; no siempre fue coherente consigo misma ni careció de ambigüedades o conflictos. Pero, con todos sus vaivenes, su constancia en el territorio, sus objetivos de alterar las

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situaciones de pobreza y, con la creación de la SsAF, su consolidación como institución estatal que diseña e implementa política pública que favorezca al sector, generó las condiciones para que GrUniSur pudiera desarrollar y desplegar sus potencialidades. No las creó; fue la oportunidad para que éstas surgieran y llevaran a que hoy la Asociación se encuentre en pleno crecimiento, ya en articulación con una cantidad y variedad cada vez mayor de otras instituciones y organizaciones y con grados crecientes de autonomía. Lo hizo desde el principio, pero resulta más evidente en la actualidad: GrUniSur hoy, además, “le marca la cancha a la SsAF” y, con demandas y decisiones, es también condición de posibilidad de su despliegue. No todas las estrategias o acciones son aceptadas; no siempre las prioridades son las mismas. Muchas de las necesidades, urgencias, ideas y sueños de la Asociación, van por delante de lo que el equipo socioterritorial, la Delegación o la propia SsAF han pensado o están en condiciones de satisfacer al momento en que son formulados. Así, la SsAF y GrUniSur se condicionan mutuamente y se van desarrollando en interacción. Cada una con su proceso propio, que no por autónomo es independiente de las organizaciones con las que se vincula y el contexto en que se despliega. La reflexión sobre el proceso desarrollado, permitió identificar elementos puntuales que lo han favorecido u obstaculizado. En este sentido, resultan lecciones a tener en cuenta por los diversos actores partícipes de la EDR.

Consideraciones generales • Todo aprendizaje requiere de un proceso que se debe desarrollar considerando los tiempos acordes y adecuados a quien está apropiándose del conocimiento, sea teórico o práctico, sea productivo, de gestión o social. • En el proceso de aprendizaje, además, intervienen otras personas, que pueden obrar de facilitadores o de obstaculizadores. La confianza entre las personas que forman parte de los procesos es un elemento fundamental para que sean exitosos. • Toda capacitación y/o encuentro que promueva el intercambio de opiniones, sobre todo entre pares, favorece el despliegue de habilidades sociales como la expresión oral y escrita y el vínculo con otros, que requiere de una cierta autoestima personal. • Los conocimientos y experiencias adquiridos a través de las capacitaciones e intercambios productivas, comerciales, de gestión, de administración, de género, de salud, etc., favorecieron la mejora de la calidad de vida de los productores y las productoras, no sólo en términos materiales sino también simbólicos. • La participación en espacios de encuentro e intercambio posibilita el reconocimiento entre pares, más allá de las distancias y geografías. Esto permite, a su vez, pensar el desarrollo más allá de la propia familia o la propia comunidad, facilitando la unión, la cooperación y la organización. • La participación de las organizaciones de productores familiares en las decisiones de políticas públicas fortalece el ejercicio ciudadano de calidad, la cercanía entre estado y sociedad civil y pone a aquél al servicio de los más desfavorecidos, brindándoles herramientas y posibilidades concretas de negociar en mejores condiciones con quienes siempre guardaron una relación asimétrica desfavorable de poder. • Un espacio físico e infraestructura propias de los productores, que los contenga y promueva la participación colectiva, fortalece y es producto de su sentido de pertenencia a la organización y a la comunidad. • La mejor calidad del producto permite venderlo a mejores precios, si los productores se encuentran fortalecidos en su autoestima y en la valoración de su práctica productiva. • La ubicación de la vivienda sobre caminos transitados facilitan una mayor venta de los productos del hogar. • Las dificultades para la comercialización se profundizan dada la falta de una estrategia específica y de acciones concretas y sostenidas.

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Sobre los aprendizajes individuales de los productores y las productoras • Expresar la opinión propia en espacios compartidos implica reconocerse, valorarse y ejercer la libertad • Poder escuchar al otro permite comprender lo que quieren decir • Preguntar lo que no se entiende o no se conoce facilita la comprensión y el aprendizaje • Contar con alguien de confianza en las situaciones desconocidas facilita aprender a resolverlas. • Los encuentros construyen diálogos y el diálogo construye confianza. • El apoyo de las familias es fundamental para poder participar de espacios organizativos.

Sobre los aprendizajes colectivos de los productores y las productoras • Pertenecer a la organización facilita el acceso a beneficios que mejoran la calidad de vida. • La gestión colectiva y organizada permite obtener recursos y beneficios para la comunidad que de manera individual no sería posible. Esta gestión es garantizada sólo si la realizan los propios miembros de la organización. • La organización requiere de la cooperación de sus miembros para poder sostenerse a lo largo del tiempo. Esa cooperación requiere de una distribución de tareas desde la dirigencia y de una respuesta positiva y activa por parte de los socios. • Mejorar la comunicación y el flujo de información entre los socios promueve la participación activa. • El ejercicio de los cargos requiere de tiempo para aprender las tareas y funciones que implica. Es fundamental el apoyo de los compañeros y las compañeras para poder aprenderlas y para contar con el tiempo requerido. • La dirigencia de la organización funciona mejor si hay acuerdos entre ellos. La elección por listas resulta más acorde que la elección cargo por cargo.

Sobre las estrategias de intervención del equipo socioterritorial, la Delegación de la SsAF y otros actores • El acompañamiento habilitante y continuo de los técnicos en la cotidianidad de la organización y a través de acciones diferenciales favoreció el logro de los objetivos materiales y el desarrollo de habilidades sociales intangibles. • Promover y acompañar las salidas y el encuentro de los productores con sus pares y otras organizaciones donde puedan hacer un intercambio de saberes fue una estrategia exitosa y es conveniente sostenerla, pues fortalece a las organizaciones en su autoestima colectiva y en sus capacidades de articulación, negociación y cooperación. • En relación al punto anterior, el fortalecimiento del Foro Provincial resultó una estrategia exitosa. • La ausencia de consenso, intercambio y articulación dentro del equipo socioterritorial no permite alcanzar intervenciones planificadas, continuas y coherentes y dificulta la implementación del enfoque socioterritorial. • Identificar y potenciar a los actores claves de los procesos que se pretende desarrollar, reconociendo además su preexistencia, es clave para su éxito. Un acierto fue impulsar a las mujeres en su rol de dirigentas. Y un desacierto fue no respetar los criterios de los propios productores a la hora de armar grupos. • El desarrollo de habilidades productivas requiere del desarrollo de habilidades socioorganizativas. A su vez, el desarrollo de éstas se ve facilitado cuando se apoya en el desarrollo de aquéllas.

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• La articulación estratégica entre la SsAF y PRODERNOA permitió proponer, ejecutar y sostener proyectos y acciones de mejora de la calidad de vida, que de otro modo habrían resultado más costosos o directamente inviables. • La sistematización como tal ha permitido desarrollar un proceso de reflexión para quienes hemos participado en todo el proceso, que nos permite identificar prácticas exitosas y prácticas a modificar.

Sobre las condiciones para la intervención del equipo socioterritorial, la Delegación de la SsAF y otros actores • Toda intervención, para ser adecuada, requiere de una planificación consensuada luego de recorrer el territorio, reconocerse entre los actores presentes, sus costumbres, cotidianidades, intereses, saberes, posibilidades, potencialidades y limitaciones. Es necesario garantizar el tiempo y los recursos necesarios para desarrollar esta condición básica. • El enfoque socioterritorial plantea que los equipos interdisciplinarios potencian el impacto de la intervención. La interdisciplinaridad requiere de un abordaje complementario entendiendo los aspectos productivos y sociales de manera dialéctica, donde ambos se co-constituyen. El equipo actual todavía encuentra dificultades para consolidarse como tal en este territorio. • La conformación de los equipos técnicos en consenso con los propios miembros del equipo evita conflictos y favorece sinergias. • El enfoque socioterritorial instala también la necesidad de contar con diversidad de disciplinas que permitan abordar la integralidad del territorio. Ello bien se podría lograr incorporándolos en el equipo provincial de la SsAF o bien a través de alianzas estratégicas con organismos del estado o no gubernamentales. • El retraso del flujo financiero requerido para el desarrollo de las actividades constituye un fuerte obstáculo para el logro del impacto deseado y trae, en general, consecuencias negativas sobre los grupos afectados. • Los instrumentos de planificación, gestión, seguimiento y evaluación deberían ser acordes a la estrategia de intervención: de largo plazo, integral y sobre organizaciones. Todo aprendizaje implica un cambio, una reestructuración entre lo viejo y lo nuevo, generando muchas veces resistencias ante lo nuevo que aparece. No sólo los productores y productoras han reestructurado sus prácticas, discursos, significaciones y percepciones: también los miembros del PSA/SsAF. Cuando en nuevas prácticas encontramos elementos de identificación y/o semejanzas con las precedentes y podemos entonces hacer concientes las diferencias, reconociéndolas reflexivamente como elementos novedosos que no amenazan la totalidad de lo conocido, resulta más fácil encarar y lograr esa transformación. No se trata de negar lo que se era antes, lo que fuimos, sino de reconstruirse y reinventarse a partir de lo que siempre se fue, reconociendo en este proceso nuevas posibilidades materiales y simbólicas, concretas e intangibles, nuevas habilidades y nuevas formas de construcción que nos permitan, en conjunto, hacer de esta, una sociedad más justa.

BIBLIOGRAFÍA • Dirección de Asistencia y Capacitación, SsAF (2011) “Sistematización de experiencias de Desarrollo Rural. Guía metodológica”, Documento de Trabajo, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, Buenos Aires. • Kremenchutzky, S. (2009) “Sistematización de Experiencias: su importancia y pertinencia para PRODERNEA-PRODERNOA”, Documento de Trabajo, Buenos Aires.

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REGIÓN PATAGONIA parte



Capítulo XVIII

Provincia de CHUBUT Rescate y agregado de valor de lana apta para hilado artesanal EQUIPO • López, Silvia; • Reguilo, Mario; • Monzón, Mabel; • Manquilef, Javier; • Lino, Mónica; • Huenchuman, Manuel

Introducción La experiencia elegida en Chubut forma parte de un trabajo realizado por la SsAF Chubut y el INTA Esquel y contempla el abordaje del primer eslabón de la cadena de valor textil artesanal para la elaboración de hilados y tejidos artesanales mapuche, de la cual participan artesanas textiles, productores ovinos y técnicos. Sus comienzos se remontan al año 2005, momento en que el Programa Social Agropecuario (PSA) y el INTA que estaban trabajando en desarrollo rural en el Noroeste (NO) de Chubut, se unieron para abordar la solución a esta problemática, con el objetivo de aportar a mejorar la calidad de vida de las familias rurales mapuches involucradas. Esencialmente la producción artesanal textil mapuche pertenece al ámbito femenino y es transmitida de generación en generación de madres y abuelas a hijas y nietas. A pesar de los embates sufridos por las etnias mapuche y tehuelche en la Patagonia, el arte textil se ha mantenido como expresión cultural de un pueblo y como fuente de ingresos para las familias rurales y rur-urbanas de la región. En este contexto, el incremento del turismo en las ciudades cordilleranas, fue obrando como dinamizador y provocando el aumento de la demanda de artesanías en cantidad y calidad, lo que inmediatamente se tradujo en mayor demanda de materia prima, esto es lana vellón. Para la sistematización de esta experiencia se eligió tomar como eje el primer eslabón de la cadena de valor, que es la producción de lana vellón; vinculado al rescate de un tipo de animal ovino criado por las familias de pequeños productores, al cual ellos llaman “linca” para diferenciarlo de los animales merino destinados a la industria. La experiencia consistió en la implementación de un conjunto de prácticas, capacitaciones y asesoramiento técnico, planteados como un proceso de aprendizaje participativo, conjunto y permanente entre artesanas, productores y técnicos de las instituciones. Se trataba de rescatar conocimientos de artesanas y productores para poder restablecer los eslabones de una cadena productiva, cuyas características fueron cambiando al ritmo de los cambios en los hábitos y en la cultura sufridos por las familias indígenas.

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Como resultado se lograron avances tanto en aspectos productivos, como de comercialización y organizativos incorporando prácticas para el aprendizaje colectivo entre las artesanas que necesitan la lana para procesarla, y los productores que crían los animales proveedores de esa lana. En los espacios de encuentros, se propició la reflexión sobre el rescate de las prácticas culturales y el rol que cumplen las mujeres en su reproducción y sostenimiento.

Metodología El proceso de sistematización comenzó con el planteo del tema a sistematizar, lo que se realizó de manera consultiva en el seno de la Delegación de la SsAF Chubut, teniendo en cuenta los siguientes aspectos: se trata de una experiencia que surge a partir de una necesidad planteada por las artesanas textiles mapuche, que se fue construyendo sobre la base de un proceso de investigación-acción; es de amplia cobertura territorial; lleva seis años de trabajo a la fecha, durante los cuales se ha logrado un alto grado de articulación institucional y se han generado interrelaciones con provincias de la región. La experiencia es además innovadora, ya que se trata de recuperar genética nativa y adaptada a la zona, así como de revalorizar prácticas ancestrales de los indígenas patagónicos. En relación al proceso organizativo de los productores y artesanas involucradas se considera medianamente consolidado, ya que no se trabajó con una organización única y aún hay muchos aspectos a mejorar en este punto. En la constitución del equipo sistematizador, participaron dos técnicos de terreno de la SsAF, una técnica del INTA, una artesana y un productor de vellones de lana artesanal, ambos representantes de organizaciones, coordinados por la Referente de Capacitación de la SsAF, todos con años de vinculación a la experiencia. Una vez definido el equipo, se pactó la metodología de trabajo que consistió en definir el eje y sus dimensiones, y los actores involucrados en base a las dimensiones consideradas: artesanas, productores de lana vellón de aptitud artesanal y técnicos de SsAF e INTA que participaron de la experiencia. En base a esto se planificaron las preguntas de relevamiento para cada uno de los actores involucrados. Se reunió la información secundaria relevante y se realizaron entrevistas a siete productores de vellones linca y a cinco técnicos participantes del proceso. Para indagar sobre las artesanas, se utilizó la metodología de grupo focal para lo cual se organizaron tres talleres y dos encuentros que reunieron a integrantes de cinco grupos de artesanas; en total participaron treinta y ocho mujeres de las localidades de Aldea Epulef, Colan Conhue, Sierra Colorada, Lago Rosario, Esquel, Trevelin, Cushamen y El Tropezón.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO Artesanas textiles de las zonas rurales del NO chubutense, que habían recibido financiamiento, asistencia técnica y apoyo para la comercialización del PSA desde sus inicios, se encontraban trabajando vinculadas a la Casa de Artesanas de Nahuelpan, como espacio estratégico para la venta de artesanías por recibir la afluencia de turistas que traslada el tren Viejo Expreso Patagónico141. Las condiciones de producción y venta en esos años eran muy precarias, aunque para las artesanas la posibilidad de venta en el mercado de Nahuelpan, por poca que fuera, representara un ingreso de dinero en efectivo importante para el sostenimiento de la economía doméstica. Con la salida de la convertibilidad en el año 2002, la afluencia de turistas a la localidad de Esquel, se incrementa notablemente y crece a la par la demanda de artesanías textiles en cantidad y calidad (Ver Cuadro 1 y Figura 1).

141 Tren de trocha angosta que realiza excursiones turísticas a la Estación de Nahuelpan, ubicada a 17 km de la ciudad de Esquel.

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Cuadro 1: Cantidad de Pasajes Vendidos del Viejo Expreso Patagónico (Datos cedidos por Administración Viejo Expreso Patagónico) Cantidad de pasajes Año

vendidos Viejo Expreso Patagónico

2000

11028

2001

10070

2002

9947

2003

10062

2004

8022

2005

15505

2006

27015

2007

33490

2008

24.768

2009

24.938

2010

22.827

Fuente: Administración Viejo Expreso Patagónico, (2011)

En talleres de comercialización que organizaba el PSA, al plantearse aspectos tales como la falta de oferta en calidad y cantidad de artesanías, surgía inmediatamente como carencia, la lana vellón apta para hilado. La propuesta técnica intentaba promover el asociativismo de mujeres históricamente aisladas en las zonas rurales, que mantuvieron la práctica del hilado y la elaboración de textiles como práctica cultural y legado de sus mayores en el seno de sus hogares. En relación a esto una hilandera dice “Aprendí a hilar de chica y a los 14 años ya laboreaba, me enseñó mi abuela” (Entrevista Amelia Meli). Ese producto, históricamente destinado al consumo de las familias y utilizado en rituales, comenzaba a tener un valor de cambio en un mercado que para ellas resultaba desconocido, con exigentes clientes urbanos. Para poder satisfacer la demanda de un turismo creciente las artesanas necesitaban materia prima en cantidad y calidad suficiente, por lo que se hizo necesario analizar toda la cadena de valor para poder detectar las debilidades de cada eslabón, comenzando por la provisión de la materia prima inicial, la lana vellón. La preocupación de las mujeres por mejorar las ventas, las llevó a identificar casi simultáneamente el problema de la falta de lana, en cantidad y calidad. “Falta lana pampa o linca; habría que comprar reproductores” (Encuentro Productores del PSA, 2003 y Encuentro artesanas PSA, 2004) Se inicia así esta experiencia con el objetivo de recuperar ovinos con lana de aptitud artesanal para la textilería mapuche por familias de pequeños productores del NO de Chubut. El desconocimiento sobre la lana vellón que requería el proceso artesanal planteó necesidades de estudio y complementariedad entre técnicos del entonces Programa Social Agropecuario y el INTA, pero a la par, el trabajo en producción ovina se tomó de manera integral y como oportunidad para que los productores participantes pudieran realizar mejoras en aspectos de manejo, de sanidad y reproductivos en sus rodeos ovinos, atendiendo también a los animales de aptitud artesanal. Los técnicos participantes debimos hacer un aprendizaje más detallado del proceso productivo artesanal, para entender que los criterios disponibles en la literatura sobre la producción de lana a

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nivel empresarial, fibra corta, delgada y blanca, son contrarios a lo que las mujeres artesanas indígenas establecen como prioridad: fibra larga, gruesa y también de color. (Perezgrovas Garza, R. 2008). Los técnicos de terreno de la SsAF y del INTA fueron actores participantes de una experiencia que se caracterizó por la permanente construcción de conocimientos entre todos los actores involucrados. Si bien desde las instituciones se conocía que los productores tenían animales linca, no se trabajaba con ellos en la mejora y/o reconocimiento de la existencia de esas majadas. “Había más problemas de comercialización, desintegración de la cadena artesanal y los productores no se conocían; a su vez la artesanía estaba menos valorizada. Había menos calidad en las artesanías y menos valorización por los mapuche y la sociedad, en general” (Hugo Bottaro, entrevista) Los productores de ovinos con lana apta para el hilado artesanal también son actores destacados en esta experiencia, ya que se sumaron a las propuestas técnicas de mejorar los ovinos cuya lana no destinaban a la venta para la industria, sino que quemaban luego de un tiempo. “La lana casi se regalaba porque no tenía valor y se hacía trueque en la zona” (Ciriaco Nahuelquir, entrevista) La producción de lana para la industria requiere que se eliminen los animales de color; la tradición y las costumbres hicieron que algunos productores que tenían ovinos criollos los mantuvieran y se usaran para carne, pero no sabían qué hacer con la lana. Las familias que tenían alguna artesana en la casa, usaban la lana para artesanías, y algo para la venta. “También mucho antes se criaba pero casi sin darle importancia, solamente para algunas artesanías” (Ciriaco Nahuelquir, entrevista)“Mi abuela Marcelina, hoy con 92 años, las criaba desde joven, también legado de su abuela. Siempre las tuvimos a estas ovejas, cuando nací, me crié con ellas, con el tiempo comencé a separar las majadas, las merino de las lincas, porque no valía la lana linca por muchos años. Como mi abuela hilaba y tejía para la casa, siempre hubo ovejitas lincas. Ya mi bisabuelo las trajo de la zona de Telsen en el año 1949 y cuando la lana no valía las usábamos para carne, son muy buenas carniceras”. (Testimonio Ignacio Llanfulen, de El Mirador) Esta experiencia se desarrolló en toda la zona Noroeste de la Provincia, donde están localizados los centros de artesanas que históricamente estuvieron vinculados con el mercado de Nahuelpan y otras organizaciones de artesanas que se ven favorecidas por las posibilidades de mercado que ofrece el turismo, en las ciudades cordilleranas de Chubut. En lo que respecta a la producción de lana, en la zona de Gualjaina se comenzó trabajando con productores que tenían algunos animales Linca, motivándolos a participar del proyecto. Otro tanto se reiteró en Cushamen y en la zona cercana a Aldea Epulef (departamento Languiñeo). El criterio que se tomó fue el de ir conociendo las majadas y evaluando la aptitud de la lana en conjunto entre productores, artesanas y técnicos, en un proceso de aprendizaje participativo y permanente. En la Figura 1 se presenta un mapa que indica las localidades en las que viven artesanas y productores.

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Figura 1: Mapa de Chubut, en el que se indica ámbito de influencia de la experiencia

Fuente: Proyecto “Apoyo al mejoramiento de las condiciones de producción y comercialización del subsistema artesanal ovino, de los pequeños productores minifundistas (PPM) del Noroeste de Chubut”

Entre las principales actividades que se realizaron en el inicio de la experiencia se destacan las siguientes: encuentros de artesanas bianuales o anuales; capacitaciones en telar y en comercialización de artesanías (Memorias encuentro artesanas 2003, 2004 y 2005; Memoria capacitación en telar; 2003); capacitación a técnicos sobre animales linca (Memoria Capacitación, nov 2005); charlas técnicas sobre la temática; financiamiento de ruecas para artesanas en proyectos Proinder. Otro antecedente que da origen a la experiencia lo constituye el Proyecto de Apoyo a la comercialización de artesanías mapuche ejecutado en el 2006 con fondos del Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Minifundistas (PROINDER). Sus objetivos principales fueron: apoyar a la actividad artesanal, reorganizar los grupos existentes, mejorar la calidad de las artesanías y mejorar el abastecimiento del mercado de Nahuelpan. El PSA brindaba, por medio de este proyecto, asistencia técnica a los grupos de artesanas existentes y a las artesanas interesadas en formar nuevos grupos o vincularse al mercado, haciendo hincapié en el rescate y valoración de la cultura. (López, Monzón, 2007) En los inicios de la experiencia, aún se trabajaba en el marco del Programa Social Agropecuario, por lo que se presentó una solicitud de financiamiento a Ley Ovina en forma conjunta entre PSA Chubut e INTA Esquel para poder costear capacitaciones a técnicos, productores y artesanas que se fueran sumando a esta nueva propuesta de recuperar ovinos de aptitud artesanal. Surge así el Proyecto de “Apoyo al mejoramiento de las condiciones de producción y comercialización al subsistema artesanal ovino, de los pequeños productores minifundistas (PPM) del Noroeste de Chubut”, difundido como Proyecto Linca, que se generó para fortalecer las condiciones de comercialización y producción del subsistema artesanal ovino a través de capacitaciones a técnicos y productores. Permitió financiar esta nueva propuesta técnica de abordaje integral y dio el puntapié inicial para comenzar todo el trabajo de identificación de los animales y obtención de lana vellón de calidad.

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SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO El trabajo de intervención y desarrollo de la propuesta coincide con la etapa ejecución del proyecto Linca en el año 2007. En este momento el PSA ya había incorporado el enfoque socioterritorial al trabajo, que plantea otra mirada sobre desarrollo rural donde el eje no está sólo en la familia o en la finca sino que, fruto de una mirada más integradora, se contempla el territorio que abarca la diversidad de las relaciones humanas y la intencionalidad campesina en su contexto e incorpora a las organizaciones como actores insustituibles (Scheibengraf, 2007). También el INTA comienza a trabajar el abordaje territorial para la intervención en terreno, lo cual dio un marco favorable para la planificación del trabajo por ejes temáticos territoriales y superador de las acciones históricas de articulación interinstitucional realizadas entre el PSA Chubut y la EEA INTA Esquel.

Demanda de las Artesanas Desde el punto de vista de la demanda de artesanías vinculadas al turismo, se mantenía en ascenso, dado que continuaba aumentando el número de turistas que visitaban la región (ver Cuadro 1). El trabajo ininterrumpido que se venía realizando con las artesanas comenzó a evidenciarse en la mejora que se observaba en la calidad y cantidad de artesanías que se ofrecían de manera más continua en los centros de venta. A su vez, los grupos de artesanas realizaron importantes avances en la organización para la entrega de prendas, listado de precios y cobro de rendiciones. En este contexto aumentó la demanda de lana vellón de calidad, en cuya definición participaron activamente las artesanas. Se logró avanzar en la caracterización de la lana con aptitud artesanal, a partir de un trabajo de análisis con las propias artesanas, del cual surgieron algunos resultados, como la preferencia de las artesanas por las lanas finas (aprox. 21 micrones) y de mecha larga (+/- 120 mm) para tejidos finos y lanas con fibras de mayor grosor, (28 micrones aproximadamente); aceptándose mechas más cortas para hilados gruesos. A su vez plantearon sus preferencias en relación a lanas limpias de vegetales y tierra, pero sí con algún grado de grasitud (posiblemente para que actúe como lubricante durante el proceso de hilado) y lo más suave posible (Torres, 2007). Al ser consultados los grupos de artesanas sobre su participación en la definición de la calidad de lana para el hilado plantearon que fue del 100 %. A su vez aportaron sobre la evolución en la oferta de lana vellón: “El vellón o la lana hilada se recibe de los lugares de producción. Si no, no hay buena calidad de la materia prima. Mejoró como los productores preparan la lana de calidad artesanal, más allá de la oveja.” (Testimonio Grupo Witral Mapu, de Esquel). Se propició y acompañó técnicamente la conformación de dos grupos de hilanderas, para fortalecer ese eslabón de la cadena artesanal y se realizaron capacitaciones en tintes naturales a los nuevos grupos. También se implementó un sistema de banco de lana para la compra de ruecas destinado a hilanderas, a cambio de la entrega de lana hilada, práctica que continúa en ejecución. Los espacios de reunión y encuentro son especialmente valorados:“Todo nos sirvió, conocer los lugares, las artesanas y productores” “El conocimiento lo vamos aprendiendo a medida que nos invitan; aunque no sabíamos nada queríamos ir, fuimos viendo con otras artesanas que sabían, la experiencia de hilanderas y artesanas. El productor fue aprendiendo lo que la artesana quería” (Testimonios de artesanas de Lago Rosario y Esquel)

Trabajo interinstitucional y propuestas técnicas El trabajo conjunto entre las instituciones se fue afianzando en el marco de la ejecución de las capacitaciones a técnicos y productores en: manejo, sanidad, esquila y acondicionamiento prolijo, manejo reproductivo, producción artesanal. En las capacitaciones a técnicos se fue discutiendo el abordaje de la temática en cada

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uno de los territorios implicados en función del número de grupos de artesanas que hubiera y/o de la demanda concreta que presentaran los productores. “Cuando empezamos con el Linca nos dieron charlas, se organizaron las tareas y ahí empezamos a ver cómo se iba a incorporar al trabajo de terreno” (Testimonio Wilvers, técnico SsAF). Se garantizaron fondos extra para asistencia técnica, para la aplicación de las prácticas de manejo y para las capacitaciones de técnicos y productores con fondos de las instituciones intervinientes y de Ley Ovina. Entre las nuevas prácticas que se incorporaron se destacan: Identificación y caracterización de los animales linca; prácticas de manejo en relación a sanidad y manejo reproductivo, amplia difusión del método de Esquila y Acondicionamiento Prolijo142 y las Ferias de Vellones, concebidas como espacio de encuentro entre los participantes de la cadena de valor textil artesanal. • Identificación y caracterización de los animales linca: se identificaron animales con caravanas para poder realizar los seguimientos, en las esquilas y ventas de sus vellones en ferias, y poder evaluar los niveles de preferencia de las artesanas, ya sea por la suavidad, el largo de mecha, el color y la finura. Se tomaron muestras de lana que fueron analizadas en laboratorio para determinar finura y largo de mecha, entre otros. • Prácticas de manejo en relación a sanidad y manejo reproductivo: en relación al manejo sanitario se promovió la implementación de botiquines veterinarios grupales que es una forma de organización a través de la cual un grupo de productores vecinos definen, con el apoyo de un técnico, un plan sanitario adecuado para sus explotaciones. Les permite acceder a insumos y equipamiento necesarios, más capacitación básica para atender dificultades sencillas en sus animales (Li, 2007). Para el mejoramiento de las majadas se propuso que los productores realizaran selección e intercambio de carneros linca para disminuir la consanguinidad y que el servicio fuera diferenciado, de modo de mantener a la majada linca diferenciada de la majada merino, destinada a la industria. • Esquila y acondicionamiento de vellones: La esquila es una de las prácticas que más se vinculan con la calidad final del vellón que se obtenga. Es por esto que en la etapa de intervención, la asistencia técnica se focalizó en difundir las prácticas de la esquila preparto y el método de Esquila Prolija. Se realizaron capacitaciones con técnicos de PROLANA, en el marco de una estrategia de trabajo definida por los equipos territoriales interinstitucionales. Desde 2008 se incorpora el sistema de esquila Tally-Hi donde se desmanea al animal y se prioriza la extracción del vellón entero, sin garras y sin puntas amarillas. Se respondió así a demandas de los productores y se trabajaron aspectos del manejo de los animales que se perfeccionan en la esquila. Tanto este sistema de esquila como el posterior acondicionamiento de los vellones en forma previa a la venta, tienen su basamento en las demandas y solicitudes que las artesanas hacen sobre esta lana a los productores. • Ferias de vellones de calidad artesanal: Esta práctica, que en sus inicios fue propuesta por los técnicos de INTA y SsAF, fue ampliamente mejorada por las organizaciones de artesanas y por los productores participantes. Se diseñaron con el objetivo de establecer un ámbito de intercambio comercial y encuentro entre los productores poseedores de este tipo de lana y las artesanas que utilizan este insumo para su trabajo, en un marco de intercambio comercial equitativo y transparente, en el que también se propicia el intercambio de saberes y la determinación de precios justos (López, Li; 2009). Al cabo de varios años se afianzó esta práctica que fue determinante en la mejora de los vellones ofrecidos por los productores, realizadas en base a la opinión que fueron dando las artesanas en estos espacios. Además se fue avanzando en la propuesta de identificación y envase de los vellones. En las primeras ferias se utilizaban bolsas de consorcio, con las que resultaba imposible visualizar el contenido. También se utilizaron bolsas de color rojo, que permitían individualizar a las dueñas de los vellones, luego de las compras. Finalmente se 142 El programa denominado ESQUILA PROLIJA fue diseñado por el Ministerio de Industria, Agricultura y Ganadería de Chubut y está orientado a mejorar la presentación y condiciones de venta de los lotes de lana de los Pequeños Productores Minifundistas de la Provincia del Chubut.

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compraron bolsas de plástico transparente y se diseñó una tarjeta identificatoria, que indica el nombre del productor y del establecimiento, la zafra correspondiente, el peso y el precio del vellón. En esta etapa las artesanas colaboraron en la identificación de la lana vellón, en la definición del tipo de lana y fueron, de a poco, entendiendo que podían elegir y/o preferir determinado tipo y color de lana. “Estuvo bueno lo de la Feria de Vellones; acá en la zona no se nota mucho, pero en otros lados sí” (testimonio artesana de Cushamen). Las Ferias de Vellones fueron aceptadas y valoradas como espacio de intercambio, aprendizaje mutuo y encuentro. Permitieron afianzar el apropiamiento por parte de los productores de las prácticas de esquila preparto, desmaneada y el posterior acondicionamiento de los vellones. “Sí, notamos cambios entre las primeras ferias y las de ahora, porque ahora se puede elegir la lana; aunque no todos están conformes con que revisemos la lana, porque no todos entienden cómo trabajan las artesanas”. (Testimonio organización de artesanas de Cushamen).“Se mejoró mucho en las ferias porque el productor tiene el cuidado de traer la lana limpia y seleccionada” (Testimonio organización artesanas de Esquel). En algunos casos la preparación de los vellones se recuperó como práctica cultural. “Tuvimos que ajustar algunas cosas porque había que entregar bien prolijo y limpio y uno de Gualjaina enseñó cómo preparar los vellones, según como había aprendido de su abuela.” (Testimonio Narciso Ayilef, Aldea Epulef). Entre 2007 y 2010 se realizaron 13 ferias que aportaron unos $15.000 por la venta más de 500 vellones, a un precio promedio de $ 28,05 la unidad comercializada. (López y Monzón, 2011). “Estos últimos años se vendieron todos los vellones excedentes; hace tres años se empezó a vender en las ferias y en forma particular. Las ferias son interesantes porque siempre se vendió muy bien” (Testimonio Ciriaco Herrera, Cushamen). “A la primera de Gualjaina mandé la lana con el técnico porque no me parecía que iba ir bien la venta. Cuando al rato vino el técnico con la plata me entusiasmé, era una lana que no valía y de repente me significó una buena entrada de dinero para gastos del campo. Ya después empecé a ir a las ferias y charlar con las artesanas y ahí nomás me dijeron cosas de mi lana que no había puesto cuidado y eso me ayudó a mejorar para las próximas” (Testimonio Manuel Huenchuman, Costa del Lepá). “En las primeras ferias yo ya llevaba mi lana limpia y desbordada, como ahora; pero sí, al principio, era muy mala la presentación, no se veían los vellones en las bolsas, que eran rojas y no tenían bien detalladas las etiquetas. Las hilanderas, buscaban lanas de mecha larga, y firmes, que no fuera quebradiza y además esté limpia de abrojos y montes espinosos. Todos esos cuidados, uno los hace y va corrigiendo. También las ferias han mejorado, ahora son por turnos, es más ordenado para vender y comprar. La presentación de los vellones ha cambiado, ahora las bolsas son transparentes y se ven más completas las etiquetas, la hilandera que compra, sabe así, cuánto pesa, de quién es la lana, y de qué esquila es el vellón. Además relaciona enseguida el precio con el peso y sabe si le conviene el precio por kilo que esta pagando.” (Testimonio Ena Ríos, de Costa del Lepá). “Ya le digo a las primeras ferias no me animaba a ir; yo nunca salía mucho del campo, después sí, y me parecen muy buenas, conozco gente, vendo mis vellones y aprendo mucho de lo que me dicen las artesanas, así después corrijo en la esquila, o suplemento las ovejas cuando el año viene malo, o seco como ahora, así no se aliviana ni se quiebra la mecha de lana. Ahora las artesanas pagan bien, casi mejor que los mercachifles la lana merino, así que tenemos que entregar bien la lana. Ya me conocen y siempre les mando los vellones que me quedan después de las ferias, me pagan bien, así que aumente las lincas”(Testimonio Ignacio Llanfulen, de Gualjaina). El trabajo institucional también se vinculó con la gestión de financiamiento a los productores para efectuar algunas inversiones prediales, necesarias para poder lograr objetivos previstos, como acondicionamiento de galpones de esquila, incorporación de potreros para dividir las majadas, insumos para la iniciación de los botiquines, mejoramiento de los aspectos nutritivos, entre otros. A su vez se inició un intercambio con los PSA de Río Negro y Neuquén y el INTA Bariloche, para ajustar pautas en el abordaje de esta temática, dada por el “redescubrimiento” de los animales de aptitud artesanal y

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su influencia en el desarrollo de la cadena de valor textil artesanal mapuche. Por este intercambio recibimos la visita en la zona del Dr. Perezgrovas Garza y su equipo, investigadores mejicanos en etnoveterinaria, que realizaron importantes aportes en la caracterización de animales de aptitud artesanal. A partir del trabajo con Río Negro y a los encuentros que se mantuvieron con el Mercado de la Estepa Quimey Piuque, se incorporaron ruecas mejoradas, basadas en modelo diseñado por el INTI y se probó el uso de una escardadora manual que ayuda en la preparación del vellón en forma previa al hilado. Se inició un trabajo regional para el fomento de los mercados artesanales y productivos de la economía social, que culminaron en la organización de dos encuentros regionales, uno realizado en Las Grutas en 2008 y el otro en Esquel, en 2009, del que participaron 200 productores representantes de organizaciones de Neuquén, Río Negro y Chubut.

Oferta de lana A lo largo del proyecto se incorporaron cambios en los tiempos de esquila, los productores fueron animándose a la esquila pre-parto; a la implementación y organización de botiquines sanitarios grupales, que atienden el estado sanitario de las majadas, no sólo Linca, sino también Merino, y que se han fortalecido desde la organización. Todos estos aspectos productivos enmarcados en la propuesta de trabajo, les han significado a los productores Linca, no sólo inversiones monetarias extra, sino también una dedicación de tiempo adicional; pero lo más importante es que ellos han tomado muy en serio y con muchísima responsabilidad la figura de ser proveedores de lanas aptas para el hilado artesanal, atendiendo siempre las sugerencias y expectativas que las artesanas, que como demandantes de este producto realizan y que los técnicos acompañan desde el asesoramiento. “Estas propuestas son muy buenas y van revalorizando al sector de la artesanía textil como fuente importante cultural y económica. Otra es revalorizar el trabajo del productor hombre importante en la cría de animales y así se involucra al hombre en la cría del animal y la mujer hace artesanía. Esto se revaloriza más en el mismo predio y en la familia (Entrevista Néstor Wilvers, técnico SsAF). Consultados los productores sobre las cosas que tuvieron que modificar en el campo para trabajar con las lincas, expresaron: “Y de todo, porque anotamos en papel las caravanas, a todas las numeramos, le pesamos los vellones, los separamos, porque yo antes hacía un lienzo grande y mezclaba todos los vellones. Ahora ya los separamos con mi mamá, los embolsamos por separado, aparto las ovejas linca de las merino; esquilo desmaneado, que aprendí hace poco con los técnicos. Además cambié los carneros todos estos años con otros productores; yo estaba muy preocupado porque tenía una sola sangre, la de la casa nomás. Ahora ya metí sangre de otros lados y mandé carneros para otros productores como yo”. (Testimonio Ignacio Llanfulen, de Gualjaina). “Yo desde que las tengo a las linca, las puse en un potrerito que tengo en la costa, porque ahí siempre hay buen pasto. Ya he probado que si las ovejitas se hambrean, se debilita la lana, se afina y no rinde nada el hilado. Así que hay que darles cuidado de sanidad también; es gasto, pero al final vale el sacrificio.” (Testimonio Ena Ríos, de Costa del Lepá) “Hice varias cosas; por ejemplo cerré el potrero de la costa del río para tenerlas en invierno y como está mejor empastado, no sufre tanto la lana; aparté las majadas, traje carneros linca con los técnicos para cambiar de sangre; me hice un tingladito para esquilar las negras aparte, mangas y bretes para vacunar y dosificar… y así varias cosas; también esquilar con la prolija porque vio que las artesanas aprendieron también a decirnos cómo quieren la lana. No fue fácil porque había que ordenar muchas cosas juntas y ahí los técnicos nos orientaron; también recibí financiamiento, que los usé para la chacra y las lincas”. (Testimonio Manuel Huenchuman, Costa del Lepá). También los técnicos participantes aportaron elementos para evaluar el trabajo realizado: “Al reunir a productores con artesanas y que dialoguen sirvió para que quede claro qué tipo de producto se requiere. Además una fortaleza del proyecto fue que circuló información entre técnicos y productores”. (Entrevista Hugo Bottaro, Técnico EEA INTA Esquel).

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“Con el trabajo realizado mejoró la calidad de la lana porque las artesanas empezaron a conocer el producto que querían comprar y a exigir calidad y la otra condición es que los que ofrecen lana vellón, primero ofrecían la lana sucia y que nadie les compraba. Ellos mismos al ver que no vendían, empezaron a mejorar la calidad y la presentación.” (Néstor Wilvers, técnico SsAF). “Se mejoró la calidad de la lana, se obtuvieron vellones más limpios, mejor presentados y con la mecha más larga. Se ve propiciada una relación entre los productores y las artesanas” (Carola Corro, técnica SsAF).

Revalorización de la Cultura Un aspecto fundamental de esta experiencia lo constituye el hecho de partir del apoyo a la actividad artesanal textil mapuche, como elemento distintivo de la cultura de las comunidades indígenas presentes en la zona rural de Chubut. Desde ese lugar se propició el rescate y revalorización de los ovinos linca, que eran históricamente criados por estas familias, y que se fueron perdiendo con la “merinización” de los rodeos. Durante muchos años la actividad textil fue encubierta y en muchos casos abandonada, debido a que ella era y es un medio para la construcción y representación de la identidad mapuche que era ocultada o incluso negada a causa de la desvaloración por parte de los sectores culturales hegemónicos. (Finkelstein, 2008). Actualmente este arte que se sigue transmitiendo entre las generaciones de mujeres, se ve “reconocido” como fuente de ingresos para las familias. En el aprendizaje del tejido, sin embargo, se produce una transmisión cultural ineludible, que les permite identificarse como “mapuche” con una historia y una cultura en común, más allá de las diferencias y desacuerdos (Finkelstein, 2008) En este sentido, merece destacarse el rol de las mujeres como reproductoras de un hacer y un sentir que las identifica. “La artesanía es un legado cultural y nos permite transmitir la cultura”. (Memoria Encuentro Artesanas PSA, 2008). “Nos sentimos fuertes en la confección de las prendas; en el hilado y vemos a la artesanía como una fuente de “trabajo”; nos sentimos seguras desde la esquila hasta la prenda” (Memoria Encuentro Artesanas PSA, 2008). “Queremos ser reconocidas como grupo de mujeres trabajadoras que hacemos artesanía mapuche y el sentido de nuestra organización es rescatar, valorizar y dar a conocer nuestra cultura” (Memoria Encuentro Artesanas SsAF 2010). “También a todo esto nos une el ser de una misma cultura; que nos lleva a trabajar en conjunto, para que esta rama de la cultura mapuche-tehuelche no desaparezca y siga llevando sus frutos para las generaciones futuras”. (Memoria Encuentro Artesanas SsAF 2010). En relación a la cría de animales aptos para el hilado artesanal (ovejas criollas o Linca, como las definen regionalmente los pequeños productores) se remonta probablemente a la difusión no espontánea que le dieron los araucanos a los ovinos, por su importancia para los tejidos. Según Palermo (1999) a mediados del siglo XVIII las ovejas de los indios eran superiores a las criollas en cuanto al largo del vellón y volumen corporal y habían logrado mejorar o al menos mantener las características somáticas de las ovejas “churras” originariamente traídas desde España dos siglos antes y que habían degenerado notoriamente entre la población colonial. Testimonios de los productores dan cuenta de por qué mantuvieron estos animales en sus rebaños: “También mucho antes se criaba pero casi sin darle importancia, solamente para algunas artesanías. De mi abuela aprendí las labores de la artesanía. Antes se vendían algunos vellones, por eso se han conservado y también para el uso de artesanías. Me gustan este tipo de ovejas por su cuero que es más resistente y por la carne que es muy rica.” (Ciriaco Herrera, Cushamen). “Se fue perdiendo hasta que se empezó a valorar por el tema de las artesanías. La tradición siempre estuvo” (Entrevista Mónica Lino, El Tropezón). “Yo compré hace muchos años, de más joven, una puntita de ovejas cruza texel, para hilar, porque siempre hilé y tejí para la casa y para afuera, para ganar un peso para ayudar a Federico, mi marido. Las conservé porque siempre me dieron utilidad, para lana, y carne, son muy buenas carniceras y mi abuela de chica me enseñó a hilar y conocer la lana buena para tejer.” (Testimonio Ena Ríos).

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La evaluación del trabajo realizado en palabras de la Delegada Provincial y Regional de la SsAF, también refieren al enfoque de la experiencia en relación a los aspectos culturales: “Hay una profunda convicción de la necesidad de rescatar la cuestión artesanal como un proceso que identifica cultura, además de lo que le da una impronta diferente a lo industrial. Se ha trabajado y se trabaja adecuadamente lo único e identitario, pero pensando en que se convierta en fuente genuina de recursos, como parte de evolución de los sistemas, como valor necesario para elevar la calidad de vida y que lo artesanal no quede asociado a lo pobre. Hay que pensar en las oportunidades que da el país respecto a las diversidades que se entrelazan con otras culturas” (Entrevista Ing. Agr. Graciela Freddi)

SITUACIÓN ACTUAL Actualmente los grupos de artesanas y productores continúan trabajando, en el marco de acciones conjuntas que se siguen organizando a partir de equipos técnicos interinstitucionales, que intervienen en los territorios, respondiendo a la demanda de las organizaciones, colaborando, entre otros, con las ferias de vellones, financiamiento, organización de capacitaciones, esquila e intercambio de reproductores. Las artesanas continúan trabajando en la mejora de la producción de hilados y tejidos, aprendiendo en los espacios grupales y sorteando las dificultades de la vida en el campo. Si bien hay avances que mejoran las perspectivas comerciales, como el Monotributo Social Agropecuario, aún existen barreras estructurales que limitan el crecimiento de las organizaciones en lo comercial y en lo organizativo, como las grandes distancias y la falta de acceso a transporte y comunicación. En este sentido se sigue valorando el aporte económico de las instituciones que les permite reunirse y tratar temas de interés en conjunto. En palabras de las artesanas: “Es importante estar unidas y trabajar en grupo”. Uno de los logros más importantes de la experiencia es la instauración de las ferias de vellones, que hoy en día ya se programan con anticipación y son propuestas por los propios grupos de artesanas y/o productores de cada zona. De esta manera se prevé la oferta de vellones para cada temporada. Las ferias fueron un elemento importante en la definición de la calidad y presentación de los vellones y se realizan luego de la esquila en los diferentes parajes. Se puede armar un cronograma de ferias, permitiendo a las artesanas conocer cuando se pueden proveer de lana y a los productores cuándo ofrecer la lana. Al ser la artesanía una producción de mujeres y el cuidado de los animales estar a cargo de los hombres, las ferias posibilitaron el encuentro entre las demandantes de la lana vellón con sus requerimientos y necesidades y los productores de esa lana. “Aprendimos mucho en las ferias de vellones, son muy buenas” (Isabel Miranda, Cushamen). “Ahora conocemos a los productores, sabemos quienes tienen buenos vellones” (Irma Nahuelan, Artesana Esquel). “Para mí fue muy rico el conocimiento de la lana, encontrarnos con otras artesanas, el intercambio de conocimientos, fue muy bueno en todos los encuentros de artesanas y ferias de vellones” (Rosalía Napaiman, Lago Rosario). “En las ferias vendo toda mi lana, además aprendo de las artesanas que te dicen como quieren la lana y uno lo hace después porque ellas son las que la hilan y tejen. Ahí nos reunimos con las artesanas y con otros productores, intercambiamos de ideas” (Ignacio Llanfulen, El Mirador). Los productores reconocen que venden casi todos sus vellones en las ferias y los que tienen más experiencia de participación, ya los preparan en forma previa con etiqueta y envase. En este momento se está avanzando en una propuesta que permita comercializar la materia prima, facilitando su traslado. Para esto se está trabajando en definir un sistema de clasificación de la lana para artesanías, dividida en categorías de acuerdo a las características que permiten diferenciar la lana según su destino para hilados finos, medios o gruesos. Se incluye también la prueba de una miniprensa, diseñada para lograr fardos de 5 vellones, que permite disminuir el volumen, sin perder identidad individual, ya que este se arma manteniendo cada vellón en su bolsa.

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En Zapala (Neuquén) y recientemente en Gobernador Gregores, se realizaron ferias de vellones, que fueron tomadas de la experiencia de Chubut y adaptadas a las condiciones de cada localidad. El intercambio de reproductores que permite disminuir la consanguinidad es una preocupación constante de los productores, a la que se trata de responder con diferentes propuestas que se construyen conjuntamente entre técnicos y participantes. En este sentido, el grupo de productores Linca, conjuntamente con el Grupo de Hilanderas Ebenezer, ambos de Gualjaina, propusieron y trabajaron en la organización de la primera feria de reproductores Linca y de Vellones que se realizó en Diciembre de 2010. En el diseño y organización se involucraron casi todos los técnicos de la SsAF y el INTA que trabajan en la zona, ya que el intercambio de animales requería prever que se atiendan cuestiones sanitarias previas, aspectos logísticos y de traslado, más complejos que lo que requieren las ferias de vellones. Uno de los pilares de esta experiencia fue la construcción conjunta entre técnicos y productores y el abordaje integral de cadena: “Me entusiasma porque permite abordar el tema desde un ángulo muy rico para trabajar, genera conocimientos y genera soluciones para la gente que es lo principal; se valoriza su conocimiento. Hacia las instituciones es muy bueno porque surgió a partir de un trabajo conjunto y no hay muchos proyectos de cadena artesanales, en general los proyectos integrados son de cadenas agroindustriales. Este es de los pocos proyectos integrados del INTA, artesanal” (Hugo Bottaro, Técnico EEA INTA Esquel) En cuanto a los aspectos técnicos logrados la lana vellón que se produce en la zona es de muy buena calidad, la presentación ha ido mejorando a lo largo de los años, lo que permite a las artesanas aprovechar mejor el vellón. Los productores han incorporado prácticas y siguen motivados a mejorar sus majadas, mientras que algunos que aún no participan se interesan para sumarse. “Ahora me conviene tenerlas a las ovejitas linca. Muchas cosas que mejoré en el campo y la casa fueron gracias a ellas. Pude comprar con la feria de carneros y vellones un motorcito para la luz, así mi mamá puede hilar de noche en invierno”. (Testimonio Ignacio Llanfulen, El Mirador).

Desafíos Al cabo de muchos años de trabajo, son indudables los logros y resultados obtenidos con esta experiencia, que se ha reflejado en la voz de los propios protagonistas. Sin embargo, existen cuestiones a mejorar e interrogantes que surgen en relación a determinados aspectos del abordaje. La revalorización de estos animales ovinos destinados a la elaboración de hilados y artesanías textiles, tiene su base en el trabajo de los grupos de artesanas y en un hacer que se vincula con tradiciones y saberes muy antiguos, arraigados en un bagaje cultural que ha llegado hasta nuestros días. Este enfoque que integra el trabajo de las mujeres con el de los hombres y revaloriza las economías familiares y su impacto en los espacios locales, no es compartido por otras propuestas que también se presentan desde los organismos estatales a los mismos grupos de artesanas y que se basan en utilizar lana lavada y peinada (conocida como lana Top) para la producción de artesanías. En ese esquema, parte del agregado de valor que realizan las artesanas con su trabajo de hilado y textiles, lo recibe la industria y no los propios esposos, hijos y parientes de las propias mujeres, que son quienes crían las ovejas. Si bien hay grupos de artesanas de más de 10 años de antigüedad, aún persisten cuestiones vinculadas al género, por las cuales las mujeres deciden aceptar determinadas propuestas sin realizar una mirada crítica, en relación a lo que significa desde el punto de vista de la dependencia de un insumo industrial que pueden llegar a tener, o a dar una discusión vinculada con el quehacer cultural o con la esencia de sus raíces. Sus saberes y sus espacios aún no los visualizan como algo importante a defender y de los cuales ellas son las principales protagonistas. El trabajo de la artesana rural, sobre todo, se lleva a cabo en el seno del hogar, como si fuera una tarea doméstica más y de esa misma manera es valorado luego por las mujeres y por el resto de su familia, sin considerar

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que constituye un aporte del 13 % de los ingresos totales de la familia y el 35 % de los ingreso prediales. (López et al., 2007). Desde las instituciones, respondimos a un problema determinado, que era la falta de lana de calidad para hilar, en una propuesta metodológica participativa y de construcción conjunta que demanda mucho tiempo y esfuerzo. Ese tipo de práctica “compite” con otras que ofrecen rápidas soluciones, en forma de provisión de insumos, capacitaciones y compra de artesanías, contrarias a un planteo de construcción colectiva y fortalecimiento de las capacidades locales. Para las instituciones involucradas resulta fundamental poder fortalecer la organización de las artesanas y el rol de la mujer como reproductora de la cultura. A su vez, se ve necesario aportar a que se plantee el debate de los aspectos culturales vinculados a la artesanía textil en el seno de las organizaciones indígenas, ya que el tema artesanías suscita cada vez más interés como propuesta que puede mejorar la economía de las familias de escasos recursos. Otro punto en el que hemos realizado avances, pero al que hay que continuar fortaleciendo son los aspectos comerciales, tanto en lo referido a lana vellón, como lana hilada y artesanías. En este sentido, nuestra mirada históricamente estuvo puesta en la familia rural, que casi siempre enfrenta serias debilidades para vincularse con los mercados. La visión del trabajo socioterritorial que contiene en muchos casos a los ámbitos rur urbanos y amplía el accionar de las instituciones, nos plantea el desafío de poder integrar a los sectores más débiles en ese nuevo espacio, aportando elementos que les permitan defender sus intereses. En este sentido, el fortalecimiento de las organizaciones, aparece como un tema prioritario a atender. En palabras de la Delegada Provincial: “Este es un modelo de articulación a imitar, pensando que en nuestra planificación hay que tener en cuenta a todos los actores y que estamos trabajando con un subsistema dentro del sistema de producción de lana. Hay que buscar que los sistemas comerciales se integren; darle una vuelta de rosca a lo comercial, como lo presentamos y lo vendemos, rescatando lo cultural, pero cuidando los aspectos comerciales. Tenemos que trabajar más los aspectos comerciales y fortalecer las organizaciones. En 2012 hay que trabajar el fortalecimiento de las organizaciones que ya están trabajando” (Entrevista Graciela Freddi, Del. SsAF). En relación al abordaje técnico productivo, se han detallado los avances y aprendizajes a partir de los testimonios de los productores que incorporaron esta propuesta. Los avances no fueron parejos en todas las zonas en las que se trabajó; resta mucho por hacer en las áreas de Cushamen, Languiñeo y en algunas zonas de Cordillera. Si bien nunca se esperó una adhesión masiva de productores y artesanas, luego de tantos años sería interesante plantear con los protagonistas directos, como visualizan esta alternativa de utilización de un recurso que está, de saberes que forman parte de las comunidades y qué perspectivas de evolución ven para cada uno de los territorios, considerando las raíces indígenas y el impacto que podría tener el agregado de valor de la artesanía en las economías locales.

LECCIONES APRENDIDAS Las instituciones involucradas, aprendimos a trabajar en conjunto y contemplar integralmente una propuesta rica por las temáticas que abarca “Una fortaleza del proyecto fue que circuló información entre técnicos y productores. Creo que es el proyecto en el que hay más integración entre SsAF e INTA y desarrollo de cadena y en el que podemos analizar como los animales pueden influir en el producto final. A esta altura es una línea estratégica, más allá de quien la financie.” (Bottaro, entrevista). Las artesanas aportaron sus conocimientos, su bagaje cultural y la disposición para aprender que siempre tienen en los encuentros. Con la experiencia pudieron fortalecer su lugar de artesanas y entender que sus conocimientos y saberes son valorados por los demás integrantes de la cadena de valor y por los técnicos.

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“(De los encuentros) Me llevo cosas nuevas, aprendí; pudimos hablar, decidir, discutir; muy buenas las explicaciones y sacamos cosas positivas de los trabajos presentados”. (Memoria Encuentro Artesanas SsAF, 2010). “Nosotras nos peleamos con los primeros grupos del PSA, pero de esos golpes aprendimos” (Testimonio Rosalía Napaiman, Lago Rosario). “Aprendimos mucho en las ferias de vellones, son muy buenas”(Taller grupo focal Aldea Epulef). “Para mí fue muy rico el conocimiento de la lana, encontrarnos con otras artesanas, intercambio de conocimientos, fue muy bueno en todos los encuentros de artesanas y ferias de vellones” (Taller grupo focal Lago Rosario). De los espacios de encuentros participan siempre las generaciones más jóvenes, que se van sumando a las propuestas y compartiendo las visiones con sus mayores. De este modo se refuerzan vínculos y se comparten vivencias. Los productores de lana linca incorporaron un nuevo producto a comercializar de ovejas que mantenían por la calidad de carne y por uso y costumbre familiar. De a poco fueron conociendo la opinión y el valor del trabajo de la mujer artesana. Desde que este trabajo comenzó acontecieron cambios institucionales importantes como el de pasar del Programa Social Agropecuario a la Subsecretaría de Agricultura Familiar, acompañados de modificaciones sustanciales en el abordaje en terreno a partir de la aplicación del enfoque socioterritorial. Obviamente esta situación influyó en el trabajo cotidiano y en la ejecución de la propuesta. Al comenzar el trabajo se propuso un involucramiento activo de todos los técnicos que trabajaban en los territorios en los que la producción artesanal es importante y se previeron recursos económicos y de capacitación para sostener la propuesta. Sin embargo, las acciones en los territorios fueron desparejas y esencialmente vinculadas al interés individual que el tema fuera suscitando entre los equipos técnicos. “El Linca, creo que era un tema sentido, y generó un impacto importante, hoy por hoy se habla de lana linca y todos saben de qué se está hablando, el tema está en la agenda. Lo que no se generó en estos años, es que en los equipos territoriales se haya ganado cierta autonomía para desarrollar esta temática como un eje importante. Se sabe que es un eje importante, que genera ingreso, se sabe que existe la base para generarlo, pero aún no es un eje estratégico dentro del trabajo técnico en los territorios; si desde la coordinación del proyecto no lo insistimos, no entra en los planes operativos anuales”. (Testimonio Sebastián Li, técnico INTA equipo Gualjaina y co-coordinador Proyecto Linca 2007 a 2010). Es importante mencionar que faltó trabajo de fortalecimiento de las organizaciones, ya que se partió de los grupos PSA de artesanas y productores, pero se avanzó muy poco en su evolución. Además hubo grupos de artesanas que se incorporaron a nuevas formas de organización, como las comunidades indígenas, pero perdiendo identidad en lo que se refiere a las cuestiones productivas. A esto se suma el debilitamiento que fue sufriendo el Mercado de Nahuelpan, a partir de la intervención de instituciones que trabajan con lógicas de mercado que van reafirmando la dependencia de las artesanas participantes. En este sentido, no fue posible establecer un relacionamiento con otras instituciones que trabajan en la temática, en términos de cooperación en el territorio, por diferencias en el enfoque y en el abordaje del trabajo. “Hay otras instituciones que están tratando de hacer cosas en el tema artesanal, que van con otra lógica, pero no se pudo acordar con ellas” (Testimonio Sebastián Li, técnico INTA equipo Gualjaina y co-coordinador Proyecto Linca 2007 a 2010). La propuesta de rescate de los animales Linca fue atender la provisión de materia prima de la artesanía textil mapuche, en el marco de la realidad de la actividad productiva ganadera de los productores rurales de Chubut. En ese esfuerzo, se incorporaron nuevos elementos que complejizaron el abordaje de comercialización de artesanías que se venía sosteniendo y que a la vez distribuyeron los esfuerzos de los participantes entre todos los eslabones de la cadena. Esto significó crecimiento para el eslabón lana vellón y tal vez no permitió sostener con igual intensidad los aspectos de comercialización y organizativos.

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En relación a la distribución de recursos, este trabajo sostiene la labor artesanal que realizan grupos de artesanas, que a lo largo de estos años han recibido muy pocos aportes económicos para inversiones prediales. Este aspecto, destacable desde el punto de vista de lo genuino de la actividad como generadora de ingresos, deberá revisarse para hacer visible a estas organizaciones en el seno de la SsAF, que tiene al financiamiento como uno de sus pilares. En relación al trabajo interinstitucional queda mucho por hacer en término de acuerdos formales, que ayuden a definir los alcances de este trabajo conjunto, así como las obligaciones que se deriven y que también colaboren a enmarcar los esfuerzos que realizan las instituciones y organizaciones participantes en la comunicación de los resultados. A modo de síntesis y cierre de esta experiencia merece citarse a Manuel Huenchuman, productor Linca de Gualjaina: “Lo artesanal cada día vale más y es más buscado, por eso creo que es una producción con futuro, agradezco mucho nos hayan ayudado a recuperar estas producciones, fíjese que estas ovejitas nos salvan a todos, a nosotros nos va bien, a las artesanas que consiguen lana, y además de calidad, también. Y la gente que compre estas prendas o hilos artesanales como lo valora, también paga bien y se va contenta. Lo que hay que hacer es seguir trabajando así, unidos productores, artesanas, hilanderas y técnicos. Nosotros los necesitamos a Uds son los que andan por ahí y ven cosas que nos sirven “.

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Capítulo XIX

Provincia de la pampa destejendo historias EQUIPO • Tejedoras del Sudeste Pampeano: Claudia Aimale, Fabiana Schmiedt, Ma. Laura Quintana, Estela Merkel, Juana Robein, Ana Gisler Cristina Castello, Nélida Reis, Graciela Sack, Rosana Wilberger. • Paola Aimaretto (Asistente social, SsAF), Susana Paredes (Ingeniera agrónoma, INTA), Eugenia Elsenbach (docente y técnica administrativa, Municipalidad de Alpachiri), • Virginia Günther (Lic. en antropología) “Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”. Eduardo Galeano

INTRODUCCIÓN En la tarea de seleccionar una experiencia de desarrollo rural de nuestra provincia para efectuar su sistematización, han sido múltiples y ricas las discusiones que se dieron sobre el tema, para finalmente elegir la experiencia desarrollada por un grupo de mujeres autodenominadas Tejedoras del Sureste Pampeano. Esta experiencia nos permite mostrar una temática durante muchos años invisibilizada dentro del mundo rural, como es el trabajo de la mujer, al tiempo que nos sitúa en dos de los lineamientos estratégicos de la SsAF (Subsecretaría de Agricultura Familiar): valor agregado en origen -alrededor de la producción ovina, uno de los pilares de la economía de los agricultores familiares- y el fortalecimiento de organizaciones. En el pueblo de Alpachiri, ubicado en el departamento Guatraché143 al sudeste de la provincia de La Pampa –región que se caracteriza por el desarrollo de una economía que gira en torno a la producción agrícola ganadera–, un grupo de mujeres interesadas en agregar valor a la lana producida por las ovejas de la región, ha

143 El departamento Guatraché dispone de una superficie aproximada de 450.000 ha. Comparte las características generales de las zonas semiáridas, con precipitaciones anuales inferiores a los 600 mm, 180 días de periodo libre de heladas y temperatura media anual de 16º. La fisonomía es una llanura extendida con pendientes suaves y el ambiente natural es el ecotono entre la Estepa y el Caldenal. El suelo es de escasa profundidad y muy heterogéneo en su calidad composicional (Información suministrada por el INTA)

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comenzado desde hace seis años a recuperar algunos antiguos saberes, concretamente técnicas de hilado y tejido que habían quedado “olvidadas” en manos de las mujeres ancianas de la población. Motivadas por esta inquietud y con el apoyo económico y técnico brindado por el Municipio, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y posteriormente de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, estas artesanas conformaron un grupo de tejedoras a través del cual comenzaron sus actividades de hilado y tejido, incorporando, además de las técnicas rescatadas de las antiguas hilanderas inmigrantes (europeas en su mayoría), técnicas de hilado y tejido en telar, desarrolladas por los mapuches que habitaron nuestra región antes del arribo de las masivas oleadas de inmigrantes producidas entre fines de siglo XIX y comienzos del XX144. Por diferentes causas, estos antiguos saberes, habían visto truncada su posibilidad de transmisión a las nuevas generaciones. Gracias a las experiencias y talleres realizados en el pueblo de Alpachiri, comenzaron a revivirlos, significando esto un valioso aporte al patrimonio cultural de la región sur pampeana. Históricamente las artesanías en tejido más conocidas fueron las de descendientes indígenas y criollos del oeste de nuestra provincia. En palabras del Ing. Agrónomo Julio Bagatto: “uno tenía asumido que las tejedoras eran descendientes de aborígenes… que no existían otras mujeres que pudieran realizar estas actividades y realmente desde el momento que las conocí, que vi sus trabajos me sorprendí gratamente, de lo que hacían, de los antecedentes que cuentan….” El eje orientador del proceso de sistematización quedó definido alrededor de la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que hace que un grupo de mujeres de Alpachiri comience y sostenga en el tiempo un proceso de recuperación de técnicas de hilado y tejido que combinan la vertiente cultural europea con la indígena? Para llevar adelante la sistematización, se trabajó en las dimensiones incluidas en el eje que nos permitirían profundizar sobre ciertos aspectos de la experiencia que la hacen particular. Las dimensiones establecidas han sido las siguientes: el conocimiento de técnicas de hilado y tejidos de pueblos originarios de Europa, la adquisición de técnicas de hilado y tejido mapuche. En este sentido se alude a la originalidad de sus “tejidos híbridos”, producto de la compleja historia de migraciones en la región (García Canclini, 2001) cuya elaboración se destina al mercado. La segunda dimensión está ligada a los aspectos organizativos del grupo, dada su trayectoria de seis años, y la importancia del trabajo de articulación institucional alrededor del mismo. Por último, se aborda el tema “género” dentro del grupo. El interés de la Subsecretaría de Agricultura Familiar Delegación La Pampa en plasmar esta experiencia en una sistematización radica en la singularidad de la misma que se refleja en los diferentes aspectos que se han conceptuado en las citadas “dimensiones”, al tiempo que permite mostrar el trabajo interinstitucional que se realiza desde la Delegación. Junto a la Subsecretaría de Agricultura Familiar que articula todo el proceso, intervienen en la sistematización el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, agencia Guatraché y la Municipalidad de Alpachiri.

SITUACIÓN INICIAL Contexto histórico y geográfico El relieve en la zona de Guatraché es en muchos sectores llano, y en otros presenta ondulaciones no muy marcadas que permiten, en los bajos, la formación de lagunas de agua dulce, temporarias o semi permanentes. Estos suelos no son muy convenientes para la explotación agrícola, ya que pueden ser afectados por la erosión principalmente eólica, aunque en años de precipitaciones abundantes pueden ser bastante productivos.

144 Los inmigrantes que poblaron estas tierras vinieron desde muy distantes y distintos lugares del mundo. Ellos fueron quienes formaron las distintas colectividades: de españoles, de italianos, de vascos, de alemanes, de judíos, y en menor medida de sirios, escoceses, franceses y portugueses.

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En las partes llanas la tosca puede estar a escasa profundidad y en las lomas a veces aflora por el arrastre de la tierra causada por el agua de lluvia y por los vientos. El clima es continental moderado, con características de aridez y semi aridez y el período de heladas se extiende desde abril a octubre aproximadamente. El promedio anual de precipitaciones es de alrededor de 600 milímetros. Las lluvias disminuyen de Este a Oeste y de Norte a Sur. Los pastizales naturales han disminuído mucho a causa de los cultivos. Se los puede encontrar hoy en los campos de mayor tamaño y en los costados de los caminos. Hacia el Sur y al Oeste encontramos predominancia del bosque de caldén. (Fernández, 1984). Esta experiencia nos remite hacia fines del s. XIX y comienzos del s. XX, momentos en los que la importancia económica del país y de nuestra provincia, radicaba en la cría del ganado ovino. Cabe mencionar un ciclo de expansión del ganado ovino en la provincia de Buenos. Aires, sin precedentes, que alcanzó su punto más alto hacia 1865, etapa de la verdadera fiebre lanar. Los rebaños se multiplicaban, la producción crecía, las exportaciones alcanzaban cifras cada vez más altas. Bélgica fue para entonces el principal comprador de lana del Río de la Plata. La cantidad de lana exportada, aumentó cuatro veces en seis años, de doce mil toneladas que se enviaban al exterior en 1859, se pasó a cuarenta mil toneladas en 1865. La lana era sin duda el principal producto de exportación de la provincia de Buenos Aires y del país. (Sábato, H. 1989). Según el Censo Agropecuario Nacional, en 1888 en el Territorio Nacional de La Pampa Central había una presencia de 1.870.393 ovinos y 469.775 vacunos (Günther, 2007). Esta especie de ganado fue introducida por los conquistadores en nuestra región, y rápidamente adoptada por el pueblo mapuche, quienes reemplazaron la lana de sus antiguos camélidos americanos, por la de los ovinos europeos.

La herencia mapuche La actividad de hilado y tejido, se desarrollaba en la región en tiempos muy anteriores a la “Conquista del Desierto”, (1879). Los tejidos mapuches se realizaban en lana hilada con huso y, para la obtención de los colores, utilizaban cortezas, ramas, hojas, flores y raíces, así como algas, diversas tierras con componentes salitrosos y minerales, y hollín (Conejeros, 2001). Los datos más concretos que tenemos sobre los hilados y tejidos mapuches provienen en su mayoría de documentos escritos durante nuestro pasado colonial y en tiempos posteriores a 1816, pero sin lugar a dudas las actividades del hilado venían desarrollándose desde tiempos muy antiguos, mucho antes de la llegada de los españoles. Los documentos escritos nos informan sobre la importancia de los tejidos en intercambios comerciales entre los mapuches y los criollos, o entre los mapuches y los españoles. Destacan la calidad de los mismos, razón por la cual se convertían en bienes muy codiciados en el mundo occidental.

La herencia europea El censo nacional de 1947 muestra para el departamento Guatraché una población de 9.543 habitantes. De estos 1.713 eran extranjeros. Cifra que se componía de 910 rusos alemanes, 403 españoles y 135 italianos y el resto correspondía a otras nacionalidades. Según estos datos la mayoría eran “ruso-alemanes” o “alemanes del Volga” (Günther, 2007). Junto al cultivo del trigo, la actividad económica de mayor importancia en la región, como mencionamos anteriormente, fue la cría de ganado ovino. “Acá en La Pampa había más ovejas en aquel tiempo, antes era todo oveja, en 1900, 1900 y pico... después vino la vaca. Pasaba la esquiladora dos veces al año. Teníamos 400, 500 ovejas, y eso en campos chicos, sino había más...”145 en Günther, 2007). 145 Entrevista realizada a informante calificado, propietario de tierras en los alrededores de Remecó, de 85 años.

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En la vida en el entorno rural de estas familias provenientes de Europa, existió una producción importante destinada al autoconsumo, es decir, a satisfacer directamente las necesidades de cada familia. Una de estas producciones, fue el proceso de preparación de la lana producida por sus propias ovejas mediante el hilado y posterior tejido de prendas de vestir. En su mayoría, las mujeres alemanas llegaron a nuestra región acompañadas de sus ruecas. Aun hoy muchas familias descendientes de alemanes del Volga, conservan las ruecas traídas desde las llanuras rusas de ese río. Se trató de una actividad exclusiva de las mujeres, quienes realizaban las actividades de hilado, escardillado y lavado de la lana, para posteriormente emprender el tejido en telar y con dos agujas. María Whet, una antigua hilandera alemana de la región nos contaba:”La rueca era allá [refiriéndose a la llanura del Volga] como acá la máquina de coser…” Juana Roubein de Merkel, miembro del grupo de Tejedoras del Sudeste Pampeano, aun conserva la rueca que heredó de su abuela. Ella había nacido en Alemania, en 1898, pero la rueca pertenecía ya a su madre, es decir, la bisabuela de Juana. Las técnicas de tejido más utilizadas por las inmigrantes y sus descendientes fueron la técnica de crochet, dos agujas, cinco agujas y el telar europeo de mesa, denominado también telar María. De ese pasado, también han quedado agujas como testigos de esos tiempos, Laura Quintana guarda las agujas para tejer al crochet, traídas por su abuela de León, España. Estas agujas están realizadas en marfil, finamente tallado y se estima que poseen unos 120 años de antigüedad Pero en el transcurrir generacional, las añejas ruecas fueron quedando olvidadas. “Mis abuelas hilaban y le hacían la ropa a la familia con la lana hilada… eran de descendencia alemana (…) Que yo me acuerde de haberlas visto hilar no, pero sé de que en sus épocas de juventud, cuando tenían los hijos chicos, hilaban y les tejían la ropa” Como hemos mencionado anteriormente, desde fines de siglo XIX hasta casi mediados del siglo XX, la importancia económica local estuvo dada por la primacía del ganado ovino. A partir de entonces comienza a registrarse un retroceso del mismo, al tiempo que comienza a aumentar la producción del ganado vacuno. Es decir que la frontera ovina comienza a desplazar su línea hacia el sur y oeste de la provincia. Las actividades de hilar y tejer fueron retrocediendo a partir de la década de 1960 aproximadamente, junto con la producción de lana en la región, y el proceso de migración campo-ciudad, entre otros factores. Durante la década de 1990, las experiencias en trabajos asociativos o grupales en la región resultaron negativas. Están aún muy frescas en la memoria de las personas el quiebre de las cooperativas agrícolas que nucleaban a productores locales, hasta la década de los 90. En el mes de abril del año 2001, fue sancionada la LEY OVINA Nacional (Ley N° 25.422), a la que adhiere la provincia de La Pampa. A partir de aquí, desde el ámbito estatal, comienza a incentivarse el retorno a la cría de ganado ovino en nuestra provincia. La crisis acontecida durante finales de este año, marcó un creciente interés por las artesanías y prácticas artesanales en la región.

Recuperando lanas, telares y agujas De este modo, el contexto de inicio de esta experiencia se enmarca dentro de políticas estatales nacionales y provinciales que incentivan la recuperación del ganado ovino en la región. Los registros de REPAGRO del año 2010, indican la existencia de 4.195 ovinos en la región. Entre los años 2005 y 2006, en los poblados de Alpachiri y Guatraché, y en el marco un programa de Cambio Rural del INTA, un grupo de mujeres vinculadas de distintas maneras a familias de productores de ganado ovino, comienzan a inquietarse respecto a ¿Qué hacer con la lana producida por estas ovejas? En relación con el perfil de estas mujeres, se debe mencionar su fuerte vínculo con la tierra y la actividad agropecuaria: el 90 % son hijas de productores agropecuarios y han tenido su educación en el medio rural. El 60 % de estas mujeres son esposas de productores agropecuarios, el 20 % esposas de trabajadores rurales y el 20 % restante esposas de trabajadores de la localidad de Alpachiri.

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Otra característica del perfil de las mujeres que componen el grupo, es que el 70% de las mismas encuentra en el cuidado del hogar y de sus hijos su actividad principal. La actividad principal del 30% restante está relacionada a la docencia dentro del ámbito educativo local. Es de destacar que el 100 % de ellas manejaban una, y en muchos casos dos, técnicas de tejidos: la técnica de dos agujas y la técnica de crochet. Estas técnicas las habían adquirido mayoritariamente por transmisión de sus abuelas, de sus madres, y en otros casos a través de su enseñanza en la escuela primaria. Notablemente, ninguna de ellas practicaba la técnica del hilado. “A tejer…tenía como…debo haber tenido 7 años, que mi abuela se había quebrado el brazo y fue a quedarse a mi casa,… (entonces…también…y) … tejo de una forma diferente digamos. Porque yo aprendí a tejer mirándola a ella…entonces agarro las agujas al revés” (Entrevista realizada a una de las integrantes del grupo Tejedoras del Sudeste Pampeano) Otra característica importante para completar la caracterización de la situación inicial y su contexto es tener presente que la forma de relación predominante en Alpachiri es la de “relaciones cara a cara” (Goffman, 1983). El mundo de esas relaciones se rige por un sistema articulado y persistente de reglas, normas y rituales. El orden de la interacción se basa en dos tipos fundamentales de reglas: por una parte, las -convenciones habilitadoras-; por otra, las normas basadas en principios y valores que los individuos aceptan porque las consideran como intrínsecamente justas. Aceptar estos dos tipos de normas (el contrato social y el consenso social) produce una –efectiva cooperación– (Goffman, 1983) Como es de esperarse, dentro de este ámbito de relaciones cara a cara, las actuales integrantes del grupo se conocían físicamente, es decir que cada una sabía quien era la otra, pero desconocían que compartían intereses comunes que las llevarían a nucleares en un grupo y comenzar a trabajar de manera colectiva.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO La experiencia que se está sistematizando es anterior al inicio de trabajo de la Subsecretaría de Agricultura Familiar en la región Sureste de la Provincia. La intervención en este territorio comienza en 2008 y, pese al escaso tiempo transcurrido, se han hecho y continúan haciendo importantes aportes a través de capacitaciones y auspicios en eventos de importancia para la actividad de la lana en la región, como los “Encuentros de Artesanos de la Lana” organizados por las artesanas en los años 2008, 2009, 2010 y 2011.

La capacitación La historia de las Tejedoras del Sudeste Pampeano, puede leerse como la de una capacitación permanente. Así, se inicia en el año 2006 este grupo de mujeres con el apoyo la Dirección de Producciones Alternativas de la provincia de La Pampa, a través de gestiones realizadas desde el Municipio de Alpachiri, que brindó el espacio físico, y el INTA. Con estos aportes se realiza la primera capacitación en hilado y telar mapuche, con pautas claras establecidas desde la provincia, en relación a que el hilado debía realizarse sólo con el huso mapuche. La capacitadora en esta oportunidad fue la profesora Mirta Méndez, perteneciente a la localidad de Jacinto Arauz, quien fuera alumna de Rosa Maldonado, integrante de la comunidad mapuche, y que durante ese año capacitó también a un grupo de mujeres de Guatraché. “En realidad fue como un movimiento que se hizo a nivel municipal, y un incentivo que tuvieron las esposas de la gente de campo, viendo la posibilidad de si podían hacer algo, una cosa extra que ayudara a la economía familiar” (entrevista a capacitadora). En ese primer año aprendieron principalmente a hilar con huso junto a las técnicas básicas de telar mapuche. El INTA les proveyó de la lana para la actividad y ellas, orientadas por la profesora, fabricaron los husos y telares. También incursionaron en la técnica de teñido de la lana, con elementos naturales propios del lugar,

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como cortezas, hojas, frutos y raíces de especies locales, como el caldén. Es importante remarcar, que se negoció con la provincia la posibilidad de que además de aprender a hilar con el huso mapuche, pudieran recuperar las antiguas ruecas locales y aprender la técnica del hilado con rueca. Es por eso que ellas llevan antiguas ruecas familiares o locales y comienzan a aprender y enseñarse mutuamente la técnica del hilado con rueca mecánica. En el año 2007, logran dar continuidad a la capacitación en las técnicas de hilado, telar y teñido mapuche con la misma docente y con la colaboración del Municipio que sigue cediendo el espacio para la actividad, además del financiamiento. En el tercer año de vida, el grupo demanda más capacitación. Les interesa aprender, dentro de la técnica de telar mapuche, la llamada “guarda pampa” con una nueva docente, la mapuche Rosa Maldonado, especialista en el tema. Al preguntarle qué le interesa transmitir cuando enseña, la docente responde: “Y… yo lo que quiero… es eso de las bases…o sea… hilando la lana, tiñéndola y con la lana que hacemos ir tejiéndola… o sea que si no aprenden a hilar y a teñir… no les enseño telar… es un proceso…” En la Feria del Turismo en Guatraché conocen a quien sería su próxima capacitadora, la docente Estela Stepanovsky, quien las introduce en la técnica del llamado telar María (telar europeo de mesa). En los años 2009 y 2010 el grupo retoma la especialización en telar mapuche y practicando las técnicas de teñidos con elementos naturales propios de la región. La capacitación es financiada por la SsAF y desarrollada por la Sra. Elvira Toledano. “Nosotros lo que más tenemos desarrollado es el telar mapuche, algunas de las chicas tienen… que se yo, dentro del mapuche, más la técnica del circular; por ahí yo ahora últimamente, todo el año pasado, me dediqué más al doble faz. Lo que sí hicimos mucho es probar con teñidos”. Algunas de ellas realizan una capacitación en curtido de cueros, dictada por el profesor Rubén Fiorucci de la SsAF. Estos conocimientos les permiten agregar valor a las prendas de lana, con apliques de cuero. En noviembre, organizan el III Encuentro de Artesanos de la Lana, junto a las mismas instituciones que participaron en el Encuentro anterior. La capacitación en esta oportunidad está a cargo de Cristian Cabrera, quien las introduce en las nociones básicas para la cría del gusano de seda. La técnica artesanal para hilar esta fibra, es similar a la utilizada para hilar lana, razón por la cual se pretendió difundir los conocimientos sobre esta innovadora producción en nuestra provincia, entre los artesanos que participaron del encuentro.

La transmisión de conocimientos Estos saberes adquiridos y recuperados por el grupo de tejedoras no se limitan, a la mera conservación dentro del grupo, sino que son dados a conocer a los niños de la comunidad, en la escuela primaria, a través de una intensa labor de mutua cooperación entre las tejedoras y los maestros locales. Los niños han presenciado la esquila de las ovejas, experiencia fundamental para conocer de dónde proviene la materia prima y cómo se produce la lana. A partir de aquí se les enseña de qué manera se van formando los hilos con esa lana, actividad para la cual se invita a una antigua hilandera local que les muestra el proceso del hilado realizado con sus propias manos junto a su rueca. También, las Tejedoras del Sudeste Pampeano, enseñan a los niños el hilado con el huso mapuche Luego se procede a enseñarles a teñir la lana con productos naturales y una vez concluida esta actividad, los niños proceden a fabricar sus propios telarcitos y dar vía libre a la manufactura junto a su imaginación a través de la fabricación de distintos enseres, como objetos destinados a sujetar el cabello. De esta manera se pretende dar continuidad, a una tradición socio-cultural de la región que va desde el proceso de obtención de la materia prima lana, continuando con su procesamiento, hasta finalizar en un producto elaborado.

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La organización Durante estos primeros años de trabajo grupal, los lazos dentro del grupo eran débiles, siendo atados muchas veces por la intervención institucional. Puede afirmarse que los mismos se fueron consolidando con el transcurrir del tiempo a partir de compartir infinidad de actividades relacionadas con la lana, que las llevó a descubrirse mutuamente en sus intereses, virtudes y debilidades. A partir de esto, y con innumerables actividades desarrolladas, siempre de manera grupal durante estos seis años, ellas comienzan a autogestionarse y demandar a las instituciones en la búsqueda de concretar sus intereses como grupo. Tanto el Municipio como el INTA apoyaron de inmediato estas demandas, primeramente a través de capacitaciones y orientándolas en su participación en eventos, también respaldándolas en temas relacionados a cuestiones organizativas con los fines de apuntar a la autogestión

Las exposiciones y ventas Desde el primer año de vida el grupo de artesanas logró mostrar y vender su producción. En esa ocasión fue a nivel local en la Expo Ovino, festividad que se realiza sobre fines de cada año y en el que participan desde entonce, pero ya en 2007 empiezan a incursionar en otros ámbitos. Durante este año, el grupo junto con la profesora, participa en la exposición Caminos y Sabores, realizada en la ciudad de Buenos Aires, invitados por el INTA. Los productos que llevan a esta exposición eran mayoritariamente caminos de mesa y tapices realizados en telar mapuche, y en menor cantidad prendas de vestir. En este momento comienzan a advertir que la mayor demanda, al menos en el público porteño, estaba representada por las prendas de vestir. La participación en “Caminos y Sabores” constituye un hito dentro del grupo, ya que a partir de aquí comenzaron a descubrir sus potencialidades a través del reconocimiento que logran en el público nacional. “Cuando nos salió para ir a Caminos y Sabores, teníamos telar nomás, y algunas cosas, tampoco era mucho y cuando nos dijeron que íbamos a ir…. Ahí fue que empecé a tejer porque digo yo, no, no podemos ir con dos cosas… teníamos que tener cantidad y bueno, empecé a tejer para tener, porque era más rápido el tejido, y bueno, después allá me di cuenta que las prendas es lo que más se vende. En Caminos y Sabores fue la primera vez” (entrevista a tejedora). En 2008 participan de la Feria del Turismo en Guatraché y la Asociación Criadores de Pampinta las invita a participar de su stand, para exponer y vender sus productos en La Rural de Palermo, el Ministerio de la Producción de La Pampa colabora en este nuevo desafío. En este tiempo, hace su primera intervención la Subsecretaría de Agricultura Familiar, a través del Ing. Agrónomo Julio Bagatto quien las invita a participar de un Encuentro Nacional de Artesanos de la lana a realizarse en Catamarca. Dos de las integrantes del grupo participan con entusiasmo en este encuentro en el que visualizaron la realidad de otros artesanos del rubro lana del país. A partir de esta experiencia, surge la iniciativa de organizar un Encuentro de Artesanos de la Lana, cuyo principal objetivo apunta al intercambio con otros artesanos de la provincia. Es así que, sobre fines de este año, organizan el I Encuentro de Artesanos de la Lana, junto al Municipio y al INTA. El objetivo de este encuentro es, según nos manifestaba la Ingeniera Agrónoma Susana Paredes: “propiciar un espacio de diálogo e intercambio entre los artesanos de la lana y los diversos actores sociales del territorio involucrados en el quehacer artesanal, así como compartir la construcción conjunta de conocimiento sobre diferentes temáticas inherentes a la actividad y contribuir a la dinamización socio-económica y turística de las localidades a partir de la calidad de productos artesanales”. La SsAF colabora con los organizadores, a través de la realización de una convocatoria a artesanos del oeste de La Pampa. Dado el éxito del mismo, las tejedoras, junto a las instituciones intervinientes, acuerdan realizar un II Encuentro de Artesanos para el año siguiente.

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En 2009 participan nuevamente con su stand en La Rural, dando a conocer y vendiendo sus tejidos. Participan en la Expo Pymes -exposición bianual que se desarrolla en la ciudad de Santa Rosa, cuyo objetivo es mostrar las actividades realizadas por pequeñas y medianas empresas de la provincia de La Pampa y regiónorganizando paralelamente a la Expo Ovino, el II Encuentro de Artesanos de la Lana. En esta oportunidad, junto a las tejedoras, participan de la organización el Municipio, el INTA la SsAF y la UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores) Además del intercambio propiciado con demás artesanos de la provincia, se capacitan en una jornada sobre trabajos con fieltro y lavado de lana, con algunas técnicas mapuches, dictada por el Sr. Horacio Jauregui. Durante el mes de abril de 2010 son convocadas por el Municipio para organizar el “camino de los artesanos”, en ocasión de las festividades por los 100 jóvenes años de Alpachiri. El Municipio les cede un local con muy buena ubicación y amplia vidriera, para que además de funcionar como espacio de reunión y aprendizajes, sus tejidos puedan ser expuestos y apreciados por el público. Este año participan nuevamente con mucho éxito en los siguientes eventos: La Rural, Caminos y Sabores, y en la Expo Pymes.

La cuestión de género La participación en las exposiciones a nivel local, regional y nacional, eventos de carácter público hace que el grupo de tejedoras traspase la frontera del espacio doméstico y comience a ocupar el espacio público, a través de la presentación de sus propias creaciones. En este nuevo espacio van a encontrar un reconocimiento que ellas perciben como diferente al de su espacio doméstico, al cual circunscriben el mayor tiempo de sus vidas. Frases como: “Antes de todo eso, en mi casa tejía, pero nadie valoraba lo que hacía, ahora se dan cuenta” “Me pone contenta que a la gente le guste lo que uno hace, que valoran el trabajo” Este espacio público que ellas comienzan a ocupar, es también una fuente de ingresos: “es una salida laboral, aunque no parezca” El espacio público aparece también como un espacio de aprendizaje: “me ayudó a crecer muchísimo, aprendí a tener paciencia” Se trata, en su mayoría, de mujeres “amas de casa” que se insertan en el ámbito público, mediante su producción de tejidos. De este modo, encontramos a través de sus testimonios una fuerte impronta relacionada al “género” entendiendo a este último como una construcción social. La frase “que valoren lo que uno hace” es recurrente en las entrevistas. Posiblemente hayan tenido que traspasar la frontera de su comunidad, para encontrar ese “valor” a su trabajo, valor que es significado por las personas “del afuera”. Ese valor al trabajo artesanal de la mujer, un trabajo que suele pasar invisibilizado en el ámbito doméstico, se convirtió en uno de los motores del funcionamiento del grupo.

SITUACIÓN ACTUAL Retomando las cuatro dimensiones incluidas en la pregunta que guía esta sistematización se observa que cuando comienza la misma, en abril del 2011, las integrantes del grupo continúan demandando capacitación en tejidos y otras técnicas. En esta oportunidad, dado sus conocimientos avanzados en las técnicas de telar mapuche, les interesa incursionar en las técnicas de tapices pertenecientes al norte de nuestro país. “Hay muchísimo que nosotros no sabemos, justamente lo que es todo del norte nos intriga” (entrevista a tejedora). Esta capacitación, a través de las gestiones realizadas por la Lic. Ma. Virginia Günther, se concreta entre los meses de agosto y septiembre de 2011, tiempo en el que la SsAF financia la misma con apoyo del Municipio. A partir de aquí comienzan a introducirse en la técnica de tapiz del Valle Calchaquí de la mano del artista salteño Jesús Casimiro, quien actualmente se encuentra trabajando en la Casa de Salta, en Buenos Aires.

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Otra de las demandas permanentes del grupo, está relacionada a su necesidad de aprender los significados de los símbolos mapuches que plasman en sus telares. “Me interesa saber la historia de las técnicas, el significado de las guardas, a veces repetimos muchas cosas que vemos dibujadas en un papel, nos gusta y en realidad no sabemos que significan” (entrevista a tejedora). En relación con la organización, el grupo ha adquirido un nivel importante de autogestión y de autonomía en general, según el testimonio de la entrevista a una representante del municipio “creo que como grupo se consolidaron mucho más y se independizaron mucho más”. Siempre se trató de un grupo dinámico, en el cual se han sumado algunas mujeres, al tiempo que otras se han alejado. Las nuevas mujeres que se han incorporado al grupo, son iniciadas en los saberes del hilado y tejido en telar mapuche, por las tejedoras que están desde los comienzos. “A teñir me estuvieron enseñando las chicas porque yo recién estoy entrando al grupo. Me ayudan, valoran lo que hago, me explican.” En relación a lo que podemos identificar como “problemas de género”, las tensiones que en algunos casos se han producido a nivel familiar, se han ido resolviendo. “Es una especie de terapia. Mi familia ahora se da cuenta, un poco lo valoran ahora.” “Mi familia está de acuerdo, lo valora”. El grupo ha logrado reconocimiento ha nivel local, provincial y nacional. “Tenemos reconocimiento a nivel local, provincial y nacional. El grupo llegó a ser reconocido, y eso tiene un valor impagable”.

LECCIONES APRENDIDAS En lo que respecta al funcionamiento dentro del grupo, los roles y las relaciones de poder, ellas visualizan algunas lideres naturales, que tienen una larga trayectoria y dedican importante cantidad de tiempo a las tareas del grupo. En muchos casos, las mismas son compartidas, y en otros, repartidas. Respecto de la importancia del liderazgo para el grupo, si bien las decisiones se toman en consenso, en este caso es muy importante el tiempo, trabajo y dedicación que implica el liderazgo dentro del grupo. En este sentido, el mismo es importante. “En el grupo hay de todo, porque por ahí, la que no teje tanto, es la que da la cara cuando alguien viene a hacer una nota.” Dentro de estas relaciones de poder, se producen tensiones, cuya causa principal posiblemente tenga que ver con que se trata de un grupo desbalanceado en cuanto a los perfiles de sus integrantes: amas de casa y mujeres con otras ocupaciones. Luego de seis años de trabajar en conjunto, ellas tienen pleno conocimiento de la importancia de trabajar en forma conjunta y organizada. El trabajo asociativo requiere de constantes esfuerzos y aprendizajes, una puja constante entre el “querer” y el “ceder”. Muchas de ellas han logrado un sentido de pertenencia al grupo, muy evidente en las tarjetas que colocan en forma individual a sus prendas, con la identificación principal “Tejedoras del Sudeste Pampeano” y en forma secundaria el nombre de la artesana que realizó el producto. El hecho de concretar determinadas expectativas les ha permitido aprender que son capaces de lograr productos propios, aceptados por la sociedad en general, y en particular la sociedad extra local que se ha convertido en la principal consumidora de sus productos. Existe un total acuerdo en cuanto a la incorporación de nuevas mujeres al grupo. “Queremos ver si podemos integrar nuevas chicas. Por ahí hay gente que tiene un pre concepto, ese trabajo de estar con la lana es de gente más grande” El trabajo dentro de este grupo, ha permitido desarrollar capacidades a nivel personal en muchos casos: “Desarrollé la capacidad de atender a clientes, ofrecer y escuchar sugerencias.”

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Existe un consenso dentro de las integrantes del grupo, que si volvieran a empezar, desearían hacerlo de la misma manera, recurriendo a la misma capacitadora, que fue quien en aquel tiempo, transmitiendo sus conocimientos las motivó en la búsqueda de nuevos aprendizajes. Tanto las características personales de la capacitadora, como su forma de transmitir sus saberes confluyeron en una particular combinación que logró germinar en las integrantes del grupo. Esta combinación de situaciones, de alguna manera logró incentivar la continuidad del grupo. Retomando la pregunta que se constituyó en el eje que nos guiara a lo largo de este recorrido histórico y reflexivo, en el que se ha intentado desmenuzar las dimensiones establecidas en la búsqueda permanente de conocimiento que nos permita arrojar luz sobre la misma, llegamos a la conclusión de que han sido diversos los factores que contribuyeron a la formación y permanencia del grupo de Tejedoras del Sudeste Pampeano y su permanente trabajo y demanda hacia las instituciones La variable cultural sin lugar a dudas fue la semilla que germinó en el terruño alimentado por otras variables, como la de género y el impulso de políticas desde el Estado que han promovido la cría del ganado ovino y la producción de artesanías en la región.

BIBLIOGRAFÍA • Conejeros, Ruth (2001) La medicina en el arte textil mapuche. Kallawaya. Revista del Instituto de Investigación en Antropología Médica y Nutricional, 7-8 (agosto 2001) La Plata-Salta. • Fernandez, E. (1984). Incidencia de la Actividad Agropecuaria en Guatraché (tesis sin publicar). Universidad Nacional de La Pampa. • Foucault, Michel. (1980). Microfísica del poder. Las Ediciones de La Piqueta. Segunda edición. Madrid. España. • García Canclini, Néstor. (2001). Culturas Hibridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Ed. Paidós Ibérica S.A. Bs. As. • Goffman, E. 1(983). Interaction Order. American Sociological Review, 48: 1-17. • Günther, Ma. Virginia. (2007). Los menonitas de la Nueva Esperanza y sus formas de reproducción social. Tesis de Licenciatura en vías de publicación. Escuela de Antropología. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Salta. • LEY OVINA 2001. • REPAGRO 2010. • Sábato, H. (1989) La cría de ovejas en Buenos Aires. Capitalismo ganadería: la fiebre de lanas 18501890. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.

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Capítulo XX

Provincia de neuquén ENCUENTRO, TRABAJO Y SUEÑOS COMPARTIDOS EQUIPO • Grupo de la Feria Sauzal Bonito: Ing. Zoot. Julián DʼEsposito e Ing. Agr. Marcelo González, Lic. Diana Solana (referente provincial de capacitación y comunicación) • Gilberto Quilodrán como parte del Grupo de la Feria • Colaboración de los productores y productoras de Sauzal Bonito.

Introducción La propuesta de sistematizar una experiencia de desarrollo rural en la provincia de Neuquén se presentó como una posibilidad y un desafío. La posibilidad de dar visibilidad a una historia de la Agricultura Familiar neuquina fue, por un lado, un desafío para el equipo técnico y la organización de iniciar un proceso y construir una nueva mirada sobre la intervención. Ese fue el aprendizaje. Sauzal Bonito es un pequeño valle ubicado al este de la provincia de Neuquén sobre la margen sur del Río Neuquén. La población estimada es de unos 400 habitantes, tiene una larga tradición y una historia sostenida en la producción agropecuaria. Allí hay 60 chacras de las cuales algunos pequeños productores conforman el grupo de feriantes de Sauzal Bonito. Este grupo manifestaba desde hace tiempo la necesidad de dejar por escrito su historia, su experiencia y el camino recorrido. Si bien el Grupo de la Feria Sauzal Bonito es una organización que no tiene un número elevado de productores –son alrededor de 30 familias–, fue una experiencia que permitía profundizar el proceso organizativo de este grupo que en la provincia de Neuquén es reconocido y valorado incluso por otras organizaciones de pequeños agricultores. Su historia incluye muchos aspectos interesantes: entre otros, enfrentaron dos crecidas extraordinarias del Río Neuquén y un conflicto de tierras insólito cuando el pueblo entero fue vendido a un particular. Todas las semanas lo/as productore/as de Sauzal Bonito arman su feria en Plaza Huincul (localidad distante a 48 km de Sauzal Bonito y a 100 km de la ciudad de Neuquén). De esta manera, se reafirma la soberanía alimentaria local y el intercambio directo con los compradores que se acercan todos los viernes a la feria. Con esta experiencia el proceso de sistematización contempló una etapa inicial de definición de la metodología de trabajo. El eje de sistematización se fijó entonces en la experiencia del Grupo de la Feria Sauzal Bonito no sólo como actividad de comercialización conjunta, sino en el proceso de organización que en palabras de los/as mismos/as productor/as fue condición para sostener el espacio de la feria y hacer crecer al grupo. Mirando más de cerca la experiencia de Sauzal Bonito se advierte que la identidad del grupo se desarrolla más allá de la comercialización misma. Ni la organización ni la feria hubieran podido sostenerse sin esta mutua determinación entre la feria y el grupo organizado en relaciones igualitarias.

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En la sistematización de esta experiencia el eje que articuló el trabajo fue entonces: de qué manera esta gestión organizada en relaciones horizontales ha fortalecido o impulsado a la feria de Sauzal Bonito como un proyecto de comercialización conjunta. En la formulación del eje de la sistematización surgió como interrogante por qué hablar de horizontalidad. Después de mucha discusión, se advirtió que la decisión de la comercialización conjunta y la gestión de la organización del grupo estuvo permanentemente atravesada por las relaciones de igualdad que se reflejan en las Asambleas Mensuales, máxima autoridad en todas las decisiones. Esto se confirma en palabras de los mismos miembros del grupo: “si nos equivocamos en alguna decisión, como otorgar un crédito a una persona que no estaba en condiciones de recibirlo, todo el grupo es responsable solidario de dicho acto. Y en caso de decisiones acertadas que beneficien al grupo, nadie se puede adjudicar el mérito en forma personal”. La propuesta de sistematización se presentó ante el grupo en una asamblea mensual. Allí se discutió y acordó el eje y la metodología de trabajo. El equipo sistematizador, aún con dificultades, trabajó coordinando reuniones, pequeños talleres, realizó salidas a campo para recoger testimonios y revisó documentación.

SITUACIÓN INCIAL Y SU CONTEXTO Trueques y ferias: Los recuerdos de los primeros feriantes En el recorrido del proceso de comercialización del grupo debemos destacar que los productores de Sauzal Bonito vendían sus productos desde hace años en los trueques de Cutral Co y Plaza Huincul (dos localidades contiguas fuertemente vinculadas a la producción hidrocarburífera). El cambio sucede cuando comienzan a comercializar en Plaza Huincul ya como grupo organizado. Los feriantes recuerdan que alrededor del año 1980 y con apoyo del Área de Producción de la Provincia, comienzan las primeras ventas en la ciudad de Cutral Co. Iban en una camioneta con técnicos de la Provincia; era toda gente de Sauzal Bonito –en algunos casos compartían con otras localidades cercanas como Picún Leufú–. En ese entonces vendían sólo frutas y verduras, todavía no llevaban carne. Si bien estas ventas fueron esporádicas y temporales en el recuerdo de lo/as productor/as marca el inicio de su experiencia como feriantes: “Antes uno iba a vender a Cutral Co como podía, por cuenta propia. En verano y cuando no se podía ir la verdura se perdía”. “Se iba a la feria los viernes en Cutral Co, pero en forma desordenada, cada uno se manejaba por su cuenta. Siempre hubo mucho egoísmo”. Otra productora recuerda que en el trueque “llevaban cantidad de verdura. Era muy lindo…había mucha producción (papas, cebollas, maíz y también pasto)”. Esta experiencia les permitió tener un lugar propio para la venta y además aumentar la producción, mejorar la calidad del producto pensando siempre en cuidar al cliente.

Formación de grupos: las primeras experiencias organizativas En los comienzos, los espacios de organización que se recuerdan son la Asociación de Fomento Rural (AFR) de Sauzal Bonito146 y los grupos del Programa Social Agropecuario (PSA). Estas primeras experiencias organizativas permiten relacionar la conformación del Grupo de la Feria con los grupos PSA. Se podría decir que permitieron comenzar a pensar lo organizativo. Al considerarlas en el proceso de sistematización, 146 Las AFR son las Asociaciones de Fomento Rural que reúnen a los productores locales, permitiendo la incorporación y transferencia de tecnologías hacia los estratos productivos que financiaba el Estado Provincial. Originalmente cumplían el rol de gobierno local antes de la conformación de las comisiones de fomento.

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permitió pensarlas como experiencias previas que, para bien o para mal, fueron constituyendo la idea de lo que es o debería ser una organización horizontal. La Asociación de Fomento Rural (AFR) de Sauzal Bonito fue creada en el año 1985. Según cuentan los primeros integrantes, llegaron a ser muchos socios. En ese tiempo la AFR asumía un rol público, ya que el Estado provincial derivaba fondos a través de ellas en tanto no existía un gobierno local. También administraban equipos agromecánicos (tenían un tractor para trabajar). Pero comenzaron a sucederse varias gestiones cuestionadas por el manejo administrativo y esto provocó que perdieran la personería jurídica. La Comisión de Fomento se creó en 1989 sobre la estructura de la AFR, y el gobierno local comenzó a manejarla con una lógica caudillista y clientelar que provocó el deterioro de la AFR. Hoy, en 2011 muchos miembros del Grupo de la Feria son también socios de la AFR e incluso ocupan cargos en la comisión directiva. Las organizaciones de Sauzal Bonito nacen entonces con una estructura vertical y muchas veces fueron utilizadas como herramienta de políticas partidarias. Esto explicaría la necesidad de los productores de constituirse en organizaciones diferentes y con una mayor participación. En 2003 el PSA inicia la intervención en Sauzal Bonito con la formación de cinco grupos. Éstos eran homogéneos en su funcionamiento y asistidos por el mismo técnico, pero existían diferencias en cuanto a sus funciones, dedicaciones, experiencias y capacidades productivas. En todos los grupos había un libro de actas donde se registraba lo que se trabajaba y decidía. Las reuniones giraban alrededor de temas productivos y organizativos, muchas veces se hacían en las chacras en forma rotativa. Se trabajaba en capacitaciones, intercambios, almácigos, macrotúneles y gallineros. Para muchos “con el PSA se recuperó la producción para quienes querían trabajar”. Para otros, los grupos PSA no se sostuvieron porque el objetivo que los reunía era más bien prágmático: se trataba de recibir subsidios y la condición era estar en el grupo. De 35 familias que los recibieron, solamente 15 continuaron en el Grupo de la Feria. Los grupos PSA fueron aprovechados pero como algo circunstancial, para capacitaciones, siembra conjunta, etc. Sin embargo, para la mayoría, el Grupo de la Feria nace como continuidad de los grupos PSA donde todos colaboraban: “Comenzamos en el Grupo San Cayetano (PSA)…éramos siete y éramos más unidos, los subsidios los aprovechábamos para trabajar”.

¿Cómo eran las relaciones entre los feriantes? En este momento inicial y en el contexto que se vivía en Sauzal Bonito, las relaciones estaban atravesando una etapa de transición entre lo que se dejaba atrás y lo que la realidad local iba presentando. Para participar de estos primeros grupos tenían que responder a un perfil de beneficiario (grupos PSA de autoconsumo y EPAʼs) pero en todos se trabajaba el eje socio organizativo. Muchos integrantes actuales del Grupo de la Feria recuerdan que ellos no podían ser beneficiarios del financiamiento del PSA aunque recibían asistencia técnica. A riesgo de simplificar las complejas relaciones de la comunidad, en ese momento era claro que los vínculos de aquel Sauzal Bonito se establecían alrededor del presidente de la Comisión de Fomento y del técnico. Sin embargo, en cada relato se reconoce que con la colaboración de los técnicos y las distintas instituciones, los subsidios y financiamientos, la actividad productiva se pudo sostener. Las percepciones de esa época se debaten entre quienes veían en estas relaciones mucho individualismo y quienes rescatan este momento como un tiempo de encuentro y aprendizaje. En el recuerdo de lo/as productore/as las actividades planteadas por los grupos del PSA se destacan como participativas.

PROCESO DE INTERVENCIÓN Y SU CONTEXTO

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En Mayo del 2004 se realiza un encuentro zonal en el marco del Plan de Participación del PSA que adquiere una importancia fundamental para esta experiencia porque los grupos se encuentran y descubren que, con la producción de todos, pueden organizarse para vender. A fines de ese año surge la idea de realizar una feria para vender los productos en las localidades de Cutral Co y Plaza Huincul. La experiencia resultó muy positiva y en enero de 2005 y hasta febrero, realizan la venta en esa localidad pero todavía como prueba piloto de la comercialización conjunta. Dan así el salto de los pequeños grupos a la organización. A partir de este taller también se pudo pensar un proyecto de comercialización que incluyó un estudio de mercado y se financió con el primer fondo rotativo (en ese momento compraron insumos y equipamiento comunitario). “Han existido encuentros entre los diferentes grupos de la localidad; la mayoría de ellos, en torno al “Plan de Participación”. Se efectuaron reuniones organizativas para preparar el encuentro zonal, las mismas fueron convocadas por representantes zonales y colaboradores que nuclearon a todos los grupos de la localidad (…) Por el momento, no han existido intercambios productivos entre los integrantes de los diferentes grupos (desde lo formal), pero existe la posibilidad de trabajar los aspectos comerciales con todos los productores que son beneficiaros del PSA, para que logren llevar productos a la feria de Cutral Co”. En la evaluación del proyecto se destaca ya “el interés en poder comercializar en forma conjunta en la ciudad de Cutral Co” (Monitoreo PROINDER, septiembre 2004).

Nace la Feria El mes de Septiembre de 2005 es recordado como un hito en tanto marca el inicio del Grupo de la Feria (se realiza la primera asamblea de Grupo de la Feria). Entre enero y mayo de 2006 se realizan 18 ferias, en las primeras se realizan además unas encuestas a los consumidores y a partir de esa información comienzan a acordar la calidad de los productos, fijar estándares de venta y planificar la producción en función de las demandas surgidas. Además, se realiza el cálculo de costo de producción de algunos productos con el fin de fijar precios mínimos. Este último acuerdo tiene relevancia porque significó evitar la competencia desleal, pero sobre todo, marca una decisión colectiva. Comienza a cargarse de sentido lo que significa la comercialización conjunta. Sauzal Bonito sufre la crecida del Río Neuquén en invierno del 2006, de noche y sin previo aviso los pobladores de Sauzal Bonito vieron morir sus animales y perder sus plantaciones. Ya en Septiembre de 2006 el grupo discutía sobre el uso del subsidio que recibieron para atender la emergencia. En ese momento se plantearon dos posturas opuestas: como no se ponían de acuerdo en cómo distribuir el escaso fondo, y debido a que las pérdidas superaban ampliamente los $20.000 disponibles, una propuesta fue dividir el dinero en partes iguales y entregarlas a cada productor. La otra, germen de lo que vendría, fue ajustarse solidariamente tratando de compensar las pérdidas individuales realizando una compra comunitaria y distribuyéndola de la forma más equitativa posible. También como respuesta a esta crecida, el gobierno de Neuquén provee pollos (conocidos entre los productores como los “pollos políticos”). Es de destacar que los productores de Sauzal Bonito no criaban pollos, sólo algunos pocos lo hacían y eran para autoconsumo por lo que no existía infraestructura para la cría. En ese año el plan de asistencia técnica contempla un paquete de capacitaciones para la cría de pollos en forma integral, algo que nunca se había realizado en la comunidad. Fueron doce talleres realizados en distintas chacras incluyendo capacitaciones en manejo nutricional y sanitario, faena, comercialización, presentación de productos, etc. con miras a darle continuidad a esta producción. “Aprendimos varias cosas. Como trabajar los pollos. Aprendimos a organizarnos para comprar. Cómo criar aves en invierno y verano”. En este momento se consideró la necesidad de lograr autonomía en la adquisición de recursos (cabe aclarar que hasta el momento el equipo técnico asumía la compra y pedido de presupuestos). Desde la propuesta técnica

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y, tal lo sostenía el plan de asistencia técnica de ese año, el objetivo era fomentar la autogestión del grupo. Esta visión se trabaja también porque a nivel de intervención institucional, el PSA cambia al enfoque socioterritorial y ya no se abordan grupos PSA sino que se encara la intervención a través de equipos socioterritoriales. A sólo cuatro meses de la inundación de Sauzal Bonito, en noviembre de 2006, se realiza la primera feria de la temporada con cerezas y pollos. Esa pasó a ser considerada por el Grupo como “la primera feria” porque es a partir de esta que se continuó yendo sin interrupción hasta la actualidad. A medida que aumenta la participación en la feria y surgen nuevos problemas a resolver, desafíos o proyectos, el acompañamiento del equipo técnico fue fundamental para poder superar algunos obstáculos.

Una apuesta a las acciones colectivas En mayo de 2006 ya se había realizado una Asamblea especial en la cual lo/as productore/as junto con los técnico/as elaboraron un Reglamento para organizar el funcionamiento de la Feria en base a la experiencia surgida de las primeras 18 ferias y de los acuerdos que se fueron generando en cuatro asambleas previas. Desde que se constituye el Grupo de la Feria Sauzal Bonito se reúne en asamblea el primer martes de cada mes a las 10:00 de la mañana y de forma ininterrumpida. Todos los productores del grupo y el resto de la comunidad conocen esto por lo que nadie puede decir que no participa porque no sabía el día de reunión. En las asambleas se pueden hacer propuestas para mejorar el funcionamiento, se debaten, aceptan o rechazan luego de una votación, quedando asentado en el libro de actas con carácter de reglamento a partir de ese momento. Además, es el espacio donde se van acordando precios mínimos de los productos (en base a un cálculo de costos de producción); parámetros de calidad y presentación de los productos. El año 2007 es un año emblemático porque se discute y se reafirma en un reglamento escrito, todos los acuerdos que fueron madurándose en el grupo y que ya existían de hecho. Cabe destacar que todo este proceso se desarrolló en el marco de una organización sin personería jurídica hasta la fecha147. Como destacó una productora: “Todo este trabajo se hizo con los técnicos pero siempre dijeron que no iban a imponer nada”. En este proceso, lo/as productore/as señalan que los técnicos tienen voz pero no tienen voto en las asambleas. Para el grupo es destacable que, a diferencia de otras organizaciones, no cuenta con una Comisión Directiva. La autoridad máxima es la asamblea. No se cobra cuota de socio “se podría decir que la asistencia a la asamblea es como pagar una cuota mensual al grupo. El que menos tiene está en las mismas condiciones que el que tiene más”. El Reglamento establece cómo funciona el Grupo de la Feria. Allí se reafirma que la máxima autoridad es la asamblea, espacio que es coordinado por lo/as productore/as en forma rotativa o por los técnicos. Las asambleas son abiertas a todos los temas que surgen, se discuten y acuerdan por mayoría las soluciones. Las distintas comisiones informan a la asamblea de las tareas realizadas. Se presentan las solicitudes de crédito y la asamblea vota si se aprueba o no. Los productores pueden aportar ideas para mejorar el funcionamiento del grupo. Los técnicos informan al grupo sobre su tarea y ayudan en la planificación de la producción; se fijan las fechas de capacitaciones y son el canal de comunicación con la Subsecretaría de Agricultura Familiar y otras instituciones. En cuanto a la Feria, el reglamento establece que los productos que se comercializan deben ser locales “Producidos y/o elaborados en Sauzal Bonito”. Además, la condición para venderlos es que todos los productos elaborados y los de origen animal deben ir etiquetados, señalando datos del productor, fecha de faena o elaboración y precio. Para poder comercializar sus productos en la feria lo/as productore/as deberán asistir a una asamblea; solicitar autorización al grupo; notificarse del reglamento y estar de acuerdo en cumplirlo. En caso de ser autori147 Actualmente está en trámite su conformación como Cooperativa Agropecuaria de Consumo, Vivienda y Comercialización Grupo La Feria de Sauzal Bonito Ltda. (Acta constitutiva Noviembre de 2010)

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zados deberá inscribirse en el padrón de feriantes. Este Padrón de Productores se implementó en Febrero de 2010 por exigencia de la Dirección de Bromatología de la Municipalidad de Plaza Huincul. En caso de inspección sólo pueden estar dentro del predio de la feria los productores inscriptos y no pueden tener productos no declarados. El control se realiza por ejemplo en la cadena de frío. Los productos como pollo, carne de chivo, cordero, vacuno deben ser llevados en conservadora con hielo. En los controles la temperatura no debe superar los 5º C para pollos y 7º C para otras carnes. El grupo cuenta con un termómetro pinchacarne digital para hacer los controles en la feria y un encargado de realizar la medición de temperatura. Por ejemplo, establecen también que el producto humita deberá ir en conservadora y el feriante deberá entregar una unidad al azar a las personas encargadas para su control.

Reglamento y comisiones El Reglamento del Grupo establece y organiza comisiones especiales de control y organización de la feria: • La Comisión de control de precio y calidad, está integrada por dos productores. Controla etiquetado y presentación de los productos. Mide la temperatura de productos como pollos y carnes; informa las irregularidades al grupo en la asamblea mensual. Acompaña al inspector de Bromatología durante las inspecciones y controla que se cumpla con el precio mínimo. • La Comisión de transporte: está formada por dos productores. Realizan el cobro de pasajes. Manejan un fondo de transporte; pagan gastos del colectivo como combustibles y reparaciones menores. “Artículo 9º: En el viaje a la feria tendrán prioridad los productores. Artículo 10º. Podrán viajar 2 (dos) personas por puesto al precio convenido. En caso de viajar más de 2 personas, cada una de las adicionales abonará el doble del importe fijado para los productores”. (Reglamento del Grupo de la Feria de Sauzal Bonito).

Fondo rotatorio El Grupo de la Feria elaboró con los productores y el equipo técnico un proyecto para implementar un Fondo Rotatorio. La idea fue que la organización manejara un fondo que permitiera otorgar préstamos a los productores y para inversiones grupales apuntando a mejorar la producción tanto en cantidad como en calidad con el objetivo de abastecer mejor la feria semanal. De esta manera crearon un reglamento que establecía por ejemplo que, del total del Fondo, un 70% es destinado a créditos, el 30% restante es para financiar emprendimientos grupales y compras conjuntas de alimentos balanceados; adquirir una computadora portátil y una impresora; sillas para las reuniones; conservadoras; termómetro pinchacarne para la Comisión de Control de Calidad; ladrillones, alambre tejido, cortinas, insumos para riego por goteo, mesas para la feria, etc.

Comisión Evaluadora del Fondo Rotativo El fondo se administra a través de una Comisión elegida por la asamblea e integrada por un Tesorero, cinco representantes de los Productores y un técnico (tiene voz pero no tiene voto). “La parte destinada a créditos en una primera etapa será destinada a productores del grupo que participen de las actividades, como reuniones, ferias, capacitaciones, y que estén produciendo. En la primera etapa será utilizada sólo para lo relacionado con la producción y que tengan emprendimientos funcionando. La otra parte del dinero se utilizará para inversiones o emprendimientos comunitarios.

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Ej.: Mejoramiento al transporte a la feria, sala de faena, compras de herramientas para uso comunitario.” (Reglamento del Fondo Rotativo). El Grupo tiene una cuenta de ahorro especial en el banco a nombre del Tesorero y dos Representantes de los Productores. También se creó una Comisión Revisora de Cuentas integrada por 2 representantes de los productores. Es interesante destacar las condiciones para acceder al crédito del Fondo Rotatorio porque articulan requisitos de participación, producción/comercialización y también ratifican la horizontalidad de las relaciones. Del reglamento se destaca el acuerdo de que el beneficiario/a sea parte activa del grupo de la feria, entendiendo que debe participar de las asambleas (al menos 60% de asistencia) y la feria semanal (al menos 50 % de asistencia). Las personas que no participan del grupo pueden solicitar también un crédito, pero con presentación de un garante y la aprobación a criterio del grupo. Los créditos se otorgan hasta un máximo de $ 3.000 por grupo familiar y se destinan sólo para: infraestructura e inversiones prediales, insumos o una combinación de ambos. El reglamento contempla y responde a este criterio de horizontalidad y apoyo a la comercialización conjunta: los porcentajes de interés se aplicarán en función de la condición en la que se encuentre cada beneficiario. Será mucho menor si las personas viven sólo de su emprendimiento o reciben un plan social que aquellas que son empleados o tienen otros ingresos como jubilación. También las cuotas para la devolución se acuerdan con cada solicitante, incluyendo plazos de gracia para iniciar el pago. El Fondo Rotatorio cuenta con una Comisión Evaluadora que recepciona las solicitudes y analiza si el solicitante cumple los requisitos aprobados por la asamblea. Toda evaluación para otorgar los créditos así como la información periódica de los créditos otorgados y el avance de los proyectos, nivel de cumplimiento y morosidad se realiza ante la asamblea. Luego la comisión presenta la solicitud al grupo en una reunión con todos los datos importantes de los trabajado para que el grupo decida por mayoría si otorga o no el crédito. Para garantizar la transparencia y equidad, se realiza un seguimiento detallado de las facturas presentadas y se acompaña las obras de infraestructura y mejora predial en terreno. (Tomado del Reglamento del Fondo Rotatorio, 2007). El fondo también le ha permitido al grupo establecer reglas para las compras conjuntas destinadas a alimento balanceado y a bajar los costos para lo/as productores/as que integran el grupo. Para esto también se puso en funcionamiento, desde el año 2008 un depósito de alimentos balanceados en un lugar ofrecido por un productor. Un segundo depósito se sumó en 2009 para que los productores más alejados tuvieran uno más cerca. Este depósito tiene también sus condiciones: se vende sólo a gente del grupo y el alimento está destinado a pollos, gallinas, cerdos, vacunos, conejos y también alimento para perros (maíz, avena, trigo para mote y ñaco, semitín, también harina). Antes, el productor debía comprar el alimento en Cutral Co (distante a 50 km) cada uno por su cuenta lo que encarecía mucho los costos de producción. El grupo también comparte un botiquín para aves con los elementos más necesarios. Organizaron un Plan de vacunación contra el Tifus aviar y, cada 6 meses, vacunan todas las aves posibles del paraje. También cuentan con un Botiquín para vacas, chivos, ovejas, caballos, cerdos. Se implementó, además, un Plan de vacunación para rumiantes y cerdos y la compra de elementos de riego por goteo.

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Transformando relaciones (o cuando la balanza se equilibra) El Reglamento del Fondo Rotativo formaliza las relaciones del grupo como horizontales. De hecho, este reglamento surge del acuerdo de todo/as en los talleres que se realizaron para redactarlo. De esta manera, las asambleas se reafirman como el espacio de toma de decisión en forma igualitaria. No hay liderazgos ni jerarquías, todos participan en igualdad de voz y voto con la coordinación rotativa de los mismos miembros del grupo: “Si antes no estaban (los técnicos), no se hacía la asamblea. Ahora igual se hace la asamblea y coordinan los productores” Es interesante destacar aquí cómo el trabajo sobre la organización, pero particularmente sobre las relaciones igualitarias y horizontales, se trabajaron en las asambleas. También hubo talleres que fueron marcando hitos dentro de este proceso. En 2007 se realizó un Taller de trabajo con acompañamiento de los técnico/as hoy recordado por todo/as como el “Taller de los sueños”. Allí los participantes debían plantearse y responder preguntas como: ¿cómo sueña el Grupo a su comunidad? y ¿Cómo nos gustaría que fuera Sauzal Bonito? Para mucho/as esto puso marcas y explicitó el sentido del Grupo y la visión de futuro: “...se planteó soñar cual sería el ideal de nuestra comunidad teniendo en cuenta la salud, la educación para nuestros hijos y para nosotros también, cómo debería ser nuestra producción, donde nos gustaría emplearnos, de qué quisiéramos vivir, cómo tendría que ser nuestro río, el suelo, su flora y fauna, con qué servicios deberíamos contar, como deberían ser nuestras calles, nuestros edificios, nuestros espacios comunitarios...” (Acta del Grupo de la Feria, Sauzal Bonito, 19 de junio de 2007). Las conclusiones de ese taller se sintetizan en las siguientes visiones compartidas: “ • Acceso a la Tierra • Salud: acceso a médicos especialistas • Educación: acceso a educación media y motivadora a quedarse en su tierra (jóvenes). • Producción: Agro ecológica - continua-diversificada - cantidad - calidad - sostener la feria - autogestión. • Bromatología: sala de conservas - matadero rural - capacitación. • Riego: eficiente y barato. • Comisión de fomento: formar parte de las decisiones • Transporte: colectivo • Servicios e infraestructura. • Emprendimientos no agropecuarios” (Presentación power point del Taller Provincial de Género, Zapala, 2010)

SITUACIÓN ACTUAL La feria: espacio de encuentro y crecimiento En la feria se puede comprar de todo: La mayoría de los compradores esperan la llegada de los productores/ as todas las semanas y desde hace años: “hay que pensarlos como de la misma familia y hay que cuidarlos. La gente de Plaza Huincul nos conoce y nos espera”. Gran parte de los compradores tenían algún grado de vinculación histórica o familiar con el campo y existe una fuerte demanda de todo aquello que es de tipo casero o de chacra. Compran porque buscan los productos caseros, de buena calidad “Yo le llevo pollo a mis nietos”. “Los productos son frescos y sanos del día”, son los testimonios de algunos clientes. Para quienes vienen semanalmente a comprar “destacaría que los productos son frescos y destacaría que tienen que traer más productos porque si llego tarde no encuentro”. Casi no hay reclamos de los clientes, pero ante una queja se exige primero que tenga la etiqueta; en general lo resuelve el feriante y luego se informa en la asamblea.

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El área de Bromatología dependiente del Municipio de Plaza Huincul inspecciona periódicamente la feria y permite la venta de productos cárnicos que se lleven en conservadoras y que mantengan las temperaturas correspondientes. Para los productore/as de la feria ha mejorado la producción, se incorporaron carteles, la infraestructura general. Hoy todos cumplen con el reglamento, etiquetas y embolsado. Esto es un avance porque ha llevado extensas discusiones en la asamblea hasta lograr el acuerdo colectivo. Hoy ya es posible empezar a pensar y trabajar más en la publicidad y la promoción, la imagen de los productos, mejores etiquetas. Para los clientes “Se conoce la feria en mi barrio pero sería bueno más propaganda” (cliente de Plaza Huincul). Armar la feria todas las semanas a 48 km de Sauzal Bonito implica un esfuerzo y sacrificio que el grupo ha resuelto con el colectivo que la comuna puso a disposición para hacer el traslado de productos y de los feriantes. Sin embargo, el colectivo suele romperse, ya es viejo y los miembros del grupo no lo sienten como propio. Actualmente están gestionando un proyecto para la compra de un minibus. Mientras, el reglamento de la feria especifica claramente los costos -que se actualizan periódicamente- y las condiciones para viajar y la Comisión de transporte administra el fondo de transporte. La dificultad se vuelve, una vez más, oportunidad de organización y solidaridad: “...una vez que se rompió el colectivo en invierno, salí con mi chata y Gilberto con la suya a llevar a los que más pudimos a la feria. Hacía mucho frío”. Incluso, señalan, ya hace un año que al colectivo lo está manteniendo el grupo, con reparaciones y el combustible. Todos los gastos que tiene el colectivo los solventa el grupo. La feria se ha convertido en el sustento, los ingresos mejoran y la vida se lleva mejor. “Ahora los viernes cuando me quedo sin pollos lo extraño porque ayuda mucho a la economía de la casa. Con la plata de la feria me he podido comprar varias cositas como una balanza, una hielera y varias más y ahora la jubilación me alcanza un poco más” “Me benefició mucho. Ahorré y pude comprar un auto y una moto para mi nieto”.

“Aprendimos a organizarnos” El grupo se ha mantenido estable en los últimos años, sin embargo alguna gente del pueblo se fue sumando mientras que otra se retiró del grupo: “Tenemos que darle oportunidad a todos cumpliendo con todo lo acordado, ir a la feria y asistir a las asambleas”. Igual se presentan malestares para cumplir con los acuerdos y distribuir tareas y cumplir compromisos. “Hay varios que quieren seguir, van a la feria al momento que tienen productos y después no van. Siempre es una discusión porque van por oportunismo. Los demás están sosteniendo la feria...Los que pasaron por el grupo le dan importancia pero los que no, no les importa porque viven de un sueldo”. Así el grupo se fue constituyendo con gente que se suma y gente que se va. Algunos se fueron por los límites que imponía el reglamento y otros se suman por la organización. “Fuimos pioneros en la feria, llevábamos pollos, además participábamos activamente de todas las actividades del PSA. En la emergencia (por la inundación) sentimos que no tuvimos apoyo de la organización”. Otra productora explica que “la gente no se suma por el reglamento. Ven que no lo pueden cumplir. A mí me gustó que sea así, que se cumpla.” Por otro lado, quienes ya no participan del grupo sienten que la feria está parada “no sé en qué se equivocan”. Las nuevas incorporaciones –especialmente los jóvenes– generan dudas y discusiones porque no logran entender o adecuarse a esta lógica de relación. “Cuando no nos ponemos de acuerdo en algo discutimos y votamos por mayoría”. Incluso para algunos miembros ahogan tantas reglas “el reglamento y las condiciones expulsan gente y no suman....hay mucho egoísmo”. Sin embargo, los mismos reconocen que en Sauzal Bonito no hay espacios comunitarios y por eso respetan al Grupo de la Feria: “está más organizada que la Comisión de Fo-

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mento y que la AFR (Asociación de Fomento Rural) y es el único espacio de encuentro de la comunidad de Sauzal Bonito”. A futuro ven que el Grupo de la Feria se puede sostener, pero no desconocen los problemas que la comunidad enfrenta, como los problemas de agua y de canales. En este sentido el grupo manifiesta su preocupación por la poca acción del gobierno local: “La comuna no tiene proyecto productivo, no hay camión ni máquinas para el canal, mientras otras comunas tienen hasta trafic propia. Antes al menos trabajaba en el taller, pero ahora voy algunas horas a hacer cualquier tarea, pero en general los empleados de la comuna cobran pero no cumplen horario de trabajo porque no hay actividades”. Sienten que este vaciamiento atenta también contra esta forma de sostener igualdad, la situación política actual: la comuna definió subsidiar a los jóvenes con 700 pesos por mes y para el Grupo esto jugó en contra de la producción y la incorporación de las nuevas generaciones a la actividad productiva. Un dato que marca el lugar que ha logrado el Grupo de la Feria dentro de la comunidad es que la feria cubre acciones que debería hacer la comuna. Así es que en las asambleas aparecen temas que van más allá de la organización y la comercialización. De alguna manera, el grupo es también un espacio de contención social. “Hay cosas y discusiones internas también”. Pero siempre reconocen que ante las diferencias de opiniones la discusión y la votación son respetadas “Cuando no nos ponemos de acuerdo en algo discutimos y votamos por mayoría”.

“Hay un orgullo en la Feria” El grupo ha sostenido las relaciones a través del mantenimiento de las asambleas mensuales y los acuerdos que allí surgen. El reglamento de la feria además es explícito en cuanto la asignación de los bienes grupales del grupo. “Art 14: “Todas las compras realizadas con dinero asignado al Grupo serán bienes grupales”. “Si el grupo sigue trabajando como hasta ahora, va a crecer. El problema es de producción y no de organización. El grupo te permite pelear en conjunto, para sacar cosas entre todos y no en forma individual. Hay gente que cuestiona las asambleas porque pelean, pero ahí se discute y resuelven las cosas importantes”. Las relaciones en la comunidad se transforman también con el Grupo de la Feria: “Nos visitamos más y nos vemos los viernes en la feria y conversamos. Con los que están más cerca nos ayudamos en lo que podemos”. Pero este crecimiento interno se cruza con las relaciones en la comunidad que atraviesan un momento muy difícil. Al momento de hacer esta sistematización, el escenario político está redefiniéndose. Actualmente no hay claridad en la elección del nuevo comisionado de fomento y siempre se dirime entre personas que históricamente han ocupado el cargo. “El pueblo es muy difícil y no aprovecha las oportunidades que se le dan. La mitad entra por oportunismo pero también todo los días se aprende de la gente que compra y enriquece a los feriantes, van escuchando las sugerencias”. Pero hoy la situación que más preocupa es la de los jóvenes: “Los jóvenes no quieren seguir produciendo... el Grupo de la Feria sigue con los grandes pero no con los chicos”. Las posiciones están divididas: algunos ponen la esperanza y apuestan a hacer crecer el grupo con los jóvenes. Para otros, los jóvenes no quieren trabajar. “Pero fijate que acá se le ha dado oportunidad a mucha gente, acá no se le cerró la puerta a nadie y cuántos entraron a participar, y cuánta gente ha abandonado porque creen que es llegar y criar pollos, llegar y hacer todas las cosas...No, porque acá se les ha dado oportunidades”.

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LECCIONES APRENDIDAS “Ahora falta la ampliación” Durante el taller grupal realizado en el marco de la sistematización, los productores y productoras del Grupo de la Feria acuerdan que, por ahora, no cambiarían nada del grupo. “Solamente queremos tener ganas de trabajar y (seguir) manteniendo nuestra feria como hasta ahora y con mucha más producción. Y que se sigan sumando más feriantes compartiendo nuestra idea”. Los feriantes pretenden seguir produciendo pollos, lechones, verduras pero saben que tienen que evaluar y resolver el aumento de la producción, las variedades y demandas de los clientes. Pero sobre todo, atraer más a los jóvenes de la localidad “para trabajar la producción con responsabilidad y ganas de trabajar ya que se cuenta con asesoramiento técnico”. Destacan que la feria es una alternativa que no había en el lugar. Sobre todo señalan que crecerá en tanto haya ganas de trabajar: “Los que quieren trabajar pueden hacerlo y si participan de la organización, cuentan con créditos, cuentan con el espacio de comercialización de la feria, cuentan con un transporte que estamos tratando de cambiar, pero que también se consiguió a través del grupo”. Saben que llegó el momento de cambiar el transporte “porque es viejo y porque no es nuestro”. Pero reafirman continuar con el asesoramiento técnico; haciendo compras conjuntas; comprando pollos para todos; con las asambleas mensuales, el fondo rotativo ampliando los créditos, seguir con la producción pero con más variedades. Aumentar la producción, cambiar el colectivo, ampliar la variedad de productos, mejorar el espacio de la feria son temas que saben que continuarán trabajando y resolviendo porque hay algo más que define este objetivo de vender en conjunto: “A nosotros nos tienen bien mirados más que nada por el respeto que hemos tenido siempre. O sea, hemos respetado tanto a los comerciantes de Plaza Huincul como nos hemos respetado a nosotros mismos”. “Yo no cambiaría nada, lo dejaría igual. Por ahí sí tener un lugar propio para no seguir en la ruta...lograr un local propio, la gente sabe encontrarla (a la feria)” Sienten que pese a todo, el grupo ha ganado fortaleza y están tirando para el mismo lado.

“El grupo está fuerte” Del paso de los grupos del PSA a la formación del Grupo de la Feria, sienten que la organización se puede mejorar. Pero haber convertido esos grupos en la organización actual, significó incluir, igualar. Porque mucha gente que hoy está integrando el Grupo de la Feria no podrían haber estado nunca en el grupo por las exigencias de perfil de beneficiario de PROINDER-PSA. Sin embargo y paradójicamente, la primer crecida del río más que un obstáculo o barrera se convirtió en la posibilidad de crecer ya que gracias a los subsidios por emergencia tomaron la decisión de integrarse en igualdad de condiciones. El Grupo está abierto a cualquiera que quiera estar y trabajar, sólo tiene que poner de su parte y demostrar que está en condiciones de hacer el esfuerzo que todos hicieron. Las puertas están abiertas. “Pasa que muchos no se acercan porque por ahí no están dispuestos a cumplir las reglas”. “Es una forma que va bien, es un grupo organizado....Nos sentimos bien porque vamos a la feria que es una gran cosa y somos parte del grupo porque vamos a las asambleas y cuando necesitamos sacamos un crédito”. También sienten que el aprendizaje fue de la organización: “Aprendimos varias cosas: como trabajar los pollos. Aprendimos a organizarnos para comprar”. Además, la organización permitió resolver los problemas que se iban presentando para el grupo. La Asamblea es el espacio para exponer las inquietudes de todos y todas: “Es bueno descargar todo lo que uno quiera en el grupo… no hablar afuera”.

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Todo/as evalúan que el grupo está fuerte porque están “tirando para el mismo lado”. El tema de los jóvenes, sin duda, marca uno de los claroscuros de esta organización. Reconocen que la mayoría es gente grande que está en el grupo y necesitan la generación de recambio, pero la experiencia de sumar jóvenes a veces la sienten como un fracaso. “Eso lo incorporamos nosotros, le dimos el crédito nosotros, lo cuidamos y nos fracasó… nos fracasó a todos nosotros porque nosotros le dimos el crédito… lo apoyamos, lo votamos para darle el crédito… por eso hay que saber qué intenciones tiene…” Sin embargo, no pierden las esperanzas: “Decimos no tenemos jóvenes pero en contrapartida tenemos una realidad donde a los jóvenes se les paga para que no piensen en un futuro mejor (para vivir). O sea, nosotros como grupo en realidad estamos luchando contra eso. Porque tranquilamente podríamos integrar a los jóvenes como productores. Yo pienso que ese es un objetivo que como grupo deberíamos darnos: ver como los jóvenes se suman a la parte productiva que estamos haciendo nosotros porque no vamos a estar toda la vida. La idea es que los jóvenes que van a ser el futuro puedan aprovechar esto”.

Fuertes por la unión Estar juntos, sostener la asamblea, colaborar entre todos, mantenerse unidos. Esta parece ser la clave de un grupo que a lo largo de su trayectoria ha cambiado mucho. Pero no hay dudas: al momento de decir que la unión, las reglas claras y el respeto entre todo/as sostuvo al Grupo de la Feria como organización. “Cada uno tiene su modo de pensar y por ahí podemos discutir y todo, pero al final acordamos lo que la mayoría quiere y lo respetamos y eso es lo que para mí es lo distinto”. Lo que marca la diferencia, como organización, son las relaciones horizontales que son las que permiten pensar que dentro del grupo puedan convivir personas que tienen distintas opiniones y distinta capacidad económica. En una localidad como Sauzal Bonito que se ha sentido fragmentada y hasta a veces abandonada por las instituciones oficiales, la organización que han logrado los vecinos que integran el Grupo de la Feria es un valor que trasciende al grupo, es comunidad. “Yo estoy acá en el grupo porque me gusta...Y un poco que estoy apostando a esto porque yo quiero ver distinto a Sauzal Bonito, no es que lo vea así como está. Lo quiero ver mejor, nada más”. Saben y respetan que cada uno guarda una razón por la que llegó y está en el Grupo de la Feria. Pero a la larga la unión, el respeto por la igualdad y las ganas de trabajar definen a esta organización y su proyecto de comercialización conjunta. Coinciden en que si hoy no estuviera el grupo muchas cosas que hacen como grupo no estarían: ya el colectivo no lo estaría manejando por el grupo, no habría un depósito de alimentos, no se haría el plan de vacunación, no habría créditos. “Para mí el grupo funciona. Pasa que por ahí hay que ponerle bastante ganas, para que esto siga, entre todos”. Incluso quienes se fueron del grupo no lo creen definitivo: “no decimos que nunca más volvamos. A futuro quizás. No tenemos vínculo con otros de Sauzal así que no tenemos visión. A nivel comunitario no está mal.” El Grupo de la Feria se sostiene sobre mucho más que la comercialización conjunta y el trabajo organizativo. Hay orgullo en el camino recorrido y los logros que hoy sienten ganados: “Antes ni nos conocían…No salíamos ni en los mapas. Pero por lo menos figuramos a nivel provincial y a nivel nacional”. Las relaciones horizontales que sostienen a la organización y a este proceso de comercialización conjunta está hecho de diálogo y encuentros: “Cuando nosotros hemos salido a encuentros les gusta como se trabaja en el grupo y es como por ahí también muchas veces hablamos con la gente: que no es todo color de rosa este grupo. Hay discusiones, hay diferencias, por suerte se llega siempre acá, seguimos unidos..hay diferencias...pero dentro de todo somos un poquito un ejemplo para la gente de afuera”. Hay más que organización: hay comunidad. En el taller grupal alguien dijo que los había unido la pobreza... Muchas veces habrán escuchado lo/as pequeños agricultores decir esto. Se organizan porque son pobres, porque tienen necesidades. Pero no es esto lo que comparten en el Grupo de Sauzal Bonito: “Yo escuché

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hablar de la pobreza y a mí me dio rabia escuchar de la pobreza, si no somos tan pobres. Esto se ha hecho con el puño trabajador, porque nosotros hemos trabajado” Trabajo y algo más. ¿Por qué hacerlo juntos si se puede trabajar solo en la chacra? ¿Por qué seguir juntándose? ¿Por qué apostar por una organización horizontal? Nos preguntamos una y otra vez durante la sistematización: Porque es posible. “Porque es posible organizar un proyecto colectivo y esperar que las cosas cambien”. Porque la comercialización conjunta, la organización y las relaciones horizontales demuestran que se puede cambiar la realidad.

Bibliografía • Acta constitutiva Cooperativa Agropecuaria de Consumo, Vivienda y Comercialización Grupo La Feria de Sauzal Bonito Ltda, Neuquén, 2010. • Acta del Grupo de la Feria, Sauzal Bonito, Neuquén, 19 de junio de 2007 • Monitoreo PROINDER, Neuquén, Septiembre 2004. • Reglamento del Fondo Rotatorio, Sauzal Bonito, Neuquén, 2007.

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Capítulo XXI

Provincia de Río negro La vivienda como uno de los elementos fundantes del sistema campesino; abrazada a la producción, la organización, la familia, la cultura y la tierra EQUIPO • Pablo Losardo (Referente de Capacitación) • Graciela Machiñena (Técnica territorial zona Maquinchao) • Alejandro Fornasa (Técnico territorial zona Ing. Jacobacci) • Analía Arpes (Referente provincial de Sistematización) • Ernesto Fuentes Molina (Técnico territorial zona Blancura Centro) • Enrique Meli (Técnico territorial e integrante de la Comunidad de Blancura Centro)

Introducción En Río Negro la experiencia seleccionada contempla el Mejoramiento de Vivienda Rural. El objetivo central planteado desde sus inicios fue intentar encontrar una metodología que nos permitiera trabajar sobre vivienda rural dispersa, con las herramientas habitualmente disponibles. El eje de Mejoramiento de Hábitat fue priorizado por esta Delegación debido a las demandas históricas de los productores y organizaciones. La primera experiencia la realizamos con la Comunidad de Blancura Centro (Línea Sur de Río Negro), donde se mejoraron 16 viviendas con aportes del Estado provincial y la asistencia técnica brindada en ese momento por el Programa Social Agropecuario. En el año 2009 repetimos la experiencia en la zona de Blancura Centro y sumamos otras dos zonas de la Región Sur rionegrina: Barril Niyeo y Kakel Huincul. Partimos de la base que lo que hay sirve por lo tanto las obras consistieron en ampliaciones, mejorar la aislación, los cerramientos de las viviendas e introducir nuevas tecnologías como las estufas rusas para eficientizar el uso de la leña. Definimos utilizar el barro y adobe como material central ya que es un recurso disponible en la zona, posee importantes propiedades como material para la construcción y los productores saben trabajarlo. Esto son aspectos claves dentro del proyecto porque tienden a revalorizar sus tradiciones y saberes. Los resultados en cuanto a la necesidad de participación de la organización, la logística implementada, las contrapartes involucradas, la metodología de trabajo y los materiales utilizados, la ejecución de las obras y el intercambio y adquisición de nuevas capacidades entre los participantes, demuestran la factibilidad de poder replicar esta experiencia en otras zonas de la provincia con otros actores. Recientemente se produjo una expansión importante de la temática a nivel provincial. En Zona Este –Valcheta y Ramos Mejía– y en la Zona del Valle de Río Negro existen demandas concretas las cuales abordamos de acuerdo a las problemáticas y al contexto de las mismas.

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Asimismo la metodología utilizada despertó el interés de otras instituciones como Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, INAI, Proderpa y ONGs. de la región.

Metodología en el proceso de sistematización Para iniciar el proceso de sistematización realizamos un listado con las experiencias más relevantes de la provincia; considerando la temática, el impacto, y la proyección, enmarcadas todas ellas dentro de los ejes de las Subsecretaría: Hábitat, Fortalecimiento Organizacional y Soberanía Alimentaria. Analizamos las opciones entre todos –Equipo técnico de Apoyo, Equipos Técnicos Territoriales y el Delegado Provincial– y definimos dar prioridad al tema de Mejoramiento de vivienda rural dispersa ya que representa una problemática relevante del sector, es innovadora por las tecnologías y metodología de intervención implementadas, rescata los saberes y tradiciones de los pobladores vinculados con la construcción de vivienda y es altamente replicable en el resto de la provincia. Una vez seleccionada la experiencia conformamos el Equipo Sistematizador integrado por cuatro técnicos territoriales, uno de ellos integrante de la comunidad Blancura Centro, el Referente de Capacitación de la SsAF, quienes fueron los que desarrollaron desde sus inicios la experiencia en terreno; y la Referente que acompaña el proceso de sistematización a nivel provincial. Una vez definido el eje: Hábitat-Mejoramiento de vivienda rural, en conjunto determinamos las dimensiones a considerar para la sistematización de la experiencia: demanda de los productores, metodología de intervención, técnicas utilizadas y rescate de saberes; realizamos una planificación de actividades y el modelo de entrevistas a realizar a cada uno de los actores involucrados: familias, organizaciones, capacitador e instituciones. Las entrevistas las realizamos a través de reuniones con cuatro familias participantes del proyecto; las tres organizaciones involucradas: Federación de Cooperativas de la Región Sur; Comunidad de Blancura Centro y Cooperativa Ganadera de Maquinchao; Referentes institucionales de la SsAF y el Referente en construcción natural. Con la información secundaria existente e información primaria generada en las entrevistas llevamos adelante la sistematización de la experiencia.

SITUACIÓN INICIAL Y SU CONTEXTO La experiencia está centrada en la Región Sur de Río Negro, específicamente en los parajes de Blancura Centro, Barril Niyeo y Kakel Huincul Esta zona abarca todo el Sur de la provincia, desde Dina Huapi por el Oeste hasta Valcheta por el Este y desde el límite con Chubut en el Sur a El Cuy por el Norte. Desde el punto de vista agroecológico se trata de una zona con clima árido y frío, con precipitaciones que van desde los 450 a 150 mm con gradiente de disminución hacia el Este. La temperatura media anual oscila en los 10 ºC. Con respecto a la fisonomía vegetal, se trata de una zona de estepa y monte, con algunos sectores de mallines. La principal actividad productiva es la ganadería extensiva, en su mayoría de ovinos y caprinos y la producción bovina en zonas húmedas. La región cuenta aproximadamente con 3.000 pequeños productores, pudiéndose agrupar el 90 % de la población dentro de los parámetros de Agricultura Familiar.

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Fuente: adaptado de M. Luquez. Ente Región Sur.

Uno de los problemas estratégicos del sector de la Agricultura Familiar en la zona es el desarraigo y el envejecimiento de la población. Entre los datos censales de 1991 y 2001, la población rural rionegrina desciende de 101.762 a 86.283 habitantes, mientras que en el mismo período la población urbana creció de 405.010 a 466.539. Es decir que mientras en 1991 el 25 % de la población era rural, en 2001 sólo el 18,5 % se mantenía en el campo148. Entre los elementos que consideramos centrales en esa decisión (migración) está la calidad de vida y dentro de esta, el contraste entre las comodidades de la vida urbana y la rural; esto incluye a la vivienda. “Muchos de nuestros asociados no viven en condiciones dignas. La vivienda mejorada contribuye a que la gente pueda quedarse en el campo o para que algunos puedan volver” (Federación de Cooperativas de la Región Sur, Ing. Jacobacci). En este sentido, desde la Delegación de Río Negro de la Subsecretaría, entendemos el hábitat y la vivienda como parte importante -fundante- del sistema predial, vinculada con la producción, la calidad de vida de la familia, la posibilidad de trabajo, la cultura y los saberes campesinos. En síntesis, como un elemento más del sistema que podrá, en conjunto y enmarcado en relaciones organizativas y dinámicas generacionales, ofrecer o no perspectivas alentadoras para la continuidad de la familia campesina. Para intervenir en vivienda necesitábamos desarrollar algunas pautas metodológicas, dadas las dimensiones complejas que presenta la temática, la lejanía entre las mismas y la formación promedio de los técnicos de la Subsecretaría, mayoritariamente agropecuaria. Hacer un aporte metodológico en ese sentido fue el objetivo central de esta experiencia. Como mencionamos anteriormente, el tema de vivienda fue un emergente durante mucho tiempo. El sector nos reclamaba trabajar en esta cuestión y, por distintos motivos, no lográbamos articular una respuesta.

148 Báez, Marcela (2005): Caracterizaciones generales de la Provincia de Río Negro, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ciencias Económicas.

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La oportunidad de poder abordarlo estuvo dada por varios factores: • Los cambios institucionales, se pasa de la estructura de Programa Social Agropecuario a la de Subsecretaría de Agricultura Familiar donde, además de sistemas productivos, se plantea la necesidad de intervenciones más amplias e integrales. • Ahora estamos los técnicos permanentemente en territorio. • El trabajo con las organizaciones de las zonas. • Alguna aproximación nuestra al tema con la experiencia en Blancura Centro en los años 2006 - 2007. • La sistematización de datos de vivienda de Proinder realizada desde el área de capacitación de la Subsecre taría de Agricultura Familiar Delegación Rionegro. • El entablar contacto con personas idóneas en construcción natural.

SITUACIÓN DE INTERVENCIÓN El objetivo central de la experiencia fue intentar encontrar una metodología que nos permitiera intervenir en el tema de vivienda rural dispersa con las herramientas habitualmente disponibles en la Subsecretaría de Agricultura Familiar. ¿Qué interpretaciones y criterios operaron sobre el diseño de la experiencia? Las interpretaciones fueron varias y diversas, con las cuales fuimos construyendo una hipótesis: • La vivienda es uno de los hechos materiales determinantes del poblamiento rural en la zona: no hay pobladores sin vivienda en el medio rural. Apoyamos esta intuición en la información de vivienda obtenidos a través de la sistematización de datos del Proinder. Surge de esto que nadie alquila en el campo, si no hay vivienda no hay población rural. viviendas rurales (sobre 194 familias) n3% n2%

n2% n 15 %

n 15 % n2%

n 61 % n Alquilada n Cedida a cambio de especies o servicios n La heredó, se la regalaron o se la prestan

n Otro (cuál) n Propia y la está pagando n Propia y totalmente pagada n Estaba deshabitada y la ocupó

Fuente: Elaboración propia- SsAF Delegación Río Negro. Base de datos F1 de los proyectos Proinder.

• Esto además tiene una significación adicional y central para nuestra experiencia: las casas que hay sirven. Por lo tanto la estrategia será mejorar lo que hay.

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• Una última certeza es que esas casas son en su mayoría de adobe y autoconstruidas. Lo que implica que la gente sabe construir y sabe manejar el adobe y el barro. Esto definirá, en nuestra experiencia, el barro y adobe como material central y la autoconstrucción como herramienta clave del proyecto. MATERIALES PARA LAS VIVIENDAS Sobre 194 viviendas

n5%

n1% n3%

n 49 %

n 42 %

n Ladrillo, piedra, bloque n Adobe y/o piedra

n Madera n Otros

n Chapas de metal o fibrocemento

Fuente: Elaboración propia- SsAF Delegación Río Negro. Base de datos F1 de los proyectos Proinder.

• Conocíamos además técnicas modernas de construcción natural con adobe y barro, lo cual nos permitió armar capacitaciones y mejorar la construcción natural tradicional. El punto de anclaje de los nuevos criterios eran la experiencia y el material que toda la vida habían usado los pobladores para construir. • Otro tema central que planteamos era articular con las organizaciones, siendo el acuerdo con las mismas el escenario de trabajo básico. • Cualquier financiamiento no debía superar los $ 6.000, equivalente a u$s 2.000, disponibles desde Proinder149. • Era necesario contar con contrapartes de las organizaciones y las familias. • Era necesario enmarcar esta experiencia dentro de la idea de mejora del sistema campesino. Esto quiere decir, ver la vivienda como una parte más del mismo. El cual debe ser abordado sistemática e integralmente: producción-familia-organización-redes sociales- comercialización, etc., para contribuir al arraigo de la población. Nuestra intención fue encontrar una metodología de trabajo para el “elemento vivienda” dentro del sistema campesino cuando la vivienda sea el punto critico del mismo. • El equipo estaría conformado por los técnicos territoriales, se agregaría la presencia de un idóneo en construcción natural en momentos determinados, coordinado desde el área de capacitación de la SsAF. Con todo esto y rescatando el objetivo de encontrar una metodología de trabajo, diseñamos la experiencia de la siguiente forma: Elegimos tres zonas en las que intervienen cuatro técnicos de terreno y tres organizaciones. Los elementos a combinar para encontrar una solución se basaron en cuestiones concretas: recursos disponibles, despliegue 149 Este monto es el máximo que podían recibir por familia a través de esta línea de financiamiento. Tomamos el monto de PROINDER como referencia por considerarlo representativo de los montos promedios disponibles en las distintas líneas de financiamiento a las cuales tenemos acceso.

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territorial de la Subsecretaria, las organizaciones existentes y los saberes y tradiciones del sector en el tema de construcción de viviendas. Con ellos planificamos y organizamos una experiencia piloto que permitiera poner en valor algunas de estas ideas, dimensionarlas, llevarlas a la práctica, evaluar y sacar conclusiones. Definimos cinco mejoras en cada paraje, lo que involucraba un total de 14 familias y la construcción de un Salón Comunitario en Blancura Centro. “La decisión plantea también un escenario a futuro, en el que esperamos que las organizaciones involucradas den otra escala a la demanda por recursos y esto, a su vez, permita avizorar un horizonte diferente en lo que hace a la dignidad de vida en el campo. Se intenta demostrar que es posible resolver el tema vivienda con recursos escasos, siempre y cuando el involucramiento de las organizaciones sea fuerte, y las respuestas del estado acordes a esta necesidad vital”. (Carlos Irasola, Delegado Provincial Subsecretaría de Agricultura Familiar Río Negro) La idea de dividir la experiencia por parajes e incluir distintos escenarios, distintas organizaciones y distintos compañeros de la Subsecretaría fue para minimizar factores locales e individuales que, por exceso o defecto, nos hagan sacar conclusiones no generalizables. La metodología para implementarla fue la siguiente: acuerdos de trabajo con la organización en cuestión, definición de casos, partes y contrapartes, y en función de eso definir qué podríamos hacer juntos y qué no. Las primeras discusiones fueron con las organizaciones; buscamos un escenario de trabajo conjunto, enmarcando el tema de mejoramiento de vivienda dentro de la problemática estructural del sector. Definimos criterios para la selección de casos, en ese momento la discusión recae sobre la búsqueda de marcos estratégicos para tomar el tema y separarlo de la “demanda” desde únicamente la necesidad ya que no era la intención de la Subsecretaria hacer un programa por producto sino tomar la vivienda como parte del sistema campesino. Uno de los riesgos era ser visualizados como un programa que se dedicaba a la refacción de casas. Es decir, a la demanda hemos tratado de darle algún contexto donde la perspectiva de mejora de la vivienda se traduzca en oportunidad de arraigo, desarrollo y mejora del sistema en general. Los criterios que acordamos conjuntamente con las organizaciones fueron los siguientes: • familia de agricultores familiares • que vivan en el campo • con voluntad de trabajo y de contraparte • que vivan de la producción • y que presenten problemas de vivienda. Establecidos estos criterios, las organizaciones definieron los casos que formarían parte de la experiencia. De esta etapa salieron los esbozos de planes de trabajo. “Discutimos y acordamos trabajar en forma conjunta con la SsAF. También acordamos con las cooperativas de la federación los criterios para proponer las familias a participar. Entre todos decidimos priorizar las familias con jóvenes y niños” (Federación de Cooperativas de la Región Sur, Ing. Jacobacci, Río Negro). Las visitas se realizaron en forma conjunta con las organizaciones. Allí el tema a problematizar ya no eran los criterios de elección de casos, sino la mejora concreta con cada una de las familias involucradas, las contrapartes, los tiempos, y los roles de cada uno. Partiendo de una enumeración de mejoras posibles y largamente deseadas que las familias tenían en mente, discutimos las necesidades y cada una de ellas elaboró una priorización en la cual además de los recursos económicos externos se tuvo en cuenta, y a veces como punto crítico, el aporte de contrapartes y la fuerza de trabajo. “Las mejoras las decidimos en la familia, los techos estaban hecho pedazos y las tres habitaciones eran las más jodidas” (Familia Lincón, Paraje Blancura Centro). Tanto desde las organizaciones como desde las familias, uno de los principales impactos fue poder poner la demanda que se hacía hacia el afuera como problema a resolver en el marco de lo propio, con algunos aportes externos. En algún sentido pasaron de ser demandantes pasivos (que alguien arregle sus viviendas), a formar parte como sujetos de la solución.

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“Se sintieron más libres al no depender de planes de vivienda convencionales, diseñados en otros lugares donde se desconoce las realidades de la gente de la zona” (Jorge Belanko, Capacitador en construcción natural). En todos los parajes se llevarían a cabo capacitaciones en temas específicos (aislación térmica, estufas rusas, construcción con adobe) abiertas a la comunidad. “Esa capacitación fue muy linda porque vimos cómo se hacía para construir la casa, cómo se pisaba el barro, cómo se ponía la chapa y se clavaba, y así. Eso se hizo en la casa mía y vinieron todos los vecinos” (Antonio Llanca, Barril Niyeo). Luego de los talleres, las familias concretarían las mejoras en las viviendas contando con el apoyo técnico de la SsAF. El capacitador en construcción con materiales naturales y el referente de capacitación de la Subsecretaría realizarían visitas de seguimiento y un taller final de evaluación por paraje. Desde el punto de vista de los recursos, la estrategia de intervención contó con los siguientes aportes: • Financiamiento de proyectos por un monto total: $90.000, $6.000 equivalente a u$s 2000 por familia. • Los jornales de trabajo de los pobladores participantes, 7 a 10 días de trabajo por familia para realizar las obras. • El involucramiento de, en promedio, dos representantes por cada organización. • El apoyo logístico en materia de movilidad por parte de las organizaciones, incluyendo un camión que realizó buena parte de la distribución hasta cada paraje. • Los materiales naturales como barro, bosta, agua y pasto seco que estaban en el lugar y que a través de su trabajo la gente transformó en materiales de construcción. • Los aportes propios monetarios que muchas familias hicieron para profundizar la mejora propuesta en el proyecto. Con el entusiasmo pintaron e instalaron pantallas solares, entre otras cosas. Las mejoras definidas por la gente fueron las siguientes: techos y aislación térmica, ampliaciones (incluyendo aberturas y puertas) e instalación de estufas rusas150. En cuanto al mejoramiento de techos es tradicionalmente uno de los puntos críticos de la vivienda rural, ya que para la cubierta se utilizan chapas que hay que comprar en el pueblo. En este sentido no variamos la estrategia, utilizamos chapas de zinc y tirantería de madera. Lo novedoso con respecto a los techos fue el concepto del “alero”, el cual impulsamos y discutimos técnicamente con los pobladores. Un alero de 50 a 70 cms. protege y ayuda al mantenimiento de la pared de adobe, sin embargo este concepto mereció discusión ya que en la opinión de algunos pobladores era un “desperdicio de chapa”. Otra mejora vinculada con la cubierta de la casa fue el concepto de aislación térmica. El mismo tuvo una amplia recepción por parte de los productores ya que la pérdida de calor por el techo es más que evidente cuando está únicamente la chapa, sin embargo la tecnología usada varió según los casos. En algunos casos acordamos usar materiales naturales: bosta y barro, y en otros utilizamos un aislante térmico comercial; la decisión entre una y otra tecnología fue definida por las propias familias. El cielorraso básicamente fue realizado con placas de OSB por la practicidad en su colocación. “La casa la había construido yo. Los materiales eran los mismos que se usaron ahora, pero sin el aislamiento del techo, mi casa debe tener como 50 años …” (Eugenio Meli, Barril Niyeo). Con respecto al tema de las aberturas, alguna discusión se planteó en cuanto a las ventanas y su tamaño. Esto tiene que ver con que habitualmente son construidas en forma precaria con muchos problemas de pérdida de calor, motivo por el cual los pobladores tienden a usar ventanas muy chicas y sacrificar el ingreso de luz natural. La posibilidad de poner ventanas con mejor confección les permitió aumentar el tamaño y de esta manera aprovechar la luz natural y el ingreso de sol a las viviendas. El tema de la calefacción a leña fue abordado en la estrategia de intervención enmarcado por un lado en la mejora integral de la casa: aislación térmica y aberturas y por otro, por la necesidad de reducir el consumo de 150 La estufa a leña de alto rendimiento -comúnmente llamada estufa rusa- es un artefacto económico y de fácil construcción. Una de sus grandes ventajas es la capacidad de acumular calor en su estructura para entregarlo lentamente a lo largo de las horas, aún después de apagada. Si se compara este modelo con una estufa común de hierro, la estufa rusa produce el mismo calor con 100 kg de leña que una de hierro con 400 kg.

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este recurso tan escaso en la región. La tecnología de quemado de leña tradicional es la cocina económica. La propuesta alternativa incluida en el proyecto fueron las estufas rusas, las cuales presentan una eficiencia dos a tres veces mayor en comparación con la económica. La idea fue introducir la estufa rusa para calefacción de la vivienda, manteniendo el uso de la económica para cocinar. Como se mencionara anteriormente, la estrategia utilizada para la construcción de paredes y revoques fue el uso de adobe y barro. “Esa casa más antes la había hecho mi mamá y así también hicieron con los vecinos de antes. La ayudaron porque ella se quedó sola para construir la casa. Los materiales son los mismos que tenía cuando se hizo, por lo menos la casa tiene 77 o 78 años” (Antonio Llanca, Barril Niyeo). Los criterios constructivos agregados al saber tradicional fueron: mejorar la elaboración de adobe cambiando la tierra negra por arcilla y arena; trabajar en las paredes de adobe el tema del revoque mejorado (revoque grueso y fino, utilizando engrudo y aceite de lino como elementos ligante e impermeabilizantes del revoque). También se trabajó en relación a las paredes la traba de los adobes en las uniones y los ángulos. “Las familias desde siempre han usado esta técnica, con algunas pequeñas sugerencias es posible mejorarla notablemente, sin faltar el respeto a costumbres y formas de vida” (Jorge Belanko, Capacitador en construcción natural). Otro concepto incorporado es el de zócalo externo en la pared de adobe (pata de elefante), el cual se realiza con piedra bocha y cemento y tiene por finalidad proteger la pared del rebote del agua que cae del techo. Una de las complejidades que tuvo el desarrollo del proyecto fue el arranque en el mes de diciembre. Esto hizo que las compras de los materiales se realizaran en abril, retrasando las obras por la época invernal. Otro inconveniente fue el estado del camión que realizó la distribución de los materiales, si bien facilitó el proyecto, fue muy trabajoso poder llegar a cada predio. La descapitalización del sector y sus organizaciones forma parte del contexto en el que se intervino con esta experiencia. “El proyecto se cobró tarde, las compras se hicieron en abril… con este clima solamente se puede trabajar en verano porque la helada rompe los adobes. Sin embargo se pudieron terminar tres de las cuatro casas, la otra y el Salón comunitario tuvo que esperar hasta el verano siguiente” (Familia Lincón, Comunidad de Blancura Centro). Esta etapa tuvo un punto de apoyo importante en los niveles organizativos planteados para realizar los trabajos de manera que miembros de cada organización y de cada paraje participaron en las compras, garantizaron la distribución de los materiales a nivel paraje y a nivel predial y facilitaron la participación de productores en las capacitaciones y talleres, haciendo posible la concreción de la experiencia. En este punto los niveles organizativos y los recursos de las organizaciones previos al proyecto, fueron claves. “La otra mirada es el tema del proceso organizativo, lo que se hizo no se puede hacer sin organización, pensarlo desde ese lugar también nos permite entrarle a la mirada de desarrollo, si nosotros hacíamos casas dependiente de constructores, arquitectos y albañiles, evidentemente no ponemos en valor el proceso de la gente ni el proceso organizativo. Intentamos que no sólo quede una casa sino también una organización mejor, más fortalecida… ” (Carlos Irasola, Delegado provincial Subsecretaría de Agricultura Familiar Río Negro).

Situación ACTUAL Desde el punto de vista de la demanda y la necesidad de mejoras de vivienda en el sector no ha cambiado, este no era el objetivo de esta experiencia. Lo que sí pudimos aproximar es algún aporte metodológico para trabajar con el tema de vivienda rural dispersa. “Participaron inicialmente unas 16 familias… pero queremos llegar a todos los asociados.” (Federación de Cooperativas de la Región Sur, Ing. Jacobacci).

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Por otro lado, volviendo a la población con la cual trabajamos en el proyecto, podemos decir que las casas han sido mejoradas en el 100% de los casos previstos. En un 50 % las mejoras realizadas por las familias superaron las planificadas, hubo mayores contrapartes y aportes económicos directos, porque en el decir de varias familias…” ya que estamos pintamos la casa o compramos un tanque de agua nuevo… o agregamos más adobes y agrandamos más”. “La mejora se terminó por ahí no en los tiempos acordados. Con los materiales viejos arreglamos otras habitaciones… esto te da ganas de arreglar mejor la casa.”(Familia Torres, Kakel Huincul). Este dato de entusiasmo y el 100 % de las obras terminadas reafirman en cierto sentido que trabajar el tema de vivienda rural dispersa es una de las cuestiones pendientes de abordar con el sector desde las entidades públicas. “El problema de la vivienda es una de las necesidades más urgentes en la zona. Por falta de recursos propios no lo podemos resolver… antes ningún programa financiaba las mejoras de viviendas (Rodolfo Laciar, Comunidad de Blancura Centro). Con respecto a la metodología de intervención en vivienda, objetivo central de nuestra experiencia, la misma se llevó adelante según la hipótesis planteada. Los ejes centrales de esta hipótesis fueron: organizaciones - que la vivienda que hay sirve - barro y adobe como materiales centrales - autoconstrucción - contrapartes de organizaciones y familias - financiamiento Proinder $ 6.000 por familia - asistencia técnica, capacitación colectiva por paraje y seguimiento, con la cual obtuvimos resultados satisfactorios. “Tenemos 400 familias con las cuales queremos trabajar el tema de mejoramiento de viviendas. Se podría tomar esta metodología… habría que reforzar la asistencia técnica y sería bueno que la organización cuente con personas para tal fin… claro esto lo tendríamos que hacer en etapas…” (Federación de Cooperativas de la Región Sur, Ing. Jacobacci). En este sentido la experiencia nos muestra que haber centrado el núcleo del proyecto en las organizaciones, en las familias y en sus saberes tradicionales ha sido, desde el punto de vista metodológico, un éxito. Creemos que hubiera sido imposible poder concretar esta experiencia, con el nivel de dispersión geográfica que tenía, sin estos componentes claves. El haber planteado el tema vivienda familiar en el marco de una estrategia de abordaje a cargo de un generalista (técnico de terreno de la Subsecretaría de Agricultura Familiar) también nos generó hacia adentro del equipo las habilidades, destrezas y la seguridad para tomar este tema distante a nuestra formación. El haber contado con un especialista en construcción natural asesorando al equipo ha sido también positivo. Entre los inconvenientes que se han presentado está que esta metodología (generalistas asesorados por especialistas), resulto eficiente para las complejidades promedio de las viviendas rurales. Cuando la complejidad constructiva aumentó (construcción del Salón de la Comunidad de Blancura Centro), este esquema mostró claras limitaciones. Quizás en estas situaciones sea necesaria la presencia de un especialista. “Aquí estamos nosotros construyendo el Salón, aunque no es nada fácil” (Rodolfo Laciar, Comunidad Blancura Centro). Con respecto a las técnicas y tecnologías utilizadas, básicamente fueron las planteadas al inicio del proyecto. Las mismas han tenido gran aceptación en líneas generales por parte de los pobladores. Si bien algunos temas generaron discusión como el concepto de alero y el concepto de aislación térmica con bosta y barro; otros como el revoque mejorado y el zócalo (pata de elefante) fueron motivo de curiosidad y buena recepción por parte de los pobladores. Varios de ellos en las evaluaciones insistieron en que, a pesar de que creían que de barro ya sabían todo, habían aprendido cosas novedosas y útiles. “No sabía que se podía hacer un revoque de barro más firme con aceite y engrudo, realmente me llamó la atención… nosotros decimos en el campo… sí de barro ya sabemos todo… pero siempre hay algo para aprender” (Guillermo Callú, Barril Niyeo). “Esa vez fue Domingo a la capacitación, fue a lo de Llanca y vino a decir que se podía pisar el barro así nomás en patas, nosotros usamos el caballo” (Eugenio Meli, Barril Niyeo).

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“Ahora quedó mejor que antes… más abrigadito. Lo único que me gustaría es cambiar la puerta de la pieza que quedó muy vieja. Ya no se gotea el techo… Ha cambiado mucho, todos los que van dicen ¡cómo ha cambiado!, está más linda y más abrigada” (Antonio Llanca, Barril Niyeo). “El uso de barro nosotros lo preferimos siempre, porque es más térmico. Una casa de puros materiales es muy helada” (Rodolfo Laciar, Comunidad de Blancura Centro). Por otro lado, las estufas rusas también atrajeron gran atención por parte de las familias, sin embargo en este caso al moento de su uso y de evaluar el mismo con las familias, hubo diversidad de situaciones. Por un lado, el trabajo de asistencia técnica para introducir cambios en la relación entre la familia y la cocina económica merece más detalle y más tiempo, situación que fue abordada parcialmente desde el equipo técnico. Por otro lado, la valoración de la cantidad de leña usada ha tenido resultado variables según si la misma la hacía el que estaba fuera de la casa todo el día o quién permanecía más tiempo en ella. Para quien estaba en la casa más tiempo, la estufa rusa mereció mejor evaluación que para quien no lo estaba. Unos lo veían desde el lado del consumo de leña y otros desde el confort de la vivienda. “La estufa rusa sirve donde hay leña buena pero donde no hay, no. Tiene que ser leña dura de algarrobo o molle” (Rodolfo Laciar, Comunidad de Blancura Centro). “Estamos más que conformes con las mejoras. La casa está más abrigada, la estufa rusa funciona muy bien” (Familia Torres, Kakel Huincul). “Esto es otra cosa… yo me llevaba piedras calientes a la cama para calentar los pies a la noche, en estos lugares hace mucho frío” (Andrea Epulef, Kakel Huincul). Para objetivar el consumo de leña, hay que desarrollar una estrategia específica la cual implica cubicar y registrar los volúmenes utilizados en uno y otro artefacto y además, incorporar termómetros de ambiente para evaluar la relación consumo de leña-temperatura de la vivienda. Desde el punto de vista del rescate de saberes, la experiencia fue muy rica y sencilla. La gente ancestralmente trabajó el barro lo que permitió un amplio margen de anclaje del proyecto desde el punto de vista técnicoconstructivo. “Para mí esto es principalmente un intercambio de saberes… es muy agradable trabajar con la gente, ya conoce la tierra. Las familias desde siempre han usado esta técnica porque es la manera que tradicionalmente se construye en la zona. Se utiliza un material que está al alcance de todos” (Jorge, Belanko, Capacitador en construcción natural). Este intercambio cultural produjo entusiasmo y compromiso entre los productores al sentir que sus propios saberes eran protagonistas de la historia. “… Porque las familias al aportar con sus saberes y manos de obra las entusiasma el ver y saber que pueden construir una vivienda confortable y duradera… (Jorge, Belanko, Capacitador en construcción natural). Desde el punto de vista de la repercusión de la experiencia a nivel provincial, hubo distintos sucesos. Por un lado el INAI nos solicitó ayuda metodológica para encarar un proyecto de vivienda en el paraje Lipetren Chico; en ese caso nuestro aporte desde la Subsecretaría fue con respecto a la metodología de intervención, capacitaciones y completamos el proyecto con el financiamiento de las estufas rusas. “En Río Negro, a partir de la experiencia de la Subsecretaría, se buscó articular acciones lo que derivó en incorporar la metodología de intervención, capacitaciones y tecnologías usadas por la misma. Todo esto de común acuerdo con las comunidades participantes. En este momento se trabaja un proyecto con 18 familias de la Comunidad Peñi Mapu de Lipetren Chico y con 23 familias de la Comunidad Pturen Tuli Mahuida de Lipetren Grande. Estamos además formulando proyectos con las comunidades de Colitoro, Laguna Blanca y Cerro Mesa” (Ricardo Cayuman y Daniel Muñoz, Técnicos de INAI).

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Por otro lado, en la Zona Este de la provincia recibimos la demanda de la cooperativa COOPOP151 para trabajar el tema de vivienda en situaciones estructuralmente distintas, son productores sin tierra. Esto mereció elaborar una estrategia nueva y realizar un primer taller con ellos en mayo de 2011, construyendo módulos de vivienda desarmables con materiales naturales, autoconstrucción y bajo costo. Dentro de esta misma zona, también se trabajó con el Mercado Regional Solidario en una capacitación en la cual construimos con ellos su salón de ventas en la localidad de San Antonio Oeste participando aproximadamente 25 familias y utilizando diversas técnicas de construcción natural y autoconstrucción. Asimismo, otras instituciones como el INTA, el ENTE de Desarrollo de la Línea Sur y Municipios de la región mostraron curiosidad por la experiencia y la metodología. El Municipio de Ing. Jacobacci nos solicitó la formación de personal municipal para la construcción de estufas rusas.

Lecciones aprendidas Desde lo organizativo En nuestra opinión centrar la experiencia en las organizaciones del sector hizo posible la intervención del estado en vivienda rural dispersa con un costo accesible y con gran impacto. El protagonismo de los pobladores y sus organizaciones en las decisiones, en la ejecución y en la evaluación de las acciones fue central para el proceso. Un aspecto a considerar para próximas experiencias con escala mayor son los detalles de los acuerdos pobladores –organizaciones– Subsecretaría, sobre todo los tiempos y la logística y fortalecer la relación entre la temática de vivienda y los sistemas campesinos. Vivienda es un tema riesgoso por la extrema necesidad y la falta de intervenciones en la zona. Es muy importante tener esto en cuenta ya que la posibilidad de quedar en un planteo asistencialista es alto. “Es imprescindible pensar la articulación con otras áreas del estado, entre las que cumplen un rol imprescindible los organismos provinciales afectados a la construcción de viviendas, en nuestro caso el Instituto Provincial para la Vivienda (IPPV). Nuestro rol podría ser poner en valor la experiencia y el aprendizaje, transferir la metodología, y apoyar el proceso organizativo. Una vez más es necesario reiterar que la organización de los productores es una condición excluyente y agregar que la vivienda es sólo un aspecto, importante por cierto, en el objetivo de retener población rural en condiciones de buen vivir” (Carlos Irasola, Delegado Provincial Subsecretaria de Agricultura Familiar Río Negro).

Desde lo técnico constructivo Los puntos más importantes a destacar de la experiencia con respecto a las técnicas constructivas son: el conocimiento que existe en los pobladores sobre construcción, siendo esto una fortaleza relevante a la hora de encarar el tema. Hay criterios modernos e ideas innovadoras para fortalecer la construcción rural, con los cuales enriquecer los saberes tradicionales. El adobe y el barro fueron un material clave. “El uso del adobe y barro hay que promoverlo más, la gente lo conoce, lo sabe hacer, las viviendas son más calidas en invierno y más frescas en verano. Además construir resulta más económico” (Federación de Cooperativas de la Región sur, Ing. Jacobacci).

151 La Cooperativa COOPOP fue fundada en Viedma, el 10 de febrero de 2000. En su inicio contó con 10 asociados siendo el objeto de la cooperativa la provisión acondicionamiento y colocación de la producción primaria en forma orgánica.

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“Técnicamente responde a los requerimientos climatológicos y culturales de la zona. Las familias desde siempre han usado esta técnica. Por otro lado con mucho menos presupuesto se puede construir, ampliar o refaccionar utilizando materiales del lugar” (Jorge Belanko, Capacitador en construcción natural). “Si tuviéramos que hacer en el futuro otras obras para la Comunidad, utilizaríamos las misma técnica, el adobe es algo cultural y el techo es muy necesario que tenga aislación térmica” (Rodolfo Laciar, Comunidad Blancura Centro). Desde nuestra experiencia una estrategia muy importante fue la capacitación colectiva por paraje. Por un lado, porque socializamos y compartimos saberes entre todos los participantes, nos entusiasmamos mutuamente y surgieron acuerdos de trabajo entre los pobladores para ayudarse a avanzar con sus propias mejoras. Por otro, el momento mismo de la capacitación en la dinámica del proyecto fue un momento bisagra: toda la primera etapa relevamiento, compras, traslados, ya estaba hecho y había requerido mayor participación de la Subsecretaria y de las organizaciones de productores. A partir de ahora el eje del proyecto se trasladaba a lo predial y el protagonismo era básicamente familiar y entre vecinos. Esto liberaba la energía de las familias, sus saberes en construcción, y el entusiasmo y las ganas que tenían en mejorar su casa. “El juntarse entre vecinos y trabajar lo hacen con mucho gusto, no solo se habla de construcción sino que surgen temas de interés común, es algo que muchos resaltaron como cosa importante en la evaluación de la experiencia” (Jorge Belanko, Capacitador en construcción natural). Con respecto a las estufas rusas la aceptación de los pobladores varió un poco según el paraje lo cual sugiere alguna diferencia en la intervención técnica y en las particularidades familiares. También la experiencia nos muestra que este tema merece mayores detalles de observación, cuantificación de leña y temperatura y asistencia técnica en el uso especifico de las rusas.

De la estrategia de intervención y del equipo de trabajo Para abordar el tema de vivienda rural dispersa, la presencia del técnico territorial fue clave, siendo junto a la organización y a la familia el protagonista del proyecto en terreno. Es importante destacar que la capacidad de trabajo de los compañeros en el territorio estuvo limitada por la falta de vehículos de la Subsecretaría, complicando muchas veces las visitas técnicas y el seguimiento de la experiencia. “Por supuesto que hay cosas para mejorar, en general lo planificado salió, tuvimos muchos inconvenientes con el acopio de los materiales el traslado y el reparto. Los técnicos tenían mucho entusiasmo y voluntad, pero la falta de vehículos que los pudiera comunicar más con los pobladores, se notó mucho” (Jorge Belanko, Capacitador en construcción natural). Por otro lado, nuestra experiencia nos dice que antes de intervenir en el tema construcción rural es necesario dimensionar la complejidad del mismo, dado que esto puede necesitar distintos componentes en el equipo de trabajo. Cuando se trató de viviendas familiares, la temática fue resuelta en un 100 % por un técnico generalista capacitado, con apoyo de algún idóneo en el tema construcción natural. Cuando se trató de una obra de mayores dimensiones como puede ser el Salón comunitario de Blancura Centro, hubo complejidades que dificultaron la concreción de la misma. Cabe destacar que en este caso particular se han resuelto; sin embargo, la experiencia muestra que para obras de mejoramiento de vivienda sencillas, el técnico generalista puede resolverlo; si aumenta la complejidad hace falta un especialista. “El Salón comunitario, primero que era muy grande y la plata era poca, no alcanzaba, faltaba para comprar todos los materiales, el armado del techo era muy complicado pero se resolvió porque se gestionaron recursos de otro lado y se pusieron recursos propios y trabajó gente que tenía experiencia” (Rodolfo Laciar, Comunidad de Blancura Centro). La presencia de Jorge Belanko, especialista en construcción natural, brindando el soporte técnico a todo el equipo de trabajo, permitió que los técnicos generalistas nos animáramos a tomar esta tarea.

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Desde la estrategia de intervención fue muy importante jerarquizar la participación de las familias y de las organizaciones y centrar el proyecto en la autoconstrucción y los saberes campesinos. Otro aspecto a destacar es el relacionado a los pobladores con experiencia en construcción en las distintas zonas. Cuando el proyecto tomó contacto con idóneos del lugar en el tema construcción, todo se simplificó y muchas veces fueron claves para resolver problemas específicos y complejos. “… Siempre en el paraje hay alguien que sabe de construcción… ”(Familia Torres, Kakel Huincul). Uno de los problemas con los cuales nos enfrentamos en la experiencia fue el momento del año en el cual arrancó el proyecto. Haber iniciado los relevamientos en diciembre desencadenó que recién en otoño se pudieran realizar las compras materiales y la logística de distribución de los mismos. La llegada del invierno atrasó las obras, terminando con el proyecto en el verano siguiente. El aprendizaje de esto para Patagonia es que la etapa de relevamiento, diagnóstico y formulación del proyecto es aconsejable realizarla en otoño- invierno; tener el proyecto aprobado y realizar las compras y la logística en primavera, para poder concretar las capacitaciones y las obras durante el verano. “La principal dificultad fue la demora en la salida de los fondos que generó algún malestar con los asociados y el atraso de las fechas previstas de inicio de las obras debido a la época invernal” (Federación de Cooperativas de la Región Sur, Ing. Jacobacci). “El pago se hizo muy tarde… a finales de abril. En este clima solamente se puede trabajar en verano porque la helada rompe los adobes, sin embargo, se pudieron terminar tres de las cuatro casas. La otra y el salón comunitario tuvimos que esperar hasta el verano siguiente” (Rodolfo Laciar, Comunidad de Blancura Centro).

De los montos y aportes Con respecto al monto disponible por familia152 para poder llevar adelante la experiencia ($ 6000 equivalente a u$s 2000 por vivienda incluyendo flete), fue suficiente para poder concretar las dos a tres prioridades en cada caso. Nuestro objetivo era poder evaluar si este monto era suficiente como para abordar el tema de mejoramiento de vivienda rural dispersa. La experiencia nos muestra que sí en combinación con los aportes de los pobladores y con el uso de los materiales naturales disponibles en la zona. En algunos casos si los adobes aportados fueron suficientes este monto permitió hacer una casa nueva (concentrando este monto en techo, aislación y aberturas). En un 50% de las familias participantes hubo un aporte económico propio que permitió hacer más mejoras que las planteadas en el proyecto. En el caso de Blancura Centro el monto aportado por cada familia fue similar al aporte del proyecto, lo cual indicaría que montos que podrían considerarse escasos o menores, permitirían en muchos casos potenciar y valorar el aporte que los pobladores están dispuestos a hacer para mejorar su vivienda.

152 Monto máximo por familia equivalente a lo disponible por PROINDER.

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BIBLIOGRAFÍA • Báez, Marcela (2005): Caracterizaciones generales de la Provincia de Río Negro, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ciencias Económicas. • INDEC, Censo nacional de población y vivienda: http://www.indec.gov.ar. • Kloster, Elba (2002): Cambios en las características de la población rural económicamente activa en el norte de la Patagonia. Scripta Nova: Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Universidad de Barcelona. • Programa Social Agropecuario Río Negro (2008): Sistematización Base de datos PROINDER. • Programa Social Agropecuario Río Negro (2009): “Proyecto Raghiñ Plang Currha Meu Nº 62-2-0153/0”. Bariloche, Río Negro. • Programa Social Agropecuario Río Negro (2009): “Proyecto Esperanza Nº 62-2-0152/0”. Bariloche, Río Negro. • Programa Social Agropecuario Río Negro (2009): “Proyecto Kakel Huincul Nº 62-2-0154/0”. Bariloche, Río Negro.

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CONCLUSIONES


QUÉ NOS DICEN LAS EXPERIENCIAS SISTEMATIZADAS Las experiencias presentadas en los capítulos anteriores son una muestra153 de las intervenciones de desarrollo rural en el ámbito de la SsAF con el apoyo y la articulación, como se vio en muchos casos, de otras instituciones públicas y privadas. En este capítulo, las experiencias serán analizadas en conjunto para descifrar qué nos dicen saber sobre esa intervención. Conviene aclarar que la mirada está volcada hacia atrás, es lo que se hizo y tenía cierto grado de madurez y desarrollo en el momento de la selección de la experiencia. En ese sentido, la mayor parte de las experiencias corresponden al cierre de una etapa en la que el desarrollo rural era un conjunto de programas y sólo algunas presagian distintas formas de intervención acorde con la nueva institucionalidad. Consideraremos las experiencias a partir de algunos de elementos unificadores: las características de las poblaciones atendidas, el financiamiento, la asistencia técnica y la capacitación y el impacto sobre los destinatarios. El capítulo se cerrará con una reflexión sobre el proceso mismo de sistematización desarrollado.

Sobre las experiencias mismas Pretender decir algo sobre el conjunto de las experiencias sistematizadas, trae aparejada la dificultad de clasificarlas, de encontrar algunas regularidades o elementos comunes que permitan identificar tipos de experiencias. Para ello, una alternativa era recurrir a la forma en que los sistematizadores las adscribieron en término de los lineamientos estratégicos que orientaban las acciones de la SsAF, como se les solicito al inicio del proceso. Así tenemos, entonces, experiencias que apuntan a generar y garantizar la apropiación por parte de los agricultores familiares de valor agregado en origen (experiencias de Salta, Mendoza, Córdoba, Misiones, Chubut, La Pampa, Corrientes); experiencias que se centran en asegurar la disponibilidad y el acceso a alimentos frescos en cantidad y calidad (Neuquén); experiencias que se enmarcan en procesos de promoción de derechos de los pueblos indígenas, de acceso al hábitat, la tierra y el agua (Formosa, Jujuy, Río Negro, Entre Ríos) y, finalmente, experiencias que promueven y fortalecen los procesos organizativos de la agricultura familiar (San Luis, La Rioja, Catamarca, San Juan, Buenos Aires, Santiago del Estero, Chaco, Tucumán y Santa Fe). Sin embargo, algunas experiencias se reconocían tributarias de dos o más lineamientos sumado a que, a medida que el proceso de sistematización avanzaba, aparecían dimensiones que se iban revelando como más importantes que el lineamiento al cual había adscripto. Aún sabiendo que todo esfuerzo por agrupar las experiencias tendrá más de un problema, intentaremos aquí una clasificación que, sin dejar totalmente de lado los lineamientos estratégicos, le dé un lugar importante a las características de la producción agropecuaria. Así, una primera observación sobre las experiencias presentadas es que la actividad agropecuaria está presente directa o indirectamente en casi todas ellas; es el sustrato sin el cual la experiencia no hubiera existido. Sin embargo, las preguntas que guiaron las sistematizaciones, pocas veces se han centrado sobre la producción misma eligiendo, en cambio, reflexionar sobre temas que acompañan, hacen posible, transforman o justifican esa actividad. Una experiencia centrada en la producción primaria es la de Chubut que pone su eje en la provisión de un tipo especial de lana requerida por las artesanas tejedoras de la provincia y muestra como la intervención de la SsAF, promueve la diferenciación del animal merino destinado a la industria del que produce la lana linca para satisfacer la demanda planteada. Cerca de ella podría colocarse la experiencia de Corrientes que presenta el proceso de reconversión productiva de unidades algodoneras y tabacaleras, poniendo la mirada en la orga153 Conviene aclarar que no se trata de una muestra representativa, pero sí de una muestra que ejemplifica por dónde han pasado en lo últimos años las acciones de DR. En el capítulo inicial se explicó como se hizo la selección de experiencias

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nización que genera condiciones previas y posteriores a la producción y, particularmente, en la comercialización en el Mercado Central de Buenos Aires. También producen algodón para la venta y realizan actividades para autoconsumo como maíz y ganadería los agricultores familiares del Chaco, pero la experiencia elegida nos cuenta cómo armaron su propio banco, para disponer de financiamiento para la producción y otras necesidades. En otro conjunto de experiencias, la producción agropecuaria es el insumo principal del proceso de transformación con agregado de valor en origen. Así sucede en las experiencias de Salta y Mendoza, contando como los productores se involucran en la producción de vinos, la de La Pampa, sobre un grupo de tejedoras, principalmente de lana de oveja, la de Misiones sobre producción de azúcar rubia a partir de la caña y la de Córdoba, sobre la construcción de una planta de extracción de miel. En estas últimas dos provincias, la sistematización muestra que además de la producción que da sentido a la experiencia y que participa de un mercado más amplio, hay otras como maíz, mandioca, yerba, poroto y tabaco en Misiones y cabritos en Córdoba. Un grupo de experiencias presentan a sus protagonistas desarrollando actividades agropecuarias diversificadas (en esto se igualan a los dos últimos casos presentados) pero siempre en correspondencia con mercados más restringidos, en lo que sería una conducta más típicamente campesina. En estos casos, una parte de la producción está destina al autoconsumo y el resto a la comercialización directamente en el propio predio a través de acopiadores o en áreas locales. En este grupo se incluyen las experiencia de Buenos Aires donde los pobladores poseen granjas para el autoconsumo, con cerdos, gallinas y entre 10 y 15 ovejas propias, que poseen forestación con sauce o apicultura, combinando estas actividades con las de caza y pesca; Entre Ríos, con pequeñas producciones de autoconsumo en una zona primordialmente ganadera con destino a la lechería y la producción de quesos; La Rioja, con predominio de la ganadería mixta (de menos de 100 bovinos y de entre 30 y 150 cabras) y cuyos principales productos de venta son el cabrito lechal, terneros y vacas viejas, aunque también comercializan abono de cabra, leña, quesos, quesillos, manzanilla, poleo, entre otros productos; Neuquén, con productos para autoconsumo (hortalizas, pollos, huevos, productos de elaboración casera) y venta en la feria que es el objeto de la experiencia; San Luis, con producción de cabras y vacunos cuya comercialización se concreta con cabriteros y juntadores de hacienda; Santa Fe, la mayoría tiene ganado bovino en zona de islas y huertas para el autoconsumo y la producción de algunos alimentos para la venta en la feria franca y Tucumán donde hay cercos de maíz y alfalfa y los participantes de la experiencia se dedican a la cría de cabras a monte. Aunque en todas las experiencias se caracterizan las estrategias de intervención de la SsAF, algunas se han detenido particularmente en alguna prestación, con pocas referencias a la producción agropecuaria de los protagonistas. Es el caso de las experiencias de Formosa y San Juan, centradas en los alcances de la capacitación -de técnicos indígenas, en una y de formación de líderes entre los agricultores familiares, en la otra-; la de Catamarca que reconstruye el camino seguido en la creación y consolidación del Foro Provincial de Agricultura Familiar; también es el caso de las experiencias sobre construcción de viviendas rurales en Jujuy y Río Negro. Finalmente, forma parte de este grupo, la experiencia de Santiago del Estero que plantea una reflexión sobre la aplicación de la metodología de intervención socio territorial que promueve la SsAF en todo el país, en un área típicamente campesina de esa Provincia donde los sistemas productivos predominantes son el alfalfero, el algodonero y el de producción lechera caprina. Sin embargo, como se vio en los capítulos anteriores y se verá en las páginas siguientes, las experiencias se resisten a ser clasificadas, incluyen muchas dimensiones que van complejizando las posibilidades de encasillar a cada experiencia en un solo grupo. Los esfuerzos en ese sentido resultan poco fructíferos y deben considerarse más una limitación de quien intenta agruparlas que de las experiencias mismas.

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Sobre las características de los agricultores familiares que participan de las experiencias Los protagonistas de estas experiencias son, en general, agricultores familiares y, en menor medida trabajadores o pobladores rurales. Si se intentara clasificarlos dentro de la tipología de exploraciones familiares154 (IICA-PROINDER, 2009) se vería que la mayor parte de ellos se ubican en el primer y el segundo estrato y, excepcionalmente, en el tercero. A este último estrato corresponden las EAP capitalizadas, de las cuales podemos encontrar algunas en la experiencia de Salta y son reconocibles en la de La Pampa, donde varias mujeres pertenecen a familias con EAP que muestran cierto nivel de acumulación. En general se pueden caracterizar como productores medios y las intervenciones realizadas buscan sostener y/o promover a los productores hacia ese estrato. Las Explotaciones Familiares A son aquellas en las que difícilmente la actividad agraria logre satisfacer las necesidades del grupo familiar y deben completar los ingresos con trabajos extra prediales, en tanto las Explotaciones Familiares B, corresponden a productores familiares semicapitalizados. En esos dos estratos155 entran la mayoría de los participantes de las experiencia de Chaco, descendientes de obreros de La Forestal; de Chubut con majadas ovinas limitadas; de Córdoba algunos de los cuales tienen trabajo extrapredial como alambradores o albañiles; de Corrientes, que tienen en promedio entre 4 a 6 hectáreas de superficie en suelos degradados de parcelas insuficientes; de La Rioja con rodeos que no superan las cien unidades ganaderas; de Mendoza que procesan entre 3000 y 4000 kg de uva; de Río Negro, de San Luis y de Tucumán. Grupos menos homogéneos, porque junto a los pequeños productores de subsistencia o semicapitalizados, participan de la experiencia trabajadores rurales que poseen tierra en condiciones de alta precariedad, aparecen en varias provincias. Es el caso de los la zona del Delta de Buenos Aires, integrado por pobladores y productores de subsistencia sin títulos de la tierra cuyos ingresos principales provienen del trabajo permanente como encargados de ganado vacuno o como jornaleros. En Misiones se mezclan muy pequeños productores con trabajadores transitorios que hasta la introducción de la caña, subsistían con la venta de algunos productos en el mercado local a través de las Ferias Francas u otra situación similar. Seguramente entran en este grupo los participantes de la experiencia de Entre Ríos que son pobladores rurales y muy pequeños productores de autoconsumo donde las economías familiares diversifican sus actividades porque se orientan al autoabastecimiento familiar. En Santa Fe que son pequeños productores, jornaleros y changarines rurales de San Javier, que diversifican su producción a partir de la crisis del algodón introduciendo el cultivo de arroz ecológico o generando productos para la venta en la feria local. En Neuquén los integrantes de la experiencia son habitantes rurales con huertas para autoconsumo y venta, una buena parte de ellos tiene ingresos como empleados públicos o jubilados. En la experiencia de formación de técnicos indígenas de Formosa y en la del enfoque socio territorial en Santiago del Estero, los destinatarios no se alejan de las tendencias señaladas más arriba: grupos más o menos heterogéneos de pequeños o muy pequeños productores de subsistencia y trabajadores agrarios matizados, en el caso de Santiago del Estero, con algunos productores familiares capitalizados. Los destinatarios de las capacitaciones de San Juan y los integrantes del Foro en Catamarca, agrupan agricultores familiares de los tres estratos. 154 La Tipología de explotaciones familiares incluye: Familiares A: pequeño productor familiar cuya dotación de recursos no le permite vivir exclusivamente de su actividad por lo cual debe recurrir a otras estrategia de sobrevivencia. Operativamente se distingue por no poseer tractor, tiene menos de 50 unidades ganaderas, tiene menos de 2 ha bajo riego, no tiene frutales ni cultivos, bajo cubierta; Familiares B: son campesinos o pequeños productores semicapitalizados, su escasez de recursos no le permite la reproducción ampliada, operativamente s e distinguen por tener un tractor de 15 años o más de antigüedad, entre 52 y 100 unidades ganaderas, entre 2 y has regadas y hasta media ha con frutales; Familiares C: capitalizado, sin rasgos de pobreza, Operativamente se los distingue por que tiene tractor de menso de 15 años de antigüedad, más de 100 unidades ganaderas, más de 5 has regadas o media ha implantada con frutales o invernáculos. Estos tres tipos tienen la particularidad de no contratar trabajo asalariado no familiar permanente. Familiares tico C. Productor familiar que tiene uno o dos trabajadores no familiares, remunerados, permanentes. 155 Los grupos de participantes no son suficientemente homogéneos como para distinguir claramente entre ambos tipos de agricultores familiares.

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Diferenciándose de estas experiencias, e incluyendo a uno de los grupos sociales más postergados de las áreas rurales, aparecen los participantes de la experiencia de Jujuy, familias indígenas de trabajadores agropecuarios que para obtener ingresos monetarios deben migrar a otras zonas de la región y que tiene importantes períodos de desocupación. Parecería este el único caso integrado exclusivamente por familias sin tierra para la producción agropecuaria; sin embargo, como se remarca en la propia sistematización, llegan a esta situación de urbanización forzosa como resultado de una historia de expulsión de las tierras que legítimamente ocupaban y a la que estaba atada su reproducción. En la medida en que reclaman su derecho a la tierra, no son ajenos a los problemas del resto de los agricultores familiares del país.

Sobre la intervención de la SsAF El financiamiento

Una acción que caracterizó a los Programas que precedieron a la creación de la SsAF y que esta mantuvo como un elemento central de la intervención, es el financiamiento. Es por eso que la mayoría de las experiencias identifica que hubo apoyo financiero directo, a los mismos agricultores familiares (para inversiones prediales, gastos corrientes, hábitat) y/o a las organizaciones (para obras comunitarias, compra de equipos, infraestructura, procesos de comercialización). En la mayor parte de las experiencias, los montos financiados se ajustan a los límites puestos (hasta $6000 por familia) por los principales programas de las SsAF que los ofrecen: el PROINDER (subsidios) y el PSA (créditos no bancarios de tasas blandas)156. Con esos montos que son exiguos, se ampliaron o construyeron las viviendas de Río Negro y Jujuy, se realizaron obras para acceder al agua en La Rioja y Entre Ríos; se instalaron y equiparon las salas de elaboración de azúcar rubia en Misiones, se constituyeron los fondos rotatorios de la Red cañera, de la Asociación de Pequeños Productores de La Rioja, de los feriantes de Sauzal Bonito y el fondo de crédito del Chaco, se adquirieron herramientas, animales y alambre, entre otras cosas, para la reconversión productiva presentada en la experiencia de Corrientes, se mejoraron rodeos y se aumentaron las majadas, en San Luis, se apotreraron lotes, se obtuvo agua para consumo, se construyeron corrales y gallineros más seguros en La Rioja; se compraron tachos de fermentación, una moledora descobajadora mecánica, dos tapadoras y otros insumos (corchos, botellas, cápsulas y etiquetas) necesarios para la elaboración de vino casero en Mendoza. Hay un puñado de experiencias en las que no se registra financiamiento directo a los participantes157, sino solamente inversiones en términos de capacitaciones, de asistencia técnica y/o de apoyo para la realización de eventos. Las experiencias de La Pampa, San Juan, Catamarca, Formosa y Santiago del Estero158, ilustran esta situación. Aunque no en todas las experiencias presentadas se explicita el monto de financiamiento directo, un rápido repaso de las experiencias comprueba que, en general, los topes máximos propuestos por los programas han sido respetados y que hay casos en que ni siquiera se alcanzan (ver experiencias de Chaco, Río Negro, Mendoza, San Luis). Otra característica del financiamiento es que una misma familia suele recibir una combinación de subsidio y crédito y, finalmente, un aspecto que resalta lo exiguo del financiamiento, es que hay experiencias en que el monto total financiado resulta de la acumulación de varios financiamientos aprobados anualmente. La experiencia que mejor ejemplifica estos aspectos que se están señalando es la de Corrientes, donde a lo largo de 5 años, 60 familias que integran la Asociación Tres Arroyos, recibieron algo más de 156 Más recientemente se creó el PAPyMP. 157 En otras experiencias los mismos participantes pueden haber recibido financiamiento. 158 En el caso de estas tres últimas experiencias, la ausencia de financiamiento directo es cierta sólo para el caso puntual que están describiendo (la articulación institucional, la formación y contratación de técnicos indígenas y el desarrollo enfoque socio territorial en Robles, respectivamente) porque en todos los casos las experiencias sólo cobran sentido en la medida en que posibilitan el acceso de los isleños, los indígenas y los campesinos que habitan los territorios, a los bienes y servicios que ofrece la SsAF. Al respecto es interesante resaltar que tanto en Formosa como en Santiago del Estero las experiencias muestran el aumento de la cobertura como uno de los resultados de las experiencias.

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$ 238.000 en subsidios y de $218.000 en créditos lo que totaliza un promedio que apenas supera lo $4.000 por familia. Hay sólo tres excepciones a las características del financiamiento que se vienen señalando: las experiencias de Salta, Córdoba y Tucumán. En ellas, más allá del financiamiento directo para las actividades prediales que pudieron proveer los programas de la SsAF, se desarrollaron obras de infraestructura que requirieron inversiones importantes, en términos de las posibilidades de los AF. En Salta, el financiamiento provino de fondos generados por las retenciones a las exportaciones del vino, que controla el MAGyP y ejecutan las provincias vitivinícolas. Se trató de $1.800.000 para la Cooperativa Trassoles, más $1.200.000 para el equipar y refaccionar 39 bodegas familiares de elaboradores de vino casero y/o artesanal. Considerando el número de viñateros participante (unos 100 en total), la inversión por familia se eleva por encima de los $30.000, bastante más de lo que puede esperarse del financiamiento por alguno de los programas de la SsAF.159 El caso de la instalación de la sala de extracción de miel, su equipamiento junto con la fraccionadora y una estampadora de cera requirieron un financiamiento total de $1.300.000 para 110 productores, lo que lleva la inversión per cápita, al doble de la que ofrecen los programas. Para llegar a esa cifra, aportaron varias instituciones además de la SsAF: el Ministerio de Desarrollo Social, el Municipio de Cruz del Eje, el gobierno provincial y la Cooperativa La Regional. En la experiencia de Tucumán se contabilizan además del financiamiento del PROINDER ($240.000 de proyectos productivos, $90.000 de un proyecto comunitario y $15000 para fortalecimiento organizacional) $495.000 de otro origen para una red de agua cuya ejecución comenzó en diciembre 2011 y se sigue desarrollando. Estos últimos casos nos llevan a otra observación sobre el financiamiento de las experiencias: este no proviene necesariamente, ni únicamente de la SsAF o del MAGyP (aunque sea lo más frecuente, ya que a los programas mencionados se le suman en algunos proyectos financiamientos de las leyes caprina u ovina) sino que diversas fuentes pueden hacer aportes significativos: municipios, gobiernos provinciales -con líneas propias o proyectos como el PRODERNOA-, Ministerio de Desarrollo Social, organizaciones -como la Cooperativa de Cruz del Eje- ONG con fondos de cooperación internacional y algunos productores -aportando dinero o recursos como el terreno para levantar un galpón de acopio o posibilitar el trazado de un camino (Corrientes)- para que las experiencias pudieran desarrollarse.

La asistencia técnica y la capacitación Todas las experiencias, sin excepción, recibieron asistencia técnica durante su desarrollo. Como ya se señalara en relación con el financiamiento, la asistencia técnica se brindó en todos los programas que precedieron y se incorporaron a la SsAF. El enfoque socio territorial, ha redefinido la AT como interdisciplinaria e integral con un sentido político dinamizador de los procesos productivos, organizativos y sociales transformadores, con criterio de equidad de género y generacional y buscando superar las restricciones de los enfoques centrados en lo rural productivo exclusivamente. Promueve así, el acceso a una mejor educación, salud, caminos, infraestructura, hábitat rural, servicios básicos. La experiencia de Santiago del Estero se centra justamente en el análisis de ese modelo de intervención desarrollado por un equipo de técnicos de distintas disciplinas implementado por la delegación de SsAF en el territorio Robles. El carácter integral muestra que los técnicos –que pueden corresponder a diversas disciplinas- asesoran sobre aspectos tan disímiles como lo son las experiencias mismas. Hay así, asistencia técnica sobre aspectos productivos incluyendo una o más etapas de la cadena productiva, donde se suele empezar por el apoyo en 159 Esta situación tiende a cambiar con la instrumentación de los Convenios entre el Ministerio y organizaciones de AF o Municipio o Provincias. Sin embargo, ninguna de las experiencias sistematizadas han utilizado esa forma de financiamiento. Una posible explicación radica en la poca antigüedad de esas nuevas formas de financiamiento.

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la adquisición de insumos (La Rioja, Neuquén); el auto- financiamiento (como lo muestran los fondos rotatorios de Chaco y Neuquén); la producción primaria (La Rioja sobre mejora de la sanidad caprina mediante la formación de botiquines comunitarios, Corrientes sobre manejo de plagas y cobertura plástica, Tucumán sobre mejora de corrales y genética, alambrado y cobertizos, producción de alfalfa, producción de leche, sanidad-, Córdoba sobre plan sanitario y mejoramiento genético de apiarios, Mendoza sobre manejo y calidad de uva para vinificar); pero también en la comercialización: en Corrientes, aspectos de clasificación, embalaje y venta en el Mercado Central de hortalizas; en Misiones, la planificación y manejo del stock para la venta de azúcar; en Chubut, las ferias de vellones; en La Pampa, la participación de las tejedoras en diversos eventos y la instalación de un local de venta; en Córdoba con el apoyo para la participación de los apicultores en un circuito de comercialización formal para lograr precios justos y romper las acciones especulativas de los acopiadores; en Mendoza, el desarrollo de una imagen común que identifique al grupo de productores de vinos caseros, naciendo el nombre de ”Viñateros Unidos del Este y la fijación de un precio mínimo; y en procesos de industrialización o artesanales (elaboración de azúcar rubia en Misiones, el uso de la bodega cooperativa y las familiares en Salta, de elaboración, conservación y fraccionamiento de vinos caseros en Mendoza, la extracción y elaboración de subproductos de la miel en Córdoba, la elaboración de quesos en La Rioja, de hilado y tejido en La Pampa y Chubut). En varias experiencias la asistencia técnica ha incluido a todas las etapas de la cadena. Algunos ejemplos son, la Feria de Sauzal Bonito en Neuquén, donde, con el objetivo de alcanzar la comercialización de pollos, se ha asesorado desde la compra de insumos, el manejo nutricional y sanitario, la faena, la conservación hasta la presentación del producto y la gestión de la propia feria. Otro caso es el de Chubut, donde la cadena se completa con dos tipos de actores: los productores, a los que se asesoró sobre mejoras en la producción de ovinos linca, en prácticas de manejo, de sanidad, reproducción esquila, acondicionamiento y venta en la feria de vellones, y las artesanas que recibieron asistencia técnica en hilado, tejidos y venta de las artesanías resultantes. Sin embargo, la AT no se concentra sólo en problemas productivos, también incluye aspectos más elementales de reproducción del grupo familiar, como la mejora en el consumo de alimentos que aparece en varias experiencias, las compras comunitarias y la capacitación en principios de nutrición que remarca la experiencia de Santa Fe. Las experiencias de hábitat también pueden incluirse en ese objetivo e incluyen asesoramiento en albañilería en Jujuy y Río Negro, de calefacción con métodos baratos y sencillos, en esa última provincia y captación y acceso al agua ya mencionados. En algunos de los casos sistematizados se requirió asistencia técnica especializada, por ejemplo en la construcción de la sala de extracción de miel de Córdoba, en la utilización de técnicas modernas de construcción natural (adobe y barro) de las viviendas de Río Negro, en la construcción de pozos en Entre Ríos, y de un enólogo en la experiencia de elaboración de vino en Mendoza. Otro aspecto interesante es la incorporación de “idóneos” o técnicos no profesionales. A la selección y capacitación de estos técnicos está, dedicada la experiencia de Formosa, pero también aparecen en el caso de la albañilería en Jujuy. El fortalecimiento de las organizaciones es una de las estrategias fundamentales de la acción de la asistencia técnica. En efecto, todas las experiencias presentadas en este libro hacen referencia la promoción por parte del Estado de los aspectos organizativos. Sea cual fuere el eje de la sistematización, siempre hay algo para decir sobre las características de la organización en que se sustenta. Esto no es casual, sino que está vinculado a la historia misma del Desarrollo Rural en el país, donde no hubo acción (financiamiento, asistencia técnica, capacitación, etc.) que no estuviera acompañada por algún nivel, aunque sea mínimo, de organización. Esto no ha sido patrimonio de un programa en particular sino un requisito de los diferentes programas primero y una estrategia para el desarrollo rural, que ve en el fortalecimiento de la organización del sector, un aspecto fundamental. Durante los 90 se trató, en general, de grupos de entre 4 y 10 familias, algunos de los cuales evolucionaron hacia organizaciones más complejas y formalizadas. Varias experiencias muestran ese pasaje (ver las de Santa Fe, el Chaco, Corrientes, Misiones). Si bien algunos de esos pequeños grupos empiezan a evolucionar

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desde temprano y se constituyen en Cooperativas o Asociaciones, ese proceso se vio favorecido más recientemente por el nuevo enfoque de la política pública para el sector. Desde mediados de la década anterior, al promoverse el enfoque de desarrollo socio territorial, uno de cuyos pilares es la presencia en el territorio de organizaciones de agricultores familiares160, se aceleraron los procesos de constitución de organizaciones, allí donde aún no existían. Algunas experiencias sistematizadas hacen de esta dimensión el tema central; es el caso de la de Catamarca que trabaja sobre la constitución y desarrollo del Foro Provincial de la Agricultura Familiar, organización de tipo gremial y reivindicativa de segundo grado que confluye en el FORO Nacional. También las experiencias de San Juan, de formación de líderes y la de San Luis –que muestra como alrededor de la promoción de una fiesta popular se va desarrollando un proceso organizativo- podrían agruparse con las primeras. En la mayoría de los casos, la organización es el instrumento sin el cual las acciones centrales de las respectivas experiencias no podrían haberse realizado; es el caso de la Asociación “Nuestro Propio Banco” que maneja los microcréditos en la experiencia del Chaco, la de los Viñateros Unidos del Este en Mendoza, para la elaboración de vino casero; la ASOPEPRO de Santa Fe, para el desarrollo de varias actividades productivas pero también de las capacitaciones, que son el eje de la experiencia; las de Tucumán y Entre Ríos para conseguir el agua, la de Corrientes para canalizar los procesos de comercialización, la de la Feria de Sauzal Bonito en Neuquén, etc. La experiencia de Tucumán ilustra muy bien la variedad y combinación de aspectos tangibles e intangibles abarcados por la asistencia técnica como estrategias productivas, estimación de costos para enfrentar el proceso de comercialización, a participar en grupos y desenvolverse en ámbitos locales y externos, a negociar acuerdos, a aceptar las diferencias.

Sobre quiénes prestan la asistencia técnica y cómo lo hacen En la mayor parte de las experiencias sistematizadas, la asistencia técnica está en manos de algunos de los más de 1200 técnicos que trabajan en las Delegaciones Provinciales de la SsAF, organizados en unos 180 equipos técnicos territoriales, muchos en articulación con otras instituciones. Otra vez la experiencia de Tucumán puede servir de ejemplo cuando detalla el proceso seguido en la conformación del equipo técnico que la acompañó, las aptitudes, especialización y origen institucional de cada uno de sus miembros. Que el INTA participe junto con lo técnicos del terreno de la SsAF en las actividades de apoyo técnico, es una situación frecuente. No queda claro cuando esa colaboración forma parte de un acuerdo institucional o es el resultado de relaciones interpersonales a las que van llevando el encuentro cotidiano en los mismos territorios. Pero lo cierto es que el trabajo conjunto del INTA y la SsAF puede verse en las experiencias de Misiones, Salta, Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, Chubut, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, Mendoza, San Juan, Santa Fe, San Luis. En estos casos, que son la mayoría, se observa una perfecta compatibilidad y complementación de saberes entre los técnicos de ambas instituciones que tienen la más amplia cobertura territorial. También hay trabajo conjunto con otras instituciones: ONG, donde la experiencia de Formosa es un buen ejemplo; dependencias del estado provincial, se observa en las experiencia de Catamarca, Santiago del Estero, Santa Fe, Tucumán entre otras; con Municipios, donde en la lista están las experiencias de Neuquén, Río Negro, La Pampa, San Luis, Mendoza, Córdoba, Salta, San Luis; Universidades como en Buenos Aires y San Juan; otras instituciones especializadas como el Centro de Desarrollo Vitícola de Junín, Mendoza. Tampoco 160 Los PDST son acciones que tienen: a) como propósito promover el ejercicio de los derechos políticos, económicos y culturales de la población rural, b) como “agente” a las organizaciones de base campesina, indígena y de trabajadores rurales, c) como propuesta técnica una estrategia de integración transversal de saberes y metodologías, y d) como anclaje espacial un territorio determinado.” Citado por Enfoque Socio territorial en la Nueva Institucionalidad” S/f

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deben dejarse de lado otras organizaciones locales que, como las parroquias (San Luis) o escuelas locales (Entre Ríos, Buenos Aires), son una fuente de apoyo para técnicos y productores. La experiencia de Buenos Aires, justamente, puso su eje en la articulación interinstitucional. Allí se puede apreciar el trabajo conjunto de la SsAF, el INTA, el Voluntariado de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires, el Centro Educativo para la producción Total, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y la escuela local Educación Primaria Básica (EPB) N° 27 “Almirante Brown” de la isla Los Laureles en el Delta. En este abanico de problemáticas y temas abordados por la asistencia técnica queda claro que la modalidad de intervención es muy variada y se va adaptando a las necesidades, recursos, saber hacer y a las lógicas locales. La asistencia técnica se enmarca como un proceso educativo ya que promueve el crecimiento de los sujetos como ciudadanos y de las organizaciones por lo que es muy difícil de separarla de la capacitación. La tradicional asistencia técnica en lo productivo como el recorrido de los establecimientos de cada productor por parte del técnico de terreno y las reuniones en las que se abordan temas comunes a los miembros del grupo u organización, modalidades que se combinan y complementan en el desarrollo de la experiencia, como se señala en la sistematización de Corrientes que se inicia con visitas a los vecinos y referentes locales para después agregar reuniones por parajes para trabajar el tema de la organización y las necesidades de financiamiento y capacitación. Para los otros temas que se abordan y no son productivos, que tienen como propósito promover el ejercicio de los derechos políticos, económicos, socio-culturales y ambientales de la población rural, la modalidad de trabajo de los equipos va, desde generar espacios colectivos de participación, problematización y aprendizaje para la toma de conciencia y fortalecimiento de las organizaciones, hasta la formulación de proyectos territoriales y de financiamiento, el acompañamiento en gestiones y la articulación con otras instituciones y organizaciones. En la mayor parte de las sistematizaciones se hace referencia a actividades de capacitación que fueron necesarias durante la experiencia. Estas pueden haber sido desarrollada, como en Santa Fe, en numerosos encuentros y reuniones con el propósito de dar el acompañamiento adecuado a los proyectos encarados por la organización, en las que la capacitación es parte de las actividades de asistencia técnica, o pueden adoptar otras formas como cursos, talleres, congresos, viajes, pasantías. En los capítulos anteriores hay cuatro experiencias que pivotean alrededor del eje capacitación-aprendizaje. Son las de Formosa, San Juan, Santa Fe y Tucumán. En las dos últimas, la capacitación- aprendizaje se convierten en la variable que explica los avances productivos, organizativos y personales de los actores de un territorio porque entienden el aprendizaje como un proceso complejo y permanente a través del cual los sujetos superan situaciones críticas que los enfrentan a la necesidad de una adaptación activa. Los otros dos casos tienen una visión más instrumental de la capacitación que incluye un conjunto de talleres/cursos que se desarrollan a lo largo del tiempo con un objetivo explícito. En ambos se trata de formación de formadores, tienen la particularidad de incorporar a representantes de los agricultores familiares o de las comunidades indígenas entre los potenciales capacitadores y de intercambiar saberes tradicionales con nuevos conocimientos. En San Juan tiene como objetivo la formación de dirigentes de organizaciones y en Formosa, la de incorporar técnicos indígenas entre jóvenes pertenecientes a las comunidades y donde finalmente se seleccionaron cinco que hoy forman parte del equipo de asistencia técnica del Subprograma Indígena de la delegación provincial. Estos cuatro casos no son los únicos que refieren situaciones de capacitación-aprendizaje. Hay otros que remiten a nuevas perspectivas laborales o de desarrollo personal. Véase a las mujeres albañiles de Jujuy y a las tejedoras pampeanas y otras donde se mencionan las capacitaciones como parte de un proceso en el que se juntan con la asistencia técnica (Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Luis). Sobre la capacitación-aprendizaje en el marco del DR puede decirse, entonces, que forman parte intrínseca de las experiencias, que de esos procesos participan los agricultores familiares y también los técnicos y que,

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junto a la asistencia técnica, forma parte de los intangibles que las comunidades valoran, porque están fuertemente asociados a sus posibilidades reales de cambio. Finalmente, tenemos que referirnos a algunas características del rol de los técnicos de terreno, que es otro emergente de los procesos de sistematización. El trabajo de los técnicos es a veces invisible, como se señala en la experiencia del Chaco; ellos suelen estar en el territorio sin horarios fijos y en condiciones desfavorables, acompañando en las condiciones concretas de existencia que viven las comunidades rurales. A veces tienen que lidiar con las frustraciones que arrastra la comunidad: la desconfianza, producto de malas experiencias anteriores, el temor a la mentira y a perder las tierras y animales, como relata la experiencia de Tucumán sobre la situación que se daba en octubre de 2003 cuando el Programa Social Agropecuario comenzó su intervención en la zona de la experiencia. Frente a esas frustraciones y a las dificultades con que se encuentran las familias en sus proyectos, los técnicos deben generar confianza donde no la hay. En la experiencia de Corrientes se recuerda que el técnico de terreno los alentó siempre, les generó confianza en sí mismos y en el proyecto, en los momentos en que aquella flaqueaba. Además, los técnicos respetan y valoran los conocimientos de los productores y, a la vez, impulsan las innovaciones que surgen de sus conocimientos o de la búsqueda permanente que hacen para resolver cuestiones que permitirán mejorar los rendimientos, conseguir nuevos mercados, mejores precios, nuevas oportunidades o bien ayudar a resolver distinto tipo de problemas creativamente como se vislumbra en las 21 experiencias relatadas; también deben arbitrar y resolver conflictos.

Sobre el lugar de las mujeres en las experiencias Es una obviedad señalar que en las experiencias hay participación de mujeres, porque ellas forman parte de la unidad familiar que lleva adelante las tareas domésticas y productivas en las que se sustenta la reproducción del hogar. Sin embargo, tal vez no lo sea tanto marcar los roles que están asumiendo estas mujeres en el medio rural y su paulatino acercamiento a la equidad de género, en el hogar, en las actividades productivas y en las organizaciones. El potencial que tienen las mujeres para promover el desarrollo con equidad161 es reconocido en el trabajo que, desde hace casi 20 años se viene realizando con campesinas e indígenas en el actual Ministerio. En Santiago del Estero, Santa Fe, Tucumán y San Juan se hacen referencia a cómo han contribuido la experiencias en fortalecer a las mujeres como personas y como parte de sus familias y se han considerado sus particulares intereses, aportes sociales y comunitarios, capacidades, dificultades y potencialidades. Las experiencias trasmiten que no sólo en lo simbólico las acciones de DR contribuyen con la equidad de género. El caso de Entre Ríos permite dimensionar las condiciones de precariedad en que viven buena parte de las mujeres rurales y los límites de la inequidad cuando se trata de un bien tan elemental como el agua. El impacto en la distribución del tiempo y la carga de trabajo de las mujeres (también de los niños) que produjo el tener agua más cerca, es una muestra de ello. En la esfera de la producción y de la organización, las experiencias presentan una gradación de situaciones en las que las mujeres pueden tener participación activa. Puede darse manteniendo un lugar tradicional, como sucede en la experiencia de Chubut donde buscan ser reconocidas como trabajadoras que hacen artesanía mapuche; o buscar una participación en las organizaciones como en Salta donde todavía ocupan una segunda línea en la cooperativa, pero donde participan en reuniones y capacitaciones. También en Corrientes donde marcan con su presencia la organización; o en Misiones donde participan en tareas relacionadas con la producción en la red cañera o que tengan participación activa en roles claves como el de delegada de la Colonia o tesorera, en el fondo de crédito del Chaco. 161 Subsecretaría de Agricultura Familiar, Área de Género y Juventud (2011) Primer documento de trabajo Políticas Públicas de Género.

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Hay entre las experiencias dos que son claramente de mujeres y así lo proclaman desde los títulos: Tejedoras del Sudeste Pampeano y Mujeres albañiles: el proyecto Yaguata Kavi de la Comunidad Guaraní APG El Bananal. Las dos son bien distintas tanto en la composición social de los grupos, en los roles asumidos por las mujeres y en el tipo de apoyo que recibieron en el marco del DR. Sin embargo, las dos las experiencias muestran que las mujeres han resultado fortalecidas. En la experiencia de La Pampa se trata, en su mayoría, de mujeres “amas de casa”, esposas o hijas de productores familiares dueños de sus tierras y con algún capital, son descendientes de inmigrantes europeos (alemanes del Volga), que viven en el centro urbano o muy cerca y elijen una actividad típica de su género: la producción de tejidos. En cambio las jujeñas forman parte de familias de trabajadores rurales que deben emigrar temporariamente, pertenecen a un pueblo originario, viven en una zona rural con muchísimas limitaciones, no tienen casa y desarrollan, para conseguirla, una actividad nada tradicional, la albañilería. El proceso que se sistematizó en La Pampa empieza como una actividad más, entre las muchas que pueden desarrollar las mujeres para ampliar la vida social, a la vez que capacitarse en algo útil y que tiene resonancia en las historias familiares. Casi jugando, estas mujeres encuentran una actividad que las hace visibles, no sólo en su ámbito cotidiano, sino bastante más allá. Lejos de eso, las mujeres de Jujuy se conectan con un programa de desarrollo rural para solucionar necesidades básicas como aprender a leer y a mejora la alimentación y, cuando aparece la oportunidad de mejorar sus viviendas, –pese al descreimiento general, particularmente el de los varones– se convierten en albañiles. En ese rol las mujeres superan todas las expectativas: se capacitan, se convierten en coordinadoras de los grupos, terminan las viviendas en tiempos record y hasta identifican una alternativa para conseguir ingresos monetarios. Esto es así, aun cuando muchas mujeres debieron intensificar su carga de trabajo en desmedro de su bienestar personal. En La Pampa, las mujeres quieren que se valore lo que hacen y ven que la valoración de los de afuera les permitió encontrar un lugar en la comunidad propia. En Jujuy la experiencia brindó conocimientos nuevos y fortaleció el sentido de la equidad de las capacidades entre ambos géneros, y el auto reconocimiento femenino”. En ambos casos, las experiencias aportaron a un mayor reconocimiento de las mujeres en su hogar, en la organización y en la comunidad. También las mujeres han tenido un rol importante en el proceso de sistematización. Se las ha visto participar con mucho entusiasmo en los equipos donde son actoras. En Tucumán, en Jujuy, en Santa Fe, en La Pampa, en Misiones, en Entre Ríos, en Corrientes, mostraron compromiso y capacidad para revisar, recordar, reflexionar sobre los momentos vividos y extraer de ello aprendizajes.

Sobre la sustentabilidad, la replicabilidad y el impacto de las experiencias A lo largo de los capítulos anteriores hay afirmaciones que testimonian los logros alcanzados a través de las experiencias de desarrollo rural: el sueño concretado de acceder al agua para el consumo y la producción, de haber mejorado la vivienda, la satisfacción de lograr vender la producción en el Mercado Central de Buenos Aires, como también en ferias o en nichos de mercados; lo bueno de contar con un banco que se adecue a sus necesidades y posibilidades; la importancia de acceder a infraestructura para procesar la producción primaria, agregar valor y retener parte de los beneficios de la cadena; el bienestar que genera mejora los rendimientos y la calidad de los alimentos o de poder ofrecer la fibras para mejorar las artesanías. Los logros mencionados en las sistematizaciones, no sólo son materiales, sino también haber aprendido y conocer más, participar en una organización que defiende los intereses y hace más visibles a los agricultores familiares; fortalecer la autoestima y con ella la capacidad de participar; la de poder coordinar acciones con otras instituciones, encontrar una metodología que permita mayor cobertura e integralidad de las acciones en el territorio, haber formado buenos dirigentes, de organizar y participar de una fiesta religiosa popular.

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Esto es así, la satisfacción de la gente es real, los cambios existen, pero ¿Se sostendrán en el tiempo? ¿Son replicables en otros lugares y condiciones? ¿Alcanzan, posibilitan un salto cualitativo en la calidad de vida de los hombres y mujeres que los hicieron posible? En relación con la continuidad y persistencia de los cambios en el tiempo, una de las ideas que sobrevuela las sistematizaciones es que los agricultores familiares aún siguen necesitando el apoyo de la asistencia técnica, particularmente en aquellas experiencias en las que el proceso organizativo ha tomado un cierto grado de complejidad y en otras en las que siguen necesitando apoyo financiero. De hecho, no se trabajó con ninguna experiencia “cerrada” donde ya no hubiera asistencia técnica, pero el rol es diferente cuando la organización que la lleva a delante, avanza en la autogestión. Como ejemplo, la Asamblea que toma todas las decisiones de la Feria de Sauzal Bonito o la Asociación Tres Arroyos de Corrientes reconocen que sigue siendo muy importante el aporte que les hace la asistencia técnica de la SsAF pero aseguran que, en la actualidad, están en condiciones para seguir solos con el proyecto, llegado el caso. Otras experiencias, en cambio, muestran la importancia que tiene la continuidad del apoyo. Es el caso de la de Misiones, donde todavía caminan muy junto a los técnicos y estos tienen un rol decisivo en las reuniones. Sin embargo, el problema central para dar continuidad a estas experiencias no es si se depende o no de la asistencia técnica, en todo caso hasta las grandes empresas agropecuarias recurren a ella, sino los problemas estructurales que arrastran los agricultores familiares. Por eso cuando la pregunta se orienta a si los cambios son suficientes, aparecen las limitaciones estructurales que apenas han sido atacadas. Son justamente esos problemas los que los definen y hacen que formen parte de los grupos más postergados del medio rural y de la producción agraria. Los protagonistas soportan problemas aún no resueltos por las políticas de DR: de inseguridad jurídica o de insuficiencia de tierra (no se seleccionó ninguna experiencia que presentara logros al respecto), de falta de infraestructura para acceder al agua, de caminos inexistentes o en mal estado, de falta de comunicación, de comercialización y, sobre todo de capital. Recién en los últimos años la SsAF se ha propuesto profundizar sus políticas y enfrentar estos problemas. En cuanto a la posibilidad de replicar las experiencias, resulta difícil dar una respuesta, generalizar, porque depende de la combinación de factores externos e internos que hicieron posible cada una de ellas. Pero puede decirse que cuanto más peso o más excepcionales tienen los factores externos, más difícil será la replicación. En ese sentido una experiencia como la de Salta que recibió una fuerte inversión, en la que se dieron otro gran número de factores externos que confluyeron con las condiciones internas de las organizaciones, es más difícil de replicar que una experiencia como la de Entre Ríos donde la inversión es muy baja y el desarrollo de la misma estuvo marcado fundamentalmente por la capacidad de organización del grupo de familias que tenían necesidad de agua para consumo. En cuanto al costo, en general casi todas las experiencias se realizaron con bajo costo, lo que les da más posibilidad de ser replicadas. Lo más importante de estas experiencias es que muestran que los agricultores familiares hacen una fuerte apuesta a mejorar la producción agropecuaria y las condiciones de vida familiar y territorial. En ese sentido hacen esfuerzos de todo tipo: personales, participan en organizaciones, se unen para lograr escala para la transformación o la comercialización, para acceder a mejores viviendas, servicios, con ganas de superarse, de aprender e innovar. Pero debemos que reconocer que las herramientas ofrecidas desde la SsAF han sido limitadas.

Sobre el proceso de sistematización en sí mismo Dentro de la SsAF, la sistematización de experiencias fue un proceso novedoso. No porque no se registraran anteriormente sistematizaciones, sino porque se buscó y logró involucrar a todas las provincias generándose, a la vez, los instrumentos para que pudieran cumplir con su cometido: metodología de trabajo, capacitación para aplicarla, acompañamiento técnico, reconocimiento y jerarquización de la actividad.

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Todas las delegaciones provinciales cuentan hoy con, al menos, una experiencia de desarrollo rural sistematizada. Esto es importante por varias razones. Empezando por el producto; las sistematizaciones están; se pueden mostrar. Cada uno de los informes, empieza ahora una vida propia donde el conocimiento generado aporta a una temática en particular (por ejemplo se usará para decir algo sobre la comercialización, o el agregado de valor en origen, o la innovación en la gestión productiva, o el hábitat, etc.), y desde allí contribuirá a generar o a repensar una política en particular o se sumará a un cuerpo más general de conocimientos. También es importante por el proceso en sí de sistematizar. Aquí se debe incluir a quiénes lo hicieron y cómo lo hicieron. En quiénes, están los técnicos provinciales y los productores que han superado el desafío de revisar la experiencia, reconstruirla, interpretarla, escribirla y han quedado capacitados para enfrentar situaciones similares en el futuro. Uno de los objetivos, no siempre explícito, del proceso de sistematización fue que los técnicos que trabajan en las áreas rurales de todo el país, pudieran socializar una parte de lo mucho que vivieron (junto a los AF) y saben sobre las acciones desarrolladas para apoyarlos. Ese objetivo ha comenzado a alcanzarse. Por otra parte, que en las sistematizaciones participaran sus protagonistas tiene su correlato en que muchos informes trasmiten la sensación de construcción compartida de la práctica del desarrollo rural. Las experiencias de los capítulos anteriores, empiezan a llenarse con retazos de vidas, sensaciones, impresiones, anécdotas, reflexiones, un vacío que las estadísticas sobre familias atendidas, pesos gastados, grupos organizados, no lograban plasmar. Ahora sabemos cómo están integrados algunos de esos grupos, cómo viven esas familias, en qué usaron el dinero, que pasos dieron y cómo impactaron en sus vidas. Para lograr esas pinturas fue importante la organización de los equipos mixtos y el encuentro en muchas reuniones de trabajo, la búsqueda del material, la posibilidad de superar la dificultad para entender la guía así como los problemas para escribir. Todo ello contribuyendo a capturar por medio de la reflexión los obstáculos, aprendizajes y desafíos que les había propuesto la experiencia. Además, trabajar en equipos mixtos, sobre todo cuando se ha focalizado sobre la cuestión organizativa, hace que el proceso de sistematización, particularmente la reflexión sobre la experiencia contribuya a movilizar al grupo (esto ha sucedido en casi todos los casos) y a renovar las iniciativas con nuevas acciones. Vista de esa forma, la sistematización se presenta también, como una metodología que puede ser parte de los procesos de diagnóstico, planificación, seguimiento y evaluación de la acciones de desarrollo rural. Superada la etapa de aprendizaje, donde quedó demostrado que era posible sistematizar las experiencias con determinados actores y condiciones, se espera que la sistematización se incorpore en las delegaciones y territorios como una actividad regular que permita actualizar el conocimiento sobre los agricultores familiares, recomendar la replicación de experiencias, tomar nota de los errores para corregir las características de las acciones, evaluar si las acciones contribuyen al logro de los objetivos propuestos e, incluso, pueden ofrecer elementos que justifiquen el cambio de objetivos. Todo esto mejorará la definición y aplicación de las acciones de la SsAF, es decir cumple un rol hacia adentro. Hacia afuera, las sistematizaciones podrán presentarse en diversos ámbitos y con variados formatos (textos, audiovisuales, páginas de internet) y de esta forma contribuirán a hacer visibles a los agricultores familiares en sus limitaciones y problemas, pero particularmente en lo que tiene para ofrecer a los otros integrantes de la comunidad, Más allá de la decisión de la SsAF de promover esta actividad, en este momento varias provincias han iniciado procesos propios de sistematización. Por todo lo cual, en poco tiempo se podrá contar con un panorama más claro, completo y complejo de lo que es hoy el desarrollo rural en el país.

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GLOSARIO DE SIGLAS UTILIZADAS • ACEVAC Asociación Calchaquí de Elaboradores de Vino Artesanal y Casero • AER Agencia de Extensión Rural • AF Agricultura Familiar • AFIP Administración Federal de Ingresos Públicos • AFR Asociación de Fomento Rural • APENOC Asociación de Pequeños Productores del Norte de Córdoba • APEPFAR Asociación de Pequeños Productores y Familias Rurales • APRoSar Asociación de Productores y Productoras Rurales de Sarmiento • ASOPEPRO Asociación de Pequeños Productores “Las Tres Colonias” • ASSAL Agencia de Seguridad Alimentaria de la Provincia • AUH Asignación Universal por Hijo • BID Banco Interamericano de Desarrollo • BPA Buenas Prácticas Agrícolas • CBA Canasta Básica Alimentaria • CBT Canasta Básica Total • CDR del M.D.S Centros de Desarrollo Rural del Ministerio de Desarrollo Social • CEB Comunidades Eclesiales de Base • CECAZO Centro de Capacitación Zonal • CEPT Centro Educativo para la Producción Total • CGT Confederación General del Trabajo • CIC Centro Integrador Comunitario • CIEA Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios • CLA Consejo Local Asesor • CLACSO Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales • CNA Censo Nacional Agropecuario • Co.Na.Mi. Comisión Nacional de Microcrédito, • CONINAGRO Confederación Intercooperativa Agropecuaria Cooperativa Limitada • CRA Confederaciones Rurales Argentinas • CTA Central de los Trabajadores Argentinos • DDSS Desarrollo Social • DNI Documento Nacional de Identidad • EDR Experiencias de Desarrollo Rural • EEA Estación Experimental Agropecuaria • EFA Escuela de la Familia Agrícola • ENDEPA Equipo Nacional de Pastoral Aborigen • ENTEL Empresa Nacional de Telecomunicaciones • EAPʼs Explotaciones Agropecuarias • EPB Educación Primaria Básica • EST Enfoque Socioterritorial • EST Equipo Socio Territorial • ETA Equipo Técnico de Apoyo • FAA Federación Agraria Argentina • FAO Food and Agriculture Organization

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• FCV Facultad de Ciencias Veterinarias • FECIC Fundación para la Educación la Ciencia y la Cultura • FeCoAgro Federación de Cooperativas Agrícolas • FFRR Fondo Rotatorio • FFyL Facultad de Filosofía y Letras • FIDA Fondo Interamericano de Desarrollo Agrícola • FLACSO Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales • FNUAP Fondo de Población de las Naciones Unidas • FODA Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas • FONAF Foro Nacional de la Agricultura Familiar • FOPAF Foro de Organizaciones Provinciales de la Agricultura Familiar • FOPAR Fondo Participativo de Inversión Social • FUDEC Fuerza Desarrollo y Crecimiento • FUNDAPAZ Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz • GrUniSur Grupos Unidos del Sur • GVC Grupo di Voluntario Católico • Ha Hectárea • IFAI Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial • INAI Instituto Nacional de Asuntos Indígenas • INDEC Instituto Nacional de Estadística y Censos • I.N.P.I. Instituto Nacional de Propiedad Industrial • INTA Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria • INTI Instituto Nacional de Tecnología Industrial • INV Instituto Nacional de Vitivinicultura • IPAF Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar • MAGYP Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca • MAP Ministerio del Agro y la Producción de la Provincia de Misiones • MERCOSUR Mercado Común del Sur • MINAGRI Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca • MUCAAR Mujeres Campesinas e Indígenas de la Argentina • NBI Necesidades Básicas Insatisfechas • NEA Noreste Argentino • NO Noroeste • NOA Noroeste Argentino • ODHAT Organización para el Desarrollo Humano Ambiental y Técnico • ONG Organización No Gubernamental • ONPIA Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Argentina • PC Personal Computer • PEA Plan Estratégico Agropecuario • PEI Proyecto Educativo Institucional • PEVI Plan Estratégico Vitivinícola • PIS Plan de Inclusión Social • PPM Pequeños Productores Minifundistas • PROAPI Proyecto Integrado de Desarrollo Apícola • PRODERPA Programa para el Desarrollo Rural de la Patagonia • PRODERNEA Programa de Desarrollo Rural del Noreste Argentino • PRODERNOA Programa de Desarrollo Rural del Noroeste Argentino • PROEMER Programa de Emergencia Rural

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• PROER Programa de Empleo Rural • PROHUERTA Programa de Autoproducción de Alimentos • PROINDER Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios • PROLANA Programa Ovino de la Provincia de Buenos Aires • PROSAP Programa de Servicios Agrícolas Provinciales • PSA Programa Social Agropecuario • Pymes Pequeñas y Medianas Empresas • RAOM Red de Agricultura Orgánica de Misiones • REAF Reunión Especializada de la Agricultura Familiar • ReNAF Registro Nacional de Agricultura Familiar • RENSPA Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios • RNE Registro Nacional de Establecimiento • RNPA Registro Nacional del Producto Alimenticio • SADAIC Sociedad Argentina de Autores y Compositores • SsAF Subsecretaría de Agricultura Familiar • SAGPyA Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca • SAGyPN Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación • SENASA Servicio Nacional de Sanidad Animal • SOMISA Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina • Sor Sociedad Rural • SRA Sociedad Rural Argentina • SsAF Subsecretaría de Agricultura Familiar • TICs Tecnologías de la Información y las Comunicaciones • Tn Tonelada • UATRE Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores • UBA Universidad de Buenos Aires • UCP Unidad de Coordinación Provincial • UEPC Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba • UNESCO United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization • UNJu Universidad Nacional de Jujuy • UNPEPROCH Unión de Pequeños Productores Chaqueños • UNPSJB Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco • UNSE Universidad Nacional de Santiago del Estero • UOM, Unión Obrera Metalúrgica • UTCN Unidad Técnica Central Nacional • UTTERMI Unión de Trabajadores Técnicos Rurales de Misiones • VAO Valor agregado en origen • VO Voluntariado Ovino • YPF Yacimientos Petrolíferos Fiscales

1 La resolución 123/2006 crea el Foro de la Agricultura Familiar en el ámbito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos del Ministerio de Economía y Producción. De acuerdo a la resolución, el Foro estaba integrado por el Coordinador del Programa Federal de Reconversión Productiva - Cambio Rural, el Coordinador del Programa Social Agropecuario, de los Programas PRODERNOA/ PRODERNEA, el Coordinador alterno de la REAF y 2 representantes por cada organización que represente a la Agricultura Familiar en Argentina. 2 A partir de Marzo de 2009 la SsAF incrementa su cobertura con equipos territoriales, ampliando su presencia a 11 territorios correspondientes a 11 departamentos de los 16 de la provincia

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