Palenque

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C Los Misioneros combonianos y afroamérica Por: Redacción

¿Bolívar asumió la causa de los negros? Por: Santiago Valencia Chalá

Entrevista: Quince Duncan, escritor costarricense. “Nuestra lucha es por la equidad” EDITOR PROPIETARIO Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús Nit: 890.322.663-4 Registro de Senac S.P.I.531 ISSN 0121-4551 Mingobierno Res. No. 13124

olombia, como otros países latinoamericanos, está celebrando el Bicentenario de su constitución como República independiente. Es un tiempo para recordar y celebrar, pero también para analizar la realidad social, revisar la historia y avanzar por los caminos de una mayor solidaridad e igualdad entre todos los ciudadanos, superando las injusticias y vacíos de estos doscientos años. Entre estas injusticias y vacíos se destaca de manera muy clara la marginación en que han vivido los millones de afrocolombianos –y americanos, en general–, muchas veces olvidados en las regiones más pobres del país o del Continente, a pesar de su importante contribución a los procesos de independencia. Por otra parte, la celebración del Bicentenario coincide en Colombia con la llegada a la jefatura de la República de un nuevo presidente, el Dr. Juan Manuel Santos, quien se ha distinguido por convocar a todos a la unidad nacional, con el objetivo de lograr una mayor prosperidad. Esperamos que, a la hora de impulsar esta unidad nacional no sean olvidados una vez más los afrocolombianos, que son muchos y siguen estando injustamente marginados. La inclusión de los afrocolombianos es una condición indispensable para una Colombia próspera, justa y en paz. Los afrodescendientes tienen derecho a que se les preste una dedicación especial, de tal manera que, de una vez por todas, sean totalmente incorporados a la vida social de la nación, en igualdad de condiciones, derechos y obligaciones. Esta atención especial debe concretarse en una educación de mayor calidad, una sanidad al alcance de todos, una defensa de las víctimas de la violencia, un respeto absoluto por los derechos humanos fundamentales, unas estructuras físicas que faciliten el desarrollo de las regiones marginadas, etcétera. Esto mismo vale, por supuesto, para la Iglesia, que debe avanzar cuanto antes hacia una total integración de la cultura afrodescendiente, promoviendo las vocaciones afros y favoreciendo su presencia en todos los niveles. P. Antonio Villarino Misioneros Combonianos en Colombia DIRECTOR Hno. Bernardino Frutuoso director@combonianos.org.co ADMINISTRADOR P. Antonio Arbor administracion@combonianos.org.co

REDACCIÓN P. Rafael Savoia Yeny Báez sinfronteras@combonianos.org.co IMPRESIÓN Panamericana Formas e Impresos S.A.


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el 1 al 6 de marzo de 2010 se realizó el Primer Encuentro Continental de los Misioneros combonianos comprometidos con la pastoral afroamericana en la ciudad de Guayaquil-Ecuador. En las actas, los participantes escribieron sus impresiones: “El encuentro nos ha permitido conocernos, tener una visión de la situación afro en los diferentes países, realizar una evaluación y trazar unas líneas pastorales junto con unas propuestas. Ahora se trata de concretar las ideas y colaborar entre nosotros en lo que se pueda, respetando el camino de cada jurisdicción”. La presencia de los Misioneros combonianos en el Continente Americano ha sido condicionada por su relación con el carisma de san Daniel Comboni que se dedicó a los pueblos de África. Los Misioneros combonianos en América, por su carisma, están llamados a acompañar a los afroamericanos en su caminar

hacia la Patria sin males, porque el fundador San Daniel Comboni ha entregado su vida por África. Su idea fuerza, salvar África con los africanos, ha sido interpretada por los Misioneros combonianos en América como salvar a los afroamericanos con los afroamericanos. Presencia comboniana entre los afroamericanos En Estados Unidos de América, los Misioneros combonianos han establecido comunidades en regio-

nes afro como en Georgia, inclusive en Cincinnati–Ohio, (1947) sede provincial, es significativa la población afro americana. En Brasil, los afro son parte importante de la población, conservan sus tradiciones y en particular el culto a san Benedicto. En la Baixada Fluminense de Río de Janeiro es notoria la presencia afro y el compromiso comboniano, que ha favorecido el progreso de jóvenes afro que ahora son líderes, algunos de ellos tienen cargos importantes a nivel de administración pública y otros en universidades. En Salvador (Bahía) los combonianos cuentan con el Centro de Pastoral Afro y Documentación P. Heitor Frisotti (Cenpah) ubicado en el barrio de Sussuarana. En Ecuador, los combonianos están en la misión de Esmeraldas (provincia mayoritariamente afro) desde 1954. Se ha hecho una opción por los afroecuatorianos, destinando personal para este trabajo desde 1981. Han creado el Centro


Cultural Afro de Quito y de Guayaquil, han fundado el Movimiento Afroecuatoriano Conciencia. En Perú la Iglesia confió a los combonianos la parroquia de El Carmen (Chincha), que es el pueblo afro más conocido del país, también internacionalmente. El Centro Cultural San Daniel Comboni ofrece una oportunidad de colaboración y diálogo con varias organizaciones afro. La parroquia de Trujillo cuenta con un gran número de afroperuanos. En Colombia los combonianos han hecho una opción decidida por los afro como tema transversal de toda actividad parroquial, animación misionera, formación, justicia y paz, dando además vida al Centro Afrocolombiano de Es-

Señoras en la celebración del día de san Daniel Comboni, Ecuador.

piritualidad y Desarrollo Integral (CAEDI), y a la Obra de Promoción Humana de los Hermanos combonianos, manteniendo presencia en la pastoral afro de las diócesis de Bogotá, Soacha y Engativá y también la relación con la Comisión de etnias de la Conferencia Episcopal Colombiana. La revista Iglesia Sinfronteras da relevante espacio al tema afro, en

Los misioneros combonianos en América, por su carisma, están llamados a acompañar a los afroamericanos en su caminar hacia la Patria sin males.

particular a través del suplemento Palenque (dos veces al año) y la página web de la pastoral afro (www.combonianos.org.co/pastoral_afro.html). En México la mirada a los afromexicanos ha sido una constante, también a través de la revista Esquila Misional. Últimamente los Hermanos misioneros combonianos han asumido un compromiso con la población afro en la Costa Chica de Guerrero. En cuanto a la Delegación de Centro América, la preocupación por los afrodescendientes ha estado presente desde los comienzos. En Costa Rica escogieron trabajar en Puerto Limón en la parroquia de Cieneguita. En la actualidad también en el barrio Cuba de San José, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Trabajo en los próximos años Entre las propuestas del encuentro resalta la de propiciar que en cada jurisdicción haya una comunidad o un referente para la pastoral afro. Se decidió también, entre otras, fomentar las siguientes iniciativas: potenciar las comunidades combonianas dedicadas a la pastoral afro; realizar semanas, cursos de teologías y espiritualidad, talleres, actividades de pastoral afro; participar en los encuentros que la pastoral afro organiza a nivel local y nacional; recoger y difundir materiales de hermenéutica afro (camino bíblico afro); trabajar temas de justicia y paz, ecología, desde la cosmovisión del pueblo negro; promoción y formación de los misioneros laicos afro. Estas propuestas y compromisos que han tomado los misioneros combonianos se apoyan sobre una de las decisiones del Capítulo General de 2009, que indica la pastoral con los grupos afroamericanos como prioridad en el Continente Americano. n


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omingo Bioho es, quizás, el mas famoso de los negros cimarrones y rebeldes de Colombia. Algunos historiadores suponen que procedía de Bioho, Guinea Bissau, África Occidental, lugar desde el cual los esclavistas, en la segunda mitad del siglo XVI, enviaban a los africanos hacia ‘el nuevo mundo’, más exactamente a Cartagena de Indias, ciudad fundada en 1533, principal puerto de tráfico y venta de esclavos. Domingo pertenecía a una tribu de hombres fuertes y guerreros, expertos navegadores, estimados y temidos en su entorno. Domingo fue capturado y vendido en Cartagena al español Alonso del Campo en 1596. Allí fue empleado como remero forzado en uno de los barcos que surcaban el río Magdalena. Para aquél entonces el número de esclavos había aumentado, así como el número de los que lograban huir y formar pequeños pueblos en lugares accidentados con facilidad de defensa, llamados palenques. Domingo, aprovechó un percance para huir, pero fue recapturado y obligado a volver a las galeras, como se consignó en un documento de 1599 citado por el historiador cartagenero Roberto Arrazola. Sin embargo, su deseo y voluntad de libertad fueron más fuertes que las cadenas y logró liberarse, refugiándose en los montes, organizando a sus seguidores y la vida diaria de los pueblos de

cimarrones. También conformó una ‘red de inteligencia’ que le daba información sobre los sucesos que acontecían en la ciudad y organizaba las fugas de más esclavos hacia el territorio liberado. Existen documentos coloniales, datados de 1603, que reconocen a Domingo como jefe y fundador de los palenques en la región cienagosa de la Costa Atlántica de los Montes de María. Él vivía en la Matuna. Su labor comenzó a ser vista con cierto temor y preocupación por las autoridades. Al punto que el gobernador, Geronimo de Suazo, al ver a la población de las montañas libre, decidió acabar con Bioho y su gente. Consiguió permisos, soldados y armas, para someter a los negros sublevados, que nunca fueron vencidos definitivamente porque tenían una organización eficiente y sólida. El sueño de Bioho era apoderarse de Cartagena y volver a África. En 1605 Gerónimo Sua-

zo firmó un tratado de paz con Domingo, denominado con cierta ironía como Rey del Arcabuco, que no duró mucho; las hostilidades continuaron, según relata el mencionado historiador. La paz sólo se concretó en 1612 bajo la gobernación de Diego Fernández de Velasco. El tratado fue violado por los españoles en 1619, cuando Bioho fue arrestado por la guardia de la muralla. Lo ahorcaron y descuartizaron el 16 de marzo de 1621. El gobernador García Girón, quien ordenó la ejecución, argumentó amargamente que era peligroso el respeto que Bioho generaba en la población ya que “con embustes y encantos se lleva tras de sí a todas las ‘naciones’ de Guinea que hay en la ciudad”. El legado La Unesco declaró patrimonio de la humanidad al Palenque de San Basilio, primer pueblo libre de América, con el reconocimiento del Rey en 1711. Las gestiones finales fueron realizadas en Cartagena y en España por los presbíteros Miguel del Toro y Balthasar de la Fuente, con el apoyo del obispo Cassiani, miembro de la orden de San Basilio. Domingo Bioho, Rey Benko y los cimarrones que siguieron sus huellas, han sido signo de dignidad y libertad, a lo largo de la Colonia hasta las guerras de la independencia e inspiran todavía hoy no sólo a los afrocolombianos y a sus líderes, sino también a todo colombiano que desea un futuro de dignidad, libertad y paz para el país. n


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as delegaciones de las regiones afro del país se encontraron del 4 al 8 de mayo en Barranquilla,(Atlántico) para la apertura del XIX Encuentro de Pastoral Afrocolombiana (EPA), convocado por la Comisión de Etnias de la Conferencia Episcopal de Colombia. El tema central del EPA fue Afrocolombianas y afrocolombianos en el bicentenario: Iglesia y Estado. El día de la apertura los delegados se reunieron en la Catedral para la solemne celebración de la misa afro, presidida por Mons. Carlos José Ruiseco. Alrededor de 250 delegados llenaron la inmensa catedral de cantos acompañados por el ritmo de los tambores. Uno de los momentos más emotivos fue la procesión de la Palabra con danzas y ovaciones. En el patio contiguo se presentó una obra que dramatizaba los sufrimientos y opresión de la esclavitud, revelando la esperanza de un pueblo que ha sabido superar las trabas y dar un aporte fundamental a la construcción de la Patria. El 5 de mayo el doctor Fabio Teodolindo Perea pronunció la ponencia iluminadora del día Presencia y aportes del pueblo afrocolombiano en la historia de Colombia, insitiendo en el cimarronaje histórico colonial, republicano y actual como pensamiento afro. Resaltó sobre todo el pensamiento actual del cimarronismo contemporaneo, las luchas por la nueva Constitución y la Ley 70, hasta las organizaciones afro que hacen presencia a todo nivel. Al final del día, sin embargo, los participantes concluyeron que la realidad de los afrocolombianos todavía es de marginación y

exclusión. El informe 2009 de la ONU sobre discriminación racial en Colombia afirma que la “situación de las comunidades afro es gravísima”. El 6 de mayo se realizó un forum sobre la realidad afro y las propuestas de cambio a hacerse. La profesora Elisabeth Lozano, de la Universidad del Valle, reconoció los avances, pero solicitó que se nombre una comisión para las reparaciones a un pueblo que fue explotado y todavía en su mayoría vive marginado y excluido. El P. Neil Mena, el día 7 de mayo, lanzó el tema de la solidaridad en las mismas comunidades afro, recordando lo que se dijo en el encuentro de Panamá (2009): la pastoral afro no es tanto una actividad, sino un camino de experiencia de Jesús, que está con el pueblo, vive su vida y lo llama a un compromiso solidario. El sacerdote presentó las actividades realizadas por el CEPAC y las gestiones que están realizando sobre todo en el ámbito educacional,

viendo la posibilidad de un centro de estudios étnico. El encuentro fue muy creativo y alegre, en particular las eucaristias, que cada delegación animó con especial esmero y sabor afro. Al finalizar, los participantes concluyeron que celebrar el bicentenario para los afro es reclamar el reconocimiento con acciones positivas. Asimismo, suscribieron un manifiesto en el que deploran las acciones violentas y las situaciones de discriminación que siguen viviendo los afro y recordaron los ocho años de la masacre de Bojayá. Instaron al gobierno a que dé cumplimiento a la ley 70 de 1993 y el derecho a vivir y ser felices de los afro en sus tierras. Se comprometieron a proseguir en la construcción de un país de todos y para todos; incluyente, amable, orgulloso de su multietnicidad y pluriculturalidad, que surja de un proyecto de nación que reconozca con dignidad las raíces de su pasado. n


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Por Santiago Valencia Chalá

olívar y las Negritudes es el titulo de un libro que apareció hace poco en las librerías de Colombia. El autor, Pedro Felipe Hoyos Korbel, a lo largo de la obra se esfuerza por justificar la actitud o las actitudes de Bolívar con relación a los negros, tanto en su campaña libertadora como en su mandato como presidente, sin olvidar sus últimas intervenciones como el personaje influyente que era. “Bolívar en las últimas dos constituciones no hizo público su reclamo por la libertad absoluta de los esclavos… Esta medida revolucionaria aplicada en ese momento habría sido el colapso de Colombia” (Ob.cit.381). Efectivamente, Bolívar es el libertador, el estratega, el gobernante y el hombre que luchó por realizar su gran sueño de la unión de los países bolivarianos y de América. Bolívar, el libertador Bolívar perteneciente a una familia noble, dueño de tierras y de esclavos, inició la revolución, fracasó y se refugió en Haití. Gracias al presidente Alejandro Petión pudo levantarse de la derrota militar y sicológica, consiguió tropas y pertrechos. El único requisito que le solicitó Petión fue que adonde llevara la bandera de la libertad, proclamara la emancipación de los esclavos. Bolívar retornó a la lucha y consiguió triunfos que le abrieron el camino para liberar a los pueblos y comenzando por Venezuela plasmó su pensamiento en las Constituciones. Escribe Luzmarina Gomez G. “Lo único que esta-

Alejandro Petión.

bleció en la Constitución de la Independencia federal de Venezuela de 1811, fue la supresión de la trata de esclavos, pero no de la esclavitud. De este modo el primer capítulo del proceso de independencia provocó, a su vez, que los negros crearan su propia revolución, lo cual generó continuos levan-

tamientos contra el grupo de los blancos, entre ellos Bolívar”. Bolívar vencedor en los campos de batalla, instauró la Gran Colombia y animó con su espíritu personalidades y pueblos. Con relación al negro, en la práctica sólo proclamó la ley de libertad de vientres en un momento crítico, en que las tropas realistas ofrecían antes que él, la libertad a cuantos se alistaban en los ejércitos, al estilo de Boves y Miranda en los Llanos. En el oficio a Santander del 2 de abril de 1820 Bolívar escribe: “En efecto, la ley del Congreso es sabia en todas sus partes. ¿Será justo que mueran solamente los hombres libres por emancipar a los esclavos?, ¿No será útil que éstos adquieran sus derechos en el campo de batalla, y que se disminuya su peligroso número por un medio poderoso y legítimo? Hemos visto en Venezuela morir la


población libre y quedar la cautiva; no sé si esto es político, pero sé que si en Cundinamarca no empleamos a los esclavos, sucederá otro tanto… Reitero mis anteriores órdenes: que el ejército del Sur tome los esclavos útiles para las armas, que necesite; y que vengan tres mil jóvenes solteros, para el ejército del Norte”. Bolívar y el pueblo negro Bolívar le tiene temor a lo que a la raza se refiere, como se desprende de lo que escribe desde Guayana el 5 de agosto de 1817 con relación al juicio y condena del general Manuel Piar: “Proclamar los principios odiosos de la guerra de colores para destruir así la igualdad que desde el día glorioso de nuestra insurrección ha sido la base fundamental...”. Luzmarina Gomez G. comenta: “como hemos podido indagar hasta 1814 la única relación que Bolívar posee con otros grupos sociales solamente obedece a dos direcciones: la primera con sus iguales (blancos criollos); la segunda, la de los siervos (negros esclavos) como elemento de producción y poder económico. En ningún momento ha hablado de injusticia o maltrato. Sólo se ha encontrado hasta ahora referencia de ello como elemento de labor y cuidado de sus haciendas”. Otras circunstancias como los movimientos revolucionarios de la gente de color entre 1824-1827, que ocasionaron grandes tensiones en la gesta emancipadora, propiciaron la carta que Bolívar le escribe a Páez, el 26 de Noviembre de 1827, en donde se refiere a estos incidentes y hace una afirmación dura: “la enemistad natural de los colores es mil veces peor que una invasión española (...)”. Continúa Luzmarina Gómez, “Lo que si me queda claro, es que Bolívar conservó grandes afectos por personas de color como es el

caso de la negra Hipólita y José Palacios. En una carta enviada a María Antonia, su hermana, el 10 de Julio de 1825, desde Cuzco, Bolívar dice lo siguiente acerca de la Negra Hipólita (...) “Te mando una carta para mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere, para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella (...)”. Es bastante claro su afecto por la negra de su infancia a quien llama madre y padre.

La negra Hipólita.

Sin embargo, la razón de Estado primaba en la mente de Bolívar. En las haciendas que visitaba, por ejemplo la de Japio de los Arboleda en el Cauca, su interés era conseguir plata, alimentación y esclavos para sus campañas. No es de maravillar que los negros (tampoco los indígenas) en la primera y en la segunda levantada, no estuvieran al lado de Bolívar. Presentían que su suerte no cambiaría. Ni siquiera se cumplió la ley de Libertad de Vientres, ya que la abolición llegó 21 años después de su muerte, en 1851 con el presidente Hilario López en Colombia y en general en esa misma época para los demás países americanos.

“El primer día de lo mismo” Siempre se citan las palabras de Bolívar al Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819: “Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma o la revocación de todos mis estatutos y decretos, pero yo imploro la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la de la República”. No obstante, fue el Congreso de Cúcuta que en 1821 promulgó la ley de libertad de vientres: “Serán libres los hijos de los esclavos que nazcan desde el día de la publicación de esta ley… Pero ellos en recompensa deberán indemnizar a los amos de sus madres los gastos impedidos en su crianza con obras y servicios, que les prestaran hasta la edad de dieciocho años cumplidos” (Art. 1° y 2°). Esto quiere decir que, quedarían esclavos hasta 1839. Para esa época los esclavistas estaban preocupados y lograron del Congreso la ley del 29 de mayo de 1842 que prorrogaba el concertaje forzoso hasta los 25 años. Los jóvenes que no lo aceptaran y se fugaran, “seran tratados como vagos, destinados por el Alcalde al ejército permanente” (Art.6°). Peor todavía y vergonzosa la ley del 28 de noviembre de 1843 Sobre medidas represivas de los movimientos de los esclavos, que en el artículo 4° declara “Se deroga el artículo 6° de la ley del 21 de julio de 1821, permistiéndose la venta de esclavos para fuera de la Nueva Granada”. En base esta ley, muchos jóvenes que tenían derecho a la libertad fueron vendidos a Ecuador, Panamá y Perú. Los que ganaron, con engaños, fueron los ricos criollos dueños de esclavos porque fueron indemnizados. Para el negro y el indígena y la gente del común la independencia fue lo que escribió un historiador, “el primer día de lo mismo”.


Bolívar podría haber proclamado la abolición definitiva, como se comprometió con Petión. Libardo Arriaga Copete escribe: “Es claro que en el Congreso de Angostura, en aquel momento de gloria del Libertador y en medio de la apoteosis general con que los delegatarios lo aclamaban y se sometían a sus designios, la abolición de la esclavitud no habría tenido los tropiezos que encontró después, ni las vicisitudes por las que tuvo que pasar”. Pero, ¿por qué Bolívar no lo hizo cuando gozaba de todo el apoyo popular?, ¿temía que la liberación inmediata acabara con la economía de los países libertados?, ¿libertados para qué y para quienes? Razón tenía el poeta chocoano Oscar Maturana, en 1991, de levantar la voz en nombre de los caídos, engañados y traicionados negros, carne de cañón de las guerras de liberación:

Para el negro y el indígena y la gente del común la Independencia fue lo que escribió un historiador, “el primer día de lo mismo”.

Bolívar Reconozco tus valores como genio de la guerra, reconozco que eres uno de los grandes de la tierra. Sin embargo, ¡oh Bolívar! yo no puedo perdonarte, cuando a Petión y sus negros tranquilo tú traicionaste. Tú tenías en las manos un poder omnipotente, sin embargo los esclavos continuamos de sirvientes. Luzmarina Gómez emite un juicio global con relación a Bolívar y los negros: “Existe un Bolívar antes de 1812, uno después de 1814-15 y otro totalmente diferente después de Jamaica, considero particularmente que su sensibilidad social se agudiza entre 18161819 cuando defiende de una manera apasionada la abolición de la esclavitud, pero es allí, donde creo que todos podemos de pecar de

El coronel Leonardo Infante, combatiente de la Independencia.

subjetivos al no comprender que su proceso abolicionista o de posición frente a los negros está más ligado a su contexto político social de la etapa de lucha que le toca vivir, que a su verdadera creencia o no de si los negros eran iguales a los blancos, ese no era el punto relevante; lo importante allí era que había que proclamar igualdad para no generar una guerra civil y no por la convicción de que él era uno más junto con los negros. Por

lo menos en lo investigado no encontré ningún documento que lo demostrase, por lo tanto, mi argumentación se sustenta sobre la base de que Bolívar no concibió a los negros como sus iguales, eso no denigra, ni exalta al hombre solo lo ubica dentro de su contexto histórico”. Bolívar hombre de grandes proyectos logró la Independencia. Aspiró a unir los países, comenzando por la Gran Colombia y perdió. Tal vez no tuvo en suficiente consideración las ambiciones del ser humano, las rivalidades entre pueblos y tampoco las diferencias étnicas en particular de los indígenas y los negros. Reconoció sus valores y sus aporte imprescindible para la revolución, pero los ‘instrumentalizó’ en función de las élites de las cuales él mismo era parte y que lo traicionaron, quedando con sus grandes victorias y con una inmensa soledad, que lo acompañaron hasta la muerte en la Quinta de San Pedro en Santa Marta. n _____________

Bibliografía: - Libardo Arriaga Copete, Los negros 150 años después de la esclavitud, Cátedra de Estudios Afrocolombianos, Casa Nacional de la Cultura Afrocolombiana, Fondo de Publicaciones Afrocolombianas, (Vol. 1 p.14). - Oscar Maturana: “Bolívar y el despertar del Negro”, Bogotá, 1985. - Pedro Felipe Hoyos Korbel: “Bolívar y las Negritudes: Momentos históricos de una minoría étnica en Gran Colombia”, Hoyos Editores, Manizales, S.F. - Marina Gómez y Gómez. En: www.simonbolivar.org/principal/bolivar.


Quince Duncan es un reconocido escritor costarricense, consultor de la Unesco y de otros organismos internacionales. Nació en San José en 1940. Sus trabajos incluyen novelas, historias cortas y ensayos así como críticas culturales y literarias. Su talento narrativo lo ha colocado en lo más alto de la literatura costarricense. Ha realizado importantes investigaciones sobre la cultura de los pueblos afrodescendientes y el racismo. Su lucha por los derechos humaos de estos pueblos ha sido reconocida internacionalmente. Por: Rafael Savoia

–¿Cuál es la situación actual de las comunidades negras en Costa Rica? –Costa Rica, como sucede en muchos países de América Latina, ha vivido una fuerte migración del campo a la ciudad, y del campo al extranjero. Esto ha significado que las viejas comunidades que estaban estructuradas se vayan desarticulando. Al tiempo que hay emigración de los originarios de esos pueblos, también hay inmigración de otras zonas, originando una recomposición de esas comunidades. Por ejemplo, yo veo la realidad de las comunidades negras de Limón, hoy en día es muy diferente de lo que fue hace veinte o trein-

ta años. Hay un cambio tremendo. Aunque sigue siendo en su mayoría población afro, a veces, más caribeño que otra cosa, porque hay una mezcla cultural. Muchos han emigrado a las ciudades, donde la dinámica es diferente. A pesar de este fenómeno se han mantenido algunas organizaciones, pocas en verdad, como la Asociación Proyecto Caribe y la Red de Mujeres, con sus luchas. Por otra parte, han surgido muchas cosas nuevas desde el punto de vista simbólico como el Festival de la Diáspora Africana, que se celebra en agosto. Esto ha sido muy interesante porque se ha logrado extender estas actividades a

zonas que no son propiamente de población afro o que no se autoreconoce como afro. Por ejemplo, se ha ido extendiendo a Guanacaste, una zona de un gran mestizaje afro, pero que perdió la herencia. Es una población mestiza que incluso ha recibido de la educación oficial mensajes de que su color y su cultura es de los indios chorotega. Efectivamente, ellos son una mezcla triétnica entre la población indígena, afro, y española, pero no tenían conciencia. –¿Existen disparidades y desigualdades salariales entre los afrocostarricenses y el resto de la población mestiza?


–Es difícil saberlo o decirlo puesto que no se ha hecho ningún estudio donde se hayan establecido estas diferencias. Posiblemente el Estado dirá que no, porque hay un salario mínimo establecido y éste se aplica por igual a negros y mestizos. Pero lo mismo sucede con las mujeres… A nivel de salario mínimo hay igualdad, sin embargo, cuando ves salarios más altos por el mismo trabajo comienzas a encontrar diferencias. Yo no tengo una base científica para decir que eso se está dando. Desigualdades sociales y económicas son obvias; las zonas más pobres, a pesar de ser las que mayor riqueza producen, son las más deprimidas, no hay acceso a servicios básicos y el sistema educativo es mínimo. En contraste, la población afro descendiente de Costa Rica ha podido avanzar en el sistema educativo. Se dice que es la etnia que mejor lo ha aprovechado. El problema está cuando ya se es un profesional; la gente encuentra dificultades para conseguir empleo, y más todavía si quiere que esté

de acuerdo a su nivel. Aunque ha habido incursiones en todos los campos; ciertos puestos del gobierno, en el área de salud y en el sector de educación, el problema sigue siendo de exclusión. A nivel individual existen logros, lo cual el sistema utiliza para mostrar que no hay diferencias.

Joven afro de Puerto Limón en Costa Rica.

–¿Las comunidades negras tienen algún reconocimiento de sus territorios? –En este momento no. Hay que tener en cuenta los dos sectores de población afrodescendiente que existen en el país. El primer grupo, que venía de la época colonial, se mestizó y aunque tenemos rasgos tanto culturales como raciales de su presencia, no hay una conciencia de afro. Esas personas hacen parte de la población en general, no hay un territorio específico. La población de Limón, el otro grupo, que viene del Caribe, es una migración reciente, de finales del siglo XIX; no reclamó el territorio en el momento oportuno. Hubo un despojo, por ejemplo, en la comunidad donde yo me crié, se realizó una reforma agraria, pero la reforma no consistió en darles la tierra a los pobladores que estaban ahí, sino en adjudicarla a personas de otros territorios. Estas personas indemnizaron a los que estaban allí por los cultivos, trajeron gente de otro lado y luego cuando éstos cumplieron con los años de tenencia que la ley pedía vendieron sus tierras. Hoy son fincas bananeras, las grandes corporaciones en este momento. –La cuestión de sabiduría de los ancianos, que se puede decir es base de la cultura negra, ¿aún permanece y es valorada? –Creo que hay mucho de esto en las familias, sobre todo en las familias de Limón y en las familias rurales y en algunas de las que vivimos en la capital, todavía hay valores que se conservan. Se están haciendo esfuerzos para recopilar los cuentos tradicionales que se han usado mucho. Ahora se está hablando de un trabajo sobre la filosofía que hay detrás de esos cuentos, porque estamos conscientes de que como tradición oral, las posibilidades de sobrevivir son pocas. Tenemos que


poner por escrito toda esa tradición, al alcance de las familias y de los niños para que pueda seguir viviendo, para que se pueda utilizar para educar al hijo y para mantenerlo. Tenemos un sistema educativo donde lo que se enseña es otra cosa. Tenemos un sistema de información, televisión, radio, etcétera donde estas tradiciones no cuentan. –¿Cómo han reaccionado las iglesias frente a la realidad del pueblo negro y al camino del movimiento negro? –Yo encontré una apertura muy grande en las iglesias más tradicionales, en la Iglesia católica, con su pastoral y también en algunas iglesias evangélicas. Sobre todo, hubo apertura de las iglesias que pertenecen al Consejo Mundial como los metodistas, los anglicanos, episcopales o presbiterianos no sólo en Costa Rica, sino en toda América Latina. –¿Qué sugiere usted a las iglesias, en esta coyuntura del pueblo negro, para que acompañen el caminar? –Yo creo que lo más importante es la formación. Es necesario educar y promover investigaciones y estudios en áreas que no se hayan trabajado mucho para que ese material pueda ser utilizado por los sacerdotes, maestros. También hay que estimular nuestra auto identidad. La situación ideal es la de una identidad autogenerada, es una identidad que yo adopto, que me viene de mi herencia histórica, de mi herencia cultural y que me da satisfacción personal. A partir de ahí yo me relaciono con cualquiera, sin tratar de aislarse o de dividir. Otro tema relevante, el mensaje que todas las iglesias y las organizaciones deberíamos estar dando, es que la guerra terminó. Hay que concientizarse de eso.

Joven afro en la playa de Puerto Limón, Costa Rica.

No estamos luchando por la igualdad, además ni siquiera queremos ser iguales. Nuestra lucha es por la equidad. La lucha no es ya por la igualdad, pues todas las constituciones y leyes nos dan la igualdad; la lucha es por la equidad, y ahí es donde está la falla. La batalla final comenzó con Rosa Park (en 1956 en EE.UU. se negó a obedecer al chófer de un autobús público, el cual quería obligarla a ceder su asiento a una persona de raza blanca, ndr) y cuando Mandela logró la presidencia en Sudáfrica. En este momento hay otras formas de esclavitud y de dominación, por eso tenemos que construir desde la diversidad. Yo le digo a la gente, olvídate de que estamos luchando por la igualdad, además ni siquiera queremos ser iguales. Nuestra lucha es por la equidad. Por eso necesitamos las voces autorizadas de las iglesias, las voces autorizadas de los maestros, para que promuevan esas

dos ideas centrales. ¿Qué hizo Martín Luther King? Él levantó la vista en un momento dado y dejó de ser el combate del racismo el foco. Se dijo: vamos a construir una sociedad diferente, donde no haya racismo. Levantó la vista y dijo: tengo un sueño... Eso es otro nivel porque convocas a todo el mundo; si sigues obsesivamente combatiendo el racismo, terminas matando al racista. Hay que levantar la vista hacia la meta, hacia el futuro, hacia la utopía y entonces podemos lograr gente que camine… –¿Cuál ha sido la satisfacción y la decisión más grande en este caminar? –La satisfacción más grande fue quizás aquello que viví en el encuentro de la Diáspora africana, de hace cuatro años atrás, cuando yo escuché a los jóvenes que participaron del congreso hablar de lo que había significado en sus vidas mi obra. Yo sentí ganas de llorar y me dije esto valió la pena y eso me dio más energía para seguir en el tema educativo. n


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uando el fútbol era monopolio de la elite blanca inglesa, se impuso en la nacional uruguaya el primer futbolista negro latinoamericano, José Leandro Andrade. Su talento fue decisivo para que Uruguay ganara la copa América y, sobre todo, para que ganara el primer campeonato mundial en Montevideo en 1930. Era el primer ídolo negro internacional, mucho antes que Pelé. Ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de 1924 y 1928. Fue una sorpresa para Europa y en particular para los que pensaban que los negros eran inferiores. El triunfo de un campeón atestiguaba la vitalidad de su raza. En 1891 unos ingleses, contratados para la obra del ferrocarril, implantaron el primer club de fútbol llamado Albión Football Club, en Montevideo, cuya población era un 50 por ciento afro. Los primeros jugadores negros y mestizos con sus jugadas se afirman como ídolos y colaboran a la llegada del ‘mito del atleta negro, naturalmente dotado’ que se afirma sobre todo alrededor de los años 30. Pero son también ‘ídolos solitarios’, porque todavía minoría, excepción que arriesga muchas veces de confirmar la regla racista, que quisiera fueran dejados fuera de los equipos nacionales y hasta de las canchas de fútbol ‘oficiales’. El negro Andrade es recordado como hombre grande y fuerte, amiguero y amante de la buena vida. Su padre quería que fuera un buen estudiante, pero él prefirió ganarse la vida como limpiabotas, antes de hacerse notar en las canchas de fútbol y ser registrado en el Peñarol. Se imponía por un juego inspirado en el ‘candombe’ y sobre todo por su velocidad, fue llamado la ‘Flecha Negra’. Pasaba entre un adversario y otro zigzagueando como un rayo y metía el gol, mandando en delirio los hinchas y los estadios.

Gracias a otros jugadores afros Juan Delgado e Isabelino Gradin (1894-1944), la Nacional dominó sin muchos problemas por casi diez años en América Latina (adjudicándose la Copa América de 1916, 1917, 1920, 1923, 1924 y 1926), en las Olimpiadas de 1924 en París (donde Andrade fue descrito por los periódicos como ‘maravilla negra’ y donde por primera vez ganaba un equipo no europeo) y 1928, sin olvidar el campeonato mundial de 1930. Eduardo Galeano relata un episodio significativo con ocasión de la Copa América de 1916, cuando la Nacional Uruguaya le ganó en la final por 4 a 0 a Chile, este ultimo equipo pidió que se anulara el partido porque Uruguay contaba en su equipo con ‘dos africanos’, precisamente los dos mencionados arriba, considerados como ‘mercenarios’ Y con relación a la Olimpiada de Paris (1928) sigue diciendo Galeano del jugador afro Andrade: “En la línea mediana, este hombrazo con cuerpo de goma, lanzaba la pelota sin tocar el adversario, y cuando atacaba, bajando la cabeza, sembraba cantidad de adversarios. Durante un partido atravesó el campo con la pelota ‘dormida’ en la cabeza. El público lo aclamaba.” Andrade dejó la cancha después de haber participado activamente en todas las victorias de la Nacional a partir de 1923, jugó más de 40 partidos (apenas 3 perdidos). En el campeonato uruguayo jugó centenares de partidos con los mejores equipos (Bella Vista, Peñarol, Wanderers), que peleaban para adjudicárselo. Los últimos años los pasó con tuberculosis, en soledad y pobre. Murió en 1957, con la satisfacción de ver a su nieto Víctor jugar en la nacional uruguaya en los campeonatos mundiales de 1950 y 1954. Bibliografía: La razza in campo: per una storia della rivoluzione nera nel calcio” de Mauro Valeri (casa editrice ‘Psicanalisi Contro’, Roma 2005.


Por Alexandra Viviana Viuch

E

l desplazamiento en Colombia es un fenómeno generado por la situación socio-económica del país. Este fenómeno se ha incrementando a lo largo del tiempo, sin que las medidas adoptadas por los gobernantes de los diferentes departamentos sean suficientes para controlar estas movilizaciones. En la mayoría de los departamentos ubicados en la Costa Pacífica, donde la población es afrodescendiente, se presenta una movilización masiva de sus habitantes. Estas poblaciones están llenas de sueños, de alegrías y de esperanzas, pero deben desplazarse y correr el riesgo de emprender una travesía a lugares desconocidos, en busca de mejores condiciones de vida y/o huyendo de una realidad del conflicto armado. Las ciudades capitales de Colombia, se vuelven esos

lugares desconocidos, puesto que tienen características económicas y socio-culturales diferentes; somos un pequeño país con gran diferencia cultural interna. Las movilizaciones se presentan diariamente. Bogotá es una de las ciudades con mayor índice de recepción. Hablamos de familias enteras que llegan a las ciudades, ya que dentro de la cultura afroamericana es muy marcada la tendencia de movilización con la mayoría de sus miembros. Característica que es relevante, ya que así cada uno de los miembros tendrá mayor capacidad de resistencia al nuevo medio. En general, la población en situación de desplazamiento se ubica en las localidades periféricas de la ciudad. Al interior de estas localidades, encontramos barrios caracterizados por la pobreza, asociada a

factores de riesgo como delincuencia juvenil, maltrato intrafamiliar y drogadicción. Sumado al alto índice de preadolescentes y adolescentes embarazadas. La experiencia en Santa Rita En el Barrio Santa Rita, Suba –que pertenece a la Parroquia beato Juan Bautista Scalabrini de la Diócesis Urbana de Engativá– se observa una concentración significativa de familias afrocolombianas. Ahí, desde hace aproximadamente un año, los Misioneros combonianos han venido desarrollando diferentes actividades de pastoral. Yo me vinculé en este proceso y en la primera reunión en la que participé con los Misioneros y con el párroco, conocí las diferentes actividades que habían realizado con toda la población. También se rea-


lizaron diferentes propuestas frente a la posibilidad de crear grupos que reunieran a las y los afros, desde aproximaciones culturales y deportivas. El objetivo de estas actividades sería, por un lado, lograr mayor integración entre las familias afro, y, en segundo lugar propiciar un acercamiento de los integrantes a la participación activa dentro de la Iglesia católica. Para iniciar el proceso se decidió realizar un censo, con el fin de conocer el número de familias afro residentes en este barrio. Nos enfocamos en indagar en qué actividades les gustaría participar, cuáles eran sus motivaciones. Elementos relevantes del censo: • Motivos del desplazamiento: la necesidad económica y/o la situación de conflicto armado. • Número de integrantes en las familias: mamá, papá, tíos, tías, hijos/ as, sobrinos/as y abuelos. • Número significativo de población infantil de los 6 meses hasta los 10 años. • Población infantil en su mayoría escolarizada; sin embargo, no cuentan con los sacramentos que propone la Iglesia católica.

• Padres de familia que se encuentran entre un los 20 a los 40 años de edad. • El desempleo es la mayor dificultad. • Familias sin vivienda estable, lo que genera frecuentes movilizaciones. • La población adulta, en general, tiene un nivel educativo básico primario. Los hombres que tiene oportunidad de vincularse laboralmente lo hacen en construcción y las mujeres como empleadas domésticas. • Las mujeres afro tienen interés en capacitarse en diferentes áreas: bordar, tejer y cocinar. Realizar el censo, visitando familia por familia, ha sido una experiencia gratificante; las familias nos aceptaran en su cotidianidad y, al mismo tiempo, se fortalecieron las relaciones que ya habían creado los Misioneros.

La población afrocolombiana tiene una riqueza enorme para recuperar y para compartir con la comunidad que los acogió.

La mayoría de los censados, manifestaron que olvidar sus costumbres no es una preocupación (sí lo es cubrir sus necesidades básicas). Sin embargo, en una ciudad tan acelerada como Bogotá, la alegría que caracteriza a los afros y sus expresiones celebrativas se pueden utilizar como un soporte frente a tantas presiones actuales. Si se logra también un intercambio cultural, se permitirá que aquellos que no comprenden su cultura –y por este motivo los etiquetan de escandalosos o bulliciosos– no lo sigan haciendo. La población afrocolombiana tiene una riqueza enorme para recuperar y para compartir con la comunidad que los acogió, en cuanto a su cultura, sus valores y a su forma de relacionarse. Contribuir a reconstruir su ser de familias afro, partiendo de su contexto, apoyarlos para recuperar su identidad, es reconstruir la esperanza. Un ejemplo de esto lo brinda un grupo de mujeres afro desplazadas del mismo barrio, quienes se organizaron y crearon una fundación (Fumacade). Recuperar la identidad afro se debe convertir en un objetivo y, al mismo tiempo, en una justificación para incentivar a estas familias a que se reúnan y a que, en el futuro, empiecen a liderar proyectos en pro de sus principales necesidades comunitarias. El acompañar, en estos meses, a la población afrocolombiana desplazada que reside en el barrio Santa Rita, ha sido una gran experiencia. La oportunidad de hablar con las familias, escucharlas, me permitió percibir que este pequeño grupo, inserto en una población más grande, tienen sus propias necesidades, muchas veces imperceptibles, las cuales nosotros, con el trabajo que se está realizando, tenemos oportunidad de percibir, para no quedarnos, como algunas Ong o Fundaciones, en simples asistencialismos. n


Cuando yo nací, era negro. Cuando empecé a crecer, era negro. Cuando voy a la playa soy negro. Cuando tengo frío, sigo siendo negro. Cuando tengo pánico soy negro. Cuando me enfermo soy negro. Inclusive cuando me muera, continuare siendo negro. En cambio tú, mi querido amigo blanco: Cuando naces eres rosado. Cuando empiezas a crecer te pones blanco. Cuando vas a la playa te pones rojo. Cuando tienes frío te pones azul. Cuando tienes pánico te pones amarillo. Cuando estás enfermo te pones verde. Cuando te mueras te pondras gris. ¿Y tú todavía tienes la osadía de decirme que yo soy “de color”?


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