El tacto y el dolor
Se encuentran fundamentalmente en nuestra piel, tanto fuera de nuestro cuerpo, como en las aberturas, en la boca, en la nariz y oído, en los órganos genitales, etc. e, incluso, dentro de nuestro organismo, en el tubo digestivo, en los diferentes órganos, etc. Los más abundantes son los receptores del dolor. Existen varios tipos de receptores del tacto. Unos identifican la presión que ejerce un objeto sobre nuestra piel, otros la forma del objeto, otros detectan si perdemos calor (sensación de frío) o si lo ganamos (sensación de calor). Los receptores del dolor pueden estar solos o asociados a los del tacto. Habrás observado que una presión leve al principio puede terminar produciendo dolor, o un objeto que notamos caliente puede terminar por producirnos dolor también. No olvides que el dolor es un mecanismo de defensa de nuestro organismo para prevenir males mayores.