La tierra es plana
LA TIERRA ES PLANA. THOMAS FRIEDMAN. MR. Editores, Madrid 2006.
Por: Antonio José Sánchez Murillo The global vision that Frances Cairncross predicted in her Death of Distance appears to be upon us. We seem to live in a world that is no longer a collection of isolated, "local" nations, effectively separated by high tariff walls, poor communications networks, and mutual suspicion. It's a world that, if you believe the most prominent proponents of globalization, is increasingly wired, informed, and, well, "flat." Pankaj Ghemawat. Why the World Isn't Flat. En: http:/ / w w w . f o r e i g n p o l i c y . c o m / s t o r y / cms.php?story_id=3720
La globalización, entendida como "el movimiento global e irrestricto de capitales, bienes y servicios", se ha convertido en los últimos años en el fenómeno más analizado y estudiado. En todo el mundo han aparecido libros, artículos y monografías que abordan este fénomeno desde las más diversas perspectivas. Unos se han concentrado en examinar los efectos económicos de la globalización, en especial, el hecho de que los actores económicos deban interactuar en un mercado global. Otros, se han centrado en los aspectos culturales de este fenómeno, por ejemplo en la tesis según la cual la globalización produce una convergencia en las preferencias y en las costumbres de las personas de todo el planeta,tal como lo hace el profesor de marketing Theodore Levitt. La importancia que este fenómeno ha adquirido tanto para los teóricos como para los empresarios y los consumidores, se refleja claramente en el boom publicitario. La pregunta que se hacen muchos, es hasta qué punto la globalización es realmente la fuerza que mueve el mundo del siglo XXI. Para el profesor de negocios de Harvard, Pankaj Ghemawat, la globalización es un fenómeno de dimensiones mucho menores de las que se nos hace creer. Es decir, el grado de globalización que se ha alcanzado es aún incipiente. Para otros, la globalización ya ha alcanzado su pico más alto y es muy probable que en los próximos años el fenómeno se revierta (Abdelal / Segal 2007). Thomas Friedman, periodista del New York Times, afirma en su último libro que la tierra es plana. El profesor de Harvard, Pankaj Ghemawat, rechaza esa afirmación y señala que
el mundo recién está empezando a tomar conciencia de las verdaderas oportunidades que ofrece la globalización. Para los profesores Abdelal y Segal, el punto más alto de la globalización ya pasó. En definitiva: la globalización no es un fenómeno irreversible y necesita más soporte político y ético. ACONTECIMIENTOS QUE HAN HECHO PLANA LA TIERRA Para sus defensores, la globalización es un fenómeno irreversible. Tarde o temprano, argumentan, todos los gobernantes de todas las naciones se verán obligados a abrazar el libre mercado como único camino para generar riqueza. Uno de los principales defensores de esta tesis es el autor del libro en comento Thomas Friedman. El 9/11 del 89 para Friedman, la tierra se empezó a hacer plana. Ese día cayó el muro de Berlín y, con él, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Desde entonces, el libre mercado es el paradigma económico obligatorio ante la ausencia de la bipolaridad que regía al mundo hasta ese momento. La caída del comunismo llevó incluso a algunos a postular el fin de la historia. En "La tierra es plana", Friedman explica que el mundo "ha sido aplanado por la combinación de diez grandes acontecimientos, innovaciones y empresas" (Friedman 2006: 57). Con sus viajes, Cristóbal Colón abrió nuevas rutas de comercio y logró corroborar que la tierra era redonda. Hoy, el libre comercio y los avances tecnológicos han vuelto a hacerla plana.
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Antonio José Sánchez Murillo El nueve de agosto de 1995, Netscape empezó a cotizar en bolsa. (El 2 dos de enero de 2008 se anuncia la muerte del rey de los navegadores web. Ver El Tiempo 2008: 1-13). Una semana después, salió a la venta Windows 95. El lanzamiento de Netscape, fue fundamental para que el Internet despegara, ya que por fin se tenía un buscador comercial para navegar por la red. El sistema operativo Windows 95, a diferencia de sus antecesores, tenía incorporado un servicio de apoyo en Internet. El segundo aplanador tuvo que ver con estos dos sucesos que ocurrieron en el lapso de una semana. Con el Internet y un sistema operativo que facilitara su uso se habían creado nuevas necesidades. Los empresarios y la gente querían, entre otras cosas, comprar y vender cosas, o conectar todas las secciones de una empresa a través de la red. Para eso se necesitaba un Internet que pudiese conectar todos los programas informáticos entre sí. Técnicamente, eso se hizo posible con la aparición de un nuevo lenguaje de descripción de datos, el XML, y de su correspondiente protocolo de transporte, el SOAP. A partir de esos tres aplanadores, la gente, las empresas, las instituciones en general, empezaron a dar distintos usos a los nuevos descubrimientos tecnológicos. Los tres primeros aplanadores, uno de carácter fundamentalmente político, y los otros dos económicos, constituyen lo que Friedman llama "la plataforma de la tierra plana". El cuarto aplanador es el open sourcing, es decir, el acceso libre a las fuentes. Científicos de la informática trabajan en la red en el desarrollo de nuevos softwares, sistemas operativos, etc. Estos programas están a disposición de todos los consumidores y, su mejora, depende del trabajo de cientos de usuarios que se benefician de un producto que es gratis. De esa manera, el avance en el campo de la informática ha sido descomunal, e incluso las grandes empresas se han beneficiado de ello. El quinto aplanador es el denominado outsourcing. Para muchos en la India, por ejemplo, significó el camino para abandonar la pobreza. Para algunos otros en el mundo desarrollado, significó perder sus puestos de trabajo. Las empresas de todo el mundo empezaban a subcontratar, a entregar parte de sus servicios a otras empresas para ahorrar costos y, de esa manera, ofrecer un producto más barato. La capital de la subcontratación en el mundo es Bangalore, en la India, famosa por
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sus call centers. Los contadores y abogados incluso subcontratan las declaraciones impositivas de sus clientes. Con el off shoring muchas empresas trasladan fábricas enteras para abaratar costos. China, con su mano de obra barata y sus bajos impuestos para las empresas, ha sido el principal beneficiario de esta práctica. Se trata de una práctica que se viene haciendo hace algunas décadas, pero cuyos efectos se han sentido con más fuerza en los últimos años. Se trata en definitiva, de una carrera en la que están inmersos los países en desarrollo por captar empresas que estén dispuestas a trasladar líneas de producción enteras. Los países de Europa del Este, por ejemplo, se han beneficiado, especialmente, del traslado de fábricas automotrices. El séptimo aplanador es el supply chaining. Según Friedman se trata del desarrollo de grandes y elaboradas cadenas de suministros. Es un término que designa la serie de procesos de intercambio de mercadería e información entre las empresas, sus proveedores y los clientes. Friedman relata la impresión que le produjo ver en acción la cadena de suministros de Wal Mart en su central de Arkansas. La cadena de supermercados ha alcanzado fama por su cadena de suministros. El principal beneficiario de una buena cadena de suministros es el consumidor que saca provecho de la reducción del costo del producto final. El octavo aplanador es el insourcing, es decir, la presencia de los subcontratistas en las empresas contratantes.Las empresas pequeñas, que no pueden darse el lujo de desarrollar grandes cadenas de suministros, recurren a empresas que están en el negocio de las "soluciones sincronizadas". Estas se encargan de desarrollar la cadena de suministro de la empresa contratante. La diferencia con la subcontratación es que, la empresa subcontratada, interviene en el funcionamiento de la empresa contratante para analizar los procesos internos y, así, poder formular un nuevo diseño. UPS se ha convertido en la líder en el campo del insourcing. El noveno aplanador es el acceso libre a la información. Específicamente se refiere a los buscadores en Internet como Google, Yahoo o MSN. En este aspecto no hay mucho que agregar. Solamente que es inconcebible imaginar el uso de Internet sin esta herramienta.
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Finalmente, el último aplanador es lo que Friedman llama los esteroides. Se refiere a los avances tecnológicos que han permitido profundizar el fenómeno de aplanamiento."El esteroide agrupa todos los avances tecnológicos y los pone, aglutinados, en manos del consumidor". En definitiva, estamos, según Friedman, en la era de lo "digital, móvil, virtual y personal", gracias a la tecnología inalámbrica. LA TIERRA NO ES PLANA Pankaj Ghemawat, profesor de Harvard y del IESE de Barcelona ve con escepticismo los argumentos de Friedman. Rechaza la noción de que la convergencia de los diez aplanadores hayan hecho realmente plana a la tierra. En su opinión se trata de una visión exagerada del mundo, al estilo de "El fin de la historia" de Francis Fukuyama. Cuando cayó el muro de Berlín, Fukuyama postuló el fin de la historia, en un artículo que rápidamente despertó el interés de la crítica. "Lo que estamos presenciando no es solamente el fin de la Guerra Fría o el paso de un período a otro de la historia de la posguerra, sino el fin de la historia en sí: el punto final en la evolución ideológica y la universalización de la democracia liberal occidental como la forma definitiva de gobierno entre los seres humanos" (Fukuyama 1989). En ese sentido, la idea de que la tierra es plana como consecuencia del avance de la globalización concuerda con la tesis de Fukuyama. Ambos parten de que hemos llegado a una fase en la historia de la humanidad en la que no hay vuelta atrás. Fukuyama postula el triunfo de la democracia y el libre mercado. Friedman profundiza en los aspectos económicos, en el éxito de la globalización. Para Ghemawat, los Estados, las personas y las empresas recién están empezando a tomar conciencia del potencial de una verdadera integración global. El mundo no está ni remotamente tan conectado como autores como Friedman nos quieren hacer creer. Pero va más allá, el futuro de la globalización no es del todo promisorio. Aporta argumentos de carácter empírico para demostrar que gran parte de la actividad económica mundial se conduce dentro de las fronteras de los Estados. Se dice por ejemplo que "la inversión no conoce fronteras". Sin embargo, de la cantidad total de capital que se ha formado en todo el mundo en los últimos tres años, menos del 10% ha
sido producto de inversión extranjera directa. En otras palabras, más del 90% de la inversión es todavía doméstica (ver Ghemawat 2007: 56). Otro ejemplo al que se remite Ghemawat es al del comercio entre los países, concretamente al caso de Estados Unidos y Canadá, la zona de mayor comercio bilateral en el mundo. Según Ghemawat, el NAFTA no ha incrementado el comercio entre ambos países como se esperaba. Antes de la firma del tratado, el nivel de comercio entre las provincias canadienses era 20 veces mayor al nivel de comercio entre las provincias canadienses y los Estados (regiones) americanos de similar tamaño que se ubican a una distancia igualmente similar. Hoy, esa proporción sigue siendo sólo cinco veces mayor (ver Ghemawat 2007: 58). Y ni hablar del otro socio de NAFTA, México, el cual ha visto decaer su comercio con Estados Unidos. En estos días se ha hecho oír con fuerza la voz airada y el clamor de los campesinos mexicanos por una renegociación de dicho Tratado. Argumenta Ghemawat que las fronteras geográficas, siguen siendo relevantes incluso en la red. Sorprende, en ese sentido, que el tráfico dentro de los países y regiones se haya incrementado con mucho mayor rapidez que entre países. Esto permite, precisamente, distinguir entre globalización y avance tecnológico. Se trata, obviamente, de conceptos estrechamente relacionados. Aún así, muchos de los avances tecnológicos de los que habla Friedman no se han traducido, en las dimensiones que se presume, en una mayor conexión global. ¿LA GLOBALIZACIÓN ES IRREVERSIBLE? Coinciden Abdelal y Segal con Friedman en que la actual era de globalización ha sido impulsada por los avances en la tecnología. Estos avances continuarán siendo explotados por las empresas, sin embargo, es de esperar que algunas barreras comerciales se levanten nuevamente en el futuro cercano (ver Abdelal / Segal 2007: 104). Gran parte del problema actual pasa por la falta de consenso sobre cómo debe ser conducido el proceso. Estados Unidos ha preferido impulsar la globalización a través de acuerdos bilaterales de comercio y ha rechazado sistemáticamente a las instituciones multilaterales. Los europeos, en vez, han puesto énfasis en la construcción de organismos multilaterales como la Unión Europea (UE) misma, la Organización para la Cooperación Económi-
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ca y el Desarrollo (OECD), o la Organización Mundial de Comercio (OMC). Esta confrontación, apuntan, ha terminado debilitando el proceso de integración global (ver Abdelal y Segal 2007: 105). Un ejemplo es, según los autores, el flujo de capitales. En los últimos años, las restricciones para las inversiones foráneas se han vuelto a incrementar, salvo en zonas integradas como la UE. Tras la crisis asiática y el colapso de economías como la argentina, el FMI ha adoptado una política mucho más cautelosa con respecto a las liberalizaciones abruptas de los países en desarrollo (ver Abdelal / Segal 2007: 106). En otro ámbito en el que los autores ven un posible retroceso, es en el libre comercio. La ronda de Doha ha puesto sobre la mesa las diferencias que existen entre los países industrializados y aquellos en vías de desarrollo. Estados Unidos y la UE se niegan a reducir las tarifas para su manufactura y las subvenciones agrarias, pero al mismo tiempo presionan por el acceso libre a más mercados (ver Abdelal / Segal 2007: 107-108). Por último, las políticas respecto del libre movimiento de personas parecen haberse vuelto más restrictivas. En la UE, el escepticismo sobre la integración de los inmigrantes de orígen islámico ha aumentado, lo mismo que la fobia hacia los inmigrantes sudamericanos y africanos. En Estados Unidos, el presidente Bush insiste en la construcción de un muro en la frontera con México.
Pero más preocupante aún es la resistencia que despierta aún hoy la globalización en el mundo desarrollado. Ese es el verdadero gran problema de la globalización como afirma Paul Krugman (Ver Krugman, 2004: 65). Se trata, en definitiva de un problema de carácter político.La política no puede ser descontada como una variable sin importancia. La superpotencia mundial, Estados Unidos, ha empezado a erigir barreras comerciales, ante la presión política ejercida por sectores de la economía que se han visto perjudicados con la globalización. Lo irónico, como señalan Abdelal y Segal, es que se trata probablemente del país que más se ha beneficiado de la globalización. En Estados Unidos, con un mercado laboral flexible, la gente que pierde su empleo suele conseguir trabajo en otros sectores, o tras seguir cursos de capacitación. También puede conseguir un nuevo empleo a cambio de aceptar una reducción en su salario. En buena parte de la Europa continental cuando un trabajador pierde su empleo, recibe inmediatamente ayuda del Estado. La red de cobertura social es mucho más amplia que en Estados Unidos. A cambio, los mercados laborales son menos flexibles y el desempleo es mayor y más prolongado.
EL MALESTAR EN LA GLOBALIZACIÓN En América Latina, la aplicación de las políticas del Consenso de Washington, ha servido de argumento para que importantes líderes políticos y académicos proclamen "la necesidad de poner fin a la larga noche neoliberal". A estos políticos se han unido las voces autorizadas de Joseph Stiglitz, Amartya Sen, Pankay Ghemawat, Ian Goldin, Edgar Morin, Sturla Stalsett y muchos más. Todos ellos consideram que la solución pasa por el camino de reconciliar economía, política y ética.
Lo cierto es que en Estados Unidos y, en menor grado, en Europa, la presión por adoptar políticas proteccionistas va en aumento. Senadores republicanos y demócratas han propuesto introducir nuevamente aranceles para productos importados que tengan ventaja comparativa con los bienes americanos. Otro aspecto que hace mucho ruido es el relacionado con los altos subsidios a la producción agropecuaria norteamericana. El nuevo Congreso controlado por los demócratas, ha supeditado la aprobación de nuevos tratados de libre comercio a que se aumente la ayuda a los que han perdido sus empleos a causa del traslado de fábricas. Según The Economist, la economía americana se beneficia, al año, en un trillón de dólares del libre comercio.
Si bien Latinoamérica nunca ha representado un lugar primordial en el concierto mundial, sí es sintomático que en casi todos los países de la región existan políticos con mucha aceptación que se opongan a la globalización. Si no están en el gobierno están en la oposición.
NUESTRO FUTURO POR LA BORDA En esta reseña se ha tratado de dar una mirada a la obra de Friedman para argumentar que la globalización no es un fenómeno irreversible, que es más frágil de lo que solemos creer y de lo que sus defensores están dispuestos a aceptar.
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Sería ingenuo imaginar un contexto en el que todos apoyen sin cuestionamientos fenómenos de las dimensiones de la globalización. La política no funciona de esa manera. El que percibe, en los países desarrollados, que su posición de relativos privilegios se ve amenazada, tiende a resistir el cambio. Por otra parte los países latinoamericanos y africanos perciben que con la globalización y con los tratados de libre comercio se esta "botando el futuro por la borda" (OXFAM, 2007, 10 y ss).
llamados del Tercer Mundo.Si el proyecto del mundo global a partir de valores éticos de justicia, libertad, solidaridad y democracia no prospera en Estados Unidos y en la UE, difícilmente saldrá adelante en regiones como América Latina y Africa. Si las potencias mundiales eligen cerrarnos sus mercados o imponernos tratados de libre comercio/TLC, que son en realidad contratos de adhesión, será imposible convencer a nuestros pueblos que abrir los nuestros tiene sentido.
Sin embargo, eso no significa que, en el futuro, no pueda alcanzarse un nivel de integración más justo, equitativo y simétrico. Los gobiernos y los actores políticos que creen que este fenómeno puede cambiar de manera positiva a los países, deberán hacer mejor su trabajo y elaborar agendas internas conducentes a lograr el desarrollo económico y social y en donde los acuerdos y tratados que se hagan sean su complemento efectivo. .Así se puede lograr que ciudadanos bien informados y comprometidos apoyen la idea de que una "tierra plana" no está confrontada con los conceptos de una "tierra redonda", es decir en donde se respeta la diversidad.
De todas maneras vale la pena leer la Tierra es Plana, es el punto de vista neoliberal bien presentado y argumentado por Thomas Friedman desde los sentimentos pro naciones desarrolladas. Y eso es respetable. Pero también es respetable el disenso, el debate, la confrontación seria sobre estos difíciles temas en nuestros cursos, seminarios y foros latinoamericanos.
En ese sentido, es fundamental que las potencias occidentales replanteen su posición neoliberal frente a la globalización, que comiencen a dar una respuesta seria a la pregunta de Stiglitz:¿cómo hacer que funcione la globalización? En el caso norteamericano, por ejemplo, no es fácil determinar en qué medida las pérdidas de puestos de trabajo se han debido al traslado de fábricas o al avance tecnológico. Sin embargo, eso no ha impedido que parlamentarios republicanos y demócratas hayan culpado a la globalización y a los tratados de libre comercio, y hayan buscado eregir nuevas barreras para los productos y servicios de los paises del mundo en vías de desarrollo. En el corto y mediano plazo, es necesario que los gobiernos Norteamericano y de la UE replanteen sus politicas de comercio internacional, en particular su relación con los países
BIBLIOGRAFÍA ABDELAL, Rawi; SEGAL, Adam: "Has Globalization Passed Its Peak?" En: Foreign Affairs 86-1. 2007, pp. 103 -114. FRIEDMAN, Thomas. La tierra es plana. Madrid:MR., 2006. GHEMAWAT, Pankaj. "Why the World Isn't Flat?" En: Foreign Policy 159. The Economist: 18/ 01/07, 2007. KRUGMAN, Paul. ¿El crecimiento del tercer mundo reduce la prosperidad del tercer mundo? En Internacionalismo moderno. Barcelona: Crítica 2004. pp.51 -65. KRUGMAN, Paul. De vuelta a la economía de la gran Depresión. Bogotá: Editorial Norma, 1999. OXFAM. El futuro por la borda. London: Oxford University Press, 2007. STIGLITZ, Joseph E. El malestar en la globalización. Madrid: Taurus, 2002. STIGLITZ, Joseph E. Cómo hacer que funcione la globalización. Madrid: Taurus, 2006.
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