YIHAD EN EL ISLAM Jihad on the Islam
Autor: Aitor Sáez-Díez Medina Estudiante de Ciencias Sociales por el Instituto de Estudios de Secundaria ‗Pere Calders‘ Director: Xavier Bringué Profesor de Teología
Trabajo final de los Estudios de Bachillerato Barcelona, mayo de 2008
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RESUME The present pages ‗Jihad on the Islam‘ try to analyze this religious concept on his historical, cultural and etymological sense. The structure of this work is divided in order to follow the evolution of this Muslim term through its different aspects. The main objective of the thesis is to demystify some prejudices that in the last years were created by the Media while threating current issues.
For that reason, one of the aims during the development of the task was to not enter in political questions or mediatized information. The steps of the work paid special attention on the use of sources and the way to present the ideas. Due to the challenge to understand another culture –context– and keep accurate approach with the theological content a few textual quotes from the Koran and ancient authors were used. This work is like a path of spiritual reflection about how in the Western –and even Eastern– countries the concept ‗jihad‘ is being used in a wrong way, in order to explain new conflicts, that have any relation with the religion. The motivation and effects of this demonization are not included in the present pages. As the title indicates, ‗Jihad on the Islam‘ wants to discover the true meaning of an important concept for the Muslim, but just on his essence, far away of the current interests.
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ÍNDICE INTRODUCCIÓN
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CONTENIDO 1. INTRODUCCIÓN AL ISLAM
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2. ORIGEN Y DEFINICIÓN DEL TÉRMINO YIHAD
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2.1 Origen en el judaísmo
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2.2 Definición
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2.2.1 ¿Yihad como ‗esfuerzo‘ o como ‗guerra santa‘?
3. TIPOS DE YIHAD Y SIGNIFICADO
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3.1 TIPOS
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3.1.1 Aspecto espiritual del yihad: el yihad menor
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o yihad al-Akbar 3.1.2 La lucha con la espada: el bajo yihad
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o yihad al-Asgar
3.2 SIGNIFICADO
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3.2.1 Yihad: tarea obligatoria para todos
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3.2.2 Yihad: defensa de la tierra y del dîn
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3.2.3 Yihad: adaptarse para conquistar (fases)
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3.2.4 Practicante del yihad menor: el muyahid
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3.2.5 Prejuicios acerca del significado de yihad
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4. TRATAMIENTO DEL YIHAD EN EL CORÁN
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4.1 La naturaleza de la Misión Islámica (da‟wa)
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4.2 Los versículos de la guerra
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4.3 Causas y objetivos de la guerra
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4.4 Organización de la guerra
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4.5 Aplicación práctica de las normas del Corán
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5. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO 5.1 PRIMERA ETAPA: ORIGEN Y FORMA
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5.1.1 Introducción
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5.1.2 Punto de vista jurídico sobre la yihad
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5.1.3 Perfil del yihad como guerra
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5.1.4 Aplicación del yihad en el Islam clásico
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y sus etapas
5.2 SEGUNDA ETAPA: EXPANSIÓN Y USO
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5.2.1 Introducción: la yihad moderna
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5.2.2 Mediados del siglo XX en Oriente Medio:
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del nacionalismo al islamismo 5.2.3 Matriz del islamismo moderno:
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Sayyid Qotb y los Hermanos Musulmanes 5.2.4 Expansión del Islam a partir de la Revolución iraní
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5.2.5 Movimiento ―yihadista‖ moderno
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CONCLUSIÓN
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BIBLIOGRAFÍA
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ANEXOS ANEXO I: Concepción del término en diferentes lenguas
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ANEXO II: Entrevista a Dolors Bramon
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ANEXO III: Glosario
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ANEXO IV: Mapas e imágenes
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INTRODUCCIÓN
Tema Teniendo en cuenta el perfil de lo que es un trabajo de investigación debo ajustar los objetivos y parámetros de éste a las expectativas que el modelo de trabajo requiere. El tema que he escogido como objeto de investigación es ―el yihad‖, y como encabezamiento del trabajo, según la orientación que éste sigue, he creído acertado titularlo: Yihad en el Islam. Más adelante descubriré la relación que mantiene este título con el trabajo en cuestión.
Motivos para escoger este tema Los motivos e inquietudes que han suscitado en mí tal interés para escoger este tema son varios. El primero, y más importante, es la ignorancia. Debo reconocer con orgullo mi falta de conocimiento sobre este aspecto de la religión islámica, como de la propia religión. Esta personal ignorancia, aunque creo que también la de gran parte de la sociedad occidental, mezclada con mi especial interés por lo desconocido, ha sido el detonante compuesto que me ha llevado a escoger este tema. El hecho de tener unos conocimientos tan leves sobre la religión islámica y la cultura musulmana en general, y en muchos casos equívocos, suponía una dificultad añadida que conllevaba, inevitablemente, a un esfuerzo mucho mayor que en los trabajos que hasta ahora había realizado. Este esfuerzo ha sido necesario no sólo en lo que a trabajo intelectual representa informarse de un tema completamente desconocido, partiendo de la misma situación de la de un niño que aprende a leer, sino que el gran esfuerzo para llegar a comprender otra cultura y religión diferentes a la nuestra ha sido psicológico. Para poder analizar el concepto yihad, primero era necesario ―conocer‖ y ―comprender‖ una religión enmarcada en una cultura muy distinta a la nuestra. Para llegar a esa comprensión no sólo era necesario adquirir conocimientos sobre el Islam mediante una extensa bibliografía, sino vaciar la mente de prejuicios y falsos mitos, olvidarse de los vagos conocimientos adquiridos de forma oral y sobretodo vivir en autarquía frente a los medios de comunicación durante este proceso de comprensión. Además, era preciso
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tener una mente muy abierta y sensible para permitir que las ideas recogidas sobre el Islam penetraran de forma nítida y clara, para después aplicar el uso de la razón y comprender las mismas. Este ejercicio o esfuerzo mental es el que atrajo mi atención por realizar un trabajo sobre un tema como éste, del que tanto se habla últimamente. Otro de los motivos que me condujo a la elección del Yihad como tema de mi trabajo ha sido precisamente esa última aclaración citada al final del párrafo anterior: el palpable uso mediático del término ―Yihad‖ en la actualidad. Teniendo en cuenta los acontecimientos mundiales que han sucedido en estos últimos años es evidente que el Islam, y en concreto aspectos de esta religión como el que es objeto de mi trabajo, están siendo determinantes en el presente y serán claves en el transcurso futuro de la Historia. Por la importancia de esta religión y, paralelamente, su desconocimiento: creo conveniente y útil la realización de un trabajo sobre este tema. Un concepto, así como la religión donde aparece, que es objeto de debate fuera de su contexto cultural y que trasciende tanto en la vida política, económica y social, a nivel mundial, merecen ocupar una parte de mis estudios académicos, para así poder participar en este debate universal con conocimiento y filtrar aquellas informaciones que no correspondan con la realidad histórica y actual de esta religión y el fenómeno en sí. Siempre he intentado conocer la realidad aplicando mi razón y no dejar que crearan esa realidad por mí, y para lograr esa razón es necesario conocer aquello que es y no lo que nos cuentan. El caudaloso río de información que los medios nos proporcionan hoy en día acerca de este tema supone un peligro para la razón, ya que no tener más conocimiento del tema facilita el engaño de nuestras mentes. El deseo de no ser una persona engañada ha sido otra motivación importante de la que hablaba.
Objetivos del trabajo Algunos de los objetivos de este trabajo coinciden con los motivos o mantienen una cierta relación con ellos y ya se han dejado entrever en el apartado anterior de esta introducción. Para sintetizar estos objetivos realizaré una lista y en el siguiente apartado definiré los medios y pasos que seguiré para alcanzarlos.
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Los objetivos son:
Reconocer los mitos acerca del concepto Yihad y evitar sostener los prejuicios que de esta religión se han creado.
Ser capaz de argumentar mis afirmaciones en los debates que surjan con las ideas que formule a partir de este trabajo.
Adquirir una perspectiva amplia del fenómeno para lograr profundizar en sus ideas y no quedarse con la mera superficialidad que existe en los medios.
Distinguir las causas de problemas, como el terrorismo, teniendo en cuenta factores como el Yihad y así poder medir el grado de afectación que ésta tiene.
Aprender a trabajar en materia religiosa un aspecto poco conocido en nuestra sociedad.
Crear una mentalidad más abierta capaz de comprender otras religiones, pensamientos y formas de entender el mundo distintas a nuestro modelo.
Comprender uno de los aspectos (el Yihad) en la vida de un sector de la población catalana (los inmigrantes) y del mundo, para valorar su pensamiento y conducta con un conocimiento más cercano de su religión.
Saber escoger las fuentes de información más fiables para alcanzar la máxima objetividad posible en la elaboración.
Ser menos ignorante.
La mayoría de mis objetivos colaboran en la formación de una persona más abierta y tolerante, ya que la intención que busco es aprender para mejorar, no sólo mi nivel de conocimientos sino mi actitud con mi entorno, que cada vez es más diverso, con lo cuál creo que este trabajo, teniendo en cuenta sus objetivos, mantiene una gran utilidad práctica que a la larga será necesaria para la buena convivencia. El desconocimiento crea el temor, y el temor lleva al odio que deriva en acciones violentas que impiden esa convivencia, no solo a nivel internacional sino a nivel interpersonal. Conociendo uno de los aspectos más crispantes del Islam: el Yihad, pretendo llegar a la comprensión de sus pensamientos y comportamiento y, una vez valorado esto según mi parecer, poder respetar el Islam como religión, y a sus seguidores como individuos.
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Orientación del trabajo y métodos Según los objetivos propuestos a partir de los motivos que me han empujado a realizar el trabajo sobre el tema del yihad, he decidido ajustar la orientación del mismo para cumplir todos los objetivos al término de su realización. Por eso me he ceñido a unas pautas y criterios que me permitieran trabajar con precisión los aspectos deseados y no extenderme en ideas no correspondientes al modelo de trabajo que deseo elaborar. Para comenzar, el análisis de un concepto que afecta en tantos ámbitos requiere centrarse en uno de ellos. En este caso, el estudio de este concepto lo realizaré desde el punto de vista religioso, sin meterme de lleno en sus efectos. Mi intención es analizar el ―yihad‖ como un concepto histórico y no como un fenómeno actual. Por este motivo, trabajaré con material referente al propio Islam, en su sentido más espiritual y religioso, empezando por su libro Sagrado: el Corán, y luego con una bibliografía actual pero que no exponga los efectos de este fenómeno en diferentes ámbitos, analizando acontecimientos concretos, sino que traten el concepto de lleno y lo estudien como lo que es: un aspecto más de una religión. Es necesario contextualizar este concepto según el momento histórico que viva la cultura musulmana y el Islam y hacer referencia a hechos que expliquen su evolución. Por eso es inevitable aislar un término con tantos significados y reflexiones en un ámbito específico, pero su estudio no se centrará en áreas irrelevantes para la comprensión del concepto. Para analizar con claridad y exactitud el concepto es importante dividir el trabajo en partes bien diferenciadas, para luego poder relacionarlas a modo de conclusión. Por ello, la elaboración del índice debe ser un proceso clave en el trabajo. Teniendo en cuenta cada uno de los aspectos que se desean estudiar acerca del tema, el método de trabajo será más viable y provechoso, y su resultado más favorable. El índice que aparece al inicio trata de separar todas las partes del trabajo y el desarrollo de cada una de ellas, seleccionadas a conciencia, pretenden abarcar el tema para tener una visión amplia del concepto ―Yihad‖ y extraer unas conclusiones interesantes. El desarrollo de este tema requiere además una interpretación correcta de todas las ideas que se capten en la información recogida. Uno de los principios que sostiene esta labor es que un trabajo de tales magnitudes y expectativas debe apoyarse en una extensa bibliografía pero a la vez acertada. Las vagas ideas que sugiere este concepto en
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el mundo occidental (al que más acceso tenemos) comporta conocer bien las fuentes de donde se extrae esa información. El método que deberé llevar a cabo será sencillo: consiste en recopilar información a partir de libros y artículos acerca del tema. En este hecho recae la importancia de la bibliografía en este trabajo, ya que no requerirá ni de datos o gráficos estadísticos, material sonoro o plástico, encuestas, etc. La gran clave para obtener un resultado óptimo es la capacidad de sintetizar que mantenga. Es imposible incluir todo el cabal de información captada, con lo que es imprescindible tener la virtud de recoger las ideas principales y desarrollarlas en base a los conocimientos adquiridos. Además el nivel de veracidad que reclama este trabajo no permite incluir informaciones difusas o divagaciones subjetivas que ayuden a llenar páginas, sino que cada párrafo debe mantener una base sólida a partir de la cuál pueda elaborar mi propio trabajo de investigación. Reconociendo el eje más importante de este trabajo debo añadir que según el progreso que siga la creación del mismo sería interesante contactar con la propia cultura en la que se enmarca el tema del trabajo. Por tanto, es posible que intente conocer la visión de algún musulmán (creyente del Islam) acerca del concepto que estudiaré. Para ello aún no me he planteado los medios de que dispongo pero espero tener posibilidad a este acceso para hacer más periodístico este trabajo. Incluir alguna entrevista realizada a profesionales en esta materia también lo considero un buen método para crear un trabajo de dimensiones más amplias y con un cierto atractivo, que a la vez hará más dinámica su realización. Uno de los requisitos del que soy consciente es el elevado grado de objetividad que debe presentar el contenido del trabajo. En el momento en que no cumpla este principio, puramente periodístico, la esencia y objetivos del trabajo se pondrán en duda y aparecerán contradicciones que anularán la validez del contenido, con lo cuál es una de las normas que debo tener muy en cuenta a la hora de redactar la información (sintetizada) que haya captado, tratando de no incluir las ideas que ésta me sugiera.
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CONTENIDO
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1. INTRODUCCIÓN AL ISLAM El Islam (árabe: ;مالسإلاal-Islām) es una religión monoteísta que atestigua que "No hay más dios que Dios y que Mahoma es el mensajero de Dios" (Alá, en árabe Allāh, significa el Dios, razón por la que se usa la palabra "Alá" para referirse a la deidad única islámica). El libro sagrado del Islam es el Corán, dictado por Alá a Mahoma, a través de Yibril (el arcángel Gabriel). Los seguidores del Islam se denominan musulmanes (en árabe )ملسم. Atestiguan que Mahoma es el último de los profetas enviados por Dios y sello de la Profecía. Se aceptan como profetas principalmente a Adán, Noé, Abraham, Moisés, Salomón y Jesús. Los musulmanes creen asimismo en los hadices1 y la sunna del profeta Mahoma, que conforman el Registro histórico de las acciones y las enseñanzas del Profeta. Se aceptan también como libros sagrados la Torá, los Libros de Salomón y los Evangelios. El Islam es una religión abrahámica2 monoteísta que adora exclusivamente a Alá, sin copartícipe. Se estima que hay en la actualidad entre mil y mil ochocientos millones de musulmanes en el mundo, haciendo del Islam la segunda religión del mundo en relación a su número de fieles, tras el Cristianismo. El Islam se inició con la predicación de Mahoma3 en el año 620 en La Meca (en la actual Arabia Saudita). Bajo el liderazgo de Mahoma y sus sucesores, el Islam se extendió rápidamente por conversión religiosa o conquista militar. En la actualidad hay musulmanes en todo el mundo, en particular en Oriente Medio, Norte de África, Asia, América, y Europa. Su libro sagrado es el Corán (Al-Qur'an, la lectura o la recitación) y forma la base de la doctrina islámica. Consideran que actualmente sigue siendo la palabra infalible de Dios, sin el más mínimo cambio, añadido ni supresión. 1
Un hadiz (árabe: "narración, referencia") es toda aquella tradición de la religión islámica que se basa en los hechos y dichos del Profeta Mahoma y que nunca contradice el Sagrado Corán. 2
Una religión abrahámica o fe Judeo-abrahámica es cualquier religión que deriva de una antigua tradición semita y marcada por sus adherencias a Abraham ("Padre/Líder de muchos hebreos), un patriarca cuya vida es narrada en la Biblia. 3
Ver Anexo III, figuras 5 y 6.
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El Islam se considera continuador de la tradición profética del judaísmo y el cristianismo, religiones a las que considera de algún modo hermanas, pero apartadas del tronco inicial. La creencia islámica establece que la Torá4 fue revelada a Moisés y el Evangelio a Jesús, pero duda acerca de la autenticidad de los textos de dichos libros que conservan los cristianos y los judíos, y sostiene que han estado expuestos al tahrif (distorsión). Así, el Corán es el mismo mensaje que Dios transmite a los hombres desde el principio de los tiempos a través de los profetas. Por ello, el Corán llama a los cristianos "La Gente del Libro" (Ahl al-Kitab). El Corán reconoce pues el origen divino de la Torá judía y el Evangelio cristiano, pero no la autenticidad de los textos que actualmente tienen por auténticos los fieles de dichas religiones. La misión de Mahoma, llamado sello de la profecía, es devolver el mensaje divino a su pureza inicial. De acuerdo con la tradición, Mahoma era una persona de carácter excelente, bien parecido e iletrado. El Corán fue recopilado una vez que Mahoma ascendió a los cielos. En las ediciones coránicas, al inicio de cada azora5 se suele indicar el lugar (Medina o Meca) donde fue revelada según la tradición de los compañeros del profeta. Es frecuente entre los devotos la creencia en que el hecho de que Mahoma fuera analfabeto es una señal más de que sólo pudo recibir el Corán por revelación divina, dada la complejidad del libro. La palabra Alá (en árabe هللا,Allāh) significa simplemente El Dios y se usa también en las traducciones cristianas de la Biblia a dicho idioma. En el Corán, Dios es llamado con 99 nombres (en rigor son adjetivos, que en la morfología del idioma árabe están sujetos al mismo régimen que los sustantivos). El Islam afirma la unicidad de Dios: sólo hay un Dios, y no tiene diferentes encarnaciones o personas. Así quedará atestiguado en los cinco pilares doctrinales que conforman el modo de vida islámico. Los cinco pilares del Islam
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Torá es una palabra hebrea que significa enseñanza, instrucción, o más específicamente ley. En su sentido más amplio se utiliza habitualmente para designar a la totalidad de la revelación y enseñanza divina al pueblo de Israel. 5
Las azoras o suras (palabra castellana procedente del árabe as-sūra ), son cada uno de los 114 capítulos en los que se divide el Corán, libro sagrado del Islam.
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1. El testimonio, primer pilar del Islam, reza: "No hay dioses, solo El Dios (principio suficiente) y Mahoma es su profeta (el último)‖. 2. La oración o salat, realizada cinco veces al día (del alba, del mediodía, de la media tarde, del crepúsculo y de la noche) orientado hacia La Meca (La Mezquita Sagrada) 3. El zakat, La Limosna obligatoria. 4. El ayuno en el mes de Ramadán6 (el noveno según el calendario lunar islámico), el cual consiste en la abstención de ingestas de cualquier índole hasta la puesta del sol y el contacto sexual. 5. La peregrinación o hajj7 a la Mezquita santa de La Meca (con mayor precisión a la Kaaba8, considerado por los creyentes como el primer santuario monoteísta, erigido por Adán mismo) y reconstruido por Abraham e Ismael, al menos, una vez en la vida, mientras exista la bonanza de medios para ello. El Islam no tiene sacerdotes, sino guías religiosos llamados imanes (ár. imam), que generalmente son nombrados por la propia comunidad. Existe de todos modos una serie de Sabios, los ulema9, y faquís, que tienen el mismo tipo de autoridad social y religiosa que el clero en otras religiones. El modo de vida islámico se encuentra basado en una relación personal entre Alá y el creyente, siguiendo la Shariah, en donde la intención será el rasgo fundamental que rija todas las acciones del mismo.
2. ORIGEN Y DEFINICIÓN DEL TÉRMINO 6
Ramadán es el noveno mes del calendario musulmán, conocido internacionalmente por ser el mes en el que los musulmanes realizan un ayuno diario desde la salida del sol hasta que se pone el sol. 7
El Hajj es la peregrinación que realizan los fieles musulmanes a La Meca en Arabia Saudita.
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La Kaaba (en árabe "el dado" o "el cubo") es el lugar religioso más importante del Islam. Es la ``casa de dios´´, donde lo divino toca lo terrenal. Hacia ella se orientan los musulmanes de todo el mundo para rezar. 9
Ulema es la comunidad de estudiantes legales del Islam y la Sharia. Su organización y poderes puede cambiar según la comunidad musulmana a la que pertenezcan. Aunque la palabra ulema es singular en castellano, en árabe es plural (ulamā')
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2.1 ORIGEN EN EL JUDAÍSMO El yihad10 entendido como combate tiene su origen, como muchos otros aspectos doctrinales del Islam, en el judaísmo, concretamente en el concepto de «guerra obligatoria» en defensa de la propia comunidad o miljemet mitzvá. Uno de los versículos que recogen el significado de esta ―guerra obligatoria‖ para los judíos en uno de sus textos es éste: Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada. [Levítico, 26, 8]
El hecho de que el término yihad tenga su origen en el judaísmo parece aceptado por los autores musulmanes puesto que Mahoma, que nació en el siglo VI, estaba muy influenciado por los judíos. Era huérfano y en su adolescencia solía viajar con comerciantes judíos en sus caravanas entre Meca y Medina. De ellos aprendió muchos conceptos, entre ellos la unicidad de Dios. Hay que tener cuidado con decir que Mahoma fue antisemita: primero, porque su religión fue el judaísmo y la conoció perfectamente; y segundo, porque las desavenencias con los judíos tuvieron siempre razones políticas. De todos modos, la puesta en práctica de este concepto en el Islam es bien diferente que la del concepto de "guerra obligatoria" en el judaísmo, en el sentido de la magnitud y el alcance. El concepto de guerra obligatoria, miljemet mitzvá, lo encontramos en el libro Bamidvar (Números), también en Shemot (Éxodo). Se trata de una guerra que cada miembro de la casa de Israel está obligado a pelear. Hubo épocas en las que los judíos llevaron a cabo miljemet mitzvá con una crueldad bastante salvaje. La conquista de la Tierra Prometida no fue un camino de flores, y la Biblia es bastante honesta en su descripción de lo que ocurrió, incluso describiendo masacres y elementos que no coinciden hoy en día con nuestra imagen de judaísmo humanista.
La guerra en el judaísmo 10
A pesar de la insistencia de ciertos arabistas e intelectuales occidentales a escribir ‗la yihad‘, la palabra árabe yihad es masculina. Esta es ya la primera señal de la ignorancia, y el primer modo de tergiversar este concepto, que luego analizaremos.
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La legislación judía (Halajá) nos indica la existencia de dos clases de guerras: la obligatoria (miljemet mitzvá11) y la voluntaria (miljemet reshut). En la guerra denominada Mitzvá (obligatoria) todos deben participar, hasta los novios recién casados. En la voluntaria, sin embargo, hay quienes están exceptuados de participar. Existen tan solo tres diferentes guerras que corresponden al concepto miljemet mitzvá, que son: la guerra contra los 7 pueblos (la conquista de la tierra), la guerra contra Amalek12, la salvación de Israel de sus atacantes (defensa) La conquista de la Tierra de Israel por Yeoshuá Bin Nun13 es una guerra obligatoria (Mitzvá). Las guerras del Rey David, al pelear en la zona de ram Sobá, al norte de Israel, son conocidas como voluntarias (reshut), ya que su finalidad fue expansionista, para recaudar los impuestos de los pueblos de la región (Rashi). Maimónides14, en su libro de Leyes Mishnà Torá15 (Hilijot Melajim 5:1) dictamina: “El ataque de Israel al enemigo que lo acecha para aniquilarlo, pertenece a la categoría de Miljemet Mitzvá. En esta clase de Guerra, el Rey no tendrá que pedir permiso al Gran Tribunal, sino que saldrá a la defensa de su pueblo, que puede ser atacado por el enemigo que lo acosa y lo obligará a todos los ciudadanos a tomar parte en la lucha”. “Si extranjeros acecharan a los pueblos israelíes, con la intención de matarlos – continúa Rambam – los hijos de Israel los enfrentarán, profanando el sábado si fuera
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miljemet mitzvá son tres diferentes guerras. La guerra contra los 7 pueblos (la conquista de la tierra), la guerra contra Amalek, la salvación de Israel de sus atacantes (defensa). 12
Amalek, considerado el primer enemigo del pueblo judío.
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Yehoshua (Josué) ben Nun se le llama Yeshua en Nehemías. Yeshua es el nombre del sumo sacerdote en tiempos de Zorobabel. 14
Maimónides ("hijo de Maimon") o Rambam (1135, Córdoba - 1204, El Cairo), fue el médico, rabino y teólogo judío más célebre de la Edad Media. Tuvo una enorme importancia, como filósofo y religioso en el pensamiento medieval. 15
La Mishnà Torá es un código de ley judía por una de las autoridades judías más importantes, el Rabino Moshe Ben Maimon, mejor conocido como Maimónides o por la abreviatura hebrea "Rambam". El Mishné Torá fue compilada entre 1170 y 1180, mientras él vivía en Egipto, y es considerado como una de las obras mayores de Maimonides.
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necesario. Si viniesen a robar la cosecha en los poblados que lindan con la frontera se les enfrentarán armados”.
Paralelismo y confusiones Como hemos visto en esta breve referencia a la guerra para los judíos y los límites para diferenciar las clases de guerra, podemos afirmar que existe una cierta semejanza entre el Yihad y las consideraciones del judaísmo respecto a la guerra. Incluso la última cita nos recuerda indudablemente a alguno de los versículos del Corán. Este paralelismo nos muestra la influencia que recibió Mahoma de los judíos y la clara relación que mantuvo la creación del Islam con el judaísmo. Muchos de los conceptos o pensamientos de la religión islámica son difícilmente comprensibles sin conocer la convivencia entre judíos y musulmanes en aquella época. Mahoma, por la gran similitud que mantenía su Mensaje con el pensamiento judío, pensó que los judíos lo iban a seguir, y de hecho, no entendía por qué no lo aceptaban como profeta, porque desde su punto de vista, él estaba cumpliendo con todos los preceptos judaicos. Para los judíos, Mahoma no era divino, ni les estaban aportando absolutamente nada nuevo a lo que ya sabían. Para el árabe politeísta, en cambio, Mahoma sí pudo presentarse como el mensajero de Dios. Es en este punto cuando ambas religiones se van distanciando hasta alcanzar la discordia, mostrándose el pueblo judío hostil a los cambios que proponía Mahoma. Además de esta primera frustración que se llevó Mahoma al verse traicionado por un pueblo que tanto respetaba y admiraba y que le había enseñado tantas cosas que luego aplicaría a las bases de su nueva religión, el segundo factor que hizo que tanto la idea de guerra para judíos y para musulmanes se fuese diferenciando como también ambas religiones, fue que, fuera de la época de la conquista de Canaán 16, el concepto de guerra obligatoria fue marginal para el judío y en cambio en el Islam ocupó un lugar bastante central. A lo largo del tiempo, el concepto Yihad para los musulmanes ha tenido mayor relevancia que el concepto Miljemet Mitzvá para los judíos, ya que en esa idea por recuperar los territorios perdidos y proteger las fronteras, las tierras de los musulmanes siempre han ocupado mucho más territorio que la de los judíos, limitada a 16
Canaán es la denominación antigua de una región del Próximo Oriente, situada entre el Mar Mediterráneo y el Jordán y que abarcaba parte de la franja sirio-fenicia conocida también como el creciente fértil. En la actualidad se corresponde con el Estado de Israel, los territorios de Gaza y Cisjordania.
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la Tierra Prometida (Israel). En este sentido, la labor o lucha del Islam por lograr este objetivo siempre ha adquirido unas dimensiones más trascendentes y violentas. Mediante las distinciones y similitudes que hemos analizado en el párrafo anterior no podemos caer en el error de considerar a los judíos un pueblo enemigo del Islam. Para que quede bien claro: Mahoma mató a judíos, pero no en el marco del concepto del Yihad, sino en el de la condición de que su existencia fuera bajo la égida musulmana, que no todos los judíos quisieron aceptar. Las fuentes del Islam nos demuestran que el Yihad no podía ir dirigido contra los judíos, así que cualquier ataque a este pueblo no tenía nada que ver con una ―lucha de fe‖ o ―guerra santa‖, como la conocemos en Occidente. El Corán no considera a los judíos ―infieles‖ sino todo lo contrario, expresa inequívocamente que el judío no es un infiel, por ser monoteísta. El judaísmo es una de las dos religiones permitidas fuera del Islam. La segunda es el cristianismo. El Corán determina que sólo esas dos religiones pueden existir bajo su égida. En el intento de comprender el significado válido de este término es necesario distinguir las acciones del Profeta en una época y contexto determinados y su base teórica y religiosa desde la cuál se enmarca este concepto en el Islam. De todos modos resulta difícil interpretar de forma correcta el Corán u otros textos del Islam por su distancia histórica; por este motivo, a menudo solemos asociar el origen y forma de este concepto con los dichos y acciones de Mahoma (Tradición) y la trayectoria política y militar de los primeros califas. Más adelante analizaremos los inicios del Islam y trazaremos una idea más clara de la forma y el origen de este término.
2.2 DEFINICIÓN Resulta todavía más difícil que señalar su origen dar una definición a este término. A la dificultad que supone la traducción de determinados términos de otras lenguas, se añade el hecho de que el árabe resulta una lengua más distanciada de la nuestra y su uso en el Corán es retórico y metafórico, con lo cuál no existe posibilidad de asociar este concepto del Islam con ningún concepto occidental ni tampoco definirlo con términos de nuestra lengua. El carácter abstracto de este concepto, propio del Islam,
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y la diferencia de sistema moral con Occidente, crean esta gran complejidad para elaborar una definición precisa y válida. Esta dificultad la vemos reflejada en cómo cada lengua traduce en sus enciclopedias este término de forma distinta. Esto ya lo veremos en apartados posteriores en los que analicemos el concepto desde el punto de vista de la lingüística occidental. "Yihad" es una palabra de género masculino en su lengua de origen, el árabe. Algunas
lenguas occidentales que han tomado esta voz suelen emplearla como
correlato islámico del concepto de ―guerra santa‖, y por esta razón en español, yihad suele interpretarse como sustantivo femenino, en función de su traducción como 'guerra santa'. Por otro lado, algunos creen que la traducción literal de este concepto es esfuerzo.
2.2.1 ¿YIHAD COMO „ESFUERZO‟ O COMO „GUERRA SANTA‟? La palabra ―yihad‖ significa, literalmente, ‗esfuerzo‘ (en el camino de Dios). La palabra árabe para ‗guerra‘ es ‗harb‘, y para ‗santo‘ es ‗quddus‘. La expresión ‗guerra santa‘ se traduciría en árabe como ‗harb muqadasah‘, una expresión que no encontramos ni en el Corán ni en la Sunna, y desconocida en los tratados de jurisprudencia islámica. Tal y como señala Nasreddin Peyró, esta expresión es propia de la tradición católica, y tiene su origen en las cruzadas. Para contrastar esta afirmación se puede citar el Elogio de la nueva milicia templaria de San Bernardo de Claravall: ―En los mismos lugares [Tierra Santa] donde él dispersó con brazo robusto a los jefes que dominan en las tinieblas, aspira esta milicia ahora a exterminar a los hijos de la infidelidad… Los soldados de Cristo combaten confiados en las batallas del Señor, sin temor alguno a pecar por ponerse en peligro de muerte y por matar al enemigo. Para ellos, morir o matar por Cristo no implica criminalidad alguna y reporta una gran gloria. Además, consiguen dos cosas: muriendo sirven a Cristo, y matando, Cristo mismo se les entregará como premio. Él acepta gustosamente como una venganza la muerte del enemigo y más gustosamente aún se da como consuelo al soldado que muere por su causa. Es decir, el soldado de Cristo mata con seguridad de conciencia y muere con
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mayor seguridad aún. La muerte del pagano es una gloria para el cristiano, pues por ella es glorificado Cristo.‖
Yihad como „guerra santa‟
Es común traducir el término Yihad como "guerra santa", lo que deriva en ver al musulmán como alguien continuamente alentado a tomar las armas con el fin de imponer su fe por la fuerza. Lo cierto es que el concepto Yihad es mucho mas amplio que esto, se refiere a un esfuerzo, no uno cualquiera sino uno por extender la religión. Es un acto de entrega total a Alá, y a su vez el derecho de rechazar cualquier agresión. La guerra es solo uno de sus aspectos y no el más importante. Esta confusión o interpretación errónea del concepto yihad como ‗guerra santa‘ tiene que ver con la característica común entre la guerra santa para los cristianos y este yihad islámica en que en ambas los que mueren en combate se les considera mártires y se les asegura el cielo. Pero pese a este rasgo común no debemos olvidar que el concepto yihad abarca un significado mucho más amplio que el de ‗guerra santa‘ para los cristianos. En el siguiente punto veremos el significado de este término y observaremos que su sentido no se limita al concepto material de ―guerra por salvar la fe‖ sino que mantiene un sentido espiritual mucho más complejo. Para nosotros, la guerra santa no es más que un tipo de guerra asociada a un motivo religioso: extender la fe cristiana. La primera diferencia entre el concepto occidental de ‗guerra santa‘ según nuestra Historia y el concepto yihad surge ya en su objetivo. Mientras el yihad, de forma general, pretende preservar la fe islámica y crear un Estado Islámico, la guerra santa de los cristianos tuvo un carácter expansionista puramente político, que tan solo respondía a su causa religiosa. La guerra santa no fue más que una táctica papal para imponer su poder (el de la cristiandad), como en las Cruzadas, al estilo de los monarcas europeos de la época. A parte de la profundidad de significado que mantienen uno y otro concepto, cabe señalar que cuando en Occidente se habla de ‗guerra santa‘ podemos situar esta idea cronológicamente en varios puntos de nuestra Historia y explicar las características de cada uno de estos momentos, ya que esta idea surge a lo largo de la Historia de forma puntual y luego desaparece, como en la actualidad; en cambio, el yihad es un concepto permanente que está presente irreductiblemente entre los musulmanes porque constituye
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una de las bases del Islam y es en determinados momentos cuando adopta un carácter más violento en forma de guerra.
En el otro extremo de este debate están los más radicales, sobretodo árabes, que definen yihad como ‗guerra justa‘. No podemos estar de acuerdo con esta definición ya que no define objetivamente el término sino que incluye una característica muy discutible. Los que proponen esta definición de yihad lo hacen porque virtualmente la ‗guerra santa‘ para los musulmanes es lo equivale a los cristianos ‗guerra santa‘. Pero los que emplean estos términos no tienen en cuenta que en Occidente la idea de lo justo es diferente que en el mundo árabe. Para los musulmanes lo justo es todo aquello legal, legitimado por unas leyes, en este caso las del propio Islam inscritas en el Corán, del tal modo que la guerra bajo el nombre de yihad no solo queda justificada moralmente sino que está apoyada por unas leyes válidas. En este sentido, en Occidente veríamos una paradoja en la expresión de ‗guerra justa‘ ya que nuestra moral considera siempre ―injusta‖ la muerte de personas inocentes, e incluso no inocentes, y no existe justificación alguna ni leyes que permitan atentar contra la vida humana, y menos bajo una causa fundamentada en textos religiosos. Pese a ser una idea discutible, no debemos olvidar que el concepto yihad supera las fronteras de la religión y pasa a tener un significado moral mucho más profundo, con lo cuál tampoco podemos limitar el uso de éste al ámbito puramente religioso. En el siguiente apartado veremos todo su significado.
Yihad como „esfuerzo‟ Es por estas diferencias que presenta el concepto yihad con ‗guerra santa‘ por lo que no parece adecuado definir con tales términos una idea que sugiere connotaciones diversas y mantiene un sentido tan amplio. En la tarea de acertar con un término equivalente a yihad en Occidente, que sugiera unas mismas ideas y no se separe demasiado del significado original, algunos expertos y los propios árabes traducen literalmente yihad como esfuerzo. Esta traducción del término se refiere al ‗esfuerzo en la senda de Alá‘, al ‗esfuerzo en el camino‘, lo cuál no significa solo un esfuerzo físico o material (guerra) de combate contra los infieles por preservar los valores del Islam y sus fronteras, extender la fe en otros territorios o crear un Estado Islámico, sino también
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un esfuerzo espiritual que se debe practicar de manera individual para alcanzar la propia espiritualidad y personalidad del individuo y realizar una ascensión mental para comprender el Mensaje de Alà y seguir por el camino que el dicta, que es el correcto. Este otro sentido que mantiene el término permite dos clases de yihad: el gran Yihad y el bajo Yihad, que analizaremos en el siguiente punto.
Siguiendo con las denominaciones que se le suelen dar al término según su significado, existe una que suele ir en relación con esfuerzo, que es lucha. Ambos términos suelen aparecer indistintamente con el mismo valor o juntos, aunque el término ―lucha‖ connota belicosidad y violencia y no es interpretado como una ‗lucha espiritual‘, con uno mismo, es una lucha por superar las barreras mundanas y llegar al pleno conocimiento espiritual.
Pese a las contradicciones que han aparecido en este apartado de Definición del término yihad y las confusiones que ha podido suponer cada reflexión acerca la manera o términos empleados para definir el concepto, esta primera imagen difícil y confusa se irá aclarando a medida que analicemos el concepto en diferentes momentos históricos y veamos sus límites y características en la práctica y en la teoría. Sin embargo, es innegable que el estudio de este concepto requiere un trabajo de análisis lingüístico mucho más profundo y complicado que no llevaremos a cabo, pero éste nos servirá para crearnos una idea cercana bastante objetiva.
CONCLUSIONES Para formar una idea más concisa de este apartado de definición he querido añadir varios puntos en los que se delimita la imagen del yihad en diferentes conclusiones que deberíamos extraer a partir de los párrafos anteriores: 1. literalmente, yihad significa esfuerzo, pero dado que la guerra requiere un esfuerzo excepcional, por extensión, la palabra se asocia con la guerra. 2. la definición de ‗guerra santa‘ es, en el Islam, virtualmente idéntica a la ‗guerra justa‘ del cristianismo, donde también suele llamársela guerra santa.
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3. también el cristianismo considera mártires a quienes mueren en esas guerras y les promete la salvación. 4. en un hadith (dicho canónico), Mahoma sitúa la guerra contra el mal dentro de uno mismo por encima de las batallas contra enemigos externos. Tras un encuentro con los de La Meca, Mahoma observó: "Hemos regresado del yihad menor para enfrentarnos al yihad mayor", es decir, para batallar con el mal que llevamos dentro.
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3. TIPOS DE YIHAD Y SIGNIFICADO
3.1 TIPOS DE YIHAD La mayoría de autores musulmanes coinciden en distinguir dos tipos de yihad: el gran Yihad que implica la batalla personal y de conciencia llevada a cabo por el musulmán contra el pecado, y un bajo Yihad que tiene que ver con la defensa del Islam con las armas y ésta solo se lleva a cabo contra los verdaderos enemigos del Islam. El propio Mahoma ya en su época hablaba de dos tipos de combate: a uno lo llamaba Yihad menor, que consiste en luchar contra los ídolos, las falsedades que reducen al hombre a la miseria. Al otro lo llamaba Yihad mayor, que es el afán por superarse, la conquista de la libertad en lo más íntimo de la propia personalidad. Y también enseñaba que esas luchas no tienen techo, que siempre habría alguna mentira que derribar, porque lo radicalmente humano es la acción, la vida como movimiento continuo, el trasiego como finalidad en sí mismo, el trabajo como satisfacción en el que el hombre trasciende todos los límites y se alza sobre todos los muros y divisa el espacio infinito del que lo ha creado y del que ha brotado. Esta distinción entre ambos tipos de yihad también se demuestra en la Tradición del Profeta, como es en este caso: Una vez el Profeta Muhammad le dijo a un grupo de sus seguidores que regresaban de un combate: "Bienvenidos vosotros que regresáis del pequeño yihad (lucha), al gran yihad"(C 4:65) Pensaron si acaso había un ejército más grande y preguntaron, ¿cuál es el gran yihad? El Profeta respondió: "la lucha contra el ego" (C 2:31) Esta tradición que los místicos recogen con mucha atención y mucha dedicación es una enseñanza del Profeta. Hay una gran lucha que es interior y una pequeña lucha que es exterior. En esta doble significación del concepto cabe destacar que el Islam considera más importante el Gran Yihad. Debido al grado de dificultad e intensidad de la lucha contra los desvíos morales y los atributos inadmisibles y desagradables establecidos y arraigados en el alma, el Profeta nombró al primer tipo de lucha Gran Yihad (Yihad al akbar). Tanto él como sus compañeros llevaban adelante los dos
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combates contra los enemigos internos y externos hasta que el Islam llegó a su más alto grado de poder. Por tanto, es el bajo Yihad la menos relevante y la que se aleja más del sentido espiritual y originario del término. De todos modos, a lo largo de la Historia ha sido el bajo Yihad la que ha adquirido mayor protagonismo por su carácter práctico, relegando al Gran Yihad a un segundo plano y mostrando una idea equívoca de esta lucha o esfuerzo hasta nuestros tiempos. Esta división del Yihad en Mayor y Menor no puede interpretarse como una oposición entre dos formas distintas de enfrentarse a la realidad para transformarla. Ambas son exigidas al musulmán. Pero en la actualidad se ha querido extender la idea de que la única lucha que verdaderamente el Islam exige es la interior, y se confunde el Yihad Menor con un belicismo contrario a una espiritualidad elevada. Autores como Antoine Moussali17 señala que «es el sentido de guerra santa el que prima, en el Corán, sobre la de yihad interior. La diferencia entre gran yihad (esfuerzo sobre sí mismo) y pequeña yihad se remonta al siglo IX, con el final de la primera oleada de las conquistas islámicas»
3.1.1 ASPECTO ESPIRITUAL DEL YIHAD: EL GRAN YIHAD O EL YIHAD AL-AKBAR El yihad interior que se conoce con el nombre de combate contra el propio nafs (alma) es el Ýihad al-Akbar (el Gran Yihad), porque protege al individuo y a la colectividad de los elementos de debilidad interior de su ser. El Gran Yihad, hace referencia a la lucha espiritual diaria de los fieles para entrenar el alma en el control de los instintos básicos y el perfeccionamiento interno. Tal como conocemos el yihad como método para evitar las injusticias provocadas por el prójimo, este Gran Yihad tiene como uno de sus objetivos evitar que el propio individuo cometa injusticias contra los demás, y esto se muestra así en uno de los versículos del Corán:
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Antoine MOUSSALI, sacerdote de La Salle de origen libanés, ha sido director de un colegio en Siria; posteriormente, trasladado a Argelia, fue encargado de las relaciones entre las Diócesis de Argel y los musulmanes. Ha enseñado el árabe en la universidad de Argel del 1980 a 1986, y ha dado cursos de árabe en la televisión, destinados a los niños.
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“¡Señor! Igual que Tú detestas que yo sea tratado con injusticia, protégeme de la tentación de tratar al prójimo con injusticia” (C 3:42)
El Gran Yihad representa la profundización del hombre en el interior de su alma para descubrir en ella los factores de debilidad y transformarlos en puntos de fuerza; para descubrir en ella los puntos de fuerza y reforzarlos, para convertirse así en un hombre que vive su cualidad humana en sí mismo y que la vive en el interior del prójimo. Por este motivo el Gran Yihad es el que controla el pequeño yihad exterior para impedirle desviarse y alejarse del auténtico movimiento de la fuerza en el hombre.
El yihad mayor es también conocido como yihad al-nafs (alma), y es entendida como una lucha interna, individual y espiritual, en contra del vicio, la pasión y la ignorancia. Como decíamos anteriormente, también se denomina yihad al-nafs (alma) o también yihad interior, por entenderse como la lucha, o el esfuerzo en contra de los vicios, las pasiones y la ignorancia que pueden realmente extraviar a una persona, consiguiendo así limpiar o purificar el alma. Es la expresión máxima en la búsqueda del conocimiento de lo real, con el fin de derrocar el kufur (cafre) que, en diferentes medidas, se encuentra en todo ser humano. Se trata pues, de una purificación del alma. Esto significa abandonar lo superfluo, es decir, lo que se agrega a una cosa sin pertenecer a su naturaleza real. Toda suciedad consiste en algo superfluo, vano, tanto en el orden material como espiritual. Por ejemplo, la ambición de poder, es en el hombre algo superfluo puesto que lo aleja de su ser real (el cual es limitado temporalmente e ilimitado espiritualmente). La suciedad (que llamamos mal en el orden psíquico) no constituye algo real, pues se agrega a nosotros como resultado del error, la ignorancia y la debilidad. La tradición islámica cuenta que toda persona nace en estado de "fitrah"18 (forma primordial perfecta)". Con este objetivo de eliminar los pecados del alma y los instintos nocivos para el ser, el Corán habla así de éstos:
18
"fitrah" (instinto). Este "fitrah" es la voz pequeña dentro cada de nosotros, la cual nos dice que "esto no se sienta derecho."
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“Vuestro mayor enemigo es vuestra propia alma, que se encuentra entre vuestros costados (es decir, en vuestro propio cuerpo)” (C 3:53)
3.1.2 LA LUCHA CON LA ESPADA: EL BAJO YIHAD O EL YIHAD AL-ASGAR La más conocida de los dos tipos de yihad es el Yihad al-Asgar (baja o Menor Yihad), por su carácter práctico y sus manifestaciones a lo largo de la Historia. El yihad Menor no es otro que la defensa de los territorios del Islam, de sus habitantes y del propio Islam ante los peligros externos. El Yihad Menor es antes que nada una defensa de la sociedad islámica y de los oprimidos, pero también de los musulmanes para llamar al Islam mediante procedimientos civilizados y pacíficos, y actuar para impedir que ninguna presión se ejerza sobre los musulmanes. Comprendemos, pues, que el yihad actúa en el sentido de salvaguardar la autenticidad del ser humano contra aquellos que quieran violar su humanidad. Es una autodefensa y no es necesario entenderla en su dimensión individual: es la acción del pueblo que se defiende contra los que quieren alienar su libertad, confiscarle sus recursos, su seguridad, su economía, etc. El Corán habla única y exclusivamente de la lucha justa contra aquellos que tomaron antes la iniciativa de atacar a los musulmanes, sólo en defensa propia. Esta es la condición establecida en los otros versículos del Santo Corán que tratan de este tema. El así llamado versículo de la espada en la escritura islámica, es frecuentemente citado fuera de contexto pretendiendo afirmar que inculca una masacre indiscriminada de los no creyentes. Las palabras coránicas ―matadlos dondequiera que los encontréis” (C 2:190) se aplican únicamente a los casos en los que el enemigo fue el primero en atacar a los musulmanes y se refiere a aquellos no creyentes y adversarios que rompieron sus firmes pactos y juramentos previamente establecidos con los musulmanes. No son aplicables en ningún caso a las guerras y batallas no provocadas. La interpretación de estos versículos de cualquier otra manera supone hacer una parodia de los ideales del Islam. No existe un sólo ejemplo en la vida del Profeta del Islam en el que ofreciera a nadie la alternativa entre el Islam o la espada.
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A pesar de que el trato del tema de la guerra sea frecuente y natural en el Islam, esta religión se limita a incluir en sus textos una respuesta (bien detallada) acerca de una realidad como es la guerra, presente sobretodo en tiempos de Mahoma, y su intención no es hablar ni fomentar la violencia humana de forma indiscriminada sino estudiar y meditar acerca de un tema como es la guerra. Por este único motivo no es posible afirmar que el Islam es una religión belicosa y sangrienta ya que no desean la violencia, igual que cualquier otro individuo, y así lo describe el Corán: "Se os ha prescrito la lucha por penosa que sea para vosotros; tal vez aquello que detestéis sea bueno para vosotros; y tal vez aquello que os guste, sea malo para vosotros" (C Sura de La Vaca, 216)
Este tipo de yihad se denomina también ―el yihad de la espada‖, contrariamente al ―yihad del alma‖ porque requiere de la fuerza física y el combate para alcanzar sus objetivos. Digamos que este tipo de yihad es material y tiene un uso práctico, por eso es la que se analiza normalmente. Tanto autores musulmanes como el propio Profeta se han dedicado a describir y establecer los límites de este concepto y es por eso por lo que podemos estudiar en su conjunto este tipo de yihad y no el anterior.
No nos extenderemos más en la explicación del Yihad al-Asgar ya que iremos viendo su significado, su forma y otros rasgos a lo largo de todo el trabajo. En este apartado tan solo se pretende dar una idea general de ambos yihads para tener conciencia sobretodo del Gran Yihad y tener una mínima idea de sus diferencias con el valor de yihad que trataremos a partir de este punto.
Finalmente, cabe señalar que el concepto yihad puede adquirir diferentes facetas según en qué contexto se utilice. El significado primero que adopta el término como esfuerzo permite unir este término con otro que precise a qué tipo de esfuerzo se refiere, y no tiene porqué limitarse a los dos tipos de Yihad que hemos visto. Su uso es poco frecuente y tan solo mencionaremos un par de ejemplos que sirvan para tener una idea de las dimensiones que puede adquirir el término. En este sentido, yihad legitima todo tipo de acciones y contiendas. Hay otras acepciones de ―yihad‖ más mundanas, como la que emprendió el Irán de la era Jomeini al formarse las brigadas yihad sazandegui
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(batalla por la reconstrucción) -cuya misión era llevar agua, luz y servicios básicos a miles de aldeas desatendidas- o el yihad contra el analfabetismo.
3.2 SIGNIFICADO En el apartado anterior, en el punto de Definición del término yihad, y en el análisis de los dos tipos de yihad, ya veíamos algunas de las ideas que este término sugería y significaba para los musulmanes, como esfuerzo, lucha, y en última instancia combate, pero en este punto pretenderemos analizar con mayor profundidad el significado que su uso representa y cómo percibe el Islam este término. El significado real del término es ampliamente debatido, pues connota un amplio rango de significados que van desde su interpretación como "lucha espiritual" hasta la lucha física, política o militar. Los islamistas implicados en las formas políticas o militares de la yihad suelen ser etiquetados en Occidente con el neologismo yihadista, que implica una interpretación restringida del término yihad. La palabra yihad significa, en principio, ‗esfuerzo‘, ahora bien, se trata de un esfuerzo llevado al límite, sin reservas. La guerra es su expresión máxima, pero no la única. Todo esfuerzo de un musulmán puede ser un yihad si en él se cumplen ciertas condiciones que lo transportan más allá del simple esfuerzo. Pero precisamente porque la guerra —es decir, la movilización de todas las energías— es la forma que puede adquirir en su plenitud, el término yihad aparece en los tratados de Derecho musulmán como título para los temas que se consagran a la exposición de las reglas de la guerra. Una cosa importante: en esos intentos por suavizar la significación de yihad se ha querido presentarlo como una simple justificación de la guerra defensiva. Pero esto no es cierto: el yihad no es exclusivamente para repeler agresiones. El yihad está mucho más abierto, y adopta la forma sabia que exija cada circunstancia. El yihad no tiene meta en la que se disuelva, más que con la consumación de los tiempos. Se trata, por tanto, de algo más que de una actitud defensiva.
Pero no podemos descuidar que el tipo de yihad que analizaremos es el bajo Yihad y, por tanto, su significado supera el sentido moral y pide una reacción conjunta y
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así se demostró en los primeros años del Islam, según apunta, refiriéndose a la época de Mahoma, el escritor egipcio Saíd Al-Ashmawy19 en su libro Against Islamic Extremism: «El término supera el simple sentido moral para incluir la lucha individual y colectiva contra los paganos de La Meca.» El término suele aparecer en el Corán en la fórmula "esfuerzo en el camino de Dios", en el sentido de esfuerzo para hacer reinar los derechos de Dios, es decir, para defender el Islam. Es importante entender que el Islam, al contrario que otras religiones, no predica la pasividad ni la mansedumbre sino la lucha individual y colectiva como vía para lograr los valores a los que aspira. Por eso el yihad es considerado por muchos como el sexto pilar del Islam. El yihad es la respuesta del Islam a todo intento de someter a los musulmanes a cualquier esclavitud. Es el esfuerzo individual y colectivo que debe emprenderse contra las agresiones. El Islam entiende que la vida y la dignidad están por encima de todo y deben ser defendidas como causa que se antepone a todos los intereses. El yihad tiene un valor supremo: cuando un musulmán lucha por su tierra está luchando por Alà; cuando combate por su gente, está haciendo un ―préstamo‖ a Alà, que se lo devolverá con creces. El Islam es radicalmente solidario y hace suya la causa de todos los oprimidos: la injusticia es enemiga del Din20(vía), cualquiera que sea su forma.
3.2.1 YIHAD: TAREA OBLIGATORIA PARA TODOS Para los musulmanes el yihad no es opcional; es su deber, porque Alá lo manda así (Sura 9, 29 [+38]). Todos los musulmanes deben, pues, obedecer esta orden con el fin de cumplir con la fe. Las únicas excepciones son los minusválidos, los ciegos o los mutilados (Sura 4, 95 [97]). El Islam enseña que Alá es la única autoridad. Es por eso que todos los sistemas políticos deben basarse en las doctrinas de Alá, y en ninguna 19
Saíd Al-Ashmawy, escritor y juez egipcio que se dedicó durante veinte años de su vida a reformar la ―ley islámica‖ y criticó muchas de las acciones del Islam actual. 20
Dîn. ‗vía en la senda de Allah‘. Digamos que es el camino a seguir para alcanzar la fe, es decir, el Dîn se refiere a la práctica religiosa del Islam. Se utiliza este término para hablar de la libertad o derecho de ejercer el Islam. Cuando en este punto se habla de ‗aplastar tu dîn‘ quiere decir ‗no permitir ejercer tu fe y practicar el Islam con total libertad‘.
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otra. Los demás sistemas políticos – desde la democracia hasta la dictadura – son considerados obra humana, y por eso sin validez alguna. El propio Corán apunta que la guerra es obligación del creyente diciendo que huir de la batalla contra los no creyentes es un gravísimo pecado para un musulmán y asegurando que quienes lo hagan arderán en el infierno: Creyentes, cuando os encontréis con no creyentes, preparaos para la batalla y no les volváis la espalda. [Quien esto haga] incurrirá en la ira de Dios y el infierno será su morada, en verdad una horrenda morada.[Corán, 8, 15-16] Si no lucháis, Él os castigará severamente y pondrá a otros en vuestro lugar. [Corán, 9, 39] El yihad, primariamente, es una obligación colectiva y, como tal, si es llevado a cabo por la cantidad suficiente de gente, entonces no es obligatorio sobre el resto. Por esta razón, el Profeta hubiera peleado por sí mismo y enviado destacamentos e incursionando en partidas mientras el resto de los musulmanes se quedaría atrás para tomar cuidado de otros asuntos y necesidades. De cualquier forma, el yihad se volvería una obligación individual si el Imán21 llama sobre ello a quienquiera que sea adecuado y disponible para ello. Ello también se vuelve una obligación individual si un enemigo ataca a cualquiera de las tierras musulmanas. Se vuelve una obligación individual sobre los musulmanes el repeler al enemigo y salvar al país de ellos, como pasó en Afganistán. La tercera situación donde se vuelve una obligación individual es cuando un hombre está en cualquiera de entre las filas de los musulmanes que estén peleando contra el enemigo o cuando los musulmanes estén alineándose en preparación para pelear con el enemigo. En este tiempo, él no debe desertar de ello o huir, sino además, él debe pelear con sus hermanos y estar firme. En otra que no sean estas tres situaciones, el yihad es obligación comunitaria y es uno de los más virtuosos de los hechos. Efectivamente es la mejor acción que un hombre puede llevar a cabo porque su virtud, sobre y por encima de otros hechos, está mencionada en los textos. Dejando de banda la obligación colectiva o individual de hacer el yihad, existe una obligatoriedad imperiosa de responder a su llamada, y así lo dijo el Profeta:
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Un imán es, en términos generales, la persona que dirige la oración colectiva en el Islam. En el Islam significa más o menos literalmente "el que está delante".
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“Si ustedes son llamados para ir a pelear, entonces respondan la llamada” (C 2:135) En este aspecto coinciden tanto Corán como Tradición y es por esta obligación moral de hacer la yihad que tanto recuerda esta religión en sus textos, por lo que a menudo se considera este concepto el sexto pilar del Islam.
3.2.2 YIHAD: DEFENSA DE LA TIERRA Y DEL DÎN De otra parte, el yihad es una acción violenta contra el ocupante. El Islam considera que el valor de la tierra es idéntico al valor del hombre, ya que la tierra es el espacio vital para el hombre y el lugar en el que funda su libertad y su dignidad. Por esto, cualquier agresión contra la tierra es una agresión contra el hombre, en todo lo que representa como valores generales o particulares. En este sentido el yihad es legítimo. Pasa lo mismo con la cuestión de la defensa del dîn: cuando oprimen y impiden ejercer tu dîn, o el derecho a llamar a él, y cuando aplastan tu humanidad al aplastar tu dîn, entonces el derecho del musulmán es enfrentarse a esta situación, en primer lugar mediante la indulgencia y el diálogo. Es natural, en caso que esto no se demuestre útil, que considere la agresión dirigida contra su dîn como una agresión contra su cualidad humana y que la enfrente anulando el movimiento del otro, o sea, resistiéndole. También es natural que el musulmán llame al Islam ―mediante la sabiduría y la bella exhortación‖, que son los medios utilizados por el Islam para la difusión del dîn sin ninguna violencia ni terrorismo, presión o agresión, es decir, mediante los medios civilizados y pacíficos. Si los demás se enfrentan para impedirlo, el musulmán tiene derecho a defender su libertad. El Islam no llama a la defensa por la violencia y no prefiere este método, ni lo que en nuestros días se designa como terrorismo. Prefiere más bien hacer frente a las tentativas de impedir al musulmán ejercer su libertad de difundir su dîn por la sabiduría y la bella exhortación. Pero si el otro comienza a agredir, entonces consideran que su derecho es rechazar la agresión. La defensa del Islam, de los musulmanes o de sus países frente al enemigo externo puede, efectivamente, adquirir el carácter de lucha militar, y así se haya
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presente en el Corán, donde se anima a combatir contra los infieles si el Islam resulta atacado: “Combatid en el camino de Dios a quienes os combaten, pero no seáis los agresores. Dios no ama a los agresores. Matadlos donde los encontréis, expulsadlos de donde os expulsaron. La persecución de los creyentes es peor que el homicidio: no los combatáis junto a la mezquita sagrada hasta que os hayan combatido en ella. Si os combaten, matadlos: ésa es la recompensa de los infieles. Si dejan de atacaros, Dios será indulgente, misericordioso.” (C 2:186-188)
3.2.3 YIHAD: ADAPTARSE PARA CONQUISTAR (fases) La teología islámica conoce tres fases para el yihad. Estas tres fases forman un proceso social lento que tiene como objetivo la expansión del Islam. No debemos olvidar que esta religión, como el cristianismo, tiene un carácter expansivo y una de sus pretensiones también es extender su Mensaje por el mundo y lograr un mayor número de creyentes en diferentes países. No podemos señalar que haya una conspiración o una estrategia en este proceso, como a veces se cree en Occidente, sino que el proceso sigue unos pasos más o menos naturales guiados siempre por aquello prescrito en el Corán y siguiendo los dichos del Profeta. Actualmente solo se han llevado a cabo las dos primeras fases de este yihad expansivo que plantean algunos teólogos y parece muy difícil que en un futuro se llegue a esa tercera fase que tanto temor suscita en Occidente. Se puede afirmar que resulta utópico ejecutar esta preparación militar porque los textos en los que se basan los teólogos que creen en estas fases corresponden a la época de Mahoma, y ésa preparación que promovió el Profeta era posible por el momento histórico, pero hoy en día llevar esto a la práctica plantea muchas dificultades que impiden que sea posible, con lo que se considera poco factible. Habiendo hecho esta aclaración al respecto del valor real que mantiene esta teoría acerca del yihad, ahora veremos las fases de las que hablaba, que son tres. Primera fase
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En la fase de debilidad están los casos de cuando los musulmanes se encuentran en la minoría dentro de un país no islámico. En tal caso, el yihad abierto no es lo más adecuado. Los musulmanes tratan de sujetarse a las leyes civiles de los respectivos países.
Segunda fase Sin embargo, se afanan en incrementar el número de ellos. Es en esta fase de crecimiento en cuanto a número de creyentes en la que los musulmanes hacen caso a la palabra que Mahoma recibió en La Meca que dice que en cuanto a la religión no se debe usar la fuerza (C 2:256). Es este pasaje que se cita con frecuencia para demostrar que el Islam no fuerza a nadie a la conversión. Luego hay otros versos que hablan de la convivencia pacífica y tranquila con los ―infieles‖. Pero hemos de tener ante la vista que Mahoma escribió estas palabras cuando él y sus feligreses aún eran un grupo pequeño y débil estando en La Meca. Pero después de que su movimiento aumentó en fuerza recibió Mahoma nuevas palabras que reemplazaron dichos versos anteriores.
Tercera fase En la fase de preparación entran cuando hayan llegado a una minoría influyente. Puesto que su meta es la confrontación directa contra su enemigo, se hacen preparativos tanto en lo económico, físico y militar como en lo espiritual. En la Sura 8, 59-60 se dice: "Que los infieles no crean que logren escapar; no podrán frustrar (a Alá). Así que, preparad contra ellos lo que podáis con guerreros y caballos para aterrorizar a los enemigos de Alá y de vosotros, y otros distintos de ellos que Alá conoce". (traducción directa del documento alemán que se apoya en la edición inglesa del ―Noble Quran‖).
3.2.4 PRACTICANTE DE LA YIHAD MENOR: EL MUYAHID
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El sentido de combate en defensa propia contra el enemigo exterior es el que explica que se haya dado en época contemporánea el nombre de muyahid (plural, muyahidín), que literalmente significa «el que hace el yihad» a combatientes en contiendas en principio no religiosas como la que enfrentó al FLN argelino contra el poder colonial francés, la de la resistencia afgana a la ocupación soviética o, más recientemente, a los milicianos de Hezbolá22 contra Israel. Los combatientes del yihad reciben en general este nombre de muyahidín. El nombre no es actual: ya eran conocidos de este modo, por ejemplo, los asesinos nizaríes que operaban en Oriente Medio en tiempos medievales. En épocas modernas, se han autodenominado así los guerrilleros argelinos contra la colonización francesa, los guerrilleros afganos contra la ocupación soviética, una parte de los combatientes contra la colonización judía de Palestina y luego el Estado de Israel (aunque en este caso ha estado más extendido el término fedayín, que carece de connotaciones religiosas), los miembros de una organización de oposición armada al régimen islámico iraní y, más recientemente, los miembros de diferentes grupos islamistas violentos (incluidos terroristas suicidas), como la red Al-Qaeda23, Yihad Islámica, los Hermanos Musulmanes, Hezbolá, Hamás24, GIA25, entre otras organizaciones. No podemos denominar a todos los practicantes de la yihad: muyahidín, puesto que este término se refiere tan solo a los que practican el yihad Menor o bajo Yihad, es decir, aquélla física, del combate, etc. Los que practican el Gran Yihad
los
denominamos sufís. En este sentido parece correcto diferenciar las características de
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Hezbolá ("Partido de Dios‖), es una organización islamista libanesa prosiria y proiraní que cuenta con un brazo político y otro armado. Hezbolá fue fundada entre 1977 y 1979 en el proceso revolucionario iraní que depuso al Sha Reza Phalevi. Actúo en Irán desde 1979 y en el Líbano desde 1982 como respuesta a la ocupación israelí de ese momento. Su máximo líder actual es Hassan Nasrallah. Es, junto con Amal (prosiria y aliada de Hezbolá), la principal expresión política y militar de la comunidad chií libanesa, actualmente el grupo religioso más numeroso del país. 23
Al-Qaeda (‗la base‘) es una organización considerada como terrorista por los Estados Unidos de América y otros países, que apoya actividades de extremistas islámicos alrededor del mundo. Se dice que su fundador, líder y mayor colaborador es Osama bin Laden, un multimillonario de origen saudita, que se educó en las mejores universidades del Reino Unido. 24
Hamás (Movimiento de Resistencia Islámico) es una organización nacionalista islamista sunní palestina que tiene como objeto el establecimiento de un estado islámico en la región histórica de Palestina (que comprende el Estado de Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza) con capital en Jerusalén. 25
El Grupo Islámico Armado (GIA) es una organización terrorista argelina fundada en 1992 que agrupaba a los antiguos miembros del MIA (de Bouyali, descontentos del FIS y jóvenes urbanos sin ninguna filiación hasta entonces.
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cada tipo de individuo para no confundir términos. Hemos hecho ya la distinción entre Mayor y Menor yihad y ahora veremos en qué se diferencian los practicantes de cada una de ellas. El sufí combate a su ego; el muyahid lo pone a disposición de Alà. El Corán enseña que Alá ―ha comprado sus vidas‖ a los muyahidin. Es por ello por lo que nunca mueren: "No llaméis „muertos‟ a los que han fallecido en la Senda de Alà. Están vivos..." (C 15:68). Por ello, a los que han caído en la lucha no se les debe lavar como se hace con los difuntos, porque no hay en ellos nada que purificar. Los sufís se consideran en el Islam como los filósofos en Occidente. Para los musulmanes no existe otra filosofía que no sea la del Islam, por eso creen que los grandes pensadores que se dedican a este esfuerzo en purificar su fe y librarse de pecados están por encima de la sociedad mundana que se dedica a lo material. Este trato de los sufís en el Islam y de sus objetivos nos recuerda mucho al planteamiento filosófico de Platón acerca de la labor del filósofo y de sus metas, que en el mundo Occidental consideramos teoría válida. Por otro lado, el muyahid es la imagen de aquello a lo que debe aspirar el musulmán: es aquél que apuesta su vida y vive en las fronteras, y para hacerlo debe estar fuertemente imbuido por las enseñanzas del Islam, que desmonta los reparos que impiden confiar en Alà y entregarse a su Voluntad integrándose la esencia del ser. El yihad para el muyahid es vivir sin miedo a la muerte, es comprender realmente la grandeza de la vida, que es el morir ‗en la senda de Alá‘. Pero el muyahid no desprecia la vida; al contrario, la vive intensamente sin miedo a perderla jamás, porque se sabe inmerso en la Acción de Alà cuya Inmensidad se convierte en el horizonte en el que el muyahid despliega su propia existencia. Es quien ha desmitificado la muerte, está mucho más allá de ella, y por ello su presente se ha desligado de los fantasmas que hacen reservados a los seres humanos. Se ha librado de todos los ídolos, y vive fluyendo con lo que Alà quiera. El muyahid es la persona que se ha desatado, que se ha desmarañado, trascendiendo sus inseguridades, sus certezas, sus trabas, convirtiéndose en alguien unido a la vida en efervescencia. El muyahid acepta el riesgo, que es la verdad de la condición humana. Acepta la incertidumbre, y ello lo alza por encima del miedo que engaña al común de los hombres. En el fondo, el yihad es la actitud vital de quien ha superado los obstáculos que oponen al avance del ser humano el miedo a la escasez, el hambre, la enfermedad o
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la muerte. El muyahid es el que vive y actúa asumiendo que no sabe si mañana seguirá con vida, que no sabe si será pobre o rico, y, además, no le importa el éxito o el fracaso de su empresa, sino que simplemente cumple con su existencia, cumple con lo que Alà quiere. Y esto es lo que hace de él un eje de vida en medio de la mediocridad del resto de los hombres, que se engañan y se justifican en sus pequeñas certezas. Teniendo en cuenta la interpretación del término que realizan los propios musulmanes, es preciso analizar el significado de muyahid desde un punto de vista más parcial, que no se defina en el marco del sistema moral islámico sino desde un punto de vista no tan subjetivo. En Occidente en ocasiones vemos al muyahid como un suicida: esa tampoco es la interpretación más correcta del término. A menudo el término sugiere connotaciones tales como bárbaro, guerrero, e incluso terrorista, que tampoco corresponden con el significado acertado del término. Recientemente, los islamistas implicados en las formas políticas o militares del yihad suelen ser etiquetados en Occidente con el neologismo yihadista, que implica una interpretación restringida del término yihad. De un modo no tan posicionado hacia uno y otro pensamiento podríamos decir que muyahidín es aquel que ‗combate en la senda de Alá‘, es decir, aquel que lucha (en la guerra) por una causa que dicta el Islam. En todo caso, no podemos reducir el significado del término a pensamientos idealizados y ver al individuo como un héroe, pero tampoco podemos dejarnos guiar por las simples opiniones que expresan más un sentimiento que una realidad cierta. Concluyendo con esta concreción del significado de muyahidín cabe decir que al individuo así denominado se lo otorga un carácter belicoso porque su yihad es física, material, con lo cuál el medio que emplea en esa lucha es la guerra. De todas formas debemos evitar entrar en consideraciones fuera del significado estricto del término.
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3.2.5 PREJUICIOS ACERCA DEL SIGNIFICADO DE YIHAD Como ya hemos visto a lo largo de este primer contacto con el concepto yihad, a menudo en Occidente se crean prejuicios e interpretaciones erróneas entorno al significado del término. Los acontecimientos más recientes de atentados terroristas han provocado que se relacionen este tipo de acciones con un concepto que poco tiene que ver con las intenciones políticas que mueven al terrorismo. Si bien existe la posibilidad de afirmar que algunos combatientes islámicos han participado y cometido guerras sosteniendo como causa el cumplimiento de la obligación del Islam de hacer la yihad, no podemos decir lo mismo de los terroristas que cometen atentados planeados por organizaciones que poco tienen que ver con un motivo religioso. En este sentido es erróneo catalogar yihad como motivación o fundamento teórico del terrorismo. El Islam impone la defensa contra todo ataque que viole la humanidad, que atente contra la vida y la dignidad, y en esta lucha al musulmán no le interesa el resultado de la empresa, encuentra su satisfacción en el cumplimiento del designio de Alá. Esto no debe ser malinterpretado, la entrega no implica un desprecio a la vida, por el contrario el musulmán es un ser muy valioso. Así, se debe considerar a la Yihad no como una incitación al suicidio ya que el musulmán debe luchar y no dejarse matar y si muere lo hace combatiendo, no es un mártir cristiano.
Otra característica de este yihad que difiere completamente del terrorismo actual es la orden prescrita en el Corán de no matar a civiles, rasgo del yihad que no respetan los terroristas que atentan contra la población civil y la masa. Ésta, como la idea anterior, es uno de los significados que a menudo se le da a este término en Occidente y es lo que hace que lo vinculemos al terrorismo de forma equívoca. En cuanto a este significado podemos afirmar que Yihad tampoco está dictado para atacar civiles e inocentes: de acuerdo con sus propias reglas esta prohibido matar a todo aquel que no toma parte en la lucha, matar a las mujeres, los niños, los criados y los esclavos que acompañan a sus amos y no toman parte en la lucha; a los ciegos, los monjes, los ermitaños, los ancianos, los incapacitados y los locos, y a los campesinos que no toman parte en la lucha ni son afectados por ella.
Queda claro que, para un musulmán, atacar y matar a alguien que no lo ha agredido es ilícito, el Corán dice "Combatid en el camino de Dios a quienes os
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combaten, pero no seáis los agresores. Dios no ama a los agresores" (C 2:190). Aun así la lucha armada es la última opción, el mismo Profeta daba oportunidades a sus enemigos.
A esta defensa del Islam y especialmente a su preservación en contra del dominio material e ideológico por parte de Occidente, hoy se la considera en ocasiones como "fundamentalismo musulmán" y se la relaciona con el crimen organizado, asesinatos y terrorismo, lo que no es así en todos los casos. La palabra yihad se ha satanizado y su realización por medio de la lucha armada es vista como ilícita. Esto tiene que ver con la aplicación indiscriminada de conceptos y principios a naciones culturalmente diferentes.
Andrea Zomosa Signoret, señala que la tradición occidental desarrolló su propio esquema para juzgar la legitimidad de los conflictos bélicos, su idea de guerra justa, y la convirtió en la guía del derecho internacional, el problema es que estos principios no son funcionales a todas las naciones, lo que limita la capacidad de Occidente para señalar la legitimidad de una guerra.
Yihad es injusta dentro de los parámetros de Occidente porque, si bien es válida por servir a una causa lícita y ser proclamada por una autoridad legítima, el Islam considera válidos todos los medios utilizados para defender la Ley Divina de Alah.
La justicia es un concepto abstracto multiforme que adquiere sentidos diversos según la cultura en la que se enmarque. Por este motivo resulta incorrecto y ridículo juzgar un concepto de otra cultura mediante valores (como justicia) entendidos desde la cultura de uno mismo. En la Introducción del trabajo ya apuntaba que sería difícil interpretar y analizar un concepto de una cultura diferente a la nuestra de manera objetiva y que el entendimiento del término depende de la interpretación que cada uno extraiga al conocerlo, me limitaré a corregir las opiniones demasiado atrevidas y espontáneas que se lanzan de forma pragmática en Occidente, en este caso afirmar que ―el yihad es injusto‖. Se puede estar de acuerdo o no con sus bases y explicaciones, que el propio Corán plantea y es la fuente primaria que se debe analizar, pero no se pueden asociar conceptos que sugieran pensamientos negativos en forma de afirmación válida.
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El último de estos prejuicios o acusaciones falsas es afirmar que el yihad es una forma de terrorismo. Es esta visión errónea del concepto yihad lo que hizo que me interesase por este fenómeno novedoso y tan desconocido para los occidentales. No entraré en debates morales ni realizaré un estudio en profundidad de la relación entre yihad y terrorismo, pero en este punto del trabajo me gustaría negar la validez de esta afirmación y la completa equivocación de aquellos que están de acuerdo. Con el propósito de no tratar aspectos socio-políticos, simplemente he recogido un fragmento de noticia de la página: www.webislam.com, que refleja la nula vinculación de los ―verdaderos‖ musulmanes con el terrorismo, exponiendo los principios que sigue el yihad ―auténtico‖, que no coinciden con las actuaciones de los grupos terroristas.
El Consejo Europeo para la Fatwa y la Investigación (ECFR) ha dictaminado que el Yihad (la lucha por la causa de Allah) en el Islam se encuentra limitado por algunos criterios que le hacen no tener nada que ver con el terrorismo, afirmando la legitimidad de la resistencia ante la ocupación de la tierra de cada pueblo y la protección contra la limpieza étnica. "El Yihad en el Islam no tiene nada que ver con las prácticas temerarias de un puñado de personas, que conducen al sufrimiento y al derramamiento de sangre," afirmó el Consejo, señalando que "el Yihad no puede ser de ninguna manera equiparado con el terrorismo tal y como se propaga por algunos medios de comunicación," pues el significado actual de terrorismo es "el uso ilegítimo y organizado de la violencia y la amenaza con el propósito de matar a gente inocente, asesinar a personajes, tomar rehenes, destruir propiedades e incluso contaminar el medio ambiente ya sea hecho esto por un individuo, organización o país." "Pero la ocupación es la peor forma de terrorismo," añadió el Consejo, "y es por esto que resistir la ocupación no es terrorismo tal y como se estipula por los convenios y leyes internacionales."
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4. TRATAMIENTO DEL YIHAD EN EL CORÁN El yihad ha estado normalmente malinterpretado tanto por los musulmanes como por los que no lo son. Como este concepto figure en el Corán, considerado la palabra de Dios por los musulmanes, se puede ver qué uso hace el Ser que se supone conoce infinitamente más la lengua árabe que cualquier mortal. En las 35 citas del Libro Sagrado, suele ir seguido de una expresión que significa ―en la senda de Dios‖ i que ya indica un sentido de esfuerzo sobretodo espiritual. En 22 ocasiones quiere decir ―esfuerzo o superación de la conducta propia o colectiva‖, en otras tres significa ―elevación espiritual de los fieles‖ y, en las diez restantes, alude a un acto bélico. En este apartado aparecerán las 35 citas ordenadas según el aspecto que traten y se analizará cada una tratando de crear una relación entre todas y ver el perfil de este concepto yihad tanto en la guerra como en el aspecto espiritual.
4.1 LA NATURALEZA DE LA MISIÓN ISLÁMICA (DA‟WA26) El primer paso antes de centrarse en el estudio del yihad es conocer la naturaleza de la Misión Islámica, y de la obligatoriedad que exige esta Misión o si no la exige.
Ante una idea o principio nuevo existen dos reacciones: la aceptación y la repulsión. Estas actitudes dependen del tipo de principio que se exponga. Cuando un principio se presenta claro, sencillo, con una verdad diáfana y cercana a nosotros, éste es aceptado con naturalidad y de manera inmediata, pero cuando un principio es complejo, confuso, oscuro, etc. el ser humano tiende a rechazar sus ideas por temor y, por tanto, es necesaria la fuerza para imponerlas. Según Mahmud Shaltut, la verdad que intenta extender el Islam es clara y sencilla, con lo cuál no se requiere la fuerza para procurar esta expansión del Islam. A partir de aquí, el propio escritor cree equívocas las consideraciones respecto al Islam y su objetivo expansivo (Misión Islámica), como una religión impositora, guerrera, barbuda y tiránica. Esta opinión no tiene por qué ser la cierta. A partir de la introducción al Islam realizada al inicio del trabajo se puede 26
da„wa, invitación, llamada. Es la forma que adopta el imperativo ¡Acudid! de Allah, con el que reúne a los hombres.
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observar el carácter de esta religión según las diferentes interpretaciones que se extraigan de sus textos y comportamiento. Mahmud Shaltut27 basa su idea de que el mensaje de Alá es claro y evidente en varios versículos de los cuáles extrae interpretaciones que apuntan a esta idea. Para empezar considera que las ideas principales que propone el Islam son semejantes a las ideas de las otras religiones del Libro, con lo cuál, se entendimiento no debería presentar ninguna dificultad. En este sentido señala el principio de la unidad del Creador, la adoración sólo a Él y la fe en Él:
Creador de los cielos y de la tierra, ¿cómo tendrá descendencia, si no tiene compañera y lo ha creado todo? Él lo sabe todo. Éste es Alá vuestro Señor, no hay más Dios que Él, creador de todas las cosas. Así que servidle. Él es responsable de todas las cosas. Las miradas no le alcanzan, pero Él alcanza todas las miradas: Él es el Bondadoso, el Bien informado (C 6:101-3).
Esta Misión es la misma que las Misiones de las demás religiones, de los anteriores Mensajeros, con lo cuál es una llamada de la razón natural y por tanto no ajena al intelecto humano:
El sabor de Alá, Quien tiene mejor sabor...(C 2:138); La religión natural dada por Alá que había hecho para que la gente la siguiese por naturaleza, no hay alteración de la creación de Alá. Ésa es la religión buena... (C 30:30).
Por lo que parece, el Islam es una religión cuya Misión no necesita recurrir a la fuerza como medio para expandir su mensaje. Si se hiciese de otra manera, la esencia y significado de este mensaje se volvería absurdo y oscuro, ya que la imposición de la fuerza suprimiría su forma natural. Éste es un principio orientador que ayuda a comprender la relación entre el Islam y la guerra. De todos modos, es pertinente examinar los versículos del Corán que tratan esta Misión para descubrir si existen textos que aprueben la legitimidad de la coerción en materia de fe.
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Imam Mahmud Shaltut (1893-1963) el precedente Shaij de Al-Azhar, autor del capítulo ―El Corán y la Guerra‖ recogido en el libro ―La Yihad en el Islam medieval y moderno‖.
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Mediante el Corán se muestra el rechazo de Alá a que las gentes crean en Él por medio de la fuerza o la compulsión. En el Islam se cree que si Alá hubiese querido que todos creyeran en Él lo hubiese hecho así, ya que Él es el Creador, pero no quiso ya que tan solo deseó ofrecer la recta senda y llevar a los creyentes por esa senda a través del estudio, la reflexión y la contemplación. Alá envió diferentes Profetas para recordar al hombre y hacerle reflexionar acerca del reino del cielo y de la tierra. Este pensamiento queda expresado en Su Libro:
Si tu Señor lo hubiese querido, habría hecho de los hombres una sola comunidad; pero ellos continúan sin estar de acuerdo, salvo aquéllos de quienes tu Señor tiene misericordia; por esto los creó (C 11:118). Si tu Señor lo hubiese querido, habrían creído todos los que están en la tierra; ¿puedes tú forzar a los hombres para que sean creyentes? (C 10:99). Si Alá lo hubiese querido os habría hecho una única comunidad, pero (no lo ha hecho) para poneros a prueba en lo que os ha dado; así que esforzaos en lo que es bueno; es a Alá a quién volveréis, todos vosotros, y Él os anunciará en qué habéis estado en discrepancia (C 5:48). Si su alejamiento se te ha hecho pesado, si pudieses abrir un agujero en la tierra o tender una escalera hacia el cielo, para traerles una señal... Pero si Alá hubiese querido los habría llevado por la senda; no seas tú uno de los ignorantes (C 6:35).
Las Revelaciones Divinas se basan en este principio de creación: exigen que se profese la unidad de Dios, sosteniendo que no hay otro poder que el de la razón ni más coerción que la de la fuerza de los argumentos. Según el Corán, también, las únicas armas que dio Alá al mensajero anterior a Mahoma para comunicar Su Misión fueron argumentos claros y llamar la atención sobre la obra del Señor. Alá explicó a Su Profeta cómo los mensajeros estaban difundiendo Su Misión y la dijo: Éstos son quienes Alá ha guiado, copia, pues, su camino (C 6:90). Le enseñó los métodos para propagar el mensaje en un único versículo de carácter general: Llama al camino de tu Señor con sabiduría y buen consejo y argumenta contra ellos con lo que es mejor (C 16:125). El principio sobre el que se asienta la Misión de Mahoma es el siguiente: Di: “Ésta es mi senda. Yo y los que me siguen rogamos a Alá según una prueba evidente. Gracias a Alá, no soy de los que asocian (a otros con Alá)” (C 12:108).
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Según algunos versículos del Corán y textos de la Tradición parece que hay una cualidad que Alá tan solo atribuyó a Mahoma y no a los anteriores mensajeros. Analizando la parte teórica del Islam podemos indicar que en su Misión hizo a Mahoma el profeta que menos inclinó a emplear la fuerza y otros medios especiales tales como los milagros para hacer creer a la gente. A pesar de esta idea que se puede demostrar a través de textos sagrados la realidad histórica fue distinta ya que Mahoma, influido por las circunstancias, fue el Profeta que más tuvo que batallar y que más muertes causó en los territorios que conquistaba, por este motivo, el Islam adquirió pronto una imagen de religión bárbara, guerrera y violenta. El siguiente fragmento muestra la parte teórica del Islam acerca de las acciones que obliga Alá a Mahoma acerca de Su Misión: Dicen: “No te creeremos hasta que no hagas brotar un manantial de la tierra; o que tengas un jardín de palmeras y viñas, y que hagas que lo atraviesen ríos caudalosos; o hagas caer el cielo en pedazos sobre nosotros como has dicho, o traigas manifiestamente a Dios y a los ángeles. O hasta que no tengas una casa ornamentada, o asciendas al cielo, no creeremos en tu ascensión hasta que no hagas bajar una escritura que podamos leer”. Di: “¡Gloria a mi Señor! ¿acaso no soy yo sino un ser humano (enviado) como mensajero?” (C 17:90-3).
Algunos versículos similares explican que la única señal del Profeta era la misma que su clara Misión: ―basada en la demostración racional que afecta a la idea más que a la vista y que prende en el corazón antes que en los sentidos‖28. Esta afirmación que muchos autores islámicos defienden se refiere a que la fe ―verdadera‖ es la que no necesita de hechos (milagros) captados por los sentidos para demostrar su validez sino que depende de la capacidad de cada individuo de encontrar la propia fe dentro de si mismo a partir de la reflexión y la contemplación. El Corán señala que lo único necesario para hacer creer a las gentes en la Misión de Mahoma es el propio Corán, y que la tarea de Su Mensajero no consiste en nada más que comunicar Su Misión, advertir y anunciar, funciones del Profeta que el Corán desvela tanto en versículos de la Meca, cuando eran pocos musulmanes, como en versículos de Medina, cuando el poder ya está extendido.
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idem. pág. 46, libro: PETERS, Rudolph; La Yihad en el Islam medieval y moderno. Historia y Geografía (Universidad de Sevilla), Secretario de Publicaciones (Sevilla, 1998).
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No es nada menos que una Advertencia a los mundos; a quienes de vosotros quieren actuar correctamente (C 81:27-8). Advierte; eres un avisador, pero no eres su supervisor; excepto de quien se aparta y no cree; Alá le castigará con el mayor castigo; en verdad es a Nos a quien vuelven; y nos incumbe su cuenta (C 88:21-6) Di: “Obedeced a Alá y obedeced al mensajero; si os apartáis sólo le corresponde lo que le fue cargado, y a vosotros lo que os fue cargado, pero si le obedecéis iréis por la buena senda; y todo lo que corresponde al mensajero es la proclamación clara (C 24:54).
El Corán establece de forma clara que la fe producida por la fuerza carece de valor y el que cede a la fuerza y cambia su fe pierde su honor [C 40:84-5]. De la misma forma el Corán establece que el arrepentimiento no es válido si se produce por medio de la coacción o por la amenaza de un castigo inminente.
No hay clemencia para quienes cometen malas acciones hasta el momento en que uno de ellos está en presencia de la muerte y dice: “¡Me arrepiento ahora!” (C 4:18)
Todas estas afirmaciones argumentadas mediante citas del Corán apuntan a que el Islam no es una religión violenta, y que por el contrario, el Corán no requiere u obliga a la coacción en materia religiosa, quedan recogidas en una serie de puntos que Mahmud Shaltut indica a partir de todo el estudio anterior:
1. En la naturaleza de la Misión islámica no hay complejidad, oscuridad o ininteligibilidad que puedan requerir el uso de la coacción manifiesta o secreta.
2. La ley Islámica, por basarse en el Libro de Alá, no está en conflicto con el principio de que existan personas que creen y otras que no, además de dar a las personas la libertad para elegir sobre su convicción.
3. La ley Islámica rechaza de forma clara y concluyente el empleo de la coacción como medio para propagar la religión.
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4. El Profeta del Islam era responsable hacia su Señor sólo en lo referente a su cometido en cuanto a misionero. Su tarea consistía en comunicar la Misión y en advertir. No era responsable de la conversión de la gente , lo que podría haberle inducido a la coacción y al uso de la fuerza.
5. El Libro de Alá, la fuente de la Misión Islámica, rechaza la fe nacida de la coacción y niega la validez alguna en el Día de la Resurrección, por tanto, ¿cómo permitiría la coacción como medio de conversión?
4.2 LOS VERSÍCULOS DE LA GUERRA A partir de los Versículos de la Guerra en el Corán seremos capaces de comprender su significado y propósito y aprender la relación que guardan entre ellos. De este modo, podremos alcanzar conclusiones acerca de los versículos en los que se ordena combatir.
El Corán contempla dos clases de guerra: la guerra entre musulmanes y la guerra de musulmanes contra no musulmanes.
En el primer caso, el conflicto pertenece a los asuntos internos del Estado Islámico (ummah), que sólo a él conciernen, con excusión de cualquier otro Estado. El Corán trata este tipo de discordias entre musulmanes (rebeliones, rupturas del orden público, etc.) y dicta determinadas normas para mantener la unidad de la Ummah y preservar la paz y garantizar su protección. Estas disposiciones aparecen prescritas de este modo:
Si dos grupos de creyentes se combaten, imponed la concordia entre ambos, y si una de las partes oprime a la otra, combatid a la parte opresora hasta que vuelva a la justicia de Alá; si vuelve, restableced la concordia de forma justa y actuad con equidad ; en verdad Alá ama a quienes son equitativos. Los creyentes son hermanos, estableced la concordia entre vuestros hermanos y temed a Alá; tal vez tenga misericordia de vosotros (C 49:9-10).
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Ante este caso de conflicto entre musulmanes el Corán manifiesta la participación del estado Islámico para analizar las causas y establecer la concordia entre ambas partes. Si después de haber llegado a un acuerdo equitativo una de las partes decide continuar oprimiendo a la otra se considera que ésta se revela contra la justicia de Alá y ataca a la autoridad de los creyentes, y por tanto, la comunidad de los creyentes tiene la obligación de combatir contra ella hasta reducir esta parte y restablecer el orden. Según el Corán debe prevalecer la justicia y cada parte debe tener lo que le corresponde, considerando el versículo (C 49:9) En verdad Alá ama a los equitativos. Éstas son las normas que el Corán ofrece sobre la guerra entre musulmanes, que no guardan relación con la Misión Islámica analizada anteriormente.
La segunda clase de guerra: la guerra entre musulmanes y no musulmanes; se aborda en muchos versículos del Corán, que se adentran en las causas que puedan provocarla, su objetivo, que, una vez alcanzado debe poner fin al combate, la preparación obligatoria de todos los musulmanes y la precaución necesaria frente a un comienzo inesperado de guerra.
4.3 CAUSAS Y OBJETIVOS DE LA GUERRA Los primeros versículos de la guerra revelados se sitúan en Medina cuando los musulmanes que habían emigrado de la Meca se encontraban oprimidos y desesperados esperando un mandato de Alá para iniciar el combate frente a sus opresores en esa ciudad. Las palabras de Alá dicen:
Se ha concedido permiso a quienes combaten porque han sufrido injustamente; Alá es capaz de ayudarles. Quienes han sido expulsados de sus moradas sin justificación, sólo por decir: “Nuestro Señor es Alá”. Si Alá no hubiese enfrentado a unos con otros, se habrían destruido muchas ermitas, sinagogas, oratorios y mezquitas en los que se ha mencionado el nombre de Alá. Seguramente Alá ayudará a quienes Le ayudan; Alá es fuerte, sublime. Socorrerá a quienes, si los hemos establecido en la tierra, cumplen la
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Oración y pagan el Zakaat29, cumplen lo establecido y prohíben lo prohibido: a Alá pertenece el fin de las cosas (C 22:39-41).
Ésta es la primera llamada al combate que aparece en el Corán y la primera ocasión que se autoriza la guerra. Las causas son la expulsión injusta de la Meca y la opresión practicada por el enemigo una vez establecidos en Medina. Los objetivos son alcanzar un punto de equilibrio y permitir que los creyentes monoteístas sigan creyendo en la doctrina pura. En este versículo se matiza que Alá sólo ayuda a los que le temen, por tanto, no a aquellos que hacen la guerra como instrumento de destrucción y corrupción.
Estos primeros Versículos de la Guerra también dejan claro el principio inscrito por Alá de que los pueblos se rechacen los unos a los otros es una práctica inevitable que forma parte de la creación, y que sin esta disputa el mundo se acabaría, ya que no existiría lucha alguna por el mantenimiento del orden, de la justicia y la civilización.
Los siguientes versículos que hablan de la guerra ordenan a los musulmanes combatir en el camino de Alá contra sus atacantes y dispersarlos así como ellos hicieron con los musulmanes. Por otro lado, Alá no admite hostilidad ya que repugna la agresión contra los pueblos una vez sometidos a la Ley Islámica. Además, los siguientes versículos prohíben combatir en lugares sagrados, a menos que sean atacados en ellos y entonces tengan permiso para aplicar la represalia con los mismos medios. El versículo que trata estos puntos dice así:
Combatid en la senda de Alá a quienes os combaten, pero no provoquéis hostilidad; en verdad Alá no ama a quienes provocan hostilidad. Matadles dondequiera que los encontréis y expulsadles de donde os habían expulsado; la persecución es peor que la matanza; sin embargo no los combatáis en los recintos de la Mezquita Sagrada hasta que ellos no os combatan allí, pero si os combaten matadles; ésa es la recompensa para los infieles. Pero si se arrepienten (de luchar) Alá perdona, es compasivo. Combatidles hasta que no haya más persecución y la religión sea la de Alá; entonces si
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El azaque (transcrito generalmente como zakaat o zakah), es el tercero de los Cinco Pilares del Islam. Es una proporción fija de la riqueza personal que debe tributarse para ayudar a los pobres y necesitados. Su significado literal es 'crecer (en bondad)', 'incrementarse', 'purificarse'.
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se arrepienten, que no haya enemistad más que contra los que hacen el mal. El mes sagrado por el mes sagrado, que las cosas sagradas sean (sometidas a la ley de) la represalia; así que si cualquiera os ataca, atacadle de la misma forma; temed a Alá y sabed que Alá está con los que le temen (C 2:190-4).
El Corán señala de forma clara que una vez alcanzado su objetivo la guerra debe finalizar. Este fin se alcanza cuando no hay más persecución religiosa y la religión es la de Alá, entonces las gentes obtienen la libertad religiosa y no sufren opresión por causa de su religión. Según estos versículos no existe alusión a la conversión por la fuerza. Las causas por las cuáles los musulmanes reciben la llamada a la guerra son la injusticia, la persecución, la opresión, es decir, el ataque contra ellos, y que sus objetivos tan solo se basan en poner fin a esos ataques hasta restablecer un orden pacífico y libre, en este momento, se debe finalizar el combate.
En los siguientes versículos esta idea se sigue tratando de forma clara:
¿Qué ocurre con vosotros que no combatís en la senda de Alá y por los oprimidos, hombres, mujeres y niños, dicen: “¡Oh Señor nuestro! ¡Sácanos de esta ciudad de injustos! ¡Danos un jefe designado por Ti! ¡Danos un defensor designado por ti!” (C 4:75)
Combate en la senda de Alá, no eres responsable más que de ti mismo, pero impulsa a los creyentes; posiblemente Alá quite el ardor guerrero a los incrédulos; Alá es más fuerte tanto en ardor guerrero como en castigo (C 4:84).
Si entonces se retiran y no os combaten, sino que os ofrecen la paz, Alá no os ha abierto una vía contra ellos. Si no se retiran ni os ofrecen la paz ni contienen sus manos, tomadlos y matadles dondequiera que los encontréis (C 4:90-1).
Combatidles hasta que la religión sea únicamente la de Alá; si desisten, Alá observa lo que hacen (C 8:39).
Combatid a los politeístas continuamente, al igual que os combaten continuamente, y sabed que Alá está con los que actúan piadosamente (C 9:36).
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A continuación de estos versículos aparecen otros dos que contradicen a los anteriores. A pesar de ellos, los versículos citados anteriormente deben considerarse más importantes por su frecuencia y carácter inequívoco y, por tanto, fundamentales a la hora de estudiar la legalidad de la guerra.
El primer versículo reza así: Combatid a los que no creen en Alá ni en el Último Día ni prohíben lo que Alá y su Mensajero han prohibido, y no practican la religión de la verdad de aquéllos a quienes les ha sido dado el libro, hasta que paguen la jizya de su propia mano, estando sometidos (C 9:29).
El segundo dice: ¡Oh los que creéis! ¡Combatid a los infieles que os rodean!¡Hacedles sentir la dureza! Sabed que Alá está con los piadosos (C 9:123).
Cuando en el primer versículo se menciona el combate contra los que no creen en Alá, no se debe entender que se haya de practicar la guerra contra todos los no musulmanes sino que esta palabras deben ajustarse a las circunstancias de la época y ver que este versículo se refiere a un grupo determinado que son aquéllos que persiguieron y atacaron a los musulmanes en la Meca y luego en Medina. No debemos entender que ambos versículos incitan al combate indiscriminado contra cualquier infiel sino considerar que en aquella época el ataque contra los musulmanes provenía de muchos y diversos pueblos y, por tanto, no se recurre a descripciones objetivas sobre cada pueblo sino que se hace una alusión general. Además, estos versículos no indican las causas ni los objetivos de la guerra sino que hacen un llamamiento urgente (“¡Combatid a los infieles que os rodean!”). Posiblemente esta agresividad en el mensaje se deba a una situación de emergencia o desesperación que estuviesen pasando los musulmanes y, por tanto, el carácter tan extremado de estos versículos tengan una justificación histórica.
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De las siguientes ideas de este punto se puede concluir:
1. Que no hay un solo versículo del Corán que pueda servir de fundamento a la opinión de que el objetivo de la guerra en el Islam sea la conversión.
2. Que tan sólo hay tres razones para la guerra: detener una agresión, proteger la Misión del Islam y defender la libertad religiosa.
3. Que en las prescripciones para la guerra el Corán no admite como motivos la avaricia, el egoísmo y la humillación de los pobres, sino que por el contrario, la concibe como un instrumento para la paz y la tranquilidad.
4. Que la capitación (djizyah) no es una compensación económica a cambio de conservar la propia religión, sino un símbolo de sumisión y una contribución a las cargas del Estado.
4.4 ORGANIZACIÓN DE LA GUERRA El Corán dedica muchos de sus versículos a la guerra, para la cuál elabora un manual de guerra, que además permanece en el tiempo ya que se puede ajustar a cualquier época. Este manual se basa en tres consideraciones elementales: 1. Fortalecer la moral de la nación 2. Preparación de la fuerza física 3. Los aspectos prácticos de la guerra
El primer elemento, fortalecer la moral de la nación. El Corán dice: Dejad pues a quienes compran esta vida con la última que combatan en la senda de Alá; a quien combate en la senda de Alá y es muerto o vence, Nos le daremos al final una gran recompensa. ¿Qué ocurre que no combatís en la senda de Alá y los oprimidos, las mujeres y los niños dicen: “¡Oh Señor nuestro, sácanos de esta ciudad de injustos! ¡Danos un jefe designad por Ti! ¡Danos un defensor designado por Ti!”? Quienes creen están combatiendo en la senda de Alá y quienes no creen están
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combatiendo en la senda de Tagut. ¡Combatid a los amigos de Satanás! En verdad la treta de Satanás se ha vuelto débil (C 4:74-6). Estas palabras fortalecen la moral de los guerreros (mudjahidin30) ya que se les promete una recompensa y son tratados como salvadores de la Tierra por haber emprendido la lucha o yihad contra el enemigo. Además esa lucha la hacen en nombre de los débiles con el objetivo de eliminar el mal.
En los siguientes versículos veremos como el mismo Corán promete el paraíso a aquellos que mueran haciendo el yihad, la lucha por imponer el bien o lograr cualquiera de los objetivos que se proponga la comunidad islámica (Ummah). En el segundo versículo se indica la Promesa Divina que hace Alá con los creyentes, en forma de compra-venta. Los versículos dicen:
(...) Quienes creen, han emigrado y combaten en la senda de Alá con sus bienes y su persona son de mayor rango en la estima de Alá; ellos son los benditos. Su Señor les da buenas nuevas de misericordia y satisfacción procedentes de Él: tendrán Jardines con delicias permanentes, en los que vivirán para siempre. Alá tiene una recompensa enorme (C 9:19-22)
Alá ha comprado a los creyentes sus personas y sus riquezas, porque les pertenece el Paraíso, combaten en la senda de Alá y matan y son muertos ¿y quién cumple su promesa mejor que Alá? Regocijaos con el pacto que habéis sellado con Él; ésa es la mayor dicha (C 9:24)
Existen otros versículos que se dirigen a aquellos que no participan en el combate por sus seres queridos o sus riquezas, y a éstos, que les importa más lo material que su amor por Alá y Su mensajero, Alá los considera cobardes y mentirosos que no merecen ser guiados por la senda de Alá ni pertenecer a la comunidad islámica. El versículo dice:
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Ver apartado tercero (pág. 33; Practicante de la yihad: el muyahid)
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Di “Si vuestros padres, vuestros hijos, vuestros hermanos, vuestras mujeres y vuestros familiares, las riquezas que habéis adquirido y el negocio por cuya pérdida teméis, y las viviendas que tanto os gustan os son más queridos que Alá y Su mensajero y combatir por su causa, entonces esperad hasta que venga Alá con Su Orden; Alá no guía a los malvados (C 9:24).
En éste el Corán habla de aquéllos que sí han combatido y los considera creyentes, excluyendo al grupo mencionado en el versículo anterior de la Ummah:
Los creyentes son quienes creen en Alá y en Su Mensajero y no han dudado, sino que han combatido en la senda de Alá con sus riquezas y su persona: ésos son los que hablan con sinceridad (C 49:15).
Todos estos versículos que hemos visto hacen una llamada al combate a toda la Comunidad Islámica, podríamos decir que es la propaganda que emplea el Corán para atraer combatientes dispuestos y convencidos de su misión. En los siguientes versículos veremos como el Corán procura proteger la moral de los propios combatientes una vez están luchando y dedica algunos versículos para animarlos, convencerlos de su victoria segura poniendo ejemplos de victorias pasadas, exhortarles a ser audaces y fuertes, etc. Los versículos que tienen esta función son:
¡Cuántas veces pequeños grupos han vencido a poderosos ejércitos, con el permiso de Alá! Alá está con los constantes. Dijeron: “¡Oh Señor nuestro! ¡Vierte sobre nosotros constancia! ¡Haz que nuestros pies sean firmes! Ayúdanos contra la gente infiel!”. Así, con la ayuda de Alá, los pusieron en fuga y David mató a Jalut; y Alá le dio el reino y la Sabiduría y le enseñó en todo lo que Él quiso (C 2:249-51). (Recuerda) cuando decías a los creyentes: “¿No os bastará con que vuestro Señor os socorra con tres mil ángeles descendidos?” “¡Sí! Si sois constantes y piadosos y ellos os atacan de nuevo, vuestro Señor os reforzará con cinco mil ángeles escogidos”. Alá sólo os ha enviado buenas nuevas, para que vuestros corazones estén en paz; la Ayuda sólo viene de Alá, el Sublime, el Sabio (C 3:124-6).
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No desfallezcáis ni os pongáis tristes, ahora que sois los superiores, si sois creyentes. Si un daño os afecta, un daño semejante ya ha afectado al enemigo; así hacemos alternar los días (buenos y malos) entre la gente, para que Alá reconozca a quienes han creído y pueda escoger mártires de entre vosotros; Alá no ama a quienes hacen el mal; y para que Alá purifique a quienes creen y destruya a los incrédulos. ¿O acaso creíais que ibais a entrar en el Jardín sin que Alá supiese antes quiénes de Vosotros han luchado con todas sus fuerzas y quiénes han sido constantes? (C 3:139-42).
En este último versículo vemos como Alá otorga victorias a ambas partes para así poder reconocer quiénes son aquéllos que permanecen constantes en el combate y así poderles dar el Paraíso tan sólo a aquellos que se lo merezcan de verdad.
El segundo elemento, la preparación de la fuerza física. Dice el Corán: Preparad cuanta fuerza y caballería seáis capaces de juntar para intimidar a los enemigos de Alá y a vuestros enemigos... (C 8:60), y Quienes no creen querrían que descuidaseis vuestras armas y bagajes para caer sobre vosotros como un solo hombre (C 4:102).
El primer versículo nos habla de la fuerza, que se refiere tanto a número de guerreros, como a instrumentos de guerra, etc. Nos señala la importancia de la fuerza para afrontar el combate y así alcanzar la paz ya que el enemigo no podrá atacar puntos débiles y la nación quedará a salvo. El segundo destaca que ha que estar en guardia ante posibles ataques inesperados.
En este punto es importante citar el beneficio del hierro en la guerra, su utilidad y cómo el Corán trata este material.
Hemos enviado a Nuestros mensajeros con las Evidencias, y hemos hecho descender con ellos el Libro y la Balanza para que los pueblos puedan dispensar justicia; y hemos hecho descender el Hierro, en el que hay fuerza violenta y utilidades para los hombres, y para que Alá sepa en secreto, quiénes le ayudarán a Él y a Sus mensajeros; en verdad Alá es fuerte y poderoso (C 57:25).
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En este versículo, el Corán pone a un mismo nivel el Libro Sagrado, la Balanza o justicia y el Hierro, como elementos revelados por Alá. Según las cualidades que se le otorgan a este material es el Hierro el que permite imponer la justicia mediante la fuerza en la lucha (yihad). Además, al final del versículo vemos como se indica que Alá ayuda a los que dominan el hierro y han obtenido poder y fuerza de él.
El tercer elemento, los aspectos prácticos de la guerra. En este punto abordaremos los principios generales de la cuestión desde diferentes ángulos, ya que es en los siguientes versículos dónde el Corán diseña un perfil de guerra que son las pautas de cómo se debe llevar a cabo el yihad una vez comprendida y resuelta la parte teórica de este concepto.
1. El Corán se refiere a los motivos de exención del servicio militar de esta forma: No hay culpa en los débiles, los enfermos o en los que no tienen nada con qué contribuir, si son honestos con Alá y con Su mensajero (C 9:92). El Corán no protege a los estudiantes o licenciados, ni a los hijos de ricos, ni a los que ofrezcan una compensación económica, ni a los que se sepan el Corán de memoria como actualmente se cree, sino que tan solo evade de esta responsabilidad en caso de enfermedad o incapacidad.
2. En cuanto a la declaración de guerra, el Corán no admite el ataque por sorpresa ya que no ama la traición, sino que se debe avisar al enemigo, y queda prescrito de la siguiente forma: Si temes la traición de todas las gentes denúnciales igualmente; en verdad Alá no ama a los traidores (C 8:58). Este versículo dice también que no se acepten los tratados del enemigo cuando se tema que puedan volver a causar daño.
3. En cuanto a la llamada al yihad el Corán prohíbe la tardanza o la lentitud, y amenaza con castigos como la humillación y el sometimiento, o la pérdida de la autoridad de este modo: ¡Oh los que creéis! ¿Qué os ocurre que cuando se os dice: “Marchad por la senda de Alá”, permanecéis clavados a la tierra? ¿Acaso estáis tan satisfechos
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con esta vida que la preferís a la última vida? El disfrute de esta vida es escaso en comparación con el de la última vida. Si no marcháis, Él os dará un doloroso castigo y (os) sustituirá por otras gentes, sin que podáis perjudicarle en nada, pues Alá tiene poder sobre todas las cosas (C 9:38-39).
4. En cuanto a depurar el ejército de disidentes e insatisfechos: Si hubiesen salido con vosotros no os habrían producido más que debilidad; aumentarían las divisiones entre vosotros para traeros la discordia; entre vosotros hay algunos que les escuchan; Alá conoce a los injustos. Antes ya querían la discordia y alterar las cosas, hasta que vino la verdad y el orden de Alá se impuso entre ellos. Algunos dicen: “Admitidme y no me tentéis”; ¿acaso no han caído en la sedición? Si algo bueno os acontece, les molesta, y si el infortunio os alcanza, ellos dicen: “Tomamos nuestras precauciones con anterioridad”, y se alejan contentos (C 9:47-50). También se muestra este principio en los siguientes versículos:
Si encontrasen un lugar de refugio o agujeros o lugares en los que esconderse, se apartarían y se encerrarían en ellos (C 9:57). Si Alá te trae de vuelta a un grupo de ellos y te pide permiso para marchar con vosotros, diles: “No saldréis conmigo jamás no combatiréis a ningún enemigo conmigo. La primera vez os quedasteis contentos al quedaros quietos, así que quedaos con los que permanecen detrás” (C 9:83).
Os jurarán para que estéis satisfechos con ellos; aunque estéis satisfechos con ellos, Alá no estará satisfecho con los malvados (C 9:96).
5. En cuanto a la manera de organizar la movilización de efectivos humanos, el Corán señala que ésta debe ir en proporción a las necesidades. Si es necesario la participación de todos, que así sea, pero si tan sólo se necesita una participación parcial, entonces que los demás continúen con sus actividades y resten como tropa de reserva: Los musulmanes no deben salir todos juntos (en campaña). ¿Por qué no sale una parte de cada grupo, de modo que pudieran alcanzar el entendimiento en
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religión y que puedan avisar a sus gentes cuando regresen a ellas, para que estén en guardia? (C 9:122).
¡Oh creyentes! ¡Tomad precauciones! ¡Marchad en destacamentos o en bloque! (C 4:71).
6. Respecto a la organización del ejército y la distribución de los puestos de defensa el Corán nos da una vaga idea que se funde junto a las acciones del Profeta: (Recuerda) cuando te alejaste por la mañana de tu familia para situar a los creyentes en los puestos de combate (C 3:121). En verdad Alá ama a los que combaten en Su senda en líneas de combate, como un sólido edificio (C 61:4).
7. Acerca de las diferentes actitudes que debe tomar el combatiente (obediencia, observación, etc.): ¡Oh creyentes! Cuando os encontréis con un grupo (enemigo), manteneos firmes e invocad frecuentemente a Alá, puede que venzáis. Obedeced a Alá y a Su mensajero, y no discutáis sobre la retirada pues os debilitaríais y vuestra fama se perdería. Sed perseverantes. Alá está con los que aguantan pacientemente (C 8:45-6).
8. Sobre la deserción del orden de batalla el Corán lo prohíbe y predice sus malas consecuencias: ¡Oh creyentes! Cuando os encontréis a los incrédulos avanzando, no les volváis la espalda. El que vuelva la espalda, a menos que sea para regresar al combate o para unirse a otra compañía, se expondrá a la cólera de Alá, y su refugio será Gehenna (el infierno), un mal destino (C 8:15-16).
9. En cuanto a los secretos militares, se prohíbe su divulgación y se considera Hipócritas a aquellos que lo hagan: ¡Oh creyentes! ¡No seáis infieles a Alá y al mensajero, ni seáis infieles a vuestros juramentos! (C 8:27).
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¡Oh los que creéis! Si un malvado os llega con un informe, distinguid (lo verdadero de lo falso) (C 49:6).
10. En cuanto a la tregua y los tratados de paz, el Corán muestra una actitud receptiva a esta paz si el enemigo se inclina a ella con sinceridad y fidelidad: Si se inclinan a hacer la paz, inclínate a ella, y pon tu confianza en Alá; Él es el que escucha, el que sabe. Si intentan traicionarte, entonces cuenta con Alá, que te ayuda con su auxilio y con los creyentes (C 8:63-4).
11. Sobre la cautividad y el trato a los prisioneros de guerra, dice el Corán: No es propio de un profeta hacer prisioneros hasta hacer estragos en la tierra (C 8:67).
El Imán puede decidir, una vez ha estragado la tierra, liberar gratuitamente a los prisioneros o pedir un rescate según el interés común: Así que cuando os encontréis con quienes no creen, matad hasta que hayáis hecho estragos en ellos, atadlos con fuerza; después liberadles gratuitamente o a cambio de rescate (C 47:7).
12. El Corán destaca la importancia del cumplimiento de los tratados ya que son la manera de sustituir la guerra por la paz, y condena a aquellos que hagan un uso engañoso de ellos: Cumplid el juramento de Alá cuando lo hayáis prestado, y no violéis los votos tras su confirmación y haber puesto Alá como vuestro testigo; Alá sabe lo que hacéis. No seáis como aquélla que deshacía su hilo después de haberlo hilado sólidamente, considerando vuestros votos como una mera intriga entre vosotros porque una comunidad sea mayor que otra; Alá os está poniendo a prueba, y os mostrará con claridad el Día de la Resurrección aquello sobre lo que discrepáis (C 16:91-92).
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4.5 APLICACIÓN PRÁCTICA DE LAS NORMAS DEL CORÁN SOBRE LA GUERRA En este punto del apartado mostraremos la aplicación de las normas del Corán anteriormente descritas que llevaron a cabo el Profeta y sus dos Sucesores (Abu Bakr y ‗Umar31). De aquí podemos extraer la idea más fiel de lo que en su origen significó la guerra o lucha (yihad) para los musulmanes tal y como Alá la había prescrito esa Yihad en Su senda, ya que más adelante las circunstancias internas y externas impidieron a los musulmanes seguir los principios originarios de las leyes de Alá y se vieron obligados a tomar una práctica más amplia.
Las etapas de la vida del Profeta y de los creyentes que le acompañaron fueron las siguientes:
1. La Misión secreta que llevaron a cabo un reducido número de creyentes cercanos al Profeta por lazos familiares o amistades y que sirvió para conocer las virtudes del Profeta.
2. La Misión pública dirigida a su tribu y después a toda la humanidad.
3. El período de negociaciones en el que los gobernantes de la Meca intentaron que el Profeta desistiese de propagar su Mensaje a cambio de riquezas y poder.
4. El período de violencia y opresión, en el que practicaron torturas contra los primeros creyentes del Islam.
5. La emigración a Etiopía para salvar la religión y las vidas de sus seguidores.
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`Umar fue el segundo de los llamados califas ortodoxos, la primera serie de gobernantes que tuvo el imperio islámico a la muerte de Mahoma. Umar sucedió a Abu Bakr y gobernó entre 634 y 644.
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6. La etapa de intrigas y conspiraciones para acabar con el Profeta o forzar a su familia que pertenecía al clan de los Banu ‗Abd Manaf32 a que lo entregasen a los politeístas. 7. El período de búsqueda de refugio en al-Ta‘if33 cuyos habitantes se burlaron del Profeta y de los suyos y tuvieron que marchar.
8. La etapa de la Emigración (Hidjrah) a Medina. Tras su llegada triunfal a Medina, el Profeta supo propagar su Mensaje entre los jóvenes que lo acogieron con ganas y prometieron proteger la Misión hasta la muerte. Los enemigos de Mahoma se volvieron más furiosos por haber fracasado en el intento de matarlo.
9. El período de enemistad entre los musulmanes y los judíos de Medina. Al poco tiempo de asentarse en Medina, los judíos, a quiénes el mismo Profeta había ayudado en guerras pasadas, conspiraron contra él. Mahoma esperaba su apoyo por ser Gente del Libro pero no fue así y tuvo que pactar con ellos para evitar una guerra civil. Mientras, los seguidores que no habían podido partir de la Meca seguían sufriendo las calumnias de los politeístas.
10. El período de la provocación. El Profeta sintió temor ante la idea de que los politeístas entraran en su nueva ciudad y lo mataran por sorpresa ya que no podía fiarse de los judíos a pesar del tratado firmado, pero el Profeta tenía la tarea de difundir su Misión en Medina tal y como le había ordenado Alá. Por esta última razón y con el objetivo de acabar con los opresores de su pueblo (la gente de la Meca), el Profeta y sus compañeros se prepararon para combatir contra ellos con el fin de proteger esa Misión y a los creyentes que confían en ella y viven oprimidos en la Meca.
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Hashim ibn Abd al-Manaf (muerto h. el 510), bisabuelo de Mahoma. El clan de los Banu Hashim o hachemíes antiguos se caracterizó por su lucha en los primeros tiempos del Islam contra los omeyas, clan rival de la misma tribu de Quraish, por el control del joven Estado islámico. 33
al-Taif es una localidad situada cerca de Riyadh. Esta ciudad popular se encuentra en la provincia de Mecca de la Arabia Saudita. Este lugar está situado en una altura de cerca de 17000 metros en las cuestas de las montañas
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11. Los judíos, llenos de envidia y rencor ante los favores de Alá a Su mensajero y la fuerza que demostraban los musulmanes, rompieron su juramento. Los judíos desafiaron a los creyentes e iniciaron provocaciones. De este modo es cómo Alá puso a prueba a los fieles y se inició una etapa de relaciones de hostilidad y de guerra, después de la alianza.
Durante la vida del Profeta, vemos que los motivos para combatir al enemigo es sentirse atacados y en esta época los musulmanes eran un pueblo perseguido y oprimido por su carácter revolucionario y novedoso que ponía en juego los poderes religiosos y políticos de las grandes autoridades ya asentadas, como es el caso de los judíos de Medina o los politeístas de la Meca. En este aspecto, existen dos pueblos que también recibieron la llamada del Islam pero la rechazaron con desprecio: los bizantinos (alRum) y los persas (al-Furs). Fundándose en su idea de propagar su Misión de forma pacífica, Mahoma envió una carta al rey de los bizantinos en la que le emplazaba a convertirse al Islam. El rey rechazó la idea, decapitó a un mensajero del Profeta y así inició la relación hostil con los musulmanes. Durante esta larga etapa se libraron batallas entre ambos ejércitos de las que salieron victoriosos los musulmanes. En el caso de los persas (imperio mucho más poderoso), cuando Kisra, rey de Persia, recibió la carta del Profeta la rompió y envió arrogantemente dos hombres fuertes para hacer prisionero a Mahoma. Éste les dijo que aquel día Kisra moriría y así fue. Muchos pueblos que se enteraron de aquella noticia se convirtieron al Islam inmediatamente. En este momento, los persas prepararon un ataque contra los musulmanes. Mahoma que vio el peligro avanzó sus tropas y combatió contra los reyes persas de al-Hirah34 hasta lograr la victoria. El odio de los persas hacia los musulmanes iba en aumento y conscientes de su poder efectuaron una ofensiva para expulsar a los musulmanes. Estalló el combate y fueron los musulmanes quiénes hicieron caer el trono de Kisra y los persas se sometieron a los servidores de Alá.
Como vemos, en todos los casos el Profeta intentó propagar su Misión por medios pacíficos pero todos ellos se habían mostrado hostiles y reacios a la Misión. En este punto, Mahoma no esperaba a que los musulmanes fuesen atacados en su territorio sino que iniciaba el ataque en territorio del enemigo. A pesar de esta forma militar de actuar, 34
Hira. Ciudad fronteriza de Irán que cayó en manos de los musulmanes, comandados por Mahoma, en el año 633.
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Mahoma antes de atacarles daba a elegir tres opciones al enemigo: la conversión al Islam, el tributo de capitación o la guerra. Con esta intención de conceder la oportunidad de negociar y preservar la paz en el territorio de los enemigos, es cómo el Corán ordena al Profeta actuar para no crear un espíritu de hostilidad con los pueblos que han de componer el Estado Islámico una vez formen parte de la Ummah. Cuando os enfrentéis a los enemigos politeístas, emplazadles a tres cosas. Aceptad lo que consientan y evitad [atacar]les (...). Los enfrentamientos contra los persas y los bizantinos continuaron con los mandatos de los siguientes dos califas después de Mahoma.
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5. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO ―Al principio de la profecía, Alá el Altísimo, alabado sea, le ordenó extender [el mesnaje] en nombre de su Señor, el Creador. En aquel tiempo, le ordenó que llevara el anuncio in petto, y le reveló este versículo: Oh, tú que te cubres con tu manto, levántate y anuncia”. Luego, le ordenó que lo transmitiera sucesivamente a su familia más cercana, a su tribu y a los árabes de su entorno, a todos los árabes y, por último, a toda la humanidad (...)‖ por Sayyid Qotb.
De este modo explica uno de los grandes teólogos del Islam el inicio de esta religión. Esta cita extraída del libro La Yihad de Gilles Kepel, que a su vez extrae este fragmento del libro Ma‟alim fi-l tariq, nos sirve como pretexto para introducir este apartado acerca de la ―evolución histórica del concepto yihad‖, desde su origen hasta la actualidad, tomando como punto de análisis dos momentos históricos relevantes y significativos para el concepto yihad.
5.1 PRIMERA ETAPA: ORIGEN Y FORMA * Nota al apartado El presente apartado del trabajo se basa sobretodo en la síntesis realizada por el escritor Rudolph Peters en su libro La Yihad en el Islam medieval y moderno en la que utiliza como fuentes los pensamientos del jurista andalusí Averroes y la interpretación actual del escritor Mahmud Shaltut35. Cabe destacar que Averroes trató de armonizar fe y razón en su obra interpretativa, fundiendo Corán y filosofía, lo cuál produce una obra ambigua pero al mismo tiempo fiel y sincera para tratarse de unas interpretaciones de más de 800 años. Averroes36 aporta para este apartado la visión medieval del concepto. Por otro lado, Mahmud Shaltut representa el radicalismo aparentemente frío y hasta 35
Ver apartado 4, nota 2 (pág. 40).
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Averroes, latinización del nombre árabe Ibn Rushd (1126-1198). Fue un filósofo y médico andalusí, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas y medicina. Nació en Córdoba, España y murió en Marruecos.
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piadoso de un pensador de nuestro tiempo, jurista también, cuya obra giró sobretodo entorno a ―la lucha en el Islam‖.
La dificultad para encontrar textos fiables de la época medieval sobre un tema alejado de nuestra cultura no me ha permitido otra opción que emplear fuentes limitadas, como son estas interpretaciones que aparecen en el libro citado y algún artículo en inglés extraído de Internet.
5.1.1 INTRODUCCIÓN Para analizar un fenómeno o concepto cuyo origen se remonta al siglo VII es necesario tratar puntos cercanos que vayan configurando la idea que se pretende elaborar. Por este motivo, cuando estudiemos el concepto Yihad en la Edad Media tendremos que ver puntos como la ley islámica, el perfil de guerra para los musulmanes, los motivos que permiten la lucha, la visión ética de esta lucha, etc. Todos estos puntos tendrán a menudo doble interpretación que se expondrán en un mismo nivel sin aportar ninguna opinión. Esta doble interpretación de las ideas que giran entorno el concepto yihad es la consecuencia de la ambigüedad del lenguaje coránico y de las contradicciones del propio libro sagrado. Cada una de las interpretaciones, por muy opuestas que sean, estarán argumentadas según fragmentos del Corán o en la Tradición, que recoge los dichos y acciones del Profeta trasmitidos de forma oral; con lo cuál existirá una justificación de esa opinión. El debate ético actual se centra en los límites de las acciones justificadas mediante concretas interpretaciones del Corán.
La ley islámica Las normas del Islam relativas a la ―guerra santa‖ forman parte de la Shariah37 o Ley Islámica. Diferenciándose del Corán cuyos versículos no adoptan la forma de
37
La palabra sharíah significa literalmente "el camino al manantial". Denota un modo islámico de vivir que es más que un sistema de justicia criminal. Sharíah es un código religioso para vivir, del mismo modo que la Biblia ofrece un sistema moral para el cristiano.
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normas explícitas, la Shariah comprende el conjunto de mandatos y prohibiciones de Alá referentes a la conducta humana. Es, por tanto, un libro de leyes no solo religiosas sino legales, que componen el ―libro de ética‖ para los musulmanes, cuya aplicación a modo de Constitución reclamaban en nuestro siglo aquéllos que defendían la creación de un Estado Islámico.
El origen de estas leyes no es más que la sistematización de los preceptos del Corán y de la Tradición, interpretados libremente (ijtihad38). Cuando dos preceptos eran discordantes o opuestos se entendía que uno derogaba al otro. El crecimiento del Islam creó una insuficiencia de los textos sagrados y se recurrió al método de interpretación analógica (qiyas39): cuando no se encuentra solución se aplica a las normas relativas a un caso similar. También se aplicaba la doctrina del Consenso (idjma) basada en las palabras del Profeta “Mi congregación nunca estará de acuerdo sobre un error”. En el siglo IX se prohibió esta práctica por la corrupción que permitía y no fue hasta el siglo XIX con el Modernismo islámico, cuando se recuperó este método de interpretación libre.
Según la opinión actual, la Ley Islámica se fundó a partir del Derecho de usos y costumbres jurídicas de Medina y de La Meca y de la práctica administrativa y fiscal de los primeros califas.
La “Guerra Santa” La Shariah sólo prevé y regula un tipo de guerra, la Yihad o guerra contra los infieles, conocida en Occidente como ―Guerra Santa‖. El fin último de la yihad es la expansión del Estado Islámico, tal como existió un siglo después de la muerte de Mahoma. Los infieles sometidos al dominio islámico podían elegir entre conservar su propia religión a cambio del pago de un impuesto esencial (infra) o convertirse al Islam, consiguiendo la condición de ciudadanos de pleno derecho. La Ley Islámica no 38
ijtihad. Iniciativa propuesta por un maestro o jurista musulmán que dada su experiencia permite adaptarla a nuevas situaciones. 39
El ―Qiyas‖ o deducción analógica es una forma de ―Ijtihad‖ que significa literalmente ―hacer todo lo posible‖.
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distingue entre Estado y religión, con lo que la traducción de Yihad como ―guerra santa‖ sería inadecuada. La Ley Islámica parte del ideal de un Estado Islámico, con lo cuál los demás Estados son no islámicos, por tanto, enemigos potenciales. La Yihad no se ha producido por motivos religiosos, sino políticos como la expansión del territorio o la defensa del territorio de ataques exteriores.
La magnitud de este fenómeno viene dada por el aspecto individual del concepto Yihad y no sólo por su acepción colectiva. En algunos versículos del Corán se promete el Paraíso a todo aquel que se involucre en esa lucha. Algunos musulmanes empujados por motivos personales o religiosos se lanzaron al combate, y las autoridades han explotado estos sentimientos para movilizar a sus pueblos; por eso, ahora, entendemos este concepto como una guerra ―Santa‖. Toda participación de un musulmán en esta lucha se considera una buena obra, al mismo nivel que otros principios morales de esta religión; por esta razón algunos intelectuales han considerado el yihad el sexto pilar del Islam.
Los textos legales clásicos plantean muy bien las medidas a tomar ante los infieles que no se han sometido al poder islámico, pero no recoge de forma tan precisa las condiciones justificativas de la guerra, lo que ha provocado que en la época actual, algunos se empeñen en afirmar que el Yihad es esencialmente una guerra defensiva, que busca proteger el territorio musulmán y garantizar la propagación de la misión islámica; con el objetivo de deshacer la imagen distorsionada creada en Occidente.
5.1.2 PUNTO DE VISTA JURÍDICO SOBRE LA YIHAD A. YIHAD: UNA OBLIGACIÓN COLECTIVA Todos los autores están de acuerdo en que el yihad es una obligación colectiva y no solo personal. La naturaleza obligatoria de este concepto se funda en “Estás obligado a luchar aunque te sea desagradable”. El hecho de considerarse colectiva, es decir, no existe la necesidad que participe todo musulmán cuando puede ser llevada a cabo por un número reducido de individuos, lo vemos en “No es obligado que los
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musulmanes salgan todos juntos”, y en [C 4:95] No obstante Alá ha prometido a todos la buena (recompensa). La obligatoriedad de participar en esta lucha afecta a los hombres adultos libres que disponen de medios y no padecen enfermedades crónicas, como se indica en [C 48:17] Quedan libres de culpa los ciegos, o los lisiados, o los enfermos y en [C 9:91] No hay culpa en los débiles, ni en los enfermos ni en los que no encuentran nada con que contribuir. Los hombres libres requieren una autorización paterna pero en el caso de que no haya nadie más para cumplir la obligación de participar en el yihad, se dispensará de dicha autorización, según indica la siguiente Tradición: Una vez un hombre dijo al Profeta de Alá: “Deseo participar en la yihad”. El Profeta le dijo: ¿Viven tus padres?”. Cuando aquél le contestó afirmativamente, el Profeta le dijo: “Entonces haz la yihad por ellos” (C 4: 89
Existen argumentos que apuntan que es necesaria la autorización del acreedor en caso de haber contraído deudas, según la siguiente Tradición: Un hombre dijo al Profeta: “¿Perdonará Alá mis pecados si me sacrifico pacientemente y soy muerto en el camino de Alá (o sea, participando en la yihad)?” El Profeta dijo: “Sí, excepto tus deudas” (C 4:23)
La participación en el Yihad En tanto que deber colectivo, todos los musulmanes están obligados a participar en el Yihad, excepto las mujeres, los menores de edad, los enfermos y dementes, y el mejor alfaquí de cada una de las ciudades, entre varias categorías. Por regla general, se permite emplear todo tipo de armas (salvo flechas envenenadas por el riesgo que supondrían para los propios musulmanes, se prohíbe matar voluntariamente a las mujeres y a los niños, a todos los rehenes tomados en combate y se regula escrupulosamente el reparto del botín). Algunas escuelas extienden la prohibición a sacerdotes y monjes, en virtud de que, según algunos, deben ser dejados en paz y no capturados ni esclavizados. En apoyo de su opinión traen a colación las palabras del Profeta: "Dejadles en paz a ellos y a lo que se han consagrado” (C 4:56)
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B. EL ENEMIGO: TODOS LOS POLITEÍSTAS Los autores están de acuerdo en que hay que combatir a todos los politeístas. Se apoyan en (C 8:39) Combatidlos hasta que no haya persecución y la religión sea eternamente la de Alá. Algunas Tradiciones apuntan que no estaba permitido atacar a los etíopes ni a los turcos, ya que fueron pueblos donde se refugió Mahoma.
Daño legal al enemigo El daño que se le puede hacer al enemigo puede ser a su persona, a su propiedad, o a sus derechos, reduciéndolo a esclavitud, siempre que haya un Consenso. Respecto a los monjes se abre un debate. Los que apoyan dejarlos en libertad y no hacerlos esclavos se apoyan en las palabras del Profeta “Dejadles en paz a ellos y a los que se han consagrado”.
Pero el debate importante es si se permite matar a los cautivos o no. Los que defienden que está práctica no está permitida sostienen que el Consenso tomado por los coetáneos de Mahoma los Sahabah40 fue el de no matar a los cautivos. En cambio en un versículo del Corán se indica lo contrario [C 47:4]: Así que cuando os encontréis con aquéllos que no han creído (si los hay) matad hasta que hayáis hecho estragos en ellos. Pero también existen contradicciones entre la práctica del Profeta y de los primeros imanes. Según [C 8:67] No es propio de un Profeta hacer prisioneros hasta hacer estragos en la tierra los prisioneros de Abu Bakr41, sucesor de Mahoma como califa, fueron sacrificados antes de ser esclavizados. El Profeta en algunos casos mataba a los prisioneros fuera de los campos de batalla, y en otras ocasiones los perdonaba. El Profeta nunca esclavizaba hombres árabes, sólo mujeres. Más tarde apareció una norma que permitía esclavizar tanto hombres como mujeres. Esta contradicción entre hechos y fragmentos coránicos e incluso entre ellos mismos, permite cualquier interpretación acerca de esta cuestión.
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Sahabah, palabra que significa Compañeros. Se denomina así a quienes conocieron personalmente al Profeta y lo aceptaron como maestro y guía. 41
Abū Bakr (La Meca, c. 573 - Medina, 634) fue el sucesor de Mahoma y por tanto primer califa del islam, iniciador de la serie llamada de los califas ortodoxos (Ver Anexo IV, Figura 2)
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Todos están de acuerdo que sólo estará permitido matar a los prisioneros cuando no se les haya concedido el aman [salvoconducto], la cuestión recae en quién tiene el derecho de otorgar esa libertad. Algunos creen que únicamente el Imán y otros creen que cualquier musulmán, incluso esclavo, apoyándose en la idea de que todos los musulmanes son iguales, según las palabras del Profeta “La sangre (dinero) de todos los musulmanes es igual”. Referente al aman también entra en discusión el hecho de si las mujeres tienen potestad para otorgar este aman. Las opiniones están divididas, según se considere que la palabra hombre en el Corán se refiere a hombres y mujeres por igual, o solamente hable de los hombres.
Perfil del enemigo Todos están de acuerdo en que en tiempos de guerra se puede matar a todos los hombres infieles, adultos y sanos. La discusión es la anterior, de si se permite o no matar a los cautivos. También hay consenso en la prohibición de matar a mujeres y niños, y si están luchando se podrá matar a las mujeres. El Profeta prohibía el sacrificio de mujeres y niños, y una vez dijo al ver una mujer muerta: Ella no era una que habría luchado.
Sobre los ancianos, enfermos crónicos, dementes, ermitaños, ciegos, también existe divergencia de ideas. Algunos juristas consideran que no se debe matar a ninguno de estos grupos, dejándoles lo justo para sobrevivir, otros creen que solo deben salvarse los ancianos, otros los campesinos, y hay alguno que autoriza que se debe matar a todos. Estos últimos sostienen esta idea radical a partir de la Tradición “He sido enviado a luchar contra las gentes hasta que digan: „Alá es el único Dios‟”y otra que dice [C 9:5] Cuando hayan pasado los meses sagrados, matad a los politeístas allí donde los encontréis. Según la Tradición recogida por los juristas más moderados, se apunta a que el Profeta restringió estas matanzas y ordenaba salvar a determinados grupos. En todo caso, la contradicción que abre el debate ante esta cuestión las encontramos en los versículos [C 2:190] Combatid en la senda de Alá a los que os combaten, pero no provoquéis hostilidad, en verdad Alá no ama a los que provocan hostilidad y [C 9:5] Cuando hayan pasado los meses sagrados, matad a los politeístas
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allí donde los encontréis. Algunos creen que la segunda norma no da lugar a excepciones y su cumplimiento constituye la acción correcta y otros creen que la segunda norma se ve derogada por la primera, y también se apoyan en las palabras del Profeta que ordenó ―Matad a los politeístas pero respetad a sus hijos”.
El origen de la polémica parte de las distintas opiniones acerca de los motivos para matar al enemigo. Los que consideran que el único indicador válido es el de ser infieles no hacen excepción con ningún politeísta. Los que opinan que el motivo es la capacidad para luchar del enemigo, consideran que no entran en esa lucha mujeres, niños, campesinos y siervos.
Formas de matar al enemigo Todos están de acuerdo en que no se permite mutilar ni torturar a los enemigos y que se deben matar con armas, pero la discusión está si es posible quemarlos por el fuego. La norma general es (C 9:5) Matad a los politeístas allí donde los encontréis; en cambio, la norma particular recogida en la Tradición señala que el Profeta dijo: “Si lo acosáis, matadle, pero no lo queméis. Nadie puede castigar con fuego, salvo el Señor del fuego, Alá”.
También existe un debate por el uso de catapultas, según si hay mujeres y niños dentro de la fortaleza o no los hay. Según los que aceptan el uso de este instrumento, el Profeta empleó las catapultas contra la población de al-Ta‘if, en cambio los que no admiten su uso se apoyan en el versículo que dice (C 48:25) Si hubiesen estado separados, habríamos infligido a los infieles un doloroso castigo.
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5.1.3 PERFIL DEL YIHAD COMO GUERRA I. REQUISITOS Y OBJETIVOS DE LA GUERRA Según todos los autores la condición previa para la guerra es que el enemigo haya oído la llamada del Islam. Esto implica que no está permitido atacarles antes de que tengan conocimiento de esa guerra, y este principio se muestra en (C 17:15) No les hemos castigado hasta que hemos enviado un mensajero. No obstante el debate se abre a partir de las Tradiciones o acciones del Profeta en las que se afirma que atacaba reiteradamente por sorpresa, de noche o al amanecer y que, por tanto, la práctica del Profeta deroga sus palabras. Ante esta situación se forman tres opiniones: los que consideran que los hechos del Profeta tienen más valor ya que sus palabras se remontan a un periodo muy temprano del Islam, los que sostienen que debe darse más peso a las palabras ya que los hechos han de interpretarse en función de unas circunstancias históricas, y los que lo consideran recomendable para no crear discordia entre ambas opiniones anteriores.
El número máximo de enemigos ante los que es obligatorio resistir El número máximo de enemigos ante los que es obligatorio resistir es el doble de las tropas propias, según (C 8:66) Ahora Alá os ha aliviado porque sabe que entre vosotros hay debilidad, tan sólo en este momento se podrá abandonar la lucha.
Tregua En el aspecto de la tregua, existe un cromatismo de opiniones según diferentes autores, pero que no queda muy definido por los textos sagrados. Algunos consideran que se permite firmar una tregua desde el inicio del conflicto y sin necesidad específica siempre que el Imán los considere de interés para los musulmanes. Otros consideran que tan solo se debe firmar dicha tregua en el caso que los musulmanes se vean empujados por la necesidad, como una guerra civil o situaciones similares. Pero esta tregua admite otra división de opiniones: los que mantienen que para firmar una tregua se debe pagar una cantidad al enemigo en una situación de emergencia y los que se
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oponen a esta práctica ya que creen que los musulmanes no deben dar nada a los infieles. Existe un debate paralelo acerca del fin de la tregua. En esta controversia las opiniones son muy opuestas. Unos mantienen la idea de que la tregua se puede finalizar en cualquier momento cuando se desee, basándose en la interpretación literal de (C 9:5) Matad a los politeístas allí donde los encontréis y (C 9:29) Luchad contra los que no creen en Alá ni en el Último Día. Estos versículos contradicen a (C 8:61) Si se inclinan a la paz, inclínate a ella, y pon tu confianza en Alá. Algunos defienden el versículo de la Paz para alcanzar el fin de la guerra y por tanto no concluir la tregua. En el otro bando de las opiniones existen los que creen que el versículo (C 9:29) deroga el versículo de la Paz y, por tanto, creen que la tregua solo es admisible en casos de necesidad. Otros consideran que el versículo de la Paz completa los otros dos y admiten la conclusión de la tregua si el Imán lo considera justo. Los que defienden esta opinión (la más radical), como Shafi‘i42, se basan también en las acciones del Profeta que en el año de Hudaybiyyah (guerra contra los habitantes de la Meca, año 628) no concluyo la tregua forzado por la necesidad.
II. OBJETIVOS DE LA GUERRA Los musulmanes están de acuerdo en que el objetivo de la guerra contra el Pueblo del Libro, exceptuados los que pertenecen a la tribu de los Quraysh43 y los cristianos árabes, es doble: la conversión al Islam o el pago de capitación (djizyah). Esto se basa en [C 9:29]:
Combatid a los que no creen en Alá ni en el último día ni han prohibido lo que Alá y Su mensajero han prohibido, y no practican la religión de la verdad, de aquéllos a los que
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El madhab Shāfi„ī es una de las cuatro escuelass de fiqh, o ley religiosa, del sunismo. La escuela Shāfi‗ī de fiqh recibe su nombre de su fundador, el imán ash-Shāfi‗ī 43
Quraysh, tribu árabe a la que pertenecía Mahoma. En tiempos de Mahoma era una tribu poderosa ligada a la ciudad de La Meca, que tenía bajo su control. Estaba dividida en varias familias.
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les ha sido dado el Libro, hasta que paguen la jizya de su propia mano, estando sometidos.
Sin embargo, se discute sobre la posibilidad de cobrar la capitación a los politeístas que no pertenecen al Pueblo del Libro. Algunos creen que este tributo se puede aplicar a cualquier politeísta. Otros exceptúan a los politeístas árabes. Está polémica surge de nuevo por el conflicto entre una norma general y una norma particular. La norma general se deriva de (C 2:193 y 8:39):
Combatidles hasta que no haya persecución y la religión sea la de Alá,
y de la Tradición: He sido enviado para combatir a los pueblos hasta que digan: “Alá es el único Dios”. Cuando digan esto, entonces sus vidas y sus propiedades serán inviolables para mí, excepto [en el caso cuando] la [ley del] Islam permite [tomarlas]. Serán responsables ante Alá.
Unos opinan que la norma general deroga la norma particular por el hecho de ser anterior a ésta. La posterioridad de la norma general, por tanto, es un motivo para afirmar el cobro de la capitación a cualquier politeísta. Otros, en cambio, sostienen que siempre hay que interpretar las normas generales conjuntamente con las normas particulares, con independencia de que una sea más reciente que otra, por lo cuál El Pueblo del Libro se encuentra en una posición excepcional respecto a los demás politeístas según los dichos del Profeta (norma particular) de la Tradición.
5.1.4 APLICACIÓN DEL YIHAD EN EL ISLAM CLÁSICO Y SUS ETAPAS Será durante el primer impulso expansivo del Islam que el Yihad menor se manifestará con toda su fuerza. Debido a que, desde la muerte de Mahoma (632) y la configuración de la primera comunidad islámica hasta el gobierno de la dinastía
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Omeya44, se logra consolidar una cohesión y unidad que, pocas veces, el Islam verá en su historia. Sin duda alguna, fue éste el momento de mayor expansión, extendiendo sus territorios hasta las riberas del Indo por Oriente y hasta la Península Ibérica por Occidente. Igualmente, hacia el norte llegará a rozar los límites del imperio bizantino, enfrentándose más de una vez con él. Sin embargo, con el advenimiento del siglo IX y la ascensión de la dinastía Abbasí45, el Islam entrará en un proceso de escisión interna, provocado por el surgimiento de familias que intentarán disputar el poder del califato. Es durante este período que el Islam cesa en su expansión comenzando un lento retroceso en sus fronteras. Se pueden distinguir las siguientes etapas en la aplicación del concepto: a) Una primera que correspondería a la época en que Mahoma, antes de la Hégira, quiso convertir por medio de la palabra a los judíos y cristianos de la península arábica. Ello se materializa en la revelación de los versos tolerantes del Corán. Ya estando en Medina, la lucha armada en contra de judíos, cristianos y paganos suscita la revelación de los versos belicistas. Los unos y los otros pueden dar lugar a interpretaciones generalizadas.
b) La segunda, desde el siglo VIII al IX, está marcada por la conquista militar, en donde la tradición y los hadices46 sirven de caución y de justificación a la expansión árabe. El acento es puesto sobre la interpretación belicista: se piensa que el Islam ―teniendo una vocación universal― estaría llamado a conquistar y extenderse por todo el universo. Aparece el sentido del Yihad ofensivo, conquistador.
c) La tercera se extiende desde el siglo IX al X, y corresponde al fin de la expansión y a la instauración de un equilibrio político y estratégico entre el imperio musulmán y las regiones vecinas. Aparece una concepción defensiva del Yihad que, como
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Los Omeyas fueron un linaje árabe que ejerció el poder califal primero en Oriente (661-750), con capital en Damasco, y luego en Al-Andalus, con capital en Córdoba (Ver Anexo IV, Figura 3). 45
Califato abbasí, fue la segunda dinastía de califas (750-1258), sucediendo a la de los Omeyas.
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Un hadiz ("narración, referencia") es toda aquella tradición de la religión islámica que se basa en los hechos y dichos del Profeta Mahoma y que nunca contradice el Sagrado Corán. Desde la primera época del Islam, el ejemplo del Profeta se utilizó como recurso de autoridad para todo tipo de eventualidades.
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hemos indicado anteriormente, se manifiesta en el desarrollo de una mayor elaboración de tratados acerca de la materia por parte de los juristas, tanto en Occidente como en Oriente. Los conflictos internos del imperio islámico llevan al desarrollo de un Yihad interior, tratando así de terminar con todo tipo de sediciones de carácter herético y rebelde. Es durante este período que se interrumpe el período expansivo y comienza la contracción de las fronteras musulmanas.
d) Este último período va desde el siglo X al XI y se caracteriza por el aumento de los peligros internos. Surge así una doble reacción: aquélla que se refiere al Yihad como una lucha defensiva contra quien ataca a la comunidad y la que establece que también es un combate espiritual. Estas concepciones son las que, en la actualidad, tienen influencia importante en los intelectuales musulmanes moderados.
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5.2 SEGUNDA ETAPA: EXPANSIÓN Y USO 5.2.1 INTRODUCCIÓN: EL YIHAD MODERNO La ―Yihad‖ moderna es un movimiento que se inicia en el último tercio del siglo XX pero al cuál le preceden una serie de acontecimientos que crean una situación propicia para esta expansión de ―la guerra santa‖ islámica. A parte de los hechos históricos que pretextualizan este movimiento existen unas fuentes literarias de autores islamistas que ya a mediados de siglo teorizan este movimiento ―necesario‖ para la Ummah (Comunidad de Creyentes) y la salvación de la moral islámica, que sirven como base al nuevo fenómeno que se desarrollará años más tarde.
El reconocimiento de un yihad en tiempos actuales no se da hasta el triunfo de los afganos frente a los soviéticos en el año 1989, en una guerra por la expulsión de los comunistas que duró nueve años, pero existen intentos anteriores aunque mucho más diluidos. El fenómeno ―yihadista‖ toma fuerza a partir de esta victoria y su uso se extenderá hacia otros territorios en los años siguientes. Como todos los movimientos, el islamismo en el que se enmarcaba el yihad moderno sufrió una etapa de declive hasta nuestros días, en los que el concepto de este término religioso ha adquirido unas dimensiones mucho más violentas y su uso ya ha derivado en un terrorismo injustificable.
5.2.2 MEDIADOS DEL SIGLO XX EN ORIENTE MEDIO: DEL NACIONALISMO AL ISLAMISMO
El surgimiento del movimiento islamista se dio en un mundo en el que progresaba la modernización de la mano de los nacionalismos árabes surgidos después de la independencia de los países colonizados décadas atrás. En este contexto, el movimiento islamista era desconocido para muchos y por su aspecto retrógrado y conservador parecía incapaz de generar un movimiento social y político. Por este motivo, la Revolución iraní que se dio en el 1979, encabezada por un ―hombre de Dios‖
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el ayatolá Jomeini47, significó un cambio brusco en la visión de un fenómeno tan poco considerado y una percepción distinta del Islam. El hecho de que a finales de siglo XX una revolución capaz de derrotar a una monarquía consolidada estuviese promovida por el clero, impactó al mundo entero y entre la sociedad occidental se originó una imagen del Islam como una religión radical y antioccidental.
a) Nacionalismos árabes Como hemos dicho, el plano político en Oriente Medio a mediados del siglo XX estaba configurado por democracias débiles que se habían formado después de lograr la independencia de sus respectivos países o por la expulsión de la monarquía mediante un golpe de estado, mostrándose así defensores de los valores árabes y representando la identidad nacional como función principal del Estado. Pero, a pesar de este carácter nacionalista que tomaron las diversas democracias surgidas después de la descolonización, los Estados mantuvieron posturas laicas y su sistema estaba occidentalizado. En este modelo de Estado, la confesionalidad era impensable por unos gobiernos que mantenían el ámbito religioso al margen de la vida política, y el Islam quedo relegado durante mucho tiempo a las cofradías (sufis) y otras manifestaciones muy tradicionales y poco representativas.
Orígenes Para entender los orígenes de este nacionalismo hay que remontarse al desmembramiento del Imperio Otomano. Durante la Primera Guerra Mundial, en la que el sultán Mehmed V48 decidió apoyar a los Estados centrales. Después de los bombardeos de Estambul en 1918 la población quedó desmoralizada y tras llegar a un
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Ruhollah Musavi Jomeini (17 de mayo de 1900 - 3 de junio de 1989) fue un imán y ayatolá chií iraní, líder político-espiritual de la revolución de 1979 que derrocó a Mohammad Reza Pahlevi, el Sah de Irán. Jomeini gobernó Irán desde el derrocamiento del sha hasta su muerte en 1989. Es considerado el fundador del moderno Estado Chií. 48
Mehmed V (2 de noviembre de 1844 – 3 de julio de 1918), sultán del Imperio Otomano. Fue el 39º sultán otomano, y se le atribuye haber sido el 99º califa del Islam, en el entendido que la dinastía otomana tomó el califato en 1517, hecho discutido por algunas opiniones.
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acuerdo con los ingleses, el gobierno huyó y se creó una anarquía. El primer Presidente de Turquía fue Kemal Ataturk49, quien abolió el sultanado y renunció al poder imperial, los que significó el final del Imperio el año 1924. Éste fue un final significativo, ya que no solo se terminó con un poder autoritario sino que se acabó con un régimen que defendía su pertenencia islámica, cuyo líder Mehmed V era también califa del Islam y fue el que llamó al yihad a todos sus súbditos. Por esta razón, la figura de Ataturk se presenta como la de iniciador del nacionalismo árabe, aunque este fenómeno estaba presente a principios de siglo en los que el Imperio Otomano dominaba con solidez sus posesiones asiáticas en las que los árabes representaban el segundo grupo étnico del Imperio y vivían ya su Nahda o renacimiento cultural.
En los inicios de este movimiento, Gran Bretaña mostró su apoyo, coordinando los objetivos del arabismo con sus intereses militares, prometiendo la creación de un Estado árabe, pero resultó no ser cierto. Tras sus inicios, el panarabismo tuvo su auge entre las décadas de los 40 y los 70. En esta época se formó el partido Baath50 que tomó el poder en Siria y Irak y también se dio le golpe de estado de Gamal Abdel Nasser51 que significó la creación de una República árabe. Fue en el año 1948 con la creación del estado de Israel cuando el mundo Árabe puso de manifiesto su descontento en forma de protesta lo que propició la cohesión entre los estados árabes para llegar a un acuerdo de ataque contra el recién fundado Israel.
Con la revuelta liderada por Nasser en Egipto, que luego lograría el poder en 1952, el movimiento árabe adquiría unas dimensiones importantes, ya no solo entre la sociedad sino en el poder político. El esplendor del mandato de Nasser llegó en 1956 con la nacionalización del Canal de Suez, y la posterior expulsión por parte de EEUU de 49
Mustafa Kemal Atatürk (12 de marzo de 1881- 10 de noviembre de 1938) fue un oficial del ejército turco y célebre estadista así como el fundador y primer presidente de la moderna República de Turquía. Después de la derrota del Imperio Otomano a manos de los Aliados, y los proyectos para su partición como resultado de la misma, Mustafa Kemal lideró el Movimiento Nacional Turco, que desembocaría en la Guerra de Independencia Turca. 50
El Partido Árabe Socialista Baath fue fundado en 1947 como un partido político nacionalista árabe laico, radical socialista. Funcionaba como un partido panárabe con ramas en diferentes países árabes, pero era más fuerte en Siria e Iraq. Asumió el poder en ambos países en 1963. 51
Gamal Abdel Nasser (15 de enero de 1918 - 28 de septiembre 1970), militar, estadista egipcio y principal líder político árabe de su época. En 1948 participó en la guerra contra Israel con el grado de comandante. El año siguiente, en 1949, fundó junto a otros militares la organización de los Oficiales Libres, que en 1952 daría el golpe de Estado que destronó al rey Faruq I y proclamó la república dirigida por el Consejo de la Revolución. Una vez en el poder nacionalizó el Canal de Suez (1956).
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las tropas inglesas y francesas que habían invadido la zona para evitar el control económico absoluto del Canal. Este retroceso de las tropas se vio entre los árabes como una victoria de Egipto y se comenzó a nombrar el movimiento árabe como nasserismo. Con el importante apoyo que recibía el movimiento y su triunfo político en muchos países, éste se propuso lograr el objetivo de unificar la Nación Árabe. El proyecto fracasó y apenas se creó entre 1958 y 1961 una unión entre Egipto y Siria (República Árabe Unida). Jordania, como reino Hachemita52, se unió en 1958 con Irak para formar la Federación Árabe de Irak y Jordania53, que luego se separaría. El otro modelo de arabismo ―progresista‖ estaba representado por el partido Baath, fundado en 1947 como un partido nacionalista, árabe, laico, socialista radical. En 1963 asumieron el poder en Siria e Irak y en 1966 ambas ramas del partido en estos dos países se convirtieron en facciones rivales. En este contexto, había países árabes que mantenían posiciones divergentes que no querían participar en el juego ideológico y se decantaron por una modernización europeizada silenciosa, como es el caso de Burguiba54, presidente de Túnez que en la década de los 60 pidió hacer el yihad como una lucha sagrada por el progreso económico.
Escisión del nacionalismo árabe
El nacionalismo árabe mantenía la pretensión de aglutinar a clases heterogéneas, disolviéndolas en el seno de una ―unidad árabe‖. Pero, como hemos visto anteriormente, el movimiento no triunfó por igual entre todas las clases y entre los países con este tipo de gobierno laico tampoco hubo un consenso pleno para llegar a la creación de un conjunto consolidado. Con los años, el nacionalismo se escindió en dos campos antagonistas: el ―progresista‖, tras el Egipto nasserista y la Siria y el Irak baasistas,
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Hachemita es el nombre que se da a un linaje árabe, en la actualidad reinante en Jordania, que procede de los Banu Hashim o hijos de Hashim, uno de los clanes más importantes de la antigua tribu de Quraish, radicada en La Meca, y al que pertenecía Mahoma. 53
Ver Anexo IV, figura 9.
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Habib Burguiba (Monastir, 3 de agosto de 1903 - id., 6 de abril de 2000). Político, fue Presidente de Túnez entre 1957 y 1987.
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también confrontados, y el ―conservador‖, tras las monarquías de la Península y Jordania. El único factor común entre ellos era el enfrentamiento con Israel, que significaba la defensa de toda la cultura árabe, pero exceptuando este conflicto, las relaciones gubernamentales eran frías y a menudo tensas. La debilidad que mostraban los nacionalismos en sus propuestas e ideas y la clara influencia europea con principios como la laicización del sistema y unos discursos basados en la Ilustración, crearon un clima de desconfianza en aumento y un desengaño ante las promesas de creación de un Estado árabe y su fracaso. El declive de esta tendencia política ya había empezado pero su descrédito máximo llegó con la derrota en la Guerra de los Siete Días en 1967, encabezada y propuesta por Nasser que dimitió más tarde. La derrota del mundo árabe frente a Israel y la ―dimisión‖ del rais egipcio (luego regresó al poder), que había sido la figura del nacionalismo a lo largo de dos décadas, supuso el final de un nacionalismo que no supo convencer con su discurso a todas las clases sociales y acabaron perdiendo a las capas que tanto les habían apoyado. El descontento e inseguridad que originó este hecho, sobretodo entre los intelectuales árabes, provocó cuestionamientos profundos suscitados por la idea de que la derrota sufrida era un ―castigo divino‖ por haber olvidado la religión, argumento demostrado por la oposición entre los que perdieron la guerra en 1967 con al grito de ―¡Tierra! ¡Aire! ¡Mar!‖ y los que vencieron la Guerra del Yom Kippur en el 1973 lanzando al aire ¡Allah Akbar! (Alá es grande). A pesar de ser una interpretación frágil de los motivos de esa derrota, lo cierto es que socavó el sistema ideológico del nacionalismo y creó un vacío en el mundo árabe, lo que favoreció la penetración de las ideas radicales de la obra de Qotb o Mawdudi, hasta entonces poco relevantes, que adquirieron un papel de teorías válidas para la creación de un nuevo pensamiento árabe, que ahora sí tenía un carácter islamista.
b) La causa palestina Ante la crisis imparable del nacionalismo, un nuevo hecho dañó todavía más esta ideología. La causa palestina que había servido para fortalecer el nacionalismo se escapaba de las manos de Nasser, que además veía un peligro para su legitimidad en la organización de partidos de izquierda contrarios a su poder. Los palestinos, que fueron dejando de creer en los nacionalismos árabes tras la derrota en la Guerra de los Siete
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Días, y fueron distanciándose del movimiento que les había apoyado para organizar sus propios grupos militares, y la separación culminó cuando estas organizaciones conquistaron su autonomía en 1969 momento en que Yaser Arafat55 encabezó la OLP. Con los propios palestinos al mando de la resistencia árabe, movilizando ellos mismos los efectivos necesarios, en 1970 dos hechos marcaron el final del nacionalismo árabe ya muy debilitado: el enfrentamiento entre los propios árabes en el Septiembre Negro, donde el rey Hussein de Jordania56 decidió atacar a los palestinos refugiados en su territorio, y con la muerte meses después de Nasser, figura carismática del movimiento.
c) Islamismo: los Hermanos Musulmanes Al comienzo, la inestable situación pareció ser dominada por socialistas que predicaban ideas marxistas entre los obreros para garantizar una movilización popular, pero su discurso repleto de conceptos europeos era ininteligible para las clases pobres y provocaba temor entre la burguesía piadosa que veía en esta tendencia una salida demasiado radical. Pero pronto los gobiernos de países árabes tendrían que aceptar el deseo social de dar importancia a la religión cuya influencia era necesaria para redirigir a los Estados, con un claro componente islamista. Los primeros brotes sociales de protesta se dieron por parte de los estudiantes en Egipto el año 1968, revelándose contra el poder nasserista. En este tipo de movimientos eran claras las influencias recibidas por los Hermanos Musulmanes, organización fundada en el 1928 pero que había pasado desapercibida por la dura persecución de Nasser. Tras la muerte del dirigente egipcio, el nuevo presidente Sadat57 vio la necesidad de renunciar al monopolio del Estado para
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Yaser Arafat fue un político y líder palestino, nacido en Palestina el 24 de agosto de 1929 y falleció en Francia el 11 de noviembre de 2004. Figura esencial en la causa palestina, fue desde 1969 líder y principal responsable de la creación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y de su brazo principal Al Fatah. Después de años de activismo, firmó con el gobierno de Israel los Acuerdos de Paz de Oslo (1993), que lo convirtieron en presidente de la Autoridad Nacional Palestina desde 1996 hasta su muerte. 56
Hussein de Jordania, (1935-1999), monarca jordano. Fue el monarca más joven subiendo al trono el 2 de mayo de 1953, cuando contaba con 17 años de edad. Intervino en las guerrillas palestinas las cuales utilizaban territorio jordano para hostigar a Israel. Por consiguiente Hussein deseoso de evitar represalias israelíes trató de impedir las actividades de la OLP 57
Anwar as-Sādāt fue un político y militar egipcio (Mit Abu l-Kum, 25 de diciembre de 1918 - El Cairo, 6 de octubre de 1981). Al morir Nasser en 1970, Sadat se impuso a sus rivales en el partido y heredó el poder, así como el proyecto de nacionalismo árabe que representaba Nasser. En 1973
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llevar a cabo medidas que permitieran la participación de organizaciones religiosas en el ámbito social y luego político. La primera de ellas fue la liberación de prisioneros partidarios de los Hermanos Musulmanes, que se acomodaron en los campus generando un movimiento estudiantil incipiente. Egipto58, que había sido el núcleo del nacionalismo árabe, pasaba a constituir el centro ideológico de la corriente islamista que se extendieron a países como Túnez, Argelia o Marruecos.
d) Wahabismo (Arabia Saudita59) En este bullicio de ideas y poderes inestables, el país que mantenía la supremacía de Oriente Medio todavía no había actuado. Con la sucesión de acontecimientos, Arabia Saudita tuvo que remodelar su política exterior para afianzar su poder y no perder el peso político que había mantenido a lo largo del siglo. En un mundo árabe donde la religión había adquirido un papel preponderante, era necesario poner a ésta en un primer plano. El islamismo dirigido por los Hermanos Musulmanes divergía mucho con la política religiosa llevada a cabo por la monarquía de los AlSaud60 hasta entonces. Los líderes islamistas del momento se codeaban con grupos indios y paquistaníes, negro-africanos o asiáticos, cuyas bases del Islam eran frágiles y fáciles de encauzar hacia su postura. El modelo ―wahabita‖ promovido por las monarquías arábigas tan solo gozaba prestigio en los medios rigoristas (o ―salafistas‖) pero no asumían un papel social que movilizara masas en su favor. Después de 1973, con la Crisis del petróleo, Arabia Saudita disponía de medios ilimitados para hacer lograr el monopolio religioso y así preservar su patrimonio económico y su preeminencia en el Islam, además de ser los ―guardianes‖ de los dos lugares sagrados: la
desencadenó un nuevo ataque, junto con Siria, que sorprendió a Israel y en el que estuvo a punto de triunfar. 58
Ver Anexo IV, figura 10.
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Ver Anexo IV, figura 8 y 11.
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La Casa de Saud es la dinastía a la que pertenecen la familia real de Arabia Saudita. Mientras se establecía la moderna nación de Arabia Saudita en 1932, la Casa de Saud ya llevaba tiempo constituida. Antes de Ibn Saud, esta familia gobernó Nejd y en ocasiones entró en conflicto con el Imperio Otomano y Rashidis. La Casa de Saud también está relacionada con Wahabismo mediante el matrimonio del hijo de Muhammad ibn Saud con la hija de Muhammad ibn Abd al Wahhab en 1744.
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Meca y Medina. Por estos motivos, la dinastía de los Al-Saud empeñó gran parte de su capital en la construcción de mezquitas, escuelas del Islam, centros de ayudas, etc. pero su verdadera baza fue la dimensión caritativa que adquirió la monarquía Saudita. La clave de su éxito se basaba en la distribución de ayudas y donaciones a todos los musulmanes del mundo, extendiendo de este modo el pensamiento wahabita. La gran fortuna que atrajo flujos de inmigrantes a la Península, el proselitismo llevado a cabo como nueva faceta del wahabismo61 y las ayudas repartidas por todo el mundo árabe desde Riyad, proyectaron al exterior a una monarquía frágil, que junto con la protección de Estados Unidos consolidó un poder inmenso que duró hasta la Guerra del Golfo (1991) años en los que se convirtió en el centro del mundo musulmán y su crecimiento demográfico fue espectacular. A pesar de la manipulación de la monopolización del zakat (‗limosna‘) y la manipulación espiritual mediante la extorsión, el poder Saudita era incuestionable.
A mediados de la década de los 70 el islamismo ya era una realidad implantada sobre los escombros del nacionalismo árabe. El plano político se llenó de religiosidad, empezando por la participación de los ulemas de forma activa en la sociedad que dio un nuevo aspecto al Islam que pasó a ser un fenómeno determinante en la política de muchos Estados, que respetaron la espiritualidad y cedieron participación en la vida pública a una religión que a finales de los 70 iba a iniciar su época de expansión.
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El wahhabismo es una subsecta religiosa fundamentalista musulmana de la corriente mayoritaria del sunnismo, y en especial de la escuela hanbalí. Creada por el reformador religioso Muhammad Ibn Abd Al-Wahhab (1703-1792) en el siglo XVIII, su auge se debe a la pronta relación con la dinastía Al-Saud y al apoyo mutuo que se brindaron, es la forma religiosa del Islam que tiene más influencia sobre los musulmanes sunníes en Arabia Saudita, que son la mayoría en dicha nación. Destaca por su rigor en la aplicación de las leyes islámicas y por un constante deseo de expansión. Para ello utilizan tanto sus instituciones de formación, a las que acuden estudiantes de todos los países mayoritariamente sunnitas, como los recursos económicos que les proporciona la dinastía reinante en Arabia Saudí y que son empleados en la creación de mezquitas y centros de estudios en diversos lugares del mundo.
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5.2.3 MATRIZ DEL ISLAMISMO MODERNO: SAYYID QOTB Y LOS HERMANOS MUSULMANES Sayyid Qotb (8 de octubre de 1906 - 29 de agosto de 1966) fue un autor y activista político egipcio y militante musulmán, ligado a los Hermanos Musulmanes, una de las principales entidades fundamentalistas islámicas. Qotb es considerado uno de los principales teóricos del islamismo moderno. Tras vivir un tiempo en Estados Unidos para estudiar el sistema educativo de aquel país regresó a Egipto con la convicción de que la sociedad occidental estaba enferma de individualismo, y los países musulmanes correrían el mismo riesgo si se veían influenciados por occidente. Fundamentaba su visión política e ideológica en la necesidad de "limpieza" de la sociedad musulmana de cualquier influencia occidental. Además de eso, afirmaba que los regímenes musulmanes contemporáneos eran apóstatas, al aplicar las leyes seculares y el laicas en lugar de la sharia, instituida por Alá. Uno de los conceptos centrales de la visión de Qotb es el de jahiliyyah, o ignorancia barbárica.El pensamiento de Qotb es considerado por muchos historiadores como una de las principales influencias conformadoras de Al-Qaeda, y en especial, de sus líderes, Ayman al-Zawahiri y Osama bin Laden. El 30 de agosto de 1965, Nasser acusa oficialmente a los Hermanos Musulmanes, previamente ilegalizados en 1954 tras el asesinato del presidente Anwar el-Sadat, de haberse reconstituido. Su líder, Sayyid Qotb, es detenido juzgado y ejecutado por traición el 29 de agosto de 1966. Hermanos Musulmanes (Al-Ijwan al- Muslimun) es una organización islamista, esto es, una organización política con un ideario basado en el Islam. Fue fundada en 1928 por Hassan al-Banna62 en Egipto luego del colapso del Imperio otomano.
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Hasan al-Bannā' (14 de octubre de 1906 - 12 de febrero de 1949) fue un islamista egipcio, fundador de la Organización de los Hermanos Musulmanes de Egipto y padre del islamismo moderno. abogaba por la restauración del califato, abolido poco antes, con la proclamación de la República Turca que daba fin al Imperio Otomano, al que estaban ligados los últimos califas. En consonancia con esto, Al-Bannā' era panislamista, es decir, que creía más en una unidad basada en la fe islámica que en la identidad nacional:
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El objetivo de los Hermanos Musulmanes tradicionalmente ha sido la implantación de un estado islámico en Egipto basado en la shari‘a y el rechazo a la influencia occidental en el país, siendo pioneros del islamismo político en todo el mundo árabe. Ilegalizados y reprimidos duramente desde 1954 por el presidente Nasser, la hermandad ha vivido desde la presidencias de Anwar Sadat hasta hoy en un limbo legal, normalmente tolerados por el Estado pero alegales y ocasionalmente reprimidos. En la década de los años 30 del siglo XX los Hermanos Musulmanes fueron utilizados por el Primer Ministro egipcio, Ismail Sadqi para enfrentarse a los prooccidentales de su país. En la década de los setenta, la hermandad vivió un periodo de renovación, reforzándose con la incorporación masiva de un floreciente movimiento estudiantil islámico y absorbiendo otras organizaciones como al-Gama'a al-Islamiyya. La estrategia de la hermandad consiste desde entonces en la creación de una especie de estado paralelo: imposibilitados para tomar el poder, la hermandad, al igual que haría (inspirándose en la propia hermandad) el Hamas palestino, se dedica a crear una red de servicios sociales (educativos, sanitarios, deportivos) que cubre las carencias del Estado central y consigue atraer al movimiento a las masas depauperadas. En los años 80, mientras organizaciones como la escindida al-Gama'a alIslamiyya o ―Yihad Islámico‖ emprenden una lucha armada con el Estado, la hermandad, manteniendo su apuesta por la revolución pacífica, permanece como la organización islámica más poderosa, rivalizando con las anteriores por atraerse a las capas bajas de la sociedad. Sin embargo, durante la década de los 90 y primeros años del siglo XXI, la hermandad evoluciona hacia una especie de liberalismo islámico conservador: la mayoría de los nuevos cuadros aceptan el pluripartidismo, (incluyendo a coptos y comunistas), la liberalización económica y su base de reclutamiento es cada vez más la clase media.
a la noción de watan (nación territorial, patria) contraponía la de Umma (nación o comunidad de musulmanes). También era favorable a un Islam integral, que no fuera una simple fe privada sino fundamento de la organización estatal.
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5.2.4 EXPANSIÓN DEL ISLAM A PARTIR DE LA REVOLUCIÓN IRANÍ Bajo esta situación de oscilación del islamismo se dio la Revolución iraní (1979) y la proclamación de la República islámica. Mil novecientos setenta y nueve, cuando el general Zia63 decretó la islamización en Paquistán, supondría el triunfo de un movimiento religioso radical y el cambio de las bases ideológicas de muchos países gracias a la expansión del fenómeno que tuvo un eco a nivel internacional.
a) Causas sociales Irán por aquel entonces estaba gobernado por el régimen absolutista del sha Mohammad Reza Pahlevi64. Desde mediados de siglo la situación de la población era pésima y apenas existían libertades en el territorio iraní, pero el motivo que desencadenó el movimiento islamista dentro de sus fronteras fue la presencia militar de soldados estadounidenses que protegían el territorio de posibles ataques soviéticos para lograr una salida al mar por el Golfo pérsico. Esta colaboración de un estado occidental puso en entredicho las bases de la monarquía persa y así mostró su desacuerdo Jomeini en 1964 poniendo en entredicho la soberanía del sha. Esta protesta le obligó a exiliarse durante 15 años hasta la victoria de la Revolución, durante este tiempo elaboró la teología política del futuro Estado Islámico. En todo este tiempo, el descontento entre las clases pobres y los comerciantes del bazar fue en aumento. Los bazaris aumentaron su riqueza gracias a la circulación de bienes en los mercados pero nunca tuvieron acceso a negocios rentables como los del petróleo controlados por la corte. La clase media que había tendi oacceso a la educación se limitaba a trabajar para el orden imperial pero nunca tenía representación política, tampoco ninguna libertad de expresión. Esta ausencia de democracia propició la penetración y aceptación de doctrinas radicales, 63
El general Zia protagonizó un golpe de Estado en Pakistán contra Ali Bhutto. La dictadura del general Muhammad Zia ul-Haq también vio una expansión de la ley islámica, así como un influjo de armamento y drogas de Afganistán. Murió en 1988 y Pakistán volvió a ser un país democrático. 64
Mohammad Reza Pahlevi (Teherán, 26 de octubre de 1919 - El Cairo, 27 de julio de 1980), ostentaba el tratamiento de Su Majestad Imperial, y portaba los títulos tradicionales persas de Shahanshah (Rey de Reyes) y Aryamehr (Luz de los Arios), monarca de Irán desde el 16 de septiembre de 1941 hasta la Revolución Iraní de 11 de febrero de 1979. Fue el segundo monarca de la dinastía Pahlavi y el último Sha o emperador de Irán.
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como la que defendía el ayatolá Jomeini desde su exilio. En la década de los 70 se produjo un éxodo rural que ocupó los extrarradios de Teherán, formando barrios muy pobres donde la mayoría eran jóvenes sin estudios, llamados por Jomeini: los ―desheredados‖. A pesar de la explosión económica del petrodólar que tuvo lugar a partir de 1973, el grueso de la población no se vio beneficiada y hubo dos grupos que salieron perjudicados: las clases medias tradicionales y los inmigrantes jóvenes del campo hacinados en los barrios de chabolas del bajo Teherán. Algunos grupos socialistas o guevaristas intentaron movilizar a estas capas populares pero su discurso no convencía a la mayoría de ellos.
En este periodo de inestabilidad, Jomeini pasó a la acción de un modo sútil. Su labor se basó en crear centros religiosos (madrasas) en esos barrios pobres pero muy poblados. Estas madrasas dirigidas por mulás seguidores del ayatolá no solo tenían un papel religioso sino también una función central de control y estabilización social, en los que se bendecían las mercancías del bazar y se destinaba las limosnas a la educación de los niños. Las medidas restrictivas que aplicó el poder del sha contra este tipo de prácticas encendió la ira de Jomeini. El clero por aquel entonces estaba controlado por el Estado y muy jerarquizado lo que cualquier otro modelo de estructura religiosa suponía un peligro. El duro golpe que sufrió la petroeconomía iraní en 1975 y las posteriores persecuciones del régimen entre los comerciantes del bazar y los empresarios de clase media, sumando el descontento de una burguesía piadosa y una juventud urbana pobre que se sentían ignorados, originó el ambiente propicio para el inicio de la revuelta.
b) Mobilización En este clima de crispación en el que se organizaron manifestaciones de protesta la clave del triunfo de Jomeini fue su capacidad para lograr el consenso entre clases heterogéneas mediante un discurso ambiguo que supo convencer a una población desorientada hacia una misma dirección. El ayatolá recuperó la retórica chiíta socialista apoyándose en los ―desheredados‖ (mustad‟afines) y logrando el convencimiento de los intelectuales islamistas. Con la fusión entre jóvenes intelectuales islamistas y clérigos
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revolucionarios se produjo una movilización imparable que aglutinó a todas las clases sociales que, incluso laicas, veían en la revolución la única forma de liberación. Todos se pusieron de parte de Jomeini después de la publicación de un artículo contra su persona, y éste lanzó a sus fuerzas a la batalla generando manifestaciones violentas en todo el territorio. Los jóvenes lucharon de froma unitaria y los que morían eran considerados mártires y sus familias recompensadas económicamente por las clases medias o los comerciantes. Jomeini consiguió dirigir a los revolucionarios creando una red de madrasas como centros sociales de colaboración y reunión y con un discurso convincente a pesar de sus contradicciones. El ayatolá supo mantener el rumbo de la revolución hasta el derrocamiento del antiguo régimen gracias a su notable capacidad para unificar a los diversos componentes religiosos de un movimiento que ya partía del odio al sha.
c) Victoria Con la victoria de la Revolución iraní, Jomeini regresó a Irán el 1 de febrero de 1979 para proclamar el Estado Islámico por el que tanto se había luchado. A su llegada le esperaba una muchedumbre victoriosa pero que mantenía aspiraciones distintas. Para evitar la pérdida del poder, Jomeini eliminó a sus aliados para llegar a la teocracia. Luego creó un gobierno que parecía favorecer a las clases medias pero el país estuvo dirigido por un Consejo (secreto) formado por ulemas próximos al ayatolá. La liquidación de la izquierda islamista, que suponía un riesgo para los intereses del clero jomeinista, impidió la expresión de cualquier punto de vista disidente en el discurso único de los clérigos chiítas y los intelectuales islamistas, lo que cargó de libertad de actuación a Jomeini para llevar a cabo sus objetivos teorizados, empezando por la expansión de la Revolución iraní.
La victoria de Jomeini creó espectación en el mundo islámico moderno, que se encontraba bajo la hegemonía saudí desde principios de los 70. El nuevo poder iraní representaba la encarnación del Islam por excelencia, que tomó el relevo de la dinastía de los Al-Saud, factor importante que facilitaba la expansión en el mundo árabe del islamismo más radical. Desde su llegada al poder, Jomeini acusó a las monarquías de la Península de ―impías‖ por el hecho de aliarse con Estados Unidos y cuestionó
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incisivamente su fidelidad al Islam, lo cual conllevó a un flujo de críticas de diferentes personalidades del mundo islámico que suponían un riesgo para la legitimidad de los Al-Saud.
d) Dificultades El inconveniente para Jomeini era el carácter chiíta de la Revolución. Esta especificidad fue utilizada por los monarcas saudís como defensa, y así calificar los acontecimientos como un hecho externo al sunnismo practicado en la mayoría de Estados árabes. En este sentido, la expansión prevista por el líder de la Revolución iraní presentaba una dificultad importante. El discurso basado en un chiísmo radical que le había dado la victoria en su terreno tuvo que ser modificado y moderado hasta el punto de que los sunnitas de los demás países musulmanes se sintiesen identificados y aceptaran sus teorías, pero este proceso no tuvo éxito en muchos casos.
Un nueva dificultad impidió la tarea de expansión que Jomeini deseaba. En 1980 el recién presidente irakí Saddam Husein lanzó una ofensiva contra Irán. Arabia Saudí y algunos países europeos apoyaron militarmente a Irak a causa del temor originado por la fuerza e impacto que había supuesto la victoria de la Revolución iraní. El conflicto terminó en 1988, pero durante el tiempo que duraron los enfrentamientos, los esfuerzos de Jomeini no pudieron centrarse en su tarea expansiva.
e) Efectos: radicalismo islámico La oscilación de la década de los 70 había afectado a unos medios restringidos pero después de 1979 nadie ignoraba la expansión del fenómeno islamista, dentro y fuera del mundo musulmán. ―Uno de los efectos que provocó los acontecimientos de Irán fue el esfuerzo de las monarquías que anteriormente habían mostrado desprecio por los ulemas, como sucedió en los nacionalismos, por lograr la legitimación islámica de su poder por parte de éstos‖65. A cambio, los ulemas recibieron un mayor control de la vida cultural y de las costumbres en muchos países, lo cuál creó un espacio de religiosidad en Oriente Medio. Este ambiente hizo que numerosos jóvenes musulmanes 65
idem. pág. 311 libro: KEPEL, Gilles; La Yihad: expansión y declive del islamismo (Traducción de Marga Latorre). Editorial Atalaya (Ediciones Península). Barcelona, 2000
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pasaran por Teherán. Muchos se volvieron radicales abrazando la causa jomeinista y la mayoría mantuvo sus posturas doctrinales pero creyó que era el momento propició para inciar un cambio en el plano político, que vendría determinado según las circunstancias de cada país. Este fenómeno llenó de esperanzas a los extranjeros, que a menudo vivían en su país una situación de opresión o falta de progreso por parte del gobierno. Algunos intentaron convertir en vano conflictos sociales de inmigrantes, como en Francia, en una yihad. Estas aspiraciones formaron una concepción radical del Islam como religión y en Occidente se engendraron ideas y prejuicios negativos contra el mundo musulmán.
Los intelectuales jóvenes musulmanes que regresaban a sus respectivos países después de haber pasado una temporada en Teherán traían unas ideas entusiásticas que extendían entre sus correligionarios los proyectos que habían formulado tras su regreso. De este modo, en el África negra, los jóvenes que habían tenido una formación moderna vieron la oportunidad de acabar con el Islam tradicional encarnado por las cofradías anticuadas. Las distancias respecto a la modernización dieron paso a la efervescencia del islamismo en países como Senegal, pero que no acogieron un respaldo masivo como para implantar un Estado islámico que aplicara la shari‘a (‗leyes del Islam‘). En países como Malasia también se recibió la llegada de jóvenes que habían estado en Teherán pero la mayoría de ellos prefirieron alinearse en las filas de los partidos sunnitas ya formados como el ABIM.
f) Consecuencias en el Líbano y en Palestina En el Líbano, en cambio, Teherán llevó a cabo una política de intervención directa a través de la minoría chiíta a partir de la cuál se creó el partido Hezbolá66. En este Estado desorientado por la estela de una guerra civil que duraba desde 1975, la irrupción de países vecinos como Siria, Israel o Palestina en su territorio y el gran aumento demográfico, permitía la penetración de las ideas de la Revolución. El grupo Hezbolá dirigido por Teherán tomó un papel relevante en la contienda por el territorio libanés. El partido radical iraní asumió dos funciones: la primera representar y unir a la
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Ver apartado 3: Tipos de yihad y significado, nota 6.
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minoría chiíta del país y la segunda; luchar en favor de los intereses de Irán. En este último sentido, se llevaron a cabo secuestros con el objetivo de presionar a estados enemigos de Irán, con los cuáles llegó a mantener negociaciones. Pero el ejemplo del Líbano tan solo significó la creación de un movimiento islamista diluido que no logró acceder al poder.
En este periodo, el gobierno palestino de Yaser Arafat también sufrió la onda expansiva de la Revolución iraní. La posición laica de la OLP fue cuestionada también por el régimen jomeinista, quién pretendía dirigir él mismo los esfuerzos palestinos para su liberación. La organización que se encargaba de la resistencia palestina pasó una etapa de debilidad frente a la gran supremacía de Irán que era el punto de mira del mundo musulmán y era imposible hacer frente a la fuerza ideológica de su discurso capaz de poner en duda la legitimidad de cualquier gobierno y hacer tambalear su soberanía.
4.2.5 MOVIMIENTO “YIHADISTA” MODERNO a) Situación en los años 80 A escala internacional, la década de los 80 estuvo dominada por la lucha encarnizada entre la monarquía saudita y el Irán de Jomeini. A la exportación de la Revolución que Teherán llevó a cabo siguiendo el modelo de las revoluciones francesa y rusa se oponía la política de contención de Riyad, inspirada en el containment americano contra los soviéticos durante la guerra fría. La guerra iniciada en 1980 contra el Irán revolucionario por Saddam Husein67, con la bendición de las monarquías del Golfo y la indulgencia de Occidente, propició el hecho de que el señor de Bagdad, jefe de un partido laico, instrumentalizara a su favor la religión para arrebatarle el monopolio de ésta a su adversario. Teherán, a su vez, utilizó el terrorismo y los secuestros de rehenes
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Saddam Husein (1937 - 2006) fue un político y militar sunita iraquí y dictador de su país en el período 1979-2003. A partir de 1974 se constituyó en el hombre fuerte del Partido Árabe Socialista Baaz y del régimen. Designado presidente de la República en 1979, su ambiciosa política militar junto con los intereses de multinacionales petroleras.
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occidentales, a través del Hezbolá libanés, para hacer inclinar a su favor la relación de fuerzas y perturbar el peregrinaje a La Meca.
b) Yihad apoyada por Estados Unidos contra la ocupación soviética de Afganistán
La revolución iraní, al desestabilizar a uno de los principales aliados de Estados Unidos en la primera región petrolífera del globo, facilitaba el acercamiento de la Unión Soviética, que se le aproximó peligrosamente al acudir con rapidez en ayuda del régimen comunista afgano que se hallaba en una situación difícil. A causa de este hecho, la cuestión islamista se mezcló con el gran juego americano-soviético, cuyo final precipitó de forma paradójica. En diciembre de 1979, la Unión Soviética parecía navegar viento en popa: el Ejército Rojo entró en Kabul mientras los americanos eran humillados como nunca en Teherán. Diez años más tarde, se hundía el sistema comunista, y el desastre en Afganistán68 fue uno de los factores clave que precipitaron su caída. La estrategia militar que puso en marcha el gobierno americano para vencer a los soviéticos se basó en una ayuda masiva a la resistencia afgana, una parte importante de la cual se inscribía en el movimiento islamista, aunque todos los muyahidín, al principio, esgrimían una identidad musulmana de un perfil mucho más amplio. Arabia Saudita y las ricas monarquías conservadoras del Golfo contribuyeron con mucha generosidad a la financiación del yihad afgano. Estos Estados, detrás de Estados Unidos, participaron en una empresa que alejó a la Unión Soviética de sus orillas, y propiciaron una salida tan radical como la revolución iraní, aunque distinta a ésta, a todos los militantes simpatizantes del islamismo sunita que, galvanizados por el ejemplo jomeinista, soñaban con luchar contra los impíos. Al convertir el yihad en Afganistán en la causa militante por excelencia de los años ochenta, el poder saudita protegió al gran aliado americano, que también apoyaba este combate, de la venganza de los activistas sunitas, sustituyéndole como chivo expiatorio por la Unión Soviética.
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Ver Anexo IV, figura 8 y 11.
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c) Peshawar: centro del yihad moderno
Arabia Saudita y las monarquías del golfo Pérsico contaban con acrecentar su prestigio y su legitimidad religiosa frente a Teherán. Pero tuvieron que llegar a acuerdos con unos aliados imprevisibles: los muyahidín afganos, en primer lugar, que sólo contaban con algunas facciones de filiación wahabita y, por otra parte, con los partidarios del yihad armado. En los campos y las bases de entrenamiento diseminadas alrededor de Peshawar69, la capital de la provincia fronteriza del noroeste paquistaní, donde estaban reunidos la mayor parte de los tres millones de refugiados, se constituyó un caldo de cultivo del islamismo internacional, en el que, a los afganos, se les unieron árabes y otros musulmanes procedentes de todo el mundo, y donde convivían, en el mismo lugar, individuos con concepciones y tradiciones diferentes. Este pequeño mundo estaba abierto a cualquier tipo de influencia. Además de la financiación árabe, de los flujos de armamento americano, del trafico de heroína, fue penetrado por los servicios de información, la ISI70 paquistaní y sobre todo la CIA, y estaba en contacto con las grandes organizaciones del islamismo paquistaní, principalmente por la jami‟at-e islami (grupo islamista) fundada por Mawdudi y la red de madrasas deobandis. Éstas superaron en esta ocasión su arraigo local para proyectarse en el Islam mundial. Se produjeron fecundaciones, injertos e híbridos inesperados. Este medio respondió a las expectativas de los Estados que lo habían apadrinado (Estados Unidos, Arabia Saudí y sus vecinos del Golfo, y Paquistán) que desempeñaron un papel clave en la derrota soviética y crearon un punto de fijación para los ―yihadistas‖ de todo el mundo y una alternativa a la revolución iraní. Al mismo tiempo, desarrolló su propia lógica que, a partir de los inicios de la década de los noventa, iba a volverse contra sus propios padrinos.
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Peshawar es la capital de la provincia de la Frontera del Noroeste en Pakistán. Peshawar es un conexión entre Pakistán y Afganistán y tiene muchos inmigrantes de Afganistán (Ver Anexo IV, figura 8) 70
Abreviación de Directorate of Inter-Services Intelligence, los servicios de información del ejército, creados en 1948 por un oficial británico, cooperante militar en el Estado paquistaní creado el año anterior.
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d) Llamamiento y organización del yihad
El llamamiento al yihad en Afganistán, así como su puesta en marcha concreta, no fueron una iniciativa de los Estados musulmanes como tales, sino de las redes religiosas islámicas transnacionales. Éstas estaban agrupadas alrededor de algunos ulemas y enlazadas con organizaciones ya constituidas, como la Liga Islámica Mundial71. Este yihad pretendía ser la emanación de las sociedades creando un empuje popular, como el mensaje rival de Jomeini, que exaltaba el Islam del pueblo. En un primer momento, fue necesario que los ulemas cuyo magisterio gozaba de reconocimiento, promulgaran fatwas72 para interpretar la intervención soviética como una invasión de los impíos del territorio del Islam (dar el islam), lo que, en la doctrina jurídica tradicional, permitía proclamar el yihad a escala de la Comunidad de los Creyentes, de toda la Umma. En este caso se trataba de un yihad defensivo que, según las reglas de la shari‘a constituía una obligación individual (fard‟ayn) para todos los musulmanes. La operación resultó ser extremadamente delicada porque las fatwas internacionales de este tipo, al provocar la adhesión de los creyentes a una causa como el yihad afgano a la que podía oponerse su Estado (por su relación con la Unión Soviética), podía provocar una desestabilización del orden social. En un primer momento, hasta mediados de la década de los ochenta, la solidaridad islámica internacional se expresó a través de un marco básicamente financiero, como complemento del apoyo militar americano a los muyahidín afganos, y en colaboración con las instancias paquistaníes que redistribuían la ayuda a sus destinatarios. A partir de 1984-85, adquirió la forma de una creciente presencia de ―yihadistas‖ extranjeros, sobre todo árabes, en el país, primero en Peshawar y, más tarde, en el propio terreno afgano.
En Peshawar, la resistencia estaba compuesta por una coalición de siete partidos ―reconocidos‖ por las autoridades paquistaníes, a los que proporcionaban armas, municiones y ayudas diversas siguiendo un criterio de distribución que favorecía a los 71
La Liga Mundial Islámica Fue fundada en el año 1962. Es una Organización Islámica internacional, no gubernamental, en la que se encuentran representados todos los musulmanes del mundo. La Liga Mundial Islámica (en árabe Ar-Rabita) es miembro activo de varias organizaciones internacionales, como por ejemplo: en las Naciones Unidas (ONU). 72
fatwa. Opinión jurídica basada en los Textos Sagrados del Islam en respuesta a una pregunta sobre un caso preciso.
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grupos más próximos al movimiento wahabita y a los Hermanos Musulmanes. El trasplante de los partidos en el territorio paquistaní, entre tres millones de refugiados, también favoreció la penetración de las ideas islamistas que se oponían al Islam tradicional, más vinculado a los lugares simbólicos, a los ritos de la tierra y a la jerarquía social del mundo rural y tribal. En este universo de los refugiados de Peshawar surgió la primera generación afgana urbanizada y alfabetizada de forma masiva. El alto nivel de escolarización fue precisamente la causa de que Peshawar se convirtiera en un centro del yihad. Estas escuelas controladas por organizaciones islamistas impartían clase a una joven generación reclutada, entonces ya ―destribalizada‖ y convertida por el éxodo en una ―juventud urbana pobre‖ receptiva a la ideología islamista. Estos jóvenes fueron entonces educados para poner en práctica el yihad a través de la obediencia a las fatwas, o decisiones legales, elaboradas en las madrasas deobandis73 en un espíritu rigorista y conservador. La presencia de jóvenes afganos, nutridos con el espíritu del yihad en estas escuelas que hasta entonces apenas se habían interesado en él, hizo surgir un movimiento híbrido que, en la siguiente década, cuando estos jóvenes llegaron a la edad adulta, dio lugar al surgimiento de los talibán en Afganistán. e) Abdallah Azzam74: paladín del yihad armado
Durante los años ochenta, el personaje clave de este universo, que ulteriormente adquirió la denominación de los ―afganos árabes‖, era un universitario palestino, Abdallah Azzam. Hermano Musulmán, era el intermediario entre este movimiento y los intereses saudíes y wahabitas y garantizaba el intercambio doctrinal entre las causas afgana y palestina. Contribuyó intelectualmente a inscribir a esta última en una
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Las madrasas deobandis son escuelas religiosas islámicas que siguen el movimiento revivalista islámico sunni, que apareció en Sudasia y se ha extendido a otros países como Afganistán, Sudáfrica y el Reino Unido. 74
Abdallah Azzam, teólogo palestino, doctor en Jurisprudencia Islámica de la universidad de El Cairo al-Azhar quien, en 1980, se trasladó a Pakistán y predicó sobre la necesidad de ayudar a los “muyahidines” para expulsar a los soviéticos de Afganistán y a los infieles de todas las tierras musulmanas. Escribió un panfleto ampliamente divulgado, “Defender el territorio musulmán es el deber más importante”, y emprendió la tarea por sí mismo ya que empezó a viajar por todo el mundo para recaudar fondos para que los voluntarios musulmanes luchasen en Afganistán; además organizó la base en Pakistán para aquellos que respondieran a su llamamiento.
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perspectiva islámica, cuando en diciembre de 1987 se desencadenó la intifada75. También fue el principal paladín contemporáneo del yihad, que popularizó el concepto de lucha islámica armada que en los años noventa desarrollaron los activistas más radicales, entre ellos el GIA argelino, que representó la exacerbación de este movimiento. Para Abdallah Azzam, lo fundamental era demostrar que el yihad constituía una obligación para todos los musulmanes. Con este objetivo se dedicó a escribir y publicar revistas y folletos que funcionaron como propaganda en Peshawar y como referencia para el Islam mundial. Abdallah Azzam creía en la reconquista de territorios africanos, Filipinas e incluso Andalucía. Esta visión tan radical y cerrada favoreció en un principio a los ánimos de la resistencia afgana, pero terminó siendo una de las causas de que se creara una imagen tan negativa del yihad y del Islam en general, que perdura en la actualidad.
f) Fin de la guerra en Afganistán
Con la retirada soviética de Afganistán, en febrero de 1989, Estados Unidos redujo su ayuda a la resistencia, que fue incapaz de derrocar al régimen de Kabul, dirigido desde noviembre de 1987 por Mohamed Najibullah76, antiguo jefe del KGB afgano. La debacle comunista, cuyo imperio se hundía en el mismo año en las democracias populares de Europa del Este y que iba a ratificar la desaparición de la URSS como tal en diciembre de 1991, hizo que la cuestión afgana fuera retirada de la agenda estratégica americana. Para Arabia Saudita, la rivalidad iraní en el espacio islámico mundial ya no representaba el mismo peligro que a principios de la década: en julio de 1988, el ayatolá Jomeini se vio obligado a poner fin a la guerra con Irak, su país estaba debilitado y sus peregrinos no podían llevar a cabo el hajj77 a La Meca, porque su gobierno no aceptaba el cupo que se le imponía. Para Washington, en Peshawar ya no quedaban ―aliados‖ a los que apoyar. Algunos miembros del Congreso expresaron su preocupación acerca de 75
Ver Anexo III: Glosario. Mohamed Najibullah (Kabul, 1947 - 1996) Militar y político afgano, presidente de la República afgana entre 1986 y 1992. Tras una trayectoria que le había dado el calificativo de "carnicero de Kabul", el 4 de mayo de 1986, a instancias de Moscú, sustituyó a B. Karmal como secretario general del PDPA y el 30 de noviembre de 1987 a Haji Mohammad Chamkani como presidente del Consejo Revolucionario, que se convirtió propiamente en la Presidencia de la República. 76
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Ver Anexo III: Glosario.
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las proporciones que alcanzaba el tráfico de heroína y la implicación de los responsables de los muyahidín en éste. Los Estados árabes empezaron a mostrarse inquietos por el hecho de que Kabul fuera conquistada por grupos islamistas incontrolados, aliados con militantes que habían salido reforzados por el exilio en el país del yihad. En este contexto de exacerbación de las dificultades que sufría la resistencia, se produjo el atentado que costó la vida a Abdallah Azzam, el 24 de noviembre. El paladín del yihad desapareció en el momento en que algunos de los que le habían apoyado del mundo musulmán hacían saber que, puesto que los rusos habían abandonado le país, la guerra había terminado. El territorio afgano estaba fraccionado en múltiples zonas, dirigidas por comandantes más o menos afiliados a un partido pero muy vinculados a su base étnica o tribal, muchos de los cuales vivían del cultivo de la adormidera y el tráfico de opio y armas. En 1990, el yihad, iba cediendo le paso día tras día a la fitna (desorden), la disensión en la Comunidad de los Creyentes. En este contexto de caos, el 2 de agosto, Saddam Husein invadió Kuwait, abriendo le proceso que llevaría a la segunda guerra del Golfo y, para Arabia Saudita, a un peligro mucho más grave todavía para su supremacía en el Islam mundial que el desafío iraní. Hekmatyar78 y sus tropas, así como gran parte de los ―yihadistas‖ árabes, se declararon en contra de Riyad, volviéndose contra su padrino más eminente, lo que, finalmente, iba a acabar con los islamistas ―modernos‖ en Afganistán y a dejar el camino libre a los talibán79, por una parte, y a la proliferación de ―yihadistas‖ árabes en todo el mundo, por otra.
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Gulbuddin Hekmatyar es un político y militar afgano que ejerció el cargo de Primer Ministro entre 1993-1994 y nuevamente en 1996. Perteneciente a la etnia pasthún, nació en Baghlan en 1947 y comenzó a involucrarse en política cuando era estudiante de ingeniería en la Universidad de Kabul. 79
Talibán, grupo integrista tribal y guerrillero, estudiantes del Islam, surgido en 1989 durante la guerra civil que comenzó luego de la toma de Kabul (Afganistán) por parte de Burhanuddin Rabbani. Fueron apoyados en un principio por Estados Unidos debido a que tendían a limitar la influencia del régimen teocrático de Irán, con el que estaban enemistados por su fuerte faccionalismo antichiíta.
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CONCLUSIONES
Como ya hemos visto a lo largo de todo el trabajo, el concepto yihad presenta una elevada complejidad. La dificultad de entendimiento por parte de Occidente viene impuesta por el contexto cultural distinto y alejado en el que aparece inscrito el yihad, el Islam, y por la tergiversación intencionada e injusta de los medios y gobiernos occidentales. El ―temor‖ hacia el otro no es más que la consecuencia del desconocimiento. Tratando la cuestión de la inmigración, Occidente no pretende comprender una cultura distinta y luego respetarla como tal en su territorio, sino que adopta dos posturas: una, la de intentar ―integrar‖ a esos inmigrantes obligándolos a asumir el modelo de vida occidental y renunciando a su identidad; y otra, discriminar y agredir al extraño, manifestación de posturas xenófobas cada vez más radicales.
En cuanto a la evolución histórica del concepto, hemos podido observar que la concepción por parte de los propios musulmanes es muy distinta, y que existe una manipulación ideológica en favor de los intereses políticos del momento. En la Edad Media el único interés de las primeras tribus paganas que se convertían al Islam y de Mahoma era preservar su seguridad y combatir por expandir su fe, inscrita en el Corán, como hacían todos los pueblos y civilizaciones del momento. Actualmente, algunos islamistas radicales creen estar en la Edad Media y que la justicia se logra a través de la guerra o lucha de la espada, y es esto lo que facilita una interpretación negativa del Islam en general, completamente intencionada por parte de Occidente, que ve a las potencias petrolíferas de Oriente Medio, exceptuando la península Arábiga, como una amenaza para el sistema occidental: el capitalismo.
Tampoco es del todo cierto afirmar la inocencia del Islam en materia de inmigración y algunas posturas políticas, puesto que para muchos musulmanes la inmigración a Europa es una especie de yihad pacífica que consiste en asentarse en territorio de los ―impíos‖ sin dejar de ejercer el dogma islámico y sin renunciar al Islam, por tanto, rechazan la restringida ―integración‖ que ofrecen algunos sectores de Occidente. En
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todo caso, como ya apuntaba en la Introducción, mi deseo no era tratar el ámbito político-social, sino adquirir una visión más profunda y extensa del concepto yihad. Visión personal del trabajo
Al comenzar la Introducción de este trabajo, hará ya unos siete meses, no imaginé jamás que podría dedicar cien páginas a hablar del yihad. El tema me interesaba ciertamente, sí, pero no me barajé la posibilidad de sentirme tan atraído por un concepto que parecía lejano y poco global. Debería dedicar otro centenar de páginas para exponer las impresiones e ideas que el trabajo me ha sugerido, pero dada la imposibilidad presentada, me limitaré a aceptar la ignorancia que desde un inicio señalaba y que se ha ido reduciendo a medida que desenvolvía el tema. Partiendo de un desconocimiento prácticamente total acerca del Islam en general y del yihad en concreto, debo destacar como positiva la irritación que me provocan las afirmaciones inciertas que realizan algunos intelectuales o periodistas y la propia población refiriéndose al Islam como una religión bárbara, cruel, violenta y demás calificativos. Dejando de lado el objetivo académico del ―Treball de Recerca‖, si algo me ha enseñado la realización del trabajo, en relativamente poco tiempo, es comprender mejor al ―otro‖, y no causarme temor los fenómenos actuales, como la inmigración. Un trabajo como este no te hace mejor persona, ni se pretende conseguir este objetivo, pero sirve para crear un ―afecto‖ hacia el tema que has tratado, y en mi caso creo que este hecho supone una ventaja, pues estamos en un momento histórico: la globalización; en el que conocer y respetar a las demás culturas y religiones, sobretodo el Islam, significa un reto moral que muchos no pueden o prefieren no alcanzar.
Formalmente, el trabajo consta de cinco apartados que podrían agruparse en dos grandes bloques: concepto y evolución. El primer bloque incluye los cuatro primeros apartados, donde aparece una introducción al Islam como preparativo para entender mejor el concepto yihad, se explica el significado del término, se intenta dar una definición, se distinguen los tipos de yihad y, por último, se recogen y analizan los versículos coránicos que tratan del yihad, que personalmente considero la realización de este cuarto apartado un ejercicio práctico muy enriquecedor, ya que trabajar con textos propiamente islámicos te aproxima y da una visión más cercana de esta religión. El segundo bloque está formado por el quinto y último apartado del trabajo: Evolución del concepto, que a su vez se divide en dos grandes etapas: una primera que trata el origen
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del termino en la Edad Media (tiempos de Mahoma) y una segunda etapa que se centra en el islamismo en el siglo XX, y que recoge acontecimientos próximos a nuestra época, lo cuál crea una interés mayor.
Quizá deba excusarme por la extensión del trabajo, pero justificaré este error, si así se considera, asegurando que tras haberme informado y haber conocido en profundidad el concepto de yihad, el hecho de haber recortado la información y el índice hubiese tenido como consecuencia la realización de un trabajo incompleto, y la insatisfacción personal. Hasta el último momento he estado añadiendo información, citas y notas al pie de página, pero ya no era solo un intento de perfeccionar la tarea, sino una necesidad que el propio interés creaba. Quitar cualquier apartado de este trabajo hubiese sido lo mismo que suprimir un Evangelio de la Biblia. No se puede equiparar, es cierto, pero me siento incapaz de mutilar injustamente un trabajo cuyo contenido ha sido mimado y retocado para adaptarlo a las expectativas propuestas. A medida que avanzaba en la redacción de textos y la finalización de apartados, consideraba ya como un deber el hecho de que las pocas personas que leyeran mi trabajo conocieran en profundidad este concepto, y así poderlo aplicar a la situación actual. Si este planteamiento se considera un error, no estaba dispuesto a rectificar una semana antes de entregar el trabajo, después de haber llevado a cabo una tarea semanal constante y pautada.
Al mismo tiempo, resulta visible que la tarea de búsqueda e investigación no ha sido fácil. Las fuentes eran abundantes, y no faltaban textos referidos al yihad, pero a su vez, al ser un tema tan actual y de moda en Occidente, suponía que los libros y artículos de que disponía fueran tan recientes que no se habían consolidado como válidos y en numerosas ocasiones, sobre todo en Internet, su validez fuese nula. Por tanto, el proceso de escoger y contrastar informaciones ha sido una parte muy costosa del trabajo.
A pesar de los inconvenientes y dificultades que presenta un trabajo de tales magnitudes, que personalmente obviaba, considero útil y provechosa la realización del ―Treball de recerca‖. La razón inmediata de esta afirmación es que, en mi entorno, pocas personas sabrán tanto como yo acerca del yihad, y éste ya es un punto que se debe reconocer. En otros sentidos, es cierto que el ―Treball‖ ha servido para aprender a recoger y contrastar información y demostrar su validez, redactar esta información sintetizada, cuidar los aspectos formales y estructurales de un trabajo, emplear métodos
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alternativos para la recopilación de datos e información (entrevistas, etc.) y muchos otros aspectos. Concluyendo, pienso que este trabajo ha sido la meta de un ―yihad satisfactorio‖ que, finalmente, ha significado la recompensa a un largo camino. En cien hojas no se plasma el trabajo de siete meses, ya que en estas hojas no aparecen las noches leyendo, ni el contacto con personas interesantes culturalmente, ni las tardes de domingo pasando a limpio las notas tomadas, ni las sugerencias del tutor, ni tantos otros motivos que hacen que este trabajo no sea más que el resultado de un largo esfuerzo.
Aclaraciones
Para posibilitar un mayor entendimiento del trabajo creo necesario realizar alguna explicación puntual de detalles. Uno de ellos es que en todas las citas o fragmentos coránicos aparece indicada su ubicación en el Corán (ej.: C 3:42). La ―C‖ indica ―Corán‖ y aparece siempre, el primer número señala la Sura a la que pertenece el fragmento y el último número señala la aleya o versículo donde se encuentra.
Una segunda aclaración es que la información de la mayoría de notas al pie de página está extraída de la página www.wikipedia.org, puesto que resultaba más sencillo y ágil encontrar los datos y estas notas simplemente funcionan como referencias explícitas para facilitar y mejorar la comprensión del texto.
Agradecimientos Agradezco su colaboración al tutor del ―Treball‖, Àngel Bringué, que me enseñó a ver la religión en el sentido espiritual y cultural como un aspecto riquísimo de nuestra cultura; y a la gran conocedora del Islam, Dolors Bramon, que me recibió muy cordialmente en su entrevista y mostró una agradable disposición de ayudarme. Sin ellos, el interés y entusiasmo por el tema del yihad hubiese sido mínimo.
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BRAMON, Dolors ; Hablar con propiedad del Islam. EL PERIÓDICO, 12/11/03
BRAMON, Dolors; El gihad i la preversió del llenguatge. EL PERIÓDICO, 23/08/07
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Otros: DVD: Imperios: Islam, impero de fe (Islam medieval). Producido en Reino Unido, 2001
Conferencia: BRAMON, Dolors; El concepte de gihad, un dels mes controvertits de l‟Islam. Balaguer 1105. Cruïlla de Civilitzacions, Flocel Sabaté ed., Pagès editors, Lleida 2007, 87-98.
Foros: Sobre la yihad (www.webislam.com) Del Islam (www.ya.com) Islam el peligroso enemigo (www.liberalismo.org) Islam (www.islamenlinea.com)
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ANEXOS
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ANEXO I: Concepción del término en diferentes lenguas
Precisamente este primer apéndice es la causa de numerosas interpretaciones erróneas del concepto yihad por parte de la sociedad, puesto que son las propias enciclopedias las que traducen o definen de forma incorrecta este término árabe. Como veremos a continuación es frecuente encontrar ―guerra santa‖ o ―lucha‖ como forma de traducir literalmente el término yihad. Cabe destacar también que en muchas ediciones primeras de algunas enciclopedias no aparece el término y es en posteriores actualizaciones cuando el concepto se introduce. Este hecho es importante, pues muestra el total desconocimiento del concepto yihad por parte de Occidente hasta el inicio prácticamente del nuevo milenio.
ESPAÑOL
GRAN ENCICLOPEDIA LAROUSSE (tomo 12) Editorial Planeta, S.A., 1ª edición: septiembre 1990
yihad. Voz árabe con la que se designa el esfuerzo que todo musulmán debe realizar para que la ley divina se aplique en la Tierra. En la práctica, el ―yihad‖ se ha aplicado esencialmente el esfuerzo militar hecho para defender y extender el dominio de la comunidad islámica. El ―dar al-yihad‖ (o ―dar al-harb‖ escenario de la guerra santa) comprende los límites y lugares fronterizos de los países musulmanes.
Yihad(al-). Organización armada del fundamentalismo islámico, de carácter eminentemente chiíta, con base de operaciones especialmente en Líbano y en Egipto. Inició sus actuaciones a fines de los años setenta, en relación con la revolución iraní, y sus blancos han sido los propios musulmanes considerados por al-Yihad como tibios o renegados, así como los intereses occidentales.
GRAN ENCICLOPEDIA DE ESPAÑA Enciclopedia de España, S.A., 1ª edición: noviembre 1990 No aparece el término ―yihad‖
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ENCICLOPEDIA HISPÁNICA Encyclopedia Britannica Publishers, INC., 1ª edición: 1989-1990 No aparece el término ―yihad‖
DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO LAROUSSE Editorial Planeta, S.A., vol. 8, ed: 1990
yihad. n. m. (voz ár., esfuerzo). Guerra Santa que todos los musulmanes deben realizar contra los infieles.
www.wikipedia.org Yihad (en árabe, ﺟﻬﺎﺩŷihād; puede encontrarse con su transcripción en inglés o francés, jihad) es un concepto esencial del Islam cuya traducción literal es esfuerzo.
CATALÁN
GRAN LAROUSSE CATALÀ (volumen 6) Edicions 62 (Barcelona, 1990)
Jihad. n m (mot àr). Guerra santa que tots els musulmans han de dur a terme per defensar o estendre el domini de l‘Islam.
www.wikipedia.org El gihad, paraula àrab que significa literalment esforç, és la realització d'una lluita en favor del Bé i en contra del Mal. Aquesta lluita pot ser interior o exterior, és a dir, que pot anar des de la superació personal de totes les temptacions fins al martiri, passant per altres formes, violentes o no, d'eradicar el Mal de la societat.
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GRAN ENCICLOPEDIA CATALANA Enciclopedia Catalana (Barcelona, 1975-1987) No aparece el término ―yihad‖
INGLÉS
THE NEW ENCYCLOPEDIA BRITANNICA Encyclopedia Britannica, INC (1993) No aparece el término ―yihad‖
www.wikipedia.org Jihad (Arabic: داهج, meaning "to strive" or "to struggle", in Arabic, is an Islamic term and considered a duty by some Muslims. It appears frequently in the Qur'an and common usage as the idiomatic expression "striving in the way of God (al-jihad fi sabil Allah)".[1][2] A person engaged in jihad is called a mujahid, the plural is mujahideen.
www.diccionario.reverso.net/ingles-cobuild/jihad : Collins Dictionary
A jihad is a holy war which Islam allows Muslims to fight against those who reject its teachings.
www.encarta.msn.com
Jihad, in Islam, the struggle to please God. Jihad is the duty of all mainstream Muslims, who belong to the branch known as Sunni Islam.
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FRANCÉS
www.wikipedia.org Jihad, djihad ou djihâd (arabe : jihād, جهاد, lutte) est un terme arabe faisant partie du vocabulaire de l'islam et signifiant « tâcher » ou « combattre ». Il apparait fréquemment dans le Coran, particulièrement dans l'expression « al-jihad fi sabil Allah » (combat sacré dans le chemin d‘Allah). Le jihad invite les musulmans à combattre afin de s'améliorer ou d'améliorer la société. De nombreux savants musulmans interprètent le jihad comme une lutte dans un sens spirituel et comme un effort pour la lutte contre les Infidèles.
www.encarta.msn.com
1. religion chez les musulmans: guerre sainte pour la propagation et la défense de l'islam [Remarque d'usage: s'écrit aussi avec une majuscule: Yihad]
2. religion chez les musulmans: effort spirituel, moral et religieux pour atteindre l'islam
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ANEXO II: Entrevista a Dolors Bramon
DOLORS BRAMON es Doctora en Filología Semítica y en Historia Medieval. Nació el 31 de diciembre de 1943 en Banyoles, localidad donde reside durante parte de la semana. Estudió Filología Semítica en la Universitat de Barcelona, donde actualmente imparte clases de Islamología, de Lengua Árabe y de Historia del Islam y del Al·andalús. Desde 1984 fue profesora en la Universidad de Zaragoza y desde 1996 miembro correspondiente del Institut d‟Estudis Catalans. Es autora, entre otros, de libros como Contra moros i jueus, El mundo en el siglo XII, De quan érem o no musulmans y Obertura a l‘Islam. Escribe artículos para El Periódico y ha dado numerosas conferencias acerca del Islam. Dolors Bramon es, sin duda, una de las mayores expertas sobre el Islam en nuestro país.
¿Cómo definiría Ud. el término yihad? Como sale del Corán esta palabra, y los musulmanes creen que es la palabra de Dios, qué mejor que ver qué significado le da Dios, por tanto, esta cuestión es infinitamente complicada. Pero es importante decir de entrada que significa ―esfuerzo‖ y que, en consecuencia, es un término masculino tanto en árabe como en catalán como en otras lenguas de Occidente.
Ud. que conoce la situación en Oriente Medio, ¿cree que el deseo de llevar a cabo una yihad es generalizado o se reduce a una minoría islamista? Se reduce, afortunadamente, a una minoría islamista.
En pleno siglo XXI es engañoso afirmar que un conflicto es religioso en cuanto a sus causas, pero ¿cree que la población musulmana en los países árabes lo ve así o piensas todavía en que se está llevando a cabo una yihad auténtica y se ven en la obligación moral de apoyarla? Muy poca gente se mueve hoy por razones religiosas, la economía prima por encima de todo. La inmensa mayoría de musulmanes lo ven como una perversión por parte de los que mandan. Simplemente algunos tergiversan el problema e intentan que la mayoría musulmana siga, pero la mayoría musulmana no sigue. Ha habido críticas importantes, condenas importantísimas, a este tipo de actuaciones por parte de los musulmanes, pero se 110
nos esconde la crítica que se publica y que hacen los musulmanes. A Occidente no llega esta crítica pero existe sin ninguna duda.
¿Piensa que el objetivo de estos grupos minoritarios es crear un Estado Islámico en los territorios árabes, tal como propuso e intentó Jomeini, o mantienen el deseo de expandir el Islam a nivel mundial? Teóricamente mantienen el deseo de expandir a nivel mundial el Islam pero saben que esto es imposible y lo que hacen es provocar a Occidente para que ―a río revuelto ganancia de pescadores‖, por tanto, creen beneficiarse con ello. Pero es absolutamente una perversidad del lenguaje. En su artículo “Hablar con propiedad del Islam” Ud. deja claro que Islam y terrorismo no van unidos, ¿cree que existen grupos terroristas, como Al-Qaeda, que han empleado el término yihad arbitriamente como recurso para justificar sus acciones? Yo no diría arbitrariamente sino diría perversamente, y por eso hablo yo normalmente de la ―doble perversión‖ del terrorismo cuando es de raíz islámica, y no digo islámico evidentemente. Cuando el terrorismo se practica por parte de personas que dicen ser musulmanes se produce una doble perversión. ¿Por que? Porque por una parte son asesinos, son terroristas, y por otra parte lo que hacen es utilizar lenguaje religioso para justificar unas actuaciones que son totalmente injustificables. Cuando ETA mata no emplea el nombre de Dios, cuando Al-Qaeda mata mezcla el nombre de Dios, el nombre del Islam, en sus comunicados. Hablo de doble perversión: una perversión es ser terrorista y otra encima mezclar este tipo de cosas. ¿Considera correcta la traducción de yihad como “guerra santa”? En absoluto, es aberrante, y en esto tiene culpa Occidente. Por ejemplo, libros que sus autores ingleses o italianos o lo que sean no han entrado la palabra yihad en su título, el editor castellano trasforma el título y pone yihad o ―guerra santa‖. Es decir, es totalmente culpa de Occidente.
Algunos hablan del yihad como el sexto pilar del Islam, ¿qué importancia real mantiene este concepto dentro del Islam? Sí, algunos tergiversadores del Islam, sobretodo en el mundo del chiísmo, intentan decir que el yihad, entendido como esfuerzo bélico, es el sexto pilar del Islam. Lo que sí es 111
obligación para todos, es esforzarse por ser cada día mejor, es decir, llevar a cabo el yihad espiritual.
¿Entonces cree que el yihad ha sido objeto de incorrectas interpretaciones? Pero malintencionadas, incorrectas, sinvergüenzas, asesinas, todos los adjetivos que quieras.
¿Piensa que existe una diferencia notable entre el significado originario del término y su uso o concepción actual? Totalmente. Contradictorio totalmente, no solo diferente.
Ha asegurado que el uso actual del yihad es una excusa para la violencia, entonces ¿considera este concepto como un valor inmutable dentro del dogma islámico? El yihad bien entendido es una verdadera maravilla porque significa básicamente esforzarse por ser cada día mejor musulmán. Ahora, si tú lo tergiversas pierde todo su sentido y se puede volver en contra del propio Islam.
Mantener el deseo de lograr valores universales, como justicia, mediante no importa qué medio, es decir, con la posibilidad de emplear la violencia, ¿cree Ud. que es el objetivo o base del yihad? Si eso fuera cierto tendría cierta legitimidad. Si fuera cierto que se practica una acción bélica, llamémosle o no yihad, para corregir o impedir o acabar con situaciones de injusticia pues sería legítimo, porque toda obligación de toda persona es luchar contra el Mal, sea espiritual o sea material. ¿Qué diría del versículo del Corán que dice: “matadles dondequiera que los encontréis”? Sí, vale, este versículo es clave. ¿Por qué está tan manipulado? Porque solo cogen este fragmento del Corán y no ven, o no quieren ver, lo que dice anteriormente. Se está refiriendo en este párrafo, única y exclusivamente, a una tribu muy concreta que vivía cerca de la ciudad de Medina, donde estaba entonces el Estado Islámico. Esta tribu de día hizo ver que se convertía al Islam y que eran musulmanes y de noche regresaban a sus casas y entonces no eran musulmanes, renegaban del Islam y atacaban a los musulmanes. Por tanto, estas palabras se están refiriendo claramente a unos traidores que lo que hacían 112
era un doble juego. A éstos sí que se les dice ―matadles‖, porque dijeron ser musulmanes y luego dejaron de serlo, es decir, aquello que se persigue es el renegado del Islam, no se persiguen al señor de al lado que nunca ha sido musulmán.
¿Está de acuerdo en que el concepto islámico del yihad se encuentra en el judaísmo? No, no es exacto. El Islam, como mensaje revelado por Dios, es lógico que coincida en muchas cosas con el judaísmo, de la misma manera que coinciden muchas cosas con el cristianismo. El Islam no es más que una continuación de una revelación que hizo Dios.
Pero Mahoma convivió más con los judíos... ¿no es cierto? No, no se puede decir. Mahoma convivió con judíos pero también había cristianos en Arabia. Hay cosas del judaísmo, muchas, y algunas otras del cristianismo.
¿La ignorancia de Occidente ante la idea de yihad, y el elevado desconocimiento acerca del Islam, es causa de continuos prejuicios y falacias contra los musulmanes, hasta el punto de confundirlos con terroristas? Sí, muchos occidentales confunden musulmanes con terroristas, pero no hay inocencia en esta confusión, hay ―ganas de‖, y evidentemente el desconocimiento del otro, sea quién sea el otro, siempre conlleva problemas importantes. El otro como desconocido produce miedo. Cuando uno empieza a leer cuestiones de Islam ves que no pasa absolutamente nada. En todo caso, el Islam intrínsicamente es bueno lo que hay es algunos malos musulmanes, del mismo modo que hay malos cristianos. Por ejemplo, ¿podrías imaginarte un titular de un periódico que dijese: ―El católico Pinochet es responsable de tantas muertes en Chile‖? No, el periódico diría: ―El dictador Pinochet...‖ En cambio cuando es el Islam o el mundo del Islam quién hace una barbaridad siempre la prensa, los medios de comunicación, hacen constar la procedencia del mundo del Islam. Porque Pinochet se hartó de hablar de religión (―la católica Chile‖), igual que Franco en España, y Franco no estaba firmando decretos muy católicos y además los firmaba en una mesa donde estaba el brazo incorrupto de Santa Teresa, es decir, que se puede defender muy mal el catolicismo en Franco.
¿Hasta qué punto la idea de yihad puede ser un obstáculo para las políticas de integración de los inmigrantes?
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Si los inmigrantes y no inmigrantes no entienden qué quiere decir ―yihad‖, es decir, pervierten el verdadero significado de la palabra ―yihad‖, evidentemente, si se plantea como guerra, entonces es una dificultad importantísima. ¿Cree que la idea de yihad es una excusa para la teoría del “choque de civilizaciones”? Es una excusa, malintencionada, por parte de los que defienden la idea de choque y algunos musulmanes también malintencionadamente se aprovechan y exageran este problema. Más que de un ―choque de civilizaciones‖ yo hablaría de un ―choque de incivilizados‖.
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ANEXO III: Glosario
‗ADH (DAR EL-): ―tierra de contrato‖; en la doctrina islámica, zona en la que los musulmanes pueden vivir en paz en un Estado no musulmán. AMAL: ―esperanza‖. Acrónimo de la milicia el Movimiento de los Desheredados del Líbano. ‗ASHURA: celebración del décimo día del mes hegiriano de Moharram; ese día los chiítas conmemoran el martirio del imán Husein de Karbala, el 10 de octubre del año 680.
AYATOLÁ: título jerárquico del clero chiíta.
BARELWI: escuela mística musulmana del subcontinente indio.
BARAKA: bendición que da Dios o una persona santa. CHIÍSMO (shi‟a „Ali: ―partido de Ali‖): doctrina y movimiento de los seguidores de la familia del Profeta, a través de la filiación de los imanes, a partir de Ali, yerno del Profeta. Aglutina en torno al 15 por 100 de los musulmanes de todo el mundo, sobre todo en Irán e Irak (mayoritarios), India, Paquistán, Líbano y Bahrein. DA‘WA (o dakwah): propagación de la fe, llamamiento al Islam.
DEOBANDI: escuela de ulemas del subcontinente indio, creada en 1867 como reacción ante la denominación británica. EMIR: ―señor‖ dotado de poder en el mundo musulmán clásico; jefe de un grupo político o militar, en particular jefe de un grupo islamista.
FAQIH: jurista especializado en la ciencia del derecho musulmán (fiqh).
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FATWA: opinión jurídica basada en los Textos Sagrados del Islam en respuesta a una pregunta sobre un caso preciso.
FEDAYIN (plural de fedai): combatiente dispuesto a dar la vida por una causa sagrada.
FITNA: desorden, sedición que rompe la unidad entre las filas de la Comunidad de Creyentes. GAMA‘A ISLAMIYYA: ―asociación islámica‖. Nombre de varios movimientos islamistas egipcios.
HAJJ: peregrinaje a La Meca. Constituye uno de los cinco pilares del Islam y tiene lugar durante un mes específico del calendario hegiriano, según un rito codificado con mucha precisión. HALAL: ―lícito‖ de acuerdo con el fiqh.
HANBALITA: una de las cuatro escuelas jurídicas del Islam, extendida sobre todo en Arabia Saudí. Se caracteriza por un extremado rigorismo y una interpretación literal de los textos. Ha tenido mucha influencia en el movimiento islamista.
HANEFITA (hanafi): una de las cuatro escuelas jurídicas del Islam sunita, extendida sobre todo en Turquía e India. HARB ( dar el-): ―guerra‖. En la doctrina islámica, tierra de ―infidelidad‖ donde es lícito llevar a cabo la yihad. HEZB: ―partido‖.
HIJAB: velo femenino. HIJRA: ―hégira‖. Huida del Profeta de La Meca a Medina, fundadora del Islam y punto de partida del calendario musulmán (―hegiriano‖) en septiembre del año 622. HEZBOLÁ: ―Partido de Dios‖, en particular en Irán y en el Líbano. 116
ILTIZAM: práctica de la fe, piedad.
IMÁN: guía, el que dirige el rezo o la comunidad. Entre los chiítas, descendiente de Ali, revestido de sacralidad y que tiene vocación para ejercer la suprema autoridad. INTIFADA: ―sublevación‖, en particular sublevación palestina iniciada en diciembre de 1987. ISLAM (dar el-): ―tierra de Islam‖, donde se aplica la shari‘a.
JAHILIYYA: período anterior a la revelación del Islam en Arabia, donde predominaba el paganismo.
JEQUE: título que implica respeto y que se da a un dignatario religioso o a cualquier personalidad, o a cualquier anciano. KAFIR: ―impío‖. KUFR (dar el-): ―tierra de impíos‖; opuesta a dar el Islam. Se compone del dar el „ahd y del dar el harb.
MAHDI: mesías que vendrá a restaurar la religión y la justicia; duodécimo imán que esperan los chiítas (Muhamad el Mahdi, que se ―ocultó‖ en el año 874).
MALEQUITA: una de las cuatro escuelas jurídicas del Islam sunita, extendida sobre todo en el norte y el oeste de África.
MADRASA (madarsa): escuela en la que se enseñan las ciencias religiosas y jurídicas islámicas.
MORABITO: jefe de cofradía, santón venerado por la religión popular, santuario.
MULÁ: título que designa a un religioso, utilizado sobre todo en el Islam asiático.
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MUYAHIDÍN: combatiente de la yihad. Nombre de diversos grupos militantes, sobre todo en Irán y en Afganistán, y de formaciones islamistas armadas.
PASDARAN: guardianes de la revolución islámica (Irán). SALAFISTA: adepto de los ―antepasados piadosos‖ (salaf) o del Islam de los orígenes, que se caracteriza por un extremado rigorismo. SHARI‘A: ley basada en los Textos Sagrados del Islam y la tradición de jurisprudencia.
SUFI: místico musulmán
SUNISMO: doctrina de la mayoría de musulmanes del mundo (alrededor del 85 por 100), que siguen el ejemplo del Profeta y de la tradición mayoritaria de la comunidad (en oposición a los chiítas). TABLIGH: ―propagación de la fe‖. Nombre abreviado de un movimiento islámico creado en India en 1927.
TAKFIR: imputación de impiedad, excomunión.
TALIBÁN (plural en persa de taleb): estudiante de una escuela religiosa, en particular estudiantes afganos procedentes de las madrasas deobandis.
WAHABISMO: doctrina defendida por los discípulos de Ibn abd el Wahhab (1703-1792), predicador rigorista cuya influencia predomina en el Islam saudí.
YIHAD: esfuerzo para propagar el Islam en uno mismo, en la sociedad o en el mundo con cualquier medio; ―guerra legal‖ o ―sagrada‖ contra los infieles prescrita por la shari‘a.
ZAKAT: limosna legal (uno de los cinco pilares del Islam).
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ANEXO IV: Mapas e imágenes
Figura 1 Países cuya población musulmana supera el 10% del total
FUENTE - CIA World Factbook, 2004). Los países coloreados con tonos rojos son aquellos en los que la mayoría de la población pertenece a ramas del islam distintas de la sunní mayoritaria.
Figura 2 Expansión árabe en tiempos del califa Abu Bakr en la zona I, Omar en la II, Uthman en la III y Ali en la IV
FUENTE – www.wikipedia.org
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Figura 3 Mapa de la historia de la expansión del Islam.
FUENTE – www.wikipedia.org
Figura 4 Mapa de conflictos armados a comienzos del siglo XXI.
FUENTE – www.wikipedia.org
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Figura 5 Territorio conquistado por Mahoma antes de su muerte
Antes de su muerte en 632, Mahoma había consolidado su dominio sobre la península de Arabia. FUENTE – www.wikipedia.org
Figura 6 Mahoma recibiendo la revelación del ángel Gabriel en una miniatura iraní del siglo XV. Aquí el profeta aparece con el rostro descubierto, algo que no es habitual.
FUENTE – www.wikipedia.org
Figura 7 La palabra “yihad” escrita en árabe
FUENTE – www.webislam.com
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