CUENTOS

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CUENTOS DE LENGUA CASTELLANA


EL PRINCIPE Érase una vez un señor muy mayor llamado Juan, que vivía en un castillo. El señor tenía dos hijos, el mayor, de 15 años se llamaba Peio y el pequeño, de 7años se llamaba Jon. Peio tiene un pelo rubio, ojos azules y siempre sonriente. Jon es el menor de los hermanos, tiene el pelo rojizo, muy divertido y siempre con ganas de jugar. Un día cuando Juan fue a dar una vuelta y, se encontró con una joven muy guapa, la dama se llamaba Sara. Sara tenía una hija llamada María que tenía 14 años. Sara era de un poblado, cerca del castillo donde vivían Juan y sus hijos. Juan le pidió a Sara que cuidara de sus hijos mientras el iba a la guerra. Unos días después, Juan mando a un sirviente para que buscara a Sara y llevarla a palacio para cuidar de sus hijos. Juan había ido a la guerra y no quería dejar a sus hijos en palacio solos, Sara llevo a su hija María a palacio para que pudiera jugar con Jon y Peio. Peio se hico muy amigo de María. Cuando Juan volvió de la guerra se casó, con Sara y Sara ocupo el trono de reina, al cabo de unos cuantos años María la hija de Sara se casó con Peio, Peio al ser el hijo de Juan paso a ser el príncipe y María la princesa. Cuando María y Pello tuvieron su primer hijo, Jon desde pequeño le enseño a luchar, Jon nunca quiso tener mujer, pero le gustaban mucho los bebes. Jon a los 20 años quiso conocer mundo, llamo a un sirviente para que le preparase su carruaje y a la noche salió en busca de la libertad. Al amanecer vio un pueblo donde no había nadie en la calle. Fue a una posada, para buscar alojamiento y le pregunto al camarero porque no había nadie por las calles, el posadero dijo que había un rey que los estaba atormentando. Al día siguiente Jon fue a al castillo para hablar con el rey pero el rey no quiso hablar con nadie, por eso Jon decidió llamar a todo el pueblo para organizar una revuelta y echar a ese tal rey que no se preocupaba del pueblo. El rey mando a sus mejores guerreros para que mataran a Jon, pero, Jon pudo acabar con ellos. Jon llamo a todo el pueblo para que asaltaran el castillo y así pudieran vivir mejor, cuando el pueblo asalto el castillo murió mucha gente y Jon se proclamó rey y, todos pudieron vivir felices con sus familiares y sus hijos correteando por el campo. Jon mando a un mensajero al castillo de su padre Juan diciendo que había conseguido ser rey de otro castillo y que ahora vivirían más felices.


AGER ITURRIOZ

BLANCANIEVES LA GUERRERA Había una vez, en la mitad de un reino donde los aldeanos trabajaban felices y los niños cantaban por las calles, un enorme castillo. El color azul celeste de sus paredes y muros reflejaba cada mañana el despertar del sol, el cual alegremente, siempre daba calor en estas tierras llenas de armonía. En este lugar vivía la protagonista de esta historia. Ella era conocida como Blancanieves, ya que al nacer destacaba su pálida, pero también sonrojada tez y sus penetrantes ojos color azabache. Por desgracia, su madre murió poco después de dar a luz y el rey se quedó viudo. Ya con 5 años, nuestra princesa ayudaba a su padre en todo lo que podía y siempre se mostraba curiosa. Pero todo cambio en su 17 cumpleaños cuando su padre, hombre sabio e inteligente, le llevó a sus aposentos para tener una charla: -¿Qué quieres papá?-dijo Blancanieves. No entendía el porqué de tanta prisa. -¿Conoces a Irene la condesa de Wiston?-preguntó. -Sí. Es una señora muy amable y cariñosa. Siempre dispuesta a echar una mano a los demás… o eso he oído.-respondió. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que no le iba a gustar lo que iba a oír. -Le voy a pedir que se case conmigo-explicó. Terminando la última palabra con una sonrisa. La princesa se quedó helada. ¿Casarse? ¿Su padre? Sin pensar, corrió hasta la más alta torre y se tumbó en su cama. Después de quedarse sin lágrimas consiguió conciliar el sueño, aunque este tampoco iba a durar mucho, porque poco después, se despertó alarmada por los gritos de la gente y el humo. Asustada abrió la ventana y salto, hiriéndose al caer sobre un arbusto. Al mirar atrás logró vislumbrar como su castillo, su hogar, era devorado por las llamas. Corrió por el bosque toda la noche hasta que agotada calló rendida al suelo.


Se despertó en una pequeña, pero acogedora cueva repleta de viejos libros y con un fuerte olor a menta. Blanca se incorporó de la cama y miró sorprendida a la mujer que se encontraba delante: -¿Duquesa, es Usted?-preguntó sin creerse lo que estaba viendo. -Llámame Alba, señorita Alba-dijo la duquesa con una sonrisa de oreja a oreja. Las dos estuvieron hablando de muchas cosas. Alba le contó que era una bruja, pero no una mala y fea como las de todos los cuentos, no, ella era una bruja curandera y amable. No contaba nunca sus poderes por miedo a lo que pensaran los demás. La peor parte fue cuando le conto que el rey había sido secuestrado por siete malvados enanos que querían hacerse con la corona. Antes de que Blanca pudiera decir algo alguien golpeó fuertemente la puerta. Era el príncipe azul, pero más que valiente, las piernas le temblaban de miedo. Cuando le abrieron la puerta, entró rápidamente y se escondió debajo de la mesa llorando como un niño. Entonces, la princesa comprendió que la única que podía derrotar a los enanitos era nada más ni nada menos que ella misma. Pero iba a tener que dar un gran cambio. A la mañana siguiente se puso la ropa del príncipe y cogiendo prestado su caballo, se dirigió al galope a su castillo. Allí, en la entrada, le esperaban los animales del bosque que, embaucados por las palabras de los malvados enanos, atraparon a Blanca y la llevaron hasta ellos. -Ja,ja Mirar a quien tenemos aquí hermanos…¡¡ Es la princesa !!-dijo el mayor de los siete. -Sí, soy yo y ¡he venido para acabar con vosotros!-gritó y rápidamente se dirigió a desvainar la espada, pero no encontró nada más que una flauta. Los enanos empezaron a reírse a carcajadas al ver la escena. Blanca pensó que todo había terminado. De repente, sin saber cómo, empezó a tocar la flauta. Fue entonces cuando los animales se rebelaron contra los enanos, que salieron huyendo. Semanas más tarde, todo había vuelto a la normalidad. El castillo estaba reconstruyéndose y la fecha de la boda del rey ya estaba puesta. Blanca fue elegida dama de honor y de ella dependía ahora el ejercito del reino. El príncipe azul…terminó


con el trabajo de bufón de la corte.

UXUE

ARTETXE

LOS GATOS ASESINOS Había una vez, una señora adinerada llamada Lola que vivía en una casa muy grande, pero solo tenía la compañía de tres pobres gatos. Era una amargada y, cuando algún niño se atrevía a pasar por su patio, les gritaba: -¡Fuera de aquí niñato! Por eso, en todos los alrededores era conocida como “La loca de los gatos”. Habitualmente, todas las noches salía al jardín con sus gatos y se sentaba a fumar un puro y a beber una copa de whisky. Así era siempre, día tras día. Una noche sobre las 12, se escucharon los maullidos de los gatos como si estuvieran muriéndose, y la señora gritando como una loca. Ese día, durmieron todos los vecinos temerosamente ya que pensaron que era una bruja. Al día siguiente, la señora no salió al patio con sus gatos, y todos se preguntaron qué pasó con “La loca de los gatos”. Pasaron días y días, pero nadie sabía lo que sucedió, hasta que una vecina curiosa llamó a la policía para que fuera a la hermosa vivienda. Los policías tocaron varias veces a la puerta, pero solo se escuchaban los maullidos de los gatos. Después de unos minutos, decidieron entrar, aunque con mucho miedo. Todos gritaban: -¡Señora! ¿Está por ahí? -¡Socorro! ¡Ayudadme! -¿Señora dónde se encuentra? Y se escuchó un silencioso vacío. Cuando llegaron al cuarto de Lola, la encontraron en su cama completamente herida por todos lados, con arañazos causados por cada uno de los gatos. Los oficiales se sorprendieron y, cuando procedían a levantar el cuerpo de la mujer asesinada, los gatos no dejaban que se la llevaran, enfrentándose a la policía con sus dientes afilados y garras.


Después de varios intentos, los gatos fueron sacados de la casa y sacrificados. La ambulancia llevó a la señora al hospital donde le realizaron varias operaciones, pero murió debido a su mal estado. El hogar permaneció por mucho tiempo desocupado, y la gente temía pasar por sus alrededores. Al cabo de unos años la vivienda fue demolida y hasta ahí llegó el temor hacia “La loca de los gatos” y sus gatos criminales. JON ARRIARAN


DOWNSTOWN En una pequeña ciudad llamada Downstown, vivía un joven de 17 años llamado Nicholas. Él era el típico chico perfecto: guapo, alto, deportista, bueno en los estudios… Todo lo que una mujer podía desear. Vivía solo con su madre, debido a que su padre los abandonó cuando él solo era un niño. Estudiaba en la Universidad de Hardwell, donde era muy querido, tanto por sus amigos, como por sus profesores. La relación con su madre, llamada Sofía, no era muy buena, porque no se comunicaban casi nada entre ellos. Hasta que un día, Nicholas le dio una noticia inesperada. Había comprado un billete de avión para ir a Londres a acabar sus estudios de Filología. La madre, al escuchar la decisión que había tomado su hijo, se negó rotundamente. Nicholas respondió: -

Mamá, déjame realizar mi sueño de ser Filólogo. Es todo lo que he deseado ser desde que era solo un niño.

-

¿Y acaso pensabas marcharte sin pedirme permiso?

-

No pensaba pedírtelo porque sabía que me ibas a decir que no.

Al día siguiente, se levantó, desayunó y se dirigió a la Universidad sin ni siquiera dirigirle la palabra a su madre. Caminaba por el lado de los peatones hasta que se paró delante de un paso de cebra. El semáforo estaba en rojo, pero pese a ello, al ver que no circulaba ningún coche, decidió cruzar. De repente apareció de la nada un vehículo que iba a toda velocidad. Nicholas no tuvo tiempo ni de girar la cabeza para verlo y fue atropellado. El conductor llamó rápidamente a la ambulancia y lo llevaron a urgencias. Avisaron primero a su madre y luego al centro, para informarle de que no iba a asistir a clase.


Sofía llegó al hospital y entró en el cuarto en el que se encontraba su hijo. Estaba rodeado de cables que controlaban su pulso, tensión, etc. Se acercó a él, le dio un beso en la frente y le dijo: -

Hijo, ojala pudiera hacer algo por ayudarte, algo para que te pusieras de nuevo bien. Sé que desde que tu padre nos abandonó nuestra relación ha cambiado.

De repente, Sofía escuchó una voz muy aguda que cada vez se volvía más grave. -

Mamá, ayúdame ─ decía ─ vuelve a el lugar del accidente y lleva mi cuerpo contigo. Al chocar con el coche, mi alma y mi cuerpo se separaron, y hasta volver a juntarse, no podré recobrar el sentido.

La madre, se dirigió rápidamente al piso inferior a solicitar que le dieran el alta a su hijo para poder llevarle al lugar del accidente, pero los médicos se negaron. Según ellos, el estado en el que se encontraba Nicholas no era adecuado para poder dárselo. Por suerte, Sofía tenía una amiga en el hospital, Elisabet, que se encargaba del traslado de los pacientes a otros centros u hospitales. A sí que fue inmediatamente a su lugar de trabajo. Le explicó cuál era su plan y, al escucharlo, le preguntó: -

¿Y para que narices pretendes llevar a tu hijo al lugar donde fue atropellado?

-

Si te lo contara no me creerías ─ respondió Sofía.

-

Entonces mejor no me lo cuentes, no vaya a ser que me eche para atrás.

Con mucho sigilo, se dirigieron al cuarto de Nicholas, lo pusieron en una silla de ruedas y se metieron rápidamente en el ascensor. Descendieron hasta el garaje, donde se encontraba aparcada la ambulancia que conducía Elizabet. Subieron a ella y pusieron rumbo al lugar del accidente. A la media hora llegaron a su destino. Llevaron a Nicholas al paso de cebra donde fue atropellado. Sofía, al ver que no pasaba nada, comenzó a llorar y a gritar: -

Ya te he traído a donde me pediste!! Que más tengo hacer para recuperar a mi hijo!!

De repente, una luz comenzó a brillar al otro lado del paso de cebra y comenzó a acercarse cada vez más. Hasta que en un momento rodeó a Nicholas. Sofía y Elizabet cerraron los ojos por la intensidad a la que brillaba la luz.


De pronto, la luz dejó de brillar y Nicholas apareció de pie junto a la silla. Sofía lo abrazó con todas sus fuerzas y le dijo: -

Hijo, gracias a Dios que estás bien.

-

No lo estaría si no fuera por ti mamá ─ respondió él.

-

Nicholas, si tu deseo es ir a Londres yo no soy quien para decirte que no.

-

He decidido que no voy a ir. Porque después de todo lo que has hecho por salvarme te lo debo mamá.

Se volvieron a abrazar, se subieron al coche y Elizabet los llevó de nuevo a casa.

JON AGUIRRE


EL DRAGON QUE NO SABÍA ESCUPIR FUEGO Había una vez un pueblo, de la mitad norte de Francia, que se llama “Ladon”. Allí se encontraba un dragón cuyo nombre era Enack. Era joven, fuerte y robusto pero lo único que le fallaba era que no sabía escupir fuego. Esta situación lo llevo a la marginación social. Sus dos únicos objetivos en la vida eran aprender a lanzar llamas por su boca y conquistar a la Layla, la chica que le gustaba, una dragona atractiva, esbelta y bella. Una noche Layla estaba llegando a casa para cenar ir a cenar, cuando apareció un dragón enorme con un saco. Entonces le tapó la boca con un pañuelo para que no gritara y la metió en el fardo. Los padres de la chica preocupados de lo tanto que tardaba su hija en ir a cenar, registraron el bosque. Estuvieron toda la noche buscando, pero con tan mala suerte de no encontrarla. A la mañana siguiente fueron llamando una a una a todas las puertas del pueblo. Cuando llegaron a casa de Enack, tocaron el timbre y salió el joven a ver que estaba pasando. -¿Has visto a mi hija esta noche? – Le preguntó la madre de Layla.- Es muy importante no sabemos dónde está. -No, la última vez que la vi fue sobre el mediodía y estaba en la plaza con sus amigas.- respondió el joven. - Gracias de todos modos- se despidió la mujer. Y se fue por donde vino.


Enack cerró la puerta y se fue a su habitación corriendo, se tumbo en su cama y echó a llorar. Pasaron unos días y la muchacha seguía sin aparecer. Una semana más tarde de la desaparición, apareció una nota clavada en la puerta de la casa de los padres de Layla. En ella ponía que si nadie iba a la cueva de los horrores a pelear con el dragón Chuck, en menos de tres días, la muchacha moriría. La noticia fue pasando por todo el pueblo, hasta la casa de él joven. Cuando este se enteró, decidió ir allí y pelear con ese dragón. Pero la verdad es que había una historia que hablaba sobre un dragón llamado Chuck que iba sobre la noches por los pueblos de esa zona raptando mujeres y para su rescate pedía ganarle en una pelea. No le había vencido nadie, y mató a más de 50 mujeres. Enack, presintió que era su última oportunidad para conquistar el corazón de Layla y no se lo pensó dos veces. Emprendió su camino al día siguiente. Desde su pueblo hasta la cueva había unos cincuenta kilómetros, así que, no podía hacer el camino en un solo día. Llegó la noche y tuvo que acampar sobre una colina, abrió su saco de dormir y lo extendió por el suelo. Se metió en él y no hizo otra cosa que en pensar en la joven, incluso soñó con ella. A la mañana siguiente, Enack, se despertó nada más salir el sol y reanudo el camino hacia su destino. Sobre el atardecer vio la tenebrosa y oscura cueva de los horrores. La llaman así porque dicen que el que entra no sale de allí con vida. Llegó a este lugar y entró en él. El principio de la cueva era pequeño y estrecho, pero de repente se abrió la gruta y vio una sala muy grande. El muchacho se acercó con sigilo y observo lo que había en la estancia. En ella estaba Chuck, un dragón grande y corpulento, y Layla. La muchacha estaba atada y tenía una cinta en la boca. Entonces el joven dejo de esconderse y apareció en la escena. -Vaya, vaya, vaya, pero que tenemos aquí un joven dispuesto a dejarse la vida por salvar al amor de su vida- dijo el secuestrador. -Déjate de hablar y luchemos. - le contesto el joven. -Está bien- dijo Chuck. La pelea fue encarnizada, atacaba uno y el otro se defendía. Así estuvieron mucho tiempo hasta que, de repente, el secuestrador se tropezó por culpa de una piedra. Entonces, el joven vio la oportunidad de su vida, si le lanzaba una llamarada lo


mataría. Él joven lo intento con todas sus fuerzas y entonces empezó a salir fuego por su boca hasta salir una llamarada impresionante. Chuck murió en el acto y Enack se hizo con la victoria y con el corazón de su querida Layla. Así que ya se sabe el dicho, fueron felices y comieron perdices.

XABIER BERROJALBIZ

ERA SE UNA VEZ… UNA HISTORIA DEL REVES Era se una vez, un lobo al que los corderos maltrataban. El lobo, cuyo aspecto era debilucho y enfermizo, intentaba con todas sus buenas intenciones acercarse e intentar integrarse en el rebaño de ovejas para no sentirse solo. Las ovejas eran malas con él. Lo discriminaban, lo apartaban, e incluso, lo insultaban. Le decían que tenía unos dientes muy grandes, un pelaje mal cuidado, sucio y maloliente. Un día, el pobre lobo, opto por marcharse y no volver, pero las ovejas no estuvieron de acuerdo con eso. Querían que se quedase para seguir maltratándolo. Una fría tarde de invierno, el lobo decidió colectar algo de comida para irse, pero de pronto, apareció de la nada una jauría de perros: -

Hola, perdona ¿Eres de por aquí?- Pregunto uno de los perros.

Aquel perro tenía un aspecto un tanto raro, como artificial. Muy bien cuidado, un pelaje suave pero un poco sucio, como si llevase un par de días sin ducharse. En su cara se podía reflejar un rostro preocupado, como con angustia. El lobo intentó ayudarles con toda su buena fe. -

Si. ¿En que puedo ayudarte?- Le pregunto el lobo con su mejor tono para que se sintiese a gusto.

-

Veras… Mis amigos y yo llevamos tres días perdidos, sin agua ni comida, y nos preguntábamos si podrías ayudarnos a buscar un lugar donde poder dormir y beber y comer algo. Estamos hambrientos.- Le dijo perro con su mayor cara de pena.

A el lobo le pareció que estaría bien ayudarles, ya que estando en su lugar le vendría bien la ayuda. -

Podéis dormir en mi cueva, de todos modos yo tenía pensado irme. Por lo de la comida… Os ayudare a buscar algo de alimento para un par de días.

-

¿Pero no vas a ayudarnos a encontrar nuestra casa?


No pudo decir que no. Imposible. Se sentiría mal si se fuese de ese modo. Por lo tanto, accedió a ayudarles. Estuvieron dando un paseo, en busca de algún huerto con invernadero que estuviese cerca, porque el lobo, era vegetariano y, no soportaba ver carne cruda. Finalmente llegaron a un huerto. Tenía un invernadero inmenso. Entraron dentro sigilosamente, tratando de no hacer ruido para que no saliese el dueño. -

Coger un par de lechugas y algunos tomates. Con eso os bastara para un par de días. No creo que tardemos más en encontrar vuestra casa.- Dijo el lobo no queriendo coger mucha comida puesto que no era suya, era del dueño del huerto.

Los perros hicieron caso al lobo. Cogieron el par de lechugas y algunos tomates y se fueron por donde llegaron, sin hacer ni un solo ruido. Comieron y se durmieron hasta el día siguiente. Ya era por la mañana y el lobo despertó. Al despertarse pudo contemplar su cueva taponada hasta arriba de piedras. Los perros no estaban. No sabía lo que estaba pasando, hasta que vio una pintada en la pared hecha de barro que así decía: “Nunca escaparas” En ese instante se dio cuenta. Todo encajaba. Aquellos perros no eran quienes decían ser. Sus historias no eran reales. Aquellos personajes eran las ovejas. El ingenuo de él, cayó en la trampa. Harto de todo, de estar solo, de vivir en pésimas condiciones y de no ser feliz, el lobo, decidió suicidarse. Sus últimas palabras fueron: -

Ya nada tiene sentido.

EVA MUÑOZ


LA TUMBA DE LA VIDA Era un día nublado, triste y estaba lloviendo. Ágilmente, John sorteaba el tráfico con su motocicleta de camino a la base. Con tan solo 21 años había llegado a ser uno de los mejores espías de la Agencia. Era alto, fuerte, serio, y se centraba en las cosas más importantes. No perdía detalle alguno. Cada palabra que se decía, él la recordaba. Hoy llegaba pronto, el enorme edificio estaba casi vacío a las 8 de la mañana. Aparcó su moto y procedió a entrar por una entrada secreta reservada para los agentes más cualificados. La Agencia era enorme. Constaba de un rascacielos, lleno de cristaleras, adornos y salas de lujo. Se extendía bajo tierra también, pero esa zona en concreto era para misiones secretas o planes, igualmente, secretos. Después de esperar un rato en la gigantesca sala de agentes, se le ofreció una misión de alto riesgo, a cambio de una gran suma de dinero, y nanites actualizados. Los nanites eran una serie de micro chips que se implantaban a los trajes de misiones de sigilo. Consistían en poder ofrecer al usuario increíble movilidad y una función de invisibilidad temporal. Carl, el presidente de la Agencia,

diseñó este plan

especialmente para John. Consistía en recaudar información en líneas enemigas e informar a la Agencia de todo lo que se conseguía en el frente. Todo esto le parecía raro a John, ya que normalmente se le ofrecían misiones más importantes. Pero al llegar a su destino, la base Gamma en el cañón de Utah, que sus rivales habían temporalmente ocupado, descubrió que estaba abarrotada de


soldados. Tenían sistemas de seguridad de última generación y estaban armados hasta los dientes. Se metió por los conductos de respiración, reflexionando sobre el cliché que estaba realizando, y activó sus nanites para conseguir una reducción de sonido en sus movimientos y volverse invisible. Tras estudiar el terreno con su avanzado casco y explorar su posición decidió que detrás de los barriles de combustible para aviones podría conseguir bastante información, ya que era una zona muy transitada.

Tras esperar media hora, empezó a escuchar una conversación: -¿Qué te ha dicho Azurite? -Cree que si seguimos excavando sobre esas coordenadas encontraremos la milagrosa Tumba de la Vida. -Y, ¿Qué planea hacer con ella? -Dice que conseguiría el saber de la vida misma, y con lo cual, podría usar el poder que le otorga para destruir Citadel. -Excelente, voy a rellenar estos barriles, hoy hemos gastado más del 30% en viajes de reconocimiento. John se alarmó, ya que podrían descubrir su escondite. No le quedaba otra que escapar lo más rápido posible. Empezó a deslizarse por el conducto de ventilación de nuevo y procedió a conseguir más información. Tras informar a la Agencia de los planes que había recogido, consiguió un dispositivo escondido en el silo de misiles. De repente el misil en el que estaba escondido empezó a moverse. Había ruido en toda la plataforma y los altavoces retransmitían una cuenta atrás: -Cinco, cuatro, tres, dos, uno, ¡ignición! Todo empezó a quemar, los nanites se aferraron al proyectil y protegieron del calor al usuario. Se dirigía a las coordenadas de la Tumba de la Vida por el sistema de dirección que había hackeado.

Se dio cuenta de que el misil no era explosivo, pero que llevaba

material de demolición en una especie de caja. El misil destruyó la entrada al templo,


perforó hasta la cámara de la vida misma. John se bajó de su transporte, y procedió a abrir el único cofre en toda la sala. Dentro había tan solo un papel. Lo desdobló y procedió a leerlo: “Hay una teoría que dice que si alguna vez se descubre exactamente qué es el Universo y por qué está aquí, desaparecerá instantáneamente y será remplazado por algo incluso más extraño e inexplicable. Hay otra teoría que dice que eso ya ha pasado múltiples veces. Por tanto la única respuesta es el número 42*.” John no entendió nada, y destruyó la tumba misma para que nadie lo descubriese de nuevo. AITOR SAEZ

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO Había una vez, en un pueblo no muy lejano, un joven llamado Leo. Estaba locamente enamorado de Anabeth, una chica tan alegre que podía dibujarle una sonrisa a la luna con solo mirarla. La pareja era muy querida y cuando paseaban por la calle todos los miraban con ternura y hasta con una cierta envidia. Se habían conocido hacia un año en la facultad de Economía y rápidamente descubrieron que estaban hechos el uno para el otro. Pronto terminarían sus estudios y ya soñaban con una vida en común. Nada podía separar a la joven pareja, ni tan siquiera un futuro suegro, o eso creía Leo.

Pues bien, el padre de Anabeth, que hasta entonces se había mantenido en silencio, expresó su malestar con la relación y quiso poner a prueba a Leo. -

Muchacho, vivimos inmersos en una crisis económica y como no quiero que mi hija pase hambre, para poder casarte con ella tendrás que traerme la gallina de los huevos de oro. Después de lo escuchado Leo necesitaba pensar. Se fue a las cuevas de

Tedsall, donde podía meditar tranquilamente. Se sentó al lado de unos matorrales. Fue


justo entonces cuando de la nada apareció una pequeña persona que apenas mediría un metro. Leo dio un brinco del susto. -

¡Tranquilo! no voy a hacerte daño.-empezó hablando el hombrecillo.

-

¿Quién demonios eres?- preguntó el joven.

-

Mi nombre es Blackblood y como te habrás fijado soy un duende.-contestó.

-

¿Un duende? ¿Me estás vacilando?

-

En absoluto. - contestó el duende.- Vengo a hacer un trato contigo.

-

Mira, si es una broma de cámara oculta, mejor márchate, hoy no es mi día.

-

Conozco tu problema y sé cómo puedes solucionarlo.

-

¿Tú me puedes conseguir la famosa gallina de los huevos de oro?- preguntó intrigado.

-

Podrás conseguir lo que deseas si adivinas tres acertijos que te voy a proponer, pero si fallas, tendrás que viajar a Alemania y vivir allí durante toda tu vida.

Leo aceptó el reto sin pensárselo dos veces. -

Empecemos por uno sencillo.-exclamó el duende.-: “De bello he de presumir; soy blanco como la cal. Todos me saben abrir, nadie me sabe cerrar.”

-

¡Ese es muy fácil! La respuesta es el huevo- señaló Leo mucho más tranquilo.

-

Muy bien hecho, pero no te confíes, aquí viene el segundo:” Todos pasan por mí, yo nunca paso por nadie. Todos preguntan por mí, yo nunca pregunto por nadie.”

-

Mmmm… déjame un minuto.- pidió nuestro amigo.

Pero no le hizo falta tanto porque de pronto gritó: -

¡Es la calle! ¡Es la calle!

Leo parecía más animado. Estaba a un paso de lograr su objetivo. -

El tercer acertijo siempre es el más difícil y el que todos fallan- dijo el duende.Aquí viene:” Devora todas las cosas: aves, bestias, plantas y. flores;


roe el hierro, muerde el acero y pulveriza la peña compacta; mata reyes, arruina ciudades y derriba las altas montañas.” Leo pensaba y pensaba pero no conseguía dar con la respuesta. El duende con una cara muy sonriente le informó: -

Se te está acabando el tiempo, y yo me tengo que marchar.

Y en ese mismo momento Leo gritando y saltando señaló: -

¡Tú me lo has dicho, es el tiempo! ¡Es el tiempo! El duende, tal y como se lo había prometido entregó a Leo un pequeño

arcón donde se encontraba la famosa gallina de los huevos de oro. Sin perder tiempo nuestro enamorado se presentó ante su suegro entregándole su tesoro. Al abrirlo no encontraron ninguna gallina, pero sí un papel que valía tanto como ella. Era un contrato de trabajo vitalicio en el banco de España con un sueldo desorbitante y unas condiciones laborales increíbles. Y así fue como terminando con el malestar del suegro Leo y Anabeth se casaron y vivieron felices y comieron perdices. IBON JUNQUERA

TRAS LA PUERTA Aquel día el toro Monaguillo se despertó en una cuadra. Era muy temprano y, no sabía muy bien dónde se encontraba, lo único que veía en aquel extraño lugar era a un montón de toros más. Todos iguales, grandes y fuertes como él. Al igual que todos los demás, estaba agobiado por el poco espacio que tenían. Entonces, empezó a preguntar el motivo por el que estaban todos metidos allí, en vez de estar libres en el campo.  Yo no sé nada. Al igual que tú, esta mañana me desperté aquí tumbado.

 le dijo el que estaba al lado suyo.


 ¡Nos van a matar a todos! ¿Por qué sino estaríamos todos metidos en

esta cuadra? chillaba uno. Mientras tanto, todos pensaban que se había vuelto completamente loco.  Yo creo que nos han traído aquí para luego llevarnos a un lugar mejor,

con campos llenos de abundante hierba.  decía uno de los más positivos de aquel lugar. Antes de que les diese tiempo a discutir más sobre este tema, escucharon un cántico que decía algo sobre unos San Fermines y sobre un patrón. Todos se quedaron callados escuchando. Al terminar de cantar, la puerta de la cuadra se abrió y, fue entonces cuando Monaguillo vio a aquellos seres extraños que andaban a dos patas e iban vestidos con ropa blanca y un pañuelo rojo. Todos empezaron a correr cuando vieron abrir la puerta. Los toros pensaron que tenían que seguirles, porque como había dicho el optimista, les llevarían a un lugar mejor.  ¡Vamos detrás de ellos, correr, seguro que quieren que vayamos con

ellos!  ¡SI! Nos llevaran a ese prado del que os he hablado antes.

Pero entonces, ocurrió algo que ninguno de ellos esperaba. Aquellos seres se escapaban de los toros, no querían que fueran con ellos, sino que les tenían miedo o algún tipo de temor.  Esto es absurdo, no entiendo porque se apartan.  ¡Eh! ¡Este me acaba de pegar con un palo! ¿Pero qué se creen?  ¡Monaguillo, cuidado! ¡Mira cuántos seres extraños hay ahí, tirados en

el suelo formando una montaña!  Gracias por avisarme, los voy a esquivar.

Justo cuando el toro Monaguillo pasó junto a aquella montaña, todos empezaron a gritar del miedo.  No entiendo por qué gritan, si solo me he apartado en vez de pisarlos.

Deberían de estar agradecidos. Pensaba para sus adentros Monaguillo.


Todos sus pensamientos se paralizaron en el momento en que llegaron a una puerta que daba a un espacio abierto con arena en el suelo. En aquel lugar había todavía más seres que les estaban mirando atentamente. No les dio casi ni tiempo para apreciar aquel lugar, ya que de pronto volvían a estar en una cuadra idéntica a la de aquella mañana.  Por lo que parece, mañana nos espera otro día igual. decían todos los

de aquella cuadra.  En cambio, yo creo que esto era una prueba para ver nuestra calidad, y

que mañana nos despertaremos en un alegre y floreado campo. decía el optimista, insistiendo con su positividad. Entre una cosa y otra llegó la tarde. Las puertas de la cuadra se volvieron a abrir como aquella mañana, pero esta vez sin cánticos previos. Lo que les pareció extraño fue que en vez de salir todos juntos, salieron de uno en uno. Esto no les importó, pues pensaban que sería otro tipo de prueba. Lo que ellos no sabían era que saldrían de uno en uno porque iban a ser toreados en una plaza. Y el propio torero sería el encargado de acabar con la vida de cada uno de ellos.

AITZIBER ARDANZA

La malvada Blancanieves Había una vez, una estrella del Pop llamada Grimhilde, no la malvada madrastra de Blancanieves, sino otra Grimhilde. Ella era la más famosa y bella de todas las cantantes, tenía una piel blanca pálida que parecía nieve, un pelo negro


azabache precioso y unos labios de un color rojo pasión. Ella nunca se separaba de sus magníficos siete bailarines, siempre los llevaba con ella a todas partes.

Este año ella había logrado estar nominada para los premios EMA de MTV, cuya gala se celebraba el día 10 de Noviembre en el Madison Square Garden de New York. Entre los nominados a esos premios también se encontraba Blancanieves, una dura contrincante, que ya había mostrado su odio hacía Grimhilde en varias ocasiones. Grimhilde estaba retocándose en su camerino cuando entro Gruñón. -

Hola, venía a hablar contigo.

-

¿Sobre qué?

-

Bueno, quería avisarte de que tengas cuidado con Blancanieves,

ya sabes las ganas que tiene de ganar y que es capaz de hacer cualquier cosa para conseguirlo. -

No te preocupes, no creo que se atreva a hacer nada aquí.

Aunque tendré cuidado. -

Más te vale – dijo entre dientes. Gruñón salió de la sala dando un portazo. De repente se oyó una voz

por megafonía anunciando que todos los participantes debían presentarse en el backstage.

Todos los artistas estaban reunidos en el backstage cuando Blancanieves se acercó a Grimhilde ofreciéndole un vaso con un extraño líquido azul para afinar la voz. Esta le dio las gracias y, a pesar de las advertencias de Gruñón, se bebió la bebida.

La gala dio comienzo, la primera artista en intervenir fue la famosísima Lady Gaga con su nuevo single titulado Applause. Cuando está terminó de cantar todo el público aplaudía con entusiasmo. La segunda en salir al escenario fue nuestra queridísima Grimhilde acompañada de los siete bailarines. Cuando nuestra artista comenzó a cantar, la voz le fallo, ningún sonido salió de su garganta. Todas las


personas presentes se quedaron atónitas, no entendieron lo que sucedía. Los bailarines cogieron a la cantante y la sacaron del escenario conduciéndola al camerino donde acudieron los servicios médicos. Los doctores que la examinaron determinaron que había sido envenenada con alguna bebida que bloqueaba sus cuerdas vocales, con lo que no podía hablar y mucho menos cantar. Grimhilde al oír el diagnóstico de los médicos cogió una hoja y escribió: ¨ ¡Ha sido la malvada Blancanieves! ¨ . Entonces los siete bailarines salieron corriendo a interrumpir la actuación dicha cantante. Llegaron al escenario y gritaron: -

¡Blancanieves eres una embustera! Has envenenado a Grimhilde

para ganar los premios EMA – dijeron todos los bailarines con mucha furia. -

Yo no he hecho nada – dijo mientras salía corriendo del

escenario. -

Vamos tras ella – dijeron los bailarines.

Mientras los bailarines perseguían a Blancanieves, Sabio, uno de los más listos de los bailarines, se dirigió al camerino de la malvada cantante donde encontró una botella con el extraño líquido azul en su interior. Sabio cogió la botella y se la llevo a los médicos para que lo analizaran. Los médicos tras analizarlo vieron que era Hidrocloruro de Triprolidina.

Los bailarines no pudieron atrapar a la malvada Blancanieves. Los doctores examinaron de nuevo a Grimhilde y determinaron que aunque volviese a hablar tendría muchas dificultades para cantar como lo hacía antes. Ante esta noticia ella no pudo más que llorar.

GALDER FERNANDEZ

Mi mundo al derecho


Aquel día era precioso; no había ninguna nube y el sol resplandecía. No era un día común meteorológicamente hablando (teniendo en cuenta que vivo en el norte y que encima es noviembre), pero para mí era un viernes cualquiera. Eran las 7,15de la mañana cuando me desperté estrepitosamente a causa del fuerte ruido del despertador. Me levanté de la cama, me vestí, desayuné, me lavé los dientes y partí hacia el colegio acompañada por mi padre y mi hermana. Al llegar a la escuela mi hermana me recordó: - ¡Elena, recuerda que a la tarde has quedado con las amigas para ir a jugar a futbol! -¡Si Sara ya lo sé! Y dando media vuelta me dirigí hacia mi clase. Mi clase no es que sea muy especial; los chicos siempre están hablando de cuando ir a la peluquería, de que todas las chicas somos iguales, sobre todo de ñoñeces y las chicas como siempre comentamos los resultados de los partidos de futbol, hablamos de coches, de motos… Ya eran las dos del mediodía; el momento que todos estábamos deseando desde el lunes. No solo porque ya fuese fin de semana sino porque el sábado había una gran fiesta. En ese momento me despedí de mis compañeros y me fui a casa a comer. Habíamos quedado a las 4.30 y entre comer, vaguear un ratito en el sofá, coger la ropa de futbol y tener conversaciones por whatsapp tuve que salir corriendo. El partido estuvo bien, aunque perdimos. Pero no me importó en absoluto ya que había pasado una tarde estupenda. Llegué a casa y me duché y después de cenar me tumbé en la cama. Para entonces ya tenía el pelo seco; no entiendo como los chicos pueden llevar el pelo largo con lo cómodo que es tener el pelo corto. ¡En fin!, los chicos y sus ganas de complicarse. Era el gran día, el día que llevábamos esperando mucho tiempo. Aquella noche nos esperaba una gran fiesta por lo que me desperté con gran entusiasmo. Estaba desayunando cuando recibí un mensaje de Cristina: -¡Elena colega, hoy toca pillar! Llevas semanas sin liarte con ninguno, ya es hora. - ¡Hola tía! Ya me gustaría, pero últimamente no caen… - ¿Por qué no pruebas con Pablo? Dicen que es un chico fácil, ¡ese seguro que cae! - Jajaja la verdad es que sí, hoy le digo 5 cosas bonitas y… ajajaja ¡Ya veremos! - Bale luego te llamo. - ¡Adiós! - ¡Adiós artista!


Llegó el gran momento; Cristina, Marta, Vanesa y yo nos dirigimos hacia la fiesta, pero como siempre todavía los chicos no habían llegado. - ¿Y los tíos?- pregunté yo. - En casa vistiéndose y maquillándose, como siempre. ¡Encima vendrán con la cara hecha un cuadro! - me respondió Marta. - No entiendo como pueden ser tan superficiales, ¿acaso se sienten superiores a nosotras llevando sus horrorosos vestidos en vez de unos cómodos vaqueros con una sudadera? – pregunté ofendida. - Solo intentan llamar la atención, ¡son unos buscones!- Exclamó Vanesa. Justo en ese preciso momento aparecieron los chicos tan arreglados que a algunos casi ni se les reconocía. - Mira Jorge que falda más corta, ¡es que va pidiendo guerra!- comentábamos. Fue una buena noche y nos lo pasamos genial. Ahora mismo estoy comiendo y mi plan de hoy es… - ¿Elena, cómo puedes llevar las uñas pintadas?-me cortó mi padre. - ¡Papá, soy una chica! ¿Cómo no voy a llevarlas así?

NAROA URIEN


“Tengo para toh” Érase una vez un chico que nació en un caserío que se hallaba en medio de una de las montañas más conocidas en el País Vasco, Gorbea. Este joven de 18 años llamado Joseba, era extremadamente alto (2,57m), fuerte, de cara ancha, cabello corto y áspero, cejas gruesas, tenía la dentadura torcida, pero blanca, manos gruesas y ojos grisáceos. Vivía con sus tíos y su madre que estaba gravemente enferma de cáncer de piel. Vivían gracias al beneficio que sacaba del ganado, es decir, no tenían dinero como para permitirse ni el más mínimo lujo como en este caso podría ser bajar a la ciudad ha hacer una comida familiar un día de cumpleaños. Vivían madre e hijo junto al hermano de la madre y su mujer que siempre estaban dispuestos a ayudarles sin recibir nada a cambio. Era una tarde oscura de invierno, tan oscuro estaba el cielo como en aquellos momentos el interior de Joseba. Eran las 18:30 de la tarde y corría un viento espantoso, y ahí estaba él, escuchando las últimas palabras de su madre, lo único importante que le quedaba en la vida. Una mujer aparentemente dura, de cara redonda y cariñosa, muy apegada a su hijo tras la muerte de su marido que fue a causa de un accidente con una motosierra. Un cáncer estaba matándola, dejándola sin energías, ni ganas de vivir. “Perdóname hijo” fueron sus últimas palabras. Caían lágrimas de los grisáceos ojos del joven, aunque más que de tristeza, de impotencia por no haber podido lograr suficiente dinero para la operación. Él se preguntaba “¿Por qué a mí?”. Estuvo unos minutos en silencio, seguía sin creérselo hasta que reaccionó y empezó a dar puñetazos a la pared rasgando sus gruesas manos. Los tíos le intentaron animar, pero fue en vano. El día del funeral, vio una cuadrilla de chicos que parecían ricos o gente de mucho dinero y, se dirigió a ellos. A pesar de su mal vocabulario, ya que no había estado en Vitoria desde muy pequeño, al hablar, consiguió comunicarse con ellos. Esta cuadrilla de amigos se llamaban tengo para toh. Como vieron que se encontraba muy trsite, le propusieron probar unos polvos mágicos. Pasó toda la noche con la ayuda de los polvos mágicos. La mañana siguiente, subió al caserío andando. Era la hora de comer cuando sus tíos le esperaban en la mesa extrañados de su ausencia. Llegó a casa sin tener nada de sueño porque las partículas que se llamaban pasamalos, le mantenían muy nervioso mientras le hacían efecto. Los tíos estaban extrañados por el comportamiento que empezó a tener Joseba desde el día que salió de fiesta. Su cambio de comportamiento fue radical porque pasó de ser un chico trabajador y preocupado por todo a ser una persona muy pasota, es decir, no se preocupaba de nada ni de nadie. A causa de este cambio, el dinero de casa fue disminuyendo, el ganado empezó a morir poco a poco y llegaron a no tener ni para comer. Los tíos pensaron hablar con él para saber qué le pasaba o qué había ocurrido para que el cambio de comportamiento fuese tan brusco. El grandullón no tuvo miedo de decir pasamalos, basta que, no sabían lo que era. Sus tíos quedaron anonadados al escuchar dicha palabra. Joseba empezó a ser un adicto hasta que llego a un punto en el cual fue desahuciado del caserío junto con sus tíos. Él seguía tomando dichas partículas de color blanco,


pero como su cuerpo estaba bastante acostumbrado a ellas no le hacían tanto efecto como la primera vez que las tomó, por lo cual se encontraba algo triste. El mismo grupo de chavales que le ofrecieron esos polvos, tengo para toh, le ofrecieron una máquina que se llamaba sin crisis. Joseba no quería terminar mal, como con el pasmalos, es por la razón que, preguntó los efectos secundarios y las posibles consecuencias en caso de usar ese aparato. Los amigos le juraron que esa máquina no tenía efectos secundarios malos sino, todo lo contrario, muy buenos. En definitiva, puso en uso el sin crisis. Gracias a este instrumento, como vio que era más feliz viviendo en la ciudad que en el caserío, compró un chalé en la parte cara de Vitoria, en la zona del Batán, para sí mismo y un piso para sus tíos cerca del museo Artium. Como vivía en la ciudad, vio que era necesario el buen uso del vocabulario, el saber más de un idioma, etc. Para conseguir todo lo necesario se apuntó a unas clases particulares y consiguió lo que veía necesario. La profesora de las clases particulares se llamaba Miren, era rubia, tenía 1,65m de estatura, 26 años y una inteligencia que le podría llevar a ser profesora de universidad. Mientras acudía a las clases, empezó a dejar de lado los amigos. Entonces, el grandullón y la maestra empezaron quedar fuera de las clases particulares y empezaron a sentir sentimientos el uno por el otro. Al de medio año, comenzaron a vivir juntos y a lo largo de diecisiete meses, entre los dos, decidieron tener un hijo. El niño se llamaría Antxon. Cuando llevaban cinco años viviendo juntos, llevaron a cabo el embarazo que tenían pensado y, para poder darle una educación, la pareja se puso a dar clases particulares a gente de todas las edades, desde niños de cuatro o cinco hasta adultos de cincuenta años. ALEXANDER IGLESIAS


La casa encantada Era una fría noche de invierno en Inglaterra, cuando Charles se disponía a viajar desde Harrison hasta Westward ho, el pueblo de su gran amigo Michael, ya que en él, había ocurrido un terrible acontecimiento. Charles, un detective peculiar, era un hombre culto, trabajador y aplicado. Su aspecto no era nada del otro mundo, sino todo lo contrario. Tenía el pelo rojo, utilizaba unas gafas un tanto peculiares y siempre iba vestido con un atuendo de lo más corriente. Siempre acompañado de su gran amigo fiel que, normalmente, le era de gran utilidad. Su nombre era Ali y entre sus características se encontraban las siguientes: Tenía cuatro patas, el cabello largo y liso, una boca grande con dientes afilados capaz de descuartizar cualquier cosa y un hocico con un olfato espectacular. El ansia de llegar al pueblo se propagaba por sus cuerpos, por tanto, decidieron tomar un atajo para llegar lo antes posible a su destino. Eran las doce y media de la noche, cuando por fin pudieron ver a lo lejos la costa de Westward ho. A pesar de que la intención que tenían era ir a hablar con Michael, decidieron que al ser tan tarde les convendría descansar. A penas pasaron ocho horas cuando ya se ubicaban en la entrada de la humilde morada de Michael. Hacía muchos años que no se veían asique como era de esperar, Michael les invito a que pasaran a tomar algo, pero Charles no podía esperar más, por tanto, decidieron ir al lugar en el que yacían esos misteriosos sucesos. En el coche comenzaron a hablar de lo que hasta ahora los policías había descubierto, pero no les sirvió de mucho. En la casa, vivían todos los niños huérfanos del pueblo y entere ellos se oían rumores sobre un espíritu que a la noche paseaba sobre los pasillos para aterrorizar o acabar a los que se cruzaran con él. Él dueño del orfanato decidió darles una habitación a su nuevos huéspedes mientras averiguaban lo que ocurría. Eran las 2 de la mañana y todavía el espíritu no había aparecido. Hasta que de repente, un espeluznante gemido se propagó por todos los pasillos.


-Uuuuhhhh! -El espíritu. Gritaron todos los niños aterrorizados. El detective y su fiel compañero salieron de la habitación y, al ver una sombra alejarse por el pasillo, decidieron separarse para atraparlo. Charles se encontraba cerca del espíritu, cuando de repente, alguien le golpeó en la cabeza dejándole inconsciente en la cocina. No habían transcurrido ni 5 minutos cuando Ali ya se encontraba al lado de su amo. Este último consiguió despertar a Charles y sacarle de la cocina justo antes de que la cocina explotara ya que él que le golpeó trataba de matarle con la ayuda de una pequeña explosión de gas. Algo estaba claro. Cualquiera podía ser él que quiso matarle, asique este caso ya era personal. Lo único que sabía Charles era que había dos involucrados y que mínimo uno debía de ser un experto en explosivos. Empezó a investigar en solitario y… no podía ser. El único capaz de controlar algo semejante en casi toda Inglaterra, era su gran amigo Michael. Ya que era el militar más capacitado en desactivar o crear bombas. A la mañana siguiente, decidió planear una emboscada al espíritu y a su compañero. Para asegurarse que Michael era un implicado en el intento de asesinato, le conto donde se encontraría a la noche, pero no fue así. Charles y Ali se encontraban en la habitación que se situaba alado de la que Michael creía que estarían. Charles hizo un agujero en la pared para observar lo que sucedía en la habitación donde supuestamente se encontraban asique lo único que tuvo que hacer fue esperar a que los culpables se delataran. No pasaron ni 10 minutos cuando Charles vio que dos personas habían entrado en la habitación. Salió de su escondite, puso un candado en la cerradura y llamo a la policía. No se lo podía creer su propio amigo y el director habían intentado matarle. -¿Porque queríais matarme? Pregunto Charles desesperado. - Eso es algo que deberás averiguar. Respondió su amigo Michael. Al día siguiente con el misterio ya resuelto Charles y Ali decidieron despedirse de los huérfanos y volvieron a casa con un mal sabor de boca. Todo


volvía a la normalidad excepto que, en este mismo instante, esta pareja estaba a punto de comenzar una nueva investigación. Él porque del intento de asesinato.

GORKA ALDAZABAL


Una noche de verano Un día de verano, dos amigas salieron a la calle. Estuvieron todo el día juntas; por la mañana se levantaron, se ducharon, comieron, y pasaron todo el resto de la tarde juntas. Cuando llego la hora de irse para casa, una amiga, Rosa, le dijo a la otra, Mónica, que se quedaran juntas a la noche por la calle, pero como sabían que no las iban a dejar sus madres, decidieron engañarlas y decirles que Mónica iba a casa de Rosa y Rosa a casa de Mónica, ya que sus madres no se hablaban mucho. Cuando llego la noche se fueron a un parque que había por allí y como estaban aburridas les avisaron a dos amigos que fueran con ellas, Víctor y Raúl. Ellos llegaron a los 20 minutos de avisarlos y eran las 2 de la mañana. Al encontrarse con los chicos ellas se pusieron muy contentas porque ya no se iban a aburrir pero, estuvieron como una hora sin hablar cada uno con su móvil. Raúl, como estaba cansado, se fue a un banco que había alado y se tumbó. Y, Víctor al verle hizo lo mismo. Ellas seguían con los móviles. De repente Raúl recibió una llamada, era su madre. Le decía que volviera a casa porque ya era muy tarde, el cómo estaba cansado y eran ya las 5, decidió irse. Y Víctor como estaba aburrido también se fue. Las chicas como tenían miedo porque estaban solas encontraron un garaje que estaba escondido, saltaron por la valla y se colaron. En el garaje había un colchón, unos trastos viejos y unas muñecas de porcelana rotas y estropeadas, como si estuvieran quemadas. Las muchachas no les dieron mucha importancia. Se tumbaron en el colchón y se echaron a dormir porque tenían sueño. Se durmieron enseguida pero de repente Mónica se alteró mucho porque sintió algo que le agarraba el pie, entonces Rosa se despertó y se asustó mucho porque dijo ver una sombra en la pared que sonreía. El dueño del garaje salió de casa, fue hacia él y al verlas allí se enfadó mucho y las echo de allí. Cuando ellas salieron de allí se dieron cuenta que esa casa era la casa que hacía unos años, hubo un terrible asesinato de una niña que, fue maltratada y quemada junto con sus muñecas. Las chicas salieron corriendo asustadísimas y temblando. Entonces se fueron hacia la casa de Rosa para coger las llaves de su desván y dormir allí. Fueron, entraron a la casa, cogieron las llaves y se fueron corriendo al desván. Estaban preocupadas por lo que había pasado pero estaban muertas de sueño a sí que se volvieron a dormir. Mónica que no paraba de pensar en lo ocurrido al final se durmió pero empezó a soñar con las muñecas y la niña muerta, entonces se despertó sudada y sofocada y vio en la pared la figura de la niña. Con un grito despertó a Rosa y, ella tamban lo vio. Gritando las dos salieron corriendo de allí, bajando las escaleras tropezándose, llegaron a la puerta de Rosa, la abrieron y entraron hacia el cuarto de ella a refugiarse. Se metieron en la cama bajo las sabanas temblando. A la mañana siguiente se lo contaron todo a sus madres por el miedo que tenían. Pero ellas no les hicieron caso y las mandaron a un psicólogo. A las niñas no les pareció mal hablar de lo ocurrido con alguien, ya que estaban asustadísimas. Fueron a la consulta esa misma tarde. Era una casa vieja, oscura, fría… al entrar por la puerta lo primero que se veía era un pasillo largo, muy largo, oscuro, con


fotos antiguas, y al final de este se encontraba el salón donde esperaba la psicóloga. Era una mujer muy rara y tenebrosa. Le contaron lo sucedido y de repente la psicóloga las miro tenebrosamente y les dijo – no deberíais haber entrado, ahora las vais a pagar- y se calló. Desde fuera de la casa se oyó un grito terrible y las vecinas llamaron a la policía. Cuando llego la policía encontraron a las dos niñas muertas colgadas de un árbol junto con la muñeca quemada. Y descubrieron que la dicha psicóloga era la niña que fue quemada.

TANIA PALOMO


DIFERENTES REALIDADES

A) La anécdota o hecho

Un día una niñita estaba sentada observando a su mamá lavar los platos en la cocina, mientras su abuela leía una revista sentada alado de la niña. De pronto notó que su mamá tenía varios cabellos blancos que sobresalían entre su cabellera oscura. Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente: -¿Mami, por qué tienes algunos cabellos blancos? Su mamá le contestó: -Bueno, cada vez que haces algo malo y me haces llorar o me pones triste, uno de mis cabellos se pone blanco. La niñita se quedó pensativa por un rato y luego dijo: -Mami, ¿Por eso todos los cabellos de mi abuelita están blancos?

B) Narrador protagonista en primera persona (la niña)

Me aburrida viendo la tele y me fui a la cocina, a hablar con mi abuela y mi mami. Mi abuelita estaba leyendo una de esas revistas de cotilleo que ahora están tan de moda, y mi mami estaba lavando los platos que habíamos utilizado para comer. Mire a mama y me di cuenta de que tenía algunos pelos blancos entre su pelo negro. No entendía porque y le pregunte porque tenía esos pelos blancos en la cabeza. Mi mami me dijo que cada vez que hago algo malo o le hago llorar uno de sus pelos se pone blanco. Me quede pensado en las cosas males he hecho hasta ahora y no se me ocurrían tantas. Luego mire a mi abuelita y vi que su cabello, estaba blanco por completo, y pensé ¿eso era porqué mama había sido muy mala con ella, no?

C) Narrador observador en primera persona (la abuela)


Estaba yo leyendo mi revista tranquilamente cuando entra la pequeña de la casa, Valeria, mi pequeña nietecita. Se sienta en la mesa conmigo y se le queda mirando a su madre con una mira de pensativa, vete a saber lo que estará pensando ahora, hay días que tiene unas ideas de bombero que te quedas alucinando con ella. Valeria por fin se decide a hablar y se dirige a su madre yo mientras sigo viendo la revista a la vez que escucho lo que la pequeña dice. ¿Le acaba de preguntar a ver por qué tiene canas en la cabeza? No estoy segura de si le preguntado eso, los años ya me están pasando factura y mi oído ya no escucha como antes. Le miro a su madre y por la cara que se le ha quedado creo que sí que le ha preguntado eso. Pobre hija mía no se esperaba que Valeria le hiciera esa pregunta, a mí también me hico más de una cuando ella era pequeña. Siempre ha sido muy rápida pensando y su hija, Valeria, es igual que ella. Eso se nota con la respuesta que le da a la pobre niña. No va y le dice que cada vez que es mala le sale una cana! Pobre niña. Valeria se queda otro rato pensativa y me mira. Vete a saber lo que dirá ahora. Mi hija se a quedado todavía más blanca con lo que acaba de decir Valeria. A dado a suponer que su madre fue muy mala de pequeña por como tengo yo el pelo, no es lista ni nada esta niña.

D) Narrador observador en tercera persona muy pedante y retorico

Están en la cocina dos mujeres una ya bastante mayor de unos 75-80 años y una más joven de unos 40 años. La más joven está lavando los platos y la anciana está sentada leyendo una revista. De pronto entra una niña de unos 4-5 años se sienta alado de la anciana y se queda cayada mirándole a la mujer joven, que será su madre. Después de estar varios minutos callada la niña se decide a hablar, le pregunta a su madre haber porqué tiene canas en la cabeza. La anciana, que será su abuela, y la madre se quedan asombradas de lo que le acaba de preguntar la niña. La madre, deja de lavar los platos, se da la vuelta, y le contesta a su hija. Le dice que cada vez que es mala con ella le sale un pelo blanco.


La niña pone cara de pensativa de nuevo, le mira a su abuela y vuelve a hablar. Esta vez no hace ninguna pregunta, solo dice que por eso tiene la abuela tantos pelos blancos. Su madre y su abuela se quedan perplejas de las ocurrencias de la pequeña de la casa. E) Narrador observador en tercera persona pasota.

O sea, que aburrimiento, estaba leyendo una revista sentada en la cocina. Mi hija mientras limpiando los platos usados en la comida, se pensaba que lo iba a limpiar yo, pero que curre, ni de coña. Entra Valeria en la cocina, yo hago como si nada, que igual se me pone a hablar y no tengo ganas de que me dé la chapa. Se le queda mirando a su madre con una cara de pensativa, con un jeto muy serio. Yo mientras sigo leyendo. O sea, me quede flipando, la puta cría de 4 años no va y le dice a su madre que tiene canas. No me empecé a reír por poco. Su madre se queda con una cara de fantasma muy seria, blanca blanca. Pero en el fondo yo creo que le ha jodido mucho. Zasca! La madre no iba a ser menos y le miente a la niña, ya no me aburro tanto, espero al siguiente asalto, a ver lo que le dice Valeria. La cría es mucho más pequeña que la madre, pero se nota que va a ser mucho más lista que su madre con la repuesta que le ha dado. La ha dejado tan mal que no vuelve a hablarle. LEIRE CEBRIAN


CHOCONIEVES Y SUS SIETE HERMANITOS María era una joven universitaria de medicina a la que le encantaba salir con sus amigas y la fotografía. Tenía dos hermanos mayores y los tres eran como carne y uña, a pesar de que, la pequeña de la casa hubiese sido adoptada. La vida de María era como cualquier joven universitario hubiera soñado. Todas las mañanas, se despertaba temprano para ir a la universidad y, por las tardes, acudía a cursos de fotografía. Pero, un día, todo cambio. Aquella mañana, cuando María se levantó, vio que todo su alrededor era distinto. Se encontraba en una casa de una sola habitación, con siete camas a su alrededor y una cocina con una pequeña mesa. Todo en esa casa era de pequeño tamaño. Allí, no había nadie más. -¿¡Hola!?-gritó María, pero nadie contestó. Al llegar la tarde, siete hombrecillos pequeños llegaron a casa: -¿Vosotros quiénes sois?- preguntó María. - ¿No sabes quién somos María?-respondieron ellos. -No…-dijo María muy confusa. -Somos tus hermanos, ¿No nos recuerdas? A los que siempre obedeces. Pasaban días y días y María seguía sin aparecer por casa. Sus padres estaban muy preocupados, y llamaron a la policía, aunque esta no logró encontrar nada. De mientras, la joven muchacha no entendía nada, pero al ver que pasaban los días y no podía hacer nada para cambiarlo decidió obedecer a sus “hermanos”. Una noche, los siete pequeños “hermanos” de María la cogieron y se la llevaron a la ciudad. Al llegar allí, obligaron a María a entrar en un local nocturno, donde solo trabajan chicas, pero la joven se negó. Los pequeños hombrecillos, furiosos por su respuesta, metieron a rastras a la pobre María. Una vez dentro, se pasaron un rato hablando con un señor de traje que parecía ser el dueño de aquel local. El señor echo un vistazo a María, pareció quedar satisfecho y, la noche siguiente, la pobre muchacha comenzó a trabajar allí. María pasaba las mañanas llorando y haciendo los trabajos de la casa, por las noches, en cambio, tenía que trabajar en aquel miserable local. Llevaba meses haciéndolo hasta que, una noche, conoció un hombre que, era distinto a los demás que pasaban por allí, él tenía sentimientos. Pasaron seis meses y aquel hombre llamado Jon no dejaba de acudir al local cada noche. La relación entre María y él cada día era mejor, la joven muchacha, cada vez que podía, escapaba de casa para estar con él hasta que, un día, los hombrecillos se dieron cuenta de lo que hacía. Estos, furiosos, pegaban a María y la utilizaban como


esclava. Durante una semana, no apareció por el trabajo y Jon como todas las noches acudía y no la encontraba empezó a echarla de menos. Jon estaba, preocupado, por María y decidió investigar un poco sobre su paradero. Pasaron días y el joven consiguió averiguar todo lo sucedido: el secuestro de la muchacha, el maltrato, quien era su verdadera familia etc. Cogió el coche y se dirigió a casa de los Suarez, padres de María. Llegó a casa y allí logró hablar con sus padres y les contó todo lo sucedido y como se conocieron. Pasó un tiempo, y los familiares de María tendieron una trampa a los enanitos. Una noche, decidieron acudir al local donde esta trabajara. Una vez allí, esperaron a que la joven y los enanitos llegaran. -¡Estáis todo detenidos!-exclamó un policía mientras daba un salto para salir de su escondite. Los enanitos fueron detenidos y María se reencontró con sus padres, hermanos y Jon. Así es como María logro recuperar su vida normal. Pasado un tiempo, María y Jon se casaron, vivieron muy felices y no, no arrestaron a los enanitos, en vez de eso, los utilizaron de sirvientes. Aunque todavía existe una leyenda, la cual cuenta, como los enanitos lograron escapar de la casa y todavía siguen ahí, en alguna parte, esperando a que tú estés sola y despistada para rehacer esta historia. ¡Andar con cuidado jovencitas! AINTZANE PUEYO


UN DESEO DISPARATADO Ana, que vivía con sus dos hermanos, Jon de 16 años y Nacho de 4, había tenido siempre una vida tranquila y en cierto modo hasta un poco aburrida, pero el día en que cumplió los 15, algo cambió y cosas extrañas empezaron a ocurrirle. Ese 31 de Agosto, día de su cumpleaños, recibió muchos regalos, todo lo que había pedido, unas zapatillas, una chaqueta, un CD de su cantante favorito, etc…Cuando terminó

su fiesta, ayudó a recoger y se fue a la cama a descansar, con tantas

emociones, estaba agotada. Pero antes de caer dormida, le sucedió algo realmente extraño. Hacía tiempo que quería tener, un Golden Retriever, y se dijo a sí misma, qué pena que hoy no haya tenido ese maravilloso obsequio. De repente, fue pensar en él y por la puerta de su cuarto, entró un pequeño cachorro dorado. -¿Mama y este perro? Empezó a gritar -Hija, ¿Qué perro? Le respondió su madre -Venga, no hace falta que te hagas la tonta, o ¿Acaso se te ha olvidado dármelo y se ha escapado de su envoltorio? -No hija no, ya sabes que soy alérgica y por mucho que me gusten no podemos tenerlo. -Pues míralo ahí viene, está saliendo de mi cuarto -¡Ana, saca ese animal de mi casa ahora mismo! -Pero…si yo no he tenido nada que ver Ana, que era amante de los animales, no se le pasaba por la cabeza abandonarlo en la calle, así que decidió esconderlo en su dormitorio mientras pensaba lo que podría hacer con él. No entendía cómo ese cachorro había podido llegar a su habitación, pero estaba feliz. A la mañana siguiente, al despertar, tomó una decisión dolorosa, entregarlo en una perrera. No quería disgustar a su madre y fue a recogerlo a su cuarto. No estaba, así


que empezó a buscar, primero debajo de la cama, luego en el armario, nada, había desaparecido. Se dirigió corriendo hacia la perrera a denunciar su desaparición. Mientras lo describía, el dueño de la perrera le dijo: -Hoy nos han traído un perro que coincide exactamente con esa descripción. El hombre acompañó a Ana al recinto donde se encontraba el perro y nada más verlo fue éste el que la reconoció, saltando y moviendo la cola de contento. Cuando los cuidadores fueron a dárselo, Ana les dijo llorando: -No, no me lo deis, no lo puedo cuidar, solo quiero que le llevéis a un buen hogar. Al volver a casa, se encontraba tan triste que su único pensamiento era desaparecer. Fue pensar en eso y ¡zás! Se volvió invisible. Se miraba en el espejo, pero no se veía. ¡Qué fantástico! ¿Cómo podría utilizarlo? Estaba enamorada de un chico llamado Carlos y pensó que su invisibilidad le dejaría hacer cosas diferentes. Se dirigió hacia la casa de Carlos. Entró en su domicilio, sin que ni la madre, ni el padre la pudieran ver, buscó el cuarto de Carlos, y allí lo encontró, jugando con su ordenador. Ana se puso tan contenta que lo único que le apetecía era hablar con él y se olvidó completamente de su deseo de ser invisible. -¿Pero Ana, qué haces aquí? En ese momento, Ana nota que ya no es invisible y sale corriendo despavorida y muerta de la vergüenza. En el trayecto se acuerda de que cuando fue a soplar las velas de su tarta de cumpleaños, pidió un deseo: tener poderes mágicos para poder hacer realidad todo lo que deseara. En ese instante, entiende todo lo que le ha estado pasando últimamente y es consciente de que no fue un buen deseo, pues le va a perjudicar en su día a día. Quiere acabar con ello. Recorre todo tipo de lugares. Aun así no da con la solución. Tras pensar en quien le podría ayudar, recordó que Irene, una amiga del colegio, trabajaba en un laboratorio haciendo pócimas, y esa podría ser la respuesta para romper el hechizo. Irene, que guardaba un antiguo libro de recetas, buscó la adecuada y libró a Ana de su deseo. La amistad entre ambas se fortaleció y se hicieron inseparables. Es más, en una de sus interminables conversaciones Ana se entera de que Carlos, el chico que le gusta, e Irene eran primos y estos acabaron teniendo una bonita amistad.


VICTORIA RODRIGUEZ

¿QUÉ PASARÍA SI TODOS FUESEMOS IGUALES INCLUSO EN EL AMOR? En esta sociedad donde viven 7046 millones de personas y formas de pensar, sería muy difícil que ocurriera, ¿pero si pasase? Y además se mezclasen emociones fuertes Día 1 Hoy he ido a la tienda de ropa, pero no había donde elegir. Ahora que todos nos vestimos igual… A mí me gustaba más los vestidos que se llevaban hace un par de siglos. Cada uno elegía el atuendo que quisiese y existía la moda. Me he decantado por unos vaqueros, una camiseta de color y unas zapatillas deportivas, es decir, lo único que había. Día 2 Era día de elecciones, por lo tanto, mis padres han ido a votar. Ahora no hay diferentes partidos políticos solo hay diferentes candidatos a la candidatura. He salido a la calle estrenando la indumentaria. No es de mi gusto, pero es lo que se lleva. No exactamente, porque las mujeres visten un vestido de color verde. Después de haber andado 10 minutos hacia el parque, me he juntado con mi cuadrilla. Está formada por 4 chicos Pedro, Raúl, Sergio y yo; 3 chicas María, Paula y Cris. Todos nos conocimos en el colegio del pueblo. Día 3


Aunque mi madre me haya advertido de la hora que era, me ha costado despertarme. Le he preguntado quién era el nuevo presidente y me ha contestado que Ramón Pérez, un anciano que conoce a la perfección esta vida. No me parece bien que no haya diferentes partidos políticos porque solo podemos elegir a unas personas del mismo. En mi opinión esta sociedad ha perdido la democracia de antaño. ¡Parece una secta! Al ir hacia el colegio, me he juntado con María. Su cabello rubio bien cuidado es como las de las demás, pero a ella le favorece. Su cara dulce concuerda con sus ojos azulados. Es diferente a las demás. Siempre me ha gustado, pero estos últimos días he pasado más tiempo pensando en ella. -¿Qué tal estas? - le pregunte tímidamente. -¿Bien y tú? -Nervioso por el examen de matemáticas – le dije. -Yo también – me contestó y nos reímos mutuamente- espero que aprobemos. A pesar de que las preguntas eran difíciles, el dicho examen me salió muy bien. Día 4 Esta noche, he soñado con María. Veía que le proponía ser más que amigos y ella lo aceptaba. No suelo hacer mucho caso a mis sueños, pero este era diferente se trataba de la mujer que amaba. He desayunado a todo correr, para poder juntarme con ella en el camino. Así ha sido. No he podido esperar, a mitad de camino, se lo he propuesto. Se ha paralizado y no me ha respondido. En clase he intentado contactar con “Mari”, así es como le llamamos los compañeros. No ha habido forma. Mis colegas no me han querido decir nada, pero creo que sabían algo. Día 5 He reflexionado mucho y no encuentro respuesta a su reacción. No me he atrevido a decírselo a mi madre, ya sabéis como son con esos temas. He cogido la misma ruta de siempre a pesar de que esta vez sin María. El silencio lo he entendido


perfectamente cuando le visto ir de la mano con Luis. Es un alumno de otra escuela un año mayor que nosotros. Me ha visto, pero no me ha saludado. No he prestado mucha atención a las lecciones del profesor porque estaba afectado por lo sucedido. Ha sido el peor día de mi vida. Día 6 No me siento bien como para escribir en mi diario, pero algo si quiero apuntar. Si esto va a ser leído por alguien en el futuro, espero que no cometa el mismo error que cometí hace unos días. No creas que todos tus sueños se van a hacer realidad y menos los que son sobre el amor. El corazón es algo más que un órgano, es nuestra alma, la fuente de nuestros sentimientos. JULEN FERNANDEZ


EL PEQUEÑO DESEO DE SER MAYOR Daniel no era un niño cualquiera, por lo menos él no se sentía así. Él no soñaba con ser futbolista profesional, ni tener unos ceñidos abdominales para lucirlos en la playa, tampoco deseaba ser un príncipe azul, él simplemente quería ser feliz. Normalmente, se tacha a los niños como seres ignorantes que no son conscientes de las cosas, pero algunos niños lo pasan verdaderamente mal en su infancia. Daniel era uno de ellos, se sentía sólo, y toda la culpa se la echaba a sus padres por no haber estado con él cuando lo necesitaba. Francisco y Manuela trabajan durante todo el día y sólo veían a su hijo por la noche. Ellos no estaban atravesando los mejores momentos económicamente, y trabajaban mucho para sacar adelante a su hijo. Querían que tuviera de todo y no le faltara de nada. Pero lo único que le faltaba era cariño. Daniel cuando se iba a la cama siempre deseaba ser mayor, y no sabía que a veces con esfuerzo y dedicación lo que se desea se hace realidad. Un 15 de noviembre Daniel se levantó como todos los días, pero pensaba diferente. Se despertó mucho antes de lo normal, tenía que ir a trabajar. Daniel se duchó, desayunó, dio un beso a sus dos hijos Francisco y Manuela y salió de casa. Trabajó durante todo el día. A la noche, cuando llegó a casa sus hijos ya estaban durmiendo, entonces, cenó y se fue a la cama silenciosamente. Francesca le esperaba en la cama como todos las noches. -

¿Qué tal en el trabajo, cariño?

-

Ha sido un día ajetreado, pero por lo demás bien, ¿y el tuyo?


-

Bien, pero tenemos que hablar de Francisco y Manuela…

-

¿Qué ha pasado? ¿Están bien?

-

Sí, no te preocupes no les ha pasado nada, pero están preocupados porque creen que tú no les quieres. Dicen que nunca les llevas al colegio, nunca estás con ellos para ayudarles con los deberes… En definitiva, que no eres como los demás padres.

-

Pero cariño… -No pudo continuar porque sus palabras se ahogaron con los sollozos-. Ellos saben que tengo que trabajar porque no estamos pasando por un buen momento económico y que lo hago por ellos…

-

Lo sé, mañana lo hablamos, ahora será mejor que descanses un poco. Buenas noches. Al día siguiente, Daniel se levantó sin ganas de hacer nada. Lo que le había

contado su mujer le había afectado mucho, le esperaba un día muy duro. En el trabajo estuvo todo el día ausente, y era la hora de llegar a casa. Daniel debía de ser fuerte. -

¿Qué tal el día hijos?

-

Bien, ¿y tu papá?

-

No demasiado bien, debo hablar con vosotros…. –dijo con un hilo de voz.

-

¿Qué pasa papá? –preguntó Francisco.

-

Tengo que explicaros por qué no paso con vosotros todo el tiempo que me gustaría. No estamos pasando por un buen momento económico, y quiero que no os falte de nada.

-

Ya lo sabemos papá. –dijo Manuela después de un silencio incómodo-. Nos lo explicó ayer mamá y lo entendimos, sabemos que siempre habéis querido y queréis lo mejor para nosotros. Daniel después de escuchar eso era feliz. Y con un, buenas noches, se despidió

de sus hijos. Al día siguiente cuando se despertó Daniel volvía a ser el niño que era, aunque se había dado cuenta que había vivido una situación que le había ayudado a madurar un


poco más y a ver la vida desde otro punto de vista. La vida de Daniel había dado un giro de ciento ochenta grados. Se levantó y corriendo fue a la habitación de sus padres y dijo gritando: -

¡Os quiero, sois los mejores papás del mundo! A partir de esa experiencia que vivió, la vida de Daniel mejoró y aprendió a

valorar las cosas que tenía.

NEREA AMEZUA

CAPERUCITA DEL XXI 8 de Abril de 2014, esta era la fecha en la que me encontraba aquel día que me levanté de la cama casi muerta del cansancio que llevaba encima. Esto se debía a que la noche anterior llegué a casa a las tantas de la madrugada, después de estar en el Brown Palace haciendo un casting para un anuncio de depilación de piernas... Y como no, esa mañana tenía que madrugar para ir a otro de dentífricos. Tenía que prepararme la bolsita con el maquillaje, gracias al buenísimo tiempo que hace aquí en Los Ángeles. Siempre llegaba hecha un Cristo a los auditorios. Perdonadme que no me haya presentado. Mi nombre es Jane Hudson. Vivo en el centro de Los Angeles, en mi pisito de soltera. Hace unos meses vivía con mi novio, pero decidí acabar con eso ya que mi madre me hizo entrar en razón. Él se llamaba Mike, Mike Harden. Me encantaba ese chico. Lo tenía todo. Estaba enamorada de él y él de mí. La verdad que a Mike no le estaba yendo demasiado bien en el trabajo. Era actor, y últimamente no conseguía ningún papel para ningún anuncio o película. Se pasaba todo el día deprimido en casa. Él no levantaba cabeza y, una noche, al llegar a casa, me lo encontré con una especie de polvo blanco puesto en forma lineal, ya el con una pajita en la mano. Os lo imaginareis. Viendo eso y hablando seriamente con mi madre decidí cortar.


El, por supuesto, no entendía nada. No le entraba la en la cabeza la idea de que yo, lo único que le quedaba, le dejase. Pensaréis que me porté mal con él, pero yo debía de seguir mi camino y él el suyo. De eso hace ya dos meses. Ahora no sé nada sobre Mike, creo que se mudó de ciudad, a chicago, o no sé. Pero bueno, que yo ahora vivo estupendamente. Últimamente estoy consiguiendo muchos papeles para anuncios, pero mi sueño de participar en alguna película de Hollywood… lo veo lejos. Aunque no perdierdo esa esperanza. Dejando todo eso aparte, tenía que llegar a tiempo y con la mejor apariencia posible al casting. Entré por la puerta y subí al escenario. El director se presentó, y me dio el guion. Era guapísimo. Tenía una sonrisa preciosa y unos ojos encantadores. Estuvimos hablando durante media hora y me ofreció su número para cenar esa misma noche con él. Yo, asombrada, acepté sin dudarlo. Entonces nos despedimos y me fui a mi casa. Ese chico me gustaba, le acababa de conocer y ya sentía una atracción inmensa sobre él. Además estaba nerviosísima por la cita de esa noche. A las 9, sonó el timbre de mi casa. Era él. Bajé y nos dirigimos al restaurnte. Me desperté a la mañana siguiente sin recordar nada. Pero enseguida me di cuenta de que no estaba sola en la cama… no sé como pasó lo que me estaba imaginando. Le intenté despertar llamándole por su nombre, Russel. Se despertó, y me preguntó a ver qué tal estaba. Yo, obviamente, le conteste que perfectamente. Preferí no darle vueltas al asunto. Russel se tenía que marchar a un casting para otro anuncio. Me preparó el desayuno y se marchó. De repente, me sonó el móvil. Era un director de cine diciéndome que me había visto actuar en la tele, en el anuncio que protagonicé, y que le gustaría que formara parte de su película. Su voz me resultaba familiar pero no le di importancia. Casi lloré de la emoción. Acepte rapidísimamente y me dijo la hora de quedada para darme el guion. Al de dos días fui a Gordon Street, que era la calle donde habíamos quedado. Me extrañó que el director quisiera quedar ahí, ya que era un lugar muy solitario y no muy bien cuidado. Pero acudí igualmente.


Al llegar, estaba sola. No veía a nadie y no sabía qué hacer. De repente, alguien me llamó. Me giré y no me creía lo que vi. Era Mike, pero aparentaba un vagabundo. Se acercó lentamente a mí. Yo me puse muy nerviosa y no sabía qué hacer. De repente, Mike sacó una botella de cristal rota de detrás de su espalda y mientras se acercaba la levantó dijo: -¡Pagarás por lo que hiciste!Entonces empecé a correr, pero no sirvió de mucho porque Mike me lanzó la botella a la cabeza y caí vendida al suelo. Yo empecé a llorar y a pedir ayuda como si me oyese alguien. No pude hacer nada pero, cuando ya había dado todo por perdido y tenía las manos de Mike entre mi cuello, alguien le golpeó en la cabeza con una especie de bate. Solo me dio tiempo a ver eso, ya que perdí el conocimiento en cuestión de segundos. Ala mañana siguiente desperté muy temprano y tenía a mi lado a mi madre, sentada en la silla y a Russel agarrado a mi mano y dormido con su cabeza llena de heridas apoyada en mis piernas. Ahí me acordé de que había quedado con Russel para recogerme después de la entrevista y imaginé que fue él el que le golpeó a Mike. Preferí no despertarles y descansar un poco. Entonces fue cuando comprendí quien me quería de verdad. Desde ese momento supe que hay que saber valorar mejor las cosas, sobre todo, a las personas que más te demuestran.

ALVARO CASTELLANOS


EL MARAVILLOSO MUNDO DE PEDRO Aquel día Pedro paseaba con su furgoneta como siempre, al llegar el verano, vendiendo helados. Era fin de semana, por eso, las calles de Hamelín estaban repletas de gente, al ser una aldea pequeña, no había muchas tiendas en las que poder comprar. Todos los niños del pueblo iban a la ventana de la furgoneta a pedir un helado. El verano era largo y los niños tenían mucho calor, sin poder bañarse solían ir al rio a pegarse un chapuzón. Todos los días pasaba Pedro con la música puesta a vender mantecados y chucherías. Aquel día no había mucha gente en la calle, al ser lunes los padres trabajaban y como era un pueblo pequeño, sin riesgo, los niños andaban sueltos. Todos los habitantes le tenían a Pedro como un buen señor, tendría 52 años y llevaba toda la vida yendo a Hamelín. Era un poco extraño no sabían mucho sobre él, su nombre y poco más. No sabían dónde vivía, ni si tenía familia ni nada. Era un hombre parco en palabras aunque simpático, sobre todo, con los jóvenes. Un día, un niño llamado Juan no volvió a casa a la tarde, los padres muy preocupados llamaron a sus amigos para buscar a su hijo. Ellos les comentaron que habían ido al rio a bañarse y luego, habían estado un rato hablando con Pedro. Después, no le habían vuelto a ver. Al día siguiente preguntaron al heladero por Juan y


al hablar del tema se puso un poco nervioso y rápidamente contesto que no sabía nada de él. Al de dos días Tomás desapareció. Los habitantes del pueblo, muy preocupados, no les dejaban salir a los niños solos de casa y sospechaban de Pedro. Podría ser él, el que se llevaba a los chavales. Pero por otra parte, nunca había hecho nada como eso. Los niños que quedaban en Hamelín se empezaron a enganchar a los helados de Pedro, y los adultos no entendían a que se debía tanto mantecado. Todos los días de verano, a todas horas, querían ir a la furgoneta. Entonces, la gente mayor del pueblo preguntaba al heladero cuál era su secreto, pero él nunca decía nada. Ya habían desaparecido cinco niños en la aldea que los adultos se empezaron a preocupar mucho. Por eso, un día María y Lucia, dos ancianas, entraron en la furgoneta y descubrieron un nuevo mundo. Aquello era completamente diferente. Todo era nuevo para ellas nunca habían visto algo semejante. Parecía un cuento, todo un mundo de hadas, en lo que todo se podía hacer realidad, posiblemente, un sueño. A las dos señoras aquel mundo les empezó a gustar. Un mundo extraño: animales volando, todo tipo de hadas a las que pedían deseos y ellas los cumplían. Para los chavales aquello era lo que siempre habían querido, de momento. Las ancianas al ser mayores, los primeros días, les gustaba todo aquello, pero al tener más experiencia en la vida se dieron cuenta que no estaban haciendo lo correcto. -

¿Quieren ustedes pedir algún deseo? – les dijo el hada que iba vestida de rosa.

-

No nos creemos nada de este mundo, lo único que queremos pedir es que los cinco niños de Hamelín vuelvan con nosotras a la aldea. – le contesto María hablando por las dos.

-

Está bien, vosotras sabréis lo que hacéis, os aseguro que os arrepentiréis. Todo esto es mucho mejor que lo que hay ahí fuera. – se metió el hada verde.

A pesar de que les costó, al final, volvieron a su pueblo en el que todos les esperaban impacientes. Los padres de los cinco niños los vieron muy cambiados y, estos, les dieron las gracias a las dos ancianas del pueblo, porque si no hubiera sido por ellas nunca hubieran podido salir de aquel mundo fantástico.


En resumidas cuentas, Pedro no era más que una droga a la que todos los niños se enganchaban y les llevaba a un mundo fantástico, lleno de imaginaciones.

LEIRE EROA

EL SABOR AMARGO DE LA VIDA -Hansel, no llores. Tú eres muy fuerte acuérdate… -Me duele mucho Gretel, esta vez se ha pasado. - Algún día dejará de hacerlo, ya verás. Hola, mi nombre es Gretel y el que llora es Hansel, mi hermano. Bueno, la verdad es que yo también suelo llorar a menudo pero como soy la mayor me toca eso de consolar. Desde que mamá se fue a por tabaco y no ha vuelto papá se ha convertido en un monstruo…No deja de beber y cuando bebe nos trata mal, muy mal. Un día se enfadó tanto que nos metió en el sótano y desde entonces no nos ha dejado salir. Papá se enfada mucho con Hansel, porque dice que se parece a mamá y cuando se enfada le pega fuerte, tan fuerte que siento su dolor. Hansel grita y grita y yo me derrumbo, es tan duro ver a una persona que quieres sufrir y ver que no puedes hacer nada…Cuando acaba de hacerlo y va subiendo las escaleras del sótano siempre nos grita: “Os quiero hijos, es vuestra madre la que no os quería, ella se fue y yo siempre estaré aquí.” A veces, cuando nos quedamos solos nos damos la mano, nos tumbamos en el suelo y cerramos los ojos. Nos imaginamos que estamos en la playa, sentados en la arena mientras la brisa marina nos acaricia… Y es así durante uno minutos como los problemas se hacen invisibles, como el dolor desaparece.


Pero luego abro los ojos y veo que estamos en un sótano oscuro, lleno de humedades y de trastos viejos. Muchas veces me pregunto si mama de verdad nos quería, no entiendo por qué se fue y creo que mi hermano se pregunta lo mismo. Con la botella en la mano, ha bajado las escaleras y poco a poco se ha ido acercando a nosotros. Hansel estaba temblando y cuando papá ha levantado la mano, me he puesto entre su mano y mi hermano: -¡Basta ya! -Gretel, no te quiero hacer daño apártate. -No. Sé que sufriste cuando se fue mamá pero eso no te da derecho de hacer lo que haces. Me ha apartado con la mano tirándome a una esquina. Les he dado la espalda y he empezado a llorar. Cada grito de Hansel me ha hecho cada vez más pequeña hasta que me he vuelto invisible. Cuando papá se ha ido, me he acercado suavemente hasta donde estaba mi hermano, le he secado las lágrimas y, dándole la mano, le he susurrado al oído: “Pronto acabará esto, tengo una idea”. Me ha mirado con el rabillo del ojo esperando a que se lo contara, le he dado un beso en la frente y nos hemos dormido. Al despertarnos, nuestro padre estaba ahí, observándonos desde las escaleras. Ha ido bajando poco a poco y mientras no miraba he cogido una cazuela oxidada que se encontraba a mi derecha. Hansel ha sabido lo que iba a hacer, era como si nuestras mentes fueran uno, como si fuéramos la misma persona. Se ha acercado tanto que he sabido que era el momento oportuno y agarrando fuertemente el asa, con los ojos húmedos le he dado en la cabeza. Se ha caído al suelo y ayudándole a mi hermano a levantarse hemos subido las escaleras. Me ha costado mucho abrir los ojos, había demasiada luz, pero suavemente lo he hecho. Ha sido como si en veinte años no hubiera visto mi casa, se me habían olvidado el color de las paredes, el olor de mi hogar. Pero lo único que me importaba era huir. Hemos salido por la puerta y no hemos pedido ni ayuda, Hansel y yo sabíamos a donde teníamos que ir. Hemos andado durante horas hasta que hemos podido oír el oleaje, mirándonos mutuamente hemos sonreído y ya daba igual el dolor, las heridas, hemos empezado a correr. Nos hemos sentado y dándonos la mano, hemos cerrado los ojos. Estábamos en la playa, en la playa de nuestros sueños. Se ha oído cerrar la puerta del sótano, lentamente he inclinado la cabeza en busca de Hansel. He visto que no se movía y que un líquido rojo salía de su boca. Me he asustado, mucho. Al tocarme la tripa he sentido que algo húmedo mojaba mi vestido, he acercado la mano a mi cara y he visto que mi mano estaba llena de sangre. No he entendido nada hasta que he visto el viejo revolver de nuestro padre tirado en el suelo, junto a nosotros. Le he agarrado de la mano a mi hermano y con las últimas fuerzas que me quedaban le he susurrado: “Hansel, ahora podemos ser libres. Nunca te olvides de que cada vez que quieras nos encontraremos en nuestra playa. Solos tú y yo. Para siempre.”


IRAITZ MENIKA


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