LOS ASESORES. POR ESO LOS ESCONDÍAN En la legislatura anterior habíamos criticado la posición asumida por varios diputados que insistentemente se negaron a revelar quiénes eran sus asesores en la Asamblea Legislativa, cuánto se les pagaba a estos y en qué áreas estaban recibiendo la supuesta asesoría. Los diputados en la legislatura anterior llegaron hasta el punto de no cumplir con lo resuelto por el Instituto de Acceso a la Información que les ordenó publicitar tales datos; en lugar de eso prefirieron acudir a la Sala de lo Contencioso Administrativo argumentando ilegalidades y afectaciones patrimoniales a todas luces inexistentes. Su negativa nos hacía concluir que debía ser muy grave lo que se escondía para que se mantuviera a ultranza la negativa a revelar el nombre de los asesores, cuando no había ni una sola norma que les habilitara para hacerlo, ni siquiera acudiendo a las más retorcidas interpretaciones legales. Ahora comenzamos a darnos cuenta de lo que escondían. Las excusas para mantener en secreto los datos de los asesores legislativos fueron variando. Primero dijeron que se trataba de información reservada, luego que era confidencial, más tarde que se ponía en riesgo a los asesores y por último se atrevieron a decir que necesitaban la aprobación de los mismos asesores para revelar sus nombres. Hoy nos queda claro: ni los asesorados ni los supuestos asesores querían qué tuviéramos esa información porque nos causaría indignación a todos. La Presidenta de la actual Asamblea antes apoyó mantener en secreto la lista de asesores, pero ahora ha dado un paso firme en pro de la transparencia. No podemos sino valorar de manera positiva el hecho de que haya enmendado el yerro cometido en la anterior legislatura y haya propiciado que los diputados- algunos a regañadientes - comiencen a rendirnos cuenta en este tema. Nosotros entendemos que los diputados necesiten ser asesorados en su función legislativa; no estamos ni siquiera insinuando que los asesores deben desaparecer. Independientemente de su menor o mayor preparación académica, los diputados no
pueden tener conocimiento de todas y cada una de las áreas con las que tendrán que lidiar durante su gestión. Los abogados sabemos que hoy día no existen los “todólogos” y que los que así lo pretenden, solo terminan irradiando ignorancia. No es la existencia de asesores lo que indigna. Lo que indigna es que nos estamos dando cuenta que la figura de los asesores está sirviendo para otros propósitos y que en la mayoría de casos solo refleja un mezquino aprovechamiento del cargo. Ahora ya no hay duda que por esta vía se está simplemente favoreciendo a familiares y amigos quienes sin hacer absolutamente nada, están recibiendo fondos del erario público. Lo que indigna es que un día se pregone austeridad y al otro día nos demos cuenta que lo que existe es un despilfarro cuyas verdaderas dimensiones aún no conocemos. Indigna que con la misma frescura de siempre, algunos diputados reconozcan que hay ciertos asesores que están ahí por puros pactos políticos; indigna que un partido representado por un solo diputado, tenga más de 10 asesores; indigna que ni entre los mismos partidos sepan quién recibe asesoría de quién y que simplemente se “tiren la pelota”. Pero lo que más indigna es que ni siquiera muestren vergüenza. En las declaraciones recientes no hemos escuchado ni un solo atisbo de propósito de enmienda. Lo que escuchamos es que “eso así es y así va a quedar”. Nosotros auguramos que los diputados y los partidos políticos están equivocados y que más temprano que tarde esta distorsión será corregida. Por si no se han dado cuenta se los decimos: la ciudadanía está cansada de ser abusada y cada día es más intolerante con las actuaciones arbitrarias de sus gobernantes; aún están a tiempo de enmendar ustedes mismos la plana.