La narrativa peninsular desde 1975 hasta nuestros días. Apuntes 2º Bachillerato

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La narrativa peninsular desde 1975 hasta nuestros días. Principales tendencias: Almudena Grandes, Muñoz Molina, Eduardo Mendoza, Rosa Montero. La principal característica de la narrativa española desde 1975 hasta nuestros días es la enorme variedad de temas, subgéneros y tendencias formales que se dan en este periodo; teniendo en cuenta que, dada la gran cercanía en el tiempo, todavía es pronto para vislumbrar unas tendencias o movimientos generales marcados. Este periodo, determinado por la muerte de Franco y por el comienzo del régimen democrático, se inaugura con una novela que sirve como ejemplo de toda esta variedad de la que estamos hablando: La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza. Esta novela aportaba una originalidad, por contraste, que la separaba de lo que en aquel momento se escribía en nuestro país. Sin renunciar al empleo de técnicas experimentales, nos encontramos una obra con un cierto sabor clásico, bien construida, con una trama ensamblada sobre un fondo realista descrito con eficacia y que utilizaba determinados recursos de intriga con una pasmosa tranquilidad. Con ella, Eduardo Mendoza consiguió el interés de un público que veía en él lo que otros autores no parecían capaces de ofrecerle: amenidad unida a un buen nivel narrativo. El éxito del libro entre la crítica no se hizo esperar. (Cfr. Rodón, Francesc: "Recreación de la historia. La verdad sobre el caso Savolta " en El Correo Catalán, jueves 1 de mayo de 1975, 29). Todas las técnicas y géneros que se entrecruzan en la novela (historia, crónica, género negro, artículo periodístico, autobiografía, relato picaresco, fragmentarismo, “collage”...) constituyen una manera de cuestionar la historia y de ofrecerla desde puntos de vista múltiples. (Cfr. ídem,) En esta primera novela de Mendoza encontramos ya en germen todo el material que luego formará parte de su obra. Desde las tramas folletinescas, individuos obsesionados por el control del poder, extraños individuos que por su falta de aspiraciones terminan arrojados por la sociedad a reductos como el terrorismo libertario. Claves como el uso del localismo con funciones cómicas, la utilización de la documentación como fuente no tanto de información sino de fabulación sobreañadida y disparatada o la ciudad entendida como algo más que un lugar, una ciudad sublimada hasta ser transformada en categoría, mundo determinante de los hombres que por ella pasean, que en ella viven. (Cfr. ídem.) Otras obras de este autor que responden a estas características son El misterio de la cripta embrujada (novela detectivesca con muchas dosis de humor) y La ciudad de los prodigios, centrada como Savolta en la ciudad de Barcelona en los años 30 del siglo XX. En las tres décadas después de muerto Franco siguen escribiendo con mayor o menor fortuna grandes novelistas de las épocas anteriores como Cela (con más pena que gloria salvando alguna novela como Mazurca para dos muertos, ambientada en Galicia y con una variedad lingüística que se corresponde al castellano de Galicia); Miguel Delibes, con dos grandes novelas, Los santos inocentes, donde se retrata la Extremadura rural todavía atrasada en muchos aspectos de los años 80 y la novela histórica El hereje (1998), situada en Valladolid en la época más dura de la Inquisición y de la persecución del protestantismo. Tendencias generales No resulta fácil discernir en la nueva narrativa unas corrientes o escuelas definidas, aunque sí es posible identificar ciertas tendencias temáticas. Las más relevantes son estas: a) Novela policíaca y de intriga. Casi siempre influida por la novela y el cine negro americanos. Presenta una intriga poderosa que atrae al lector. Este subgénero resurge con especial fuerza. Entre sus cultivadores destacan Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie protagonizada por el detective privado Pepe Carvalho, y Arturo Pérez-Reverte, con La tabla de Flandes (1990), El club Dumas (1992) o La Reina del Sur (2002) y la citada Savolta. b) Novela histórica. Se vuelve al pasado histórico, distanciándose de los hechos con una visión a veces paródica. Se pueden citar como ejemplos El oro de los sueños, de José María Merino, El hereje (1998), de Miguel Delibes, así como la saga protagonizada por el capitán Alatriste, de Pérez-Reverte, ambientada en el Siglo de Oro. En los últimos años son frecuentes las novelas


históricas contextualizadas en épocas cercanas, especialmente en la Guerra Civil, como Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas y de nuevo Savolta. c) Novela de la reflexión íntima o lírica. Se vuelve a lo privado y al análisis psicológico de los personajes. Se recrea la infancia y la juventud de una manera lírica, ubicándola a veces en espacios rurales y legendarios. Obras representativas de esta tendencia son “Mortal y rosa” (1975), de Francisco Umbral, sentida reflexión sobre la muerte escrita con brillante estilo, o El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, que combina la introspección psicológica con la reflexión literaria. Destaca en la novela lírica Julio Llamazares con La lluvia amarilla, sobre la España vaciada; narra los últimos meses de vida del único habitante de un pueblo de la montaña de León. El propio título nos evoca el amarillo como símbolo lírico de muerte, tan utilizado por Juan Ramón Jiménez. d) Novela de la memoria y del testimonio. La memoria de una generación y el compromiso son los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa Montero, con Te trataré como a una reina (1981), defensa de la condición femenina, y Luis Mateo Díez, con La fuente de la edad (1994), crítica lírica y humorística de la vida provinciana. Entre los novelistas de este período sobresalen, cuatro autores: Eduardo Mendoza, Antonio Muñoz Molina, Almudena Grandes y Rosa Montero . • Eduardo Mendoza (Barcelona 1943) publicó en 1975 La verdad sobre el caso Savolta, de la que ya hemos hablado. En obras posteriores, Mendoza ha mostrado su excepcional capacidad paródica: Sin noticias de Gurb (1992), El laberinto de las aceitunas (1998) y El misterio de la cripta embrujada (1995) actualizan y transforman de manera cómica los tópicos de tres géneros consagrados: la novela de misterio, la novela negra o policíaca y la novela de ciencia ficción. La ciudad de los prodigios (1986) es la más ambiciosa de sus obras y probablemente la más lograda; en ella se recrea la evolución histórica y social de la ciudad de Barcelona en el período comprendido entre las exposiciones universales de 1888 y 1929, tomando como hilo conductor la progresión en la escala social del protagonista (Segundo guiño de este autor al Lazarillo de Tormes, ya homenajeado en Savolta a través del personaje principal, Javier Miranda, que sirve de tapadera social a su jefe casándose con la amante de este. Esta novela retoma y renueva con maestría algunos de los presupuestos de la novela realista decimonónica: el propósito de reflejar y explicar el mundo real y el pormenorizado análisis psicológico de los personajes. • En la narrativa de Antonio Muñoz Molina (Úbeda 1956) se conjugan de forma armónica el rigor en la construcción del relato y la preocupación por elaborar un argumento atractivo para el lector. Destaca asimismo la calidad de la prosa, intensa, que se desarrolla en períodos amplios, de ritmo muy cuidado. Sobresalen entre sus obras El invierno en Lisboa (1987), una magnífica novela de intriga; El jinete polaco (1991), evocación autobiográfica que juega hábilmente con los tiempos del relato; y Plenilunio (1997), acertado intento de remozar el género policíaco. Con Sefarad (2001) huye del argumento tradicional y desarrolla en clave de literatura personajes y situaciones históricas. • Rosa Montero (1951): Periodista y escritora galardonada con gran cantidad de premios en ambas facetas, Rosa Montero Colaboró a finales de los años sesenta con grupos de teatro independiente, como Canon o Tábano. En sus novelas destaca el protagonismo de la mujer y una reflexión profunda y crítica sobre su psicología y su papel en la sociedad, sobre la que también hace profundas reflexiones. Su primer gran éxito fue La hija del caníbal (1997), llevada al cine en México. Con La ridícula idea de volver a verte (2013) se inspiró en la doctora Marie Curie para reflexionar sobre el dolor, la vida y la muerte. En Lágrimas en la lluvia (2011) creó una historia futurista con una detective: Bruna Husky, investigando las causas de una locura colectiva que ha convertido la Tierra en un caos. (Cfr. AlohaCriticón) • Almudena Grandes (1960): Saltó a la fama tras haber ganado el premio La Sonrisa Vertical con su primera novela, Las edades de lulú (1989), un libro erótico que fue llevado al cine por Bigas Luna.


Posteriormente aparecieron títulos como Te llamaré “Viernes”. (1991), Malena es un nombre de tango” (1994), novela adaptada a a pantalla grande por Gerardo Herrero, Atlas de la Geografía humana (1998). En Castillos de cartón” (2004), centra su historia en una tasadora de arte llamada María José Sánchez, quien revivía antiguas emociones al encontrarse con un antiguo amante. Estaciones de paso” (2005) narra cinco historias referentes al periodo crucial de la adolescencia con personajes envueltos en avatares muy diversos que van desde el fútbol o la política hasta los toros o la música. Inés y la alegría” (2010) es una novela con historias de ficción de posguerra que inició una serie de libros titulada Episodios de una guerra interminable. El segundo volumen de esta serie fue El lector de Julio Verne (2012) novela que trata, desde la perspectiva de un niño, hijo de un guardia civil el tema de los maquis después de la guerra, tema ya tratado por Julio Llamazares con Luna de lobos (1985), solo que con otra localización geográfica; esta en las montañas de León y la de Almudena Grandes en las de Jaén. (Cfr. AlohaCriticón)


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