THE ROLLING STONES

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T H E ROL L I NG STONES, por Steve Van Zandt Los Rolling Stones son mi vida. Si no llega a ser por ellos habría sido un mafioso de verdad y no sólo en Los Soprano. La primera vez que los vi fue en la televisión, en 1964. Por aquel entonces los Beatles eran perfectos: con sus cortes de pelo, sus melodías, sus trajes. Su música era extraordinariamente sofisticada. El conjunto era emocionante, pero su perfección te impedía percibirlos como cercanos. Los Stones también eran emocionantes. Pero el mensaje que transmitían era: “Tal vez tú también puedas hacer esto”. Llevaban el pelo descuidado. Sus melodías estaban levemente desajustadas. Y no les recuerdo sonriendo. Tenían la actitud de los músicos de rhythm&blues. “No estamos en el negocio del espectáculo. No hacemos pop”. Y la sexualidad en la voz de Mick Jagger convertía su música en adulta. No era ningún juego. Era de verdad. Jagger tenía esa cualidad tan particular propia de los bluesmen, una forma de cantar como a medias, sin llegar a dar las notas del todo. La aceptación de la voz de Mick Jagger en la radio mayoritaria fue un momento clave en la historia del rock&roll. Les abrió la puerta a todos los demás. De pronto, Eric Burdon y Van Morrison ya no sonaban tan extraños, tampoco Bob Dylan. Fue un fenómeno único: un cantante blanco actuando como los negros. Lo hizo Elvis Presley. Pero el siguiente fue Jagger. No había otros chicos blancos haciéndolo. Los blancos se ponían delante del micrófono y cantaban, como los Beatles. La forma de actuar de los artistas negros tiene sus raíces en la iglesia…se dejaban llevar por su espíritu, liberándose de las ataduras sociales, de cualquier forma de vergüenza o humillación. No tenían el control: eso es lo que Jagger transmitía. Iggy Pop y Jim Morrison lo llevaron a otro nivel, pero todo salió de Jagger. Al principio, los Stones eran la banda de Brian Jones. Él los bautizó. Era el mánager, conseguía los bolos y escribía a los periódicos cuando les hacían malas críticas. La actitud y la agresividad salieron de él. Igual que el gusto por la tradición. En discos como December’s children y Aftermath, Jonestocaba el sitar y el clavicordio. Estaba continuamente inventando. A Keith Richards, relegado históricamente a la guitarra rítmica a pesar de sus increíbles solos, tampoco se le ha reconocido todo su mérito. Los riffs de Satisfaction y The last time, que los Stones consideraron su primer tema serio, son suyos. Luego llegaron los experimentos con la afinación. Hay patrones de acordes íntimamente relacionados con la afinación –llamémoslo el efecto Gimme shelter– en los que se añade una nota sostenida que hace al conjunto más melodioso y rítmico al mismo tiempo. Yo toco la guitarra con la E Street Band a su estilo. Cualquiera que toque rock con una guitarra lo hace. Bill Wyman y Charlie Watts sabían cómo obligarte a moverte mucho mejor que la sección rítmica de cualquier otra banda de rock hasta el día de hoy. Ahora parece una tontería, pero en aquella época el rock era música para bailar. No podéis imaginaros lo que era verles en el 62 o el 63: el público se volvía loco, los Stones se volvían locos, era como si estuvieran en un club de blues de Chicago. Hay varias generaciones de jóvenes que ya sólo conocen a los Stones como iconos, completamente aislados de su música. A ellos les recomendaría que escucharan sus primeros cuatro discos: England’s newest hitmakers, 12x5, Now y Out of our heads (así se editaron en EE UU). La lección siguiente es su segunda gran era: Beggars banquet, Let it bleed, Sticky fingers


y Exile on main street. Consiguieron alinear la mejor colección de discos consecutivos de la historia en sólo tres años y medio. En muchos sentidos, los Stones están tocando mejor ahora que en los sesenta. Al principio eran bastante descuidados. Su técnica no ha hecho más que mejorar. El problema es que su poder nace de sus primeros doce discos. Desde el 72 han hecho algunas buenas canciones, pero sólo un puñado. Si estuvieran grabando discos a aquel nivel y tocando en vivo como ahora, ¿no sería increíble? En vivo siguen siendo capaces de transmitir aquel poder. Aún puedes aprender mucho de los Stones: a componer buenas canciones, a seguir en forma y a encontrar la pasión cada noche. Quién pudiera vivir la décima parte que Mick Jagger y seguir siendo tan bueno. Es increíble que Keith siga vivo. Hay muy poca gente que tenga esa invulnerabilidad física, aunque no hay ninguna necesidad de comprobarlo. Seamos sinceros: un consumo excesivo de drogas es perjudicial para un compositor. La parte positiva es que siguen en activo cuarenta años más tarde. La mayoría de las bandas no consiguen mantenerse unidas durante cuatro años, así que no hablemos de cuarenta.


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