Anotaciones sobre Cuba.

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ANOTACIONES

SOBRE CUBA


Proyecto editorial: Alan Jesús Morgado Bustos. Curaduría: Pedro Abascal Diseño Gráfico: Laura Díaz Milán D. R. 2014 © Alan Jesús Morgado Bustos. Se permite la difusión de ésta obra para fines no lucrativos siempre y cuando se otorgue el crédito de autoría correspondiente. Todas las fotografías contenidas en éste libro están protegidas por derechos de autor.


ANOTACIONES

SOBRE CUBA

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ALAN MORGADO



AGRADECIMIENTOS Las palabras nunca son suficientes cuando de agradecer se trata, mas aprovecho este espacio para reivindicar la presencia de aquellos que con su ser y hacer, consolidan mi obra y mi persona. Este proyecto no hubiera sido posible sin el incondicional apoyo, esfuerzo, paciencia y motivación de mi familia, mis amigos y colegas; a ellos dedico este libro personal de mis Anotaciones sobre Cuba. Especialmente, agradezco la disposición, el talento y el tiempo invertido en este proyecto a mi buen colega y editor Pedro Abascal y a la diseñadora Laura Díaz; también a Rodrigo García Bonilla por las correcciones y a Bernardo García Díaz por los consejos y el apoyo para la madurez de este proyecto. A la familia Ortíz Hernández por el respaldo incondicional. A mis grandes maestros y amigos, en especial a Edgar Botello y Noé Capistrán. A mis compañeros de viaje, Nancy López Luna, Lael Ibañez Zilli Y Cecilia Burgos, gracias por tantas experiencias y aventuras compartidas. A Carlos Ernesto Escalona Martí, Ussiel Madera Ferragut, Oderay Ponce de León y sus familias, por las palabras sin fin, la camaradería y su hospitalidad. Gracias también a Gama Fotografía por su colaboración en la producción; al equipo de Museo de Historia de Ciudad Mendoza, por tantos conocimientos y valores compartidos; al ISA por su recibimiento y a mi casa de estudios, la Universidad Veracruzana.



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INTRODUCCIÓN ALAN MORGADO

Anotaciones sobre Cuba es un libro que narra, mediante la escritura de luz, las vivencias y fenómenos experimentados a lo largo del semestre de mi estancia en la isla, producto del convenio estudiantil entre la Universidad Veracruzana en México y el Instituto Superior de Arte de Cuba. Más allá de ser un anecdotario, este libro hospeda anotaciones de un ojo extranjero (con partidario corazón isleño) sobre lo que considero la esencia de esa tierra. Creo profundamente en la imagen como el lenguaje del hombre. Estoy convencido de que a través de la valoración de las cosas simples es como se hace posible conocer nuestra compleja existencia en el mundo. Si de algo puedo sentirme afortunado es de haber compartido la vida del pueblo cubano, trascendiendo la mirada del ojo yuma y logrando atesorar apuntes visuales de lo que ocurre tras el telón. Como versa el dicho en la isla: una mirada “con los pies en la guagua”. Las fotografías de este libro son ventanas a través de las cuales se persigue una aproximación a la diversidad y complejidad de Cuba a lo largo de su territorio. Un viaje desde la punta occidental en Pinar del Río hasta el extremo oriente en la tierra volcánica


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de Baracoa, Guantánamo, con escala en cada una de sus provincias. La Habana, por supuesto, conquista grande presencia en esta obra por ser mi lugar de arribo y estancia, además de la bellísima capital del país. Es importante señalar que este proyecto se desarrolla en un importante contexto histórico, social, político y económico de la vida cubana. Un tiempo en que la vorágine del mundo globalizado exige una evolución de la revolución. Un proceso de transición hacia una economía más sustentable, mientras se preservan los principios del sistema socialista, que se erigen como tesoro nacional y cuyos frutos son ejemplo para el mundo entero. Cuba es un país radical, mas no binario. Es inmensamente rico en diversidad cultural y es tan amplio y tan indefinido como el océano que le rodea, amén de su bien definido y defendido territorio. Es cambiante, es complejo, pero está siempre lleno de vida. Cuba tiene un rostro tanto para reír como para llorar, y para sonreír, además, del llanto. Una población que tiene la esperanza puesta en el eterno mañana, viviendo constantemente la lucha por su presente. Una tierra en donde habita la sorpresa, la ironía, la utopía, la especulación y el misterio. Una tierra dulce, rodeada de aguas saladas.

Considero que la mejor manera de hablar de la isla mediante mis fotografías es a través de este formato, en el que, tras pasar cada página, el espectador se encuentra con un nuevo diálogo, una nueva pregunta, una nueva historia. Cada página guarda una relación intrínseca con la página que le precede. Cada fotografía se contrapone a la siguiente y a su vez se complementa, manteniendo su autonomía. La comprensión de un fenómeno tan complejo como lo es la vida del pueblo cubano sólo puede alcanzarse mediante la interpretación de todas las fotografías en conjunto, como un todo. Este entretejido visual (alejado de los limitados estereotipos cubanos difundidos internacionalmente, tan localistas y caducos) compone un mapa espacial y temporal de lo que para mí, es la vida en Cuba. No está de más advertir que Cuba goza de la más prodigiosa de las luces. Por su cadencia, sus colores, sus enigmas y su mágica luz, es sin duda el paraíso de todo creador visual. Como dijera mi buen amigo y colega Carlos Ernesto Escalona Martí: “Yo soy fotógrafo, escribo con luz…” Así, sin más palabras, dejo ante sus ojos mis Anotaciones sobre Cuba, esperando ser, en el más afortunado de los casos, una extensión de su mirada.


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ANOTACIONES SOBRE ALAN CARLOS ERNESTO ESCALONA MARTÍ


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Nunca vi una foto suya mientras estuvo en Cuba. Siempre se justificó con que quería tomarse el trabajo de hacer una selección previa. Con Alan Morgado experimenté el placer de conocer primero a la persona, y más tarde (mucho más tarde), al artista que hoy admiro doblemente tanto como creador, como por su dimensión humana. Una mañana de lluvia coincidimos en una oficina de la facultad. De él solo sabía que era un estudiante de intercambio. Para Alan, yo era un profesor de la facultad y autor de la mitad de las fotografías de la exposición que lo había recibido en septiembre. Me había ausentado a la inauguración y Alan me abordó para expresarme sus comentarios. No habían pasado cinco minutos y ya había tomado nota de la primera de sus frases célebres: “... hacer una exposición no es solo colgar cuadros en una pared”. El aguacero providencial nos retuvo un par de horas en la oficina. Lo agradable de la charla me hizo sentirme obligado a invitarlo a un lugar más apropiado: el “Aula Magna”, que no es un elegante salón, sino esa cafetería o bar que está al doblar de todas las facultades del mundo. Bautizada así porque allí, entre risas y botellas vacías, han emergido mejores ideas que en una conferencia o un debate académico. Pasó el día pero no la plática. Las cervezas comenzaron a convertirse en un arma de desgaste sistemático de billeteras

y bolsillos, así que nos fuimos a mi casa. Nos esperaba la agradable compañía de mi cuñado y hermano de la Luz, el también fotógrafo Mayangdi Inzaulgarat, así como de Santiago Blanco, uno de los mejores moderadores con los que puede contar una polémica en Cuba. Las preguntas de Alan dieron la medida de cuán claro estaba con la idea de abarcar Cuba en el menor tiempo posible. Desde el principio comprendimos que no era otro turista con una buena cámara, sino alguien con una conexión extraordinaria entre ojo, cabeza y corazón. Alguien que intentaría no solo comprender por sí mismo una realidad, sino que también dejaría la piel mostrándola desde su punto de vista más franco, íntimo y personal. A veces el mejor camino para encontrar una buena respuesta es asegurarse primero de estarse haciendo la pregunta correcta. Su franqueza consigo mismo le ahorró tiempo y divagaciones al tomarse el trabajo de plantearse buenas interrogantes, algunas de las cuales tuvimos la suerte de poder responder: Según José Lezama Lima -y valga su propia aclaración de no estar muy seguro de ello- la característica más esencial de los cubanos es “un ansia perenne de porveniridad”. “En Cuba, pensar antes de tiempo a veces puede ser tan malo como pensar en contra”, “Las cosas no son así desde hace 50 años, sino desde hace 500”. O bien,


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esa línea que tanto le gustó: “Para empezar a entender esto, tienes que pensar con los pies en la guagua” (Frase, por cierto, no de los isleños, sino nacida espontáneamente como paráfrasis de la tradicional “con los pies en la tierra”). Alan aprendió rápido: esas ideas, y tantas otras, acabaron tomando forma en las imágenes que conforman el presente volumen. Vivió su experiencia cubana con sus cinco sentidos: Conversaba con todo tipo de personas, entraba en lugares acaso impensables, se movió en autos de alquiler, guaguas, y en “botella” (aventón), comía en una “paladar” y en el comedor del Instituto, bebía aguardiente malo igual que ron añejo... En su última etapa fue más lejos que cualquiera de nosotros: un viaje hasta el Oriente de la isla, en “camionetas”, como otro cubano “de a pie”. Vivió disímiles vidas en solo semanas. Hoy en día, observo sus fotografías en una línea del tiempo en que fueron tomadas, y siento ese proceso inevitable que ocurre cuando uno asimila una realidad de afuera hacia adentro. Alan se fue metiendo en Cuba y Cuba se iba metiendo en Alan, al tiempo que Alan, también se iba adentrando en sí mismo. Por aquella época yo jugueteaba con la idea de que la trascendencia de los maestros del oficio radicaba en la elección de temas humanos y universales, así como en la presencia de un “sello personal” en

forma de un marcado estilo desde el punto de vista técnico (la elección de un lente, el predominio de algún tipo de encuadre, el aprovechamiento de la luz, etc.). Tiempo después tuve que sumar una tercera categoría intermedia: el approach, que no se trata solo del acercarse, sino de la forma de acercarse, de introducirse dentro de la historia a cubrir. Este libro demuestra el valor de las tres categorías. El tema lo tenía: Cuba, como emergiera en la medida en que la fuera descubriendo. Nuestras conversaciones discurrían más por temas históricos, sociales, y culturales, que por senderos técnicamente fotográficos. Alan no venía a probar una cámara de último modelo, sino a descubrir la isla desde los cubanos mismos. Eso solo lo puede hacer un humanista de principios firmes, capaz de entrever en un mismo escenario lo particular, lo general y lo universal. En los personajes de Alan está Cuba, pero también Latinoamérica y el mundo. Su acercamiento fue franco y cordial, sobreponiendo su condición humana a su estatus de extranjero, de “yuma”. Otra frase que guardo citada por Alan es: “Todo el mundo se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va”. Existe una ética universal que está escrita desde hace siglos en todas las culturas y religiones, y


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que hasta el hombre más marginal respeta. Una ética que Alan Morgado comprende y practica, y es su llave maestra para acceder a las personas haciéndoles sentir que serán retratadas con dignidad y respeto. Lo que más me llama la atención del estilo de Alan Morgado es su tacto para manejar los recursos expresivos del lenguaje visual. Con precisión quirúrgica, los administra de manera eficiente y eficaz, poniéndole a la imagen justo lo que lleva para ser contada, sin desbordarse excesivamente. Algunas de sus fotos me recuerdan a la composición de Webb, otras a las impresiones de movimiento de David A. Harvey, otras al humanismo de Graciela Iturbide y Álvarez Bravo. Una mirada entrenada encontrará también a Robert Doisneau, Robert Frank, y Lee Friedlander. Pero más allá de los nombres y las influencias que puedan emerger al contemplar su obra, Alan Morgado es Alan Morgado, moviéndose libremente no solo en la técnica, sino también entre los estilos, mientras el suyo propio se va fundiendo como un bloque de hormigón. Un año después de su partida de Cuba, Alan me hace llegar las fotos. “Una selección previa...” vaya si la hizo. Mi acto de fe no pudo ser mejor correspondido. Primero las fotos, que superan mis expectativas. Meses después, el libro. El todo es más que la suma de las partes, y el volumen… en sí, ya es una

obra de arte. Como mismo una exposición no se trata solamente de colgar fotografías en una pared, el libro debió requerir tiempo, y un esfuerzo intelectual enorme. Relacionar, conectar, provocar un diálogo, -y hasta una discusión- entre imágenes que visualmente constituyen oraciones e incluso párrafos. Imágenes que se unifican a pesar de haber sido tomadas a veces en sitios y momentos tan distantes. La experiencia cubana de Alan Morgado es la mejor y más rápida asimilación de Cuba que he visto hacer a un extranjero. Y no lo digo por la forma en la que Alan absorbió a Cuba - o como Cuba absorbió a Alan-, sino porque su capacidad para emitir me ilustra la medida de su capacidad de recepcionar una realidad hasta hacerla suya. Eso lo puede hacer un ser consciente y en frecuencia consigo mismo y con la esencia del ser humano. Más allá de las fronteras, de las culturas y las religiones. Solo he tenido una plática con Alan Morgado. Comenzó esa mañana de lluvia y no ha terminado aún. Solo es interrumpida para hacer el resto de las cosas que uno tiene que hacer en la vida. ¡Luz Nuestra!


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ALAN JESÚS MORGADO BUSTOS (1989)

Originario de Ciudad Mendoza, Veracruz, México. Comenzó con la fotografía a las doce años de edad. En 2007 ingresó a la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, egresando como licenciado en Fotografía en el 2012 tras una estancia estudiantil en el Instituto Superior de Arte, en La Habana. Su obra ha sido expuesta tanto individual como colectivamente en distintos escenarios nacionales y en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual en Cuba. Ha impartido talleres y conferencias con distintas instituciones, entre ellas la Universidad Autónoma de Chapingo, el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y la Universidad Veracruzana.


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Autorretrato en Mayarí. Holguín. Hogar en Mayarí. Holguín La lucha diaria. La Habana La respuesta. La Habana La bella Juana. Sancti Spíritus Viento del exilio. La Habana Sin título. La Habana En busca de un sueño. Ancón, Trinidad, Sancti Spíritus Sin título. La Habana Leteo dominical. La Habana Pescando estrellas. La Habana Sin título. Santiago de Cuba 60,23,19. La Habana Sin título. Santa Clara Sin título. La Habana La ciudad de los puentes. Matanzas Estética popular. La Habana El mensajero. Camagüey Morfeo viaja en guagua. La Habana El regalo va en camino. Las tunas Sin título. Plaza Vieja. La Habana Sin título. La Habana Sin título. La Habana El Altar. Escalinata de Holguín Vestigio. La Habana La plática muda. La Habana Campanas para Oshun. La Habana Virgen de la caridad. La Habana Sin título. La Habana Sin título. La Habana Aché. Camagüey Halos de esperanza. La Habana Lluvia de Verano. La Habana


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Una mujer dorada y con sombrilla. La Habana De la serie, Fábrica de tabacos en Mayarí. Holguín De la serie, Fábrica de tabacos en Mayarí. Holguín De la serie, Fábrica de tabacos en Mayarí. Holguín De la serie, Fábrica de tabacos en Mayarí. Holguín Sin título. La Habana Sin título. Matanzas Sin título. La Habana La partida. La Habana Jesús Peregrino. La Habana Biciarte. Camagüey Los carros de Santa María. Camagüey Sin título. La Habana Centinelas del tiempo. La Habana Epígrafes. Santa Clara Confidencias visuales. La Habana Sin título. Trinidad, Sancti Spíritus Sin título. La Habana Sin título. Bayamo, Granma Sin título. Santa Clara La conciencia. La Habana Los artistas. Camagüey Del elegido y el peso de la mirada. Camagüey Sin título. Santa Clara La espera. La Habana Sin título. La Habana El portal. Trinidad, Sancti Spíritus Aquellos ojos verdes. Sancti Spíritus

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La máquina. San Antonio de los baños Sin título. Camagüey La casa del presidente. Baracoa Sin título. Pinar del río Sin título. Baracoa Monta que te quedas. Bayamo, Granma El limonero. Pinar del río Sin título. La tunas La paladar. Camagüey La comidilla de obispo. La Habana Sin título. La Habana Bambino. Guanabacoa. La Habana Sobre ruedas. Camagüey Los vigilantes. Granma Atena con cigarro. Matanzas Sin título. La Habana Sin título. La Habana El barbero. Guanabacoa. La Habana Sin título. La Habana El hombre araña desenmascarado. La Habana Sin título. Matanzas Los socios. La Habana Pasarela. La Habana A caballo vamo. La Habana Generaciones. Santa Clara Sin título. La Habana Madonna. La Habana De botella. Pinar del Río Atardecer en La Habana.




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