Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) A la hora de analizar aspectos de nuestra realidad educativa y de nuestra práctica docente se nos plantean muchos interrogantes, éstos son sólo algunos de ellos: ¿Qué pasa cuando la sociedad está marcando la necesidad de enseñar contenidos y estos no están explícitos en el currículum? ¿Qué pasa cuando estos contenidos deben integrarse a los anteriores y los docentes no pueden llevarlo a cabo en sus prácticas escolares? ¿Quiénes, si los docentes no dominan el contenido, incluirán el contenido en el diseño? ¿Cómo se concreta la evaluación? ¿Se evalúan los reclamos de la sociedad para incorporar nuevos contenidos en los distintos currículum o solo se evalúa el currículum? ¿La escuela brinda todas las oportunidades que la sociedad reclama? ¿Cómo, desde la Institución Escolar se rescatan y proyectan al futuro las experiencias interesantes y productivas de los aprendizajes con alto valor significativo? ¿Hay igualdad de oportunidades? ¿La educación y la formación son factores determinantes en la igualdad de oportunidades.? ¿Cómo se garantiza un trato igualitario, a la par que se reconoce el derecho a la diferencia? ¿Cuál es el punto en el que la diversidad se convierte en desigualdad?
LAS TIC’s Y EL PEI Los niños y jóvenes de hoy no aprenden solo desde al alfabeto, lo hacen a través de nuevos códigos que asimilan o inventan a partir de la imagen, el color, el movimiento. Las lecturas de los adultos de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo han sido sustituidas por lecturas diagonales, simultáneas, en varios planos y dimensiones. Como simultáneas y diversas son las formas de expresión y comunicación que desarrollan las actuales generaciones. La capacidad de la sociedad y particularmente de la escuela de definir los códigos, los contenidos y las orientaciones de aprendizaje está interpelada ante la aparición de estas otras maneras de aprender, pero además, lo está, por el surgimiento de múltiples espacios educativos que funcionan más allá de la escuela.
Lo que hasta hace poco se denominaban “nuevas” o “modernas” tecnologías de información y comunicación, ya son parte de la rutina diaria de las personas, particularmente de los niños y jóvenes, que acceden cada minuto a formas de comunicación radicalmente distintas a las de las décadas pasadas. El acceso a la información y a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han sido reconocidos como factores determinantes para el empoderamiento de las comunidades y para que éstas tomen decisiones que les permitan asumir el control de lo que configure su bienestar, para asegurar la igualdad de oportunidades y para desarrollar al máximo su potencial en la sociedad. Un mayor y mejor acceso a las oportunidades que brindan las TIC puede contribuir a la democratización en general de la sociedad y puede entregar a distintos beneficiarios un valor agregado a su propia educación, formación y desarrollo personal. El uso y tratamiento de las TIC pretende estar integrado en el proyecto institucional, ya que los acelerados avances de la tecnología están conformando una nueva cultura, de la que nuestra escuela participa. A partir de los recursos tecnológicos existentes en la institución nos planteamos la necesidad de integrar las Tics al currículum, hacerlas parte de él, enlazarlas armónicamente con los demás componentes, utilizarlas como parte integral y no como un apéndice, no como un recurso periférico. Nos vemos motivados a replantearnos nuestras concepciones educativas, nuestra metodología de trabajo, aspectos organizativos de la Institución, estrategias para la atención a la diversidad y las innovaciones curriculares. La decisión de incluir las TICs en el proyecto institucional nos permitirá: Optimizar y adecuar los procesos de enseñanza-aprendizaje atendiendo a la diversidad Estimular el aprendizaje autónomo y la promoción de actitudes de autovaloración Transmitir valores y hábitos tendientes a la consecución de la maduración personal y social Posibilitar a alumnos y docentes ampliar el acceso a los bienes culturales mediante el conocimiento y manejo de los avances tecnológicos. Promover el aprendizaje activo, constructivo, auto-regulado y tecnológico frente a concepciones de marcado carácter repetitivo.
Promover a la tecnología como instrumento cognitivo más que como herramienta de reproducción. No se trata de aprender de la tecnología sino de aprender con la tecnología Favorecer la construcción del conocimiento dentro del contexto curricular correspondiente, es decir, transformar la información en conocimiento. Estimular el desarrollo de los procesos o habilidades mentales (tecnología o arquitectura mental), donde destacan, como objetivos de primer orden, el pensamiento analítico, el pensamiento pragmático y el pensamiento dialéctico (crítico y creativo) Favorecer el desarrollo de las habilidades instrumentales que permitan representar los contenidos del aprendizaje mediante el uso de las habilidades verbales, orales y escritas Tener como ámbito del sistema escolar 1 º y 2 ciclo de Educación general básica , tendiente a impactar en 3º ciclo y Polimodal. Estos objetivos se apoyan una pedagogía de la colaboración que, a través de la tecnología pretende ayudar a los alumnos a aprender de manera significativa. Lo que se espera de los alumnos no es que repitan o reproduzcan la información que puedan recibir, si no que la sometan a la acción del pensamiento con el fin de analizar, relacionar, criticar, transferir y aplicar esa información, transformándola en conocimiento. De esta forma, además de adquirir conocimientos, aprenden a aprender, una tarea especialmente importante en la sociedad de la información. De esta forma observamos que la expresión “aprender a aprender” tiene dos significados fundamentales (Beltrán, 1993). En primer lugar, aprender no significa sólo adquirir información sino, sobre todo, desarrollar habilidades y destrezas que permitan seleccionar, organizar e interpretar la información. En segundo lugar, significa que en la sociedad actual y en la sociedad del futuro, más importante aún que el conocimiento es la gestión del conocimiento, porque cada conocimiento implica algo más que un cambio de estado –pasar de no saber a saber, supone la adquisición de una capacidad que nos permite cambiar y mejorar la realidad. Por eso decimos que el conocimiento es poder. Es también constructivo porque las actividades que el estudiante realiza tienen como finalidad construir el conocimiento; se trata, pues, de una construcción personal de la realidad en la que el sujeto reestructura los contenidos informativos que recibe en el
contexto de la instrucción (Piaget, 1970; Bruner, 1990). Esta construcción es idiosincrásica y pone de manifiesto las diferencias individuales en el aprendizaje que deben ser favorecidas y estimuladas, especialmente, en un contexto tecnológico (Sternberg, 1997). Los psicólogos han puesto de relieve en los últimos años que hay muchas maneras de aprender, que todos los alumnos son diferentes y que esas diferencias no se limitan a las condiciones intelectuales, sino que abarcan, sobre todo, las diferencias afectivas y culturales (APA: Asociación Americana de Psicología, 1997). Por eso no se puede empujara los alumnos a realizar construcciones homogéneas en el aprendizaje, aunque sí a negociarlas desde una perspectiva comunitaria (Wertsch, 1985). El aprendizaje será experiencial o no será aprendizaje (Rogers, 1969). En cambio, cuando los conocimientos se adquieren a través de las actividades de los propios alumnos y tienen lugar en contextos reales o simulados, no sólo se comprenden mejor, sino que, además, se transfieren a otras situaciones, se aplican para lograr objetivos previamente definidos y motivan a los alumnos a construir más y más conocimientos. Es lo que ha señalado la teoría del conocimiento situado (Brown y otros, 1989; Lave, 1988). Y cuando las actividades no se pueden llevar a cabo en el propio contexto de la vida, son las situaciones de la vida las que se llevan a la escuela, como señala la teoría de la instrucción anclada (Brandsford, 1990). Estas situaciones o contextos vitales actúan como verdaderos anclajes del aprendizaje, elevando el interés y la motivación de los alumnos, que, de esta forma, concilian la preocupación por aprender con el desarrollo de sus habilidades mentales. Debe ser un aprendizaje auto-regulado. Lo normal es que el aprendizaje sea dirigido, al principio, por el docente, porque es el que sabe lo que hay que aprender y cómo hay que aprenderlo. Es lo que se llama un aprendizaje basado en el heterocontrol. Pero, a medida que el aprendizaje avanza, el maestro tiene que transferir al alumno la dirección de ese aprendizaje. En este momento se pasa del heterocontrol al auto-control, es decir, al aprendizaje auto-regulado (Vygotsky, 1978). Si, como han señalado los expertos (Perkins, 1992), lo más importante del aprendizaje no es lo que se aprende, sino el aprender a aprender, sólo se puede decir que un alumno ha aprendido a aprender cuando es capaz de aprender por sí mismo, cuando puede dirigir su aprendizaje. En este caso, el alumno ya ha conseguido una cierta autonomía personal (Zimmerman, 1986). Esto no
significa que haya que prescindir del maestro. Al contrario, en el aprendizaje autoregulado el docente realiza una labor todavía más importante que en el estadio de heterocontrol, porque ahora es cuando el alumno necesita un tipo de ayuda o de mediación más cualificada. En la metáfora del andamiaje, la tarea del profesor es análoga al andamio que se utiliza para construir una casa, pero cuando la casa está construida, al menos por fuera, el andamio se quita y son otros los instrumentos que se utilizan para terminar la casa; ahora se trabaja en el interior (Vygotsky, 1978). Por último, conviene que el aprendizaje sea interactivo. Las ventajas del aprendizaje interactivo son muchas. Entre ellas, permitir a cada uno de los miembros del grupo construir el conocimiento de manera propia y personal a partir de los diferentes puntos de vista que cada uno de ellos tiene sobre la información adquirida. La construcción del conocimiento es cualitativamente más rica cuando una persona tiene numerosas versiones de un mismo suceso o fenómeno de la realidad y puede, a partir de todas ellas, construir la suya propia, como han señalado las nuevas corrientes del aprendizaje: el constructivismo, el aprendizaje cooperativo o la teoría de la flexibilidad cognitiva (Bruner, 1990; Bandura, 1986; Salomon, 1981; Spiro,1992). Las diferentes versiones de un mismo fenómeno provocan en el alumno un cierto conflicto conceptual, una especie de desequilibrio, al sentirse de alguna manera atrapado por esas diferentes interpretaciones de una misma situación. Cuando logra esa construcción personal, recupera el equilibrio y, con él, la posesión del conocimiento, aunque, en este caso, asentado en un nivel más elevado (Piaget, 1970). El aprendizaje interactivo permite a los estudiantes pasar, como decía Popper (1999), de la construcción personal a la construcción social del conocimiento, aprendiendo a trabajar dentro de una comunidad científica que se esfuerza por ampliar los horizontes de la ciencia y generar conocimientos que pueden mejorar la sociedad, especialmente en un contexto tecnológico, como se ha puesto de relieve en las nuevas comunidades de aprendizaje. La incorporación de las tecnologías de comunicación e información para el desarrollo profesional de los docentes es un imperativo, ya no se reduce solo a que los docentes conozcan y manejen equipos tecnológicos. El actual desafío está, sobre todo, en conseguir que los maestros reflexionen, investiguen y comprendan cómo los alumnos de
hoy están aprendiendo a partir de la presencia cotidiana de la tecnología; cuáles son los actuales estilos y ritmos de aprendizaje de la niñez y juventud, que comprenden el uso intensivo de las TICs, cuáles son las nuevas capacidades docentes que se requieren para enfrentar adecuadamente estos desafíos y qué cambios deben producirse en la cultura escolar para avanzar de acuerdo a los tiempos, a las demandas sociales y a los intereses de los niños. Dentro de esta compleja pero entusiasmante tarea y ya ingresando en el terreno de la implementación, es importante diferenciar dos aspectos: La integración de las TICs La integración curricular de la TICs. Tenemos que aclarar que la integración de las TICs sin su relación directa con el currículo solo tiene sentido en un primer momento que denominaremos APRESTAMIENTO y su objetivo es un primer acercamiento a la herramienta, sin perder de vista que el contexto en el que se circunscribe este aprendizaje es el escolar. En las etapas sucesivas ya se produce la integración con el currículo aunque en forma gradual y progresiva. Cuando hablamos de la integración curricular de las tecnologías nos referimos a embeberlas en el desarrollo de los contenidos para que se transformen en verdaderas herramientas que vehiculen el aprendizaje, para apoyar una disciplina o un contenido curricular y no como un fin en sí mismas. Son herramientas para estimular el desarrollo de aprendizajes de alto orden. Las TICs se tornan invisibles, el docente y el alumno se apropian de ellas y las utilizan en el marco del proceso pedagógico.
NIVELES PARA LA INTEGRACIÓN CURRICULAR DE LAS TICS Como hemos ya señalado, no es lo mismo usar que integrar curricularmente las TICs, así como también no es lo mismo “estar en la escuela” que “estar en el aula
aprendiendo”, construyendo aprendizajes. En general, podemos distinguir tres niveles para llegar a la integración de las TICs: APRESTAMIENTO, USO E INTEGRACIÓN.
APRESTAMIENTO DE LAS TICS: es dar los primeros pasos en su conocimiento y uso, tal vez realizar algunas aplicaciones, el centro está en vencer el miedo y descubrir las potencialidades de las TICs. Es la iniciación en el uso de las TICs, no implica un uso educativo, el centro está más en las mismas tecnologías, en su conocimiento y apropiación, que en algún propósito educativo.
USO DE LAS TICS: implica conocerlas y usarlas para diversas tareas, pero sin un propósito curricular claro. Implica que los docentes y alumnos posean una alfabetización informática, usen las tecnologías para preparar clases, apoyar tareas administrativas, revisar software educativo, etc. Las tecnologías se usan, pero el propósito para qué se usan no está claro, no penetran la construcción del aprender, tienen más bien un papel periférico en el aprendizaje y la cognición. Las tecnologías no son usadas para apoyar una necesidad intencional del aprender. Si bien es cierto que son usadas para apoyar actividades educativas, a este nivel muchas veces le cuesta despegarse de una mirada donde la tecnología está al centro. En otras palabras, parte importante de este nivel corresponde a un enfoque más tecnocéntrico del uso de la tecnología para apoyar el aprender.
INTEGRACIÓN CURRICULAR DE LAS TICS: Es embeberlas en el currículo para un fin educativo específico, con un propósito dirigido al aprendizaje. Es aprender determinado contenido con el apoyo de la tecnología. Es cuando por ejemplo, los alumnos aprenden biología poblacional utilizando un software educativo que simula diversos escenarios donde puede manipular una serie de variables y visualizar las consecuencias en el crecimiento y mortalidad de una población de seres vivos, como resultado en la variabilidad de los datos y variables modificadas. Integrar curricularmente las TICs implica necesariamente la incorporación y la articulación pedagógica de las mismas en el aula. Implica también la apropiación de las capacidades para lograr el uso de las tecnologías de forma invisible, centrándose en la tarea de aprender y no en las propias TICs. El centro es el contenido y no la
tecnología. Es una integración transversal de las TICs al currículo. El aprender es visible, las TICs se tornan invisibles.
En nuestro trabajo cotidiano –como todos los docentes- nos encontramos con interrogantes y situaciones a resolver que nos movilizaron y que dieron como resultado el proyecto que estamos llevando adelante y que queremos compartir a través de estas páginas. Entre los interrogantes que fueron surgiendo señalamos los siguientes:
¿Qué pasa cuando la sociedad está marcando la necesidad de enseñar contenidos y metodologías y estos no están explícitos en el currículum?
¿Qué pasa cuando estos contenidos y metodologías deben integrarse a los anteriores y los docentes no pueden llevarlo a cabo en sus prácticas escolares?
¿Quiénes, si los docentes no dominan estos elementos los incluirán en el diseño?
•
Partimos de la base que:
La educación y la formación son factores determinantes en la igualdad de oportunidades
Proyectamos la capacitación distinguiendo tres niveles progresivos para llegar a la integración de las TICs en la enseñanza: APRESTAMIENTO, USO E INTEGRACIÓN.
APRESTAMIENTO
DE LAS
TICS: Es la iniciación en el uso de las TICs, es
dar los primeros pasos en su conocimiento y uso, realizar algunas aplicaciones sencillas. El centro está en vencer el miedo y descubrir las potencialidades, no implica un uso educativo, el centro está más en las mismas tecnologías, en su conocimiento y apropiación, que en alcanzar objetivos educativos.
USO
DE LAS
TICS: Implica conocerlas y usarlas para diversas tareas, pero sin
un propósito curricular claro. El objetivo en esta etapa es que los docentes alcancen una alfabetización informática, se familiaricen con el uso de los programas básicos y los utilicen para preparar clases, los tengan en cuenta al realizar tareas administrativas y que conozcan programas educativos para ir integrando gradualmente al trabajo diario. En esta etapa las tecnologías se usan pero aún no integran la base del proceso cognitivo, tienen más bien un papel periférico en el aprendizaje. Son usadas para apoyar actividades educativas pero en este nivel muchas veces cuesta despegarse de una mirada donde la tecnología está al centro. En otras palabras, parte importante de este nivel corresponde a un enfoque más tecnocéntrico del uso de la tecnología para apoyar el aprender.
INTEGRACIÓN CURRICULAR DE LAS TICS: Es embeberlas en el currículo para un fin educativo específico, con un propósito dirigido al aprendizaje. Se trata de aprender un determinado contenido con el apoyo de
la tecnología, por ejemplo, los alumnos aprenden en ciencias naturales a clasificar los tipos de seres vivos utilizando un software educativo que permite el ingreso de datos, imágenes y la construcción de cuadros comparativos. Integrar curricularmente las TICs implica necesariamente la incorporación y la articulación pedagógica de las mismas en el trabajo del aula. Es necesaria la apropiación de las capacidades para lograr el uso de las tecnologías de forma invisible, centrándose en la tarea de aprender y no en las propias TICs. El centro pasa a ser el contenido y no la tecnología. Es una integración transversal al currículo que da como resultado un proceso de aprendizaje más completo y profundo y en donde las TICs pasan a un segundo plano, cumpliendo una función de herramienta y soporte.