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El edificio Windsor se demolerá con grúas gigantes desde fuera y el apoyo de robots
Un derribo sin precedentes (I) Sin explosivos y desde fuera. Estos son los ejes centrales que explican la operación de desmontaje, piedra a piedra, de lo que queda de la torre Windsor de Madrid, que ardió el pasado 13 de febrero. No se pueden utilizar cargas explosivas debido a la cercanía de otros edificios.Asimismo, nadie entrará en el interior del rascacielos que todavía se mantiene en pie para demolerlo, sino que serán dos grúas gigantes de 500 y 300 toneladas las que extraerán fragmentos, los partirán y
los bajarán al suelo. De esta manera se llevará a cabo el derribo de manera artesanal, trozo a trozo,“de arriba hacia abajo con la ayuda de andamios” de toda la estructura incluido el esqueleto de hormigón, según el Colegio de Arquitectos. Lo único que se mantendrá en pie serán las tres primeras plantas, que se aprovecharán como cimientos para levantar otro rascacielos. El informe técnico revela que el estado del edificio es de “ruina inminente” y que la demolición es inevitable. La llevará a cabo la empresa Ortiz Construcciones y Proyectos SA.
E
l edificio, pues, se cortará por partes asegurando las zonas más debilitadas por los 800 grados de temperatura a que llegó a arder el Windsor. Genaro Alas, uno de los arquitectos que diseñó el Windsor y que asesora la operación de derribo, ha declarado que la demolición se realiza con un “método artesanal, asegurando con andamios y anclajes los puntos más críticos”. Según el plan de actuación del Ayuntamiento de Madrid, se lleva a cabo el desmontaje de restos de la estructura pensando en la seguridad de los operarios, quienes acceden desde una cabina tipo jaula suspendida de la grúa y emplean sopletes, lanzas térmicas agua a presión o rayos láser. Después se desmonta la grúa-torre que corona el rascacielos que se empleaba en las obras de reforma del edificio y se inicia la demolición en sí, en la que intervienen cuatro grúas exteriores y dos cabinas-jaula de operarios. Esta tarea no tiene precedentes en España. Los técnicos calculan que el desmontaje del Windsor durará un año y costará más de 20 millones �. Los inmuebles, comercios y párkings que rodean el Windsor dificultan y han condicionado la demolición.
Robots por control remoto Para acceder a las zonas más complicadas o peligrosas sobre las plantas se utilizan robots de 4,2 toneladas de peso y 1,6 metros de altura, que circulan con cadenas y por control remoto. Una cámara de vídeo permite al operador saber en todo momento hacia donde dirigirlos. Pueden ir dotados con pinzas, marti-
edificio para amortiguar las posibles caídas de objetos y cascotes de la torre. Previamente se limpió toda la zona de escombros que estaban en los alrededores del edificio, y se levantó un muro que separa la parte más afectada de El Corte Inglés para que pudiera reanudar su actividad comercial.
Resistencia al fuego
Las grúas rodean al Windsor para su demolición
llotes pilones, tijeras, retroexcavadoras o sierras.
Trabajos previos Primero fue necesario enrasar la calle de Raimundo Fernández Villaverde para colocar las dos grúas que se encargan del desmontaje del edificio. Según el jefe del departamento de Control de la Edificación del ayuntamiento, Emilio García de Bur-
gos, cada grúa, de 140 m de altura, posee una potencia de carga que va desde las seis toneladas para los puntos más elevados y distantes del edificio, hasta las 35 o 40 en los más cercanos. En los túneles de Azca también se realizaron tareas previas a la demolición. Se instalaron estructuras auxiliares que refuerzan la resistencia de las plataformas en las que se asienta la torre Windsor. Asimismo, se han instalado planchas de neopreno bajo el
La estructura central del rascacielos es de hormigón, un material mucho más resistente al fuego que las estructuras metálicas. A pesar de ello, muchos técnicos se han extrañado por la intensidad y violencia de las llamas, que se propagaron hacia abajo y hacia arriba a través de la fachada acristalada. El informe técnico también revela que “parte de los pilares metálicos de las fachadas se encontraban protegidos contra el fuego y otros no, con lo que el comportamiento ha sido desigual”. El Windsor es un edificio de 106 metros inaugurado en 1979, no contaba con rociadores automáticos y las llamas se extendieron por todo el edificio sin que nada actuara de cortafuegos. El Foro Europeo de Rociadores automáticos ha emitido un comunicado en el que afirma que el incendio “se podía haber evitado”, ya que “los sistemas de rociadores automáticos detectan los incendios cuando todavía son muy pequeños, y descargan agua para evitar que se extiendan. Por esto en muchos países es obligatorio instalar rociadores en edificios de gran altura para que una tragedia como la de Madrid no pueda producirse. El historial de (sigue en página 46)
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Adaptarse a la normativa hasta 2006
Detalle de la zona superior donde se aprecian cascotes y materiales gravitando
(viene de la página 44)
los rociadores es excelente. Los incendios se suprimen con muy poca agua y los rociadores no se activan por casualidad. El incendio del edificio Windsor demuestra que también Madrid debe requerir la instalación de rociadores en edificios comerciales de gran altura”.
Medidas de seguridad Los requisitos mínimos de seguridad que debe cumplir un rascacielos como el Windsor son los siguientes. Detección: debe contar con sistemas de detección y comunicación interna, que dependen del número de ocupantes que vaya a haber en su interior y los m2. Rociadores: los rociadores
Los edificios de más de 100 metros de altura de la Comunidad de Madrid tienen de plazo hasta marzo de 2006 para adaptarse a la normativa autonómica contra incendios de 2003, una de las más restrictivas de España, que daba tres años de plazo a los propietarios de este tipo de inmuebles. Esta normativa no tiene efectos retroactivos, pero sí que obliga a los edificios antiguos a incorporar algunos dispositivos básicos, como las alarmas, los extintores automáticos y los sistemas de
detección. Las inspecciones en estos rascacielos irán a cargo de Urbanismo en colaboración con Protección Civil. De lo contrario, desde el Ayuntamiento no se descarta tomar medidas drásticas: “A aquellos que no se hayan adaptado a la normativa se les aplicará el régimen sancionador que el mismo reglamento recoge”, dijo la concejala de Urbanismo, Pilar Martínez. El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, recordó que se incluye el cierre de los rascacielos.
automáticos de agua (o extintores gaseosos) en las edificaciones de más de 5.000 m2 se deben colocar en archivos de documentación, bancos de datos o almacén de material de oficinas con un volumen de materia combustible de más de 100 m3. Cortafuegos: se deben compartimentar por segmentos las plantas con elementos aislantes entre planta y planta o dentro de cada planta. Esos segmentos deben tener menos de 2.500 m2. Se ha comproba-
do que los cortafuegos funcionan mejor cuando el fuego va de abajo hacia arriba, porque cuando va de arriba abajo caen brasas que propagan el incendio hacia los pisos inferiores.Tuberías de bomberos: en los edificios de más de 24 metros, se deben colocar conducciones de agua para uso exclusivo de bomberos desde la calle hasta las plantas superiores. (Informe técnico sobre el edificio Windsor en el próximo nº 163 de RCT)
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