ALDAMA FINE ART
LARISSA BARRERA Vientos que acarician mis sombras
Cat. 31 Los otros me ampararon como รกrboles (detalle)
LARISSA BARRERA Vientos que acarician mis sombras
Exposición y venta Del 20 de septiembre al 20 de octubre de 2017
ALDAMA FINE ART
Palacio de Versalles 100 L-B Lomas Reforma Ciudad de México 11930 Tel. (5255) 5247.80.19 info@aldama.com www.aldama.com
Cat. 24 Vientos que acarician mis sombras III (detalle)
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Vientos que acarician mis sombras Por José Manuel Ruiz Regil Poeta y analista cultural
Una enorme porción de cielo cubierta por una nube monumental anuncia una tormenta inminente, fría, larga. La tierra no tiene más que esperar, mojarse, hundirse, chapotear entre sus islotes, bañarse y reverdecer, seguir creciendo. Caminos ignotos que van a ninguna parte, o van al pasado si no los andamos. Cercas verticales de troncos vivos flanquean la vereda. La perspectiva se angosta hacia el punto de fuga. Ramas ligeras como aves que cantan y brincan de hoja en hoja Charcos, huellas en el lodo, neblina. Piedras en el camino, espejos bajo la lluvia. Tarde oscuridad, el viento sopla, aleja el horizonte. Tolvanera que empaña la luz, seca la gleba resplandor matizado por el tiempo. El cielo se rompe para anunciar qué hay más acá. La niebla es un manto que matiza el misterio. Camino arado. Filtro azul entre el ojo y los magueyes de mezcal, fuente sagrada cielo danzante, esculturas de vapor contrastes nubarrones. Paraje fresco bajo la sombra, arco de corteza y hojas. Claridad revela el agua, tramado natural, guarida quebrándose la luz en verde, morado, café. Postal en carbón, laguna fría, ocote, pino, oyamel claroscuro de marismas.
Reflejo del cielo, transparente, cabecera de roca, tapia de silencio la orilla. Seco pastizal, hierba fresca, agua allanando la tierra. inquietos arbustos curiosean las narices del cielo. Soberano alfalfal con su palacio de follaje erguido contrasta la piedra que se eleva en ritual al sol. Padre del llano, guía del camino, abuelo mezquite con tus espinas marcas el rumbo en espiral. Inestable Pirul, sopla tus semillas y tus hojas diminutas sobre el carbón de la tierra. El árbol calvo se yergue en su unicidad y se separa del resto que lo mira. Árbol añoso que descama el tiempo, partido en dos, se mira y no reconoce su pasado. Tronco solitario, baño de ocasión para el vagabundo. Detrás de la trinchera mirada sagaz busca la presa, el objetivo en la mira es la cima. Tan lejos, tan cerca ilusión de la mirada necesidad del espíritu. Única obsesión en la conciencia: encumbrar.
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Cat. 18 Ayer llegĂł el otoĂąo (detalle) 4
El paisaje como retrato psicológico
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a colección de óleos que presenta Aldama Fine Art en esta ocasión es una muestra bastante amplia e interesante del talento y el dominio técnico de la artista plástica Larissa Barrera, egresada de la licenciatura en Artes Visuales, generación 1991-1995, en la Universidad Nacional Autónoma de México. Larissa ha presentado más de ocho exposiciones individuales desde 2008 en centros de relevancia como el Museo Casa del Risco o el Museo José María Velasco. También ha participado en once exposiciones colectivas con retratos y paisajes, ha obtenido diversos premios y reconocimientos e impartido cursos y talleres en el Museo Taller Luis Nishizawa, el Museo de la Estampa o el Dolores Olmedo, entre otros. Las cincuenta piezas en óleo sobre tela, óleo sobre tabla y carboncillo sobre papel, en diversos formatos que van de 140 × 142 cm a 35 × 50 cm, pasando por diversas medidas intermedias, revelan la búsqueda no sólo temática o técnica que obsesiona a la autora, sino la espacial también. La intención de Larissa no se detiene en la imitación de la realidad, sino que al contemplarla se contempla ella misma y la devuelve al lienzo cargada de emoción, a través de un lenguaje propio, que uno puede reconocer a lo largo de la obra: una poética que, por cierto, está más cerca del Dr. Atl que de Velasco. No hay una intención realista-naturalista en este acercamiento; hay una búsqueda de hacer pintura, de crear el efecto visual-emocional a partir de la materia, la mancha, la línea y el color.
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Larissa Barrera reinterpreta escenarios naturales creando una pintura intimista, interior, en el sentido de que el paisaje es sólo un pretexto para entrar en contacto con su mundo interno, con sus emociones y sus pensamientos; se basa en espacios exteriores de gran extensión (paisajes), que la remiten a una emoción personal, incluso a un pasaje colectivo o a un momento de conciencia histórica; sublima los elementos de la composición en una atmósfera anecdótica. Ensaya sobre un soporte, pero sigue buscando la proporción adecuada, la composición, la técnica, la dimensión y el cromatismo que la emoción de ese paisaje requiere para ser expresado, aunque entre una y otra versión pasen años. Por eso encontraremos varias ejecuciones de un mismo tema en cuadros como Y llegó la calma, donde la diferencia mínima parece temporal. La versión I, ligeramente más luminosa o temprana que la II, sugiere la importancia emocional-espiritual que tiene para la autora la caída de la noche y la inminente tormenta. No es exactamente el mismo emplazamiento entre uno y otro, pero sí el mismo camino y, sin lugar a dudas, la secuencia temporal del inicio de un anochecer, que es refugio y da seguridad. Dicen los románticos que la melancolía es la felicidad de estar triste. En la mayoría de los cuadros de gran formato de Larissa puede sentirse un regodeo en los elementos del paisaje nublado, brumoso, donde la tarde empieza a caer o momentos previos al amanecer, donde el sol corona los cerros con una debilidad casi erótica, los chopos vibran al ser traspasados por el viento entre sus ramas, el olmo se planta en su majestad y domina el plano, o la soledad de un tronco dispara un recuerdo o la conciencia de sí en el instante.
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Cat. 2 ...Y llegรณ la calma (detalle)
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Cat. 6 Tierra sin memoria y sin olvido I (detalle) 8
Hay un común denominador en los retratos/paisajes de Larissa: aun bajo la luz del mediodía se percibe un halo de tristeza que es evidente sobre todo en los paisajes de tarde, de niebla o de lluvia. Pero este sentimiento no excluye a los demás. Es más, podría decirse que es en estos últimos donde esa pincelada de melancolía inherente a la mirada se posa para darle mayor profundidad y misterio al objeto representado. Y, paradójicamente, en los cuadros oscuros una tranquilidad, una saudade, un ennui se gesta entre sus tonos y temperaturas. Tierra sin memoria y sin olvido, título por demás borgiano, retrato dinámico de un momento donde sopla el viento, levanta la polvareda y abruma la claridad del crepúsculo, retrata la soledad rulfiana del paisaje mexicano, que es la angustia del desamparo ante la incertidumbre futura; el miedo a que un ventarrón repentino nos borre la existencia. En estas versiones la autora juega con el horizonte en la composición. En su segunda versión nos regala una claridad celeste que asoma por encima de la nube cargada de agua, transformando la emoción del encuadre anterior en esperanza. Y en la tercera, todo se equilibra, cielo y tierra, luz y sombra, incluso las temperaturas se balancean, creando una sensación de armonía y paz, aunque sea temporal. Tranquilamente lejos explora el mismo momento, el mismo emplazamiento en dos versiones, pero con calidades plásticas distintas, la primera más enfocada en la mancha y la segunda en el dibujo. Impetuoso y desgarrado muestra una perfecta composición áurica donde un par de magueyes son los personajes principales del primer plano: la soledad acompañada. El valle elevado hacia el horizonte estalla en un cielo azul intenso enmarcado por un barroquismo de nubes también intensamente albas. La segunda versión, en carboncillo, a pesar de ser el mismo objeto, logra una atmósfera completamente diferente. El binomio es bipolar, ayunta emociones antagónicas, al mismo tiempo complementarias. Secretos de la técnica.
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Y el cielo raso se convirtió en cielo son dos emplazamientos distintos, quizá de la misma zona, que van de lo más abierto donde se aprecian, desde la altura, las distintas calidades de suelo virgen, trillado, parcelado, afincado, hasta el plano al nivel del sembradío. El contraste en la calidad emocional que proporcionan el cromatismo luminoso del óleo y el sosegado matiz del claroscuro del carboncillo despliega el abanico exquisito de sensaciones y estados de ánimo que rebasan la experiencia de la realidad. Sobre la tierra sólida, llena de vida, descansa ese cielo en movimiento, que en la versión del carboncillo logra unas nimbus estriadas de asombrosa autonomía. Ayer llegó el otoño es un paraje a las faldas de una colina cuya figura central es un árbol flaco correoso, con muchas ramificaciones y follaje regular —mezquite, tal vez. El óleo es casi monocromático en ocres y amarillos. Sin embargo, el carboncillo descubre valores de volumen en el tronco, en las nubes y en las sombras que le dan una calidad más profunda, holística, diría —emocionalmente hablando. Vientos que acarician mis sombras son tres versiones, dos en carboncillo y una en óleo, cuyo tema parece cambiar, aunque es probable que la nostalgia que se percibe en los dos primeros se justifique por la sequía y la transformación del paisaje que, con color y de manera mucho más vívida, se expresa en el tercero.
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Cat. 14 ‌Y el cielo raso se convirtió en cielo (detalle)
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Cat. 19 ‌Y el cielo raso se convirtió en cielo II (detalle)
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Quién sabe qué silencios son dos acercamientos a un espacio que parece el glaciar de un volcán, una perspectiva más cercana que la otra. El juego es el de la proximidad. Sin embargo, la textura que dan las nubes, casi sólidas, las matas tupidas y el pasto movido por el viento frío a esa altitud le queman a uno la piel. En Cielo indio la diferencia está en la madurez del color. La ingenuidad del boceto se evidencia ante la profundidad y la malicia del matiz magenta del cuadro de 2013, donde la poética de la artista se refrenda y se emancipa de influencias. El secreto es mirar hacia arriba muestra un órgano de muchos dedos al lado de dos cumbres, en la versión en carboncillo, mientras que en el óleo re-encuadra la planta frente a una cumbre únicamente, haciendo una composición más contundente y dándole una presencia más fuerte al cactus. Misterioso confín de mi existencia en sus varias versiones y bocetos es un remate exquisito para esta muestra nostálgica, que recoge el tiempo a través de la transformación de los espacios entrañables por donde transita el ojo observador, la mirada que revela, la imaginaria memoria, el recuerdo siempre traicionero y donde sucede la realidad: en el interior.
La felicidad de estar triste Amaneceres cuyo sol interior no soslaya una tormenta Cúspides que contemplan su propia sombra Personajes naturales cuya presencia se impone en la composición horizontes esfumados que evocan el misterio de Da Vinci La curva en un camino que presagia incertidumbre un mediodía nublado acicateado por un látigo de sol sobre la piedra valles, veredas, cañadas, zanjas, montes, cerros, cráteres, cimas, montañas, crestas, parajes, solares, descampados, perfiles de nieve.
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Cat. 28 Luna del idilio (detalle)
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LARISSA BARRERA
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Sobre la artista
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arissa Barrera nació en la Ciudad de México en 1971. Cursó la licenciatura en Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (1991-1995), donde tuvo como maestros, entre otros, a Luis Nishizawa, Juan Manuel Salazar y a Daniel Manzano. Este último la introduciría a la pintura de paisaje al aire libre, recorriendo infinidad de parajes del Estado de México, así como de los volcanes del Valle de México.
Fascinada desde la infancia por el arte clásico que veía en los libros que sus padres llevaban a casa, Larissa Barrera siempre soñó con la posibilidad de convertirse en una artista. Mostró desde pequeña una notable facilidad para el dibujo, quehacer que practicaba con inusitada disciplina para una niña. Desde sus años universitarios comenzó a participar en exposiciones colectivas, presentando su trabajo en numerosas ocasiones. Su primera exposición individual la realizó en la Casa de Cultura de Metepec, con la exposición Retratos (2008). Después preparó una exposición de sus paisajes, a la que tituló Tiempo sin tiempo y a la que cada año sumaba las nuevas creaciones, para presentarla en diversos foros institucionales de la Ciudad de México y el Estado de México, como la Casa de Cultura de Malinalco (2011); el Centro Cultural El Diezmo, en Metepec (2012); el Museo José María Velasco, en Toluca (2013); el Centro Cultural José Manzur Mondragón, en Temascalcingo (2014) y el Centro Cultural Isidro Fabela, Casa del Risco (2015). Su más reciente exposición, titulada Sensibilidad en claroscuro, fue presentada en el Museo José María Velasco, en Toluca (2016). En 2007 viajó a Europa y se encontró por primera vez frente a las obras de sus pintores más admirados: J. M. William Turner y Jules Bastien-Lepage, quienes junto con el danés Vilhelm Hammershøi, se convertirían en las grandes influencias reflejadas en su trabajo años más tarde. Dedicada desde hace más de veinte años a la perfección de la técnica en su trabajo, Larissa Barrera es de esas pintoras que invierten el tiempo en su oficio con una disciplina casi monástica. Al óleo, la técnica de su predilección, tiene en su haber más de un centenar de cuadros, a pesar de invertir en cada uno de ellos meses de trabajo. En el dibujo al carbón, técnica que domina con incuestionable maestría, la pintora encuentra un descanso del exigente manejo del color. Este quehacer la ha llevado a crear centenares de obras en papel, desde pequeños bocetos hasta obras de gran formato que dejan ver una inquietante faceta de nuestra artista. Desde la conclusión de sus estudios, Barrera ha dedicado con generosidad, parte de su tiempo a la docencia, impartiendo todo tipo de cursos y talleres relacionados, sobre todo, con la enseñanza del dibujo. Recientemente su obra fue distinguida al ser seleccionada en la primera edición de la Bienal Nacional de Pintura Luis Nishizawa. Su trabajo busca simplicidad y sencillez. Y despertar en el espectador emociones de fortaleza y esperanza. Actualmente vive y trabaja en Tultitlán, Estado de México, donde ha consolidado su taller.
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LARISSA BARRERA
Cat. 23 Tiempo en castaĂąo oscuro (detalle) 18
Catรกlogo de obra
Cat. 1 ...Y llegó la calma 2016 Óleo sobre tela 140 × 142 cm 20
Cat. 2 ...Y llegó la calma 2016 Óleo sobre tela 30.5 × 33 cm 21
Cat. 3 A veces pienso en Dios 2016 Carboncillo sobre papel 35 Ă— 50 cm 22
Cat. 4 Lluvia de verano 2016 Ă“leo sobre tela 64 Ă— 64.5 cm 23
Cat. 5 Como hace mucho 2017 Carboncillo sobre papel 70 Ă— 101 cm 24
Cat. 6 Tierra sin memoria y sin olvido I 2014 Ă“leo sobre tela 141 Ă— 180 cm 25
Cat. 7 Tierra sin memoria y sin olvido II 2012 Ă“leo sobre tela 120 Ă— 120.5 26
Cat. 8 Tierra sin memoria y sin olvido III 2016 Ă“leo sobre tela 100 Ă— 125 cm
Cat. 9 Tranquilamente lejos (boceto) 2016 Ă“leo sobre tela 40 Ă— 60 cm 28
Cat. 10 Tranquilamente lejos 2016 Ă“leo sobre tela 140 Ă— 180 cm 29
Cat. 11 Impetuoso y desgarrado 2016 Carboncillo sobre papel 40 Ă— 50 cm
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Cat. 12 Impetuoso y desgarrado 2010 Ă“leo sobre tela 115 Ă— 130 cm 31
Cat. 13 Sacudiendo mi juventud 2017 Carboncillo sobre papel 122 Ă— 150 cm 32
Cat. 14 …Y el cielo raso se convirtió en cielo 2012 Óleo sobre tela 120 × 160 cm 33
Cat. 15 Vientos que abrazan ruidos en silencio 2016 Carboncillo sobre papel 42 Ă— 70 cm 34
Cat. 16 Vientos que abrazan ruidos en silencio 2016 Ă“leo sobre tabla 40 Ă— 60 cm 35
Cat. 17 Ayer llegó el otoño (boceto) 2016 Carboncillo sobre papel 35 × 50 cm 36
Cat. 18 Ayer llegó el otoño 2016 Óleo sobre tela 70 × 100 cm 37
Cat. 19 …Y el cielo raso se convirtió en cielo II 2017 Carboncillo sobre papel 70 × 95.5 cm 38
Cat. 20 Sol de otoño 2006 Óleo sobre tela 50 × 70 cm 39
Cat. 21 Me quedĂŠ bajo la sombra 2016 Carboncillo sobre papel 35 Ă— 50 cm 40
Cat. 22 Nostalgia de mis amores perdidos 2016 Carboncillo sobre papel 150.5 Ă— 170 cm 41
Cat. 23 Tiempo en castaño oscuro 2010 Óleo sobre tela 43.5 × 59 cm 42
Cat. 24 Vientos que acarician mis sombras III 2016 Carboncillo sobre papel 35 Ă— 50 cm 43
Cat. 25 Vientos que acarician mis sombras II 2016 Carboncillo sobre papel 35 Ă— 50 cm 44
Cat. 26 Vientos que acarician mis sombras I 2011 Ă“leo sobre tela 40 Ă— 60 cm 45
Cat. 27 Tiempo sin recato y sin reloj 2010 Ă“leo sobre tela 40 Ă— 55 cm 46
Cat. 28 Luna del idilio 2012 Óleo sobre tela 40 × 120 cm 47
Cat. 29 Árbol o prójimo 2015 Carboncillo sobre papel 25 × 35 cm 48
Cat. 30 Quebrantos de cebolla 2016 Carboncillo sobre papel 70 Ă— 84 cm 49
Cat. 31 Los otros me ampararon como árboles 2015 Óleo sobre tela 125.3 × 145.5 cm 50
Cat. 32 Ahora mismo estoy triste 2016 Carboncillo sobre papel 35 Ă— 50 cm 51
Cat. 33 A la espera 2016 Carboncillo sobre papel 35 Ă— 50 cm 52
Cat. 34 Tiempo para darse cuenta y darse cuerda 2010 Ă“leo sobre tela 93 Ă— 130 cm 53
Cat. 35 Parcelas de mi vida 2010 Ă“leo sobre tela 110 Ă— 150 cm 54
Cat. 36 En mi sueĂąo 2016 Carboncillo sobre papel 24 Ă— 88.5 cm 55
Cat. 37 Quién sabe qué silencios I 2017 Carboncillo sobre papel 70 × 100 cm 56
Cat. 38 Quién sabe qué silencios II 2016 Carboncillo sobre papel 35 × 50 cm 57
Cat. 39 Mi verdad sin proezas 2011 Ă“leo sobre tela 110 Ă— 150 cm 58
Cat. 40 Almas de fuego y corazón 2014 Óleo sobre tela 140 × 180 cm 59
Cat. 41 Cielo indio (boceto) 2010 Ă“leo sobre tela 40 Ă— 60 cm 60
Cat. 42 Cielo indio 2013 Óleo sobre tela 140 × 180 cm 61
Cat. 43 Mírame así 2016 Carboncillo sobre papel 35 × 50 cm 62
Cat. 44 Como ecos 2014 Óleo sobre tela 70 × 120 cm 63
Cat. 45 El secreto es mirar hacia arriba I 2016 Carboncillo sobre papel 43.5 Ă— 57 cm 64
Cat. 46 El secreto es mirar hacia arriba I 2016 Ă“leo sobre tela 115 Ă— 115 cm 65
Cat. 47 Misterioso confĂn de mi existencia I (boceto) 2016 Carboncillo sobre papel 70 Ă— 88 cm 66
Cat. 48 Misterioso confín de mi existencia I 2016 Óleo sobre tela 125 × 155 cm 67
Cat. 49 Misterioso confĂn de mi existencia III (boceto) 2017 Carboncillo sobre papel 72 Ă— 102 cm 68
Cat. 50 Misterioso confín de mi existencia II 2016 Óleo sobre tela 120 × 166 cm 69
Cat. 51 Misterioso confín de mi existencia II (boceto) 2016 Óleo sobre tela 35 × 50 cm 70
Cat. 52 Verdad dura y sin sombra 2017 Carboncillo sobre papel 66 Ă— 102 cm 71
Resultado de tres generaciones de marchantes de arte, la galería Aldama Fine Art es un foro para la plástica contemporánea que difunde expresiones plurales de creadores mexicanos e internacionales. Su misión es orientar al coleccionista moderno para que consolide un patrimonio visual.
Exposiciones anteriores: (Catálogos disponibles a solicitud) José María Martínez. La luz de la sombra. Mayo, 2017. Fernando Pacheco. Estructuras infinitas. Febrero, 2017. José Castro Leñero. Ciudad negra. Obras en papel. Enero, 2017. Jorge Obregón. Remanentes de la cuenca. Octubre, 2016. Wuero Ramos. El misterio de la tristeza. Agosto, 2016. Antonio Chaurand. Huésped. Junio, 2016. Tomás Gómez Robledo. Travesías. Mayo, 2016. Evocaciones 2016. Cinco pintoras mexicanas contemporáneas. Marzo, 2016. Germán Venegas. Coatlicue. Febrero, 2016. Carmen Parra y José Antonio Farrera. La flor de loto y el cardo. Pintura. Octubre, 2015. Miguel Ángel Garrido. Lo que habitamos. Noviembre, 2014. Edmundo Ocejo. Inventario de imágenes. Mayo, 2014. Evocaciones. Cinco pintoras mexicanas contemporáneas. Abril, 2014. José Castro Leñero. Circuito interior. Noviembre, 2013. Jorge González Velázquez. …Fractal. Septiembre, 2013. José Antonio Farrera. Óleos. Abril, 2013. Carmen Chami. Estratagemas. Noviembre, 2012. Óscar Gutman. Pintura. Junio, 2012. Miguel Ángel Garrido. Serán mi nostalgia. Abril, 2012. Héctor Javier Ramírez. Wallpaper. Noviembre, 2011. Lorenza Hierro. Contención. Octubre, 2011. Tomás Gómez Robledo. Llamadas perdidas. Septiembre, 2011. Remigio Valdés de Hoyos. Le retour. Junio, 2011. Espejos de la mirada. Pintura abstracta contemporánea mexicana. Mayo, 2011. Vida en tránsito. La naturaleza muerta revisitada. Febrero, 2011. Hacia una nueva figuración en la pintura mexicana contemporánea. Noviembre, 2010. Gustavo Villegas. Non ego. Octubre, 2010. Tatiana Montoya. Diálogos. Septiembre, 2010. Miguel Ángel Garrido. Todos nuestros fantasmas. Junio, 2010. Pedro Cervantes. Escultura ecuestre. Mayo, 2010. Alberto Ramírez Jurado. Semillas. Febrero, 2010. Colectiva de Navidad 2009. Diciembre, 2009. Yampier Sardina. El placer del engaño. Octubre, 2009. Ernesto Álvarez. Seis nuevas creaciones. Septiembre, 2009. Tomás Gómez Robledo. Seis nuevas creaciones. Septiembre, 2009. Miguel Ángel Garrido. Mientras sigamos vivos. Junio, 2009. Jorge González Velázquez. Retrospectiva. Mayo, 2009. Fernando Pacheco. Utopías del orden. Abril, 2009. Víctor Guadalajara. Memoria. Febrero, 2009. Colectiva de Navidad, 2008. Diciembre, 2008. Mario Almela. El paisaje y los volcanes de México. Octubre, 2008. Alberto Ramírez Jurado. El color de mi tierra. Septiembre, 2008. Juan Carlos del Valle. Pintura y dibujo. Mayo, 2008. Arturo Zapata. Pintura, dibujo y estampa. Febrero, 2008. Pedro Cervantes. Escultura, pintura y dibujo. 2007. 72
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Septiembre de 2017
Cat. 39 Mi verdad sin proezas (detalle) 73
ALDAMA FINE ART 74
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