Topografías
Inauguración 5 de diciembre de 2020 · Clausura 24 de enero de 2021 Seminario de Cultura Mexicana Presidente Masaryk No. 526, esquina Bernard Shaw. Colonia Polanco, Alcaldía Miguel Hidalgo. Ciudad de México
Un pirata en el desierto · Sylvia Navarrete
E
n más de treinta años de amistad, no recuerdo haber visto a Luis Argudín cejar en su carrera. Tampoco flaquear, hasta en momentos difíciles como aquel accidente doméstico que lo obligó a atarse un pañuelo de pirata que ocultara su cicatriz en el cráneo. Para completar la valerosa estampa, sólo le faltaron el parche en el ojo y el tricornio con pluma de avestruz y gemas cosidas, accesorios que popularizaron los navegantes del siglo XVII y La isla del tesoro de R. L. Stevenson. Las botas rodilleras negras, creo que sí las usaba… Argudín siempre demostró la pertinencia contemporánea de la gran tradición de la naturaleza muerta. Mucho métier posee él, le sobra destreza técnica en la “cocina” pictórica que preside al buen cuadro. Hacia los años 1990 se demoró en el género de las Vanitas, canónico desde el Barroco, y del que retomó el “microcosmos lleno de connotaciones simbólicas [a través] del espejo, del cráneo humano, del reloj de arena [y]la advertencia de que las cosas existen sólo porque la muerte es verdad universal y absoluta”.1 Aves disecadas, frondosos desnudos femeninos, extremidades desmembradas proyectaban sus sombras en telas rojinegras y sobre un cortinaje de fondo que enmarcaba la escena con suma teatralidad. Son consuetudinarios en la producción de Argudín el arsenal abigarrado de objetos, el énfasis dramático, la supresión de la anécdota en favor de la metáfora, la luz que producen las regias escalas cromáticas y que “se dispersa con impetuosidad de adentro hacia fuera”,2 la especulación sobre la historia de la pintura y el acto mismo de pintar… Provisto de sólida formación académica y teórica en el Hammersmith College of Art y el Hornsey College of Art de Londres, él mismo docente de ética y estética, ha seguido una irreprochable trayectoria. Erudito sin alardes, aplica con sabiduría su amoroso estudio de los maestros italianos del siglo XV y del barroco español, así como las enseñanzas de vanguardistas como Braque, Saura y Tàpies. Argudín no cede a la propensión al pastiche propia del arte postmoderno del fin de siglo; bien plantado en su tiempo, persigue con jubiloso rigor un saber vivencial y estético con el fin de “abrir la caja de Pandora del sentido secreto de las cosas” , como dice él, de modo a penetrar en los vericuetos subconscientes del proceso de creación. “La función esencial al arte, y también a la filosofía, es una labor de ascesis, de limpieza y de terapia frente al consumismo material y mental del paisaje actual”,3 sostiene Argudín. Expuso recientemente en Xalapa sus nuevas series: “Estratos” y “Topografías”. La primera, que mantiene a la letra una lógica figurativa, trata de la concatenación entre tierra y cielo, e inversamente. Tanto en la cultura prehispánica como en la novohispana, la vida cotidiana transcurría con la te1 T. del Conde, “Luis Argudín: Vanitas”, México, La Jornada, 6 de abril de 1991
2 Raquel Tibol, “Ensayos pictóricos de Luis Argudín”, México, Proceso, núm. 773, 26 de
agosto de 1991 3 L. Argudín, “El arte como profesión”, Conferencia, México, Universidad Pedagógica Nacional, 8 de septiembre 2004 (archivo personal).
merosa intuición de un mundo subterráneo, el Mictlán, y la aspiración a acceder a la dimensión superior que prometía el paraíso. Se imaginaba una eternidad de beatitud, más feliz y compensatoria, por impotencia en concebir la muerte como cesación de la existencia y de la destrucción general de las cosas —la antítesis del Seol del judaísmo, que es todo tinieblas. “Topografías” constituye el núcleo de la exposición del Seminario de Cultura Mexicana. Argudín continúa aquí la exploración que sostuvo en ciclos anteriores y confiere al marco una calidad protagónica en términos compositivos: por cuenta propia, los pliegues de la tela rayada establecen o grafican espacios (topos); se construye el cuadro como la trama y la urdimbre de los tapices y gobelinos antiguos. En julio de 2019 Argudín viajó al desierto de San Luis Potosí, abajo de Real de Catorce, donde caminó y acampó durante 25 días. A tal grado lo marcó esta experiencia que lo incitó a transformar sus “Topografías” en el conjunto titulado "Wirikuta" (el nombre huichol de esa zona sagrada salpicada de peyotes), que lo ocupa hasta el día de hoy. Las líneas de las “Topografías” se tornan ahora rayos de luz, campos de fuerza, conexiones entre el cielo y la tierra; de las yucas surgen personajes que se campean como guardianes que vinieron de esferas desconocidas a poblar el territorio yermo. En el intervalo, invité a Argudín a participar en una exposición-subasta sobre el tema de las manos como arquetipo universal, herramienta de trabajo tanto utilitario como creativo, y símbolo de unión, en apoyo a la fundación de una escuela de oficios para jóvenes de bajos recursos en Monterrey y la Ciudad de México. ¡Y he allí que empezaron a aparecer las manos en “Wirikuta”! En el páramo del Norte lo habían intrigado algunas formaciones de rocas, muchas dispuestas en círculos con fines ceremoniales, y otras de los que sigue sin explicarse la función. Las manos, al igual que esas piedras, cobran en sus pinturas una presencia simpática y a la vez inquietante, fantasmagórica, que trasciende sin contradecirla la mera justificación de orden plástico. Dicho motivo espectral, como casi todos sus pares en la iconografía de Argudín, perpetúa los valores poéticos, pero no por ello menos arbitrarios y enigmáticos, de este gallardo veterano de la pintura.
Estratos V, 2016 · Óleo/Tela · 120 x 120 cm
Estratos grande, 2016 · Óleo/Tela · 180 x 180 cm
Topografia original, 2016 · Óleo/Tela · 180 x 180 cm
Topografía grande II (mundo), 2018 · Óleo/Tela · 180 x 180 cm
Topografía grande III, 2018 · Óleo/Tela · 180 x 180 cm
Topografías III, 2017 · Óleo/Tela · 120 x 120 cm
Topografías IV, 2017 · Óleo/Tela · 120 x 120 cm
Topografia vertical I, 2017 Óleo/Tela · 160 x 120 cm
Topografia vertical II, 2018 Óleo/Tela · 160 x 120 cm
Topografia vertical III, 2018 Óleo/Tela · 160 x 120 cm
Topografia vertical IV, 2018 Óleo/Tela · 160 x 120 cm
Wirikuta desde el Quemado, (fuera de exposición) 2020 · Óleo/Tela · 120 x 200 cm
Estratos de luz topográfica · Manuel Marín
L
a primera novela que relata un viaje al centro de la tierra es Niels Klim, travesía bajo la tierra. Narración de Ludvig Holberg, publicada a mediados del siglo XVIII. La tercera aventura de este tipo podríamos decir que es la de Luis Argudín al desplegar sus Estratos. La primera narración, en verso, de un viaje a la Luna es la de Ariosto en su Orlando Furioso, quien al perder la razón, va a “guardarse” a la Luna. El quinto viaje, sin proponérselo es el de las Topografías que al ver, sin prever, la luz que en esa luna, reverbera. Klim ingresa en una gruta que en la medida en que baja, va desplegando sustratos horizontales. Diferentes paisajes que llevan a conocer seres que hablan y caminan, cuyas formas son vegetales: árboles, arbustos, flores; fantasía que sin influencia reproduce Argudín al mostrarnos diferentes reinos estructurados unos sobre otros, asumiendo profundidades subjetivas. Así mismo, Astolfo en la luna, descubre una luz pálida, tenue pero completa, que se difunde entre la multitud de pequeños frascos transparentes que contienen las conciencias de todos los lunáticos (terrestres). Los “Estratos” se amalgaman con la luz, provocando una inversión de realidades. Su naturaleza es pictórica, su iluminación, gráfica. Niveles de realidades suspendidas alimentados por una vaga luz geométrica, terminan en un mundo que devela lo que lo visible no atiende. Tiempo atrás Argudín pintó una serie de “vanitas”, naturalezas muertas con aparentes programas simbólicos. Aglomeraciones objetuales que procuraban enigmas sin sentido. Uno de los rasgos de las Vanitas barrocas más elaborados lleva al despliegue de realidades múltiples en virtud de sus programas de representación. Así podemos encontrar escenas donde aparece una pintura en la que se muestra un dibujo desplegando con ello por lo menos tres niveles de realidad. Este ejercicio ha sido retomado por Argudín en diferentes etapas de su obra, llegando ahora a imbricar las representaciones sin posibilidad de separación; estados de realidad pre-vista sin relación alguna previsible. Piero de Cosimo, importante pintor renacentista, en su memorable obra de Las Edades del Mundo, pinturas complejas de formato extremadamente horizontal, arguye una evolución del alma a través de naturalezas variables probadas por personajes obscuros y fantásticos aludiendo a los cuatro estratos del espíritu neoplatónico. Si bien en Cosimo los estratos, son temporales, cubren las edades del espíritu hasta la realidad última. Argudín no valora trayectos o tendencias en las edades naturales de su “razón” pero en su discurso aparece una preocupación: una ausencia de divinidad en el sacramento de los niveles iluminados por esa luz interpretada en los esquemas de visualización
“a rayas”. Sentido de la vista que baja por la imagen. Claridades secuenciadas en lo que aparece a nuestros ojos. Este “sacramento” es primordialmente manierista. Niccoló dell’ Abbate inventa y fatiga una forma de paisaje a mediados del siglo XVI, el paisaje inmenso, al repetir diversos paisajes dentro de una misma extensión aludiendo a los diferentes tiempos de un mismo espacio alterado por más de dos horizontes de fuga. Pequeñas escenas internas que descubren una narración pretextual que valida el juego, y substancia el planteamiento. Argudín atiende el programa de estas reflexiones insertando en sus “renglones” escenas narrativas sin anécdota, tanto como descripciones objetuales aleatorias sin significación objetiva; es el pretexto de la vista provocada en la visión. Tentado por enigmas se argüiría una filiación simbolista en las presentes series, sin embargo, tanto por la factura como por la intención, el simbolismo, como escuela, atentaría contra la libertad subjetiva de los motivos a los que se acude. Se llamaría más a una conjunción surrealista en los programas expuestos, sin embargo aquí no se pone en juego el inconsciente. Una estratificación topográfica tan estructurada como esta no es irracional. Es más bien un eco de la escuela Metafísica, tan grata para Argudín, la que permea la manera de acudir a lo visible. Luis entorpece los objetos, los agota con la misma necesidad de Alberto Savinio en sus paisajes acotados. Así como disloca y enrarece las figuras que aparecen en estados naturales desgastados como en De Chirico. En el fondo ya no es un mundo de apariencias, sino una realidad de mundos que aparecen. En la serie anterior, Diluvio, trabajo central en la obra de Luis Argudín, en varias ocasiones se autorretrata sucumbiendo al embate del agua. Ahora, inicia esta etapa autorretratándose, en un sentido opuesto, ahogándose en la luz que lo salva; luz dura, fría, objetiva, geométrica, racional, trascendente por representada como real.
Wirikuta círculos, 2020 · Óleo/Tela · 200 x 120 cm
Wirikuta Luz, 2020 · Óleo/tela · 120 x 200 cm
Wirikuta manos I, 2020 · Óleo/tela · 40 x 60 cm
Wirikuta manos II, 2020 · Óleo/Tela · 40 x 60 cm
Wirikuta manos IV, 2020 · Óleo/Tela · 40 x 60 cm
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Panorama Wirikuta I, 2020 / Óleo/Tela / 40 x 120 cm
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Panorama Wirikuta II, 2020 / Óleo/Tela / 40 x 120 cm
Wirikuta II, 2019 · Óleo/Tela · 120 x 120 cm
Wirikuta III, 2020 · Óleo/Tela · 120 x 120 cm
Wirikuta IV, 2020 · Óleo/Tela · 120 x 120 cm
Wirikuta piedras, 2020 Óleo/Tela · 200 x 120 cm
Luis Argudín
luisargudin@hotmail.com argudinluis55@gmail.com www.luisargudin.com
N
ace en la Ciudad de México en 1955. Estudia en Inglaterra la licenciatura (B.A) en artes visuales (Hornsey College of Art) de 1975 a 1978 y la Maestría en Estética y Teoría del Arte de 1979 a 1980 en la Universidad de Essex. Como pintor sus reconocimientos incluyen el premio de adquisición en el Salón Nacional de Pintura de 1987 y en la Cuarta Bienal Rufino Tamayo de 1988, y menciones honoríficas en la Primera (1982) y la Sexta (1992) Bienales Rufino Tamayo. Ha sido acreedor a becas como la de Creadores Intelectuales del FONCA en 1992, la beca Fulbright-García Robles como artista visitante en la Universidad de Rochester, Nueva York, en 1993, La beca Pollock-Krassner de pintura en 1997, la beca de residencia artística en Colombia, otorgada por el FONCA y el Ministerio Colombiano de Cultura de Septiembre a Noviembre de 2001. Desde el 2001 hasta el 2006 es miembro del Sistema Nacional de Creadores, donde reingresa en el 2011 hasta el 2013, y posteriormente, desde el 2015 al 2018. Es maestro de Teoría del Arte en la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM desde 1988, y desde 2018 Profesor titular A de Tiempo Completo. Ha tenido más de cuarenta exposiciones individuales, entre las que destacan “El teatro e la memoria” (1996) en el Palacio e Bellas Artes, “Historia natural” (2003) en el Museo el Chopo, “Cortinas y humo” (2008) en el Seminario de Cultura Mexicana , “Diluvios” (2010) en el Museo de Arte de Tlaxcala, y “Afinidades electivas” (2012) en el Museo de Hacienda, ex Arzobispado, En 2015 presenta “La pintura en la tierra, la pintura en el espacio, cerámica y talavera” en el Museo de Artes Populares (MAP), y en 2016 “Diluvios” en el Museo de la Ciudad de México. Participó en el proyecto de pintura de gran formato titulado “Akaso”, 26 pinturas de 26 artistas, comisionadas por el coleccionista Sergio Autrey, donde participa con la obra “Panorama paraíso”, óleo/tela de 360 X 970 cms., exhibidas en el MUSAS de Sonora 2010, Museo del Chopo 2011, Museo Espacio (Aguscalientes) 2017-2018. Participa en la exposición “El hombre al desnudo. Dimensiones de la masculinidad a partir de 1800”, en el MUNAL, Museo Nacional, 3 de Marzo al 17 de Junio de 2014, con la obra “Jonás”, óleo sobre tela, 250 cms X 190 cms. Viaja al MUSA, Museo Universitario de la Universidad de Guadalajara. 30 de Julio al 27 de Octubre del 2014. Desde el 2007 dirige junto con José Miguel González Casanova, Francisco Castro Leñero y Eloy Tarcisio el taller interdisciplinario de arte “La colmena”, en la misma. En el 2006 se publicó el libro Diluvios, por la UAM-X , en el 2008 “La Espiral y el Tiempo, Juicio , juego y genio en Kant y Schiller”, y en el 2013 “El teatro del conocimiento, ensayos de arte y pintura”, ambos publicados por la ENAP-UNAM.
Lista de obra o En catálogo
• Topografias I, 2016 · Óleo/Tela 120 x 120 cm • Topografias II, 2016 · Óleo/Tela 120 x 120 cm o Topografias III, 2017 · Óleo/Tela 120 x 120 cm o Topografias IV, 2017 · Óleo/Tela 120 x 120 cm o Topografias vertical I, 2017 · Óleo/Tela 160 x 120 cm o Topografias vertical II, 2018 · Óleo/Tela 160 x 120 cm o Topografias vertical III, 2018 · Óleo/Tela 160 x 120 cm o Topografias vertical IV, 2018 · Óleo/Tela 160x 120 cm • Topografias chico I, 2017 · Óleo/Tela 46 x 35 cm • Topografias chico II, 2017 · Óleo/Tela 46 x 35cm • Topografias chico III, 2017 · Óleo/Tela 46x 35 cm • Topografias chico IV, 2017 · Óleo/Tela 46 x 35 cm • Topografias chico V, 2017 · Óleo/Tela 46 x 35 cm • Topografias chico VI, 2017 · Óleo/Tela 46 x 35cm • Topografias chico VII, 2017 · Óleo/Tela 46 x 35 cm • Topografias chico VIII, 2017 · Óleo/Tela 46 x 35 cm • Autorretrato Topografias, · Óleo/Tela 46 x 35 cm o Estratos V, 2016 · Óleo/Tela 120 X 120 cm o Estratos grande, 2016 · Óleo/Tela 180 x 180 cm o Topografia original, 2016 · Óleo/Tela 180 x 180 cm o Topografia grande II, (mundo), 2018 · Óleo/Tela 180 x 180 cm o Topografia grande III, 2018 · Óleo/Tela 180 x 180 cm o Wirikuta círculos, 2020 · Óleo/Tela 200 x 120 cm o Wirikuta piedras, 2020 · Óleo/Tela 200 X 120 cm o Wirikuta Luz, 2020 · Óleo/Tela 120 X 200 cm
o Panorama Wirikuta I, 2020 · Óleo/Tabla 40 X 120 cm o Panorama Wirikuta II, 2020 · Óleo/Tabla 40 X 120 cm • Panorama Wirikuta III, 2020 · Óleo/Tabla 40 X 120 cm o Wirikuta manos I, 2020 · Óleo/Tabla 40 X 60 cm o Wirikuta manos II, 2020 · Óleo/Tabla 40 X 60 cm • Wirikuta manos III, 2020 · Óleo/Tabla 40 X 60 cm o Wirikuta manos IV, 2020 · Óleo/Tabla 40 X 60 cm • Wirikuta paisaje I, 2020 · Óleo/Tabla 40 x 60 cm • Wirikuta paisaje II, 2020 · Óleo/Tabla 40 x 50 cm • Wirikuta paisaje III, 2020 · Óleo/Tabla 40 x 50 cm • Wirikuta paisaje IV, 2020 · Óleo/Tabla 40 x 50 cm • Wirikuta paisaje V, 2020 · Óleo/Tabla 40 x 50 cm • Wirikuta paisaje VI, 2020 · Óleo/Tabla 30 x 40 cm • Wirikuta paisaje VII, 2020 · Óleo/Tabla 40 x 50 cm • Wirikuta panorama chico I, 2020 · Óleo/Tabla 20 X 50 cm • Wirikuta panorama chico II, 2020 · Óleo/Tabla 20 X 50 cm • Wirikuta panorama chico III, 2020 · Óleo/Tabla 20 X 50 cm • Wirikuta panorama chico IV, 2020 · Óleo/Tabla 20 X 50 cm • Wirikuta panorama chico V, 2020 · Óleo/Tabla 20 X 50 cm • Wirikuta I, 2019 · Óleo/Tela 120 X 120 cm o Wirikuta II, 2019 · Óleo/Tela 120 X 120 cm o Wirikuta III, 2020 · Óleo/Tela 120 X 120 cm o Wirikuta IV, 2020 · Óleo/Tela 120 X 120 cm o Wirikuta desde el Quemado, (fuera de exposición) 2020 Óleo/Tela 120 x 200 cm
Luis Argudín Miembro del Sistema Nacional de Creadores
Esta exhibición fue posible gracias al apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
El Catálogo fue posible gracias al apoyo otorgado por Aldama Fine Art, El Camino Art Fund y Estampa Artes Gráficas
Estampa Artes Gráficas. Privada de Doctor Márquez 53, Col. Doctores, Tel. 55 30 52 89 / 55 30 55 26 Fax: 55 30 91 79 estrampa@prodigy.net.mx
Creditos editoriales Diseño Estampa Artes Gráficas Martín Sánchez Álvarez Fotografía Marco Pacheco Erika Muñoz Isabel Mendieta Enrique Provencio
se terminó de imprimir en noviembre de 2020, en los talleres de Estampa Artes Gráficas, Privada de Doctor Márquez 53, Col. Doctores, Tel. 55 30 52 89 / 55 30 55 26 estampa.direccion@gmail.com Tiraje: de 1000 ejemplares.
luisargudin@hotmail.com argudinluis55@gmail.com www.luisargudin.com