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Año 4 - Edición 11 - www.proyectobamboo.com

Precio: ARG: $26,00 / URU: $120 – Recargo de envío al interior: $0,50

12 ARTISTAS EN SUBASTA – Te presentamos a los artistas que nos apasionan y, además, la posibilidad de comprar su obra. Sí, acá. Así de simple … pág. 25 rondolini / lindner / minelli / basso / iasparra / estol romano / sirai / vitali / paiva / goldenstein / minoliti

STANLEY KUBRICK … pág. 16 PARQUE CHAS … pág. 18 LA BIENAL … pág. 20 LO ABSTRACTO … pág. 46 CIUDAD ACTIVA … pág. 49

INVERTÍ SIN MIEDO






BAMBOO // Staff

EDITORIAL // Paz Dubarry

DIRECTORA GENERAL PROYECTO BAMBOO BOUTIQUE EDITORIAL: PAZ DUBARRY paz@proyectobamboo.com DIRECTORA GENERAL PARA UE Y CHINA: MARÍA SWOBODA maria@proyectobamboo.com DIRECTOR DE ARTE: JUAN GÓMEZ ALZAGA design@proyectobamboo.com DISEÑO GRÁFICO: ALEJANDRA ARROYO IMAGEN & COMUNICACIÓN: CRUZ BARCELONA info@cruzbarcelona.com ASESOR EJECUTIVO: PATRICIO TOBAL pato@patriciotobal.com CORRECTORES: NICOLÁS FURFARO & CATALINA LLADÓ DIRECCIÓN COMERCIAL Y DESARROLLO DE NEGOCIOS: IVANA LOPEZ para ATRAPA EL PEZ comercial@proyectobamboo.com COLABORARON EN ESTE NÚMERO: Ignacio de Andrés, Inés Arteta, Virginia Arhex, Paz Azcárate, Alina Cantón, Pedro Crescia, Paz Dubarry, Nicolás Elvira, Manuela Ghitta, Vicky Guazzone di Passalacqua, Rosario Heer, Mariana Ibañez, Nora Iniesta, Gabriela Koolen, Solange Levinton, Diego Miranda Morinigo, Julieta Novarro, Luciana Olmedo-Wehitt, Laura Piasek, Sofía Quilici, Federico Raiman, Diego Sandoval, Lucía Seijo, Pablo Vigo, CristinaYasutake. AGRADECIMIENTO ESPECIAL A: Matías Antolín, Alejandro Arroyo, Enrique Avogadro, Mariano Balcarce, Francisca Barrios, Gustavo Belaustegui, Pablo Bianchi, Florencia Binder, Josefina Biritos, Ximena Caminos, Agustin Colli, Ulises Conti, Sergio Daniszewski, Cecile De La Fourniere, Andrés Dubarry, Nicolas Elvira, Alan Faena, Nicolás Furfaro, Ramiro Gallardo, Carla Graziano, Glenda Guasco, María Gutiérrez, Alexandra Kehayoglou, Nuria Kehayoglu, Mariana Ibañez, Marisa Ledesma, Alejandro Leonelli, Celina Lesta, Ivana López, Catalina Lladó, Hernán Maldonado, Andrea Marmolejo, Diego Miranda Morinigo, Luciana Olmedo Wehitt, Francisco Pedemonte, José Luis Pedrazzini, Roydon Pittock, Laura Salles, Marco Sanguinetti, Patricio Tobal, José Tobal, Juan Tobal, Lucas Wetzels, Claudio Zafarani, Max Zolkwer, María Zunino,Water Studio, KLM Estudio y Galpón Estudio. ILUSTRACIÓN DE TAPA: Alejandro Leonelli para Estudio Gogo Goch

EDICIÓN 11 – AÑO 4 EDITADA POR PROYECTO BAMBOO S.R.L. CUIT 30-71133596-6 CABELLO 3627 5°C – C.A.B.A. IMPRESO EN GALT S.A.

Llevar a cabo está edición no fue fácil. En mitad de camino siempre termino dudando un poco sobre esa necesidad que comparto con mi equipo de intentar hacer las cosas de un modo diferente –no revolucionario– si no más bien alejado de ciertas rigideces o presiones que hemos sentido al acercarnos a muchos ámbitos. El mundo del arte ha sido sin lugar a dudas el que más nos costó. Es curioso que un universo alimentado por el vuelo, el talento, las visiones, las pasiones y las obsesiones de los artistas sea a su vez un espacio lleno de límites, vericuetos, códigos ocultos, secretos compartidos, acusaciones cruzadas, egos inmensos… Es la primera vez que nos sentimos verdaderamente en la vereda de enfrente de nuestro objeto de estudio. Nuestra intención puede resumirse en este texto que enviamos a los artistas participantes: “La invitación puntual implica la elaboración de un texto por parte del artista, que irá acompañado por la foto de la obra a ser subastada. El texto puede ser escrito en cualquier formato (carta, texto, poesía, cuento, autoentrevista, reflexión) y su disparador es: la visión del artista sobre sí mismo, sobre su obra, sobre su vocación, su melancolía, su euforia, sus miedos, sus decisiones, sus banderas, sus causas, su arte, su obra, etc. etc. El concepto es lograr que quien lea pueda conocer una versión del artista y su obra, curada por el artista mismo, acercando al artista a un público más heterogéneo en un formato diferente y estableciendo una nueva forma de diálogo que no pretende superar ni reemplazar las existentes, si no coexistir”.

Ha sido duro, pero atravesarlo significó un crecimiento enorme. Tratando de complacer o animándonos a desafiar a otros descubrimos que hay un NOSOTROS y que es muy fuerte. Nunca se generaron discusiones dentro del equipo. Fuimos durante todo este proceso un ente muy compacto. Como nunca antes. Como siempre –espero– de aquí en más. Ante el rimbombante mundo del arte somos pequeños, ínfimos, insignificantes, y sin embargo, en cada decisión nos sentimos GIGANTES. En mi caso personal, además de tomar muchas veces aire, le puse el cuerpo a la cuestión y viajé a Venecia para zambullirme en ese universo tan cautivante. Agradezco a mis anfitriones y guías en todo esto, la posibilidad que me dieron de vivir en primera persona una experiencia tan como insider. Vi mucho, aprendí mucho y le perdí un poco el miedo a la cosa. Es tan personal todo, tan particular, tan singular, que nada es unánime. Les ofrecemos nuestra primera edición de arte, que además, brinda la innovadora posibilidad de comprar online las obras de nuestras estrellas, los doce artistas, que hemos elegido para mostrarles. Quiero agradecer a Luciana Olmedo-Wehitt por su duro trabajo de selección, edición y tolerancia a mi ignorancia y también a Diego Trulls por brindarnos desde lasumadelaspartes.com una plataforma contemporánea y heterogénea. Todos podemos animarnos al arte. Y más aún, cuando nadie nos ve.

Fieles a nuestra política de promover un consumo responsable con el medioambiente, toda la revista bamboo está impresa en papel certificado FSC. Este sello garantiza que el material utilizado procede de bosques bien gestionadosy certificados con los estándares del “Forest Stewardship Council”.

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UNA REVISTA PARA LEER

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Colaboradores

JULIETA NOVARRO Es actriz, conductora, productora, madre, hija, mujer, hermana y esposa, aunque ella misma aún no lo crea. Se formó como actriz con Luis Agustoni, Ricardo Bartis y Raúl Serrano. Hizo tele, cine y teatro. Hoy produce un disco homenaje, un DVD y un libro para chicos junto a su padre Chico Novarro y con la editorial Nazhira prepara una colección de ficción para niños.

PAZ AZCÁRATE Nació en el interior y se mudó a Buenos Aires para estudiar Comunicación (UBA). Trabaja en prensa y en sus ratos libres escribe en “La hora de la siesta”, un blog que comenzó por un poquito de nostalgia de su ciudad natal. Inició el proyecto audiovisual “Las personas son un viaje” pensado a partir de una serie de videos de la artista neoyorquina Juliana Luecking.

ROSARIO HEER Fotógrafa de reportaje y documental formada en la Asociación re Reporteros Gráficos (ARGRA). En el 2007 forma junto a su socia, Ph-Photos como plataforma para trabajos freelance colaborando como reportera gráfica en medios nacionales e internacionales. Ha sido seleccionada para participar de exposiciones tanto en Argentina como en el exterior.

VIRGINIA ARHEX Virginia Arhex es oriunda de Tandil y pisciana. Encara la vida de la manera más sensible que pueda existir. Sus búsquedas la llevan a mostrar interés por diferentes expresiones artísticas, desde el arte a la fotografía y la moda, encontrando en las palabras la herramienta expresiva que más le permite reflejarse.

NORA INIESTA Artista argentina contemporánea cuya temática reside en la representación plástica de una iconografía ligada siempre a un solo lugar de pertenencia: la patria. El mundo vivido en su infancia, la escuela, los actos, los próceres de papel, la historia, la bandera, los delantales blancos, el lenguaje escrito, quedarán para siempre registrados en su memoria. Expuso en Argentina y en el exterior participó en Bienales y en prestigiosos Premios de Arte.

MANUELA GHITTA Tiene 22 años. Tercera generación de una familia de periodistas, se enoja cuando le dicen que lleva la profesión en la sangre. Estudió en la Universidad del Salvador, materias aprobadas 40/40. Amante del cine, sobre todo del argentino, le gusta escribir mucho más de lo que admite. Rebautizada Tripudia por su abuelo, también colabora con el Diario La Nación.

LUCÍA SEIJO Realizó estudios de curaduría en el Instituto Univesitario ESEADE y de arte contemporáneo en instituciones como el IUNA y School of Visual Arts de Nueva York. Fue seleccionada para hacer una práctica de curaduría anual en el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York. En 2012 co-fundó y hoy co-edita Espacio Exterior. Desde mayo 2013 forma parte del staff de MACBA como artista y curadora.

SOLANGE LEVINTON Supo que quería ser periodista desde muy chica, cuando se dio cuenta que siempre tenía algo para decir y que, cuando no, lo inventaba. Trabajó en Infobae, Clarín.com, Planeta urbano, Revista Noticias, G7, Gataflora y Tiempo Argentino. Hoy, desde la sección Espectáculos de Télam, sigue buscando nuevos desafíos mientras toma mate y opina de todo en forma irracional y absolutamente compulsiva.

GABRIELA KOOLEN Tiene 30 años. Estudió Ciencias de la Comunicación con orientación en Periodismo en la UBA. Hizo talleres de dramaturgia, y le encanta ir al teatro. Desde hace unos años trabaja como periodista y redactora freelance para diferentes medios. Le fascina entrevistar gente y conocer diferentes historias.

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PEDRO CRESCIA Cuando habla, algo dice. Cuando escucha, algo entiende. Parsimonioso e inquieto. Polémico para vestirse pero elegante para llevarlo. Claustrofóbico. Cree que los emoticones son la fase evolutiva de algo. No sabe de qué.

INÉS ARTETA Licenciada y profesora de historia en la UBA, cuenta con varios cuentos premiados en concursos en Argentina y en España. Su libro de relatos “Chicas bien” fue publicado por Deldragón en 2007. La novela “El mismo río” fue finalista en el Herralde 2005 y 1er Premio INARCO de novela 2007. Dicta talleres de lectura.

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Peggy Guggenheim

Adicción al arte Despiadada coleccionista de arte y dueña de una gran fortuna familiar, fue la más excéntrica de los Guggenheim y se convirtió en una de las figuras más importantes en el mundo del arte moderno.

Texto: Manuela Ghitta Fotografía: Cortesía de la Peggy Guggenheim Foundation

Nació el 26 de agosto de 1898 en Nueva York, bajo el nombre de Marguerite. Su padre murió a bordo del Titanic, su madre tenía la costumbre de repetir cada cosa que decía tres veces y su tío el hábito de comer carbón. A pesar de esos personajes a los que ella adjetivó como desquiciados, y de ser portadora de una nariz a la que sus compañeros apodaban Berenjena, Peggy Guggenheim supo hacer de su vida una fiesta. En 1921, cansada también de la Gran Manzana, viajó a Europa, donde se convirtió en una de las figuras más influyentes del siglo XX. Fueron el Viejo Continente y los consejos de grandes amigos como Samuel Beckett y Marcel Duchamp, los que la convirtieron en una experta en arte, su amor permanente. Tuvo otros que no lo fueron. Se casó en primeras nupcias con Lawrence Vail, matrimonio de escenas violentas que contrastaban con la elegancia de los museos y teatros que frecuentaban. Después fue John Holms y años más tarde, intentando escapar de los alemanes que invadían París, conoció a Max Ernst. Ya antes, en 1938, Peggy inauguró en Londres la Guggengeim Jeune, con una exposición del surrealista Jean Cocteau. En octubre de 1942, otra vez en Manhattan, abrió The Art of This Century Gallery, espacio que, de alguna manera, inició la carrera de Jason Pollock, según decía, su más notable logro individual. Separada de Ernst se instaló en Italia y compró un palacio inacabado del siglo XVIII que transformó en museo privado de su colección. Allí, siempre rodeada de sus mascotas, paseaba por los jardines con ropas extravagantes, lentes y accesorios salvajes. De noche, era anfitriona de las fiestas más alocadas, con invitados como Yoko Ono y Truman Capote. A principios de los años 60, Peggy Guggenheim abandonó su lema, “comprar una obra cada día”. Poco antes de morir, el 23 de diciembre de 1979, escribió: “veo hacia atrás y recuerdo mi vida con alegría. Fue una vida muy exitosa. Hice siempre lo que quise y nunca me importó lo que pensaran los demás. Fui una mujer libre antes de que existiera un nombre para eso”. –B guggenheim.org

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Los Benetton

Una pasión italiana Texto: Manuela Ghitta Fotografía: Cortesía Benetton Group

Una familia que supo tejer mucho más que una fortuna y, sin perder la elegancia, despertar polémica en el mundo entero.

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Paneo de Ponzano, pueblo italiano a las afueras de Treviso. Una casa austera y cuatro hermanos que lloran la muerte de Leone, su padre, exiliado en África para evitar ser llamado al frente durante la Segunda Guerra Mundial. Primer plano de una bicicleta; después, una máquina de coser de segunda mano. Así podría empezar una película sobre los Benetton. Hoy Luciano, Giuliana, Gilberto y Carlos suman 15 hijos y 17 nietos, coleccionistas de arte y doctorados en las mejores universidades del mundo. Benetton es sinónimo de color, fortuna e imperio textil. Pero lejos del dinero y la atención de la prensa rosa, la historia familiar comienza cuando Luciano, el mayor de los hermanos, vende su bicicleta y compra una máquina con la que Giuliana confecciona abrigos de los más estridentes colores; primero, éxito en su pueblo y, apenas seis años después, en París. Ya entonces, los Benetton entendían su negocio como arte, sin límites geográficos, políticos ni ideológicos, tanto a la hora de tejer como de crear los más controvertidos anuncios publicitarios. Mensaje que

propaga a través de Fábrica, centro que el Grupo tiene para la investigación y formación de creativos en un complejo arquitectónico restaurado por Tadao Ando, con sede en Treviso. Escenas de mujeres y hombres enfermos de SIDA, un bebé recién nacido manchado de sangre, personas blancas/negras/ amarillas y, en 2011, Benedicto XVI besando en la boca a Sheikh Ahmed y Barack Obama a Hugo Chávez. Son las imágenes creadas por Oliviero Toscani para la marca, en pos de un mundo sin odios ni discriminación. Siempre socialmente comprometidos, recién jubilado Luciano, Alessandro se hace cargo de la dirección de la empresa y propone eliminar todas las emisiones de sustancias tóxicas a lo largo de su cadena de producción y colecciones. Algo más que viable para los Benetton, dueños del arte de tejer/crear deseos y volverlos ropa/ realidad. –B benettongroup.com

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SENSOWASH®INODORO CON LAVADO EL INODORO QUE DESPRENDE SENSACIÓN DE LIMPIEZA Y FRESCURA

SensoWash® - limpieza extremadamente suave con agua. El asiento de inodoro SensoWash® con lavado le limpia con agua de forma suave, higiénica y segura después de cada uso. Combinado con el correspondiente inodoro de Duravit se convierte en un inodoro con lavado de elevado diseño. SensoWash® es más que solo higiene, es una mayor calidad de vida. ¿Quiere más información? Duravit América Latina, Acassuso, Buenos Aires, Av. Libertador 15082, 1º piso, Tel: 47434343, www.duravit.com Asesoramiento y venta a través de MOVE en Capital Federal: Cerrito 1136, Entrepiso. (1010). Tel: 4811 9533. www.moveargentina.com


Long Distance Affair Texto: Gabriela Koolen // Ilustraci贸n: Cruz Barcelona

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Dicen que el arte cruza fronteras, y abre el espíritu a nuevas emociones. También dicen que las nuevas tecnologías de comunicación pueden construir puentes impensables. Long Distance Affair es una experiencia novedosa que muestra que combinar ambas cosas puede potenciar su poder.

Son las 7 de la tarde en la ciudad de Nueva York. En el Hotel Gershwin, seis personas son recibidas por un artista de la compañía PopUp Theatrics, y guiadas hasta el salón donde se desarrolla una experiencia teatral en la que lo emocional, lo íntimo, lo interactivo –y también lo azaroso– juegan un rol protagónico. Cada miembro de la audiencia se sentará frente a una computadora, con un par de auriculares. Los espectadores realizarán, de manera random, tres llamadas vía Skype. La llamada durará 9 minutos. El espectador se conectará con un actor o actriz en algún lugar del mundo –participan más de 30 artistas de distintos países– que lo invitará a vivir un experimento teatral único. Así, acompañando el característico sonido que indica que Skype está realizando la llamada, en el monitor aparecerá, por ejemplo, que Victoria Chen, en Singapur, está en el cuarto de su hermano, y ese será el puente para acceder al mundo de una adolescente que comparte su historia de amor desde el sudeste asiático. Si la frase que se lee es, en cambio, Monina está cenando sola en Buenos Aires, del otro lado de la pantalla se verá un departamento apenas iluminado por el reflejo del televisor encendido, con el techo lleno de globos, donde una mujer festeja su cumpleaños en soledad. Desde ahí, la actriz argentina Monina Bonelli interpretará un monólogo escrito por un autor en Rusia, donde hablará de temas personales y políticos con tono de profunda intimidad. Como si se tratara de un caleidoscopio que al girar va creando las formas más diversas, el mosaico de escenas de Long Distance Affair, puede conducir también hacia Brasil, donde Sophia realiza la llamada a sus padres desde el futuro, para contarles qué

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ha sido de su vida, y hablarles sobre la encrucijada en la que se encuentra. Durante los 30 minutos que dure el show, cada espectador accederá a puestas en escena desparramadas en los hogares de actores de los puntos más distantes del planeta, y a través de sus monólogos, transitará los climas más diversos. Uno de los ingredientes fundamentales de la experiencia es la relación entre artistas y público: “Creo que la cuestión del face to face, el uno a uno, genera un vínculo bastante particular, y la gente es muy agradecida de eso”, dice Mariano Tenconi Blanco –dramaturgo argentino, autor del affair “I can’t swim”– y enseguida agrega que el tema de las distancias también provoca sensaciones particulares: “Debe haber algo romántico con el hecho de saber que hay alguien del otro lado que lo puede emocionar. El hecho de que un actor presente su mundo, y algo de su país, remite a un lugar lejano, pero a la vez habla de cosas que probablemente para todos son muy corrientes, como la soledad, el amor, o la tristeza. Las cuestiones que nos emocionan, creo que en el fondo no son distintas. Me parece que de todo eso se termina por armar algo que nos acerca, y eso está buenísimo.” Ana Margineanu –directora de teatro, y coordinadora de esta experiencia junto a Tamilla Woodard, a través de la organización PopUp Theatrics–, define Long Distance Affair como “un viaje íntimo”, y cuenta que desde la concepción del proyecto estaban interesadas en ofrecerlo no sólo al público, sino también a los artistas participantes, quienes se embarcaron en la aventura de formar parte de una red internacional. Para la creación de cada pieza, las coordinadoras armaron equipos

compuestos por un director, un actor, y un autor, provenientes de diversos puntos del mapa, y desconocidos entre sí. “A veces nos sentimos como una agencia matrimonial, porque arreglamos el matrimonio, pero nunca sabemos si va a funcionar, hasta que lo hace”, dice Tamilla. En este sentido, la española Lucía Miranda –directora de Sophia– cuenta que el proyecto representa un reto artístico, ya que el equipo que no se conoce para nada debe ponerse de acuerdo para hacer una obra que interese a todos. La consigna a la hora de armar las propuestas fue que éstas debían retratar algo del lugar de residencia del intérprete, y así Mariano, por ejemplo, conoció Singapur a partir de la actriz, quien compartió su mundo con él en las horas más disparatadas, considerando las 11 horas de diferencia que hay entre ambos países. La cartografía de los affaires no sólo cruzó husos horarios disímiles, sino también los imaginarios más diversos. Mónina Bonelli cuenta que el autor de su obra –el escritor John Freedman– se empapó de la historia y la política argentina para escribir Five funny tales from the heart of Buenos Aires. Para la actriz, la conexión fue fuerte: “La disposición a la colaboración fue enorme”, dice Mónina. Tamilla y Ana adelantaron que luego de pasar por el Festival de Edimburgo, Long Distance Affair tendrá una nueva versión en español, en noviembre, en el marco de la Bienal de Arte Joven de la Ciudad de Buenos Aires. –B popuptheatrics.com

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Apuntes sobre un obsesivo STANLEY KUBRICK


El director de cine por antonomasia, es –sin lugar a dudas– uno de los personajes más fascinantes del siglo XX, Creador de películas que aún hoy definen la estética del lenguaje cinematográfico, Stanley Kubrick fue, es y será, piedra fundamental de una disciplina que es a la vez obra de arte y entretenimiento. Escribía un instructivo de más de cuarenta recomendaciones sobre cómo cuidar a los gatos de la casa en su ausencia. Jugaba al ajedrez sin reloj. Leía y medía los anuncios en los diarios con total minuciosidad. Bajo su dirección, la actriz, Shelley Duvall, hizo más de cincuenta veces la misma escena para El Resplandor (1980), y el actor, Tom Cruise rodó durante 3 semanas la secuencia de la mesa de pool para Ojos bien cerrados (1999). Por necesidad o por elección, fue director, camarógrafo, maquillador, musicalizador, asistente de iluminación y hasta chofer de sus actores. Tuvo algo que decir/mostrar sobre casi todo: el amor y el sexo, la guerra y la tecnología, la historia y la cultura popular, los viajes espaciales. Admirador de Serguéi Eisenstein era –dicen– tranquilo, tierno, melómano, un visionario, un demente perfeccionista. Stanley Kubrick, el más obsesivo de los creadores, nació el 26 de julio de 1928 en un bario del Bronx en Nueva York y murió el 7 de marzo de 1999 al sureste de Inglaterra. Fotógrafo, guionista, productor y director de cine, uno de los más influyentes del siglo XX, fue capaz de plasmar en imágenes la sensualidad de Lolita y de arrancarle a Jack Nicholson las miradas más perversas. Lolita (1962), basada en la novela de Vladimir Nabokov, narra la historia de seducción entre una menor de edad y un hombre maduro. Fue escándalo, como tiempo después lo sería El Resplandor (1980), una variación del libro de Stephen King, que muestra los trastornos de personalidad que sufre Jack Torrance y cómo, en un hotel solitario y aislado por la nieve, convierte a esposa e hijo en sus víctimas. Detrás del argumento principal, Kubrick esconde siempre incontables representaciones simbólicas, mensajes subliminales y crítica socio-histórica. Así, hay quiénes interpretan que El Resplandor es alegoría de la matanza de los indios americanos, como también del Holocausto y los campos de concentración. En ese mismo camino, con una mirada nefasta/calamitosa de la sociedad, La Naranja Mecánica (1971) cuenta la historia de Alex DeLarge, psicópata, delincuente y violador, amante de la música de Beethoven y de la más violenta de las violencias. La Naranja Mecánica fue descontrol. También clásicos como Dr. Strangelove (1974), 2001: Odisea del Espacio (1968) y Spartacus (1960), con imágenes tan sugestivas como contundentes, reflexionan acerca del hombre y su lucha con/contra el entorno físico, social, psicológico y hasta metafísico. Terror psicológico. Nazismo y Holocausto. Locura. Esquizofrenia. Sexo. Crimen y violación. Amor. Futurismo. Detrás de la inmensidad de temas que atravesó, de la multiplicidad de lecturas que despiertan cada una de sus películas, la filmografía de Kubrick en su totalidad refleja una visión filosófica afín al existencialismo. Hay libros, páginas y páginas de ensayos, horas y horas de documentales, blogs, foros de cinéfilos, menciones en capítulos de Los Simpsons, miles de fanáticos, hay homenajes y muestras. La influencia de este Maestro del cine es tan grande como la dificultad para desentrañar la complejidad de su universo. Por algo, el más meticuloso de los directores despierta, todavía hoy, la obsesión de los creativos y la creatividad de los obsesivos. ¿Será por eso que lo queremos tanto? –B

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La ciudad y su laberinto Texto: Pedro Crescia // Fotografía: Rosario Heer

“Parque Chas era un barrio jardín de clase media, diagramado en círculos concéntricos atravesados por una diagonal, hecho de casas bajas con dos metros de jardín adelante y un terreno de cien metros cuadrados en el fondo. El país disfrutaba de la bonanza económica que había empezado a finales de los ´40 y comenzaba a declinar. Se vivía respirando una alegría tranquila, lo que se hacía, lo que se construía, lo que se iba a comprar eran cosas que se iban a tener para siempre.” De la película “Roma” de Adolfo Aristarain

Entrar a Parque Chas obliga a salir de la traza cuadricular típica de Buenos Aires. Este barrio con pretensiones de ciudadjardín no es un laberinto. Sin embargo, su misteriosa fisonomía, ha fascinado a las mentes más brillantes y a los autores más porteños durante años. Nos dejamos seducir por su corazón circular y develamos lo que se esconde en sus esquinas.

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El origen de esta particular zona de la ciudad se remonta a 1925, cuando la municipalidad obliga al dueño de las tierras, Vicente Chas, a lotearlas para luego urbanizar el terreno. Los ingenieros a cargo del proyecto fueron Armando Frehner y Adolfo Guerrico. Entramos dispuestos a perdernos “esa es la idea, ¿no?” me dice Rosario. Es de noche, clima perfecto. Tomamos el camino seguro: Gándara, la arteria principal -por la que van los que, como nosotros, desconocen el barrio-, su columna vertebral. A Parque Chas no se entra por entrar. Nadie acorta camino por estas calles. Nadie esquiva el

tráfico, incluso en horas pico, por aquí. Eso lo hace tranquilo. Zona libre de bocinas y ese barullo constante de los motores. Caminamos sin que nada nos llame demasiado la atención respetando la sutil parábola que la calle propone. Desembocamos en una rotonda. Primer hecho curioso: 5 semáforos. Estamos en el corazón del barrio. Punto neurálgico donde confluyen Victorica, Ávalos y Gándara (por la que veníamos). Es pequeña. Se ven 6 esquinas. Recordé en ese instante haber leído sobre el diseño radiocéntrico del barrio. Tenemos una verdulería y un supermercadito chino en

otra. También lo que parecería ser un taller mecánico y una florería. Estamos entre Berlín, Marsella y Gamarra, sentados en los bancos de concreto de una plaza. Las calles de Parque Chas tienen en su mayoría nombres de ciudades europeas. Pensado con la lógica de un barrio residencial inglés, dicen que en 1927 llamativos anuncios publicitaban el gran remate: “Barrio Parque Chas: único en Sudamérica”. La calle Berlín es circular. Dice uno de los mitos de Parque Chas que dos amantes habían quedado en encontrarse en Londres y Gándara. Él fue a esa esquina.

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Ella fue a esa esquina. Ambos puntuales. Esperaron y esperaron pero no se encontraron. Es que hay dos esquinas Londres y Gándara a 150 metros de distancia una de la otra.Y no son las únicas que se repiten. Las casas tienen, por lo general, ambientes que dan a la calle. Fachadas lisas, frentes chatos. La mayoría fueron construidas en los 50. Casi no hay edificios ya que una ordenanza municipal impide su construcción. Parque Chas fue distinguido como patrimonio arquitectónico de la ciudad. Y recién en 2005 volvió a ser declarado barrio. Entre las condiciones que puso Vicente Chas para el obligado loteo de su tierra, una fue que las viviendas debían dejar 3 metros de jardín de frente. La alta ocupación del barrio fue cambiando esta estructura. Las

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familias crecieron y esos jardines se fueron convirtiendo en habitaciones. La caminata con Rosario continúa. Nos preguntamos como será Parque Chas de día. Estamos complicados con la luz para las fotos, me dice. La que ofrece el alumbrado es muy amarilla y tenue. Volvemos sin querer (o más bien queriendo perdernos) a la rotonda central. Desde allí se ve otra plaza distinta a la que habíamos ido. Hay reflectores encendidos. Una canchita de fútbol. Entre doce y quince mujeres en un entrenamiento. Atravesamos la puerta de la reja que perita alrededor y nos sentamos en unas tribunitas. Siento el barrio, ahora sí. Ahí estaba vibrando entre corridas y pelotazos. Está lindo para jugar a la pelota. Como el fuego, me hipnotiza. La esfera de

cuero tiene esa capacidad única y universal. Es del potrero, del barrio y del mundo entero. En Parque Chas, en un entrenamiento de fútbol femenino, en un espacio público, soy de acá y de todas partes. Alzo la mirada y veo a lo lejos –a la altura de las hamacas vacías– ¡un pointer azulado! Como en la novela de Adolfo Bioy Casares “Dormir al sol” donde el alma de una mujer reencarna en una perra como esa y queda perdida dando vueltas por este mismo lugar. Fútbol, literatura, barrio. Parque Chas, donde los autores pierden a sus personajes. Todos ellos se encargan de alimentar un mito que los vecinos no desmienten. Supongo que este lugar es conceptualmente necesario: el laberinto icónico donde finalmente se enredan todas las ideas

recurrentes. Tomas Eloy Martínez en “El cantor de Tangos” conjetura y alimenta otro mito: “el trazado circular del barrio obedecía a un plan secreto de comunistas y anarquistas para proporcionarse refugio en tiempos de incertidumbre… ¿Cómo explicar, sino, que allí la diagonal mayor se hubiera llamado La Internacional antes de ser la avenida Victorica, o que la calle Berlín figura en algunos planos como Bakunin, y la porteña arteria de cuatrocientos metros se llamara Trveris, en alusión a Trier, la ciudad natal de Carlos Marx?” Hay tango, cemento, firulete y enredo. Nostalgia y poca vida en la superficie. ¿Pasa algo o no pasa nada? Pasa en Parque Chas lo que en cualquier barrio de Buenos Aires, pero la idea de que hay algo que te sumerge, mantiene con vida esta maraña circular. –B

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De ferias y bienales

Texto: Nora Iniesta Fotografía: BAMBOO Contenidos Cortesía Biennale 2013

Reflexiones de una artista moderna

En el ámbito de las Artes Visuales existen Bienales, Ferias, Encuentros, Coloquios, Muestras, Exposiciones, Centros Culturales, Museos, Galerías, Fundaciones, Espacios de Arte, Centros de Exhibición. Cada cual cumple una función propia y específica dentro del Mercado del Arte. Cada una de ellas tiene sus propias reglas, su propio público cautivo. Entre las Bienales, están las que suelen ser más tradicionales e históricas, las que tienen mayor prestigio. También las hay regionales, algunas más nuevas, otras recientes. Todo lo que involucre al mundo del arte, a su expresión y extensión, a su conocimiento, difusión y desarrollo, desde ya debe ser festejado y bienvenido. Porque, lo que hoy es emergente mañana se irá afianzando. Agradezcamos entonces todo lo que acontezca; lo incipiente, lo que está instalándose, lo que ya nos es imposible ignorar. Las Bienales legitiman a los artistas que han sido elegidos para ser parte de ellas. Por lo general, es un comité del país de origen del artista, al cual éste representa, quien decide la elección del mismo. Recuerdo mi participación en la XI Bienal de París en el año 1980: fue una fiesta. Quedé única seleccionada de entre cinco propuestas que la Argentina presentó ante el comité de la Bienal. Y hacia allí viajé, defendí mi envío con pasión. Todos los países participantes llevaban un comisario –no fue nuestro caso– y, a los lugares asignados había que poseerlos con ganas, con garra, con pasión. Palazzo Grassi

La adrenalina suele ser mucha; en poco tiempo hay que ubicar la propia obra entre otras tantas, colgarla tal cual se decidió, y tam-

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Palazzo Enciclopédico

bién en tiempo récord lograr que la luz, los marbetes y hasta el más mínimo detalle esté listo. Si tuviese que decir qué es lo más significativo de una Bienal no dudaría en hablar del intercambio y encuentro entre artistas. También, claro, la posibilidad de mostrar y ser visto por un público internacional y diverso. Esta suele ser una oportunidad única e irrepetible.

En la actualidad, se ha planteado un debate ante la propuesta del director de la fundación Peggy Guggenheim, de que los pabellones nacionales de la Bienal de Venecia sean utilizados como residencias de artistas durante el largo período que transcurre de una Bienal a otra en vez de permanecer vacíos; celebro la iniciativa. Todo espacio aprovechable es fenomenal para seguir desarrollando intercambio y conocimientos. Al respecto la artista Matilde Marín dice: “Siempre es interesante tener residencias, porque los programas para artistas emergentes son necesarios. Lo que habría que estudiar es la funcionalidad de los espacios y como se conviviría”. La artista visual Andrea Juan opina: “Las residencias para artistas siempre generan una actividad muy interesante de intercambio e incentivan a desarrollar proyectos específicos en espacios diferentes a los que trabajan normalmente, donde se enriquecen por los cruces de culturas y la inserción en un medio nuevo”. La curadora Cecilia Bayá, agrega: “Me parece una gran idea. Es más, con una adecuada selección, las obras resultantes de esas residencias podrían ser expuestas también durante la Bienal”. Al respecto de la diferencia entre una Bienal y una Feria, el concepto es claro; en la primera se exhibe, en la segunda se trata de un montaje con un fin absolutamente comercial; ese es su propósito madre. El crítico de Arte, Rodrigo Alonso acota al respecto: “Supuestamente, una Bienal no es un espacio mercantil sino un ámbito de exhibición, mientras la Feria es un lugar en el que se comercializan obras. Sin embargo, en los últimos años, esas diferencias tienden a borrarse. Hoy los coleccionistas van a las Bienales y compran las obras exhibidas”.

Ai Wei Wei

Marín agrega: “En algunas de las doscientas cincuenta, (más o menos), Bienales que existen y Ferias del mundo actualmente los márgenes son difusos, invadiendo uno a otro sus misiones específicas”. Juan opina: “Las Ferias están destinadas a la comercialización de

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las obras de arte, mientras que en las Bienales se presentan exhibiciones curadas a tal efecto”. Bayá dice: “Para mi las Bienales son más interesantes como reflexión filosófica y planteamientos estéticos nuevos. Tienen un concepto y una selección realizada por curadores expertos”. De entre las Bienales –hoy por hoy– San Pablo y Venecia siguen siendo a mi modo de ver las más importantes; una de ellas para la región, la otra a nivel mundial. Ambas generan enorme expectativa, tanto por quién será su curador, cuál su temática, quienes sus participantes. Tres ejes que son fundamentales para darle entidad y forma a las mismas.

Punta Della Dogana

De allí su diversidad entre una y otra en cuanto al concepto, sosteniendo su nivel de calidad sea cual fuese, siempre, la propuesta. Según el parecer de Alonso: “Las exposiciones más interesantes siguen siendo Documenta (cada cinco años, los años que terminan en dos y en siete); la Bienal de Venecia, la Bienal de San Pablo, y luego algunas Bienales menores como Istambul y Manifesta”. Para Marín: “Las fechas ineludibles siguen siendo Venecia y San Pablo en Bienales; en Ferias Basel en Suiza y Basel Miami. Luego hay Bienales en Latinoamérica muy interesantes como Porto Alegre, Cuenca, Ecuador; Puerto Rico. Las Ferias latinoamericanas que han conseguido un status son: Artbo, Bogotá; ArteBA, Buenos Aires y la de San Pablo”. Según Bayá: “Lejos las más importantes son Bienal de Venecia, (junio-noviembre 2013); Bienal de Sao Paulo (septiembre-diciembre 2014); Bienal de Sydney (marzo-junio 2014); Bienal de Shanghai (octubre-marzo 2014); Bienal de Berlín (abril-junio 2014); Bienal de Estambul, (septiembrenoviembre 2013); Bienal del Mercosur, (septiembre-noviembre 2013); Bienal de Sharja, (marzo-mayo 2013); Bienal de Lyon (septiembre-diciembre 2013). Si bien no se da cada dos años, se realiza cada cinco, dentro de esta lista destacaría la exposición de Kassel”.

Pabellón Argentino

Juan acota: “Las Bienales de Venecia, San Pablo y la Documenta de Kassel son las más conocidas. La Feria de Basilea creo es la más importante a nivel internacional, dado que el caudal de ventas y las cotizaciones de las obras suelen ser las más altas, comparadas con otras Ferias”. Poder hablar a futuro del devenir, del papel o el rol que las Bienales como tales tomarán en el mundo del arte es hacer futurología pura. En un mundo que cambia constantemente en su dinámica, donde cada cosa se relativiza o se modifica en su concepto, en su esencia, minuto a minuto, me parece poco serio. El arte y sus componentes no dejan de ser siempre un fiel reflejo de lo que sucede en lo macro. Como ejemplo podemos agregar que recientemente se ha inaugurado la primer Bienal online. Se trata de la primera Bienal de arte contemporáneo curada en Internet. Entre los curadores están el argentino Rodrigo Alonso, el mexicano Cuauhtémoc Medina y el cubano Gerardo Mosquera. Ellos entre otros han elegido obras de ciento ochenta artistas emergentes; para poder acceder a ella, no hay horarios estipulados ni tremendas filas de ingreso. –B biennaleonline.org

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Pabellón Ruso

Matilde Marín Premio Fundación Konex; también Premio a la trayectoria de la Asociación de Críticos de Arte de la Argentina. Participó en las siguientes Bienales: Puerto Rico; Cuenca, Ecuador; Porto Alegre, Brasil; Ljubljana; Cracovia, entre otras.

la Trienal de Ljubljana, Eslovenia, entre las más importantes.

ANDREA JUAN Artista visual y curadora de las Residencias de Arte en la Antártica. Participó en la Bienal de Beijing, China, donde obtuvo el primer premio; en la Expo Internacional de Shanghai, China, la que se realiza cada cinco años; de la Expo Yeosu, Corea, y de

Cecilia Bayá Curadora independiente. Fue curadora del envío boliviano reiteradas veces a las Bienales de San Pablo, de Venecia y del Mercosur; es creadora y curadora de la Bienal Internacional de Arte de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

Rodrigo Alonso Curador independiente y profesor universitario. Fue curador del envío argentino a la Bienal de Venecia 2011.

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Pabellón Santa Sede

No sé nada de arte. Mis opiniones acerca de lo que vi y viví en el preview de esta Bienal de Venecia 2013 no pueden ni deben ser juzgadas desde esa perspectiva. Lo que tengo para contar es, por supuesto, interesante. En primer lugar, porque se trata de una ciudad mágica, maravillosa. En este escenario, tan particular y compacto, toda cuestión a gran escala se vive de manera intensa. Durante la Biennale,Venecia es La Biennale. Y entonces, en cada rincón, en cada calle, el arte se hace presente a través de performances, puestas en escena, personajes curiosos, poderosos y esa fauna variopinta que sobrevuela el mundo del arte. Las bonitas galeristas, los personales artistas, los extravagantes buscando notoriedad, los humildes gigantes, todo vibra a ritmo vertiginoso durante las primeras 72 horas. Es imposible conseguir una lancha taxi, no hay hoteles ni mesas disponibles sin reserva y todos quieren acceder a la agenda V.I.P. que caracteriza este tipo de eventos. Los canales desbordan y los accesos al Arsenale y a los Giardini están siempre abarrotados. Venecia es una fiesta. La muestra en sí es prácticamente inabarcable. Entre el elaborado Palacio Enciclopédico de Massimiliano Gioni, …el jovencísimo curador de la muestra–, y los pabellones nacionales, las muestras especiales del resto de los gigantes de la escena Veneciana como el Palazzo Grassi, la Fondazione Prada, el museo Peggy Guggenheim y los eventos colaterales, cubrirlo todo es humanamente imposible. De lo que pude ver –que fue mucho más de lo que vi en toda mi vida como simple mortal– fueron varias las obras que, no sólo me conmovieron profundamente, sino que además, en su conjunto, logra-

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ron redefinir mis preconceptos sobre este mundo tan particular y sobre la producción artística en general. Vamos por partes. Debo confesar que lo que más me intrigaba luego de estudiar las voluminosas páginas del press kit que entregaban a la prensa, fue lo menos cautivante. Lo que tan importante sonaba en el papel, físicamente perdía potencia. Al exponer al espectador a tanto arte, es importante asumir que es imposible detenerse prolongadamente en cada obra. La comprensión o el impacto deben ser inmediatos. El lujo del encuentro entre el espectador y la obra puede darse de a poco en este marco, en lugares como el Palazzo Grassi, donde la familia Pinault pone al asador toda la obra que posee de Rudolf Stingel, con habitaciones de más de 100 metros dedicadas a obras de 20 x 30 CMS y una majestuosa alfombra impresa que todo lo cubre. Su apuesta en Punta Della Dogana, Prima Materia, sin embargo, no logró cautivarme. En los pabellones, donde en un mismo espacio conviven en promedio cinco obras, el tiempo de observación es tirano y sobre todo en el formato audiovisual (que abundaba notablemente) contaminante. Argentina realizó un papel muy digno. La obra de Niccola era potente, impecable, prolija. Lástima el stand que injertaron en el fondo. Tenía aires de feria rural de Palermo. Literalmente al lado, la Santa Sede se presenta por primera vez dando una clase de respeto por la producción artística (no intervino en el proceso creativo una vez seleccionada las obras) y de perfecto montaje. El Studio Azurro, encargado de la secuencia “Creación” logró mediante la utilización de proyecciones interactivas una experiencia única y potente. El cardenal Gianfranco Ravasi, el Director de los Museos Vaticanos nos explicó que “El arte contemporáneo está en el centro del interés del Pontificio Consejo para la Cultura porque

constituye una de las expresiones más significativas de la cultura de estas décadas.” El Génesis, su tema central, era uno de los imperdibles de la muestra. Con Eva al lado y el inmenso simulador marino de Arabia Saudita en el piso de arriba, el efecto se multiplicaba. Enormes colas se formaban para visitar la obra de Sarah Szé en el pabellón norteamericano y el humor inglés decía presente de la mano de Jeremy Deller con un mural enorme en el que un gigante arrojaba el yate “Luna” del ruso Román Abramovich (que en una anterior edición estaba estacionado delante del Arsenal e impidiendo el paso y la vista a miles de visitantes). La apuesta china me cautivó. Las elaboradas imágenes de Wang Quinsong encabezaron mi top five, seguido por la propuesta del disidente Ai Wei Wei; la reconstrucción de la muestra más relevante del siglo XX en la Fondazione Prada (según lo que dicen los que realmente saben de arte, no en cuanto a que me gustó, si no a su relevancia original); el pabellón Belga curado nada más y nada menos que por JM Coetzee y claro, la gran tarea de Gioni en la curaduría del Gran Palazzo Enciclopédico, la verdadera razón por la que vale la pena sacarse un pasaje ya mismo y visitar esta Ciudad que, hasta el 24 de noviembre, estará convertida en el hogar temporario de estas magníficas obras de arte. Con menos show off, menos ruido y menos preconceptos, esta edición de la Bienal de Venecia demuestra que el mundo del arte contemporáneo está algo falto de sorpresas, pero goza de buena salud y el programa complementario de charlas y cursos para estudiantes la vuelven un imperdible para todos aquellos suertudos que tengan Europa en su agenda. Expertos o curiosos, anímense. Paz Dubarry,Venecia, junio 2013.

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El poder viste a la moda Texto: Sofia Quilici

A lo largo de los años, la escena política ha reinventado y vuelto a reinventar. Los gobiernos y las ideologías han ido transformándose y con ella sus protagonistas, sus estrategias, sus prioridades. La moda se ha convertido con el correr de los tiempos en un factor clave. El poder y la indumentaria lograron fortalecerse una a la otra creando un dúo dinámico que pone en el candelero el eterno debate que divide las aguas entre imagen y frivolidad. La moda ha sido un fiel reflejo de los tiempos. En este revolucionario siglo XXI se ha convertido en un factor aún más clave por la inmediatez y el consumismo desenfrenado de un mundo globalizado. Ahora, podemos parecernos a aquellos que admiramos si damos con las tiendas correctas. Los millones de blogs que florecen en las redes sociales se encargan de brindarnos un minuto a minuto de quien se puso que y donde podemos conseguirlo. La moda se ha convertido en una moneda de cambio más y en el mercado político, donde lo que se vende es el mismo candidato, intentar seducir al electorado mediante lo estético es una técnica que algunos han logrado dominar para maximizar su carisma o esconder defectos. Un claro ejemplo son el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama y su esposa Michelle, dos exitosos abogados de Chicago, quienes utilizaron la indumentaria como herramienta para comunicar su mensaje. Su estilo casual y descontracturado los acercó a los miles de hogares norteamericanos donde los chinos, las remeras de pique, y las zapatillas deportivas son un símbolo de un estilo de vida acomodado pero desacartonado. Desde el baile i-naugural, la primera dama se convirtió en un ícono de estilo y sus elecciones de vestuario, tal vez en un principio más instintivas que premeditadas, dieron forma a una cuestión de estado no menor. Los diseñadores morían por vestirla y quienes lo lograban veían disparar sus ventas. El apoyo que su imagen significó a la industria de la moda en tiempos de la peor crisis económica que su país debió atravesar, le valió el respeto de figuras muy poderosas dentro de ese mundo. Anna Wintour, editora en jefe de Vogue USA, se convirtió en uno de los principales apoyos de ambos y hasta hubo ciertos rumores de que sería ella quien ocuparía la embajada del país en Francia cuando dejara la dirección de la afamada revista.

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El guardarropa es símbolo de conquista del poder y se refleja en las diferentes posiciones que la política puede tomar. Como no mencionar, por ejemplo, a Margaret Thatcher que, con sus trajes, sus pañuelos de seda y perlas, buscaba mostrar una imagen de señora formal para suavizar “su mano de hierro”. Sin embargo, su vestimenta nunca dejaba de señalar la firmeza de su carácter y nos recordaba que, a pesar de que era una mujer en un gobierno de hombres, no le temía a los desafíos. Romper moldes es una tendencia frecuente entre los presidentes latinoamericanos. La sencillez de Mujica es llamativa, así como también el particular look del presidente boliviano Evo Morales, quien en 2006 causó controversias durante una visita oficial en la que se encontró con el rey Juan Carlos de España y se mostró con un pulóver de lana que para muchos fue irrespetuoso, pero para otros fue una muestra de autenticidad. Ese sweater se convirtió en un símbolo político. La monarquía ha logrado gracias a la abundancia de matrimonios con mujeres de origen plebeyo, resistir el paso de los tiempos. En épocas de austeridad, la ostentación es problemática, así como también se tornan ridículas y superfluas ciertas convenciones sociales como la de no repetir vestidos o vestirse únicamente por sastres y modistos que confeccionan cada prenda a medida. Nadie tiene disponible las horas que tenían las princesas y reinas de antaño para encarar largas sesiones de pruebas y selección de telas. Ahora eso se reserva para ocasiones especiales y las princesas llevan ropa casual, comprada en las tiendas de calle, como el resto de los mortales. En la monarquía inglesa, es Kate Middleton quien marca el escenario perfecto de la moda. Podríamos decir que tiene un estilo contemporáneo compuesto por prendas Zara o TopShop. Además, no tiene miedo a repetir, lo que es una clara demostración de que busca proyectar la imagen

de mujer sencilla. Sin embargo, en su casamiento, utilizó un bello vestido diseñado por Sarah Burton de la casa Alexander McQueen, que se convirtió en el vestido de novia más replicado. Su enfoque hacia la moda denota un gran sentido común que le ha devuelto salud a la alicaída monarquía. Argentina también está marcada por una fuerte estética del poder. Nadie olvidará los estampados Versaccescos característicos de los años noventa y de la pizza con champán. Desde el 2010, tras la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, su viuda y actual mandataria, Cristina Fernández, mantiene un riguroso luto que apagó el colorido vestuario que utilizaba hasta entonces. El negro de Cristina busca dar una imagen de lealtad y continuidad a la corriente política fundada por Kirchner. Su ausencia es presencia en el negro. La utilización de este tipo de símbolos en el mundo político ha sido una constante. Las pieles, los oros, los majestuosos vestidos de las reinas y emperatrices, las pesadas tiaras que aún las familias reales atesoran, no eran menos premeditadas que las perfectamente lustradas botas de Hitler o las impecables camisas negras de Mussolini. Aquellas personas que necesitan enviar un mensaje, utilizan todos los canales de comunicación disponibles. La moda es uno de ellos. Es notable como, por ejemplo, cada domingo vemos crecer en televisión -casi proporcionalmente a los puntos de rating- la creatividad en el vestuario del periodista Jorge Lanata, quien alentado por su creciente popularidad y consagración como showman, se anima a los colores estridentes y las combinaciones atrevidas, acercándolo más a un Marcelo Tinelli que a un Mariano Grondona en términos estéticos. No importa el origen del político, el fin es siempre el mismo en cualquier lugar de la tierra: seducir al electorado para transmitir un mensaje directo y otro un poco más intangible, valiéndose de colores, gestos y sutilezas.

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Introducción ¿Existe el aura en una obra de arte? ¿Dónde reside?

LUCIANA OLMEDO-WEHITT Nació en Bahía Blanca. Es Licenciada en Relaciones Internacionales. Actualmente cursa la Maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos de la UNTREF y escribe para diversos medios sobre arte, literatura y cine.

En 1936, en un pie de página de su famoso artículo “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, Walter Benjamin señaló que el aura se había desplazado desde la obra de arte hacia su autor. La firma, como garantía de orígen, constituía valor suficiente para envestir al objeto de poder aurático. Sin embargo, y lejos de las apocalípticas –aunque fascinantes– predicciones benjaminianas, desde hace un tiempo asistimos a una hibridación. Si el autor puede operar como artista en tanto alguien que es incluso antes de producir obra, esto es posible gracias a que, previamente y en simultáneo, se constituye como un artesano que hace –e hizo– algo utilizando una o varias técnicas para producir. Así, de no haber existido Desnudo bajando la escalera, el mingitorio de Duchamp nunca hubiera sido considerado objeto museificable.

sos privados de cada artista, así como también de los contextos espaciotemporales en los que producen. La alteridad es condición necesaria aunque no suficiente para la creación. Las experiencias ajenas y la mirada del otro pueden llegar a ser utilizadas como parte de una materia prima cuyo valor esencial, no obstante, reside en la imposibilidad de ser revelada, contada y comprendida, no sólo por el público que observa, sino también por esos mismos artistas-autores que hacen arte. En las páginas siguientes, doce artistas visuales y una intrusa nos acercarán a sus mundos a través de la imagen y de la palabra. La experiencia resultante será individual. Cada lector deberá entregarse a la ambivalencia entre lo narrado y lo vivido, aún cuando esto pueda no ser verdadero. Batallar, como sugiriera Lezama Lima, contra “las secretas pulsaciones de lo invisible hacia la imagen, tan ansiosa de conocimiento como de ser conocida.”

El arte se ha subjetivado y las obras reflejan variadas formas de vida que dejan entrever vestigios de los univer-

agradecimientos

Abate Galería, Cosmocosa, Foster Catena, Mundo Dios, Nora Fisch, Praxis International Art, Proyecto A, Ruby, Ruth Benzacar, Sly Zmud, Zavaleta Lab. fotografías

Mariana Ibañez para Cinecéfalos


Daniel Basso Daniel Basso nació en Mar del Plata en noviembre de 1974. Cursó estudios de pintura en la Escuela Superior de Artes Visuales “Martín Malharro” de esa ciudad. Desde 2002 aborda un proyecto denominado Obra. Fue becado por la Fundación Antorchas, el Fondo Nacional de las Artes, la Fundación Telefónica y TRAMA. Ha exhibido su trabajo de forma individual y colectiva en numerosos salones, bienales y exposiciones dentro del país. Actualmente forma parte de la Galería SlyZmud. En 2009, junto al artista Juan José Souto fundó el espacio Mundo Dios, referencia del arte contemporáneo marplatense, un verdadero Oasis.

Microturismo y Mundo Dios El Microturismo es una actividad íntimamente relacionada con la producción de mi obra. Básicamente es un safari interpretativo con un objetivo inconsciente, el avistaje de arquitecturas específicas respecto del paisaje y la escultura. Para practicar Microturismo se necesita un auto. Aunque todos los medios de transporte sean válidos, el auto es una extensión de nuestros ojos y de nuestro cuerpo. El mote de “Micro” señala que no es necesario viajar horas para experimentarlo. La actitud es espontánea y permanente. Si me preguntan a qué responde el ideal de esta actividad, evoco a Mundo Dios: una plataforma de origen abstracto creada por un grupo de artistas en la ciudad de Mar del Plata, que navega en las

confortables aguas del amateurismo concentrado. Ubicado frente al puerto, Mundo Dios se despliega físicamente en un antiguo edificio francés, catapulta de un espíritu naturalmente colectivo que descansa en las espaldas de lo joven y lo sagrado. Al título de este texto le falta un ítem: Mar del Plata. Manantial infinito, cada día nuevas brevas sacuden la atmósfera, llenas de espuma espesa y salada. Mi trabajo está sumergido en las profundidades del estilo de esta ciudad, en la abundante fantasía de sus chalets que me hacen pensar en Disneylandia, ¡mas no en Mickey! Esta nueva Fe me atropellará por el resto de mis días.

Ignacio Iasparra “No seas mago, sé magia”. Esta pequeña frase de Leonard Cohen ha quedado repiqueteando en mi cabeza y me ha acompañado los últimos treinta y nueve años.

Estímulos que nunca son claros. Aún cuando el hecho de tomar una fotografía podría considerarse una pregunta, la imagen resultante nunca pretende ser una respuesta.

Nunca me relacioné con la imagen fotográfica con la finalidad de mostrar la realidad. Sí, en cambio, he intentado acercarme a la magia. Mi interés pasa por tratar de ver, con la fotografía como intermediaria, ciertas cosas de determinada manera. Por obtener imágenes claras de sensaciones vagas.

Mi interés está determinado por la forma en que la luz se hace visible y, al mismo tiempo, por todo lo que continúa ocultando. Esa oscuridad en la que, a veces, gracias a la fotografía, puedo penetrar.

Mi forma de trabajar es casi siempre una consecuencia de la experiencia que me atraviesa en relación con el espacio en el que me encuentro. Reacciono ante los estímulos producidos en determinados lugares y situaciones.

Me intriga lo que veo no por lo que se ve, sino por lo que pueda aparecer. Lo oculto invisible. De esta forma, mi intento se funda en la posibilidad de potenciar la capacidad de transformación que tiene la fotografía. Y, si aparece la magia, siempre hay sorpresa.

Ignacio Iasparra nació en la ciudad de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires, en 1973. Cursó estudios de fotografía y arte contemporáneo. Expone desde 1996. Ha participado en muestras colectivas e individuales en Argentina y en el exterior. Sus trabajos han sido publicados en diferentes catálogos de fotografía contemporánea. Entre ellos, la revista BIG Buenos Aires y los libros Rutas y Caminos, Nueva Fotografía Latinoamericana II, Fotografía Poética, Arte Contemporáneo Argentino Artista x Artista, Poéticas Contemporáneas Fondo Nacional de las Artes. Su obra integra la colección del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MANBA), Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario., (MACRO).


Leopoldo Estol Lo veo llegar. Tiene las manos embadurnadas en un líquido extraño y la ropa -un traje que supo ser elegante, ahora impregnado de manchas- no llega a ser lo pintoresco y seductor que el acrílico o el óleo suelen darles en lo accidental a los artistas. Intenta saludarme con una mano pero se arrepiente y la esconde. De pronto me ofrece una mejilla y yo tardo pero respondo con la mía. Nos besamos de manera cordial. “Leopoldo Estol”, se presenta. Y pasa los siguientes instantes mirándome con expresión felina. Me explica que estuvo trabajando hasta recién en un proyecto y abre la puerta. Había ido hasta el kiosco a comprar una gaseosa de vidrio. Está construyendo una máquina cuya aceleración es aún desconocida. Construye con sus propias manos y con sus propias herramientas. Insiste en la pertenencia, en involucrarse en el proyecto con cierta necedad. Aclara -como si algo lo empujara a tomar conciencia- que lo está haciendo con mucha gente y, por si hiciera falta, que no es “su” máquina sino una máquina colectiva, de muchos. Toma una libreta de su bolso y se apresura a dibujar el esquema de lo que entiendo es un motor. “Estuve trabajando toda la noche. Me había vestido elegante porque no quería que pienses que todos los artistas somos desprolijos”, dice con una entonación particular, como si viniese del interior. Procedo a preguntarle por sus coordenadas natales: “No, nací y crecí acá aunque siempre digo que me hubiese gustado nacer en Tucumán”. El esquema es claramente un dibujo. Pienso “juega al científico pero es un artista”, y lo anoto distraídamente con tres garabatos en mi cuaderno. En el plano unos colores se superponen, un tejido de líneas rojas sobre otra trama de líneas azules y Estol pasea el dedo como si todo eso tuviese una lejana y genial manera de activarse. Lo hace varias veces, rozando la superficie, dándome a entender que en la caricia hay delicadeza

Nació en Buenos Aires en 1981. A los veintitrés años realizó, en la Galería Alberto Sendrós, una instalación de objetos cotidianos (galletitas, un ventilador, cajones, sillas, shampoo) de un equilibrio parecido al del efecto dominó: una galería intervenida como espacio sensible y precario a la vez. Escribe para diferentes diarios porque confía en la importancia de la crítica en la sociedad, escribe para internet (tuvo su primavera en fotolog) y escribe para sí, en cuadernos. En el 2007, juntó el cargamento basura de una fiesta electrónica (cientos de botellas y latas) y las dispuso en el piso de un salón enorme del Museo de Arte Moderno. Mudó su dormitorio a la Galería Ruth Benzacar, por el período de duración de una muestra, transformándolo en obra. Da un taller de arte los días miércoles en el Frente de Artistas. Hace performance en la calle, trabaja, estudia y anda en bicicleta.

y mística a la vez. El papel delata mucho trajín, tantos pliegues como arrebatos precarios. Sumido en fiebres pasajeras que han dejado su huella. La trayectoria de alguien que ha presentado ese mapa lógico sobre muchas mesas y con fervor lo ha vuelto a guardar en su saco y ha seguido adelante en el agitado ritmo de alguna empresa. El artista habla de interruptores, de luces, de motores reciclados. Habla de miles de personas que cada día son más, habla del curso torrentoso de algunos ríos, de la cantidad de madera que utilizó “Nación” en su último proyecto público. Se traba –aprovecho para fijarme en sus zapatillas ajadas, viejas– y ese tema, la transformación inherente a todo gran cambio común; se pone álgido entre nosotros. Mi vista se entretiene con una acumulación de metales viejos y oxidados que soldados todos juntos ocupan la mitad del predio en el que Leopoldo trabaja. El ánimo del encuentro vira hacia una latitud nerviosa e imprevista. Como si temiera que el ojo del lector o del público de repente se volvieran juiciosos. Me pregunta mi nombre. “Magdalena”, le digo. Y paso seguido, explica: “Magui, recordá que las conquistas

públicas desde las épocas antiguas se fundan sobre algo que es la renuncia a una imagen constituida de bienestar. Esa imagen que se pierde cuando te separás, por ejemplo, es la imagen de una familia formada, de una compañía constante y armoniosa… no es solamente que vas a ver menos a tus hijos, también es el abandono de un camino conocido y repetido por muchos. Ahora cuando aplicás esto a un sistema más grande como puede ser el traslado de gente, el equilibrio es en virtud de muchas otras cosas. Es una balanza que tenés que cargar toda la noche”. La máquina aferrada a una de las paredes del taller respira a intervalos regulares. Mueve gruesos engranajes de acero, escupe aceite y me hace suponer que una periodista incauta podría salir herida de este sitio. Mientras contemplo a Estol tomar una llave inglesa y ajustar una tuerca más en la maquinaria incierta, revuelvo con una mano la cartera en busca del teléfono. Tengo un mensaje de mi novio que me pregunta qué estoy haciendo y si me espera para la cena. Vuelvo a mirarlo. A Estol. Está muy concentrado, me pide en voz baja que vuelva a pensarlo. ¿Qué cosa? La imagen segura, lo

que uno descuenta como bienestar garantizado. Por último, me pregunta si tengo tiempo libre. ¡Qué metiche! Imagino que quiere llevarme a la villa o invitarme a pasear. ¿Se estará insinuando? Recuerdo que el próximo artista en mi lista es un pintor abstracto y suspiro. Un sonido constante, un repiqueteo monótono sacude el lugar y parece como si las paredes se movieran. Me asusto mucho. Lo veo revolcarse por el piso gritando como víctima de algo malo. ¿Qué le pasa? ¿Vomita? Angustiada, miro su rostro pálido con manchas de carbón y un líquido negro brilloso que chorrea por su rostro y cae como lágrimas contaminadas. Estol cara de mono titi. Estol en cuatro patas. Estol con la boca abierta en señal de arcadas. Con las manos a lo Charly Garcia raspa, raspa lentamente la alfombra, el piso, el lugar. Sin solución de continuidad, se da vuelta, toma de la mesa una taza con café frio y mientras lo vuelca se ríe. Desahogándose desde los recovecos barrocos y torcidos de su propia carencia, con los dedos bañados en café, el insoportable pedazo de ser empieza a recitar un manifiesto.


Agustin Sirai Agustín Sirai nació en La Plata en 1978. Es Licenciado y Profesor en Artes Plásticas, egresado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, donde actualmente se desempeña como docente. En mayo de 2011 expuso en el CCRecoleta. Obtuvo, entre otros, el 1º Premio Nacional de Pintura Banco Central año (2011), 3º Premio Nacional de Pintura UADE (2012) y 2º Premio Banco de la Provincia de Buenos Aires (2009). En el año 2010 recibió la Beca EcuNHi-FNA. B

Trabajo desde hace poco más de un año en un espacio relativamente pequeño. De estos dos factores depende el hecho de que no haya una gran cantidad de objetos acumulados allí. Retrospectivamente, pienso que quizá fue esto lo que me animó a pensar que podría pintar un inventario exhaustivo de todo lo que hay en mi taller.

cierta instancia comencé a notar que perdía demasiado tiempo en esas consultas y pensé que lo mejor y más razonable sería ir separando, los objetos a medida que eran pintados. No funcionó. La mayoría de las cosas se utilizaban con frecuencia y rápidamente abandonaban el orden que trataba de imponerles.

Sabía que las decisiones respecto a la producción de esta pintura estarían sensiblemente limitadas. Por un lado, tenía una fecha de finalización preestablecida que no dependía de mi voluntad (llegar a pintar la totalidad de los objetos) y por otro, los objetos por registrar determinarían las formas y los colores a utilizar.

Además, había una afluencia casi constante de nuevos objetos, cuestión que no había tenido en cuenta inicialmente. Algunas de estas incorporaciones fueron masivas, como cuando a raíz de una refacción en mi casa me vi en la necesidad de guardar una gran cantidad de cosas en el taller. De todas formas, por muchos objetos que se sumaran, lo limitado del espacio aseguraba que sería sólo cuestión de tiempo poder terminar mi tarea. La pintura debía ser suficientemente descriptiva y este factor debía mantenerse constante, así se tratara de un objeto considerado importante u otro insignificante; de uno en cuya forma pudiese encontrar algún valor o de otro que no mereciera ningún interés.

La composición de esos elementos en la superficie de la pintura, debía estar tan cerca de la aleatoriedad como yo pudiese imaginar. Decidí entonces acometer esta empresa girando rutinariamente el bastidor, apoyándolo en el suelo, colgándolo de la pared y hasta sosteniéndolo sobre sillas según lo determinaran la dinámica del resto de mis actividades y el orden de los otros objetos. Pinté parado y sentado. El cansancio determinaba una u otra posición. Sin una idea clara acerca del orden a seguir, comencé por el tablero que utilizo para tensar las telas. Luego un frasco de pintura, una caja de cigarrillos, un pincel, un rollo de tela preparada, una botella de coca cola vacía, una lata con pinceles. Pintaba lo que iba encontrando y lo anotaba en una lista que consultaba cada vez que dudaba acerca de si ya había pintado o no un objeto determinado. A partir de

No debía detenerme en ninguno y era evidente que casi ninguno de ellos merecía una atención especial. Un cigarrillo Marlboro prendido, un cenicero de plástico azul con ocho colillas, un monitor Samsung, un mueble con CD’s. Debo admitir que no pocas veces me asaltó la duda como un pensamiento sombrío. Sobre todo en los casos en que no resultaba fácil identificar si un objeto dado estaba pintado en su totalidad, o cómo debía proceder en caso de que sufriera mo-

dificaciones luego de haber sido pintado. Sin embargo, siempre pude solucionarlo posponiendo el problema, confiando en que se resolvería por su propia cuenta. En este momento puedo afirmar que estoy terminando la obra. Me costaría definir su finalización con exactitud. Sé que es cuestión de días, semanas a lo sumo. Si pudiera dedicar la totalidad de mi tiempo a este trabajo sé que lo habría terminado con total facilidad. Aún así, todo sigue siendo cuestión de tiempo. Por supuesto, reaparece aquí el problema de la afluencia permanente de nuevos objetos: nuevas cajas de cigarrillos, nuevas botellas de coca-cola, nuevos pomos de acrílico. Pero todo indica que en un momento dado, de un momento a otro, voy a haber llegado a pintar LA TOTALIDAD de los objetos justo un instante antes de que uno nuevo venga a engrosar la lista, a alterar ese universo entonces dominado, y es en ese momento que habré entendido algo definitivamente.


Adriana Minolitti Estudió profesorado en pintura en la Escuela Prilidiano Pueyrredón. Tomó clases con Diana Aisenberg y en el Centro de Investigaciones Artísticas, donde obtuvo una beca. Recibió subsidios de la Secretaría de Cultura, del FNA, del Fondo Metropolitano y de FONCA Conaculta de México. Obtuvo el premio Currículum 0 en la Galería Ruth Benzacar (2004), 2° premio adquisición en Fundación Klemm (2012) y 1° premio en la Bienal MAC Bahía Blanca (2013). Participó de las residencias RIAA y LEA Faena Arts Center. Su obra se exhibió en MAMBA, MALBA, Saffron Gallery y Brooklyn Museum (NY), Oakville Galleries (Canadá), Kunsthaus Bregenz (Austria) y en varios museos y galerías del interior del país y de México DF y París.

Quiero aprovechar este espacio para, de alguna forma, esparcir tanto algunas ideas intrínsecas a mis obras como las que, esbozadas por otros, dan texto a ciertas sensaciones que albergué durante mucho tiempo sin poder digerir. Espero que les sirvan. Para mí la pintura es política. Se trata de ideas. Malas o buenas, lindas o feas pero ideas al fin. Los cuadros son ideas interdependientes. Por medio de una idea, la técnica puede transformarse en concepto. La pintura es conceptual, aunque no haga falta decirlo. Sin embargo, no existe una sola pintura. Existen millones. Una de mis relaciones con la pintura es política: feminista queer (que para mí es lo mismo que decir vegetariana y atea) pero, retomando el vínculo entre imágenes e ideas que, por lo general, no se presenta de manera evidente; me pregunto ¿de qué hablamos cuando hablamos de pintura política? Cuando pensamos en arte político, lo primero que viene a la mente es la figuración: “Que lo entiendan todos”, decía el genial Pablo Suarez. Cuando pensamos en arte y género, pensamos en artistas mujeres, como si la masculinidad en la historia del arte no fuera un género. Creo que el cliché es una forma de control. ¿Qué son estas imágenes que nos presentan ideas de arte político? ¿Acaso cualquier obra de arte, de cualquier época, no podría analizarse con herramientas de la teoría feminista? ¿O es que no hay formas sintéticas y geométricas por todos comprensibles?

El investigador sobre Micropolíticas de la desobediencia sexual en el arte argentino contemporáneo, Fernando Davis sabiamente dice en su facebook: “Nuestro activismo entiende que no puede haber acción política y construcción crítica que no sean, al mismo tiempo, involucramiento de los cuerpos y el deseo, agenciamiento colectivo y circulación de afectos, invención contra-disciplinaria y socialización desjerarquizada de saberes y recursos. No se trata sólo y meramente de “poner el cuerpo”, como suele decirse, sino de cuestionar a la vez las mecánicas disciplinarias que las formas de la militancia tradicional han administrado en torno a esta exigencia. Nuestro activismo parte de la pregunta por aquello que pueden los cuerpos juntos: ¿cómo hacer del cuerpo un territorio que no se reduzca a las lógicas de la conciencia individual? ¿Cómo hacer del colectivo un territorio que no se reduzca a la mera reunión de individuos? Entendemos que no hay cambio posible sin una transformación al nivel de la producción de la subjetividad, es decir, sin una crítica profunda de las formas de sujeción mayoritarias, de las disciplinas y de las tecnologías de poder que nos producen, de los repliegues autoritarios que se han “hecho carne” en nosotros (incluso cuando creemos ser ajenos a ellos). Pensamos a los cuerpos como territorios de productivización micropolítica disidente, como lugares de activación e insubordinación contradisciplinaria. Nuestro activismo nada tiene que ver con las lógicas reduccionistas que

contraponen, de manera maniquea, el “adentro” y el “afuera” (de las instituciones, del museo, de la universidad), como si “adentro” y “afuera” constituyeran, en el abstracto y duro binarismo que trazan estas posiciones, territorios puros, definitivos, mutuamente excluyentes. Pensamos, por el contrario, que “adentro” y “afuera” son dimensiones susceptibles de articulaciones y ocupaciones tácticas múltiples y diversas, capaces de ser contrariadas en sus lógicas disciplinarias mediante torsiones desafiantes, descalces anfibios y desplazamientos “virales” e “infecciosos” que traicionen sus ordenamientos normalizados. Nos interesa construir redes de afinidad política y afectiva, socializar recursos y proyectos. Los espacios que ocupamos (en la universidad, en el museo) no tienen como finalidad la acumulación de prestigio o el engrosamiento de las biografías académicas individuales. Nos importa usarlos como territorios para la circulación multiplicada de contra-saberes, que apuesten a fisurar las articulaciones disciplinarias que constituyeron y administran esos mismos espacios como territorios de saber / poder. Nuestro activismo no es ni quiere ser serio, se aparta de las retóricas del “compromiso”, de la “toma de conciencia” y del “sacrificio”. Nada de eso nos interesa. Las micro-revoluciones y las formas de vida que apostamos a encender torcida y desobedientemente –aquello que nos interpela política y afectivamente– empiezan con la apuesta descolocada por contagiar y multiplicar la alegría.”


Gian Paolo Minelli Nació en Ginebra, Suiza, en 1968. En Buenos Aires, desarrolló los “ensayos fotográficos” Zona Sur, Playas, Galpón Colón y Cárcel de Caseros. A través de estos trabajos, el autor ofrece diversas respuestas a la forma y al funcionamiento de la ciudad. Recibió el premio Swiss Art Awards (2008) y las becas de la Oficina de Cultura de Suiza en los años 1996, 1999 y 2002. Participó en la residencia para artistas del Istituto Svizzero di Roma (1998 – 1999), en la Cité des Arts de París (2009 – 2010) y en Kulturstiftung Landis 6 Gyr, Berlín (2012). En 2010, Codax y JRP Ringier Publishers publicaron The skin of the cities / La piel de las ciudades, un repaso por toda su trayectoria fotográfica. Actualmente, vive y trabaja en Suiza y en Argentina.

Hoy es miércoles 15 de mayo de 2013. Mañana tenía que viajar a Suiza, de donde soy. Un viaje que repito desde 1999, año en el cual Buenos Aires se transformó en mi casa. Decidí postergar el viaje para tener un tiempo más “normal”. No tenía la fuerza necesaria para correr hasta el aeropuerto. Todavía me estreso mucho, me pregunto qué hice en estos diez meses. ¿A dónde se fue el tiempo? ¿Cómo sigue mi trabajo? ¡No lo sé! No puedo controlar la ansiedad del viaje que, afortunadamente, es un viaje por la geografía, la meteorología y las estaciones que, aunque lejanas y opuestas, están al mismo tiempo cerca. Soy de los dos lugares. Llego allá y es mi casa, llego acá y es mi lugar. Hace diez meses regresé a Buenos Aires luego de haber asistido a una residencia para artistas en Berlín. Viví en la capital alemana durante seis meses. Luego de dos meses de adaptación y reconocimiento, trabajé mucho sin una idea clara sobre cómo crear una secuencia precisa. Deambulé por la ciudad a toda hora; me dejé sorprender. Comencé a imaginar la ciudad como un enorme cuerpo en transformación cuyos signos me interesé en captar casi

como un trabajo antropológico. La modificación del tejido de las zonas limítrofes, el efecto de la gentrificación, la alteración de los márgenes: temas que recorro casi obsesivamente en mi trabajo. Fotografío siempre con una cámara de placa de 10x12 cm. Una Sinar pesada, con un visor grande, pero más chico que el de un Ipad. Muchas veces he justificado que trabajo con una cámara de gran formato para poder ver con los dos ojos. Hoy cualquiera saca fotos mirando el visor con dos ojos. Los avances tecnológicos nos sacan pseudo argumentos. Recuerdo una charla, durante un workshop en el año 1998, con Gabriele Basilico: mi gran maestro. Basilico comentaba, en ese entonces, que le hubiese gustado ser como un enorme escáner y atravesar todas las ciudades creando un grandísimo archivo del espacio urbano. Google lo hizo. ¡Hoy tenemos la aplicación Google StreetView! Herramienta increíble para transformarnos en flâneurs desde la cómoda y protegida casa propia. En Berlín busqué aprovechar el tiempo al máximo. Otra vez el countdown que pesaba sobre mí cada día. De nuevo el tiempo que pasa. Che palle!

Recuerdo con placer mis recorridos nocturnos para realizar fotografías donde los tiempos de exposiciones podían llegar a durar hasta veinte minutos. Qué satisfacción sentir el paso lento del tiempo, obligarlo a esperar a que el negativo se imprimiera lo suficiente para lograr la imagen con los detalles que buscaba y, a veces, descubrir incluso más de lo que creyeron haber visto mis ojos. Realicé, con este mismo método, dos series intituladas: Notturni 1995 – 1997 y Notturni ferroviari 2011 – 2012. Considero series como: Zona Sur (2000 – 2010), Playas (2004 – 2008), Galpón Colón (2004 – 2005) y Cárcel de Caseros (2000–2002), “ensayos fotográficos” desarrollados en forma de ideas durante un período prolongado de tiempo. Todavía no pude -o no quise- trabajar sobre el material producido en Berlín. Tengo armado el paquetito con las copias para llevármelas al otro lado del Atlántico. Ojalá se ordenen solas durante los dos meses europeos. Desde los catorce años, la fotografía ocupa un lugar muy importante en mi vida. La vivo como una gran aventura de la mirada y del pensamiento. Hoy más que nunca, mi intención es obligarme a sacar la menor cantidad posible de fotos. A este propósito me gusta recordar un texto de Calvino: Aventura de un fotógrafo. Es la historia de un hombre, esposo y padre, que se apasiona por la fotografía desde el nacimiento de su hijo. Comienza entonces a sacar fotos de los

momentos típicos de la vida familiar. Pero algo pasa en su cabeza y empieza a preguntarse por qué sólo fotografía los momentos felices y no los infelices. A partir de este momento el padre y marido –ahora fotógrafo– enloquece. Empieza a fotografiar de manera compulsiva y obsesiva cualquier situación hasta perderlo todo: su trabajo y su familia. Continúa así hasta que una mañana se despierta y decide tirar todas las fotografías y, como último gesto, saca una fotografía de todas las fotografías. En casi todos mis proyectos, he tomado la ciudad como un territorio ideal para poner en juego mis inquietudes. La ciudad es mucho más que un escenario. Es más bien un lugar de crisis al que me gusta interrogar y en el que, al mismo tiempo, espero que algo suceda. Algo que la ciudad, en su complejidad o en sus particularidades esté lista para contarme si la interrogo, si la observo de “manera correcta”. En estos años de cruzar muchas ciudades he entendido que la poética reside en su desorden. Me interesa valerme de mi cámara lenta y pesada, y de mi mirada, para buscar un orden posible. Utilizar las geometrías y las composiciones estéticas para recuperar, también, un sentido ético. Estos recorridos entrecruzados llevan a una especie de lugar global surgido por contaminación, asimilación y sobreposición de miradas. Un cuerpo multiforme, pulsante, en una ciudad imaginaria a la cual inconscientemente busco darle identidad.


DANIEL BASSO S/T Sill贸n con joya, 2010 Madera, pana, bronce, silicona y acr铆lico. 110 x 160 x 40 cm.

IGNACIO IASPARRA S/T, 2009 Fotografia toma directa / Impresi贸n Gicl茅e 70 x 100 cm. Edicion 1/5

LEOPOLDO ESTOL El diablo entre los hombres, 2012 Acuarela 150 x 100cm. (aprox)


ADRIANA MINOLITTI Play G, 2013 Impresión color 30 x 40 cm.

AGUSTÍN SIRAI Malas ideas para una pintura de paisaje, 2011 Acrílico sobre tela 60 x 87 cm.

GIANPAOLO MINELLI Buenos Aires, 2004 2 Color Print 50/60 cm. 72 x 156 cm Montadas con passepartout, Enmarcadas. 2/3


ROMAN VITALI Love, 2013 Tejido con cuentas facetadas encastrables. Bastidor de madera. Oleo sobre lino. 33.5 x 54 x 7 cm. Los Cuadros Robados

ALBERTO GOLDENSTEIN S/T, 2010 Inkjet print 76 x 96 cm. 2/5 + 2 a.p.

LUX LINDNER MinerĂ­a a cielo cerrado, 2013 Lapices de colores sobre papel 40 x 60 cm.


LUNA PAIVA Llama, 2010 Fotografía 55 x 70 cm. Serie 4/5

JULIA ROMANO Paisajes Prestados, 2013 Fotografía y collage digital De Lorena

LUCIANA RONDOLINI Tiffany, 2013 Manzana y gemas de plástico


Alberto Goldenstein Estudió en la New England School of Photography- Boston (USA) entre 1980 y 1983. Exhibió sus fotografías en muestras individuales y colectivas de Argentina, México, Chile, Suiza, Alemania y España. Su obra forma parte de las colecciones de Fotografía Contemporánea del Museo de Arte Moderno (MAMBA), Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Museo de Arte Latinoamericano-Colección Costantini (MALBA), Museo Nacional Castagnino (Rosario), Colección Rabobank y demás colecciones privadas argentinas y del exterior. Participó como curador invitado en el ciclo Contemporánea del MALBA (2005). Actualmente, y desde su creación en 1995, es curador de la Fotogalería del Centro Cultural Ricardo Rojas/Universidad de Buenos Aires.Vive y trabaja en Buenos Aires.

Me encanta escuchar. Tengo sueños de burgués. Amo lo sencillo. No creo en la injusticia. Soy moderno e informado. Leo poco. Camino mucho. Conozco la belleza, no la felicidad. Pienso que todos tienen razón. Que todo merece ser contado. Me guían las apariencias. Admiro a los que aún juegan. Adoro no saber.

El origen de mis fotografías es el viaje, aunque no todas son acerca de viajar. El viaje se ha convertido en el estado desde el cual elijo mirar. Curiosamente, lo que me fascina no son los lugares y las situaciones en sí mismos, sino cómo se ven en las fotos. Disfruto también retratando artistas, museos y obras. Contienen más de lo que se ve. Me hipnotizan sus aspiraciones y todo lo que evocan. No sé cómo la fotografía resulta el medio perfecto para que lo mítico se vuelva real.

Luna Paiva Luna Paiva nació en Paris en 1980. Reside en Argentina desde 1983. Es Licenciada en Historia del Arte y Arqueologia por La Sorbonne. Estudió cine en la NYU. Realizó su formación fotográfica con su padre, Roland Paiva. Su obra fotográfica participó de muestras individuales, colectivas, remates y ferias en Buenos Aires, San Pablo, Milán, Londres, Frankfurt, Madrid, París, Nueva York y Zurich. Sus trabajos fotográficos fueron documentados en dos publicaciones: Ficciones, Ed. Asunto Impreso, 2006 y Machete: Anuario de arte contemporáneo, Machete Editora, 2008. Dirigió el cortometraje El traje, seleccionado en la competencia oficial del Bafici, 2012, en Lakino Berlín Film Festival, 2012 y en Cali International Film Festival, 2012. Fue seleccionada para participar con su obra en el premio Petrobras en Buenos Aires Photo, 2011 y en el premio Itaú -Usina de las Artes, 2013.

Soy fotógrafa desde hace exactamente diez años. A lo largo de este tiempo experimenté diferentes maneras de sacar fotos y de entender la fotografía. Armé puestas en escena complicadas con luces y actores, pasé fugazmente por la moda e hice trabajos documentales como la serie Vida de Diva, sobre las vedettes argentinas retratadas en sus casas.

reuniendo.

Recién ahora puedo mirar hacia atrás y ver este recorrido intenso y sinuoso.

Esta llama es una fotografía que realicé durante un viaje que hice desde Salta hasta San Pedro de Atacama, en el año 2010. Tenía como objetivo sacar una foto contemporánea en un contexto folklórico. Cuando apareció esta llama que me miraba fijo, supe que estaba frente a mi objetivo: la llama en el centro de la imagen, los colores pasteles en gamas, el collar rojo con cascabel y la mirada sincera de esta aparición mágica y secreta, eran más de lo que había ido a buscar.

Hace unos tres años empecé a explorar otros medios con el propósito de darle quizás más –u otro– valor a la fotografía. Cerámica, acuarela, escultura, fotografía intervenida para realizar Dioramas en pequeña y gran escala. Todas estas disciplinas se van alineando y un hilo conductor invisible las termina

En todo caso, nunca dejo de experimentar y siempre me dejo llevar por las intuiciones que perduran en el tiempo. Este es el punto de partida de mis proyectos y, aunque muchas veces no sepa bien el por qué, el impulso es tan fuerte que las respuestas empiezan a aparecer.


Julia Romano

Julia Romano nació en 1978 en la ciudad de Carlos Pellegrini, provincia de Santa Fe. Es Licenciada y Profesora en Artes Plásticas, graduada de la Universidad Nacional de Córdoba. Su producción se basa en la construcción de imágenes digitales a partir de fotografías. Se ha interesado por el estudio del paisaje como objeto estético a lo largo de la historia del arte. En sus trabajos este género se transforma y evoluciona caprichosamente, incluso invadiendo arquitecturas reales a través de ploteos y vinilos impresos. La fotografía en su obra es tan sólo un elemento del que se vale para cuestionar la representación; el paradigma es el artificio. Desde 1997 vive y trabaja en la ciudad de Córdoba.

La serie Estudios de Paisajes está compuesta por fotografías y collages digitales trabajados en distintas capas. Tomé prestados algunos paisajes pertenecientes a obras pictóricas clásicas como fondo y los intervine con detalles frutales y florales, propios de otros paisajes. Esta obra constituye un estudio del paisaje en sí mismo, es la unión de varias representaciones: la campiña inglesa de Thomas Gainsborough y la española de Carlos De Haes, las ruinas italianas y sus alrededores inspiradas en Claudio de Lorena. Imágenes de otros intervenidas con plantas, árboles, cielos y aguas oriundas de paisajes latinoamericanos que dan lugar a mi propia obra. Mi intención al generar este trompe l’oeil es acentuar la idea de que el paisaje, en realidad, se construye a medida que lo observamos. No existe previamente sino en la imagen que se proyecta cada vez que volteamos a mirarlo. Un paisaje para cada uno, un paisaje de cada uno.

Quizás sobrevive sólo porque el arte lo ha representado. ¿No será que estamos capacitados para percibirlo sólo porque los románticos nos enseñaron a través de sus pinturas, la oscuridad fresca del bosque, el movimiento del mar y la belleza de los campos sembrados, que no sólo sirven como alimento? ¿O porque los impresionistas nos mostraron el color del aire, la niebla londinense y el reflejo del agua? El acto de creación reside en la observación, en ese preciso instante en que las cosas comienzan a aparecer ante nuestros ojos. El arte es develamiento. Por eso mi obra insiste en la multiplicidad de formas que existen al mirar aquello que tenemos a nuestro alrededor. Mi obra es otra posibilidad de paisaje en la que todo lo que sabíamos acerca de él aparece reinventado. Se trata de mezclar, intervenir y rearmar construyendo un nuevo panorama. El paisaje no es sino un territorio visto con ojos románticos, cargado de promesas. Mi obra está llena de buenos augurios.


Luciana Rondolini Estudió Diseño Gráfico en la UBA. Expuso de manera individual en las galerías Ruby, La Ene y Cultura Pasajera (Rosario). Participó de muestras colectivas en la Galería Braga Menéndez, el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), la Y Gallery de Nueva York y el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario(MACRO). Su obra formó parte de los stands Premio ArteBA-Petrobras (2011) y Premio Fundación Andreani (2009). En 2012 realizó una instalación titulada “My silver path”en el Centro Cultural San Martín y en 2004 fue una de las jóvenes seleccionadas por la Galería Ruth Benzacar para participar de Curriculum 0. Su trabajo ha sido incluido en el libro RUBY Otherworldliness, publicado por Editorial Gestalten.

Me interesa la dinámica que se genera cuando uno desea algo y sabe, al mismo tiempo, que no lo necesita o que no lo puede poseer; cuando ese deseo se convierte en un capricho. La publicidad funciona siguiendo esta lógica. Aunque podamos prescindir de la mayoría de los productos que se venden en el mercado, la publicidad genera en el que observa la necesidad de poseer objetos innecesarios. Lo mismo ocurre con las personas respecto a la atracción y hay quienes, por tornarse imposibles se hacen más deseables. Muchas veces sucumbimos a los encantos de los anuncios publicitarios y, si nos es posible, terminamos por adquirir toda clase de objetos que, con el tiempo y el buen uso, se tornan viejos y desgastados. Pero mis frutas no han sido mordidas. Recubiertas por una gruesa capa de cuentas de plástico, se van pudriendo sin ser consumidas. Sufren el cambio lento e implacable del tiempo. Representan todo lo que alguna vez estuvo a punto

de concretarse, pero que se ha vuelto imposible por algún motivo; esa necesidad de sujetar aquello que cada día se vuelve más distante y borroso con la lejanía, aquello que no se puede poseer ni controlar. Esa misma transformación que, de manera imperceptible, afecta a todo lo que uno quiere y atesora. Las frutas que decoro simulan piezas de joyería. Quizás lo son. Sin embargo, a diferencia de las originales, el tiempo aún las transforma bajo esa capa protectora de supuestos brillantes. Las joyas como símbolo de riqueza material se relacionan con la vanidad y el estatus social. Por otra parte, en la mayoría de las tradiciones también significan verdades espirituales y símbolos de saber superior. En los tesoros custodiados por dragones, el héroe debe superar una serie de penalidades y trabajos para llegar a la caverna repleta de oro y piedras preciosas. Esta lucha le permite alcanzar un saber que tiene que ver con la suma de experiencias y conocimientos ligados a lo vivencial y evolutivo.

Mi primera fruta fue un experimento. O un gesto de superstición. Este amuleto era encargado de albergar mi deseo y así desligarme de su influencia desentendiéndome de él. Un objeto poseído y observado desde la distancia. La resignación de mis pretensiones en su simbolización. La lenta desintegración de eso que fuera valioso y la aceptación de lo que es y será. Tomé una manzana, uno de los componentes clásicos de la naturaleza muerta y comencé a cubrir su superficie con diamantes de plástico comprados en Once, que fui pegando uno por uno. En el frente, a modo de desquite pero también de búsqueda, le hice un agujero hasta llegar a su corazón de semillas. Las primeras semanas mi manzana empezó a contraerse. El agujero se fue cerrando como la boca de una mujer vieja, la piel se arrugó y se oscureció. La pulpa empezó a oler mal y a perder su textura. Le saqué unas fotos. La ubiqué bajo el sol para que el almíbar que le salía por debajo se fuera secando.

En un primer momento esto resultó bueno pero, con los días, se llenó de polvo y empezó a perder algunas gemas. Las volví a pegar con un pegamento nuevo. La trama original había quedado descentrada. Finalmente, decidí dejarla tranquila, no tocarla. Mientras tanto se le fueron cayendo otras piezas y el interior quedó completamente oscuro. Apareció una mosca gorda y negra que sobrevolaba, no ya sobre la joya, sino sobre una cáscara opaca. La misma manzana, ya sin brillo ni sorpresa, que había perdido todo su atractivo. La decadencia de todo aquello que uno quiere es la etapa más temida. Y revertirlo está fuera de nuestro alcance. Simplemente porque desafía todas las leyes de la naturaleza. Todo indicio de agotamiento, de senilidad y de fatiga producto de la disolución y la descomposición de la forma, olor y color, provoca una reacción de disgusto seguida por angustia y cierta repulsión. Por eso lo nuevo, lo lindo y lo agradable es lo que vende y lo que uno compra con absoluta convicción.


Román Vitali Román A.Vitali nació en Rosario en 1969. Estudió Psicología y Licenciatura en Bellas Artes. En 1995-96, realizó clínica de obra con el artista Jorge Gumier Maier. En 1997-99 participó del Programa de Becas para Jóvenes Artistas Guillermo Kuitca. Obtuvo el subsidio a la creación artística otorgado por la Fundación Antorchas (1999), la beca a las artes plásticas del Fondo Nacional de las Artes (1999), el premio Leonardo “Joven generación” otorgado por Museo Nacional de Bellas Artes (2000) y fue distinguido en el Salón Nacional de Rosario, Museo Castagnino (2001). Ha expuesto sus trabajos en Casa de América y Galería Fernando Pradilla (Madrid), Museo J. B. Castagnino (Rosario), MAC (Bahía Blanca), Now Contemporary Art (Miami) Galeria Moro (Chile), y en varios museos y galerías de la ciudad de Buenos Aires: Galería Ruth Benzacar, MALBA, Centro Cultural Ricardo Rojas, C.C. Recoleta y Centro Cultural General San Martín, entre otros. Desde 1986 vive y trabaja en Rosario.

El museo está tramposamente limpio, preparado para el cóctel de inauguración. El espacio huele a perfumina industrial, mezclado con el olor nuevo del linóleo recientemente cambiado. Una mesa vestida sostiene una decena de copas de plástico linealmente ordenadas, aún vacías y sin el brillo de lo nuevo. A pesar de algunos detalles, la arquitectura se ve correcta desde su última restauración, impulsada por la gestión del intendente municipal. Los invitados van llegando y animosamente se saludan en el hall de ingreso, donde se entremezclan las fragancias de free shop. Son recibidos por Germán, el jefe de seguridad del museo, quien intenta ser cordial y a la vez sostener la investidura seria que le confiere su uniforme. Desde el cuarto contiguo dos policías hacen como si miraran los monitores que velan por la seguridad de las obras expuestas, mientras toman mate listo Taragüi. El intendente municipal, además de restaurar el museo, agregó un sistema nuevo de cámaras. Dicen que es de alta tecnología. Dicen que es carísimo. Dicen que es como un ojo de pez que todo lo registra en su memoria de video. Un grueso y raído cordón de seda color bordó delimita el área a la que aún no se puede entrar. Incluso la soberbia escalera que conduce a la planta alta está acordonada. El bordó siempre queda bien con los dorados, con el mármol y con las tibias paredes enteladas en lino. Todos esperan que se habilite el cóctel, pero el intendente aún no llega. Tampoco el curador. La luz tenue torna solemne y religiosa la escena. Además, ayuda a disimular las

telarañas y la mugre de los vidrios del lucernario, como así también la nueva mancha de humedad aparecida en el cielorraso. Sigue llegando gente. El hall se va llenando. Todos charlan animosamente. Entran dos personas: una mujer alta de casi un metro ochenta acompañada por un adolescente -o quizás se trate de una persona de baja estatura-. Ambos poseen esa particularidad de los rostros corrientes, tan corrientes que se vuelven inaprensibles, fácilmente olvidables porque su fisonomía nada dice. La mujer alta de casi metro ochenta, de aspecto varonil y sin cintura, tiene mucho cabello oscuro y con flequillo. Raro. En esta temporada no se usa el flequillo sino el cabello rebajado a los costados. Lleva un montgomery negro o gris oscuro y una bolsa de Morph. La persona más pequeña –que claramente cumple el rol de acompañante–, va vestida de azul y lleva gorrita Nike. Con mucha naturalidad ambos zigzaguean entre el público hasta llegar al ala derecha del museo. Corren el barral de bronce que sostiene la cuerda raída de seda bordó y entran a las salas de exposición. Caminan tranquilos. Están absolutamente solos. Van mirando los cuadros de derecha a izquierda hasta que llegan a la sala central del ala A y se detienen frente al cuadro titulado Mañana tibia, de Fernando Fader. La mujer alta de casi un metro ochenta se acerca y acaricia a la mujer retratada con un vestido color rosa Dior. Lo hace con tanta ternura que la acción se torna sensiblemente permitida. El chico con gorrita –que también podría ser una chica o una persona

baja–, mira la escena desde un paso más atrás que ella. Se detienen ahí tres segundos y continúan su recorrido hasta llegar a la sala central del ala B. Entran y se dirigen directamente hacia el pequeño cuadro geométrico del costado derecho y, con total naturalidad, como si conocieran de antemano el orden exacto de los objetos en el espacio; ella se acerca, saca un bisturí de la bolsa de Morph y con una seguridad implacable –de esa que sólo poseen los cirujanos o los asesinos a sueldo–, corta el perímetro de la tela pintada al óleo separándola del bastidor y su marco. Enrolla la pintura, y la desliza junto al bisturí dentro de la bolsa de Morph. Se acomoda el cabello, sobre todo el flequillo, como si supiera que esa acción le daría el volumen justo para generar una sombra negra sobre su rostro corriente. Pega media vuelta, toma del hombro a su acompañante y serenamente comienzan a hacer el recorrido inverso: salen del ala B, pasan al ala A, vuelve a mirar el Fader esta vez sin detenerse, continúan caminando y llegan al hall de ingreso. Atraviesan el murmullo que genera la multitud y Taragüi Germán, el guardia de seguridad, les abre la puerta. Se retiran tranquilamente. En el hall aún persiste el olor a perfumina barata, a linóleo nuevo y a los aromas de free shop. Nadie advierte nada. Todos siguen charlando banalmente esperando que lleguen el intendente municipal y el curador, por supuesto. Mientras tanto, parece que una pieza de la colección ha sido robada.


Lux Lindner Estudió Diseño Gráfico, Bellas Artes, Puesta en Escena y Gráfica Digital. Ha realizado muestras individuales y colectivas en Argentina, Estados Unidos, Indonesia, España, Suiza, Francia y Alemania. Fundó el COMARGIN (Comisariado de Argentinidad Inmanente ), en 2003 y es miembro del Post Traumatic Kunst Ensemble: colectivo artístico ganador del Premio ArteBA-Petrobras en 2012. Ha recibido, entre otros, el Premio Braque, el Premio Klemm y una Beca Fullbright.

SER ARTISTA 1. ABSTRACT Once upon a time, not very long ago, a publisher asked me to write a Historia Divertida del Arte Argentino (“Funny History of Argentinean Art”). The project did not come to fruition because there is not much funny stuff to tell on the subject. Argentinean Art History is short and mostly neo-colonial. A colony is a humourless place in itself. Pantograph and sardonic ambivalence do not get along very well. Within a colony, mistakes are not sources for jest, they are rather openings for the interventions of security forces. Colonial societies’ levels of fear are usually high, just as the level of “entertainment” required to plaster, tarnish, and cover them. 2. PRIMER PRINCIPIO (A RECORDAR EN TODO MOMENTO) El enciclopedismo mediático y los generadores de ideologemas al servicio de la política se basan en la desambiguación. El arte es, por el contrario, reambiguación intencionada. El arte puede ayudar a la política en algunos momentos fragorosos, en medio del humo en la batalla; pero no puede hacerlo por mucho tiempo cuando deja de haber humo…si quiere seguir siendo arte y no señalética. Claro que sumar el poder de ambos reinos resulta una tentación desde tiempo inmemorial y tantos dictadores se han creído libretistas de ópera como militantes libertarios de gramática confusa se han tomado por poetas. 3. AGUAFUERTE CMYK Octubre de 2012, dos meses antes del Apocalipsis. Marina Calabró, hija de un célebre cómico y hermana de una vedette, Doctora en Ciencias Políticas cuyo director de tesis fue Mariano Grondona; aparece casi en bolas en una de esas revistas satinadas dirigida a machos hétero-mataputos que sacuden el esponjón. Es un número especial dedicado al Día de la Madre. Me pongo triste. Tal vez porque proyecto largas líneas en varias direcciones al mismo tiempo. Sabemos que hay chicas que venden su cuerpo para pagarse los estudios pero venderlo después de tener una red social armada, un título universitario y variadas oportunidades de usarlo en tareas más interesantes que las fatalmente asignadas a beldades

semianalfabetas habla de algo: de la pavorosa tendencia antimeritocrática de nuestra sociedad y de su claro desprecio por el intelecto. Los trabajadores de la mente tenemos pues, buenos motivos para preocuparnos por nuestro futuro. No somos necesarios y nos lo hacen saber. 4. SELF-INFLICTED No soy quién para decir qué es ser artista de una manera objetiva y desapasionada. Aún en el caso de que tal cosa fuera posible. Puedo decirlo de mi propia y desprolija manera, dando a mi definición (bastante a los tumbos) algún tipo de forma que estará fatalmente afectada por chichones y cicatrices de lo vivido y por filamentos y seudópodos que se mueven tenazmente en la ruta de la codicia. No soy especialmente relevante como emisor Puedo fantasear un poqui de noche pero al mediodía, cuando las sombras son más cortas, soy sólo otro artistejo de a pie: uno más entre los emisores de paquetes reambiguadores. 5. FLOTANTES Un artista es alguien que trata de no renunciar a nada y busca darle una forma a esa incapacidad de renunciar. El artista quiere abarcar demasiado. Si pudiera controlar su pulsión de acopio y emisión se transformaría en un especialista o en un artesano. Esto suele pasar con el “artista exitoso” al que se pide que repita su monigotito ternurista. Un artista es mayor cuantas más contradicciones tenga para proponer: sus contradicciones son su capital. Pero también aquí rigen ciertos principios de buena administración. Un artista sin muchas contradicciones puede, sin embargo, llegar a aprovecharlas con astucia y sacarles más provecho que otro rico en principio pero negligente, perezoso o huérfano de consejo. Un artista está dentro de un sistema del arte Hay diferentes actores en este sainete. No es un unipersonal.Y el resultado final depende de una interacción entre varios agentes. Tal vez el artista argentino se ha sobreadaptado a condiciones de presentación, distribución y comercialización que dan la idea de que se trata de proteger un éxito económico que en

realidad no es tal. Los emisores de arte están a merced de distribuidores y comercializadores expulsados de actividades más rentables. Estos últimos son, no pocas veces, reclutados por el destino entre capitalistas golondrina con un nivel de alfabetización visual más bien precario que, parados sobre su agendita, te basurean entre promesas de “visibilidad”. 6. EL ARTE ES LARGO, PERO IGNORABLE Mientras haya artistas en Argentina, y hace tiempo que no hay escasez, el arte argentino no ha de desaparecer; no es cuestión de hacer anuncios alarmistas en ese sentido. No obstante, sin una adecuada gestión curatorial y comercial, y acorralado por un cinturón sanitario de capitalistas analfabetos -reforzados en su ignominia por advisers trogloditas-, nuestro arte contemporáneo estará en desventaja frente a otras alternativas mejor iluminadas. Ser artista puede ayudar a hacer un descubrimiento algo antipático: que la libertad es un estado especial, no siempre transmisible, que fácilmente conduce a la soledad.


UNA REVISTA PARA LEER

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The Liminal Space Trilogy AES+F

Texto: Laura Piasek // Fotografía: Cortesía Faena Arts Center y Cinecéfalos

La muestra del colectivo de artistas rusos AES+F, con la que el Faena Arts Center abrió su calendario de artes visuales 2013, despliega una versión impactante sobre el paraíso, el infierno y el purgatorio, de la mano de una gran complejidad técnica.

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Una celebración de las artes en cruce. Así podría definirse The Liminal Space Trilogy, esta serie de tres video instalaciones que el colectivo ruso AES+F realizó entre los años 2007 y 2011, y que podrá verse hasta el 24 de junio en Buenos Aires, luego de haber sido exhibido de manera completa solamente en las ciudades de Berlín y Moscú. Curada por Sonia Becce, la obra está compuesta por tres piezas: Last Riot, The Feast of Trimalchio y Allegoria Sacra. Mientras que el primer video retrata un escenario desolador en medio de la nieve, poblado por jóvenes que se enfrentan sin motivo aparente, el segundo muestra una particular interpretación del paraíso como un hotel, donde conviven huéspedes y empleados. En el tercero, ambientado en un aeropuerto internacional, pero intercalado con escenas de paisajes apocalípticos, se puede ver cómo un grupo heterogéneo

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de pasajeros de distintas nacionalidades y religiones deambulan perdidos. La obra de este colectivo que en sus comienzos allá por 1987 estuvo integrado por los arquitectos Tatiana Arzamasova y Lev Evzovich, para luego sumar al diseñador Evgeni Svyatski y al fotógrafo Vladimir Fridkes, y finalmente configurar AES+F, se construye a partir de un híbrido que integra fotografía, vídeo y tecnologías digitales, pero con fuertes referencias a la escultura, la pintura, el dibujo, y hasta la arquitectura clásica. Esta serie de guiños a algunas de las obras más importantes de la historia del arte –los propios creadores mencionan a Caravaggio y a Bellini como algunas de las fuentes de inspiración de estos relatos– están atravesadas también por la iconografía de la publicidad y la moda. De esta manera, el recorrido no se cierra a

una lectura unívoca, sino más bien todo lo contrario: se trata de una sucesión de imágenes, que están más cerca del mundo del sueño que de la lógica, y donde en compañía de una banda sonora impactante con sinfonías de Mozart y Beethoven, por sólo mencionar algunas, el espectador está invitado a perderse en cada uno de los detalles. Estos meticulosos creadores no dejan nada librado al azar. La dirección de actores, el vestuario y la composición minuciosa de cada escena –muchas de ellas construidas como tableux vivants contemporáneos– juegan a favor de temáticas tan profundas como la religión, la muerte y las contradicciones de la cultura popular, logrando ser reflejadas sin ninguna ligereza, y con una potencia visual fascinante. Definitivamente un imperdible. –B faena.com

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Texto: Ines Arteta Pedro Crescia // Fotografía:

El poder de lo abstracto Texto: Inés Arteta // Ilustración: Federico Raiman

El arte, en cualquiera de sus medios, siempre ha buscado innovar. Decir algo nuevo o decirlo de una manera diferente. La abstracción fue una idea que surgió poco antes de la primera guerra mundial, en varios lugares, casi al mismo tiempo. La escritora Ines Arteta nos cuenta sus reflexiones al visitar la exposición INVENTING ABSTRACTION en el MoMA de Nueva York. Desde el Renacimiento no se daba un cambio tan fuerte como el que produjo el abstraccionismo. Hasta ese momento, el objeto dentro de la pintura había estado sometido a todo tipo de experimentos; distorsionado en el Expresionismo, reducido al color en el Fauvismo, geometrizado en el cubismo, vibrado dinámicamente en el Futurismo y soñado en el Surrealismo. De repente, el arte moderno empezó a alejarse de la intención de representar el mundo y propuso la búsqueda de una nueva realidad más allá de lo tangible; algo,

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diríamos, místico. El artista eliminó el objeto o figura dentro de la obra y se concentró en formas y colores. El maravilloso Museum of Modern Art (MoMA) presentó una muestra especial sobre el tema que tituló “Inventing abstraction”, que concluyó el pasado 15 de abril. La muestra buscó armar un recorrido histórico del movimiento. Wassily Kandinsky (1866-1944) es considerado el fundador de esta innovación y la teorizó en un libro que publicó en 1912 a

modo de manifiesto de sus ideas, “De lo espiritual en el arte”, en el que hizo la siguiente declaración de principios: “...la pintura tiene como objetivo despertar la emoción del espectador y en él deben actuar solamente los sentimientos. No existe ninguna forma, como no existe nada en el mundo que no diga nada. Sería el color y no el dibujo o la idea lo que mueve la emoción.” Con Franz Marc (18801916) crearon El Jinete Azul en 1911 con la idea de buscar una realidad lejos de la descripción que incluyera lo espiritual. Los artis-

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tas abstractos, por lo tanto, no fueron en pos de la confrontación, del gesto agresivo como respuesta a los males de la sociedad, sino que propusieron encontrar en la pintura una expresión espiritual, lírica, de raíz mística. No accedemos a los misterios de la naturaleza por los sentidos, pensaban, lo que vemos es sólo la apariencia. Coincidían en que cuando un cuadro o una línea se libera de la necesidad de señalar una cosa, los colores y las formas suscitan en el hombre resonancias misteriosas porque el alma humana es parte del mismo universo. La palabra que eligieron, “abstracción”, da cuenta de la intención de enajenarse de lo sensible, de separarse del objeto en sí para considerarlo en pura noción. Algunos objetaron la elección de la palabra, porque argumentaron que el arte abstracto es aún más concreto que el naturalista, ya que el hombre crea una nueva realidad. Esta innovación no fue un hecho aislado del arte plástico sino que formó parte de un entretejido que incluyó otras disciplinas que estaban en la misma exploración. De hecho, la historia del repentino y floreciente comienzo de la abstracción podría tener algo que decirnos respecto de la innovación en sí, ya que

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este caso no fue resultado de la inspiración de un genio en soledad sino del pensamiento en red de varios artistas e intelectuales diseminados en distintos lugares, en una época en que la comunicación se daba en tren, en auto y en barco a vapor. A pesar de las dificultades hasta el estallido de la Primera Guerra estos artistas se las arreglaron para ir y venir por Europa y también para lanzar cientos de publicaciones del estilo de El Jinete Azul. Entonces los primeros cuadros abstractos coincidieron con nuevos tipos de música que celebraban el sonido independiente de la composición o del desarrollo armónico, “Las palabras en libertad”, que pretendían un discurso sin ataduras, capaz de prescindir de las normas sintácticas o de la puntuación. También surgen la poesía futurista transracional y la poesía dadaísta, que privilegiaban la cualidad sonora del lenguaje por encima de lo comunicacional y coinciden con el abandono de lo narrativo en el baile, que comenzó a enfocarse en los movimientos kinestésicos del cuerpo. No fue algo casual, ni fortuito. Se trató del resultado del vínculo entre figuras clave de cada disciplina que empujaron el cruce de ideas. De ese modo, algo impensado hasta ese momento, pasó

a ser vital en todos los medios artísticos. Es notable que la muestra del MoMA empezara con el cuadro del artista Pablo Picasso (1881-1973), Mujer con mandolín de 1910, en el que no hay ninguna mujer ni mandolín discernible. Es, por lo tanto, un cuadro abstracto. Pero Picasso jamás aceptó haber concebido un arte no figurativo, y la idea lo exasperaba. Sus argumentos en contra de la abstracción aún hoy tienen peso: argüía que a los seres humanos, todo nos aparece en forma de figuras. Una persona, un objeto, un círculo son figuras. Si imagináramos a Picasso y a Kandinsky discutiendo frente a frente, notaríamos que Picasso argumenta desde el artista y Kandinsky lo hace desde el que observa la obra de arte. Sea cual fuere el punto de vista desde el que se considere un cuadro, termina siendo un asunto del gusto propio de cada uno; ¿acaso cualquier función del cerebro humano, más aún una obra de arte de cualquier tipo, puede eludir la subjetividad?. ¿Acaso podemos evitar observarnos u observar el mundo desde detrás de nuestros ojos? –B moma.org

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Amor en tiempo de conferencias Texto: Solange Levinton // Ilustraci贸n: Diego Sandoval

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Un nuevo fenómeno social florece a principios de siglo XXI. El fin de las agencias matrimoniales se acerca. Las conferencias temáticas parecen ser el lugar perfecto para encontrar el amor, socializar y aprender sin nunca apartarse del gueto. Una flamante ola de turismo, focalizado en la asistencia a este tipo de eventos a nivel mundial, parece ser la respuesta cuerpo a cuerpo del amor en tiempos globalizados.

Cae la tarde, y en la terraza de ese hotel del micro centro porteño, un joven de unos 30 años señala algún punto perdido en el Río de la Plata. Los rayos del sol se posan sobre el marrón de su capa y resplandecen en el inmenso anillo que lleva en el dedo medio. Junto a él, una chica sonríe seductora mientras se acomoda la extraña tiara dorada que corona su eterna cabellera teñida de rubio platino. En este flirteo sus verdaderos nombres no importan. Allí no son más que reversiones ligeramente pretenciosas de Frodo y Galadriel, dos de las criaturas más populares de la saga de El Señor de los Anillos. Dos pisos más abajo, las “Jornadas Tolkien”, organizadas por la Asociación Tolkien Argentina, contienen otro sinfín de versiones clonadas de los personajes de J.R.R. que merodean en sus curiosos trajes hablando con palabras extrañas y aludiendo a una realidad que está a universos luz de la que se respira abajo, en alguna calle que cruza la Avenida del Libertador. “Dios los cría y el viento los amontona”, dice el viejo refrán, y las convenciones, esos eventos de varios días que nuclean personas agrupadas por intereses comunes –ya sean personales, laborales o profesionales–, fueron convirtiéndose en un caldo de cultivo donde el atractivo inicial fue cediéndole lugar a idilios, amoríos, seducciones y pasiones non sanctas. CADA LOCO CON SU TEMA Ana y Marcos se conocieron hace un año y medio mientras asistían, extasiados, a una disertación sobre “Futuras directrices en la investigación del desarrollo termo-hidráulico”, en la NURETH, uno de los congresos mundiales de mayor envergadura en ingeniería nuclear que se desarrolla en Pisa, Italia. La historia de Paula y Ramiro, es similar: dos argentinos, solos, se encuentran en Seattle, Estados Unidos, durante la American Transplant Congress. Una charla amable dio pie a la insinuación más deliberada: esa tarde irían juntos a la conferencia sobre las distintas formas que puede adquirir una donación de riñón. Por más extraño que parezca, estos flirteos extemporáneos a las dicroicas de un boliche tienen una lógica que cada vez adquiere más fuerza: amontonar personas en un ámbito donde, sus mayores particularidades, son su capital más atractivo. Algo así cómo un conglomerado de posibles almas gemelas. En algunos casos, incluso, funciona como una verdadera panacea para los cerebritos menos socializados: a resguardo de las formas más despiadadas del bullying, se les brinda la posibilidad de relacionarse con hombres y mujeres que tienen los mismos intereses, en bellos hoteles y lejos de casa. Alejados de las viejas agencias matrimoniales o las incómodas citas a ciegas, pero con un nivel de efectividad creciente, el mundillo de las convenciones comenzó a estar en la mira de agentes de turismo y empresarios suspicaces. Es que, forzados por un contexto igualador, los encuentros que se dan en estas conferencias generan una –¿falsa?– ilusión de naturalidad, que poco abunda en las citas románticas pre-programados. Juntos, amontonados y ligeramente escoltados por una pequeña dosis de narcicismo, hombres y mujeres hipnotizados por la coincidencia y la causalidad, suelen asociarse para dar rienda suelta a sus más íntimas pasiones. Y para aquellos que no creen en las casualidades, no importa: esta nueva metamorfosis que va adquiriendo el turismo siembra la semilla de la duda. Quizás sea momento de ir apropiándose del destino, echar mano de los dados y correr a pagarse un viaje que los acerque a las novedosas contingencias que ofrece la geometría del amor. –B

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La ciudad activa Ensayo Fotográfico Texto e imágenes: Lucía Seijo.

Nuestra colaboradora convierte una obsesión personal en un experimento urbano. Buscando la respuesta al interrogante ¿Qué ciudad se conformaría si se eligieran un conjunto de edificios que alguien quisiera conservar para siempre? Convocó a personas relacionadas con la actual edición de ArteBA 2013, logrando un ensayo fotográfico interesantísimo sobre aquella Buenos Aires que deseamos eterna. El patrimonio arquitectónico de una ciudad es pertenencia de sus habitantes. La idiosincrasia urbana se nutre de edificios y monumentos que, no sólo son testimonio de una estética prominente, sino que encierran en sí mismos la historia cultural y social de una localidad. Son símbolo de lo acontecido; cada edificio es a la vez inmueble y sinónimo de suceso. Así, el conjunto va conformando una constelación que da forma a la personalidad de una urbe. Me pregunto, entonces, de qué manera se construye esta narración visual. Quizás sería más conveniente plantearse cuál es la función del ciudadano en esta conformación, porque somos nosotros (ni la arquitectura como disciplina, ni el estado como garante) los que decidimos qué ciudad queremos activar. Somos responsables del señalamiento, del rescate y del cuidado de nuestra urbanidad. Aunque el estado deba cumplir con sus funciones, debemos comprometernos con la debida apropiación del espacio urbano. Y como la decodificación de este relato nos pertenece, tenemos el

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compromiso de elegir el conjunto de edificios que van a construir al personaje-ciudad. La libertad de esta decisión es inmensa. La responsabilidad, también. Pienso en esquinas, pasajes, bulevares, jardines botánicos y otras maravillas. Repaso las casas que reconozco como hogares. También se me hacen visibles esos edificios de una estética inconmensurable que genios arquitectos supieron construir. ¿Hará falta que la ciudad se convierta en insípida, gris y colapsada de torres anónimas para que empecemos a militar a nuestro favor? Debo confesar que esta es mi peor pesadilla. El patrimonio es una construcción colectiva. Nosotros, los ciudadanos, tenemos que interpretar y –lo que es más importante– cuidar y proteger la revelación de lo intangible. Decidí probar qué ciudad se conformaría si se eligieran un conjunto de edificios que alguien quisiera conservar para siempre. Para eso convoqué a algunos agentes que participan de esta edición de ArteBA 2013. Este es el ensayo fotográfico que resultó de nuestras elecciones:

Paola Vega

Artista Abate Galería, cuerpo principal ArteBA 2013 El edificio que alberga mi casa Hace unos años tuve un taller en la zona, y me enamoré del barrio, fue amor a primera vista. Adoro el Barrio Chino, tiene una energía lindísima, especial. Mi casa es luminosa y tiene una vista bellísima, soy muy feliz aquí. Arribeños 2215, barrio chino

Martín Calcagno

Artista galería Elsi del Río, cuerpo principal ArteBA 2013 El chalecito de Rafael Díaz Me recuerda la excentricidad y el glamour argentino de los años 30’s. Compre un espejo antiguo para mi casa y resultó ser de esa famosa mueblería. Siempre estuvimos conectados.

Sarmiento 1113, San Nicolás

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Base de operaciones en Capital Federal

Nani Lamarque

Artista y galerista de Isla Flotante, Barrio Joven Chandon ArteBA 2013

Hasta los ocho años viví en Mar del Plata, cuando vinimos para Capital Federal nos mudamos a una torre de 24 pisos y con mi hermano nos peleábamos por apretar el botón del ascensor. Un año después, fuimos a parar a esta casa con escaleras y con él organizamos la primera guerra de bombachas de colegiales.

Céspedes 2966, Colegiales

La mejor fiesta improvisada en el marco de arteBA

Soledad Álvarez Campos

Responsable de Comunicación ArteBA Fundación

Siempre que pasaba por la calle Esmeralda veía el esplendor de este edificio de los años 20. En 2012 algunos galeristas, artistas, coleccionistas y compañeras de arteBA estábamos en un bar disfrutando de la noche porteña, pero se hizo tan tarde que nos echaron y todos quedamos con ganas de más. Así fue, que un coleccionista contrató en el mismo momento a uno de los barmans e improvisamos una fiesta en su piso del Estrugamou. Tal vez para arteBA 2013 participe de otra fiesta improvisada en algún otro edificio histórico, ojalá.

Palacio Estrugamou, Esmeralda 1351, Retiro

La casa escondida

Estanislao Florido

Artista galería Del Infinito Arte, cuerpo principal ArteBA 2013

Entre dos gigantescas torres del barrio de Recoleta se alza un antiguo Petit Hotel que durante muchos años funcionó como sede principal de la extinta Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.Todas las cosas que existen guardan en su núcleo más íntimo cierta memoria de lo acontecido. Por esta casa pasaron enseñando y estudiando Collivadino, Sívori, de la Cárcova, Guido, Correa Morales, Spilimbergo,Yrurtia, Sibellino, Soldi, A. Badii, Curatella Manes, Forner, Presas, Butler, Basaldúa, Bigatti, Falcini, Barragán, Badii, Penalba, Rebuffo, Balán, López Anaya, Carballo, Moncalvo, Armagni, Maldonado, Hlito, Espinosa, Girola, Mele, Renart, Heredia, Distefano, Magariños D., Vidal, Brizzi, Tomasello, Sapia, Locaso, Lublin, Lamelas, Vinci, Carreño, Cañas, Cancela, Mesejean, Polesello, Papparella, Siquier, entre muchos otros.

Avenida Las Heras 1749, Recoleta

La casa de mi abuela

Lara Marmor

Curadora ganadora del Programa para jóvenes curadores del Banco Ciudad en el marco de ArteBA 2013

Lo elegí porque de chica amaba ir a la casa de mis abuelos. Desde el balcón podía ver el río y las copas de los bosques de Palermo. Desde la cocina mi abuelo me mostraba las viejas caballerizas y podía ver una hiedra gigante que todavía hoy trepa toda la medianera del edificio que se ve desde la ventana. La araña del living me hacía sentir que estaba en un castillo y en el living bailaba... Es una casa que quiero mucho.

Maure 1614/1616, Cañitas

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Espacio participativo espiritual y festivo

Lucía Seijo

Artista & Asistente Curatorial MACBA Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires

Este edificio siempre estuvo a unas cuadras de mis hogares palermitanos. Fue sede de una innumerable cantidad de dudosas actividades, incluyendo un espacio de conga para la tercera edad y un centro para congregaciones de religiones especiales. Creo con fervor que esta esquina esconde un núcleo neurálgico energético espiritual y festivo.

Bulnes 1596, Palermo

Del lado de acá, del lado de allá

Julia Converti

Gerente General ArteBA Fundación

Conocí este pasaje cuando tenía 10 años, a esa edad en la que felizmente, en algunos casos, la vida de uno es vivir el programa de sus padres. Entré de la mano de mi papá por Ciudad de la Paz a este oasis de Buenos Aires: mientras él visitaba a una querida amiga, yo vivía mi primer romance arquitectónico. 20 años después, cuando la vida se hace de los programas de uno, una muy querida amiga mía, me invita a su nueva casa. La dirección no me permite advertir que estoy yendo a donde estoy yendo. Entro por Zapata al mismo sitio, pero desde el otro lado. Y vuelvo a enamorarme. El adicional de la visita al Pasaje General Paz es, si lo visitás por Ciudad de la Paz, que podés encontrar en la misma cuadra, uno de los restaurantes más chic de Buenos Aires: Pipí-Cucú.

Pasaje General Paz, Acceso por Ciudad de la Paz 561 y Zapata 552, Belgrano

Vivero ideal para estudio de dibujo

Adriana Minoliti

Lo elijo como un espacio de fantasía total, donde dibujar y cultivar plantas; y está lleno de gatos (soy una cat lover). En mi taller, tengo plantas y compost, donde reciclamos todos los desechos orgánicos, es súper importante. Además, en un vivero así, haría encuentros de pintoras, así como de brujas a probar pócimas.

Artista Abate Galería, cuerpo principal ArteBA 2013

Jardín Botánico Carlos Thays Avenida Santa Fe 3951, Palermo

Mariano López Seoane

Aquí funcionaba Belleza y Felicidad “Belleza y Felicidad” fue un emprendimiento irrepetible. Fernanda Laguna y Cecilia Pavón supieron convocar durante años a artistas, poetas, músicos, escritores y curiosos a una sostenida experiencia estética y espiritual. Me enseñaron que el arte puede transformar vidas, revelarnos quiénes somos y suceder en cualquier rincón.

Director de Miau Miau, integrante del Comité de Selección de Barrio Jóven Chandon ArteBA Acuña de Figueroa 900

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En carne viva Texto: Vicky Guazzone di Passalacqua // Fotografía: CristinaYasutake

Los talleres de dibujo o pintura con modelo vivo aportan un nivel de desafío y sensibilidad que los distingue de otros de su clase. Aquí, vivencias en primera persona de un lado y otro de la escena

Hay historias fáciles de contar. Lineales, concretas, con un foco claro. Pero hay otras no tan simples, que se ramifican y ganan intensidad en cada nuevo brote. Es que hay historias que, aunque duren un instante, se replican y hacen eco en muchas otras. Son las tres de la tarde de un sábado. En un primer piso de San Telmo, cinco artistas sentados en semicírculo aprestan sus herra-

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mientas de trabajo. Por detrás de ellos, una profesora observa e indica, mientras una violinista comienza a musicalizar la sesión. Y en continuo movimiento alrededor, una fotógrafa prueba los distintos ángulos de toma. En el centro de la escena, en tanto, sucede el happening más perfecto: dos figuras desnudas, un hombre y una mujer, bailan una lenta pero dramática coreografía de

poses estáticas. Tres, cuatro, quince y hasta veinte minutos de quietud le otorgan a los alumnos el desafío de retratarlos con mayor o menor detalle. Algunos usan lápices, otros tinta, otros alternan entre carbonilla y marcadores. Pero más allá de los materiales, el resultado se repite: en cada trazo, nace una nueva versión de la historia que se cuenta en el escenario.

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Úrsula, 28 años. Profesora. Hace dos meses y medio que doy este taller. Antes sólo daba clases en la facultad, pero esto es muy distinto y mucho más real. Mi intención es guiarlos en la búsqueda de la imagen que quieren ver y retratar. Todos dibujan distinto, por lo cual mi participación es más bien para ayudarlos en el soporte elegido y cómo utilizar los materiales, sin interferir demasiado en su modo de expresarse y hacer arte. Trabajo en conjunto con los modelos. Ellos proponen los primeros croquis, más cortos, y luego yo les indico las poses para los períodos más largos, que en general están inspiradas en grandes maestros, ya que la idea del taller es conjugar dibujo con pintura y también con historia del arte. Empezamos con el Renacimiento y el Barroco, y por eso en estas poses, por ejemplo, incluimos la luz lateral. Dar una clase con modelo vivo me resulta más movilizante que una teórica, claro, pero sobre todo es interesante para el alumno, que puede ver en directo cuestiones de la composición y la luz, y que así lo recrea y recuerda mejor. Se genera un clima mucho más creativo y estimulante. Martín, 28 años. Alumno. Hace ya un año que concurro a este taller. Yo siempre dibujé, y durante mis últimos tres años de estudio había hecho otras clases con modelo vivo. Pero en estas me siento especialmente cómodo, muy tranquilo. Me gusta la música en vivo, creo que ayuda a crear una especie de burbuja que favorece la concentración. Dibujo con ambas manos, porque me salen cosas distintas. Uso una para hacer bocetos generales y luego la otra para los detalles. Pero me gusta detenerme en las expresiones, los cuerpos, las distintas posturas, y para eso es mucho más útil y real tener a las personas delante. De hecho, a veces me gusta proponer poses…

años de Historia del Arte y siempre fue algo que me gustó. Un día surgió la idea de posar, y lo probé. No soy una persona con demasiada vergüenza, el cuerpo desnudo nunca me intimidó. Así que salvo por los nervios de equivocarme o que me salieran las cosas mal, desde la primera vez no me preocupé ni tuve pudor. Lo disfruté en el momento y luego más aún cuando vi el resultado en las obras. Durante la pose, puedo hablar un poco si estoy con un compañero, o si no simplemente volar. Siento que voy y vuelvo a la estratósfera varias veces… Pienso desde en qué voy a cocinar en mi casa hasta hacer una especie de autoterapia sobre mi vida. Me sirve como un gran espacio para mí, y me influye sobre todo cuando hay música. Me gusta hacer esto porque me deja otra visión de mí, que es siempre diferente dependiendo de quien te esté mirando. Me da mayor reconocimiento sobre lo que es mi cuerpo, e incluso me cambió la visión sobre mí misma. A partir de la mirada de los otros, aprendí a ver otras cosas en mí. Además, me queda la alegría de estar haciendo algo artístico. ¡Y hasta tengo algunas obras que hicieron mías! Para participar o saber más del taller, se lo puede buscar en Facebook como “Taller de Arte con Modelo Vivo”. –B

Mónica, 56 años. Alumna. Descubrí el taller por Facebook. Pinto desde que tengo 9 años y había recorrido muchos otros, pero estoy en este hace un mes, atraída por la idea de hacer modelo vivo. Creo que en el arte hay que probar de todo, y descubrí que con este método logro una pintura más libre. El gran dilema es administrar el tiempo que duran las poses para llegar a retratarlas todas, pero comienzo haciendo unas líneas generales, y luego tiro agua y veo cómo se funden. A veces salen bien, a veces no, es un instante. No suelo sugerir poses a los modelos, porque las que hacen me resultan un buen desafío y me sirven. Aunque preferiría que hubiera más de uno solo, ¡juntos es bastante más difícil! De todos modos, me concentro tanto que casi ni escucho la música. Entro en un clima especial. Isis, 27 años. Modelo. Llegué a ser modelo a partir de manejarme dentro del ambiente artístico. Soy directora de orquesta y pianista; en la carrera tuvimos varios

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De cintas magnéticas y mixtapes Texto: Paz Azcárate // Ilustración: Cruz Barcelona

Crecer entre los 80 y los 90 es haber pasado buena parte de nuestras vidas junto a cassettes; jugado a grabar canciones de la radio y conocer el arte de armar compilados para regalar. Es también, haber recortado revistas para hacer portadas y escribir etiquetas sobre los lados A y B. ¿Pero es el cassette realmente parte del pasado? Para entender la importancia del paso del cassette por nuestras vidas tenemos que remitirnos a su historia. El cassette -que cumplió 50 años en el 2012- inauguró una forma de grabar y distribuir música: a mediados de la década del 80, vino a reemplazar al vinilo. Por su bajo costo y la capacidad de ser regrabable, rápidamente se convirtió en el formato favorito del movimiento underground. Las bandas y solistas –sin importar los recursos con los que contaran– podían grabar sus canciones sin moverse de sus casas y repartirlas a amigos y conocidos, esperando que el boca-a-boca les permitiera aumentar su popularidad.

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Sin embargo, mientras para algunas personas significaba un cambio invaluable en la forma de distribución de la música, para otros implicaba el nacimiento de un modo privado y móvil de escucharla. La aparición del walkman como reproductor portátil dió lugar a un proceso de individualización del consumo musical. El llamado “efecto walkman” consistía en la posibilidad de estar compartiendo cualquier situación con varias personas y aún así, trasladarse a un mundo aparte. De esa manera, el cassette nos brindó la factibilidad de abstraernos en una banda de sonido individual, algo que ya no nos sorprende, pero significó un cambio enorme para una actividad que hasta entonces era social. La venta de cassettes, que venía cayendo desde 1996, se redujo al mínimo llegado el nuevo milenio. Su auge se vio amenazado por la aparición del CD y el formato MP3; su desaparición se hizo tan inminente para el 2011, que Oxford decidió quitar el término “cassette” de sus diccionarios al tiempo que agregaba otros como “retweet” y “cyberbullying”.

primeros discos en cassette. Los proyectos para hacer volver al rectangulito de cintas magnéticas se multiplicaron a lo largo y a lo ancho del planisferio: el pasado mes de abril, MGMT lanzó una versión limitada de su último disco “Alien Days”. En la misma línea, lo hicieron las bandas locales 107 faunos y La ola que quería ser chau. Pero, ¿Por qué hacer volver un formato de menor fidelidad y durabilidad que los que utilizamos actualmente? Posiblemente tenga que ver con una tendencia a ir contra la corriente, o quizás no sea más que el factor nostalgia. Lo cierto es que el cassette simboliza todo un movimiento contracultural que floreció tres décadas atrás y permitió trasladar la ética de la autogestión a la música. Este revival no es algo masivo, (más allá que ya varias empresas notaran que existe el mercado y se han vuelto a fabricar algunos dispositivos para reproducirlos). Por el momento se trata de un regreso silencioso, impulsado por un circuito musical muy específico que busca revivir a la cajita y hace rebobinar cintas a sus seguidores. El tiempo dirá si fue una moda pasajera o si está acá para quedarse. –B

Sin embargo, ese mismo año, la banda estadounidense Dinosaur Jr. reeditó sus tres

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Mompox

El rock nacional sale de gira Texto: Mompox / Fotografía: Ignacio de Andres

La banda Argentina considerada por la crítica como una de las más potentes de la escena local, participó en Méjico y Estados Unidos de festivales muy importantes. Su sonido exquisito nos despertó una curiosidad despiadada y quisimos saber ¿que hacen los músicos cuando salen de gira? Entre las escalas, los accidentes en el escenario y las multitudes, ellos eligieron hacer foco en la gastronomía. Viajar en avión nos provoca una sensación muy infantil.

La hamburguesa de cerdo, una de las mejores cosas que probamos en Austin.

A la vuelta, tuvimos doce horas de escala en Lima. Una experiencia demoledora.

ALE WONDER Voz. Piano. Teclados / EZEQUIEL SPINELLI Bajo. Sintetizador IGNACIO DE ANDRÉS Voz. Guitarra eléctrica. Sintetizador / JUAN TOBAL Voz. Teclados. Guitarra acústica MAXI CATALDI Batería.Octapad. Metalofón. Percusión / ANDRES RAVIOLI Trompeta. Percusión.

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El Mercado de Medellín, un lugar que recomendamos ampliamente. En Mompox todos somos muy fanáticos de la comida. Y Méjico es un destino culinario notable. Tuvimos la suerte de estar alojados a unas cuadras del Mercado de Medellín, unos de los más famosos del D.F. por su variedad de frutas y la calidad de sus pescados y mariscos. Comimos cocktail de camarones, ostiones con limón, paella a la valenciana, salmón a la parrilla, pastel de jaiva, sopa de mariscos, empanadas de camarón… Estando en un país donde la palta (conocida allí como aguacate) tiene un precio accesible para el bolsillo de un músico independiente argentino. Comimos cantidades importantes de este noble alimento. Disfrutamos del sabor del mango, la papaya, el lee-chi y la guayaba. Probamos variedad de picantes. En términos de brebaje, nos hicimos adeptos a un gran invento mejicano que es la “michelada”: un vaso con un poco de jugo de limón y sal en los bordes al que se le agrega una cerveza bien fría. Sencillamente irresistible. Pudimos probar también muy buen mezcal, bebida que preferimos muy por encima del tequila. Nos enamoramos del sabor ahumado del buen mezcal. Y comprobamos que se puede tomar mucho y da un nivel de resaca aceptable en relación al nivel de ebriedad que provoca. Fue todo un viaje para nuestros paladares.

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Arte desde la cuna Texto: Julieta Novarro // Ilustración: Alina Cantón

Después de la excelente recepción que tuvo su escrito en la pasada edición, quisimos invitar nuevamente a nuestra experta en niños para descubrir nuevas maneras de relacionarnos con ellos y mostrarles el mundo. Julieta Novarro ha decidido esta vez proponernos un encuentro con el arte y el universo de los más pequeños.

Una piensa que frases maternales del tipo “Llora porque tiene sueño” o, “Cuando coma se le va a pasar”, son sólo excusas, (pero con el tiempo descubre que encontrar RESPUESTAS A NUESTRAS DUDAS es lo que todas las madres necesitamos. CONSEJO: Nunca digas de ese agua no has de beber. Todo lo que juraste no hacer, después está primero en tu lista. Yo sigo buscando alguna receta infalible para que nuestros hijos sean plenamente felices.Y en esa búsqueda, es donde más se aprende. En el año 2008 estaba embarazada de mi primera hija y me invitaron a participar de un almanaque a beneficio de la Fundación Lazo Dorado, que apoya la lactancia. En aquella ocasión, dos eran mis objetivos claros: tener un parto natural y dar de mamar. Dos cosas que no dependían completamente de mí. Así conocí a Betina Cositorto, creadora de la editorial Nazhira, con quien conecté inmediatamente. Allí descubrí que ella fue la editora de “Arte desde la cuna,” libro que yo atesoraba tiempo antes de quedar embarazada. En ese libro encontré –y me encontré– muchas respuestas a la nebu-

losa que en ocasiones tenemos las madres sobre el camino a seguir, las propuestas a elegir … en fin las dudas habituales ante la decisión sobre las actividades a las que sumar a nuestros bebés y niños. El ser humano es el único capaz de producir arte y disfrutar de él. Por eso, al experimentarlo estamos siendo aún más humanos. Es el contacto, el estímulo, el acceso brindado, lo que viabiliza la capacidad de conocer el arte y expresarse a través de él. Y es, justamente en eso último EN LO QUE PODEMOS INFLUIR.

le ofrecemos) y las de exploraciónproducción (donde ejercen acciones y buscan posibilidades expresivas frente a objetos, materiales, herramientas o producciones artísticas como tocar instrumentos musicales, encontrar distintos movimientos con telas, darle “vida” a un títere) en estos casos somos facilitadores y espectadores. A partir de la lectura de “Arte desde la cuna” y de mi propia experiencia, armé una lista de actividades fáciles de realizar y para todas las edades, donde el juego es libre pero busca fomentar este vínculo arte-persona.

El arte potencia habilidades, desarrolla los sentidos, expande la mente, perfila y fortalece la propia identidad, utilizando la capacidad de discernir, valorar, interpretar, comprender, representar e imaginar. Las actividades que podemos ofrecer a los niños con intención y deseo son las que hacen la diferencia, porque aunque parezcan “pasivos” frente a nuestra propuesta, existe una gran actividad interna.

EXPRESIÓN CORPORAL: Juego con gestos, imitación, juego simbólico, lenguaje pre- verbal, el poder decir a través del cuerpo, las danzas, etc.

Los chicos vivencian dos tipos de experiencia, las de apreciaciónpercepción (al cantarles una canción o mostrarles una imagen, ellos escuchan, miran, reciben mediante los sentidos aquello que

LITERATURA: Las canciones de cuna representan la primera experiencia de los niños con la literatura. Este es un encuentro armonioso de música y palabra poética. Es importante leerles rimas, poe-

MÚSICA: Jugar con los ruidos, apreciar la sonoridad de ciertos materiales, diferenciar entre sonidos y ruidos, tocar instrumentos, escuchar música, percibir el ritmo, hacer música con el cuerpo, cantar.

sías, actuar la lectura, relacionar palabras con objetos, buscar distintos tipos de historias según las edades (de plástico para el agua, tela para los más chiquitos), intentar con libros que interactúan (con texturas, con ventanitas que se abren,) visitar librerías y espacios como ferias y exposiciones acompañados de los chicos, inventar relatos e invitar a los chicos a que ellos desarrollen historias desde lo discursivo, interactuar con títeres y muñecos. PLÁSTICA: Mirar obras de arte, apreciar la naturaleza, jugar al veo veo, dibujar en el exterior, pintar con las manos, experimentar con masa, descubrir y reconocer las paletas de colores, usar con rodillos, cepillos, esponjas, trabajar con arcilla, con cajas de cartón. Todo esto les permite descubrir el mundo que los rodea. Los niños cuentan con muchísimas posibilidades para acercarse al arte, un vínculo que construyen con franqueza y que si nosotros promovemos actuando como puentes, facilitando este encuentro, invitándolos a jugar, lograremos que estas vivencias los acompañen en sus actividades cotidianas y los enriquezcan para el resto de sus vidas. Julieta Novarro, mayo 2013.

Fuentes: “Arte desde la cuna” Ed. Nazhira de Fabrizio Origlio, Ana María Porstein y Laura Bianchi ISBN: 9789872090579, Gramática de la fantasía, Introducción al arte de inventar historias / Gianni Rodari Ed. Colihué. ISBN: 950-581-643-X

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Texto: Atrapa el Pez // Ilustración: Cruz Barcelona

En San Telmo, en octubre de 2012, arribaron a la calle Perú 450, cuatro emprendimientos de diversas disciplinas: ATRAPA EL PEZ, REVISTA BAMBOO, CINECÉFALOS y CRUZ BARCELONA. Dispuestos a darle un giro a sus proyectos, guiados por su filosofía de confiar en las asociaciones y en la producción cultural como eje de transformaciones sociales, se dispusieron a crear en su primera campaña, a la que llamaron “Alto Perú”, un espacio inclusivo, de solidaridad y respeto, creatividad y desfachatez, desde donde crear valor con acciones colectivas, y poder nuclear, por un lado, diversas disciplinas y, por el otro, empresas –ONGs– organismos públicos.

YECTO BAMBOO HQ (Head Quarter). El evento se realizó junto a la Fundación Vital Voices Argentina, un cierre de año abriendo espacios de reflexión acerca de la mujer.

En cuarenta días, la campaña “Alto Perú” fue un éxito. Un espacio que había sido relegado al más silencioso vacío, encantador y misterioso, pero al que, cual naturaleza salvaje, nadie se había animado a conquistar, se proclamaba libertado.

De esas charlas surgió la convocatoria a las artistas Carla Graziano y Alexandra Kehayoglou, al músico Ulises Conti, a los arquitectos Max Zolkwer, Ramiro Gallardo, Hernán Maldonado y Lucas Wetzels y a José Luis Pedrazzini, director de la empresa Ideal.

Atrapa el Pez, Revista Bamboo, Cinecéfalos y Cruz Barcelona junto a un equipo de Masons de los sueños –Hugo, Humberto, Francisca y Tomasito– logran en cuarenta días de extremo trabajo conseguir restaurar el lugar, derribando paredes, pintando y limpiando un espacio que enmarca la filosofía que a ellos les gusta definir como “COME AS YOU ARE”.

Todos tenían una historia interesante que contar acerca de su relación con el agua y una aventura a la cual invitar.

En diciembre de 2012, logran hacer un avant premier, de este espacio que llamaron PRO-

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En enero, todo el equipo instalado se une para pensar los nuevos desafíos que se propondrían abordar. Motivados por el calor y las lluvias, comienzan a dialogar entorno del agua. Para enriquecer este debate, invitan a realizar un brain storming a Luciana Olmedo-Wehitt, por un lado y, a Marco Sanguinetti y Pablo Bianchi, por otro.

En el medio de la organización del evento, sucedió una de las inundaciones más contundentes en muchísimos años en nuestro país. Con más entusiasmo aún, se decidieron a consolidar esta actividad, incorporando la exquisita colaboración de los profesionales con los que se habían contactado: la Revista

1:100 y Decoradores Argentinos Asociados (DArA) se sumaron difundiendo la actividad, y gracias al apoyo de la empresa Ideal que en seguida se sumó a la iniciativa, consolidaron el WATERLOOP, una jornada que prometía repetirse como el constante sonido de la gota de agua cayendo desde las alturas, como un enlace de samples musicales continuos. Visuales, música, disertaciones, reflexión, comida orgánica, arte floral, textil, experimental, arquitectura flotante, China, Holanda y el Delta dieron como resultado la más variada asistencia –periodistas, artistas, empresarios, interioristas, arquitectos, estudiantes, vecinos, músicos, docentes, chefs, representantes de ONGs– lo colectivo finalmente había conquistado los seiscientos metros cuadrados del HQ y el futuro se había convertido en un lugar. En la segunda edición de WATERLOOP, el agua se manifestó, y en el momento en que Lucas Wetzels –arquitecto que exponía la interesante experiencia de WATER STUDIO– un diluvio se hizo presente fuera y dentro del HQ; goteras organizaban performances espontáneas; aquellos a quienes el tránsito de la ciudad había demorado su llegada, iban apareciendo empapados por la puerta de entrada haciendo huellas de agua por todo el lugar. “Poseidón” había dado su presente, y en este acto, el lugar que misteriosamente tiene en su fachada la herencia de una estampa con el caballo alado de la victoria, comienza el relato de sus crónicas. proyectobamboo.com

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Un día en San Telmo perú

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La Ruta Propia Texto: Virginia Arhex // Fotografía: Cortesía The Wow Factor

MI HISTORIA PERSONAL –– Empecé con una educación muy tradicional y estricta. Un camino pre trazado que incluía estabilidad y una carrera como abogada corporativa en un estudio de envergadura internacional, Clifford Chance. Seguí esa ruta por que era la única forma que conocía. Pero un sentimiento fuerte crecía dentro mío: sentía que no era representativo de mí persona. No había nada que lo fuese totalmente, entonces me obligué a pensar qué quería. CORTE –– Agobiada por las lógicas conocidas, reaccioné. Sin plan, abandoné todo y me fui a Brasil por un año. Este cambio repentino me impactó muchísimo, también a mis padres. Para ellos no era aceptable lo que estaba haciendo. LO QUE IMPORTA –– A medida que transité un trabajo introspectivo muy minucioso, entendí que desconocía completamente el proceso de crear. Empecé a preguntarme cuál sería mi trabajo ideal. PARÉNTESIS CARIOCA –– Llegar hasta Brasil fue un azar. Mi situación era catatónica: una horrible sensación de estar perdida. Algo pasó: sentí la necesidad de permanecer allí. Estaba hipnotizada por su energía. Constantemente tenía deseos de hacer. PEQUEÑOS PASOS –– Encontrar un empleo no iba a ser suficiente. Estaba cómoda estando lejos de todo. No indagué en respuestas a las grandes preguntas. Más pensaba, más confianza adquiría. No podía volver atrás. UN ASUNTO PERSONAL –– ¿Qué disfruto hacer? Viajar. ¿Cómo justificar los viajes? Iba a tener que crear el trabajo que se ajustase exactamente a lo que yo quería. Iba a poder elegir hasta el último detalle. Este concepto era una novedad total. Había pasado muchos años haciendo cosas monótonas. Ahora, la realidad que yo quería estaba tomando forma y sólo quería eso. Podía ser mi propia jefa, también viajar. DESEMBARCO RIOPLATENSE –– Cuando tuve la necesidad de volver a trabajar, Buenos Aires se presentó como un escenario mucho más simple para hacerlo. En esta grandísima Italia me reencontré con mis orígenes y con mi infancia veneziana.

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EL PROYECTO AJENO –– Trabajando en una start-up porteña entendí que tenía que empezar algo mío. Yo podía hacerlo mejor, aunque me faltaba lo primordial: una idea. UN MAPA DE MI MENTE –– En ese trabajo interior, me pregunté por los procesos de mi mente. Concluí que mi cabeza es como un rompecabezas: crear una base de datos es como armar un grandísimo rompecabezas. Era el primer paso del primer paso. Pasaron ocho meses: el sustento de Route Atlas empezaba a tomar forma. DESTINO: Uruguay. Necesitaba familiarizarme con el terreno. ¿Podría mi loca idea tener una materialidad? Durante el feriado del primero de mayo de 2012 encontré la respuesta. Empecé trabajando con papel y lápiz. Anotaba todo. A mano. Entendí lo que significaba ir a una terminal a conseguir información sobre los operadores, las rutas y las terminales ejecutándolo yo misma. Iba a necesitar un gran caudal de datos. Había potencial. A ese viaje le siguió otro que duró seis semanas al norte de Argentina. Los viajes eran espiritualidad pura: una herramienta más para mi íntima búsqueda. Desde siempre estuve preparándome para este momento. Siempre preferí viajar en barco o auto, privilegiando la experiencia al destino. LA COMBI DEL ‘82 –– Empecé a imaginar una combi para viajar. Si podía elegir cada variable, el móvil no iba a ser la excepción. Aunque nos dejaba en banda todo el tiempo, pudimos bajar hasta Puerto Montt, volvimos por Bariloche y atravesamos el país hasta Mendoza. El Litoral fue el paisaje para una nueva aventura. Y una última hasta Calafate por la costa del Atlántico, volviendo por el Chaltén. Seguimos a Chile y Paraguay y sin quererlo habíamos abarcado cuatro países. UN TRABAJO ARTESANAL –– Rutas, ciudades, terminales de ómnibus, operadores y sus informaciones sobre los destinos, fotos, comercios, lugares de interés, horarios, precios, iban a alimentar una enorme base de datos para viajeros: una herramienta útil y real sobre América del Sur. PUERTAS ABIERTAS –– Las puertas para entrar a América Latina, Asia, Medio Oriente o África aparecen muy cerradas desde

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Un momento con Dana Bottazzo, alma y mente de Route Atlas que con el objetivo de echar luz sobre los planes de miles de potenciales viajeros para que puedan perderse tranquilos, por empezar, en América Latina. En la primera fase del encuentro, ella nos atendió vía Skype. Estaba en Uruguay, de paso fugaz. La segunda etapa de la entrevista, se dio cara a cara. Esta mujer, una inglesa muy risueña, nos presentó a su equipo y a su mano derecha, Wilson Fevre-Delerue. Juntos nos contaron en detalle el origen y desarrollo de esta ambición.

otras latitudes. Si bien hay mucha información turística, a través de Route Atlas vas a poder dirigirte de un punto a otro –en América Latina inicialmente, en otros destinos después– con información de altísima calidad, completa y muy bien presentada. Buscamos ir más lejos y proveerla también para nuevos lugares. Además, sumamos una visión de ser viajero, con su ética del viaje correspondiente para proveerle a nuestros usuarios la comunidad de referencia. Allí podrán sentirse identificados y cumplir sus deseos de libertad y de búsqueda personal.

personal, con mis logros profesionales. Soy una persona abierta, llena de fe y amor. Esos son los valores que volcamos y defendemos, tanto en nuestro equipo de trabajo como en nuestra comunidad. –B thewowf.com

DIVINO –– En un momento sólo había fe. Espiritualidad, religión o como quieras llamarla. Fue la columna vertebral. En textos muy antiguos aparece la idea de que todos tenemos algo divino dentro de nosotros mismos. Para mí, creer en vos mismo, sin vergüenza, ni inseguridades, es muy sano. Elegí que mi mundo estuviese libre de miedos. Sentía que estaba parada sobre una ola, en equilibrio sobre una tabla de surf. Sólo veía hacia adelante. Confié plenamente en la visión inicial. Hice prueba de una enorme determinación. Era imposible de detener. Cuanto más creía, más resultados recolectaba. El punto en el que estamos actualmente con Route Atlas es diez veces mayor de lo que añoraba en aquel momento. El proyecto me mostró el valor de tener fe. DESAFÍO –– La impresión que dan lugares como América del Sur para quien no conoce no es representativa de la realidad. Todavía mucha gente tiene miedo de viajar. En la primera fase buscamos crear una plataforma técnica abierta a los usuarios. Queremos tener cubierto el continente sudamericano para finales de 2013. A ello incluiríamos Brasil antes del mundial en 2014. La segunda fase indica el comienzo de la interacción entre el usuario y la base de datos. En la tercera los usuarios podrán añadir sus rutas. Una vez que hayamos establecido muy bien Route Atlas en este punto del globo, vamos a expandirnos al sudeste asiático, y luego al medio oriente. La ambición es global. “LIFE’S A JOURNEY” –– Es el slogan de Route Atlas, pero sobre todo es un mantra propio. Este proceso de construcción, implicó una batalla conmigo misma, fui perdiendo partes de mí. Desarrollar este proyecto es una enorme oportunidad donde puedo unir mi progreso

UNA REVISTA PARA LEER

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Perspectiva

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por

Pablo Vigo

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