TU MAESTRO INTERIOR -Capitulo II - Eres caminante y camino - Alejandro D.Gatti

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“Buscas continuamente sin darte cuenta de que eres el que busca y eres al mismo tiempo lo buscado. No entender esto es desconocer la esencia del paréntesis de la existencia al que tú llamas vida. Que el único propósito que lleves al transitar el camino de la vida sea tan solo el de caminarlo, ni antes ni después, ni más rápido ni más lento, solo camina, no se trata de llegar solo se trata de caminar.”


CAPITULO II Eres caminante y camino Hemos nacido y en el camino de la vida, con el paso de los años, hemos desaprendido, nos olvidamos, crecimos a fuerza de errar y erramos no solo al equivocarnos sino en la “búsqueda errante” de lo que ni siquiera sabíamos que buscábamos. Nuestra identificación con las cosas confundieron nuestros pasos y en el afán de eludirnos constantemente ignoramos a nuestra conciencia que pretendía enseñarnos el camino de regreso a casa. Atravesamos varias crisis, necesarias y “verdaderos maestros”, pero no supimos escucharlas y, con prisa por abandonarlas, desconocimos sus enseñanzas, nunca evaluamos sus orígenes ni nos planteamos la necesidad de transformarlas. Quisimos huir de ellas como huimos de nuestros miedos por tan solo no enfrentarnos a ese espejo que solo refleja lo que se manifiesta desde dentro. Nos creímos mortales, nos creímos solo cuerpo, olvidamos nuestra Alma. No alimentamos nuestro “Espíritu”. Desprotegimos la esencia. Empañamos la dicha. No abrigamos a Dios en nuestro corazón. Nos hemos perdido en el viaje incansable e incomprendido hacia el “exterior. Nos hemos alejado. Nos hemos convertido en viajeros permanentes en busca de la felicidad anhelada como destino, sin haber reparado en que la felicidad es el camino. Nos hemos confundido. Nos hemos desesperado. Nos hemos entristecido. Nos hemos frustrado y hemos desistido una y otra vez, nos vanagloriamos de nuestras propias miserias. En fin, hemos vivido tal vez distraídos por los artilugios del ego queriendo ocultar al verdadero Ser, tal vez auto-engañados, tal vez disfrazados con los más diversos ropajes con que nos vestimos a menudo con la intención de permanecer ocultos ante los ojos del Creador sin vislumbrar que solo se trata de una ilusión. Hemos hecho todo lo posible por vernos realizados, aunque nunca hemos descubierto, tan solo por mirar hacia el lugar equivocado, que cada vivencia es nuestro Maestro, nuestro Maestro Interior que, siempre que estemos atentos, tiene algo para decirnos. Lo cotidiano manifestado a través de tus vivencias y todos tus momentos presentes se constituyen en tu mejor Maestro. Eres tu esencia, aprende a observarte, da lugar a la conexión entre tu conciencia y tu Yo Superior, aquel que es eterno, aquel que no conoce el tiempo, que nunca muere, que no perece y que jamás se rinde ante el incesante y persistente afán del ego por verlo claudicar.

Con frecuencia caminamos dormidos, somos como máquinas, estamos totalmente programados. Vamos por la vida sin percibir lo que sucede alrededor, estamos tan preocupados por las obligaciones y los compromisos que no prestamos atención a lo que resulta verdaderamente importante. Estamos convencidos de que debemos “cumplir”, si o si, con las demandas de los demás, llevamos al limite nuestra salud, hasta incluso enfermar por no detenernos tan solo un instante a ser lo que verdaderamente hemos venido a ser. Creemos que hay que llegar a algún lado, no sabemos donde pero hacia allí nos dirigimos con toda nuestra energía y resulta que cuando llegamos ya no nos atrae lo


que encontramos allí, por lo que la insatisfacción se apodera de nosotros y nos volvemos infelices. Así iniciamos un nuevo ciclo, fijamos nuevas expectativas, salimos corriendo nuevamente, hasta que nos reencontramos con la insatisfacción. Este es el ciclo que lleva nuestra vida: Euforia, Expectativa y finalmente Decepción. Pero, ¿por que nos empecinamos tanto en seguir decepcionándonos, cuando podemos vivir plenamente, sin sufrimiento y dolor? ¿Cómo es posible que nos importe más vivir para lo de afuera y no para lo de adentro? ¿Por qué nos empecinamos en acumular bienes, cuando en realidad deberíamos atesorar Amor? No hay un motivo aparente y válido para tales sucesos, solo un gran número de excusas que nos dan vía libre y una salida por donde huir de nosotros mismo. Es como una gran puerta con una enorme luz que, cuando nos disponemos a abrirla para adentrarnos en nuestro interior, se enciende y podemos leer: “SI ENTRAS AQUÍ TAL VEZ DESCUBRAS ALGO DE TI QUE NO TE GUSTE”. Al verla salimos corriendo hacia “Nuestro exterior”, volvemos a ocuparnos de lo mundano y banal y seguimos, con las anteojeras puestas, corriendo por la senda de la vida en contramano, sin cinturón de seguridad, con las luces apagadas y a altísima velocidad, hasta que finalmente chocar se torne inevitable. Lo que mayormente obviamos son las cientos de diferentes señales que se nos presentan en el camino, una enorme cantidad de luces se encienden delante de nuestros vedados ojos y tan solo no podemos verlas, estamos tan ocupados por “llegar” que nos perdemos las indescriptibles bellezas del maravilloso paisaje que acontece a cada instante ante nosotros. Todos somos caminantes transitando la vida, vamos recorriendo el camino en busca de la felicidad anhelada. Si tan solo camináramos atentos a las maravillas que nos presenta el camino, si tan solo camináramos observando el paisaje, si tan solo camináramos sonrientes y alegres, si tan solo camináramos… La verdad es que corremos tras de todo, como queriendo alcanzar aquello que se torna efímero a causa de las expectativas creadas, buscando más adelante un poco de satisfacción, siempre más adelante, postergando y postergando en el eterno juego de “lo mejor es lo que vendrá”. Desechamos la oportunidad de disfrutar el ahora; corremos desesperados sin saber detrás de que, sin la más mínima idea de lo que queremos, seguimos a las masas solo porque así nos enseñaron; lo que está bien y es aceptable es solo aquello que la mayoría cree que ES. Vamos rápido y nos justificamos diciendo: “el ritmo en que se presenta la vida es así”…”Mi trabajo es así”…”No me queda otra que aceptarlo”. Cuando tendremos tiempo para preguntarnos: ¿De donde vengo y adonde voy?, ¿qué he venido a darle a la vida? ¿Qué quiero para mi vida? Dejar de identificarse con ideas o parámetros y decidir Ser de acuerdo a nuestros propios deseos, escuchar nuestro corazón y mantener firme nuestro propósito es el verdadero camino, es un camino de vuelta, de regreso a nosotros mismos, un camino hacia el interior de nuestro ser. El verdadero camino es aquel que hemos de recorrer en nuestro más ansiado regreso a casa. Hemos olvidado lo que somos y solo podremos recordarlo si nos enfrentamos a ello, si perdemos el miedo a hablar con nosotros mismos, si nos atrevemos a SENTIR aquello que viene de lo más profundo del corazón. Si estás perdido en el camino, si te


sientes cansado de caminar sin llegar a ningún lado, si sientes que nunca llegas y que vas como “un burro detrás de la zanahoria”, si éstas desahuciado y piensas que tu vida es así y que nada puedes hacer al respecto; es hora de que comiences a observarte y emprendas con entusiasmo el maravilloso viaje de regreso que te sumergirá en las profundidades del Ser y te llenará de satisfacciones, pues no hay un mejor lugar donde podamos estar que aquí y ahora en armonía y alineados con nuestra esencia. El verdadero camino es el del Amor, es donde nos manifestamos como seres llenos de Amor para dar, libres para ser quien realmente somos y sin la inútil necesidad de justificarnos constantemente ante los reclamos de los demás. En el camino del Amor te das permiso para ser feliz, para entregarte a cambio de nada, para Dar sin esperar a cambio, para vivir libre de conflictos y preocupaciones, para aceptar aquello que te es dado, para transformar tus crisis en aprendizajes, para transformar los tropiezos en enseñanzas. Te decides a cambiar impulsado por la fuerza de la energía que llevas dentro, empujado por el soplo divino del Espíritu. Te decides a perdonarte y a perdonar a los demás, eliminas el juicio, dejas de controlar y controlarte, vives sin miedo pues el miedo no te pertenece. Cuando “vives el Amor” no hay nada que temer. Todos llevamos dentro la capacidad de desarrollar al máximo las potencialidades con la que estamos dotados y que configuran las armas que hemos traído a ésta vida y de las que podemos servirnos a cada instante y en cada ocasión, nos pertenecen y están allí para ser utilizadas, son tus cualidades innatas, son la intuición, la imaginación, la creatividad, la comprensión, la iluminación, la fuerza, etc. Son tus “MEDIOS” y no deben convertirse en tus “MIEDOS”, haz de ellos un puente que te conduzca hacia donde quieres llegar, haz de ellos un instrumento con el que toques tu mejor música, nadie debería irse sin antes haber tocado toda la música que lleva dentro. Cuando decidimos conectarnos más con lo que llevamos dentro y nos bajamos del tren de la locura que configura el marco de la época en la que nos encontramos, donde la mayoría de las personas viven pendientes de sus posesiones materiales, en la búsqueda afanosa por incrementar sus bienes, en un penoso ámbito de violencia, agresividad y stress, es en ese momento cuando afloran nuestras emociones más sutiles. Nuestros radares más potentes se activan y dejamos de ocuparnos de superficialidades y banalidades del “mundo exterior” (todo aquello que está fuera de nosotros mismos ) para comenzar nuestro camino de retorno a casa, a nuestro interior, dejamos de ser seres “netamente racionales” y le damos permiso a nuestras emociones para que emerjan de las profundidades del ser. La razón y la emoción deben encontrar su equilibrio, su punto de armonía que solo puede manifestarse cuando la razón conoce la verdadera esencia de la emoción, cuando te vacías por completo de la “basura” que llevas dentro y con la que te has contaminado, solo cuando te vacías puedes volver a llenarte con lo que eres. Mente y Emoción deben permanecer armónicas, así como una balanza permanece inmóvil y equilibrada solo cuando sus platillos están vacíos, así debe permanecer a la espera de ser cargada con el peso de la existencia.


Eres caminante y camino, eres el todo y la nada al mismo instante, eres la conjunción más anhelada, eres la unicidad que desintegra por completo la dualidad que condiciona tu estado de sutileza. Eres caminante y camino te invita a reconfortarte en tu estado de vitalidad interior que late fuertemente y en la universalidad toda llena tu existencia del más sabio conocimiento profundo. Cuando nos des-identificamos con la esencia, cuando nos vemos como seres individuales y separados del resto, nos perdemos en nuestra incapacidad misma de sentir la fuerza creadora del Universo dentro de nosotros. Perdemos contacto con la fuente y en la des-conexión misma nos alejamos de la sabiduría que inunda nuestro Ser de divinidad y magia. Se desnivela la balanza sagrada que llevamos como base fundamental del equilibrio necesario para llevar una vida alineada con el sendero que marca nuestros horizontes. El Ser se ve agobiado por la opresión de lo mundano y, perdido en la niebla de su desazón, busca desesperado consuelo en cualquier tipo de “terapia alternativa” que le solucione su problema existencial. Ahogado en su pena camina por caminos errantes y busca fuera lo que lleva dentro, intrínseco y grabado en su memoria como esencia. Fascinado por las brillantes luces de lo externo y novedoso se entrega mansamente a la cruel agonía que acabará con su identidad, desintegrando así las bases de su esencia y convirtiéndolo en un “caminante dormido”, encandilado por los faroles que visten de penumbras las densas nieblas que opacan su corazón. Como ser incapaz de ver con los ojos del Alma, en tu ignorancia de pensamiento, como en estado de ensueño, te pierdes de los secretos más bellos de la creación, no puedes ver aquello que no sabes y conviertes en extrañas figuras los deleites que la vida tiene para ti. Desperdicias tus días mirando sin ver, y las puertas de tu corazón permanecen cerradas a los insistentes intentos del mensajero por entrar en ti y entregarte el legado que te despertará a la perfección. La vida no es lo que parece, no comienza cuando naces, no termina cuando mueres, la vida tiene secretos guardados en el cajón de sus recuerdos más verdaderos, que atesora y cuida amorosamente, pero que anhela que tú descubras cuando desvistas tus ojos del vendaje con el que las tristezas y las penas te han cegado. Así te deleitarás con el maravilloso paisaje que cada suspiro de la existencia creó para ti. Como el viento suave y delicado que te traspasa de lado y aún así no puedes ver sus formas, como el viento es el espíritu que se posa sobre tus hombros para cantarte sus dulces canciones. Como el viento, aunque invisible, te llena de su fresco aliento y con sus dulces melodías acalla todos tus males. No puedes verlo, aunque sientes su presencia, sus susurros y sus silbidos, sus silencios de retirada y sus bullicios de arremetida, eso es el Espíritu mismo, como el viento que encalla en los puertos de los rincones del Alma, como el viento que trasporta el fresco aroma de los jazmines, como el viento que sacude y bambolea los tiernos brazos del sauce de tu corazón. Como el viento es el Espíritu.


Ser y transformarte en el camino Ser no significa la ausencia completa de la mente en lo cotidiano, la mente debe articular la acción aunque solo en el plano de lo concreto y exclusivamente en el tiempo presente. Ciertamente creo que nos movemos en la irrealidad de la mente, en lo impredecible de lo que vendrá, la inacción marca nuestros pasos cuando dejamos que el mundo de los pensamientos, a modo de expectativas, colmen nuestro transito de un continuo sinnúmero de fantasías que se presentan ante nosotros como la única realidad posible cuando en verdad se trata de la más grosera ilusión y cruel mentira. Hay personas que dicen SER pero no son, hay quienes muestran hacia afuera lo que desearían ser, otros aparentan ser, esto denota la confusión habitual por la que transitamos cuando buscamos fuera lo que está dentro. El ser humano es un Ser íntegro por cuanto necesita, para su viaje de aprendizaje por el mundo material, de la integración de todas sus partes, cuerpo, mente, alma y espíritu, logrando así la perfecta coordinación de sus sentidos, la optimización de sus recursos, la armonía deseada en todos los niveles que conforman al Ser y la completa identificación con el verdadero sentido de la unidad como principio básico de comprensión de toda dualidad. La inacción que solemos adoptar no es más que la acción en falso, sin sustento ni asidero, la inacción como la conocemos habitualmente es la acción del pensamiento disparada por la ardua necesidad de querer resolver cuestiones que aún no se manifiestan en el mundo de las formas. Abandonemos nuestro estado expectante y latente, abordemos el maravilloso mundo de la acción a través de la puesta en marcha de cada uno de nuestros propósitos; si creemos que cada uno de nosotros estamos dotados de esa magia que es capaz de concretar todo aquello que se propone, si creemos que somos seres únicos y que dentro llevamos el fuego que enciende todo deseo y lo convierte en realidad, así todo será posible. Lao Tse nos dice en uno de sus versos del Tao te Ching “El Tao es inactivo, pero no deja nada por hacer” […] Si prestamos atención a ésta sorprendente paradoja podemos advertir que trasmite exactamente lo opuesto a lo que nos han enseñado. No hagas nada que todo se hará. Sin embargo lo que quiere decirnos es que dentro nuestro habita un Ser capaz de todo, al que debemos liberar, debemos permitirnos observar y participar de la existencia desde nuestro más profundo estado de conexión y sutileza, el Universo seguirá siendo, las flores seguirán creciendo, el sol seguirá saliendo y el viento seguirá soplando, solo déjate llevar por lo que eres, solo sé y no habrá nada que no puedas hacer. La inactividad que refiere el Tao es la vacuidad, el silencio, tu encuentro, la creación del espacio que te permite fluir y manifestarte en lo concreto con total participación, integridad y atención y asimismo sin interrupción y sin caos. Sin contaminar lo que tocas, sin intentar ser, simplemente siendo, pues cuando lo intentas te alejas de tu naturaleza más profunda que dice que YA ERES sin necesidad de esforzarte por conseguirlo. Comprende esto: “Mientras permaneces en silencio, inmóvil, fiel testigo de ti mismo y en la perfecta quietud, un sinnúmero de eventos tiene lugar en ti y más allá de ti”. Cada una de tus células está creando. Tu aliento viene y va, una y otra vez. Tu corazón sigue latiendo y bombeando sin cesar y todo ello ocurre en tu interior mientras buscas


que nada suceda. La tierra sigue girando y rotando y trasladando su eje. Nuevos planetas se forman, nuevas estrellas nacen cada segundo y otras tantas mueren al mismo instante. La hierba sigue creciendo y el viento no cesa de soplar. Todo ocurre mientras nada ocurre. No existe manera de no Ser parte de esta danza. Solo la inexistencia te privaría de ella. ¿Acaso no ves que eres tú quien da sentido a la existencia? Cuando decides Ser, olvidas por completo los caprichos de la mente en su obstinado afán por convertirte en su esclavo. Potencias tu energía transformando la ansiedad en mera sutileza y flotas por el aire ante la imperceptible presencia de una suave brisa Cuando decides Ser te despiertas sonriente y te duermes en paz, celebras que estás vivo y plenamente presente para disfrutar de un nuevo día. Cuando decides Ser te deleitas y maravillas de la creación manifestada en cada pequeña cosa que existe a tu alrededor, eres partícipe directo y activo del continuo movimiento que sucede ante tus ojos, bailas la danza del Universo al compás del latir de tu corazón contento. Cuando decides Ser te aceptas, te conviertes en el único responsable de tu presente, te dejas llevar por la aguda certeza de la Intuición, te conviertes en un experto en cualquier arte, desbordas de alegría y tu luz encandece a todo aquel que se topa contigo en su camino. Cuando decides Ser sabes con total seguridad que eres capaz de bajar las estrellas con tan solo estirar tu mano, puedes unir el cielo con el mar, pues tu Amor mueve montañas, hace vibrar la tierra entera y desborda energía infinita hacia la totalidad de la existencia. Cuando decides Ser fluyes en la más divina de las oleadas de gracia, como si un soplido de Dios fuera el que impulsa la vela del barco que timoneas totalmente seguro de cual es tu destino, conoces el camino pues se te hace conocido, ya no hay sorpresas para ti y nada te perturba, has despertado del letargo; finalmente se han abierto los ojos de tu corazón se. En la más mansa calma reside tu mayor fuerza, la paciencia es tu espada y la armonía tu escudo, no existe nada que se te resista, no hay lugar para las dudas ni espacio alguno que deje entrar la más mínima inseguridad. El ojal de una aguja es más grande que tu Ego. Logras moverte como el viento y tu vuelo, por donde sea que andes, jamás pasará desapercibido. Dejarás huella en todo aquel que tenga la gracia de tu presencia y sabrás con una extrema e inmensa exactitud que tu misión es el Amor. Cuando decidas Ser, tu visión se hará clara, tu horizonte será el infinito y tu energía será el inagotable manantial que abastece el motor que impulsa tu Alma. Cuando decidas Ser sentirás que nada más necesitas pues todo ya te ha sido dado y llenarás de grandeza hasta la más mísera pequeñez, pues serás la antorcha que dé luz a quien deambule por las tinieblas, serás la fuerza, la brújula, el modelo, la guía y el sendero mismo. Cuando decidas Ser serás el camino y el paisaje, el cielo y la tierra, el día y la noche, el sol y la luna, serás todo en la unicidad y con el todo te fusionarás para convertirte íntegramente en el Universo mismo. Cuando decidas Ser serás la completitud y la integración, serás faro en alta mar y tu luz irradiará tan fuerte que deslumbrarás a los visitantes que pretenderán arribar al estado en el que tú brillas. Cuando decidas Ser, serás costa de infinitos mares, valles de toda montaña y oasis de todo desierto. Como un sabio amarás al silencio y como un Romeo enamorado sabrás que no hay vida sin Amor y que la vida es el Amor y en tu representación más viva de la alegría de vivir, serás capaz de dar Amor en inagotable medida y sin fronteras. Cuando decides Ser indefectiblemente decides Dar. No hay camino de retorno, no hay


equívocos ni bretes, no hay engaños ni dualidad. Ser es tan sublime que todo lo demás se vuelve una vil mentira, una cruel ficción digna de ser abandonada más rápido de lo que parpadeas. Al fin abres tus ojos a la única realidad posible, a la realidad en la que Eres lo que has venido a Ser y. sin dudarlo un instante, Das continuadamente sin esperar a cambio. Cuando decides Ser, decides tomar al fin la mejor decisión de tu vida y condicionas todo lo demás a tu nuevo nacimiento. Das lugar a lo autentico y esencial que habita en ti y pones luz a las sombras hacinado de cada uno de tus momentos tu mejor, único e irrepetible momento. Haz de ti un instrumento de Amor, un medio para que fluya la eterna gracia divina a la que has de despertar cuando decidas Ser.

Vivimos en un Universo sincrónico Abandona tus creencias acera de las casualidades, da un paso hacia lo causal y dos para vivir en la sincronía. Creer en las casualidades nos obliga a vivir una vida signada por lo fortuito y totalmente ajeno a nosotros, creer en lo casual es vendarse los ojos y eludir cualquier responsabilidad emergente de nuestras acciones, nos aleja del compromiso que debemos asumir con nosotros mismos de Ser creadores de nuestra propia realidad basada en nuestro llamado interno a cumplir con nuestra misión de vida. Tu primer paso El orden causal de los sucesos es la base de la filosofía budista. En el Sermón de Benarés, Buda Sakyamuni nos revela, a través de su discurso conocido como de las Cuatro Nobles verdades, que existen cuatro verdades fundamentales: -La primera de ellas era una verdad para ser aceptada: la verdad de que la vida es sufrimiento y dolor. -La segunda era una verdad para ser comprendida: la verdad de que hay una causa del sufrimiento y dolor. -La tercera era una verdad para ser creída: la verdad de que es posible erradicar la causa del sufrimiento y dolor. -La cuarta era una verdad para ser practicada: la verdad de los ocho caminos que erradican la causa de sufrir y conducen a la liberación. Éstos son: 1-Conocimiento recto de las cuatro verdades. 2-Actitud recta para mantenerse alejado de los deseos, del odio y de la malicia. 3-Palabra recta: lenguaje prudente y sincero. 4-Acción recta, que comprende la vida moral. 5-Ocupación recta, ganándose la vida sin molestar a los demás. 6-Esfuerzo recto, reprimiendo los malos impulsos y fomentando los buenos. 7-Pensamiento recto, esforzándose por conocer la verdad sin apasionamientos. 8-Concentración recta, a través de la intensa meditación que libera.

Éste discurso revela una enseñanza trascendental y muy importante basada en el transito de un camino de orden espiritual que debemos recorrer en un viaje de interiorización


que finalmente nos conducirá a la liberación. Buda se refería a la causa fundamental del sufrimiento representada por el apego que nos mantiene viviendo una ilusión constante en nuestras vidas y nos aleja cada vez más de nuestro verdadero camino, imposibilitándonos de esa manera de permanecer en estado de conciencia, lo que no es ni más ni menos que el desconocimiento absoluto de esa verdad. La principal causa del sufrimiento humano, según ésta filosofía, es la imposibilidad que padecemos de aceptar y reconocer como válida ésta verdad fundamental. De aquí el concepto de causalidad como punto de partida del sufrimiento. Los principios enunciados por Buda Sakyamuni no son lecciones u órdenes sagrados sino más bien enunciaciones basadas en la perfecta observación. Estas observaciones nos ponen de cara al concepto de responsabilidad despojándonos de cualquier intento por querer encontrar “culpables” en el exterior o lo externo ya sea en los otros, en un Dios castigador o simplemente en la casualidad. Ser responsables de nuestras acciones implica saber que cosecharemos de aquello que hemos sembrado y que si es amor, bondad, generosidad y compasión recibiremos del Universo multiplicado por cien sin haber pedido nada a cambio. Mi apreciación acerca de estos conceptos es que una vida con “plenitud espiritual” es una vida de perfecta reconexión con nuestros orígenes, con nuestra fuente de creación o Dios, una vida basada en una competa aceptación de lo que somos y de un perfecto reconocimiento de lo que hemos venido a hacer aquí. Tu segundo paso En el Universo todo sucede al mismo tiempo. Si dejas que tu mente creativa entienda esto, sabrás que en la vida no suceden acontecimientos aislados o en forma lineal, sino que hay una simultaneidad de sucesos que se conjugan en un determinado momento y que dan origen a las “Coincidencias” que experimentamos frecuentemente. Si te das cuenta de que las cosas que pasan en tu vida tienen un sentido más allá de la mera casualidad, y si observas que cada cosa que te ha sucedido ha sido lo que has necesitado y que el momento en el que ocurrido fue en el mejor momento que pudo ocurrirte, si aprendes a “ver” las cosas como una señal del Universo, como un mensaje en medio de la turbulencia diaria que atravesamos en nuestra vida en sociedad, si logras esto entenderás la sincronicidad. A través de nuestros sentidos percibimos la realidad tal cual es, haciendo caso omiso a la maravillosa existencia de hechos que suceden simultáneamente y que solo pueden ser descifrados si utilizamos “nuestra conciencia” despierta y atenta a todo movimiento por más sutil que sea. Se conciente de que eres dueño de tu tiempo y que detenerte un instante a “interactuar” con el medio solo requiere de tu habilidad para observar. Descubrirás un sincrónico mundo de movimiento coordinado y de sucesos no fortuitos que te rodean a diario. Detrás de cada uno se esconde un mensaje para ti. De hechos sincrónicos estamos rodeados continuamente, lo inesperable se torna realidad y la realidad surge de lo inesperable. Cada cosa que te sucede tiene su origen en una simultaneidad de variables que se conjugan y se convierten en tu realidad. Jung lo definió como «la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal». «Así pues, emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar»


Presta atención a los sucesos que parecen casuales y aprende a interpretar las señales que aparecen en tu camino, observa y obsérvate, eres el observador y el observado. Todo en éste mundo esta signado por el movimiento, por la ininterrumpida actividad energética, por la continua acción, de modo que todo lo dicho se convierte en una mera expresión de deseos cuando nos quedamos en las palabras, el cambio conlleva la acción y la acción contiene al cambio, así pondrás en movimiento el cambio. Lo sabes, entonces tienes el conocimiento, lo aplicas, entonces tienes la sabiduría.

El espejo del Alma Quita la herrumbre que cubre el espejo de tu Alma y te impide ver el reflejo de su magnificencia y pureza. Creer que eres tu quien guía tu vida te ha mantenido en un estado de ilusión permanente, has dado el comando de tus naves al ego y resignaste a tu Alma de su misión innata, la de llevarte de regreso a tu fuente por el camino del Amor. Reconocer la existencia un de Propósito para el que has sido creado te hará libre de las ataduras que impiden que zarpes al océano de la divinidad y te fundas en el como gota divina, gota sin la que ése océano estaría incompleto, tan incompleto como tu estás cuando niegas tu Alma. El espejo del Alma es un pasaje a tu libertad, es la llave que abre todas puertas que conducen a la eternidad, es la clave para vivir una vida llena de Inspiración y en plenitud, alineada a la energía divina que proviene de lo más profundo de tu Ser y que no es más que la energía con la que el soplo divino de Dios te ha llenado de vida y te ha convertido en su imagen y semejanza para que camines por la senda de tu actual existencia en busca de tu libertad. Esa voz interior que te clama y te invita a seguir los pasos que tu Alma a dejado marcados cuando se poso sobre ti como huellas de fuego sobre la nieve, es la voz de tu Conciencia divina que conoce todos los secretos de la existencia y que sabe exactamente como llevarte de regreso al puerto por donde zarpan los barcos alados que transportan a quienes despliegan su esencia por caminos de Amor contagiando a quienes se cruzan en su camino. Eres caminante y camino, eres tu y tu Alma, eres esencia de vida y puedes derramar infinito amor por doquier. Eres el espejo y su reflejo, eres el sol y la luna, eres el cielo y la tierra manifestada en una forma que has elegido para tu existencia. Cuando aceptes que no hay nada que te falte para estar completo, pues lo tienes todo, es la completitud misma que se ha manifestado en ti como uno rayo de luz. Eres el rayo de luz que se esparce desde el infinito y que es capaz de iluminar todo lo que se proponga, brilla en tu oscuridad, eres como una luciérnaga en la noche, provienes de la luz, llevas la luz a donde vas y es la luz quien te distingue y te hace único. Acaso el sol se ofendería por ver brillar a la luciérnaga, Dios sabe quien eres y que has venido a hacer en ésta vida, el te ha dotado del mapa de rutas, la brújula, las provisiones para tu viaje y te ha fijado un destino a modo de final feliz en tu reencuentro con tu esencia como arribo de llegada. De ti depende como dirijas la antorcha que se ha depositado sobre tus manos para alumbrar el camino, tú decides a que ponerle luz


acorde orientes tu mano. Si diriges la luz hacia tu interior tomarás el atajo más directo hacia la eternidad. Dentro de ti está aquello que buscas, aprende a escucharlo. Debes comprender que el camino más corto es el que menos te aleja de ti, el que te deposita directamente en el centro de tu corazón, allí es donde está la verdadera esencia, el verdadero conocimiento, allí estás tú.

Cuando creas eres creado Cuando observas de verdad, creas verdad y la verdad es la belleza y la belleza eres también tú, porque aquello que creas es también creador de quien lo creó. La forma en que te manifiestas al mundo es el reflejo del mundo manifestado a través de tu forma. A pesar de sonar a sinsentido, esta frase encierra una gran verdad. Aquello que ofrecemos a la existencia es producto de todas las conjunciones que contribuyeron a nuestra ceración, nos forjamos según como nos ha impactado el reflejo de todo lo que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida, ya sean nuestras relaciones y vínculos, nuestros aprendizajes y conocimientos, nuestras emociones y toda otra vivencia que hayamos tenido. Al mismo tiempo permanecemos constantemente emanando manifestaciones que crean nuevas “formas” y así contribuimos nosotros al resto de la existencia. Puede que a estas alturas te encuentres más mareado aún. Pongamos un ejemplo: Sales a caminar por el parque, es un hermoso día soleado y cálido. Mucha gente ha decidido pasar un día al aire libre además de ti. Mientras caminas observando a los niños jugar y a los perros correr tras los niños agradeces por estar allí en ese momento tan maravilloso de unión entre la naturaleza, los niños, los perros y tú. De repente te viene un pensamiento: si yo no hubiese venido al parque hoy el parque se huera privado de mi tanto como yo de él. Y continúas: Claro también me hubiera privado yo del sol, de los niños, de los perros y del paseo; claro que todos ellos se habrían privado también de mí. Te detienes un instante y caes en la cuenta, de modo repentino, de que es cierto que tu ausencia hubiera creado otra realidad en el Parque, estaba todo menos tú. Y agregas: también hubiese sido una ausencia para mí, yo en otra situación sin el Parque y todo lo demás. Espero que a estas alturas vayas entendiendo hacia donde quiero llevarte. Mi intención es que te veas como el creador de tu propia realidad. De hecho es así y más aún te digo que sin tu presencia nada más existe. Eres el condicionante de la existencia, si existes, todo existe; si no existes, nada más existe. Depende de un brevísimo instante en el tiempo, de un pensamiento tan solo que defina tu realidad. El pensamiento es más veloz que la luz, imagina entonces cuan sutil es la línea que divide lo que piensas de lo que creas como tu realidad. En el momento en que eliges, la creas y cuando así sucede ella también te está creando a ti porque serás su reflejo al llenarte de ella, al participar de ella y ese momento es un momento de co-creación. Es posible crear una nueva realidad cada vez que elijamos mirar diferente. Es posible cambiar cada aspecto desagradable de nuestras vidas con solo modificar el pensamiento que lo sostiene. Todo proceso de creación se inicia con un pensamiento que es disparado por nuestra mente. Si cambiamos la forma de ver las cosas plasmaremos delante de nosotros una realidad acorde a esa mirada.


La co-creación comienza cuanto te vuelves conciente de tu unidad al todo, eliminas el estado de separatividad. Tanto creas tu realidad como ella te define a ti y te va llenando de vivencias que suman en la cuenta de cada uno de los pedacitos de existencia que conforman tu presente, lo que hoy eres. Creas y eres creado, das y recibes simultáneamente, eres caminante y camino. Si un solo pensamiento es capaz de crear una realidad imagina lo que cientos de pensamientos dañinos pueden hacerle a tu vida y cual será la realidad que se cree delante de ti a partir de ellos. De aquí la vital importancia de cambiar el rumbo de nuestros pensamientos, de darle a la mente el uso adecuado para sacar el mayor provecho de ella. No se trata de que la mente sea el problema, esto quiero que te quede bien claro, el verdadero problema es el uso que hacemos de ella, es la forma en que permitimos que ciertos pensamientos nocivos se apoderen de gran parte de nuestros circuitos cerebrales conformando infinitos condicionamientos que, por programación automática, terminen por convertirnos en desechos tóxicos producto del proceso defectuoso del pensar y del sentir ¿Acaso le has puesto freno a tu mente alguna vez? Día y noche corres libre por los campos de la imaginación sembrándolos de dudas y confusión. Y agrego el proceso de sentir a éste esquema porque con pensamientos condicionantes automáticamente creamos emociones condicionadas. Sufro porque “creo” que de ese modo voy a lograr cambiar algo de lo sucedido, porque la mente ha quedado “enganchada” a pensamientos atemporales. Me quedo pegado a situaciones del pasado porque pienso erróneamente que una forma de redimirme es sentir culpa y sufrir a consecuencia. Así se crea lo que se conoce como el circuito vicioso del pensar y del sentir. Pensar condicionante, sentir condicionado. Seguramente has oído hablar mucho del “apego” pero nadie jamás te ha dicho que el verdadero apego es que se produce entre tú y tu mente con sus pensamientos “libres de freno”. El apego no tiene nada que ver con tus vínculos personales ni con otras personas. Lo mismo sucede con los pensamientos acerca de lo que vendrá. Cuando atamos nuestra vida al momento próximo vivimos en la ilusión de los momentos que vendrán, que son irreales porque no se han manifestado. Anhelamos hacerlos nuestro presente pero eso es imposible, el presente es solo éste momento, nunca un momento siguiente. Como el futuro nunca es lo que esperábamos nos frustramos por la expectativa creada, así se contamina el sentir. Si deseas crear para tu vida abundancia, paz, Amor y Felicidad, ocúpate primero de erradicar completamente y de raíz todos los pensamientos que privan a tu mente de sentirse saludable. Su estado normal y natural es el de perfecta armonía con el presente. Ponle por favor un freno. Ocúpate en detener su continuo proceso que oscila entre recuerdos e imaginación. Cuando así lo hagas verás como cortas el circuito contaminado del ciclo pensar y sentir, lo que te quitará de encima las pesadas cargas que te has impuesto al vivir emocionalmente intoxicado a causa de tus pensamientos contaminados.

Por Alejandro D. Gatti


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