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a帽os
Instituci贸n Universitaria
Pascual
B ra v o
Andy Warhol Andy Warhol Andy Warhol Andy
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Índice Pascual a través del lente Señalizando la u El efecto warhol Técnicas in: acuerela Pazcualino entérate
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Editorial Coordinadores del proyecto:
Sandra García - Diseño editorial lyda Agudelo - Fotografia a color Silvia Vera - Imagen corporativa Lius Fernando Cardona - Señalización Julian Renjifo - Software de desarrollo web
Diseño y redacción:
Alejandra Bedoya Restrepo
Fotografia:
Alejandra Bedoya Restrepo
Publicado por:
Publicaciones Pascual Bravo
Noviembre 15 de 2013 - Edición N° 001
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Pascual a través del lente Efecto HDR
L
as imágenes HDR son un conjunto de técnicas que permiten un mejor rango dinámico de luminancias entre las zonas más claras y las más oscuras de una imagen. La fotografía de alto rango dinámico permite obtener imágenes más acorde a las visualizadas por el ojo humano, esto permite a las imágenes HDR representar con más exactitud el extenso rango de niveles de intensidad encontrados en escenas reales, que van desde luz solar directa hasta la débil luz de las estrellas.
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FotografĂa por Alejandra Bedoya Restrepo
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Señalizando
La U U
na señal es un signo, un gesto u otro tipo que informa o avisa de algo. La señal sustituye por lo tanto a la palabra escrita o al lenguaje. Ellas obedecen a convenciones, por lo que son fácilmente interpretadas. Cuando se trata de símbolos, las señales están colocadas en lugares visibles y están realizadas normalmente
en diversos colores y formas. En el caso de los gestos, son hechas por las personas mediante las manos y los brazos. También hay indicaciones consistentes en banderas, utilizadas sobre todo en la navegación marítima, y señales luminosas, como las de los faros en las costas. Así mismo, una señal puede ser también la varia
ción de una corriente eléctrica u otra magnitud física que se utiliza para transmitir información. Por ejemplo, en telefonía existen diferentes señales, que consisten en un tono continuo o intermitente, en una frecuencia característica, que permite conocer al usuario en qué situación se encuentra la llamada.
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La tipografía y el contenedor usados en la serie de señales creadas para la institución universitaria pascual bravo está inspirada en el rediseño del logo propuesto para la facultad de diseño (pág. 19). El contenedor se compone por semicírculos y puntas en su mayor parte redondeadas, con el fin de generar una apariencia más amable ante las personas que se encuentre el campus.
C: 70,98 M: 17,65 Y: 0 K: 0 R: 52 G: 165 B: 222
Salones y talleres Amarillo:
C: 0 M: 64,31 Y: 93,73 K: 0 R: 238 G: 116 B: 23
C: 4,31 M: 25,49 Y: 92,16 K: 0 R: 245 G: 192 B: 24
Directorio Verde:
Código Cromático
Naranja:
Código Cromático
Código Cromático
Azul:
Oficinas
Código Cromático
Baños
C: 47,06 M: 3,14 Y: 94,9 K: 0 R: 157 G: 192 B: 46
Características
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Tipo de señal: Señal de identificación
Tipo de señal: Señal de identificación
Tipo de señal_: De orientación y preventiva
Tipo de señal: Señal de orientación
Colocación: Adosada
Colocación: Adosada
Colocación: Adosada
Colocación: Colgante
Altura / distancia: -1,65 cm -A 25 cm de la puerta
Altura / distancia: -1,65 cm -A 25 cm de la puerta
Altura / distancia: -1,65 cm -A 25 cm de la puerta
Altura / distancia: -2 mts -CentradaW
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Se帽alizaci贸n propuesta para la Instituci贸n
El efe
Warhol Una mente innovadora 10
fecto L
a obra de Andy Warhol, que recorre todo el espectro de tecnologías disponibles durante la vida del artista, se encuentra indisolublemente ligada a “la leyenda de Andy Warhol”: ningún artista de su época —excepto Picasso— cargó junto a su nombre y obra un fardo tan repleto de anécdotas dramáticas y míticas. En el caso de Warhol —con alguna que otra excepción— las cosas no le sucedieron a él. Más bien sucedieron en torno a él. A pesar del curioso estatus de estar ausente en su propia vida, de alcanzar un voyerismo sofisticado “hablando a través” de la gente que recopilaba, y cuya vida privada se decía que no existía o que era casi imposible de penetrar, Warhol legó una de las obras más prodigiosas e influyentes de la historia moderna. Warhol hizo muchos autorretratos, pero ninguno tan impregnado de la manera en la que quería ser visto por los demás como The Shadow [La sombra], el cual incluyó en la serie de mitos del siglo XX, junto a las imágenes de Greta Garbo, Mickey Mouse, Aunt Jemima y otros. Warhol siempre fue el núcleo alrededor del cual las personas y los sucesos giraban. Un hombre que todo lo observaba y registraba, pero al mismo tiempo no hacía nada. Warhol no se “convirtió en lo que contempló”; más bien lo que eligió reproducir en el lienzo, en películas, en video o en grabaciones, se volvió un fragmento de sí mismo, una esquirla reveladora de su identidad. “Es muy duro mirarse en el espejo”, afirmó alguna vez en una entrevista, “allí no hay nada”. El Warhol que se ofreció a la mirada pública fue
una cons trucción elaborada, un disfraz con pelucas y vestuario, anteojos oscuros y maquillaje. Se podría decir que fue el inescrutable maestro de ceremonias de una eterna función de circo, función que cambió drásticamente de tonocuando Valerie Solanas, una escritora mentalmente trastornada, le disparó en 1968. Warhol sobrevivió, pero más de una tornada, le disparó en 1968. Warhol sobrevivió, pero más de una vez aseguró que sentía que ya había muerto. Después de haber ensalzado en la década de los sesenta a los marginales, a los drogadictos excéntricos y a las personalidades proscritas en sus numerosos estudios (llamados The Factory [La Fábrica]), Warhol fue descartando paulatinamente a todos los que sintió remotamente amenazantes. Se convirtió en un artista de negocios que e movía entre los muy adinerados, los mundialmente famosos, y se rodeó de un protector círculo de empleados de talante serio. Sin embargo, una cierta rareza subversiva, circense, siguió emanando del personaje Warhol y de su empresa. Adoptó la extravagancia propia de la fama, empaquetó su historia en una serie de libros que registran versiones contradictorias de su vida y de su época, circuló como un fantasma en los terrenos de los internacionalmente famosos y elegantes, y dejó un diario monumental y viperino, cuyo argumento da fe de un narcisismo extraño y abyecto. Este es, en unos pocos trazos, el Warhol que se convirtió en leyenda. Su obra, por otro lado, ha pasado a la historia, y aunque su contenido en ocasiones se funde con
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su mitología, constituye, sin embargo, algo más ambicioso: un compendio visual de las preocupaciones y obsesiones de la sociedad norteamericana de la segunda mitad del siglo XX. En la obra de Warhol, la transformación de la sustancia en imagen, de las personas en consumidores, de la realidad en algo invariablemente mediatizado a través de lo simbólico, se produce sin exégesis tendenciosas, sin excusas. Este es, en unos pocos trazos, el Warhol que se convirtió en leyenda. Su obra, por otro lado, ha pasado a la historia, y aunque su contenido en ocasiones se funde con su mitología, constituye, sin embargo, algo más ambicioso: un compendio visual de las preocupaciones y obsesiones de la sociedad norteamericana de la segunda mitad del siglo XX. En la obra de Warhol, la transformación de la sustancia en imagen, de las personas en consumidores, de la realidad en algo invariablemente mediatizado a través de lo simbólico, se produce sin exégesis tendenciosas, sin excusas. Diseñador magistral, y convertido en uno de los artistas comerciales más famosos de los años cincuenta, Warhol empezó a hacer arte pop a finales de esa década y después de su notoria exposición de latas de sopa Camp bell pintadas a mano en la galería Ferus de Los Ángeles, en 1962, se dedicó a la fotoserigrafía y a otros métodos de reproducción mecánica. En la práctica, Warhol borró la diferencia entre la fotografía y la pintura, así como el arte pop suprimió la diferencia entre el arte comercial y las bellas artes. Aún antes de dedicarse a hacer cine, Warhol había recurrido a las imágenes seriales para transformar en estrellas los objetos co tidianos de consumo como la salsa de tomate Heinz, y al mismo tiempo develar la banalidad del glamour encarnada en la reproducción infinita de imágenes de celebridades como Marilyn Monroe y Liz Taylor. La labor glorificadora y a la vez simplificadora de Warhol conllevó una observación prolongada de lo que los norteamericanos veían a diario. A la vez, sugirió que en la cultura de masas prácticamente todo se podía pasar bajo la égida artística y ser presentado como un producto elevado y degradado al mismo tiempo: las imágenes periodísticas de una desconsolada Jackie Kennedy justo después del asesinato de JFK, o la serie Death and Disaster [Muerte y de sastre], serigrafías de gente común saltando de un edificio o muerta en accidentes automovilísticos, negros atacados por perros policías durante motines raciales y, la imagen que es quizás más elocuente, la silla eléctrica de Nueva York, desocupada, en la cámara de ejecuciones, mientras un letrero en la pared superior derecha ordena silencio. La serie Death and Disaster registró la violencia de la década de 1960 con una severidad potente y aún más repulsiva a causa del color opulento y uniforme de su iconografía. Pero quizás sea más preciso decir que el tratamiento que Warhol le dio a la violencia capturó la creciente indiferencia de la sociedad norteamericana, su asimilación de los patrones cotidianos de conducta, creciente desde comienzos de la década de 1950, cuando los asesinatos masivos, los homicidios en serie y las masacres con métodos cada vez más novedosos y grotescos se volvieron comunes, tanto en esta sociedad como en sus medios de comunicación predominantes: la televisión y las películas de Hollywood. La serie Death and Disaster registró la violencia de la década de 1960 con una severidad potente y aún más repulsiva a causa del color opulento y
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Obra: self-portrait Andy Warhol
uniforme de su iconografía. Pero quizás sea más preciso decir que el tratamiento que Warhol le dio a la violencia capturó la creciente indiferencia de la sociedad norteamericana, su asimilación de los patrones cotidianos de conducta,creciente desde comienzos de la década de 1950, cuando los asesinatos masivos, los homicidios en serie y las masacres con métodos cada vez más novedosos y grotescos se volvieron comunes tanto en esta sociedad como en sus medios de comunicación predominantes: la televisión y las películas de Hollywood. En sus propias películas, Warhol concentró la cámara en la anomía y la psicopatología de las personas a su alrededor con la misma impasibilidad con que sus pinturas de bienes de consumo, de momentos impactantes difundidos por los medios de comunicación, o de estrellas de cine, aplanaron a todos los que cayeron bajo su mirada glacial, igualándolos en una especie de achatamiento. Las películas también encarnan al mismo tiempo una idea tomada de la música de John Cage —nada es aburrido si se le mira durante suficiente tiempo— y la noción de que la banalidad puede apropiarse de todo. En efecto, la obra de Warhol propugna una especie de desafecto, de vaciamiento de la sustancia emocional, de consumo indiferenciado e interminable de objetos y de personalidades. Andy Warhol lanzó un reto audaz a través de su arte. Como la figura pública que el a modeló para sí mismo, su obra presenta una pasividad desafiante, una indiscutible pero inexpresiva cualidad de “estar ahí”, presta a generar toda clase de interpretaciones y reacciones en el espectador. Sin embargo, en sus pinturas la cosa en sí no revela nada, no deja adivinar interioridad alguna, no emite un “mensaje” ni un aura discernible, no deja al descubierto su pertenencia a una jerarquía. En sus películas y videos, los actores están mudos o escupiendo con entusiasmo excesivo todo lo que les pasa por la mente, atrapados en las “situaciones” más inconcretas, de las cuales deben sacar el partido que puedan mientras sus personalidades reales se imprimen en el celuloide o en la videocinta. La lógica sugiere que el tema en el arte de Warhol era completamente arbitrario, pero casi lo opuesto es verdad. Aunque fue perfectamente capaz de sacarle partido al azar, sus obras estuvieron meticulosamente planeadas. El hecho de que hubiese adaptado la reproducción mecánica, hacía mucho más significativa la selección de las imágenes que decidía reproducir. Con frecuencia ubicaba a los actores en un espacio, prendía la cámara y abandonaba la habitación, con lo cual la decisión de qué gente filmar, adoptaba resonancias extrañas e inolvidables. En cualquier caso sabía que el objeto más insípido o una persona desequilibrada, de hecho se volverían interesantes para el espectador —no para todos, obviamente— a través de una especie de alquimia estética. Además, cuando algo definitivamente no funcionaba, siempre podía recurrir a la fascinación del tedio total como posición de reserva.
Un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener pero que él, por alguna razón, piensa que sería una buena idea darles. Andy Warhol
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Para algunos, estos procedimientos fueron producto del genio; para otros, indicaron el fin de la civilización. Varias décadas después, es posible percibir ambas cosas. Warhol contó con las reacciones enfurecidas de algunos críticos, consciente de que el escándalo que suscitaba haría que se hablara más de él y de su obra, que se les buscara más, que se les celebrara más. El efecto Warhol permeó hasta tal punto la actividad artística, el cine y la vida cotidiana, y el artista se convirtió en una figura tan aceptada en el mundo, que su trabajo inicial se comenzó a observar con cierta añoranza. Se hizo amigo de Jackie Onassis, de Liz Taylor y compañía, y el norteamericano común y corriente empezó a considerar “warholianos” los objetos del supermercado del barrio y la imaginería manipuladora de los medios masivos de comunicación, a los cuales les confirió la misma importancia que al arte en los museos. El objetivo del proyecto de Andy Warhol no fue otro que la transformación de la cultura norteamericana. Creo que es indudable que lo logró. Rompió todas las barreras entre la alta cultura y la cultura popular, hizo que casi cualquier tema o práctica gestual se volviese aceptable como “arte”, y se deshizo de todo lo que había separado la obra de arte del mundo de las mercancías. Convirtió el arte en un producto comercial como otro cualquiera, desdeñó la idea de que el arte fuese una emanación de la espiritualidad humana o de la subjetividad del artista, y transformó la actividad artística en una explícita operación de negocios. En este sentido, el éxito de Warhol obviamente no se puede considerar positivo sin algunas reservas. Convirtió el arte en una carrera, abierta no tanto al talento como a la sagacidad y la capacidad de mercadeo; dio cabida al cinismo desinhibido y al culto al éxito material en un mundo artístico cada vez más confiado en la velocidad de la producción y en la rotación del producto, en
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el descubrimiento incesante y agitado de nuevos “movimientos artísticos” y “estrellas”; y abrió las compuertas para que los nuevos ricos de gustos vulgares pudieran empacharse una y otra vez de basura de moda. Warhol ayudó a transformar el mundo del arte en un simulacro del mercado de valores, con sus burbujas y “correcciones”, sus alzas y sus ajustes. El arte dejó de ser el depositario de valores permanentes para transfigurarse en el nihilismo derogador de cualquier valor diferente del capital. Estas tendencias no desterraron del todo las ideas de gusto, de ambición estética y de propósito, ni las diferencias cualitativas entre una obra de arte y otra —si eso hubiera sucedido, no tendría mucho sentido que la gente siguiera dedicada al arte, a crearlo, a contemplarlo, a conservarlo—. La propia producción de Warhol es increíblemente desigual en lo que se refiere a la calidad. Incluso sus esfuerzos más audaces por aplicar al arte el rasero de todas las mercancías comercializables pueden ser valorados, en último término, según el éxito o fracaso relativo de sus obras individuales. Algunas de las influencias que Andy Warhol legó a la cultura de su época son sin duda lamentables, pero tiendo a creer que su labor consistió sobre todo en destapar ciertas tendencias ascendientes en la cultura, y en sus mejores obras encontró las metáforas perfectas para describir la naturaleza de una sociedad que atribuye las cualidades de la necesidad y la inevitabilidad a las obras maestras de arte. Warhol conoció a fondo la real sustancia de Norteamérica y las múltiples maneras en las que el resto del mundo se estaba convirtiendo en ella. Ahora que el dominio norteamericano en el mundo languidece, es un buen momento para revaluar el efecto Warhol, medir su impacto y apreciar su obra al margen de sus contextos mitológicos, tan extrañamente imperecederos. Obra: a set of six self-portraits Andy Warhol
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Ilustraci贸n por Noelia Stm
Técnicas in:
Acuarela L
a acuarela, en principio, ofrece una engañosa facilidad. Es una técnica seductora que utiliza sus múltiples atractivos para subyugar a muchos y la mayoría de las veces, de todos aquellos que alegremente han empezado a pintar con acuarela sin conocer la técnica, terminan desalentándose y dejando las acuarelas y pinceles en un rincón olvidados. Las acuarelas no se resuelven por fórmulas ni recetas maestras, mágicas invariables o con unos cuantos “trucos” que hemos aprendido
en algún taller o curso, sino que requiere un estudio y constancia rayando en la obstinación con el fin de conocer la técnica, para resolver, con ciertas garantías cualquier obra. En estos espacios no se pretende dar unos amplios conocimientos, ni ser ninguna obra de referencia, ni por supuesto abarcar todos los campos del conocimiento de la técnica de la acuarela, simplemente queremos que sirva de guía introductora para a principiantes.
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La acuarela es una pintura sobre papel o cartulina con colores diluidos en agua. Los colores utilizados son transparentes (según la cantidad de agua en la mezcla) y a veces dejan ver el fondo del papel (blanco), que actúa como otro verdadero tono. Se compone de pigmentos aglutinados con goma arábiga o miel. En sus procedimientos se emplea la pintura por capas transparentes, a fin de lograr mayor brillo y soltura en la composición que se está realizando. En Japón, la acuarela ejecutada con tinta es denominada Sumi-e. En la pintura china, coreana y japonesa ha sido un medio pictórico dominante, realizado frecuentemente en tonalidades monocromáticas negras o sepia. La acuarela está hecha de pigmento fino o tinta mezclada con goma arábiga para darle cuerpo y glicerina o miel para darle viscosidad y unir el colorante a la superficie a pintar. Un relleno sin pigmentar se añade al gouache para dar opacidad a la pintura. Toda acuarela palidece si se expone al sol, los colores permanecen cuanto más
calidad tienen los pigmentos. Es posible encontrar los colores en tubos o pastillas, en las dos formas se aprecian las diferencias entre pigmentos. La técnica transparente de la acuarela implica la superposición de lavados finos y se basa en la blancura del papel para obtener sus efectos y los toques de luz. A medida que se superponen más lavados el color se hace más profundo. El color de la acuarela se puede modificar añadiendo o quitando agua, usando pinceles, esponjas o trapos.
Ilustración por Noelia Stm
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Pazcualino entérate una nueva imagen
P
ara la institución universitaria Pascual Bravo es importante mantener una imagen actual y versátil que pueda mediante iconos simples, transmitir la esencia de cada carrera en la facultad de diseño. Los colores utilizados siguen siendo los que la ins
titución venía manejando con anterioridad para no romper con la imagen institucional previa; cada uno de ellos fue asignado a una carrera de manera muy específica, con base en las características y sensaciones que el color mismo aporta.
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C M Y K
C M Y K
42,75 0 0 83,14
R 167 G 201 B 76
Colores
Tiene un color frio, pues, al estar altamente ligadas a procesos lógicos y matemáticos complejos, es importante mantener la mente en calma para tomar decisiones de manera eficaz y asertiva. La forma que contiene el logo, representa una tuerca, para simbolizar la tecnología como un primer paso en esta carrera.
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70,96 12,16 0 0
R 41 G 172 B 227
Colores
Este color, permite que las personas puedan mantener cierto nivel de relajación, esto asegura mejores resultados en la toma de decisiones y más asertividad en procesos lógicos complicados. Las formas que contiene el logo, representan dos tuercas, una más grande que otra, la pequeña representa el proceso previo a la ingeniería, es decir, la tecnología.
C M Y K
0 20,39 85,88 0
R 255 G 205 B 47
Colores
Este color, busca activar la creatividad y el ingenio en los diseñadores, pues al ser un color tan cálido, brillante y energético, provoca una alta actividad cerebral. La forma que contiene el logo, representa el diafragma de una cámara fotográfica, pues, además de ser una de las ramas del diseño gráfico, ésta también genera formas fluidas que sugieren movimiento y una cierta libertad, características bastante sobresalientes en esta profesión.
C M Y K
0 55,89 83,53 0
R 241 G 138 B 53
Colores
Al ser un color cálido, incrementa la energía y despierta los sentidos, lo cual es importante en una carrera donde la creatividad es la materia prima. La forma que contiene el logo, representa un botón, pues a pesar de ser un elemento tan pequeño, a través del tiempo, en la industria de la moda se ha convertido en un componente muy versátil e indispensable.
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FotografĂa por Sebastian Bedoya
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ISSN 0120 - 0542
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