Libros y un cafĂŠ
Alejandra Noyola
En una noche donde la luna reflejaba tanta soledad... Daniel, un hombre de poesía y ciegamente enamorado, vaciaba su tinta y gastaba su pluma sobre aquel papel que reflejaba más de un sentimiento, más de un dolor, donde amaba y odiaba, donde moría y vivía por aquella hermosa mujer llamada Sofía.
Daniel conoció a Sofía en Beaney house of Art and Knowledge, era una biblioteca y galería de arte de la ciudad. Desde el primer día que Daniel vió a Sofía le pareció hermosa, iba a la biblioteca simplemente porque sabía que ahí, en cualquier rincón, iba a poder verla.
Al pasar los días se hacían más constantes sus visitas allí y se hacía más grande su atracción por ella, tanto así que leía libros que no le interesaban, con el simple pretexto de admirar su belleza, de verla sonreír en medio de una lectura o verla llorar con un poco de vergüenza porque algún hecho escrito le causó nostalgia.
Por su parte, Sofía siempre sintió curiosidad por el chico que se sentaba siempre cerca de ella, que pedía un café que nunca tocaba y leía libros diferentes cada día sin haberlos terminado..
Un día, Sofía decidió hablarle para preguntarle por qué nunca terminaba un libro y por qué pedía café si no lo tomaba. Así lo hizo, pero él no respondió a su pregunta, simplemente la invitó a una cena, y ella cortésmente aceptó, por pura intriga, porque Daniel le parecía muy misterioso.
La cita se llev贸 a cabo un dia de lluvia, muy frio para esa epoca de el a帽o, el la llevo a un restaurante muy elegante donde la comida era exquisita, pasaron horas y compartieron sus vidas como si se conociesen desde hace muchisimo tiempo, rieron, pelearon, discutieron como enamorados.
Con el tiempo se hicieron muy amigos y él fue enamorándose rapidamente y ella, aunque a un ritmo más lento, terminó amandolo. Daniel siempre fue un hombre de fiestas y la vida de universitario nunca le gustó mucho, estaba conociendo el mundo, sus matices y cambios pero luego de conocer a Sofía había dejado todo a un lado por estar con ella, por verla, por escucharla pasar las hojas de los miles de libros que ella realmente adoraba leer..
Él era la poesía que a ella nunca le habia interesado leer y ella era el libro que él querría leer una y mil veces. Daniel vivia por ella, por ver sus ojos y escuchar su risa. Ella nunca dio todo de sí, aunque lo amaba, siempre había cosas que para iban a ser más importantes que un hombre.
Luego de 8 meses de impaciente espera, Sofía recibió una carta de aceptación de Oxford, la universidad de sus sueños, emocionada preparó todo para irse a cumplir todo lo que un día se había propuesto, a ser libre y vivir su vida como siempre quiso, fuera de esa ciudad pequeña y vieja.
La noticia llego a Daniel por medio de una carta que llegó el mismo día que Sofía subió al avión. Daniel, que había dejado mucho de su vida por estar con ella, por dedicarle su tiempo, por amar a Sofia, se desmoronó al leer una pequeña carta que decía:
"Querido Daniel, quererte más no puedo, pero perderme más no quiero. Voy en busca de mi sueños, voy en busca de mi otra vida. No quiero hacerte daño, ni quiero que sufras por mi. Fui aceptada en Oxford y no tengo valor para decirte que me voy de frente porque me muero de dolor, pero es necesario para mi. Esta vida quiero inciarla sola. Te querré siempre y entenderé si no quieres saber nada de mí, pero antes quisiera saber ¿Por qué nunca te tomabas tu café y por qué todos los días escogías un libro diferente sin importar haber terminado el anterior? Nunca me lo contaste. Con cariño, Sofía. "
Esa noche de invierno el frío a Daniel le calaba en los huesos, no encontraba manera de expresar lo que sentía, simplemente un llanto desconsolado empezó a derramarse por sus ojos. Maldijo su vida y maldijo su amor por Sofía. La estaba amando pero también la odiaba. Sin importar tanto odio o tanto amor, él respondió su carta.
"Sofía, hubiera preferido que me dijeras todo de frente y por lo menos me hubieras dado una mejor despedida. Te amo como nunca amé y te amaré. Como nunca nadie amó; fuiste mi principio y ahora estas siendo mi final. Un terrible final. Respecto a tu pregunta, yo tenía una historia que contarte, un libro que regalarte, uno hecho por mí, donde respondía tu pregunta, pero ya no lo verás. Para cuando estés leyendo esta carta ya será cenizas y yo seré un alma vagabunda en otro mundo porque en mi historia no había final, pero con tu realidad lo cambiaste todo. Siempre tuyo, Daniel"
Esa noche Daniel decidi贸 quitarse la vida porque prefiri贸 no vivir a vivir con dolor toda su vida.
LXVI No te quiero sino porque te quiero y de quererte a no quererte llego y de esperarte cuando no te espero pasa mi corazón del frío al fuego. Te quiero sólo porque a ti te quiero, te odio sin fin, y odiándote te ruego, y la medida de mi amor viajero es no verte y amarte como un ciego. Tal vez consumirá la luz de enero, su rayo cruel, mi corazón entero, robándome la llave del sosiego. En esta historia sólo yo me muero y moriré de amor porque te quiero, porque te quiero, amor, a sangre y fuego. Pablo neruda