Programa de formación de dirigentes en gestión pública y social
Eje Teórico Conceptual
Módulo 1. Pensamiento nacional Autor: Dr. Francisco Pestanha Universidad Nacional de Lanús / Vicerrectorado / Campus Virtual / 2014
Universidad Nacional de Lanús Rectora Dra. Ana Jaramillo Vicerrector Dr. Nerio Neirotti Ministro de Educación Prof. Alberto E. Sileoni Secretario de Políticas Universitarias Dr. Ing. Aldo Luis Caballero Director Dr. Nerio Neirotti Equipo Formarnos
Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado
Aarón Attias, Maira Barrera Silva, Julián Di
Directora Nacional
Silvestro, Ezequiel Ivanis
Abog. Anabella C. Lucardi
© Universidad Nacional de Lanús UNLa Virtual Dirección Campus Virtual UNLa Prof. Laura Virginia Garbarini Programa de Formación de Dirigentes en Gestión Pública y Social Módulo 1. Pensamiento nacional Autor: Dr. Francisco Pestanha Procesamiento Didáctico: Esp. Amelia Negri Diseño Gráfico: Lic. Victoria Gilles Fernández, Esp. Andrea Gergich, DG Beatriz Acosta Marzo 2014
índice Índice de íconos
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Introducción
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1. Marco histórico nacional e internacional siglo XIX y XX
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1.1. Contexto Mundial 1870-1918...
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A.1. Actividad sugerida
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Multimedia
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1.2. La Argentina en transición. Las batallas de Caseros-Pavón. El roquismo
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1.2.1. La Batalla de Caseros
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Lectura sugerida
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1.2.2. La Batalla de Pavón
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A.2. Actividad sugerida
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1.2.3. El roquismo
A.3. Actividad sugerida
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1.3. La inmigración y la cuestión social
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A.4. Actividad sugerida
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2. Yrigoyenismo: auge y caída del primer movimiento de masas
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Multimedia
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2.1. Restauración del antiguo régimen. El antiimperialismo. FORJA
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Multimedia
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3. Pensamiento nacional
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3.1. Un pensamiento de y para la periferia
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3.2. Pensamiento nacional: una mirada sobre educación
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3.3. Revisionismo histórico: sintonía con el Pensamiento Nacional
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Lectura obligatoria
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3.4. Cultura Popular e Historicismo Revisionista
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3.4.1. Resistencia cultural
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3.5. Resistencia y cultura popular
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4. Voces de tres pensadores nacionales: Scalabrini Ortiz, Jauretche, Fermín Chávez
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4.1. Raúl Scalabrini Ortiz
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4.1.1. Lo multígeno
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4.1.2. Pluralidad de origen: un eje para abordar la cuestión de la nacionalidad
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4.1.3. Lo multígeno en el proceso de conquista de América
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4.1.4. Algunos fragmentos del pensamiento vivo de Raúl Scalabrini Ortiz
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4.1.5. La Revolución Cultural en Scalabrini Ortiz
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4.1.6. FORJA y Scalabrini Ortiz
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4.2. Arturo Jauretche
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4.2.1. La polémica
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4.2.2. Los “supertarados” y Arturo Jauretche
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4.2.3. Periodismo y medios
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4.2.4. Medios, periodismo y actualidad
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4.3. Fermín Chávez: Un matrero consagrado a la Historia
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4.3.1. Su infancia
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4.3.2. Su formación
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4.3.3. Obra y militancia
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4.3.4. Fermín y la Historia
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Como cierre
Algunos autores de la corriente del Pensamiento Nacional
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Ăndice de Ăconos
Actividad no obligatoria
Lectura obligatoria
Lectura recomendada
Para ampliar
Referencia interna
Multimedia
Para reflexionar
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Módulo 1. Pensamiento nacional
Introducción Uno de los fenómenos histórico-culturales más significativos que acontecieron durante el devenir histórico de nuestro país, constituye sin lugar a dudas, la emergencia de una corriente de pensamiento autodenominada como “nacional”. Surgida al calor de diversas experiencias de resistencia anticolonialista –durante el siglo pasado– esta corriente influyó con mayor o menor éxito, en distintas experiencias políticas que se propusieron ampliar las bases de inclusión social y obtener mayores niveles de autonomía económica y de soberanía política para nuestra nación. A través de este módulo nos proponemos entonces, introducir sus principales características, adoptando como marco teórico la interpretación desarrollada por el revisionismo histórico, corriente frecuentemente criticada por las diferentes escuelas historiográficas vinculadas a los ámbitos académicos del país. Sin embargo, como matriz de pensamiento, es la que nos permitirá analizar la influencia del contexto internacional en la Argentina de siglo XIX y principios de XX, y de qué manera influyó e influye en la conformación de relaciones de poder que se van configurando en la nueva Argentina. Ahora bien, para que puedan contar con un recurso que pueda facilitarles la ubicación temporal de algunos acontecimientos que mencionaremos a lo largo del recorrido propuesto, incluimos en esta introducción el enlace a Múltiples Voces del Bicentenario: dispositivo graficado como una línea de tiempo, que presenta la periodización interactiva de la historia argentina, desde la Revolución de Mayo al Bicentenario. Dicho recurso estará también disponible para su consulta, en el aula virtual.
Fuente: http://vocesbicentenario.educ.ar/
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1. Marco histórico nacional e internacional siglo XIX y XX Presentamos aquí una brevísima reseña histórica a partir de la cual damos cuenta del contexto social, cultural, económico y político en que la matriz de pensamiento argentino, llamada Pensamiento Nacional, alcanzó su cénit. Para ello analizaremos la inserción argentina en el mundo moderno bajo la forma de Estado agroexportador teniendo en cuenta el siguiente interrogante: ¿Existían a mediados del siglo XIX condiciones para desarrollar un modelo alternativo?
1.1. Contexto Mundial 1870-1918. Surgimiento del Imperialismo. Impacto en América La Primera Revolución Industrial ocurrida a finales de siglo XVIII, fundamentalmente en Inglaterra, modificó radicalmente las condiciones sociales en el viejo continente y, en especial, la vida de los campesinos y sus familias, expulsados de sus tierras y obligados a participar en un nuevo contexto urbano industrial. Esta situación generó un fuerte impacto social, empujando a gran parte de la población a vivir en pésimas condiciones en una sociedad regulada por el culto a la producción y al mercado, donde la burguesía europea será el sector social que motorizará este proceso.
Coalbrookdale at night, Pintura al óleo (1801) del inglés Philip Loutherbourg. Representa la actividad de una ciudad en la primera fase de la Revolución Industrial
A partir de 1850, Europa asistirá a un cambio de paradigma en cuanto a su organización productiva. Por un lado, se operarán cambios tecnológicos que modificarán buena parte de la estructura económica. Tales cambios, en materia técnica, tendrán que ver con avances en la metalurgia, la química y el acero, desplazando lentamente a ramas como la industria algodonera. Posteriormente, se observarán modificaciones dentro los sectores dominantes. 8
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La industria siderúrgica estimulada a partir de 1850, por la demanda para la construcción de ferrocarriles y nuevos medios de transporte.
Estos cambios tendrán su correlato en la relación de fuerza a escala mundial, es decir, los límites territoriales y el intercambio comercial empezarán a ser atravesados por una nueva lógica, la del imperialismo. Las modificaciones territoriales estarán relacionadas con el avance de las potencias que se benefician en este nuevo período. Estados Unidos avanza hacia el Sur, principalmente anexando grandes territorios de México y América Central. Inglaterra, Francia y otras naciones europeas, en nombre de la civilización, conquistan nuevos territorios en África y Asia. La corona británica, a su vez, utilizará otro tipo de estrategia para con territorios sobre los que no podía avanzar militarmente, como el caso argentino. Para saciar sus intereses imperialistas, fomentará una serie de acuerdos con los sectores dominantes, fundamentalmente terratenientes, y es así como surgirán los regímenes semicoloniales entendidos, según el filósofo uruguayo Alberto Methol Ferre, como países dependientes que sólo tienen un ropaje institucional de nación libre y que fueron: “… creados por el monocultivo, en función exterior y sin constituir el mercado interno propio para su desarrollo”1. En lo que refiere al sistema de intercambios comerciales, también se verá alterado, principalmente, por una característica fundamental del imperialismo: durante 1. Methol Ferré, Alberto (2010): El Uruguay como problema, Publicaciones del Sur, Buenos Aires, p. 50.
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esta fase, el capital bancario procedente de la acumulación de valores, se fusiona con el capital industrial y de esta fusión surgirá el capital financiero, elemento fundamental para comprender este período.
Los jefes del senado, caricatura del americano Joseph Keppler. Publicada en el The Puck el 23 de enero de 1889.
Si la Primera Revolución Industrial se caracterizó por el intercambio comercial desigual entre naciones europeas y latinoamericanas, o sea, el envío de manufacturas de Europa a cambio de productos primarios de América Latina, a partir de la emergencia de las formas imperialistas y la consolidación del capital financiero, las condiciones de intercambio serán aún más desiguales. Los países europeos, principalmente Inglaterra, comenzarán a exportar capitales a ciertos gobiernos que operarán como socios financieros. Con el tiempo, los países periféricos se irán incorporando paulatinamente en una dinámica de endeudamiento que, en el mediano y largo plazo, supondrá enormes dificultades para afrontar los pagos de deuda externa. En el caso argentino, la primera cesación de pagos ocurrió en 1890. Este escenario pondrá en evidencia otro de los puntos centrales de acción imperialista sobre los regímenes semicoloniales: la creación de una infraestructura económica para garantizar la dependencia. Al consolidarse esta tendencia se irá reforzando, particularmente en nuestro país, la influencia de la metrópoli inglesa. Ésta comenzará a adquirir capacidad de intervenir cada vez más explícitamente en las decisiones económicas y hasta políticas, al ser los capitales que provenían de allí, dueños de los principales resortes económicos del país: ferrocarriles, puertos, bancos, etc. El afán por la adquisición de nuevos mercados para comerciar de forma asimétrica conllevará a una espiral de violencia que se expresará, fundamentalmente, pri10
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mero por fuera y posteriormente, por dentro de los márgenes del continente europeo originando la Gran Guerra. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) tendrá como teatro de batalla, en su origen a Europa, para luego extenderse a nivel global. La guerra pondrá en tensión una serie de postulados que se presentaban como incuestionables. Por un lado, la idea fuerte de que el modelo de crecimiento de los países imperialistas era el único válido, pero además, surgirán impugnaciones al sistema democrático liberal, como única forma válida para llevar a cabo los destinos de las naciones en pugna. Las consecuencias de la guerra serán destructivas para Europa. El reordenamiento del mapa europeo, la consolidación de Estados Unidos como potencia, y los acuerdos y tratados inaceptables para derrotados como Alemania, serán algunas de las consecuencias de esta conflagración2.
A.1. Actividad sugerida
Es decir que, el surgimiento de nuevas naciones y el cercenamiento de espacios territoriales a las derrotadas, serán indicadores de un notorio cambio de época. Una posibilidad de comprobarlo es comparar el sistema de alianzas antes y después de la guerra, que muestran los mapas:
Sistema de alianzas antes de la Primera Guerra Mundial Fuente: Mapas históricos: http://www.educ.ar. 2. Una interesante relación entre el imperialismo y la Primera Guerra Mundial puede apreciarse en el video que sugerimos analizar, al cierre de este tema: http://www.youtube.com/watch?v=IkNq_6c2fmM.
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Reparto de Europa en 1919. Fuente: Mapas históricos. Fuente: http://www.educ.ar)
Otro elemento crucial que emergerá ya entrado el siglo XX será el advenimiento de la Revolución Rusa. La Revolución Rusa significó el fin del régimen zarista, pero también la llegada al poder del primer gobierno obrero inspirado en las doctrinas marxistas. Este acontecimiento pondrá en tensión otro postulado expresado por las corrientes más dogmáticas de la izquierda, al sostener que la revolución que permitiera acceder a un gobierno obrero, sucedería primero en los países más desarrollados, mientras que los países atrasados, para lograrlo, debían esperar hasta poder superar etapas democráticas y romper con el mundo feudal.
Revolución Rusa, 1917.
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La tensión frente a dicho postulado aparece precisamente, porque la Revolución Rusa constituirá un salto de etapas, porque emerge de un Estado gobernado por una monarquía hereditaria, basada en una economía que presentaba rasgos feudales.
Todos estos acontecimientos en el contexto mundial y durante el perío do que hemos mencionado resultan ser sobresalientes, tal como veremos, por su impacto en América. Por eso es importante que a manera de cierre puedan establecer una adecuada relación entre imperialismo y Primera Guerra Mundial. Sugerimos entonces, que vean y analicen el video Lucha imperialista y Primera Guerra Mundial, producción audiovisual con datos interesantes para la reflexión y el debate.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=IkNq_6c2fmM.
1.2. La Argentina en transición. Las batallas de Caseros-Pavón. El roquismo 1.2.1. La Batalla de Caseros
Batalla de Caseros. Final del Combate, del pintor uruguayo Juan Manuel Blanes (1856-1857), Museo Nacional de Bellas Artes.
En el ámbito local, el origen del ingreso argentino a la división internacional del trabajo se operará fundamentalmente después de la batalla de Caseros, donde un agrupamiento heterogéneo de sectores logrará cerrar filas para enfrentar a un enemigo en común, Juan Manuel de Rosas, quien sostenía su poder fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires. Rosas representaba a una base social más 13
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homogénea que la de su antagonista, encontrando su principal apoyo en el gauchaje de la provincia de Buenos Aires. Para la historiografía liberal, Caseros significó el triunfo de la modernidad, de la civilización sobre la barbarie, que representaban los gauchos, criollos e indios. Pero, también, implicaba resolver una de las preocupaciones centrales para los impulsores del libre cambio asociado a los sectores unitarios, esto es, la apertura de los ríos interiores. A partir de esta situación, se favorecerá el comercio con Europa, especialmente Inglaterra, perjudicando directamente a las industrias del interior. Vale mencionar que años atrás, Rosas se había enfrentado tanto al imperio inglés como al francés, en la denominada Guerra del Paraná –Vuelta de Obligado– donde pretendieron por la fuerza, la apertura de los ríos. Dicha conflagración constituyó una epopeya independentista argentina, y tuvo lugar el 20 de noviembre de 1845 en un recodo del río Paraná a escasos 20 kilómetros de la localidad de San Pedro, Provincia de Buenos Aires.
Lucio N. Mansilla (1792-1871)
Batalla de la Vuelta de Obligado, Manuel Larravide (1871-1910). Fuente: Enciclopedia Historia Argentina
Juan Manuel de Rosas (1793-1877)
Protagonizaron la contienda por un lado, las tropas de la Confederación Argentina liderada en aquél entonces por Don Juan Manuel de Rosas, y por el otro, las compuestas por la entente cordiale, una alianza entre Inglaterra y Francia, dos de las potencias más aventajadas de la época. El enfrentamiento se prolongó por un lapso aproximado de nueve horas, logrando las tropas enemigas perforar las líneas de grandes cadenas que atravesaban el río. Muchos historiadores coinciden al sostener que las huestes al mando de Lucio N. Mansilla profesaron una perspicacia y un heroísmo dignos de subrayar, y que la estrategia militar adoptada por el Restaurador fue brillante. Los daños producidos por los invasores en Obligado, y posteriormente en Tonelero, San Lorenzo y Punta Quebracho, obligaron a los enemigos a desistir de una intervención en el Río de la Plata. 14
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Para ampliar sus conocimientos sobre la gesta de Obligado, recomen damos que accedan a la siguiente página web: http://www.elortiba.org/ obligado.html.
Allí exponen su pensamiento distintos autores enrolados en la corriente revisionista, acerca de lo que se considera “una de las mayores epopeyas en defensa de nuestra soberanía”.
1.2.2. La Batalla de Pavón Es otro hito que para los revisionistas clásicos reforzará e institucionalizará la dependencia. Es en la Batalla de Pavón, donde se enfrentaron el Ejército de Buenos Aires, bajo la jefatura del General Mitre y la Confederación, respaldada por un contingente importante de las provincias y comandada por Justo José de Urquiza. Pero a pesar de que la Confederación se impuso en el campo de batalla, el resultado final no coincidió con el desenvolvimiento de los ejércitos: el triunfador en términos políticos será precisamente el derrotado en términos militares. Bartolomé Mitre (18211906). Triunfador en términos políticos.
José Justo de Urquiza (1801-1870). Triunfador
en términos militares. Batalla de Caseros (3 de febrero de 1852).
Con el triunfo de Bartolomé Mitre y Buenos Aires comenzará un proceso de disciplinamiento contra los sectores federales del interior, que mantenían una estructura productiva sostenida en las necesidades del mercado interno provinciano. Al lanzar una guerra de policía, Mitre intentará eliminar todo vestigio de criollismo asociado al viejo régimen, reproduciendo un conflicto que se extenderá a lo largo de nuestra historia. Es decir, el iluminismo ideológico identificado con la capital –Buenos Aires– irá consagrándose como ideología hegemónica y a partir de ella pretenderá eliminarse, a fuerza de represión, todo vestigio de la cultura hispano-criolla. 15
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En términos económicos, este período es visto por los revisionistas clásicos como el arribo definitivo del colonialismo. Es la etapa en la que la Argentina recibe grandes masas de dinero proveniente de Inglaterra bajo la forma de inversiones y préstamos. A su vez, si bien el primer ferrocarril había sido erigido con capitales locales, en ese momento la corona inglesa comenzará a desarrollar una red de ferrocarriles que favorecerá un intercambio desigual con nuestro país. Para los autores de la Izquierda Nacional, como por ejemplo, Abelardo Ramos, durante este período nuestro país obtendrá el status de semicolonia. La constitución de un bloque semicolonial a partir de la alianza entre la oligarquía terrateniente local y los capitales ingleses implicó el ingreso de Argentina a la división internacional del trabajo como mera proveedora activa de materias primas y receptora pasiva de mercaderías. De esa manera se encuadra en un nuevo patrón económico que se conoce como: el modelo agroexportador.
A.2. Actividad sugerida
Dada la importancia de caracterizarlo con mayor detalle, por sus implicancias en las decisiones sociopolíticas tanto de nuestro pasado como del presente, sugerimos que vean atentamente el video, tomen nota de las principales ideas y apunten las dudas para consultarlas luego con sus docentes.
Fuente: www.youtube.com/watch?v=NHIEVKD0dUA.
1.2.3. El roquismo El ingreso de la Argentina a la década 1880 como bloque semicolonial y bajo un modelo agroexportador coincidirá con dos fenómenos relevantes. El primero es de carácter político y marcará las próximas décadas argentinas: la emergencia de la figura de Julio A. Roca. El segundo, es de carácter cultural e ideológico: el surgimiento de un grupo de intelectuales agrupados en torno a un momento histórico 16
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que tomó el nombre de Generación del ´80. Es importante destacar que tal generación no mostró un cuerpo de ideas estrictamente homogéneo. Si bien la figura de Roca surgirá como hegemónica y planteará discrepancias importantes entre los mismos revisionistas, en este período encontramos voces que proponen un rumbo alternativo. A modo de ejemplo podemos mencionar a Mariano Fragueiro, un economista que en pleno auge del libre cambio, propondrá el monopolio del Estado en materia crediticia y monetaria, desafiando la influencia inglesa. Asimismo, se comenzará a pensar la posibilidad de la explotación minera o petrolera. Pero a pesar las críticas, éstas nunca lograron superar al modelo de interpretación europea que era propio de la intelectualidad de la Generación del ´80.
Julio Argentino Roca (1843-1914).
A.3. Actividad sugerida
Como material complementario para el estudio de este tema recomendamos que vean y analicen el siguiente video, que aborda a través de un interesante material audiovisual, el proceso de construcción de la Argentina como una República Liberal.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=PvLMOghF20U.
1.3. La inmigración y la cuestión social Consumado el ingreso argentino al esquema de la economía mundial como proveedora de materias primas, la siguiente tarea de la elite dominante fue atender a un viejo dilema: la extensión de un territorio escasamente poblado. Durante años, las elites entendieron que la inmensidad del territorio era un verdadero problema, asociado con el desierto y la barbarie. En su afán por eliminar todo vestigio con el pasado hispano-criollo que rescataba la figura de lo “bárbaro”, se decidió aplicar una política inmigratoria que priorizará el arribo de inmigrantes vinculados a culturas sajonas o nórdicas. Es decir, desde las elites que dominaban la política nacional se llevaron a cabo inmensos esfuerzos por erradicar lo local, procurando importar ideas, valores y características propias del norte de Europa. 17
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Esta política tuvo un desenlace imprevisto para las elites. Si bien en un primer momento la idea de copiar el modelo norteamericano propiciando el arribo de colonos de los países del norte para poblar el interior del país tuvo resultados positivos, pronto esta política se encontrará frustrada principalmente porque en la Argentina, a diferencia de Estados Unidos, existía un modelo de propiedad y tenencia de la tierra que favorecería el latifundio, o sea, grandes extensiones en pocas manos, con lo cual la distribución y arriendo de tierras, que era el elemento de atracción para estos sectores sociales europeos, pronto se desvaneció. La posibilidad para el ingreso de inmigrantes provenientes de países meridionales de Europa a la ciudad, en su mayoría provenientes de España y del sur de Italia, se abre a partir de un contexto normativo que la favorecía. Pero con el tiempo, los nuevos pobladores de la ciudad trabajarán en condiciones precarias en un país que, a partir de su estructura económica, no contemplaba el desarrollo del mercado interno. Con condiciones de vida sumamente penosas, la cuestión social germinará en la Argentina entre fines del siglo XIX y principios de siglo XX. La elite gobernante, influenciada por los valores positivistas, empezará a abordar la cuestión social a través de una matriz represiva, pues las elites dominantes en la Argentina colonial estaban incapacitadas para gobernar ante la complejidad y la emergencia de nuevos sectores, que exigían tanto mejores condiciones de vida, como ampliación de derechos.
Juan Bialet Massé (1846-1907).
Por pedido del entonces presidente Julio A. Roca, Bialet Massé, médico, abogado e ingeniero español, elabora un informe que se publica en 1904. Lo interesante del informe radica en que no solo hace hincapié en las precarias condiciones de vida del inmigrante que habita en el conventillo, sino que destaca la situación de extrema pobreza en la que se encuentra el trabajador de campo del interior, es decir, el criollo o hijo del país.
A pesar de esta circunstancia, dentro de la Generación del '80 se encontrarán diferentes voces que interpelarán la realidad de diversas maneras. 18
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Requeridos por el mismo Roca, por ejemplo, surgirán informes como el de Bialet Masse que dan cuenta de las condiciones de la clase obrera, no solamente en el ámbito metropolitano sino, sobre todo, en el rural. Al pedido de informe se le suma la elaboración de un código de trabajo, que no logra prosperar, resultando llamativo al respecto, el comportamiento del Partido Socialista Argentino quien se opondrá a la aprobación del código. El socialismo vernáculo partirá del mismo supuesto de interpretación de la elite gobernante, acusando a los sectores populares de “bárbaros” y utilizando una plataforma política destinada únicamente a los obreros mejores pagos dedicados al sector de servicios. De ahí que podamos considerar la aversión implícita, hacia los sectores criollos del interior vistos como “bárbaros”. La Argentina del Centenario presentará altos niveles de conflictividad social, producto de una estructura económica semicolonial en la que la desigualdad, la explotación infantil, las jornadas de dieciséis horas de trabajo eran moneda común. A esto debe sumarse un sistema político excluyente que favorecía a un grupo minoritario y cercenaba libertades individuales, apoyado en una estructura donde el fraude político era habitual.
A.4. Actividad sugerida
Como uno de los tantos ejemplos de la cuestión social y de la manera en que las elites abordaron el fenómeno, podemos mencionar un episodio conocido como la Huelga de Inquilinos, en la Buenos Aires de 1907. Es un hecho interesante para analizarlo, a partir de las ideas con las que venimos desarrollando este período de la historia de nuestro país. Entonces, para conocerlo analicen el episodio que muestra el video, elaboren algunas conclusiones en borrador.
Mujeres, lo personal es político: Huelga de inquilinos (Canal Encuentro). Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=-PbFDhKFlWg.
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2. Yrigoyenismo: auge y caída del primer movimiento de masas El sistema de partidos que gobernaba el país a principios del siglo XX no podía dar respuestas a una sociedad que se modificaba, producto de la inmigración y la dinámica del imperialismo: las nuevas demandas no entraban dentro del esquema de las viejas estructuras. Por otra parte, una buena porción de la población que había sido condenada al olvido en el interior del país comienza nuevamente a reclamar el reconocimiento avasallado a partir de la Batalla de Pavón. En paralelo, se gesta una fuerza política heterogénea que intentará captar el reclamo de cambio de rumbo exigido por los sectores perjudicados por la oligarquía. Es en el yrigoyenismo donde confluirán estos reclamos. En la base social del primer radicalismo convivirán los hijos del país, es decir, aquellos sectores populares del interior que mostraban una filiación histórica con el federalismo y vinculados a hijos de la inmigración impulsados por el deseo de participación en la vida democrática institucional.
Hipólito Yrigoyen (1852-1933). El día de su asunción como presidente en 1916.
Luego de varios intentos insurreccionales por parte de la Unión Cívica y de la Unión Cívica Radical (1890, 1893, 1905) se sancionará, en 1912, la Ley Sáenz Peña. Ésta puede leerse como un triunfo popular, pero también como una concesión de los sectores dominantes que optarán por negociar la apertura política a cambio de no modificar la estructura económica agroexportadora. La asunción de Hipólito Yrigoyen, el 12 de de octubre de 1916, significó para la prensa oligárquica el triunfo del Cesar Pardo, el éxito de un antimitrismo con ribetes federales. A partir de este momento, el bloque derrotado electoralmente se reagrupará en torno a los partidos del antiguo régimen e intentará bloquear y/o limitar desde el 20
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parlamento cualquier iniciativa del poder ejecutivo. Las medidas de corte económico del nuevo gobierno no impactarán en la estructura económica vigente. Se apostará a la constitución de un nacionalismo agrario orientado a redistribuir de forma más inclusiva la renta diferencial generada por las condiciones naturales del campo. De ahí que las primeras medidas favorezcan a los ganaderos que abastecían al mercado interno y a los peones de campo que, hasta ese momento, tenían un régimen de trabajo asimilable a condiciones de semi-esclavas. A pesar de estas reformas que incluyeron avances en la esfera de la educación con la Reforma Universitaria en 1918 y la llegada al Estado de centenares de apellidos criollos que era vista con desdén por parte de la antigua elite, el plan de gobierno encuentra un límite fundamental: no avanza hacia un proceso de industrialización ni limita la presencia británica en los principales resortes económicos del país. Este es un tema sobre el que encontrarán información más detallada en el siguiente material. Sugerimos que accedan al video que complementa con imágenes, el panorama histórico que encuadra el ascenso de Yrigoyen a la presidencia, las circunstancias que atraviesan sus decisiones y la designación de su sucesor: Alvear.
De la serie Presidentes Argentinos (Canal Encuentro). Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=c2hK7_B7GWI&feature=related.
2.1. Restauración del antiguo régimen. El antiimperialismo. FORJA Luego del interregno de Alvear a la presidencia, que significó el ascenso del ala moderada del radicalismo, para 1928, Yrigoyen se aprestaba a cumplir un nuevo mandato presidencial de seis años. No obstante, el proceso democrático que se abrió en 1916 encontrará su interrupción en 1930 con un golpe de estado cívicomilitar encabezado por el General Uriburu. La asonada significó para los sectores populares la restauración de los valores políticos, culturales, económicos e ideológicos del régimen oligárquico.
Marcelo T. de Alvear (1868-1942).
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A partir de este momento, para los revisionistas clásicos, se profundizará el status de dependencia con Inglaterra. Acuerdos comerciales y financieros reforzarán los niveles de interdependencia asimétrica con la metrópoli. A ello se le sumará la restricción de las libertades políticas civiles que conducirán al período denominado por José Luis Torres como la Década Infame (1930-1943).
Golpe de José Félix Uriburu (1930).
Ante el avance de las libertades políticas conquistadas por los sectores populares conducidos por Hipólito Yrigoyen, como también ante un contexto económico y financiero cuyo único beneficiario era la corona inglesa, comenzarán a reagruparse un conjunto de hombres a partir de una notoria prédica antiimperialista que empezarán a denunciar la situación de entrega de nuestro patrimonio. Surgirá así la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina FORJA. Así como en otros momentos de nuestra historia, José Hernández, Guido Spano y Navarro Viola denunciaron al centralismo porteño, los hombres de FORJA – Homero Manzi, Arturo Jauretche, Gabriel Del Mazo, Néstor Banfi y Raúl Scalabrini Ortiz– a través de diferentes trabajos que serán recopilados en una serie de cuadernos, denunciarán la situación de entrega interpelando, a partir de una mirada estratégica, a romper los lazos de dependencia, apuntando directamente al nervio de nuestra sujeción: ferrocarriles, bancos, puertos, servicios de transporte y servicios en general. Dicha literatura, junto a otras extraordinarias acciones emergentes de la reacción antipositivista, de la renovación católica, de un nacionalismo anticolonialista y de una izquierda que asumirá la cuestión nacional, influenciará en la emergencia del segundo movimiento nacional de masas, el Peronismo. FORJA, desde esta perspectiva, puede ser considerado como un puente entre el radicalismo yrigoyenista y el peronismo. 22
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Desde el cine, la película Homero Manzi: un poeta en la tormenta rescata en una de sus escenas los sentimientos que atravesaban a los jóvenes de FORJA, movimiento en el que Manzi influyó notablemente.
Una escena de la película Un poeta en la tormenta. Fuente: www.youtube.com/watch?v=huRkPxlM6yI.
3. Pensamiento nacional 3.1. Un pensamiento de y para la periferia La corriente de pensamiento argentino que se autodenomina corriente “de” o “del” Pensamiento Nacional y, que salvo excepciones como la Universidad Nacional de Lanús, no ha sido ni receptada, ni estudiada, ni mucho menos difundida en nuestros ámbitos académicos, es paradójicamente la que ha producido la doctrina y en cierto sentido, la cosmovisión que nutrió a los dos grandes movimientos políticos acontecidos durante el siglo pasado: el Yrigoyenismo y el Peronismo. He aquí una primera paradoja: los dos movimientos políticos y culturales, en el amplio sentido de la palabra, que acontecieron en nuestro país durante el siglo pasado han sido nutridos por una forma de entender la realidad que es sistemáticamente ignorada en los ámbitos escolarizados y que ni siquiera constituye un objeto estudio en la mayoría de nuestras universidades. Para comprender mejor de qué hablamos cuando hablamos de Pensamiento Nacional es necesario recurrir a tres reflexiones pertenecientes a pensadores argentinos nítidamente integrados a una corriente que, por sus lógicos matices y por razones históricas, nunca se constituyó orgánicamente como tal. Ellos son:
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Wenceslao Escalante “Para estudiar el ser colectivo que constituye una sociedad, sea que se considere o no a ésta como un organismo, es evidentemente indispensable conocer todos los elementos que la forman y sus modos de funcionar, con resultados varios en su vida anterior y su vida presente”.3
Gustavo F. Cirigliano “Pensar desde sí, para ser uno mismo, es liberarse, es despojarse de lo ajeno, deseducarse. El pensamiento ajeno, cuando uno no es libre, no ayuda, ocupa desalojando nuestra posibilidad de pensar lo nuestro desde nosotros mismos”.4
Fermín Chávez “Las crisis argentinas son primero ontológicas, después éticas, políticas, epistemológicas, y recién por último, económicas”.5
El Pensamiento Nacional, como hemos señalado en numerosas oportunidades, constituye nada más ni nada menos que una verdadera epistemología de la periferia, definición acuñada definitivamente por Fermín Chávez, aunque utilizada anteriormente, entre otros, por Arturo Jauretche. Pero veamos un poco qué es esto de la epistemología.
Los antiguos griegos diferenciaban la doxa de la episteme. En términos simplificados, mientras la doxa presuponía un conocimiento diríamos fragmentario, de opinión, superficial y por tanto “aparente” de la realidad, la episteme, era un conocimiento o saber profundo porque “penetraba” en las causas y fundamentos de “lo conocido”, en forma metódica, sistemática y en cierto sentido rigurosa. La epistemología por su parte, no es solo aquella doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico y el estudio de su producción y validación, sino también la disciplina que aborda entre otras cuestiones los factores y las 3. En Chávez, Fermín (1982): Historicismo e Iluminismo en la cultura argentina. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina. 4. En Cirigliano, Gustavo. F. J. (2002): Metodología del Proyecto de País. Editorial Nueva Generación. 5. En Chávez, Fermín. (1982): op.cit.
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circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento. Todas estas cuestiones nos llevan entonces a interrogarnos respecto al conocimiento, y en cierto sentido, a un error que nos han enseñado, donde suele asociarse el “conocer” al simple hecho de “percibir”. Pero el hecho de la percepción es solo uno de los componentes del conocimiento. Conocer, como nos enseña Fermín Chávez no es solo percibir, recibir información, sino que conocer es también a-percibir. La a-percepción nos vincula al campo de la conciencia. La a-percepción presupone en cierto sentido que el sujeto cognoscente, el sujeto que conoce, sólo puede conocer verdaderamente si es plenamente consciente de su situación al momento de percibirsi uno percibe sin una conciencia real de la situación que ocupa como sujeto, el conocimiento que obtiene es parcial, es incompleto. En ese orden de ideas la simple absorción acrítica de ideas o doctrinas sin conciencia de los factores económicos, filosóficos, políticos, etc. que determinaron su creación, como así también la falta de conciencia de aquellos factores que nos determinan, que nos condicionan, al momento de conocerlas nos puede conducir hacia una desconexión entre reflexión y realidad. Entonces, es preciso recordar que esa conciencia que presupone el a-percibir es esencialmente histórica, y por lo tanto cambiante, es decir que necesita estar en permanente actualización. Tomemos un ejemplo: Si yo intento conocer una determinada doctrina política –por ejemplo el liberalismo– sin tener plena conciencia de las razones históricas, políticas, culturales y económicas que le dieron origen, de las otras que explicarían por qué se expandió desde su región originaria y además no conozco aquellas razones y fundamentos por las cuales se difundió en otras regiones como la nuestra, y la considero simplemente como el producto de la “iluminación” o de la “razón pura” de uno o más filósofos, o lo que es peor aún, como una cosmovisión que proviene de la misma “naturaleza humana”, mi conocimiento respecto a ella no es completo. No estoy realmente comprendiendo el liberalismo si no conozco todos estos elementos de contexto que me ayudan en la comprensión. Ahondemos un poco en esta cuestión tomando como punto de partida la dicotomía Civilización y Barbarie, que aunque nos resulte inaceptable, todavía obnubila las conciencias de muchos compatriotas, e inclusive, de muchos intelectuales y comunicadores.
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La dicotomía Civilización y Barbarie esgrimida sobre todo después de la batalla de Caseros, y sobre la que se fundó nuestro Estado nacional, constituyó una falsa antítesis: “zoncera madre que las parió a todas, según Arturo Jauretche”. Esa zoncera sostenía que lo bárbaro era sinónimo de lo propio, de lo local, de lo telúrico, de lo vernáculo, de lo nativo, de la herencia indo-hispano-criolla, y lo civilizado era sinónimo de lo ajeno, de lo europeo, de lo clásico. Esa dicotomía para nuestros maestros resultaba alienante pues partía de un prejuicio preexistente y a-histórico, lo que presuponía la exaltación acrítica de lo “otro”, en función de la denigración de lo propio. Lo bárbaro, para los iluministas locales, no era solo el presente, lo era también un pasado indo-hispánico que había que suprimir, que había que olvidar. Pero como enseña Jorge Bolívar, ni los civilizados eran tan civilizados, ni los bárbaros eran tan bárbaros y contra éste y otros tantos prejuicios “fundantes” comienza a desarrollarse una epistemología que aspirará al conocimiento de la realidad no solo como percepción sino como a-percepción. En ese sentido, partiendo del hecho real de nuestra situación periférica y de la conciencia de que en el marco de las luchas de poder que se operan en la realidad se encuentra la cuestión conceptual e ideológica, intentará un abordaje de la realidad “sin anteojeras” es decir sin prejuicios acríticos.
Partiendo entonces del reconocimiento de las existencia de fuerzas externas que operan sobre las naciones en situación colonial o semi-colonial, el Pensamiento Nacional se propondrá librar una batalla cultural que se propuso contribuir a despejar de las mentes de nuestros paisanos ciertos prejuicios iluministas o preconceptos, tales como el mencionado precedentemente, que Manuel Ortiz Pereyra en la década de 1920 definirá como aforismos sin sentido, y que su discípulo, Arturo Jauretche difundirá luego bajo el mote de zonceras. El fenómeno de la a-percepción que, como ya vimos, se encuentra en el campo del sujeto, está presente en las definiciones de Ortiz Pereyra cuando exclama:
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Manuel Ortiz Pereyra (1883-1941) * “El hombre, frente a un objeto, ve, observa, analiza, interpreta y conoce hasta donde se lo permite su preparación y hasta lo consciente la cosa cuyo conocimiento procura”… y ... “No basta que el sujeto sea uno. No basta que el objeto sea el mismo para que el juicio resulte siempre idéntico. Es necesario tener en cuenta la situación del observador. Cuanto mayor sea el número de sus puntos de vista más se aproximará a la verdad”.6 * Radical yrigoyenista, abogado, periodista, agricultor
Desde una posición que presupone la relatividad de todo conocimiento dado que según él “no existe sujeto infinitamente dotado de inteligencia con infinitos puntos de vista”, y ni tampoco, un “objeto susceptible de presentarse a la observación en su infinitas posiciones de tiempo y lugar”, el mentor de Jauretche consideraba que en nuestro país mientras se estimulaba la inmigración de las personas, se organizaba la “emigración de nuestras ideas”. No nos conformamos con empapar nuestros espíritus en la fuentes de los pensadores y de los profetas de allende de océano y nos decidimos a traerlos en persona para que acabaran de enseñarnos las ciencias de ellos, justo cuando más necesitábamos estudiar y aprender las ciencias nuestras. De esta forma para Ortiz Pereyra hubo sobresaturación de un europeísmo que impidió conducirnos hacia la satisfacción de nuestras necesidades, que siempre son locales, únicas y exclusivas. Nos formamos, sostenía, “una verdadera cultura del recelo hacia lo nuestro y de fe en lo extranjero”. Para este autor y verdadero patriota era necesario recuperar la fe en el nosotros, y en ese sentido, concentrarnos definitivamente en la especulación sobre aquellos elementos que componen la realidad argentina, abordando detenidamente las cuestiones que nos vinculan a nuestro propio ser colectivo, es decir, los aspectos geográficos, históricos, culturales, antropológicos, míticos y religiosos que componen nuestra identidad colectiva.
3.2. Pensamiento nacional: una mirada sobre educación Esa concentración en el propio ser debía orientarse a neutralizar una superestructura escolar, académica y cultural basada en prejuicios ahistóricos y en el desconocimiento de lo propio. En tal sentido denunciaba que: “el pueblo que ha concurrido a la escuela argentina ha aprendido una cantidad respetabilísima de conocimientos de historia, geografía, gramática y otras materias, pero ignora de un 6. Ortiz Pereyra, Manuel (1928): Por nuestra redención cultural y económica: apuntes de crítica social argentina. Editorial Talleres S.A. Casa Jacobo Peuser ltda.
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modo absoluto su situación real y actual de pueblo encadenado a una dictadura económica que lo hunde silenciosa e implacable en la miseria, el hambre, la corrupción y el crimen”.7 Estas y otras reflexiones presuponen que nuestra educación estaba sustentada en un enciclopedismo universalista con escaso sustento en la realidad, hecho que condenaba al pueblo a la ignorancia respecto a las fuerzas reales que operaban silenciosamente en el país. Tal es así que Scalabrini Ortiz en el Prólogo a Política Británica en el Río de la Plata propone en plena sintonía el “volver a la realidad como imperativo inexcusable” para salir de ese idealismo alienante. El volver a la realidad no significaba de modo alguno someterse a un realismo pragmático, sino por el contrario, tomar conciencia de nuestra situación real para alejarnos de la alienación, y en consecuencia, comenzar a proyectar desde nosotros mismos. Aunque parezca también paradójico, aún en la actualidad nuestra enseñanza continúa plagada de una orientación que, habiendo sido impulsada por cierto iluminismo filosófico presente en la generación del '80, aspiraba a crear un tipo específico de ciudadanía de tipo universal a partir de una educación que relegaba lo local y lo particular, y que se concentraba fundamentalmente en lo general y universal, entre otros fundamentos, a partir, de la adaptación acrítica de doctrinas y filosofías que no emanaban de los problemas nacionales. Es decir, una educación concentrada en formar “ciudadanos del mundo”, pero no “ciudadanos argentinos”. Este tipo de método ha generado un profundo déficit en nuestro autoconocimiento y constituye el principal defecto de nuestro sistema educativo.
Fuente: Exposición virtual “Memorias de la educación argentina”, Biblioteca Nacional de Maestros - El oficio de educar. Disponible en http://www.bnm.me.gov.ar/e-recursos/medar/ exposiciones/formacion_docente/home.htm.
7. Ibídem.
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El Pensamiento Nacional sostiene que debe partirse del conocimiento previo del propio ser, para fortalecer el campo de la a-percepción, y por ello nuestro proceso de formación debe ir de lo particular a lo general. La referencia anterior no presupone en modo alguno menoscabar el conocimiento de lo otro, ni mucho menos despreciarlo. Fortalecer el pensamiento nacional significa prepararse para asimilar el conocimiento universal, y en ese sentido promovemos el establecimiento de un nuevo orden de prioridades diferente al que opera actualmente. Como primera conclusión deberíamos impulsar la modificación del método de enseñanza. Comenzar de lo local y lo regional y luego abordar lo universal, ya que lo que no se conoce, no se aprecia ni se valora y por lo tanto, no se asume y mucho menos se defiende. No se trata entonces, de incluir en la normativa educativa cambios en las estructuras formales, sino un cambio radical en el método de abordaje de la realidad y en esta labor es vital la actitud de los docentes, quienes deberían cobrar mayor autonomía respecto de las líneas que suelen bajar ministerios y academias.
3.3. Revisionismo histórico: sintonía con el Pensamiento nacional El revisionismo histórico, en plena sintonía con el Pensamiento Nacional, se constituyó en una corriente historiográfica que no surgió en función de aspiraciones narcisistas de sus exponentes, sino, muy por el contrario, para suplir ese déficit en el autoconocimiento, la historiografía oficial de cuño mitrista en función del modelo de ciudadanía que promovía, había omitido deliberadamente incluir en el relato histórico destinado a la formación de las futuras generaciones de argentinos, hechos sustanciales y fundantes de nuestro devenir histórico. Hoy, un nuevo revisionismo aspira a que este relato se extienda hacia los remotos principios de la existencia humana en nuestra región, pues como nos enseña Cirigliano “toda la historia es nuestra historia”. Con el revisionismo se dará también un muy particular fenómeno; sus orígenes estarán vinculados al positivismo, porque la fe inalterable en la ciencia y en el método científico, condujeron a hombres como Adolfo Saldías a realizar su obra cumbre.
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Adolfo Saldías (1849-1914) Nacido en Buenos Aires, fue un historiador, abogado, político y diplomático, considerado por algunos historiadores como el primer “revisionista histórico” de la República Argentina. Escribió sobre la vida de Juan Manuel de Rosas y la Confederación Argentina ganando un prestigio que no fue reconocido por la intelectualidad porteña. En 1881 publicó su primera versión de lo que en 1888 se convertiría en su obra maestra, Historia de la Confederación Argentina, rechazada por Mitre y silenciada por la prensa.
La revolución educativa y cultural que propusieron los grandes pensadores nacionales debía operarse en el campo del autoconocimiento, y ser acompañada por la puesta en funcionamiento de mecanismos de autoestima colectiva, que en modo alguno pueden ser acríticos, pero que deben orientarse hacia el establecimiento de una relación afectiva entre el sujeto cognoscente y lo conocido; es decir su propio país, su propia comunidad, su propia nación. Si en términos individuales consideramos que el amor propio -autoestima- es un ejercicio de virtudes reconocidas, en términos colectivos la autoestima se erige como el amor por lo propio. En este sentido, el Pensamiento Nacional se asume como una corriente impulsada por un profundo sentimiento de amor hacia lo propio tal cual es y tal cual se manifiesta en la realidad.
Victoria Ocampo observa la vuelta del malón, óleo sobre tela del pintor Daniel Santoro (nació en 1958) donde los opuestos “civilización y barbarie” encuentran el lugar para expresarse y continuar configurándose.
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La dicotomía Civilización/Barbarie no solamente afectó el proceso de autoconocimiento, sino además, afectó los mecanismos de autoestima colectiva. Plenamente conscientes de ello, tanto Manuel Ortiz Pereyra como Arturo Jauretche, se concentraron en la incidencia auto denigratoria de los aforismos sin sentido, luego llamados Zonceras. El Manual de las Zonceras Argentinas constituye una denuncia sobre la existencia de verdaderos dispositivos autos denigratorios de incidencia colectiva. Con relación a estos temas, es el momento de poder dejar planteados algunos interrogantes: - ¿Cómo pretender encarar el estudio de la historia argentina del siglo pasado sin un profundo y desprejuiciado abordaje respecto a la modalidad epistemológica extraacadémica –el pensamiento nacional– que nutrió e influyó sobre los dos movimientos políticos más importantes de la argentina durante el siglo pasado? - ¿Cómo lograr esa conciencia nacional o autoconciencia –a-percepción– de la que hablaban Hernández Arregui y Fermín Chávez sin el conocimiento cabal de la realidad, de lo que “realmente fuimos y pensamos” y de lo que “realmente somos” para entonces, como comunidad, evaluar en forma equilibrada y desprejuiciada nuestras potencias y fortalezas, y nuestras debilidades, y desde allí determinar nuestros intereses y establecer nuestros objetivos y metas?
Y a fin de responder una de las preguntas hay que tener en cuenta que “la cultura popular” es el espacio, quizás el único ámbito, que se ha preservado históricamente de la alienación. ¿Por qué? Si se observa con atención la historia de nuestro país, se podrá concluir que es a través del arte y la cultura popular, entendiendo por arte y cultura popular, todo producto de la expresión y creación no institucionalizada, que el espíritu nacional fue preservado. Fermín Chávez ha estudiado esta cuestión con profundidad y ha acreditado cómo, a través de la poesía gauchesca sobrevivió el espíritu facúndico. Este autor demuestra la forma en que lo gauchesco se reencarnó primero en el Tango Orillero, y posteriormente, en ciertos exponentes del Rock Nacional. Por otra parte, la revolución cultural operada entre los años 1920-1940, influyó sobre la revolución política económica, política y social del período 1945 y 1955. Y en el mismo sentido las expresiones de cultura popular se multiplicaron subterráneamente durante la dictadura. Es decir, en los países sujetos a la acción colonial o semi-colonial el verdadero espacio de resistencia es, definitivamente, la cultura popular. Creemos que hasta aquí, se podrá ir comprendiendo mejor la importancia de recuperar estas miradas sobre la historia política, económica y socio-cultural de los pen31
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sadores nacionales que, como dijimos, ha sido silenciada a partir de ciertos mecanismo denigratorios que actúan sobre el autoconocimiento y la autoafirmación.
Pero para que puedan profundizar en la comprensión de estas cues tiones, sugerimos que: - Lean y analicen el artículo El historicismo revisionista como fenómeno histórico cultural escrito por Francisco José Pestanha y publicado en http://nomeolvidesorg.com.ar/wpress/?p=3308. - Presten atención a las dos citas que abren el artículo, inspiradoras para la reflexión y el debate.
“Toda la historia es nuestra historia. Todo el pasado es nuestro pasado. Aunque a veces preferimos quedarnos con solo una parte de ese pasado, seleccionando ingenua o engañosamente una época, una línea, unos personajes, y queriendo eludir tiempos, ignorar hechos y omitir actuaciones” Gustavo Francisco Cirigliano.
“Que no te cuenten los libros, lo que está pasando afuera…” Joan Manuel Serrat.
3.4. Cultura Popular e Historicismo Revisionista Si definimos al arte como destreza, reproducción de objetos, construcción de formas, expresión de sentimientos, de experiencias y de creatividad, cierto es que, en toda comunidad humana, encontramos cuantiosas manifestaciones que encuadran en tal definición. Cabe establecer una diferencia entre este concepto y el de “cultura”, que suele abarcar el conjunto de prácticas humanas, económicas, políticas, científicas, jurídicas, religiosas, discursivas, comunicativas y sociales de los integrantes de una comunidad, y los valores y significados que estos atribuyen a esas prácticas. La cultura puede ser también definida como el conjunto de producciones materiales –objetos– y no materiales –signos, significados, normas, creencias y valores– de una sociedad determinada. La cultura popular suele instituirse como expresión creativa colectiva de una comunidad –pueblo– determinada. Por su parte, el conjunto de los acontecimientos que componen el devenir de los colectivos humanos suele abordarse desde el presente y expresarse a partir de narraciones y relatos que se transmiten mediante la simple tradición oral o escrita, y que además, circulan por las instituciones y ciclos educativos. La transmisión institucionalizada de estos relatos, entre otros, tiene como objetivo no solo el de rememorar un pasado que forma parte de la identidad común, sino también el de contribuir a procesar y elaborar esa experiencia combinada, en función del desarrollo del presente y del destino particular de cada pueblo. 32
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El revisionismo histórico, o más precisamente el historicismo revisionista, constituye un genuino y auténtico fenómeno cultural en el más amplio sentido de la palabra. Esta corriente historiográfica que ha sido dejada de lado, impugnada y desconocida sistemáticamente por gran parte de nuestras instituciones académicas, ha resurgido en estos tiempos con notable vitalidad. Se trata de una auténtica manifestación de resistencia contra una institucionalización académico-intelectual a partir de la cual, según los principales exponentes revisionistas, se privó a los argentinos de información vital respecto a ciertos aspectos esenciales y significativos de nuestro transcurrir histórico.
Bien vale apelar a un simple ejemplo para dar cuenta de este fenómeno, centrado en la figura de Fermín Chávez, uno de los mayores representantes del historicismo revisionista clásico, nacido en un pequeño caserío rural llamado “el Pueblito” a poco más de 20 kilómetros de Nogoyá, en la provincia de Entre Ríos. En el ámbito familiar el joven Fermín mamó un relato histórico oral vinculado a las hazañas de Ricardo López Jordán, destacado caudillo popular entrerriano de amplio predicamento en el interior de la provincia –el mismísimo José Hernández militó entre sus filas–, pero en la escuela pública normalista, a Chávez le fue impartida una narración en la que Jordán aparecía como una figura marginal asimilada a un gaucho matrero, indómito y negador de las leyes y el orden. En el mismo relato, Justo J. Urquiza era erigido como el auténtico prohombre provincial. Esto sucedió no solo en Entre Ríos. En muchas provincias argentinas se dieron situaciones similares. Fermín Chávez confesó, en alguna oportunidad, que esta disociación determinó en él una manifiesta contradicción y lo llevó a investigar la vida y obra de Jordán. La prolija y puntillosa investigación de Chávez concluyó en una obra que marcó un antes y un después en la historiografía entrerriana: Vida y muerte de López Jordán.8 Fermín Chávez jamás intentó con su obra negar la trascendencia de Urquiza ni la de otros próceres consagrados en aquellos tiempos, por el panteón oficial. Simplemente intentó poner las cosas en su lugar. Según sus propias
8. Chávez, Fermín (1957): “Vida y muerte de López Jordán”. Buenos Aires. Ed. Theoría.
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palabras, otros revisionistas fueron guiados por motivaciones similares a las suyas, asumiendo la labor de objetar ciertos aspectos de construcción historiográfica que negaban o desconocían, puntos reveladores del devenir histórico de sus respectivas provincias.
3.4.1. Resistencia cultural Nuestra América posee una vasta tradición en materia de resistencia cultural. Resultaría imposible dar cuenta en este breve texto del cúmulo de presupuestos teóricos y fácticos que sostienen tal afirmación. Esta matriz resistente se manifestó en numerosas oportunidades y a través de diversas estrategias, como por ejemplo, las desarrolladas primero, por las particularidades culturales que componían nuestra América ante la expansión española y posteriormente, por el componente indo-hispano-criollo contra la tentativa de realizar un ocultamiento de las raíces culturales autóctonas, por parte de los imperios europeos que emergieron a partir de la descomposición del español. El historicismo revisionista, como corriente historiográfica, se nutrió de esa matriz resistente y se manifestó como reacción contra el relato histórico parcializado, de características opresivas y alienantes, impuesto de facto a consecuencia del resultado de las guerras civiles. El revisionismo se erigió entonces, como uno de los componentes constitutivos de una resistencia cultural de orientación nativista, que intentaba rebelarse contra las tentativas de a-culturización impulsadas desde las superestructuras de un Estado centralista y de una estructura social dominada por la oligarquía terrateniente, cuyo poder, consolidado después de Caseros y Pavón, se sustentaría en una alianza económica y simbólica de carácter asimétrico con Gran Bretaña.
3.5. Resistencia y cultura popular Aunque algunos revisionistas clásicos suelen señalar a Adolfo Saldías como el precursor de esta corriente, el historicismo revisionista no admite padrinazgos: la resistencia tiene un solo protagonista: la comunidad, el pueblo, en cuanto ente orgánico. Admitir padrinazgos sería un craso error de sesgo iluminista e individualista. No obstante merecen citarse algunas figuras que descollaron durante el siglo pasado, Carlos Ibarguren, Dardo Corvalán Mendilaharzu, José Luis Busaniche, Manuel Gálvez, Manuel Ugarte, Ernesto Palacio, Julio Irazusta, Rodolfo Irazusta, José María Rosa, Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Puiggrós, Salvador Ferla, Jorge Abelardo Ramos, Norberto Galasso, Fermín Chávez, Luis Alén Lascano.
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Si bien en la actualidad las narraciones históricas que circulan por los ámbitos escolarizados han incorporado ciertos procesos y protagonistas relevantes de nuestro pasado antes no difundidos ni analizados, aún siguen apareciendo notables recortes, en especial en lo que refiere a la realidad prehispánica. Prejuicios iluministas, aspiraciones narcisistas y conductas conformistas, entre otros factores, han generado un combo inaudito que ha alejado y aún aleja a muchos historiadores profesionales del sentir y del saber popular. Algunos ingenuos opinan que el historicismo revisionista o el revisionismo se ha realimentado últimamente por impulso de dos o tres individuos que pretenden volver a instalar esta corriente como forma de adquirir notoriedad individual, de instalarse en los medios, o de justificar determinados aconteceres políticos. Es evidente que nada entienden. Desafiamos a historiadores profesionales y a “revisionistas oscilantes y oportunistas” a recorrer el país e investigar seriamente. Así podrán observar los miles de obras y de trabajos históricos extra académicos que se han escrito y que han estado circulando en nuestras provincias en estos últimos quince años. Podrán darse cuenta de que el resurgimiento del historicismo revisionista constituye un movimiento de abajo hacia arriba. Se trata de un fenómeno popular. En palabras de Hernández Arregui, podría decirse que el revisionismo no admite “mandarines” del saber histórico. En la actualidad el revisionismo historicista ha adoptado múltiples y variadas formas a través de trabajos difundidos en la red, de millares de conferencias y textos que se publican a diario por fuera del circuito comercial o académico, de formatos audiovisuales incorporados recientemente. Existe una nutrida producción histórica en especial sobre nuestros primeros habitantes: y hacemos hincapié en la palabra “histórica” ya que “nuestros paisanos los indios”, al decir de José de San Martín, eran y son sujetos históricos vitales aunque algunos todavía lo nieguen, y por lo tanto el relato histórico debe extenderse hasta los confines del poblamiento americano. Afortunadamente, en nuestra América nos hemos dado cuenta de que la historia anterior a la expansión europea es un tema central que no podemos dejar solo en manos de antropólogos influidos por un positivismo eurocentrista. Como fenómeno histórico cultural el historicismo revisionista ha obtenido certeras conquistas. Entre ellas, la de poner en cuestión una visión escolarizada de la historia que durante mucho tiempo ha vinculado el protagonismo histórico a las capacidades o cualidades congénitas de ciertos individuos, a quienes se les ha asignado estatus de próceres y a quienes se ha colocado en un panteón inalcanzable e incuestionable. Pero el historicismo revisionista también ha sometido a debate aquellas perspectivas históricas que se concentran exclusivamente en el sistema de relaciones de clase, adjudicando a las clases sociales propiedades determinantes y excluyentes 35
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en la dinámica histórica. Ambas posiciones extremas empobrecen la interpretación y la comprensión en profundidad de la historia de nuestro país y de nuestra América, y como tales, en buena hora han sido revisadas críticamente.
4. Voces de tres pensadores nacionales: Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Fermín Chávez 4.1. Raúl Scalabrini Ortiz 4.1.1. Lo multígeno Raúl Scalabrini Ortiz nos ha legado, entre otros descollantes aportes teóricos, una formulación no tan bien difundida pero que adquiere hoy una virtualidad altamente significativa. Esta herencia es la que subyace en su obra El Hombre que está solo y espera, pero que se manifiesta expresamente en otra, publicada en 1946 por la Editorial Reconquista, Los ferrocarriles son del Pueblo Argentino bajo el subtítulo “Principios básicos de un orden revolucionario”, y que reseña su tesis sobre nuestra nacionalidad.9 Como todo producto teórico, y debido al proceso de la intertextualidad, pueden encontrarse en dicha tesis, nítidas huellas de Manuel Ortiz Pereyra y José Vasconcelos, entre otros, sin dejar de mencionar la notable y evidente influencia que ejerció sobre el “hombrecito de los ferrocarriles” el periodista y patriota José Luis Torres. Enseñaba por entonces Scalabrini que “... para no errar en el método y soluciones que se preconicen para encarar y resolver los urgentes problemas sociales que atañen a grandes núcleos de la población y los problemas nacionales que atañen a todos sin distinción, será indispensable tomar constantemente en consideración los poderosos factores telúricos y étnicos que obran en el espíritu argentino para entenderlo y en cierta manera, universalizarlo en su comprensión (...) La inmensa distancia que nos separa de nuestros orígenes nos acerca en espíritu a las civilizaciones autóctonas que estuvieron aquí y que fueron aniquiladas por el hombre blanco, porque el tiempo es equivalente a la distancia en acción y la distancia no es nada más que el tiempo que está acostado (...) Estamos en esta tierra como si estuviéramos en una Isla. Esa insularidad como la distancia que nos separa del hemisferio boreal, sin que nosotros lo sepamos influyen en la definición de nuestro temperamento con un ahínco mucho más tenaz del que podría suponerse (...) Parte no despreciable de la grandeza británica halló su raíz en el carácter insular (...) El aislamiento isleño tiende a dar a sus habitantes una homogeneidad difícil de alcanzar en los pueblos continentales y una solidaridad que se ajusta en la necesidad de resolver sin ayudas ajenas la eventualidad de los acontecimientos”. Y prosigue, “... la amalgama de aportes inmigratorios y de elementos primigenios de la tierra se acelera en esa inusitada unidad en que se funden sin esfuerzo el
Raúl Scalabrini Ortiz (1898-1959). Historiador, filósofo, escritor, ensayista y poeta, agrimensor e ingeniero.
9. Scalabrini Ortiz, Raúl (1965): Los ferrocarriles son del Pueblo Argentino. Buenos Aires, Ed. Peña Lillo.
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residente de larga fecha y el recién venido que asiste con azoro a la transmutación de sus intimidades más celosas (...) Para las doctrinas racistas esa heterogeneidad de origen es una tara inamortizable que se expresa en palabras de resonancias ofensivas: Pueblos mestizos. Pero en esa pluralidad de origen reside justamente una de las firmes esperanzas de la grandeza Argentina. El producto de procreaciones sucesivas de seres idénticos tiende a conformar seres especializados en que las cualidades no fundamentales se relajan hasta desaparecer. El monógeno es por naturaleza incomprensivo, intolerante, y por tanto, específicamente negado a la política y al ingenio que su realización requiere y el ingenio de la política es la manifestación más alta de la inteligencia humana”. Así, “... el multígeno, el ser de orígenes plurales, tiene brechas abiertas hacia todos los horizontes de la comprensión tolerante. En cada dirección de la vida, hay un antecedente que le instruye en una benigna coparticipación de sentimientos. Nada de lo humano le es ajeno. Nada humano le sorprende y asiste al espectáculo de la vida como si todo hubiera sido suyo. El arquetipo del argentino es el hijo primero de nadie que tiene que prolongarlo todo (...) Los pueblos que se caracterizaron por su ingenio político fueron multígenos (...) Los monógenos son técnicos y los técnicos estuvieron siempre en subordinación de los políticos. La grandeza del hombre no se mide por su capacidad técnica, se mide por su aptitud para sentir e interpretar la mayor suma de almas, base de toda acción política”. Y concluye “sobre estos cuatro pilares: el aislamiento, la insularidad, la unidad territorial y la pluralidad de origen se asienta la estabilidad inconmovible de la grandeza auténtica de esa muchedumbre sudorosa que el 17 de octubre cubría la plaza de mayo y colmaba sus espacios con un solo reclamo articulado con la devoción de quien expresa la raíz suficiente de su propia razón de ser”. Como surge nítidamente de los textos, el autor plantea cuatro ejes sobre los que a su criterio, debería abordarse la cuestión de la nacionalidad: la insularidad estructural y el consecuente aislamiento –hechos que considera positivos a los efectos cohesivos–, la unidad territorial, y por último la pluralidad de origen. Si bien todos los aspectos tratados por el autor resultan relevantes y deberían constituirse en objetos centrales de la investigación académica, vamos a concentrarnos en este módulo en el último aspecto, es decir, en la pluralidad de origen.
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4.1.2. Pluralidad de origen: un eje para abordar la cuestión de la nacionalidad
Pintura de castas. Autor anónimo. Siglo XVIII. Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, México.
Scalabrini visualizaba en su época la conformación de dos tipos nacionales de acuerdo a la configuración étnico-racial de sus componentes: monógenas y multígenas. Las primeras, dotadas de una estructura étnico-racial homogénea. Las segundas, conformadas a partir de la pluralidad de origen. El autor ubicaba Iberoamérica en general, y a nuestro país en particular, dentro de esta segunda categoría. El carácter multígeno de una nación lo determina el nivel de mixtura étnica y cultural. Dicho fenómeno para Scalabrini se erige en el carácter más significativo y relevante de nuestra nacionalidad, y sobre tal evento, depositó sus mayores expectativas. He aquí una muestra más de la lucidez de don Raúl, quien en su tiempo, no sólo visualizó los desafíos cada vez más complejos a los que deberá enfrentarse el ser humano, sino además, advirtió sobre las potencialidades que presupone la existencia en el seno de nuestra comunidad de componentes plurales, para la comprensión y resolución de dichos desafíos.
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Cabe interrogarse cuál fue la razón por la que desde diversos sectores de la vida argentina esta conformación plural fue y es vista en la actualidad como signo de debilidad. Para responder a dicha incógnita debe entenderse que aún hoy, desde ciertos sectores de nuestra sociedad, emerge una postura racista que, aunque no lo explícita cabalmente, presupone la preeminencia de ciertas culturas o etnias sobre otras. El modelo de nación pan-germánica, desarrollado durante el siglo pasado por ejemplo, aún a pesar de la derrota del eje, sigue siendo puesto como modelo de nación exitosa. Formulaciones similares se esbozan sobre Sajones y Nipones. Ambas tienden a identificar la homogeneidad con la fortaleza y el mestizaje con la debilidad. La reivindicación del componente plural de nuestro ser no resulta una enunciación original de Scalabrini. Ya a principios del siglo pasado, el mexicano Vasconcelos en su Raza Cósmica10 definía una tesis sobre la multigenidad. Pero la importancia de su pensamiento radica en el meduloso análisis que hace de las potencias de un emergente plural especifico, el nuestro, el argentino. En esta línea de ideas, debe tenerse en consideración un dato de la realidad incontrastable: nuestra América es testigo y protagonista a la vez de la formación de naciones de base plural. Tanto el modelo sajón como el iberoamericano presuponen la convivencia de particularismos. Ante tal antecedente, puede uno interrogarse sobre la existencia de diferencias entre un modelo y otro, y de existir tales diferencias, cuáles son las consecuencias prácticas. Para responder a tal enigma, hay que forzosamente retrotraerse al período de la conquista y allí encontraremos las primeras claves para develarlo.
4.1.3. Lo multígeno en el proceso de conquista de América El proceso de conquista en América del norte por parte de los sajones no contempló la menor posibilidad de mixtura racial. Los Cuáqueros poblaron inicialmente el este del continente con familias provenientes de la Britania, y posteriormente, avanzaron hacia el oeste eliminando todo vestigio posible de las comunidades originarias. En todo este proceso existió un verdadero tabú sexual tendiente a la protección racial, un verdadero mecanismo de preservación étnica cuyo origen puede encontrarse, entre otras razones, en el nítido carácter insular de la Gran Bretaña. Por el contrario, dentro del sistema diseñado por los íberos a partir de las capitulaciones y demás normas e instituciones que establecieron la relación entre España y América, la mixtura estaba perfectamente contemplada. Cabe destacar que la mismísima España llega a estos lares luego de amplios períodos de profundo mestizaje, y que los contingentes iniciales de expedicionarios eran de hombres solos.
10. Vasconcelos, José (1925): Raza Cósmica. Puede consultarse en http://www.cialc.unam.mx/ pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/raza_cosmica.htm.
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Cortés y la Malinche (1926), mural del mejicano José Clemente Orozco.
La diferencia surge a primera vista. La nación del Norte fue erigida a partir de la preservación absoluta de los componentes étnico-culturales del mundo sajón, y ulteriormente, ante la necesidad del ampliar las bases humanas, se diseñó un “sueño americano”, es decir un conjunto de valores abarcativos que permitieran la integración nacional. En cierto sentido la nacionalidad americana es de base contractual. Resulta un verdadero contrato de adhesión. La del sur, por su parte, surgió a partir de la mixturación. No hubo tabú sexual. La mezcla inicial entre lo español y lo originario, determinó no solamente el surgimiento de un producto sociológico relevante, es decir una forma cultural nueva, sino también una forma específica de constitución de la nacionalidad a partir del entrelazamiento. Scalabrini comprendió la importancia estratégica de la pluralidad de origen y nos legó una tesis que bien valdría la pena profundizar.
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4.1.4. Algunos fragmentos del pensamiento vivo de Raúl Scalabrini Ortiz
Algunos de sus libros de Scalabrini Ortiz.
“Hay que volver a la realidad y para ello exigirse una virginidad mental a toda costa y una resolución inquebrantable de querer saber exactamente como somos”, Tierra sin nada, tierra de profetas. “Todo lo que nos rodea es falso e irreal, falsa la historia que nos enseñaron, falsas las creencias económicas que nos impusieron, falsas las perspectivas mundiales que nos presentan, falsas las disyuntivas políticas que nos ofrecen, irreales las libertades que los textos aseguran”, Política Británica en el Río de la Plata. “A partir de 1853 la historia argentina es la historia de la penetración económica inglesa, voluntaria al principio, forzada al final. En la sombra, fraguaron la esclavitud de un pueblo mantenido en el engaño”, Política Británica en el Río de la Plata. “Ferrocarriles, tranvías y teléfonos y por lo menos el 50 % del capital de los establecimientos industriales y comerciantes es propiedad de extranjeros… Todo eso explica por qué en un pueblo exportador de materias alimenticias puede haber hambre: ha comenzado a haber hambre. Es que ya al nacer el trigo y el ternero no son de quién los sembró o los crió, sino del acreedor hipotecario, del prestamista que adelantó los fondos, del banquero que dio un empréstito al Estado, del ferrocarril, del frigorífico, de las empresas navieras… de todos menos de él”, Política Británica en el Río de la Plata. “La riqueza argentina es aparente, pues el capital extranjero invertido en nuestra tierra constituye una enorme hipoteca que succiona día a día la sangre de los argentinos”, Política Británica en el Río de la Plata. “Nuestra liberación será obra de nuestra constancia, de nuestra fe y de nuestro valor. Saber que se está construyendo una patria es un estímulo 41
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bien grande para nuestras pequeñas vidas. Más no olvidemos que toda obra grande es producto de la acción, no de la meditación ni de la esperanza. La propiedad y la libertad se conquistan”, Política Británica en el Río de la Plata. “Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos y no deben fiarse sino en sí mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro provecho sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse…”, Los ferrocarriles, factor primordial de la independencia nacional, 16 de junio de 1937. “Las revoluciones destinadas a marcar una huella perdurable en la historia presuponen la existencia de dos factores: el primero, un pueblo dotado de una elevada tensión espiritual y de un ímpetu de generosidad colindante con el mesianismo… Segundo, conductores que estén íntima e inseparablemente imbuidos de ese espíritu, hasta el punto de ser sus intérpretes como lo fue Lenin”, Politica, 9 de enero de 1946. “Venían de las Usinas de Puerto Norte, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barrancas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón de tambo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el peón. Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substracto de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordial sin reatos y sin disimulos. Era el nadie y el sin nada en una multiplicidad casi infinita de ganas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por un misma verdad que una sola palabra traducía: Perón… Por inusitado ensalmo, junto a mí, yo mismo dentro, encarnado en una muchedumbre clamorosa de varios cientos de miles almas conglomeradas en un solo ser unívoco, aislado de sí mismo, rodeado por la animadversión de los soberbios de la fortuna, del poder y del saber, enriquecido por las delegaciones impalpables del trabajo de las selvas, de los cañaverales y de las praderas…, traduciendo en la firme voz conjunta su voluntad de grandeza, consumiendo en la misma llama los cansancios y los desalientos personales, el espíritu de la tierra se erguía vibrando sobre la plaza de nuestros libertadores, pleno en la confirmación de su existencia… Ahora el milagro estaba cumplido. La sustancia del pueblo argentino, su quintaescensia de rudimentarismo, estaba allí presente, afirmando su derecho a implantar por sí mismo la visión del mundo que le dicta su espíritu desnudo de tradiciones, de orgullos sanguíneos, de vanidades sociales, familiares o intelectuales. Estaba allí desnudo y solo, como la chispa de un suspiro. 42
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Aquellas multitudes que salvaron a Perón del cautiverio…, eran las mismas multitudes que asistieron recogidas por el dolor al entierro de Hipólito Irigoyen… Son las mismas multitudes argentinas armadas de un poderoso instinto de orientación político e histórico que desde 1810 obran inspiradas por los más nobles ideales cuando confían en el conductor que las guía… Escuche las conversaciones de varios criollos y las arengas de oradores improvisados. No encontré a nadie que se acordara de sus problemas personales. Eran hombres sin necesidades: inmunes al cansancio, al hambre y a la sed… Él [Perón] intérprete fiel y libre de ataduras y compromisos… Estaban dispuestos a luchar por él y por los ideales propios que él simbolizaba y resumía… Por allí, alguien, un sencillo magnífico, gritó con voz estentórea: -¡Aquí comienza la rebelión de los pueblos oprimidos! Yo regué con una lágrima viril esas palabras para que no se marchitaran nunca”, Borradores en poder de su esposa sobre el 17 de octubre de 1945.
4.1.5. La Revolución Cultural en Scalabrini Ortiz “¡Creer! He allí toda la magia de la vida.” Raúl Scalabrini Ortiz El autor de Política británica en el Río de la Plata perteneció a una generación que pergeñó en nuestro país una profunda revolución estético-cultural, que precedió y a la vez determinó los aspectos liminares de la tremenda convulsión política acontecida a partir de octubre de 1945. El texto de Juan W. Wally: Generación de 1940. Grandeza y frustración11 brinda numerosas claves que demuestran que ese conglomerado de hombres y mujeres dotados de una profunda sagacidad, de un brillo intelectual y estético inigualables, no sólo cobrarán inusual protagonismo en las primeras décadas del siglo pasado en el campo de lo artístico, sino que además incidirán, a partir de su obra, en los acontecimientos sociales y políticos de la segunda mitad del siglo pasado. Dos prolíficas corrientes literarias revolucionarán el ambiente de la época, ciertamente influenciadas, entre otros, por Leopoldo Lugones y Macedonio Fernández. Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Raúl Scalabrini Ortiz, Roberto Arlt, Armando Cascella, Leónidas Barletta, Álvaro Yunque, hombres que expresan por sí solos toda una epopeya.
11. Wally, Juan Waldemar (2007): Generación de 1940. Grandeza y frustración. Buenos Aires. Editorial Dunken.
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Mayo de 1933. Cena de homenaje a Scalabrini Ortiz (centro) celebrando la 5ta. Edición de El hombre que está solo y espera. Macedonio Fernández conversa con Arturo Capdevilla. También está Alfonsina Storni. Foto del álbum familiar publicada en http://www.elortiba. org/macedonio.html.
Pero a la vez poetas como Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Alfonsina Storni, entre tantos otros, emergerán como reguero para contar las cosas nuestras a partir del milenario arte de la rima. También nuevos pintores, para retratar paisajes y sujetos comunes. Entonces, el estibador y el gaucho adquirirán definitivamente carácter de sujeto histórico de la mano de Quinquela Martín y Molina Campos. Comenzará además la hora de esplendor del tango con Celedonio Flores, Osvaldo Fresedo, Carlos Di Sarli, Juan D'Arienzo, Alfredo Le Pera, Azucena Maizani. Una revalorización del folclore pondrá a nuestra música nativa en el centro de la escena, y el teatro costumbrista dará cuenta de una maravillosa fusión americana a través de las piezas de Samuel Eichelbaum y Armando Discépolo.
El campo y los gauchos, desde la particular mirada del pintor Florencio Molina Campos (1891-1959).
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La revolución artístico-cultural que protagonizó la generación décima, tal como la denomina Wally, entre las décadas de 1920 y 1940, tendrá un componente hondamente revelador, pues si bien algunos de los artífices incorporarán a sus respectivas obras ciertas herramientas propias del vanguardismo europeo, la mayoría de los productos estéticos y culturales que surgen en esa época apelarán a componentes nítidamente endógenos. Hay en esta progenie una clara orientación hacia lo identitario local y un evidente sentido nacional en su obra. Scalabrini Ortiz es un claro exponente de esta descendencia que se inició en el campo de la literatura con un libro de cuentos y diálogos titulado La Manga (1923). Aunque recién llegará al conocimiento público a través del El hombre que está solo y espera, que se constituye en una “Biblia porteña”, al ser publicada por la editorial Reconquista en el año 1931. Este texto, enclavado en la corriente cultural a la que venimos refiriendo, advertirá al lector en el prólogo que “no catalogue vacío de sentido a lo que en el interior de este libro llamo espíritu de la tierra”12, del cual nosotros somos células “infinitamente pequeñas de su cuerpo, del riñón, del estómago, del cerebro, todas indispensables. Solamente la muchedumbre innúmera se le parece un poco. Cada vez más, cuanto más son”. Entre otros factores políticos, sociológicos, culturales y económicos que incidieron en los caracteres principales de la producción de esta generación, podemos destacar tres. En primer lugar, es preciso referirse al fenómeno inmigratorio. El carácter aluvional de la gran inmigración, en especial, en la ciudad de Buenos Aires, hará tambalear los principios sobre los que se asentaban los paradigmas socioculturales de la época. Es por ello que estos hombres y mujeres buscarán fortalecer desde un nuevo espíritu la cuestión identitaria, por ejemplo, apelando provocativamente al martinfierrismo, a fin de rescatar la herencia facúndica de nuestro país. Algunos de sus mentores, como Scalabrini Ortiz, complementarán este rescate con una apelación al vigor de ciertos aportes de los numerosos grupos que llegaban al país para asentarse definitivamente, y desarrollarán en consecuencia, una tesis multígena para dar cuenta del componente social argentino. En segundo lugar, los integrantes de esta descendencia serán testigos de un fenómeno pocas veces analizado con rigurosidad suficiente: la convergencia de los orilleros. Entre finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 convergen en las márgenes de la metrópoli aquellos primeros orilleros desplazados desde hacía décadas, por el impulso del “progreso” de los vencedores de la batalla de Caseros. Son las nuevas camadas de inmigrantes negados de tierras y asentados en las orillas de la urbe, y los migrantes internos: población rural expulsada de las labores agrícolas debido a la crisis del modelo agro-exportador del año 1930. Éste sería un fenómeno sociológico de notable importancia de cara a los procesos políticos que se avecinaban y daría lugar a nuevas expectativas, retratadas por nuestros artistas. 12. Scalabrini Ortiz, Raúl (1976): El hombre que está solo y espera. Buenos Aires. Edit. Plus Ultra.
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Los migrantes, obra de Antonio Berni (1905-1981) que representa las migraciones del interior del país hacia Buenos Aires, en los años '30.
En tercer lugar, el rescate de la herencia federal del siglo XIX efectuada por el revisionismo histórico y la formación de las primeras corrientes nacionalistas provocarán una profunda reacción contra la anglofilia y la francofilia de las elites culturales de Buenos Aires, y por tanto, determinarán que un sector importante de esta generación se oriente hacia la búsqueda de los rasgos principales de la identidad cultural y política local. Esta dimensión provinciana se manifestará posteriormente en el ideario integrador forjista, que se conocerá luego como “nacionalismo popular”. Cabe además señalar que este proceso se verá enriquecido también, por algunos aportes de las miradas de orientación socialista, muy características en las primeras décadas del siglo pasado. Por último, es preciso manifestar que esta profunda revolución estético-cultural no se circunscribió estrictamente al ambiente artístico. La reafirmación americana cruzó toda la vida argentina extendiéndose inclusive al campo de lo científico, a partir de luminarias como Carlos Astrada, Nimio de Anquín, Carlos Cossio, Arturo Sampay, Rafael Bielsa, Ernesto Palacio, Saúl Taborda, Tomás Casares, Leonardo Castellani, Juan Mantovani, Rodolfo Irazusta, Julio Irazusta y Manuel Savio, entre otras.
4.1.6. FORJA y Scalabrini Ortiz Antes de concentrarnos específicamente en el fenómeno forjista, cabe hacer una breve referencia al itinerario intelectual de Scalabrini Ortiz, ciertamente compartido por otros exponentes del nacionalismo argentino.
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El joven Scalabrini, durante su paso por la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, participa activamente en una agrupación política estudiantil denominada Insurrexit de orientación socialista revolucionaria. Esta transición por la izquierda que deja una profunda “huella en su espíritu”, era bastante natural en aquellos jóvenes, porque en la década de 1920, la izquierda y el anarquismo aparecían como el primer elemento de reacción contra el sistema opresivo. Además, Scalabrini proviene de una tradición positivista impresa por su padre, Pedro Scalabrini, un prestigioso naturalista. Nótese en este sentido, que igual itinerario comparten Ramón Doll, quien tuvo un origen socialista incorporándose al nacionalismo en 1936, y Ernesto Palacio, quien en su juventud coqueteó con el anarquismo para luego evolucionar hacia el ideario nacionalista. Aunque perteneciente a una generación anterior, el mismísimo Leopoldo Lugones adhirió al socialismo junto a José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, e inclusive llegó a escribir en el periódico socialista La Vanguardia. El derrotero posterior de Scalabrini hacia el ideario nacionalista y popular probablemente será consecuencia de sus propias apreciaciones y descubrimientos respecto a la incidencia de Gran Bretaña, en nuestra vida institucional y económica. Además de Macedonio Fernández, influirán en su pensamiento autores de la talla de José Luis Torres, Ernesto Palacio y los hermanos Irazusta, con los cuales cultivará una intensa amistad. Un primer y decepcionante viaje al Viejo Continente en 1924, y otro, en 1933, esta vez con motivo de su exilio, confirmarán definitivamente sus preferencias y su compromiso con la patria que lo vio nacer. La aparición en su vida de don Arturo Jauretche en oportunidad de integrarse este último al periódico Señales, sobre el cual Raúl ejercía una influencia ideológica decisiva, llevará a Scalabrini a acercarse en el año 1935 a la agrupación FORJA, Fuerza de Orientación Radical para la Joven Argentina, nucleamiento de clara orientación yrigoyenista.
Arturo Jauretche (1901-1974), pensador escritor y político argentino.
Scalabrini nunca perteneció a la Unión Cívica Radical. De la copiosa información que surge del repositorio documental que perteneciera a Francisco José Capelli, último secretario general de la agrupación, y que afortunadamente ha sido rescatado para los investigadores, surge visiblemente que Scalabrini descreía absoluta47
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mente de la capacidad revolucionaria de un radicalismo, ya por entonces, cooptado en su dirección por las huestes alvearistas, y por tanto, acoplado armónicamente al orden oligárquico impuesto durante la Década Infame. Scalabrini se integrará formalmente a FORJA cinco años después de su fundación cuando, reformado el estatuto, se elimina el requisito de afiliación al radicalismo. Sin embargo, el compromiso inicial que asumió con la agrupación le permitirá en poco tiempo ir convirtiéndose, como afirma Norberto Galasso, en su principal teórico13. FORJA se estructurará entonces bajo dos pilares. Mientras Arturo Jauretche se concentrará en importantísimas labores de construcción y articulación político-institucional, Scalabrini centralizará su actividad en la producción teórica, y por tanto, impulsará entre otras acciones la publicación de los legendarios Cuadernos, 13 en total. Resulta notoriamente falsa la afirmación que circula por ciertos cenáculos respecto de que FORJA era una agrupación estrictamente radical. Scalabrini, como sostuvimos, se incorpora a ella desde sus comienzos informalmente pero adquiere, como ya se ha dicho, una importancia vital para la organización. Por su parte, la presencia activa de hombres de la talla de Miguel López Francés, quien luego será el corazón del gobierno de Mercante, Nicanor García, el jefe de FORJA Mar del Plata, quizás la filial más importante en el interior del país, y Darío Alessandro, entre otros, probará que FORJA contuvo en su seno y desde sus inicios expresiones no vinculadas al partido centenario.
Cuadernos de FORJA.
Resulta además inexacto afirmar que FORJA fue una agrupación esencialmente integrada por intelectuales. Muy por el contrario, la labor articuladora de Jauretche permitió, en primera instancia y a través de la figura del legendario Libertario Ferrari, contribuir con la incipiente nacionalización de las conciencias de las cla13. Galasso, Norberto: “Scalabrini Ortiz”, Cuadernos de Crisis, noviembre de 1975.
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ses trabajadoras argentinas. Numerosas obras así lo acreditan, entre las que se destacan las de Hiroshi Matsushita14 y Cristián Buchrucker15. Libertario Ferrari llega a ser miembro de la conducción de la CGT, y paulatinamente transmitirá los contenidos forjistas al seno del movimiento obrero. Entre tantos resultados, los documentos de FORJA contribuirán a fortalecer la conciencia obrera respecto al imperialismo real, es decir, el británico, porque, tal como explican antiguos militantes del campo sindical, mientras la diatriba de los componentes de la izquierda tradicional insistía en vincular al imperialismo yanqui con todos nuestros males, los obreros eran plenamente conscientes de que las empresas estratégicas de nuestro país estaban bajo dominio británico. El trabajador, cuya inteligencia intuitiva es vital, encontrará en el discurso forjista los argumentos para denunciar lo que ya se sabía que sucedía. Por su parte, la acción forjista influirá en los cuadros militares de la logia creada por el General Perón (GOU), en especial, a través de la relación de Jauretche con el mayor Estrada. De esta forma, cuadros militares jóvenes accederán, gracias a esta relación, a los trabajos de, entre otros, Scalabrini, Torres y Del Río. La labor de Scalabrini en FORJA proseguirá hasta el 1 de febrero de 1943, fecha en que abandona la agrupación por ciertas discrepancias con su conducción. Es a partir de esa fecha que dejarán de producirse los Cuadernos y que la creación teórica de FORJA disminuirá, reduciéndose fundamentalmente a las labores preparatorias para la convulsión futura. En tal sentido, FORJA es casi la única agrupación que saldrá a manifestarse a favor del pronunciamiento del 4 junio de 1943. No obstante su alejamiento, Scalabrini dejará una impronta imborrable en la organización, no solamente en lo que respecta a la denuncia de los oscuros lazos que nos unían a un imperio como el británico, sino a otras cuestiones sumamente vitales para el futuro de nuestro país que aún hoy no han sido definidas, y en especial, aquella que refiere a la cuestión de nuestra conformación nacional. Scalabrini es esencialmente un patriota, ama a su tierra, y se esmera por desarrollar una teoría de lo nacional sobre la base de la realidad. Por eso incorpora al pueblo concreto en el concepto de “nación”, distanciándose así de otros nacionalistas que interpretaban que la nación había sido derogada en la batalla de Caseros. Esta perspectiva es retomada por Juan Domingo Perón, un criollo que supo comprender la multigeneidad de nuestros orígenes y llevarla a la práctica en sus acciones. Por último, podemos afirmar que Scalabrini nos deja otra enseñanza. Mientras luchaba por la nacionalización de las empresas de servicios y la independencia económica, promovía una verdadera democratización del país a través de la formación de “nuevos cuadros patrióticos, nuevos diputados patrióticos, nuevos gerentes patrióticos”. 14. Matsushita, Hiroshi (1986): Movimiento Obrero Argentino. 1930-1945, Editorial Hyspamerica. 15. Buchrucker, Cristian (1987): Nacionalismo y peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial. 1920-1955. Buenos Aires. Editorial Sudamericana.
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Coincide entonces con Arturo Jauretche y con Ernesto Palacio en que la Argentina necesitaba nuevas elites con conciencia nacional para llevar a cabo una empresa nacional. Más de cincuenta años después, similar mensaje nos legó Fermín Chávez, quien al sostener que “las crisis argentinas son primero ontológicas, después éticas, políticas, epistemológicas y recién por último económicas”16, nos advirtió que sólo una elite dirigente ligada orgánicamente a su pueblo y dotada de nítido compromiso nacional podrá superar esa falsa indentidad que nos impide conducirnos hacia el destino digno y autosuficiente que nos merecemos.
4.2. Arturo Jauretche 4.2.1. La polémica Ciertos ensayistas, inclusive algunos de acreditado compromiso con el pensamiento nacional, no han vacilado en asignarle a don Arturo Jauretche el mote de “polemista”. Sin embargo Don Arturo no fue estrictamente un polemista sino que recurrió a ese antiguo arte donde se utilizan procedimientos de ataque y defensa como dispositivo discursivo. Como hemos sostenido en reiteradas oportunidades, las relaciones de poder se manifiestan en la producción simbólica y de conocimiento, como en cualquier otra actividad humana. Foucault en ese sentido enseñaba que los discursos son acontecimientos tan relevantes como los propiamente sociales, históricos, entre otros.
Arturo Jauretche (1901-1974).
Arturo Jauretche sin lugar a dudas ha sido uno de los tantos excluidos o “malditos” al decir de Galasso, no sólo por un sistema político comprometido con el latrocinio y la entrega, lo que en cierto sentido era previsible, sino por lo que resulta más grave y llamativo: por el poder académico. Aún hoy, a 40 años de su desaparición física, resulta dificultoso encontrar textos del linqueño en las universidades argentinas, ni referencias sobre él en los programas de estudio. El caso de Jauretche constituye así un claro ejemplo de ese juego de poderes que se opera en materia de pensamiento, y además, un fiel testimonio de una exclusión que se practica desde esos mismos ámbitos que declaman y se auto definen, como reservorios de pluralidad y de inclusión. Dejando expresamente sentado que tanto el discurso político como el académico están relacionados con la cultura política de una comunidad determinada, ya que ésta determina y condiciona cualquier producción discursiva y en particular la política, en lo que al discurso político concierne, la presencia de la polémica cumple en dicho discurso, una función exagerativa, que apunta a extremarlo. Eliseo 16. Chávez, Fermín (1982): Historicismo e Iluminismo en la cultura argentina. Buenos Aires. Centro Editor de América Latina.
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Verón sostiene en concordancia, que el mismo campo de lo político implica enfrentamiento, relación con un enemigo y lucha de enunciadores. Es por ello que la dimensión polémica en todos sus niveles es, en cierto sentido, constitutiva del discurso político. Don Arturo fue en esencia un hombre apasionado, pasión que le permitió percibir con nitidez la necesidad de combatir, desde la política y la idea, una superestructura cultural opresiva, y que lo llevó además a denunciar con intransigencia y compromiso, a aquellos intereses que consideraba contrapuestos a los nacionales. Es por ello que no dudó en apelar constantemente a la polémica para “despertar conciencias”, pero siempre con un profundo amor a sus paisanos. Como el mismo testificaba: “cuando ataco a un hombre concreto no es que lo malquiera: es que quiero a mis paisanos y por amor a ellos tengo que cumplir esta labor ingrata que me cierra tantas puertas y me junta enemigos en un arte, como el de la política, que consiste en hacer amigos”. Ante todo Jauretche floreció como un hombre de “ideas nacionales”, un verdadero metapolítico tal como lo definió Cangiano, que desde el punto de vista teórico fecundó textos de una originalidad que deberían constituirse en la envidia de toda la comunidad académica. Desde esta perspectiva, no fue un polemista, sino un hombre que utilizó la polémica como arma discursiva. Cabe interrogarse entonces por qué se valió de dicha herramienta con tanta asiduidad. Uno de los instrumentos más valiosos a los que puede apelarse para desarrollar en este tipo de formulación es el de la polémica, pues como arte que enseña los procedimientos de ataque y defensa, y como recurso controversial por excelencia, tiende a despertar fuertes pasiones, las que posteriormente generan estados de conciencia. Desde esa posición, y ante la colosal consolidación de una superestructura colonial cultural que aún subsiste, dicho arte constituye un instrumento de gran aptitud para desentrañar sus principales componentes. Si bien en ciertos mundillos académicos suele referirse en forma despectiva a “lo pasional” y esgrimírselo como figura antitética de “lo racional”, la polémica suele poseer un positivo efecto “despabilante”, aún a riesgo de repercutir de múltiples y contradictorias maneras. Jauretche fue, desde el principio de su prédica, perfectamente consciente del poderoso efecto de la polémica, y pionero en utilizarla con un propósito definido: avivar y avispar zonzos. Claro, gran parte de ellas lo condenaron a un aislamiento que incluso provino de sus aduladores, quienes prefirieron mantenerse al margen de las mismas, para “preservarse” de la nocividad de sus consecuencias.
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4.2.2. Los “supertarados” y Arturo Jauretche “Sabíamos del ornitorrinco por la escuela y del baobab por Salgari, pero nada de baguales, ni de vacunos guampudos e ignorábamos el chañar, que fue la designación del pueblo hasta que le pusieron el nombre suficientemente culto de Lincoln” Arturo Jauretche
La ligazón existente entre los medios de comunicación y nuestra cotidianeidad y la influencia que éstos ejercen sobre opiniones y conductas resultan en la actualidad cuestiones indudables. Una posición, un tanto extrema pero que da cuenta del fenómeno, ha llegado a sentenciar que en la vida moderna “el orden de prioridades establecidas por los medios de comunicación determinan la capacidad de discriminación temática en el público, por cuanto éste, responde a los mismos criterios de prioridades presentes en los medios de comunicación de masas”.17 Se compartan o no los alcances de dicha afirmación, cierto es que los mass media constituyen parte integrante de nuestro periódico devenir ya que ellos contienen un potencial capaz de incidir en conciencias, razonamientos y valoraciones. Recientemente se ha abierto una muy saludable polémica respecto a la naturaleza, a las formas, y las modalidades en que debe desarrollarse la actividad periodística con especiales referencias a una de sus variantes: la del “periodismo militante”. Lamentablemente en la mayoría de las opiniones vertidas en los grandes medios, voluntaria o involuntariamente, se ha omitido toda referencia a un dato de la realidad que no puede soslayarse, al momento de especular sobre ejercicio de dicha actividad -el periodismo- y de otras tantas profesiones; esa referencia tiene que ver con la dinámica de relaciones desiguales de poder que han determinado y aún determinan el universo de lo humano. Tales relaciones no se manifiestan exclusivamente en el orden de lo económico sino que se expresan también en el universo de lo cultural, y en el campo de lo intelectual, pues aquellos individuos, comunidades o pueblos sometidos directa o indirectamente a improntas palpables o impalpables de sojuzgamiento, han adoptado históricamente las más diversas estrategias y modalidades de resistencia. En el caso argentino, Manuel Ugarte, Rodolfo Kusch, Abelardo Ramos, Fermín Chávez, Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros tantísimos, han asumido y representado en su época lo que ahora denominamos la “matriz resistente”.
17. Saperas, Enric (1987): Los efectos cognoscitivos de la comunicación de masas. Ariel editorial.
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4.2.3. Periodismo y medios Desde que el canadiense Marshall Mc. Luhan proclamó que toda “…herramienta humana y/o construcción social puede estudiarse como un medio de comunicación cuyo mensaje es el conjunto de satisfacciones e insatisfacciones que éste genera”18, razonamiento que compone su archiconocido aforismo “el medio es el mensaje”, millares de científicos sociales, psicólogos, semiólogos y demás profesionales vinculados con el prodigio de la comunicación se han abocado al análisis de tal fenómeno. Sin embargo, tal como sostienen Laureano Ralón y María Cristina Eseiza en un trabajo titulado sugestivamente Arturo Jauretche y Marshal Mcluhan: Trazando un paralelismo entre re-trivialización y barbarie19, la vigorosa incidencia de los medios de comunicación en el ámbito de lo social era abordada tempranamente aquí desde la periferia por un paisano de Lincoln, Provincia de Buenos Aires, cuyas inferencias alcanzaron o tal vez superaron las del canadiense. Por su parte, cuando Louis Althusser a comienzos de la década de 1970 publicó sus memorables reflexiones sobre los aparatos ideológicos del Estado, posiblemente desconocía que en estas lejanas tierras del sur ese criollo de pura cepa ya los había descrito “en concreto” en "Los Profetas del Odio y la Yapa", obra publicada en 1957. Entre otras tantas facetas, Jauretche, consagró su vida a inmiscuirse en una cuestión sumamente significativa para los pueblos de la periferia: aquel que presupone una práctica o más bien, una tendencia en los sectores ilustrados de los “países sujetos a improntas coloniales o periféricos”, a deslumbrarse por los conceptos, contenidos y metodologías provenientes del “mundo civilizado” y a seguir sus “modas” conceptuales. Esta verdadera mentalidad escolástica, así definida por el uruguayo Alberto Methol Ferre, es y ha sido sumamente redituable para dichas elites, ya que su “acoplamiento amigable” con las estructuras de producción de sentido ya consagradas, les ha permitido y aún les permite, acceder a líneas de financiamiento, a publicaciones, a conferencias, a simposios, a congresos, etc., además del prestigio y del reconocimiento público. En ese orden de ideas don Arturo ya a principios de la década de 1960 denunciaba la existencia de una poderosísima impronta que “…había llevado a elaborarnos una ‘cultura’ a pelo y otra, a contrapelo, o dos culturas paralelas. Una, a la vista, que identificábamos con el guardapolvo escolar, era la que exhibíamos ante los mayores y en la escuela. La otra, secreta. Este conflicto íntimo lo llevamos todos los argentinos. En mí, creo que ganó la cultura paisana –o si usted quiere, ‘la barbarie’– que, seguramente, será poca, pero buena, porque está hecha a base de sentido común y contacto con la realidad”.20 18. Laureano Ralón y María Cristina Eseiza: Arturo Jauretche y Marshal Mcluhan: Trazando un paralelismo entre re- trivialización y barbarie. Publicado en http://nomeolvidesorg.com.ar/wpress/?p=26 por gentileza de: www.dialogica.com.ar. 19. Ibídem. 20. Jauretche, Arturo (edición 2011): Los Profetas del Odio y la Yapa. Buenos Aires. Corregidor.
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Jauretche: algunas de sus obras.
Los descubrimientos que don Arturo enunció parcialmente en su obra Los profetas del Odio lo llevaron además a reflexionar en éste y en otros textos subsiguientes, respecto a la íntima relación existente entre el poder y los medios de comunicación. En tal sentido se ha sostenido con certeza que Jauretche demuestra ser totalmente consciente de la magnitud de la acción de los poderes consagrados a través de los medios de comunicación, y la influencia de éstos sobre el individuo y la sociedad. El desarrollo técnico sentenciaba nuestro paisano “… crea una variedad especial de tarado. El tarado con técnica. Que viene a ser técnicamente un supertarado. La última palabra del supertarado técnico es el tarado con transistor”. Y agrega, “[el tarado del transistor] está atado a una cadena y no la puede dejar. Y cuando sale de su casa en lugar de llevar la argolla al pié la lleva en la oreja. Como ese Romeo que hemos visto que pudiendo en un portal decir, oír y hacer cosas tan maravillosas, las posterga a la transmisión que le golpea en el oído la lección del pildorero que hace propaganda”. Pero su percepción lo lleva aún más lejos: “imagine el lector una pareja de adolescentes, a la caída de la tarde, oscuro ya, apretados contra un portal. Apretados. ¿Uno contra otro? ¡Sí! Pero con el transistor entre las dos cabezas. Oyendo el episodio o, lo que es peor, oyendo a Alsogaray. La cuestión es oír algo…”. Con esta última declaración hecha en febrero de 1960 o sea cuatro años antes de que McLuhan publicara Comprender los medios de Comunicación, Jauretche parece habérsele adelantado al sumo sacerdote de la cultura pop y metafísico de los medios. La vinculación entre poder y medios ha sido profusamente tratada durante las últimas cinco décadas por numerosos especialistas nacionales e internacionales, y además expresada en incalculables obras de las que sería imposible dar cuenta aquí. Sin embargo, la gran mayoría de tales especulaciones coinciden en que la relación entre ellos se torna cada vez más indivisible, y además, que los medios masivos resultan hoy instrumentos vitales para la conservación del poder ya sea político, económico o cultural.
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Si concebimos al poder no como fórmula estática, sino como una continua construcción que requiere enfrentamientos y negociaciones, la lucha por el poder implica en una de sus extensiones, la lucha por la producción de sentido, entendiendo a este último, como el conjunto de presupuestos, de variables y de fundamentos sobre los que se asienta un discurso determinado. Los medios de comunicación en la actualidad son esencialmente reproductores masivos de sentido, aunque algunos autores ya los consideran como productores directos de sentido. Puede entonces coincidirse con Arturo Jauretche y con Pierre Bourdieu que los medios de comunicación reproducen el sentido de aquellos grupos de poder que cuentan con una posición más privilegiada, utilizándolos para mantener el estatus quo. Los grupos que cuentan con un mayor capital simbólico poseen en una sociedad altamente mediatizada mayores posibilidades de legitimar las decisiones. En ese sentido, nótese que don Arturo refiriéndose en su época a una de las zonceras sobre las que aún se sostiene la legitimidad de cierto periodismo moderno decía: “La prensa independiente no existe, y la independencia es una máscara para hacer pasar la mercadería de contrabando como agua corriente incolora, inodora, insípida, para que el estómago del lector no se prevenga defensivamente”. De esta forma el linqueño alertaba respecto a la dinámica de poder que encubre el utópico e idealizado principio de la “libertad de prensa” y del “periodista independiente”. Pero las observaciones jauretcheaneas se extienden a otras aristas de la vinculación existente entre medios de comunicación y poder. Por un lado denuncia el surgimiento de las agencias internacionales sosteniendo: “la artimaña está en ocultar la ligazón de las agencias con los grandes intereses financieros y con los gobiernos de los imperios que prácticamente controlan su orientación informativa”. Por el otro refiere a la relación entre medios y política: “Mientras los totalitarios reprimen toda información y toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios (…), que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en función de sus verdaderos intereses. Grupos capitalistas tienen en sus manos la universidad, la escuela, el libro, el periodismo y la radiotelefonía. No necesitan recurrir a la violencia para reprimir los estados de conciencia que le son inconvenientes. Les basta con impedir que ellos se formen. Dan a los pueblos la oportunidad de pronunciarse por una u otra agrupación política, pero previamente imposibilitan materialmente la formación de fuerzas políticas que respondan a las necesidades populares”.21 Aunque reconozcamos que los medios de comunicación han adquirido el protagonismo descripto precedentemente, tal como acredita nuestra propia historia, su 21. Jauretche, Arturo: Textos extractados de: Opinión Pública y Democracia. 17/11/1941; Escritos Inéditos, Corregidor 2002; Los Profetas del Odio y la Yapa; La colonización pedagógica, Peña Lillo Editor. 1975; Pueden consultares más textos de Jauretche en la página web de elforjista.com.
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imperio nunca es ilimitado. La actividad desarrollada por los integrantes de la Fuerza de Orientación Radical para la Joven Argentina (FORJA)22 en el decenio 19351945 y de otros protagonistas del campo nacional, excluidos de todos los medios masivos de la época, pudo perforar el presuntamente impenetrable muro de universo mediático y llegar a las masas casi sin recursos. Por su parte la campaña que llevó al gobierno al primer peronismo en 1946 logró penetrar un acorazado mediático casi unánimemente opositor.
4.2.4. Medios, periodismo y actualidad En la actualidad la concentración económica ha producido un nuevo fenómeno: ciertos medios de comunicación han comenzado a constituirse en un poder en sí mismo, integrándose o aspirando a integrarse a la dinámica del poder, ya no como una herramienta o instrumento sino como un factor concreto. Aunque esta circunstancia probablemente nos desafíe a reflexionar nuevamente sobre esta cuestión, la mayoría de los medios mantienen todavía su matriz instrumental. El periodismo suele ejercerse a través de instrumentos de comunicación que están configurados en forma diversa. Así los hay conservadores y los hay progresistas; los hay revolucionarios y los hay retardatarios; los hay oficialistas y los hay opositores; los hay combativos y los hay contemplativos; los hay concentrados y los hay desconcentrados; los hay modestos y los hay opulentos, etc. pero mientras no constituyan un poder en sí mismo en definitiva “son medios”, es decir, “herramientas”. En esta cuestión hay que ser muy precisos: todo medio es instrumento de una orientación o de un interés, y el ejercicio específico de la actividad periodística dentro cada uno de ellos dependerá ciertamente de tales orientaciones e intereses en un marco de relaciones donde de una lucha de poder se encuentra omnipresente. En tal contexto resulta absolutamente ilusorio pensar en un ejercicio periodístico de cierta trascendencia aislado de la dinámica de humana de poder. En toda sociedad además existen individuos que poseen una marcada tendencia hacia la idealización de ciertas disciplinas y profesiones. En occidente, el liberalismo ha contribuido a forjar un prototipo “idealizado” de periodista asociado con la labor investigativa o de difusión de noticias o acontecimientos, donde el respeto por “la verdad”, el “rigor investigativo” y la “objetividad” constituyen el norte de su actividad. Cuando se refiere a las prácticas periodísticas, suele hacerse referencia a una “deontología comunicacional” que nos acerca a ciertos principios éticos que deben orientar su labor.
22. Para tomar cabal comprensión de la labor forjista en este sentido, pueden consultarse entre otras obras F.O.R.J.A. una aventura argentina (De Yrigoyen a Perón) de Miguel Ángel Scenna, en dos tomos. 1972, Editorial Oriente Edición. y “F.O.R.J.A; 70 años de Pensamiento Nacional” de autores varios, en tres tomos, editado por la Corporación Buenos Aires en el bienio 2006-2007.
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La figura arquetípica del periodista independiente “fogoneada” por el liberalismo presupone entonces la existencia de un individuo inexplicablemente aislado de un contexto dinámico de lucha por el poder, entendiendo al “poder” en un sentido amplio que engloba todas sus modalidades y aspiraciones posibles, y que no se circunscribe obviamente a lo político. Como ejemplo de apelación acrítica a dicho arquetipo, bien podemos recurrir a sendos artículos recientemente aparecidos en dos “consagrados” periódicos locales Perfil23 y La Nación24. En ambos textos, puede detectarse nítidamente la presencia de esa figura idealizada a través de la exaltación de un “modelo” de periodista aséptico, objetivo e independiente. Aparece de esta forma el “profesional periodístico” como representante de un “periodismo que debe ser escéptico frente al poder” –llamativamente no se aclara cual, pero se parecería que estrictamente es respecto del político–. Por su parte, el antagonista de este “pulcrísimo personaje”, aparece configurado como un individuo ideologizado, dependiente, prejuicioso, comprometido con los intereses del estado, impulsado por el resentimiento del fracaso. Es el “periodista militante”, una suerte de difusor de “propaganda con formato de periodismo sin ajustarse al pacto con la audiencia sobre que las opiniones son libres pero los hechos son verdaderos”25. Más allá de ciertos prejuicios que presuponen tanto la figura idealizada del periodista independiente como la construida respecto a la del militante, lo realmente sugestivo es que en ambos, los autores parecen desconocer el significado y los alcances que para los países periféricos reviste del concepto de “periodista militante”. El periodismo “resistente” o “militante” es una modalidad de ejercicio periodístico desarrollado en los países periféricos al calor de las luchas independentistas y anticolonialistas. Así como los pueblos sojuzgados material y culturalmente han resistido también, material y culturalmente, contra dichas improntas, el periodismo militante ha acompañado esa batalla mediante una práctica periodística orientada a tales fines. Raúl Scalabrini Ortiz fue un claro exponente de dicha práctica, porque consagró su vida a demostrar en su época, cómo el capital extranjero especialmente el británico era una organización económica y financiera montada para extraer regalías extraordinarias a costa del trabajo argentino. Con lo periférico se incluye obviamente a esa verdadera epistemología, entendida como forma de abordar la realidad, que fue emergiendo de los pueblos sujetos a improntas coloniales o semicoloniales, y a su batallar contra las superestructuras culturales consagradas. 23. Fontevecchia, Jorge: “Periodismo militante y subversión de la verdad”. Diario Perfil. Domingo 9 de enero de 2011. 24. Waisbord, Silvio: “El error de la prensa militante”. Periódico La Nación. Miércoles 12 de enero de 2011. 25. Fontevecchia, Jorge: “Periodismo militante y subversión de la verdad”. Diario Perfil. Domingo 9 de enero de 2011.
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El “periodismo militante o resistente” vino de esta forma a romper con el estereotipo burgués del periodismo independiente consolidado en la vieja Europa, a la sazón de las cruzadas antimonárquicas, asumiéndose como actividad situada en un lugar determinado, el de la periferia. Su contienda ya no es contra una forma institucionalizada de poder o de gobierno –la monarquía–, su lucha es contra la opresión colonial provenga de donde provenga, con independencia de la modalidad política o institucional que asuma. En ese orden de ideas el periodista militante o resistente no ejerce una “profesión” independiente desde “el utópico Olimpo” para garantizar las libertades conquistadas. Muy por el contario, el periodista militante se asume inmerso dentro las fuerzas que operan en la realidad desde una posición concreta para conquistar la liberación. El periodista militante es eutópico en la medida que persigue una utopía posible. Este sea tal vez su pecado, pues el periodista militante rompe con la asepsia consagrada y toma clara posición manifestando sus objetivos. La confusión entre militancia y oficialismo constituye otro craso error que aparece en los artículos analizados. En los países periféricos es periodista militante quien se asume como instrumento de liberación y orienta sus investigaciones para contribuir con ella. En estos tiempos hay periodistas militantes que acompañan críticamente al gobierno, pero también los hay dignos críticos y opositores, ya que el proceso de liberación material y cultural es lento y progresivo, requiere esencialmente tiempo, y resulta lógica la existencia de posiciones diferenciadas y lecturas diferentes. La referencia despectiva hacia “lo militante” o tal vez su negación, nos remite al comienzo de este trabajo, en donde denunciamos la existencia en sector importante de nuestras elites de una tara recurrente que los impulsa a “fugarse” hacia las modas escolásticas. La negación de nuestro carácter periférico, y la tentativa de aplicar categorías “clásicas” para el análisis del fenómeno periodístico en nuestra propia realidad es una forma nítida de fuga. Si la ingenuidad fue el motor que impulsó a los columnistas a despreciar “lo militante” habrá que “desazonzarlos” como enseñaba Jauretche, pero es posible inferir acerca de quienes suscriben las notas referidas, que es probable que ambos artículos criticados provengan de esa “cocina periodística” de la que hablaba Jauretche, donde se entremezclan ingredientes y recursos para manipular la información.
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4.3. Fermín Chávez: un matrero consagrado a la Historia “En verdad, la Nación y todo proyecto nacional, en el mundo de la periferia siempre fueron objetos de campañas destinadas a mantener el dominio o a conquistarlo. Los Argentinos sabemos bien como funcionó el famoso dilema Civilización o Barbarie blandido como verdad científica. Hoy aquel primer término de la vieja disyuntiva ha sido reemplazado por modernización, eficientismo, o poder tecnológico, contra el que no se puede.” Fermín Chávez
4.3.1. Su infancia Benito Enrique Chávez (Fermín) nació un 13 de julio de 1924 en El Pueblito, un caserío situado a 24 Kilómetros de la localidad de Nogoyá, provincia de Entre Ríos. Hijo de Gregoria Urbana Giménez oriunda de Paysandú y de Eleuterio Chávez; el pequeño transcurrirá sus primeros años en un medio rural que nunca olvidará y que, probablemente, contribuyó a forjar en él una sencillez admirable. Su padre fue agricultor hasta que a mediados de 1920 abandonó la actividad. Son tiempos de la crisis de un modelo agro exportador cuyos primeros indicios comenzaron a manifestarse en la periferia. Los pequeños y medianos agricultores se constituirán en las primeras víctimas de un crack internacional que hará tambalear al “granero del mundo”.
Fermín Chávez (19242006).
Obra en la que Fermín Chávez narra las vivencias de su infancia. Al dejarla inconclusa la continúa su hijo Simón como homenaje a su padre. Disponible en http://simonchavezretoquedigital.over-blog.es/.
A consecuencia de ello, don Eleuterio, deberá alternar su tiempo entre el oficio de peluquero y de fabricante de escobas de palma. Durante un breve lapso administrará un pequeño boliche de campo en el paraje de Crucesitas. 59
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Desde muy niño sorprenderá a Fermín el cuño yrigoyenista de su progenitor quien militará activamente en el partido centenario hasta 1951. Según su propia confesión lo deslumbrará además, esa misteriosa relación que se estableció entre el Peludo y el criollaje. Nuestro maestro interpretará años después que para muchos criollos, Yrigoyen, representó la reencarnación de la figura del caudillo y el resurgimiento de la estirpe federal. Sus primeros recuerdos políticos se remontan a la campaña de 1928, donde recuerda que su padre lo hacía subir a una mesita junto al camino que cruzaba delante de la casa para que les gritara a los del otro bando: «¡Viva Yrigoyen! ¡Yrigoyen presidente! ¡Melo, Gallo que revienten!». En los comicios de 1952 don Eleuterio votará por primera vez a Juan Perón. Desde niño recibirá la tradición López Jordanista de su abuela Martiniana, quien había contraído nupcias con Santiago Moreira, un criollo que, integrando las tropas de Ricardo López Jordán, cayó prisionero en la batalla de Don Gonzalo el 9 de diciembre de 1873. En aquella legendaria contienda que constituirá un hito en la derrota de los federales, una columna del ejército nacional al mando de Juan Andrés Gelly y Obes, a fin de dar cuenta de “gauchos de Jordán”, recurrirá a fusiles de repetición y asimismo, a una nueva arma: la ametralladora. El hijo de Moreira, Santiago Pantaleón, según reconoce el mismo Chávez, tuvo sobre él muchísima influencia debido a sus relatos históricos, además, la palabra de la abuela Martiniana “era palabra santa” en la intimidad familiar.
4.3.2. Su formación Una vez por semana llegaba al Pueblito la revista Caras y Caretas publicación que alimentó las lecturas juveniles de Fermín. Los Chávez no tenían radio, pero cada tanto, podían escucharla en la casa de su tía Vitalia López. Su educación inicial estará marcada por las contradicciones entre el “relato oficial” de la historia que fue adquiriendo en la Escuela Provincial Nº14 y las narraciones que circulaban dentro de su ámbito familiar. Mientras en la escuela Justo José de Urquiza aparecía como el inmenso prócer provincial con proyección nacional, en su casa, el verdadero “héroe” será Ricardo López Jordán. La caída del caudillo radical en setiembre de 1930 será vivida por los Chávez como un verdadero drama; la crisis económica, los obligará a radicarse temporalmente en la ciudad de Nogoyá. Recién conocerá la “gran ciudad” Paraná en 1936, oportunidad en que junto a sus padres, visitarán a su hermana mayor María Petrona. A instancias de fray Reginaldo de la Cruz Saldaña –hombre de la Iglesia al que le estará eternamente agradecido– Chávez proseguirá sus estudios en la ciudad de Córdoba, en un colegio apostólico dominico orientado hacia las vocaciones sacerdotales. 60
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Su estadía en la ciudad de Buenos Aires entre 1939 y 1942 será determinante en su posterior accionar intelectual y político, pues coincidirá con el “cenit” de los cursos de cultura católica. El principal de la orden –el Padre Páez– enseñará en dichos cursos junto a Leonardo Castellani, Alberto Molas Terán y César E. Pico. De esta forma, Fermín se acercará al nacionalismo en una época donde el clima de la guerra influía nítidamente en la política local. En 1941 publicará su primer poema en Crisol, un diario nacionalista argentino dirigido por Enrique P. Oses. Tres años habían transcurrido de su estadía en el Perú cuando los acontecimientos del 17 de octubre de 1945 lo sorprendieron como a otros tantos, anoticiándose por radio, de lo ocurrido en su patria. Fermín retornará al país recién en octubre de 1946 para, inmediatamente, incorporarse a la actividad cultural, intelectual y política. Con relación a sus principales influencias intelectuales, Chávez sostuvo en más de una oportunidad, que la obra de Santo Tomás de Aquino y las enseñanzas de Jacques Maritain y de Réginald Garrigou-Lagrange marcaron a fuego sus primeras reflexiones. Pero además, hará especial hincapié en el influjo que sobre él ejercieron autores nacionales como Ramón Doll, Ernesto Palacio, la prédica del periódico Crisol y en especial, los artículos de Osés. No obstante ello, en ciertas entrevistas, ha confesado ascendentes tempranos en Leopoldo Lugones y en Leopoldo Marechal, entrelazados con fascinantes lecturas de Federico García Lorca, Pablo Neruda y Miguel Hernández. El maestro entrerriano relatará además, que en aquellos tiempos previos al peronismo, el único integrante de FORJA cuya labor intelectual conocía era Raúl Scalabrini Ortiz, porque nacionalistas y forjistas transitaban senderos paralelos. Mientras el nacionalismo ganaba la calle, los forjistas concentraban sus actividades hacia el campo de lo cultural y lo conceptual, aunque con el tiempo, las filiales de orientación Yrigoyenista se irán multiplicando, obteniendo significativa presencia a principios de la década de 1940, en algunas provincias y localidades. Fermín admitió, también, la existencia en aquella época de una versión nacionalista elitista de orientación maurrasiana surgida durante el gobierno de Marcelo T. de Alvear. Entre 1926 y 1929 se producirá el nacimiento del periódico Nueva República y luego Liga Republicana en los que escribirán figuras como Ernesto Palacio, Roberto de Laferrére, Federico Ibarguren, Juan E. Carulla, Julio Irazusta, César E. Pico, Daniel Videla Dorna, entre otros, cuyos textos integrarán los tiempos de lectura que Fermín dedicaba a los clásicos grecolatinos. Al advertir el fracaso político de Uriburu algunos nacionalistas asumirán un antiimperialismo militante, que los llevará a colaborar con las investigaciones realizadas por Lisandro de la Torre sobre la cuestión de las carnes, e inclusive, acompañarán 61
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la acción del radicalismo conspirativo durante la década infame. Aquel nacionalismo surgido a principios de siglo comenzará a evolucionar hacia 1935, surgiendo de allí una corriente popular. Respecto a la relación entre el nacionalismo y Juan Perón, Fermín admitirá que varias de sus figuras convergerán al peronismo, así como otras se opondrán: no quieren a Perón, y al rechazarlo a él rechazan al movimiento popular. Estos nacionalistas ven a Perón como un caudillo excesivamente pragmatista o, para decirlo con las palabras que se utilizaron, no sólo desde el nacionalismo sino también desde el lado liberal, como un “oportunista” que “sabe hacerse cargo del momento histórico y que va adelante". Entre los nacionalistas que comprenderán al peronismo, Fermín destacará a Alberto Baldrich. Para Chávez el nacionalismo argentino irá evolucionando desde una matriz originaria ciertamente elitista e influida por la obra de Maurras hacia una versión de nítida orientación popular. Trascurrido el año 1935, atestiguará el maestro, la gran acción del nacionalismo se expresará a través de publicaciones y periódicos que golpearán sistemáticamente al gobierno de Justo. Textos en los que aparecerán ideas como la de justicia social. Ya iniciada la década de 1940, las tres banderas del justicialismo estarán prácticamente expresadas en el manifiesto que José Luis Torres redactará para el general Juan B. Molina en 1942.
Fermín Chávez, según su propio testimonio, conoció a Evita primero a través de su letra “… con patas de araña” y de sus “…palabras escritas en tinta verde”. Del despacho de Eva Duarte llegaban a la central obrera correcciones “… a mano alzada” que ella introducía a los proyectos de discursos de José Espejo y de Isaías Santín. Chávez tenía en ese entonces 26 años. Evita, 31.
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Durante el primer peronismo, siendo ya agente estatal en salud pública a instancias de Ramón Carrillo, Chávez será destinado a la oficina de prensa de la GGT donde colaborará con el órgano oficial de la central obrera. En 1950, conocerá a Eva Perón al integrarse a una peña de jóvenes escritores y poetas que se reunían todos los viernes en la sede del Hogar de la Empleada. Con Evita, compartirán también cenas e interminables tertulias en la residencia de Agüero y Alvear donde luego se trasladó la peña. Asimismo por esos años, contraerá matrimonio con Antonia Simó. De dicha relación nacerán dos hijos, Fermín, fallecido en un trágico accidente aéreo y Simón, talentoso músico, fotógrafo y realizador. Además colaborará con la Dirección General de Cultura dirigida en aquel entonces por José María Castiñeira de Dios.
4.3.3. Obra y militancia Su primer libro de poesía Como una antigua queja será impreso en los talleres de la CGT merced al papel cedido por la Federación de Trabajadores del Papel, Cartón, Químicos y afines, y el segundo libro, Dos elogios dos comentarios, estará editado por la peña Eva Perón. En 1952, luego del fallecimiento de la jefa espiritual del peronismo, estrenará Un árbol para subir al Cielo fantasía para niños de su autoría, dirigida por Lola Membrives. Entre 1953 y 1957 se desempeñará como redactor de la revista Dinámica Social. Acontecida la revolución “libertadora” y ya proscripto, su respuesta será inmediata; publicará su extraordinaria obra Civilización y Barbarie. El liberalismo y el mayismo en la Cultura Argentina, participando activamente al mismo tiempo, en numerosas publicaciones clandestinas como De frente, El populista, y Norte. En 1958, será designado por Juan Domingo Perón como miembro suplente del comando táctico creado para comunicar y difundir la orden de voto a Frondizi, pero al negarse a votarlo, será separado inmediatamente del cargo. En 1963 recaerá sobre su persona el rol de delegado interventor del Partido Justicialista de Santiago del Estero, y en 1964, la Fundación Scalabrini Ortiz publicará su obra Poemas de fusilados y proscriptos. Entre 1973 y 1974, dictará Historia Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y como periodista y columnista publicará sus artículos en Crítica, Panorama, La Prensa, El Hogar, Crisis y Megafón. Según Enrique Manson, la “ojeriza” de José López Rega lo excluyó de integrar la comitiva en el primer retorno de Perón. No ocurrirá lo mismo con el segundo y definitivo. Fermín respecto al viaje de regreso relatará que, debido a su buena orientación en el aire, notó inmediatamente que el avión cambiaba su rumbo para aterrizar definitivamente en Morón.
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En 1990 recibirá el Premio Consagración Nacional por parte de la Secretaría de Cultura de la Nación, en 1991 dictará la materia Historia del Pensamiento Argentino en la Universidad de La Plata, y entre 1996 y 1998, Historia Social y Económica en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora. El 2 de octubre de 2003, a instancias de tantos compañeros como Arnaldo Goenaga, será declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por Ley Nº1090/2003. Fermín publicó más de 46 libros además de continuar la obra de su maestro y amigo José María Rosa, con la colaboración de Juan Cantoni, Jorge Sulé, y Enrique Manson. Alguno de sus libros más destacados aparte de los ya mencionados son: Vida y muerte de López Jordán (1957); José Hernández, periodista, político y poeta (1959); Historia del país de los argentinos (1967); Perón y el peronismo en la historia contemporánea vol. I (1975); Historicismo e iluminismo en la cultura argentina (1977); La recuperación de la conciencia nacional (1983); Perón y el justicialismo (1985); Porque esto tiene otra llave. De Wittgenstein a Vico (1994); La conciencia nacional (1996); Alpargatas y libros - volúmenes. I y II (2003/2004). Además, editó numerosas obras de poesía sosteniendo desde siempre una profunda valoración de lo gauchesco, como emergente de la auténtica cultura popular. En este sentido publicó en 2004 Historia y antología de la poesía gauchesca, un extraordinario trabajo de setecientas páginas donde reunió la obra de más de ochenta poetas de la gauchesca y nutrida producción gauchipolítica.
4.3.4. Fermín y la Historia Desde el punto de vista historiográfico la concepción filosófica que inspiró a Fermín Chávez fue el historicismo cuyo supuesto esencial radica en que, “…para estudiar cualquier ser colectivo sea que se considere o no a éste como un organismo, es indispensable conocer todos los elementos que lo forman y sus modos de funcionar, con resultados varios en su vida anterior y su vida presente”26. En tal contexto, Chávez batallará incansablemente contra el recorte del relato histórico que acompañó al proceso de conformación del Estado nacional después de Pavón. Para Fermín el rescate integral e integrado de episodios y protagonistas obliterados en el relato institucionalizado y su puesta en valor, resultará fundamental para superar ese verdadero desprecio por nuestro pasado que emergió durante el siglo de las luces –Aufklärung o Ilustración–. Éste fue el período histórico donde se sobrestimó la capacidad de la razón humana, que para muchos filósofos de la época era siempre idéntica a sí misma, igual en todos los hombres y en todos los tiempos.
26. Escalante, Wenceslao (1996): citado por Fermín Chávez: La conciencia nacional; Historia de su eclipse y recuperación. Editorial Pueblo Entero.
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Cabe señalar que para los historicistas como Fermín la redención del “ser histórico” no perseguía fines meramente académicos, sino muy por el contrario, objetivos “político culturales vitales, en cuanto “lo pasado” es constitutivo de “lo presente” y determinante de “lo futuro”27. En ese orden de ideas, para el entrerriano y otros revisionistas, a mediados del siglo XIX, se consolidó en el poder del país una elite que se propuso “civilizar” por la fuerza a la barbarie nativa. Civilizar, en palabras de Arturo Jauretche, no solamente significó desnacionalizar mediante la importación acrítica de ideas, conceptos, valores y productos culturales, sino también cercenar la historia para acomodarla al proyecto político, cultural y económico triunfante. El civilizar implicó, entre otros dispositivos, la importación a libro cerrado de la doctrina iluminista que para Fermín no sólo generó en el país un prejuicio moral y cultural respecto a nuestras raíces indo-hispánicas, sino que además, a partir de su influencia, empezó a germinar una dicotomía donde lo bárbaro resultó paradójicamente lo propio y lo civilizado lo ajeno. La idea de barbarie empezará a cobrar para nuestro maestro un sentido peyorativo hacia adentro, trastornando los supuestos culturales “hasta el punto de hacerle creer a los nativos que nuestra propia civilización consistía en la silla inglesa y en la levita”. El iluminismo en nuestra región presupuso así una concepción naturalista y universalista de la sociedad “bajo la cual habría de sucumbir el ethos de nuestro pueblo y nuestra propia (…) germinación espiritual”.28 La oposición Civilización o Barbarie selló de esta forma una fuerte impronta fundacional en la formación del Estado argentino; dicotomía que por antinatural determinó la formación de una superestructura opresiva y alienante, que implicaba perturbar nuestro propio proceso de conformación nacional, a partir de la negación u ocultamiento de elementos sustanciales de nuestro pasado. Para el autor este fenómeno de índole sociológica, al consolidarse en el tiempo mediante su incorporación acrítica en los distintos estamentos del sistema educativo, fue transformándose en una deformación de índole ontológica, es decir, en una deformación de nuestra propia identidad, en cuanto ciertos preceptos y perjuicios se fueron expandiendo por vastos sectores de la sociedad. Por eso Fermín insistía que las crisis argentinas son primero ontológicas, después éticas, políticas, epistemológicas, y recién por último, económicas. En síntesis: una de las principales líneas de investigación de nuestro maestro se orientó hacia el análisis de los mecanismos de coloniaje cultural y sus consecuencias, entre ellas, la disociación entre las elites “ilustradas” y el pueblo.
27. Pestanha, Francisco: Las manos de Fermín. En http://www.nomeolvidesorg.com.ar/nota0283.html. 28. Chávez, Fermín: Historicismo e iluminismo en la cultura argentina. ob.cit.
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Chávez reconocerá que contra tal opresión alienante, surgirá desde el llano, una matriz resistente que se expresó esencialmente a través de la cultura popular y particularmente a través la poesía gauchesca. Luego devendrá una corriente de Pensamiento Nacional a la cual adscribirá. Fermín comprenderá como pocos que ese primer peronismo, germinará luego de una profunda revolución cultural impulsada por la llamada generación décima, progenie que reaccionó aguda e incansablemente contra el coloniaje y que se propuso la búsqueda de un sentido y destino colectivo. Se afirma en tal sentido que: “la revolución estética y el nacionalismo cultural se expresarán a través de una innumerable cantidad de artistas y autores, en todos los campos del quehacer estético-cultural”29. La importancia de lo cultural en la construcción de la autoconciencia nacional será vital en la obra del entrerriano. Otro de los aportes sustanciales de nuestro maestro fue la valoración crítica de los aportes conceptuales de las distintas vertientes del nacionalismo argentino, a la conformación de la doctrina nacional, popular y humanista que nutrió al peronismo. El abordaje que Fermín realiza de la producción teórica del nacionalismo y su evolución hacia un nacionalismo popular de cuño humanista, son imprescindibles para comprender al primer peronismo. Para finalizar cabe reseñar que sus legados historiográficos fueron descollantes. No solamente los ampliamente difundidos respecto al Chacho Peñaloza y a López Jordán, sino los publicados respecto a José Hernández, Juan Manuel de Rosas y a distintos protagonistas de nuestra historia y de nuestra cultura. Su libro Vida y Muerte de López Jordán constituye un antes y un después en la historiografía entrerriana, y las consecuencias de aquel texto, aún resultan admirables. Perón, Evita y el peronismo tuvieron en Fermín Chávez a su máximo historiador. Como enseña Alberto González Arzac: “…sobre ellos también dio a conocer numerosas obras, formando parte del Instituto Nacional que lleva el nombre del ex presidente de la Nación, a quien conoció conversando con fray Pedro Errecart el 20 de junio de 1943, en la vereda de la calle Victoria, ahora Hipólito Yrigoyen, al 300 de la ciudad de Buenos Aires; poco después, publicó en Nogoyá un artículo sobre Perón y el Derecho de Gentes, y en Buenos Aires: Perón y la humanización del capital. Esa adhesión política, cuando aún Perón no había accedido a la Presidencia, quedó confirmada a través del trato frecuente y afectivo que poco después recibió de Evita, con quien colaboró; ella hizo editar cuidadosamente los versos de Chávez titulados Dos elogios y dos comentarios (1950). En años de exilio, Juan Domingo Perón distinguió a Chávez remitiéndole cartas personales que atesoró en su nutrido epistolario e invitándolo a acompañarlo en el vuelo de retorno a la Argentina”.30
29. Wally, Juan W.: Generación de 1940: Grandeza y Frustración. ob.cit. 30. González Arzac, Alberto: Recordando a Fermín Chávez. En www.nomeolviodesorg.com.ar.
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La influencia del historicismo en la corriente nacional será reconocida por el autor quien en numerosas oportunidades nos desafió a recuperar la vertiente historicista en la Argentina. Afortunadamente ese deseo comenzó a materializarse a partir del impulso de la Rectora de nuestra Universidad, Doctora Ana Jaramillo, quien acaba de publicar una obra: El Historicismo de Nápoles al Río de la Plata editado por la Universidad Nacional de Lanús, texto que seguramente como aquellos clásicos de Fermín, desafiará a las nuevas generaciones a reencontrarse con una matriz vital para encarar un adecuado proceso de autoconocimiento.
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Como cierre No cabe duda de que el resurgimiento del revisionismo en el siglo que transitamos presupone que todavía existen razones para resistir. Esta resistencia no solo opera contra los contenidos del relato histórico determinado por diversos componentes ideológicos, sino también contra ciertas enunciaciones que, bajo una aparente asepsia científica, esconden nítidamente determinaciones de tipo ideológico. Por suerte, en los últimos tiempos se ha tomado conciencia de que la narración histórica no puede estar exclusivamente a cargo de algunos “expertos” escudados en una metodología a-histórica nutrida por prejuicios cientificistas, eurocéntricos, con componentes mecanicistas. La ciencia histórica, aun considerando extra o para-científica la producción del historicismo revisionista, no puede seguir ignorándola como ha hecho durante tanto tiempo. Ignorar o menoscabar la producción revisionista es un acto reprobable porque la historia como devenir de la experiencia colectiva es esencialmente proceso social y, como tal, objeto de análisis científico. Más aún cuando, como analizamos antes, realizaciones tales como el revisionismo han nutrido y siguen nutriendo los fenómenos políticos más relevantes de nuestra historia reciente. Por último... A lo largo de estas páginas, por razones de selección temática, hemos recuperado solamente algunas de las voces de autores que por su obra, pueden definirse así mismos como integrantes de una episteme común de carácter nacional. Sin embargo, hay muchos otros que integran esa pléyade. En la página siguiente encontrarán mencionados a una parte de ellos.
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Anexo Algunos autores de la corriente del Pensamiento Nacional
CARLOS AStRAdA (1894-1970)
JuAN JOSÉ hERNáNdEz ARREGuI (1913-1974) Escritor y político argentino.
LEONARdO CAStELLANI (1899-1981)
RAMÓN dOLL (1896-1970)
NORBERtO GALASSO (1936)
Sacerdote católico argentino, escritor y periodista.
Abogado, periodista, escritor y ensayista argentino de origen socialista.
Ensayista e historiador revisionista argentino.
JuLIO IRAzuStA (1899-1982)
ROdOLFO KuSCh (1922-1979)
hOMERO MANzI (1907-1951)
Ensayista e historiador argentino.
Abogado, periodista, escritor y ensayista argentino de origen socialista.
Periodista, profesor, artista.
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GRACIELA MAtuRO (1928)
ERNEStO PALACIO (1900-1979)
AMELIA POdEttI (1928-1979)
JOSÉ MARÍA ROSA (1906-1991)
Escritora e investigadora argentina.
Abogado, docente, periodista. Fundador del Instituto de Investigaciones históricas Juan Manuel de Rosas.
Filósofa, ensayista y profesora universitaria.
Abogado, profesor universitario, historiador y diplomático argentino.
JORGE ABELARdO RAMOS (1921-1994)
ARtuRO SAMPAY (1911-1977)
JORGE ENEA SPILIMBERGO (1928-2004) (
SAÚL tABORdA (1911-1977)
Político, historiador y escritor argentino.
Jurista, constitucionalista y docente argentino.
JOSÉ LuIS tORRES (1901-1965)
MANuEL uGARtE (1875-1951)
historiador, periodista y escritor argentino.
Escritor y político.
Político, escritor y pensador argentino.
Jurista, constitucionalista y docente argentino.
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