Revista mensual de circulación mundial Año I Nº 1
Hablar de los Jubilados de la Republica Argentina, prácticamente es la consideración de dos aspectos fundamentales. Unos son los de la economía personal del adulto mayor, tema esencial de la calidad de vida y que para Nosotros se torna de supervivencia y obviamente está directamente vinculado a los planes y presupuestos económicos y financieros que cada país desarrolla El otro tiene que ver con los asuntos vinculados a su salud, tal como lo entiende la Organización Mundial de la Salud de que “se trata de un estado de bienestar físico mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia.” Este inmenso sector de la Argentina hoy lo tenemos identificados con el PAMI, siglas que corresponden a Prestaciones Asistenciales Médicas Integrales. Este medio tiene como fin publicar trabajos de divulgación científica que permita a los ciudadanos en general y las personas mayores en particular tomar conocimiento de divulgación científica de artículos vinculados a este sector de la sociedad. También habrá una sección donde se podrán obtener informaciones de interés sobre asuntos que tengan que ver con su obra social PAMI. Debemos recordar que el PAMI funciona desde el año 1971. Fue creado por Francisco Manrique. Son muchos más los años que fue dirigido por Intervenciones que por los Directores naturales, según la ley de su creación. En total tuvo 13 intervenciones con los distintos gobiernos de turno. Actualmente posee una población que se halla entre los 4.500.000 afiliados y 5.000.000. Es la Obra Social más grande del País y con un fuerte poder económico. Da respuesta médica asistencial a través de distintas formas contractuales con los prestadores que ofrecen la asistencia médica. En su esquema de beneficios también entrega prótesis, órtesis y descuentos en medicamentos. Aborda beneficios turísticos y de recreación. Desde su creación a la fecha los cambios en los esquemas contractuales- prestacionales son numerosos y muchos tienen que ver con la evolución del conocimiento científico como también de la tecnología. Otras veces es porque la política de administración de recursos de los distintos gobiernos es diferente. Es la única Obra Social especializada en la atención del adulto mayor. Su complejidad organizativa es muy grande porque da respuesta en todo el Territorio Nacional.
Las ocho edades del hombre, según Erik Erikson
Edith Sánchez Erik Erikson fue un psicoanalista estadounidense que elaboró una teoría sobre el desarrollo de la personalidad, de amplia aceptación y difusión. Aunque en un principio partió de los conceptos de Freud, se distanció de este al considerar que la influencia cultural tenía mucha mayor importancia de la que le había otorgado el padre del psicoanálisis. Todos atravesamos por situaciones de crisis durante nuestra vida y acostumbramos a verlas como algo negativo. Sin embargo, para Erick Erikson las crisis son procesos necesarios que conducen a la evolución y el cambio. Son circunstancias que nos permiten trascender, crecer y tomar conciencia acerca de nosotros mismos. Erik Erikson señala que el tránsito por la vida se compone de ocho edades o ciclos y que cada uno de estos está marcado por un conflicto específico.
“Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen.” Albert Schweitzer-
Indica que los seres humanos evolucionamos y permanentemente estamos adquiriendo nuevos conocimientos y experiencias a lo largo de nuestra existencia. De no ser así, se producirán bloqueos en algunas etapas de desarrollo. Algunas personas se niegan a madurar, mientras que otras se ven abocadas a crecer precozmente. Todo esto dependerá, en gran medida, del contexto en el que cada uno crezca. Las edades del hombre desde la perspectiva de Erikson Las ocho etapas en el desarrollo humano, según Erik Erikson, son las siguientes: 1. Confianza básica Vs. Desconfianza básica. De 0 a 1 año El recién nacido establece una relación de dependencia, especialmente con su madre. En ella encuentra la satisfacción plena de sus necesidades. Dichos cuidados garantizarán paulatinamente, el aprendizaje y desarrollo de su confianza, si sus requerimientos básicos son coherentemente atendidos. A medida que sus sentidos evolucionan, el bebé reconocerá su entorno como familiar. Se aventurará y su primer gran logro será no experimentar ansiedad en ausencia de la madre, superar el miedo a ser abandonado por ella. De lo contrario, será un ser escéptico y desconfiado.
Erik Erikson 2. Autonomía Vs. Vergüenza y duda. De 1 a 3 años Durante esta etapa el niño adquiere autonomía para desplazarse de un sitio a otro. Pegar o llorar constituye el lenguaje para obtener lo que desea. Si el contexto del niño no responde completamente a las necesidades que experimenta, aparecerá la duda sobre sí mismo y el temor a tomar la iniciativa. La vergüenza en el infante se expresa como una necesidad de no ser visto, de ocultar su rostro, algo que tiene como consecuencia las rabietas y los llantos, o diferentes manifestaciones de desbordamiento emocional. El control exterior debe ser firme y tranquilizador para que aparezca la autonomía. 3. Iniciativa Vs. Culpa. De los 3 a 6 años Si hay algo que distingue a un niño en esta etapa es su iniciativa. Especialmente durante el juego, descubre los roles más significativos para él y los representa. El niño necesita identificar y proyectar su rol en el mundo. La iniciativa a esta edad, consiste en la planificación de ese rol social que actúa. La rivalidad y los celos también pueden aparecer en esta etapa. El niño quiere ser tratado como alguien especial y rechaza cualquier deferencia de la madre hacia otros. Si no recibe un trato relativamente privilegiado, desarrolla culpa y ansiedad. 4. Industriosidad Vs. Inferioridad. De los 6 años hasta la adolescencia Durante este lapso el niño tiene una vida escolar. Independientemente de que se sienta a gusto o insatisfecho, el niño empieza a obtener reconocimiento por lo que hace en ese nuevo entorno. Está en disposición de adquirir nuevos conocimientos y habilidades o, dicho de otra manera, de volverse productivo.
Nuestra cultura ha adquirido altos niveles de especialización que la hacen compleja y limitan la iniciativa del individuo. El riesgo en esta etapa radica en que cuando no hay suficiente reconocimiento, aparece una sensación de inadecuación que puede conducir a un sentimiento de inferioridad.
5. Identidad Vs. Confusión de rol. Durante la adolescencia Este periodo se caracteriza por poner en duda todo aquello en lo que se confiaba. Es decir, los conocimientos, las habilidades y las experiencias adquiridas. Todo ello debido a los cambios biológicos que sufre el cuerpo y la crisis de personalidad que esto genera. A los adolescentes les preocupa la imagen que los demás tengan de ellos y libran batallas constantes entre lo que han sido hasta ahora y lo que serán en el futuro cercano. Presentan confusión en cuanto a su identidad, son idealistas y altamente influenciables. Si atraviesan adecuadamente esta etapa, lograrán construir una identidad sólida. De lo contrario, ensayarán sucesivamente a pretender ser lo que no son. 6. Intimidad Vs. aislamiento Es el momento en que el joven adulto está en capacidad de establecer compromisos laborales, sentimentales, políticos, profesionales, sacrificando algo a cambio. Si por temor, este joven adulto no logra establecer este tipo de vínculos con el mundo, el peligro subyacente será el aislamiento. Es la etapa de las decisiones y de los retos para adquirir estabilidad. También es el periodo en donde se afianzan las concepciones acerca del trabajo, la amistad, la familia, etc. Básicamente es en esta etapa cuando se da un paso definitivo hacia la adultez.
7. Generatividad Vs. estancamiento Erikson se refiere a la generatividad como el deseo en la edad madura de fundar y guiar las nuevas generaciones. Cuando esto no se produce, comienza un proceso de estancamiento personal que está ligado a la sensación de no trascender, de no tener ningún tipo de incidencia en lo porvenir.
Solo cuando las personas se han enfrentado tanto a las derrotas como a los triunfos, han podido procrear o generar ideas y les han dedicado tiempo y cuidado, se puede decir que han madurado gradualmente. Que han alcanzado una experiencia de plenitud. 8. Integridad del yo Vs. Desesperación La última edad de la vida puede ser una etapa serena o llena de inquietud. Todo depende de cómo se hayan resuelto las edades anteriores. Una persona de edad avanzada debería estar en capacidad de formular una valoración sabia de su época, en la que primen el reconocimiento de lo real y la comprensión del mundo. Hay integridad si en esta edad se pueden combinar la reflexión y la experiencia. En caso de que se traigan conflictos sin resolver o etapas que no se superaron, lo usual es que aparezca un profundo miedo a la enfermedad, al sufrimiento y a la muerte.
Integridad del yo
Hacia la Quinta Edad…
La mejor edad es cuando dejas de contar años y cumples sueños
La vejez es “curable” Dr. Félix E. F. Larocca La vejez: Vista, como “enfermedad curable” Pensemos En conclusión Bibliografía La vejez: Vista, como “enfermedad curable” La diferencia entre la duración de la vida entre las varias especies de animales es asunto de interés, por lo sorprendente que resulta. Un ratón, con toda su intranquilidad, vive menos que un caballo. Pero, no es tamaño lo que controla la longevidad, ya que los seres humanos vivimos más tiempo que las ballenas y las tortugas galápagos viven más que nosotros. Muchas teorías tratan de explicar los eventos que, en conjunto, desencadenan u oponen el proceso del envejecimiento, sin que se haya logrado un consenso general. Las más aceptadas postulan tres factores primordiales:
El efecto de los radicales libres que terminan envenenando las células. Exceso de azúcares que forman uniones con ciertas proteínas, similar a la del caramelo producido por la quema del azúcar, y El consumo reducido de calorías, que lo dilata --- a lo que atestan las compañías de seguros.
Hay diferencias en las edades en lo que respecta a las mejores épocas de la vida para producir mejor rendimiento:
Jugadores de tenis logran sus mejores juegos entre los veinte y treinta años Matemáticos y músicos como Einstein, Newton y Mozart hicieron sus contribuciones más notables en la tercera década de sus vidas Biólogos hacen sus logros mayores entre los treinta y los cuarenta Los políticos a los cincuenta y los sesenta Escritores y artistas llevan su creatividad con ellos a los ochenta y noventa años, como lo hicieran Picasso, Matisse, Rebecca West, George Bernard Shaw y muchos más.
La expectación de la vida ha aumentado en los Estados Unidos; de 73 años en el 1900 a 79 años, con mínimas diferencias para ambos sexos, en el 1999. Hoy se cuentan 36,000 americanos entre los centenarios vivientes. De todos los factores negativos que, se han reconocido, contribuyen al acortamiento de la vida, dos son sobresalientes por su efecto:
El tabaquismo y La obesidad.
A todos nos interesa la vida de Madame Jeanne Calment (1875-1997) --- quien, a los 122 años --- fuera, la persona con la vida más larga en récord. De adolescente esta mujer conoció a Vincent Van Gogh, a quien describiera en los términos más negativos. Casó en 1896, cuando su esposo se consideró muy viejo para pelear en la Primera Guerra Mundial. Su nieto la precedió en la muerte por 37 años. Mme. Calment montó su bicicleta hasta que cumpliera los cien años, se rompió dos huesos en una caída cuando ya cumpliera los 115 años, dejando el cigarrillo a los 117. Como tantos que viven vidas largas, ella mantuvo un sentido agudo del humor. Cuando le preguntaban cómo se mantenía tan jovial, su estándar respuesta era: “Yo sólo tengo una arruga en el cuerpo y estoy sentada en ella…”
Mme. Jeanne Louise Calment El rol de la inflamación en el proceso de la vejez Controlando la inflamación puede ser de importancia en el cuerpo para prolongar la vida Tomemos un caso conocido entre los atletas norteamericanos. Jim Hammond, es un atleta destacado dentro de los elitistas. Se entrena una ó dos horas al día con un instructor privado. Este último, lo hace correr y hacer ejercicios anaeróbicos como si fuera muy joven --que, de acuerdo a su rendimiento, lo es. Jim ha ganado tres medallas de oro y una de plata este mismo año corriendo maratones.
En su división ha roto cuatro récords nacionales y demuestra un estado cardiovascular que sus médicos describen como “insuperable”. Lo que es sorprendente, acerca de Jim Hammond es su edad. El cumplió 93 años hace unos meses.
Cuando se le pregunta cuál es su “secreto”, confiesa no tener uno. Nunca ha fumado, pero tampoco hizo ejercicios hasta que entrara en los cincuenta años, no tomándolo en serio hasta los ochenta. Le gusta ganar en las carreras y admite sin titubear, que no siente que el envejecimiento lo limita en sus actividades atléticas favoritas. Parece extraordinario, pero quizás no lo es como veremos Nos dicen que la vejez y la muerte son las únicas certidumbres de la vida. Pero, parece ser, que quienes así piensan se equivocan. En vista de nuestros conocimientos actuales, la vejez y el paso de los años no son iguales. De acuerdo a nuevas teorías, la vejez puede ser un fallo en la función del sistema inmune. El mismo que nos protege contra las enfermedades infecciosas. He aquí cómo se cree que esto funciona. A medida que nuestro organismo combate los agentes infecciosos que lo invaden, los mecanismos encargados de hacerlo, nos causan daños colaterales enormes que terminan afectando nuestros propios órganos y tejidos. En ese sentido, siendo nosotros, nuestros peores enemigos. Esta paradoja no sólo está transformando nuestro entendimiento del envejecimiento, sino que ha alterado nuestra comprensión de lo que las enfermedades son, en general, y de dónde se originan sus efectos dañinos. En otras palabras que estos procesos inflamatorios, también subyacen todas las enfermedades crónicas que nos afectan, como son: la diabetes, la ateroesclerosis, el mal de Alzheimer, y los ataques al corazón. Por lo que el entendimiento de dichos factores, nos asistirían en establecer pronósticos en todos los males mayores que nos afectan.
La idea de la existencia del efecto de los factores inflamatorios se conoce desde el siglo XIX. Cuando ya se entendiera que los mecanismos que nos brindan protección, a veces, se descontrolan causándonos daños. Pensemos Si vemos el proceso del envejecimiento como consecuencia de la inflamación, entonces apreciaremos el envejecimiento desde una perspectiva fresca. Ya que el uso de una la medicina específica para detener el proceso, puede revertirlo antes de que cause estragos desproporcionados.
La Charité Romaine Nicholas Regnier 1620-60 El progreso que se está haciendo en este campo no es ilusorio. Se cree que en unos veinte años se logrará la síntesis de nuevos fármacos capaces de asistirnos a todos. Los biólogos han tenido conocimientos de que la edad afecta la inflamación negativamente y viceversa. Pero, el descubrimiento crucial se hizo en los años finales del siglo pasado. Cuando se descubriera que la Proteína C-Reactiva (PCR), una proteína inflamatoria puede producir con exactitud enorme, un ataque futuro al corazón, lo que nos ayudara en avanzar los métodos para evitarlo. Pero, ¿por qué tenemos un sistema inmune tan arriesgado? La razón de poseer un sistema inmune tan agresivo es adaptiva, ya que en los tiempos de nuestra existencia selvática, nuestro peor enemigo era la infección. Como los evolucionistas bien saben, las infecciones y el hambre nos asistieron en crear las adaptaciones necesarias para sobrevivir. Obviamente se puede deducir que la reducción de calorías nos asiste en combatir nuestro otro enemigo pertinaz, la obesidad.
La inflamación evoca respuestas orgánicas que simulan a un nivel celular, las que tenemos cuando cualquier forma de estrés nos amenaza. Tomemos un ejemplo simple Un perro nos muerde. Primero, los factores coagulantes entran en el cuadro para detener la hemorragia y para confinar el avance de los microbios a la región de la herida. En seguida, una avalancha de fagocitos entra en acción para destruir e ingerir los patógenos. Éstos engolfan las bacterias y secretan citoquinas -- proteínas mensajeras, que hacen el llamado para que vengan más refuerzos a asistir en reparar el daño producido en los tejidos vecinos a la herida.
Retrato de una Mujer Vieja Pieter Brugel el Viejo Cuando la sinfonía termina, el proceso de sanación se completa. Pero, a veces, como sucede con la aterosclerosis, un sistema de desestabilización; asiste, en lugar de contrarrestar, la formación de las placas obstructivas de los vasos sanguíneos --- creando el problema. Hasta ahora, un cuerpo sustancial de evidencia sigue aumentando proveyéndonos con convicción circunstancial de que los mismos procesos tienen un rol en todas las enfermedades crónicas, como son el Alzheimer, la osteoporosis y la diabetes. La más sorprendente de todas ha sido la de la inmunidad como factor tentativo en la depresión de la vejez. Lo que algunos, quienes la conocieran, piensan que fuera lo que nunca afectaría a Mme. Calment en toda su prolongada y optimista existencia. Pero, hasta ahora, se ha logrado muy poco tratando de entender los efectos de las inflamaciones en la infancia, y en cómo nos afectan cuando envejecemos.
Como tampoco entendemos, cómo los agentes tóxicos, como el tabaco, las drogas y los estilos de vida disipados nos impactan --- incluyendo entre los últimos nuestros hábitos alimenticios descarriados. En conclusión Estamos en la alborada de una época nueva en el entendimiento de los factores que nos afectan positiva y negativamente. Tomando como ejemplo la dieta restrictiva en algunos animales y sus efectos tangibles en la longevidad. La nueva teoría nos provee con una pista a seguir en su entendimiento final. Es el caso de la dieta restrictiva. Ésta inhibe la respuesta inflamatoria del cuerpo --- como todos quienes tratan la anorexia sabemos. Lo que en seres que no están críticamente desnutridos termina prologándoles su vida. Sería un caso del peor pensamiento científico, pretender que la teoría de la inflamación, todo lo explica --aunque, como ya vimos, sabemos que explica lo bastante. Y por ello debemos reconocerla y estudiarla. Bibliografía
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Los secretos del envejecimiento
The Guardian Científicos británicos lograron aislar un gen que parece determinar la velocidad con la que envejece nuestro organismo. Es la primera vez que se establece una relación entre el ADN y la duración de la vida humana. El descubrimiento podría tener un profundo impacto en la salud pública y supone una fuerte esperanza respecto de la aparición de medicamentos que prevengan el desgaste biológico que está detrás de enfermedades relacionadas con la edad, como las dolencias cardíacas y determinados tipos de cáncer. Los individuos a los que un análisis de esta variante del gen les dé positivo a sus veinte y pico de años podrían comenzar a recibir medicamentos para controlar el colesterol y ser alentados a realizar actividad física, comer sano y no fumar. Si bien no es probable que este hallazgo conduzca a medicamentos que prolonguen de forma considerable el tiempo de vida, los médicos coinciden en que podría ayudar a extender la vida de aquellos pacientes cuyos genes los hacen susceptibles de morir jóvenes. Esta investigación ofrece el tipo de comprensión sobre la biología del envejecimiento que nunca hasta ahora había surgido como resultado de otras estrategias que se jactan de prolongar el tiempo de vida, como consumir grandes cantidades de antioxidantes o seguir una dieta con muy pocas calorías.
"Esto podría ayudarnos a identificar a aquellos pacientes que tienen mayor riesgo de contraer enfermedades de modo de poner más atención en ellos" observó el profesor Nilesh Samani, cardiólogo en la Universidad de Leicester, que lideró esta investigación. Este trabajo pone de relieve la diferencia entre edad cronológica y edad biológica. Esta última se ve condicionada por nuestra conformación genética y por factores que tienen que ver con el estilo de vida, como la dieta que se sigue y si uno fuma. Dos personas nacidas el mismo año pueden tener edades biológicas con una diferencia de diez años. El equipo liderado por Samani y el profesor Tim Spector del King's College, de Londres, descubrió que una secuencia común de ADN estaba fuertemente vinculada con la edad biológica de una persona. Aparecido en la publicación Nature Genetics, este estudio tuvo su origen en la gran diferencia de edades con la que la gente contrae enfermedades consideradas propias de la tercera edad. "Veo pacientes con ochenta y pico de años que sufren de hipertensión y tienen arterias coronarias sanas, y gente de cuarenta y pico sin factores de riesgo en apariencia, pero que aún así sufren de dolencias cardíacas avanzadas. Pensamos que estas variaciones deben tener algo que ver con el envejecimiento prematuro", continuó Samani. La mayoría de las células de nuestro cuerpo contienen largas moléculas de ADN llamadas cromosomas que cuentan con capas protectoras en ambos extremos llamadas telómeros. Cada vez que una célula se divide, los telómeros se acortan. Cuando los telómeros se acortan demasiado, la célula comienza a funcionar mal y a mostrar señales de envejecimiento.
Modelo de atención a las personas mayores está obsoleto ? El aumento del número de personas mayor de 65 años en un futuro inmediato, su buen estado de salud y el alto nivel de calidad de vida de estas personas mayores, y un modelo de atención a la ancianos saturado y obsoleto exige repensar el modelo de atención a las personas mayores. Para que sea más comunitario y centrado en la persona, tal y como se pone de manifiesto en el informe: ‘Escuchadme! La Atención Centrada en la persona en el apoyo al proceso de envejecimiento ‘elaborado por la Taula d’entitats del Tercer Sector de Catalunya, que agrupa 3.000 entidades sociales. Este estudio pone en cuestión la sostenibilidad del actual modelo de la atención a las personas mayores Este estudio constata que la sociedad catalana es una de las más envejecidas y sobre-envejecida de Europa, un fenómeno que se ha más que duplicado en los últimos 30 años: de cada 100 personas mayores de 65 años, 16 superan ya los 84 años. El fenómeno afecta sobre todo las mujeres, con una esperanza de vida más alta. “El hecho de que las personas vivan más años -de media, 83,4 años- a menudo se lee como un problema social, cuando en realidad es un éxito colectivo fruto del bienestar conseguido”, afirman desde esta entidad. Pero esta situación plantea retos que hay que afrontar respecto a la atención a los mayores de 65 años y los mayores de 85. Y es que en los próximos 15 años, la población de 65 años o más se incrementará un 32% en Cataluña, y el número de personas que tienen 100 años o más se multiplicará por tres. Esta situación pone en cuestión la sostenibilidad del modelo de la atención a las personas mayores, ya que el incremento de la esperanza de vida ha supuesto un incremento de la tasa de dependencia , que en 2015 se situaba en un 28,01% entre los ancianos (hace 30 años era de un 18,6%), tal y como se apunta en este informe de la Mesa del Tercer Sector. En este contexto las entidades sociales catalanas propone un cambio de modelo de atención a las personas mayores que se sustente en las preferencias de las personas mayores a día de hoy: las preferencias que tienen las personas mayores en relación a los cuidados, apoyo y acompañamiento son muy diferentes de las que eran hace unos años. En cambio, los servicios destinados a las personas mayores responden a necesidades que había hace décadas, no se han adaptado al contexto actual y de futuro. Este cambio de modelo de atención a las personas mayores también tendría que dar respuesta a un modelo residencial “que se queda obsoleto” . Y es que hay mucha más demanda de plazas públicas que oferta, por lo que muchas personas tienen que buscar alternativas en los modelos concertados o privados, con el consiguiente aumento de costes que ello supone. Cabe recordar que la empresa privada es el principal proveedor de plazas de residencia en Cataluña: de un total de 59.458 plazas, un 59% las ofrecen empresas privadas, seguidas de las entidades de iniciativa social (24%) y de la administración pública (17%).
También en las alternativas residenciales, la oferta es, en general, inferior a la demanda. Esto hace que a menudo las personas y familias tengan que recurrir a iniciativas privadas para satisfacer sus necesidades. Desde la Taula d’entitats del Tercer Sector de Catalunya se indica que la falta de formación y recursos de las familias que atienden a las personas mayores en casa, la rigidez y limitaciones de los servicios de atención domiciliaria y el elevado coste económico de contratar un asistente privado, entre otras causas, hacen que muchas personas mayores terminen ingresando a una residencia sin desearlo. El informe también alerta de que la falta de ayudas públicas para la contratación de trabajadores domésticos que tengan cuidado de las personas mayores ha dado lugar a un incremento de la economía sumergida en este ámbito, que genera situaciones de abusos hacia los propios trabajadores y hacia la gente mayor que es beneficiaria. El informe advierte, además, de que la poca adecuación de la atención a las personas mayores y la falta de coordinación entre servicios genera ingresos hospitalarios y gastos sanitarios, que serían evitables. Una de cada cuatro visitas a urgencias durante el 2016 en Cataluña las hicieron personas de 65 años o más, y entre este grupo de edad hay muchos “hiperfrecuentadores”, es decir, pacientes que hacen visitas recurrentes a urgencias.
La mejora de la atención a domicilio podría aumentar la calidad de vida de muchas personas mayores, reducir las tasas de hospitalización y también reducir o retrasar el ingreso en residencias La Mesa de entidades del Tercer Sector constata que trabajar en el marco de la Atención Centrada en la Persona (ACP) en todos los servicios de atención sociosanitaria a las personas mayores no solo permitiría mejorar la calidad de vida de las personas atendidas, hacer que recuperen el control sobre sus vidas y que puedan vivir de acuerdo con sus valores y preferencias, sino que optimizaría los recursos públicos y privados que se destinan. El cambio de modelo de atención a las personas mayores propuesto por el Tercer Sector Social constata que “una mejora de la atención a domicilio podría aumentar de manera significativa la calidad de vida de muchas personas mayores, reducir las tasas de hospitalización y también reducir o retrasar el ingreso en residencias”. Esto pasaría por incorporar nuevas tecnologías adaptadas al entorno personal y comunitario, disfrutar de lo que ofrece la comunidad y establecer una mejor coordinación de los sistemas sanitario y social.
El informe de la “Mesa del Tercer Sector” concluye que para evitar que personas mayores en situación de deterioro tengan dificultades para acceder a los diferentes servicios socio-sanitarios y sufran de manera innecesaria por la falta de coordinación entre ellos, es necesario que se implemente en todo el país la figura del gestor de casos, es decir, un profesional de referencia que vele por la coordinación e integración de los recursos al alcance de la persona. Al mismo tiempo, “hay que poner a disposición de las personas mayores ayudas económicas para la contratación de personas asistentes en el hogar, de manera que se haga aflorar la economía sumergida en este ámbito y se garantice una atención de calidad”. Para la Mesa del Tercer Sector este cambio no será real si no va acompañado de una apuesta política y del apoyo comunitario, así como de la formación de los equipos profesionales y la ciudadanía en general.
Qué hacen los jubilados hoy? No hay tiempo para aburrirse. Una mayor dedicación a la familia absorbe las horas de los actuales jubilados. Pero también hay ratos para aprender, ayudar e, incluso, para el deporte. Una reciente encuesta realizada por el Deutsche Bank deja bien claro que los jubilados no se aburren. No tienen tiempo. • El 92,8% de los jubilados prestan una especial dedicación a su familia: Visitan a familiares (87,6%), ayudan a los hijos en tareas y gestiones (65,4%), visitan a los nietos (60,9%) o, incluso, cuidan de ellos (58,4%) • El 81,6% lee y aprende: por placer o por estar informado (77,3%), o estudian (32,7%). • El 80,2% viaja. Preferentemente realizan excursiones de un día y, en cualquier caso, mayoritariamente dentro del país. • El 66% realiza actividades culturales: Visitan museos y exposiciones (56,4%), van al teatro o al cine, a conciertos… • El 57,4% hace deporte: caminan, practican senderismo (48%) o hacen gimnasia, yoga, natación (23,4%). • Asumen labores sociales en una asociación vecinal, en la parroquia o realizan trabajos de voluntariado (48,5%).
En Buenos Aires ya hay más abuelos que nietos Mientras sólo 9,8% de los habitantes tiene menos de 10 años, los mayores de 60 representan el 24,4%; se explica por la caída de la natalidad y la mayor esperanza de vida Evangelina Himitian
Lucio, el nieto mimado por sus abuelas Nora y Beatriz; su abuelo Tito, y la bisabuela Ita. Lucio tiene cuatro años y medio y es el rey en un mundo de adultos. Es hijo único y nieto único de cuatro abuelos: Nora, Beatriz, Tito y Aníbal, que se desviven por él. Y como si eso fuera poco tiene una bisabuela que hoy cumple 101 años y es su gran compañera a la hora de jugar a las cartas. En dos meses, Lucio cumple los 5 y ya hay una "guerra silenciosa" entre abuelas para definir quién hace la torta. La historia de Lucio no es una excepción. Lo que ocurre en la casa de los Genovese Magni es cada vez más frecuente en la ciudad de Buenos Aires, donde ya viven más abuelos que nietos. Mientras el 9,8% de los habitantes tiene menos de 10 años, los mayores de 60 alcanzan el 24,4%, según surge de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) porteña de 2016. Esto es: en la Capital viven unos 303.844 niños menores de 10 y 756.508 personas mayores de 60. Son, digamos, unos dos abuelos y medio por nieto, tal como indica un informe que realizó el Instituto de Estudios Laborales y Sociales (Idelas) de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, sobre los datos de la EPH. Esto se explica, dicen los especialistas, por dos razones que van de la mano: Buenos Aires, a tono con lo que pasa en las principales ciudades de otros países, es el lugar de la Argentina donde se registra la más baja natalidad y, a la vez, la más larga esperanza de vida. Basta comparar las estadísticas vitales desde fines del siglo XIX. En 1887 se vivía en promedio unos 32 años y en 1895, el número de hijos que en promedio tenía una mujer era cinco.
Hoy, la esperanza de vida se sitúa en 75 años y la tasa de fecundidad es de 1,8 hijos por mujer.
"Significa que ya estamos por debajo del reemplazo demográfico, que es de 2,1 hijos por mujer. Y una vez que eso ocurre es muy difícil que la situación demográfica se revierta", explica Victoria Mazzeo, jefa del Departamento Análisis Demográfico de la Dirección General de Estadística y Censos porteña. Otro dato: según el informe del Idelas, sólo en uno de cada tres hogares porteños viven niños. Y en la mayoría de los hogares con chicos, los hijos son uno o dos.
En cambio, en la ciudad crece la población que tiene más años. "Hoy casi tenemos una igual proporción de población de menores de 15 años que de mayores de 65. Son valores de envejecimiento similares a los que se registran en las capitales europeas, como París y Madrid. En el caso de Buenos Aires, la característica es que este envejecimiento está feminizado. Existe una brecha de unos siete años entre las edades a las que fallecen las mujeres y los hombres", aporta Mazzeo. Proyección "Lo que ocurre en Buenos Aires marca el rumbo de lo que va a ocurrir en el país en los próximos años. La proyección demográfica dice que, para 2050, por primera vez va a haber más argentinos mayores de 60 que menores de 20. Lo mismo sucede en países como Chile y Uruguay. Somos los países de la región que tenemos el más acelerado proceso de envejecimiento", explica Enrique Amadasi, doctor en Sociología y coordinador del capítulo adultos mayores del Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). "En sociedades tradicionales, la fecundidad y la mortalidad son altas; en las sociedades modernas, la mortalidad y la fecundidad son bajas. En el medio, la transición demográfica". La frase pertenece al reconocido demógrafo norteamericano Paul Demeny, que en 1968 describió el cambio que estaba ocurriendo en el Primer Mundo y que, años más tarde, llegaría a nuestro país. La edad promedio de la familia tipo de 1950 era de 24 años, mientras que la de 2050 es de 49, asegura Jorge Paz, economista e investigador del Conicet. El cálculo surge de sumar las edades de todos los miembros de la familia y dividirla por el número de integrantes. "Ese aumento de la edad promedio de la población se está registrando en todo el mundo. La gente vive hoy más que antes y, lo que es más importante aún, tiene menos hijos", detalla. Precisamente, la prolongación de la esperanza de vida y la caída en el número de hijos provocaron el fenómeno llamado envejecimiento demográfico. ¿Cuándo se considera que un país tiene una población envejecida? Cuando más del 7% de la población tiene más de 65 años, una marca que se superó en la década del 70, según detalla Mazzeo. Sin embargo, en la ciudad de Buenos Aires fue en los años 90 cuando comenzó a crecer el porcentaje de adultos mayores en relación con la cantidad de niños. No en todos los barrios se envejece al mismo ritmo. Según estudios de la Dirección de Estadística y Censos, en las comunas 11, 12 y 13 -que abarcan Villa Devoto, Villa del Parque, Villa Santa Rita, Villa Mitre, Villa Pueyrredón, Saavedra, Villa Urquiza, Coghlan, Núñez, Belgrano y Colegiales- habitan más vecinos mayores de 65. En tanto, en las comunas 1 (comprende los barrios del centro y Puerto Madero), 4 (Pompeya, Parque Patricios, La Boca y Barracas) y 8 (Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo) los jóvenes y niños son aún mayoría.
Abuelos canguro
Solemos escuchar por boca de los que desean vivir en un senior cohousing o jubilar la mil veces repetida “no quiero ser una carga para mis hijos”. Oimos la idea de que “ellos” no te deben nada, que los jóvenes tienen que vivir su vida y los padres o abuelos, la suya. Y curiosamente, mientras la persona mayor dice rehusar los cuidados familiares futuros, al tiempo continúa soporta la “carga” de las personas que los rodean. La persona mayor se sigue dando como siempre lo hizo, y en su vejez continúa ofreciendo su tiempo, sus cuidados, su casa y sus ahorros a los que le rodean. ¿Es una situación elegida o viene impuesta por la coyuntura de crisis? ¿Una obligación que da también satisfacciones? ¿Una razón para estar fuerte y activo? ¿Es propio de nuestra cultura mediterránea? ¿Lo es de una cierta generación?
Del Informe “Las Personas Mayores que vienen”. Fundación Pilares
La cantidad de abuelos “canguro” que con cierta asiduidad cuidan de los nietos es inmensa: una de cada seis personas de entre 50 y 70 años cuida de los nietos mientras sus padres trabajan. De ellos, la mitad lo hacen a diario. Y un 44% casi todas las semanas (informe Personas Mayores IMSERSO 2010). Según el informe “Las Personas Mayores que vienen” de la Fundación Pilares para la autonomía personal, una tercera parte de esas mismas personas piensan que “es lógico que los abuelos cuiden de los nietos ahora que tienen tiempo”, y el 45% de estas mismas personas creen que “a veces se abusa de los abuelos con el cuidado diario”. Abuelos “canguro” que cuidan de los hijos: la estadística realizada para el mismo informe muestra que una cuarta parte de las personas de entre 50 y 70 años ayudan económicamente a los hijos y otro tanto le dan cobijo en sus casas. Hablamos de hijos mayores de 25 años. En total, el 63% de estas personas ayudan de alguna forma a sus familiares. Y sabemos que hoy las pensiones son el sustento de ¡una tercera parte! de los hogares españoles. Así es habitual leer que “cada vez más familias sacan al abuelo“ de la residencia de mayores para cuidarlo ellas mismas, y contar con la pensión como ingreso familiar. Abuelos que cuidan de los padres: otro fenómeno actual. Con el aumento de la esperanza de vida, el perfil de cuidadora de personas en situación de dependencia tiene una media de edad más alta. Hoy es frecuente encontrar personas (mujeres, fundamentalmente) de 65 años cuidando de sus padres de 90. Por supuesto estas personas mayores que cuidan de otros familiares mayores incluyen el caso de la esposa de 85 cuidando de su esposo (con peor salud) de la misma o más edad.
Personas cuidadoras de otras en situación de dependencia. Informe sobre Personas Mayores 2010. IMSERSO
Finalmente encontramos otra manifestación de cuidado simbiótico: el de los mayores voluntarios que ayudan a otros mayores desconocidos (o amigos). Aquí sí que no hay duda de que la elección por esta labor es completamente libre. Un ejemplo: el de los voluntarios de UDP. La iniciativa tiene dos vertientes: por un lado, apoyar la soledad, y por otro, mantener activos a los propios voluntarios de la UDP, «que con esta labor se sienten bien y satisfechos», porque es que es una tarea que afrontan con un sentimiento de responsabilidad, de disfrute a la vez y que al final deriva en bonitas historias de amistad. «Al final, los voluntarios no son voluntarios, son amigos y se convierten en su enlace con el exterior, son como una ventana al mundo para ellos» En el cuidado mutuo de personas de la misma generación está el sentido de los senior cohousing “no intergeneracionales” que desean muchos mayores cuando se acercan al modelo de vivienda cooperativa. Es esa relación que de alguna forma sienten “entre iguales” la que sustenta la preferencia de muchos por esta forma de vida. El principio fundamental es el del mutualismo comunitario, ese ayudar sin querer nada a cambio. ¿”Abuelos canguro”? Los animales marsupiales portan en la bolsa a la cría, la protegen y le dan sustento. Nuestras familias humanas son más extrañas y ricas, debemos de tener una suerte de “bolsa reversible” porque a veces no sabemos quién es el cuidador y quién el cuidado.
Te parece que estoy por cumplir 70 años? Por Liliana Heker Escritora. Entre sus libros figuran “La muerte de dios” y “el fin de la historia” Viejos son los otros. Esa es la sensación de una mujer que al cumplir los veintidós sufrió una crisis de llanto, pero que ahora respeta los años como su mejor patrimonio. Lo vivido le permite mirar con ganas y energía todo lo que aún le queda por hacer. Diferentes épocas. Liliana, la autora de este texto, a los 22 años, poco antes de que se publicara su primer libro. Estoy sentada en el segundo asiento del 28, sumergida en el transitorio estado de levedad que me provoca cualquier viaje, por corto o colectivesco que sea, siempre que esté sentada y consiga aislarme del entorno: es una buena ocasión para soltar amarras y echarme a navegar. Distraídamente miro hacia la puerta y veo que sube una señora mayor. Cierto reglamento interno que me pilotea desde el origen me impulsa a ponerme de pie y cederle el asiento. Si el acto se completa, ocurrirá que unos segundos después, desde mi condición de pasajera-a-pie (rápida ojeada hacia abajo), seré atravesada por una pregunta que me va a dejar perpleja. Pero si la pregunta irrumpe antes de que le deje el asiento a la señora mayor, voy a poder frenarme a tiempo. ¿Mayor que quién? Porque abruptamente habré recordado que me faltan pocos meses para cumplir setenta años y (rápida ojeada hacia arriba) es muy probable que la mujer cristalizada por mí en una senectud sin remedio sea menor que yo. Querida, voy a pensar un poco desafiante desde mi asiento, ¿sabés cuántos años tengo yo? Sin ninguna culpa, voy a regodearme en el mal humor de la mujer, quien (pienso) seguramente estará pensando qué maleducada esta chica que no me cede el asiento y encima me mira desafiante. Porque estoy convencida de que la mujer jamás creería que tengo la edad que tengo. Pero la que en realidad no cree del todo que tiene la edad que tiene, soy yo. Digamos, aunque suene grotesco, que algo dentro de mí aún aletea y arde en un tiempo sin edad. Y aunque soy consciente de mis años y los pongo sobre la mesa en toda circunstancia que se presenta (cosa que, doy fe, provoca cierta incomodidad en los otros, como si los años –sobre todo los años de una mujer– fueran un tema tabú) y sostengo que no hay que falsear la edad porque los años vividos son el patrimonio que una tiene, sobre todo si es escritora, y sé que mi cara debe revelar sin mayores subterfugios esa edad, aun así, no puedo ser sino a través de esa que aún arde y aletea. Es rara esa duplicidad: saber la carga cultural que acarrea el número de años que una tiene y, al mismo tiempo, sentirse extranjera respecto de ese número. Una tarde, me acuerdo, yo estaba tomando mate con mi madre, y ella, refiriéndose a una de sus hermanas que se negaba a salir y ya no se arreglaba, con esa falta de escrúpulos que siempre la caracterizó, me dijo: “Ya no la aguanto más: parece una vieja de ochenta años”. Lo curioso es que mi tía, en ese momento, tenía ochenta y uno, y mi impiadosa madre, ochenta y tres. Su construcción mental de las viejas de ochenta años no se correspondía con su propia persona; nunca pronunció, refiriéndose a sí misma, la palabra “vieja”. Lilúshkale, me dijo en su yiddish sui generis el día en que cumplió ochenta y cuatro, ya me estoy poniendo grande
Sin embargo, podía hablar con naturalidad de su edad, y de lo que eso significaba en vida vivida, sólo que para ella, hasta el día en que perdió la conciencia, las viejas de ochenta años siempre fueron las otras. Esa tarde del mate el comentario de mi madre me dio risa; no me di cuenta, en ese momento, hasta qué punto me iba a parecer a ella. O ya me estaba pareciendo. Porque la sensación de extrañeza respecto de mis años había empezado mucho tiempo atrás, tal vez cuando cumplí los treinta, sólo que, por entonces, me faltaba mucho para descubrir las posibilidades del omóplato; a duras penas me había librado del síndrome de la cornisa. El síndrome de la cornisa me había acechado desde la adolescencia y básicamente se resumía en esta pregunta: “Si ahora mismo se me cae esa cornisa encima, ¿qué va a quedar de mí?”. La respuesta era impiadosa: “Cuatro o cinco cuentos, nada más que eso”. Un episodio puede ilustrar lo que quiero decir. Ocurrió un 9 de febrero, en Mar del Plata, en la casa de la madre de Raúl Escari. Yo cumplía 22 años y, cuando todos se disponían a festejarme, caí en una inmoderada crisis de llanto. Reconozco que el whisky debe de haber ayudado, pero el hecho es que yo fui atacada por la conciencia (y juro que era una conciencia aguda y dolorosa) de que había arribado a mi vigésimo segundo cumpleaños sin haber cumplido esa tarea grandiosa que me había propuesto hacer. Vista desde afuera, tal vez seguía siendo precoz: estaba terminando mi libro Los que vieron la zarza, era subdirectora de El escarabajo de Oro (revista que dirigía Abelardo Castillo), llevaba publicadas varias críticas que hasta me hacían parecer alta. Pero dentro de mí sólo contaba lo no realizado, y eso era absoluto. Lo que no había hecho hasta ese momento, no estaba hecho y se acabó: se trataba de una meta incumplida, de un sueño mentiroso. El futuro sólo tenía sentido para mí en términos ideológicos; aplicado a lo personal, era un vocablo de libro de lectura, una palabra hueca. Si alguien, en una conversación casual, llegaba a jugar con la idea de mis hipotéticos cuarenta o cincuenta años, lo que me invadía era una sensación de asco. Unos meses antes de cumplir los treinta entré en pánico. Estaba segura de que algo me iba a pasar. Alguien como yo, pensaba (y quería decir “alguien que anda por la vida explotando sus aires de adolescente”), no puede cumplir treinta años. Pero los cumplí y el mundo no se vino abajo. Mi cara no cambió de golpe (sin duda había empezado a cambiar mucho antes sin que yo hubiera querido notarlo: la cara, por fortuna, siempre cambia, si no seríamos monstruosos), y nadie –ni siquiera yo– caía desmayado cuando, interrogada sobre mi edad, respondía: “Tengo treinta años”. Lo cierto es que este incidente de mi vida me llevó a reflexionar tan a fondo sobre la categoría balsaciana de “la mujer de treinta años” en la cual me negaba a encajar, y sobre la carga cultural que una cree que deberá sufrir sobre la espalda por el solo hecho de cumplir treinta años, que me creé antídotos contra cualquier cambio posterior de década. Aprendí que una sin duda cambia, y a veces a saltos, pero no prolijamente cada diez años. Y aprendí también que no todo cambio es destrucción. La cornisa sigue estando al acecho, cada vez más probable, pero solo en ocasiones pienso en ella. Y el estado de inminencia –lo que no hice hasta ahora no está hecho y se acabó– poco a poco se fue transformando en su opuesto.
Paradójicamente, a medida que el futuro –según toda previsión lógica– se me achica, yo, cada vez más, tengo la convicción –irrefutable, por otra parte– de que en cada segundo, ahora mismo mientras anoto estas palabras, me queda toda la vida por delante. Todo lo que no escribí, todo lo que no leí, todo lo que quise ser y no fui, todo lo que no, aún está por hacerse. Y eso me reconforta: alguien tan incompleto como yo tiene buenas posibilidades de mejorar con el tiempo. Será que nunca fui bendecida con ese tipo de juventud resplandeciente que habrá de ser muy doloroso ver esfumarse con el paso de los años. No tuve cintura de avispa, ni pechos desbordantes, ni caderas turbulentas, ni una cabellera salvaje que me rodeara como un aura: nada que pueda caerse, o ablandarse, o engrosarse demasiado; tampoco un talento espontáneo por el que las estrofas algún día me hayan brotado como agua de manantial. Cuando tenía veinte años, en una mesa de Bachín, Alba Mujica, que leía las manos, miró mi palma y, sin ninguna consideración por mis ínfulas de chica precoz, me dijo: “No sos el Niño Jesús, y tampoco sos Mozart”. Debió decir más cosas pero eso es lo único que recuerdo porque me dio justo en la matadura. “Nena (leí debajo de sus palabras), lo que quieras conseguir, sea un cuerpo elástico o una página legible, lo vas a tener que conseguir a fuerza de trabajo”. Y así ando. Como cualquier proletario del mundo, en cuanto a los dones dorados de la juventud, no tengo mucho que perder. ¿Ciertos chorros de alegría que me atravesaban en la adolescencia? He descubierto con sorpresa que eso no se pierde, es lo que, desprevenidamente, me impulsa a levantarme del asiento cuando sube al colectivo una señora mayor. Todo lo demás me queda por hacer. A los treinta y dos años, en mi cuento La sinfonía pastoral, la protagonista escribe: “A veces tengo la sensación de ser una especie de bofe pensante dejado en el mundo sin forma ni destino pero con infinitas posibilidades: tener una cara, escribir libros, hacer la vertical”. Me pregunto: ¿Sabía realmente ella los alcances de lo que estaba diciendo? Concebía esa que se situaba con cierto horror a las puertas de sus treinta y dos años, a esta que ahora, sin horror, se sabe a las puertas de los setenta? No lo creo. En esa época, a mí las edades futuras todavía me provocaban un vértigo que se parecía a la náusea. Claro que (y en el cuento se advierte) yo ya estaba preguntándome sobre el trabajo del tiempo, pero en ese tiempo, mi tiempo de entonces. Me quedaba mucho por descubrir, varias luchas que emprender. Ese es el gran dilema: cuándo me voy a entregar dócilmente al trabajo de los años. ¿Existirá ese momento o, como quiero decidirlo ahora, la muerte me va a encontrar triunfante, en la actitud de cederle el asiento a una señora mayor? No lo sé. Por el momento, sigo recogiendo el guante. La vertical me está saliendo mucho mejor que a esa mujer de treinta y dos que no sabía para qué lado bajar las piernas; y el saque me sale mal pero poco a poco va mejorando. Sé que debo perfeccionarlo, de eso no hay duda, pero ¿acaso no me queda toda la vida por delante? Hace poco descubrí mi omóplato derecho. Resulta que, vaya a saberse por cuáles avatares de la vida, hacía décadas que, sin saberlo, lo tenía bloqueado.
Caramba, me digo, mientras frenéticamente lo muevo frente al espejo, si aun sin ese omóplato manejé el mouse, cargué paquetes de revistas y aprendí tardíamente a jugar al tenis, ¿qué no voy a conseguir con mi omóplato en la plenitud de sus aptitudes motrices? Un sinfín de posibilidades se abre ante mí. Todo es nuevo porque todo es mirado por mí a la luz de una edad que me era desconocida. Considerada así, la vida es bastante interesante. No me engaño. A veces, cuando subo al colectivo, un muchacho con walkman o una chica de rulos me cede el asiento. Me ha cosificado en mis años y tiene derecho. Yo me sorprendo un poco pero aprovecho la volada y me siento. Es una buena ocasión para que suelte amarras y me eche a navegar.
Ciudades Amigables con las Personas Mayores Presentación El envejecimiento y la urbanización de la población son dos tendencias globales que, juntas, constituyen fuerzas importantes que caracterizan el siglo XXI. A medida que las ciudades crecen, su proporción de residentes de 60 años de edad y más va en aumento. Las personas mayores son un recurso para sus familias, comunidades y economías en entornos de vida sustentadores y facilitadores. Basada en este enfoque de la OMS hacia el envejecimiento activo, el propósito de esta Guía es lograr que las ciudades se comprometan a ser más amigables con la edad, con el fin de aprovechar el potencial que representan las personas de edad para la humanidad. Una ciudad amigable con los mayores alienta el envejecimiento activo mediante la optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. Programa de la OMS para entornos adaptados a las personas mayores Envejecimiento y ciclo de vida En 2008, por primera vez en la historia, la mayor parte de la población mundial vivía en ciudades. Las poblaciones urbanas seguirán creciendo en el futuro. Se estima que, para 2030, aproximadamente tres de cada cinco personas vivirán en un área urbana. Al mismo tiempo que van creciendo las ciudades de todo el mundo, sus residentes van envejeciendo. El porcentaje de la población mundial de 60 años se duplicará, pasando de un 11% en 2006 a un 22% para 2050. Construir ciudades y comunidades adaptadas a la tercera edad es uno de los planteamientos políticos locales más efectivos para responder al envejecimiento de la población. Los entornos físicos y sociales son determinantes clave para que las personas puedan mantenerse saludables, independientes y autónomas durante su vejez. Los mayores desempeñan una función esencial en sus comunidades; participan en labores remuneradas o voluntarias, transmiten experiencia y conocimientos y ayudan a sus familias a cuidar de los suyos. Sólo se puede contar con esas contribuciones si gozan de una buena salud y si las sociedades responden a sus necesidades. Objetivos del Programa El programa de la OMS para un entorno adaptado a las personas mayores es un esfuerzo internacional para abordar los factores ambientales y sociales que contribuyen a un envejecimiento activo y saludable.
El Programa brinda apoyo a ciudades y comunidades para que vayan adaptándose a las personas mayores, abordando ocho dimensiones de sus necesidades: entorno construido, transportes, vivienda, participación social, respeto e integración social, participación cívica y empleo, comunicaciones, y servicios de apoyo comunitario y de salud. Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores Acerca de la Red Cada vez más ciudades y comunidades en todo el mundo están tratando de dar una mejor respuesta a las necesidades de sus residentes de la tercera edad. La Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores se estableció para fomentar el intercambio de experiencia y el aprendizaje mutuo entre ciudades y comunidades de todo el mundo. Cualquier ciudad o comunidad que quiera unirse a la Red y esté comprometida con la creación de entornos urbanos integradores y accesibles en beneficio de su población de edad avanzada, es bienvenida. Las ciudades y comunidades de la Red tienen diferentes dimensiones y están ubicadas en distintas partes del mundo. Sus esfuerzos por adaptarse mejor a las personas mayores se dan en contextos culturales y socioeconómicos muy diversos. Lo que todos los miembros de la Red tienen en común es el deseo y el compromiso de crear entornos urbanos físicos y sociales que favorezcan un envejecimiento saludable y activo y una buena calidad de vida para sus residentes de más edad. Las actividades de la OMS Mediante la Red, la OMS facilita una plataforma mundial para intercambiar información y apoyarse mutuamente, compartiendo experiencias. Es más, la OMS ofrece orientación y promueve la adquisición de conocimientos sobre cómo evaluar el grado de adaptación de una ciudad o comunidad a las personas mayores, cómo integrar una perspectiva que tenga en cuenta a estas personas en la planificación urbana y cómo crear entornos citadinos adaptados a las mismas. Preguntas y respuestas ¿Cuáles son los objetivos de la Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores? • conectar ciudades y comunidades que comparten el compromiso de adaptarse mejor a las personas mayores; •
facilitar el intercambio de información y de prácticas óptimas;
•
facilitar apoyo técnico y formación; y,
•
asegurarse de que las medidas adoptadas para mejorar la vida de las personas mayores sean apropiadas, sostenibles y económicas.
¿Cómo unirse a la Red? Para ser miembro de la Red una ciudad o comunidad debe comprometerse a estar evaluando y mejorando continuamente su adaptación a las personas mayores. Durante todo este proceso, es esencial contar con una participación constructiva de los residentes de edad. Las solicitudes para ser miembro se presentan junto con una carta del alcalde y la administración municipal en donde se comprometen a aplicar el proceso dispuesto por la Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores. ¿Cuáles son las ventajas de ser miembro? Una ciudad o comunidad que pasa a ser miembro de la red puede utilizar la denominación «Miembro de la Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores». Además, los Miembros pueden: • conectarse a una red mundial de expertos en personas mayores, entre ellos, con altos funcionarios, directores de programa, investigadores y con las propias personas de edad avanzada; •
recibir las últimas noticias y el material más reciente sobre los proyectos, reuniones y eventos de las ciudades y comunidades adaptadas a las personas mayores; •
recibir orientación sobre medidas para concebir y aplicar conceptos de ciudad y comunidad adaptadas a las personas mayores; •
participar en el debate sobre prácticas óptimas para crear una ciudad o comunidad adaptadas a las personas mayores y para superar los retos que ello plantea; • tener facilidades para establecer alianzas entre ciudades y colaborar en la organización de actividades; •
difundir y compartir los resultados de los proyectos.
¿Cuál es la función de la OMS en la Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores? La Sede de la OMS y las oficinas regionales y de los países asumirán una función rectora, encargándose en particular de: • coordinar el programa de ciudades y comunidades adaptadas a las personas mayores; •
identificar y difundir prácticas óptimas;
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establecer directrices para la ejecución;
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brindar apoyo técnico y formación;
•
examinar los progresos y los planes.
¿Cómo se vinculan los programas nacionales con la Red? Algunos Estados Miembros de la OMS han decidido establecer sus propios programas con objeto de poner en marcha iniciativas nacionales o estatales para ciudades o comunidades adaptadas a las personas mayores. Se alienta a los países a que colaboren con la OMS para asegurarse de que las ciudades y comunidades que participan en esos programas sean automáticamente consideradas miembros de la Red. ¿Cómo tendrá en cuenta la OMS las diferencias entre ciudades y comunidades de todo el mundo a la hora de decidir sobre las candidaturas a miembros y examinar los planes de acción? El proceso de la Red es flexible y permite importantes diferencias entre ciudades y comunidades de todo el mundo. La evaluación de los planes de acción y de los progresos tendrán en cuenta las circunstancias financieras y sociales de cada ciudad y comunidad. ¿Cuánto tiempo se puede mantener el título de miembro de la Red? Una ciudad o comunidad puede seguir siendo miembro de la Red mientras que pueda demostrar un progreso continuo frente a unos indicadores establecidos. En otras palabras, una vez que una ciudad o comunidad demuestre que está progresando de acuerdo con su plan de acción original (normalmente cinco años después de incorporarse como miembro) se espera que esa ciudad o comunidad formule un nuevo plan de acción de hasta unos cinco años junto con los indicadores correspondientes. Al aprobar la OMS ese plan de acción, la ciudad o comunidad seguirá ostentando el título de miembro. Al final del segundo período de ejecución se evaluará hasta qué punto se ha cumplido con el plan, y las ciudades podrán entrar en otros ciclos de ejecución para asegurar la continuidad de su pertenencia a la Red. Cuando un ciudad se une a la Red ¿qué ocurre con los programas de tipo «adaptación a las personas de la tercera edad» que ya se hayan planeado o implantado a escala local o nacional? La participación en la Red no reemplaza ni la planificación ni la ejecución de otras iniciativas de ese tipo. Es más, se anima a los países a colaborar con la OMS para asegurarse de que las ciudades que participan en estos programas adquieran automáticamente el estatuto de miembros de la Red. Además, la participación en la red brindará a los municipios la oportunidad de evaluar hasta qué punto las medidas de adaptación a las personas mayores que hayan adoptado responden a las necesidades de sus residentes de la tercera edad, de una forma sistemática y holística que identifique y subsane las lagunas existentes. Por lo tanto, se fomenta que otras iniciativas se incluyan en el plan de acción para una ciudad o comunidad mejor adaptada a las personas mayores, o se vinculen con el mismo.
¿Son las ciudades o comunidades las únicas que pueden ser miembros de la Red? En algunos casos la OMS negociará con Estados Miembros la afiliación de programas nacionales similares. Estos programas han de ser coherentes pero no necesariamente idénticos al procedimiento descrito infra. Estarán administrados y respaldados por Estados Miembros y ciudades o comunidades que participen en estos programas nacionales, y al cumplir con los criterios acordados, podrán también participar como miembros de la Red Como resultado del establecimiento de la Red ¿se formularán criterios o normas para estas ciudades o comunidades? La Red no cuenta todavía con normas o criterios de evaluación entre ciudades. Sin embargo, en un futuro se prevé implantar este tipo de medidas y se anima a las ciudades a que identifiquen indicadores que se puedan recopilar, medir y comparar de forma sistemática. ¿Cuáles son los planes futuros de la Red? Un nuevo paso para avanzar podría consistir en identificar normas para ciudades o comunidades adaptadas a las personas mayores que permitirían otorgar un premio importante a las que alcancen un determinado nivel. Por ejemplo, las ciudades o comunidades en donde todos los transportes públicos sean de fácil acceso y tengan tarifas reducidas y asientos prioritarios para las personas de edad, además de conductores con formación para ayudar a los mayores podrían aspirar a un premio de transportes. También es posible identificar ciudades o comunidades que hayan progresado de forma excepcional en su adaptación a las personas mayores y otorgarles un premio de conjunto. Pero estas normas únicamente se podrán determinar cuando se disponga de más información sobre las ciudades o comunidades que participen en el programa. Asimismo, la OMS tiene interés en estudiar conceptos similares en diversas instalaciones, por ejemplo, en hospitales y lugares de trabajo.
Quinta generación. Modelos de vida para personas mayores A partir de una artículo del sociólogo Miguel Montero, incluido en el libro “Innovaciones en Residencias para personas en situación de dependencia. Diseño arquitectónico y modelo de atención” sobre el caso alemán, nos proponemos esbozar los distintos modelos residenciales que se han ido sucediendo a lo largo del último medio siglo, y presentar dónde nos encontramos al respecto en la actualidad. Montero menciona allí un interesante documento (pdf en alemán) elaborado por la KDA (Kuratorium Deutsche Altershilfe) que plantea, para Alemania, una cronología en absoluto trasladable a nuestro país. Sí lo es la sucesión de modelos, que hemos ido adoptando aquí con décadas de retraso. Es muy ilustrativo, y es por ello que lo traemos aquí para nuestra reflexión. Así podemos hablar de cuatro modelos, correspondientes a cuatro “generaciones”. Miguel Montero los describe así: La quinta generación: autonomía personal con inclusión en la comunidad El documento mencionado de la KDA plantea una 5ª generación para las viviendas que esta entidad promueve en Alemania, que denominan “proyectos de distrito” (quartierskonzept). El nuevo modelo asume los logros del modelo familia y añade tres importantes principios: vida íntima, vida comunitaria, vida pública. Se trata de potenciar la individualidad, pero también la apertura a una comunidad más amplia. Las claves para ello son:
• Cocina adaptada para una mayor autonomía personal.
• Apartamentos en lugar de habitaciones (es decir, con cocina individual) • Residencia como “centro comunitario” que participan en la vida social del barrio o la ciudad La “5ª generación” se expresan en nuestro país con propuestas que incluyen atención integral centrada en la persona, ya sean jubilares (con iniciativa y autogestión de los propios interesados), o apartamentos con servicios (promovidos por un tercero), algunas viviendas con este tipo de atención (ej Etxean Ondo Domicilios), pisos compartidos inter generacionales con estudiantes y atención a domicilio, etc. siempre que prevean a su vez una relación de inclusión en una comunidad más amplia. En este sentido, nos encontramos hoy en un momento en el que la apuesta más ambiciosa pasa por un modelo en el que la integración de “cuidados, tareas domésticas y asistencia social” (4ª generación) trasciende las paredes del complejo residencial. El modelo asistencial, en esta 5ª generación, se completa con una mejora de los sistemas de atención a domicilio, con propuestas de participación ciudadana, de mejora de los entornos de barrio y ciudad (ej. proyecto de Ciudades Amigables con las Personas Mayores…). Como hemos comentado en otras ocasiones, la Unión Europea apuesta en la actualidad por una transición que va desde la atención institucional a los cuidados basados en la comunidad. Creemos que la opción más coherente con esta idea, y el mayoritario deseo de permanecer en el hogar será la paulatina transformación de comunidades de barrio a entornos donde envejecer en casa y verdaderamente incluidos en la comunidad.
Humor - Una estrategia para vivir mejor Según médicos y psicólogos, el buen humor puede ser un remedio para mejorar la salud, reducir el estrés, evitar la depresión y optimizar la relación con los otros. Desde hace algunos años, incluso, algunas empresas lo incluyen dentro de su filosofía corporativa. Beneficios de un recurso que todos podemos poner en práctica. Dicen que la risa es el único gesto exclusivo del ser humano. Y qué es la risa sino se la define como un torrente que nace desde el espíritu, que impacta en el alma como un shock de frescura y en ocasiones explota en la voz con la fuerza de una carcajada, convirtiéndose en el recurso capaz de volver lo negro gris, de tornar lo malo en no tan malo, de desdramatizar el defecto y convertirlo en una graciosa seña particular, de encontrar en el ridículo una ocasión para divertirse y para reírse, por qué no, de uno mismo. Y piense entonces el lector cuántas veces se ha reído con ganas, y qué sintió en el medio de ese trance, cuando la tentación es más fuerte que el respeto que impone un lugar, la seriedad que exige un momento o la formalidad que requiere una compañía. Y si bien la sonrisa es importante por sí misma, también adquiere relevancia porque es el primer y más claro síntoma del buen humor, una característica de personalidad que si bien no es fácil sostener cuando las situaciones son adversas, el jefe está en un mal día o el estrés de la vida cotidiana aplasta, sigue siendo promocionada por médicos y psicólogos, que aseguran que mejora la calidad de vida y hasta puede incidir directamente en la salud. Y vale aclarar que hay formas y formas de ayudar al buen humor. Recordar al Negro Olmedo, mirar una película de Charles Chaplin, contar un chiste, rescatar alguna cinta del queridísimo Pepe Biondi, reírse con los videos de Peter Capusotto, escuchar música, salir con amigos, soñar, cantar, jugar, bailar… Sin embargo, quienes se dedican a estudiarlo y a recomendarlo aseguran que el buen humor como “filosofía de vida” es el que verdaderamente provoca un cambio. Entonces, soltando un poco la escritura para ponerse a tono con el tema, se pregunta: ¿Se imagina usted riendo mientras mira sobre el escritorio el trabajo acumulado?; ¿podría responder con una sonrisa cuando alguien le resalta un defecto?, ¿sería capaz de contarle un chiste al empleado que lo atiende mal?. Si sus respuestas son positivas, podríamos adelantar que no eligió mal el camino, si son negativas se le propone reflexionar sobre esta frase de Platón, que delata que ya en los primeros años de la humanidad se destacaba al buen humor como un recurso válido para distender situaciones y cambiar el rumbo de los malos momentos: “Muchas veces ayudó una broma, donde la seriedad solía oponer resistencia”. La risa es salud. El residente de medicina Hunter Patch Adams, -ahora reconocido médico estadounidense- entraba a la sala de cuidados oncológicos con una nariz de payaso y actuando pasos de comedia, mientras el resto de sus pares lo tildaban de “poco serio” y de “irresponsable”, y al tiempo en que las autoridades del hospital escuela, donde hacía sus primeras prácticas como profesional, se rasgaban los guardapolvos con gestos de disgusto, sentenciando que no era apto para esa ciencia, que requería de un formalismo que él no expresaba (ni quería expresar) en ninguna de sus acciones. Pero Patch Adams sonreía, aún frente a la muerte, y los pacientes le respondían de manera favorable, es decir, mejoraban. Su historia se conoció y conmovió a través de la película que lleva su nombre, y que intenta demostrar cómo el humor puede impactar en la salud y cómo la risa es capaz de curar, o al menos aliviar, los dolores del cuerpo, cuando lo que cesa son los dolores del alma. Adams actualmente sigue promocionando medios alternativos de sanación, y fue, inclusive, el inventor de la risoterapia con fines médicos y terapéuticos (ver aparte). Hoy, la psiconeuroinmunología es una de las corrientes de la medicina que se propone comprobar científicamente, entre otras cosas, si determinados estados emocionales, entre ellos el buen humor, tienen consecuencias beneficiosas para el cuerpo; y, por el contrario, si la angustia puede desencadenar o al menos sembrar el terreno para que afloren ciertas enfermedades. Mientras esa rama se desarrolla, desde hace tiempo se divulgan estudios que aseguran que “la risa libera endorfinas”, una sustancia natural con poder analgésico, similar a la morfina, y “responsable de la sensación de bienestar y alivio”. Las mismas investigaciones señalan que esta sustancia “también está relacionada con los mecanismos de defensa del organismo”.
En la misma línea, desde la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES) aseguran que “durante la risa hay una reducción y normalización de aquellas funciones orgánicas que se alteran durante el estrés”. “Se ha determinado que la risa disminuye la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y decrece la activación del estrés”, especifican. Desde su experiencia con pacientes, en tanto, algunos profesionales aseguran que el buen humor mejora, al menos, la calidad de vida, porque ayuda a enfrentar mejor las situaciones a las que expone una enfermedad. “Hay que ser cuidadosos a la hora de asegurar que el buen humor puede o no incidir en la salud, pero sí es cierto que la imaginación positiva trae una acción beneficiosa sobre la voluntad, y uno lo ve en los enfermos. Es probable que el enfermo que tiene una imaginación positiva sobre su estado de salud, mejore. Entonces, sí se puede decir que hay una relación entre buen humor y estado de salud”, aseguró a Info Región Federico Pérgola, que es cardiólogo, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro de la Asociación Médica Argentina (AMA). En este marco, algunas voces que provienen del campo de la salud mental, también sostienen que “el humor representa una actividad creativa del ser humano” y que cuando una persona es capaz, inclusive, de reírse de sí misma “aumenta su autoestima y favorece su relación con los otros”. “El buen humor incide en no tener estrés, depresión o trastornos de ansiedad, porque en cierto punto tiene que ver con no dramatizar y con reírse un poco de la experiencia humana. Esa no percepción de la amenaza reduce el estrés”, aseguró a este medio Eduardo Keegan, psicólogo y docente de la UBA Y en el mismo sentido se expresó el psiquiatra Eduardo Grande, desde la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM). “Las personas que tienen buen humor y son optimistas tienen seguramente un escudo defensivo contra las enfermedades mentales. Las que son pesimistas, tienen un primer paso dado hacia la depresión”, explicó. Sonría, lo estamos evaluando. Ahora bien…parece ser que el buen humor también es una cualidad que comienza valorarse en ese ámbito donde tan difícil es mantenerlo: el trabajo. De acuerdo a algunas investigaciones, “el buen humor ayuda a la creatividad y mejora las relaciones interpersonales”, razón por la cual un número de empresas decidieron incorporarlo en su filosofía corporativa. “El buen humor y la actitud positiva son recursos que sin dudas se valoran, pero que lamentablemente están en extinción. ¿En qué ayudan dentro del ámbito laboral?: Pues podemos decir que mejoran las relaciones, la creatividad y la actitud”, aseguró a este medio el director de Desarrollo de la consultora de Recursos Humanos Pullmen, Ricardo González. “En las pequeñas comunidades de trabajo y los pequeños universos que se mueven dentro de una empresa, la falta de humor o el exceso de ceremonia o seriedad producen estrés, que es lo más parecido a un bloqueo de la productividad”, remarcó. Desde el sitio digital de búsqueda de empleo Bumeran, en tanto, coincidieron con González, y resaltaron a Info Región que el buen ánimo y el carácter alegre son características que pueden sumar a favor en el momento de una entrevista laboral, porque constituyen “un elemento de diferenciación entre los aspirantes”. “Desde el punto de vista del reclutamiento de personal, la actitud y el humor conforman un aspecto muy importante de la primera imagen que da una persona. Dentro ya de un marco laboral, una persona con buen humor puede hacer que situaciones complejas resulten más simples, y puede lograr que ir a trabajar sea más agradable para todos”, señalaron las fuentes. Y advirtieron: “Las empresas están dando un giro en ese sentido. Hoy se valora mucho más que hace 15 años el tema del clima laboral, y hay compañías que desarrollan programas de Recursos Humanos para garantizar o asegurar ese buen clima. Hay toda una nueva cultura en el trabajo dentro de la cual el tema del ambiente y del pasarla bien es un valor importante. La buena onda, el compartir relaciones y un grupo de pertenencia más allá de las tareas. En este escenario, las personas de buen humor encajan muy bien”. De todos modos, desde las consultoras reconocen que todavía existe el prejuicio que asocia a la alegría y a cierto grado de relajación con la irresponsabilidad, y en la misma lógica, a la seriedad extrema con la aplicación: “No se debe confundir buen humor con falta de respeto.
A veces en el trabajo se cae en la formalidad, pero se puede ser formal y tener buen humor y se puede tener buen humor y cumplir el trabajo con responsabilidad. La verdad es que el buen humor agrega no sólo un valor plus a la persona que lo porta, sino también al equipo donde esa persona está trabajando”, defendieron desde Bumeran. Al mal tiempo, buena cara. Según la definición de la Real Academia Española “buen humor es la propensión más o menos duradera a mostrarse alegre y complaciente”. De acuerdo al dramaturgo irlandés Oscar Wilde, en cambio, “el humor es la gentileza de la desesperación”, concepción similar a la que pregonó la filosofía cínica -fundada en Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C- que sostiene que el buen humor es un tipo de “catarsis” o “contraveneno espiritual”. Y de cierto modo es verdad, porque ¿cuándo se ve el verdadero buen humor sino en las malas, el día en que uno está cansado y todavía no es la hora de descansar, cuando no se soporta a las visitas, el compañero de trabajo gruñe, el espejo no devuelve la imagen que se sueña o, simplemente, cuando el despertador sonó antes de lo deseado, el café sabe amargo y todo indica que ese, que comienza, va ser un mal día? Según parece, tener verdadero sentido del humor implica ser capaz de quitarle el dramatismo a las adversidades y trascender los obstáculos con cierta alegría y “buena predisposición”, voluntad que se emparenta con el concepto de “resilencia”, y que de acuerdo a psicólogos y psiquiatras requiere de una condición: ser “flexible”. “El tema del buen humor tiene que ver con una característica de la salud mental que se llama flexibilidad cognitiva, que no es más que la capacidad de pensar en forma flexible. De hecho, la comicidad es comicidad porque plantea algo desde una perspectiva inusual, entonces en general si una persona tiene capacidad para lo cómico en realidad lo que tiene es mayor flexibilidad mental”, explicó Keegan. Y agregó: “El buen humor es poder jugar un poco con el ridículo y tener la capacidad de no magnificar, de no darle exagerada importancia a las cosas. La gente que tiene esa capacidad tiene mayor probabilidad de atravesar mejor las circunstancias difíciles, porque pueden verlas desde una perspectiva alternativa”. De todos modos, los especialistas advierten que con esta gracia “un poco se nace, otro se hace” “No es fácil tener buen humor porque no es una cosa tan voluntaria. Se puede entrenar hasta cierto punto, pero inciden un montón de factores, y la flexibilidad cognitiva es algo muy difícil de desarrollar”, resaltó Keegan. Y con él coincidió Grande, desde la Asociación Argentina de Salud Mental: “Es cierto que uno trae un valuarte genético al mundo, pero también influyen las circunstancias del entorno, de eso, no hay dudas”. Y … ¿por qué no?. Mientras algunos profesionales advierten que el estrés es una de las epidemias del Siglo XXI y que la incidencia de los trastornos de ansiedad y la depresión crecen a nivel mundial, otros siguen sosteniendo que el buen ánimo y una visión menos dramática de las cosas son un remedio eficaz y accesible, al menos para intentar una protección contra estas patologías. De todos modos, la mejor excusa para pensar en el buen humor como estrategia de vida sería poder entender que si una situación es difícil más difícil se tornará si se le opone la resistencia del carácter. Si se recordara que la risa es el gesto que distingue al ser humano del resto de las especies, podría afirmarse que el acto de reir reafirma al hombre su singularidad en el universo. Si aún eso no alcanzara como argumento, podría citarse una frase del moralista frances Nicolás Chamfort que asegura que “el día más irremediablemente perdido es aquel en el que uno ha reído”. Consejo: Se propone cambiar enojo por flexibilidad, pesimismo por optimismo, gris por color, hostilidad por amabilidad y malas caras por sonrisas, radiantes. Quien sabe... quizás funciones mejor Analía Agostino
Se triplicaron los divorcios entre parejas de jubilados Hay más expectativa de vida y ganas de volver a empezar. En Capital, en un solo año se separaron 72 mil personas de más de 60 años. La extensión de la sexualidad masculina por el viagra, y la mayor independencia de las mujeres, entre las causas.
Mariana Iglesias Se sabe: la gente se casa menos y se divorcia más. Y en esta tendencia no quedan afuera ni los mayores. En 2001 se divorció el 5% de los porteños mayores de 60 años (entonces, casi 30 mil). Y en 2008 se separó el 10,4% (unos 72 mil). Es decir, en siete años los separados de esa edad se triplicaron, según cifras oficiales. Las razones del crecimiento son muchas, algunas evidentes, como el aumento en la expectativa de vida: en la ciudad de Buenos Aires es de 80 años para las mujeres y 76 años para los hombres. Según la Encuesta Permanente de Hogares en 2001 había 600 mil mayores de 60, y en 2008 ya eran 700 mil. "En la población general, los separados son el 9,7%, (11,6% las mujeres y 7,4% los varones, porque reinciden más en el matrimonio). En la población de 60 años y más el porcentaje es mayor (10,4%), pero más igualitario por sexo. Se debe a que a más edad hay más viudas por su mayor esperanza de vida", explica Victoria Mazzeo, jefa del Departamento de Análisis Demográfico porteño. Otro factor fundamental en esta tendencia: el Viagra, que permitió prolongar la vida sexual. "Existen varias causas: socialmente hay más aceptación del divorcio independientemente de la edad. Esto anima a quienes no tuvieron un matrimonio feliz a terminarlo.
Aquellos que tras la jubilación no tienen proyectos o actividades están condenados a estar todo el día en casa, y con más tiempo para discutir hay más probabilidad de divorciarse", dice el gerontólogo Germán de la Llave. "Cambiaron las expectativas sociales con respecto al comportamiento adecuado a cada edad. Así como no hay edad para casarse ni para separarse, no hay una edad de comienzo de la vejez. Somos testigos de la aparición de nuevos viejos. Son adultos que conservan su espíritu lúdico, rescatan su niño interno. No ejercen tan solo como abuelos, sino que viajan, estudian, trabajan, se sienten vivos, disfrutan, son partícipes y constructores activos de su entorno, demostrando así que la adultez mayor puede ser un período fértil para seguir creciendo y proyectándose. Y la pareja tiene que poder acompañar este crecimiento", explica Graciela Zarebski, directora de la especialización en Psicogerontología de la Universidad Maimónides. Para la psicogerontóloga Laura Bottini, el comportamiento de los mayores no es diferente del resto: si cada vez se separa más gente, ellos no son la excepción. "Hoy hay mayores posibilidades de expresión. La mujer, por ejemplo, siente que ya no debe someterse como hizo siempre. Los hijos se fueron, ellos están jubilados, entonces se replantean cómo siguen adelante", dice Bottini. "Las nuevas formas de envejecer promueven que las personas mayores tengan otras expectativas y esto permita aventurarse a seguir eligiendo de qué manera vivir, algo que en otro momento podía ser tomado como algo absurdo, ya que no parecía un tiempo para que sucedan estas cosas. Se describe como sociedad "uniage" (como unisex) en donde los límites por edades son más cuestionados y se promueven estilos de vida similares a distintas edades. Los términos actuales de vida pueden ser tan largos que permiten que el curso de la vida tome formas inéditas", asegura Ricardo Iacub, psicólogo, especialista en vejez. "La emancipación de la mujer en lo laboral y en la sexualidad es un factor fundamental que incide en esta tendencia. Una vez que se cumple el rol parental con la emancipación de los hijos, puede decantar la insatisfacción, la mujer ya no se concibe sólo como madre y abuela y esto dinamiza múltiples sentidos de la unión conyugal. Se abre un período de tiempo muy largo de vida como para seguir sometiéndose a una convivencia insatisfactoria. La crisis de un modelo de familia fundado en la autoridad patriarcal y la democratización de las relaciones al interior de la familia, permite el armado de diferentes trayectorias en sus miembros, hasta sentir, cuando se vuelve a ser dos, que ya no hay puntos en común. La vida cotidiana puede volverse insoportable: intolerancia, aburrimiento o peleas constantes", sostiene Zarebski. Hay otra situación: la separación cuando no se acepta el envejecimiento, ni el propio ni el ajeno.
"Hay divorcios de gente grande que sufre mucho, sobre todo las mujeres, cuando el hombre se va con una más joven. Algunas son mujeres que nunca trabajaron y se sienten perdidas. Hay casos de hombres que tienen otra mujer muchos años y recién se animan a divorciarse cuando los hijos se van de la casa. La mujer tiene derecho a recibir cuota alimentaria, más cuando el hombre fue único sostén familiar", dice Viviana Koffman, del Club de las Divorciadas. Pero hay muchos otros casos de gente que rompe para crecer. Lo sintetiza bien Zarebski: "Más años y más libertad. Son dos ganancias de las últimas décadas".
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Sexualidad madura Hombres de 80: más sexo y deseo que las mujeres El 39% de los hombres de 75 a 85 años tiene una vida sexual activa, contra el 17% de las mujeres. Lo arrojó un estudio de la Universidad de California, que también demostró que ellos expresan mayor interés por el sexo.
Hombre mayor con mujer joven Las mujeres viven más años, pero los hombres tienen más actividad sexual en su corta vida. Así concluyó un estudio de la Universidad de California, publicado en el British Medical Journal. Consistió en encuestar a 6.000 personas que respondieron sobre la frecuencia y calidad de sus encuentros íntimos. Según el estudio, entre los 75 y los 85 años de edad… * El 38,9% de los hombres tuvo relaciones sexuales en los últimos 12 meses, contra el 16,8 % de las mujeres. * El 41% de los hombres dice estar interesado en el sexo, mientras que sólo el 11% de las mujeres reconoce estarlo. * El 72% de los hombres está en pareja, pero sólo el 40% de las mujeres tiene un compañero. * El 71% de los hombres dice que sus relaciones sexuales son satisfactorias. Sólo el 50% de las mujeres se mostró conforme. Los resultados se explican, en parte, porque hay hombres mayores que toman Viagra para tener más potencia. Respecto a las mujeres, el efecto de la viudez es una de las razones por las que disminuye la actividad sexual.
Tercera, cuarta y quinta edad: ¿el momento de formar pareja? Crece el número de parejas que se forman transitando la adultez mayor. La nueva mirada sobre la vejez impone, por lo tanto, tomar en cuenta la necesidad de generar fuentes de estímulos, actividades y encuentros con pares.
Thinkstock Photos Tercera edad Lic. Laura Bottini Con el paso de los años todos los seres humanos vamos transitando diferentes etapas que nos permiten lograr cambios, transiciones y la posibilidad de adaptarnos a nuevas formas de establecer vinculaciones. Cada vez más, se observan en todas las edades modificaciones en las maneras de formar redes y modos de conectarnos, de manera personal o virtual, que eran casi impensadas en otras épocas. Entre ellas, las concernientes a los adultos mayores y que se establecen a partir de diferentes situaciones. Los conocimientos relativos a la prevención primaria y/o secundaria, sumado a los grandes avances tecnológicos, han generado una mayor expectativa de vida. A su vez, cada vez son mayores los estudios efectuados en relación a las posibilidades y elecciones de cómo llevar adelante el proceso de envejecimiento. En ese sentido, se está comenzando a ver la aparición cada vez más frecuente de parejas que se forman en la vejez, y que les permiten transitar esa etapa de la vida en forma acompañada.
Envejecimiento activo Es aceptable pensar que el ser humano con los años posee un desgaste físico y psíquico. Sin embargo, lo importante es tomar en cuenta que, de la cantidad de experiencias vividas, podemos seleccionar aquellas que nos demarquen el cómo y con qué acciones se desea vivir esta etapa que, como cualquier otra, se encuentra plagada de posibilidades. El antiguo concepto que asociaba vejez con quietud o con la imposibilidad de efectuar cualquier acción está absolutamente desterrado. Actualmente ha pasado a convertirse en muchos casos en la etapa más larga de la vida y, por lo tanto, ofrece infinitas posibilidades de desarrollo y disfrute. La nueva realidad ha ido estableciendo nuevos caminos. En algunos casos, para poner en funcionamiento aspectos personales o de desarrollo postergados, o incluso para encontrar nuevos gustos y hobbies. Cada vez hay más instituciones que apuestan a brindar una mejor calidad de vida a las personas mayores. Aportan actividades sumamente variadas, desde talleres de memoria, de cine y músico terapia, pasando por otros de baile, yoga, herboristería, jardinería y muchas más, que posibilitan nuevos ámbitos de encuentro alrededor de algún interés o hobbie en particular. La nueva sexualidad El lugar del sexo como tal, tomando en cuenta la importancia del coito en sí mismo, difiere del de los más jóvenes. Va dejando lugar a diferentes manifestaciones que implican una sexualidad mucho más amplia y libre que la de otras etapas más unidas a la procreación. En las parejas de adultos mayores la sexualidad se muestra en ocasiones sublimada en otras formas de placer, como las de cuidarse y darse mimos, o en diferentes manifestaciones de creatividad o elecciones personales. El sexo puede estar presente en adultos muy mayores, los cuales manifiestan su deseo libidinal expresado de esta forma. La nueva (o, mejor dicho, moderna) mirada sobre la vejez impone tomar muy en cuenta la necesidad de generar fuentes de estímulos, actividades y encuentros con pares. Es una forma de evitar el aislamiento y las dificultades físicas que pudieran aparecer en esta etapa de la vida. Se está observando una nueva tendencia a encontrar parejas formadas transitando la adultez mayor. En algunos casos se conocen dentro de instituciones dedicadas al cuidado o al desarrollo de actividades para adultos mayores, o compartiendo diferentes actividades recreativas. Por eso, hay mucho por descubrir acerca de este tema. Los nuevos desafíos permitirán comprobar que, como se suele decir, lo importante es no solo darle años a la vida, sino vida a los años. • Por la licenciada Laura Bottini, especialista en gerontología
Le contrataron un stripper para festejar sus 100 años El regalo de sus hijos La abuela británica Doris Deahardie tuvo un cumpleaños muy particular: lo celebró junto a su familia mientras un bailarín la agasajaba con una danza hot.
A Doris Deahardie le contrataron un stripper para festejar sus 100 años ¿Qué vas a pedir para tu cumpleaños número 100? La británica Doris Deahardie tenía muy claro qué regalo quería y puede darte una idea para cuando llegues a esa edad: le pidió a su familia un viaje en helicóptero mientras un piloto stripper despliega en el aire sus habilidades para la danza. La familia de la abuela le dijo que los pilotos no hacían eso pero que sí podían encargarse de conseguir al bailarín. Fue ella misma quien lo eligió de un catálogo y se dieron cita para la fiesta, que se celebró en un pub de Retford, Gran Bretaña. Antes del show, su familia le advirtió al joven stripper que tuviera cuidado con ella y que fuera una actuación sobre todo divertida. Pero Doris había ido preparada: hasta llevó un aceite de bebé para hacerle algún masaje al bailarín y pidió el “paquete completo”. Sharon, su nuera, comentó que “fue genial, una muy buena noche. ¡No creí que ella iba a querer todo! Ver a una persona de 100 años disfrutar de esta manera algo así fue genial”.
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